REPORTAJE, ESPECIAL TRUFA NEGRA

FELIZ 2022

Las fechas que acabamos de pasar nos han traído los típicos propósitos que nos hacen aspirar a ser mejores personas, más solidarios y más generosos para con los demás. Una cantidad ingente de buenos deseos que, a veces, tristemente, se difuminan cuando llega enero y parece que se desprende ese llamado espíritu navideño.

Comienza un nuevo año y es cuestión de echar cuentas, de marcar hitos para un nuevo ciclo y de cumplir esos propósitos para que no se queden en sólo una intención.

Muchos de esos deseos los hemos hecho brindando, ¿verdad?. Descorches y más descorches en compañía para proponer muchas cosas y a cada cual mejor. Pues oye, independientemente de lo que resuene en la conciencia de cada uno, digo yo que también podríamos arrimar el hombro y hacer equipo para impulsar el mundillo vitivinícola, ¿no?. Mis brindis de enero son para el sector, qué joder. Lo digo más que nada porque los consumos parece que repuntan, porque el mercado nacional no termina de ser el cliente que debería ser y, sobre todo, porque los jóvenes siguen viendo al vino como ese complejo y alejado objeto de rechazo.

El sector, ahora sí, va fuenteovejuna, teniendo cada vez más en cuenta a ese nicho juvenil que no termina de asomarse al mundo del vino. Se mira mucho más al consumidor final -no del todo-, se perfilan mensajes directos y de fácil asimilación, se piensa en equipo… las directrices están bien encaminadas pero entre todos se puede ejercer más presión.

Estaría bien que le dedicásemos no un brindis, ni una intención, sino un ejemplo con acciones y hechos. Muchos agradecerían tal gesto porque en esta tierra, como en muchas otras, el vino es mucho más que un sector o un proceso de elaboración. Algunos de mis brindis estarán dirigidos al vino. Con la misma ilusión e intención que los demás. Y os aseguro que no cesarán cuando termine enero. Esto es un deseo constante, no un arrebato navideño. Feliz año nuevo.

Bodega Pirineos presenta las nuevas añadas de Alquézar rosado y blanco

El Grupo Ruberte presenta su nuevo cava Monasterio de Veruela Gran Reserva 2015

Bodega Pirineos, perteneciente al Grupo Barbadillo, presenta las nuevas añadas de Alquézar Rosado y Alquézar Blanco, dos vinos inconfundibles por su fina aguja. Alquézar es uno de los vinos más frescos, jóvenes y divertidos de Somontano y, un año más, se ha convertido en uno de los vinos más demandados para estas fiestas. Alquézar Rosado 2021, un rosado hedonista De color rojo intenso, muy brillante, que desprende una fina burbuja cuando lo vertemos en la copa. Es un vino que nos atrae por la vista. Alquézar Blanco 2021, un auténtico placer Amarillo pálido con tonos verdosos, fragante nariz con toda la expresión varietal de los mejores Gewürztraminer del Somontano. En la presentación realizada recientemente en Zaragoza ( en la foto) participaron Manuel Zorita, director comercial del grupo Barbadillo, Javier Fillat, responsable de comunicación de Bodega Pirineos; Cristina Barón, enóloga de bodega Pirineos, y Javier Colás, del equipo comercial.

El cava Monasterio de Veruela Gran Reserva 2015, fruto de la primera elaboración de la bodega, es un versátil espumoso, con una larga crianza de setenta meses en botella, perfecto para acompañar la comida, desde el aperitivo hasta el postre La presentación de este cava se realizó recientemente en Viñedos Rhey, finca dedicada a la elaboración de vinos y a la celebración de eventos ubicada en Cuarte de Huerva. El nuevo gran reserva de Monasterio de Veruela, elaborado con las variedades tradicionales (macabeo, parellada y xarel.lo), a partes iguales; es un cava brut nature de aspecto dorado brillante, burbuja muy pequeña, fina y persistente, que forma una buena corona; con los matices aromáticos de fruta madura, levaduras, bollería y frutos secos que aporta su prolongada crianza y un carbónico suave e integrado que disminuye la sensación de acidez y resulta muy agradable en boca. Susana Ruberte, enóloga y una de las responsables de la bodega, recordó que Monasterio de Veruela elabora sus cavas en Ainzón, “único municipio de la comarca autorizado para hacer cavas con DOP”.

Cata de invierno de D.O.P. Campo de Borja en Veruela

La D.O.P. Campo de Borja celebró recientemente la ‘Cata de Invierno’, una cita para los amantes de la enología y la gastronomía que tuvo lugar en el Monasterio de Veruela, sede del Museo del Vino, y que permitió a los asistentes conocer más de cerca la uva garnacha, seña de identidad de esta Denominación de Origen. El halo misterioso que encierra por la noche el Monasterio de Veruela sirvió de escenario perfecto para clausurar este 2021 el ciclo de catas de Las Cuatro Estaciones de la Garnacha. La velada comenzó con una visita al monasterio inspirada en la temática ‘El vino en el Císter’, realizada por Girola, Servicios Turísticos. Así, los participantes descubrieron esta construcción cisterciense a través de lugares como la cilla, estancia donde antaño se guardaban las provisiones y que también funcionaba como bodega, la iglesia y el refectorio. La cata fue llevada a cabo por José Ignacio Gracia, director y secretario técnico de la D.O. Campo de Borja Tras la visita, se cataron los tres vinos de variedad garnacha procedentes de Australia: Yalumba, Torbreck y Henschke y tres referencias de la D.O. Campo de Borja: Nabulé 2019, de Bodegas Aragonesas, Tres Picos 2019, de Bodegas Borsao y Aquilón 2015, de Bodegas Alto Moncayo. A la cata le acompañó un excelente maridaje gastronómico de alimentos nobles de Aragón, diseñado por el restaurante ‘El Cachirulo’ y un maridaje musical del grupo aragonés más internacional: “B Vocal”.