Es el saltar y zumbar de los “zafarrones” alrededor de la
otros de cualquier vecino. Esta costumbre también era
gran hoguera que se ha encendido en la plaza, el alarde de
frecuente en otros muchos pueblos leoneses, a veces en
toreo delante de la iglesia, el baile de participantes y
fechas distintas a las del Carnaval, en el llamado “día de
espectadores, el tiznado para quien se deje (antiguamente
las trastadas”.
pocos eran los que se libraban de esta especie de bautizo carnavalesco con un tizón de la hoguera), la petardada y, para concluir, una chocolatada para todos en torno a la hoguera o, si la recaudación lo permite, degustación de un tradicional plato de patatas con jabalí o de unas sopas de trucha, buen pan y mejor vino.
Olvidado en el pasado
En aquellos años, tras la zafarronada también solía representarse
alguna
obrilla
teatral,
para
la
que
específicamente se habían escrito y ensayado algunas coplillas alusivas al Antruejo o que satirizaban sucesos locales, poniendo punto final a los, en apariencia, inocentes desórdenes y juergas que a todos hacían disfrutar:
En los antruejos de mediados del siglo pasado, el “robo
A divertirnos, queridos amigos, que tiempo vendrá en
de pucheros” era una broma ritual: las cocinas de casi
que todas nuestras alegrías se convertirán en momentos
todas las casas eran asaltadas por mozos y mozas, que
que llenan de angustia y también de pesar, que en la vida
procedían a esconder los pucheros o a trastocarlos con
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
por todo se pasa y se vuelve a pasar. 8