La Verdadera Historia del Universo

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LA VERDADERA HISTORIA DEL UNIVERSO


Índice de capítulos y autores Miguel A. Carroza Barroso - 13.700 millones de años a. de C. - 65 millones de alis a. de C. - Año 2011

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Mauro Javier Blanco - Las luces del monitor - 100.000 años de sufrimiento

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Francisco José Jiménez-Andrade - París. Año 2015 - Objetivo: destruir cualquier rastro divino - El hospital

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Miguel A. Carroza Barroso - Antes de que el mundo machara su espíritu

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Silvia Moreno Hernández - Nueva Era - Instaurando nuevas normas - Involución

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Bartolomé Barriento - Fabbianne - De vuelta a casa

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María José Sánchez Alegría - Retroceso en el tiempo

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Alejandra Planet SepĂşlveda - Al anochecer - Susurros supremos

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13.700 millones de años a. de C.

-¡0888BJV! ¿Listo para estallido? -la solemnidad de su voz era directamente proporcional a la intensidad del momento. Los días de explosión siempre se ponía tenso. Había dirigido cientos de ellas pero, aún así, era incapaz de evitar la aparición de los indeseables nervios. -Sí, Señor. Alcanzaremos densidad infinita en sesenta segundos. -¿Ha comprobado el nivel de energía? -la última vez, rozaron el fracaso por culpa de un cálculo demasiado ajustado de la cantidad necesaria. -Nivel correcto, Señor. Cincuenta segundos para intensidad máxima. -Bien. 0888BJV tragó saliva. Ese “bien” sólo significaba “confío en que tengas todo bajo control o de lo contrario…”. O de lo contrario cumpliría su amenaza y le relegaría a una labor de menor responsabilidad, lo que suponía perder el privilegio de trabajar en la creación de universos. Concentración, audacia y determinación. Éstas eran las armas para conservar su puesto. Y la distracción; su peor enemiga. En el proyecto anterior ya cometió un funesto error en una medición de suma importancia, por lo que, en esta ocasión, estaba siendo observado con lupa. Treinta segundos. Aparece una mezcla de emoción y miedo que despierta su inseguridad a la par que agudiza sus sentidos. Y no es para menos. Su futuro y el éxito de la misión dependen, totalmente, de él. El informe en el que se especificaban los elementos básicos seleccionados, sus 4


proporciones y la previsión de sus reacciones, el consumo de energía y las presuntas propiedades del universo resultante, es suyo. Diez segundos. Nadie aparta la vista del punto luminoso suspendido en el centro de la esfera. Nueve. Se comprueba la temperatura y, por supuesto, el tan neurálgico generador de energía. Ocho. De momento, todo va bien. Optimismo generalizado, transformado en una tenue sonrisa que asoma, sin romper, a la comisura de la mayoría de los labios. Siete. Presión cervical, lumbar y abdominal, producto de la alteración de la producción de adrenalina. Seis. Tensión muscular en aumento. Cinco. Respiración entrecortada y pulso acelerado. Cuatro. Disminución de la capacidad de locución debido a la fuerza de atracción con que la mandíbula superior se une a la inferior y viceversa. Tres…Dos…Uno… Cero. Comienza la expansión. Y el trabajo duro. -¡Estado actual, 0888BJV! -Periodo inflacionario superado, Señor. -¿Crecimiento? -De 10-33 (0,000000000000000000000000000000001) a 100 cm -33 en 10 segundos. -¿Temperatura inicial? -9.999.999.999.999.999.999.999.999.999.727 grados, descendiendo. -¿Iniciación de la bariogénesis? -Confirmada. 10-32 segundos después de la explosión se alcanzó el descenso térmico suficiente para frenar la velocidad de los quarks y los antiquarks hasta la cota en que comienzan a ser capturados. »La formación de protones, neutrones, antiprotones y 5


antineutrones, se ha desarrollado según el esquema previsto: uniendo tres quarks o antiquarks respectivamente. -¿Proporción de las formaciones? -En el límite permitido. 1.000 millones un bariones por cada 1.000 millones de antibariones. -Bien -mal, fatal, otra vez esa maldita expresión-. ¿Qué es un barión, 0888BJV? -Un barión es una partícula que está compuesta de quarks; entre ellas los propios quarks, neutrones y protones -¡mierda! le crispaba esa forma de apuntillar sus errores. -¿Y qué ocurre cuando un barión choca con un antibarión, 0888BJV? -espetó de nuevo. -Que ambos desaparecen -el volumen de su voz rozó el cero absoluto. -¡No le oigo, 0888BJV! ¿Qué ocurre? -le encantaba ser duro con sus pupilos. La crueldad, en pequeñas dosis, aumentaba el rendimiento en el trabajo y fortalecía su espíritu. - ¡Desaparecen, Señor! -gritó, henchido de resignación y resentimiento. -Entonces… ¿qué sucede si en un universo tenemos el mismo número de bariones que de antibariones, 0888BJV? -Se produce una aniquilación completa y no sobrevive la materia. -¡Enhorabuena, 0888BJV! ¡Ha estado a punto de destruir un universo en menos de un segundo! -humillación consumada. -Yo… lo… -de todas las cosas que podría haber dicho o hecho, una disculpa ganó la guerra en su cerebro. -¡Mejor no diga nada! Solo verifique los parámetros y acabemos con esto. -Caída del ritmo de expansión y enfriamiento conforme márgenes 6


previstos. Tamaño según lo establecido. Y formación de átomos de hidrógeno, helio y otros elementos ligeros. -¡Perfecto! -por fin un atisbo de satisfacción en su rostro-. Con un poco de suerte no nos veremos en los próximos doscientos millones de años. Avíseme si surgen complicaciones. »¡Señoras! ¡Señores! Bienvenidos al nacimiento del más complejo e innovador de los universos artificiales, MACB09200379B. Millones de años/luz de espacio disponible para la creación de mundos y seres maravillosos. Por favor; hagan que me sienta orgulloso de ustedes.» Una salva de aplausos coronó la sublime manifestación del Señor Director, el cual abandonó la sala en el clímax de la exaltación de su egregia persona. Pero, ¿qué había hecho Él realmente? Añadir su firma al trabajo de 0888BJV y su equipo ¿Es que nadie más lo veía? 1706FHZ no debería aplaudir a ese tipo. No después de cómo le había tratado; aunque quizá su amistad estaba siendo sobrevalorada. ¡Lo sabía! Tarde o temprano, el poder y el estatus se impondrían al más noble y sincero de los afectos. Su mirada delataba una admiración que él nunca sería capaz de despertar, lo que envenenaba su ánimo provocando una infección severa de soledad, impotencia y vacío. “Solo, sin miedo y feliz” rezaba el emblema que orientaba sus vidas, y ahora, por una torpeza, naufragaba a la deriva. Si le hubiesen permitido odiar a sus semejantes, lo habría hecho con toda su alma, pero, por desgracia, el odio era un sentimiento obsoleto. “Toda lucha exterior, es el reflejo de una batalla contra uno mismo”. La sentencia del Creador revelaba una verdad a la que no le quedaba más remedio que rendirse. Su ineptitud profesional y la incapacidad para infundir el amor de su compañera, eran los 7


auténticos problemas. -No hagas caso, has estado magnífico -las palabras de aliento de 1706FHZ, que fue la primera en allegarse a su lado, no surtieron ningún efecto reconfortante, ni reconstituyente. -Gracias -se limitó a responder. Hubiese preferido confesarle que deseaba ser el culpable del brillo de sus ojos, pero se quedó en un gélido “gracias” insustancial y desdichado. Maldito miedo al rechazo. A sus miles de millones de años aún sentía el rubor de los noveles enamorados, lo que resultaba patético y encantador al mismo tiempo. Su entrega a la profesión le había otorgado el honor de ocupar uno de los cargos de mayor relevancia, mas en otros asuntos, como el amor, la escasez de dedicación lo había condenado al suspenso. Comparándose con sus amigos, su impuesta independencia era mejor que la voluntaria, e idealizada, vida en pareja, por lo que nunca le preocupó dicha carencia. Sin embargo, ahora era diferente. Su amor era maravilloso y extraño. Una emoción que destrozó sus barreras y derrotó sus defensas de individuo frívolo entregado a su trabajo. Sería capaz de mandarlo todo al diablo por ella. Sería capaz de cualquier cosa… excepto de expresar sus sentimientos. Al sinsabor producto de la degradación a la que su Señor Director le había sometido, se unió la desazón fruto de la carestía de valor que padecía. Feo asunto. Por menos, muchos se habrían lanzado al abismo. Con el tormento apaleando en las entrañas, se dispuso a abandonar aquella sala. A cada paso, era solicitado para una palmada en la espalda o un apretón de manos, a los que él correspondía sin ocultar su apatía. El éxito de su labor le era 8


totalmente indiferente; la felicidad nada tenía que ver con elementos, bariones, ni átomos. Salió, vio y no encontró las pupilas que buscaba. Había tenido la estúpida ilusión de que ella lo estuviera esperando, mas la cruda soledad le devolvió a la realidad y se impuso a todo atisbo de esperanza. Al final, rendición y marcha en silencio. Al final, se fue pensando que el mundo es un lugar demasiado grande cuando te sientes solo.

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65 millones de años a. de C.

-¡0888BJV! ¡A mi despacho! -la paciencia del Señor Director tenía un límite que había sido ampliamente rebasado. -¿Si? -¡No! -gritó, subrayando sus palabras con un sonoro portazo que pondría los vellos de punta al mismísimo diablo- ¡¿A qué rayos está jugando?! ¿¡Qué son estos resultados!? El último informe determinaba que el suyo era el peor de los mundos en toda la historia del Departamento de Creación y Gestión de Universos. Más allá de la decepción por la no consecución de los objetivos, Señor Director se disgustó por la actitud de su discípulo. ¡Podían irse a la mierda todos y cada uno de los universos, mas nunca permitiría que uno de sus pupilos no llegara al máximo desarrollo de sí mismo! -Hago lo que puedo, Señor -más que voz, lo que salió de su garganta fue un silbido, débil y enfermizo-. Estoy pensando introducir algunos cambios que… -¡¿Algunos cambios, eh?! -interrumpió tajante Señor Director-. ¿Cuánto tiempo hace que iniciamos el proyecto? -Trece mil seiscientos treinta y cinco millones de años, Señor ¡ese tonillo realmente le sacaba de quicio! Las primeras burbujas de ebullición hicieron su aparición en la sangre. -Son muchos, ¿no cree?... -abrió el documento que reposaba sobre su mesa y, realizando una pésima interpretación de lector apresurado, añadió- Por lo que veo, en su espacio hay billones de estrellas, alrededor de las cuales giran billones de planetas... mmmmmm… bien… ¿en cuántos planetas ha conseguido 10


albergar vida? La vergüenza le impedía decir nada. -Uno -se hundió en su asiento en un estúpido intento de hacerse invisible. -Uno -repitió Señor Director de un modo tan neutral que sorprendió a 0888BJV-, pero… por lo menos, ¿habrá alcanzado la conciencia? -No -No -volvió a repetir como si se hubiera convertido en su eco. -Entonces, ¿qué clase de vida domina ese planeta? -Los dinosaurios. -Los dinosaurios -¡por favor, que explotase de una vez y le dejara ahogarse en su amargura! ¿Por qué no iba al grano? ¿Dónde estaban los gritos, reprimendas y amenazas de despido? Estaba preparado para la humillación, y lo estaba para su desprecio, pero en absoluto estaba preparado para el suspense y el misterio. -¿Qué diablos es un dinosaurio, 0888BJV? -preguntó entre curioso y divertido. -Un reptil evolucionado, con formas muy variadas y, en general, cabeza pequeña, cuello largo y cola robusta y también larga, llegando algunos a alcanzar los cuarenta metros de largo y ocho de altura. -Un reptil. -Sí. Un reptil. -Muy bien. ¿Y llevan dominando ese planeta cuánto tiempo? -Ciento sesenta y cinco millones de años, Señor -tocado y hundido. -Me cuesta creer que usted, uno de mis mejores creadores, haya permitido ese estropicio -en sus palabras no había ni pizca de ira, 11


sino todo lo contrario; nunca se había dirigido hacia él tan afectuosamente. El Señor Director tenía una buena razón para tratarlo con el máximo cariño: sabía que tenía que ser duro en el trabajo, pero misericordioso en la derrota. Y 0888BJV estaba perdido. Un severo castigo solo habría servido para lacerar, un poco más, su ya mermada autoestima. -Mátelos. Ha creado unos seres de cuarenta metros de largo por ocho de alto. Felicidades. Pero sabe que ningún experimento con reptiles ha sido satisfactorio. ¿Qué le hizo pensar que esta vez sería diferente? Se ha esforzado mucho -elogio antes de reproche, como mandan los manuales-, y estoy seguro de que esa criatura, a la que llama dinosaurio, es maravillosa -aprobación antes de una orden de difícil aceptación-, pero si aún no ha alcanzado la conciencia de sí mismo, es que su cerebro no está, ni estará nunca, preparado para dicho paso. Por lo tanto, ¿qué debe hacer? «¡Matarlos!¡Matarle!¡Mierda tonito!», pensó muy bajito, por si se le notaba en el semblante -¡Déme unos millones de años más¡ ¡Sé que pueden hacerlo! -Es demasiado tiempo, y malgastaría demasiados recursos. Tiene tres días para provocar un impacto. -¡No! ¡Un impacto acabaría también con otras especies! -Haber medido con antelación las consecuencias de sus actos -su rostro representaba fielmente la gravedad de sus palabras-. Es una orden, 0888BJV. Destrúyalos, haga un estudio de los seres supervivientes y empiece un nuevo proceso. Con el alma en los talones y la mirada por los suelos, respondió 0888BJV: 12


-Lo siento Señor, le he fallado. -No, 0888BJV, se ha fallado a si mismo. Algo me dice que falta paz en su interior, y que se está alejando del camino. ¿Me equivoco? -preguntó Señor Director de corazón a corazón, sin dobleces, transparente y sincero. Intentaba buscar una excusa que no lo comprometiera a revelar las miserias de su espíritu, lo que resultó lamentablemente evidente. -Tranquilo. No tiene que decir nada si no quiere, pero cuente conmigo para lo que necesite. -Gracias, es muy amable -le hubiera gustado confesarle que una parte de su todo se había hecho tan importante que había desequilibrado todo lo que él era y pensaba. Le hubiera gustado decirle que ya no era capaz de interesarse por sí mismo. Que toda la teoría sobre el amor y la forma más elevada de amarse, para él había dejado de tener sentido. Pero no lo hizo. Se tragó su orgullo de Coordinador de prestigio, y lo depositó en su ya abarrotado vertedero emocional de residuos. Montañas de sentimientos que nunca llegaron a su destinatario se extendían en un paisaje inhóspito y putrefacto. Mal asunto. La desolación desmoronaba su autoconfianza, su pasión y su alegría. Pero, ¿cómo lo había permitido? La razón es más poderosa que los sentimientos, pues los segundos son creados por el primero; y entonces, ¿cómo perdió la batalla contra un rival más débil? Si él decidía experimentar la felicidad, la felicidad, con facilidad, se manifestaba; pero ahora su mente era un actor secundario en la obra de su vida. “Más corazón que cerebro”. Sí. Pensó. De ahí tenía que venir su desequilibrio. No dejaba de pensar en 1706FHZ y ahí residía su 13


problema, que no dejaba de pensar sin hacer nada. Sin causa no había ningún efecto. Hubiera sido mejor un golpe seco, una negativa contundente que, tras un periodo de duelo, hubiese terminado en una anécdota del pasado. Sin embargo, 0888BJV se convirtió en un regurgitador de pensamientos obsesivos. Y en este caso, además, negativos. ¿Por qué no le quería? ¿Qué más podía hacer para merecer su amor? ¿Qué estaba haciendo mal? ¿Qué le faltaba para estar presente en sus sueños? “No soy digno de ella”. Tal era su respuesta. Mas después, adornaba la sentencia con todo tipo de ataques descalificativos, “soy un inútil, un inmaduro, no tengo recursos, soy insuficiente, incompleto e inconcluso”. Podía ser o no ser cada una de sus imputaciones, pero, de lo que no cabía la menor duda, era de que tenía una imaginación desbordante ya que todos sus pensamientos se elaboraban a partir de juicios sin fundamento. ¡Si nunca había hablado con ella de lo que sentía! Aquí salía a relucir aquel mecanismo de defensa al que tanto cariño tenía: la profecía. Contaba con un no por respuesta. Y se volvía tan iracundo por su desconfianza que, de haber tenido alguna posibilidad, mataba rápidamente la magia al abrir la bocaza. No. Ese no era el camino. Ya se lo decía… en verdad no se lo decía nadie, pues en nadie confiaba estos asuntos. Otro error. También consideraba que ignorando los problemas hacía que éstos desaparecieran, y, además, era un signo de sabiduría y fortaleza. Ese no era el camino, no. Pero su ignorancia le hacía tropezar una y otra vez con la misma piedra. ¡Qué miles de millones de años más mal llevados! ¡Qué poco había aprendido! Su existencia, su presente, su ahora era incoherente e ilógico, 14


como si una mota de polvo eclosionara y destruyera una enorme masa de materia. Sufría. Y todo era una cuestión de proporción y armonía. Simplemente, no debía permitir que el amor eclipsara el resto de parcelas de su vida. Y menos el amor de una única criatura. Su credo rezaba que el amor era libertad, no necesidad. Que los amantes volaban juntos, pero nunca atados el uno al otro. Pero su felicidad dependía de ella. Le hacía falta para crecer. Para ser un ser completo. ¿No podía ser eso lo correcto? Por mucho que encontrara motivos que justificaran su comportamiento, y pareciera muy romántico, sensible, e incluso tierno, si le causaba malestar o dolor, no era bueno. El amor, indiscutiblemente, no es sufrimiento. Casi todos sus congéneres habían alcanzado la capacidad de identificar las artimañas de la mente para crear fobias, culpas, remordimientos y complejos. A decir verdad, casi todos sus congéneres habían alcanzado la capacidad de crear sus propios pensamientos, dominando así sus emociones y controlando por completo su reacción ante todo estímulo externo. Por eso la infelicidad, al igual que el odio, estaba descatalogado. Porque cuando eres dueño de ti mismo, también eres dueño de tu destino, y puedes elegir cómo quieres que sea tu vida. Absolutamente todos elegían la felicidad. Todos aspiraban a ser seres de paz, amor y alegría.

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Año 2011

Sesenta y cinco millones de años después, pocas cosas habían cambiado. O8888BJV tenía que rendir cuentas sobre el estado de su universo, y sabía perfectamente que tocaba, otra vez, reprimenda. Había mejorado considerablemente, eso sí, pero se encontraba a años luz de lo que se esperaba de un mundo de trece mil setecientos millones de años de existencia. La energía de la expansión permanecía aún en activo, las fuerzas gravitatorias funcionaban a la perfección reduciendo la entropía al mínimo, y numerosos planetas estaban preparados para que, en cualquier momento, aparecieran los primeros organismos vivos. El punto débil no era el macetero, obviamente, ni la arena, sino el fruto de la semilla plantada. La inteligencia de los seres pobladores del único trozo de materia habitable, era inferior, muy inferior, desastrosamente inferior, a lo establecido en la tabla de crecimiento por edad de un universo. Esto le costaría, sin duda, el puesto. Pero, ¡al diablo el trabajo! Mientras su mente se afligía avergonzada por lo sucedido, su corazón latía de pasión e inconformismo. ¡Al diablo el trabajo! MACB09200379B sólo era un proyecto. Al poner todas sus fuerzas al servicio de los sueños ajenos, 0888BJV había descuidado el más importante de los mundos: el suyo. Podía vivir con un fracaso a sus espaldas, pero no podía hacerlo siendo un fracasado. Y así se sentía. Una única fisura en su sistema operativo le estaba llevando a una destrucción progresiva de su carácter, lo que erosionaba día a día los cimientos de su vida. Nunca pensó que la necesidad de amor 16


fuera tan devastadora. ¿Qué había hecho en los últimos millones de años para llegar a este extremo? Posponer las decisiones difíciles y evitar las situaciones incómodas. Omitir el problema. En definitiva, engañarse a sí mismo, -¡0888BJV, ¿está usted atendiendo a lo que le digo?! -la poderosa voz del Señor Director lo devolvió al tiempo y al lugar dónde se encontraban- ¡¿Está usted aquí?! -volvió a espetar. -Si, Señor -nada más apreciar el desagrado en su rostro, debido, con toda seguridad, a la debilidad de su respuesta, se apresuró a gritar con una potencia adecuada a las exigencias de su interlocutor- ¡¡Si, Señor!! -Bien -mal, muy mal-. Veamos. Aquí dice que ha desarrollado otra forma de vida, que llama usted “Hombre”. ¿Podría describírmelo brevemente e indicar el nivel de desarrollo alcanzado? -Los Hombres son la rama más avanzada de los primates, y sus capacidades mentales les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas; matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. En comparación con otros animales son entes bastante sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. -¿Han conectado ya con la mente divina? -Negativo. -¿Nivel evolutivo? -Diez por ciento, Señor. -Muy bien -fatal, lo siguiente a desastroso-. Y eso… ¿en cuánto tiempo? -Dos millones y medio de años. 17


-Dos……………millones……………..y medio -ojalá se lo hubiera tragado un agujero negro, porque lo que venía a continuación no iba a ser agradable-. Primero un reptil y después un primate. ¡¿Qué será lo próximo que evolucione, 0888BJV, un crustáceo?! ¡¿En que diablos estaba pensando, muchacho?! -Eran los únicos organismos con posibilidades de consciencia, Señor. Sólo era cuestión de tiempo. -Pues ahora, tiempo, es lo único que no tenemos. Desde arriba me están pidiendo resultados y tengo que darles algo o de lo contrario habrá que cesar el proyecto. No había cesado un proyecto en miles de millones de años. ¿Me entiendes? ¡¡¡Miles…………de millones…………….de años!!! -Lo siento, Señor -hilillo de voz no identificable, de hecho, fue completamente ignorado por su interlocutor. -¿Ha enviado alguno de los Maestros para acelerar el proceso? -A simhfgjghj, Señor -por algún motivo su pronunciación sufrió deficiencias importantes. -¿Ha dicho dos, 0888BJV? -Severibensn -¡¿Cuántos?! -Semiendrj -¡¡¡¿Cuántos?!!! -acompañó su violencia verbal con un hostil contacto visual que alertó a 0888BJV del peligro de realizar otra broma lingüística. -Doce -afirmó al fin, de forma inteligible. -¿Y…? -Han sido apaleados, lapidados, crucificados, quemados, envenenados o privados de libertad. -¿Qué clase de mundo has creado, 0888 BJV? ¡Es horrible!... 18


¡Horrible!... De espaldas a 0888BJV, los conductos lagrimales del Señor Director se esforzaban por desbordarse, pero no se permitió esa flaqueza. Los Señores Directores no lloran, pues saben que no existen la gloria ni el fracaso, sólo el ser o el no ser, y nada hay que pueda ser equivocado en ello. Nunca se lamentan, sino que buscan soluciones hasta alcanzar una meta, o haber experimentado todas las posibilidades. Y jamás se arrepienten, pues toda decisión ha sido producto de la mayor capacidad y el mayor discernimiento posible. -¡Destrúyelo! -¡Permítame un último intento, Señor! -rogó- ¿Recuerda el NGG76987234K? ¡Déjeme intentarlo! Si no funciona, le prometo que yo mismo pondré fin a este universo. ¡Por favor! -era humillante mendigar de esa manera, pero destruir su creación era mucho más deshonroso. -¿Se refiere usted…? -¡A los siete Magníficos! -sus próximas palabras tenían que transmitir toda la confianza posible-. Fueron decisivos en la evolución de NGG76987234K, que también estaba a punto del colapso. Si existe una oportunidad, por pequeña que sea, debemos agotarla. Usted nos ha enseñado a completar el círculo de las cosas antes de emprender otras. Y, en este caso, aún estamos a un paso de considerarlo acabado -¡si! había dado en la diana, lo sabía, y tuvo que esforzarse por ocultar su satisfacción, pues, dada la tensión de la discusión, no procedía manifestación alguna de alegría. -No creo que funcione -se giró despacio hacia 0888BJV y se acercó lo suficiente para transformar su gozo en respeto-, pero 19


tiene razón. ¡Maldita sea! ¡Está bien, 0888BJV! Pero quiero informes anuales de todo lo que suceda, sin omitir ni el más mínimo detalle. ¡Cien mil años!. Tiene cien mil años para llegar, como mínimo, al ochenta por ciento. Avise al equipo de exploración y prepare la expedición para dentro de diez días. ¡Ah! Y rece todo lo que sepa, porque está en juego su futuro. »Ahora, salga. -Gracias, Señor. Ha hecho usted lo correcto. -¡¡¡Salga!!! -estaba claro que aquella frase había sobrado. Tras la desastrosa actuación del Consejo de Maestros, era necesaria una intervención más contundente en el pedazo de materia habitado por los hombres. ¿En que se había equivocado? Los estudios confirmaban la capacidad de los seres humanos para alcanzar la Verdad Absoluta, y sin embargo, se habían convertido en la peor especie dotada de consciencia de la historia. Quizá no quisiera aceptar su parte de culpa, pero era evidente que la principal causa de la decadencia de su creación era el abandono. Sus conflictos personales habían repercutido en su rendimiento y, aunque fuera un fastidio, esto era cierto. ¿Quién, en su sano juicio, dejaría la educación de un niño a su libre albedrío, sin enseñarle lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, lo importante y lo superfluo? Cual infante sin mentor, navío sin oficial, o fogón sin salsero, permitió que su mundo creciera sin guía. Y sus seres decidieron, porque eran libres para hacerlo, la clase de mundo que querían. Descuidó su labor para dedicarse a sí mismo y, llegados a ese punto, no podía decir que hubiera conquistado ninguno. ¡Qué duro era reconocer que, después de miles de millones de años, no había ningún fruto que recoger porque no consiguió alcanzar 20


ninguna de sus metas! Al menos se consolaba al pensar que a partir de ahí sólo cabía mejorar, y que tenía toda la eternidad para remendar su existencia. Sobre estos y otros asuntos debería reflexionar en el futuro. Mas ahora, una nueva misión le aguardaba. Planificar la visita de los Arcángeles a la tierra.

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Las luces del monitor

Solo las luces de los monitores alumbraban el centro de operaciones. 0888BJV había decidido no descansar hasta terminar el informe de la llegada de los Magníficos a la Tierra, y perdió, por completo, la noción del tiempo que llevaba enclaustrado en su penumbroso puesto de trabajo. Sin duda, la ocasión lo merecía, pues tenía que recobrar su desgastada valía. En un lapso de inflexión entre su actividad mental y la percepción de los sentidos, sintió una presencia a su espalda que le provocó un escalofrío interior similar a la explosión de una enana blanca. Era 1706FHZ. El no dijo nada. -Recuerda el mandamiento del Creador: “No sufrirás en vano” esperó unos segundos alguna respuesta, y solo recibió un silencio infinito elevado a la enésima potencia-. No hay que sufrir por no cumplir todas tus expectativas. No somos perfectos y no es reprochable no serlo. El Creador nos quiere así, imperfectos, a la par que sublimes y maravillosos -y él continuaba sin mediar palabra-. Si das lo mejor de ti, tienes que estar satisfecho con el resultado, sea éste bueno o malo. Pues en verdad, no existe ni lo uno ni lo otro, sino lo que nos hace crecer y lo que no aporta nada a nuestro crecimiento. 0888BJV permaneció concentrado en las luces e indiferente a los sonidos emitidos por su colaboradora. Era imbécil. La diosa de sus sueños se cansaba lentamente de los desplantes de su compañero, y él se retorcía de dolor porque no sabía siquiera conducir una sencilla conversación amistosa. Un completo idiota, definitivamente. 22


-Los seres humanos no avanzan por culpa de un conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados, a los que denominan “medicina”, los cuales están destinados a precaver y curar las enfermedades de su cuerpo -reaccionó en el último segundo antes de la catástrofe-. La medicina ha frenado la selección natural que les hacía evolucionar hacia una especie más sabia, más longeva y más desarrollada. Han querido provocar lo que les hubiera sido dado de forma natural pues forma parte de su esencia -resurgía un hálito de ánimo y se deshacía, letra a letra, del nudo de su garganta-, pero al pretender controlar su naturaleza, la han perdido. »La humanidad se esfuerza demasiado en potenciar la inteligencia artificial cuando el verdadero desarrollo parte de su propia inteligencia. Están buscando en el exterior la respuesta que ha estado siempre dentro de ellos. »Se han desprendido del todo para sentirse libres, y ahora son esclavos de su cuerpo. Lo entienden todo al revés. Creen que son seres reales e independientes, y que ellos son uno y el mundo otro. Creen que son la materia que les envuelve y que esa masa inerte, y todas las cosas a las que tienen alcance gracias a ella, les pertenecen. Han equivocado el camino. Su objetivo es hacer, tener y almacenar todo tipo de cosas, experiencias y conocimientos, como si la calidad de la vida pudiera medirse en kilos, megabites o euros, y han creado, ellos y no el Creador, el más infeliz de los planetas. » Para prosperar como especie necesitan desaprender todo lo que su cultura ha estado refrendando como bueno, útil y sensato. Tienen que vaciarse. Desterrar de su mente sus ideas perniciosas 23


e imprecisas de progreso, y empezar casi desde cero. » Pero… ¿cómo se modifican los pensamientos, las emociones y la conducta de seis mil millones de seres únicos, sin destruir ni restringir su libre albedrío? ¿Entiendes el problema al que nos enfrentamos, 1706FHZ?... ¿Entiendes el problema?... ¿Entiendes?... ¿1706FHZ?... -de nuevo la oscuridad había llegado sin avisar para golpearle con dureza. Ella no estaba, y él hablaba solo. Esta vez estuvo muy cerca de la salvación, pero, por desgracia, acabó siendo engullido, sin piedad, por la indiferencia que él mismo había provocado. Enojo, frustración, decepción, ira, tristeza, desilusión, angustia, inquietud, ansiedad, desencanto, rabia, impotencia, amargura. No sabía identificar cada concepto con la emoción que le producía, pero todas estaban pasando a la velocidad de la luz por su sistema nervioso. La mayoría de las sensaciones que experimentaba eran nuevas y desagradables. Deseaba gritar, golpear, desaparecer, y a duras penas lograba contener sus deseos. 0888BJV comprobaba atónito cómo un arrebato de amor podía tener más poder que millones de años de acción educativa. La motivación hacia cualquier actividad, personal o laboral, descendió en el acto hasta límites insospechados. Se acabó. En este momento decidió no luchar más. Estaba cansado. ¿Cuál era la solución más sencilla a su problema más inmediato? La aniquilación. Pues, ¡adelante! No era necesario exterminar toda la especie, solamente a la mayoría de sus componentes. En cuatro años, los Arcángeles deberían recorrer la Tierra y seleccionar un grupo de humanos con demostradas capacidades para evolucionar a la mayor 24


velocidad posible. Esto implicaba los coeficientes más elevados tanto en inteligencia mental, capacidad motriz, habilidad emocional y desarrollo espiritual. No más de mil, ni menos de quinientos. Para optimizar el proceso, asegurando la calidad y la cantidad suficiente de apareamientos. Aunque este modelo de actuación simplificaba muchos aspectos de su trabajo, no suponía que 0888BJV se cruzara de brazos. Por el contrario, iba a tener que realizar una abrumadora labor de purificación y limpieza del sobrante de energía descarnada, sin posibilidad de reciclaje. -Debo decirte algo. «¡Menudo susto!» Pensaba que estaba completamente solo, pero era obvio que no lo estaba del todo. Habría jurado que 1706FHZ y él eran los únicos del equipo que, hasta hacía escasos instantes, quedaban en la sala; sin embargo, la voz misteriosa fue tomando forma hasta confirmar que alguien más compartía con él aquel espacio silencioso. -Tu amor no es correcto. -¿Perdona? ¿Eres? ¡Ah! ¡Hola, 2481LEH! ¿Decías? -Tu malestar es producto de una idealización errónea de tu sentimiento amoroso. No puedes poseer a 1706FHZ, deja de esforzarte porque ella no puede completarte, no te necesita, ni tú la necesitas a ella, y no puedes exigirle nada. Debes ocuparte de ti mismo y dejar de obsesionarte. Solo siendo feliz, podrás ser correspondido. Ahora, tu amor es egoísta y, por lo tanto, no eres digno de ser amado. -¡Ah! ¡Muy bien, gracias! Pero tengo mucho trabajo. ¿Me permites? -bajó la mirada y se concentró en un punto de su informe a la espera de que su interlocutora desapareciera. 25


Tras unos segundos interminables en los que parecía haberse detenido el tiempo, escrutó de reojo la sala y confirmó el desastre: 2481LEH permanecía en el mismo sitio. -¿Qué haces? Tengo mucho trabajo. ¿Por qué no te marchas? Ha sido un día muy duro. Descansa -la animó a abandonar la estancia en el tono más cordial que pudo. -Quiero ayudarte. Veo cada día, desde hace millones de años, cómo desciendes por una espiral negativa a la que no sabes poner freno. Y hoy parece que has tocado fondo. Nunca había visto una expresión tan desesperada en tu rostro. En realidad, nunca había visto tanto dolor en un semblante. Eres un dios, ¿recuerdas? Deberías haber superado el temor, la preocupación y el odio -acababa de hacerle sangre en la herida. -No necesito tu ayuda. Sino acabar este maldito proyecto. Así que, te agradecería que me dejaras solo. -No puedo. Estaría actuando en contra de las enseñanzas del Creador, y en contra de mis principios. “El mayor bien para el mayor número de seres posible”, tengo que cumplirlo. -¿Y qué vas a hacer? ¿Quedarte ahí plantada hasta que me vaya? -ante la idea de pasar mucho más tiempo acompañado, su voz se desprendió de toda la cordialidad que antes demostrara. -Quiero hacerte el amor. Aquí y ahora. Estamos solos. «¡Dios!»«¡Esto no está ocurriendo! ¿verdad?» Tenía que ser una broma. No podía hablar en serio. 2481LEH y él no tenían una estrecha relación de amistad, ni siquiera de trabajo. Ella estaba a sus órdenes en el departamento de estadísticas, pero él siempre trataba los asuntos directamente con el jefe de dicha área. En total, se habrían cruzado la palabra dos veces en el último millón de años. 26


Estaba pensando algo que decir, pero su estructura lingüística mental no llegó a materializarse en ningún fonema. Simplemente sucedió, sin saber muy bien cómo. Cuando recobró la capacidad de concentrarse en la realidad ya estaba involucrado hasta las cejas en la consumación del acto. Era agradable. Sí. Y hacía tanto tiempo… Sí. Era maravilloso. Sí. Ojalá esa sensación durara toda la existencia. ¡Oh! Síí. No necesitaba a 1706FHZ. ¡Noo! No necesitaba demostrar nada a nadie. ¡Nooo! Se merecía ser feliz. ¡Sííí! A la mierda 1706FHZ. ¡Síííí! A la mierda Señor Director. ¡Sííííí! A la mierda MACB09200379B. ¡Ohh! ¡Síííííí! A la mierda los Arcángeles. ¡Sí! ¡Sí! ¡Sííí! Y a la mierda los Humanos. ¡Síííí! ¡Dios! ¡Síííííí! Un segundo. Ese fue el tiempo que el Señor Director y 1706FHZ emplearon en observar la ardorosa escena desde el umbral de la puerta. Más que suficiente, les sobraron noventa y nueve centésimas. Aunque no lo mereciera, 1706FHZ había estado comentando con el Señor Director la entrega de su compañero en la nueva misión, y la eficacia con la que estaba controlando todos los parámetros. Se sentía estúpida. Y el Señor Director, incómodo. Su objetivo era felicitar a 0888BJV, pero, al parecer, tendría que modificar sus planes. Eso era inaceptable. Todo tenía un lugar y un momento, y aquella pareja se estaba saltando las normas de convivencia. Muy a su pesar, tendría que tomar medidas al respecto. De momento, ambos se dieron la vuelta, y se marcharon sin hacer el más mínimo ruido. Dejaron a los amantes. Y antes de que se alejaran lo suficiente del perímetro de la sala, percibieron la señal acústica que indicaba el final de la cópula: ¡¡Síííííííííí!!

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100.000 años de sufrimiento

Merecías un castigo. Pero hubiera preferido no haber sido tu verdugo. A pesar de mis intentos por llevarte de la mano al paraíso, la ley de causa y efecto te ha condenado al infierno. Me odias, y te amo. No puedo evitarlo. No he elegido mi destino, solo estaba en el lugar incorrecto, en el momento adecuado. Señor Director decidió que ocupara tu lugar en el proyecto, y yo no soy nadie para cuestionar su mandato. Soy un número a sus órdenes, una simple herramienta. Tu voz lenta y triste, tu mirada frágil y trémula. Ojalá hubiera sido diferente. Si por lo menos fuera yo la causa de tu desgracia. Elegiste otro ente, otras manos, otros besos. Y yo, maldita casualidad, estuve allí para verlo. Desconsolada. Me odias con todo tu corazón, y no puedo dejar de quererte con toda mi alma. Te aprecio, te admiro y te amo. No puedo evitarlo. He combatido día tras día, eón tras eón de mi vida, contra tu indeferencia, que incesante golpeaba mi esperanza. ¿Y que he logrado? Un puñado de quejidos, suspiros y lágrimas que se perdieron en la inmensidad del firmamento. Siempre tan distante, siempre frío. Te maldigo por tu falta de pasión. Por tu mirada a años luz de la mía. Por tus gestos desprovistos de ternura. Y por tus palabras tibias. Los últimos años han sido difíciles. Estoy completamente abatida. Y sin embargo, por alguna extraña razón, soy incapaz de olvidarte. Estoy preparada para asumir el control de mi mente y aceptar, sin emoción, mis decisiones. ¿Por qué diablos no dejo de 28


pensarte? Mi comportamiento es indigno y más propio de hemisferios primitivos. Mi cerebro debería darte una patada en el trasero y colocarte en lugar que te corresponde: lejos, en el extremo que separa lo que es de la nada. Por tu culpa, he perdido mi calma. Y el dolor del pasado y del presente, se convertirá, no tengo voluntad para cambiarlo, en la dolencia del futuro. Por tu culpa. Yo tenía que ser la roca que atravesara ardiente tu atmósfera. Pero preferiste a otra. Si el azar quería ser cruel, le doy mi enhorabuena: su plan ha alcanzado las más altas cotas de vigorosidad y eficiencia. No contento con mostrarme tus más íntimos placeres, además me condena a cien mil años de penitencia. Debo ser la excepción que confirma la regla, pues el amor todo lo puede, y, al final, consigue que los amantes se encuentren y las dificultades se plieguen y desaparezcan. Entre nosotros la distancia es infinita. La energía turbia. Y la tensión creciente. Me gustaría saber cómo piensa el amor solventar estos pequeños inconvenientes. Necesito terminar. No me hace bien girar eternamente sobre el mismo problema. Su fuerza de gravedad, por lo general, me supera, pero es hora de otorgarme un capricho de superficialidad, ingravidez y vacío. Pondré fin a mis palabras, para frenar de una vez mi pensamiento. Necesito respirar, antes de cien mil años de sufrimiento. Nombre de usuario: 1706FHZ Número de la entrada: FV/080308 Título de la entrada: Aunque me odies, no puedo evitar amarte. Caja de recuerdos: 0888BJV 29


París. Año 2015

-¿Cómo que necesitas pensar…? ¿Pensar qué…? -la voz de su marido sonaba grave por el auricular- ¿Mi vida?... ¿Estás ahí…? -Sí Pierre, estoy aquí… Tengo que colgar. No tengo tiempo para explicártelo… -Cariño, tú nunca tienes tiempo para nada… Pero hasta el momento estábamos bien. Sé que no soy perfecto pero… -su enfado comenzaba a transformarse en una súplica tan patética como inútil. -¡Basta, Pierre! ¡Basta! Voy a colgar, lo siento. Adiós. Solo había dos cosas en el mundo que odiaba con todas sus fuerzas, y la primera de ellas era la proliferación irremediable de idiotas deseando conquistarla. Perdían el tiempo, pues su falta total de sentimientos amorosos hacia un hombre o una mujer, comandaba por completo su corazón. Un amplio abanico de conocidos y amigos, y alguna que otra relación, sin visos de compromiso, la ayudaban a combatir la soledad. La amistad y el sexo, como los alimentos, los veía como una cuestión únicamente de supervivencia. Pero en lo que a experiencias de amor, dedicación o ternura se refería, era una auténtica roca muerta. A veces, cuando miraba las estrellas desde la terraza de su casa, en Montmartre, recordaba la razón por la que, aún viviendo en la ciudad a la que la gente llamaba “del amor”, no era capaz de experimentar dicho término. Luego, tras unos pocos minutos de meditación vana, esperaba que una estrella fugaz surcara el cielo para pedir que su deseo se hiciera realidad; nunca la vio y siempre volvía a ser atrapada por sus 30


apuntes, escrupulosamente ordenados en su cuaderno de trabajo. La otra cosa que odiaba hasta la sacieda era que le sudaran las manos antes de una conferencia. Fabianne se miró al espejo del baño tras lavarse la cara por quinta vez en menos de media hora, y comprobó que los nervios del primer día no terminarían de irse nunca. Como era de esperar, era la mejor en su especialidad, toda una leyenda de su profesión, y una aventajada de sus colegas machistas europeos. Tenía todo lo que podía desear, y su fortuna no paraba de crecer día a día. Pero odiaba tanto hablar en público que, cuando tenía que atender a peticiones como la de aquella noche, sus nervios conseguían sacarla de quicio, acompañándola hasta el mismo momento en que el moderador le daba la palabra. Procuró no darle más vueltas al asunto, terminó de arreglarse con las noticias de fondo y bajó al vestíbulo. Allí la esperaba el director del hotel en el que se alojaba. La acompañaría personalmente al palacio de congresos, a unos pocos minutos en coche. A su llegada, la comitiva de bienvenida permaneció en la acera bajo una nube de paraguas, preparados para cobijarla de la desapacible noche parisina. -Señorita Hole, si no le importa, en primer lugar haré una pequeña presentación del proyecto y de su persona, y luego le daré paso… ¿le parece bien? -Fabianne contestó con un tajante “d´accord”, mientras observaba los elevados techos del vestíbulo de entrada al imponente salón de actos en el que tenía que dar su conferencia. Que la recibieran con honores de ministra multiplicaba su 31


nerviosismo. La agobiaba esa permanente sensación de desasosiego que la perseguía en todo momento. A pesar de que contaba con ese estado previo, esa noche, además, sentía algo extraño y diferente. Una intuición. Tenía un mal presentimiento. Como si algo muy importante estuviera a punto de pasar por sus narices, sin que ella pudiera llegar a controlarlo. Su elevado nivel de estrés parecía estar empezando a pasarle factura, así que, en un intento desesperado de corregir la situación, trató de evadirse de tales pensamientos abriendo su carpeta y ojeando los primeros documentos que asomaban a ésta. -De acuerdo, entonces. Por aquí señorita… “Amigos y amigas, esta noche tenemos con nosotros a la directora del Departamento de Ciencias Astronómicas de la Universidad de Lyon. Nuestra invitada va a exponer el proyecto SUNRISE, en el cual lleva trabajando durante cuatro años. Casi un centenar de personas, entre científicos y alumnos, han pasado por su proyecto durante todo este tiempo, para lograr un único objetivo: establecer contacto con un ente extraterrestre. Parece una locura, ¿verdad? Pues esperen a escuchar los argumentos y las experiencias que viene a presentarnos esta noche. Seguro que dentro de un rato, no pensaran igual. Tras realizar una gira de conferencias por EEUU y Asia, hoy cierra con nosotros su periplo. En su casa, en la ciudad que la vio nacer. Un aplauso para la señorita Fabianne Hole Zenus”. Durante la hora y media que duró la conferencia, Fabianne fue víctima de un sudor frío que le recorría la espalda, desde la misma nuca. No paró de mover las manos con una vehemencia innecesaria, y las palabras salieron de su boca con la timidez tenue de cuando era principiante. A medida que avanzaba por 32


los diferentes apartados de la exposición, la ansiedad se incrementaba sin explicación posible, acelerando la respiración y las pulsaciones del corazón. En ciertas ocasiones, meditó si debía excusarse con algún motivo absurdo. Lo primero que se le pasara por la cabeza. Pero acto seguido, volvía a centrarse en los folios, cada vez más desordenados, imaginando las consecuencias de una hipotética retirada, tras recordar la cifra del sueldo que ya habían ingresado en su cuenta por acudir al evento. Los aplausos finales de un público enfervorecido la sacaron por un segundo de su abstracción. Miró al frente, y recorrió toda la sala saludando a los entusiasmados asistentes. De repente, se fijó en un detalle muy concreto del recinto, entre el bullicio, los besos y las felicitaciones. La salida de emergencia de la parte izquierda del edificio estaba flanqueada por dos hombres muy extraños. No parecían policías, ni guardas de seguridad. Es más, ni siquiera aplaudían y la expresión de sus rostros era pétrea, lo que la llevó a la conclusión de que su presencia no se debía a que les entusiasmara su tema. Entre ambos, un tercer hombre reposaba sus manos una encima de la otra, erguido hasta lo que parecían ser más de dos metros de altura. Al igual que sus acompañantes, también él observaba fijamente el recorrido que Fabianne estaba haciendo por el patio de butacas. Y ella, sin poder evitarlo, no podía apartar la mirada de aquellos hombres tan raros. ¿Quiénes podrían ser? ¿Por qué no dejaban de mirarla con esa fijación enfermiza? Cuando estaba a punto de llegar a la salida principal, el sudor frío volvió a recorrer todo su cuerpo. Sintió, asustada, el temblor incontrolado de sus manos y la ansiedad regresó como un estruendo, provocando en la prestigiosa astrónoma un ahogado 33


grito de auxilio. Con los ojos llorosos, seguía volviendo la mirada a los tres hombres. Ahora sí estaba segura. No tardaría más de un segundo en desmayarse.

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Objetivo: destruir cualquier rastro divino

Departamento de Ciencias Astronómicas de la Universidad de Lyon. 19:35 horas p.m. Ese mismo día. -Jorge, vete a casa. Puedes seguir mañana. -Espera un segundo Fabbiane, creo que tengo algo… -Llevas diciendo lo mismo desde que te conozco. ¿No estás cansado? Vete a casa, sal con tus amigos, ve al cine, pero por favor ¡haz algo diferente!... -Ok. En media hora me voy, te lo prometo. -Jorge, ¡Lárgate, ahora! ¡Es una orden!... -De acuerdo jefa, tú ganas. Mañana nos vemos. Suerte con tu conferencia. Adiós -el joven estudiante no apartó la vista del monitor mientras apretaba el botón de colgar en el teléfono. Su trabajo de varios años culminaba esa semana y Jorge no podía irse sin conseguir algún contacto, aunque fuera mínimo. Su compañera, Joanna, se había rendido mucho antes que él, y se marchó, dejándole solo en el edificio, gracias a su pase especial emitido por la Directora del Departamento Científico. -Vamos, pequeños… Seguro que estáis ahí. Decidme algo, maldita sea… -la terquedad de Jorge por conseguir resultados no tenía límites, y, obviando el mandato recibido, el chico se acomodó en la silla, con la cafetera encendida, a la espera del milagro… “A0565F, encienda el interlocutor, tenemos que establecer las cordenadas…qfjgihrj…afefef…dfffgh…A056…fffggg…” El sonido distorsionado del altavoz excitó de golpe a Jorge, que se 35


estaba quedando sumido en sus meditaciones. Cuando oyó aquellas palabras dio un salto hacia atrás, tirando al suelo la taza de café que tenía en la mano, y en seguida rebobinó la grabación. Una vez comprobada la frecuencia utilizada y la longitud de onda, descartando su procedencia humana, sus ojos brillaron de pura emoción. -¡Ahí están, ahí están! -Jorge guardó silencio de nuevo. La pantalla que tenía delante volvía a emitir ondulaciones de ruido. “Señor, todo está en orden...ssshsshss..jetivo ha sido …nzado”. Ahora el sonido era tan nítido como si aquellas voces estuvieran en la sala contigua. El chico estaba sobrecogido, y ni tan siquiera podía tragar saliva. “Bien…vamos a proceder… localización exacta... cuatrocientos veinte grados izquierda, dos punto cero hacia abajo… preparados…”. Jorge seguía paralizado ante lo que parecían ser órdenes de alguien, a una especie de grupo. Su razón no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. Tras tantos años de fracaso continuo y millones de euros en pérdidas, por fin una señal fija, continua e inteligible se presentaba con toda su fuerza. El aparato encargado de medir la distancia a la que se encontraba el origen del sonido señalaba una cantidad extrañamente cercana a la atmósfera terrestre, aunque aún a miles de kilómetros de la Estación Espacial Internacional, única señal con la que poder confundirla. Éste era el único aspecto que parecía no encajar, pero Jorge decidió obviar ese detalle, para seguir grabando el hallazgo. El material que se había generado en unos minutos, daría para otros cuatro años de investigación. Y dado que él era el descubridor, su emoción iba dando paso al desconcierto. Debía avisar a la directora del 36


departamento. Era muy urgente localizarla. Se había producido, por primera vez, un contacto extraterrestre, y la impulsora del SUNRISE, tenía que ser la primera en saberlo. De pronto, Jorge volvió a subir el volumen, el monitor volvía a avisarle de actividad sonora. “Atención, todo dispuesto… iniciar ataque… Ssshsshshsh”. Jorge volvió a sentarse por enésima vez en la silla, pero esta vez se quedó inmóvil, con la mano apoyada en el teléfono y la intención de llamar a Fabianne. “¿Ataque? ¿Qué ataque…?”. No le dio tiempo a terminar su pregunta, cuando una enorme explosión inundó de fuego el laboratorio. El humo pronto alcanzó varios metros de altura, y las sirenas comenzaron a sonar poco después, a lo lejos. Jorge no tuvo ni una oportunidad de reaccionar, y su cuerpo yacía en el suelo, totalmente calcinado. Domicilio de Pierre y Fabianne. 20:35 horas p.m. -¿Cómo qué necesitas pensar…? ¿Pensar qué…? La voz de su marido sonaba grave por el auricular. -¿Mi vida?... ¿Estás ahí…? -Sí Pierre, estoy aquí… Tengo que colgar. No tengo tiempo para explicártelo… -Cariño, tú nunca tienes tiempo para nada… Pero hasta el momento estábamos bien. Sé que no soy perfecto pero… -el enfado del interlocutor comenzaba a transformarse en una súplica tan patética como inútil. ¡Basta Pierre!, ¡basta!... Voy a colgar, lo siento. Adiós. Inexplicablemente, al segundo siguiente de cortar la comunicación el piso se quedó a oscuras. Tan solo un haz de luz 37


tenue cortaba la negrura, proveniente de su habitación dedicada al estudio, que se encontraba al final del pasillo. De fondo, una melodía conocida salía con fragilidad de algún altavoz. Pierre recorrió casi a ciegas el largo pasillo que dejaba atrás el salón principal y la entrada. Su corazón, más por instinto que por un temor existente, latía con fuerza, y una creciente inquietud parecía querer prevenirle de un peligro inminente. Al correr lentamente la puerta del estudio, lanzó un grito ahogado que no alcanzó a ningún oyente. El forcejeo por librarse de su opresor duró menos de lo que su constitución le hubiera permitido de no haber caído por sorpresa. Entre confuso y asustado, lanzó descontrolados manotazos y endebles patadas al aire, hasta que la anoxia destrozó su voluntad por completo. Los matones ordenaron meticulosamente la habitación como si se tratara de la escenografía de una obra de teatro. El teléfono descolgado, la copa medio vacía, la silla en mitad de la sala. A su izquierda había una lamparita con la luz encendida, y en la cadena se sucedían los éxitos de Ray Charles. La noche estaba revuelta, a pesar de estar en los primeros días de verano. Un viento que ardía al contacto con la piel arremolinaba la basura de la calle y hacía vibrar los cristales de las ventanas. Con su silbido entrando por los huecos de la madera, parecía querer huir de la negrura espesa del espacio, y de los rayos que escupía una tormenta estival, que iba a complicar mucho el descanso de Fabianne. Y es que tenía pánico a las tormentas, y a las noches como esa. A la mañana siguiente, alertados por Fabianne, irrumpían en su domicilio una pareja de enfermeros y un inspector de 38


policía. Pierre, en el salón, colgaba de una soga. -Pobre hombre, no tiene ni cuarenta años y ya ha decidido tirar la toalla -el inspector Glade se giró a los enfermeros, que se afanaban en recuperar el cuerpo-. Esto ocurre más de lo que imaginamos. Personas que lo tienen todo y, sin embargo, son tremendamente infelices.

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El hospital

Cuando abrió los ojos, lo primero que pudo observar, todavía entre una fina nube de espejismos, fue un bulto oscuro situado al fondo de una habitación con las paredes blancas. A muy bajo volumen, escuchaba un sonido intermitente y constante. Al reparar en su brazo, en el cual había una vena tomada con suero, recordó lo ocurrido en el auditorio. Su respiración se contuvo al abrir del todo los ojos y comprobar que los extraños de la puerta de emergencia seguían observándola, esta vez en el Hôpital Américain de Paris. -¿Cómo se encuentra, señorita Hole? ¿Mejor? -el hombre hablaba con un marcado acento americano. -Usted estaba en la conferencia, ¿no es así?... ¿Quién es? ¿Qué hace aquí? -Fabianne se incorporó cansada y se abrazó a la almohada de su cama. -Señorita Fabianne, no tenga miedo. No quiero hacerle daño. -¿Seguro? ¿Sabe lo que le digo? Voy a llamar a la enfermera a ver qué opina ella… -giró para pulsar el botón de aviso y creyó sufrir un ataque al contemplar el cuerpo sin vida de la enfermera, sentado, completamente lacio, en la silla de espera. Los ojos de Fabianne se humedecieron, presa del pánico, y sus mejillas alcanzaron su máximo histórico de temperatura. -Señorita Fabianne, es muy peligroso tomar determinaciones sin pensarlas con anterioridad -su tono grave, de ultratumba, retumbaba en las paredes y la asustaba todavía más. Las piernas no le respondían, ante lo cual tuvo que mantener la serenidad. -Está… está bien, señor. Escuche, no sé lo que quiere, pero… si 40


yo pudiera ayudarle… -Shhh… Calma, señorita, le pido que se calme. Vamos a ver si podemos tener una sosegada charla -Fabianne se mantuvo quieta mientras el hombre recorría la cama y se sentaba a un costado. Ahora, la mirada amenazante se transformó en una insólita cara amigable. La astrónoma no daba crédito. -Vamos, Fabianne, ¿no me conoces? Es increíble. Qué bien te han tratado los años. -¿Debería conocerle? No entiendo… -Sí, lo comprendo… Es mucho tiempo. Sin embargo, yo no te he olvidado. Dios…me has hecho daño ¿eh? Pensaba que te acordarías… -¿Pero de qué está hablando? Insisto en que me diga… -el hombre se abalanzó de repente sobre ella y le cogió la cabeza con brusquedad. Sus ojos azules como el hielo se clavaron en los suyos. Estaba paralizada por el terror, y bien amarrada entre dos manos enormes. -¡Eres una jodida puta! -todavía mantuvo su inmensa fuerza apretando los oídos de Fabianne, que pensaba que iba a volver a desmayarse. El sujeto se acercó lentamente a su rostro, y continuó el interrogatorio entre susurros- ¿Qué tal, 1706FHZ? No esperaba verte por aquí, pero me alegra tu visita. Tengo grandes planes para el futuro, y tú vas a ser de gran ayuda. ¿Un poco de agua, 1706FHZ? -concluyó. Deshizo la presa, por fin, y le señaló un vaso de plástico blanco aposentado en la mesilla. -No, no… ¿Qué quiere de mí? -ella retrocedió y abandonó la almohada para agarrase a los lados de la cama, siempre sin perderlo de vista- ¿Y qué diablos es ese número? -Ja, ja. Eres muy buena astrónoma pero una actriz pésima. Ese es 41


tu nombre divino, Fabianne. No pertenecemos a este mundo. Nosotros creamos este universo. ¿Recuerdas? ¿O tengo que refrescarte la memoria? -alargó la mano con intención de acariciar su pelo con los dedos, mas no logró siquiera rozarlo. Fue esquivado velozmente como si de un golpe lanzado por un púgil se tratara. -Señor, esto es una auténtica locura. Yo a usted no lo conozco. Y no provengo de ningún mundo lejano. ¡Eso es imposible! Escuche, mi madre se llamaba Marlene, nació en Alemania y mi padre, François, era natural de París, ciudad en la que me crié, y la cual recuerdo desde que apenas tenía tres años, ¿me entiende? ¡Yo soy francesa, no vengo de otro planeta! -Fabianne perdió los nervios de nuevo y 0888BJV tuvo que abrazarla por la cintura para evitar que saltara de la cama. -1706FHZ, relájate. -¡No vuelva a llamarme así! ¿Entiende? ¡Haga el favor de no llamarme así nunca más! -la tensión desbordó su autocontrol y comenzó a llorar. -Seguro que esto te ayuda a recordar… De una caja metálica, no más grande que un cubo de Rubik, que posó sobre su palma derecha, salió un haz de luz con forma circular de unos cincuenta centímetros de diámetro, que resultó ser una pantalla panorámica en la que comenzaron a reproducirse imágenes. La explosión del laboratorio fue la primera secuencia en aparecer y al principio dejó a Fabianne confusa e indiferente, pues parecía el argumento de un film de ciencia ficción en lugar de una grabación basada en hechos reales. Su expresión se transformó cuando reconoció algunos elementos del mobiliario y se terminó de retorcer cuando vio a su 42


mejor alumno abrasado en el suelo. Sudoración, temblor, palidez, arcadas y más lágrimas, fue la respuesta a semejante tragedia. Pero lo peor aún estaba por llegar. Y al aparecer la hundió en la desesperación más profunda y en la más terrible impotencia. -¡Pierre! ¡No, no, no, no! ¡Pierre! ¿Qué has hecho? -la proyección se detuvo con su amante colgando de una cuerda- ¡Dios mío, no! ¡Pierre!... ¡Socorro! -Fabianne intentó huir entre sollozos, tratando como una loca de despojarse del suero y, al mismo tiempo, sortear a su adversario. -¿Por qué has hecho eso? ¡Eres un asesino! -el volumen de su voz rozaba el límite permitido por la ley de ruidos y sus movimientos eran tan histéricos que 0888BJV tuvo que esforzarse duramente en restablecer algo parecido a la tranquilidad. -1706FHZ, o Fabianne, o cómo demonios quieras que te llame, lo que acabas de ver sucedió hace algunas horas. No soy un asesino. No he tenido elección. Y si sigues incordiando y no comienzas a colaborar, la siguiente serás tú. Sin piedad. No creo que sea eso lo que quieres… ¿me equivoco, 1706FHZ? Todavía la mantenía paralizada y amordazada, y la presión no descendió hasta que no notó la distensión de su cuerpo. Entonces la miró, y en sus ojos leyó que no haría ninguna tontería. Quería hablar. Y eso fue lo que hizo. -Está bien, 0888BJV. Dime qué quieres de mí, o déjame en paz ahora mismo -Fabianne estaba agotada, y los recuerdos de su anterior vida le apabullaban el cerebro. No alcanzaba a entender cómo alguna vez pudo sentir algo por el extraño que tenía delante, y se arrepentía profundamente de haber salido a buscarlo. -Creo, 1706FHZ, que no estás en condiciones de exigir nada. 43


Supongo que has recordado ya cómo me condenaste al abismo. Seguro que ha venido a tu mente tu rastrero ascenso. ¡Zorra! Ahora vuelvo a estar a los mandos y no sabes lo que te espera si no colaboras. -¿Qué tengo que hacer? -Fabianne estaba cada vez más asustada, y por qué no decirlo, desilusionada, de modo que prefirió seguirle la corriente, para comprobar hasta dónde quería llevarla. Más tarde habría tiempo para pensar en una salida. -Has cometido una infracción grave. Te has entrometido en mi camino y por ello estás siendo sancionada. Con tus estudios, podría haber sido descubierto por los humanos antes de lo esperado, así que no tuve más remedio que hacer… bueno… lo que viste. No deberías estar aquí y esto no debería estar pasando. Tú eres la única responsable de esas muertes. »1706FHZ, tu misión a partir de este momento, es retroceder en lo avanzado en estos cuatro años con tu grupo de trabajo. Harás desaparecer todas las pruebas, documentos, grabaciones, libros de registro… No quiero que quede ni un solo resquicio de tus descubrimientos hasta el día de hoy, y es más, no quiero que vuelvas a ejercer como jefa del Departamento de Ciencias Astronómicas, ni de ningún otro departamento. A partir de ahora vas a estar a mis órdenes y me ayudarás a conseguir mi deseo. -¿Mejorar la especie humana? -preguntó Fabianne con toda la ironía que le quedaba. -No, 1706FHZ. De eso ya me he encargado yo solo. Tú me ayudarás a matar al Señor Director -con el índice en sus labios entorpeció un vago intento de réplica-. Cuídate mucho Fabianne. Sal pronto de aquí. Te estaré esperando. Abandonó la habitación dejando la puerta cerrada tras de 44


sí. Con un simple gesto de barbilla sacó de la inercia a sus dos compañeros, petrificados a ambos lados cual gárgolas en la cornisa de una iglesia. El trío de gigantes se alejó, y desapareció por el interminable pasillo.

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Antes de que el mundo machara su espíritu

Acababan de darle la noticia y no podía creerlo. Hasta para el ser más avanzado era imposible mantener la calma y hacer como si aquellas palabras no le estuvieran destrozando el alma. ¿Qué esperaban? ¿Un “Sí, señor director” y un “¡Enhorabuena, 1706FHZ!” “¡Gracias a los dos por destrozar mi vida, mis sueños y eones de trabajo!”? Él no era tan perfecto. Cualquiera de los allí presentes hubiera agachado la cabeza y asumido sin rechistar las consecuencias de sus actos, pero 0888BJV tenía su propia balanza para calibrar sus pecados. Ningún argumento le haría rectificar ni dejar de pensar que, a dos días del comienzo de la misión de los Arcángeles y con todo extraordinariamente preparado, era una decisión equivocada e injusta. ¿Cómo has podido hacerme esto?... Su mente buscaba palabras atropelladamente, y sus dedos esperaban unas órdenes que nunca llegaron a su destino. Tras la primera frase reflexionó y lo que tenía la intención de convertirse en un lamento de amante despechado, comenzaba a encaminarse hacia un desagradable ataque de ira. Debía de ser el primer ser en mucho tiempo que perdía la serenidad. Toda la energía universal era creativa y amorosa y fluía por sus criaturas transformándose en cada uno de sus pensamientos y acciones. ¿Qué estaba sucediendo en su cerebro? Una nueva emoción estaba creando un nuevo canal por el que drenar dicha energía. El problema, por tanto, no era la materia prima. Estaba perdiendo objetividad, perspectiva y dominio de sí mismo. Le hacía falta urgentemente entrenar su autocontrol con la ayuda del Creador, pero aún era incapaz de 46


reconocerlo. Así que su inconsciencia le guió para tomar una decisión que, por supuesto, fue incorrecta. No entraba en sus planes esperar a tener una visión más amplia de sus sentimientos antes de pasar a la acción. Amaba a 1706FHZ, amaba su trabajo y ahora… los había perdido… ¿Cómo has podido hacerme esto?... Seguía buscando un enunciado, lo suficientemente macabro, con el que acuchillar a su ofensora. Él nunca lo habría hecho. Si hubiera ocurrido al revés, se habría rebelado contra el Señor Director, e incluso contra el Creador. Su amor era lo más importante del mundo. Por encima de todas las cosas. ¿Cómo has podido hacerme esto?... ¡Ahhhh! ¡Mierda! No era capaz de avanzar con su alegato. Deseaba hacerle daño. Devolverle el dolor que sentía en un puñado de párrafos mordaces. Virulentos. Homicidas. Quería que cada palabra la golpeara hasta dejarla completamente hundida. …1706FHZ, desde hoy te condeno al olvido. Serás desterrada de mis recuerdos y separada de mi universo por los siglos de los siglos. Nunca más serás bienvenida a mi memoria. Voy a limpiarme tu nombre de los labios y a arrojar a la basura mis trapos con restos de cariño. No puedo seguir. No sé seguir en este mundo. El objetivo de la existencia es aprender, pero a mi me ha tocado un maestro demasiado duro. Es injusto. A mi alrededor rige la seguridad, y yo soy inseguro. Se expande el amor, mientras yo me lleno de odio. Gobierna la felicidad, y sin embargo yo soy el más infeliz de los dioses. Por tu culpa… Una idea reveladora, surgida en su cabeza abruptamente, provocó el cese de su escritura. No tenía nada que ver con 47


1706FHZ. Era un propósito para su vida. Un nuevo camino aparecía ante sus pies y una fuerza devastadora, compiladora de sus emociones más tóxicas, lo alentaba a partir hacia su sino. Cesó su actividad sin importarle lo más mínimo el final, acopló su mano en el almacén de información más cercano, y absorbió el conocimiento necesario. El Departamento de Transmutaciones llevaba miles de milenios enviando a los Maestros a ignotos planetas de variopintos universos con objeto de agilizar la evolución espiritual de sus criaturas conscientes. Por lo tanto, todo el material estaba operativo y debidamente contrastado. Las horas siguientes las pasó preparando el equipo. Sin pensar. Más que un ser inteligente, actuaba como una máquina a la que hubieran programado un objetivo. No vaciló un solo instante; no se permitió ni un atisbo de duda. Una vez dispuesto su viaje, inició los preparativos de otro pormenor importante: la compañía. Una nave debía recoger mil ejemplares humanos al azar, ya que no había tiempo material para realizar una selección basada en el análisis, con machos y hembras a partes iguales. Activó las coordenadas de abducción, y pasó a la delicada labor de señalar el punto cósmico en el que realizar la descarga. En la última comprobación, no existían planetas capaces de albergar el mismo tipo de vida que el surgido en la Tierra, así que tuvo que improvisar una salida. “Buscar”. Introdujo el informe de características específicas del planeta origen, y mandó encontrar todos los cuerpos celestes que cumplieran al menos el 99% de los requisitos, entre todos los universos de toda la historia de la creación. Nueve billones de resultados positivos conformaron una lista que 0888BJV tuvo que cribar en primer lugar por “entradas más recientes”, después por 48


“universos en activo”, y por último, “deshabitados de vida consciente”. El primero de los miles de aspirantes que aspiraban a dejar de ser meros candidatos, fue el asignado como válido. No era necesario utilizar todo el espacio de su cosmos, lo que hubiera retrasado además en demasía su partida. Solo “copió” una mínima porción significativa de su entorno y la “pegó” al lado de MACB09200379B; a simple vista, una burbuja cien mil veces más pequeña cosida a otra gigantesca a su lado. Paso final: “crear puerta multiverso”. Un clic. Todo hecho. La pizca de paz que emanó de la ratificación de la viabilidad de sus pensamientos surtió un efecto revitalizador que excitó, con vehemencia, los neurotransmisores encargados de las transmisiones relacionadas con los estados de alegría. Sentía furia, felicidad y extenuación al mismo tiempo. El torbellino de emociones experimentado había devastado su fortaleza física, mental y espiritual. Y, a esas alturas, su capacidad de reacción iba en descenso. Menos mal que el final se encontraba tan cerca que la deserción no era una opción aceptable. La transmutación se realizaba con una simple batería de energía con potencia suficiente para alterar los núcleos atómicos y convertir su componente sólido en etéreas partículas luminosas. Después, la misma mente artificial que se ocupaba de registrar y ejecutar las órdenes gracias a las cuales los creadores mantenían sus universos, se encargaba del resto. Era tan fácil como elegir una ubicación e introducir la composición del nuevo ser en el que se deseaba ser transformado; mas entrañaba una dificultad: cualquier error de cálculo, resultaba nefasto. Una coordenada 49


incorrecta suponía que el nuevo ser emergiera en un entorno incompatible con su naturaleza y sufriera su muerte física ipso facto. Y un fallo en la composición del ejemplar, podía provocar la gestación de un ser anómalo, malformado o enfermo. Mas no era el momento para sopesar los efectos secundarios. Solo se permitió una breve, pero necesaria, pérdida de tiempo, que consistió en programar la eliminación de los datos utilizados en dicho proceso con objeto de evitar cualquier posibilidad de seguimiento. Tarde o temprano caerían en la cuenta de su transmutación, pero tardarían milenios en encontrarlo entre miles de millones de años luz de espacio y múltiples dimensiones. No necesitaba a nadie para salvar su creación. Él mismo haría una civilización nueva a partir de su esperma divino mezclado con fluidos femeninos de las criaturas terrenales. Multiplicaría su estirpe al ritmo más frenético posible, y se encargaría personalmente de su evolución cognitiva. En resumen, pretendía que en su planeta los machos se ocuparan de cubrir las necesidades básicas de las hembras y los impúberes, tales como la alimentación y el cobijo, y él de la fecundación de unas y la educación de todos. A simple vista, un buen plan, que en la práctica evidenciaría serias lagunas, al obviar algunas particularidades de la raza humana. Se marchaba. Concluida la parte de programación, pasó a la acción propiamente dicha. Encendió la batería, la elevó a la máxima potencia, y se tumbó, boca arriba, sobre la camilla a la que había sido conectada. La energía se filtraba, sobre todo, a través de su cabeza, nuca y espalda; y el proceso fue más rápido de lo que pensaba. En cuestión de segundos, se sorprendió 50


flotando por encima de su cuerpo y observándose a sí mismo yaciendo. Luego, toda visión desapareció y fue consciente de que todo lo que había a su alrededor era luz. Sólo luz blanca, cálida y acogedora. Alcanzado este estadio, salieron a su encuentro los guías de los planos intermedios, que le dieron un último consejo. “El amor es lo más importante”, le dijeron, “que él ocupe el centro de tu ser, y esté siempre en tu corazón, en tu mente y en tus manos. Enseña a los humanos a ser luz, y no olvides nunca quién eres, ni lo que pretendes.” Junto al final de la frase llegó la oscuridad y el descenso hacia lo desconocido. Caía y se movía vertiginosamente como si estuviera siendo engullido por un descomunal embudo. Pareció durar una eternidad, mas en verdad fue un instante casi inapreciable para el tiempo. Cruzó, por fin, el extremo, y despertó abruptamente a la vida, sin previo aviso. En contra de su presentimiento, la encarnación no fue una experiencia agradable. Se sintió atrapado. Se sintió limitado. Y se sintió, sobre todo, muy insignificante. El cambio de plano no estaba indicado para todos los dioses. De ahí que solo unos pocos, llamados Maestros, estuvieran autorizados a materializarlo. Un examen mental habría inhabilitado a 0888BJV para tal ejercicio. Pero él, ofuscado por la imprudencia, olvidó sopesar la utilidad de su obra. Por su culpa, los Arcángeles, la única salvación real y posible, nunca partieron hacia la Tierra. Por su culpa, la historia de sus recién estrenados congéneres dio un giro inesperado de ciento cuarenta y siete grados.

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Nueva Era

Mil seres humanos abrieron los ojos a la vez en un mundo nuevo. Ellos no lo sabían. La última vez que los cerraron tenían quizás un trabajo, una familia, una casa, un coche, y de pronto… abrieron los ojos para descubrir que estaban al raso, bajo un extraño cielo púrpura, totalmente despejado y alumbrado por dos soles. Se escucharon gritos. Quejidos. Los cachorros no tenían consuelo pues, cuando se decidió que fuera abducida una muestra aleatoria, se dio una única instrucción: “de cada familia un miembro”, con el fin de evitar que relaciones de parentesco o afinidad, previas a esta Nueva Era, pudieran complicar el proyecto. Los machos tenían tendencia a reaccionar como perros enjaulados, ladrando, casi mordiendo aquel aire que, a grandes bocanadas, se introducía por su laringe más que por sus fosas nasales. Se escucharon palabras malsonantes en diferentes idiomas. Buscaban alguien a quien partirle la cara y no encontraban un culpable. Las hembras tendían a hablar entre ellas, presas de la histeria, y a tratar de reconfortar a las crías, lo que las ponía aún más nerviosas. Solo un hombre permanecía sereno. Claro que no era realmente humano. Esperaba en silencio a que desahogaran toda su rabia. Ya previó que el encontrarse lejos de su planeta y de sus seres queridos podía afectarles negativamente, pero, como jamás había estado tan próximo a ellos, no imaginaba que tal 52


bramido colectivo pudiera salir de sus insignificantes voces. Entonces reparó en un detalle: estaba solo. Ciertamente, contaba con un gran poder mental, un poder que ninguno sería capaz de imaginar, sin embargo, al ocupar un cuerpo, se vio atrapado por sus fuerzas y sus debilidades. Seguía siendo inmortal, pero si aquellos sujetos intentaban matarle y obtenían su propósito, supondría toda una contrariedad; iba a ser imposible contar de nuevo con los recursos necesarios para repetir una encarnación, no le estarían esperando precisamente con los brazos abiertos, así que, si el continente moría, se acababa la misión para el contenido. Respiró hondo. Fue un gesto espontáneo, más instinto que voluntad. Y le supo extraño sentir cómo aquel aire cálido penetraba en su nariz hasta colmar sus pulmones. 0888BJV recurrió al “Don de Lenguas” para acercarse a la gente y congregarla a su alrededor. Esa era la forma exótica con la que aquellos de los humanos que se consideraban a sí mismos cristianos designaban el Don que permitió a los primeros seguidores de uno de los más importantes Maestros transmutados que pasaron por La Tierra expresarse de tal modo que fueran entendidos por cualquier oyente. En realidad, esto no era otra cosa que el canal que permitía a cualquier ser consciente comunicarse de alma a alma con sus semejantes; un fenómeno que recibía, vulgarmente, el nombre de telepatía y que estaba siendo objeto de investigación por los mortales. La masa, estupefacta ante la habilidad comunicativa de uno de sus miembros aparentemente corriente, no opuso resistencia a sus indicaciones. -¡Hermanos! ¡Escuchad! ¡Voy a explicaros lo que está sucediendo 53


aquí! Se hizo el silencio, aunque no era un silencio verdadero. Las mentes bullían, inquietas. Él lo percibía, era lo malo del Don; la comunicación siempre es bidireccional y abrir el canal significaba no sólo ser comprendido, sino verse obligado a escuchar. Las interferencias de mil mentes dificultaban mucho su progreso. -Se ha iniciado en nuestro planeta una Guerra Mundial. A causa de la amenaza nuclear y la capacidad devastadora de las armas biológicas de las que disponen en la actualidad la mayoría de los países, el gobierno de los Estados Unidos de América, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas, ha decidido salvar a los mil especímenes más aptos de la humanidad para garantizar la subsistencia de la especie en el caso de que la debacle sea total. No le costó decidirse entre decir la verdad o escupir esa mentira. No quería correr la suerte de sus antecesores. Se equivocó, eso sí, quizás, al bautizarlos como “especimenes más aptos de la humanidad”. Las miradas viajaron de unos a otros, esperando encontrar alguno de los personajes que solían acaparar las imágenes de sus televisores, pero, ante su ausencia, la reacción general fue de sorpresa y de curiosidad por descubrir lo que había de especial en sus nuevos vecinos. Se escuchó una voz de mujer, alzándose sobre la multitud. Su voz era tan ruidosa como sus pensamientos, destacando sobre todos los demás. -¿Pero dónde coño estamos? ¡Mirad al cielo! ¡Esto no es La Tierra! Aunque la pregunta estallara en perfecto castellano y no 54


todos la entendieran, se demostró que el sufrimiento une más que los idiomas. Los gritos y llantos volvieron a desatarse. Aquella mujer se llamaba Carmen. -Estamos en ETF84732661, en la constelación de Sirio; un planeta que estaba antes vacío, pero que reunía las características idóneas para albergar vida”. Otra voz. Esta vez alemana. -¡Soy Stein, astrónomo alemán! ¡No nos engañe! ¡Conozco la constelación de la que nos habla y es imposible que se nos haya transportado allí! ¡Demasiado lejos! ¡8,6 años/luz para ser exactos! ¡A más de cien mil años de viaje con la tecnología actual! -Es que hemos viajado más rápido que la luz… -¡vaya! tardó muy poco en aparecer el listillo del grupo. -¡Imposible! ¡Nada puede viajar más rápido que la luz! -espetó satisfecho. -Aunque la mayor parte del tiempo fuimos a trescientos mil kilómetros por segundo… -¡Habríamos muerto! ¡Al desplazarnos a velocidades cercanas a la de la luz, los átomos de hidrógeno que existen en el espacio vacío nos golpearían tan fuerte que nos freirían en pocos segundos -alzó la voz entre inquieto y temeroso por haber roto, presuntamente, todas las leyes de la física- ¡Es imposible! -casi se le saltaron dos cuerdas vocales al terminar la frase. -¿Señor…? -quiso añadir un poco más de sal en la herida del astrónomo alemán antes de hundirle el dedo en la llaga. -¡Stein! -algunos gránulos de saliva se expandieron por el aire tras el big bang de la respuesta. -Le diré la verdad, señor… Stein. Han sido abducidos por la nave espacial de un extraterrestre, que les ha trasportado durante 55


meses por la garganta de un atajo espacio/temporal a un universo colindante, en el que un planeta, de similares características que el suyo, les aguardaba. El motivo de este viaje es acelerar el proceso evolutivo de los hombres, y crear una civilización súper desarrollada que un día suplante a los atrasados humanos tradicionales. -¿Me toma usted por imbécil? -masculló en un volumen menos irreverente. -En realidad, usted no conoce toda la tecnología de que disponen los departamentos de ID+i de nuestros gobiernos porque son investigaciones que se llevan a cabo en el más absoluto de los secretos. Agradezca a esos secretos el que usted pueda estar vivo y a salvo en este lugar. -¡Ya! -se acabó. A continuación habló un joven llamado Omar. Afgano. A su voz se sumaron otras muchas voces que expresaban que nadie les había pedido permiso para ser salvados, que lo que deseaban, y más sabiendo que en La Tierra, y en su tierra, se libraba una guerra, era estar al lado de sus familiares y amigos, y preferían salvarse con ellos o morir con ellos, pero se negaban a permanecer ahí. El estruendo se hizo insoportable. -Este es vuestro destino. Yo soy la máxima autoridad de este lugar. Es más, soy la única autoridad de este mundo; no tenéis a quién más apelar. El gobierno norteamericano me enseñó cuanto era necesario para sobrevivir aquí. Soy solo un hombre pero… también soy, a partir de ahora, vuestro Dios. No exijo adoración, ni siquiera os exijo fe, pero sí obediencia absoluta. La especie humana ha decidido autodestruirse a base de bombas y 56


depravación. Por eso estamos aquí. No os queda otro remedio que comenzar de nuevo. Olvidad los residuos de vuestra existencia anterior. Esta labor se nos ha encomendado porque nuestros simuladores dictaminaron que allí teníamos un 99% de posibilidades de desaparecer. Y si no, estábamos condenados al desastre. Imaginad: alimentos contaminados, destrucción, enfermedades, anarquía… ¡Jamás volveréis! O por lo menos, no hasta que vuelva a ser un lugar habitable. Más gritos. Más llantos. Unos cuantos decidieron, y les bastó mirarse mutuamente a los ojos para saberlo, que si iban a quedarse para siempre, lo mejor era romperle la cabeza al que se había proclamado nuevo Dios. De ahí que, de pronto, echaran a correr con un brillo mortífero en los ojos. 0888BJV sonrió, y hacía ya mucho que no sonreía, cuando ese casi centenar de personas, que tenían la simpática intención de aniquilarle, se estamparon al unísono contra la barrera invisible de protección que le rodeaba. Ver a tantas cabezas resonar contra una fuerza invisible y, a continuación, a tantos cuerpos caer al suelo como marionetas a las que les cortaran el hilo, no sólo hizo sonreír a 0888BJV, además hizo reír a los niños, que siempre suelen reírse de estas cosas, y a algún adulto que, no queriendo reconocer que se sentía histérico, hallaba justificación a sus carcajadas en la sensación de encontrarse inmerso en algún viejo gag de los Monty Pithon. ¿Estaban contemplando un milagro? Si no era Dios, ¿quién era ese tipo capaz de derribar a los hombres sin tocarlos, un X man? El miedo hizo su función, y se calmaron los ánimos. -Como veis, cualquier intento de rebelión será inútil. Tras el desayuno os presentaré las normas bajo las que viviremos. Habrá 57


comida para todos. Aprovechad este tiempo para iros conociendo. -¡Eh! -le increpó Mi Kiung, mujer de nacionalidad coreana-. ¡Quieres dominar nuestras vidas y no nos dices cuál es tu nombre! -¡Escuchad! -gritó a la multitud- Los nombres quedan abolidos. Las nacionalidades quedan abolidas. Y las profesiones también. Yo seré, simplemente, el Número Uno. Más tarde, os adjudicaré vuestro número. 0888BJV se retiró a sus dependencias privadas, una pequeña nave, independiente a la nodriza, reacondicionada como vivienda y protegida, al igual que su persona, por una barrera invisible que impediría cualquier tentativa de asalto. Haciendo un ejercicio de sinceridad… se sentía pletórico. Había disfrutado de la emoción de saber que esas criaturas eran suyas, solo suyas, para hacer con ellas cuanto quisiera, sin que nada ni nadie se entrometiera, ni siquiera ellos mismos. Se les había acabado ese estorbo en que se había convertido el libre albedrío, origen de todos sus problemas, y también esas absurdas ideas acerca de la identidad y el individualismo, otros grandes enemigos del desarrollo espiritual. Mientras tanto, en el exterior, los humanos daban rienda suelta al mayor descontrol emocional imaginable. Salvo Matt, un estadounidense que pronto pasaría a llamarse 555. Se había criado entre orfanatos y reformatorios y no lamentaba pérdida alguna. Su costumbre de hablar solo, consumir sustancias de evasión y ver realidades diferentes a las que todo el mundo ve, le había hecho ser visitante asiduo de diferentes hospitales psiquiátricos. Nadie se fijaba en él; en realidad, nadie se fijaba en nadie. 58


Cada quién estaba ocupado lamentándose de su propia desgracia, salvo Mat, otra vez, situado frente a una planta, de tronco leñoso y elevado, que se ramificaba a cierta altura del suelo. Mantenía con ella una amena conversación. -Bueno, este es el jardín del Edén. Yo soy un Adán, pero no soy el único. Espero que como mínimo, toquemos a una Eva para cada uno. Y que haya cerveza. No tolero un Edén sin cerveza. También necesito una tele y, por supuesto, a los Simpson… aunque parece que solo me van a dar un numerito ¡Qué pena! ¡Y yo que siempre he soñado que los extraterrestres me salvan del Fin del Mundo! ¡Y que me pegan un código de barras en el culo! ¿O eran los mormones? … Da igual, da igual. Éste no parece extraterrestre, pero ¿de dónde habrá salido este gilipollas? Arbolito, arbolito ¿Será verdad que tiene el apoyo de nuestro gobierno o nuestro Número Uno nos la ha metido doblada? En cualquier caso… ¡La próxima no te voto, Obhama! ¡Ja! Seguro que este antro está lleno de enchufados de políticos y de Very Important People ¡Seguro! Porque si andan detrás de esta movida, el egoísmo humano está ahí por lo que vale y habrán salvado a los suyos. ¡Joder! ¡Si yo fuera el presidente, también salvaría a los míos! ¿Acaso tú no, arbolito? Por cierto… ¿Tú eres el de la Vida o el del Bien y del Mal? ¡Si ves a la serpiente parlante, dale recuerdos! Cada cual expresaba las preocupaciones como buenamente podía. Únicamente el arbolito vio la cara de Matt cuando 0888BJV, pensando en las normas que regirían su nuevo mundo, resolvió que la primera medida de ejecución inmediata con objeto de erradicar el individualismo sería hacer desaparecer la ropa. Así que, saliendo de su ostracismo para reaparecer ante su 59


público, se rodeó del millar de súbditos, y ordenó que se desnudaran. La sorpresa y la negación dejaron paso a la resignación y la vergüenza. Nadie se hizo el valiente. Agacharon la cabeza, la mayoría, y perdieron su dignidad, al completo. Los nuevos habitantes de ETF84732661 se quedaron desnudos. Y Dios vio que tenerles en pelotas no era bueno.

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Instaurando nuevas normas

Ante la inesperada desaparición de la ropa, empezaron a escucharse, en diferentes idiomas, referencias cristianas al Génesis, a destacar la de una anciana galesa. -¡Y vio el hombre que estaba desnudo! ¡Y se adornó con hojas de parra! ¡Éste de verdad es Dios! ¡Quiere que retornemos al origen, cuando el hombre y la mujer iban desnudos y eran inocentes! ¿Acaso llevan ropajes los animales o las flores, cuando es Nuestro Señor quien las viste y alimenta? -¡Calla ya! ¡Seguro que tú no sales a la calle en tetas! -respondió alguien. Unos cuantos sí tenían esa costumbre. En medio de toda la variedad de humanidad presente, había unos cuantos partidarios del nudismo. Cómo no, entre aquella muestra también había quien se dedicaba a admirar la belleza ajena sin mucho pudor. Otra reacción interesante fue la que tuvo una hembra adolescente que comentaba para sí misma: “Esto es una gran oportunidad para que todos nos miremos a los ojos”. Justo lo último que pensaba el salido que le observaba atentamente el culo desde atrás. Otro disimulaba una erección involuntaria comentándole a un tipo que tenía a su lado, y del que ni sabía si entendía su idioma: -Esto es la falta de costumbre, con el tiempo nos acabaremos acostumbrando y veremos a las mujeres con la misma impasibilidad con la que vemos una piedra. -Vistos desde un avión, solo se verían pegotes de carne rosa. Si 61


se observa desde suficiente altura, no somos distinguibles de una piara de cerdos. Había un fotógrafo de multitudes que lo demostró, creo que era… Spencer Tunick -respondió con cierto acento, en una lengua que no era la suya, pero que comprendía bien. -¿A ti te parece que éste sea un buen momento para ponernos intelectuales? -Tú empezaste primero -fin de la discusión. Los cachorros, sin embargo, llevaban el asunto con más naturalidad. Al principio, reaccionaron con extrañeza, y después, se centraron en temas más importantes que la ropa. Unos en llorar, pensando en su familia desaparecida. Otros, en alternar con otros cachorritos o en explorar el lugar. Las reacciones de los humanos en situaciones de estrés y de ignorancia de lo que va a ocurrir son muy dignas de ser observadas y están fuera de toda lógica. Pronto llegó el desayuno. Una fuerte sirena, similar a la de la piscina de olas en un parque acuático, anunció que había llegado la hora de alimentarse. No hizo falta ninguna orden complementaria. Como perros de Pavlov, todos relacionaron el sonido con comida. Bajo la nave principal, suspendida en el aire, el avituallamiento. Y junto con el desayuno, mezclados con los alimentos, pequeñas dosis de bromuro para los machos. Su plan de mejora de la especie comenzaría a la mayor brevedad posible, por lo que no podía permitir que se truncarse por unos cuantos sementales sedientos de sexo. Esos no eran lo planes, no. El papel de los machos sería la caza, la agricultura y la ganadería, para mantener a las hembras y a los niños, pero sobre todo para 62


mantenerlos ocupados y lejos de las tentaciones de la carne. Ellas darían a luz y cuidarían de sus vástagos. Y los otros cachorritos se mezclarían con las nuevas generaciones que fueran naciendo para evitar, de este modo, los perniciosos efectos de la endogamia. Número Uno pensó que más le valía ganarse pronto su obediencia. El bromuro era una medida transitoria que de no ser suprimida a tiempo causaría la intoxicación de los afectados; la solución pasaba, por tanto, por la desaparición de la raíz del problema: el deseo. El trabajo físico y un condicionamiento mental adecuado matarían la libido. O eso creía, antes de comprobar la inusitada fuerza de la energía sexual no correspondida. En cualquier caso, su objetivo era lograr que le obedecieran sin hacer uso de la fuerza, aunque, si no quedaba más remedio, seguiría imponiéndose a golpes. Una vez saciados los estómagos, llegó el momento de presentar las normas. No debía formularlas tal y como él las había concebido, al menos, no inicialmente, ya que era mejor someterlos poco a poco que hacerles asumir, de buenas a primeras, cosas que quizá considerarían intolerables. Sin mayor dilación, comenzó su discurso. - Ya que hemos desayunado, es una buena ocasión para organizarnos. Lo primero, recordad que vuestros nombres han desaparecido, a partir de este momento nos dirigiremos unos a otros por nuestros números. Cuando cuente tres, vais a escuchar cada uno el número que le ha sido asignado. Uno. Dos. Tres -y cada uno escuchó claramente en su idioma un número diferente entre el dos y el mil uno, ambos inclusive. El rumor inevitable suscitado por el nuevo truco, como lo catalogaron algunos, 63


permitió que 0888BJV se tomara un respiro antes de continuar-. Quien se dirija a otro por su desaparecido nombre, será severamente castigado. Recordad que tengo oídos en todas partes. ››Por lo demás, como veis, hay víveres, pero nuestras reservas se acabarán y tendréis que conseguir más comida. Por razones de seguridad, no me es posible proporcionaros armas de fuego, así que tendréis que elaborar vosotros mismos vuestras propias herramientas, con los recursos que hay en este planeta. Hombres y mujeres cooperarán en la elaboración de los instrumentos de caza y labranza, pero solo los hombres cazarán y cultivarán esta tierra. Esto se debe a que nos encontramos en una situación de emergencia y, como sabéis, debemos cuidar a las hembras y los cachorros, pues en sus manos está el futuro de la especie. ››Aconsejo que cacéis la cantidad de comida suficiente para comer, como mucho, dos días consecutivos. Aunque disponemos de tecnología para conservar los alimentos, una sobreexplotación del territorio podría tener en consecuencia, a la larga, la extinción de animales y plantas. Es hora de que vivamos en una comunión más íntima con la naturaleza, resolviendo los errores del pasado. Por cierto, en este mundo no hay ningún animal que conozcáis; esto no es el Arca de Noé. Os va a tocar conocerlos, experimentar con ellos, clasificarlos, aprender a criarlos... y lo mismo es aplicable a los cultivos. Todo lo que aprendáis acerca de la agricultura y la ganadería os servirá para hacer más cómoda vuestra nueva vida. Por último, daros la bienvenida. Conoceros, organizaros como queráis, y cuanto antes, comenzad el trabajo. Unos cuantos protestaron. La mayor parte de los occidentales no tenía ni idea de cazar, pescar, ni cultivar, más allá 64


de acercarse al supermercado, extender la mano, escoger el producto que necesitaban y canjearlo por dinero. Los cazadores y pescadores deportivos en un principio se alegraron por la oportunidad de poder demostrar su valía, pero no les hizo gracia saber que no contarían con los sofisticados utensilios que manejaban en su civilización. Los que sí estaban de enhorabuena, eran aquellos que procedían de tribus o poblados del llamado tercer mundo, porque jamás habían abandonado los rudimentos más prehistóricos para tales labores. A algunos expertos en dirección y gestión de recursos humanos también les hizo ilusión poder aplicar sus conocimientos de cara a la organización de las partidas de caza, pesca, agricultura, ganadería, artesanos y cuidadoras, más allá de la extensión de Google. Muchas hembras se molestaron por quedar excluidas de los grupos de caza, considerando que este hecho las haría dependientes de los machos, retrocediendo así en una lucha de cientos de años por la igualdad de derechos y deberes para ambos sexos. Y cuando sus voces de protesta se elevaron a un nivel inaceptable, una lacónica respuesta del ya Número Uno aplacó la revuelta. -No os preocupéis. Ahora, por primera vez en la historia, hay igualdad real porque, aunque se dé una división del trabajo por razones prácticas, hombres y mujeres estáis equiparados en derechos; en suma, carecéis totalmente de ellos como individuos; los únicos derechos que importan son aquellos que redundan en el beneficio de la especie -asunto zanjado. Se escucharon unos cuantos vítores y unos cuantos abucheos, así como gritos paralelos en los que le llamaban 65


indistintamente “¡Fascista!” o “¡Comunista!”, hasta que se alzó una voz que hizo lo que algunos hubieran querido hacer, pero no se atrevieron por temor a las represalias, o lo que muchos obviaron hacer, a causa de la histeria colectiva. Hizo la pregunta del millón al señor Numero Uno. -Señor, ¿cómo es posible que, estando en un entorno multicultural y en un espacio abierto, nos hables a todos a la vez, a cada uno en nuestro idioma, y que, desde el más cercano al más alejado, te oigamos como si nos estuvieras hablando a nuestro lado? Número Uno se dio cuenta de que había subestimado la capacidad humana. Al fin y al cabo, no eran tan idiotas. Aunque no hubieran mejorado en su desarrollo moral, su intelecto sí había superado la superstición y lo que, solo unos cientos de años atrás, habría sido explicado como brujería, provocando que se postraran ante él de rodillas, ahora se convertía en una cuestión que exigía una explicación racional y verosímil. -De acuerdo, es telepatía -respondió-, pero esto no es ningún misterio. Hace años que los servicios secretos de los Estados Unidos están estudiando la parapsicología para aplicar sus conocimientos con fines de espionaje y otras aplicaciones bélicas. Y es que, para ellos, decir “ciencia” equivalía a decir antiguamente “magia” o “voluntad de los dioses”. -Ahhh, ¿y cómo hiciste para repeler a los que querían atacarte? -ya que estaba en racha, no iba a quedarse con las ganas de lanzar de nuevo sus dudas. -Es un arma creada por militares soviéticos que construye un campo magnético circular alrededor de un punto de anclaje A, con 66


un radio variable, dependiendo de la fuerza requerida, y que, gracias a un flujo denso y continuo de electrones, crea una pared transparente, pero efectiva, que impide el acceso de átomos de cualquier elemento ya sea sólido, líquido o gaseoso. -Ummm -no hubo más preguntas. -Bien. Prosigamos. Finalmente, he de anunciar que seleccionaré a cincuenta hembras a fin de usarlas para concebir progenie. La idea es preñarlas con genes modificados genéticamente; genes que os harán más fuertes, más sanos, más longevos, más inteligentes y que os proporcionarán un desarrollo espiritual sin precedentes. Después este procedimiento se irá repitiendo, de forma escalonada, con las siguientes generaciones, de tal manera que podamos ir mejorando la especie, salvaguardando la diversidad genética. Esta declaración causó una gran controversia; los gritos eran tremendos. Más machos y hembras intentaron atacar al Número Uno y, de nuevo, los muy inconscientes fueron rechazados por el campo magnético, ante la risa sardónica del líder. -¡Ay, humanos! Mucho debéis evolucionar, pues no escarmentáis. Jamás os acercaréis lo suficiente para causarme el menor daño, no lo intentéis; además, soy vuestro salvador, vuestro benefactor, el único que conoce los recursos con los que contamos, si me atacáis, estaréis firmando vuestra sentencia de muerte. »No os preocupéis, hembras. La intención no es forzaros al fornicio, a no ser que alguna elija voluntariamente el contacto físico como método de apareamiento, sino practicar una fecundación in vitro. Todo aséptico, indoloro y científico. »Ahora, me retiro. Explorad el terreno. Conocedlo. A lo largo del 67


día os entregaré un mapa para que os ayude en vuestras tareas de caza, pesca y pastoreo. La nave os servirá, de momento, de cobijo, y digo de momento porque ya os podéis ir organizando para construir algún tipo de estructura que os sirva de refugio. Voy a deliberar sobre la cuestión del idioma; hay que encontrar una lengua común en la que todos podamos comunicarnos. La próxima reunión se producirá a la hora de la comida. -Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas -murmuró la anciana galesa tan documentada en cuestiones bíblicas-, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron por esposas las que más le gustaron. El Señor dijo: “mi espíritu no permanecerá por siempre en el hombre porque es de carne. Sus días serán ciento veinte años”. En aquel entonces había gigantes en la tierra (y también después) cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos. Estos son los héroes de antaño, hombres famosos. -¿Qué estás citando, mujer? -le preguntó una joven que estaba a su lado. -Génesis 6, 1-4; los primeros versículos de la historia de Noé. -Entiendo. Esto se parece, pero a cuál Noé más bobo. Uno salva solo a los animales, y el otro solo a los hombres; qué pasa, ¿qué ninguno es capaz de pensar a la vez en dos cosas? -Hágase la voluntad del Señor. -¡Ja! ¿Cuál de ellos?

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Involución

Pasó el tiempo. La urgencia de sobrevivir día a día hizo que los humanos no permanecieran demasiado tiempo presos de la añoranza. Aunque aquel jardín, su peculiar Paraíso, era seguro, tuvieron que exponerse a otras criaturas que pronto demostraron ser agresivas, aunque también deliciosas y nutritivas. A aquellos hombres y mujeres les correspondió salir de nuevo de la edad de Piedra, reinventar sus relaciones con los animales y plantas, conocer los materiales que por allí se encontraban, descubrir sus propiedades, idear nuevos artilugios. En cuanto al Nuevo Orden Social, las normas se fueron perfeccionando. En aras de la necesaria comunicación y sin que pudiera esperarse a que un idioma dominara a otro, o a que se fundieran unos con otros creando uno nuevo, Número Uno impuso la enseñanza del Esperanto, lo que dio lugar a muchos conflictos y exageradas reacciones viscerales. Parecía más sencillo exigirles que dejaran a un lado su nombre, pues emocionalmente es más fácil superar una catástrofe cuando dejas atrás tu pasado, que abdicar de su patria y su lengua, quizás por tratarse de una identidad más apabullante. Esta rebelión era más intensa cuanto más insignificante era el habla que se estaba defendiendo. Es inenarrable el ardor con el que protestaban contra la prohibición de comunicarse en sus minúsculos dialectos, aunque dada la escasez de la muestra humana, unos pocos individuos se quedaron sin la opción de encontrar un interlocutor con el que mediar ni media palabra. Número Uno pensó, con acierto, que sería bueno que se 69


comunicaran en un Esperanto que no recibiera influencias de ninguna de las lenguas; no como su criterio primigenio sobre el vestuario, que tuvo que ser derogado ante los primeros casos de hipotermia. Para evitarlo, en cuanto tuvieron un desempeño básico hablado, se decretó delito el empleo de otro vocabulario. Pronto quedó en evidencia que la Humanidad sólo aprende a base de castigos. Estímulo-Respuesta. Acción-Reacción. “Han de explicárseles los motivos, poco a poco, según se vayan haciendo mayores como civilización, pero para conseguir que las cosas funcionen a corto plazo hay que llevarles de la mano, como niños; está comprobado que cuando se les da libre albedrío, descarrilan”, se decía 0888BJV. Los castigos eran elementales y siempre referidos a cuestiones de satisfacción física. En los casos más leves, consistía en quitarles una comida del día. Casos más severos podían implicar una jornada de entre 24 y 72 horas de aislamiento, obligarles a escuchar una nota aguda durante 30 minutos o privación del derecho al sexo durante una semana. La gestión del sexo, una de sus mayores preocupaciones, también evolucionó desde que comenzara a implantar las primeras normas. Comprendía que las modificaciones se habían debido al modo tan apresurado en que todo surgió y a que siempre había observado los comportamientos humanos “desde arriba” y ahora, por primera vez, había tenido la oportunidad de conocer cómo reaccionan y qué necesitan desde la primera línea. Una vez finalizada la etapa del bromuro, otra solución fue reclamada por las especiales circunstancias. Los humanos fueron sometidos a un reconocimiento médico completo. De haberse tramitado la abducción con margen 70


suficiente, se habrían evitado los casos de esterilidad, discapacidad o desequilibrio de la personalidad, pero ante una selección aleatoria, hubo que aceptar y lidiar con aquellas contingencias. Los estériles, de cualquier género, fueron marcados con el tatuaje esquemático de un árbol azul en la frente, ante todos reconocible, que les ponía a disposición de toda la civilización para satisfacer los apetitos sexuales del resto. Otras alternativas permitidas eran la masturbación, contra la que Número Uno no tenía nada, y el amor homosexual. Sin embargo, el bestialismo era uno de los delitos severamente castigados. Algunos de los infértiles apelaron al honor, a los derechos humanos, y al respeto a la voluntad, pero a Número Uno no le hicieron falta castigos para imponer esta pauta de conducta; los hombres, cada vez más embrutecidos por la necesidad, condenaron a inanición a quienes, habiendo sido designados para ello, se negaban a mantener relaciones sexuales, y la presión de la hambruna acabó venciendo cualquier atisbo de resistencia. Daba cierta lástima presenciar esos sucesos, mas sus rudos procedimientos consiguieron que asumieran su función, sin reparos, sin quejas, como hormigas soldado. Quienes se beneficiaban de estos servicios tenían prohibido maltratar a las prostitutas y prostitutos y, quien osaba hacerlo, por supuesto, era severamente castigado. Lo importante era controlar las pulsiones biológicas básicas de los humanos para hacerles evolucionar en otros aspectos; al menos durante el tiempo que el ADN divino tardara en propagarse y en modificar, poco a poco, a la nueva raza. 71


Con respecto a los discapacitados, aquellos que tenían algún tipo de problema de transmisión genética, fueron intervenidos para evitar que se reprodujeran. Y los que adolecían de algún trastorno mental o emocional que les convertía en peligrosos para sí mismos o para los demás, fueron discretamente ejecutados; tan discretamente que la población apenas se enteró de la causa de la desaparición, aunque la sospecharan, quedando explicadas normalmente como accidentes durante las expediciones de caza o fugas originadas por la naturaleza de su desequilibrio. En cuanto a las hembras adultas seleccionadas para la fecundación, todas ellas fueron marcadas, también, pero esta vez con un triángulo rojo en el hombro izquierdo, lo que facilitaba su seguimiento y el de su prole, que posteriormente sería marcada con el mismo signo. Algunas fueron tratadas tal y como Número Uno había descrito: mediante fecundación in vitro, con anestesia, aséptico, e indoloro, pero… pronto fue consciente de que su cuerpo también padecía necesidades, y, para frenar este ejercicio, inventó que ya no quedaban más cargas de esperma congelado. En adelante, folló como un energúmeno. Los cristianos afincados en ETF8473266, que ganaban por mayoría simple a las otras congregaciones, afirmaban que no podía ser un Dios porque el verdadero Padre habría enviado al Espíritu Santo para engendrar a sus hijos. Con tal de tener sexo, 0888BJV se habría negado a sí mismo. La primera vez que cruzó la línea que separa la ciencia de la “cuenta de la vieja”, siguió anestesiando a las hembras, por vergüenza, pero aquello pronto dejó de resultarle agradable; era casi como estar haciendo el amor a un cadáver. Y cruzó la línea 72


entera ¿Qué ha de preocupar a un Dios lo que sus criaturas piensen de él? Ahí, nadie tenía poder para derrocarle y, a fin de cuentas, lo importante no era el cómo sino llegar a la meta. Y había que reconocer que, poco a poco, avanzaban. Al menos se estaban acostumbrando a trabajar en equipo, a obedecer, a respetar los recursos que les rodeaba, a prescindir de la idolatría y a vivir sin ser dependientes de la ciencia y la tecnología que había llegado a atrofiarles la mente, el cuerpo y el alma. “De todos modos, estas normas dejarán de ser tan severas cuando haya crecido la primera generación de mi herencia genética. Entonces, abriré la veda a las relaciones libres, limitando eso sí el número de alumbramientos y llevando un exhaustivo registro de quién copula con quién y el resultado, reproductivo o no, de dicho encuentro”. Tal era su pensamiento. Una voz interior le revelaba que estaba siendo muy duro, incluso cruel, pero quería pensar que algún día, cuando aquella civilización alcanzara el desarrollo suficiente, le entenderían e incluso le darían las gracias. Algún día. ¿Y el amor? En ese entorno, donde no había nadie que pudiera ser considerado su igual, era imposible que surgiera; por ende, su corazón, destrozado ya de partida, no se encontraba dispuesto a amar a ninguna fémina. El amor fraternal tampoco estaba, en aquel lugar, de enhorabuena. De momento, la afectividad era un terreno en el que no solía poner los pies Número Uno. Primero, dureza, disciplina y respeto. Ya habría tiempo para el amor. Algún día.

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Fabianne

Fabianne soñó que flotaba en el espacio exterior, girando sobre sí misma en posición fetal, desnuda y helada a pesar de encontrarse envuelta en una especie de esfera placentaria que la aislaba del vacío. Soñó que viajaba hacia las estrellas, que había dejado el sistema solar atrás y que recorría el arco de la constelación de Sagitario como en el juego de pasatiempos infantiles de unir los puntos. Dibujó el centauro, el cisne, la osa mayor… pero pasaba a través de las estrellas, es decir, las atravesaba de parte a parte dejando una estela plateada de luz. Reconoció diferentes lugares de la Vía Láctea, reconoció la nebulosa Carina, la del Cangrejo, y vio la Galaxia del Sombrero desde un punto de vista imposible; desde su mismo centro… el universo era pequeño para ella, pues podía moverse con libertad por todas las dimensiones posibles y sentir el pálpito de millones de soles, el estruendo de galaxias que chocaban entre sí, incluso le pareció oler las nubes de hidrógeno de centenares de años luz de tamaño que formaban nebulosas imposibles, obras de arte siderales… el tiempo y el espacio se confundían en una danza en la que ella intervenía a voluntad, como la primera bailarina de un extraño ballet de luces y cuerpos celestes en el que energía, materia, oscuridad y luz eran la misma cosa y todas a la vez. A su lado, una espiral enana era tragada por un agujero negro en el transcurso de siete millones de años, aunque para Fabianne solo pasaran unos segundos. Observó que toda la geometría euclidiana resultaba inútil ante la deformación que provocaba y la yuxtaposición de dimensiones… axiomas y leyes quebrados en 74


su interior… y contempló, con estupor, que el agujero se transformaba en una boca cuyos dientes eran astros perfectamente alineados y aparecieron dos ojos semejantes a galaxias. Poco a poco, se definieron las formas perfectamente visibles del rostro de 0888 BJV, engullendo un mundo tras otro mientras la carcajada perpetua se intuía en el silencio del espacio. La Nada estaba detrás de su infinita boca, todo iba hacia allí y desaparecía simplemente. 0888BJV desmenuzaba el universo mientras sus ojos seguían fijos en ella. TE VOY A COMER, le dijo, y se sintió atraída por él sin posibilidad alguna de resistencia. Invocó todas las fuerzas para escapar, para explosionar a partir de un punto que contrarrestara la nada que ese ser estaba generando, si es que la nada puede ser generada, y visualizó un cuadro de Goya en el que Saturno, no el planeta sino el dios de quien recibió el nombre, devoraba la belleza transformándola en un amasijo de carne sanguinolenta y huesos machacados. El sueño giró y percibió el inconmensurable hedor del vientre abierto y las tripas desparramadas de aquel dios y fue entonces cuando le sobrevino un vómito que tuvo la fortuna de despertarle. Estaba arrodillada con el retrete entre sus brazos y la cabeza en su interior, mientras escuchaba una voz en francés que le decía, “por favor, madame, levante la cabeza; no meta usted el pelo ahí dentro”. Levantó la mirada acuosa y perdida y reconoció al señor Marteau, el portero del edificio, que la miraba preocupado y trataba de ayudarla sujetándole la frente. Se dejó hacer sin mediar palabra. Sintió el agua helada de la ducha en su nuca y los mensajes de ánimo de este señor que siempre la saludaba con una exquisita cortesía, aunque ella a veces le respondiera con un 75


gruñido. Le tenía cariño, por sus modales y por su mirada siempre afable; detrás de un bigotito canoso cortado a cepillo, siempre había una sonrisa y una frase amistosa. Se abandonó al contacto de aquel viejecito que la cuidaba en su borrachera puesto que necesitaba ese contacto humano… ¿cuánto tiempo hacía que ningún ser vivo la tocaba? Pudieran ser meses, pero el tiempo, que es relativo, le indicó que hacía una eternidad de eso. -¿Otra taza de café, Madame? -ofreció el señor Marteau a Fabianne- ¿Se encuentra ya un poco mejor? -Sí a las dos cosas, Abraham. Creo que el borgoña no me sienta bien. -Lo que usted diga, madame; de todas formas, creo que tres botellas de borgoña es mucho alcohol para alguien de su peso, me temo. Me tenía usted asustado. La señora Beneteau me llamó diciendo que había escuchado gritos y un fuerte golpe. Tiene suerte de no haberse hecho daño; si se hubiera golpeado contra la esquina de la mesa de mármol podría haber sido fatal. -No tendré esa suerte, Monsieur -dijo amarga Fabianne. -No diga usted eso. Desde que ocurrió lo de su… marido, la tragedia, usted no ha vuelto a ser la misma. La tristeza la sigue como si fuera su sombra. Tiene usted que poner freno a esta situación. Se está destruyendo, y permítame decirle que es una pena… Una mujer tan hermosa, tan brillante, con tanto por hacer… -Qué sabe usted, Abraham -interrumpió-. Qué demonios sabe usted de mí, de mi vida y de mi historia. Le agradezco la ayuda añadió, suavizando el tono. Y, tras buscar en su bolso, le alargó un billete de cincuenta euros-. Aquí tiene, acéptelo por las molestias ocasionadas. Es muy tarde y usted tendrá que descansar. 76


-¡Oh no! -se escandalizó el portero- De ninguna manera, madame -y añadió sonriendo- ¿Sabe? Nunca duermo. Y eso me permite… -Por favor, Abraham, coja esto y salga de mi casa, ya le pediré mañana disculpas a la señora Beneteau. Necesito estar sola. -No, Madame. No necesita eso -dijo el viejo portero mientras jugueteaba con el trozo de papel entre sus manos, plegándolo y dándole vueltas, mirándolo fijamente sin levantarse de la silla-. Lo que usted necesita es recordar para Ser. -¿Recordar? ¿Pero qué dice? ¿Recordar toda la mierda que me ha caído encima en el último año? -gritó-. Usted no sabe de qué está hablando. Lo he perdido todo, ¿me entiende viejo chocho? ¡Todo! Salga de aquí inmediatamente -espetó con tono imperativo, a la vez que se ponía en pie y señalaba la puerta-. No deseo compañía de nadie, no me hace falta su piedad ni su compasión. No necesito nada, ¿me entiende?, NADA. -Muy bien, madame -suspiró el hombre, al tiempo que se levantaba-, pero recuerde que cuando uno no necesita nada, empieza a formar parte de la nada, y eso es lo peor que a un ser le puede pasar. Yo tampoco necesito su dinero -y puso una estrellita confeccionada con el billete sobre una mesita de ajedrez, una estrella de siete puntas perfecta que se sostenía en equilibrio sobre un escaque negro y que giraba sobre sí misma, como una peonza de papel- ¿Sabe? -preguntó desde la puerta, a punto de salir- Sus apellidos, Hole Zenus, siempre me han llamado la atención, “hoyo” en inglés y una especie de acrónimo de Zeus y Venus… Está usted tocada por los dioses… FHZ, solo que quizá no lo recuerda… -Váyase, por favor -suplicó Fabianne desconcertada ante sus últimas palabras. 77


-Está bien, madame. Procure dormir. Fabianne miró hacia la figurita de papiroflexia y la cogió deteniendo su movimiento. La desplegó hasta devolver el papel a su figura original y miró con estupor que ya no aparecía el número 50, sino el 1706… y en lugar de la palabra euros, FHZ. Una corriente vertiginosa recorrió su espina dorsal, y salió al pasillo en busca del portero, quien parecía esperarla tranquilo, jugueteando con un cigarrillo, sentado en pijama, pantuflas y batín sobre un escalón de la escalera principal. Sonrió, como siempre, al verla. -¿Quién es usted realmente? -preguntó Fabianne. - La pregunta correcta es quiénes somos tú y yo, querida respondió con afabilidad parsimoniosa, ofreciéndole el cigarro-. ¿Fumas la pipa de la paz conmigo, 1706FHZ? Ella aceptó el cigarrillo sin hacer ninguna pregunta. De nuevo, alguien la estaba llamado por su verdadero nombre pero, esta vez, su intuición femenina le decía que ese sujeto arrojaría luz sobre su oscura tragedia. Algo importante estaba a punto de ser revelado, y ese algo podría cambiar, sin duda, una vida rota. Así que, estaba dispuesta a escuchar, a dejarse guiar hasta la salida de su caverna. Dio una calada al cigarro y la realidad se desvaneció para ambos. En el instante que dura el acto de fumar, aproximadamente unos seis segundos divididos en el tiempo que se tarda en sorber el humo de la boquilla, abrir la tráquea y la laringe, además de los alvéolos, retenerlo un instante y exhalarlo con los labios semi cerrados, 1706FHZ no solo vio luces; la Luz se hizo… Respirando entrecortado y en un susurro que pretendía ser irónico dijo: - ¿Qué es esto que me ha dado de fumar, Señor Director? 78


De vuelta a casa

“La señora Beneteau despertó a todos los vecinos de Fabianne con un grito agudo que algunos confundieron con la sirena de una ambulancia. Cuando salieron al rellano, vieron la escena que hacía gritar a la pobre mujer; Fabianne y Abraham estaban muertos, sentados en la escalera. Parecían dormir plácidamente e incluso Claude, estudiante de medicina que certificó la defunción al no encontrar pulso, juró durante el resto de su vida que ambos sonreían y que aquella fue la más plácida escena de muerte con la que se encontró en todos sus años de carrera. Así fue. Junto a dos cigarrillos apagados en el suelo, los cuerpos permanecían sentados, él rodeando sus hombros con el brazo, protegiéndola o acunándola, y ella con la cara enterrada en su cuello. Un suicidio acordado, dijeron los medios, ya que los cigarrillos estaban envenenados con cianuro. La especulación, el entierro y el duelo no duraron mucho en ninguno de los dos casos. Lo único que la policía no pudo descifrar fue la procedencia de los cigarrillos, de una marca desconocida: “Dejá vu”. Por lo demás, un caso de tristeza extrema de un par de personas, una mortalmente sola y la otra mortalmente herida por la pérdida el mismo día de su colaborador y de su marido, amén de la destrucción del trabajo de toda una vida. Era una muerte lógica. Un suicidio que podía contemplarse con cierta benevolencia. Caso cerrado. Un cineasta francés realizó un largometraje que contaba la historia del viejo y la profesora, y ganó un oso de oro y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. La señora Beneteau ganó un billete de lotería y 79


pasó sus últimos veinte años de vida en una playa paradisíaca de África ecuatorial dedicada a la fundación de escuelas y a reivindicar la deuda histórica de Europa con África” El señor director cerró el librito blanco donde acababa de leer estas palabras. Se repantigó en la silla de escritorio inmaculadamente blanca, como todo en las oficinas centrales de creación, en un lugar y tiempo más allá del tiempo y el espacio. 1706FHZ le miró y sonrió. -Una historia… muy humana -dijo-. Bravo, Señor Director. -Ah, querida mía, todo acabó bien, todo empieza bien. Ahora es el inicio. ¿Recuerdas todo, verdad? -Claro. Limpio. Lo recuerdo todo, señor -1706FHZ se quedó pensativa un instante, que bien pudieron ser eones. Con la calada a un cigarrillo había recuperado su antigua identidad. Volvía a ser un Ser ajeno a ese universo, con capacidad para crearlo o destruirlo. Un dios, especializado en MACB09200379B. Conocía todo lo que los humanos anhelaban saber y nunca les pudo confesar: los límites de su mundo, la teoría de redes, las partículas de las que el ser humano solo conocía aún el uno por ciento, los pliegues y dimensiones espaciotemporales… los hombres tenían tanto por descubrir… Ella, como Fabianne, había aportado a la causa su granito de arena. -El Bien es, como sabes, la clave de todo, querida -dijo tras lanzar el libro al aire y hacerlo desaparecer-. Querer ser buenos es imprescindible para continuar en todo, pero se comenten errores. En su afán por mejorar, 0888BJV ha duplicado los mundos de la especie humana. ››Se ha erigido en dios de los otros hombres y convive con ellos. 80


El nuevo planeta se llama Navar. Entiendo que lo bautizaron así porque llegaron en una nave. En esperanto original la palabra es navo, pero todo evoluciona, en fin… »Es impresionante el grado de compromiso con su trabajo, eso hay que reconocerlo. Sin embargo, dos civilizaciones iguales equivalen a una guerra inexorable, fratricida, entre navarios y terráqueos, con dios de parte de los navarios. No es justo. »1706FHZ, quiero que intervengas. -¿Guerra? ¿Cuándo? El planeta Navar no puede tener suficientes efectivos ni tecnología. ¿Cuántos navarios hay? -Ahí está la cosa. 0888BJV ha aprovechado un desfase en el espacio tiempo y ha conseguido avanzar mil años de historia navariana en solo veinte años terrestres. O sea, unas treinta y cuatro generaciones. Ha establecido una civilización humana que conjuga la adoración absoluta a un solo dios con una inteligencia superior a la de los terráqueos. Estamos hablando de millones de habitantes explotando los recursos de un planeta virgen, siempre contando con la guía de un dios que los ha mantenido en una especie de medievo altamente tecnificado, y en paz significativa, porque él constituye la única autoridad civil y religiosa. Su único objetivo es invadir la Tierra. Si esa guerra se produce, la auténtica y verdadera vida humana desaparecerá -explicó, mientras buscaba un artículo del Código de Regulación de la Creación de Universos en la memoria central, en el que se mencionaba un axioma violado por 0888BJV- Aquí, donde garantiza la libertad de elección y acción de los seres creados. Si se incumple esta norma el universo debe ser intervenido y anulado. Y estamos a un paso de que esto suceda. La única razón por la que no se ha producido el cese del proyecto es porque quedan siete mil 81


millones de humanos puros. Nuestra misión es protegerlos. -Los últimos estudios demuestran que el Homo Sapiens está capacitado para alcanzar el máximo nivel evolutivo, y hacerlo a un ritmo aceptable para la Comunidad Creadora. Así que, al fin y al cabo, 0888BJV nunca estuvo equivocado, e inconscientemente, se dispone a alterar el curso correcto de la historia. -Bien, Señor Director. ¿Qué debo hacer? -Si él es un dios en Navar, quizá sea necesaria la presencia de un contrapunto, de un antagonista -sonrió, con tímida ferocidad-. El caso es que debes destruir lo que él ha creado allí. Eres la única salvación para los humanos de la Tierra y la condena a muerte de los de Navar. -¿Y él? -Si tiene que caer, caerá. Al menos en esta encarnación debe morir junto a sus creaciones para equilibrar la balanza. 1076FHZ, no se puede dudar de mi. Sabes que soy justo en la medida que comprende a los creadores de universos. Él ha dudado. Ha sido desobediente. ¿Y sabes lo peor de todo? -No Señor. -Desea matarme. Fabianne tragó saliva. Querer matar al Señor Director iba más allá de lo concebible, hasta para una mente divina. Recordó las palabras de 0888BJV cuando fue a visitarla al hospital y ella se hallaba limitada por los parámetros de su encarnación. No daba crédito al proyecto de aquel ser al que un día llegó a amar… ¿El amor era eterno? ¿Se había apagado del todo, siendo sustituido por un odio cerval? ¿Por qué sentía esa mezcla de repugnancia ante una traición tan soberbia y admiración, precisamente por esa ambición de lo imposible? ¿Podía un dios 82 1


dudar de sus sentimientos? -Ha llegado la hora de que un dios caiga, para que otro dios futuro pueda ser. Tú eres mi brazo ejecutor, tú serás la diosa del exterminio total de los navarianos, y por si este… diosecillo desobediente resulta ser un hueso duro de roer, cosa que me temo, tendrás una ayuda especial. -¿Ayuda? ¿De quién? -De los que estaban destinados a salvar la Tierra. De los arcángeles. Los pongo a tu entera disposición. Rafael, Ariel, Uriel, Zadquiel, Gabriel, Azrael y Miguel. Confía en Miguel… cuidado con Azrael. Tiende a la independencia -le alargó el billete de cincuenta euros, convertido en la estrella de siete puntas-. Cada vez que cortes uno de los rayos de esta estrella, invocarás a un arcángel. Prepárate para la encarnación. Se te dotará de un cuerpo especial, no como el que tuviste siendo Fabianne, ahora será diferente: tendrás poderes que rebasarán ampliamente los que 0888BJV obtuvo para sí. -Señor Director, pensaba… -¡Ya no más! -interrumpió-. No puedes pensar como Fabianne. No me preguntes por Pierre, ni Jorge, ni qué ha sido de ellos. Si no puedes detectarlos es porque están en otro plano. Has dejado de ser humana, 1076FHZ; esas cosas no tienen que preocuparte debía ser duro para infundir convicción y seguridad-. Márchate, querida. Ve a poner tus cosas en orden y prepárate para esta empresa. Todo saldrá bien. Todo saldrá como debe salir, a pesar de su mismo creador -dicho esto, la miró fijamente y la sabiduría de mil universos la atravesó de parte a parte, y sintió toda la fuerza de él en ella. Confiaba en el Señor Director. Lo amaba como al bien 83


supremo. La suerte estaba echada, y la partida por la humanidad, ganada; solo había que comenzar el juego. Todo era… tan blanco… tan diáfano… Sabía lo que tenía que hacer. 1076FHZ observó con curiosidad el cuerpo para la encarnación: de una belleza extrema, magnífica, sublime… como toda mujer lo querría para sí en la Tierra, pensó. Una mujer capaz de provocar guerras entre naciones, cual Helena de Troya. Había que cuidar la estética, ya que como bien conocía, las apariencias influyen más en el alma del hombre que cualquier otra cosa. Cortó una punta de la estrella del billete, susurró un nombre en arameo y al momento apareció el Arcángel Miguel. Alto y enjuto. Vestido de blanco luminoso, muy formal. El pelo negro aplastado, peinado con la raya en medio y las gafitas de empollón más bajas de lo aconsejable… Nadie diría que pudiera transformarse en un semidiós armado con una espada flamígera… Supermán, pensó 1076FHZ… ahora más bien Clark Kent, pero con nombre de cerveza española… San Miguel… Los caminos del señor son inescrutables. La creación de 0888 BJV no estaba exenta de sentido del humor, pero no era momento de admirar a un enemigo. Había llegado la hora del combate. -Te saludo, Arcángel. Volverás a dar una buena nueva a los humanos. Y Miguel supo en ese instante que de buena nueva, nada de nada.

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Retroceso en el tiempo

Su paraíso inventado se tambaleó cuando la vio. Aquella mujer no estaba registrada en su inventario. Rebuscó en sus papeles, ordenó, uno a uno, los números anotados y los reubicó en cada una de las zonas. Hizo memoria temiendo no encontrarla tampoco entre sus recuerdos. Y después, tembló casi hasta enfermar. ¡No podía ser! Sus máquinas eran infalibles. Los habitantes de la nueva Tierra no movían un dedo sin ser observados. El control que ejercía sobre aquellos hombres y mujeres no dejaba lugar a dudas de la omnipotencia de su poder. Repasó los nacimientos. Etiquetó las fotos. Analizó las categorías. ¡Era imposible que nadie se colase allí! Para llegar al planeta había que traspasar diversas puertas dimensionales y él era el único poseedor de todas las coordenadas. La observó desde lejos. Le hubiera gustado escuchar una segunda opinión sobre aquella desconocida. Y por ese motivo, se sintió tentado a pedir ayuda. Deseaba compartir sus miedos, y echó de menos a alguien a quien echar la culpa de sus errores. ¡Pero estaba solo! La soledad del Amo era sólo suya, tan suya como el nuevo mundo que gobernaba con orgullo. ¿De dónde había salido aquel ser? ¿Cómo había llegado a sus dominios? ¿Con qué propósito? ¿Qué hacía nadando en la laguna? ¡Cualquiera que lo viese colmado de dudas, dejaría de considerarlo el Dios Supremo! Todo se había mantenido en orden hasta que aquella mujer, de cabello dorado, surgió del agua, mientras los peces aleteaban también nerviosos. Incluso uno de los soles parecía haber desaparecido. ¡No podía ser! Todo estaba medido. Dos 85


soles, dieciocho millones de estrellas, tres millones árboles frutales, quinientos doce mil animales, mil setecientos veinte ríos y novecientas noventa y nueve lagunas. Pero de pronto, uno de los soles, el que se tornaba verdoso al amanecer, había desaparecido. Sintió un pinchazo parecido al amor nada más verla, sin embargo, eso era imposible. Su capacidad humana de amar no había sido activada. Habría podido elegir una de entre todas aquellas hermosas féminas que se le entregaban, pero él no sintió nunca nada más allá del mero deseo. No es que el amor quedara solo para los verdaderos humanos, sino que, en el fondo, se mantenía fiel al amor verdadero. En un momento de lucidez, 0888BJV temió por su obra y por su vida. El único ser capaz de encontrarle en aquel ignoto rincón del multiverso era el Señor Director. ¿Y si era una trampa? ¿Y si pretendía deshacerse de él y de su planeta perfecto? ¿Y si, de nuevo, una conspiración se hubiera tejido a sus espaldas? La miró otra vez, pero estaba lejos para apreciar los rasgos de su cara. ¡No parecía 1706FHZ! -un alivio- ¡Era hermosa, de eso no le cabía la menor duda! Pero… ¿tanto como para llamar la atención de él, el Todopoderoso? Se había acostado con todas las mujeres de su propiedad en edad reproductora, por eso estaba convencido de que esa hembra no era suya. ¿Debía ser valiente y abordarla, hablar con ella, o tocarla, para comprobar de qué estaba hecha? Debía, sí; sin embargo, algo le impidió acercarse. Una fuerza incontrolable le obligaba a mirarla, pero un temor, también incontrolable, hizo que actuase con prudencia. La contempló desde lejos, escondido tras un platanero, y le pareció inmaterial, irreal e ilusoria. ¿Podía ser una 86


alucinación? Podía ¿Y si el exceso de sexo le estaba mermando poderes? Necesitaba tiempo. Quizá un descanso. O una pajilla. No podía apartar la mirada de aquel ente extraño. Quiso acariciar su piel desnuda, quiso poseerla, y quiso poder amarla. En cambio, se escondió en su nave y cerró su escotilla a cal y canto. Era lo que la prudencia le dictaba. Ella sabía que la miraba, y sabía igualmente que su espectacular disfraz la había salvado de ser capturada, interrogada y a lo mejor torturada. Estaba tan asustada como él, aunque no lo mostrara. Su fortaleza era clave para la batalla. Salió del agua y antes de que pudiera secarse, sin proponérselo, se convirtió en un animal. Un dinosaurio gris azulado, cuatro veces más alto que 0888BJV. Algo iba mal. El Señor Director, desde el laboratorio, estaría trabajando en la optimización de su nuevo material genético y, a la vista de los resultados, la estaba cagando. El plan inicial se fue al garete. Había pasado de diosa a presa de caza en pocos segundos. Su nuevo aspecto era rudo, vetusto y, por desgracia, poco discreto. En seguida fue descubierto por algunos grupos de humanos que realizaban sus tareas cotidianas, por lo que, al poco tiempo, un numeroso grupo de detractores, que se morían de ganas de matar al monstruo intruso, se congregaba a una distancia prudencial de su voluminoso cuerpo. Si era sabrosa, comerían carne de ese bicho durante mucho… pero que mucho tiempo. No había que ser muy inteligente para saber que sus horas como saurópoda estaban contadas, así que, se lanzó a un ataque a la desesperada. Tendría una única oportunidad, y no poseía 87


ninguna estrategia. No conocía nada sobre sus habilidades motrices y su capacidad depredadora, pero estaba obligada a intentarlo. Gracias a su poder celestial debilitó la barrera de seguridad, y se acercó lo suficiente para tener la nave al alcance de su cabeza. 1706FHZ, Fabianne Hole Zenus, ahora un Amphicoelias fragillimus, intentó embestir el aparato, pero 0888BJV se elevó algunos metros, saliendo de la zona de peligro. No le dio tiempo a recapacitar sobre sus movimientos cuando escuchó los primeros disparos. Aunque su piel era muy dura y las armas de poca calidad -al final, no le quedó más remedio a 0888BJV que dotarles de unos rudimentarios rifles para la caza-, notó el aguijón de cada uno de los orificios que se formaban en su carne. Y después, desde el cielo, le llovió un arsenal de munición de última tecnología. Por instinto, corrió, coleteó y trató de morder a sus enemigos. Luchó hasta que no le quedó más remedio que asimilar su derrota. Fue doloroso. Su fortaleza física alargó inútilmente su sufrimiento. Los seres vivos deberían tener un botón de apagado, que evitara una agonía innecesaria. Todo se desarrolló de una forma tan rápida e inesperada que no tuvo ocasión de avisar a Miguel ni a ninguno de sus compañeros. No habría buena nueva, ni mala, ni apocalipsis. Por lo menos, de momento. Una palabra hería la carpeta que custodiaba el informe de la Misión 1. Una palabra que escribió el Señor Director, de su puño y letra, con todo el dolor de su alma. Misión 1: abortada.

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Al Anochecer

Aún era de noche en el laboratorio del Señor Director. Un toque tímido en la puerta nívea lo sacó de la angustia provocada por el fracaso de la misión. Una mujer cabizbaja y de vestido gris entró al laboratorio. Era 2481LEH, que subía desde el Departamento de los Arrepentidos. -Señor Director, he estado mucho tiempo relegada. Creo que ha llegado el momento de que haga algo para que me devuelva mis vestimentas blancas. Todo se sabe en los pasillos de los multidimensionales, me enteré que la misión de 1706FHZ ha fracasado y quiero ayudar. -No puedes ayudar 2481LEH, la misión se abortó y el ente material de 1706FHZ fue derrotado. Debemos estudiar bien nuestras posibilidades antes de volver a la acción. -Deme una oportunidad. En parte, esto sucedió por mi culpa suplicó 2481LEH. -Tuviste una parte de culpa, pero fue la inseguridad y el desequilibrio de 0888BJV lo que provocó el verdadero desastre. -Pero… yo separé a 0888BJV y a 1706FHZ -añadió apenada. -No los separaste. Los separó un amor que ninguno expresó. Los separó el silencio. Cuando llegaste tú, ambos lo descubrieron y se sintieron abatidos. Ella siguió su camino de obligaciones por el bien mayor y él desobedeció al sistema que tanto amor trató de darle y el cual no quiso recibir, por sus propios temores. No puedes ayudar, la misión está paralizada. -Sé que puedo, aunque no debemos perder más tiempo. La 89


solución es duplicar la materia. Yo iré a informar a 1706HFZ de que será transferida otra vez a la bella mujer. Nadie pensará que ella tiene relación con el animal, ni siquiera 0888BJV. El Señor Director pensó unos segundos y no le pareció tan mala idea ¿Qué otras opciones tenía? Aprobó la sugerencia de 2481LEH y la puso en práctica de inmediato. La ruda figura de 1706FHZ yacía inerte entre aquellos hombres voraces. En la sala de transmutaciones, 2481LEH avanzaba hacia la camilla, el encuentro con 1706LHZ iba a producirse. -¡Listo! -gritó el Señor Director. Y en menos de un minuto se ejecutó la propuesta. 2481LEH y 1706FHZ se encontraron en el plano intermedio. Aunque le sorprendió verla, y todavía le debía una somera reprimenda, la recién fallecida saludó correctamente a la recién llegada, pues suponía que traía instrucciones del laboratorio. Al parecer, gracias a 2481LEH, la misión continuaba. Tendría una segunda oportunidad. Se relajó la tensión y hubo felicitaciones por la idea y palabras de agradecimiento. Después, cada una ocupó su lugar. El ascenso y la bajada comenzarían en tres, dos, uno… El espíritu de 2481LEH se alzó de regresó a su origen. Los hombres de Navar destrozaban al enorme animal gris azulado. Una mujer increíblemente hermosa salía otra vez de las aguas. Y 0888BJV, que la miraba desde la nave, de nuevo enloquecía. -No puede ser, ahí está otra vez -murmuró- ¿Dónde se había metido? El rabillo del ojo izquierdo le devolvió la imagen del 90


dinosaurio tirado en el suelo de su planeta. ¿Qué diablos hacía allí? ¿Lo habría traído ella?, pero ¿cómo?, ¿dónde?, y ¿por qué? Y ella ¿quién era?, ¿de dónde venía?, y ¿para qué? Y su mundo, ¿por qué había cambiado? ¿por qué faltaba un sol en el cielo? Temió que su creación estuviera fuera de control. Había concentrado su poder en los navarios y no sabía nada del resto de su multiverso. Quizá los hombres estaban descubriendo las propiedades del espacio tiempo curvilíneo que les permitían viajar en el tiempo, recorrer distancias interestelares y traspasar portales multidimensionales. O quizá uno de sus hombres había copulado con una de las mujeres tatuadas con el triángulo rojo, desobedeciendo sus órdenes y escondiendo esa maravilla hasta la edad adulta. Pero eso solo explicaba la existencia de la mujer, y le angustiaba más la aparición de un dinosaurio y la desaparición de un sol. Demasiado acostumbrado a la omnipotencia, se sentía impotente ante los nuevos acontecimientos. Tendría que dar una explicación a los suyos, y no tenía ni idea de qué estaba sucediendo. La ignorancia es un defecto imperdonable para un dios. Estaba en juego su credibilidad y la paz de Navar. Un pueblo sin fe es un pueblo peligroso. Si se rebelaban contra él, los mataría, aunque muchos de ellos fueran su propio hijo. Junto al Señor Director, observándolo todo en el Sistema Holográfico de Vigilancia, estaba 2481LEH, llena de amor y solidaridad, con la esperanza de un arrepentimiento de 0888BJV. -El libre albedrío, querida. Lo único que lo puede salvarle es el camino que elija- dijo el Señor Director, que contemplaba la reacción de 0888BJV, respondiendo al pensamiento de su 91


acompañante. 0888BJV reflexionaba, pero con poco éxito. No podía dejar de pensar en la hembra. El menor de sus problemas. A la sombra de una nube púrpura, se hallaba sentada 1706FHZ, ante los ojos de mujeres y hombres que observaban su belleza sin acercarse, pues la mujer no tenía ninguna marca en su cuerpo que indicase qué debían hacer con ella. No sabían si era una esclava sexual o una mujer reproductora de Número Uno. Sin embargo, 555 se aproximó a su vera. Ahora, era veinte años más viejo en tiempo terráqueo, pero con mil años de experiencia navaria y treinta y cuatro generaciones ulteriores vistas por sus ojos. Estaba tan solo como siempre. No se había acostumbrado a trabajar en equipo. Desde sus años vividos en Estados Unidos como Matt, siempre fue contra el sistema y seguía igual, aunque se guardará con recelo de demostrarlo. -¿Quién eres?- preguntó 555. 1706FHZ no contestó. -Yo soy 555… una vez fui Matt… no lo olvido. Sé que esto no es obra de los estadounidenses, oh no, esto no. Si nos vienes a salvar, cuenta conmigo, yo soy tu amigo. -¿Salvar? -suspiró 1706FHZ. Y sintió pena por 555. La oscuridad le ganó la partida a la luz, y no fue la voz de su dios la que se extendió por el asentamiento. Se escuchaba a la anciana galesa, que recitaba sin parar, dueña de una longevidad milagrosa: “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados”.

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Susurros Supremos

El Señor Director esperaba con la paciencia de los santos a que 0888BJV saliera de la nave. Mientras tanto, 3333JNZ elaboraba otro universo con las mismas condiciones del de 0888BJV, por si algo imprevisto sucedía y debía transferir a los siete mil millones de terráqueos a un lugar seguro. Visto lo visto, había que ponerse en el peor de los casos. -Fíjate bien en el nivel de energía y la temperatura. Analiza los enlaces de protones y neutrones, y la formación de todos los elementos y partículas que ello conlleva. Presta especial atención a los bariones y antibariones, es algo que a veces ha provocado la pérdida de un gran trabajo. -¡No se preocupe, Señor! ¡Tendremos sumo cuidado! -Eso es lo que quería oír. ¡A trabajar! En Navar, Número Uno estaba desesperado. Sus antiguas inseguridades y sus viejos temores surgían en él. Se estaba obsesionando con aquella mujer, de tal forma, que nada que no fuera ella le importaba. Su Sistema Nervioso Central estaba rememorando emociones que solo le había hecho sentir 1706FHZ alguna vez. Por alguna inexplicable razón, no lograba tener acceso a la mente de la extraña. Igual se estaba humanizando, pensó. Podía ser un exceso de estrés o que su energía se concentraba en un lugar inadecuado de su anatomía. 555 era el único ser humano que Número Uno no había podido controlar antes telepáticamente del todo, por su locura y su falta de sentido. Hasta ese momento no le había importado 93


porque 555 era un hombre al que nadie respetaba. Se había quedado solo en su empeño de derrocar al poder establecido y nadie le creía cuando anunciaba que ese mundo no tenía nada que ver con lo que hacían las fuerzas secretas de su antiguo país. Sin embargo, 555 también fue el único ser humano que trató de hablar con la nueva, los demás esperaban las instrucciones de 0888BJV por miedo al castigo, así que, lo necesitaba para hacerse una primera impresión, antes de atajar personalmente el asunto. -¡555, ven a mi nave! le indicó mentalmente. A los pocos minutos llegó y se convirtió, además, en el único varón que pisara la sala de operaciones de Número Uno. Blanco, gris y púrpura resumían el conjunto. Todos los accesorios, máquinas y aparatos eran grises. Un dormitorio grande y cómodo se veía desde la estancia. Tenía una cama amplia y púrpura. Tubos de ensayo y componentes de laboratorio, se imponían en los muebles blancos que allí había. «¡Ese es el lugar de la cópula! ¡Ahí se gestan nuestros cachorros!», pensó 555. - Sí, ese es. Pero te he llamado porque te vi conversando con la mujer que reposa cerca de la nave ¿Quién es?- preguntó Número Uno. -Tú deberías saberlo. Oh, dios que todo lo sabes y que estás en todos lados, ¿no? -era odioso que un desequilibrado mental tuviera la suficiente lucidez para arruinarle la existencia. -Claro que lo sé -mintió-, pero necesito saber qué va contando por ahí. Tiene una enfermedad mental que le hace mentir patológicamente. ¿Qué te ha dicho? -era una explicación que solo satisfaría a la inteligencia de un niño de seis años, y a pesar de 94


todo, coló. Esa era la edad mental aproximada de 555. -¿Patoloqué…? Bueno… No contestó nada cuando se lo pregunté -respondió. -Te pegarás a ella todas las mañanas, las tardes y las noches. Le ofrecerás alimentos y bebidas, te ganarás su confianza, y cada madrugada volverás a la nave, para contarme lo que te haya dicho. -¿Y qué gano yo con esto? -le pareció una buena oportunidad para obtener algún privilegio. -La vida, si no cumples mi mandato serás ejecutado -sentenció fuerte y claro Número Uno. 1706FHZ estaba preparada. Le transmitiría la información que el Señor Director le enviaba directamente a su cerebro. -Soy una diosa de otro universo, uno muy lejano al vuestro y muy distinto. Me ha traído una estrella fugaz y no sé cómo volver a mi hogar -le explicó esa misma mañana. -Ah, por eso eres tan bella ¿Cuál es tu nombre? -preguntó 555. -No lo sé. Solo recuerdo que caí a este lugar y que tengo un hogar muy lejos de aquí. -¡De seguro que te llegará un número! -murmuró 555 y se dirigió hacia la nave, impaciente por verter sus palabras antes de que se le olvidarán o se fundieran con nubes púrpuras, hojas de cannabis, tetas, culos, botellas de licor, criaturas imposibles, y otros tipos de ideas en las que solían derivar sus pensamientos. Esperar cinco minutos habría sido demasiado tiempo; esperar hasta la madrugada, habría sido sencillamente imposible. Número Uno lo esperaba ansioso, pues no entendía esa mente alocada que imaginaba tantas boberías. Porqué lo había mantenido vivo era un misterio que ni él mismo se explicaba. 95


Mitad porque estaba en el límite de la realidad, mitad por indiferencia. Pero ahí estaba. -¿Qué te dijo? -Que es una diosa de un universo extraño, que no recuerda su nombre y que quiere volver a su hogar -respondió 555, orgulloso de su memoria. Eso era un contratiempo, pensó. Que algún dios extraviado cayera en Navar era un problema. Como a él se le había escapado, en alguna ocasión, algún detalle importante a pesar de su esfuerzo, concentración y determinación en sus proyectos, quizás ella también era víctima de un error de cálculo. No sería la primera vez que datos de varios registros se mezclaban y daban lugar a malentendidos cósmicos, de mayor o menor importancia, algunos incluso muy graves. Hacía varios eones, en NGG76180979Q, un agujero negro, surgido de un cruce de coordenadas incorrecto, engulló varias galaxias. Tuvieron la suerte de que ninguna estaba habitada, ya que, de lo contrario, habrían clausurado el universo inmediatamente. Después de mucho pensar, salió de la nave y fue a su encuentro. El Señor Director se enderezó en su silla y comenzó a observar cada detalle y a enviar mensajes. -¡No hagas nada aún! ¡Puede que se arrepienta! La palabra clave es Miguel. Pronúnciala si estás en peligro, y el arcángel aparecerá. Averigua para cuándo prepara el ataque a la Tierra -le señaló. Número Uno le ofreció una mano a la diosa y juntos caminaron sin hablar hacia la nave. Antes de abrirse el campo magnético y la compuerta, él la miró a los ojos y le dijo: -No importa que no recuerdes tu nombre. Aquí serás Número 96


Cero. Hacemos una pareja perfecta. Mientras entraban con paso lento y cauteloso, cada uno sintió un escalofrío por una causa diferente. Número Uno sintió una alegría no concebida hacía mucho tiempo y un deseo descontrolado de poseerla. Ella, en cambio, apreció que él era muy diferente al aplicado, servicial y concentrado 0888BJV, al que una vez había amado. Su mirada era tan fría como un témpano y, cada cierto tiempo, su boca se torcía en una mueca, un reflejo mínimo de perversidad, que antes no tenía. Había en su humano corazón más compasión que amor, pero el enamoramiento seguía latente en su interior como brasas que en cualquier momento podían avivarse. En la nave, 0888BJV le dio un abrazo protector a su invitada, y la pasión volvió a florecer tímidamente muy dentro de ella, tan profundo, que se convirtió en un suave seísmo, con epicentro en el estómago, el cual se propagó por cada centímetro de piel, músculos y huesos. Ambos supieron que, desde ese momento, estarían juntos. Y juntos al unísono pensaron: “siempre” “siempre”. ¿Dónde quedaba la frustración por la indiferencia de 0888BJV en el pasado, el dolor de su traición, y el sufrimiento de Fabianne? Cuando uno se cansa de perder, de sufrir y padecer, una posibilidad de felicidad puede abrir la puerta del perdón. 1706FHZ estaba dispuesta a dejar de arrastrar la pesada piedra del pasado. El Señor Director sonrió. Había una esperanza de que los dos mundos creados por 0888BJV siguieran existiendo, o se convirtieran en uno.

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Continuarรก...


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