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Los 15 de Winchester

LOS 15 DE WINCHESTER Por Miguel labrador

En esta ocasión, he querido alejarme momentáneamente de mis "piedras" de civilizaciones primigenias para rendir homenaje a nuestra propia historia tan vejada en un país que no valora nada lo suyo y lo que es peor, desconoce absolutamente su pasado y lo poco que se enseña, sólo es la parte mala, que sin duda también hubo. Pero en esta ocasión no me iré a grandes historias que bien podría sorprendernos como los hechos de personajes tales como Blas de Lezo, Pizarro, Hernán Cortés o Cabeza de Vaca, sobre el cual por cierto se acaba de estrenar un maravilloso libro del gran periodista Antonio Pérez, una persona que porque conoce muy bien nuestra historia, sabe que merece la pena divulgarla lo más y mejor posible.

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En mi caso, quiero comentarles una historia nada o poco conocida en el que los personajes anónimos que vivieron esta peripecia, en otro país sin duda tendrían películas, series, etc. Pero aquí por supuesto pasó sin pena ni gloria. Aquí va mi particular homenaje.

Nos situamos en los finales del SXVIII durante la guerra de independencia de los estados unidos donde Francia y España eran los aliados frente a los ingleses.

Debido a la insistencia de la recuperación de Gibraltar, España impuso allí un bloqueo que Inglaterra eso sí, pudo sortear y, de hecho, por sus victorias en los enfrentamientos, llegó a llevar a muchos prisioneros españoles a tierras británicas.

De todos ellos, en particular de una confrontación entre una fragata española, la Santa Mónica y otra

británica, 25 de los 36 supervivientes fueron conducidos a la población inglesa de Winchester. Concretamente una prisión conocida como la casa del Rey, que era realmente un palacio inacabado que reunía eso sí, unas condiciones prácticamente infrahumanas.

Allí les esperaban medio centenar de españoles junto a nada más y nada menos que dos mil franceses. Esto hacía que fuera una tortura no sólo por las condiciones de la prisión, sino que además esa minoría hispana hacía que los franceses cometieran todo tipo de atropellos.

Si a todo esto sumamos un tremendo frío y humedad que incluso hizo que un capitán inglés tuviera que informar a las autoridades denunciando por ejemplo que las tumbas de los prisioneros muertos estuvieran tan cerca de la prisión y tan poco profundas que añadían unas condiciones higiénicas peligrosísimas para la ya denigrada población reclusa.

Más adelante, con el invierno, las condiciones fueron empeorando con amenaza de epidemia. Llegando así con una media de 33 muertes por semana, algo insoportable hasta para hombres tan duros y aguerridos como los de aquella época.

Con estas condiciones, 15 audaces españoles empezaron a preparar su huida. Y así fue cuando en la madrugada del 26 agosto de 1780 aprovechando una noche de tormenta, lograron burlar la guardia de la prisión sin ser detectados, para más tarde, cruzar la ciudad y así alcanzar el río Southampton.

Una vez allí se apoderaron de una pequeña embarcación para poder navegar hasta Porsmouth. Cuando llegaron a este principal puerto militar de toda Inglaterra se hicieron nada más y nada menos que con un barco de guerra y haciendo prisioneros a un capitán, dos marineros y un niño que estaban allí dentro en el momento del abordaje.

Me cuesta imaginar por lo que tuvieron que pasar cuando no les quedó otra que infiltrarse entre 17 navíos de guerra ingleses, para finalmente terminar por salir a már abierto y así poder cruzar el canal de la mancha y entrar en el puerto de Brest en Francia el 3 de septiembre de 1780 completamente sanos y salvos.

Esta increíble historia, que como decía antes, en cualquier país se hubiera hecho eco de mil formas, aquí en España sólo tenemos un pequeño documental en Youtube del que en buena parte me he basado, el realizado por Toni Percar que hace un buen trabajo seguramente con nimio presupuesto. Así nos seguirá yendo...

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