In ma nen cia /
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Por Micaela Ailin
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2020
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Inmanencia
(adj.)
Inherente a algún ser o unido de un modo inseparable a su esencia. La inmanencia designa el carácter de lo que en sí mismo tiene su principio.
La causa inmanente es interna a su efecto.
No se la puede separar de él.
Lo que es inmanente no se puede separar de aquello con lo que está en relación pertinente o de aquello sobre lo que actúa. De manera general, este concepto se opone a la trascendencia, que es el hecho de ser determinado desde el exterior y desde una posición jerárquica superior. Es la interpretación no solo de lo que se conoce, sino también de lo que no se conoce. Algun*s antropólog*s entienden que los seres humanos son los únicos seres vivos que tienen esta característica, la inmanencia, siendo ésta, la base de la cultura. La inmanencia también puede distinguirse de la permanencia, que designa el carácter de lo que permanece igual a sí mismo, pero, a través de la duración, es decir, asignando a los objetos un espacio y un tiempo.
En las calles clasemedieras laburantes abundan los carritos de Barbie y de equipos de fútbol1. Seguro te has quedado largos minutos intentando ver algo entre el glitch de la carencia de decodificador. En la escuela mis compañerit*s se reían de mi porque en casa no tenia ni Nintendo, ni Sega, ni Family: tenía un Atari del año 1982 que le pertenecía a mi hermana.
Buenos Aires
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2005
1 que era codificado
Los pibes jugaban a Dragon Ball,
a las tolas
/ a partir del 2001
y se usaban los Beyblades
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/ a partir del 2003
Las pibas marimachas como yo lucíamos los porta-tolas en los cinturones turquesas con flores de gamuza, causando confusión en las nenas que tenían Barbies perfectamente peinadas2, y tod*s alguna vez sufrimos los dilemas que causaban los programas de la tele, entre las películas para adultos a cualquier hora y las series de Cris Morena.
2 yo tuve algunas y les comía los pies
Las calles de Villa Sarmiento no tenían carteles y perderse era cosa de todos los días, ya que la idea de un GPS parecía pura ciencia ficción y no existían los smartphones por estas latitudes: lo más moderno que tuve en mis manos era un pequeño Nokia azul de mi vecina; me lo prestaba cada día que venía a tirarse las
cartas con mi vieja, jugaba al Space Attack y al Snake3, minijuegos compuestos por pequeños píxeles sobre una pantalla verde, y hasta ahí llegaba el entretenimiento: si querías más tenías que enviar “chiste” al 2020, y los SMS push llegaban cada diez minutos, descontando por cada mensaje dos o tres pesos4.
3 más conocido como la viborita
4 en ese momentos los celulares salían como mucho 70 pesos
Los televisores con pantalla plana eran un lujo al igual que la bici, la computadora y ni hablar Internet, como mucho había dial-up en algunas casas pudientes, y sino el cyber con su increíble velocidad de un mega. En el kiosco del barrio vendían diskettes rosas y en las jugueterías abundaban los peluches, los juegos de ingenio como el Memotest, el Senku y el Scrabble, y otros juegos más modernos con empaques de colores, hechos en Argentina5. 5 despertando la industria luego de la dilapidación que causó el 1 a 1 de los 90
Mis padres se separaron cuando yo tenía cuatro meses, antes de vivir en el PH que es el escenario de todas las imágenes nos habíamos mudado más de cuatro veces, no pude terminar el jardín, y la socialización fue muy complicada posteriormente. Sin embargo, ante la Olympus Trip de mi madre siempre tenía una sonrisa enorme con flamantes dientes definitivos recién crecidos7. 7 con serruchito
Apenas empecé a formular mis primeras palabras y razonamientos lógicos6, ya sabía que iba a ser muy difícil el día a día.
6 por repetición
Venían algunas amigas a casa, los juguetes me gustaban mucho y tenía banderas argentinas colgadas en la pieza porque muy recientemente había jurado la bandera y me habían puesto como abanderada de mi escuela, yo no entendía nada y ni siquiera me gustaba cantar el himno.
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8 dos hojas Gloria equivalían a una Rivadavia en el tipo de cambio del aula de cuarto grado
9 una agenda electrónica con muy poca memoria
La realidad se presentaba como un juego, como memorizar cosas para hablar al lado de la cartulina pegada al pizarrón en el aula de la escuela 21, como ponerle las minas al lápiz de grafito de 0.5, la goma dos banderas que supuestamente borraba tinta y nada que ver, solo agujereaba la hoja Gloria8.
En años anteriores habíamos juntado los cupones de la revista Genios para tener la “compu de mano”9 y nunca pude canjearlos porque en casa no había plata para el bondi.
> (Mica, todo no se puede)
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Las revistas, los libros, los juguetes y mi gato eran la mayor compañía en las noches de soledad, mi vieja laburaba de noche, dormía de día y se las arreglaba para cuidarme.
Además vendía Avon y con mis amigas nos poníamos los pequeños perfumes de demostración, vitales para la venta puerta a puerta en el barrio.
Viví en aquel PH de dos ambientes en el partido de Morón durante quince años, mi mamá alquilaba con la ayuda de mis hermanas aquel pedazo de tierra donde eché raíces superficiales, porque en 2010 tuve que irme. Cuando dejé de habitar ese espacio les dejé una nota a l*s vecin*s que ocuparían la casa en aquel momento, les dije con mi puño y letra de catorce años que no levanten la térmica del patio
10 mamá arruinó todas las ollas, las llenó de cera al igual que todos los muebles de la cocina
porque tenía electricidad, que las puertas de chapa verde estaban rayadas por mi gato y que por favor las pinten11, que ojo con las escaleras porque no tienen baranda, que cambien la cinta aisladora de la lámpara de la habitación, que disfruten la vista cada día y cada noche, sobre todo por la noche porque se veían ovnis una vez por mes.
Mezclábamos las cremas humectantes para la cara con los talcos para pies, mezclábamos la crema de enjuague Advance Techniques con las flores secas que había en casa de un emprendimiento de velas que falló por falta de insumos y presupuesto10. En ese momento el Bricolage era furor y por eso mi casa estaba llena de cartón corrugado, fibras, pistolas encoladoras rotas, planillas de Avon vacías porque nadie le compraba nada a mi mamá.
> Desde muy chica supe que las wachas del conurbano tenemos una fuerza increíble.
11 no nos había alcanzado la plata para entregar la casa en condiciones
Este trabajo fotográfico es producto de un hallazgo que ocurrió a mis 24 años, encontré en un placard muchos rollos de mi día a día en ese PH. Lo reexpuse con imágenes primaverales de flores explotadas de color, yo intuía que bajando la sensibilidad a 25 ISO iba a salir algo a pesar del paso del tiempo…
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2019
Puedo decir que nunca me faltó nada pero siempre fui muy consciente que iba a tener que abandonar todos los lugares que alguna vez supe habitar:
/ la casa
/ la escuela
/ el Atari que explotó durante un subidón de tensión / la alfombra para bailar que me regalaron para el día del niñ* y que rompí a los meses porque yo doblaba el peso recomendado para usarla / la tele de tubo Continental de 21 pulgadas que tenía sesenta canales tuvo que ser reemplazada por una Philips de catorce pulgadas con quince canales12.
12 pero con antena, porque si no tenías cable, era la gloria poder mirar a Victor Hugo a la mañana
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Much*s nacimos y crecimos en familias disfuncionales, con traumas y situaciones horribles a la orden del día. Este zine es el resultado de un gran proceso personal de reconciliarme con mi propia historia, con la familia que si se elige.
> Resistimos
Autora:
Diseñadora:
Producción:
Micaela Ailin
Natalia López Guerra
Daniel Per Camila Rocio Soria