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Salud y Golf Hábitos que conllevan lesiones en la parte superior del cuerpo en golfistas

De forma habitual vengo comentando que el golf es un deporte popular que no tiene límites de género, habilidad o edad, permitiendo la interacción social y una moderada actividad física. Si a menudo se considera un deporte asociado a pocas lesiones, existen situaciones que pueden provocarlas, como las obstrucciones que el golfista encuentra al golpear una pelota o la caída que puede sufrir al pisar hierba mojada. Sin embargo, en muchos casos, las lesiones se originan al generar altas velocidades de la cabeza del palo durante el swing, buscando alcanzar velocidades superiores a los 150 km/h en un esfuerzo por impulsar la pelota más allá de los 200 metros.

Cada jugador tiene su propio estilo de swing, y depende de su constancia y entrenamiento que pueda alcanzar su mejor rendimiento. Para un golfista diestro, el lado que lidera será el lado izquierdo y el lado que acompaña será el derecho.

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Los hábitos de práctica del golf difieren sustancialmente entre los aficionados y los profesionales debido, entre otras causas, a la disponibilidad de dedicación, puesto que un profesional que se gana la vida con el golf practica la mayoría de los días de la semana con una media de 6 a 10 horas por día, mientras que un aficionado ve condicionada la misma por su horario laboral, escolar, etc. Además, aunque un amateur esté muy motivado, nunca verá el golf como una fuente de ingresos sino más bien como una actividad recreativa que mejora su salud por el ejercicio físico y gasto energético que se le asocia. Se considera que jugar al golf desarrolla un gasto energético de 3,3 - 8,15 kcal/min, 264 - 450 kcal/h, y un gasto energético total de 531–2467 kcal/18 hoyos. Los golfistas que caminan 18 hoyos realizan entre 11000 y 16000 pasos (de 6 a 12 kilómetros), mientras que los que usan buggy acumulan unos 6000 pasos, alrededor de 4 km. Por otro lado, más del 70% de los profesionales golpean más de 200 pelotas por semana, mientras que menos del 20% de los aficionados golpean la misma cantidad por semana.

Un reciente trabajo publicado por Creighton y colaboradores , recoge diferentes estudios que determinan las lesiones más frecuentes que afectan a los aficionados al golf, tanto las sufridas durante la práctica de golf -competición o entrenamiento-, como las incidentales -aquellas que comprometían la capacidad de un individuo para jugar al golf-. Una práctica excesiva junto a un swing incorrecto y las condiciones de juego constituyen la “tormenta perfecta” para que se originen lesiones, afectándose más la muñeca y hombro entre los varones y el codo entre las mujeres. Por lo general, cada 100 golfistas se lesionan 16, con una mayor tasa de lesiones entre los varones. La mayoría de los golfistas lesionados necesitaron de 1 a 2 semanas de tratamiento, y en ocasiones ocasionó la retirada del juego o la obligación de modificar el swing. Con respecto a los golfistas profesionales, en términos de lesiones en las extremidades superiores, la extremidad que lidera se lesionó con mayor frecuencia que la que acompaña (5:1). Los golfistas profesionales suelen lesionarse con más frecuencia que los aficionados.

En la tabla adjunta se enumeran las lesiones más comunes en la parte superior del cuerpo en los golfistas. Como siempre comento, una buena técnica es la mejor forma de evitar lesiones.

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