Catalogo Creadores Palavecino v1

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Creadores de Palavecino artistas artesanos poetas patrimonio talladores loseras pintores escultores

VolĂşmen 1

CatĂĄlogo de artistas plĂĄsticos de Cabudare, Agua Viva y La Piedad


En memoria del maestro Eduardo Sanoja


Agradecimientos Queremos agradecer a cada uno de los creadores que nos recibieron tan amablemente en sus casas-talleres, siempre con una familiaridad calurosa y franca; así como a los responsables del Ateneo de Cabudare, Benjamín Terán, Rosa Gisela Torres y Norma Bravo. De igual manera a nuestros buenos amigos Américo Cortéz y José Luis Sotillo, cronistas de Cabudare

y Agua Viva respectivamente, que desde un principio nos brindaron todo su apoyo para la realización de este trabajo. Queremos así rendir homenaje al legado de su incansable trabajo, que mantiene vivo el sentir de nuestro pueblo, de las personas que han vivido en este lugar privilegiado por la historia y el carácter de sus habitantes

Fotografías de portada y contraportada: Oswaldo López. Diseño gráfico y textos: Miguel Aguilar Galindez.

Cabudare. Venezuela. 2018


Contenido introducción Petroglifos Casas e iglesias Oswaldo López Eduardo Sanoja Coromoto Rodriguez Nemate y Taller Espiral Emilio Romero Berta Burgos Poesía de HECTOR ROJAS MEZA

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Introducción “Creare” es la palabra en latín donde se origina nuestra palabra “crear”, y está relacionada con crecer, engendrar, tener hijos o nombrar. La capacidad de crear, o creatividad, nos ha permitido desarrollarnos en este mundo lleno de obstáculos, fortaleciéndonos con el paso de los años, a veces con mas o menos armonía en relación a nuestro entorno. Es nuestra responsabilidad reflexionar acerca de esta manera de relacionarnos, de vivir nuestra actualidad; y para esto contamos con todas las ramas del conocimiento desarrollados hasta

ahora. Las artes son una de las áreas de conocimiento que mas importancia han tenido a lo largo de la historia y este catálogo pretende ser una muestra de ello, del trabajo de estos creadores de nuestra comunidad, quienes con su esfuerzo y dedicación dan forma día a día a sus ideas y sueños, que en gran medida compartimos todos como seres humanos. A ellos, todo nuestro agradecimiento por mostrarnos el camino para estas reflexiones tan necesarias y servir de inspiración continua.

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Petroglifos en el Parque Nacional Terepaima

Los habitantes prehispánicos de nuestra región se establecieron en el período Neoindio (1000 a.C. / 1500 d. C.) que en palabras de Mario Sanoja, se caracterizaron por la práctica de técnicas de“agricultura y cultivos de asentamiento”, con 6

el que alimentaban un continuo flujo comercial a lo largo de toda Venezuela, lo que les confirió un alto grado de similitud a todas las áreas culturales del centroccidente del país. Estas “redes de sociedades en interacción” como las


nombra Rafael Gassón nos permite inferir la importancia que tenía ya para entonces la ubicación geográfica de nuestra región, ya que la comunicación entre los pueblos era fundamental para su sostenimiento. Es aquí donde radica la importancia de los distintos significados que puedan albergar las piedras grabadas encontradas en el Parque Nacional Terepaima, municipio Palavecino. Estos grabados, realizados devastando la superficie de la piedra, por medio del rasgado de la misma, se nos presentan como una de las creaciones mas antiguas de las que se tiene conocimiento en nuestra región. Fueron las manos de un palavecinense, antes de llamarse de esa manera, quienes crearon esas imágenes y plasmaron sus pensamientos en la

piedra, para que perduraran hasta nuestros días. José Luis Sotillo nos indica que estas imágenes podrían tener dos significados: El petroglifo podría servir de punto de referencia de algún cruce de camino o indicar la ubicación de un lugar ceremonial o funerario. Tomando en cuenta lo anteriormente dicho, en cuanto a que estos pobladores tenían una cultura agrícola y de intercambio, tendrían mucho sentido estas hipótesis, debido a lo que para ellos significaría el respeto a sus ceremonias funerarias (como toda cultura agrícola) y la correcta indicación de las rutas y caminos. Partiendo de esto, podríamos aventurarnos a realizar un análisis de las formas del petroglifo, con la intención de entenderlos un poco mejor.

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La superficie de la piedra que está tallada ocupa un área irregular de aproximadamente 1,5 x 0,7 mts. y sobre ella se crearon una serie de formas circulares, de tres círculos concéntricos y un punto central cada una, de las cuales tres de ellas tienen cada una un grupo de cuatro formas rectangulares con vértices redondeados, adosadas en forma de “orejas” en sus respec-

tivos bordes externos. Una cuarta forma circular hecha también de tres círculos concéntricos y un punto central se ubica hacia la parte inferior central del conjunto, pero no tiene “orejas”. Hacia el área que apunta al oeste, fueron grabados tres círculos mas pequeños con un punto central cada uno y rodeando la forma circular mas grande. Estas líneas están hechas en bajo relieve

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con un grosor aproximado de 2 a 3 cm. Ahora bien, en palabras de Patrick Almiñana, la representación de formas circulares es la expresión de una consciencia de unidad con el todo, una “participation mystique” en la que el ser humano aún se considera parte de su entorno.


Es el “estado urobórico” en el que el todo es uno mismo y aún no se ha formado la consciencia individual. Esta idea podría ser entendida como un retorno, espiritual y físico, a la unidad con la tierra y el cosmos; con lo que podríamos estar en presencia de signos que expresan la idea de la muerte, como este proceso de unión con “la totalidad original”. Por otra parte, esta unión podría efectuarse también por medio de alguna ceremonia practicada en este lugar; tal vez con la reunión entre personajes específicos, con alguna importancia destacada en-

tre las poblaciones. Por sus características morfológicas, estos petroglifos parecieran indicar un tipo de encuentro, reunión o comunión, de una importancia particular, por el hecho de ser representado por formas circulares concéntricas, que en su repetición podrían indicar una especie de reafirmación de la idea. Podríamos estar en presencia de la señal de un lugar utilizado para una actividad que permitiera a los participantes vivir una“experiencia difusa e indiferenciada” previa a la conciencia despierta.

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Lugar de llegada final, de encuentro mĂ­stico o de paso para intercambios vitales, lo cierto es que los petroglifos son una creaciĂłn revestida de una importancia invaluable, que al llegar hasta nosotros desde los tiempos de nuestros ancestros nos recuerda que por nuestra sangre corre la fuerza de una raza inmortal, de vastos conocimientos acerca de si mismos y de una profunda sensibilidad que sobrevive a pesar de las injusticias y nuestra incomprensiĂłn. Es nuestra tarea redescubrir estos conocimientos y redescubrirnos en ellos.

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Casas memoriales de Cabudare La capital de nuestro municipio muestra el desarrollo de un poblado donde el trabajo agrícola y ganadero eran las principales actividades. Esto determinó el desarrollo de su arquitectura, de casas que mantienen las formas here-

dadas de la época colonial y en la cual tienen relevancia los edificios religiosos como la Iglesia San Juan Bautista y la Capilla de Santa Bárbara. Una de las características mas relevantes de las fachadas de las casas de Cabudare es la ausen11


cia de cornisas decoradas, lo que muestra su estilo rural. Las típicas ventanas de gran tamaño, que servían de conexión entre lo social y lo íntimo, los materiales siempre presentes como las paredes de barro arcilloso, las estructuras de madera, las superficies irregulares o mas bien orgánicas; nos hablan de una tecnología que aún florecía de la manos, directamente obtenida y labrada.

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Espacio y tiempo eran amplios, andaban a una velocidad casi irreal para nuestra mentalidad actual. Las alturas de los muros laterales de las casas de Cabudare centro parecieran contener universos enteros. Se creería que alguien podría vivir ahí una vida plena, sin sentirse prisionero; tal

vez eso le sucede a la vegetación que crece en estos solares, donde solamente algunos árboles son capaces de asomarse por encima de estas paredes, atestiguando seguramente mas de una docena de décadas.


Las paredes de estos edificios no estĂĄn frisados, tienen piel; la cual a veces deja ver sus capas internas, nervaduras de fibra y tierra, minerales habitados por insectos, agua y raĂ­ces; por esto siempre estĂĄn en movimiento, absorbiendo la humedad y pidiendo constantemente ser reparadas. Las grietas no las afean, las telaraĂąas tampoco; son compaĂąeras de los atardeceres y se estremecen al amanecer, con la brisa templada que baja del Terepaima. Nuestra historia tiene la belleza de la rama y la cadencia de la quebrada, y estas casas saben bailar ese son.

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Capilla de Santa BĂĄrbara y la Iglesia de San Juan Bautista En la historia de nuestro poblado, las construcciones religiosas tienen una relevancia especial, debida a la profunda devociĂłn que sus habitantes siempre han mostrado. El ejemplo mas significativo, tal vez por ser el templo matriz de Cabudare es la Iglesia San Juan Bautista, ubicada en la avenida Libertador, frente a la plaza BolĂ­var.

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Nuestro casco central sigue en su ordenamiento urbano “el modelo clásico colonial, cuyo trazado era un damero formado en su totalidad o casi totalmente por manzanas idénticas de forma cuadrada o rectangular.” Desde 1835 este edificio recibe a sus parroquianos, permitiéndoles expresar su fe dentro de sus tres naves, como también hacer uso de sus alrededores, para una variedad de actividades culturales.

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En cuanto a sus formas, en la Iglesia San Juan Bautista se reinterpretaron algunas características barrocas y neoclásicas. La mezcla de los elementos visuales de estos dos estilos hacen de este edificio, una pieza única de la arquitectura de la región.

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La combinación en su cornisa, de la forma triangular típica del neoclásico, con las formas elípticas mas cercanas al barroco, son un buen ejemplo de esto. Los pares de columnas de fuste rectangular, adosadas y estriadas, con sus desiguales alturas, dan muestra también del uso tecnológico de la época, donde el peso del edificio es sostenido por una estructura interna oculta a la mirada; haciendo que estas columnas cumplan una función decorativa.


“En la techumbre de nuestros templos predominó el sistema de pares, tirantes y nudillos. Cobertura generalizada que prevaleció desde los primeros años de la colonización hasta el siglo XVIII, y que hubo de seguir usándose durante todo el siglo XIX y las tres primeras décadas del XX (…) El sistema de pares, tirantes y nudillos, es una de las características más peculiares del mudejarismo en Venezuela” . 17


Por otra parte, este estilo barroco queda mas en evidencia en la fachada de la capilla Santa BĂĄrbara. En su cornisa podemos ver estas formas curvas conocidas por el nombre de Serpentinata, muy caracterĂ­sticas de este estilo.

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La capilla de Santa Bárbara fue el sede de la Parroquia Cabudare desde 1821 hasta 1828, cuando se comenzó a contruir la Iglesia San Juan Bautista.

En estas imágenes podemos ver el estado en que se encontraba esta capilla a comienzo de la década de 1980, cuando el arquitecto Oswaldo López tuvo la oportunidad de fotografiar este lugar, mientras Graziano Gasparini trabajaba en su restauración.

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Fotografías de Cabudare de Oswaldo López Durante la década de 1980, López recorrió las calles de Cabudare mientras con su cámara registraba la tranquilidad que por aquellos tiempos aun se sentía en el vivir en nuestro pueblo. Lugar de tiempo calmado y cálido, donde las sombras tardan en alargarse.

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Trayendo su mirada desde Calabozo Estado Guárico, se acercó a los parroquianos que parecían habitar un tiempo detenido. Desde una distancia prudente, aunque susceptible a la familiaridad, Oswaldo capturó las formas suaves de estos niños entonces y adultos para siempre, que parecían ignorar toda realidad foránea. Se percibe en estas fotografías toda la amplitud de nuestro valle, y la tranquilidad de nuestro clima húmedo.

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Aveces con interés hacia detalles arquitectónicos, aunque mayormente dirigida hacia distantes personas, la cámara de Oswaldo se esmeró en mantenerse siempre trabajando, “porque el cerebro nunca descansa, siempre está revisando, pensando, creando. Y la calidad de este proceso depende de como se alimente el conocimiento”. Así que en estas casas, calles, paredes, puntos de vista elegidos por el fotógrafo, se expresa el latir de su necesidad creativa, junto a la empatía encontrada en este rincón de Lara. 23


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Eduardo Sanoja. Palabras y tallas Eduardo nos recibiĂł una tarde, luego de atravesar el patio de su casa, seguramente con bastante dificultad. Pero esto no le impidiĂł recibirnos con un saludo fuerte y jocoso, muy acorde con su temperamento, del cual en ningĂşn momento hizo intento alguno de disimular. 25


Esa franqueza guió en todo momento nuestra conversación, donde las definiciones fueron en todo momento claras y directas. Es fácil pensar que con esa misma intensidad está Eduardo Sanoja decidido a vivir hasta el último instante de su vida. Al fondo de aquel patio lleno de la sombra de árboles frutales en Agua Viva, Eduardo nos mostró algunas fotos de sus trabajos (solo tiene fotos, ya que no ha guardado ninguno) mientras leía alguno de sus poemas, indicándonos que se considera mas escritor de artista. La sensación de privilegio que daba el escucharlo leer sus propias creaciones, hechas en hermosa caligrafía sobre las páginas de aquellos cuadernos inéditos, es algo que causa gran impresión; ya que nos sabíamos partícipes del intercambio de algo muy valioso: compartir nuestro tiempo, nuestra compañía, con este maestro de quien tantas expresiones de admiración habíamos escuchado y leído.

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Eduardo Sanoja cultivó su conocimiento alrededor de los secretos de las ramas de los árboles, de las lunas adecuadas para su recolección y de sus ideas para darles forma. En sus diseños está siempre presente la línea ondulada, las formas ovoides; de las que suelen emerger partes de cuerpos humanos, unas veces completas, otras solo detalles. También recurre a las formas animales y vegetales, pero es la forma humana la mas recurrente; incluso la autorreferencial, ya que como él mismo dice, su propio cuerpo es el que mas conoce. Así que es clara la cercanía al autorretrato en muchos de sus trabajos. Utilizó los tonos y texturas propias del material, para hacer hermosas combinaciones en sus diseños, en los que podemos notar su mirada exhaustiva, que espera siempre reconocer la reacción sorprendida o avergonzada de su público, ante la naturaleza desnuda de su trabajo.

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Escorpión, hombre-sátiro, serpientes, cucarachas, colmillos, tortugas y algunos pájaros. Mundo natural del cual el hombre no se despega. Una forma esférica que aplasta a quien, demasiado fornido pareciera querer excluirse. Mujer que muestra sus partes íntimas, con la coquetería adivinada en la expresión de su cuerpo de madera. Ojos agudos, lenguas afuera, labios separados; calavera a una mitad, rostro a la otra. Seres pesados o agotados y frases, muchas palabras en estos trabajos, aveces fragmentos de poemas o declaraciones contundentes. Parece que el silencio de la imagen nunca fue suficiente para el maestro Sanoja, quien queda en evidencia en la suavidad de los acabados que da a sus piezas. Aquella tarde nos alegramos la vida de una manera violenta, audaz y fraterna, como la palabra de este maestro.

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Coromoto Rodriguez. Espiritualidad a dos aguas El trazo rรกpido y la mancha fuerte se convirtieron en insignias de la pintura, sobre todo a partir de las vanguardias del siglo XX; estas cualidades forman parte de una gran cantidad de obras que desde entonces han alimentado el alma humana. 31


Sobre todo en el expresionismo, como grito de post-guerra, como llamada del interior de la psique del hombre moderno, como reacción o emancipación, como lucha por nuestros derechos, como súplica existencial. A estos elementos se les suma el color, el cual vino a servir de expresión a todo lo largo del siglo pasado y continúa vivo en trabajos como los de la artista plástica Coromoto Rodriguez, quien desarrolla su propuesta pictórica a través de la representación de lo que ella llama “seres de luz”: personajes celestiales como ángeles, santos y las distintas advocaciones de la Virgen Maria, sobre todo como la Divina Pastora, protagonista eterna de la fe de los larenses.

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Esta alumna del maestro Jorge Arteaga ha aprendido a escuchar al material con el que trabaja, por lo que varias de sus obras están realizadas sobre tablas irregulares, troncos u objetos utilitarios, como bancos y estantes, incluso la fachada de su casa, con lo cual adapta la composición de la imagen al espacio que sirve de superficie. En otras ocasiones, equilibra sus composi-

ciones con un claro uso del punto áureo, con el que estructura el espacio de sus paisajes, creados mas por superposición de planos que por perspectiva lineal. Su manera de plasmar las imágenes, por medio de las manchas fuertes ya mencionadas, hacen pensar en una especie de estado extático a la hora de crear, lo que coincidiría con otro aspecto conceptual de su

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trabajo, que a modo de sincretismo mezcla la mitología warao con la católica, y esto es porque para la artista “Dios y la naturaleza son una misma cosa”. Esta importante inclinación espiritual de su discurso se ve reforzado por una armonía cromática cálida, de azules, verdes y anaranjado, con el uso ocasional de ocres.

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Taller Nemate y Taller Espiral Recibidos en un solar con el típico color anaranjado del suelo arcilloso de Agua Viva, nos encontramos una mañana con los integrantes de estos dos talleres creativos, donde artesania y arte no se diferencian. Herederos de Hugo Daza, su hija Nemate y el yerno de esta, Yorney Colmenares compartieron algunas de sus ideas respecto a la condición de ser artista, título que para ellos es “determinado por la comunidad y también por la originalidad del hacer”. 38


Nemecia “Nemate” Daza trabaja la vitrofusión o modelado del vidrio, técnica a la que llegó por casualidad hace 28 años. A lo largo de su trayectoria se ha paseado por distintos temas entre los que se encuentran los motivos orgánicos con formas de hojas y flores; las marinas muy sintetizadas y los motivos abstractos, geométricos y estilizados, con recurrencia del círculo y en general de líneas siempre sinuosas. Estas formas parecieran querer acariciar la vista, con el brillo característico del vidrio, que en estas piezas es tan femenino como sutil. Los colores utilizados recorren prácticamente todas las armonías, de gran saturación y contrastes suaves.

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Por su parte, Yorney Colmenares, integrante del taller Espiral, trabaja la orfebreria, la talla en madera, el modelado del alambre, escribe y dibuja. Su carácter inquieto denota gran curiosidad y creatividad. Busca la inquietud y no cree en la inspiración sino en el trabajo continuo. Se ha enfocado en la confección de piezas tridimensionales con formas de animales y también en la pintura sobre piezas de madera u objetos utilitarios. Ha desarrollado una técnica de tallar la madera directamente con la lijadora de banco, lo que le da a sus piezas unas formas suaves, ovoides, de bordes redondeados; lo que combina pintando la superficie de estas piezas, con diseños que recuerdan los croc-circles, grandes dibujos hechos en los sembradíos y que son atribuidos a seres extraterrestres.

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Su selección de colores es de mucha saturación y contraste, de superficies planas combinadas con líneas bien definidas, continuas, aveces quebradas, rectas u onduladas. Su temática hace clara referencia a la fauna local, donde podemos encontrar una buena variedad de aves y reptiles como tucanes, matos o tuteques, salamandras, escorpiones y varios tipos de insectos. Podríamos aventurarnos a decir como las temáticas de estos creadores expresan su vinculación a la vida en medio de la naturaleza, entre árboles, quebradas y animales, todos parte de la inmensa variedad de seres vivos a quienes recibimos y por quienes también somos recibidos, cada cual según sus posibilidades y maneras.

“Este país está virgen para todo” nos decía Nemate, al final de aquella mañana. Virgen como la mirada de un recién nacido, corazón de artista; quien nos adelanta y nos recuerda la sinceridad con la que el Arte nos exige acercarnos a él, sin diferenciación de oficios y con la unicidad de cada pieza. 41


Emilio Romero. Talla y empate de garrote Discípulo de Eduardo Sanoja y Juan Pacheco, Romero lleva 33 años trabajando la madera, dándole vida al hermoso arte de tallar y empatar los garrotes, utilizados en la batalla que es juego y danza, deporte y ritual tradicional de nuestra región. 42


En su casa-taller nos explicó las distintas etapas del proceso de la elaboración de estos instrumentos y el significado de cada uno de los elementos involucrados y formas de usarlo. Usa madera de Jebe, Vera y Flor Amarillo, y de manera similar a los otros maestros que hemos visitado, deja que el material le indique que formas puede darle: “Estas tallando y la propia rama te va diciendo que tallarle” nos comenta mientras nos muestra algunas de las piezas que tiene en proceso.

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Nos explica también lo importante que es conocer el momento del mes cuando deben recogerse las ramas, porque si no se hace de manera adecuada, estas se agrietan. Las ahúma para quitarles la concha, usa aceite de motor para secarlas durante un mes y deben secarse en posición vertical y a la sombra. Luego de este proceso las ramas ya están aptas para ser talladas.

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Talla rostros porque la forma cilíndrica de las ramas le ayuda y entre estos también se adivinan algunos acercamientos al autorretrato; también son recurrentes formas de cráneos, insectos, hojas y animales, sobre todo aves. Estos los acompaña con formas abstractas y texturas orgánicas. Combina el color natural ocre amarillento de la madera, con los tonos bajos del pirograbado y las tintas; con lo que sus trabajos muestran una variedad tonal muy atractiva a la vista. Un dato interesante es la consciencia de la influencia que el tiempo y el uso tiene sobre los materiales, con lo cual los garrotes van tomando la apariencia de la experticia. Un garrote muestra su edad en las cicatrices que el uso le va dejando en su superficie y en el oscurecimiento de la madera.

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Por otra parte, está el empate, que es el agarradero tejido con hilos de colores, que algunos garroteros usan en sus palos. Estos suelen denotar dos cosas, ser un garrotero con experiencia y pertenecer a alguna escuela o grupo específico de garroteros. Romero nos explicó que algunos significados de simbologías mas profundas otorgadas a los diseños de estos empates, son utilizadas por los tamunangueros quienes tienen un mayor desarrollo religioso; pero que en el caso de

los simples jugadores del garrote como deporte, esto solo implica un rango de experticia o decoración, pues incluso algunos consideran mas cómodo usar el garrote desnudo, osea sin empate. En la actualidad Emilio Romero no empata los garrotes que él hace, ese trabajo lo ha heredado su hijo, quien hace diseños sencillos de franjas y formas geométricas muy coloridas, de tonos altos y cálidos entre los verdes, anaranjados y amarillos.


Berta Burgos. Losera de La Piedad De entre los sobrevivientes de la historia, quienes llevan en sus anécdotas buena parte de nuestra cultura, tenemos a la señora Berta; testigo de la época en la que el tiempo caminaba, entre jornadas y trechos irregulares por los cuales la sociedad de Palavecino se engranaba con el mundo, en un intercambio de saberes y mercancías como la auyama con papelón, que era cocinada con las brasas que quedaban de la cocción de las losas, que a su vez eran vendidas en la autopista en la entrada de La Piedad. 47


En este lugar se reunían todas las loseras, cada una en su lugar a vender sus piezas, para lo cual se levantaban cada día a las 3 de la mañana. “En aquella época la gente no era floja” nos explica la señora Berta, ya que entonces, las personas debían hacerse de todo: cultivar su propia comida, cuidar los animales, hacer las labores de limpieza y fabricar en su caso, toda la variedad de utensilios hechos con arcilla, las cuales vendía para sostener a su familia. En la actualidad el método utilizado por alfareros como la señora Berta es conocido como quema tradicional, el cual consiste en la cocción de piezas de arcilla por medio de una pira que las cubre, y no por medio de la utilización de un horno. Las loseras agrupaban sus piezas por tamaño y sobre estas, armaban una especie de fogata con ramas de cují sobre todo y las dejaban que se cocinaran toda la noche. De esta manera hacían pimpinas, ollas, tazas, platos, múcuras y cualquier otro tipo de utensilio doméstico, los cuales decoraban con la misma arcilla de distinto tono. Los motivos que solía utilizar la señora Berta eran las flores de pétalos redondeados. 48


La fragilidad del conocimiento oral es que depende de su herencia para sobrevivir y esto es algo que no se ha logrado en el caso de la experiencia de la señora Berta, quien lamenta estar consciente de esta realidad: “En mi época nosotros inventábamos mucho, hasta las piñatas las hacíamos de cerámica; en cambio, los muchachos de ahora solo están pendientes de sus teléfonos y no les gusta trabajar.” A esto se suma el hecho de que la zona de Los Naranjillos donde se encuentra la veta de arcilla ideal para la confección de estas piezas, ha sido convertida en propiedad privada, con lo cual se ha impedido el acceso. Esto obedece al tipo de desarrollo urbanístico que se ha dado en la región, que no ha tenido reparo en las consecuencias que ha propiciado a nuestra cultura.

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Es inevitable preguntarse ¿qué tipo de progreso es este, que se manifiesta de forma tan indolente hacia nuestra historia?. ¿Será posible el sostenimiento de alguna cultura, sin la fuerza de su identidad, sin el conocimiento de nuestros abuelos, sin su sabiduría?. Creo que ser partícipes de esta maquinaria que tritura a los hombres y mujeres de barro, dice mucho de nosotros. Y como todo en el universo, sencillamente ya tendremos nuestra oportunidad de correr con las consecuencias de estos, nuestros actos.

Mientras tanto solo queda pedirle a la señora Berta: Abuela, la bendición...

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CANTO A CABUDARE Poesía de HECTOR ROJAS MEZA Glorioso Cabudare que ostentas en tu historia Las luminosas páginas escritas en tu honor; Hoy se oyen nuevamente los himnos de tu gloria Que traen a la memoria tus tiempos de esplendor. Los himnos armoniosos que cantan los turpiales Sobre La Ceiba umbrosa, honor de esta región. Los himnos que nos canta en músicas marciales El Terepaima altivo en su inmortal canción. Hazañas de guerrero que cuentan tus anales En la contienda magna de la liberación. Y de Ezequiel Bujanda los bellos madrigales Cantando a la belleza bajo tu inspiración.

Porque revive el culto en nuestros corazones La fecha en que cien años cumples de ser Cantón. El culto por tus glorias que son nuestros blasones, Y que te tributamos henchidos de emoción. Oh Noble Cabudare, emporio de tus ayeres De cultos caballeros, de bravos paladines, De bellas y románticas y adorables mujeres Que dieron como rosas tus fértiles jardines. Resurge como el fénix al final de ardoroso Anhelo de tus hijos que sienten este día De hervir el entusiasmo por tu pasado hermoso Y vuelve por tus fueros en paz y en armonía.


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