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De Puente a Puente… El Camino de Santiago a su paso por La Rioja

Es el saltar y zumbar de los “zafarrones” alrededor de la gran hoguera que se ha encendido en la plaza, el alarde de toreo delante de la iglesia, el baile de participantes y espectadores, el tiznado para quien se deje (antiguamente pocos eran los que se libraban de esta especie de bautizo carnavalesco con un tizón de la hoguera), la petardada y, para concluir, una chocolatada para todos en torno a la hoguera o, si la recaudación lo permite, degustación de un tradicional plato de patatas con jabalí o de unas sopas de trucha, buen pan y mejor vino.

Olvidado en el pasado

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En los antruejos de mediados del siglo pasado, el “robo de pucheros” era una broma ritual: las cocinas de casi todas las casas eran asaltadas por mozos y mozas, que procedían a esconder los pucheros o a trastocarlos con otros de cualquier vecino. Esta costumbre también era frecuente en otros muchos pueblos leoneses, a veces en fechas distintas a las del Carnaval, en el llamado “día de las trastadas”.

En aquellos años, tras la zafarronada también solía representarse alguna obrilla teatral, para la que específicamente se habían escrito y ensayado algunas coplillas alusivas al Antruejo o que satirizaban sucesos locales, poniendo punto final a los, en apariencia, inocentes desórdenes y juergas que a todos hacían disfrutar:

A divertirnos, queridos amigos, que tiempo vendrá en que todas nuestras alegrías se convertirán en momentos que llenan de angustia y también de pesar, que en la vida por todo se pasa y se vuelve a pasar.

DE PUENTE A PUENTE… EL CAMINO DE SANTIAGO A SU PASO POR LA RIOJA Por Alexandra Fernández González

Fotos: Yvan Figueiras Ruíz y Alexandra Fernández González

La Rioja es una tierra mágica por excelencia, aunque bastante poco conocida. Tanto es así que no pocas personas saben situarla correctamente en el mapa. Su extensión no es muy grande, pero sus 5045 km cuadrados esconden grandes misterios que merecen ser revelados.

Realizaremos un pequeño paseo por aquellos lugares que son atravesados por el famoso Camino de Santiago, el cual pasa por La Rioja desde el siglo XI, pero lo haremos de una manera un tanto especial, de la mano del conocido “Juego de la Oca”. Os preguntaréis por qué, la respuesta es sencilla: porque una de las primeras paradas la haremos en la plaza situada junto a la iglesia de Santiago en Logroño.

Esta plaza tiene una peculiaridad: desde 1989 en las baldosas de su suelo está representado dicho juego en unos 150 metros cuadrados. Dicen que su función es guiar simbólica y encriptadamente al peregrino en su viaje transcendental. Existen varias teorías sobre el origen de este juego. La más antigua se remonta al 2000 a.C en la antigua Grecia. En 1908 se descubrió en las ruinas de un palacio de Creta el disco de Phaistos, fabricado en arcilla. Es un disco plano de unos 16 cm de diámetro donde aparecen grabados muy similares al juego que hoy conocemos. Otra teoría defiende que el juego fue instaurado por Francisco de Médicis cuando le regaló un ejemplar a Felipe II.

Este tablero comenzaría a sustituir al del ajedrez debido a su extremada sencillez y se popularizó entre la nobleza; pronto se extendería al resto de Europa. Por último la teoría más conspirativa asegura que es creado en el siglo XI en Jerusalén por la Orden del Temple. Aseguran que los Caballeros Templarios tenían como misión defender y proteger a los caminantes que realizaban su peregrinación a lugares santos, como sería en nuestro caso Santiago de Compostela.

Ya vemos que aunque este juego de mesa es muy simple, su diseño es bastante complejo si nos paramos a analizarlo. Oculta muchas claves, aunque hoy nos centraremos en su mapa simbólico utilizado como guía de ida y vuelta para el Camino de Santiago.

En algunas casillas están representadas las propias poblaciones con algún entorno destacado del lugar. En otras aparecen símbolos como el Pozo, la Posada o el Laberinto, que simbolizarían espacios inseguros. Por el contrario, las casillas en las que se sitúan las Ocas serían lugares seguros, donde los miembros de la Orden y los iniciados podrían encontrar refugio. Cuando jugamos al popular juego y llegamos a la casilla 63, al “jardín de las Ocas” ganamos; para los Templarios alcanzar este lugar era símbolo de la culminación del camino espiritual de la perfección, al supremo conocimiento, a la superación del camino en espiral lleno de dificultades al que se pretendía llegar con esta peregrinación. Esta última casilla representaría la llegada a Santiago. Sólo como dato curioso apuntaré cómo la partida comienza por el perímetro exterior del tablero y poco a poco a medida que se va avanzando las casillas van tendiendo hacia el interior hasta el final de la partida, donde se termina en el interior de la espiral, otro símbolo más del viaje personal e introspectivo que supone para el peregrino este Camino.

El Camino de Santiago a su paso por La Rioja comienza en el final de la séptima etapa. Dejando Viana atrás nos adentramos en tierras logroñesas. Uno de los primeros lugares de interés con los que nos toparemos es el parque del Pozo Cubillas, frente al cementerio de Logroño, la zona vulgarmente conocida como “Los Quemados“.

Es probable que los peregrinos que pasan diariamente por este lugar no sepan que antaño, concretamente hace unos 400 años, esa era la explanada donde se quemaba a los brujos y las brujas condenados por la Santa Inquisición. También se cree que tiempo atrás allí realizaban aquelarres brujos procedentes del norte de la Península, como Navarra, País Vasco, La Rioja, Aragón… por lo que no debía ser casualidad el lugar elegido para llevar a cabo esas ejecuciones. Seguro que recordáis a las famosas brujas de Zugarramurdi; ellas fueron unas de las muchas que fueron asesinadas en este lugar. Dejamos Logroño y comenzamos la octava etapa.

Se cuenta que los templarios escogían de forma minuciosa el lugar donde disponer sus templos. Elegían enclaves en los que las energías telúricas confluyeran en ese punto, con el fin de conseguir una vinculación más cercana con lo místico. Ejemplo de ello serán algunos de los monumentos que nos vamos a encontrar por el camino, como es el caso del antiguo hospital de San Juan de Acre, en nuestra próxima parada, Navarrete.

Pozo Cubillas

San Juan de Acre

Situado antes de entrar en el pueblo, tras las Bodegas Corral, podemos observar la planta de este edificio. Su portada fue rescatada en 1887 para edificar la entrada del nuevo cementerio, el cual encontraremos en la salida de la localidad; estos son los únicos vestigios que quedan visibles.

Se desconoce cuándo fue fundado, pero el documento más antiguo que se conoce es del año 1200, conservado en Cañas. Este hospital fue custodiado por los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén y su máxima actividad la tuvo durante los siglos XIII y XIV.

Es igualmente destacable como confluyen en esta localidad el Camino de Santiago y el Camino Ignaciano; para quien no lo conozca en éste último se recrea el trayecto realizado por Ignacio de Loyola en 1522. Tampoco debemos olvidar que este municipio es uno de los tres lugares donde se custodia una réplica de la Sábana Santa en La Rioja. La copia que alberga su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, es la más antigua de las tres –data del 1568– y la que en mejor estado se conserva. Quizá sea porque estuvo desaparecida durante aproximadamente 50 años, siendo encontrada de nuevo el 20 de abril del 2010 por un feligrés y el párroco de dicha iglesia. Al salir del pueblo, si nos detenemos en el cementerio a admirar la portada del antiguo hospital anteriormente mencionado, podremos observar en uno de sus capiteles la representación de dos hombres luchando; uno de ellos le clava una lanza en el ombligo al otro. Retened esta imagen en la memoria porque más adelante pasaremos por donde tiene lugar esta leyenda.

El siguiente punto de interés lo encontraremos en el Alto de San Antón. En él se hallan los restos de lo que en el siglo XII fue un antiguo hospital de peregrinos y convento de San Antón. La Orden de los Antonianos era la que prestaba servicio a los caminantes. Cuentan que en este hospital se trataba una extraña enfermedad denominada “Mal de Fuego”, ya que sus síntomas se relacionaban con el mismísimo Diablo; por ello llegó a conseguir gran renombre en la época.

Sus síntomas abarcaban desde convulsiones, vómitos, alucinaciones, espasmos, picores… lo que hoy en día es conocido como ergotismo, provocado por la ingesta continuada de centeno contaminado por el hongo Claviceps purpurea –también conocido como Cornezuelo del Centeno–. Estos peregrinos infectados recibían una imposición de escapulario y una ración de pan de trigo bendecido –libre de este hongo– lo cual obviamente al no consumir el pan habitual contaminado iba mejorando su estado de salud.

Portada de San Juan de Acre. Cementerio de Navarrete

Hospital de San Antón.

Antes de llegar a Nájera pasaremos junto al Poyo de Roldán, escenario de la famosa leyenda jacobea que narra el combate entre el caballero Roldán y el gigante Ferragut. Cuentan que Roldán fue desafiado en su viaje hacia Santiago a su paso por las tierras de Alesón, por el invencible Señor del castillo de Nájera, Ferragut.

Duró varios días dicho enfrentamiento con sus respectivas treguas; no pocos caballos salieron mal parados de tal hazaña debido a golpes mortales que iban dirigidos al adversario. A pesar de ello los dos hombres seguían en pie. Lucharon con espadas, con palos, con piedras, incluso con sus propios puños pero el combate se antojaba eterno. Ferragut ya cansado pidió otra tregua a Roldán para dormir, éste se la concedió; así tras unas horas de sueño ambos luchadores se sentaron a conversar antes de seguir con la pelea. Roldán admirado preguntó a Ferragut cómo era tan fuerte y no temía ningún arma, a lo que Ferragut cometió el error de confesar imprudentemente que su punto débil era el ombligo.

La conversación discurrió como si nada, llegando a términos más transcendentales, como cuál era la religión verdadera. Cada uno defendía su creencia sin llegar a ninguna conclusión, así que acordaron que retomarían el combate y la fe del vencedor se proclamaría como la verdadera. Reanudaron el enfrentamiento con mayor vigor por ambas partes. Ferragut partió en dos el bastón con el que estaban luchando Roldán, éste cayó al suelo y Ferragut se le tiró encima. Con sus últimas fuerzas Roldán tras encomendarse a su Dios, levantó la mitad del bastón y se lo clavó en el ombligo a Ferragut; así pudo escapar de las garras de la muerte y proclamarse vencedor. Aseguran hoy en día que en este cerro aún sigue escondido un tesoro, el cual fue un tributo para el ejército franco como muestra de agradecimiento por liberar al pueblo najerense del reinado tiránico del gigante.

Ya en Nájera comenzamos la novena etapa del Camino francés hacia Santiago, otro lugar clave de este recorrido ya que fue sede de monarcas navarros. Gracias al rey Sancho III el Mayor se dotará al pueblo de albergues, hospitales y puentes para facilitar a los peregrinos su tránsito por esta zona. Tras la muerte de Sancho III, el reino de Nájera pasará a manos de su hijo García Sánchez III, protagonista de una de las leyendas más famosas del lugar.

Todo ocurrió un día que el rey se fue de cacería con cetrería. Persiguiendo al halcón se adentró en una cueva. Cuando llegó al fondo de ella encontró un altar con la imagen de una Virgen. Junto a ésta talla se hallaba un jarrón con azucenas, una lámpara y una campana; a ambos lados de la Virgen reposaban paloma y halcón en perfecta armonía.

Poyo de Roldán.

El monarca tomó esto como una señal y ordenó construir el monasterio de Santa María de la Real como una prolongación de esta cueva. Tiempo después en la inauguración del monasterio, este rey fundó con sus hijos la Orden Militar de los Caballeros de la Terraza, cuyo símbolo sería la jarra con azucenas que encontró aquel día del descubrimiento junto a la Virgen. Así fue como nació la primera orden de caballería de España, entre cuyas obligaciones se incluía acudir a las misas que se dedicaban a esta Virgen. La tradición popular asegura que por un tiempo tuvieron que custodiar el Santo Grial en este monasterio.

En 1360, dentro del contexto de unas batallas llevadas a cabo en el entorno de esta localidad, Pedro I “El Cruel” y Enrique de Trastámara se disputaban el trono de Castilla. Pedro I se aliará con el príncipe de Gales para derrotar a su hermano Enrique.Una vez conseguida la victoria, cuentan que como parte del botín que se llevó como pago el príncipe de Gales por su apoyo militar –algunos dicen que lo robó– había un rubí que decoraba la corona de la Virgen del monasterio de Santa María de la Real. Dice la leyenda que esta piedra era de origen árabe y procedía de Almanzor, que se la regaló al rey Sancho Garcés II como agradecimiento por consentir que uno de sus hijos se casara con una de las hijas de Sancho. Existe otra versión en la cual se dice que Sancho Abarca mandó construir una cruz y colocar esta gema junto con otras en dicho objeto. Esta piedra, aseguran, que fue insertada en la corona de Inglaterra y que a día de hoy permanecería aún en ella, expuesta en la Torre de Londres. En la versión de la cruz se dice que también ésta desapareció, pero se asegura que fue escondida entre los muros del monasterio durante la desamortización de Mendizábal.

Nos encontramos ya en la décima y última etapa que atraviesa el camino jacobeo por La Rioja, entrando en Santo Domingo de la Calzada. Su nombre procede de su fundador Domingo García (1019-1109); este año de 2019 se celebra el Año Jubilar Calcétense a propósito del milenario de su nacimiento. El pueblo nació en torno a una pequeña ermita, un puente y un albergue para peregrinos; lo que hoy en día es el Parador Nacional de Turismo. Creado para cubrir las necesidades de los peregrinos del Camino de Santiago por este hombre, que adoptará una vida como eremita en este lugar tras ser rechazado en otras congregaciones como la de Valvanera o San Millán de la Cogolla. Son varios los milagros que se le atribuyen a Santo Domingo. La leyenda más famosa y eslogan del pueblo es la de “Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”.

Cuenta la tradición oral que una familia de peregrinos alemanes se dirigía a Santiago, cuando decidieron pasar la noche en el hospedaje de Santo Domingo de la Calzada. El posadero tenía una hija a la cual gustó el hijo del matrimonio alemán, pero que no fue correspondida. Así que, encolerizada por el rechazo, decidió vengarse del joven metiéndole en la mochila una copa de plata. A la mañana siguiente cuando la familia ya había abandonado el alojamiento, la joven denunció el robo de la copa. Las autoridades arrestaron al joven, que posteriormente sería condenado a la horca. Tras la ejecución el matrimonio fue a visitar por última vez el cadáver de su hijo, pero cuál fue su sorpresa cuando lo encontraron vivo. El chico explicó que Santo Domingo de la Calzada le había salvado la vida. El matrimonio, incrédulo aún, se dirigió hacia la casa del corregidor para informar de las buenas nuevas. El hombre se disponía ya a comer cuando llegó la pareja a su casa y tras escucharles soltó una carcajada, diciendo: “Esta historia es tan verdadera como que este gallo y esta gallina van a levantarse del plato y cantar”. Así fue; en ese momento el gallo y la gallina saltaron del plato y comenzaron a cacarear mientras se paseaban por la mesa del corregidor.

Esta leyenda será declarada como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial en 2014. Tan arraigada está esta historia en el pueblo que en el interior de la catedral existe un gallinero que, desde al menos 1350, alberga un gallo y una gallina vivos como recuerdo de este milagro.

Existe una creencia entre los peregrinos según la cual echar de comer a las aves en su visita a la catedral, daría buena suerte en el viaje hasta Santiago. También se conserva debajo de una ventana del santuario un trozo de la madera de la horca de Hugonell –el joven ahorcado–.

Santo Domingo también construyó un puente para mejorar el acceso y la seguridad de los peregrinos; es en este enclave donde realizó el milagro de la rueda. Cuentan que mientras un peregrino dormía en la entrada de este puente fue atropellado por una carreta tirada por dos novillos que cargaban piedras. Una vez más el santo intervendría para devolver a la vida a este desafortunado hombre.

Una vez abandonamos Santo Domingo de la Calzada y antes de llegar a Grañón, encontraremos una cruz de madera de gran tamaño en el margen izquierdo del camino.

Cruz de los Valientes. Silenciosa, yace erguida como recordatorio de un acontecimiento histórico al que alude la siguiente leyenda. A mediados del siglo XIV, Grañón y Santo Domingo de la Calzada se disputaban la dehesa que ocupada este lugar. Grañón aseguraba que las tierras habían sido cedidas por parte de Pedro I El Cruel y Santo Domingo de la Calzada defendía que Enrique II de Trastámara les había concedido a ellos esas tierras. Ninguno de los dos pueblos cedía, así que determinaron que lo solucionarían a través de un combate a muerte entre un representante de cada pueblo.

El representante ganador conseguiría el terreno para su municipio. El nombre del paladín representante de Santo Domingo se desconoce. Lo que sí se sabe es que era un joven culto, viajero incansable y conocedor de diferentes técnicas de lucha; el representante de Grañón fue Martín García, un joven humilde y agricultor. Antes del enfrentamiento Martín acudirá a la ermita de la Virgen de Carrasquedo para encomendarse a la Virgen y pedir su protección y ayuda para la victoria.

El día del combate fue un gran acontecimiento, los habitantes de ambos pueblos acudieron al evento para apoyar a su representante. Comenzó la pelea y Martín recibió varios ataques de su contrincante, cuando él mismo iba a atacar se dio cuenta de que era inútil, porque el otro joven estaba impregnado con aceite y cualquier golpe que le asestaba acababa resbalando; así que tomó la decisión de introducirle el dedo más largo por el recto, levantarlo por el aire y lanzarlo contra el suelo.

Asegura la tradición oral que con este gesto el joven grañonero acabó con la vida del joven calcétense. A pesar de ello Martín tampoco sobrevivió a las heridas de muerte que le había hecho su contrincante, pero al menos murió orgulloso por haber conseguido esas tierras para el municipio de Grañón.

Finalizamos la ruta por el territorio riojano en Grañón para adentrarnos en tierras burgalesas; pero antes de despedirnos hablaremos sobre la ermita de Nuestra Señora de Carrasquedo –virgen a la que se encomendó Martín García–.

Dos kilómetros antes de llegar al pueblo encontramos el actual albergue para peregrinos de la Virgen de Carrasquedo, que fuera anteriormente el hospital de peregrinos de Santa Cruz de Carrasquedo.

Ermita Carrasquedo.

En el interior de la ermita se conservan exvotos en agradecimiento a los milagros obrados por dicha Virgen. Existe uno del cual cuentan que sobre 1764, se produjo una tormenta en el pueblo; un rayo penetró en una casa y milagrosamente los habitantes de la vivienda salieron ilesos, a excepción del perro que tenían como mascota, que se quedó ciego.

Existen muchísimas leyendas más en torno a estos y otros municipios de la Comunidad que podréis leer más detalladamente próximamente en el libro que saldrá sobre “50 lugares mágicos de La Rioja”.

BIBLIOGRAFÍA:

“La oca, un jueco con misterio” Juan García de la Riva, Belezos: Revista de cultura popular y tradiciones de La Rioja, ISSN 1886-4333, Nº. 14, 2010, págs. 68-71.

“Leyendas de La Rioja” VVAA. Logroño 2000.

“Historia y antiguas leyendas de La Rioja. Enigmas de una región” Alfredo Gil del Río, Zaragoza 1977.

“Compendio de la vida y milagros de Santo Domingo de la Calzada” Francisco Javier Del Salvador, Pamplona 1787.

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