Revista de Antropología y Tradiciones Populares Nº7

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NTROPOLOGÍ y TRADICIONES POPULARES

Tradición es la costumbre de cada paso de la vida

NÚMERO 7

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Nº7

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NTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES

EDITA: SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ANTROPOLOGÍA Y TRADICIONES POPULARES. PRESIDENTE: Ramos Perera VICEPRESIDENTE: Mercedes Pullman NÚMERO NACIONAL DEL REGISTRO DE LA SOCIEDAD: 168.935 DIRECCIÓN: C/ Pío Baroja, 10, 28009 (Madrid)

REVISTA DIRECTORA: Mercedes Pullman DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Mercedes Pullman REDACCIÓN : Madrid No dejéis de seguirnos en las principales Redes Sociales y en nuestra nueva página web www.sociedadantropologia.es. REDES SOCIALES: Facebook: SEdAntropologiaytradpopulares/ Twitter: @SocTrd E-mail: soc.esp.d.ant.y.trd.pop@gmail.com

Octubre 2020

ÍNDICE 05 ¿Quién fue el auténtico Robin Hood? Isabela Herranz

10 Santa Cristina de Lena, orfebrería mística Juan Ignacio Cuesta

14 Zolotaya Baba. El ídolo dorado de Altái Mercedes Pullman

20 Lugares de león donde la diosa madre pasó a llamarse María. David Gustavo López

32 Esperanzas rotas e ilusiones venideras. ¿Qué ha supuesto la COVID-19 para nuestras fiestas tradicionales? María del Carmen De Vicente Sacristán

44 Teonanacatllos, hongos sagradoserserker. 58

Antonio Luis Moyano Isla de Pascua, una pequeña visión antropológica Iván Montoya

66 Misterios de los cuernos físicos o atribuidos en dioses, monstruos, animales, racionales e irracionales ancestrales Ramos perera

79 Transilvania, el corazón de los Cárpatos Esta revista se edita sin ánimo de lucro por la Sociedad Española de Antropología. Agradecimientos a los respectivos autores por sus artículos. Podéis enviarnos vuestros correos o mensajes a través del correo electrónico soc.esp.d.ant.y.trd.pop@gmail.com o bien a través de las redes sociales o de la propia pagina web www.sociedadantropologia.es.

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Enrique Moreno Alvarado

84 Oppidum de Marueleza y el Santuario de Gastiburu Luis Gónzalez Fraga

91 Los 15 de Winchester Miguel labrador

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Isabela Herranz Llicenciada en filóloga inglesa. Ha sido redactora-jefe de la revista Enigmas y ha traducido diversas obras literarias y científicas. Ha publicado más de un millar de artículos en revistas nacionales e internacionales sobre experiencias psíquicas, misterios de la naturaleza, salud, nutrición y terapias complementarias, entre otros temas. Es autora de una docena de libros entre los que figuran Medicinas para el alma (2016), Magos, médiums y santos (2015), Poderes mentales: cómo utilizarlos (2012), El mensaje de las manos (2008) y El rostro, alma del cuerpo (2003).

Juan Ignacio Cuesta Licenciado en Ciencias de la Información, por la Universidad Complutense de Madrid. Posee varios títulos de posgrado en ofimática, programación informática y redacción administrativa. Técnico Superior Administrativo en Servicio Público de Empleo Estatal. Autor de varios libros, como Piedras Sagradas, Breve Historia de las Cruzadas, El secreto de los alquimistas, La Boca del Infierno, Guía pagana del Camino de Santiago. Colaborador del programa de radio Escobula de la Brujula.

David Gustavo López Nacido en León, es ingeniero Superior Aeronáutico. Desarrollo su actividad profesional en los campos de la ingeniería energética, del desarrollo económico y del medio ambiente. Investigador de las tradiciones y del patrimonio cultural, especialmente de la provincia de León. Colabora en distintos medios de comunicación y es autor de numerosas obras, entre ellas Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad; El Carnaval; Fiestas y Romerías y un etcétera que supera los treinta títulos. Sus trabajos han sido galardonados en varias ocasiones. Es Cronista Oficial de la Provincia de León.

Mary Carmen de Vicente Estudió Periodismo y escribe regularmente sobre tradiciones populares, en especial las madrileñas. Imparte seminarios y conferencias monográficas. Organiza rutas de interés antropológico y viajes de investigación. Miembro de la Sociedad Española de Parapsicología desde su fundación. Es secretaria de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones populares.

Iván Montoya Iván Montoya estudió Ciencias Politicas y trabaja actualmente en el mundo de la banca. Además de codirigir el proyecto y programa de radio "Planeta Incógnito", es conferenciante, articulista y colaborador habitual de otros espacios radiofónicos. Ciencia, historia y antropología, son los pilares de sus trabajos.

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Enrique Moreno Alvarado Ingeniero informático, licenciado en historia del arte e investigador del mundo del misterio. Escritor y divulgador de nuevas culturas en artículos extraídos de sus viajes en moto por el mundo. Director del programa de radio “La duda razonable” y colaborador del programa de radio “Misterios On Air”.

Antonio Luis Moyano Licenciado en Filosofía y Letras. Divulgador de temas de Historia y Antropología. Colaborador de revistas como Más Allá, Clio Historia, Enigmas o Comicmanía y de programas de radio como El Dragón Invisible.

Mercedes Pullman Licenciada en Filología Rusa y Antropología Social y Cultural. Vicepresidenta de la Sociedad Española de Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares. Directora de la revista “Antropología y Tradiciones populares”. Dirige el programa de radio “Encuentros cercanos con Mercedes Pullman”.

Ramos Perera Presidente-fundador de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares. Escritor y conferenciante sobre ese temática. Licenciado en Periodismo, es también fundador y Presidente de Honor de la Sociedad Española de Parapsicología.

Luis Gónzales Fraga Ingeniero en Telecomunicaciones y Electrónica por la Universidad de Oriente Cuba. Ha trabajado en el sector de la banca y en el papelero en la actualidad. Es webmaster y desde el 2013 dedica su tiempo libre al estudio de la arqueoastronomía de ciertos enclaves megalíticos e iglesias, así como la difusión de la herencia cultural en su magnitud patrimonial en su canal de YouTube Senda Mágica.

Miguel Labrador Piloto comercial, aunque haya trabajado casi 20 años en la industria farmacéutica, investigador con muchas vueltas al mundo realizadas a los principales sitios arqueológicos y otros menos conocidos. Colaborador de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares.

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¿QUIÉN FUE EL AUTÉNTICO ROBIN HOOD? Por Isabela Herranz

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Ningún atracador medieval alcanzó una fama comparable a la de Robin Hood, que ha ido creciendo con el tiempo hasta convertirse en un arquetipo. ¿Fue una criatura mítica que recibió un nombre y una historia humana para hacerle creíble? ¿Fue un hombre real al que se atribuyeron hazañas heroicas para convertirle en una expresión viva de las aspiraciones del pueblo? “No puedo recordar el padrenuestro como dicta el cura, pero en cambio puedo recitar las rimas de Robin Hood y Randulph Conde de Chester”. Estas líneas dichas por un capellán borracho en The Vision of Piers Plowman (1377), de William Langland, son la primera referencia segura en la literatura inglesa sobre la figura de Robin Hood, uno de los héroes populares más grandes de Inglaterra y Escocia desde al menos el siglo XIV. No se sabe a qué rimas se refería el citado capellán, ya que estas no han sobrevivido. La balada más antigua conocida es muy posterior a la obra de Langland: se trata de Lytell Geste of Robyn Hode and his Meiny, que fue impresa por Wynkyn de Worde a finales del siglo XV.

Frontispicio de la edición de Wynkyn de Worde de la primera balada de Robin Hood (1492-1534)

Está compuesta por cuatro baladas que circulaban desde mucho antes en la tradición oral y que se agruparon en el siglo XV para darle forma de una historia continua. Algunas de las rimas, o partes de ellas, fueron probablemente a las que hacía referencia el capellán. En todo caso, lo que sí es seguro es que, a finales del siglo XIV, la fama del héroe estaba muy extendida y en los años posteriores se extendió muchísimo más por todo el Reino Unido y terminó traspasando fronteras. En su patria de origen no hay ningún otro héroe popular más querido y conocido –excepto acaso el rey Arturo- que Robin Hood: su nombre ha sido dado a una flor y a un viento, así

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como a múltiples posadas y pubs. Su nombre también figura en numerosos lugares del paisaje tradicional, pero ¿qué se sabe de verdad sobre Robin Hood?

¿VASALLO O CONDE DE HUNTINGDON? “En realidad sabemos muy poco sobre él. Ni siquiera tenemos la certeza de si existió. No sabemos dónde nació o en qué periodo concreto floreció. Algunos informes antiguos lo sitúan en los reinados de Richard I y John, y otros en tiempo de Edward II”, explicaba Christina Hole en su obra English Folk Heroes (1948). El primer académico en confirmar que la tradición baladista hacía referencia al dato histórico del viaje del rey Edward II y que, por tanto, situaba a Robin Hood en su reinado, fue el académico J. Hunter en su obra The Great Hero of the Ancient English Minstrelsy of England: Robin Hood (1852). Efectivamente, es un hecho histórico que este rey visitó Yorkshire en 1323 y pasó a través de Nottinghamshire en su camino, y que desde marzo a noviembre del año siguiente un tal Robert o Robin Hood fue paje en las cámaras reales de Londres. Esto encajaría con la historia de que Robin Hood encontró al rey, que le perdonó por sus fechorías (no olvidemos que en aquel entonces las autoridades estaban dispuestas a perdonar a los forajidos para restringir sus actividades delictivas) y le llevó a Londres como cortesano. Desde noviembre de 1323, Robert/Robin el paje ya no vuelve a ser mencionado; y esto de nuevo encaja con la historia de que, tras un periodo, Robin Hood se cansó de la vida en la Corte y tras pedir permiso al rey regresó a los bosques para no volver a reaparecer. En cualquier caso, la citada referencia histórica no permite resolver otros enigmas sobre la figura de Robin Hood, ya que la balada donde aparece es muy posterior al periodo histórico mencionado. Durante los siglos que siguieron, la leyenda de Robin Hood se estableció firmemente a pesar de la falta de datos fidedignos. En otras historias se cuenta, por ejemplo, que sirvió en Las Cruzadas con Richard I y que al regresar a Inglaterra encontró sus tierras devastadas por el representante de la corona. No obstante, debe aclararse que la creencia común de que Robin Hood vivió durante el reinado de Richard I surgió de la historia engañosa escrita por Richard Stukey en el siglo XVIII, pero se le concedió crédito por la adopción que hizo de ella Walter Scott en su novela Ivanhoe (1818).

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Para otros expertos, parece más seguro que el histórico Robin Hood fuera un seguidor desposeído de Simon de Montfort, conde de Leicester, que se convirtió en forajido tras la derrota de su líder en Evesham en 1265. Según Hole y otros expertos, el auténtico Robin Hood fue un héroe popular, descrito normalmente como un pequeño propietario rural, que luchó contra los oficiales del gobierno local de Nottingham y South Yorkshire. Sin embargo, a partir del siglo XVI, la tradición ha tendido a ennoblecerle convirtiéndole en un posible pretendiente del condado de Huntingdon. Así y todo, el historiador DeLloyd J. Guth insiste en que la frase “Conde de Huntingdon” era un título irónico otorgado a cualquier cazador hábil.

ROBÍN DE LOS BOSQUES El experto F.C. Child ha definido a Robin Hood como “la creación pura de la musa de la balada”, es decir, un héroe idealizado y no una figura histórica, inventado por los baladistas como una expresión del descontento y penalidades del campesinado medieval. Otros a su vez creen que pertenece al mundo de las creencias paganas y feéricas y que, tanto él como sus seguidores vestidos con ropajes verdes, fueron originalmente elfos del bosque cuya leyenda casi olvidada se racionalizó después en relatos de delincuencia humana. También se le ha asociado con el dios nórdico Hoder, con Robin Goodfellow (Puck) y con el dios cornudo de las brujas, que tenía muchos nombres y uno de ellos era Robin. Margaret Murray ha señalado que “Robin es un nombre tradicional para el Diablo y para diversas entidades precristianas de las que Robin Goodfellow es la más conocida”. Esta investigadora sugiere que recibió tal nombre a partir de una gran variedad de dioses locales y que en cuanto al término “Hood” (capucha), podría simplemente hacer referencia al traje llevado por los monjes o ser una corrupción de la frase “of the wood” (del bosque). A pesar de todo lo anterior, algunos estudiantes modernos creen que la leyenda está basada en hechos reales y, a decir verdad, durante siglos nadie dudó de que Robin Hood había sido un personaje real o, mejor aún, “una serie de personajes reales”: “Una teoría más prosaica sugiere que ‘Robin Hood’, una corrupción de ‘Robin of the Wood’ (Robin de los Bosques), fue una vez un título genérico para los ladrones del bosque y que las historias que conocemos podrían haberse desarrollado a partir de recuerdos vagos, no de un único individuo heroico, sino de varios bandidos medievales con ese apodo, cuyos nombres reales y sus historias desconocemos por completo”, sigue explicando Christina Hole. Son muchos los historiadores para quienes el origen de la leyenda surgió de verdaderos bandidos o de los relatos sobre ellos.

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Grabado de Robin Hood (1508)

Por su parte, J.C. Holt cree haber resuelto el problema por las pruebas que aportan los diferentes apellidos “Robinhood”: el primer apellido conocido data de 1261-2, pero podría haber sido inventado, es decir, que Robin Hood era un nombre aplicado a cualquier forajido. Por otra parte, Bob Curran ha encontrado similitudes con criminales como Hereward the Wake, Eustace the Monk y Fulk FitzWarin. En su obra Walking with the Green Man: Father of the Forest, Spirit of Nature, Curran señala que FitzWarin había sido un noble normando desheredado que se convirtió en forajido y enemigo de John de Inglaterra.

UN HÉROE DESANGRADO Robin Hood cuenta con una banda de siete “hombres alegres” (“Merry Men”) y se le asocia con la zona del bosque de Sherwood y Nottinghamshire, aunque muchos historiadores apuntan que era de Yorkshire. Su lugar de nacimiento se emplaza en Loxley (South Yorkshire), mientras que su tumba está en el priorato de Kirklees (West Yorkshire). Este último dato figura en la balada más antigua sobre Robin Hood donde se hace una breve descripción de su muerte a manos de la priora de Kirklees (West Yorkshire). Robin enfermó y debido a la fama de las dotes médicas de la priora y también a que era familiar suyo, él fue a visitarla. En el manuscrito de Sloane figura un informe más detallado: ella le traicionó dejando que se desangrara. Se insiste en que ella actuó así para vengar a muchos religiosos que él había perjudicado en el pasado, o porque su amante Sir Roger de Doncaster la persuadió para que lo hiciera. Sea como fuere, la cuestión es que Robin tuvo una muerte lenta y dolorosa por pérdida de sangre.

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Según otra versión de la tragedia, fue encerrado en el cuarto donde iba a ser operado y “allí se desangró durante todo un día hasta el mediodía del día siguiente”. Cuando apenas le quedaban fuerzas, consiguió hacer sonar su cuerno para convocar a su amigo y ayudante Little John, que esperaba en el bosque cercano. Cuando este comprobó que Robin Hood estaba muriéndose sin remedido, solicitó permiso para vengarle prendiendo fuego al priorato, pero el moribundo le prohibió cualquier acción contra la priora y las monjas diciendo: “Nunca herí a ninguna doncella en toda mi vida, ni tampoco lo haré al final de ella”. Seguidamente pidió que le trajeran su arco y con el último arranque de energía disparó una flecha por la ventana diciendo que allí donde cayera debería ser enterrado. La tradición ha situado la tumba de Robin Hood junto al priorato bajo una losa que, según la Crónica de Grafton de 1562, fue colocada por la propia priora. El anticuario John Leland mencionó dicha tumba en el reinado de Henry VIII y dos siglos después Thoresby registró en 1715 que “cerca del monasterio de Kirklees, el célebre Robin Hood yace enterrado bajo una lápida que todavía permanece en el parque, pero la inscripción apenas es legible”. No se sabe de ningún otro lugar donde esté enterrado Robin Hood, pero en su Sepulchral Monuments, Gough señala que “su tumba fue excavada a principios del siglo XVIII y se encontró vacía”. Es probable, pues, que en dicha tumba no yazca Robin Hood, pero su memoria en cambio ha permanecido más allá de su supuesta existencia postrera en Kirklees. No en vano, en el siglo XV ya estaba integrado en el folklore inglés como héroe de los que luchan contra la corrupción y el orden opresor: “En 1439 Robin Hood era el arquetipo por el que otros bandidos se medían. Si no fue el primer asaltador de caminos de la historia, estableció el modelo... Sigue siendo el patrón por el que todos sus sucesores se juzgan”, expresa Hilary Evans en su obra Hero on a Stolen Horse (1977). Robin Hood ha llegado hasta el siglo XXI sin perder un atisbo de su heroicidad. Durante el siglo XX su figura siguió expandiéndose en las artes (novela, cuento, cine, teatro, ópera, musicales y alguna serie de televisión). Más importante si cabe es que al legendario héroe se le haya reconocido por fin valor intelectual y sea “objeto reconocido” de estudio académico. Así lo prueban los trabajos excelsos, entre otros muchos, de Stephen Knight y J.C. Holt, que han discutido a fondo la importancia de esta figura desde un punto de vista tanto literario como histórico. Existe asimismo el denominado The Robin Hood Project, de la Universidad de Rochester, que posee una base de datos única sobre un personaje que, a pesar de todos los aspectos legendarios que le rodean

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probablemente existió: “Debemos recordar que, no importa los muchos vínculos que encontremos entre Robin Hood y las viejas creencias y supersticiones; no significan que Hood nunca existió. Personalmente, me inclino más a pensar que estos atributos del folklore fueran otorgados a un hombre que realmente existió y no a que la leyenda de Robin Hood sea una invención”, concluye Hilary Evans. Las palabras finales en este artículo sobre la existencia histórica de Robin Hood las pone J.C. Holt: “La leyenda empezó hace más de setecientos años. El hombre, si existió alguna vez, vivió incluso antes, pero su identidad importa menos que la persistencia de la leyenda. Eso es lo más notable sobre él”.

MAID MARIAN: ¿EL VERDADERO AMOR DE ROBIN? En contra de lo que suele pensarse, la figura de Maid Marian no formaba parte integral de la historia original de Robin Hood. Se trata de una incorporación tardía a la tradición. Las baladas más antiguas no la mencionan y su primera aparición como el verdadero amor del héroe se produjo en la obra teatral The Downfall of Robert, erle of Huntingdon, escrita en 1601. Al parecer, Marian fue un “préstamo” del drama pastoril francés Jeu de Robin et Marion, del siglo XIII, cuyos protagonistas eran un pastor y una pastora: “Por lamentable Robin Hood, Maid Marian y sus compañeros. (Grabado victoriano de Stephanoff).

que pueda parecerles a los románticos, todas las pruebas muestran que, al margen de que Robin Hood y sus secuaces fueran gente real o no, la Maid Marian de la tradición moderna no era una del grupo”, explica Christina Hole. Tampoco formaba parte del grupo original el personaje Friar Tuck, que al igual que Maid Marian, empezó a formar parte de la leyenda tardíamente. Sin embargo, ambos devinieron figuras muy populares desde los siglos XV y XVI tanto en Yorkshire y Nottinghamshire (lugares tradicionales de las correrías de Robin Hood), como en localidades alejadas de los mismos y, al igual que Robin Hood y sus alegres compañeros, ambos empezaron a figurar en las obras teatrales y en los juegos celebrados en las fiestas de primavera o en Pentecostés. Los expertos en mitología y folklore han sugerido que los Juegos de Robin Hood y otras festividades que llevan su nombre son de gran antigüedad y están asociadas probablemente con la religión precristiana del Reino Unido. Así se observa, por ejemplo, que en las fiestas del 1 de mayo el matrimonio de Robin y Marian ocupó el lugar de los rituales simbólicos de fertilidad en algunas localidades reemplazando el clásico del casamiento del rey y la reina.

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EL LINAJE DEL HÉROE Amedida que la leyenda se desarrollaba, Robin Hood fue cambiando de linaje: “Al principio fue un pequeño propietario. Luego se convirtió en un nombre injustamente desposeído de sus propiedades, más tarde en un inglés que protegía a sus compatriotas de la dominación de los normandos y finalmente devino un rebelde social que, en la lucha campesina contra el señor feudal, toma represalias contra la persona y la propiedad del opresor”, explica J. C. Holt en su obra Robin Hood (1982). Los diferentes elementos caballerescos y literarios que se fueron anexionando al personaje le hicieron perder parte de su vitalidad primitiva dentro de su contexto original de rebelión campesina, pero terminó por convertirse en un héroe nacional de proporciones épicas: arquero consumado, valiente, muy versado en las tradiciones caballerescas y cuyo objetivo era conseguir dinero de los ricos y corruptos para ayudar a los pobres. Es en definitiva un símbolo de la libertad, la independencia y la lucha contra la tiranía de los poderosos: “Anuncia el mundo de Superman y de las tiras de cómics... Tiene éxito porque es un arquero superior, un espadachín consumado y un maestro del disfraz y la estratagema... Es invulnerable excepto a la traición. Pertenece a ese mundo de héroes y villanos donde los héroes son tan excelsos, tan mágicos en su maestría que siempre llevarán las de ganar”, concluye Holt.

BIBLIOGRAFÍA Bob Curran, Walking with the Green Man: Father of the Forest, Spirit of Nature, Career Press, 2007. Hilary Evans, Hero on a Stolen Horse, TBS The Book Service Ltd., 1977. Christopher Hill, Robin Hood, from Liberty Against the Law, Harmondsworth, Penguin, 1996. Christina Hole, English Folk Heroes, Batsford, 1948 (primera edición). J. C. Holt, Robin Hood, Londres, 1982. John Hunter, The Great Hero of the Ancient English Minstrelsy of England: Robin Hood, Critical and Historical Tracts IV, Londres, Smith, 1852.

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SANTA CRISTINA DE LENA, ORFEBRERÍA MÍSTICA Por Juan Ignacio Cuesta Situado en la cima de una colina, casi invisible, está uno de los santuarios altomedievales más sorpren-dentes y desconocidos de la península ibérica, la pequeña iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena. Poco más allá del puerto de Pajares, y cercana a la asturiana Pola de Lena, pertenece al término municipal de Vega del Rey. Hoy, ocupa el emplazamiento de un antiguo templo visigodo cuya edificación debió de tener lugar entre los siglos VII y IX, coincidiendo con la fundación de San Pedro y San Pablo de Felgueres. Fueron los reyes Ramiro I u Ordoño I, quienes le dieron su forma actual, entre los años 842 al 866 aproximadamente, aunque ha tenido que ser reparada varias veces, por ejemplo, tras la revolución de Asturias y después de la Guerra Civil. De su antigüedad, da fe una inscripción, que contiene una referencia al año 643. No obstante, la decora-ción interior es de tipo visigodo, aunque con otras influencias, desde elementos celtas, a carolingios y bizantinos, aunque su estilo se encuadra dentro del Ramirense, al que también pertenecen el conjunto palatino de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo (al norte de Oviedo), y San Julián de Prados (en el barrio de Santullano o Santuyanu, donde se considera que esta sería la «Capilla Sixtina» del arte Ramirense.

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El 28 de noviembre de 1793, el escritor Gaspar Melchor de Jovellanos, que había sido nombrado subde-legado de Caminos en Asturias, llegó al lugar, tomó notas sobre lo que vio en aquella pequeña iglesia hasta entonces ignorada y realizó algunos dibujos de los elementos internos y externos que luego se ha-rían muy conocidos, divulgando su gran riqueza artística y simbólica. A partir de entonces es cuando comienza a conocerse su existencia. Pero lo que no pudo dibujar ni sentir aquel ilustrado del siglo XVIII, fue la verdadera intención de quienes edificaron aquel santuario. En sus notas, no figura nada sobre la verdadera intencionalidad de quienes la concibieron como un mecanismo cuya verdadera función era proporcionar a quienes allí asistieron a los antiguos ritos litúrgicos un estado especial de conciencia que les permitieran experimentar la cercanía de lo sagrado. Una hierofanía (tal y como la define el historia-dor´rumano especializado en religiones Mircea Elíade). Sobre todo en una época en la que aún se mante-nían costumbres heredadas del período visigodo, cuando los hombres buscaban ponerse en contacto con su dios mediante la cercanía a la tierra, como demuestran las múltiples necrópolis que existen disemina-das por toda la península ibérica que hoy se siguen conservando.

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Un ejemplo sería el sorprendente eremiorio de San Vicente, a las afueras de Cervera de Pisuerga, en el que vivieron, se pusieron en contacto con su particular idea de lo trascendente y además cavaron allí sus propias tumbas, en el convencimiento de que, una vez sin las ataduras de su carne mortal, estaban más cerca del paraíso prometido por las Escrituras Sagradas.

Eremitorio de San Vicente. Cervera de Pisuerga

La iglesia de Santa Cristina está enclavada en un entorno caracterizado por un telurismo que lo impregna todo, tanto que consigue dar la impresión de que estamos entre el sueño y la realidad. Todo allí es espectacular, las montañas frecuentemente nevadas y envueltas en brumas, el rumoroso río, y ese especial clima húmedo que resalta el verde de los prados de un modo casi onírico. Más que un santuario, diríamos que es una especie de «casa de juguete» de la que los paisanos dicen que «tiene tantas esquinas como días el año». Efectivamente la distribución de sus elementos le confiere un aspecto característico en el que priman las líneas rectas, los arcos de medio punto, ventanas ajimezadas y tejados apuntados.

Una de ellas es el vestíbulo o nártex, donde hay dos pequeñas habitaciones que eran habitualmente empleadas por los peregrinos jacobeos para pernoctar en su camino hacia la tumba de Santiago Apóstol. Las otras, de función desconocida, debieron dedicarse a otros servicios del santuario. Al fondo de la nave, y orientada al nordeste, nos vamos a encontrar con el recinto más importante. Se trata de una plataforma de un metro de altura aproximado, a la que se accede por dos escaleras de seis peldaños situadas a ambos lados. En ella, y tras tres arcos peraltados de piedra con huecos tapados con celosías rectangulares, sustentados por columnas de mármol con sus respectivos capiteles decorados con hojas de acanto, está el llamado iconostasio - εἰκονοστάσιον-. Este es el lugar destinado a las imágenes sagradas (iconos) y a las reliquias que sacralizan todo santuario cristiano (debemos que tener en cuenta que el uso este término de raíz griega, fue el empleado habitualmente por la iglesia ortodoxa oriental para designar estos recintos, término que fue empleado también por el rito mozárabe, y a partir de 1054 sustituido por el romano. Este es el recinto mágico-sagrado por excelencia del santuario, una suerte de «puerta entre el mundo visible y el invisible», tal y como lo definió el considerado como «Da Vinci» ruso, Pável Florienskii, un moderno hombre renacentista, filósofo de la religión, semiólogo y estudioso del arte entre otras cosas. Una frontera entre lo natural y lo sobrenatural en un sitio intemporal, en un auténtico axis mundi de factura humana. Un lugar donde no resulta improbable escuchar los ecos de los cantos mozárabes de aquellos monjes que formaron parte de un supuesto conjunto monacal ya desaparecido del que sólo queda esta iglesia como testigo del pasado de una región donde las viejas tribus astures rindieron culto a sus dioses, creando la que conocemos como cultura megalítica.

Su planta es de cruz griega, con una única nave por la que se accede a cinco estancias cuadrangulares cubiertas con bóvedas de cañón.

Interior de Santa Cristina de Lena con el iconostasio al fondo

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Prueba de ello es que en el sótano de la capilla de la Santa Cruz de Cangas de Onís, primera capital del primer reino asturiano, edificada por el rey Favila en el año 737, se conserve aún un dolmen. Porque no debemos olvidar que todo santuario pagano, fue reutilizado y cristianizado después del año 313, cuando Constantino el Grande, estableció la libertad de cultos en todo el imperio romano mediante el Edicto de Milán. Doce años después, durante el Concilio de Nicea, el cristianismo pasó a ser la religión oficial del imperio. No sabemos bien a qué primera entidad se rindió culto aquí, pero existe una inscripción: «El abad Flaino lo ofrece en honor de los Apóstoles de Dios Pedro y Pablo», que nos permite deducir que, al menos estos dos santos precedieron a la advocación a Santa Cristina de Bolsena. Llamada también Cristina la Gran Mártir , fue torturada en el siglo iii, y es venerada por católicos y ortodoxos desde el siglo v. También es patrona de la ciudad soriana de Osma (donde presuntamente se veneran sus restos). Aunque conociendo el carácter montañés y el pasado pagano de la región, no extrañaría que el primer templo se edificara en un sitio que ya había sido considerado sagrado por las viejas tribus desde tiempos muy remotos. Por otra parte, cerca de allí pasa la llamada Vía de la Carisa, una ruta militar romana de gran importancia estratégica que atraviesa la cordillera Cantábrica, por la que llegaron las legiones que guerrearon contra las tribus de la región al mando de Publio Carisio (de donde recibe su nombre), un general romano procente de Lusitania. Existe en el archivo catedralicio ovetense una referencia a la donación que se hace a la Iglesia en la que se citan «diversos lugares de Aller y Lena», situándolos sub monte Carisa.

El interior de este mínimo, pero paradójicamente importantísimo templo (declarado Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1985), es realmente sencillo y austero. Sin embargo todo invita allí a volver de algún modo a un mundo olvidado, en que todo era distinto a lo que hoy conocemos, aunque en este viaje nuestra memoria tenga que recurrir a la intuición como herramienta imprescindible para entenderlo adecuadamente. Allí nos damos cuenta en seguida que estamos en un sitio donde todo está al servicio de nuestro espíritu. La luz que entra por los reducidos ventanucos, y que se filtra a través de los primorosos calados de los arcos, se tamiza de un modo tan particular, que provoca un estado de alteración emocional inevitable, incluso la conciencia va expandiéndose poco a poco. Así, nuestra mente empieza a viajar hacia un mundo que no sabemos dónde está, porque no pertenece a lo físico, pero al que se accede desde nuestro propio interior. Un viaje iniciático y trascedente a la vez. Entrar en Santa Cristina es realizar un tránsito hacia otras realidades. Eso lo sabían bien sus constructores, por eso la dotaron adecuadamente para ese fin . El visitante sentirá de que Dios está tan presente, como lo estuvo para legitimar el poder de aquellos reyes asturianos que iniciaron la hazaña de devolver a Iberia el cristianismo. Sin embargo, cualquier musulmán habría podido darse cuenta de que este lugar también sería adecuado para atender a los ritos propios de su religión. Porque aunque el templo está envuelto en la penumbra, esta le convierte en un espacio donde es imposible apartar del pensamiento del numen universal e intangible que ha elevado y esculpido las poderosas montañas que rodean este lugar único en el mundo.

También existe otra inscripción con caracteres de influencia mozárabe prácticamente ilegible, en la que tan sólo puede vislumbrarse la leyenda «antisti sancti t», de la que aún desconocemos su significado, ni si oculta algún dato significativo sobre el origen del santuario.

Entrada a Santa Cristina. Como podemos ver el tránsito de la luz a la penumbra está protegido por varios tetrasquels, signos que se conservan desde tiempos de los celtas. En el País Vasco se les conoce como Laburus

Detalle de las inscripciones que protegen el iconostasio

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¿Cómo librarse de la sensación de que aquello es una máquina del tiempo repleta de huellas de un tiempo distinto que nuestros modernos cerebros, renunciando a la insufrible soberbia del hombre de hoy, pueden reconocer. Quizá la emoción que nos embarga, la hemos mantenido genéticamente durante generaciones desde aquellos remotos tiempos en que se desarrolló la cultura megalítica.

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Su tosquedad no es lo esencial, porque su poderosa masa llega a transmutarse en liviana y aérea, a levitar prácticamente sobre esta colina de ensueño, donde los corderos parecen siempre dormidos o muestran su total indiferencia ante nuestra presencia. En definitiva, ir a Santa Cristina de Lena significa encontrarse de un lugar donde hay tres caminos a elegir: el primero nos llevará al pasado, a ese tiempo en el que los megalitos eran los lugares desde los que los hombres se pusieron en contacto con esos seres imaginarios que formaban las constelaciones y que determinaban los ciclos de la naturaleza, que regulaban tanto la vida cotidiana como los momentos más trascendentes, el nacimiento y la muerte acompañada esta última con los elementos necesarios para asegurarse el regreso; el segundo, al tiempo en el que los hombres aprendieron la forma de ponerse en contacto con los nuevos dioses que iban apareciendo, sustitutos de aquellos antiguos ciclos cósmicos; y el tercero, proporcionarnos un lugar donde, utilizando un mecanismo ancestral, podemos experimentar lo mismo que sintieron nuestros antepasados ante un fenómeno tan inusual como es esta puerta que hoy sigue en pie, el iconostasio que señala la frontera entre lo humano y lo divino, y sentir esa «hierofanía» a la que se refería Mircea Elíade, y que no es otra cosa que lo que uno siente ante la presencia de lo sagrado, de lo trascendente. Si usted, hombre o mujer de nuestro tiempo, va por allí, podrá comprobarlo in situ..., no tenga la menor duda.

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ZOLOTAYA BABA. EL IDOLO DORADO DE ALTÁI Por Mercedes Pullman Antigua leyenda del pueblo Dino, una pequeña tribu indígena de Siberia Hace mucho, mucho tiempo, cuando el antiguo pueblo Dino vivía felizmente en un país rodeado de lagos y tierras fértiles, los dioses se enojaron con ellos y enviaron a la tierra una gran tormenta, y del cielo cayó una lluvia incesante. Día a día, el agua conquistaba la tierra de los Dinos. Viendo el inminente peligro, se convocó un gran consejo para decidir que podían hacer para salvar el pueblo pero por mucho que deliberaban, no llegan a un acuerdo. Todos callaron al ver que se puso de pie la mujer más anciana de la tribu, distinguida por su sabiduría y paciencia. Levantó la mano y pronuncio: "¡No más discusiones! Desmontad vuestras casas para hacer balsas con ellas antes de que el agua se lleve toda nuestra tierra, nuestros niños y nuestro ganado." Y así lo hicieron, volvieron a sus casas y empezaron a desmontarlas. En ese momento, se dieron cuenta de que no tenían cuerdas suficientes para unir los troncos de madera. Entonces la anciana reunió a todo el pueblo y delante de todos cortó su largo cabello con un cuchillo. Lo lanzó al suelo con las palabras: "¡Haced las cuerdas!" (*) Todo el pueblo se cortó sus largas cabelleras e hicieron cuerdas con ellas. Siguieron trabajando hasta que vieron que ni así sería suficiente para terminar de montar las embarcaciones. Otra vez, la anciana reunió al pueblo y delante de todos se quitó todas sus alhajas de oro y las tiró al suelo diciendo: "¡Haced los clavos!" Con la ayuda de los herreros, todo el oro del pueblo fue convertido en clavos para poder terminar su trabajo. Nada más acabar, todos subieron a las balsas y de repente vieron como el agua se tragaba a su querida tierra natal. Se quedaron solos y desamparados en el mar embravecido. Cuarenta días y cuarenta noches navegaron en el mar abierto. Entonces los débiles de espíritu ya desesperados comenzaron a murmurar y a reprender a la anciana: "¿Por qué nos has llevado a este extremo? Sería mejor si nos ahogáramos en nuestro feliz país y no conociéramos este terrible tormento”. Pero la anciana seguía remando en silencio hasta que un día, vieron la tierra en el horizonte. Al fondear, salieron de la balsa a explorar la nueva tierra y vieron que el suelo era fértil. Muchas bestias habitaban el bosque y tantos peces que se podía cruzar un arroyo a lomos de los tímalos sin siquiera mojar los pies. Y entonces, desmontaron las embarcaciones y construyeron nuevas casas. Decidieron no dividir los clavos de oro entre ellos, sino en signo de la gratitud a la anciana que les salvo la vida, fundirlos y erigir un monumento a su imagen y semejanza. El nombre de aquella anciana, Altin - Ai, se convirtió en el nombre de la tierra encontrada. Desde entonces, el país de majestuosas montañas, ríos rebeldes y bosques que ascienden al cielo, se llama Altái.

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El ídodlo Zolataya Baba Zolotaya Baba sólo aparece en mitos y leyendas. Posiblemente fue el principal ídolo adorado en la antigüedad por los pueblos del noreste de Europa y el noroeste de Siberia.

Alrededor de 1420, el cronista alemán Ulrich von Ricenthal, en su Crónica del Concilio de Constanza, menciona una cierta ciudad "junto a la vieja dorada" situada detrás de Rusia, cuyos habitantes "adoran a la anciana dorada"3.

Actualmente, el significado de la palabra "baba" en ruso es, mayormente, peyorativo, pero no siempre ha sido así. Antiguamente, para los eslavos la palabra “baba” representaba a "la mujer que daba la luz", y en la mayoría de las fuentes históricas, se conoce como la diosa de la fertilidad femenina. La primera mención del ídolo dorado del Norte aparece en la "Saga de San Olav" que pertenece al conjunto de sagas nórdicas Heimskringla (en español, «Círculo del mundo») datadas alrededor del año 1225 por el escaldo e historiador Snorri Sturluson. Según esta saga, alrededor del año 1023, los vikingos noruegos, liderados por el famoso Thorir Hund, hicieron un viaje a Biarmia. En el río (que algunos llaman Vina e identifican con el norte de Dvina1) lograron averiguar la ubicación del santuario de la deidad de las tribus locales Bjarma : Yomali (Yumaly) famoso por reunir incalculables tesoros. Cuando, por fin, llegaron al lugar sagrado, atónitos vieron una gran estatua de madera con un cuenco de plata en su regazo y un collar en su cuello. En la cabeza del ídolo había una corona de oro adornada con doce imágenes diferentes. El cuenco estaba lleno de monedas de plata, y detrás de la cerca que rodeaba la estatua había un montículo en el que el oro y la plata se mezclaban con el suelo2. En los libros de viajeros y escritores de Europa occidental del siglo XVI sobre el estado ruso aparecen noticias más detalladas sobre lZolotaya Baba, o la "mujer anciana dorada”. Aunque hay que reconocer que la información sobre este ídolo es bastante difusa o contradictoria.

Ilustración para la Saga separada de San Olaf de la edición Heimskringla de Gerhard Munthe (1899)

El profesor de la Universidad de Cracovia, Maciej Miechowita en su "Tratado sobre las dos Sármatas" (1517), basado en las historias de prisioneros rusos atrapados en Cracovia después de la derrota en Orsha (1514), sitúa a este ídolo, que llama Zlota Baba junto al río Vyatka "al adentrarse en Escitia”4. Autores posteriores, como Sigismund Herberstein (Notas sobre Muscovy, 1549), Alessandro Gvanyini (Descripción de la Sármata europea, 1578), Giles Fletcher (Sobre el Estado ruso, 1591), Peter Petreus de Erlesund (La historia del Gran Ducado de Moscú, 1615), situan a la Mujer Dorada cerca de la boca del rio Obi , en la región moscovita de Obdoria.

1

Markov A. A. Sobre la reconstrucción de ideas sobre la localización de Biarmia (Biarmland) en fuentes medievales Snorri Sturluson. Círculo del Mundo. La Saga de San Olav. Trad. Yuriy Kuzmenko. (1995).Ediciones M. I. Steblin-Kamensky y otros, Ciencia Ladomir (pág. 284-285). 3 Yuriy Begunov. Las primeras noticias alemanas de Zolotaya Baba. Web del académico Begunov Yu. K. http://begunov.spb.ru/index.php?id=411&option=com_content&task=view 4 Matvey Mehovsky . Un tratado sobre dos Sármatas. La leyenda secreta de los mongoles. Traducción Anninsky S.A. (2009) Riazán. (pág. 120) 2

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Mapa y fragmento con la imagen de Zoloytaya Baba A. Jenkinson, 1562

Mapa y fragmento con la imagen de Zoloytaya Baba Mercator Siglo XVI. .

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“La anciana dorada es adorada por los pueblos de Obdoria y Ugra. El sacerdote le pregunta a este ídolo qué deberían hacer y dónde migrar, y el ídolo (¡algo increíble!) Les da respuestas a sus interrogadores, y las predicciones se hacen realidad ... " 9. En las fuentes rusas, le mención del ídolo por primera vez aparece en el Primer Manuscrito de Sophia10 que describe el culto a Zolotaya Baba del pueblo pagano de Komi (etnia finnoúrica en Rusia), en año 1398 relacionada con la muerte del líder espiritual de esta nación, Stefan Permsky. Posteriormente, durante casi tres siglos, ninguna mención en las escrituras rusas, con la excepción del mensaje del Simón Metropolitano de Moscú a los Pérmicos (1501), que en realidad repitió el mensaje de los anales, y no contiene evidencia directa con esta diosa11. Al pasar por tierras siberianas en 1675 de camino a China, el diplomático ruso Nikolai Spafariy testifica: "Y cerca de Berezov están los templos de los ídolos de Ostyak, y los sabios de esta tierra los describen mencionando a las Mujeres de Oro, pero no las definen de oro puro, sino de estatuas de madera pintadas en plata o hechas de cobre..." 12

Zolotaya Baba. V. Korolkov

Las descripciones del ídolo de Zolotaya Baba reflejan: La estatua en forma de una anciana, en cuyo útero hay un hijo y otro niño visible: el nieto ( S. Herberstein );

La legendaria tradición de la conquista de Siberia conecta con los misteriosos ídolos a los guerreros de la conquista siberiana bajo el mando de Yermak Timofeevich que conquistó esta tierra hostil y promovió su unión con Rusia. Compilado a finales del siglo XVII, la Crónica de Remezov, cuenta las aventuras de Eyrmak y su ejército durante la primavera de 1582 avanzando a lo largo de los rios Irtysh y Obi y describiendo los cultos a la Zolotaya Baba de los pueblos que estaban conquistando.

El ídolo en forma de una anciana con un niño en brazos, y al lado está su nieto ( A. Gvanyini ); Una roca que parece una mujer tapada con tela hecha jirones con un niño en brazos ( J. Fletcher ); Las esculturas doradas, ahuecadas por dentro capazes producir sonidos de trompeta y, "como el oráculo de Delfos", predecir el futuro ( Petreus de Erlesund ). La imagen de la estatua de una mujer con un niño en brazos y la firma "Zolotaya baba" (Slata baba) aparece en algunos mapas de Europa occidental del estado ruso del siglo XVI. El diplomático y viajero inglés, agente de ventas de la compañía moscovita Anthony Jenkinson, en una inscripción explicativa a su "Mapa de Rusia, Moscovia y Tartaria" en 1562, informa: 9

Cit. por Burykin A. A. Mujer de oro: ¿ídolo o topónimo? Historia de Siberia en publicaciones científicas.

10

Pravtsa E. Sofía primer manuscrito. (1851). (pág. 250). Lashuk L.P. ¿ Y había una mujer dorada? Revista Alrededor del mundo. (1964). Nº12 (pág. 12) 12 Notas de la Sociedad Geográfica Rusa para el Departamento de Etnografía. T. X. - Vol. (1882) Viajando a través de Siberia desde Tobolsk a Nerchinsk y las fronteras de China por el enviado ruso Nikolai Spafariy en 1675. 11

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Investigaciones El famoso científico holandés, político y empresario Nikolaas Witsen fue el primero en realizar un estudio científico de la historia y la etnografía de Siberia a nivel científico europeo, citando datos de Jenkinson, Gwanyini y cierto "noble señor ruso" en la segunda edición de su ensayo “Norte y Tartaria Oriental” (1705). Así describe él a Zolotaya Baba: “Al pie de la montaña, en Obdoria, se encuentra una estatua tallada de Zolataya Baba en forma de mujer. Las palabras "Zlata Baba" significan "dorada anciana". Me informan que los de Ostyak y otros paganos, nativos cerca de Tobol y Obi, adoran al diablo, quien, dicen, se les aparece en forma de una mujer con hijos en su regazo. Su cuerpo está adornado con las campanillas. La gente tiene mucho respeto y adoración a este ídolo...”13

En las obras de los científicos rusos del siglo XVIII, en particular I. I. Lepekhin, aparece un mensaje de que lZolotaya Baba es una antigua deidad de Komi cuya estatua fue llevada al Obi por los paganos que no querían aceptar la religión cristiana. G.F. Miller en "Historia de Siberia" describe a la Zolotaya Baba como "la estatua de la diosa pagana que sostenía al niño en su regazo", a quien el pueblo de Ostyak hicieron sacrificios, por lo cual ella "los ayudó a cazar, pescar y en todos sus asuntos”15.

Zlata Baba . Grabado de la cosmografía mundial por Andre Teve (1575)

El oficial y explorador sueco Johann Philipp von Stralenberg, cumplió 13 años en cautiverio ruso y recopiló rico material etnográfico y cartográfico sobre los descubrimientos en Siberia, en su "Descripción histórica y geográfica de las partes norte y este de Europa y Asia", publicado en 1730 en Estocolmo , por primera vez identificó las sagas escandinavas de Yomali (Yumalu) con la Zolataya Baba de la región Gran Perm14.

Mapa de Rusia (Moscovia) publicado por Sigismund von Herberstein en 1549

13

Witsen Nikolaas . Tartaria Norte y Este. Traducción Trisman V.G. (2010). Amsterdam. Ediciones Pegasus. Notas del Capitán Johann Philip Stralenberg sobre la historia y la geografía del Imperio ruso del Pedro el Grande. Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de la URSS, 1985(Pág. 39, 72). 15 Miller G. F. Historia de Siberia. "Literatura del Este" (1999). (pág. 238, 242). 14

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El misterio de Zolotaya Baba ha dado lugar a una extensa literatura, en la que, junto con un análisis reflexivo de las fuentes y suposiciones serias, se han acumulado muchas ficciones abiertas a lo largo de los años. En muchas fuentes, asocian a Zolotaya Baba con la "Estatua Romana de Juno", totalmete, desconocida para gente que se asentaron más allá de los Urales, y también con la imagen tibetana de la diosa Tara. Sin embargo, en 1906, el lingüista ruso y filósofo euroasiático N. S. Trubetskoy identificó convincentemente a Zolotaya Baba con la Diosa Madre Suprema de la mitología del pueblo Mansi - Kaltash, uno de cuyos epítetos es "sorni ekwa", traducido literalmente como "la anciana dorada". La palabra Mansi "sorni" puede significar tanto el oro como el brillo soleado.

En las tradiciones eslavas paganas este ídolo se encuentra en el país de Obrod, en la desembocadura del río Obigo que actualmente se considera que es el río Obi. Algunos dicen que Zolotaya Baba se encuentra entre los pantanos y es la patrona de todas las mujeres, otros afirman que está escondida en alguna cueva en la cordillera de los Urales. Existen leyendas sobre varios pueblos que antes de ser conquistados por los vecinos guerreros escondieron la estatua bajo tierra o en cuevas. Así que a Zolotaya Baba se puede buscar en todas partes. A la pregunta, quién la estaba buscando, la respuesta es: casi todos. Desde Yermak (para gobernar el mundo), vikingos, clérigos con el objetivo de destruirla, y hasta la expedición del NKVD (KGB) en la década de 1930. Al día de hoy, nadie ha logrado encontrarla.

Bibliografía Alekseev M.P. Siberia en las noticias de los viajeros y escritores de Europa occidental. Siglos XIII-XVIII. – 2ª ed.(1941). Irkutsk. Gemuev I.N., Sagalaev A.M., Soloviev A.I. Leyendas y mitos de la región de la taiga. (1989). Departamento de Ciencia – Novosibirsk Sokolova Z. P. Ardvi Surah Anahita de los iraníes y "Zlata Baba" de los finno-ugrios. (1990) Enciclopedia del Norte. Zolotaya Baba. (2004). Publicaciones europeas. Maroshi V.V. Uso de un recurso mitopoético en la prosa regional moderna: la búsqueda de Sorni-Nye . (2007) Literatura Ural: historia y modernidad: Colección de artículos. Ekaterimburgo. Editorial de la Unión de Escritores. Burykin A. A. Zolotaya Baba: ¿un ídolo o un topónimo? (2010). Materiales de la conferencia internacional arqueológica y etnográfica de Siberia occidental. Tomsk. Agraf-Press.

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LUGARES DE LEÓN DONDE LA DIOSA MADRE PASÓ A LLAMARSE MARÍA

Por David Gustavo López (Cronista de la provincia de León) LA VIRGEN DEL OLMO Hay un aspecto que se repite constantemente en las leyendas que relatan la aparición o el hallazgo de la imagen de una santo, de una Virgen o de un Cristo. Y comenzaremos con un sencillo ejemplo, el de la Virgen del Olmo, en el pequeño pueblo de Vallecillo, situado en la zona sur de la provincia de León, cerca de la conocida localidad jacobea de Sahagún. Y escojo ésta porque es la primera de este tipo que me contaron siendo yo un mozalbete. Recuerdo que me intrigó muchísimo, tanto, que después he sentido una atracción especial por todas las que tienen algún parecido con ella. Y por eso, quizá, este artículo. Fue sorpresa entonces, aunque ya no lo sería ahora, contemplar en una repisilla de la iglesia, sobre una semiesfera del mundo, bien situada en lugar preferente, una talla románica de la Virgen, bastante deteriorada a pesar de los cuidados que debía recibir. Me pareció estar contemplando un tesoro de inmenso valor, aquella imagen, que tenía al Niño sobre su rodilla izquierda y que cuidadosamente sujetaba una manzana o una bola entre los dedos su mano derecha, me fascinaba. No sé si era su rostro serio, esculpido con rudeza, sus ojos saltones y su mirada fija, o si simplemente era el extasío ante una escena que parecía estar ocurriendo ochocientos años atrás.

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Ilustración 1. Vallecillo. Imagen de la Virgen del Olmo (s. XII)

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Más me impresionó todavía cuando una mujer del pueblo me contó su leyenda o, siendo más exacto, su historia en aquel momento. Es la Virgen del Olmo -me dijo-, la encontró un pastor en un hueco del tronco de un olmo. junto a la fuente de los Curquillos, en la raya con las tierras de Gordaliza del Pino. No se atrevió a tocarla y fue corriendo a dar aviso, primero en Gordaliza, que era su pueblo y le quedaba más cerca, y luego en Vallecillo, de donde también era el rebaño. Ante la noticia que se anunciaba, corrieron los vecinos de uno y otro pueblo hasta el lugar indicado. Primero llegaron los de Gordaliza, quienes, llevados por una ansiosa curiosidad, trataron de extraer la imagen, pero no pudieron, aquello parecía formar cuerpo con el árbol y resultaba imposible de extraer. Llegaron los de Vallecillo y, cuando el primero de ellos puso su mano sobre la Virgen, esta se movió y con facilidad la sacó del árbol. Es fácil imaginar la cara de asombro y la exclamación al unísono de toda aquella gente… ¡Milagro! ¡Esto es un milagro! Sí, era un milagro y, además, estaba claro que la Virgen había escogido Vallecillo. Todos felices -unos más que otros, se sospecha-, la llevaron en procesión hasta la iglesia de Vallecillo , el lugar que parecía ser de su preferencia.

Es de suponer que aquella tarde hubo fiesta, rezos en la iglesia y cánticos y bailes en la plaza. Pero ¡oh disgusto!, por la mañana la Virgen del Olmo -con este nombre habían empezado a llamarla- no estaba en el sitio donde la habían dejado. Rebuscaron por toda la iglesia, pero, nada, allí no estaba. Pensaron en algún ladrón, incluso alguna casa de gente “que no era muy de religión” fue asaltada y revuelta, pero también sin resultado. De pronto, el pastor, que, como cualquier otro día, había salido con las ovejas, llegó al pueblo corriendo y gritando ¡La Virgen! ¡Está la Virgen en la fuente! Nadie entendió muy bien lo que ocurría, pero todos salieron corriendo tras el pastor. Llegaron al viejo olmo y a la fuente de los Curquillos… Allí lo vieron claro enseguida: al lado del olmo y de la fuente estaba la Virgen en pie. Allí mismo, bajo las ramas del gran árbol, el pueblo se reunió en concejo abierto y, tras deliberar, llegaron a la conclusión de que la Señora quería quedarse con ellos, pero no en la iglesia ni en el pueblo sino allí, en una ermita que debían construirle… Y la construyeron, en la compañía de su olmo y de su fuente. Y perduró unos cuantos siglos, reuniendo al pueblo para celebrar su fiesta el 8 de septiembre. Madoz, en su Diccionario Geográfico, concluido en 1850, se refiere a ella entre las cosas que posee el pueblo: “(…) una ermita, Ntra. Sra. del Olmo, y una fuente de buenas aguas”. Después, vinieron malos tiempos, la ruina se apoderó del edificio, y a la imagen no le quedó más remedio que dar su brazo a torcer y admitir que la condujesen a la iglesia, dedicada a San Pedro, pero donde siempre ha sido objeto de cuidado preferente1.

SINCRETISMO CRISTIANO Quedan claras las intenciones que alguien quiso esconder tras esta leyenda inocente. Por un lado, la reiteración de hallazgos o de apariciones en un determinado lugar nos está mostrando que ese es el lugar, que en él es donde debe otorgarse culto para que, de forma simultánea, éste sea dirigido a la Virgen y a quien se esconde tras ella. Y ahora viene la segunda pregunta: ¿quién es el tapado? La respuesta es sencilla: el ídolo, la imagen o el objeto sagrado al que se pretende sustituir por el recién llegado. En el caso de nuestra leyenda, el olmo o la fuente o, casi seguro, las dos cosas al mismo tiempo, unos elementos que eran propios de los cultos de astures celtizados que habitaban estos pagos antes de la llegada de los romanos. Con ello, se está gestando una operación de sincretismo religioso, algo que ha venido realizándose repetidamente a lo largo de la historia de las religiones, siempre que el conquistador o el dominador ideológico han intentado que sus creencias suplanten a las del Ilustración 2. Torre de la iglesia de Vallecillo (s.XV).

1

David Gustavo López: “La Virgen del Olmo”. León, nº 222, enero, 1973.

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dominado sin imponerlas por la fuerza, solo mediante convicción o engaño, pues la eficacia de este método es indudablemente superior. De esta forma, el dominado seguirá dirigiendo sus plegarias a quien siempre se las dirigió, pero un nuevo rostro va entreverando al del ser sagrado original, y la liturgia pagana, que en lo posible incluso será admitida por el dominador, contribuirá a que el paso se dé secuencialmente y sin rechazo.

Se trata, sin duda, del mejor testimonio sobre cómo una “amistosa” operación de sincretismo era el sistema más valorado para la conversión de los infieles al cristianismo, y sobre qué pasos debían seguirs para asegurar su éxito2.

Una evidencia de lo habituales que eran estas operaciones de sincretismo religioso la tenemos en las palabras con las que Gregorio Magno contestó a Agustín de Canterbury cuando éste, con motivo de las misiones en tierras británicas, le preguntó qué debían hacer con los lugares de culto de los anglos y sajones. La contestación a Agustín le llegó, en julio del año 601, a través de una carta dirigida a Mellito, obispo de Londres -conocida como Epistola ad Mellitium-, el Papa era claro:

“los templos de los ídolos de aquellas gentes no deben ser destruidos; sólo los ídolos que en ellas se encuentran; que con agua bendita se rocíen y bendigan los mismos templos, que sean construidos los altares y depositadas las reliquias: Miniatura del papa en el Registrum Gregorii c. 983. porque si los mencionados templos están bien construidos, es necesario que ellos vean cambiado su antiguo culto a los demonios por el culto al verdadero Dios; que mientras el pueblo no vea sus templos destruidos, más fácilmente podrán abandonar el error de su alma y ser movidos con mayor prontitud, al frecuentar sus lugares acostumbrados, al conocimiento y adoración del verdadero Dios. Y, puesto que están habituados a matar muchos bueyes en sacrificio a los demonios, se les puede conceder el celebrar alguna festividad de este género pero bajo otra forma, y de este modo en los días de “dedicación” o natalicio de los Santos Mártires, de quienes poseen las reliquias, hagan “ramadas” alrededor de los templos transformados ahora en iglesias, y que tengan solemnes ceremonias en conjunto, después de cada festividad religiosa; y que no sacrifiquen más animales al demonio, sino que lo hagan a la gloria de Dios”.

2

Ilustración 3. Supuesto sepulcro de San Vicente y San Pelayo y un ara a los dioses Queunuros en el interior de la ermita de san Lorenzo, en La Vid (León)

PAGANOS RECALCITRANTES HASTA LA EDAD MEDIA A nadie le cabe duda de que implantar el cristianismo en Hispania fue una labor que requirió tesón, organización y tiempo. Y no requiriendo en todos los lugares lo mismo, casi podríamos decir que fue más fácil en aquellos territorios que primero habían sucumbido a la dominación romana, destacando la Bética y el arco mediterráneo de la Tarraconense.

Leonardo Carrera Airola: “La Epistola ad Mellitum de Gregorio Magno”. Historias del Orbis Terrarum, Nº. Extra 4, 2012.

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Por el contrario, esta penetración del cristianismo a nivel popular fue mucho más difícil hacia occidente, en las tierras más tardíamente conquistadas, como fueron las de cántabros, astures y, una parte de los galaicos -la zona más cercana a la costa ya había sido reducida en las campañas de Julio Bruto (137 a. C,) y Julio César (61-60 a. C.).

Ilustración 6. Prisciliano, según Sergio Vázquez

Menéndez y Pelayo, en su Historia de los heterodoxos españoles, atribuye tan fácil difusión “a las analogías entre esta doctrina y el celtismo del que estaban imbuidas las religiones indígenas de la zona”. En el año 385, Prisciliano y seis seguidores suyos fueron juzgados y ejecutados en Tréveris (Alemania), ante el emperador Máximo, por causa

de las acusaciones de brujería y gnosticismo vertidas por algunos obispos como Higinio de Córdoba, Idacio de Mérida e Itacio de Ossonoba (Faro, Portugal), que estaban preocupados por la denuncia permanente que Prisciliano hacía de la unión de la Iglesia con el Estado imperial y del enriquecimiento y corrupción de las jerarquías eclesiásticas. No obstante, hubo figuras como San Martín de Tours y San Juan Crisóstomo que protestaron contra tal decisión.

Ilustración 4. Mapa de los pueblos prerromanos de la Península Ibérica (lahistoriaconmapas.com)

Quizá por esta razón, fueron los citados pueblos, de fuertes influencias célticas en su religión, quienes permanecieron más largo tiempo aferrados a sus creencias, muy vinculadas con cultos a los elementos de la naturaleza y a los astros, siendo menos receptivos a la doctrina cristiana y, cuando acaso se Ilustración 5. Gallaecia y reino suevo en siglo V. abrieron a ella, adoptaron una línea no muy ortodoxa que compaginaba ambas creencias. Por eso, en la provincia romana de Gallaecia -establecida por el emperador Diocleciano hacia el año 300, integrando a los conventos Lucensis, Bracarensis y Asturicensis, con sus respectivas cabezas en las actuales ciudades de Lugo, Braga y Astorga- fue donde mejor acogida encontraron las doctrinas predicadas por el obispo Prisciliano, natural de este territorio y artífice del movimiento ascético conocido como priscilianismo.

El profundo arraigo del priscilianismo en el noroeste peninsular, que, según los grandes historiadores Mc Kenna y José María Blázquez3/4, adquirió mayor fuerza expansiva tras la ejecución de su predicador, y supuso, incluso, una revitalización de las religión indígena, fue la causa principal para que, todavía doscientos años después de morir Prisciliano, el Concilio de Braga I (año 561) emitiese diecisiete cánones contra los seguidores de esta doctrina, evidenciándose la persistencia en conceptos gnóstico-panteístas, en el sometimiento a las efemérides astronómicas del Sol y de la Luna y en la superstición astrológica. Se traslucía en todo ello la prevalencia del concepto teosófico del mundo, es decir, con participación de la naturaleza divina en animales, plantas y seres inanimados. Pero las condenas de este primer sínodo no debieron dar resultados muy satisfactorios, pues el Concilio de Braga II (año 572 tuvo que reincidir en las mismas herejías, y de sus debates surgió el documento De Correctione Rusticorum5, escrito por el presidente del sínodo San Martín de Braga o de Dumio en atención a la solicitud cursada por el obispo de Astorga Polemio, muy preocupado por la fuerza que estas creencias y rituales paganos tenían en su diócesis, en la cual aún permanecían influencias priscilianistas, muy arraigadas desde que su sede episcopal estuviera ocupada por el obispo Dictinio (años ¿390? al 430), discípulo de Prisciliano y autor del libro más importante que recogía esta doctrina: Libra.

3

José María Blázquez: “Prisciliano y el priscilianismo”. Cuadernos del Norte. Oviedo, 1982.

4

José María Blázquez: Religiones en la España antigua. Madrid 1991.

5

San Martín de Braga, Javier Correa Corredoira, José Eduardo López Pereira: De Correctione Rusticorum. Editorial Espiral Maior, A Coruña, 1997.

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De Correctione Rusticorum recomienda abandonar determinados cultos a elementos de la naturaleza, como ofrecer sacrificios en los montes altos, en los ríos y en los bosques frondosos, encender cirios a las piedras, a los árboles y a las fuentes y en las encrucijadas.

Ilustración 7. Pedestal de plata repujada de la Virgen de la Encina (Ponferrada). Dicen que recubre un trozo del árbol donde se apareció. Los medallones inferiores representan encinas. Fue regalo de su devoto el rey Felipe V

Porque de todo ello dice textualmente “¿qué otra cosa es sino culto al diablo?”. Añade, incluso, cuestiones menores, cuyas reminiscencias todavía vemos hoy día como “adornar las mesas, poner coronas de laurel en la entrada de las casas, derramar en el fogón sobre la leña alimentos y vino”.

UNA OPERACIÓN BAJO LA APARIENCIA DE CUENTO PARA NIÑOS Era imprescindible popularizar el culto a la Virgen María. Habían pasado varios siglos desde que el Concilio de Éfeso, celebrado en el año 431, la proclamase Madre de Dios y, sin embargo, a nivel de la calle esta prerrogativa de culto preferente parecía seguir teniéndola la Gran Diosa o Diosa Madre, cuyo “reinado” se remonta a la Edad del Bronce o incluso a tiempos neolíticos. Fueron los benedictinos quienes dieron el gran impulso a la devoción y culto a la Virgen, seguidos de los cluniacenses y cistercienses, estos últimos merced al empuje que imprimió San Bernardo de Claraval, el reformador de la orden. Pocas dudas me quedan de que el fenómeno expansivo de la devoción mariana aconteció tras un perfecto estudio y programación de un modus operandi que fue divulgado “con secreto” entre clérigos y monjes “de confianza”. Solo así se explica que, en todos aquellos lugares cristianos donde podemos percibir la existencia de un culto pagano anterior, la imagen de la Virgen o la de un santo -el método se amplió también a aquellos casos en los que la naturaleza de la deidad pagana encajaba mejor con las cualidades de algún santo- es hallada de forma accidental y supuestamente “milagrosa” por un niño o un pastor en el lugar sagrado donde todavía, consciente o inconscientemente, proseguía el culto pagano al espíritu del lugar o incluso al lugar mismo, vinculado al latir de la Gran Diosa o Diosa Madre o al de alguna otra deidad.

Más contundente todavía fue, a pesar de haber transcurrido otros cien años, el XII Concilio de Toledo, celebrado en el año 675, que condena “a los adoradores de ídolos, a los que veneran las piedras y los árboles…” Pero el arraigo de estas creencias era tan fuerte que, transcurridos más de mil años desde aquellos concilios de Braga, otro obispo de Astorga, Pedro Rojas, dicta en 1595 unas constituciones sinodales en las que prohíbe casi las mismas cosas, incluyendo pasar bajo álamos, ciruelos y otros árboles en la noche de San Juan. ¿A qué conclusiones nos lleva todo lo dicho? Sencillamente a que las primitivas creencias indígenas -astures en lo concerniente al territorio que estamos tratando-, muy centradas en rendir culto a algunos montes elevados, a determinados ríos, árboles y plantas, fuentes y otros elementos geológicos, pervivieron, agazapadas tras el cristianismo, durante muchos siglos. Por ello fueron necesarias actuaciones eclesiásticas específicamente orientadas a desmontar estos residuos paganos que estaban interfiriendo con la consolidación de la religión cristiana como la única verdadera.

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Ilustración 8. Borrenes. La Virgen de la Vega (románica, s. XII), en su romería de Pascua

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El método expuesto, que hoy consideraríamos infantil, muy probablemente era el más adecuado para aquella época medieval -y posterior, también-, donde la ignorancia, el oscurantismo, las prédicas y las representaciones aterradoras debían ser lo común. Un suceso inocente y lleno de luz como el descrito de la Virgen del Olmo, protagonizado por un inocente pastor, resplandecería y generaría ilusión entre los fieles y aquellos a quienes se pretendía terminar de convencer, proporcionando nuevos devotos y “convertidos” que fueron simiente para fomentar una oleada de descubrimientos milagrosos, pues, además, bastaba el llamado método “inspiracional” o del sentir interno de los jueces, para que la aparición fuese reconocida de inmediato y se procediera a erigir una ermita o un santuario en el lugar donde había acaecido la presencia o el hallazgo. Ilustración 10. Ermita de San Tirso (Manzanal). Estela de guerrero con ojo de divinidad, S. X-VII a.C.

SE SUCEDEN LOS MILAGROS Después de analizar algunas leyendas, se comprueba cómo lo que ocurre tras un hallazgo milagroso también se repite con frecuencia: la imagen no puede moverse del lugar donde fue hallada, está como anclada al suelo, y la comunidad, con el clérigo a la cabeza, conviene que si la Virgen o el santo han escogido ese sitio, allí mismo deberá construirse una ermita dedicada a su advocación, cuyo nombre será con frecuencia el del motivo pagano que se reemplaza: Virgen de la Encina, de Carrasconte, de la Peña, del Castro, de Fontebar, etc. Ejemplo simpático es el de San Tirso, en Manzanal del Puerto -hoy casi al lado de la A-6-, que hacía penitencia en el hueco de una roca de donde nadie había sido capaz de sacarle, hasta que un día pasó por allí cerca un carretero y, tirando con un buey, consiguió llevárselo con él, pero a unos cientos de metros los bueyes se detuvieron y el carro se incendió. La cueva dio paso a una ermita rupestre, sobre cuya ventanita de oraciones se halla incrustada y olvidada una estela de guerrero, casi seguro de carácter sagrado en la Edad del Hierro. El día de la fiesta, los devotos de San Tirso -patrono de las enfermedades óseas y reumáticas- perduran en el rito del aserrado, pasando el serrucho que es atributo del santo sobre la zona de su cuerpo que tiene la dolencia.

Ilustración 9. Gruta de san Tirso. Los devotos se someten a la curación por aserrado

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Simular ante la gente que la imagen no se podía mover debía resultar difícil para quien hubiera de preparar la supuesta aparición, motivo por el que era más frecuente organizar su traslado a la iglesia del pueblo, donde le sería otorgado culto. El “milagro” se producía por la noche, pues, al día siguiente, la imagen había desaparecido del templo y era de nuevo encontrada en el lugar de su primer hallazgo. Como quiera que “el milagro” se repetía cada vez que la imagen era llevada otra vez a la iglesia, los fieles y las autoridades competentes terminaban convencidos de que la Virgen o el santo tenían preferencia por el lugar de la “aparición” o, también con mucha frecuencia, por otro sitio no lejano, siendo allí donde debería levantarse la ermita. De esta forma, el ideólogo conseguía que el culto antiguo fuese suplantado por el de la imagen “aparecida”. Es el mismo sistema que hemos descrito en la leyenda de la Virgen del Olmo. Tan solo en la provincia de León tengo registrados treinta y un casos de vírgenes y doce de santos y cristos cuyas leyendas repiten este mismo ir y venir caprichoso. Vamos a resumir algunas de ellas. La Virgen de Riosol, fue encontrada, claro está, por un joven pastor en el paraje de La Serrilla, donde con sus propias manos se puso a construir una pequeña ermita de madera. Como el lugar no debía ser el preferido de la aparecida, voló por los aires, con pastor y tablones, hasta el emplazamiento actual, al lado de la carretera que asciende al puerto de Tarna, límite con Asturias, lugar de praderas, agua y belleza hierofánica. Pero más huidiza fue todavía Santa Catalina de Secarejo, de imagen gótica, que iba y venía entre el lugar del hallazgo y la casa del pastor, hasta que el chaval, para evitar su escapada, la ató por un brazo a su morral lleno de piedras. Por la mañana, el morral estaba en su sitio, sí, pero solo el brazo de la imagen permanecía allí atado, el resto se había fugado. La ermita prosigue, junto a unas antiguas minas romanas, y a ella acuden los pueblos del entorno, cada uno en la fecha que tiene señalada.

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Ilustración 11. La Virgen de Riosol procesiona por el lugar que eligió, esta vez sin volar

Más sencillas son en su actuación, solo yendo y viniendo para señalar su preferencia, las vírgenes del Arrabal, en Laguna de Negrillos , y las de la Zarza en Villamañán y en Matadeón de los Oteros , que entre zarzas fueron halladas; también la del Roblo, encontrada en un roble equidistante de Valbuena, Salamón y las Salas; de parecida forma actuaron las de la Peña, en Congosto, y de Fontebar (fuente Alta), en San Esteban de Valdueza, una aparecida en la cima de una montaña rocosa y otra en la fuente de una ladera.

Ilustración 12. Nª Sª del Arrabal (s. XIII), en Laguna de Negrllos, hallada entre unas zarzas

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Ilustración 13. Virgen de la Zarza, en Matadeón de los Oteros

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Por alguna razón, no quisieron ir con los monjes benedictinos que las habían encontrado y, casi seguro, “inventado”, ni la Virgen de la Aquiana -llamada de la Guiana, por ser, según tradición, la guiadora de almas, a quien las gentes de la zona siguen implorando en la hora de la muerte-, que prefirió una ermita en el pico sagrado de la Aquiana (del Águila) antes que irse al monasterio de San Pedro de Montes, ni la Virgen de Villamoros, que seleccionó un recogido rincón entre las riberas del Esla y del Porma y dejó de lado al poderoso monasterio de San Pedro de Eslonza.

ermita; algo parecido ocurrió con la Virgen de Quintanilla -de talla románica-, en Riaño, que apareció junto a sus dos “compañeras” -dos imágenes de santas- y, como quiera que el carro que la llevaba solo cargaba con ella y no con las otras dos, se paró cruzando el río y de allí no se movió… hasta que alguien se percató del detalle, y volvieron a por ellas. Por eso, la Virgen de Quintanilla y sus “compañeras” todavía hoy constituyen una tríada inseparable, como las matres o diosas triples de los celtas.

Ilustración 15. La Virgen de Quintanilla peregrina desde el Nuevo Riaño hasta su ermita. Las inseparables compañeras (señaladas con flechas) son llevadas detrás, en brazos de los fieles

Ilustración 14. La Virgen de La Guiana (s. XIII) sigue procesionando al pie del Pico de la Aquiana (al fondo)

Más ingenioso fue el Santo Tirso, de Boca de Huérgano otra vez San Tirso-, que, cuando los vecinos se lo llevaban en procesión desde la roca en que fue hallado hacia la iglesia del pueblo, al cruzar el río le dio sigilosamente la vuelta al puente, de modo que todos, sin percatarse, continuaron su marcha, pero otra vez en dirección al punto de partida, que era donde el santo quería que se le construyese la ermita. Especialistas en frenar los bueyes que tiraban del carro en el que las imágenes eran transportadas hacia sus respectivos pueblos hay varias, como Santa Marina, en Luyego, que paró el carro en mitad del río Duerna, pues la habían encontrado en una fuente que mana en la orilla y allí tuvieron que volver y construir su

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Montajes claros para sustituir el culto a ídolos o piedras sagradas que aún se conservan -solo en la provincia de León he registrado veintitres casos- todos inconfundibles: el menhir horadado a la puerta del santuario de Ntra. Sra. de Carrasconte; las estelas sagradas, astures y cántabras, incrustadas al lado de la puerta de la ermita de la Virgen de Boínas, en Robles de la Valcueva, y en los muros de la Virgen de la Vega (Sorriba) y en la de San Roque (Remolina); el ídolo de la Edad del Bronce en un muro de la iglesia de San Vicente (Candanedo de Boñar); los petroglifos existentes muy cerca de la ermita de la Virgen de Lazado (Villasecino) y que son mencionados en su leyenda; el ara a los dioses astures Queunuros en el centro de la ermita de San Lorenzo (La Vid) (ilustración Nº3); el mojón sagrado al pie del altar de la Virgen de Camposagrado, y otro casi a la puerta del santuario de Ntra. Sra. de Pandorado. Del conjunto he seleccionado un par de casos que, al menos, me parecen curiosos. Entre los pueblos omañeses de Rodicol y Sabugo, al pie de un castro o montículo donde se especula que existió poblado primitivo, se alza la sencilla ermita de la Virgen de la Seita (Sentada), de quien se cuenta que su imagen fue hallada por un pastor en la parte alta del montículo. Estaba dentro de una arqueta de piedra que solo pudieron abrir con la ayuda de un buey. Cuando se la llevaron a Rodicol, se “escapó” al castro del hallazgo, pero a su parte baja. La volvieron a llevar, pero esta vez a Sabugo, y ocurrió lo mismo.

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Se interpretaron los milagros y al pie del castro construyeron su ermita. Pasaron siglos y, un buen día de 1964, un grupo de Misión Rescate de la escuela del pueblo, con su maestra Conchita Farto al frente, encontraron una curiosa piedra cerca de la ermita. Está tallada, posee forma fálica y tiene grabadas representaciones de vulvas y un hoyo. El prestigioso arqueólogo Almagro Basch la estudió y resultó ser un ídolo femenino de la Edad del Bronce, aproximadamente del 2000 a. de C. Se conserva en un museo de la Diputación de León, y la Virgen de la Seita, de bella imagen románica, continúa celebrando su romería anual.

Ilustración 16. El pendón de Rodicol encabeza la peregrinación de La Seita hasta su ermita

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Ilustración 17. Virgen de la Seita, con evidente deterioro (s. XIII)

Ilustración 18. Ídolo de Rodicol. Edad del Bronce (2000-1800 a.C.)

Parecida a la leyenda anterior, pero con San Cristóbal de protagonista, es la relatada en Matallana de Valmadrigal, un pueblo de la llanura leonesa. El consabido pastor encontró una imagen de un santo con Jesús a hombros, pero ni él ni todo el pueblo que vino después la pudieron mover. Trajeron un buey, y tampoco pudo con ella, pero tanto esfuerzo hizo que reventó y se le salieron las vísceras. Estaba claro que allí, en medio de la llanura, tenían que construir una ermita. Para inmortalizar la memoria del buey, en una esquina exterior colocaron su estómago petrificado. Y allí está, un gran canto rodado, Ilustración 19. Ídolo de Matallana de Valmadrigal. Dicen que es el estómago del buey

un tanto deforme, algo fálico y extraño a este lugar, que muestra un agujero, como si fuera un profundo gua, que casi seguro es el ojo del dios, el ojo que todo lo ve.

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La romería con procesión, bendición de los campos y canto del ramo al patrón, continúa celebrándose por la festividad de San Cristóbal (10 de julio).

Ilustración 20. Con el ramo de rosquillas abriendo paso, San Cristóbal sale a bendecir los campos

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UNA PEQUEÑA ESTADÍSTICA El relato, ni siquiera resumido, de los casos existentes sobrepasaría con mucho el espacio de esta revista. Por eso, una sencilla tipificación cuantificada servirá para conocer el elevado número de leyendas -historias para sus devotos- sobre hallazgos milagrosos de imágenes (apariciones) que he recogido en la provincia de León, y eso a pesar de tener la seguridad de que existen muchas más, pero me ha faltado la suerte de dar con ellas. Y, reitero, solo me estoy refiriendo a los casos de “apariciones”, que en la tabla nº 1 vemos que se elevan a noventa, dejando en otro grupo las imágenes supuestamente milagrosas cuya leyenda no indica que tengan su origen en una manifestación prodigiosa.

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Hay que resaltar que de las noventa hay un elevado porcentaje (46% = 42 leyendas) en el que la tradición oral ya posee grandes lagunas que las hacen tan imprecisas que ni las personas mayores del lugar han sido capaces de recordar cómo ocurrió el “milagro”, aunque sí mantienen memoria de otros detalles como el lugar y lo que allí había. Solo en un caso este aspecto era también desconocido. Es muy importante reseñar, en favor de las tesis mantenidas en este artículo sobre la previa preparación del “milagro”, que solo en cinco casos la imagen permaneció como “anclada” al suelo para determinar el lugar donde debía erigirse la ermita. Por otro lado, en veinte relatos la imagen, tras su hallazgo milagroso, es llevada por el pueblo a otro lugar (normalmente la iglesia), produciéndose de nuevo el regreso “a escondidas” al lugar inicial, que es donde está la fuente de culto antiguo. A este grupo debe añadirse, por similitud de formas y posibles intenciones, otras veintitrés que también vuelven a “escapar” para reaparecer en otro punto que no es el del hallazgo inicial, porque es aquí donde suele estar el motivo de culto antiguo. Un dato de interés para posibles estudios futuros es que, de los 90 casos totales, 66 son imágenes de la Virgen, 20 de distintos santos, 3 de Cristo y 1 de O Demín (el Demonio), esta última con leyenda insólita que rompe todos los esquemas y narra cómo un grupo de jóvenes se llevó de la ermita del Ángel de la Guarda una horrorosa representación del diablo. Fueron con ella a un monte cercano con intención de apedrearla y reírse un rato. Pero, O Demín quedó anclado al suelo, Ilustración 21. O Demín de Parajís inmovible. Solo cuando unos niños tocaron la imagen, esta pudo moverse y los jóvenes, aterrorizados, la devolvieron a la ermita. El suceso causó estupor entre los vecinos de Parajís (Ancares leoneses, municipio de Balboa) y, desde entonces, tiene su espacio en la ermita -compartido con el Ángel de la Guarda- e, incluso, no le faltan flores ni devotos. Queda bastante claro que, al analizar un número suficiente de casos como para realizar una pequeña estadística, los “hallazgos” o “apariciones” de imágenes de vírgenes y santos se obtienen resultados que demuestran la operación de sincretismo religioso de la que han sido objeto.

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Esperanzas rotas e ilusiones venideras.¿Qué ha supuesto la COVID-19 para nuestras fiestas tradicionales? Por María del Carmen De Vicente. Imagenes Ramos Perera

Son muchas las ilusiones que, durante 2020, se han roto en todo el mundo, aunque en cada rincón se abriga la esperanza de “el próximo año”. Otros hablarán de sus respectivos países y lo que han dejado atrás; yo me voy a centrar en España. Empezamos un bonito Año Nuevo tomando con alegría las doce uvas y brindando por un venturoso 2020, esperando con ilusión la llegada de los Reyes Magos. A lo largo del mes de enero se pudieron celebrar las fiestas tradicionales en muchos pueblos: En Silió (Cantabria), la “Vijanera”(1), la primera mascarada del año. Su espectacular desfile es un canto a la naturaleza. Los participantes, para confeccionar sus vistosos y elaborados atuendos, solo emplean elementos naturales: hojas y cortezas de diversos árboles, mazorcas, nueces, paja, musgo… y el oso, personaje en el que se centra el motivo principal. Grupo de Zarramacos y el Zorrocloco- La Vijanera de Silió, Cantabria

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En muchos pueblos de Mallorca, su “San Antonio y el Demonio”; en Acehúche (Cáceres), San Sebastián llegó con sus “Carantoñas”.

Marquesado (Cuenca) o . las “Botargas de san Blas” de Albalate de Zorita (Guadalajara). Pero lo que todos esperan en este mes es la llegada del Carnaval. Y vamos a empezar con las manifestaciones carnavalescas por el Norte de la Peninsula. Son celebres los “entroidos gallegos”: Laza, Verín, Viana do Bolo2, Vilariño de Conso, Xinzo de Limia…, con sus cigarrones, boteiros y peliqueiros, que reparten alegría en sus abarrotadas calles; no podemos olvidar el antruejo leonés de Llamas de la Ribera, con los “Guirrios y Madamas” , personajes vestidos de blanco y cargados de cencerros a la cintura, con una pesada, colorista y espectacular máscara, de más de un metro de altura, que parece “abanicar” a los asombrados espectadores, con sus rítmicos movimientos.

Acehúche ,Cáceres. Las Carantoñas posan para nosotros

Albalate de Zorita, Guadalajara. Las Botargas esperan la salida de san Blas

Febrero también transcurrió con normalidad en toda España, así que se celebraron sus fiestas: empezando por “Las Águedas” de Zamarramala (Segovia), “La Endiablada” de Almonacid del

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Vilariño de Conso y Viana do Bolo, Orense. Participantes del Entroido

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Todo está preparado y la gente espera, con el oído alerta, para escuchar el primer sonido de los cencerros que acompañan a los botargas (porque solo son varones) y saber por dónde dará comienzo su descenso desde la montaña al pueblo, para empezar su tradicional desfile con sus compañeras las madamas; y por último citar brevemente, algunos de los más conocidos internacionalmente: las divertidas y populares “chirigotas” de Cádiz y, por supuesto los espectaculares carnavales canarios. Y Madrid, con el “Entierro de la Sardina”, termina las fiestas por este año, pues no han podido celebrar: san Isidro, san Antonio y la Virgen de La Paloma. Llamas de la Ribera, León. Los Guirros parecen abanicar el aire con sus movimientos

Aunque los Guirros son los más destacados, hay otros personajes en esta ancestral celebración, como: las Madamas y Madamos, la Gomia, el Gomio, el Diablo, el Caretón, la Rosita, La Gallina… Bajando hacia el centro peninsular, la “Asociación de Mascarones” de Guadalajara (4) hace un gran esfuerzo, cada año, por reunir a botargas de toda la provincia; es una magnífica idea porque, en un solo día, se pueden ver las botargas de casi todos los pueblos: Abarcón, Beleña, Cogolludo, Fuencemillán, Robledillo de Mohernando… pero quien quiera ver tan solo una de estas celebraciones guadalajareñas, merece la pena ir a Almirute y disfrutar con sus “botargas y mascaritas”. (5)

Entierro de la Sardina en Madrid. Grupo de la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares, acompañando a los cofrades

A partir de esta fecha empiezan las Esperanzas Rotas, que han sido muchas y en muchos puntos de nuestra geografía, como consecuencia de la COVID-19; comienza el suma y sigue de lo que vamos a hablar mes a mes.

Marzo, creo que lo más destacado de este mes son

Comienzo del desfile de los Mascarones de Guadalajara

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“Las Fallas”, con ese derroche de ingenio que cada año ponen los maestros falleros, para sorprender a los cientos de miles de personas que acuden a Valencia, y el increíble espectáculo de luz y color de sus fuegos artificiales, por no mencionar las atronadoras “mascletás”, un ruido que, aunque pueda sorprender a algunas personas, más que asustar, atrae. 34


fastuosas carrozas: Cleopatra, la Reina de Saba, Moisés, Nerón, El Anticristo…, mientras adiestrados jinetes, luciendo lujosísimas capas bordadas, hacen las delicias de los concurrentes montados sobre espectaculares caballos; o en carreras de bigas, trigas y cuadrigas, mientras que sus seguidores “Blancos o Azules” les jalean o insultan, dependiendo de quien haga la pirueta más asombrosa. Un espectáculo digno de ver.

Fallas de Valencia

Abril es otro de los meses con importantes celebraciones. La “Semana Santa” tiene mucha repercusión en toda España y este año todas las Cofradías han llorado amargamente por no poder salir. Dependiendo de cada punto del País, las procesiones son diferentes: recogidas y silenciosas en Castilla, entre ellas me permito destacar “Las capas pardas” zamoranas, “Los Picaos” riojanos de San Vicente de la Sonsierra; “Los empalaos” extremeños de Valverde de la Vera… todas ellas estremecedoras y a cada cual más conmovedora.

Semana Santa de Lorca, Murcia. El Anticristo, con su manto lleno de simbolismo

Si bajamos hacia el Sur, la grandiosidad de las procesiones andaluzas no tiene parangón; son una mezcla de recogimiento y alegría. Cada cofradía tiene su Cristo y su Virgen, y ¡qué gran diferencia hay ante los pasos de Uno y Otra. Ante la llegada de Cristo, se hace el silencio, mucha gente llora emocionada y ofrece su plegaria… Pero cuando se va acercando el paso de la Virgen, algo ocurre, la gente enfervorecida se comporta de diferente manera: aplaude, grita y vitorea. ¡Guapa, Guapa! Pero… también llora de emoción. Hay procesiones en toda España y cada una merece ser recordada, pero sería demasiado para un artículo. Solo una más para terminar con la Semana Santa. Esta vez nos vamos a Murcia: en el pueblo de Lorca se celebra una espectacular procesión, la Semana Santa lorquí es diferente, una lección de historia en donde los personajes bíblicos toman vida en

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Semana Santa de Lorca, Murcia. Los cuatro jinetes del Apocalipsis

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Por supuesto que este año tampoco se encendió el recinto ferial sevillano para dar albergue a su popular y bulliciosa Feria de abril. Cuando la primavera está en todo su esplendor, arranca el mes de mayo con múltiples celebraciones. Hay multitud de pueblos que nos asombran con “La Cruz de Mayo”, aunque estimo que es en Andalucía en donde está más arraigada esta tradición, principalmente en Córdoba y Granada. Es una verdadera gozada pasear por sus engalanadas calles, en donde se pueden encontrar pequeños altares conmemorativos y, en ocasiones, algunos espectaculares… una cascada floral, un torbellino de aroma y color. ¡Una delicia para los sentidos! En Madrid, por las mismas fechas, en el barrio de Lavapiés, se celebran “Las Mayas”, una tradición recuperada con el esfuerzo de algunas asociaciones castizas, que va creciendo en participación popular. Aunque en esta Comunidad las que más arraigo tienen son las “Mayas de Colmenar Viejo”, porque se comenzaron a celebrar hace más de 40 años.

Colmenar Viejo, Madrid. Maya con sus acompañantes

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Según algunos documentos, su origen se remonta a los romanos, y hay cronistas que dicen que ya hubo estas celebraciones durante el reinado de Carlos III. Las Mayas son niñas púberes, normalmente vestidas de blanco, con un mantón de Manila atado a la espalda y una corona de flores en la cabeza. Permanecen sentadas e inmóviles, en un trono situado en el centro de un altar bellamente engalanado. Parecen verdaderas estatuas con sus rostros estáticos, sin mover un músculo (por muchos comentarios que hagan y ante alguna que otra broma de sus amigos). Mientras sus acompañantes, otras niñas que forman su grupo, acuden a cepillar a quienes pasan ante La Maya (llevan un cepillo y una bandejita donde depositar un donativo) diciendo “para la Maya, para la Maya, que es guapa y galana”. Y seguimos a principios del mes de las flores; ahora nos vamos a Murcia, a Caravaca de la Cruz, en donde se celebran las fiestas de la “Vera Cruz” (6) (aunque estas fiestas son catalogadas entre las celebraciones de “moros y cristianos”. Conmemoran las luchas que, en la Edad Media, mantuvieron las Cábilas (tribus bereberes) contra las huestes cristianas. Ambos grupos, con vistosos atuendos y a lomos de caballos enjaezados de manera espectacular, hacen un fastuoso y colorista desfile. Otra de las celebraciones de Caravaca, en esta fiesta, es el llamado “Caballo del Vino”. Cada año, cientos de personas se reúnen para ver la rapidísima y espectacular carrera, que empieza en la cuesta de subida al Castillo y termina en su explanada. Son cuatro los mozos que van dirigiendo cada caballo, dos por cada lado, ninguno a su grupa. En esta carrera rememoran una leyenda acaecida hace siete siglos: Los musulmanes tenían sitiado el Castillo y habían envenenado los aljibes, estaba anunciada una muerte segura por envenenamiento o por

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deshidratación, cuando un grupo de caballeros cristianos cargaron en sus caballos alforjas con vino y a todo galope subieron la cuesta, rompiendo el cerco enemigo y penetrando en el castillo. Es un espectáculo asombroso que transcurre, como dice la expresión popular: en un “abrir y cerrar de ojos”.

Caravaca de la Cruz, Murcia. Caballo engalanado para el desfile de la Vera Cruz

Nos adentramos en el mes de mayo y Madrid festeja a su patrón, San Isidro.

Chulapona con barquillera en la Verbena de San Isidro

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Para quienes gusten de la llamada Fiesta Nacional, corridas de toros con ejemplares de las mejores ganaderías españolas y los toreros más punteros de cada temporada; y para todo el mundo, verbenas. Lo más tradicional es, como reflejó Francisco de Goya en sus pinturas, ir a merendar a la pradera, bailar un chotis al compás de un castizo organillo y beber agua procedente del pozo del Santo. El verano se acerca, son los meses en donde más fiestas populares se celebran en España. Junio comienza con la fuerza de “La Romería de El Rocío”. Este año La Blanca Paloma se quedó sin salir, los cofrades concienciados y responsables ¡no han ido a saltar la verja!. las Cofradías de toda España han tenido que suspender todos los actos, y los rocieros lloran y se consuelan entre ellos.

En Castrillo de Murcia, “el Colacho” no saltó sobre los bebés nacidos en el año. Berga (Barcelona) este año se ha quedado sin “La Patúm” (8); en un principio pensaron pasarla a septiembre, pero el consistorio y los grupos vinculados a la fiesta, han tenido la sensatez de cancelar la celebración. Son miles de personas las que -apiñadas- siguen la evolución de este increíble espectáculo lúdicoreligioso, que se viene celebrando desde el siglo XV.Representa los enfrentamientos entre árabes y cristianos; también se escenifica como san Miguel, ayudado por cuatro ángeles, lucha contra los diablos.

Tampoco ha habido celebraciones de “El Corpus”. Granada y Toledo, al igual que muchos pueblos de España, se han quedado sin su fiesta más tradicional y emblemática. Toledo no abrió al público sus hermosos patios No fueron niños y niñas, que han hecho este año su Primer Comunión, desfilando en la gran procesión. No hubo Tarasca que haya hecho disfrutar a los más pequeños. El toledano pueblo de Camuñas tampoco celebró sus “Pecados y Danzantes”. Auto Sacramental que se remonta al siglo XVI, con el enfrentamiento entre el bien y el mal.

Castrillo de Murcia, Burgos. El Colacho salta sobre los bebés nacidos en el año

Corpus en Camuñas, Toledo. El Pecado Mayor o Bocagorrino va hacia el Altar para humillarse

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En este mes hay otra gran fiesta muy popular, de las más animadas y bulliciosas; me estoy refiriendo a la Noche de San Juan, en donde el fuego es el principal protagonista. Ritual de origen pagano que se realiza para celebrar el solsticio de verano.

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Alicante ha tenido que suspender las “Fogueres de Sant Joan”, competidoras directas de las Fallas valencianas. Aquí también se levantan esas fallas, con personajes populares, para que luego sean pasto de las llamas durante esta noche mágica. Los pueblos costeros prenden hogueras en sus playas y los habitantes del interior de la Península se conforman con hacer las hogueras en esplanadas y jardines; es igual en cualquier sitio; en donde haya una hoguera se reúnen en su entorno cientos de participantes que saltan sobre las llamas. El fuego purificador quemará todo lo nefasto y no deseado, dando paso a nuevos anhelos y aspiraciones. En el tinerfeño Icod de los Vinos no hubo “Hachitos”, esos manojos de paja que los porteadores suben a hombros y prenden después para bajar serpenteando como si fuesen bolas de fuego. Otra gran fiesta del fuego es la de los “Pisadores de Brasas” de San Pedro Manrique (Soria). Es algo espectacular. Los sampedranos pasan descalzos sobre una alfombra de brasas, de unos tres metros de longitud, portando a hombros a una joven. Dicen: “La Virgen nos protege y por eso no nos quemamos”. Este no es el momento para decir el porqué, pero hay explicaciones científicas para ello*. Aunque en España no solo es el fuego el protagonista de las fiestas de San Juan, También los caballos entran en las tradiciones populares de este día. “La Caballada” de Ciudadela (Menorca), es una llamativa y vistosa celebración, donde avezados jinetes, a lomos de adiestrados caballos de raza menorquina, realizan verdaderos ejercicios de maestría. En un principio todo parece muy tranquilo, los jinetes pasean por las calles de

la ciudad, saludando a quienes se encuentran en su camino. Por la tarde todo es diferente. Los mismos participantes se dirigen al Puerto en donde realizan un espectáculo asombroso. Los jinetes galopan entre el público y realizan lo que llaman “bots”, levantando al caballo sobre sus patas traseras y permanecen en equilibrio varios segundos, ¡Es increíble!, podría decirse que es milagroso, no hay accidentes aunque son cientos de personas las que se agolpan en la estrecha zona portuaria para ver el espectáculo. Este año los caballos han tenido que permanecer en sus cuadras. El mes de Julio arranca con otra de las tradiciones populares, quizás la más conocida internacionalmente: los “Sanfermines”, la fiesta aglutina cada año en Pamplona a miles de visitantes. Los primeros datos que hay sobre ella son de finales del siglo XVI, y entonces se conocía con el nombre de “entrada”, que era cuando los pastores llevaban los toros a la plaza. La importancia de la fiesta fue creciendo con los años, entre impedimentos y discusiones de la Iglesia que quería una celebración menos lúdica de su patrón. Y es a partir de 1926 en que Ernest Hemingway publica su libro “Fiesta”, cuando su popularidad alcanza el máximo esplendor. Este año el tradicional “Pobre de mí” tuvo otro significado y San Fermín, en su capilla de la iglesia de San Lorenzo, ha oído las oraciones de los pamplonicas implorando poder celebrarlo en otra fecha. ¡No ha sido posible! En Hita (Guadalajara) el primer sábado del mes celebran, desde 1961, un gran “Festival Medieval”9, con torneos, combates entre caballeros y espectáculos de cetrería. El punto cultural es la representación del ”Libro del Buen Amor” y, como no podía faltar en cualquier fiesta popular guadalajareña, las comparsas con sus “botargas”

* Artículo de Ramos Perera -Revista AÑO CERO nº 152, marzo 2003

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Cuentan los lugareños que, en la antigüedad, el uso de los zancos, era para atravesar zonas húmedas y, en ocasiones, para vigilar al ganado.

Hita, Guadalajara. Justas en su Festival Medieval

En Sabucedo (Pontevedra), “la Rapa das Bestas”, es una fiesta que se remonta al siglo XV. Los jóvenes de la comarca parten al alba, al monte, a buscar caballos en libertad. Una vez conseguido su objetivo los bajan al pueblo, en donde se disponen a realizar la rapa (cortar las crines) de los bellos ejemplares. Es un ejercicio complicado que necesita maestría, habilidad y fuerza. Dos jóvenes “aloitadores” (así llaman a los que rapan) sujetan al animal por la cabeza y otros por la cola. Uno de ellos intenta subir a su grupa, solo a veces lo consiguen y en ocasiones tumban al caballo y con el equino en el suelo lo sujetan hasta conseguir su objetivo. Este año tampoco se ha podido celebrar tan espectacular lucha de fuerzas, entre hombre y animal A mediados del mes todos los pueblos costeros, grandes o pequeños, hacen “procesiones marineras de la Virgen del Carmen”, rindiendo honor a su patrona y entonando la Salve Marinera: “¡Salve!, Estrella de los mares, de los mares iris…”. Se acerca el fin del mes y en Anguiano (La Rioja) realizan un rito, de casi imposible ejecución, en honor a su patrona Santa María Magdalena. “La Danza de los Zancos”, en la que ocho jóvenes sobre unos zancos de más o menos cincuenta centímetros bajan, dando vertiginosos giros, por una empinadísima cuesta.

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Anguiano, La Rioja. Danza de los Zancos

Algunos cronistas lo datan en la era precristiana, como un rito de iniciación en que los jóvenes demostraban su madurez, y otros dicen que era para propiciar una buena cosecha. En Torrevieja (Alicante), se celebra desde 1955 el internacionalmente conocido “Festival de Habaneras” en donde se reúnen coros, grupos y solistas para entonar esas bellas melodías que hablan de España y Cuba, de negros y mulatas, del mar y sus temporales, de playas de fina arena, de nostalgia, de amores y desamores… Este año también se han cancelado y todos recordamos y entonamos aquellos versos: “Es Torrevieja un espejo, donde las habaneras…” En la Comunidad Valenciana, y principalmente en este mes de julio, son muchos los pueblos que celebran con gran esplendor, sus fiestas de “Moros y Cristianos”. Sería muy largo de enumerar uno por uno cada pueblo; en alguno de ellos sus fiestas han sido reconocidas de interés turístico internacional como: Almansa, Alcoy y Villajoyosa. A estos eventos veraniegos acuden miles de personas.

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Estas convocatorias rememoran de forma lúdica las diferencias culturales y los enfrentamientos entre las tropas cristianas y musulmanas que tuvieron lugar desde el siglo XIII, hasta la expulsión de estas últimas de España. El componente divino suele ser la intervención del patrón de la localidad en favor de los cristianos, que consiguen la victoria a pesar de la desventaja porque “los infieles” eran mucho más numerosos. Son fiestas muy coloristas, con unos desfiles espectaculares y los participantes, que en ocasiones superan las 5.000 personas, visten lujosos atuendos. La puesta en escena impresiona… parece una superproducción cinematográfica “Los Astures y Romanos” de Astorga (León), han dejado colgados sus atuendos, no han montado sus pallozas y carpas, no han celebrado ese fantástico espectáculo de “juegos en el coso”. La ciudad no parecía la misma que otros años por las mismas fechas, aunque sí se podía a algún añorante y solitario, vestido con su túnica astur o su uniforme romano.

Astorga (León)- Fiesta Astures y Romanos- Foto cedida por la Asociación

Llegamos a agosto. El primer fin de semana del mes y desde 1930, se celebra en Ribadesella el Descenso del Sella, o como lo llaman los asturianos “les Piragües”.Una prueba de piragüismo, desde Arriondas a Ribadesella, que está considerada de las más antiguas y que fue el inicio de este tipo de competiciones. Hay una gran participación allí se reúnen cientos de palistas procedentes de todo el mundo. También durante el primer fin de semana en Catoira (Pontevedra) celebran, desde 1960, una vistosa “Romería Vikinga”, en donde rememoran la participación de las gentes de este pueblo para defender las incursiones de los piratas normandos y sarracenos, que tuvieron lugar durante los siglos IX y X, en las costas gallegas.

Astorga (León) Grupo de la Sociedad Española de Antropología Tradiciones Populares participan en la fiesta de Astures y Romanos

ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES

En la segunda semana del mes, de sábado a sábado, en San Sebastián celebran su “Semana Grande”. El “cañonazo” lanzado desde los jardines de Alderdi anuncia el comienzo de las fiestas. Regatas, partidos de pelota, campeonatos de natación, toros…y uno de los momentos más esperados y que más gente atrae es el “Abordaje de la playa de la Concha” cuando cientos de “piratas” llegan a la playa en elementales y primitivas embarcaciones. El 15 de este mes, que en el calendario español consta como fiesta nacional y que popularmente se conoce como el día de la Virgen, es cuando más pueblos celebran a su patrona.

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Este día en Elche (Alicante) se celebra el llamado “Misteri”, una fiesta única en su género. La representación de la Dormición de María, su Asunción y su Coronación.

Su singularidad reside en que se representa en el interior de la Basílica y porque se viene haciendo desde el siglo XV, a pesar de la prohibición, impuesta en el Concilio de Trento, de no representar obras teatrales en el interior de los templos, pero…el Papa Urbano VIII, en 1632, concedió una bula al pueblo de Elche para seguir con su drama sacro.

Estas fiestas populares son muy apreciadas por los madrileños y en ellas se inspiró el maestro Bretón para su zarzuela “La Verbena de la Paloma”. También el 15 de agosto, Tenerife conmemora la festividad de su patrona la Virgen de La Candelaria.

Este día llegan hasta el pueblo de Candelaria miles de peregrinos de todo el archipiélago a rendir homenaje a la imagen que, según cuentan, encontraron unos guanches en 1392 (la talla que se venera en la actualidad no es la imagen original porque la destruyó un temporal)

Durante la Guerra Civil (y también como consecuencia de que la Iglesia fue derruida) dejó de representarse y desde que se terminaron las obras de la Basílica hasta este nefasto 2020, se ha representado sin interrupción.

Está claro, agosto en España es el mes de La Virgen. Aunque solo hemos hablado de tres, son muchos los pueblos que en nuestro País celebran la festividad de “su Virgen”.

El mismo día que en Elche están celebrando el Misteri, Madrid festeja La Virgen de la Paloma, la patrona popular de los madrileños. Desde que, en 1787, unos niños que jugaban en un solar encontraron un deteriorado cuadro, con la imagen de la Virgen de la Soledad, y que una vecina del barrio colocó en el portal de su casa, los vecinos iban allí para rezarla y como la calle en donde estaba el lienzo era la calle de la Paloma, los madrileños empezaron a llamarla “Virgen de la Paloma”.

Este año también se ha cancelado la popular “Tomatina” de Buñol (Valencia), una celebración “vegetal” que cuentan que empezó en 1945, por una disputa entre jóvenes que empezaron a lanzarse tomates unos a otros. Y así lo hicieron durante unos cuantos años en recuerdo de aquella primera guerra a tomatazos. La prohibieron pero la volvieron a autorizar en 1957. En un principio no tenía mucha repercusión, solo acudían jóvenes de la comarca; pero a mediados de los años 80, salió un reportaje en televisión y… ya sabemos lo que ocurrió: adquirió gran popularidad y masiva afluencia de público.

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La tomatina. Imagen: latomatina.info

En la actualidad viene gente de todo el mundo, es tal la concurrencia que en los últimos años es obligatorio apuntarse y tener acreditación para participar. Miles de kilos de tomates son depositados por camiones en la plaza y allí se tiran, a por ellos, para empezar el huertano enfrentamiento. Agosto llega a su fin y el último viernes del mes, en Laredo (Cantabria) desde principios del siglo XX se celebra un bello, colorista y aromático desfile, “La Batalla de Flores”. Desfilan carrozas engalanadas en donde se reproducen auténticas esculturas, totalmente cubiertas de flores. Hay una verdadera pugna entre los carrocistas para ver quien consigue la mejor puntuación a su obra. La extraordinaria creatividad de cada trabajo, implica muchísimo tiempo y esfuerzo previo a su creación: pensar y diseñar el leitmotiv de la carroza del próximo año; seleccionar y plantar los bulbos de las flores elegidas; trasplantarlos al llegar la primavera y mantenerlos regados hasta que broten; cuidar cada ejemplar con exquisito mimo para –unos días antes de la fiesta- recolectar y catalogar por flor y color los componentes de esta singular obra de arte efímero.

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Batalla de flores. Imagen: Ayuntamiento de Laredo

Con esta última reseña sobre tradiciones populares cierro estas notas, con la esperanza de que el próximo año podamos celebrarlas, no solo con el recuerdo, sino presencialmente. Nuestra experiencia, desde la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares, es que los pueblos y gentes de España están entregados y comprometidos con sus tradiciones, y harán que sus fiestas vuelvan a brillar y, seguramente, apreciaremos más que nunca su trabajo y su pasión. Ellos son los verdaderos motores de la magia de nuestras celebraciones. Este año las hemos guardado en nuestros recuerdos, con la esperanza de recuperarlas el próximo. Estas fiestas tradicionales han obtenido el Premio Nacional de la Sociedad Española de Anropología y Tradiciones Populares: Vijanera , Viana do Bolo, Guirros y Madamas, Mascarones Guadalajara, Botargas y Mascaritas, Vera Cruz, Pecados y Danzantes, La Patúm, Festival Medieval, Astures y Romanos.

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TEONANACATLLOS, HONGOS SAGRADOS Por Antonio Luis Moyano Durante siglos fue un CULTO practicado en la CLANDESTINIDAD. El TEONANACATL, o la ceremonia de los hongos, se practicó en Mesoamérica hasta la llegada de los españoles. Luego, fue prohibida por la INQUISICIÓN. Hubo que esperar más de tres siglos para que un forastero pudiera participar en esta CEREMONIA SECRETA… Es una leyenda urbana la que asegura que el melodioso estribillo de “Let it be” se habría inspirado en el viaje que los Beatles hicieron alguna vez hasta Huautla de Jiménez, entonces una pequeña aldea cuyas cabañas se desparramaban desde la cumbre más alta de Sierra Mazateca, al norte del estado mexicano de Oaxaca. El nombre de Huatla de Jiménez deriva por ser el poblado más alto de la serranía mazateca, que en tiempos pasados fuera bautizado como CuiticanameHuatlan, que en náhuatl (lengua nativa indígena) significa “Lugar de Águilas”; mientras que en mazateco se conoce como Tejao, “Tierra Mojada”, en referencia a sus abundantes precipitaciones. Es en el año 1884 cuando Huatla adquiere la categoría de villa, adoptando el apellido de quien fuera su gobernador, el general Mariano Jiménez (1831-1892).1

Huautla de Jiménez, en la Sierra Mazateca.

1

Cfr. Pedro Castañeda, Alejandrina (1996). “Antecedentes históricos de la cultura mazateca”. Riqueza Ancestral de la Cultura Mazateca. Oaxaca: Carteles Editores, pp. 17-22.

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Es en el año 1884 cuando Huatla adquiere la categoría de villa, adoptando el apellido de quien fuera su gobernador, el general Mariano Jiménez (1831-1892).1 En cuanto a sus habitantes, todavía se desconoce cuál es su verdadero origen. Hasta hace poco, se creía que sus primeros pobladores llegaron a la Sierra Mazateca a comienzos del siglo XII, descendientes de alguna tribu de los olmecas o de los nonoalcas-chichimecas, que encontraron en este lugar un refugio inexpugnable frente a las sucesivas invasiones de otros pueblos como los mixtecos, los zapotecos o los aztecas.

El virrey, sucesor de Moctezuma, ya sabía lo que podía sacar de nosotros todos los años. ¿Rebelarnos? No nos faltaban las ganas. Pero muchos caciques de las regiones colindantes habían pactado con los españoles y seguían gobernando sus tierras: entre ellos Hernán Cortés y Pedro de Alvarado”2. Recientemente,los últimos hallazgos arqueológicos apuntan a que el primer asentamiento de los mazatecos podría retrocederse hasta finales del siglo IX, aunque sus tradiciones locales prefieren remontar su origen hacia el siglo VI. Sólo después de seis incómodas horas en una “combi”, a través de una interminable serpiente de asfalto que asciende esquivando un horizonte donde las nubes pretenden fundirse con una exuberante vegetación, se albergan menos dudas de que la visita del famoso cuarteto británico hasta este rincón del México profundo nunca tuvo lugar. Casi tantas cruces como señales de tráfico recuerdan la peligrosidad de una carretera que, sin pavimentar hasta bien entrada la década de los noventa, debió ser entonces una terracería prácticamente intransitable.

Huautla significa 'lugar de águilas'.

Luego llegarían los españoles, que inicialmente fueron recibidos como libertadores, hasta que se descubrió que su ánimo recaudatorio era el mismo que el de los aztecas. Tal y como testimoniara al antropólogo italomexicano Gutierre Tibón (19051999) el cronista José Guadalupe García: “¿Cómo quisiera que resistiéramos a los españoles? Estábamos entre chinantecos y zapotecos, enemigos acérrimos del imperio mexicano (léase azteca) y lógicos aliados de Hernán Cortés (…) Por un momento, nosotros los mazatecos, pensamos que la llegada de los hombres blancos, de los hombres con poderes mágicos, nos libraría del vasallaje que habíamos padecido bajo los mexicanos y mixtecos; pero muy pronto subió a Huatla, acompañado por soldados castellanos e intérpretes, cierto notario español, que apuntó con meticulosa exactitud la lista de los tributos que pagábamos al señor de Teotitlán.

“En cada curva, una cruz recuerda lo peligrosa que es la carretera que asciende hasta Huautla”.

2

Cfr. Tibón, Gutierre (1983). “Huautla bajo el virreinato”. La ciudad de los hongos alucinantes. México: Panorama Editorial, pp. 44-45.

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De cualquier modo, el tiempo ha convertido a Huatla de Jiménez en una ciudad con iglesia, colegio, hospital… y varios locutorios de internet. La economía que sustenta a sus poco más de treinta mil habitantes se centra sobre todo y principalmente en la agricultura, la pesca y la recogida de leña y bambú, aunque también existe un floreciente comercio de artesanía y factura de calzado de cuero.

Un entorno natural arropado por la espesura de una selva virgen salpicada de paisajísticos barrancos y generosos manantiales se antojó insuficiente para atraer aquel peregrinaje que, en los sesenta, convirtió las entrañas de la Sierra Mazateca en auténtica meca del hipismo. Porque aquí, el reclamo turístico –cada vez más minoritario-, gravita en torno a lo que cada uno pueda experimentar y ver con sus propios ojos. Después, eso sí, de consumir la planta que se ha convertido en el auténtico icono en el escudo de esta ciudad: el hongo sagrado, también conocido como teonanacatl.

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EN LA AMERICA COLONIAL “Hay unos hongos o setas pequeñas, que en esta tierra las hay como en Castilla –escribe fray Toribio de Benavente Motolínia (1482-1569), cronista de la época-; más los de esta tierra son de tal calidad, que comidos crudos y por ser amargos, beben tras ellos un poco de miel; y de allí a poco rato veían visiones, en especial culebras, y como salían fuera de todo sentido, parecíales que las piernas y el cuerpo tenían llenos de gusanos que los comían vivos…”3. Cuando los españoles desembarcaron en Mesoamérica, fueron testigos de una serie de extraños ceremoniales que tenían lugar en la clandestinidad. Llegada la noche, los indígenas se entregaban a frenéticas danzas, carentes de ritmo, mientras manifestaban ser testigos de extrañas visiones donde, aseguraban, veían “mil demonios”. Del uso ceremonial del consumo de estos hongos en los pueblos mesoamericanos han dejado constancia, no sin dejar patente su estupor, los religiosos que acompañaron a los conquistadores en su aventura colonizadora. Una de las primeras crónicas la escribiría, a mediados del siglo XVI, fray Bernardino Sahagún (1499-1590) relatando cómo los indígenas consumían “unos honguillos negros que emborrachan y hacen ver visiones, y aun provocan la lujuria (…). Algunos veían en visiones que se morían, y lloraban, otros veían que les comía alguna bestia fiera”4. En las ceremonias aztecas, era costumbre agasajar a los asistentes con un convite de hongos endulzados en miel. En su Crónica Mexicana (1598), el cronista indígena Alvarado Tezozomoc (1520/30-1610) menciona cómo durante el ágape que acompañó a la ceremonia de coronación de Moctezuma II (¿1467?-1520), noveno y último gobernante (tlatoani) de Tenochtitlan en 1502 hasta su conquista por Hernán Cortés (1485-1547),

“dieron a los convidados hongos montesinos a comer, con que se embriagan, que llaman Cuauhnanacatl, y habiendo comido comenzaron el canto con muy alto punto, que retumbaba la gran plaza, y después de un rato les volvieron a dar de comer de los hongos borrachos, que comiendo dos o tres de aquellos, mojados en un poco de miel, quedaban tan borrachos y perdidos, que no sabían de sí”5. Algo más académica se antoja la descripción que ofrece Francisco Hernández de Toledo (1517-1587) médico de Felipe II, quien en su De Historia Plantarum Novae Hispaniae describe así sus efectos alucinógenos: “No causan comidos la muerte, pero producen cierta demencia temporal que se manifiesta en risa inmoderada (…) hacen pasar por delante de los ojos toda suerte de visiones, como guerras y figuras de demonios”. A estos hongos se les llamó teonanacatl… No es de extrañar que la Iglesia, en su campaña de “evangelización” de los indígenas, persiguiera lo que consideraban un culto demoníaco. A mediados del XVII, el espíritu inquisidor de Jacinto de la Serna denunciaba la pervivencia de estas prácticas, que considera idolátricas, describiendo cómo la recolecta de estos hongos era realizada en el monte por “los sacerdotes y viejos ministros diputados para estos embustes, y estaban casi toda la noche en oración, y deprecaciones supersticiosas, y al amanecer cuando comenzaba cierto vientecillo que ellos conocen, entonces los cogían atribuyéndoles deidad (…) porque comidos o bebidos los embriaga, y priva de sentido, y les hace creer mil disparates”6.

3

Cfr. Benavente Motolínia, Toribio (1536/41). Historia de los indios de la Nueva España. Parte I, capítulo II. Cfr. Sahagún, Bernardino (1540/85). “De los vicios y virtudes, de la anatomía de las enfermedades y de sus medicinas y de los diversos pueblos que habitan estas tierras”. Historia general de las cosas de Nueva España, Tomo X. 4

5

Cfr. Alvarado Tezozomoc, Hernando (1598). Crónica Mexicana. Capítulo LIX. Cfr. De la Serna, Jacinto (1656). “Prisiones de médicos y hechiceros. Tratado de las supersticiones, idolatrías, hechicerías, ritos, y otras costumbres gentílicas de las razas aborígenes de México. Capítulo III. 6

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Considerados por los conquistadores como un culto idolátrico, detrás del cual se manifestaba el mismísimo diablo, en el año 1620 un oficio de la Santa Inquisición decretaba la persecución del consumo de cualquier planta embriagante. Indígenas eran torturados por los inquisidores para sonsacar información y el consumo de setas tuvo que mantenerse celosamente oculto a ojos de extraños. Así pasaron trescientos años sin que nada se supiera del culto a los hongos, como si éste hubiera sido finalmente desterrado por los colonizadores. En realidad, su práctica lograría esquivar a los inquisidores, perdurando en la clandestinidad de ceremonias secretas, celebradas en mitad de la noche, quién sabe si sólo para unos pocos iniciados y refugiándose en abruptas montañas como las de la Sierra Mazateca… Hubo que esperar hasta bien entrado el siglo XX para que el mundo occidental descubriera la ciudad de los hongos visionarios…

Anciana mazateca

EL REDESCUBRIMIENTO DE LOS HONGOS Nada se supo acerca de los hongos alucinógenos durante todo el siglo XIX hasta que, en 1915, el etnobotánico William E. Safford (1859-1926), que había identificado con éxito otras plantas psicoactivas, concluyó que el teonanacatl… jamás había existido. Argumentó Safford que, muy probablemente, los cronistas españoles habían sido engañados por los nativos que hicieron pasar trozos del cactus peyote desecados por pretendidas setas alucinógenas. Tal y como explica Richard E. Schultes (1915-2001), uno de los pioneros de la etnobotánica: “La identificación de los hongos sagrados se hizo con mucho retraso. Empujado a la clandestinidad por los españoles, durante cuatro siglos no se volvió a hablar del culto de los hongos en México. En todos esos años, aunque se sabía que entre la flora mexicana había varios hongos tóxicos, se creía que los aztecas habían tratado de proteger a su planta verdaderamente sagrada habiendo hecho creer a los españoles que teonanácatl significaba hongo, cuando en realidad significaba peyote. Como las manifestaciones de la embriaguez causada por los hongos coincidían notablemente con las manifestaciones de la embriaguez causada por el peyote, y los hongos secos bien podían confundirse con las cabezas arrugadas de color café del cacto peyote, el engaño era fácil. Sin embargo, numerosas y detalladas referencias de escritores cuidadosos, incluyendo a médicos con conocimiento de botánica,refutaron esta hipótesis” 7. Frente a Safford se posicionaba Blas Pablo Reko (1876-1953), médico mexicano, nacido en Austria, quien afirmaba haber encontrado indicios de la permanencia del culto teonanacatl en las entrañas del sur de México. Sea como fuere, esta polémica entre etnobotánicos se convertiría en el aldabonazo para que, a partir de los años treinta, varios antropólogos se dispusieran a seguir la pista del “mítico” hongo mexicano… El primero en hacerlo, aunque fuera por casualidad, fue el antropólogo austriaco Roberto J. Weitlaner (1883-1968).

7

Cfr. Schultes, Richard Evans (1976). Plantas alucinógenas. México: Prensa médica mexicana, 1982, pag. 63.

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En 1936, y tras un largo periplo visitando distintas regiones del México indígena, Weitlaner accedió hasta la Sierra Mazateca (Oaxaca, México). Su objetivo era estudiar el idioma mazateco… hasta que un comerciante de la zona le habló de aquellas setas que los nativos usaban en sus prácticas sanadoras y de adivinación. Cautivado por este asunto, le faltó tiempo para solicitar permiso para poder presenciar in situ una de estas reuniones o “veladas” en la que los nativos se entregaban a los efectos visionarios producidos por los hongos…

Población mazateca

En el verano de 1938 llegaba hasta la sierra mazateca el joven antropólogo y lingüista Jean Basset Johnson (1915-1944), comprometido precisamente con Irmgard la hija de Weitlaner, con la intención de continuar las investigaciones de éste. Una vez vencido el hermetismo inicial, Weitlaner, Irmgard y Johnson serían los primeros antropólogos en asistir a una ceremonia del teonanacatl. Aunque, tal vez impresionado por los efectos inducidos en los participantes, les faltó valor para atreverse a probar los hongos...

Jean Basset Johnson. Viaje al Mazateca (Oaxaca, México) en 1938. Archivo de la familia Johnson

HONGOS EN EL LABORATORIO Como aquello escapaba a sus pretensiones académicas, Weitlaner decidió dar a conocer este hallazgo al etnobotánico que había defendido su existencia: Blas P. Reko. A través de éste, Weitlaner envió varias muestras de estos hongos para que fueran analizados por un colega suyo: Richard E. Schultes. Shultes, quien se convertiría en una de las autoridades académicas en el estudio y divulgación de las plantas alucinógenas, era entonces un jovencísimo estudiante que se encontraba preparando su tesis acerca de este tema para la Universidad de Harvard. Sin embargo, las muestras se estropearon durante el envío, circunstancia que obligó a Shultes y Reko a viajar hasta Oaxaca y recolectar ellos mismos varios ejemplares de hongos que consiguieron catalogar como del género Psilocybe8. Lamentablemente, los prometedores estudios llevados a cabo por estos primeros exploradores se vieron truncados drásticamente como consecuencia la II Guerra Mundial: Johnson murió alistado en el frente del ejército norteamericano; Shultes fue comisionado por el gobierno estadounidense a otras regiones de Sudamérica para realizar investigaciones sobre el caucho; mientras que Reko, que orientó sus investigaciones hacia otros ámbitos, fallecería por aquellas mismas fechas. Y fue así como, tras despertar después de varios siglos de letargo, los hongos cayeron nuevamente en el olvido… Tanto Weitlaner como Johnson habían llegado a publicar sendos artículos en revistas especializadas, que pasaron desapercibidos para el gran público… pero no así para un banquero y periodista neoyorquino que, interesado desde tiempo atrás por la figura del hongo como objeto de devoción religiosa en culturas antiguas, se sintió cautivado por el relato de los antropólogos y cuyo nombre aparece íntimamente ligado a la historia reciente de los hongos mexicanos: Robert Gordon Wasson.

8

En la región de Oaxaca (México) se encuentran principalmente cuatro tipos de setas alucinógenas que son conocidas por los mazatecos como San Pedro, San Isidro, Pajaritos y los Derrumbe o Desbarrancadero.

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UN BANQUERO INTERESADO EN LOS HONGOS Fue en los años cincuenta cuando el banquero neoyorquino Robert G. Wasson (1898-1986), acompañado de su esposa, arribó hasta Huatla de Jiménez.

tipógrafo y conocido impresor afincado en Verona (Italia), y la otra del escritor Robert Graves (18951985), desde Mallorca (España)9. La misiva de Mardersteig se acompañaba de una lámina en la que él mismo había dibujado una pieza arqueológica procedente de Mesoamérica, que había visto en las vitrinas del Museo Rietberg de Zürich (Suiza), de un hongo en piedra en cuya tallo o estipe se esculpía una figura alegórica. Piedra hongo. Museo Rietberg. Zurich

Población de Huautla

En contra de lo que pudiera parecer, este viaje respondía menos a la caprichosa excentricidad de un millonario aburrido que a las amplias inquietudes de quien, antes de convertirse en banquero, había trabajado como periodista. Durante veinticinco años, Wasson había estado recopilando información acerca de las connotaciones mítico-religiosas que los hongos habían adquirido en distintos contextos culturales. Según confesaría años después, había sido precisamente su esposa quien, ya desde la misma noche de bodas, había despertado su interés hablándole de las setas alucinógenas. El azar quiso que un 19 de septiembre de 1952, en el buzón de Robert G. Wasson se recibieran dos cartas que iban a modificar radicalmente la brújula de sus investigaciones: una era de Giovanni (Hans) Mardersteig (1892-1977),

En el otro sobre, remitido por Robert Graves, se adjuntaba un artículo publicado en una revista de farmacología en 1944 que venía firmado por el arqueólogo Robert F. Heizer (1915-1979). El texto versaba acerca del uso de hongos alucinógenos en culturas primitivas y en él se citaban los estudios realizados en 1939 por el ya citado etnobotánico Richard E. Shultes. Obviamente estas cartas no habían sido remitidas por casualidad: Robert G. Wasson llevaba veinticinco años investigando acerca de las connotaciones mítico-religiosas que los agáricos habían adquirido en distintos contextos culturales de Occidente. La propia trayectoria profesional de Wasson nos dibuja el perfil de un hombre de amplias y variadas inquietudes. Licenciado en periodismo y económicas, trabajó primero como periodista para convertirse luego en banquero.

UN MATRIMONIO MICÓFILO Wasson estaba casado con la doctora Valentina Pavlovna Guercken (1901-1958), parece que fue ella quien, como anticipándose al que sería el capítulo más apasionante de su biografía, le introdujo en su interés por esta cuestión. Así lo recuerda la hija de ambos, Masha:

9

Cfr. Wasson, Robert Gordon (1978). “El camino de Wasson a Eleusis”. El camino a Eleusis. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 20-22.

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“Por más que respeté siempre la integridad de mi padre, recuerdo que por muchos años no le creí cuando me dijo que se interesó por primera vez en los hongos durante su luna de miel en 1927. Esa explicación me pareció un cuento, es decir, algo fuera de su carácter. Con el tiempo, sin embargo, concluí que la historia era verdadera porque la contó siempre de la misma manera y con sinceridad”10. El propio Wasson, que enviudó prematuramente como consecuencia de un cáncer en 1958, rememoraba aquel paseo romántico, de recién casado con su esposa, en que una anécdota, aparentemente trivial, serviría de aldabonazo a su denodada búsqueda sobre el significado cultural de los hongos. De esta manera, el matrimonio encauzó sus inquietudes en la investigación del contexto mitológico que ha rodeado a los hongos en las diversas culturas. Fruto de esa búsqueda sería su enciclopédica obra, en dos volúmenes, Mushrooms, Rusia and history (1957): “Fue un paseo por el bosque, hace muchos años, lo que nos lanzó, a mi esposa y a mí, a la investigación sobre los misteriosos hongos. Nos habíamos casado en Londres en 1926, ella era rusa, nacida y educada en Moscú. Hacía poco que se había graduado en medicina en la Universidad de Londres. Yo nací en Montana, en Great Falls, y soy de origen anglosajón. A finales de agosto de 1927, recién casados, pasamos las vacaciones en las montañas de Catskills, en el estado de Nueva York. El primer día por la tarde fuimos a dar un paseo por un delicioso sendero de montaña, ente los árboles que filtraban los rayos oblicuos del sol que se ponía. Éramos jóvenes, despreocupados y estábamos enamorados. De repente, mi mujer se apartó de mi lado. Había visto unos hongos silvestres en el bosque, y corriendo sobre la alfombra de hojas secas, se arrodilló en adoración delante del hongo más cercano, y luego, sucesivamente, ante los otros. Extasiada, se dirigía a ellos con afectuosos apodos rusos. Acariciaba los hongos, saboreando su perfume de tierra.

Como buen anglosajón, no conocía para nada el mundo de los hongos, y creía que cuanto menos supiera sobre aquellas putrefactas y traicioneras excrecencias, mejor sería. Para ella en cambio, eran cosas llenas de gracia, infinitamente seductoras a la vista. Insistió en recogerlos, riéndose de mis protestas y mofándose de mi horror. Los llevó en su falda de vuelta a nuestro refugio. (…) A partir de ese día buscamos una explicación para aquel abismo cultural que nos separaba en un área de nuestra vida. El método fue el de recopilar toda la información posible sobre la actitud hacia los hongos de los pueblos indoeuropeos y adyacentes”11.

PRIMER VIAJE EN BUSCA DE LOS HONGOS En su afán por recabar más información sobre los hongos mexicanos antes de aventurarse a planificar su viaje, Wasson escribió a Eunice Victoria Pike, lingüista norteamericana afincada en la Sierra Mazateca que, por su labor como misionera cristiana, contemplaba esta tradición con ciertos prejuicios. Fechada en marzo de 1953, ésta le remitió una carta, cuyas líneas contribuyeron a incentivar aún más el interés del banquero por visitar esta región mexicana: “Los mazatecos hablan raramente de su hongo a los extranjeros, pero la creencia en su poder está muy extendida (…). Algunas veces lo llaman “sangre de Cristo” pues suponen que crece donde cayó una gota de sangre de Cristo. Dicen que su país está vivo porque produce el hongo… Pretenden que ayuda a ‘los que son puros’, pero que, si lo come algún impuro, el hongo ‘lo mata o lo vuelve loco’… Lamento la supervivencia del empleo de los hongos –termina su carta- porque no conocemos un solo caso que haya dado resultados benéficos. Me gustaría que consultaran la Biblia cuando tratan de penetrar en las intenciones de Cristo, más que verlos engañados por un curandero y por los hongos”12.

10

Cfr. Wasson Britten, Masha (2008). “Mi vida con Gordon Wasson”. Elementos: Ciencia y cultura, vol. 15, nº 69 (enero/marzo), pp. 11-19. 11 Cfr. Wasson, Robert Gordon (1957, 13 de mayo). “Seeking the magic mushroom”. Life magazine, vol. 42, nº 19 Edición española: (1957, 3 de junio) “En busca del hongo mágico”. Life en español, pp. 38-51. 12

Cfr. Benítez, Fernando (1964). Los hongos alucinantes. México: Ediciones Era, pag. 17, nota 1.

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sabia” que recibió a antropólogos y periodistas en la década de los sesenta popularizando las “hostias sagradas mazatecas”. Convertida en el icono asociado al consumo de estos hongos, y a pesar de haber adquirido fama internacional, María Sabina siguió viviendo en la más absoluta pobreza.

Aunque algunos mazatecos no hablan el castellano, sí han asimilado la iconografía de la religión católica. Sin embargo, inicialmente no fue fácil persuadir a Maria Sabina para que accediera a compartir con ellos los secretos en torno a una práctica ceremonial que se remonta a tiempos prehispánicos. Para los indígenas, el hongo representaba el teonanácatl o “carne de Dios”, empleado con fines terapéuticos y como vía de comunicación con sus dioses. Era pues de esperar que su consumo estuviera vetado a los forasteros curiosos. Así pues, no hubo suerte en este primer viaje: María Sabina, la chamana que podía facilitarse el acceso a los hongos decidió que no era el momento oportuno para que un forastero conociera los secretos del teonanacatl…

Junto con su esposa y su hija Masha, Wasson viajaba por primera vez a México en 1953. Recibido con amabilidad por las autoridades del pueblo, éstos le sugirieron que se entrevistase con Maria Sabina, la “mujer sabia” que, a sus sesenta años, conocía todos los secretos acerca de “los niños” -los hongos-, como ella los llamaba. Nacida en el seno de una familia humilde, María Sabina Magdalena García (1894-1985) fue la “mujer

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En palabras del testimonio de un joven mazateco en respuesta a los primeros antropólogos que visitaron el lugar: “Los extranjeros no necesitan de ellos. Fue Jesucristo quien nos regaló los hongos porque somos pobres y no podemos pagar un doctor ni medicinas costosas”.

INICIANDO EL VUELO… Así pues, Wasson y su esposa tendrían que esperar hasta un segundo viaje para que, una vez vencido el hermetismo inicial, se les permitiera la oportunidad de experimentar lo que para los indígenas mazatecos era, y sigue siendo, una costumbre tan ancestral como cotidiana: “comulgar” con el hongo sagrado para emprender “el vuelo”. En esta segunda ocasión, la insistencia de Wasson conseguiría vencer las reticencias de María Sabina y éste se convertiría así en el primer extranjero al que se le permitió, no solo asistir a una ceremonia, sino experimentar en primera persona lo que para los indígenas mazatecos era, y sigue siendo, una costumbre tan ancestral como cotidiana: “comulgar” con el agárico sagrado para emprender “el vuelo”. La velada tendría lugar tras el ocaso del sol, pues creen los mazatecos que hacerlo de día causaría la locura… Y al fin llegó la noche del 29 al 30 de junio de 1955, en el que Wasson y su esposa, acompañados del fotógrafo Allan Richardson, participarían en la extraña ceremonia: “Participábamos –relataría después- en un ágape de hongos de un interés antropológico único, en todo conforme a una tradición inmemorial que tal vez se remontaba a una época que los antepasados de nuestros anfitriones que vivían en Asia (aceptando la teoría de que los primeros habitantes de América llegaron desde el estrecho de Bering), en el amanecer de la historia cultural del hombre, cuando se descubrió la idea de Dios…”13. Después de que María Sabia sahumara los hongos con incienso en un altar repleto de imaginería asimilada del catolicismo, dio a Wasson una taza conteniendo seis pares: 13 14

“Por espacio de media hora, aguardamos en silencio. Allan sintió frío y se envolvió en una frazada. Pocos minutos después se inclinó y me dijo al oído: ‘Gordon, estoy viendo visiones’. Le aconsejé que no se preocupara pues yo también las veía. Las alucinaciones, que ya habían comenzado, alcanzaron mayor intensidad a altas horas de la noche… Las piernas nos flaquearon ligeramente y al principio sentimos náuseas. Nos echamos sobre una estera, pero nadie deseaba dormir… Jamás habíamos estado tan despiertos, y las visiones aparecían, tuviéramos los ojos cerrados o abiertos: brotaban del centro del campo visual y se extendían conforme se acercaban, vertiginosa o pausadamente, según el ritmo que nuestra voluntad eligiera. De vivos colores, eran siempre armoniosas. Empezaban como motivos artísticos, angulares, como los que podrían adornar una alfombra, una tela, un tapiz… Luego se convertían en palacios, con patios, arquerías y jardines, palacios esplendorosos, recamados de piedras semipreciosas. Vi luego una bestia mitológica tirando de una carroza real. Más tarde tuve la impresión de que las paredes se habían disuelto y yo, suspendido en el vacío y con el espíritu ya liberado, contemplaba panoramas montañosos, cordilleras escalonadas que llegaban hasta el mismo cielo…”14. Menos conocida es la experiencia de Masha, la hija de Wasson y Valentina, que entonces contaba diecinueve años, que protagonizó una ceremonia de teonanacatl el 5 de julio de 1955. El testimonio de Masha resulta particularmente interesante, ya que sugiere algunas impresiones subjetivas que más tarde tendría ocasión de contrastar a través del estudio de la anatomía cerebral al orientarse profesionalmente en el ámbito de la enfermería: “Lo que sucedió siempre lo mantuve como una experiencia muy personal. Nunca conté esa experiencia excepto a mis padres (…). Clínicamente hablando, cuando los hongos hacen su efecto, al comienzo uno siente náusea y frio. La temperatura del cuerpo baja y el pulso se vuelve lento. También hay un efecto diurético que puede ser problemático cuando uno no puede abandonar el cuarto donde se lleva a cabo la velada.

Cfr. Benítez, F. (1964). Op. Cit. pp. 30-31 Cfr. Wasson, R. G. (1957, 13 de mayo). Op. Cit.

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Mi cuerpo se sentía “acortado”. Tuve curiosidad sobre el efecto del hongo sobre el dolor, por lo cual me mordí el dedo: sentí la presión, pero no el dolor (…). Las visiones fueron mayormente multicolores y con dibujos geométricos, extremadamente vívidas. Parecían originarse en la parte trasera de mi cabeza a pesar de que podía verlos de frente y con los ojos abiertos. En ese momento no sabía nada de fisiología o de anatomía, pero más tarde, cuando me hice enfermera, supe que mi impresión era correcta. El nervio óptico termina en el lóbulo occipital en la parte trasera del cerebro, que es donde se procesan los estímulos visuales. Los dibujos geométricos eran agudamente definidos, pero si intentaba concentrarme en cualquier otro lugar de la choza y de mis visiones, todo se nublaba. Esto era así porque un efecto de los hongos es que dilatan las pupilas. El sentido de distancia se distorsionó mientras que las visiones se veían con absoluta y prístina claridad (…). Las visiones duraron unas cinco horas y pasaron demasiado rápido. Después dormimos por un corto tiempo. Cuando desperté me sentí descansada y refrescada como nunca antes”15. Posteriormente, Wasson reconocerá la dificultad de definir la experiencia alucinógena en términos académicos, concluyendo que esta es, poco menos que inefable: “Permítanme ahora que les diga unas palabras sobre la clase de perturbación psíquica que se experimenta al comer los hongos. Dicha perturbación es tan distinta a la ocasionada por el alcohol como el día de la noche, y sucede que no encuentra uno palabras en inglés o en cualquier otro idioma europeo para describirla. Durante cientos, incluso miles de años, hemos tratado de comprender esto en términos de alcohol y ahora hemos de hacer un esfuerzo para romper con tal asociación. Queramos o no, estamos constreñidos por los límites de nuestro vocabulario diario y, aunque con cierta habilidad al a escoger las palabras podemos hacer que significados aceptados alberguen nuevas sensaciones e ideas, cuando de un estado mental totalmente distinto y

15

nuevo se trata, todas nuestras palabras nos faltan, ¿cómo diríamos a un ciego de nacimiento lo que la visión significa para nosotros?”16.

Maria Sabina ilustra numerosas pinturas murales de Huautla

HONGOS PARA LA CULTURA NEW AGE Publicada en 1957 en las páginas de la revista estadounidense Life, el reportaje de Wasson en el que relataba su experiencia con los hongos alcanzaría notable difusión entre el gran público. A pesar de que preservaba el anonimato de María Sabina con el pseudónimo de Eva Méndez y se guardaba de no localizar Huautla más que refiriéndose a una “remota aldea perdida” en la ficticia Sierra Mixeteca, “tan apartada del mundo que la gente ni siquiera habla español” (sic), este enclave del sur de México no tardaría en convertirse en lugar de peregrinación para turistas y curiosos. A partir de entonces, el culto a los hongos se insertaba dentro de una curiosa corriente en la que se fusionaba la contracultura hippie y el movimiento new age. Coincidiendo con la moda inaugurada con las drogas psicodélicas de los años sesenta, centenares de jóvenes sedientos de experimentar “nuevas sensaciones” coronarían esta cima de la Sierra Mazateca.

Cfr. Wasson Britten, M. (2008). Op. Cit.

16

Cfr. Wasson, Robert Gordon (1961, 17 de febrero). “Los hongos alucinógenos de México: indagación sobre los orígenes de la idea religiosa entre los pueblos primitivos”. Teonanacatl. Madrid: Editorial Swan, 1978, pp. 69-84.

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Anhelaban recibir de manos de María Sabina, o de cualquier otro chamán, ese pasaporte que les permitiera acariciar una realidad menos intrascendente.

Tumba de María Sabina

Entre estos “psiconautas” se encontraría Timothy Leary (1920-1996), el controvertido psicólogo y ensayista norteamericano conocido por ser el “gurú del LSD”, quien probaría las setas en 1960 en Cuernavaca (Mëxico). “Al igual que Wasson –escribe Jonathan Ott- Leary quedó sorprendido de los efectos de los hongos. Consiguió una muestra de psilocibina sintética de los laboratorios Sandoz y comenzó sus experimentos en la Universidad de Harvard, lo cual motivó su expulsión en medio de una gran 17 polémica” .

Posteriormente, Las enseñanzas de don Juan (1968) novela pretendidamente autobiográfica firmada por Carlos Castaneda (1925-1998), popularizaría las experiencias con los hongos como una vía introspectiva de conocimiento espiritual entre los seguidores de la cultura “new age”. Wasson, que mantuvo larga correspondencia con Castaneda18, se mostraría escéptico ante las experiencias relatadas por éste, considerándolas el resultado de una mediocre fantasía más próxima a la “ciencia ficción” que al estudio antropológico. Fue así cómo, lo que antaño había formado parte de un rito ancestral vetado a los curiosos, acabaría convirtiéndose en una práctica que servía de reclamo turístico y desplegaba un generoso merchandising con camisetas estampadas con el rostro de María Sabina. Considerando que la visita de turistas había terminado profanando lo que hasta entonces era una experiencia mística, ella misma anunció su réquiem: “Antes de la llegada de Wasson yo sentía que los niños me elevaban. Ya no lo siento así… Desde el momento en que llegaron los forasteros, los niños santos perdieron su pureza”.

17

Cfr. Ott, Jonathan (1977). “Breve historia de los hongos alucinógenos”. Teonanacatl. Madrid: Editorial Swan, 1978, pp. 17-38.

18

Posteriormente, Las enseñanzas de don Juan (1968) novela pretendidamente autobiográfica firmada por Carlos Castaneda (1925-1998), popularizaría las experiencias con los hongos como una vía introspectiva de conocimiento espiritual entre los seguidores de la cultura “new age”. Wasson, que mantuvo larga correspondencia con Castaneda

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EXPERIENCIA DE TEONANACATL Lo primero que el viajero agradece nada más llegar a Huautla es poder estirar las piernas después de seis largas horas de endiablada y sinuosa carretera, casi sin asfaltar, en una pequeña y destartalada “combi” con más pasajeros que asientos que parte regularmente desde Oaxaca. Antes de encontrar un sitio para dormir, y mientras deambulaba por uno de los senderos que, desde la aldea, se desdibujan para perderse por la serranía mazateca, conocí a Esperanza, una joven profesora de México D. F. que viajaba con frecuencia para estudiar el idioma de esta región. A través de ella tuve la suerte de conocer a Moisés, un indígena mazateco que iba a convertirse en mi guía y único amigo mientras estuviera a 10.000 kilómetros de mi hogar. Coincidiendo con el ocaso del sol, Moisés me llevó hasta la cima de la sierra de los Frailes, donde se halla la cabaña de Filogonio García, el nieto de María Sabina. En el interior de una chozuela anexa a su vivienda, un altar repleto de imágenes religiosas aguarda al buscador de experiencias psicodélicas. Ha anochecido cuando el humo del incienso envuelve una letanía que Filogonio, que se expresa en castellano con dificultad, recita en mazateco -o en un español que se antoja ininteligible-, y que sirve para invocar a la Virgen y a los santos que, desde el altar, Interior del humilde cobertizo donde este colaborador de ANTROPOLOGÍA protagonizará la ceremonia de teonanacatl harán de guías durante la “comunión” con los hongos. Consumidos las veinte setas, el chamán me deja solo frente al altar a esperar los efectos. Transcurren cuarenta minutos sin que perciba o experimente nada fuera de lo normal. Cuando, cansado de esperar, estoy a punto de levantarme y despedirme de Filogonio, un escalofrío recorre mi cuerpo acompasado con el sonido de los grillos que pueden oírse fuera del cobertizo. Lo achaco al frío y solicito que me proporcione una manta para abrigarme.

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Me desborda entonces un estado de euforia y comienzo a reír a carcajadas. En el suelo queda olvidado el cuaderno de notas en el que pretendía reflejar por escrito todo lo que percibiera minuto a minuto. Mi atención se concentra entonces en un pequeño retablo del altar: un San Antonio que mantiene en brazos un niño Jesús. Contemplando detenidamente la imagen, las facciones del santo parecen convertirse en los de una Virgen. Fuera del cuadro, el espacio parece estar ondulándose de manera sinuosa mientras el fondo del altar parece tornarse de diferentes colores brillando con gran intensidad. Siento arcadas, pero reprimo las náuseas por si con ello se interrumpe el “viaje”. El chamán entra en el cobertizo y me acompaña entonces hasta fuera para que respire un poco de aire. Camino tambaleándome al contemplar como el suelo parece encresparse bajo mis pies. Una vez fuera, desde lo alto de la sierra, el cielo estrellado y las pequeñas luces que se divisan del poblado se asemejan a gigantescos ojos, dibujados en blanco y negro, que parecen clavar sobre mí sus miradas. Regreso al interior de la choza y continuo “meditando” frente al altar. Percibo el leve susurro de un acorde musical barroco y le pregunto a Filogonio si alguien ha puesto música. Me asegura que no. Seguidamente creo imaginar que es la Virgen del altar la que intenta transmitirme un mensaje: que no pidamos nada para nosotros mismos y que repartamos amor a todos los niños que sufren en el mundo. Después de un sueño hilvanando resplandecientes espirales de color, el amanecer me devolverá de nuevo a la cruda realidad…

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ISLA DE PASCUA, UNA PEQUEÑA VISIÓN ANTROPOLÓGICA Por Iván Montoya Isla de Pascua

El descubrimiento

La Isla de Pascua siempre ha sido un lugar diferente, un rincón recóndito e incomparable en el océano Pacífico que aún sin saber nada sobre ella, la mera pronunciación de su nombre nos traslada a un enclave fascinante y misterioso.

Antropológicamente es sabido que cualquier manifestación social y cultural de las comunidades humanas es parte del resultado de las distintas interacciones que una sociedad tiene con su entorno y con otras civilizaciones. Por ello, para entender la Isla Pascua debemos comenzar por comprender su descubrimiento y los distintos momentos históricos que indudablemente conllevaron cambios para la etnia y cambios para la percepción del mundo.

Sus moáis, sus petroglifos y pinturas pascuenses, el ancestral pueblo rapanui, el Rongo Rongo, su descubrimiento, sus nombres, su sabiduría y todo lo que encierra la isla no es más que el fruto de su historia, de su cultura milenaria, de su mestizaje con otras civilizaciones, de sus creencias, y por supuesto, de sus conductas y de hasta sus errores. Hoy día, está isla volcánica en la Polinesia sobrevive gracias a sus mitos y grandiosas leyendas imperecederas, a sus indescifrables secretos y a esa profunda historia ancestral a veces tan distorsionada por el coqueteo de la pluma con el mundo de la ficción, qué si bien la hacen más atractiva y esotérica para algunos, no deja de ser un espejismo de la realidad. La Isla de Pascua no es todo lo que nos cuentan sobre ella, pero su realidad, es suficientemente maravillosa para conocerla.

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¡Lorana! primitivos pobladores Entre el 500 y el 900 d. C. llegaron sus primeros colonos, los Polinesios, quienes, obligados en cierta medida por la superpoblación de las islas de la Polinesia y las guerras entre Tahití e Islas Marquesas, iniciaron un éxodo hacia nuevas islas habitables. Los Polinesios eran navegantes avanzados acostumbrados a bogar con sus canoas entre isla e isla, por supuesto sin brújulas ni mapas, su orientación era básicamente estelar como la de todos aquellos primeros hombres de mar: las estrellas de la noche, el sol y la luna fueron sus mapas, sus brújulas, sus astrolabios y sus tablas astronómicas.

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A este respecto la ciencia no deja lugar a dudas, los polinesios se asentaron sobre el siglo V en la isla, así lo atestiguan las pruebas de carbono 14 y la mayor parte de las leyendas polinésicas y de la cultura rapanui, como en el que se habla de la llegada a la isla del primer rey de Rapa Nui: “En unos momentos convulsos para el reino de señor HOTU-MATU’A, el dios MAKE-MAKE visitó en sueños a HAU-MAKA, el consejero real del rey y uno de los profetas de esta civilización polinesia. MAKE MAKE guio al profeta en un viaje espiritual desde la isla de Hiva hasta la nueva tierra que necesitaba su pueblo y su rey. Tras la epifanía y un primer viaje de reconocimiento, la corte real de HOTU-MATU’A, su ejército y séquito, pusieron rumbo a su nueva tierra, llegando a ella tras 29 días”.

El significado de Rapa Nui es “Rapa grande”, por el gran parecido que esta isla tenía con otros islotes de la Polinesia, Isla de Rapa o Rapa ITI - Rapa pequeña. Te Pito o Te Henua por aquel entonces era una isla fértil y boscosa, 163,6 km2 repletos de flora y fauna silvestre, de palmeras comunes y de palmeras gigantes, de toromiros y triumfettas, de lagunas de agua dulce, de cuantiosas variedades de aves y de un mar repleto de peces. En definitiva, una tierra exuberante y sublime perfecta para perdurar en el tiempo.

Otras leyendas de la mitología pascuense también nos hablan del hundimiento de la mítica tierra de Hiva, hogar de los ancestros de la Isla de Pascua, y que correspondería tal vez con otro legendario lugar, Hawaiki, cuna donde los polinesios sitúan el origen de su civilización y que condicionaron a los aborígenes de la isla durante siglos. De una forma u otra, con leyendas o sin ellas, los Polinesios llegaron a esta isla por aquellas fechas, bautizándola como Te Pito o Te Henua, “el ombligo del mundo” o Mata Ki Te Rangi, “los ojos que miran al cielo”, a pesar de que tradicionalmente y por un error en la actualidad se la conozca más como Rapa Nui. En realidad, el apelativo de Rapa Nui nuca hizo referencia al nombre propio de la isla, sino que era la denominación de sus habitantes y del idioma hablado por los Tahitianos, y por supuesto y a diferencia de lo que piensan muchos no significa “el obligo del mundo”, que corresponde como ya hemos dicho a Te Pito o Te Henua, su verdadero nombre.

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Mapa Isla de Pascua

El pirata Davis Aunque los anales históricos no lo documenten, la respetada y popular tradición marítima sostuvo que, en 1686 tras su campaña de piratería colonial por el nuevo mundo y ya de retorno a Europa, el famoso bucanero inglés Edward Davis reportó el avistamiento de una isla idílica de playas salvajes y tierras altas a la que llamó la Tierra de Davis. Para unos, esta Tierra de Davis y a pesar de que en las memorias no se mencionó tierras visibles cercanas, correspondería con alguna de las ínsulas de

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las Islas Desventuradas, para otros, tan solo fue un espejismo o se hundió con posterioridad, pero para unos terceros fue identificada con la Isla de Pascua Te Pito o Te Henua. Pero algunas leyendas van más allá, unas nos hablan de su desembarco en las finas y vírgenes playas, otras del abrigo y refugio que le proporcionó la isla, y las más fantasiosas y osadas, hasta tesoros ocultos. Historias de piratas e islas que ciertas o no, hacen aún más especial a esta Tierra de Davis.

¿Ko ai tu'u inoa?, bienvenida Isla de Pascua El 5 de abril de 1722, el navegante holandés Jakob Roggveen junto a la tripulación de los tres navíos de la compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales que comandaba, alcanzaron oficialmente la Isla de Pascua. Para algunos historiadores, fue el propio azar y las corrientes marinas las que le llevaron hasta sus playas durante su expedición a la tierra austral, pero para otros y aunque sus diarios marinos no lo recogiesen, fue fruto del reservado anhelo de Roggeveen: hallar la mítica y legendaria Tierra de Davis. Hazaña que logro el día Pascua de Resurrección, quedando inmortalizada con el nombre que hoy día todos conocemos la Isla de Pascua. La expedición estuvo una semana en la isla comerciando con los indígenas y aprovisionándose de alimento, tiempo en el que descubrieron los famosos moáis y la belleza de sus lugares. Sorprendentemente y aunque quizá no fuese su objetivo y precipitados por la abrupta partida tras unos incidentes con indígenas, Jakob no anexionó la isla para la república holandesa en ese momento, ni tan siquiera fue reclamada en los años siguientes.

poderosa España se interpuso en sus pretensiones. Durante una expedición cartográfica orquestada por el virrey de Perú a instancias del Carlos III, el oficial de la Armada Española Felipe González de Ahedo, atracó en la paradisiaca playa de arenas rosas de Ovahe el 15 de noviembre de 1770. Cinco días después el 20 de noviembre y tras la llegada de un segundo destacamento a la Isla de Pascua, España toma oficialmente posesión de ella en nombre del Rey de España Tras el levantamiento de la correspondiente acta de anexión, la Isla de Pascua paso a formar parte de la Corona Española, y a renombrase como isla de San Carlos, en honor al monarca Carlos III. Curiosamente este hecho de la firma documentada en papel, inédito hasta entonces, pudo ser con mucha seguridad el origen que desencadenó el sistema de escritura pascuense sobre tablillas de madera, el enigmático Rongo Rongo, ya que a través de estudios realizados en las maderas de escritura se pudo datar su origen entre 1680-1740. De todas formas, la Isla de Pascua no significó nada para España, fue un territorio insignificante dentro de su gigantesco imperio, un territorio olvidado y abandonado del que nunca más supimos…

Un inferno en el océano

¡Pascua Española!

Desde que España sitúa a la isla en todas las cartas marítimas y a su vez se olvida de ella, la condena irremediablemente a la peor de sus suertes. El saqueo, el pillaje, las enfermedades como la tuberculosis y la viruela diseminadas por expedicionarios y malandrines y la gran peste de la esclavitud con más de 1500 esclavos vendidos en cuatro años con su correspondiente éxodo para escapar de aquel infierno, dejan a la población al borde de su extinción.

50 años más tarde, cuando británicos y holandeses ahora sí, se desafiaban con reclamar la isla como propiedad legítima por sus descubrimientos, la

Aprovechando que su población se reduce a una o varias centenas, algunos marineros y comerciantes se establecen en ella ocupando grandes hectáreas y

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creando falsas propiedades, lo que es aprovechado por Chile en 1887 para comprar esos terrenos y disponer un año más tarde del subterfugio perfecto para requerir su cesión, transmisión de la soberanía que se hace legítima en 1888 con la firma del Acuerdo de Voluntades entre el pueblo rapanui y Chile. Años más tarde en 1895 y tras el fracaso de sus planes colonizadores, Chile arrenda la isla a la “Compañía Explotadora de Isla de Pascua”, quién la convierte en una hacienda ovejera hasta 1933. La compañía nunca mejor dicho explotadora, somete a la población nativa a toda clase de abusos para rentabilizar su inversión: opresión, trabajo servil forzoso, segregación, abusos sexuales, torturas, deportaciones de rebeldes y hasta asesinatos, todo ello con el beneplácito de la Armada de Chilena y la Iglesia. Lentamente los nativos de la Isla de pascua fueron recuperando sus derechos a base de denuncias, y levantamientos, pero no es hasta hace bien poco y con la llamada Ley de Pascua en 1966, cuando el pueblo rapanui se le ciudadanía de pleno derecho.

La cultura isleña A pesar de que en su origen la cultura isleña bebe de las creencias y mitos del pueblo polinesio, su evolución posterior se desarrolló a espaldas de cualquier otra civilización. Por un lado, su férrea convicción durante siglos de saberse únicos supervivientes del cataclismo que según la leyenda provocó el hundimiento de la mítica tierra de Hiva, Hawaiki y resto de su mundo consciente, y por otro, su desconocida localización geográfica y existencia, condenaron al pueblo rapanui a un severo aislamiento que determinó su particular visión del mundo y sus manifestaciones y expresiones culturales inéditas en otras culturas. Sus esculturas monolíticas antropomorfas, sus petroglifos, sus pinturas rupestres, sus tatuajes, y

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sus rituales son algunas de las manifestaciones culturales de gran riqueza desarrolladas por el pueblo rapanui.

Moáis, la eternidad de los ancestros Sus gigantes de piedra, más conocidos como Moáis, son sin duda alguna el icono más representativo de su arte escultórico. Además, estas fabulosas estatuas constituyen los pilares básicos sobre los que gira y se sustenta la vida religiosa, social, y familiar del saber rapanui. A pesar de las rocambolescas y fantásticas teorías que se han suscitado sobre las estatuas, como la del escritor Erich Von Däniken con su exótica proposición del contacto extraterrestre, los Moáis en realidad tienen un significado más vulgar y espiritual, aunque no por ello menos interesante. Estos gigantes de piedra son la representación de sus ancestros más populares, jefes tribales y grandes figuras de sus clanes que surgieron entre el 500 y el 900 d. C. De hecho, si profundizamos en el verdadero significado de su nombre nativo, Aringa Ora o Te Tupuna, descubriremos que su traducción exacta no es otra que el “Rostro viviente de nuestros antepasados”, evidenciado sin lugar a dudas la relación directa entre las esculturas y sus estirpes. Aun así, para el pueblo rapanui los moáis no solo eran la representación superficial de sus antepasados en esculturas volcánicas, sino que constituían la parte viva y espiritual de sus creencias, el poder inmortal al que confiaban su protección, destino y supervivencia. Pero para entender esta filosofía indígena debemos comprender el concepto polinesio y antropológico de mana, cuya existencia, encierra el principio y el sentido de sus creencias. El mana se podría definir como la fuerza pura y vital capaz de otorgar a cada elemento del universo el estado de gracia, es decir, una especie poder sobrenatural que otorga la perfección de las cosas.

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Además, para los pascuenses representaba esa esencia eterna y vital de las personas, capaz de trascender a la muerte y perdurar en el universo. Una energía espiritual no innata, que se adquiría por la propia capacidad del individuo durante su vida o por la herencia directa de antepasados. Grandes hombres, magnos Manas. “! Sé puro, se sabio y el mana vivirá en ti!”

Ahu Tongariki

En definitiva, la estatua de piedra era el receptáculo para conservar el mana del antepasado, alcanzando con su presencia su espíritu y su fuerza vital. Curiosamente, los moáis se esculpían casi por completo en las canteras, solo una característica se completaba en el “Ahu” o plataforma ceremonial, “Las cuencas de los ojos”, el místico lugar por el que el espíritu accedía al moái y regresaba para formar parte viva de la tribu. Estos lugares pasaron a ser los emplazamientos más trascendentales para la cultura rapanui, cualquier acontecimiento importante que tuviese lugar, como ritos, sacrificios, asambleas, eventos sociales u otros, debían realizarse ante los ojos de sus antepasados.

El testimonio de las piedras grabadas Velados por la grandeza y universalidad de los moáis, los grabados rupestres en rocas constituyen la expresión artística más abundante de la isla de Pascua, pero también una de las más olvidadas; como si de una enciclopedia petra se tratase sus más de 4.000 tallados descubiertos hasta la fecha nos sumergen en el día a día del mundo rapanui, sus

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preocupaciones, su amor por la naturaleza, sus ritos y hasta su simbología mágica. De su simbiosis con el mar y obsesión por su dominio, encontramos numerosas representaciones de canoas, variedad de anzuelos, tortugas marinas, ballenas, cangrejos, pulpos, atunes, y hasta tiburones. De sus cultos y creencias destacan los grabados representativos a Tangata Manu, a su rito del hombre pájaro, al ave manutara, y a su dios supremo y creador del mundo Make Make, divinidad ligada al alimento y relacionado con la fertilidad. Curiosamente, aquí nos topamos con otro de los mitos de la creación coincidentes con el relato bíblico de la cristiandad. Según el mito, Make Make creó primero el mundo, la tierra, las plantas y los animales. Después, inspirado en la silueta de un ave y de su propia imagen, engendró a su primer hijo, el hombre pájaro. Y finalmente, concibió al hombre y a la mujer, el varón de la tierra rojiza, y la hembra de la costilla de éste.

Petroglifos Orongo

Pinturas rupestres Como en cualquier otra civilización que se precie, en el pueblo rapanui no podía faltar la manifestación artística más antigua de la que se tiene constancia, las pinturas rupestres. Aunque el uso de las cuevas y cavernas para inmortalizar su arte pudo estar extendido por sus numerosas grutas,

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lamentablemente hoy son pocas las que todavía dejan vislumbrar los maravillosos trazados de colores.

acontecimientos de la vida de la persona dignos de ser simbolizados: su paso a la madurez, sus actos de valentía, sus gestas o sus orígenes ancestrales; y por otra parte, una función sagrada al personificar la conexión sobrenatural con sus divinidades y antepasados. Además, para esta civilización el cuerpo era una especie de cuaderno de bitácora que detallaría los actos de cada persona en el tránsito al más allá, justo en el preciso momento de comparecer antes sus antepasados.

Tangata Manu

Rupestres Ana Ka Tangata

En las que aún se pueden observar pinturas, como la cueva marina de Ana Kai Tangata, los dibujos simbolizan mayoritariamente aves y en especial su pájaro sagrado, el manutara, al igual que diferentes tipos de embarcaciones.

La mayor parte de las documentaciones la traducen como hombre pájaro, pero quizá sea un error y una simplificación para hacer más fácil la compresión de su historia. En realidad, para algunos descendientes de la cultura rapanui, la traducción no tiene nada que ver con el hombre pájaro sino con el hombre salvaje.

Lienzos corporales Los tatuajes y pinturas corporales también eran otro elemento fascinante y heredado de su origen polinésico. Sus símbolos contaban la historia personal de cada individuo y de su clan y a la vez conectaban espiritualmente con el mana de sus ancestros; la creencia de que ciertos símbolos canalizaban la fuerza y sabiduría de su divinidad era un principio dogmático de estas civilizaciones. La frente, bajo los ojos, las mejillas, el pecho o espalda, los brazos y piernas, o el dorso de la muñeca, eran las zonas corporales donde el simbolismo y revelaciones del individuo quedaban plasmadas para siempre, y aunque cualquier parte del cuerpo era susceptible de ser tatuada, cada representación particular debía ocupar su espacio determinado en el cuerpo. Por un lado, los tatuajes eran un distintivo social, reflejaban tanto la posición y nivel jerárquico que un individuo ocupaba en su tribu, como aquellos

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Tangata Manu

El culto al Tangata Manu surgió en una etapa decadente del pueblo rapanui, el exceso de población, diez mil habitantes según algunos estudios, provocó la quiebra del ecosistema por la sobreexplotación de recursos, a lo que le sucedieron revueltas y guerras entre los distintos clanes para hacerse con el control de estos. A medida que aumentaron las necesidades y escasearon los alimentos, las plegarias e invocaciones a Make Make, su dios creador, se intensificaron, surgiendo el desafío del Tangata Manu. 63


El Tangata Manu era una competición anual entre los diferentes clanes de la isla, cada casta seleccionaba a su hopu manu (el atrapa pájaros) y le enfrentaba en una en una carrera vertiginosa para conseguir el primer huevo de manutara, un gaviotín gris. El ganador del torneo era investido como Tangata Manu y el jefe de su clan pasaba a asumir el control político de la isla hasta el siguiente torneo, asegurándose el poder de la isla y la administración de los alimentos, materias primas y bienes y con ello la supervivencia de su linaje.

Rongo Rongo Como comentamos al principio del artículo, el Rongo Rongo era el sistema de escritura del pueblo rapanui, un método compuesto por símbolos labrados con dientes de tiburón o puntas de obsidiana sobre tablillas de madera, y que hasta la fecha no ha podido ser descifrado. La ciencia nos habla de que, posiblemente, el contacto con los españoles en el s. XVIII fue el impulso que llevó al pueblo rapanui a desarrollar un sistema de escritura similar al visto en aquella adhesión contractual de la isla para la Corona Española, sustentado en que las maderas talladas encontradas datan su origen entre 1680 y 1740, es decir, que corresponderían con árboles que existieron entre 30 y 90 años antes de la llegada española.

Manutaras Los competidores partían de la aldea ceremonial de Orongo, descendían por el peligroso acantilado del volcán Rano Kau, y se adentraban en el mar hasta el islote de Moto Nui a un kilómetro y medio de la isla, donde en ocasiones podían encontrarse con depredadores como el tiburón y fuertes corrientes que tenían que vencer. Ya en el islote tenían que conseguir el huevo del manutara y regresar con él intacto a Orongo. Rongo Rongo Motu Nui es el mayor de los tres islotes al extremo suroeste de la Isla de Pascua y es el lugar más occidental de Chile. Los tres islotes tienen aves marinas, pero Motu Nui es un lugar esencial para el Tangata Manu que era el culto de la religión de la isla entre la época de los moai y los cristianos.

Aunque el mito nos cuenta que el primer rey de la Isla de Pascua Hotu-Matu’a trajo a la isla las 67 tablas de la sabiduría maorí, imprescindibles para comenzar una nueva civilización, esta es solo una bonita leyenda de la que no se ha encontrado evidencia alguna.

Motu Nui

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La oscuridad rapanui La Isla comenzó a tener exceso de población debido a su propia prosperidad, lo que llevó a una explotación excesiva de su ecosistema y, en consecuencia, el deterioro progresivo de su equilibrio. La madera era una necesidad exponencial al aumento de población, su uso absoluto para casi todo, junto a la exigencia de aumentar los campos de cultivos, acabaron por deforestar gran parte de la isla, y donde antaño había bosques, luego hubo páramos, y donde el agua sobraba, se volvió escasa. Las lluvias dejaron paso a grandes periodos de sequías, mermando los cultivos y con ellos la comida.

A través de los correspondientes estudios del polen se ha sabido que la población tuvo escasez de materias esenciales, de alimentos, de leña para el fuego y de agua potable, precipitando el declive de la isla, y dando paso a la era del terror y el miedo: hambre, disputas tribales, canibalismo y guerras por el control de los recursos. La guerra psicológica también tuvo lugar en la Isla de Pascua a través de ataques deliberados a los centros de poder: si caían los grandes protectores ancestrales del clan, la moral de la tribu se diezmaría y con ellos las posibilidades de victoria se reducirían. De ahí que uno de los propósitos de los clanes fuera doblegar los moáis del rival para eliminar el amparo y poder que proporcionan sus ancestros, por ahí que cuantiosos moáis fueron derribados estratégicamente colocando una piedra donde debía caer la cabeza para que ésta se rompiera y nadie pudiese volver a levantarla. Si una vez en el suelo la cabeza quedaba hacía arriba, pulverizaban sus cuencas oculares para destruir todo el poder espiritual. …y ese fue el comienzo de su destrucción.

“El mana seduce, encanta, atrae, fascina, es sabio, pero también es aterrador, peligroso y letal”.

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Misterios de los Cuernos Físicos o Atribuidos en Dioses, Monstruos, Animales, Racionales e Irracionales Por Ramos Perera Preámbulo Dado que los significados de los cuernos animales, en las diferentes culturas, podrían necesitar un libro voluminoso, me voy a ceñir a realización de un recorrido esquemático que nos permita localizar las principales creencias que idolatraron las cornamentas de algunos cuadrúpedos, ya sea como amuletos, fetiches, ídolos e incluso dioses. Este recorrido espero que nos sirva para comprender, por ejemplo, el impacto de que una mujer casada haya incurrido en adulterio, aun sin aportar la menor evidencia de una relación sexual voluntaria fuera del matrimonio. Porque lo más curioso, es que tal supuesto acto repercuta en la imagen popular de su cónyuge. El pobre hombre, pese ser ajeno a esa supuesta infidelidad de su pareja, es conocido como el cornudo y es coronado metafóricamente con retorcidas astas en su testa.

El dibujante de la revista de humor “La Codorniz”, de la que yo fui gerente, el viñetista Eduardo publicó en su número 1.811 una graciosa meditación de un cornudo, de edad avanzada, que se quejaba de no haber alcanzado a cambio su vocación de travesti

Viñeta de Eduardo, revista “La Codorniz”, N.º 1811. Foto Ramos Perera

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Misterio del Arte “Cornisilla” Hace casi veinte años, mi amiga Carmen Rivero, arquitecta de interiores formada en el arte de corrientes posmodernistas en Inglaterra, realizó para mí en su estudio de Londres, una obra de arte funcional: una “cornisilla”. En ella se pueden observar los principales atributos del toro: la piel que agradecen mis posaderas; los cuernos a modo de reposabrazos, aunque no demasiado cómodos; y sus criadillas, como acostumbran a denominar los parroquianos detras de carnicerías a los órganos sexuales de las reses. Carmen Rivero los había situado en la altura trasera del complejo asiento. Pero esta situación retrasada de los órganos genitales impedía verlos de frente y decían que se trataba de una vaca; apreciación que seguro habría molestado, de saberlo, a Carmen Rivero. Así que me tomé la libertad de trasladar los testículos del toro bajo la parte frontal del asiento.

Aprovecho que, hace tiempo, se llamaran escritillas a las criadillas de carnero. Y me permito llamar también “escritilla” a este preámbulo de lo que hace años tenía ganas de contar a quienes tuviesen la curiosidad de seguir mi pluma. Pero también a mí mismo, porque llevo largo tiempo tratando de desvelar el origen de poner cuernos a los humanos por una infamia que suele recaer en la reputación de la mujer. Para inspirarme, pergeñé las notas para este artículo sentado en mi “cornisilla”, por lo que si no le gusta lo que sigue, la culpa será del asiento; pero yo no sería capaz de mandarles al cuerno, porque procuro huir de las redundancias.

Escultura denominada “Cornisilla” de la artista hispano-inglesa Carmen Rivero. Colección y foto de Ramos Perera

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¿Por qué a los enmascarados les gusta portar cuernos? En los Carnavales, no ha dejado de sorprenderme que hombres y mujeres lleven máscaras con cuernos sobre sus rostros, haciendo caso omiso a las insinuaciones de infidelidad. En las concepciones mitológicas del antiguo Egipto, el toro fue uno de los emblemas con los que el dios supremo Amón fue adorado en Tebas. En un himno de este culto, grabado en unos fragmentos calcáreos o de cerámica, llamado “ostracón” y conservado en el Museo Británico, es invocado con el título de Toro Celestial. La encarnación de este Toro-Sol en la Tierra era Apis, en Menfis y Mnevis, en Heliópolis. Hay que advertir inmediatamente que el toro y el buey eran designados por los egipcios con el mismo nombre. Después fue adorado como manifestación de Ptah, el dios creador. Pronto se identificó con Osiris y adquirió entonces un carácter funerario. Se celebraban fiestas solemnes en conmemoración del renacimiento de Apis como ternero, tras su sacrificio. Los sacerdotes buscaban en una manada algún becerro que ostentase las señales del dios y lo aclamaban como otorgador de inmortalidad. El culto de Apis estuvo en auge sobre todo en los siglos V y IV antes de nuestra era.

Máscara del Pecado de cuernos rojos para denotar su maldad. Fiesta del Corpus-CamuñasColección y foto de Ramos Perera

N'Domo. Máscara con seis cuernos para destacar la categoría del dios que representa en algunas creencias. 1ª Sociedad Iniciática-BambaraMalí. Colección Luis BerenguerFoto Ramos Perera

Buey Máscara humanoide con cuernos de buey-Persia 2º milenio a.C. Colección Luis Berenguer-Foto Ramos Perera

El Toro divinizado con rostro humano Las complejas mitologías de Asiria y Caldea simbolizaron en el toro las influencias celestiales, e incluso llegaron a darle naturaleza divina.

Toro máscara de Carnaval. Barranquilla, Colombia hecha en madera policromada con cuernos naturales. Colección de Luis Berenguer-Foto Ramos Perera

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Este toro, hecho dios, fue representado con rostro humano, como podemos constatar en los gigantescos bovinos antropocéfalos, los Querubines de Asiria, tocados de tiaras ornadas de gemas, como los soberanos y los pontífices de su país, y provistos de grandes alas celestiales.

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Con independencia de lo que pensasen los antiguos comentaristas de la Biblia, es muy probable que los querubines de oro que cubrían con sus alas el Arca de la Alianza y los que había en el templo de Salomón fuesen toros, bastante semejantes a los asirios. Los toros humanos sin alas, por el contrario, representan al monstruo infernal Eabani, una especie de Minotauro, mitad toro, mitad busto de hombre cornudo.

Toro divinizado con rostro humano- 2600 a. C.

La Covid-19 y la divina hecatombe Estamos acostumbrados a llamar hecatombe divina a una gran mortandad como la provocada por el devastador coronavirus, ignorando el origen del griego “ekatón"o cien y “be” que es la raíz de buey en griego antiguo. Para pedir a sus dioses la victoria en una batalla, se inmolaban cien bueyes, que es lo que significa este sacrificio del viejo símbolo de las fuerzas cósmicas. Actualmente no se hacen tantos sacrificios de bueyes ya que un comunicado de la OCU (enero de 2011) dice: “Hoy en día, la carne de auténtico buey casi no existe debido a lo caro que resulta su producción. Lo que suelen vender bajo el nombre

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comercial de ‘carne de buey’ son piezas procedentes de vacas lecheras”.

El Buey, de adorador del Niño Jesús a “ocupa” El rol del burro y el buey, tradicionalmente siempre se encuentran estratégicamente ubicados para dar calor al niño Dios. Pero cambiaron completamente, ya que Benedicto XVI afirmó que en el nacimiento de Belén no estuvieron presentes estos animales. Yo me anticipé más de dos lustros al Sumo Pontífice (“Qué pinta un buey en el portal de Belén”, número 137 de “Año Cero”, en 2001), pero, como es lógico, no tuvo tanta repercusión. Se habla de un praesēpe destinado para animales de semejante porte, pero podrían estar o no en el establo, y si improvisaron la cuna en el pesebre, lo más probable es que allí no hubiese ganado. La leyenda del buey se funda en el pasaje de Isaías en que Yahvé recrimina a los judíos su falta de compresión en cuestiones trascendentes. Fue el evangelio apócrifo del Pseudo-Mateo, en el siglo IV, quien retomó la frase del profeta y la sacó de su contexto para incorporar ambos animales al portal de Belén: "María se aposentó en un establo. Allí reclinó al Niño en un pesebre, y el buey y el asno le adoraron. Entonces se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: el buey conoció a su amo, y el asno el pesebre de su señor”. A partir del siglo VI, el buey se instala definitivamente en las representaciones de la Natividad. Para justificar la presencia de los dos animales, se supuso que san José los había llevado a Belén porque el gobernador romano había prescrito el empadronamiento: no solo de los habitantes, sino también de las ganaderías y esperaban contar con el jumento para que sirviera de montura a la Virgen, así como vender el bóvido para pagar el impuesto. No en vano, el buey goza del privilegio de figurar entre los diez animales que Mahoma coloca en su Paraíso, donde nadie podrá desahuciarle.

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El Buey y los Santos Algunas advocaciones marianas deben la localización de su ermita a los “piadosos“ bueyes que la trasladaban y, que pararon la carreta en el lugar exacto donde debía estar y no donde habían previsto los creyentes.

virgen al burdel, es santa Lucía. • San Demetrio Bassaravob, su cuerpo fue puesto sobre un buey, para qué decidiese en que iglesia debería ser enterrado. • Si el tiro de bueyes es conducido por un ángel, es san Isidro Labrador.

El Buey del capital, de los sacrificios y de san Lucas El buey representa una fuerza constante, lenta y eficiente. Por ser un animal doméstico, muy útil en las labores del campo, está presente en los mitos agrícolas. En los pueblos menos desarrollados, los bueyes equivalen al capital, nombre este que procede de latín capitālis, relativo a la cabeza… de ganado, naturalmente. Hortus Deliciarum -Herrad de Landsberg (1167-1185) – Podría reflejarse en este grabado el milagro de san Isidro Labrador

Varios santos tienen como atributo a los bueyes, estos en diferente número y circunstancias. Veamos algunos, sin ánimo de exhaustividad. • San Cornelio, patrón de los animales con cuernos, porque llegó a Bretaña sobre un carro arrastrado por bueyes, y cuyos perseguidores quedaron convertidos en menhires. • San Lucas Evangelista, del que hablaremos después. • Santo Tomás de Aquino, porque al leer sus cuadernos, san Alberto dijo a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero". • Si un buey y un lobo tiran juntos en un arado se trata de san Gens. • Si es un tiro de oso y buey se trata de san Vianc. • Si lleva una cabeza de buey, es san Herbot, protector de los bovinos. • Si unos bueyes se resisten a conducir a una

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Muchas culturas de la antigüedad tenían al buey por un animal sagrado, especialmente el de pelaje blanco, que era el preferido para los sacrificios. En Egipto, este bóvido fue venerado y era objeto de toda clase de consideraciones. A su muerte, se le tributaban funerales y sus cenizas eran guardadas en la isla de Prosopitis. Herodoto cuenta que un buey blanco sacrificado por medio del fuego en honor de la diosa Isis era distribuido entre los asistentes a la ceremonia, a modo de comunión con la divinidad.

Toro alado - Representación de San Lucas

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En el cristianismo, el buey simboliza a uno de los cuatro evangelistas, san Lucas. En ocasiones se le representa de forma vertical, para acercarle a la figura humana; mientras que otras se le muestra horizontal, tumbado sobre sus extremidades. La representación de san Lucas, en la figura de un toro alado sobre los Evangelios, con pluma y tintero, está en el escudo de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Lo pusieron en el siglo XVI porque les sonaba lo mismo.

Amón»; posteriormente los santuarios de Dídima y Eritras le proclamaron «Hijo de Zeus». Así que se acuñaron monedas mostrando su efigie adornada con cuernos. Al principio eran astas discretas de chivo, seguramente para que no superasen las cornamentas de sus “dioses-padres” pero más adelante, los enroscaron como si fuesen de carnero, posiblemente para que no se saliesen del cuño.

Sanlúcar podría proceder del árabe shaluqa o viento del Levante o Siroco. Otra hipótesis es que procede del latín sub lucare, es decir “tras el bosque”. El vocablo fue evolucionando hasta el nombre del Sanlúcar.

El Carnero del alma humana La representación del carnero fue uno de los emblemas religiosos preferidos en los cultos de las antiguas civilizaciones. En Egipto, desde las más primeras dinastías faraónicas, se adoraba a Amón Ra. El carnero era el animal emblemático de Knef, uno de los más antiguos formatos del dios creador de la vida, al que generalmente se representaba con cabeza de carnero. El carnero de Osiris tenía cuatro cabezas y cuatro cuernos; una cabeza y un cuerno por cada punto cardinal. Más tarde, el carnero terminó por materializarse en símbolo de la supervivencia humana y -finalmente- del alma. Los griegos tomaron de los egipcios el simbolismo del carnero, como expresión suprema de la divinidad y por lo tanto de poder omnipotente. Zeus fue asimilado del Amón de los egipcios, representado con cabeza de hombre y retorcidos cuernos de carnero. Por otra parte, Alejandro Magno se creyó un dios después de que los sacerdotes de Egipto, en el 332 a. C., lo recibieran como «Hijo de Ra» o «Hijo de

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Alejandro Magno se hizo tallar cuernos frontales en la cabeza, cuando los egipcios le recibieron como hijo de dioses. Foto Ramos Perera.

El carnero de la Casa Real Este animal procede de la leyenda del Vellocino de oro. La lana áurea del carnero maravilloso, que Zeus regaló a dos jóvenes hermanos -Hele y Frixo- para que se salvasen de ser sacrificados. Hele murió en el intento y Frixo ofreció en sacrificio el carnero y depositó su preciado Vellocino de oro en un árbol consagrado al dios Ares o Marte. Los dioses quedaron tan satisfechos que dotaron a aquella guedeja de oro con el don de la abundancia y felicidad para los lugares donde se encontrase. El carnero fue colocado en la constelación del Zodiaco, para garantizar a la Tierra la vida y la alegría. Los trovadores se ocuparon de dar a conocer el Vellocino de oro en los siglos XII y XIII. En el viaje de los Argonautas en busca de tal tesoro se consideró que prefiguraba la «búsqueda del Santo Grial» o la Eucaristía de Cristo, por los Caballeros de la Tabla Redonda. 71


Por otra parte, la aventura de los Argonautas representó la búsqueda de la piedra filosofal que para los alquimistas informados era el propio Cristo, oculto en un símbolo. Por aquella misma época (año 1439), el duque de Borgoña, Felipe el Bueno, fundó en Brujas la Orden de los Caballeros del Toisón de Oro. A la muerte de su heredero, Carlos el Temerario, la casa de Austria-España recogió la sucesión del Toisón de oro, de la que nuestro Rey es Gran Maestre. Por esa razón, en el actual escudo Real de la Monarquía de España o escudo de armas del Rey tiene un carnero colgando.

Moisés ordenó la inmolación del macho Cabríoen diez ocasiones distintas, ante Yahveh, para la redención de los pecados. Puede tratarse de una figura profética del Redentor del mundo, que debía morir también para expiar las faltas humanas y redimir a las almas.

Hay que advertir que el Collar del Toisón no es hereditario ni transmisible, por lo que cada joya, que está numerada, debe ser devuelta cuando fallece su titular.

Satán – en un manuscrito del siglo XV

El Macho cabrío, pro y en contra

Toisón de Oro

Desde el Chivo al Macho cabrío Según el gran erudito y especialista en iconografía religiosa, Charbonneau-Lassay, hubo un tiempo en que el Macho Cabríofue el emblema del Salvador, o chivo expiatorio de los pecados de la humanidad. En unos tiempos como los actuales, en que han evolucionado los simbolismos, es comprensible que haya voces que se alcen contra tal asignación simbólica, pero el macho Cabríogozó, en el pasado, de mejores connotaciones de imagen.

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Teodoreto de Ciro (393 - entre 458 y 466), san Bruno de Asti (1048–1123), santo Tomás de Aquino (1224-1274) y muchos otros autores antiguos, dan interpretaciones místicas que concuerdan en lo sustancial con la que acabo de exponer. Sin embargo en “La Vid Mística” atribuida a san Bernardo (1091-1153) se dice: “Este nombre de Macho Cabríose aplica justamente al bondadosísimo Jesús, aunque el macho Cabríosea un animal inmundo. Jesús, es verdad, era sin pecado; pero se había revestido de la desdichada carne que nuestros pecados han cubierto de manchas. Su pureza sin mácula también le hace merecedor del nombre de cordero, pues no solo está exento de todo pecado, sino que además borró los pecados del mundo entero…”. 72


El olor del Macho cabrío

El Ciervo candelabro y vidente

Los maestros de la mística terminaron concluyendo que al Macho Cabrío adulto le desbordan sus deseos carnales, en los que se entrega con todo su ímpetu, y dicen sus detractores que emana de él “un olor infecto y se convierte en la bestia nauseabunda y repugnante de la que todos se alejan apresuradamente”.

Santa Ida de Toggenburg vivió en el siglo XIII. Dejó su lujoso castillo y se consagró a los pobres en el convento de Fischingen (Turgovia, Suiza). Su principal atributo es un ciervo de cornamenta luminosa, a modo de candelabro, con llamas en las puntas de las astas como si fuesen velas. Cada vez que santa Ida de Toggenburg visitaba la iglesia por la noche, el ciervo encendía su cornamenta y la acompañaba, arrojando tanta luz que la santa podía leer su devocionario.

Establecen un paralelismo con el ser humano que se entrega a los vicios degradantes, asegurando que su corrupción interior transpira al exterior y se «huele el vicio». A mi avanzada edad en el peor de los casos solo he olido, de los humanos, la falta de jabón; el vicio sigo sin husmearlo. Jesús dijo que en el fin de los tiempos “Dios separará las ovejas de los machos cabríos”, pondrá a estos a su izquierda y les dirá: retiraos de mi presencia, malditos; id al fuego que he preparado para el diablo y los suyos”.

Según la “Leyenda Dorada”, Julián el Hospitalario -durante una cacería- clavó varias saetas en los puntos vitales de un gran ciervo, pero parecía no surtir efecto en el animal prodigioso. Este se detuvo, y con los ojos llameantes, solemne como un patriarca justiciero, mientras repicaba a lo lejos una campana, le gritó: “¡Maldito! ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Un día, corazón de fiera, asesinarás a tu padre y a tu madre!”.

Del Macho Cabrío a Lucifer La Iglesia, al tratar de poner los atributos iconográficos a Lucifer cuando se convirtió en el ángel caído, tuvo un grave problema. La trasmutación era muy difícil porque se partía del primer ángel creado, y en el que Dios había condensado el máximo concepto concebible de belleza en la aurora cósmica. Fue encargado de encender las primeras luces del universo, y en su memoria se llamó Lucero a la primera estrella de la mañana, conocida también como Venus. Para obviar en lo posible a Lucifer, surgieron nuevos nombres alternativos: Diablo, Demonio, Azakel, Asmodeo, Lucífugo, Satán, Satanás, Belzebuth, Belial, Leviatán, Diantre, Grigori, Lilith, Mefistófeles, Semyazza, Baphomet, Belfegor, etc.

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San Eustaquio o san Huberto - Conversión soldado romano – crucifijo entre los cuernos del ciervo – Albrecht Dürero 1501

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Y la profecía se cumplió. Pero muchos años después el santo en cuestión prestó ayuda a un aterido leproso, que parecía al borde de la muerte; pero de pronto resplandeció en luz y en hermosura, y se levantó para anunciarle que Dios le había perdonado. Gustavo Flaubert describe con detalle ambos episodios en una de sus obras, y asegura que en un vitral de la iglesia de su región estaba representada la escena.

Mientras hay quien argumenta que le salieron cuando rompió las Tablas de la Ley de Dios, al ver a su pueblo adorando a un becerro de oro. Sin embargo, se trata de un simple error de traducción. San Jerónimo, al trasladar el pasaje del Éxodo, en que Moisés baja del Sinaí, tuvo el lapsus de traducir rostro “coronata”, radiante, por “cornuta”, cornudo.

¿Astas irreales en humanos? El primer caso de astas craneales en seres humanos, que cita nada menos que la Biblia, es la misteriosa cornamenta de Moisés. Causa sorpresa que el gran profeta, legislador y guía religioso hebreo y fundador de Israel, sea representado en los templos con un par de pitones asomando sobre su testuz.

Moisés con cuernos pareció adornado, y no fueron sus cuernos verdaderos. Dos cuernos a la luna han levantado, los astrólogos vanos embusteros. Al demonio con cuernos han pintado, porque son los pintores majaderos”. (José Cadalso, 1762)

Su aspecto de fauno ha llevado a algunos a afirmar que se trataba de una reminiscencia del dios Pan o de los dioses cananeos. Otros han intentado justificar tales atributos en Moisés, pretendido que era un símbolo de poder. Según Guillermo de Guilleville, que en el siglo XIV fuera prior de la abadía de Chaalis, estas defensas le servían para “golpear y echar afuera a los malos”.

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Moisés ha sido representado con cornamenta a lo largo de los siglos por artistas indiscutibles

De nada sirvieron las protestas al respecto de santo Tomás de Aquino, porque entre los siglos XII y XVI la cornamenta de Moisés se impuso en la iconografía cristiana. El asunto de los cuernos en la cabeza de un personaje bíblico tan singular, con un trato tan directo con Yahvé, era una tentación irresistible para grabadores, pintores y escultores.

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Pero el artista francés, grabador, escultor e ilustrador, Gustavo Doré (1832–1883) salvó a Moisés de las aguas turbias de la posible maledicencia, arrojando rayos de luz en el lugar en que otros, sin motivo alguno, le clavasen una prolongación ósea.

Astas reales en humanos. Algunos cuernos de afrentosa prolongación ósea no son fingidos. En España tuvimos un caso que está perfectamente documentado. El de un caballero de la Orden de Santiago que había salido, desde el reino de Murcia, con el solo intento de librarse de sus dos pitones y así aliviarse de esta tragedia que atravesaba su frontal. El afectado no dudaba en mostrarlos por si alguien pudiese liberarle de esta perturbación, aunque la inmensa mayoría no refrenaba su risa, ni las murmuraciones jocosas. Pidió a un afamado cirujano de la Corte de Carlos III, el Dr. Joseph Correa, que “le reconociese dos monstruosidades que según se demostraban eran, hablando con el respeto debido, dos palos de madera de aire o astas del mismo color, dureza, substancia y figura que los de un cordero...”.

Moisés-con rayos de luz y no cuernos- recibe las tablas de la ley de Dios en el monte Sinaí

El cirujano, en 1767, dejó testimonio notarial de haber aserrado a este caballero dos cuernos frontales para librarle de las molestas astas. Después de rematada la faena, entregó lo amputado al Marqués de Floridablanca, Presidente de la Junta Suprema del Estado, y este, a su vez, los hizo llegar al Gabinete Real, para satisfacer la curiosidad de Carlos III. De este curioso fenómeno tengo copia de las actas notariales, donde se recoge, con toda clase de detalles, el aserramiento de lo que se llamaba entonces “madera del aire”, dejándolo para la posteridad en el Diccionario Castellano de Ciencias y Arte, traducido a las lenguas francesa, latina e italiana”. (editado en 1788, por el Padre Esteban de Terreros y Pando).

Virgen y Niño de los Cuernos. Fresco en la Capilla Portinari de la Basílica de San Eustorgio, Milán. Representa la historia de una posesión demoníaca

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Para satisfacer la curiosidad de quien la tenga, reproduzco en la página siguiente los originales. Concretamente, la portada y la primera página.

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Portada del Acta Notarial del aserramiento de los cuernos a un Caballero de la Orden de Santiago (1767)

Primera página del Acta Notarial (1767) Caso real de cuernos físicos

Hipótesis sobre el cornudo sexual y los feroces vikingos

Anciana china con un cuerno en la frente

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Para tratar de atribuir el origen del término “poner los cuernos”, una de las hipótesis más socorridas es la de los vikingos. Derivaría de los pillajes y violaciones que estos navegantes nórdicos llevaron a cabo en sus incursiones por las islas del Atlántico y por casi toda Europa occidental, entre los siglos VIII y X. Frecuentemente se da por hecho que llevaban los cascos con cuernos y se dice que eran tan bárbaros que no tenían la caballerosidad de quitárselos para hacer el acto sexual. En el mercado de souvenirs se pueden adquirir “reproducciones” con indicación del siglo del “original”. Sí es cierto que tenían un dios cornudo y utilizaban cuernos para beber.

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Todo fue una invención del pintor sueco Gustav Malstrom, en las ilustraciones que realizó en 1820 para el poema épico “La Saga de Frithiof”. El propósito de estos cuernos irreales era retratar a los feroces guerreros del Norte como seres demoniacos. Luego, el cine y el cómic se encargaron de consagrar la inexistente e incómoda cornamenta.

En realidad el derecho de pernada (en latín vulgar medieval, Ius primae noctis, “derecho de la primera noche”) se refiere a un presunto derecho que otorgaba a los señores feudales la potestad de mantener relaciones sexuales con cualquier doncella que se casara con uno de sus siervos.

La dura realidad, para los que les gusta ver en películas y cómics a los vikingos con astas, es que los cascos de los vikingos carecían de cuernos. Los verdaderos cascos estaban realizados con planchas de hierro, unidas entre sí por remaches y tiras de cuero para las partes móviles. Su forma era redondeada o cónica y, la mayoría de las veces, incluían protectores en la nariz y los ojos. Pero nada de cuernos.

Acerca de este supuesto privilegio feudal, se carece de documentos fiables y son muchos los historiadores que lo cuestionan.

Los feroces vikingos

Hipótesis sobre el derecho de pernada Otra hipótesis manejada es el famoso derecho de pernada. Se argumenta que los señores feudales, durante la Alta Edad Media, acostumbraban a meterse en la cama de las campesinas de su feudo, que despertaban su lujuria y -para advertir al marido que no entrase- colgaban de la puerta un cuerno.

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Hipótesis sobre el origen de “poner los cuernos” Para concluir mi conjetura, voy a brindar el criterio propio sobre el origen más creíble de la expresión “poner los cuernos”. Para apoyo de tal hipótesis me basaré fundamentalmente en unos pergaminos conservados que dejan constancia de la citada expresión; concretamente, en las páginas 31r-31v y 332r, de “El Libro del Buen Amor” (1343) de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Este pasaje, que cuenta la “actividad” de la esposa durante la ausencia del esposo, es la base para explicar el origen de esta expresión. Quizás al autor de la obra, a pesar de la concepción dada a la mujer en su época, le surgieron algunas dudas: ¿acaso podía, bella, fuerte, perteneciente al sexo débil, refrenar sus pasiones?, ¿podía pasar dormida las largas noches que el amor presto suele volver insomnes?, ¿puede ser corregida por la fuerza del pudor, al ser acosada por galanes cuando el marido está ausente?, ¿puede la mujer sola conservar, con el respeto al pudor, su cama vacía? Todo esto se plantea y algo más en un magnífico trabajo: “Las fuentes del Libro de Buen amor”, de Bienvenido Morros (Universidad Autónoma de Barcelona).

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EMBARAZADA EN SU AUSENCIA, ¿INMACULADA CONCIENCIA? En una versión del “Libro del Buen Amor”, la mujer de Pitas Payas concibió un hijo durante el año en que se ausentó el marido. En el duro interrogatorio al que la somete, ella le confirma su paternidad, con explicaciones sin duda peliagudas. Vemos algunas de ellas: “¿Me preguntas quién es el padre? ¿No sabes que, al ser yo su madre, tú has de ser el padre? Si acaso me crees, tú lo eres. Si yo estoy unida a ti por la ley del matrimonio, por fuerza tú eres el padre; lo prueba la misma carne por la que de una somos dos. Yo he concebido, no por haber sufrido a un hombre, ni por mancillar mi honra; por haber probado la nieve, mi vientre se ha vuelto pesado. Si yo he dado a luz y he sido madre, así este niño defiende que, según el derecho, tú eres su padre”. En la versión Ridmus, la esposa ofrece la misma versión, pero añade un elemento que hace más verosímil el engaño: “Yo como despojada de cónyuge y profundamente solitaria, y como si fuera viuda, estaba desolada, más de lo que conviene a una mujer, por tanto no unida a ningún hombre. Al mismo tiempo, pensaba en ti más de lo acostumbrado, a quien amaba por encima de todos los otros. Entonces te deseaba en el delicado lecho, y porque así lo deseaba, así consideraba que ocurría. En el intervalo, mientras pensaba en ti con toda el alma, cayendo nieve desde el aire en el regazo, yo, quedándome embarazada, con el vientre hinchado, lo concebí de ti, a pesar de que tú entonces estabas ausente”.

Aun con la evidencia adúltera de un embarazo, lo que convence al marido es otro asunto, el de los cuernos en que se basa la hipótesis expuesta. Más que un asunto peliagudo, se podría decir que es un asunto puntiagudo.

El Arcipreste reconoce que la ausencia del marido no es asunto baladí para una recién casada, que es el caso que nos ocupa, puesto que ya había probado los dulzores de la carne (aunque no lo suficiente para cansarse de ellos o poder olvidarlos por mucho tiempo) y por eso la espera se le hace eterna. Para la descripción del pecado de adulterio, el Arcipreste cuenta la historia del pintor Pitas Payas. Durante sus meses de ausencia, su esposa amó a otro, con el que secretamente se unió carnalmente en su lecho. Algo debía de rondarle en la cabeza al marido cuando -antes de partir- lleva a cabo la acción decisiva en esta hipótesis: pinta un cordero bajo el ombligo de la joven. Si ella se acostase con otro, la imagen del animal quedaría alterada. Durante aquel

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año, en efecto, el dibujo se ve dañado como consecuencia de los furtivos coitos. Juan Ruiz reconoce la astucia de la mujer ante la inminente llegada del marido: el amante trata de restituir la imagen original. Pero todo eran prisas; y hete aquí que lo que dibuja es un carnero adulto, con su correspondiente cornamenta. “Cató Don Pitas Payas el sobredicho lugar, y he visto un gran carnero con armas de prestar. ¿Cómo es esto madona, o cómo puede estar, que yo pinté cordero y se transformó en este manjar?” A la vista de lo anterior concluyo mi hipótesis con esta reflexión, que hoy en día puede resultar perturbadora: Pitas Payas, no pilló a su mujer siendole infiel. Sino poniéndole los cuernos.

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TRANSILVANIA, EL CORAZÓN DE LOS CÁRPATOSPor María Enrique Moreno Alvarado

Varios han sido los viajes en moto que he hecho por el mundo y solo hay uno donde las carreteras que desafían a todo tipo de conductores y pilotos, se mezclan con la historia prehistórica y época medieval llevándonos a tiempos remotos. Transilvania, la región más legendaria de Rumanía. Ubicada en el centro, como un corazón que late encajado entre las cordilleras de los Cárpatos Meridionales y los Orientales. Colonizada por romanos, eslavos, mongoles, sajones, tártaros y hunos, e incorporada a Rumanía en 1918, hoy presume de ser un mito viajero gracias a su atractivo histórico, paisajístico, monumental y legendario. Sus ciudades medievales, castillos e iglesias fortificadas se erigen en un área de colinas arropada por los espesos hayedos y encinares que le dieron el nombre de Transilvania, “más allá de los bosques”

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La capital de Rumanía, Bucarest, apodada a inicios del siglo XX como “La Pequeña París”, ofrece una interesante mezcla de arquitectura soviética, avenidas nobles, iglesias ortodoxas y museos de arte. Pero vayamos a su región más enigmática y viajemos al condado de Brasov. Durante cualquier ruta o viaje a Transilvaniael viajero se introduce plenamente en la Rumanía medieval. Transbucegi, una de las carreteras más concurridas de la zona obliga a una parada obligatoria en la estación balnearia de Sinaia, conocida con el sobrenombre de la “Perla de los Cárpatos”. Lo primero que se ve de Sinaia son los palacios de Peles y Pelisor, construidos a finales del siglo XIX por el rey Carol I, que emergen en lo alto de una colina. Sus jardines y estatuas de piedra recuerdan

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a las construcciones palaciegas germanas, mientras que en el interior destaca el artesonado ricamente labrado de los apartamentos imperiales y los salones de música, así como un pequeño teatro con aforo para sesenta personas.

la cima de la colina Cetatii, se erige la ciudadela de Rasnov del siglo XV. Hoy en día este antiguo recinto militar acoge conciertos de música clásica. Fue construida por los Caballeros de la Orden Teutónica hacia el 1225, aunque la primera referencia documentada es de 1335 y está relacionada con las invasiones tártaras. Por su estratégica ubicación, en el paso entre Valaquia y el corazón de Transilvania, fue asediada numerosas veces, pero solo fue conquistada en 1612. En el interior se encuentran los edificios que en su día sirvieron como casas, talleres artesanales, etc… además de varias torres de defensa y un pequeño museo. Próximo a los talleres se ubica un curioso pozo que alberga la leyenda de dos prisioneros turcos que fueron sepultados dentro por su capataz, sin darles su libertad prometida. En las frías noches se puede oír aún los lamentos de esos esclavos que emergen desde lo más profundo del pozo. De camino al legendario castillo de Bran se encuentra el monasterio de San Bartolomé, y tiene la iglesia más antigua de Brasov, construida en el siglo XIII por la orden de los Caballeros Teutónicos. Es el primero de los enclaves relacionados con el príncipe Vlad pues cerca del templo se halla el lugar donde éste empalaba a sus enemigos.

Castillo de Pelisor

Tan solo a 13 km se encuentra el mítico castillo de Bran. Todo su enfoque turístico es entorno a los vampiros y en muchas ocasiones se le ha vinculado a Vlad Tepes hasta el punto de denominarlo “El Castillo de Drácula”.

Sinaia es uno de los mejores lugares del país para adquirir los tradicionales huevos pintados, normalmente realizados en madera o plástico, además de algún que otro icono ortodoxo de madera o cristal. Durante el transcurso del viaje, el turista podrá disfrutar de hermosas ciudadelas y fortificaciones medievales que remontan al visitante a tiempos feudales. Al norte, flanqueada por cuatro torres, en

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Su carácter es histórico, aunque fue Bram Stocker el encargado de darle éste aura de misterio. Recalcar que el príncipe de Valaquia en ningún momento residió en el castillo, únicamente se alojó durante dos noches tras utilizar el paso de Valaquia camino a una de sus batallas contra los turcos. El castillo de Bran, fue construido en el sitio donde se encontraba una fortaleza de la época de los Caballeros Teutónicos de 1212, y fue documentado por primera vez en una acta que emitió Luis I de Hungría en 1377 en la que concedía a los sajones de Kronstadt (Brasov) el privilegio de construir la Ciudadela.

En los años de 1920 a 1957, Bran sirvió como residencia real, ya que el pueblo de Brasov se lo regaló a la reina María de Rumanía. Ahora es un museo abierto a los turistas, donde se puede admirar los muebles y el arte que rodeaba a la reina. El Castillo se alza sobre el pintoresco pueblo de Bran, digno de visita. Situado junto a la espectacular carretera Transfăgărășan se encuentra la fortaleza real en la que vivió Vlad Tepes, “El castillo de Poenari” que, por su mal estado, ha quedado en un segundo plano. El acceso al castillo se hace subiendo por una alta escalinata que cuenta con casi 1500 escalones. Los arteles nos alertan de que es una zona frecuentada por osos, algo que no deja muy tranquilo al visitante, sobre todo si se considera que la mayor población de osos de Europa está en Rumanía.

Castillo de Bran

El castillo alberga unas 60 habitaciones a las que se llega a través de sinuosas y estrechas escaleras, y muchas de estas habitaciones están conectadas por pasajes subterráneos en los que hay colecciones de muebles, armas y armaduras de los siglos XIV a XIX.

Castillo Poenari

Cuenta la leyenda que la fortaleza de Poenari fue mandada reconstruir por Vlad Tepes, como parte de su venganza contra los boyardos (nobles eslavos) que traicionaron a su familia. Vlad sometió a sus enemigos obligándoles a trabajar día y noche en la reconstrucción de la fortaleza hasta que sus ropas quedaron hechas pedazos y muchos de ellos perecieran en la montaña.

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en el primer piso y una concurrida cervecería en la planta baja.

Casa donde nació Vlad dracul

Muralla del Castillo poenari

Otra leyenda cuenta que en 1462 el castillo de Poenari fue asediado por las fuerzas otomanas de Mehmet II. Vlad consiguió huir por el valle hasta la cercana ciudad de Arefu. Fue aquí donde se reunió con sus hermanos herreros que le ayudaron a escapar poniendo las herraduras de los caballos al revés. De esta manera, consiguió desorientar a sus enemigos y volver para reagrupar su ejército. Distinta suerte corrió la esposa de Vlad Tepes, Jusztina Szilagyi de Moldavia, quien optó por saltar al vacío antes de ser capturada por los turcos durante el asedio. Desde entonces al río Argeș se le conoce como “El río de la Princesa”. La siguiente etapa del viaje es la encantadora Sighisoara, ciudadela declarada Patrimonio de la Humanidad y cuna de Vlad Tepes. La casa que vio nacer al Príncipe de Valaquia guarda una sorpresa a quien decida visitarla. Se encontrará un restaurante

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Es preferible dedicarle tiempo a la Torre del Reloj y a pasear entre el centenar de casas del siglo XVI que se despliegan a su alrededor. No hay que dejar pasar la Torre del Consejo, símbolo de la ciudad, que fue erigida en 1676, mide 64 metros de altura y desde 1898 es la sede del Museo de Historia. Este museo permite ver las figuras del carrillón, las cuales representan los días de la semana, así como documentos y obras que trazan un recorrido por la historia de la ciudad. Tras descender de la torre apetece sentarse en alguno de los cafés que se abren a la plaza Hermann Oberth o, más adelante, en la plaza Cetatii, rodeada por edificios renacentistas y barrocos. Desde el centro de la plaza principal se abre paso la avenida Scolii, que desemboca en una escalera cubierta de 1642 y con casi 200 escalones llegando a la iglesia luterana de Berghirche (siglo XIV). Desde lo alto se avistan los tejados multicolores y el dédalo de sinuosas callejuelas de la ciudad medieval, salpicada de tascas y patios secretos, empedrados y calles empinadas dedicadas a diferentes gremios de comerciantes y artesanos. A pesar de su origen sajón, en la ciudad no vive ningún descendiente de los alemanes que la fundaron y plantaron las cepas que tapizan las colinas cercanas.

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Lo que más caracteriza a la ciudadela de Alba Iulia, es su forma de estrella, construida entre 1714 y 1733, y en la que apenas hay algo en pie de la fortaleza erigida por los romanos, cuando hicieron del asentamiento de Paulum el cuartel de su XIII Legio Gemina. Alba Iulia, fue la capital de la provincia de Dacia durante el Imperio Romano, capital medieval de Transilvania, durante los siglos XVI y XVII, la primera capital del Reino de Rumanos en la Edad Media, el lugar donde a principios del siglo XX Rumanía fue definida como una nación moderna y donde el primer rey de Rumanía fue coronado. Alba Iulia reúne sus tesoros arquitectónicos dentro de los 12 kilómetros de perímetro que encierran la ciudadela: los palacios Unirii, Babilon y Apor, la biblioteca Bathyaneum, la soberbia catedral Católica y la igualmente bella catedral Ortodoxa. Transilvania encierra una gran riqueza natural y unos hermosos paisajes montañosos. El Parque Natural Apuseni es una cadena de montañas que forma una enorme meseta cortada en dos por el río Argeș. Las crestas de las montañas esculpidas, los misteriosos ríos subterráneos, y la delicada decoración de las cuevas son sus principales atractivos.

En el parque hay más de 200 cuevas, que se convierten en el principal destino para los espeleólogos aficionados y profesionales, así como para los curiosos que pasan sus vacaciones en Rumanía. En varias de ellas se han encontrado fósiles de animales que vivieron durante la Edad de Hielo. Las cuevas más accesibles son la «Pestera Ursilor» (La Cueva de los Osos), la mejor acondicionada para esta actividad, y la «Pestera Scarisoara» (Cueva del Helero de Scarisoara). En cuanto a la fauna, las enormes montañas ofrecen refugio para el oso pardo, el lobo y el lince. La mejor época del año para ver los osos es durante la primavera, cuando les acecha el hambre después de su largo sueño invernal. En los meses de verano, se desplazan a zonas remotas, para intentar evitar el contacto con los seres humanos. Durante los meses de invierno, los lobos pueden verse durante el día. El resto del año se mueven por la noche.

Otra opción es adentrarse en lo que es la vida rutinaria en las montañas Apuseni, pasando por el valle del Argeș, donde se encuentran los hermosos pueblos de Albac, Garda, y Arieseni. Los habitantes de la región han aprendido a construir sus casas con madera local de forma que se conserven por muchos años.

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OPPIDUM DE MARUELEZA Y EL SANTUARIO DE GASTIBURU Por Luis González Fraga Según la visión de la historia que nos ofrecen distintas fuentes clásicas sobre las sociedades que poblaron la franja costera del País Vasco en la Edad de Hierro, es que eran rústicas, conservadoras y arcaicas. Sin embargo, el oppidum de Marueleza o castro de Arrola, rompe con esta imagen que hasta ahora se creía de aquellos antiguos pobladores.

El oppidum es el nombre que se le da a un asentamiento cuya estructura urbanística es considerada como la más próxima a una ciudad, se trata de un castro centralizador que controla a otros castros más pequeños y de esta forma poder controlar un valle o conjunto de ellos para conformar una estructuración jerárquica en la ocupación de un territorio.

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En la cota superior del monte Arrola se encuentra el recinto amurallado del oppidum de Marueleza. Su interior posee una superficie de 8 hectáreas, que son protegidas por una muralla de piedra de unas dimensiones considerables, pues tiene una altura que oscila entre los 5 a 6 metros y una anchura en su base de 7 a 8 metros. En sus orígenes contó con una empalizada de defensa y algunas torres de madera con sus correspondientes tejados.

En su parte NNW se conserva en muy buen estado la puerta de esviaje, que es un ingenioso sistema oblicuo para defender el acceso al interior del recinto. Sus casas son rectangulares y una buena parte de ellas se encuentran adosadas a la muralla. Las labores forestales han arrasado otras estructuras de de defensa del perímetro exterior. También se conoce de otra puerta defensiva en la parte sur que actualmente está pendiente de estudio.

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El Santuario de Gastiburu.

El yacimiento está ubicado a tan solo 870 metros al suroeste del oppidum de Marueleza. Es un conjunto arquitectónico único, lo cual se debe a la excepcionalidad de su arquitectura, la calidad de su obra y sobre todo, a su orientación topoastronómica. De esta última singularidad radica su especial interés. A grandes rasgos podemos decir que destacan dos conjuntos de estructuras en este monumento. El primer conjunto y el más importante, está compuesto por 4 grandes plataformas de aspecto lobular y otra plataforma más pequeña, todas ellas están dispuestas sobre los vértices de un pentagrama. El segundo conjunto lo integran tres pequeñas plataformas circulares en dirección Este. Existen gradas sobre las cuatro grandes plataformas del primer conjunto, también hay un espacio central o plazoleta de la cual aún se observan restos de su enlosado, por lo que es evidente que el sitio fuera un lugar importante de reunión.

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Justo en el centro hay un agujero, algo hubo allí. Es muy fácil imaginarse a los jefes y representantes de las cuatro grandes tribus vascas, los várdulos, caristios, autrigones y vascones, ocupando sitios en estas gradas parlamentando y tomando decisiones muy importantes en torno a un roble que existiría justo en medio de la plaza, y del que solo nos ha quedado su impronta en el terreno. Un roble que con el devenir los siglos representará a uno de los símbolos universales del País Vasco: El árbol de Gernika.

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Si ya es evocadora esta idea y que se adapta perfectamente a lo que se sabe de estas gentes en cuanto a su estructura social y creencias, más fascinante resulta lo que se ha descubierto sobre su orientación topoastronómica del conjunto principal de plataformas, la cual nos da una visión de la importancia que tuvo este santuario en su tiempo. Santuario de Gastiburu. Descripción: Orientación topoastronómica

Santuario de Gastiburu. Descripción: Orientación astronómica solsticio de invierno

Y es que resulta que el valle elegido para construirlo, en el solsticio de invierno el sol sale por la cumbre del monte Elbizuagamendi que tiene una altura de 468 metros sobre el nivel del mar, ubicado a una distancia de 2Km y de 124 grados de dirección aproximadamente. Ese mismo día el sol se oculta tras la pequeña colina de Labakoatxa, de una altura sobre el nivel del mar de unos 461 metros, a una dirección de 237 grados y que se encuentra a una distancia de 8,8 Km.

Santuario de Gastiburu. Simulación de la orientación astronómica para la puesta del sol en el solsticio de invierno 2020

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El solsticio de verano, el primer rayo del sol aparece sobre del monte Gaztaintzugane que está a tan solo unos 525 metros de distancia en una dirección de 56 grados. Y los últimos rayos del sol para ese día se desvanecerán tras la cima del monte Tontorra en el Sollube, a 14 Km de distancia y con una dirección de 303 grados aproximadamente.

Santuario de Gastiburu. Descripción: Orientación astronómica solsticio de verano

Santuario de Gastiburu. Simulación de la orientación astronómica para la puesta del sol en el solsticio de verano 2021

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Es evidente que además de su uso como lugar de reunión también tuvo por funcionalidad el control del calendario estacional, y por tanto estemos ante la presencia del famoso calendario vasco, por el que se controlaban todas las actividades de aquella sociedad, pues como mismo ocurre en todas las sociedades complejas, siempre es necesario regular cuando se celebrarán las fiestas, cuando se debe sembrar y recoger las cosechas, en fin, es de vital importancia regular todas las actividades de la comunidad. Y esto precisamente es lo que corrobora el Santuario de Gastiburu. Además, ese carácter del control preciso de las estaciones del año puede que esté relacionado con rituales de augurios, así como también con ceremonias de ratificación o apoyo hacia un poder que provenía de una jerarquía militar o sacerdotal. En cualquier caso, este santuario es un sitio muy especial y hace del oppidum de Marueleza al cual pertenece, en un Bien Patrimonial de primer orden.

Santuario de Gastiburu. Descripción: Vista aérea del yacimiento de Gastiburu

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LOS 15 DE WINCHESTER Por Miguel labrador

En esta ocasión, he querido alejarme momentáneamente de mis "piedras" de civilizaciones primigenias para rendir homenaje a nuestra propia historia tan vejada en un país que no valora nada lo suyo y lo que es peor, desconoce absolutamente su pasado y lo poco que se enseña, sólo es la parte mala, que sin duda también hubo. Pero en esta ocasión no me iré a grandes historias que bien podría sorprendernos como los hechos de personajes tales como Blas de Lezo, Pizarro, Hernán Cortés o Cabeza de Vaca, sobre el cual por cierto se acaba de estrenar un maravilloso libro del gran periodista Antonio Pérez, una persona que porque conoce muy bien nuestra historia, sabe que merece la pena divulgarla lo más y mejor posible. En mi caso, quiero comentarles una historia nada o

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poco conocida en el que los personajes anónimos que vivieron esta peripecia, en otro país sin duda tendrían películas, series, etc. Pero aquí por supuesto pasó sin pena ni gloria. Aquí va mi particular homenaje. Nos situamos en los finales del SXVIII durante la guerra de independencia de los estados unidos donde Francia y España eran los aliados frente a los ingleses. Debido a la insistencia de la recuperación de Gibraltar, España impuso allí un bloqueo que Inglaterra eso sí, pudo sortear y, de hecho, por sus victorias en los enfrentamientos, llegó a llevar a muchos prisioneros españoles a tierras británicas. De todos ellos, en particular de una confrontación entre una fragata española, la Santa Mónica y otra

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británica, 25 de los 36 supervivientes fueron conducidos a la población inglesa de Winchester. Concretamente una prisión conocida como la casa del Rey, que era realmente un palacio inacabado que reunía eso sí, unas condiciones prácticamente infrahumanas.

Allí les esperaban medio centenar de españoles junto a nada más y nada menos que dos mil franceses. Esto hacía que fuera una tortura no sólo por las condiciones de la prisión, sino que además esa minoría hispana hacía que los franceses cometieran todo tipo de atropellos. Si a todo esto sumamos un tremendo frío y humedad que incluso hizo que un capitán inglés tuviera que informar a las autoridades denunciando por ejemplo que las tumbas de los prisioneros muertos estuvieran tan cerca de la prisión y tan poco profundas que añadían unas condiciones higiénicas peligrosísimas para la ya denigrada población reclusa.

una noche de tormenta, lograron burlar la guardia de la prisión sin ser detectados, para más tarde, cruzar la ciudad y así alcanzar el río Southampton.

Una vez allí se apoderaron de una pequeña embarcación para poder navegar hasta Porsmouth. Cuando llegaron a este principal puerto militar de toda Inglaterra se hicieron nada más y nada menos que con un barco de guerra y haciendo prisioneros a un capitán, dos marineros y un niño que estaban allí dentro en el momento del abordaje. Me cuesta imaginar por lo que tuvieron que pasar cuando no les quedó otra que infiltrarse entre 17 navíos de guerra ingleses, para finalmente terminar por salir a már abierto y así poder cruzar el canal de la mancha y entrar en el puerto de Brest en Francia el 3 de septiembre de 1780 completamente sanos y salvos. Esta increíble historia, que como decía antes, en cualquier país se hubiera hecho eco de mil formas, aquí en España sólo tenemos un pequeño documental en Youtube del que en buena parte me he basado, el realizado por Toni Percar que hace un buen trabajo seguramente con nimio presupuesto. Así nos seguirá yendo...

Más adelante, con el invierno, las condiciones fueron empeorando con amenaza de epidemia. Llegando así con una media de 33 muertes por semana, algo insoportable hasta para hombres tan duros y aguerridos como los de aquella época. Con estas condiciones, 15 audaces españoles empezaron a preparar su huida. Y así fue cuando en la madrugada del 26 agosto de 1780 aprovechando

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