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Quién fue el auténtico Robin Hood?

¿QUIÉN FUE EL AUTÉNTICO ROBIN HOOD? Por Isabela Herranz

Ningún atracador medieval alcanzó una fama comparable a la de Robin Hood, que ha ido creciendo con el tiempo hasta convertirse en un arquetipo. ¿Fue una criatura mítica que recibió un nombre y una historia humana para hacerle creíble? ¿Fue un hombre real al que se atribuyeron hazañas heroicas para convertirle en una expresión viva de las aspiraciones del pueblo?

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“No puedo recordar el padrenuestro como dicta el cura, pero en cambio puedo recitar las rimas de Robin Hood y Randulph Conde de Chester”. Estas líneas dichas por un capellán borracho en The Vision of Piers Plowman (1377), de William Langland, son la primera referencia segura en la literatura inglesa sobre la figura de Robin Hood, uno de los héroes populares más grandes de Inglaterra y Escocia desde al menos el siglo XIV.

No se sabe a qué rimas se refería el citado capellán, ya que estas no han sobrevivido. La balada más antigua conocida es muy posterior a la obra de Langland: se trata de Lytell Geste of Robyn Hode and his Meiny, que fue impresa por Wynkyn de Worde a finales del siglo XV.

Está compuesta por cuatro baladas que circulaban desde mucho antes en la tradición oral y que se agruparon en el siglo XV para darle forma de una historia continua. Algunas de las rimas, o partes de ellas, fueron probablemente a las que hacía referencia el capellán. En todo caso, lo que sí es seguro es que, a finales del siglo XIV, la fama del héroe estaba muy extendida y en los años posteriores se extendió muchísimo más por todo el Reino Unido y terminó traspasando fronteras. En su patria de origen no hay ningún otro héroe popular más querido y conocido excepto acaso el rey Arturo- que Robin Hood: su nombre ha sido dado a una flor y a un viento, así como a múltiples posadas y pubs. Su nombre también figura en numerosos lugares del paisaje tradicional, pero ¿qué se sabe de verdad sobre Robin Hood?

Frontispicio de la edición de Wynkyn de Worde de la primera balada de Robin Hood (1492-1534)

¿VASALLO O CONDE DE HUNTINGDON?

“En realidad sabemos muy poco sobre él. Ni siquiera tenemos la certeza de si existió. No sabemos dónde nació o en qué periodo concreto floreció. Algunos informes antiguos lo sitúan en los reinados de Richard I y John, y otros en tiempo de Edward II”, explicaba Christina Hole en su obra English Folk Heroes (1948).

El primer académico en confirmar que la tradición baladista hacía referencia al dato histórico del viaje del rey Edward II y que, por tanto, situaba a Robin Hood en su reinado, fue el académico J. Hunter en su obra The Great Hero of the Ancient English Minstrelsy of England: Robin Hood (1852). Efectivamente, es un hecho histórico que este rey visitó Yorkshire en 1323 y pasó a través de Nottinghamshire en su camino, y que desde marzo a noviembre del año siguiente un tal Robert o Robin Hood fue paje en las cámaras reales de Londres. Esto encajaría con la historia de que Robin Hood encontró al rey, que le perdonó por sus fechorías (no olvidemos que en aquel entonces las autoridades estaban dispuestas a perdonar a los forajidos para restringir sus actividades delictivas) y le llevó a Londres como cortesano.

Desde noviembre de 1323, Robert/Robin el paje ya no vuelve a ser mencionado; y esto de nuevo encaja con la historia de que, tras un periodo, Robin Hood se cansó de la vida en la Corte y tras pedir permiso al rey regresó a los bosques para no volver a reaparecer. En cualquier caso, la citada referencia histórica no permite resolver otros enigmas sobre la figura de Robin Hood, ya que la balada donde aparece es muy posterior al periodo histórico mencionado.

Durante los siglos que siguieron, la leyenda de Robin Hood se estableció firmemente a pesar de la falta de datos fidedignos. En otras historias se cuenta, por ejemplo, que sirvió en Las Cruzadas con Richard I y que al regresar a Inglaterra encontró sus tierras devastadas por el representante de la corona. No obstante, debe aclararse que la creencia común de que Robin Hood vivió durante el reinado de Richard I surgió de la historia engañosa escrita por Richard Stukey en el siglo XVIII, pero se le concedió crédito por la adopción que hizo de ella Walter Scott en su novela Ivanhoe (1818).

Para otros expertos, parece más seguro que el histórico Robin Hood fuera un seguidor desposeído de Simon de Montfort, conde de Leicester, que se convirtió en forajido tras la derrota de su líder en Evesham en 1265.

Según Hole y otros expertos, el auténtico Robin Hood fue un héroe popular, descrito normalmente como un pequeño propietario rural, que luchó contra los oficiales del gobierno local de Nottingham y South Yorkshire. Sin embargo, a partir del siglo XVI, la tradición ha tendido a ennoblecerle convirtiéndole en un posible pretendiente del condado de Huntingdon. Así y todo, el historiador DeLloyd J. Guth insiste en que la frase Conde de Huntingdon era un título irónico otorgado a cualquier cazador hábil.

ROBÍN DE LOS BOSQUES

El experto F.C. Child ha definido a Robin Hood como “la creación pura de la musa de la balada”, es decir, un héroe idealizado y no una figura histórica, inventado por los baladistas como una expresión del descontento y penalidades del campesinado medieval. Otros a su vez creen que pertenece al mundo de las creencias paganas y feéricas y que, tanto él como sus seguidores vestidos con ropajes verdes, fueron originalmente elfos del bosque cuya leyenda casi olvidada se racionalizó después en relatos de delincuencia humana. También se le ha asociado con el dios nórdico Hoder, con Robin Goodfellow (Puck) y con el dios cornudo de las brujas, que tenía muchos nombres y uno de ellos era Robin. Margaret Murray ha señalado que “Robin es un nombre tradicional para el Diablo y para diversas entidades precristianas de las que Robin Goodfellow es la más conocida”. Esta investigadora sugiere que recibió tal nombre a partir de una gran variedad de dioses locales y que en cuanto al término Hood (capucha), podría simplemente hacer referencia al traje llevado por los monjes o ser una corrupción de la frase of the wood (del bosque).

A pesar de todo lo anterior, algunos estudiantes modernos creen que la leyenda está basada en hechos reales y, a decir verdad, durante siglos nadie dudó de que Robin Hood había sido un personaje real o, mejor aún, una serie de personajes reales : “Una teoría más prosaica sugiere que ‘Robin Hood’, una corrupción de ‘Robin of the Wood’ (Robin de los Bosques), fue una vez un título genérico para los ladrones del bosque y que las historias que conocemos podrían haberse desarrollado a partir de recuerdos vagos, no de un único individuo heroico, sino de varios bandidos medievales con ese apodo, cuyos nombres reales y sus historias desconocemos por completo”, sigue explicando Christina Hole. Son muchos los historiadores para quienes el origen de la leyenda surgió de verdaderos bandidos o de los relatos sobre ellos.

Grabado de Robin Hood (1508)

Por su parte, J.C. Holt cree haber resuelto el problema por las pruebas que aportan los diferentes apellidos Robinhood : el primer apellido conocido data de 1261-2, pero podría haber sido inventado, es decir, que Robin Hood era un nombre aplicado a cualquier forajido.

Por otra parte, Bob Curran ha encontrado similitudes con criminales como Hereward the Wake, Eustace the Monk y Fulk FitzWarin. En su obra Walking with the Green Man: Father of the Forest, Spirit of Nature, Curran señala que FitzWarin había sido un noble normando desheredado que se convirtió en forajido y enemigo de John de Inglaterra.

UN HÉROE DESANGRADO

Robin Hood cuenta con una banda de siete hombres alegres ( Merry Men ) y se le asocia con la zona del bosque de Sherwood y Nottinghamshire, aunque muchos historiadores apuntan que era de Yorkshire. Su lugar de nacimiento se emplaza en Loxley (South Yorkshire), mientras que su tumba está en el priorato de Kirklees (West Yorkshire).

Este último dato figura en la balada más antigua sobre Robin Hood donde se hace una breve descripción de su muerte a manos de la priora de Kirklees (West Yorkshire).

Robin enfermó y debido a la fama de las dotes médicas de la priora y también a que era familiar suyo, él fue a visitarla. En el manuscrito de Sloane figura un informe más detallado: ella le traicionó dejando que se desangrara. Se insiste en que ella actuó así para vengar a muchos religiosos que él había perjudicado en el pasado, o porque su amante Sir Roger de Doncaster la persuadió para que lo hiciera. Sea como fuere, la cuestión es que Robin tuvo una muerte lenta y dolorosa por pérdida de sangre.

Según otra versión de la tragedia, fue encerrado en el cuarto donde iba a ser operado y “allí se desangró durante todo un día hasta el mediodía del día siguiente”.

Cuando apenas le quedaban fuerzas, consiguió hacer sonar su cuerno para convocar a su amigo y ayudante Little John, que esperaba en el bosque cercano. Cuando este comprobó que Robin Hood estaba muriéndose sin remedido, solicitó permiso para vengarle prendiendo fuego al priorato, pero el moribundo le prohibió cualquier acción contra la priora y las monjas diciendo: “Nunca herí a ninguna doncella en toda mi vida, ni tampoco lo haré al final de ella”. Seguidamente pidió que le trajeran su arco y con el último arranque de energía disparó una flecha por la ventana diciendo que allí donde cayera debería ser enterrado.

La tradición ha situado la tumba de Robin Hood junto al priorato bajo una losa que, según la Crónica de Grafton de 1562, fue colocada por la propia priora. El anticuario John Leland mencionó dicha tumba en el reinado de Henry VIII y dos siglos después Thoresby registró en 1715 que “cerca del monasterio de Kirklees, el célebre Robin Hood yace enterrado bajo una lápida que todavía permanece en el parque, pero la inscripción apenas es legible”.

No se sabe de ningún otro lugar donde esté enterrado Robin Hood, pero en su Sepulchral Monuments, Gough señala que “su tumba fue excavada a principios del siglo XVIII y se encontró vacía”. Es probable, pues, que en dicha tumba no yazca Robin Hood, pero su memoria en cambio ha permanecido más allá de su supuesta existencia postrera en Kirklees. No en vano, en el siglo XV ya estaba integrado en el folklore inglés como héroe de los que luchan contra la corrupción y el orden opresor: “En 1439 Robin Hood era el arquetipo por el que otros bandidos se medían. Si no fue el primer asaltador de caminos de la historia, estableció el modelo... Sigue siendo el patrón por el que todos sus sucesores se juzgan”, expresa Hilary Evans en su obra Hero on a Stolen Horse (1977).

Robin Hood ha llegado hasta el siglo XXI sin perder un atisbo de su heroicidad. Durante el siglo XX su figura siguió expandiéndose en las artes (novela, cuento, cine, teatro, ópera, musicales y alguna serie de televisión). Más importante si cabe es que al legendario héroe se le haya reconocido por fin valor intelectual y sea objeto reconocido de estudio académico. Así lo prueban los trabajos excelsos, entre otros muchos, de Stephen Knight y J.C. Holt, que han discutido a fondo la importancia de esta figura desde un punto de vista tanto literario como histórico. Existe asimismo el denominado The Robin Hood Project, de la Universidad de Rochester, que posee una base de datos única sobre un personaje que, a pesar de todos los aspectos legendarios que le rodean probablemente existió: “Debemos recordar que, no importa los muchos vínculos que encontremos entre Robin Hood y las viejas creencias y supersticiones; no significan que Hood nunca existió. Personalmente, me inclino más a pensar que estos atributos del folklore fueran otorgados a un hombre que realmente existió y no a que la leyenda de Robin Hood sea una invención”, concluye Hilary Evans.

Las palabras finales en este artículo sobre la existencia histórica de Robin Hood las pone J.C. Holt: “La leyenda empezó hace más de setecientos años. El hombre, si existió alguna vez, vivió incluso antes, pero su identidad importa menos que la persistencia de la leyenda. Eso es lo más notable sobre él”.

MAID MARIAN: ¿EL VERDADERO AMOR DE ROBIN?

En contra de lo que suele pensarse, la figura de Maid Marian no formaba parte integral de la historia original de Robin Hood. Se trata de una incorporación tardía a la tradición.

Las baladas más antiguas no la mencionan y su primera aparición como el verdadero amor del héroe se produjo en la obra teatral The Downfall of Robert, erle of Huntingdon, escrita en 1601. Al parecer, Marian fue un préstamo del drama pastoril francés Jeu de Robin et Marion, del siglo XIII, cuyos protagonistas eran un pastor y una pastora: Por lamentable

que pueda parecerles a los románticos, todas las pruebas muestran que, al margen de que Robin Hood y sus secuaces fueran gente real o no, la Maid Marian de la tradición moderna no era una del grupo , explica Christina Hole. Tampoco formaba parte del grupo original el personaje Friar Tuck, que al igual que Maid Marian, empezó a formar parte de la leyenda tardíamente. Sin embargo, ambos devinieron figuras muy populares desde los siglos XV y XVI tanto en Yorkshire y Nottinghamshire (lugares tradicionales de las correrías de Robin Hood), como en localidades alejadas de los mismos y, al igual que Robin Hood y sus alegres compañeros, ambos empezaron a figurar en las obras teatrales y en los juegos celebrados en las fiestas de primavera o en Pentecostés.

Los expertos en mitología y folklore han sugerido que los Juegos de Robin Hood y otras festividades que llevan su nombre son de gran antigüedad y están asociadas probablemente con la religión precristiana del Reino Unido. Así se observa, por ejemplo, que en las fiestas del 1 de mayo el matrimonio de Robin y Marian ocupó el lugar de los rituales simbólicos de fertilidad en algunas localidades reemplazando el clásico del casamiento del rey y la reina.

Robin Hood, Maid Marian y sus compañeros. (Grabado victoriano de Stephanoff).

EL LINAJE DEL HÉROE

Amedida que la leyenda se desarrollaba, Robin Hood fue cambiando de linaje: “Al principio fue un pequeño propietario. Luego se convirtió en un nombre injustamente desposeído de sus propiedades, más tarde en un inglés que protegía a sus compatriotas de la dominación de los normandos y finalmente devino un rebelde social que, en la lucha campesina contra el señor feudal, toma represalias contra la persona y la propiedad del opresor”, explica J. C. Holt en su obra Robin Hood (1982).

Los diferentes elementos caballerescos y literarios que se fueron anexionando al personaje le hicieron perder parte de su vitalidad primitiva dentro de su contexto original de rebelión campesina, pero terminó por convertirse en un héroe nacional de proporciones épicas: arquero consumado, valiente, muy versado en las tradiciones caballerescas y cuyo objetivo era conseguir dinero de los ricos y corruptos para ayudar a los pobres. Es en definitiva un símbolo de la libertad, la independencia y la lucha contra la tiranía de los poderosos: “Anuncia el mundo de Superman y de las tiras de cómics... Tiene éxito porque es un arquero superior, un espadachín consumado y un maestro del disfraz y la estratagema... Es invulnerable excepto a la traición. Pertenece a ese mundo de héroes y villanos donde los héroes son tan excelsos, tan mágicos en su maestría que siempre llevarán las de ganar”, concluye Holt.

BIBLIOGRAFÍA

Bob Curran, Walking with the Green Man: Father of the Forest, Spirit of Nature, Career Press, 2007.

Hilary Evans, Hero on a Stolen Horse, TBS The Book Service Ltd., 1977.

Christopher Hill, Robin Hood, from Liberty Against the Law, Harmondsworth, Penguin, 1996.

Christina Hole, English Folk Heroes, Batsford, 1948 (primera edición).

J. C. Holt, Robin Hood, Londres, 1982.

John Hunter, The Great Hero of the Ancient English Minstrelsy of England: Robin Hood, Critical and Historical Tracts IV, Londres, Smith, 1852.

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