Escenarios de la Infamia

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Escenarios de la infamia

Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes

“Todo pasa por el cuerpo: la memoria afectiva, el amor, el maltrato, la sensualidad… El cuerpo como templo el espíritu, por su carácter sagrado, debería ser inviolable” Álvaro Restrepo


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TABLA DE CONTENIDO Introducción I PARTE

Conceptos y puntos de partida La Explotación Sexual Comercial de niños y niñas es una forma de esclavitud Actores y protagonistas de la explotación Las modalidades de Explotación Sexual Comercial de niños y niñas Factores predisponentes Factores precipitantes Formas de vinculación de los niños y las niñas a la Explotacion Sexual Comercial

II PARTE Hallazgos

La Explotación Sexual Comercial en once municipios de Colombia Metodología Territorios abonados Modalidades de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes Escenarios de la Explotación - Sitios de contacto - Sitios de abuso Explotadores, abusadores y víctimas Factores predisponentes psicosociales y afectivos Factores precipitantes o mecanismos de vinculación Problemáticas asociadas a la explotación comercial ¿Qué hace la sociedad y el Estado frente al problema? III PARTE

Conclusiones y recomendaciones Bibliografía

Esta investigación se realizó gracias a la alianza de tres instituciones que desarrollan proyectos que promueven los derechos de los niños, niñas y adolescentes de Colombia.


3 Fundación Plan. Es una organización colombiana, con apoyo internacional que desde 1962 trabaja en el país. Su objetivo es el desarrollo comunitario centrado en la niñez. Está presente en lugares donde hay niños, niñas y jóvenes en condiciones de extrema pobreza y trabaja de manera integral con las comunidades para que se organicen y participen activamente en la solución de sus problemas. Como promotor de los derechos de la niñez, cree firmemente en las capacidades que tienen los niños, las niñas y jóvenes para aportar cambios a su calidad de vida y por esa razón busca que sus voces sean escuchadas en los escenarios donde se deciden los temas que los afectan. Fortalece a las comunidades para la gestión de Planes de Desarrollo Comunitario de largo plazo, que garanticen de manera real una transformación en su calidad de vida. Fundación Antonio Restrepo Barco. Es una institución dedicada a la promoción de los derechos fundamentales y del desarrollo social del país, particularmente en el ámbito de la niñez, la juventud, la familia, la salud, la educación, la participación social y el mejoramiento del ingreso de poblaciones desplazadas y vulnerables carentes de recursos. En el campo de los derechos de la niñez y la adolescencia, busca incidir en política pública, de tal manera que se puedan garantizar los derechos de niños y niñas y mejorar las condiciones para que se desarrollen integralmente y para que sean reconocidos como personas y ciudadanos.

Fundación Renacer. Organización No gubernamental que trabaja desde 1988 con el fin de contribuir a la erradicación de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes en el país. Tiene tres líneas de acción: prevención, atención integral a las víctimas e investigación. Es miembro y grupo nacional para Colombia de Ecpat Internacional. Su perspectiva conceptual y ética fundamental es el respeto, defensa y promoción de los Derechos de los niños y las niñas. Actualmente desarrolla diferentes programas en Bogotá, Cartagena, Barranquilla y Arauca.


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Introducción Aunque no existen estadísticas exactas, se calcula que en Colombia hay más de 30.000 menores de edad víctimas de explotación sexual 1. Esta cifra se incrementó de manera dramática en los últimos años, debido entre otros factores, al aumento del número de familias desplazadas hacia los centros urbanos, a la agudización del conflicto armado que se desarrolla en nuestro país y a los altos índices de pobreza que se han calculado corresponden al 63% de la población total 2.

En cada ciudad, la dinámica de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes adquiere connotaciones específicas, dependiendo de factores como la ubicación geográfica 1 La mayoría de las investigaciones que se han realizado, hace ya algunos años, sobre el tema, han tomado como objeto de estudio a algunas de las principales ciudades del país: Bogotá, Medellín, Pereira, Cartagena, Barranquilla, San Andrés y Providencia, Leticia, entre otras, teniendo en cuenta la magnitud evidente del fenómeno particularmente en su forma “tradicional”. 2 CEPAL


5 fronteriza o de enclave, la presencia del turismo nacional e internacional u otros procesos económicos. Así mismo, diferencias culturales regionales y locales determinan las formas particulares del fenómeno.

Por otra parte, los avances tecnológicos para la transmisión de información a nivel global, han forzado la aparición de nuevas realidades que hoy en día son vehículos predilectos de personas y organizaciones delictivas para involucrar a los niños, niñas y adolescentes como víctimas del comercio sexual; la pornografía vía Internet, en expansión, constituye, al igual que las otras formas de explotación sexual, una seria amenaza a la vigencia de los derechos de los niños y las niñas.

Todo lo anterior sin desconocer a los actores que participan como explotadores, clientes,

víctimas o intermediarios en el nivel inmediato donde se materializa la explotación. Una realidad de tal magnitud exige a las organizaciones del Estado y de la sociedad actualizar el conocimiento de las dinámicas (globales y particulares), como condición para diseñar y articular políticas, planes y programas coherentes con dichas realidades, es decir, que consideren lo específico del fenómeno en cada ciudad para realizar un abordaje y un tratamiento eficaz del problema.

La investigación que presentamos es un estudio cuantitativo y cualitativo que caracteriza la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes en once ciudades colombianas: Arjona, Malagana, Sabanagrande, Soledad, Malambo, Montería, Sincelejo, Quibdó, Medellín, Cali y Cúcuta. Identifica y analiza los factores que facilitan el ingreso y la permanencia de niños y niñas en la explotación sexual; los datos que se revelan, buscan contribuir a la definición e implementación de políticas y acciones gubernamentales orientadas a la prevención y atención de la explotación sexual, en las cuales se involucre a todos los agentes de la comunidad, quienes se constituyen en parte de la problemática y, en muchos casos, facilitan la explotación sexual.


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I PARTE Conceptos y puntos de partida “te digo que teniendo los ojos abiertos a la luz tú no ves los males en que estás, ni dónde vives, ni con quienes habitas” Edipo Rey En Colombia se calcula que hay 35.000 niños-as menores de 18 años víctimas de explotación sexual (UNICEF, 2002); cada vez más niños y niñas están siendo vinculados y las edades de vinculación son cada vez más tempranas, hoy en día es posible encontrar en reportes de historias de vida niños y niñas que empezaron a ser explotados a la edad de 9 años.

La Explotación Sexual Comercial de niños y niñas Se entiende la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes como toda situación en la cual una persona menor de 18 años es obligada, en virtud de su circunstancia vital, (trátese de necesidad material, abandono o indefensión) a ejecutar actos que involucran su cuerpo o partes de él para satisfacer necesidades o deseos sexuales de una tercera persona o de un grupo de personas; es probable, aunque no necesario, que este intercambio reporte algún tipo de

remuneración para el niño, niña o adolescente.

De acuerdo con la Declaración y Agenda para la Acción del Primer Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Comercial de la Niñez, ésta se define como: "una violación fundamental de los

derechos de la niñez. Abarca el abuso sexual por parte del adulto (o jóvenes) y remuneración en dinero o en especie para el niño-a o para una tercera persona o personas. El niño-a es tratado como objeto sexual y como mercancía. La explotación sexual comercial de la niñez constituye una forma de coerción y violencia contra ésta, equivale al trabajo forzado y constituye una forma contemporánea de esclavitud" 3. Aunque al hablar de niño o niña se hace referencia a una persona menor de 18 años, en muchos países se plantea legalmente una edad por debajo de ésta para consentir voluntariamente la

actividad sexual con otra persona. Esta edad cambia de país a país y permite a los explotadores 3

ECPAT INTERNACIONAL. Algunas preguntas sobre la explotación sexual comercial de la niñez y sus respuestas. Bangkok. 2000. p. 2.


7 evadir la responsabilidad de sus actos, cuando éstos se dan con niños o niñas mayores de la edad establecida, o cuando el país no cuenta con ningún tipo de legislación en este sentido. En España, por ejemplo, el Código Penal define como edad de consentimiento los 13 años, en las Maldivas (Asia) no cuentan con una ley y en Colombia a los 14 años existe consentimiento. En todo caso resulta claro que aunque exista “consentimiento” de parte del niño o niña, prima la intención perversa del adulto que hace uso de él o ella, pues distorsiona y manipula deliberadamente su desarrollo sexual infantil, sus sentimientos, necesidades y carencias; en el caso del niño, tener la posibilidad de un acto voluntario no significa que éste obedezca a razones deliberadas ni a la libre opción, puesto que su desarrollo psíquico, así como sus procesos de socialización (entre los que se cuenta la educación como posibilidad de formación de criterios de juicio) no han alcanzado niveles óptimos de maduración o apropiación consciente que le permitan el ejercicio autónomo de su afectividad ni de su sexualidad; más aún, se hallan en niveles significativos de retraso si se toman en cuenta las condiciones socioeconómicas y familiares en que tales procesos han tenido lugar 4.

Los Protagonistas Niños y niñas víctimas Se considera víctima a todo niño o niña tratado como objeto sexual o mercancía por una persona o grupo de personas que vulneran sus derechos humanos. En el Código Penal apenas se hace referencia a la persona agredida u ofendida por el delito sexual de “constreñimiento a la

prostitución” 5. Sin embargo, deben considerarse víctimas a todos los niños y niñas que son utilizados o utilizadas en cualquiera de las modalidades de la Explotación Sexual Comercial, y aun más, deberían considerarse en todos los casos víctimas de abuso sexual. Toda persona menor de edad está en riesgo de ser explotada sexualmente, sin embargo, algunas poblaciones pueden estar en mayor grado de vulnerabilidad por sus condiciones sociales e individuales. Ellas son: •

Niños y niñas en situación de calle

4 Ver Cárdenas, Stella y Rivera, Nelson. RENACER. Una propuesta para volver a nacer. UNICEFFundación Renacer. Bogotá. 2000. p. 44. 5 El que con ánimo de lucrarse o para satisfacer los deseos de otro constriña a cualquier persona al comercio carnal o a la prostitución. Código Penal, ART. 214.


8 •

Niños y niñas que trabajan

Niñas con hijos

Niños y niñas en situación de desplazamiento

Niños y niñas con dependencia de drogas

Niños y niñas con dificultades de orientación sexual

Niños y niñas con trastornos o retardo mental

El proxeneta (Explotador o explotadora) Es un hombre, mujer, adulto o joven, quien se encarga de contactar, invitar, inducir, facilitar o establecer la relación entre la niña o niño y el explotador. Generalmente controlan el dinero y son los que efectúan la negociación, razón por la cual también reciben el nombre de “chulos”. Como lo expresan Aponte y García (2002:156): “estos personajes tienen una gran capacidad de

manipulación y chantaje afectivo de los niños-as, manteniéndoles muchas veces más ligados-as por una especie de perversa lealtad que por la fuerza”. Aunque en ocasiones actúan solos, frecuentemente hacen parte de redes más complejas, en donde se convierten directa o indirectamente en proxenetas (persona que contacta, administrador o dueño de negocio, falsificadores de documentos, entre otros). Los intermediarios En esta categoría entran algunos taxistas, botones de hoteles, dueños de residencias, vendedores informales, los pares de parche o pandilla, quienes se benefician indirectamente por facilitar el contacto sexual entre los niños o niñas y el explotador o proxeneta. El abusador o la abusadora sexual (cliente) Se define como todo individuo “que se aprovecha injustamente de algún desequilibrio de poder

entre el o ella y una persona menor de 18 años, con el fin de usarla sexualmente, ya sea para obtener beneficios materiales o por placer personal” (O’Connel, 2001). Éste puede ser de cualquier condición social, nivel educativo, casado o soltero, hombre o mujer, y llegar a ser explotador por diferentes motivos (oportunidad, pedofilia, entre otros)

Modalidades de Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes


9 Prostitución Infantil Se define como "la utilización de un niño-a en actividades sexuales a cambio de remuneración (en

dinero) o cualquier otra forma de retribución" (Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño). Ésta se puede presentar y observar en algunas calles y negocios tradicionales como whiskerías, bares, reservados y residencias (moteles), y de una forma más invisible en colegios, discotecas, parques, video juegos, hoteles, etc. Pornografía con niños y niñas Es entendida como la producción, distribución y tenencia de “toda representación, por cualquier

medio de comunicación, de un niño o niña menor de 18 años de edad, o con aspecto de niño o niña, involucrado en actividades sexuales reales o simuladas, de manera explícita o sugerida, con cualquier fin” 6. Ésta se divide, según los materiales o contenidos, en pornografía blanda y en dura. La primera hace referencia a imágenes desnudas y seductoras de niños o niñas, mientras que en la segunda se exhiben imágenes de acceso carnal 7 y/o actos sexuales 8 con niños o niñas. Así mismo, según el fin, se divide en: pornografía comercialmente producida con fines de lucro, pornografía producida para ser circulada e intercambiada, pornografía utilizada con fines delictivos (chantaje, trata, etc.), y pornografía producida para consumo exclusivamente personal. Se puede encontrar en medios de acceso masivo como revistas, libros, Internet, programas de radio, películas, dibujos animados, etc., lo cual hace que se dificulte su control; sin embargo, existen países que han establecido leyes para proteger a los niños y niñas de este flagelo. En Colombia, por ejemplo, en el 2003 se definieron los criterios de clasificación de pornografía infantil por Internet, en el marco de la Ley 679 de 2002. Turismo sexual Es la utilización de un niño o niña en actividades sexuales por personas que viajan de su país o

ciudad de origen a otro u otra. Se da en el contexto del turismo, por lo tanto, predomina en los lugares cuya economía depende de este sector. Muchos de los turistas sexuales se aprovechan de su condición de seres anónimos (nadie los conoce y permanecen por poco tiempo), de la falta de control de las autoridades ante la dificultad para determinar qué turistas llegan con la intención

6 ICBF (2004) Criterios de clasificación de páginas en Internet con contenidos de pornografía infantil. p. 31. 7

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Código Penal. Art.212. Acceso Carnal Violento: Se entenderá por Acceso Carnal la penetración del miembro viril por vía anal, vaginal u oral, así como la penetración vaginal o anal de cualquier otra parte del cuerpo humano u otro objeto. Código Penal. Actos Sexuales Violentos: Toda acción sexual diversa del Acceso Carnal Violento.


10 de explotar niños o niñas, y de la permisividad de algunos grupos sociales (taxistas, administradores de hoteles, etc.) de las ciudades que visitan. Entre estos explotadores podemos encontrar hombres y mujeres de diversos estratos socioeconómicos, niveles educativos y/o casados o solteros. Algunos pueden ser pedófilos que viajan con el propósito específico de tener contactos sexuales con niños o niñas, o turistas que de manera oportunista u ocasional abusan de los niños o niñas sin que ese haya sido el propósito inicial de su viaje.

Trata con fines sexuales Se entiende por trata de personas, la “captación, el transporte, el traslado, la acogida o la

recepción de personas (niños-as), recurriendo a la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación. Esta explotación incluiría, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual….” (Artículo 3, Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional). Matrimonios tempranos 9 Consiste en la venta encubierta de niñas, bajo la forma de matrimonios legales, para ser sometidas a servidumbre sexual por el marido, quien paga una suma de dinero por el derecho sobre la niña y luego la somete a sostener relaciones sexuales con él o con otras personas. Algunas veces implica el traslado de la niña a otra ciudad o país y la servidumbre doméstica. Utilización sexual de niños y niñas en grupos armados ilegales 10 Miles de niños y niñas involucrados en conflictos armados sufren el trauma de la guerra, no sólo como testigos de asesinatos de sus familiares, sino también como secuestrados y víctimas de abuso sexual. Son forzados a sostener relaciones sexuales con adultos o niños mayores en los campamentos, así como a llevar armas, transportar drogas, cocinar y lavar. En varios casos, niñas y adolescentes son utilizadas para obtener información estratégica de los grupos en conflicto y para ello deben establecer relaciones sexuales con los combatientes. 9 Cfr. Algunas Preguntas sobre la Explotación sexual comercial de la Niñez y sus respuestas. Ecpat Internacional. Bangkok. S.f. p.8. 2002 10 Cfr. Un paso adelante. Tercer informe sobre la implementación de la Agenda para la acción aprobada en el Congreso Mundial contra la Explotación sexual comercial de los niños, Estocolmo, Suecia, el 28 de agosto de 1996. Bangkok.1999. p.11.


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Factores predisponentes de la Explotación Sexual Comercial de niños y niñas 11 Cuando hablamos de Factores Predisponentes hacemos referencia a las condiciones que propician, favorecen o facilitan la ocurrencia de la explotación sexual comercial de la niñez. Los factores predisponentes en su interacción Existen condiciones que propician, favorecen o facilitan la ocurrencia de la Explotación Sexual Comercial de la niñez. Constituyen el caldo de cultivo a través del cual los explotadores y los “clientes” se van configurando y van disponiendo en la representación social y en la materialidad de unas relaciones sociales a los niños y niñas como “objetos legítimamente disponibles” para el uso y el intercambio sexual. Este proceso de disposición de los niños y niñas escapa en la mayoría de las oportunidades a la conciencia y al control de los propios niños y niñas, de sus familias y del conglomerado social, en la medida en que dichos factores tienden a tornarse “ingredientes naturales” del mundo de la vida y de la cultura social. Entre ellos tenemos: En la cultura y la sociedad De manera consciente o inconsciente las sociedades construyen y validan actitudes y prácticas que pueden ir en contravía de los derechos de los niños-as, abriendo la aterradora posibilidad de que cientos de ellos y ellas sean vinculados al sistema de la explotación sexual comercial. •

Culturas basadas en la violencia y la falta de reconocimiento de los derechos de la niñez: La prostitución infantil y juvenil tiene su caldo de cultivo en las culturas latinoamericanas donde hay relaciones de poder jerárquicas y autoritarias, se establecen sociedades inequitativas, violentas y antidemocráticas. El acto de prostituir expresa una forma más de explotación humana y de dominación: de los adultos y adultas sobre los niños y niñas, de quienes detentan el poder económico y social sobre los desposeídos, de los hombres sobre las

11 Los siguientes apartes corresponden a una adaptación de un Módulo de Trabajo elaborado por Nelson Rivera y Lesly Zambrano para el Diplomado sobre Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes, realizado en Cartagena de Indias por el Comitato Internazionale per lo sviluppo dei popoli y la Fundación Renacer, en el segundo semestre de 2005.


12 mujeres y de los heterosexuales sobre los homosexuales 12. La industria del sexo plantea relaciones protagonizadas por tres sectores: grupos de negocios (hoteles, bares, etc.), “clientes” y el círculo alrededor de las y los jóvenes en prostitución (amantes, policías y proxenetas). Con frecuencia se ve el problema de la prostitución solamente como de mujeres prostituidas y se niegan y hacen invisibles las redes que proveen los servicios a los hombres, las reclutan, trafican, explotan y esclavizan. El silencio, la complicidad, la corrupción de funcionarios y policías, la débil aplicación de las leyes y las sociedades llenas de prejuicios posibilitan el maltrato y victimización de sus miembros más débiles. La situación de niños y niñas en prostitución se agrava porque existe una inversión de valores entre los adultos y adultas responsables de su cuidado, crianza y educación, en las instituciones sociales creadas para su protección y en el entorno social 13. •

Modelo educativo y cultural de carácter patriarcal: A pesar de los innegables avances culturales que han generado los movimientos de mujeres, aún hoy impera un modelo educativo sexual patriarcal que acepta y promueve la dominación del hombre sobre la mujer, favorece la iniciativa sexual del hombre, poniendo a la mujer al servicio de las apetencias sexuales de él. En la práctica, la sexualidad se convierte en un asunto de poder y de violencia sobre las mujeres; ellas son asumidas como objetos sexuales, y calificadas despectivamente cuando asumen su sexualidad de manera autónoma. Tal posicionamiento social de la mujer y del hombre se reproduce en la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas como forma extrema de violencia sexual. Como expresión de lo anterior, el modelo educativo imperante está basado en la separación rigurosa, aunque no explícita, de los fines asignados socialmente a cada uno de los sexos. Aún hoy se prepara a las niñas para asumir actitudes de pasividad y dependencia; por oposición, a los niños se les enseña y se espera que sean activos, autosuficientes y fuertes. Así, en nuestra cultura el concepto de virilidad está asociado a una mezcla de potencia sexual, capacidad reproductiva y disposición para el poder y la influencia sociales; en especial, al hombre adulto se le exigen demostraciones de fuerza y poder que no siempre está en capacidad de ofrecer, generando en él sentimientos de inferioridad respecto a otros

12 Situación De La Niñez Explotada Sexualmente En Colombia. Ministerio Público, Defensoría del pueblo, UNICEF, Fundación FES. Serie Fémina No. 6. Ed. Presencia. Nov. 1995. 13

La prostitución infantil en Venezuela FundaICI. CISFEM. Caracas. Marzo. 1995.


13 adultos, por lo que buscará compensación de esa supuesta incapacidad, estableciendo relaciones con personas más jóvenes, potencialmente niños o niñas, a quienes podrá conquistar y dominar fácilmente. Finalmente, se observa una fuerte tendencia entre los hombres de nuestra cultura a centrar sus relaciones en el sexo; en vista de que les ha sido prohibido el derecho a la ternura, tienden a identificar afecto con sexo y a buscar relaciones sexuales con personas que reúnan las cualidades femeninas idealizadas -de juventud, debilidad y dependencia-, ante quienes puedan hacer demostraciones de potencia y vigor; preferirían entonces a niñas y niños por acercarse más a ese ideal. •

Uso comercial del cuerpo infantil: Así como en el pasado el cuerpo de la mujer fue el objeto predilecto para vender desde una pasta dental hasta un automóvil, la belleza corporal infantil es hoy un gancho para atraer al consumidor; el cuerpo del niño o niña se asocia a una mercancía y así al deseo de tener, al deseo de consumir.

Divulgación de pornografía infantil a través de medios masivos de comunicación: La tolerancia social frente al abuso se promueve al presentar abiertamente la violencia sexual contra los niños y las niñas en un medio masivo de comunicación, al cual todos pueden tener acceso. La utilización sexual de los niños y las niñas por parte de los adultos, se presenta como natural y deseable, aumentando las probabilidades de ocurrencia de abusos sexuales en la realidad.

Legitimación del dinero: Cuando se habla de cliente o clientes de la prostitución –y eventualmente de cualquier otra forma de explotación sexual comercial, se crea el imaginario de que entre el adulto abusador-explotador y el niño o niña se establece una transacción comercial, que la explotación humana es un oficio o que el niño o niña abusado o abusada está en posición de ofrecer un servicio, de manera libre y en condiciones de igualdad con aquél. El dinero en nuestra sociedad capitalista otorga derechos y garantías, brinda poder para comprar inclusive la vida y la dignidad de otros; el dinero cosifica, convierte a la víctima en esclava que presta o alquila su cuerpo como su única posesión, como su herramienta de

trabajo; el dinero crea el cuerpo-objeto, cuerpo-medio de producción, cuerpo-dispositivo de placer ajeno. •

Explotación económica temprana: En relación con la vinculación temprana al mercado laboral


14 ha sido posible establecer, a través de las historias de vida de algunas niñas provenientes del campo y ciudades costeras, una relación entre el trabajo doméstico y su posterior vinculación con la prostitución. Muchas de ellas fueron inicialmente abusadas o explotadas sexualmente por el patrón y/o alguno de sus hijos. Cuando el hecho fue conocido fueron culpabilizadas y expulsadas de sus lugares de trabajo, dejándolas sin ningún referente de apoyo, en una ciudad que les era ajena, y por lo tanto, más vulnerables a continuar siendo abusadas y explotadas sexualmente. Se encuentran también situaciones en las que dentro de su grupo de amigas, quienes también trabajan en casas de familia, ya hay alguna(s) que durante el fin de semana se dedica(n) a la prostitución y las inducen a la explotación sexual. •

Desarrollo de la tecnología: La Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes, no se reduce al contacto físico inmediato entre un adulto abusador y un niño o niña. Hoy, gracias al desarrollo de tecnologías como la comunicación satelital, el uso de teléfonos celulares o diferentes tecnologías de la información y la comunicación como el Internet, son posibles nuevas formas de contacto que hacen más clandestina la explotación, dificultando la investigación y la misma intervención con las víctimas. La producción, distribución y almacenamiento de pornografía infantil es otro claro ejemplo de ello; a través de Internet se han establecido redes mundiales de pedófilos que intercambian imágenes sexuales con niños y niñas y mantienen sistemas de membresía.

La existencia de mitos sobre la explotación sexual comercial de los niños y niñas que distorsionan la realidad ocultando aspectos importantes de ella; por definición el mito se basa en una forma de validación consensual, sin crítica, masiva, que impide o retarda la toma de conciencia y la acción sobre un fenómeno particular. Los mitos ponen el acento y atribuyen la responsabilidad del fenómeno a los niños y niñas ocultando a otros actores y factores que intervienen en el problema.

La pobreza, migración y desplazamiento: Aunque la pobreza puede contribuir a que niños y niñas sean víctimas de Explotación Sexual Comercial, no se convierte en un factor por sí sola ya que este fenómeno aparece en todos los estratos sociales. Sin embargo, en las clases pobres se hace más obvia la situación, mientras que en las clases altas tiende a no ser tan visible, debido a la protección que se hace de la reputación y los apellidos. 14

14 Medrano, Danilo. El caso de Nicaragua. Instituto Interamericano del Niño - OEA, Violencia y Explotación Sexual contra Niños y Niñas en América Latina y El Caribe. Montevideo. Uruguay. Marzo. 1999.


15 La migración y al desplazamiento forzado 15, producto de la violencia, la crisis económica y las acciones de grupos armados, ha colocado a un alto número de niños y niñas en situación de vulnerabilidad. Ésta se da, en parte, por su inserción en estrategias de supervivencia, las condiciones de hacinamiento en que viven, los sentimientos de desesperanza generados por el desarraigo y el maltrato al interior de su familia. De acuerdo con UNICEF (2002:56) está “comprobada la asociación del desplazamiento con el aumento de los casos de abuso sexual y maltrato infantil, trabajo infantil y la vinculación de los niños y niñas a la vida callejera”. Muchas familias de niños explotados sexualmente tienen características de inmigrantes o desplazados por varias generaciones desde las zonas rurales o de violencia hacia las ciudades grandes o intermedias; como consecuencia de ello tienden a asentarse en localidades marginales o suburbios donde los costos de alquiler de vivienda son bajos; en otras ocasiones se ven obligados a recurrir a prácticas ilegales como la invasión. En ocasiones los niños y las niñas han emigrado sin su familia, bien por el estigma de que han sido objeto a causa de ciertas conductas estereotipadas por quienes les rodean, como señales de “desviación“ sexual, bien por un embarazo no planeado ni aceptado por la familia; igualmente a muchos de ellos los mueve el deseo de aventura o viajan en compañía de uno o varios amigos del pueblo, donde seguramente han tenido ya problemas con la ley o han sido hostigados a causa del uso de drogas, el pandillismo o la conducta sexual abierta y en promiscuidad.

El consumismo: La presión social hacia el éxito y el consumo como validación de status, impulsa a la niñez y a la juventud a desear bienes, no sólo de subsistencia sino suntuarios, para conseguir una identidad y un reconocimiento dentro de sus grupos. Este deseo los impulsa a venderse para poder comprar lo que consideran vital 16. Por otra parte está el deseo de los explotadores sexuales que quieren cambiar frecuentemente de pareja y poseer cuerpos jóvenes y no usados. Los cuerpos han sido incorporados a la dinámica del mercado, bajo el criterio de que mientras menos delate su uso, más apreciado será. 17

15 Según CODHES, en los últimos 15 años, han sido desplazados en Colombia cerca de 1.100.000 niños y niñas como consecuencia del conflicto armado. UNICEF. 2002. 16 Velandia, Mora M.A. Desde el Cuerpo. Fundación Apoyémonos. Bogotá. 1996. 17 Giddens A. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Cátedra. España. 1995.


16 En la transacción comercial, en un engaño mutuo, el explotador piensa estar ayudando a quienes se están prostituyendo para subsistir, y las víctimas consideran estar obteniendo dinero para poder realizar sus sueños. •

Actitudes negativas y prejuicios sobre las diferencias en la orientación sexual: Muchos adolescentes encuentran en los círculos marginales de la prostitución homosexual la única forma de expresar de manera libre su orientación sexual, que contradice aquella que de ellos se esperaba en los círculos familiar y comunitario; se cree con frecuencia que la prostitución es una forma de ser connatural a los varones homosexuales.

Expulsión y exclusión escolar: Una de las causas de ingreso a la explotación sexual infantil es el analfabetismo (con tasas más altas en los países más pobres), los bajos niveles escolares, la deserción o expulsión de las escuelas por limitaciones económicas o por bajo rendimiento escolar, el maltrato por parte de los docentes y en la familia cuando no cumplen las expectativas, y la poca o ninguna preparación para alguna ocupación. Las limitaciones en la educación y los bajos niveles de formación e información se agudizan cuando se refiere a sexualidad. Hay desinformación en cuanto a la salud sexual y reproductiva, y la mayoría no utiliza métodos anticonceptivos ni se protege contra enfermedades de transmisión sexual. 18 De acuerdo con el Sistema de Información Regional sobre Trabajo Infantil, SIRTI: “en Sudamérica el porcentaje de niñas y niños víctimas de la explotación sexual con un nivel de escolaridad primaria incompleta alcanza un promedio del 45%”.

En la familia La familia es la institución social e histórica, privada donde se generan y reproducen los primeros procesos de socialización. A través de ellos se construyen los imaginarios sociales y culturales de roles representados por los hombres y las mujeres. Sin embargo, la familia ha devenido en una crisis sin precedentes; en su ausencia el impacto de otros agentes socializadores es cada vez mayor, desplazando y debilitando, en muchos casos, la función formadora de conciencias y voluntades infantiles, asignada a los padres y madres. No existe un tipo único de familia de niños y niñas sexualmente explotados y explotadas. Habría que mencionar diferencias culturales regionales así como diferencias en función del origen rural o urbano y de los factores que provocaron la migración del campo a la ciudad. Sin embargo,

Caballero, María Ester. Estudio sobre UNICEF/Child Hope/ Pronice. Octubre. 1994.

18

la

prostitución

infantil

en

Centroamérica.


17 pueden notarse rasgos similares en cuanto a la composición de los núcleos familiares y a los tipos de interacción que se establecen entre sus miembros. Entre esos rasgos podemos notar: •

Relaciones desiguales. El modelo patriarcal se ha instalado en el interior de los sistemas familiares; no existe igualdad entre hombres y mujeres en el seno de la familia; mientras el hombre asume el rol productivo, social y económicamente reconocido, la mujer asume el rol reproductivo, degradado socialmente y apenas retribuido simbólicamente; el hombre asegura su independencia mientras la mujer queda atrapada entre el cuidado de los hijos y la dependencia económica de su marido.

Hacinamiento. En familias económicamente deprimidas, las limitaciones en el uso y el disfrute del espacio físico condicionan la posibilidad de tener un espacio personal íntimo; esto representa una agresión a la individualidad de los miembros, especialmente los más jóvenes, en pleno desarrollo del sentido de identidad y autonomía. Por otro lado, facilita la exposición de los niños y las niñas no sólo a actividades de índole sexual entre los adultos sino también a ser objetos de acoso y abuso sexual.

Crisis de los roles familiares. La maternidad y la paternidad son casi siempre accidentes en la vida de las personas; en consecuencia, la crianza de los hijos se torna en un ejercicio mecánico, repetitivo de las prácticas tradicionales -buenas o malas-, acrítica, y por lo tanto con pocas posibilidades de autorreflexión y mejora. En medio de una situación económica y social empobrecida, cuando no es posible confiar la crianza de los niños o las niñas a una tercera persona (diferente al padre y la madre) y al amparo de falsas creencias, se encarga parcial o totalmente a las niñas mayores la crianza de los hermanos menores produciendo que éstos asuman las funciones de los padres.

Abuso sexual. El abuso implica violencia física y/o psicológica de un adulto sobre el niño o niña; el adulto se aprovecha de la imagen que el niño tiene de él y del sentimiento de superioridad que se ejerce sobre aquél, que de alguna manera está respaldado por creencias más o menos conscientes asimiladas de la cultura; el agresor, que en la mayoría de los casos hace parte del entorno familiar más próximo del niño o niña, se posiciona en su autoridad sobre él o ella y explota esta relación de dependencia. En ocasiones, el abusador compra a su víctima para que no denuncie el abuso, a sabiendas de que como niño o niña le gusta recibir golosinas o comida. De esta manera distorsiona el


18 desarrollo del niño, quien empieza a percibir y a creer que su cuerpo posee un valor de

cambio sexual, que posteriormente aprenderá a utilizar cuando la circunstancia de encontrarse en la calle, bajo gran necesidad lo obligue o la obligue a prostituirse. Cuando el abusado es un niño, el abusador manipula su temor a perder la identidad masculina en su contexto social y familiar. La experiencia de ser penetrado, sometido, coloca al niño en la posición de la mujer, que él rechaza por el prejuicio machista que identifica feminidad con debilidad e inferioridad. No obstante, cabe la posibilidad de que la relación sexual haya reportado placer, desencadenando confusiones más o menos serias en relación con la identidad y la opción sexual, que al no poder ser comunicadas por el miedo a la estigmatización e incomprensión del medio pueden tornarse en conductas ocultas

y

culposas. Los efectos son más traumáticos cuando el abuso se ha dado por varios años y/o ha sido perpetrado por el padre. Esto se puede refleja más tarde en las relaciones de pareja, en donde el abusado tiende a someterse al maltrato, la humillación y al chantaje, aceptando el sufrimiento y la explotación como un componente natural de la relación, como un elemento inherente al amor, negándose las gratificaciones que una relación sana proporcionaría. En conclusión, el ambiente familiar, al debilitar la autoestima de los niños, facilita que suceda el abuso sexual; en lugar de ayudar a desarrollar en los niños una conciencia clara de su lugar en el mundo sobre la base del valor de su persona y el respeto a ese valor, en vez de proporcionar una orientación amorosa que los prevenga y proteja. •

Figura materna sumisa o castigadora. Por lo general la familia de las niñas y los niños gira alrededor de la madre. Ella es el soporte afectivo y quien asume el sostenimiento económico de la familia. De hecho una de sus preocupaciones es la manutención de los hijos, que transmite a éstos en forma de angustia y sacrificio generando culpabilidad y resentimiento. El sentimiento de no haber sido deseados por la madre es el factor esencial de los conflictos de identidad y baja autoestima que encontraremos de manera casi invariable en estos niños y niñas, ya que la sensación de ser insignificante para la madre determina el concepto de sí mismo. Casi todas las niñas y niños explotados sexualmente reportan haber escuchado de sus madres expresiones que de alguna manera profetizaron su vinculación a la prostitución:

perra, vagabunda, etc.; de la misma forma, casi todas las niñas que son madres rechazan de


19 manera velada o abierta a sus hijos, los maltratan y los abandonan material o simbólicamente. A veces la madre es consumidora de alcohol o drogas, en otros casos ha estado vinculada a la prostitución en algún momento de su vida; es una mujer con bajo nivel de reflexión y escasas herramientas para afrontar los conflictos que se presentan en su vida; por lo tanto, pocas veces es capaz de poner límites claros a los hijos o a la pareja y le resulta difícil comprender y orientar adecuadamente los procesos de desarrollo y maduración de los hijos. •

Ausentismo paterno. Por lo general, el padre es un sujeto invisible, en la medida en que ha abandonado a la familia por considerarse a sí mismo ineficaz, por inmadurez o inestabilidad afectiva o porque para evitar los conflictos con la pareja -que le exige asumir responsabilidades- prefiere establecer nuevas uniones, menos obligantes. Las niñas y los niños explotados y explotadas sexualmente carecen de padre, ya sea porque desconocen a su padre biológico, porque la madre rechaza la presencia de este “tercero”, regulador de la díada madre e hijo, o porque el padre rechaza el encargo de la paternidad que le requieren. En todo caso, la función paterna no es asumida o es inadecuada, dada la discapacidad del padre verdadero o sucedáneo de transmitir una posición coherente y positiva frente a la ley, pues justamente él la franquea, burla o rechaza en virtud de su actividad (por ser jíbaro, ladrón, consumidor de drogas, proxeneta, etc.) o en virtud de su conducta en relación directa con los hijos (abandono, maltrato, abuso y/o explotación sexual). También está el padre agresor, figura arrolladora por su enorme poder. Casi todos y todas, los niños y las niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial narran en sus historias de vida la presencia de un padre castigador, profundamente discapacitado para la ternura, para el diálogo y la comprensión; en casos más severos, es quien ha introducido de manera violenta a los niños y niñas en el terreno de la sexualidad, que desde muy temprano aparece distorsionada, cargada de miedo y odio. Este padre asocia ley con violencia y sumisión y por él los niños transgreden tan reiteradamente la norma, en un intento de liberarse del poder avasallador de aquél.

Abandono y maltrato. Niveles elevados de estrés se descargan sobre las personas más cercanas, en forma de agresiones físicas y verbales, mutua culpabilización y formas de


20 maltrato que debilitan la autoestima de los miembros, en especial de los más jóvenes, fracturando la confianza básica, negando la comunicación y pervirtiendo el afecto; se acude al consumo de alcohol y otras drogas para evadir la angustia que genera no poder cambiar tal situación, agudizando la desmoralización del ya de por sí maltrecho sistema. En este contexto, el maltrato verbal y físico es muy frecuente; existen serias dificultades para expresar y recibir afecto y la comunicación es generalmente funcional (instrumental). “Se considera que aproximadamente el 80% de los niños-as explotados en la industria del sexo comercial sufren de abuso psicológico o físico dentro de sus familias, y la mayoría han sufrido algún tipo de agresión sexual por un miembro de la familia o amigo” (Ecpat Internacional). También es frecuente el abandono padecido por los niños y niñas, ya sea por la ausencia o poca presencia y participación de sus padres en sus actividades cotidianas, o por la falta de manifestaciones de aprecio, aceptación y reconocimiento provenientes de estas figuras significativas. Los menores sienten que nadie los quiere, que no son importantes para nadie y empiezan a sentirse anormales por los frecuentes comentarios negativos y descalificadores. En muchos casos son abandonados por la madre y ésta ha sido sustituida por una pariente (tía o abuela) que por lo general considera su obligación moral, antes que un compromiso afectivo, como el cuidado de la desdichada. Sin dejar por ello de endilgarle el estigma de haber sido hija de una mala madre; la niña va desarrollando en su interior un sentimiento de odio hacia su condición de mujer y una carencia de afecto muy grande que facilitarán que ella esté al alcance de los potenciales explotadores, en virtud de su auto imagen de debilidad y desprotección. Otra forma de abandono es el no reconocimiento legal por parte del padre o la madre; muchos de estos niños y niñas carecen de documentos que den testimonio de su pertenencia a una familia, a una tradición, a una historia genealógica; No hallarse inscritos civilmente significa su invisibilidad como ciudadanos con derechos, pero además, genera un sentimiento de desarraigo y dificulta su inserción en el ámbito de lo colectivo, lo social y lo cultural. En el individuo •

Establecimiento de relaciones sexuales precoces: La Sexualidad es la disposición biológicoafectiva de los seres humanos para el goce, el intercambio y la reproducción. Tiene al menos tres dimensiones: la genital, la erótica y la afectiva, cada una de las cuales es vivenciada por


21 el sujeto de manera particular de acuerdo con su madurez psicosexual y con lo que él o ella asuma en un momento determinado como identidad (sexual y de género) 19. Cuando el niño o niña ha crecido en un ambiente donde ha sido expuesto a actos sexuales para los cuales por su edad no estaba preparado (abuso sexual) y/o no ha contado con una orientación adecuada frente a los temas sexuales, aprende e interioriza que el disfrute de la sexualidad se reduce a lo genital y a desligar el sexo del afecto. La profunda falta de afecto conlleva una intensa búsqueda de contacto emocional que el niño o niña tiende a confundir con estimulación sexual (hipersexualización), casi siempre acompañada de una sensación de futilidad y superficialidad en las relaciones afectivas. El deseo de encontrar una relación afectiva ideal y verdadera en la cual refugiarse, las lleva y los lleva a pasar de una pareja a otra. Esto produce a nivel social y familiar la estigmatización y descalificación sexual de la mujer, con expresiones tales como perra, vagabunda, puta, y, como si se tratara de una profecía, ellos y ellas se convierten justamente en aquello que fue paradójicamente anunciado. •

Una baja autoestima y búsqueda exagerada de aprobación. La autoestima es el sentimiento, la creencia, la convicción profunda de la propia valía; es saberse deseado, querido y aceptado. La autoestima no nos hace inmunes al dolor ni a las equivocaciones, no nos hace invencibles, pero nos permite sanar las heridas, asumir con valentía los fracasos, ponernos de pie y seguir adelante 20. Los niños y las niñas que registran desconfianza e inseguridad por haber sido maltratados, maltratadas y humillados o humilladas, pierden la credibilidad en sí mismos, se perciben indignos del afecto y la confianza de los demás y por eso tienden a fracasar en el establecimiento de relaciones interpersonales sociales y afectivas así como en sus proyectos personales. Muchos asumen el estigma de anormales y tienden a comportarse como tales obteniendo de los demás el rechazo que temen y esperan, justificando entonces de nuevo sus comportamientos disociados como la delincuencia, la prostitución, la vagancia o el consumo de drogas.

19 20

Ver Cárdenas y Rivera. Op.cit. p. 75. Cárdenas, Stella y Rivera, Nelson. Op cit. p. 73.


22 La baja autoestima los convierte en sujetos vulnerables a la presión de personas que los explotan y los utilizan para cualquier clase de fines; porque no tienen conciencia clara de su propio valor, ni los criterios de juicio suficientes para discernir cuándo ese valor está amenazado o es arrebatado con violencia. Se involucran en situaciones y relaciones que aparentemente no representan peligro alguno, mientras les ofrezcan una mínima seguridad, permaneciendo en ellas a pesar de reiteradas evidencias de maltrato y daños a su integridad. •

Búsqueda de la identidad sexual u homosexualidad no aceptada. La observación de que no todos los niños que se vinculan a la prostitución u otras formas de explotación sexual se definen homosexuales ni tampoco tienen la intención de serlo, nos alerta acerca de la necesidad de comprender las relaciones entre el proceso de identificación sexual, las experiencias sexuales y la posterior vivencia de las relaciones sexuales en el contexto calleprostitución. Muchos niños y niñas han experimentado contactos sexuales con personas de su mismo sexo a edades tempranas en condiciones de mayor o menor abandono y maltrato. El niño no puede juzgar, en principio, si tales relaciones son normales o no, pero sí puede reconocer si han estado acompañadas de afecto en función del parentesco (padre, madre, abuelo) que para él tenga el otro, y de la calidad de la relación previa con él. En tanto la necesidad básica del niño es el afecto, el elemento sexual tenderá a identificarse tan solo como una manifestación de aquél y sólo posteriormente será significado como problema, es decir, será juzgado. Únicamente es posible, entonces, hablar de verdadera opción sexual cuando, y después de que las experiencias sexuales hayan sido interpretadas y re-significadas en un contexto de confianza y apertura, con adultos preparados para ello, preferiblemente en un nivel profesional. Cuando ese apoyo no es posible y se presentan situaciones como la expulsión del hogar y la ausencia de una red social de contención, los niños buscan círculos de relaciones, más o menos socialmente marginales, dentro de los cuales pueden actuar o experimentar sus comportamientos sexuales sin sentirse juzgados, tales como los grupos de jóvenes homosexuales que se dedican a la prostitución. 21

No elaboración emocional del abuso sexual. El abuso sexual distorsiona la relación del niño o niña consigo mismo o consigo misma, incluyendo su concepto acerca de su propio valor y el

21

Ibid. p. 72.


23 de su cuerpo; por lo general culpa y vergüenza acompañan esta experiencia, especialmente cuando el agresor es el padre o padrastro. La reiteración del abuso sexual que sucede con la prostitución obedece a un mecanismo a través del cual el niño o niña se estaría vengando de quienes le abandonaron o no le protegieron. Esta auto-agresión es en realidad una forma de agresión contra el hijo de mi padre o de mi madre. •

Ignorancia e ingenuidad. Muchos niños y niñas acceden a las propuestas de vincularse a la explotación por desconocimiento de los peligros y riesgos que implica, o por exceso de confianza en otras personas que en apariencia se presentan como amigos o posibles

benefactores. De esta forma se presentan intermediarios que seducen a los niños y niñas con promesas falsas de supuestos estados de bienestar. •

La falta de confianza en padres o familiares para abordar experiencias positivas o negativas. En ambientes familiares que no facilitan el diálogo los niños y niñas carecen de confianza en sus padres para expresar dudas e inquietudes entorno a las experiencias cotidianas; la búsqueda de personas que sustituyan a sus padres en esa función los expone a ser víctimas de engaños y manipulaciones.

El afán de conseguir dinero o estar “a la moda” (consumismo). En una sociedad fuertemente centrada en el tener como forma de ser, idealizada y tácitamente aceptada, la crisis de identidad del adolescente es fácilmente canalizada hacia el consumo de mercancías que supuestamente, de una forma mágica, le atraerán el beneplácito de sus pares o le colocarán en una posición microsocial privilegiada, sobresaliente. En este proceso, el adolescente puede llegar a recurrir a “actividades” como la prostitución para obtener los medios que su grupo familiar no puede suministrarle.

Manejo inadecuado de la presión de grupo. En la adolescencia está en juego la afirmaciónnegación de un yo individual y autónomo frente a la tentación de un yo-grupo; frecuentemente el adolescente es pensado por el grupo por lo que tiende a seguir de manera ciega las indicaciones de ese yo grupal, que no pocas veces encauza de manera negativa la agresividad propia de esta etapa del desarrollo humano hacia fines potencialmente autodestructivos, entre los que cabría la Explotación Sexual Comercial.

Consumo de drogas. El uso de Sustancias Psicoactivas generalmente está asociado a una ruptura más o menos severa de los vínculos sociales; el usador, paulatinamente se va aislando


24 de las normas y referentes sociales que le servían de soporte y va asumiendo patrones de comportamiento que se oponen o buscan transgredir las normas o leyes sociales; esto obedece, por supuesto, a un lento proceso de desintegración del sujeto con su contexto, cuando éste ya no satisface sus expectativas, o cuando el sujeto mismo se siente incapaz de responder a las demandas sociales. Entonces buscará conciente o inconscientemente formas de relación en la marginalidad y la violencia cotidiana, quedando a expensas de otros sujetos que se aprovecharán de su débil sentido de pertenencia social para explotarlo o explotarla.

Factores precipitantes de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes Cuando hablamos de Factores Precipitantes hacemos referencia a las condiciones más cercanas, más inmediatas a la experiencia de los niños y las niñas: son detonantes o disparadores de la Explotación Sexual Comercial, ocurren en el entorno donde los niños están “a un paso” de ser víctimas. En el medio ambiente •

Presencia de agentes inductores y explotadores. La aceptación conciente o inconsciente de estas figuras por grupos sociales, ya sea por desconocimiento de la actividad que realizan, indiferencia, necesidad o corrupción, hace que los niños y las niñas que han comenzado un proceso de callejización y/o tengan una necesidad afectiva y de reconocimiento, estén expuestos a caer en sus manos. Estos son generalmente adultos o pares, mujeres u hombres, que mientras captan y/o seducen a los niños o a las niñas, pueden asumir el rol de parejas afectivas, amigos, amigas, impulsadores para mejorar condiciones de vida (estudio, vinculación laboral), y protectores cuando hay una situación de necesidad (brindar comida, dormida, afecto). Algunos hacen parte de redes que promueven el comercio sexual de niños y niñas y operan de forma clandestina con la complicidad de actores sociales que se encuentran en posiciones claves (agentes de policía, empresarios y otros). Estas personas logran operar en parte, por las creencias socioculturales que culpan de la problemática a las víctimas, por el desconocimiento y/o falta de aplicabilidad de la ley para penalizar a estos individuos, o por contar con leyes como la de la edad de consentimiento que deja sin posibilidad de penalizar a aquellos que inducen a niños o niñas mayores de 14 años.


25 •

Crecer en zonas de prostitución. Los lugares donde se ejerce la prostitución (residencias, bares, inquilinatos) se caracterizan por ser espacios reducidos, oscuros, malolientes, inadecuados para vivir en condiciones dignas y criar a un niño o una niña. Las personas que viven en ellos se dedican a actividades de rebusque y/o delictivas, por lo tanto, las relaciones que allí se establecen están mediadas por la violencia, el abuso, la explotación, la desconfianza, el intercambio material, y la satisfacción de necesidades inmediatas. Los niños y niñas que crecen o permanecen aquí interiorizan como normal y como parte de su sistema de vida los antivalores que atraviesan esta subcultura. Por lo tanto, robar, mentir, tener relaciones sexuales por dinero, entre otras actividades, son consideradas formas naturales para garantizar la supervivencia. Cuestionarlas significaría cuestionar a las personas que las realizan, algo que es imposible para los niños y niñas, teniendo en cuenta que a veces son el único referente afectivo con que cuentan. Muchas niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial que han crecido en zonas de prostitución, fueron inicialmente abusadas por administradores y/o explotadores al quedar solas, ya que sus madres se encontraban borrachas u ocupadas con los clientes. Así mismo, se encuentran casos en donde es la madre quien induce a la niña a la situación de explotación, o al estar ella vinculada, no se siente con la capacidad moral de poner límites cuando la niña comienza a ingresar en este mundo.

Acoso de “clientes” potenciales como vecinos, amigos, transeúntes o novios. La presencia de personas que les ofrecen a los niños y a las niñas seguridad, reconocimiento de su belleza física, oportunidad de cumplir su sueño de estar a la moda y potencializar su capacidad de acceso a objetos (viajes, recreación, ropa) a cambio de caricias u otros actos sexuales, los va acercando paulatinamente a la dinámica de explotación sexual.

En la familia •

Expulsión o desvinculación del hogar. Por lo general, la expulsión del hogar es seguida de una serie de eventos que precipitan la vinculación del niño o la niña a la prostitución y a otras formas de explotación sexual. La calle, por ejemplo, aparece a los ojos de los niños como la esperanza de redención del dolor causado en el seno de la familia, o al menos como un tiempo de alivio más o menos permanente. Pronto se convierte en un sustituto de la escuela y la familia: allí se hacen amigos, se juega sin restricciones, se explora el mundo. Como si se tratara de un juego, la búsqueda del dinero se convierte en una actividad cotidiana: pidiendo


26 a los transeúntes, revendiendo cosas robadas, ayudando a los comerciantes de negocios estáticos o ambulantes o lavando parabrisas en los semáforos. Lo que comenzó como parte del juego se convierte en obligación de auto sostenimiento, y a medida que la niña crece, de igual manera crecen sus necesidades. Expuesta a la vista de todo el mundo su presencia puede alentar deseos y expectativas en quienes ven la debilidad como ingrediente del deseo erótico: vendrán las propuestas y el acoso de los potenciales clientes sexuales. También aparecen los protectores, hombres o mujeres quienes guían e inducen a los niños o niñas en las tácticas y estrategias de supervivencia, en las que la explotación sexual es una más. Si ellos o ellas han comenzado, previamente en el barrio, a establecer contactos sexuales a cambio de comida, ropa o dinero, tienden a aceptar esta situación como normal. Los niños que se vinculan a la prostitución han crecido dentro de estructuras familiares y socioeconómicas similares a las de las niñas; por lo general han tenido experiencias homosexuales tempranas (entre los 6 y los 9 años) con un pariente cercano (por lo general tío o primo) y eventualmente con un amigo, no siempre bajo condiciones de abuso o violación. En la mayoría de los casos esas experiencias, no comunicadas por temor o vergüenza, generan o reafirman en el niño una sensación interior de ser diferente, que se ve reforzada por el rechazo explícito y a veces violento que algunas personas a su alrededor hacen de los juegos infantiles marcados con signo femenino y por las actitudes sociales de burla a ciertas conductas y ademanes afeminados. En la adolescencia, cuando la energía sexual se manifiesta de manera más abierta, el rechazo puede tornarse más violento, especialmente por parte del padre, y se precipitará la expulsión del hogar. El muchacho buscará círculos más o menos clandestinos de personas que se identifiquen, en principio, con su tendencia homosexual, pero, obligado a auto sostenerse recurrirá a la prostitución donde podrá vivir aceptado al menos por un grupo de iguales. En el individuo •

Uso y abuso de Sustancias Psicoactivas. La niña iniciada en el consumo de drogas y objeto de múltiples presiones decide vincularse a la prostitución en donde, además del cliente que comercia con su vida, hay un tercero que obtiene una parte significativa de las ganancias que el comercio sexual genera; este beneficiario puede ser el marido de la niña, la madre o el padre, una niña con mayor experiencia en el oficio, un proxeneta o chulo que actúa a titulo


27 personal o como miembro de una organización, e incluso un ladrón reconocido del sector, quien mediante intimidación y cada vez que lo desea sustrae a la niña el dinero obtenido en el intercambio con los clientes. •

Manejo inadecuado de la presión de grupo o identificación con líderes negativos. Los niños o las niñas que han sido objeto de constantes agresiones y frustraciones tienden a asumir roles muy sumisos o muy violentos como mecanismos de protección. Ambas posiciones los pueden precipitar a la explotación sexual, ya que asumen esta vejación a su cuerpo como una forma de castigar y auto castigarse o auto agredirse. Así mismo, están más necesitados de la aprobación de otros como una forma de buscar el reconocimiento y/o de expresar a través de ellos los sentimientos de dolor que los invade. Como consecuencia tienden a seguir a líderes negativos o a volverse uno de ellos, y a participar en estructuras grupales como las pandillas o parches. Tanto la pandilla como el líder negativo tienen como propósito central

“sembrar el caos, la destrucción y el peligro, gozando de la situación límite. Sus actividades tienen por lo general tintes delincuenciales, cuando no son verdaderamente criminales” (Carvajal, 1993:59). No es gratuito que muchos de los niños o las niñas víctimas de explotación sexual hayan sido inducidos por sus pares, quienes a veces los inician dentro del grupo y posteriormente los vinculan con personas o redes que se benefician con este tipo de comercio sexual. Ellos y ellas terminan accediendo como una forma de ganar la aceptación del grupo, de mantener el afecto de uno de sus miembros (novio, marido, líder), de sostener un status y/o de mostrar su sentido de pertenencia e identidad con pares que ya son víctimas de explotación sexual. •

Un estado de crisis, depresión o conflicto interior muy difícil de manejar. Un niño o una niña que ha sido maltratado o maltratada, despreciado o despreciada, abandonado o abandonada, tiene una alta probabilidad de desmoronarse ante situaciones de crisis, llegando a situaciones límite como la vinculación a la prostitución o las drogas.

Formas de vinculación de los niños y las niñas a la Explotación Sexual Comercial •

Como resultado del proceso de callejización 22. En la calle niños y niñas son altamente vulnerables a diferentes formas de violencia y explotación; son sometidos a la mendicidad, al consumo de drogas, al abuso y a la explotación sexual. Puede suceder que al comienzo de su

22

Se entiende por proceso de callejización la trayectoria de los niños y las niñas desde el momento en que empiezan a romper los vínculos con sus familias y entablan contactos o relaciones con grupos de adultos y niños o niñas en espacios de interacción o habitación considerados propios del contexto de la calle.


28 estadía sean violados por parches completos de habitantes de calle, en una especie de

iniciación y de sometimiento a las normas del grupo; la sensación de estar indefenso y desamparado, como consecuencia de esta violencia, más las condiciones precarias de vida van empujando paulatinamente, sobre todo a las niñas, a vincularse de manera permanente a la prostitución. •

Por “enganche” en sitios públicos como centros comerciales, “maquinitas”, bares o playas. Muchos niños, niñas y adolescentes que acostumbran visitar estos lugares en su tiempo libre pueden ser abordados por personas que generalmente se ofrecen a pagar una ronda y entablan conversación indagando por diferentes aspectos de la vida del niño o niña, especialmente por sus gustos y necesidades insatisfechas; luego de una o varias sesiones, cuando se han ganado la confianza del niño o niña, ofrecen formas fáciles de conseguir más dinero.

A través de novio, novia, amigos, amigas, compañeras o compañeros de colegio. Las redes y bandas organizadas de delincuentes que trafican con niños y niñas utilizan a algunos jóvenes de los colegios para que contacten a otros de sus compañeros de clase; valiéndose de la frecuente identificación del niño o niña con sus pares y líderes-pares, así como de la necesidad de afecto y de reconocimiento que caracteriza a los adolescentes y a las adolescentes, les ofrecen objetos, actividades recreativas, drogas y dinero hasta envolverlos en actividades como la prostitución y la pornografía.

Por presión directa de padres y madres. En algunas ocasiones padres y madres exigen a sus hijos o hijas dinero para sufragar algunos gastos del grupo familiar con coacciones emocionales o físicas; los niños y las niñas presionados acuden a cualquier forma lícita o ilícita de obtener esos recursos convirtiéndose en presa fácil de terceros que ofrecen soluciones fáciles y rápidas. En otros casos, como en el matrimonio servil, son los padres quienes directamente se benefician entregando a sus hijas a un tercero, a cambio de una generosa colaboración de éste para cubrir ciertas necesidades familiares.

A través de avisos engañosos de prensa. Es uno de los medios favoritos de los proxenetas y tratantes de personas para atraer a jovencitas ingenuas; bajo la apariencia de agencias de modelaje y actuación, principalmente, se les cita a entrevistas y castings donde se les ofrecen jugosos empleos y carreras profesionales prometedoras que luego resultan ser falsos; otras


29 veces les ofrecen empleos como meseras, cajeras, bailarinas, amas de llaves, promotoras de ventas, de esta manera las vinculan a negocios de prostitución. •

Con ofertas de trabajo en otras ciudades. Principalmente en la trata de personas con fines de explotación sexual, niñas y adolescentes son contratadas para diferentes trabajos en una ciudad y luego son llevadas a otra donde la realidad no corresponde al empleo prometido. Casi siempre, las niñas son sometidas a privación de libertad y servidumbre doméstica o sexual.

Con secuestro, amenazas de muerte o lesiones. Cuando los niños o niñas son reclutados en grupos armados, se les amenaza con daños o muerte a ellos, a sus padres o familiares. La garantía de que esto no va a suceder es la retribución que los niños o niñas obtienen por ser utilizados sexualmente en dichos grupos.

A través de Internet. Una estrategia utilizada por los explotadores para contactar, seducir e inducir a sus víctimas en la situación de explotación sexual es Internet. Los niños y las niñas tienden a ser presa fácil de las manipulaciones de personas inescrupulosas que los llevan a hacer actos sexuales, sin que los menores sientan que hay una vulneración directa a su cuerpo por no tener éstos consecuencias físicas directas. El anonimato, unido a la excitación del juego y la complicidad que brinda un medio como Internet son elementos que utilizan los explotadores para establecer la relación con los niños o las niñas.


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II PARTE Hallazgos La Explotación Sexual Comercial en once municipios de Colombia

Que se resignen otros abuela, yo no estoy para resignaciones Pedro Páramo Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡yo no sé! César Vallejo

Metodología Para el estudio de las condiciones de vida de los niños, niñas y jóvenes y de sus familias, así como de los factores que facilitan su vinculación al mercado de la explotación sexual se utilizó una metodología de enfoque etnográfico que permitió lograr acercamientos a las personas y a las comunidades.

Se usaron técnicas como las Historias de Vida, los grupos focales y las entrevistas a profundidad con diferentes actores: padres y madres de los niños, niñas y adolescentes, miembros de las comunidades de base y de los círculos de la explotación sexual (proxenetas, administradores de negocios, jíbaros, etc.), miembros de instituciones encargadas de la protección, el control, la prevención, etc., y los propios niños y niñas pues ellos hacen y viven su propia realidad.

Por otro lado, se utilizó la Investigación–Acción–Participación como enfoque metodológico para conocer la realidad de los grupos y comunidades, a través de la función del investigador como facilitador de procesos de cambio y a partir del ejercicio reflexión-acción que realizan los propios protagonistas sociales (los miembros de las comunidades). El resultado final de este ejercicio de “investigar la realidad para transformarla”, es el empoderamiento de los actores sociales (las comunidades) para analizar y comprender lo que sucede en su entorno inmediato y convertirse en agentes de cambio social 23.

23 “Nosotros alegamos que la IAP puede continuar siendo un movimiento mundial por el mejoramiento de esa condición (las nuevas formas de dominación), a través del estímulo al saber popular, aquel que existe como ciencia o como sabiduría popular o indígena. Este puede avanzar mediante la auto investigación popular, como base principal de la acción para el


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Partimos de la observación directa y participante de las dinámicas que ocurren en las calles y otros espacios donde se da la explotación sexual; registrando la presencia, ausencia de personas y las relaciones que se dan entre ellas, para luego realizar con los propios niños y niñas el análisis de los fenómenos, representados de una manera accesible para ellos y ellas de tal manera que se expliciten no solo los significados que atribuyen a los hechos, sino también las posturas prácticas frente a ellos. De esta manera ampliamos nuestro conocimiento y al mismo tiempo, les permitimos ampliar y profundizar su auto-conocimiento sobre su actual situación así como las posibilidades de transformación.

Momentos de la Investigación a) Investigación documental •

Entrevistas semi-estructuradas con funcionarios de entidades gubernamentales y no gubernamentales con algún grado de competencia en el manejo de la problemática (ICBF, Policía Nacional, DAS-INTERPOL, Medicina Legal, Defensoría del Pueblo, Secretarías de gobierno, Secretarías de salud, Secretarías de educación, personerías municipales, entre otras). En estas entrevistas se indagó sobre la magnitud y características del problema y sobre la oferta que a nivel institucional existe para la prevención y atención del fenómeno

Contactos con universidades, centros de investigación y centros de referencia. El objetivo fue recopilar todos los documentos existentes sobre el tema: libros, artículos, tesis de pre y postgrado, ponencias, etc., para su posterior clasificación y análisis.

Exploración en la Web

b) Investigación de Campo

Consistió en un acercamiento sistemático a la población objeto de estudio para reconocer a los actores y procesos que se presentan en relación con el fenómeno. Comprendió las siguientes actividades:

cambio social y político y para el progreso hacia la igualdad y la democracia” FALS BORDA, O y ANISUR RAHMAN, M.1991. p. 47. Cinep. Santafé de Bogotá.


32 1. Acercamiento 24: Es un método utilizado desde el año 1988 por la Fundación Renacer para el contacto y enganche de niños, niñas y adolescentes en situación de explotación sexual en los lugares donde permanecen. En la investigación se aplicó en algunos momentos claves:

Sondeo y exploración con personas y entidades. Se estableció contacto con organizaciones formales e informales existentes (colegios, asociaciones de madres comunitarias y padres de familia, juntas administradoras locales, etc.) y a través de entrevistas semi-estructuradas, se consultó a personas de las comunidades acerca de sus percepciones del problema, su conocimiento de las dinámicas de diferentes modalidades de explotación sexual, identificando los factores que contribuyen tanto a la vinculación de niños, niñas y adolescentes a la explotación sexual como aquellos que los protegen de ser víctimas.

Mapeo. Consistió en el levantamiento de croquis en los cuales se ubicaron las zonas y locaciones donde ocurre la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes.

Observación participante. Fue la aproximación gradual y sucesiva a los niños, niñas y adolescentes en su territorio, estableciendo contactos y realizando entrevistas. Aunque no siempre fue posible, se dejaron documentos fotográficos de algunos de los contactos con los niños y niñas.

Censo de niños, niñas y adolescentes. Paralelamente a la observación participante, se realizó un conteo de los niños, niñas y adolescentes encontrados, para establecer de manera aproximada la magnitud del fenómeno en cada ciudad.

2. Encuentro de reflexión y análisis con niños, niñas y adolescentes. En cada ciudad se organizó al menos un Encuentro con un grupo aproximado de 20 niños, niñas y adolescentes en situación de explotación sexual para recolectar más información acerca de las dinámicas del fenómeno; este evento, que tuvo a la vez carácter recreativo, permitió a los niños, niñas y jóvenes establecer una relación de mayor confianza con el equipo investigador, y a partir de allí realizar análisis propios de su situación, sus posibilidades y alternativas vitales. Se utilizó como pretexto pedagógico, una charla informativa y de orientación sobre el uso del preservativo como mecanismo eficaz para prevenir las Infecciones de Transmisión Sexual y los embarazos no deseados.

24 Cfr. Modelo de Acercamiento Fundación Renacer. Documento de trabajo. Sin edición. 1999. Ver también: Cárdenas y Rivera (2000) RENACER: Una propuesta para volver a nacer. UNICEFFundación Renacer. Pp. 163 y ss.


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3. Levantamiento de Historias de Vida. De los niños, niñas y adolescentes participantes en el Encuentro, se seleccionó una muestra aleatoria con quienes se realizaron entrevistas en profundidad para conocer aspectos particulares de sus biografías. c) Sistematización de la información Para la recolección de información se emplearon los Diarios de Campo en donde se consignaron las observaciones del equipo sobre los niños, niñas y adolescentes, los lugares donde ellos se encontraban, las actividades grupales (grupos de discusión, talleres, encuentros, etc.) en las que participaban los niños, las niñas, los padres y madres de familia y los líderes comunitarios, entre otros. Así mismo se recopiló información, a través de entrevistas semi-estructuradas, entrevistas en profundidad, grupos de discusión y grupos focales que se registraron, en la medida de lo posible, en medio magnetofónico, fotográfico y/o audiovisual. Por tratarse de una investigación esencialmente cualitativa, no se realizó análisis de tipo estadístico. Algunas variables como número de niños contactados en calles y barrios, así como otras de caracterización se procesaron a través de estadísticas descriptivas simples. Para el análisis se utilizaron las siguientes categorías: •

Perfil socio-demográfico de la comunidad.

Número de niños, niñas y adolescentes víctimas de Explotación Sexual Comercial.

Características socioeconómicas de los niños, niñas y adolescentes víctimas de Explotación Sexual Comercial.

Dinámica socio cultural que potencializa la Explotación Sexual Comercial (sitios de enganche y contacto, modalidades y actores).

Territorios abonados El Desplazamiento Interno Forzado “Los conflictos armados obligan a los niños y sus familias a huir de sus casas en busca de seguridad, provocando frecuentemente la separación de los niños de sus familias y el incremento de riesgo


34 particular de violencia, abuso y explotación; y sin acceso a asistencia y protección especial que satisfaga sus necesidades educativas, físicas y sicosociales” 25.

Un número considerable de familias colombianas se desplaza forzadamente por efectos de la violencia indiscriminada que genera el conflicto interno armado. En el 2004 esta cifra correspondía a 3.000.000 26 de personas. La mayoría de ellas provenientes del campo, pues se estima que de cada 100 familias que habitaban en zonas rurales, 88 se vieron forzadas a dejar su tierra. Por otra parte, las principales zonas receptoras de población desplazada son los centros urbanos grandes y medianos así como los municipios en proceso de urbanización, ubicándose la población desplazada en los llamados cinturones de miseria. El desplazamiento forzado ocasiona no sólo crisis para quienes han sido víctimas de él sino también para las ciudades receptoras; ningún municipio puede prever o planificar la llegada de oleadas de personas que representan un foco de demandas que la ciudad no está preparada para absorber y responder adecuadamente: destinación de terrenos para el asentamiento en condiciones dignas, provisión de servicios públicos domiciliarios, absorción de la fuerza de trabajo, garantía de acceso a la educación y la salud para los niños, niñas y las familias, entre otras. En razón de lo anterior, las poblaciones desplazadas se ubican en sectores no planificados urbanística ni socialmente. El proceso de “integración” social genera nuevas situaciones de vida que resolver: primero, la de la subsistencia; a continuación la de ganar aceptación y reconocimiento social que garantice el respeto a su dignidad, la solidaridad social suficiente que desencadene respuestas efectivas desde lo público a sus necesidades de desarrollo integral y, en tercer lugar, la sanación de las heridas emocionales, individuales y colectivas, que deja la experiencia traumática del desplazamiento. En condiciones tan extremas, las familias, incluyendo a los niños y las niñas, sufren transformaciones internas complejas; la obligatoriedad y la urgencia de sobrevivir empuja a sus miembros a formas de organización que representan para los niños y las niñas grandes riesgos, entre ellos el de ser víctimas de Explotación Sexual Comercial.

25

Graça, Rachel. Impacto de los Conflictos armados en la infancia. Memoria de la consulta para la región de América Latina y el Caribe. UNICEF-FES-Defensoría del Pueblo. Santafé de Bogotá. 1998. p. 17. 26 Fuente: CODHES.


35 “La guerra cambia las relaciones interpersonales y familiares y las contamina con sus valores y su violencia: las relaciones son más agresivas, media menos la comunicación basada en el afecto y más la comunicación basada en el poder; la comunicación verbal, tanto en niños como en adultos, se contamina con el lenguaje propio de ella y la vida familiar cambia en todos los sentidos” 27.

Uno de los hallazgos sorprendentes de este estudio fue precisamente la incidencia del desplazamiento en la generación de la Explotación Sexual Comercial; como se observa en la tabla, exceptuando a Malagana, en todas las ciudades estudiadas fueron ubicados niños y niñas en Explotación Sexual Comercial asociada al Desplazamiento Interno Forzado como generador de condiciones de vulnerabilidad social 28. Porcentaje de niños y niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial en situación de Desplazamiento Interno Forzado

CIUDAD

%

Soledad:

7%

Malambo

47%

Sabanagrande

92.7%

Malagana

0%

Arjona

3%

Quibdo

23%

Montería

7%

Sincelejo

34%

Medellín

10%

Cali

10%

Cúcuta

7%

Por un lado, el Desplazamiento Interno Forzado genera o agrava las condiciones de pobreza de las familias que deben dedicarse a actividades de rebusque de comida y dinero, involucrando a niños y niñas; la mendicidad y la recolección de residuos, por ejemplo, son dos de las actividades a las que se han dedicado los niños y las niñas en busca de medios de sustento para sí mismos y

Castaño, Berta Lucía. Una visión colombiana. En: Impacto de los conflictos armados en la infancia. Op.cit. 1998. p. 46. 28 Aquí entendemos la vulnerabilidad como la relación que existe entre los riesgos potenciales que afectan a las personas (ambientales, sociales, físicos, etc.) y la capacidad de respuesta proactiva de éstas a aquellos. 27


36 para sus familias, previamente a la Explotación Sexual Comercial. Esta situación de marginalidad social, inducida de hecho por el desplazamiento, crea escenarios y dinámicas, propicias a la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas. Por otro lado, ocasiona una desintegración y recomposición obligada de muchas de las familias afectadas, en función del cambio de actividades y roles que no existían en su dinámica original por parte de sus miembros; el conflicto armado ha provocado que muchas familias se desintegren por la muerte de uno de los progenitores, casi siempre el padre, o que sus miembros vivan separaciones prolongadas, que hacen que la antigua estructura familiar, casi siempre de tipo rural, adquiera formas y pautas de relación marcadas casi siempre por un aumento de la violencia intrafamiliar y el abandono. “En algunas circunstancias como el desplazamiento y la

desaparición de familiares cercanos, especialmente de sus padres, (los niños) adoptan roles de adultos frente a la presión social y familiar, parece entonces que ‘maduran’ precozmente cuando en realidad lo que se produce es una pérdida de continuidad en su desarrollo psicológico. Tal como se ha encontrado en otros estudios, en algunos casos el síntoma principal es la agresividad y las conductas delincuenciales, especialmente de los adolescentes, el consumo de drogas o sustancias adictivas y las conductas suicidas o vengativas” 29. En otro sentido, la población en situación de desplazamiento puede experimentar un choque

cultural por encontrarse en contextos extraños, donde ciertas pautas de comportamiento, quizás un poco más influenciadas por el ambiente urbano y los medios de comunicación, pueden variar afectando especialmente los procesos de socialización de niños y niñas. Pero no sólo se observa la relación del desplazamiento con la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes, cuando este tipo de movilidad afecta a familias enteras; también existe cuando actores del conflicto armado expulsan directamente a los niños o niñas de sus zonas de origen sometiéndolos a un futuro incierto en ciudades lejanas. Específicamente en Apartadó, actores del conflicto armado que controlan la zona, ejerciendo la justicia por sus propias manos y con sus métodos, expulsan a niños y niñas del municipio cuando los relacionan con pandillas, o cuando los niños o las niñas trasgreden las normas de consumo de Sustancias Psicoactivas impuestas por ellos (consumir en zonas prohibidas, vender sin autorización), o cuando roban en las condiciones no permitidas o cometen agresiones hacia alguien perteneciente al grupo armado.

29

Castaño, Berta. Loc. cit. p. 47.


37 Por su parte, la sociedad receptora de población desplazada tiende a perder de vista el carácter del migrante como sujeto de derechos; esto se refleja en actitudes de rechazo y segregación – que esconden el temor por el foráneo- y que son respondidas frecuentemente por los inmigrantes con diferentes formas de agresión. Casi siempre, el desplazado es percibido como una amenaza a la seguridad de los residentes y no como una víctima a quien se deben restituir unos derechos vulnerados. Al mismo tiempo, algunos miembros o sectores de la sociedad receptora pueden percibir a las personas en Desplazamiento Interno Forzado como dignas de compasión o como posible clientela de bienes o servicios; se encontraron casos en los que algunos vecinos y comerciantes ofrecían a los niños y niñas, oportunidades para obtener comida o dinero a cambio de abusos sexuales, aprovechándose de las necesidades efectivas de aquellos. Además, la ausencia de instrumentos que deben ser desarrollados por el Estado en la población desplazada, para una reapropiación del espacio, o la demora en la aplicación de los mecanismos existentes, que permitan la integración del desplazado a las dinámicas sociales de su entorno, profundizan sentimientos de desarraigo y en no pocas ocasiones pérdida del sentido de la vida. En algunas de las comunidades de desplazados estudiadas, se pudo comprobar cómo la

normalización de su situación ha permanecido durante dos o tres generaciones sin que se haya resuelto definitivamente. El conflicto armado Al menos en 9 de las 11 ciudades objeto de este estudio (Arjona, Malagana, Malambo, Montería, Sincelejo, Medellín, Cali, Cúcuta, Sabanagrande) se comprobó la presencia activa de los actores del conflicto armado que vive el país hace varias décadas; se constató su poder en los barrios de donde provienen las niñas, al igual que el control que ejercen de manera irrestricta sobre la dinámica comercial del centro y los sectores de diversión nocturna de las ciudades. El conflicto armado incide de manera directa en

las dinámicas de la Explotación Sexual

Comercial de niños, niñas y adolescentes de prácticamente todas las ciudades analizadas. En Montería y Cúcuta especialmente algunas niñas son involucradas como combatientes de los grupos armados ilegales. En otros casos, son contactadas en calles, establecimientos y comunidades y trasladadas bajo coacción, amenaza o engaño hacia los campamentos, donde son abusadas sexualmente de manera reiterada por los comandantes y otros miembros del grupo.


38

Otra de las formas en que se consolida este territorio de la Explotación Sexual Comercial de la niñez, consiste en la presencia en algunas de las ciudades (Montería, Medellín, Malambo, Malagana, Cali y Cúcuta) donde, aún a pesar de haberse desmovilizado oficialmente, ejercen control sobre las actividades cotidianas de sus habitantes. En estas ciudades tienen un poder político y judicial que ejercen a través de asesinatos selectivos, amenazas perentorias, expulsión de las localidades de aquellas personas a su juicio indeseables, “limpieza social” 30, pero también en acciones de corte populista como entrega de víveres y otras mercancías a barrios enteros, ganando entre la gente el reconocimiento y aceptación de sus métodos, justificados por haber dado a la ciudad una aparente tranquilidad; en Medellín, Cúcuta, y Montería, por ejemplo, la comunidad habla de cómo estos grupos acabaron con la inseguridad: “Ahora usted puede caminar por las calles y ya no lo roban, mire las tiendas están surtidas, ya no lo matan en las calles desde que ellos llegaron todo está bien, mire la ciudad cómo ha cambiado.” (Entrevista informal, diario de campo)

En muchas zonas, estos grupos, controlan el mercado de las sustancias ilícitas, los juegos de azar y el transporte público (taxis y moto taxis). Este último opera como una compleja red de informantes por su conocimiento milimétrico de la localidad y su relativa facilidad de desplazamiento. Por supuesto, el mercado de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes y la prostitución de personas adultas no escapa a su dominio; en ciudades como Medellín exigen impuestos a las mujeres adultas y a las niñas en prostitución para poder permanecer en determinadas zonas; cuando las niñas son demasiado dependientes de las drogas las expulsan de la zona, las agreden físicamente de manera violenta, las violan o las asesinan. También en algunas ciudades como Sincelejo, Cúcuta, Montería, entre otras, persiguen a los niños travestidos porque, al menos en público, rechazan su orientación y su conducta, aunque en privado, muchos de ellos sostengan relaciones con estos chicos. A cambio de dinero o de protección o para evitar castigos mayores, los actores armados someten a las niñas a abusos sexuales repetitivos; para evitar la pena de muerte, una niña que había 30 Este fenómeno ha sido descrito por Álvarez, Correa y Suárez (1998) como la banalización de un proceso eugenésico para hacer referencia a la aceptación o legitimación social de unas prácticas que buscan un supuesto perfeccionamiento de la raza humana o de la clase social, mantener su pureza o evitar su contaminación o degradación.


39 trasgredido una de sus normas o se había negado a sostener relaciones sexuales con un miembro del grupo armado, debió acceder a sostener relaciones por varios días con el comandante. Posteriormente fue obligada a irse de la ciudad. “Yo pensé que no me tenía que ir… me llevaron en una moto y después de tener relaciones con ellos me dijeron: se tiene que ir pues usted ya se boletió mucho; que yo no la vuelva a ver por que la mato, perra….” (Niña de 14 años).

En algunas ciudades, los grupos armados ilegales controlan no sólo el expendio de Sustancias Psicoactivas, sino en general la actividad comercial de algunos sectores; en relación con otros comerciantes les cobran dinero bajo amenaza a los propietarios de los negocios para protegerlos, igual que a los niños y niñas víctimas de Explotación Comercial. Actúan también como abusadores (clientes) sobre las niñas, especialmente valiéndose de su capacidad de ejercicio de violencia, tanto física (la decisión sobre la vida), como en relación con la capacidad de decisión sobre el derecho a la movilidad de los niños y niñas. Ante la negativa de una niña de mantener un intercambio sexual con miembros del grupo, éstos la expulsan de la zona o le prohíben transitar por determinadas calles bajo amenaza de muerte. Es importante aclarar que en ocasiones los abusadores que pertenecen a estos grupos armados ilegales son también niños que han sido reclutados en los barrios populares de la ciudad o que se encontraban en situación de calle; estos niños son trasladados hacia otras zonas del país para efectos de entrenamiento y combate. En el contexto del conflicto, los individuos explotadores (comandantes) poseen una legitimidad ante las niñas en virtud de su rango en el grupo armado, su poder económico (recursos económicos, terrenos, cultivos ilícitos, armas) y político (decisiones sobre el ajusticiamiento, la muerte, el combate, la organización). Este poder se traslada a las niñas explotadas, a cambio de la entrega sexual, ellas obtienen ciertos “beneficios”, entre otros: se les disminuye la carga de trabajo físico, mejoran su alimentación y el lugar de vivienda, reciben una mayor cantidad de dinero y adquieren cierta capacidad de mando en relación con sus compañeros. Las minorías étnicas


40 En cinco de las 11 ciudades estudiadas (Montería, Sincelejo, Quibdó, Medellín y Cali) existen grupos étnicos indígenas y afro descendientes, en proporciones bajas. En términos generales estas poblaciones han sido víctimas de desplazamiento interno forzado o han tenido que huir de sus comunidades por temor a ser reclutados por grupos armados ilegales. “El señor (guerrillero) llegó allá a la casa y ahí mismo dijo: “que vamos, que si usted no va a ir conmigo, que lo va a matar”, y por miedo mi hermana se fue. Ni mi papá ni mi mamá estaban en la casa, y después mí se da cuenta de eso (...) tenía apenas 15 (años) (...) y después mi otra hermana se fue por gusto. Después me dijo mi hermana que un señor me iba a robar a mi también, yo le dije que conmigo no juega eso, después lo va a matar en guerrilla que eso es muy peligroso (...) a mi hermana le toca estar guardiando todo el día en el campamento. Tiene dos hijos, uno lo tiene mi mamá y el otro está con ella en guerrilla, la pequeñita, tiene apenas como tres meses (...) Un día me quería llevar la guerrilla, y me patearon, yo tuve en la casa, me asusté, abrió la puerta, y ahí fue cuando yo le dije, cómo es la cosa, señor, yo no me voy de aquí, él dijo, si no se va de aquí yo la voy a matar…). (Entrevista, niña indígena, 15 años, Quibdó)

En Medellín, Cali, Sincelejo, Montería y Quibdó, niñas indígenas victimas de explotación sexual, llegan a la ciudad, ya sea por el desplazamiento forzado o por la migración propia de algunos pueblos recolectores, y se encuentran con un gran choque cultural; su lengua, sus costumbres, sus prácticas religiosas se enfrentan a un proceso de transculturización. Los más jóvenes asumen un comportamiento contrario a la Ley Indígena, al establecer relaciones de pareja con personas de grupos étnicos distintos. La realidad intercultural excede todo intento de mantener una identidad indígena ligada a un pasado. Ante el choque cultural, muchas niñas rechazan sus antiguos hábitos y se disponen a aprehender los deseables nuevos hábitos culturales de la ciudad, que les son impuestos en medio de unas relaciones de poder, ante las cuales deben ceder para acoplarse al nuevo contexto y sobrevivir.

En las ciudades, estas poblaciones tienden a ser consideradas inferiores o de categoría más baja en la escala social, conduciéndoseles a la marginalidad social. La dificultad de las comunidades para entender y aceptar las diferencias culturales con estos grupos genera su exclusión. Sus dificultades para articular el idioma castellano, sus costumbres en relación con hábitos cotidianos, alimentación y en general su cosmovisión, marcan la diversidad y la diferencia, difícilmente asumidas en el seno social por los demás ciudadanos y ciudadanas.


41 Los niños y niñas, (Embera Chami y Catíos en Cali, Medellín y Montería) para quienes no ha sido posible su inclusión escolar y la garantía de sus otros derechos, terminan deambulando por las calles, en la mendicidad, en la recolección de desechos o en otras actividades informales donde son objeto de múltiples presiones y discriminaciones; muchos de ellos y ellas se inician tempranamente en el consumo de Sustancias Psicoactivas, especialmente alcohol, marihuana e inhalantes lo que no hace sino agravar su situación de estigmatización y marginalidad. Otras niñas son utilizadas en la Explotación Sexual Comercial en donde son engañadas con promesas de matrimonio, y utilizadas por turistas, como es el caso de niñas de la comunidad Zenú. En relación con las comunidades afro descendientes habitan principalmente en Malagana, Sincelejo, Quibdó, Medellín, Cali y Cúcuta. En todas las ciudades se ubican como minoría, tendiente a la marginalización, excepto en Quibdó, donde la mayoría de la población pertenece a este grupo étnico. Las comunidades marginales Las comunidades de origen de los niños y niñas identificados en el estudio son por lo general asentamientos suburbanos de estratos socioeconómicos muy bajos, ubicados en los límites de la supervivencia y con una alta tendencia a la economía informal. No son solamente comunidades que surgen por procesos de Desplazamiento Interno Forzado sino también, especialmente en las ciudades más grandes, barrios con bastante antigüedad que merced a procesos de modernización urbanística viven en condiciones de pobreza social y económica. Muchos de estos barrios son receptores de familias, que emigran de otras ciudades por situaciones de violencia o en busca de mejores oportunidades para subsistir. Casi la totalidad de los niños y niñas que se encontraron en el estudio provienen de este tipo de comunidades, donde la precariedad de las condiciones de vida los hace más vulnerables. La presencia de grupos armados, la proximidad con expendios de Sustancias Psicoactivas, las necesidades básicas insatisfechas, la dificultad para acceder a servicios públicos básicos, la falta de acceso a salud y educación, el hacinamiento, la descomposición de las relaciones comunitarias y barriales, conjugado con el accionar de los explotadores, hace que los niños y niñas puedan ser víctimas fáciles de la Explotación Sexual Comercial.


42 En estos contextos es muy frecuente encontrar la vinculación de todos los miembros de la familia a actividades que contribuyen a sostener la precaria economía familiar; casi siempre en el ámbito de la informalidad padres e hijos rebuscan a diario algunos recursos económicos o materiales, especialmente comida. La explotación sexual en centros de comercio, formal e informal. En seis de las ciudades estudiadas (Soledad, Malambo, Sincelejo, Medellín, Cali y Cúcuta) algunas madres y sus hijas o en ocasiones las niñas y niños solos, acuden a las plazas de mercado en determinados días y horas (generalmente en la madrugada) a recoger los residuos vegetales que quedan luego de que los camiones descargan su mercancía en los centros de abasto. Algo similar ocurre en los mataderos de Sabanagrande y Malambo, en donde el material que estas mujeres recogen son los desperdicios de productos cárnicos. La Explotación Sexual Comercial de las niñas aparece asociada directamente a la alimentación. Los transportadores y comerciantes del sector, conocedores de la urgencia de las niñas y sus familias, establecen una ley de intercambio perversa: permiten que las niñas recojan lo que necesitan y a cambio les exigen que se dejen manosear o accedan a tener relaciones sexuales con ellos dentro de los mismos negocios; en algunos casos se establece entre estos abusadores y las niñas o sus madres tal familiaridad que incluso van a las casas de ellas y allí cometen al abuso sexual. Las ventas ambulantes típicas (fritos, venta de comidas, en los semáforos, empanadas, buñuelos, etc.) de algunas ciudades como, Malambo, Soledad; Sabanagrande, Arjona, Malagana y Cali se convierten en otro espacio aprovechado por los abusadores; éstos ofrecen comprar toda la mercancía que la niña lleva, a cambio de permitir el acceso a tener relaciones sexuales. La niña accede coaccionada por el cansancio y la oferta tentadora, pues la labor se hace interminable cuando se tiene que recorrer varias veces el municipio o la calle, durante seis u ocho horas cada día, con una olla llena de los productos. En otros casos, especialmente donde hay asentamientos de poblaciones desplazadas, es tal el nivel de desprotección de las comunidades, que hasta ellas llegan los proxenetas y miembros de grupos armados a buscar a las niñas para ponerlas en contacto con los abusadores, sin que se produzca ningún tipo de reacción por parte de las personas o las comunidades.


43 La situación de pobreza e indefensión de estas comunidades, y dentro de ellas de los niños y las niñas, es aprovechada por estos individuos para obtener una ganancia asociada en primera instancia a la búsqueda del placer-dominación y en segundo lugar al beneficio económico. En efecto, pareciera que el placer sexual está asociado a la sensación de poder que genera en los abusadores saber que la niña de alguna manera depende de ellos y que esta dependencia se puede prolongar indefinidamente, en la medida en que la situación de la niña difícilmente se va a modificar de manera sustancial, lo que les asegura una alta disponibilidad de las víctimas. Al mismo tiempo, amparado en el poder que le da su rol de comerciante en la comunidad el abusador tiene la justificación de que él está ayudando a esa familia que padece una necesidad,; para él lo que se ha dado es un negocio: él entrega una mercancía que la niña necesita y a cambio recibe un pago. Llama la atención en todo este proceso la participación de las madres. Ellas saben de las situaciones de explotación sexual de sus hijas y de alguna manera se encargan llevar a sus hijas a los sitios de la explotación. La responsabilidad moral de la protección y formación de sus hijas se anula ante la urgencia de la necesidad cotidiana, lo que incide no sólo en el significado de la sexualidad de la menor como objeto intercambiable, sino también en la normalización de la explotación sexual en las comunidades. Cuando las niñas y niños no son explotados directamente en sus comunidades salen rutinariamente hacia lugares como las plazas públicas, los parques, las grandes avenidas, los centros comerciales, etc., y allí son contactadas por los proxenetas y/o abusadores. En otros casos, los niños viven en las zonas céntricas de las ciudades, cerca de los lugares frecuentados por los explotadores, donde se realiza el contacto o el abuso sexual; lo más frecuente es que habiten en residencias donde los costos son bastante bajos y las condiciones de salubridad bastante precarias; estos niños mantienen contacto con sus familias, las visitan y les llevan parte del dinero que han obtenido como resultado de la explotación sexual. Para ellos vivir lejos de sus familias tiene no sólo un aspecto práctico en términos de cercanía al lugar de su actividad cotidiana sino también un aspecto emocional, en la medida en que les permite alejarse de las frecuentes situaciones de conflicto, maltrato y violencia que son comunes en estas familias.


44 Grupos y pandillas Las comunidades marginales por lo general son reconocidas, temidas o estigmatizadas como inseguras y violentas. Debido entre otos factores, a que allí conviven frecuentemente personas y grupos dedicados a actividades ilícitas como el robo, los grupos armados y la producción y distribución de estupefacientes. En el caso de los grupos armados ilegales, como se mencionaba más arriba, éstos cumplen una doble función. Por un lado, son los responsables de la seguridad de ciertas zonas (caso Medellín, Montería, Cúcuta, Sabanagrande, Malagana, Arjona y Malambo) tomando en sus manos la administración de justicia en los conflictos que se presentan; ellos autorizan el ingreso, la movilidad y controlan el buen comportamiento de los ciudadanos; de hecho, cuando un individuo o un grupo se sale de los parámetros que ellos han establecido recibe un castigo o sanción que ellos igualmente determinan. Por otro lado, en la medida en que tienen intereses estratégicos en la zona, bien sea en relación directa con el control del territorio o el narcotráfico, son generadores de violencia, sus métodos están basados en el terror y la manipulación de las comunidades. Allí está prohibido divulgar información, recibir a personas extrañas a la comunidad sin una previa identificación e investigación. En este sentido utilizan a los niños y niñas para esconder y transportar drogas, armas y municiones, para obtener información confidencial o para satisfacer sus apetencias de tipo sexual. En otras ciudades se han organizado grupos delincuenciales más asociados al robo y al tráfico de drogas; su interés básico es económico y utilizan la violencia para cometer sus actividades cotidianas y para evitar la acción de la justicia. Aunque casi siempre son reconocidos por la comunidad, ésta trata por lo general de no involucrarse con sus actividades por el temor a las represalias; los delitos que estos grupos cometen relacionados con el robo, el atraco y la producción y expendio de drogas, tales como el abuso y la explotación sexual de niños y niñas, casi nunca son denunciados. Se encontraron en el estudio casas donde se expende droga –“ollas”- en cuyo interior existe Explotación Sexual Comercial de niñas y niños. En estos casos la asociación consumo de drogasexplotación sexual es evidente; muchas niñas y niños son utilizados por los traficantes, expendedores y usadores para tener relaciones sexuales a cambio de dosis de drogas,


45 generalmente sin ningún tipo de protección frente a los riesgos de infecciones de transmisión sexual. Finalmente, un fenómeno de gran incidencia en la explotación sexual de niños y niñas en la comunidades son los llamados “parches”,

pandillas, combos, o grupos que conforman las

llamadas “oficinas de cobro” integrados en algunas ciudades (Cali, Medellín) por hombres adultos quienes tienen el control de la zona y definen las reglas del grupo, al que pertenecen niños, niñas, y adolescentes; sus actividades generalmente son delictivas como la compra, venta y distribución de Sustancias Psicoactivas, ajuste de cuentas y robo. Las mujeres indistintamente de su edad tienen entre otras funciones las de dar satisfacción sexual a los miembros del grupo y en ocasiones sirven de “ganchos” para captar a las posibles víctimas de atraco, o para transportar la droga de un lugar a otro de la ciudad. En otras ciudades (Sincelejo, Arjona, Malambo y Sabanagrande) las pandillas están conformadas casi siempre por adolescentes, niños y niñas que aunque continúan viviendo con sus núcleos familiares están en proceso de ruptura de los vínculos con sus familias. Entre sus actividades están generalmente el uso y la comercialización de drogas, las actividades sexuales entre los miembros del grupo y actividades delictivas, como el robo. Frecuentemente le dan un valor superior al dinero y lo material, de tal manera que centran en él el valor de si mismos y de los otros, valiéndose incluso de su cuerpo para obtener lo que desean; por este camino se da en muchos casos la vinculación en la explotación sexual. Estos niños y niñas son altamente susceptibles a la presión de los medios de comunicación que estimulan el consumo ilimitado y la búsqueda del placer sexual como vínculo con el bienestar continuo. Por eso allí se induce a niños y niñas a iniciar su actividad sexual a temprana edad, dado que se presenta prácticamente como la única diversión posible, ante la falta de alternativas para el uso del tiempo libre, lo que se convierte en factor predisponente para otro tipo de situaciones de Explotación Sexual Comercial. Así, en las fiestas populares, niños y niñas son accedidos y accedidas por personas que les invitan u ofrecen especies (vestuario, licor, comida, etc.) a cambio de bailar o conversar como preámbulo al abuso sexual; mientras el grupo refuerza socialmente este tipo de conductas, los niños y las niñas no se sienten víctimas de explotación sexual y por lo tanto no pueden contemplar opciones


46 de cambio. Esto facilita que posteriormente sean involucrados con relativa facilidad en otras situaciones de explotación sexual más estructuradas o permanentes. Estos grupos o pandillas frecuentemente son víctimas de amenazas y asesinatos selectivos (“limpieza social”) por grupos armados ilegales,(Medellín, Cali, Cúcuta, Sabanagrande, Arjona, Malambo, Malagana, Sincelejo y Soledad). Pero, al mismo tiempo en otras ciudades (caso Medellín, Sincelejo, Montería, Cúcuta) son cooptados bajo amenazas de destierro o “guerra a muerte” por los mismos grupos armados, para incorporarlos en las nuevas estrategias de control y rehabilitación de zonas anteriormente controladas por ellos. Territorios de Explotación Sexual Comercial Desplazados

Conflicto

Indígenas

Armado Arjona

X

Malagana

Afro

Pandillas

descendientes

X

X

X

X

X

X

S/grande

X

Soledad

X

Malambo

X

X

Montería

X

X

Embera Catíos

Sincelejo

X

X

Zenúes

X

X

Quibdó

X

Embera Wounann

X

X

Medellín

X

X

Embera Chamí

X

X

Cali

X

X

Embera Chamí

X

X

Cúcuta

X

X

X

X

X X X

En la familia Es imprescindible comprender que la familia no es un ser autónomo sino más bien un subsistema inmerso en un contexto social más amplio que la determina; las familias de niños y niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial, que fueron contactadas en este estudio han sido y son afectadas por entornos altamente violentos signados por la pobreza y la marginalidad. En todas las ciudades estudiadas un alto porcentaje de los niños y niñas que son víctimas de Explotación Sexual Comercial viven con su familia, siendo el más alto entre ellos el correspondiente a Malagana. Este municipio conserva una estructura socio económica semi rural en donde la penetración de patrones culturales urbanos modernos aún no es demasiado contundente; en este sentido se conservan las estructuras familiares relativamente intactas, lo


47 cual no significa que no estén siendo permeadas por problemáticas tan complejas como el uso de drogas y la explotación sexual, entre otras. Convivencia familiar de niños, niñas y adolescentes Vive con su Familia SÍ

NO

Arjona

80%

20%

Malagana

100%

0

S/grande

79%

21%

Soledad

97%

3%

Malambo

85%

15%

Montería

80%

20%

Sincelejo

80%

20%

Quibdó

83%

17%

Medellín

53%

47%

Cali

54%

46%

Cúcuta

74%

26%

78.6%

21.4%

Promedio

La relativa alta permanencia de los niños y niñas en el interior de su familia tiene relación con otros datos; por ejemplo, los niveles de violencia física, sexual y psicológica para este municipio (22.5%, 5% y 7.5%, respectivamente) son comparativamente más bajos que en la mayoría de las ciudades analizadas. Una correlación similar se da en el caso de Soledad, donde el 97% de los niños y niñas viven con sus familias y los niveles de violencia son 12%, 12% y 9% respectivamente, para las categorías analizadas. En otros casos sucede lo contrario. Llaman la atención Medellín y Cali, donde un poco más de la mitad de los niños y niñas viven con sus familias y las dos ciudades presentan, sobre todo en violencia psicológica los índices más altos de toda la muestra (86% y 93% respectivamente). Factores predisponentes asociados a la estructura y dinámica familiar Factores predisponentes en el núcleo familiar


48 Violencia

Descomposi

Madre

ción.

Padre

o

Abandono

Física

Sexual

Psicol.

40%

23%

9%

46%

34%

23%

Malagana

22.5%

5%

7.5%

15%

12.5%

5%

S/grande

63%

8%

76%

42%

32%

5%

Soledad

12%

12%

9%

30%

27%

6%

Malambo

68%

9%

54%

57%

20%

13%

Montería

51%

7%

65%

40%

35%

35%

Sincelejo

88.6%

42%

74%

37%

34%

5.7%

Quibdó

46%

13%

62%

49%

30%

16%

Medellín

82%

55%

86%

28%

45%

27%

Cali

73%

33%

93%

27%

27%

13%

Cúcuta

87%

87%

84%

43%

57%

27%

Arjona

El maltrato le abre la puerta a la explotación En los relatos de los niños y niñas, este es el factor predisponente más importante para que se de la Explotación Sexual Comercial. En cinco de los municipios estudiados el maltrato físico es más significativo que el maltrato psicológico, siendo notablemente mayor en Sincelejo, Cúcuta y Medellín. La característica fundamental del maltrato físico es el uso de la violencia propositiva, repetitiva y cuya finalidad es causar dolor, generalmente producida como respuesta a una “conducta negativa”, real o imaginaria, que ha cometido un niño y que tiene como finalidad última la modificación de la conducta que el adulto considera nociva y perjudicial, ya sea para el niño, el adulto o la sociedad. El maltrato físico varía de frecuente a ocasional. El maltrato físico frecuente puede ser leve o severo. El leve está caracterizado por acciones como echarle agua fría a los niños, quitarles o esconderles la ropa, darles palmadas, pellizcos, empujones o coscorrones, sacudirlos o zarandearlos, encerrarlos o forzarlos a estar en un lugar en condiciones incómodas, tirarles el pelo o jalarles las orejas.


49 El maltrato físico severo frecuente esta relacionado con conductas frecuentes como: patearlos, golpearlos con objetos duros, quemarlos, sofocarlos, apretarles el cuello como para estrangularlos, sofocarlos o amenazarlos o agredirlos con arma o cuchillo. En los relatos de los niños, y niñas entrevistados se encontró frecuentemente formas de violencia física que son contempladas en primer lugar como maltrato frecuente, esto significa que el maltrato fue vivenciado por el niño o niña como la principal forma de socialización durante su niñez, y a la vez estuvo relacionada con un maltrato severo. También se encontraron niños que llevan en sus cuerpos cicatrices de puñaladas realizadas por sus propios padres. Según Jorge Barudy (1998) los golpes forman parte de un sistema de creencias de tipo altruista, en donde se presentan como una demostración de amor. Estos padres aplican el mito del derecho de corrección en todo su rigor, con un sentimiento de legitimidad. Allí perviven creencias como que los golpes son utilizados para defenderse de una amenaza. Los padres se perciben a sí mismos como víctimas y creen que sus hijos-as son una amenaza para su integridad. Las creencias en la validez de los golpes forman parte de un derecho a la venganza. El niño o niña es concebido como un objeto de venganza y golpeado por sus padres como el objeto simbólico que les permite vengarse del dolor y los sufrimientos que a su vez les infligieron sus propios padres. Los padres que fueron maltratados en su infancia exigen que sus hijos les testimonien un amor incondicional, reparador de todo el sufrimiento que sufrieron cuando niños. Como ningún hijo o hija puede satisfacer esta expectativa, los padres castigarán a sus hijos situándose en el lugar de sus propios padres. El niño o niña, transformado en un objeto de venganza recibe los golpes sin reaccionar, se adapta a la situación sintiéndose culpable y malo, guarda el secreto y/o esconde la causa de las marcas de golpes en su cuerpo, el niño o niña asume una “lealtad existencial”. Por lealtad a sus padres los niños y niñas soportan sus torturas. De la misma manera que sus padres, tratan de una forma desesperada de darles lo que necesitan, pero su sacrificio no es reconocido y de esta manera padres e hijos son arrastrados en una espiral de venganza que se amplía de generación en generación. Los niños y niñas reciben golpes que duelen, pero, además los reciben en un contexto de terror y de desprotección, donde las relaciones de poder son profundamente desiguales y asimétricas.


50 Lo más traumático es el ambiente de tensión y terror latente que existe en estas familias. A menudo el niño o niña a pesar de las lesiones que presenta, no se queja de dolor; “cuando todo el cuerpo está sometido al dolor, el sujeto quisiera deshacerse de él. Así, se pone fuera de su cuerpo (escisión) y se observa como otro”. Estos dolores quedan inscritos en la memoria corporal. El segundo factor predisponente de la Explotación Sexual Comercial en las otras ciudades es el maltrato emocional o psicológico; este tipo de maltrato es más sutil, pero no menos doloroso; su característica principal es que provoca malestar (dolor) emocional. Existen dos modalidades fundamentales, la activa, que humilla y degrada al niño produciéndole sentimientos de desesperanza, inseguridad y pobre autoestima; ésta se manifiesta por insultos o apodos desagradables, en la mayoría de los casos la finalidad manifiesta es motivar al niño para que modifique una conducta indeseable. La segunda modalidad es la pasiva, es el desamor, la indiferencia o el desinterés por el niño, ésta, aunque poco reconocida como maltrato, puede, en los primeros días de vida provocar hasta la muerte como consecuencia de lo que en la jerga psicoanalítica se conoce como depresión anaclítica. En las historias de vida de los niños y las niñas se encontró, por ejemplo, que en muchos casos desde temprana edad se les dicen palabras relacionadas directamente con distintas formas de explotación sexual como por ejemplo vagabundas o prostitutas. En familias numerosas, donde la niña no vivía con su progenitora son comunes expresiones como vas a ser igual que tu madre o

hijo de tigre sale pintado, que denotan un reconocimiento negativo de las niñas, asociado a la prostitución, a la mujer disoluta, a la mujer que se sale de los parámetros sociales asignados al género femenino, asociados con la permanencia en el hogar, la docilidad y la sumisión; de alguna manera las niñas perciben que su situación de explotación sexual, ha sido predestinada por su grupo familiar antes que ocurra. La violencia predispone a las niñas y niños para asumir inconscientemente el papel de víctimas; lo incomprensible de la agresión de quien me ama genera tal sentimiento de culpabilidad que el único camino que queda es el de la expiación por el castigo; éste podrá ser infligido por otros, pero también por sí mismo, aunque el agente sea otro –el agresor externo, el abusador-.


51 Los niños y niñas explotados y explotadas sexualmente, cada vez que acuden al llamado del agresor, cada vez que experimentan repulsión y fobia hacia un “cliente”, cada vez que se embriagan y se drogan, están reclamando la medida de un castigo incesante. Como si pudieran leer las almas infantiles, los explotadores lanzan redes y anzuelos disfrazados de amistad, benevolencia, generosidad y simpatía enganchando la necesidad de amor de los niños y niñas. La violencia sexual va más allá del abuso sexual como tal; implica actos, gestos, actitudes, palabras, acciones y omisiones que buscan denigrar y humillar a las personas en razón de su sexo para establecer un orden de dominación a favor del sexo opuesto. “La violencia sexual se define,

entonces, como cualquier acto u omisión orientado a vulnerar el ejercicio de los derechos sexuales o reproductivos de las personas, dirigido a mantener o solicitar contacto sexualizado, físico, verbal o a participar en interacciones sexuales mediante el uso de la fuerza o la amenaza de usarla, la intimidación, la coerción, el chantaje, la presión, el soborno, la manipulación o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal de decidir acerca de la sexualidad y la reproducción.” 31. Esta experiencia adquiere así relevancia en tanto afecta el concepto que de sí mismo, de su cuerpo y de su relación con los otros tiene el sujeto. Invariablemente, el abuso es percibido como una descarga de violencia injustificable y por lo mismo absurda; su representación emocional se ajusta a lo incomprensible, lo inexplicable y desde ese carácter actúa en el inconsciente del sujeto, controlando una buena parte de su conducta y su interacción con el entorno. Así, cuando los niños y las niñas atribuyen haber sido sometidos a la explotación sexual a la

voluntad propia, de alguna manera defienden al agresor que han interiorizado, porque éste se asocia en el inconsciente a los seres amados que les castigaron a causa de algo que ellos o ellas hicieron pero que jamás han logrado entender. Por la misma razón, en muchas ocasiones aman a sus agresores a pesar de los inauditos niveles de maltrato físico y psicológico que éstos les infligen y no serían capaces de demandarlos o exigir de ellos reparación. En el caso de los municipios estudiados, la violencia sexual si bien es representativa, es más baja de lo que se esperaba como factor al cual los niños y niñas atribuyen su ingreso a la Explotación Sexual Comercial;

nuevamente Cúcuta y Medellín aparecen como las ciudades más

representativas (87% y 55%, respectivamente), seguidas por Sincelejo (42%).

31

Londoño, Vélez Argelia. Derecho a los Derechos. Atención Integral a Sobrevivientes de Delitos Sexuales. Consejería Presidencial para la Política Social-Fondo de Población de las Naciones Unidas. Bogotá. 2001. p.39.


52 Finkelhor explica el abuso sexual o “victimización” con base en tres factores principales: la relación madre e hija, la figura del padrastro y el aislamiento social. Por un lado la crianza con madres sustitutas, que tienen una educación deficiente, que son alcohólicas o que han sido victimizadas permite la asimilación de modelos débiles que les impiden a las niñas protegerse de los abusos sexuales; afirma que “Si las niñas han de aprender una conducta que les ayude a

autoprotegerse, especialmente en situaciones de tipo sexual, deberán aprenderlas a partir de la madre. Cuando las mismas madres están desmoralizadas o desorganizadas y son ellas mismas víctimas en las relaciones con sus esposos y otros hombres, estarán en una posición muy difícil para transmitir estas habilidades. Este es un buen ejemplo de cómo la opresión de la mujer puede tener repercusiones que se extienden por generaciones” 32. En relación con el padrastro, sostiene que el padrastro “… no se siente como el padre de [la]

adolescente o preadolescente […] puesto que no ha tenido la experiencia paternal con esta niña cuando era pequeña, así que es más probable que responda a ella sexualmente y no paternalmente. Además, con frecuencia existe la rivalidad entre madre e hija en esta etapa y la madre puede estar compitiendo por la atención y el afecto del padrastro. En tal situación puede ser que se de [el abuso sexual]” 33. Finalmente, plantea que el aislamiento social, si bien no es un factor causal está relacionado con el abuso sexual. Este concepto incluye no sólo el aislamiento geográfico sino aquel que produce la pobreza o un sistema de valores desviados o no convencionales tales como los que se presentarían en familias altamente disfuncionales o descompuestas.

La descomposición familiar “Mi mamá y mi papá son de San Andrés de Sotavento, nos vinimos de allá por que hubo una masacre. Mi mamá constantemente se iba para la calle a conseguirnos para lo de la comida y mi papá dizque para la agricultura, y resulta que se enamoró de mi hermana mayor, porque él era el padrastro de ella, cuando mi mamá se dio cuenta, mi hermana de 14 años estaba embarazada. Se fue mi papá con ella y así tuvieron tres hijos, mi mamá como quedó sola me obligaba a cuidar a mis hermanitos, pero yo me iba para la plaza a conseguirme lo de la comida, mis amigos me daban plata y yo me dejaba tocar los senos” 34.

32 33 34

Finkelhor, David. Abuso sexual al menor. Pax México. México. 1980. p. 208. Ibid. p.173. Entrevista a niña víctima de Explotación Sexual Comercial. Arjona. Bolívar. 2004.


53 La descomposición familiar hace referencia a la manera como las normas, los valores, los límites, los roles y la comunicación funcionan o no adecuadamente, independientemente del tipo de estructura o conformación de la familia; es diferente por tanto de la desintegración familiar que se refiere a la presencia o ausencia de sus miembros teniendo como referencia básica el modelo de familia nuclear tradicional; así se habla de familias monoparentales, extensas, mixtas o recompuestas entre otras. En otras palabras, la descomposición se refiere a un funcionamiento psicológico y ético de la familia, que se revela fundamentalmente en la manera como los padres asumen la formación moral de los hijos y su protección. La percepción que tienen los niños y las niñas de sus familias es en casi todos los casos una visión moderadamente negativa; se puede inferir, además de la fuerte incidencia del maltrato contra los niños y las niñas, la presencia de maltrato físico, verbal y psicológico contra la madre; es decir que se han generalizado conductas y actitudes que desconocen los derechos de los otros, tanto en la relación entre los padres como en la relación entre padres e hijos; se observa el uso recurrente de malas palabras en la comunicación diaria, que se exacerba cuando los padres tratan de corregir a los hijos (cuando éstos se equivocan). También se deducen procesos donde los niños y niñas que tienen que asumir la crianza de los hermanos menores y, finalmente, son frecuentes las referencias al desarrollo de actividades obligadas de ayuda a la familia a través de la búsqueda de recursos (explotación laboral); sin embargo, los niños y niñas se adaptan pasiva o activamente a este estado de cosas y eso explica por qué muchos de ellos permanecen con sus familias a pesar del maltrato recurrente. En este contexto se validan creencias y valores que afectan necesariamente la construcción del auto concepto y la auto imagen de los niños y las niñas; así, la niña aprenderá a comportarse de manera pasiva, pero cargada de enorme rabia y resentimiento, a partir del modelo comunicativo que observa en relación con el trato que su madre recibe en casa; el niño por su parte aprende a comportarse como un varón en el trabajo y en el despliegue de actitudes de fuerza y habilidad para conseguir medios de vida y para hacerse respetar. Muchas veces como rechazo o resistencia a estas prácticas educativas las niñas huyen de su casa o se someten a la explotación sexual creyendo de esta manera poder eludir el destino de subordinación y pasividad a imagen y semejanza de su madre. Algunas niñas expresaron cómo fue precisamente la madre quien las indujo a la Explotación Sexual Comercial poniéndolas en contacto con los abusadores o aceptando sus aportes


54 económicos para ayudar al sostenimiento de la familia, sin preocuparse por el origen de los mismos o sin preguntar siquiera por lo que la niña había tenido que padecer para conseguirlos.

Otros factores Los porcentajes menos representativos en relación con los factores predisponentes familiares que empujan a los niños, niñas y adolescentes a la Explotación Sexual Comercial, se refieren a los ítems que se relacionan en la tabla; de ellos hay que destacar el relativo a la no aceptación de la homosexualidad por parte de la familia, pues se presenta en 10 de las 11 ciudades estudiadas. Otros factores familiares que predisponen la Explotación Sexual Comercial Crianza con

Crianza otros

Embarazo no

terceros

familiares

aceptado

Homosexuali dad

Rebeldía

NO

aceptada Arjona

3%

3%

Malagana S/grande

5%

3% 10%

12.5%

9%

3%

1%

23%

11%

Soledad

3%

Malambo Montería

7%

21%

7%

12%

Sincelejo

2.86%

14.3%

2.86%

11%

2%

2%

Quibdó Medellín

4%

21%

10%

18%

Cali

7%

7%

13%

13%

Cúcuta

7%

10%

3%

3%

Para muchos niños y adolescentes, el proceso de construcción o afirmación de la orientación sexual pasa a ser uno de los momentos más difíciles en la vida y en la construcción de su ser social; en contextos fuertemente impregnados por una visión patriarcal (masculina y heterosexual) de la sexualidad, el alejamiento de lo que se considera normal tiende a ser castigado con la exclusión y el estigma. La actitud con que es recibida por el entorno la expresión de su orientación sexual puede determinar en el adolescente, no sólo un sentimiento de anormalidad, desviación o enfermedad,


55 que es más bien un temor a confrontar socialmente su realidad, sino también conductas de reacción que pueden ir desde el ocultamiento y la doble moral hasta las conductas contestatarias y abiertamente trasgresoras. De esta manera el sujeto homosexual se posiciona frente a lo que el entorno familiar y social le transmite como normal, bueno o deseable para sí y para los otros, asumiéndolo al mismo tiempo como negación y afirmación. Él desea afirmarse en su elección sexual, pero también desea ser aceptado por el entorno y sentirse integrado en él; cuando percibe que el entorno rechaza su elección y por lo tanto él es negado, su respuesta es reafirmarse a pesar de la negación de los otros; finalmente el sujeto se elige a sí mismo –se afirma- pero al mismo tiempo asume que su elección va a ser negada por el contexto social y entonces acepta su negación –se niega a sí mismo socialmente-. La explotación sexual masculina homosexual, quizás en mucha mayor medida que la explotación sexual femenina heterosexual, es en ese sentido contradictoria, y compromete la identidad de los sujetos y su búsqueda esencial de auto afirmación; por eso tiende a colocarse al margen de la vida social, a enmascararse y ocultarse –afirmándose, no obstante-, asumiendo un estereotipo de belleza femenina normalizado y llevándolo a su extrema expresión. Para muchos adolescentes el contexto de la prostitución deviene entonces la única manera de afirmarse en su orientación, pero al hacerlo son negados, incluso por los mismos abusadores, como sujetos sociales en pleno ejercicio de su ciudadanía y sus derechos. Explotación económica: una ruta de acceso a la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes La explotación sexual comercial de los niños y las niñas se libra también en el territorio de la economía. Existe una trayectoria claramente identificada entre la situación de pobreza de las comunidades y familias, la explotación laboral de los niños y las niñas y la Explotación Sexual Comercial; invariablemente, en todas las ciudades objeto del estudio, se comprobó cómo los niños y las niñas en diferentes proporciones y a edades diferentes, pero en las mismas condiciones de desprotección ingresaron por la puerta de la explotación económica temprana a la Explotación Sexual Comercial. Formas de explotación laboral de niños y niñas


56 Mendicidad Arjona Malagana S/grande

Servicio

Actividad*

Ambulante

Doméstico

Ilícita

17%

31%

17%

17.5% 8%

Soledad Malambo

Venta

6%

Montería

Otras** 6% 12.5%

13%

45%

16%

25%

18%

12%

30%

21%

26%

22%

30%

4%

2.3%

21%

7%

7%

Sincelejo

20%

28%

37%

17%

37%

Quibdó

12%

19%

50%

5%

19%

Medellín

11%

31%

Cali

22%

56%

11%

Cúcuta

23%

10%

20%

88%

15% 33%

26%

33%

* Robo, venta de SPA ** Agricultura, niñera, salón de belleza, recolección desechos, mesera, “grupo armado”, cotero Inscritos en la lógica de la necesidad cotidiana, los niños y las niñas son articulados en la cadena productiva de las familias; ante la situación de desempleo o actividad económica informal de los padres, los niños y las niñas se ven forzados a participar en la búsqueda de medios de subsistencia para el sistema familiar, en ocasiones acompañando a los padres en su jornada cotidiana y otras veces solos o solas. La inserción en los espacios del trabajo implica entre otras cosas interacciones con diferentes personas casi siempre mediadas por el dinero; implica también la inmersión del niño o niña en contextos donde la competencia y la búsqueda del mayor provecho personal son valores altamente apreciados. Por otro lado, el niño recibe mensajes en relación con el dinero: la posesión de éste dota a las personas de cierta capacidad, de cierto poder y reconocimiento social, también produce satisfacción y eleva los niveles de autoafirmación. Poco a poco los niños también aprenden que existen otras necesidades más allá de las básicas e inmediatas enmarcadas en la manutención personal y que el dinero es la única forma de poder satisfacerlas. Pero más allá de los aprendizajes que el niño pueda lograr en el contexto del trabajo, empieza a ser observado por el entorno de diferentes maneras: como objeto de compasión y ayuda o como objeto sexual. En la mayoría de los casos relatados por sus protagonistas, niños y niñas narran cómo en estas circunstancias fueron abordados poco a poco por hombres y mujeres quienes les ofrecieron dinero, comida o ropa a cambio de permitirles tocar sus cuerpos, acariciarlos y finalmente


57 obligarlos a sostener relaciones sexuales; ignorantes voluntarios de la realidad familiar, comunitaria y social que hay detrás de esa presencia cotidiana y obligada, los abusadores explotan la indefensión y la exposición de los niños y las niñas; para ellos solo cuenta la inmediatez del objeto que por unos cuantos pesos les permite saciar su frustración de amor, su necesidad de contacto y estimulación.

La iniciación económica temprana favorece la Explotación Sexual Comercial “Nosotros siempre hemos ayudado a mi mamá, y yo lo único que sé hacer es cocinar y atender niños, pero a mí eso no me gusta….yo le ayudo a ella a comprar las cosas… (desde pequeños) siempre nos tocaba ayudar a mi mamá por los dos bebés que tiene pequeños y porque el marido siempre tenía dos mujeres y él se iba… se fue pa´ los paracos como un año y no le giraba a mi mamá; entonces nosotros éramos los que teníamos que ver por mi mamá y por los dos niños, más yo porque era la que mantenía la casa… me tocaba trabajar por ahí pa´ conseguir la comida y me quedé ahí en el negocio trabajando (bar de prostitución)… y yo llamaba cada mes a mi mamá pa´ que recogiera la plata, o ella me llamaba y me decía que necesitaba plata pa´ los pelaos pa´l colegio…”. (Entrevista niña víctima de Explotación Sexual Comercial, Montería).

La explotación económica temprana, mal llamada trabajo infantil, representa en sí misma el principal factor que induce a la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes, desde el punto de vista económico; constituye una respuesta generada por las familias a una situación económica precaria o una salida desesperada de los niños y las niñas cuando se encuentran ad portas de iniciar un proceso de callejización. Razones por las cuales los niños y las niñas trabajan Deseaba Apoyar a la familia 83%

No encontró empleo / Falta de capacitación 20%

Malagana

52.5%

7.5%

S/grande

37%

29%

Soledad

55%

15%

Malambo

81%

Montería

68%

Arjona

Depende de si mismo-a

Fue obligado-a a llevar dinero

Otros*

9%

14% 5%

3% 6%

3%

9%

5%

11.6%

52% 44%

7%

Sincelejo

63%

54%

9%

40%

Quibdó

46%

34%

20%

1.6%

Medellín

57%

86%

20%

12%

Cali

20%

8%

6%

31%

11%

2%


58 Cúcuta

60%

73%

33%

20%

* Carencia de ingresos, deseo de ganar dinero, vinculación a grupo armado, migración indígena El deseo de los niños-as de ayudar o apoyar a la familia aparece en casi todas las ciudades como el factor más frecuentemente asociado a la búsqueda e inmersión en actividades generadoras de ingresos.

Cuando los niños y las niñas sienten la necesidad de apoyar a sus familias, su primera iniciativa es ingresar en empleos considerados normales. En la medida en que no consiguen esto por sus mismas condiciones de edad y falta de capacitación terminan involucrados en actividades informales (mendicidad, ventas ambulantes, actividades ilícitas, servicio doméstico) donde son explotados económicamente y finalmente expuestos a la explotación sexual.

El niño o niña contribuye a la economía familiar de dos maneras que pueden aparecer superpuestas: aportando diariamente una cantidad de dinero o víveres para sufragar las necesidades más inmediatas; también asumiendo su propia manutención (ítem: depende de sí mismo-a) y evitando a los padres la obligación de sostenerlo. En ambos casos el niño o niña adquiere, dentro de la familia, una posición y un reconocimiento que le permite un grado de independencia respecto a la autoridad o el control de sus padres.

La ruta de la Explotación laboral a la Explotación Sexual Comercial

Situación económica de la familia

Deseo o intención de ayudar

Obligado-a a llevar dinero

Búsqueda de empleos regulares

Explotación económica Mendicidad Informal Doméstica Actividades Ilícitas

ESC

Sin embargo, queda atrapado o atrapada en una realidad material que le plantea una serie de necesidades y apremios y una representación que le vende sueños e ilusiones. En la medida que


59 todo ha de ser objeto de comercio –“todo ha de ser susceptible de ser comprado y vendido”-, incluso la plenitud humana puede ser alcanzada en el mercado, de acuerdo con el capital material que posea el sujeto, que también es objeto, dentro del mercado. En efecto, el mercado del trabajo (explotación económica) tanto como el de la explotación sexual desarrolla su propia lógica y envuelve a los niños y a las niñas como engranajes de un mecanismo incomprensible pero aparentemente inevitable para ellos y ellas. Por una parte los niños y las niñas han sido educados para creer y aceptar que el dinero lo soluciona todo y que la pobreza es un sino trágico, un mal, un vicio que debe ser extirpado de raíz mediante la consecución de dinero a mares; en el imaginario de los niños y las niñas, así como en el de los abusadores y proxenetas, el dinero justifica la explotación, la oculta o la hace menos dolorosa o menos digna de censura y castigo. Los explotadores, por su parte, les hacen creer y aceptar que los contactos sexuales remunerados son inocuos, que hacen parte del goce natural de la vida y, como si esto fuera poco, que ellos van a ayudarles a resolver sus necesidades. El aprovechamiento sexual de los niños y las niñas va acompañado de un discurso –más o menos implícito- sobre el bienestar, que refuerza la creencia de que el dinero es el vehículo privilegiado para conseguir los estándares de vida que los devolverán a la normalidad. Desde la inmediatez de sus necesidades urgentes y apremiantes (comida y vestido principalmente) y de sus familias, los niños y niñas ignoran la dinámica que se esconde detrás de las ofertas de los explotadores. Mientras tanto, éstos cuentan sus ganancias, ellos que son los verdaderos usufructuarios de la explotación de los niños, niñas y adolescentes.

La cultura patriarcal El análisis de los relatos de los niños y las niñas nos ha llevado a preguntarnos por el ser del abusador, en tanto sujeto social determinado por la cultura patriarcal. En todas las ciudades estudiadas la mayoría de los abusadores son hombres; sin embargo hay una representación del género femenino que participa en esta categoría. Nos referimos a madres, grupos de lesbianas y proxenetas o tratantes encargadas del contacto, desplazamiento y explotación de las niñas. Lo anterior indica que los temas sexualidad y ética se entrelazan de igual manera para hombres y mujeres; en el tema de la explotación sexual comercial de los niños


60 y las niñas se utiliza a los y las menores de edad no sólo como objetos sexuales sino como objetos comerciales. Las dos formas de disposición de los niños y las niñas como víctimas representan las caras de una misma moneda: el aprovechamiento y la violencia sexual contra los niños y las niñas. “A la edad de 12 años, no quería saber nada más del mundo, ni de nada. O sea, me decepcioné, comencé a descubrir cosas que no había descubierto. Entonces conocí amigos (...) comencé a tomar, a fumar, comencé a salir a fiestas. A la edad de 14 años comencé a consumir drogas, marihuana; después ya no era marihuana sino cocaína, después unas pastillas que son dopantes, son Ribotril, que eran baratas (...) después fui a discotecas, fui a bares, estaderos, en fin, fui conociendo todo lo que significaba el mundo, y más porque en mi casa me daban libertad. Como era hombre, como soy hombre, entonces como que a los hombres nos daban la posibilidad de descubrir más (...) a veces hacíamos robos (...) y me daban (la familia) libertad, bastante, ¿pa´ que?, me dieron full libertad, yo digo que eso fue un error, porque si tal vez ellos hubieran estado pendientes de lo que yo hacía, yo no habría hecho eso (...) yo he visto que en la tradición de las familias, siempre la mujer es la que se debe cuidar más”. Entrevistador : ¿y los hombres por qué no? Entrevistado: “Porque los hombres son como más independientes y se saben cuidar más” 35

Una cierta concepción antropocéntrica del género es compartida incluso por niños que, como en el caso narrado, ha establecido relaciones de tipo homosexual, sin que ello implique un cuestionamiento por su identidad masculina. Los abusadores de niños y niñas han sido educados en el mismo contexto cultural donde al varón desde temprana edad se le da permiso, desde el mismo seno familiar para la aventura, el trabajo y el ejercicio de la sexualidad. En algunas de las familias entrevistadas, especialmente monoparentales femeninas, la madre ha desplazado sobre los hijos varones ciertas responsabilidades que se esperaría fueran asumidas por su esposo o compañero, quien por lo general ha decidido irse dejando a la mujer el cuidado de los hijos y el sostenimiento de la casa. En este sentido, afirma González: “La creencia absurda de que la madre es la única que tiene la

responsabilidad de los hijos lleva frecuentemente a situaciones en donde la mujer está recargada de obligaciones. Mujeres adoloridas, frustradas y con una enorme tensión emocional. Esta creencia lleva en muchos casos a que el padre esté completamente ausente en la educación

35 Entrevista adolescente víctima de Explotación Sexual Comercial de 17 años. MalamboAtlántico. 2004.


61 integral de sus hijos e hijas. El padre costeño tiende a ser más irresponsable que los del resto del país.” 36 No obstante, esta situación de irresponsabilidad y abandono por parte de la figura parental masculina, es un denominador común en diferentes regiones del país. “Frente a la incapacidad del hombre para ejercer su instrumentalidad 37 la mujer tiene, con frecuencia, que asumir la responsabilidad por la sobrevivencia del conglomerado familiar ejerciendo una función instrumental supletoria, situación que crea un vacío de interpretabilidad 38, es decir, un abandono de la madre de sus obligaciones ante las necesidades emocionales de los hijos, que es el precio final del proceso” 39 Al mismo tiempo el varón tiene licencia desde la cultura para buscar, tener y acceder a diferentes mujeres, incluso de manera simultánea, al establecimiento de una familia nuclear y eventualmente ello le permite ausentarse total o parcialmente del hogar. Para muchas madres, educadas en la creencia de que la mujer debe estar capacitada para depender del hombre, de su compañero, principalmente, pero también del padre, los hermanos y otros parientes varones, no resulta tan difícil que ante la ausencia del esposo, el hijo varón “responda por ella”; mientras su hija le “colabora y le ayuda”. Por otro lado, cuando hay una relación de pareja establecida, la dependencia afectiva y material del esposo, prima sobre el afecto y la necesidad de protección de los hijos, quienes terminan siendo en este caso desplazados o expulsados, especialmente cuando tienen orientaciones sexuales diversas. Lo anterior, es decir, la asignación al hijo varón de atributos de fuerza y autodeterminación, también tiene que ver con el hecho de elogiar y estimular que niños de 16 años o menos, asuman la paternidad y otros deberes conyugales con sus novias cuando éstas han quedado embarazadas, por una inadecuada educación sexual (y ética, por supuesto) tanto del niño como de la niña.

36 González. José Manuel. Amor e Intimidad en el Caribe colombiano. Ed. Antillas. Barranquilla, Colombia. 2000. p. 132.

37 Se refiere a la capacidad de producir los medios materiales para la manutención del grupo familiar 38 Hace referencia a la función de reconocimiento, aceptación y solución de las necesidades afectivas de cada uno de los miembros de la familia, especialmente los hijos e hijas; es propia de la madre y en cierto sentido se opone y complementa a la función instrumental del padre 39 Cobos, Francisco. Abandono y Agresión. Asociación Afecto contra el maltrato Infantil. Bogotá. 1997. p. 107.


62 El significado de tener mujer, como atributo determinante de la virilidad, revela otro imaginario aun más complejo; la mujer se tiene, es decir, es algo así como un objeto disponible, que entre otras cosas debe reunir una serie de cualidades entre las cuales se destaca la belleza física además de la ternura, la docilidad, la paciencia, el silencio. Poseer es, en este contexto, el acceso sexual, la penetración genital, la consumación del acto carnal, independientemente de si existe o no, sentimiento o compromiso duradero; la posesión implica en sí misma la banalidad, la intrascendencia, la fugacidad. Así, se va configurando el abusador, un hombre preparado para la posesión: ese ejercicio banal de la sexualidad que más allá del goce, busca la autoafirmación de un rol social de dominio sobre el objeto mujer, que posiblemente esconde al tiempo un deseo de venganza contra la madre. En una de las ciudades de la muestra, pudimos observar grupos de hombres jóvenes y de mediana edad que llegaban a uno de los sitios frecuentados por niñas en explotación sexual profiriendo frases ofensivas y degradantes contra ellas: (“A ver: ¿cuál de ustedes es la más perrita? Yo quiero c…es con la más mala…hijuep….” 40). La sexualidad en estas condiciones implica entonces actos de humillación y degradación de las víctimas. “…aparecí en una lista de los paras…o sea que me iban a quebrar que dizque porque ya me había boletiado mucho; entonces yo me fui donde el comandante a negociar para no tenerme que ir…, sobre todo por mi mamá, porque ella no está bien de aquí…(la mamá padece problemas mentales desde que los paramilitares asesinaron a varios de sus hijos y la obligaron a salir de su tierra) Usted sabe. Entonces el comandante y como tres tipos más me violaron, me hicieron de todo… Después me amarraron a una moto y me arrastraron un poconón por el suelo, vea como tengo la cara y las piernas…” (Entrevista niña de 16 años, Arjona)

Tomemos dos casos extremos y aparentemente opuestos; en el espacio público del trabajo y las relaciones sociales pueden aparecer como personas perfectamente integradas y gozar de reconocimiento y prestigio social. O pueden ser personas signadas por la marginalidad social como autores o copartícipes de generación de violencia. En los dos casos se trata de hombres criados en esta cultura, independientemente de su posición social, de su nivel educativo o de su edad; los identifica una misma cosmovisión en torno a la sexualidad, al placer, a las mujeres, a su propio cuerpo y a la masculinidad. Incluso para ambos puede ser perfectamente inconsciente el hecho de que su conducta implica violencia, en el sentido de cosificación de las víctimas;

40

Diario de Campo.


63 conscientemente jamás se pensarían a sí mismos como victimarios o abusadores porque para su conciencia es natural que deseen y busquen la prostitución.


64 Modalidades de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y niñas En el transcurso de la investigación fueron encontradas todas las formas conocidas de explotación sexual comercial de niños y niñas. Los niños y las niñas pueden estar siendo o haber sido explotados y explotadas en varias de estas modalidades La utilización de niños y niñas en la prostitución es la más extendida, presentándose en la totalidad de los municipios con vinculación de casi la totalidad de los niños y las niñas encontrados y encontradas en cada uno de ellos, esto puede asociarse a que independientemente de la modalidad los niños en su gran mayoría terminan siendo víctimas de la prostitución ya sea porque ese fue el comienzo de su abuso o porque ese termina siendo la forma generalizada. Se observa una diferencia notable entre los municipios pequeños y las ciudades más grandes en relación con la presencia de pornografía infantil; en efecto, sólo en Medellín, Cali y Cúcuta se aprecia esta modalidad. En las ciudades grandes la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas se vuelve compleja, más sofisticada y tiene mayores recursos y medios para realizarse. Pareciera que el mayor crecimiento urbanístico facilita o permite el desarrollo de nuevas formas y estructuras más sutiles de dominación; de hecho, es evidente en las ciudades una mayor cantidad y variedad de puntos de contacto y encuentro donde los abusadores tienen oportunidades para ejercer la violencia contra los niños y las niñas. Al mismo tiempo, las posibilidades de acceso al desarrollo tecnológico son más amplias para una mayor cantidad de personas en los centros urbanos más grandes; gran parte de la pornografía infantil es producida y distribuida principalmente en Medellín y Cúcuta donde es verdaderamente sobrecogedor la facilidad, el cinismo con el cual son vendidas sobre todo películas realizadas en Colombia con niños y niñas colombianos. En este sentido, la fragilidad de los controles por parte de las autoridades facilita que se de este comercio; en centros comerciales ampliamente reconocidos, a los cuales tienen acceso todos los ciudadanos, se puede obtener con total libertad CD´s que revelan el drama de la explotación y el abuso sexual. También se encontraron salas de Internet en donde, sin ningún tipo de supervisión y a pesar de la normativa existente, los clientes pueden no sólo ingresar a sitios web donde se exhibe la


65 pornografía con niños y niñas, sino que además se les facilitan los medios tecnológicos para el contacto de imagen y voz con niños y niñas en otros lugares. Pero ahí no termina el asunto, el sitio es acondicionado para: si el cliente desea sostener relaciones sexuales con un menor de edad o una menor de edad en uno de estos sitios, sólo tiene que cerrar la puerta; nadie le preguntará ni lo perturbará: ni el dueño del establecimiento, ni los ciudadanos o ciudadanas que probablemente saben de la existencia de este tipo de servicios porque se ofrecen en cualquier barrio, a la luz del día sin ningún tipo de secreto o restricción; ni menos las autoridades que probablemente desconocen la existencia de este tipo de negocios sórdidos. Sobre todo estos sitios fueron encontrados en la ciudad de Medellín y Cúcuta. Mientras que en la ciudad de Cali la pornografía fue encontrada asociada al turismo sexual. Un hecho notorio en casi todas las ciudades es la presencia de una enorme cantidad y variedad de intermediarios entre los abusadores y sus víctimas en todas las modalidades de Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes; contrariamente a una creencia generalizada, en todas las ciudades, independientemente de que sean o no caracterizadas como sitios turísticos, abundan los intermediarios. De hecho, si por proxeneta se entiende “cualquier persona que se lucra, directa o indirectamente, del abuso sexual de un tercero sobre un niño-a”, la categoría intermediario queda eventualmente anulada, pues todos ellos obtienen beneficios económicos de la explotación de niños y niñas. Una característica visible del problema es su forma cada vez más clandestina de ejecución; en virtud de los controles que sobre todo en las ciudades grandes se han venido desarrollando sobre ciertos negocios tradicionales, los explotadores acuden cada vez más a dos estrategias para evadir la detección y eventual judicialización del crimen y mantener su negocio en ascenso: la generalización del uso de teléfonos celulares, que son entregados por ellos a las víctimas y la dotación a las niñas de documentos de identidad falsificados. En Cúcuta los botones de algunos hoteles y muchos taxistas mantienen entre sus instrumentos de trabajo listas con los números celulares de una gran cantidad de niñas y niños para ser contactados en el momento en que los clientes lo soliciten. Tal incremento de la situación clandestina de la Explotación Sexual Comercial está generando dos fenómenos de gran trascendencia: por un lado, un ocultamiento del problema en relación con el control que pudieran ejercer las autoridades o la misma ciudadanía si estuviera sensibilizada y comprometida con la defensa y garantía de los derechos de los niños y las niñas; y en segundo lugar, su desplazamiento hacia otros espacios no tradicionales como las comunidades, donde


66 tiende a normalizarse o a pasar desapercibido con base en la creencia errónea de que este tipo de abuso sucede en otros lugares, no en aquellos más cercanos a nuestra vida cotidiana, y de que los abusadores no pueden ser los propios vecinos porque el abuso está asociado a perversidad, rareza o enfermedad. Por su parte el turismo que utiliza sexualmente a niños y niñas se halla eventualmente distribuido a lo largo de todo el país; los turistas no son en todos los casos personas foráneas a cada ciudad. Entre los municipios del Departamento del Atlántico, por ejemplo, circulan hombres y mujeres provenientes de la capital, viajeros que llegan a Barranquilla o salen de ella y en los estaderos situados a los lados de la carretera contactan a las niñas y niños que salen de sus comunidades y son sometidos a la explotación. Se han hecho famosos municipios como Santo Tomás, por la alta presencia de moteles y residencias, a donde son llevadas las niñas contactadas en Sabanagrande, para ser sometidas a la explotación. Sin embargo, nuevamente son más elevadas las cifras en esta modalidad en Medellín, Cali y Cúcuta. En virtud de su importancia como polos de desarrollo industrial y comercial, principalmente, estas ciudades son receptoras permanentes de grandes grupos de personas provenientes de todo el país cuyos objetivos están relacionados con tas dos áreas de la producción y que reúnen

la condición básica del turismo sexual: la transitoriedad de los

visitantes, que les permite abstraerse de cualquier tipo de restricción moral y la oportunidad de tener acceso a niños y niñas para someterlos a la explotación sexual. Pero por otra parte, se han incrementado los procesos de promoción turística de las ciudades como estrategia de los planes de desarrollo de las diferentes administraciones locales para atraer recursos e inversiones, lo que potencialmente atrae a turistas recreativos cuyo objetivo básico es conocer la ciudad y aprovechar al máximo sus recursos y atractivos naturales, arquitectónicos, culturales y humanos. En este contexto es más probable encontrar individuos y grupos que acuden a sitios destinados a la excitación y al placer, donde se facilita la utilización sexual de niños y niñas Los transportadores que viajan de un lado al otro del país, moviendo el desarrollo económico de

la nación, constituyen uno de los grupos que más asiduamente utiliza y promueve la explotación sexual de los niños y niñas.


67 Por un lado, frecuentemente levantan niños y niñas que viajan solos o solas entre ciudades y establecen con ellos o ellas relaciones sexuales abusivas como forma de pago por el transporte que les facilitan. Pero por otro lado, en muchos de los paraderos donde se detienen a pernoctar o descansar, se han establecido puntos de contacto con menores de edad, que son reconocidos en la ciudad y por los vecinos del lugar, sin que esto genere ningún tipo de reacción; por el contrario la indiferencia y la aceptación de la violencia contra los niños y las niñas están a la orden del día. Es verdaderamente abrumador el caso de las niñas indígenas Zenúes en Sucre que son ofrecidas a turistas nacionales y extranjeros por miembros de su propia comunidad, para ser abusadas sexualmente durante los fines de semana en las paradisíacas playas de Tolú y Coveñas. La trata de personas es una realidad que está cobrando a diario más y más víctimas entre los niños y las niñas con destino a la explotación sexual; por lo menos en seis de las ciudades objeto del estudio se documentaron casos en esta modalidad. Los tratantes son dueños de establecimientos de prostitución, mujeres de las comunidades y miembros de grupos armados ilegales, principalmente. Todas las ciudades estudiadas se constituyen en lugares de origen para las rutas de trata, siendo los lugares de destino principalmente Santa Marta, Cartagena, San Cristóbal y Caracas (Venezuela) y en algunos casos montañas o campos donde se alojan los grupos armados. La ubicación geográfica de frontera de Cúcuta, como un caso especial, facilita la trata con fines sexuales entre Colombia y Venezuela por vía terrestre utilizando algunas veces las carreteras y trochas. Los niños son contactados a través de Internet por los abusadores, ubicados en Venezuela; luego envían automóviles o camionetas particulares (que normalmente no son registradas por las autoridades en la frontera por tener placas venezolanas) a recogerlos y los llevan a San Cristóbal donde son abusados. En otros casos, las niñas van a pie durante cuatro horas y son entregadas en negocios de prostitución. Según relataron las niñas, desde Venezuela algunas veces son enviadas a España, China y Japón con fines de prostitución, para lo cual les entregan documentación falsa de nacionalidad venezolana.


68 Se constató una relación estrecha entre trata de personas y utilización sexual de niñas en grupos armados ilegales, donde actúan redes conformadas por proxenetas de las zonas de influencia de los grupos y sus miembros. Las niñas son reclutadas en comunidades marginales y trasladadas a diferentes zonas del país en donde operan bases militares de los grupos armados ilegales. Los casamientos tempranos, aunque relativamente poco numerosos, constituyen uno de los hallazgos más interesantes del estudio; aunque se tenían referencias de este tipo de prácticas en varias regiones del país en el contexto de tradiciones culturales ancestrales, no se habían detectado en relación con la Explotación Sexual Comercial; ésta implica de hecho la perversión y corrupción del sentido original de dichas prácticas. Esta modalidad se hizo evidente en comunidades semi-rurales, como son Malagana y Quibdó y en un caso extraño en donde el explotador era un miembro de un grupo armado ilegal (Cúcuta). Los casamientos tempranos están fundamentados en el rol y la posición de las mujeres en la estructura social, y de hecho acentúan de manera dramática las creencias, actitudes y prácticas de la sociedad patriarcal; cuando la niña es entregada a un hombre mayor a cambio de un aporte en dinero más o menos permanente para el grupo familiar, se le reduce a cumplir dos tipos de funciones básicas: una función de servicio doméstico, y otra de satisfacción sexual del esposo, quien desde su rol de proveedor económico ejerce poder sobre la niña y sobre la familia. Finalmente, se hallaron en todas las ciudades niñas utilizadas sexualmente en grupos armados ilegales, en dos modalidades distintas a las ya descritas en el aparte de grupos armados: las que fueron reclutadas como combatientes, recibieron entrenamiento militar, y como parte de esta situación fueron obligadas a sostener relaciones sexuales con varias personas del grupo; y las que fueron contactadas en una de las ciudades a través de una proxeneta y llevadas hasta los campamentos por unos días para ser sometidas al abuso sexual repetido por los miembros del grupo. En algunos casos, a raíz del embarazo las niñas son abandonadas. “….yo se todo de esas armas, de cargar fusil, porque ellos me enseñaron, estuve dos años con tres meses….el papá de mi bebé es paraco, de allá de Valencia…yo lo conocí en Valencia, ya cuando supo que yo estaba embarazada no quiso seguir más conmigo… yo así embarazada estaba con muchas mujeres en un bar, tomábamos mucho, consumíamos mucha droga…allá conocí muchos viejos de plata, y yo como era una niña los viejos me mandaban a buscar mucho, yo conseguía mucha plata, les quitaba dólares, ellos trabajaban con drogas, coca, paracos, no me acostaba con 20 ni


69 30 sino mas de 100 p’arriba, ellos me daban lo que pidiera que porque era una niña y a ellos no les gustaban las viejas”. (Entrevista niña víctima Explotación Sexual Comercial, Montería).

En esta situación es casi invariable la solicitud de niñas en edades muy tempranas en razón de su virginidad; este referente cultural permite a los combatientes el contacto con “mujeres sanas” garantiza cierta protección frente a infecciones de transmisión sexual. Pero al mismo tiempo, esto eleva el riesgo para niñas de las comunidades, no vinculadas previamente a la explotación sexual, que son contactadas para ser llevadas bajo engaño a los grupos armados. Así, las niñas son vistas como objetos y articuladas a estructuras muy cerradas, donde el control sobre su vida es total y por ende, donde todos sus derechos son radicalmente ignorados.

Modalidades de Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes Prostit.

Pornogr.

Turismo

Casamiento temprano

Grupos Armados X

X

X

Arjona

X

Malagana

X

S/grande

X

Soledad

X

X

Malambo

X

X

Montería

X

X

Sincelejo

X

Quibdó

X

Medellín

X

X

X

X

X

X

X

X

X

Cúcuta

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

Cali

Trata

X

X

X

X

X

Escenarios de la Explotación Sitios de contacto La Explotación Sexual Comercial de niños y niñas ocurre casi en cualquier lugar de la ciudad; visualizar el panorama de los escenarios permite a la vez acercarse a una primera caracterización de los proxenetas y abusadores de acuerdo con su manejo del espacio geográfico y social de las ciudades estudiadas.


70 Aunque muchos de los sitios en donde se inicia el circuito de la explotación sexual son definitivamente clandestinos o responden a dinámicas tradicionales de la prostitución, cada vez aparecen más escenarios relacionados con actividades de tipo recreativo, social, comercial y hasta cultural de las comunidades, que ahora son copados por nuevos usuarios (abusadores, proxenetas, víctimas). La proliferación de estos sitios, la mezcla de informalidad y estructuración como establecimientos

comerciales, la capacidad de mímesis o de ocultamiento de algunos de ellos bajo la apariencia de otro tipo de negocio, en ocasiones diametralmente opuesto, o de una simple casa de familia de un barrio residencial, permite dar cuenta de dos hechos importantes: por un lado, de la manera agresiva y recalcitrante como los tratantes, traficantes, proxenetas y abusadores han logrado insertar la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas en la vida y los espacios públicos de las sociedades y, por otro lado, del grado de indiferencia, tolerancia, aceptación y normalidad con que la comunidad tiende a asumir la violación de los derechos humanos de la niñez. •

Calle (playas, parques en zonas no residenciales, centros comerciales, semáforos). Como espacio de congregación de grandes grupos de personas, permite el contacto de los abusadores con sus potenciales víctimas, protegidos de alguna manera por el anonimato. Como parte del proceso de socialización y para protegerse mutuamente, muchos niños y niñas víctimas de explotación sexual (especialmente utilizados en prostitución) tienden a agruparse en zonas que de alguna manera se apropian, convirtiéndolas en su espacio. En esa medida son lugares (principalmente parques y plazas) reconocidos en las ciudades, lo que facilita a los abusadores el contacto. Su visibilidad física en ocasiones impide su visibilidad social, en la medida que las comunidades y las personas se habitúan a su presencia y dejan de pensarlos como un grupo vulnerado en sus derechos.

Plazas de mercado. En seis de las once ciudades estudiadas se presenta la explotación sexual de niños y niñas en esta locación. La explotación ocurre durante la recolección de desechos o la mendicidad que realizan los niños y las niñas para subsistir. Los abusadores son los comerciantes, los transportadores e incluso algunos compradores. Las niñas son sometidas al principio a diferentes formas de acoso sexual (palabras obscenas, insinuaciones, agresiones verbales con contenido sexual) y luego inducidas al intercambio de caricias, al sexo oral y al contacto genital.


71 •

Mataderos. Un escenario nuevo en relación con los sitios de contacto tradicionales; como ocurre con las plazas de mercado los niños y las niñas llegan allí en busca de residuos para poder alimentarse a sí mismos y a sus familias; a veces las niñas son enviadas expresamente por sus madres, que habitan en asentamientos subnormales aledaños, y en ocasiones ellas mismas las acompañan y se encargan de negociar con los comerciantes (matarifes) la explotación sexual de las niñas.

Negocios de prostitución (bares o grilles, cantinas, reservados, casas de masajes, casas de citas). Son establecimientos casi siempre legalizados en donde hay mujeres adultas en prostitución; en razón del incremento de los controles, en relación con la presencia de menores de edad en estos sitios, los explotadores han optado por ofrecer el servicio de contacto vía telefónica entre los niños y las niñas y los abusadores; por esta razón en muchas oportunidades aunque las niñas no se encuentran físicamente en el establecimiento, mantienen con éste un contacto regular. Al mismo tiempo, muchos de ellos disponen de espacios un poco más privados u ocultos en su parte posterior, incluso subterránea, en donde la oferta de niños y niñas es explícita, aunque en su estructura exterior, abierta al público, no sea posible detectarlos. Estos negocios proliferan especialmente en las ciudades más grandes (Cali, Medellín, Cúcuta) pero también en ciudades intermedias como Montería y Soledad. Se encontraron casos en que para ocultar el verdadero objeto de tales negocios y pasar inadvertidos para el común de la gente e incluso para las autoridades manejan publicidad exterior en donde se ofrecen servicios que no guardan absolutamente ninguna relación con la explotación sexual (venta de repuestos, por ejemplo, salas de cine, entre otros).

Espacios comunitarios (tiendas de barrio, polideportivos, plazas, parques residenciales, verbenas populares). Dentro de este escenario, se observaron dos formas de operación del fenómeno: una, cuando las niñas son abusadas en la propia comunidad por los vecinos del sector; otra, cuando son contactadas en la comunidad por proxenetas y llevadas a otros sitios para ser abusadas. En ambos casos es notoria la fragilidad del tejido social frente a los abusos que se cometen contra los niños y las niñas. En la mayoría de los casos, la comunidad


72 estigmatiza a las niñas, al tiempo que las articula en diferentes dinámicas de su cotidianidad; colocadas entre el repudio público y la aceptación privada, las niñas tienen que construir una suerte de identidad negativa en la medida en que la comunidad las señala como moralmente inaceptables. Algo similar ocurre con los chicos cuya orientación sexual se dirige a las personas de su mismo sexo; son rechazados como lo anormal y ridículo (por su vestimenta, sus ademanes, su jerga) pero al propio tiempo se les deja permanecer en la comunidad en tanto sirven como modelo de lo que “no debe ser”. Mientras tanto la conducta de los abusadores no es visibilizada ni cuestionada en su relación directa con la producción y mantenimiento del problema. •

Casas de los niños. Están directamente articuladas a la Explotación Sexual Comercial de la niñez en las comunidades; sin embargo, hemos querido señalarlas en acápite especial porque nos ha llamado mucho la atención observar que los espacios más privados y por excelencia más seguros para los niños y las niñas han venido siendo atacados por la violencia en sus diferentes manifestaciones. Muchos niños y niñas que no asisten a la escuela permanecen solos o solas durante el día mientras sus padres van a trabajar;

en este contexto, deben asumir

frecuentemente, entre otras responsabilidades, roles de sus padres con sus hermanos o hermanas menores. Esta situación favorece el contacto con personas adultas no siempre bien intencionadas que aprovechan la indefensión de los niños o niñas para someterlos a diferentes formas de agresión o aprovechamiento sexual a cambio de ayuda en sus tareas o alimentos. •

Bailaderos (discotecas, tabernas, estaderos, casetas, kioscos). En muchas ciudades se han establecido zonas delimitadas en donde se concentran numerosos establecimientos. Esta concentración en zonas residenciales actúa como un factor que facilita la aparición y mantenimiento de las dinámicas de explotación sexual de niños y niñas, merced al uso que de estos espacios públicos, legitimados socialmente para la recreación hacen los abusadores.


73 Muchos de estos lugares gozan de amplio reconocimiento y fama nacional e internacional por lo que son asiduamente visitados por turistas; los débiles controles sociales a la conducta de estas personas en virtud de lo que representan para la ciudad, más la facilidad de acceso de los niños y niñas a estos lugares genera condiciones propicias para el contacto y posterior abuso sexual. •

Paraderos o “nevadas” de transporte (público urbano e intermunicipal, Terminales, Estación del Metro). Estos son lugares de tránsito de pasajeros y de los transportadores que viajan entre ciudades o sitios donde se reúnen los trabajadores de las empresas de transporte urbano. En estos lugares los niños y las niñas son contactados y abusados sexualmente dentro de los mismos vehículos o en residencias cercanas. El contacto inicia cuando los niños y las niñas piden dinero a los conductores porque saben que ellos disponen a diario de efectivo; por su parte los conductores viendo la necesidad de las niñas y de los niños no tienen reparo en inducirlos a tener relaciones sexuales. Los transportadores intermunicipales (muleros) por lo general tienen sitios en donde descansan o pasan la noche, cerca de bombas de gasolina o estaciones de servicio en moteles o residencias; en algunos casos los niños y las niñas llegan hasta allí y en otros casos son llamados por los empleados de los moteles quienes los conocen. En algunas de estas ciudades hay una alta preferencia de los conductores por jovencitos con tendencia homosexual. En estos sitios ubicados sobre los costados de las carreteras a las salidas o entradas de las ciudades, la explotación sexual aparece nuevamente como algo natural.; así como se asume la prostitución como una forma normal de ganarse la vida, que la ejerzan los niños y las niñas no extraña ni conmueve a los dueños, administradores de negocios, ni por supuesto a los propios abusadores.

Salones de belleza y agencias de modelaje. Se constató en varias de las ciudades una frecuente utilización de este tipo de negocios como lugares de contacto y abuso sexual de niños y niñas. En casi todas las localidades el peluquero es un personaje muy ligado a la vida cotidiana de la ciudad; él conoce a las personas y sus actividades y en ocasiones es confidente de secretos de los hombres y mujeres que acuden en busca de sus servicios; esto le permite un acercamiento relativamente fácil también a los niños, niñas y adolescentes.


74

Sin embargo, algunos miembros de este gremio se han valido de su posición en cierta forma privilegiada para abusar sexualmente sobre todo a niños o intermediar en el abuso de otras personas contra ellos. En estos contextos se encontraron indicios de carácter ideológico que apoyan los abusos: por un lado, la creencia de que la población homosexual es especialmente proclive a la promiscuidad sexual y tiene preferencia por los niños más pequeños, creencia que comparten algunas personas de este grupo social para identificarse socialmente a sí mismos; por otro lado, en otra de las ciudades se encontró una creencia en torno a la existencia de poderes sobrenaturales o parapsicológicos en estos personajes, lo que los asocia con lo extraño que se teme y se respeta. •

Contacto telefónico. En varias ciudades se pudo establecer el aumento del uso de teléfonos celulares por las niñas y los niños como medio para ser contactados por proxenetas e intermediarios y para ser conducidos a situaciones de abuso sexual en la prostitución. Los dueños de los establecimientos entregan los aparatos a las niñas y cada vez que requieren su presencia, envían a taxistas o moto taxistas a recogerlas en sus casas.

Salas de video y café Internet. Se observaron básicamente dos formas de utilización de Internet asociadas con la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes: una en negocios (cabinas) en donde el abusador puede ingresar a páginas con contenidos de pornografía y al mismo tiempo tener contactos sexuales con un niño en su interior; y la otra, donde se utiliza Internet para contactar a niños desde San Cristóbal en Venezuela hacia Cúcuta para luego llevarlos hasta dicha ciudad y someterlos al abuso.


75

Sitios de contacto Calle

Plaza

de

Matadero

Negocio

Mercado Arjona

X

Soledad

32%

54%

12%

Malambo

X

X

Montería

40%

Sincelejo

36%

Quibdó

65%

Medellín

94%

42% X

X

X 6%

20%

24%

Cali

93%

7%

27%

Cúcuta

57%

20%

34%

Salón

Teléfono

X

Sala

Colegio

Internet

Agencia

Comunidad

Modelos 66%

X

X

25%

X

X

X

X

75%

X

12%

7%

9%

X

91%

X

X

X X X

11.5% 2%

6%

X 42%

5%

Paradero

Belleza

6%

Malagana X

Bailadero

a

15%

S/grande

Casa Niño-

X

X

3% X

2%

6%

27%

33%

X X

10%

42%

14%

29%

X

42%

4%

20%

X

X

X

2%

X

X

X

X

37%

X

X

3%


76

Sitios de abuso Muchos sitios de contacto funcionan a veces como sitios donde se realiza el abuso sexual; de acuerdo con la capacidad económica del abusador se establece el lugar donde se llevará a cabo este acto de explotación. Igual que ocurre con los sitios de contacto, éstos no son excluyentes y dependiendo de la situación cada niño o niña puede ser abusado en lugares distintos. •

Calle. En ocasiones el abuso sexual se realiza en lugares públicos abiertos, tales como parques, terrenos baldíos o a la orilla de los ríos. En ciudades más pequeñas como Arjona y Malagana, con características más tendientes a lo rural, hay mayor disponibilidad de cometer el abuso sexual en montes o potreros. En general los niños y las niñas conservan un sentido del pudor, en relación con la exhibición de su cuerpo en público, pero a veces por presiones de los abusadores y en situaciones de mayor necesidad, ellos y ellas son sometidos a prácticas denigrantes. La explotación sexual en calle tiene estrecha relación en las ciudades intermedias y grandes, con la utilización de residencias o moteles en zonas reconocidas; muchas niñas y niños explotados viven allí, pero cada vez que ingresan con un abusador éste debe pagar al dueño de la residencia por el derecho a utilizar la habitación.

Plaza de mercado. El abuso sexual sucede a veces en las bodegas donde se descargan los diferentes productos, a pesar de que en algunas ciudades

hay

residencias o moteles cerca de los centros de abastos. •

Matadero. Cuando los abusadores no van con las niñas y los niños hasta sus casas para cometer el abuso sexual y cuando no utilizan los vehículos en el caso de los transportadores de ganado que llegan y salen de la ciudad, cometen el abuso dentro del mismo establecimiento.

Residencias o moteles. Son los sitios predilectos por los abusadores para someter a los niños y las niñas; si bien su fin principal no es el ingreso de niños y niñas víctimas de explotación sexual, los dueños de estos lugares obtienen grandes ingresos por la utilización de los abusadores. En las ciudades grandes y pequeñas, la infraestructura


77 de moteles y residencias facilita la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes. En la mayoría de estos negocios no existe ningún tipo de control para el ingreso de las personas, de manera que pueden acceder con mucha facilidad adultos y menores de edad, lo que facilita el abuso sexual. •

Hoteles. No son solamente los sitios donde los abusadores utilizan a los niños y las niñas; en todas las ciudades, empleados de estos establecimientos son el contacto de

redes más o menos complejas, más o menos informales de intermediarios que se benefician con la explotación sexual de los niños y las niñas. Los recepcionistas y botones por lo general están conectados con taxistas y moto taxistas para llevar y traer niñas y niños cuando los clientes solicitan compañía. En otros casos estos empleados manejan listas de números celulares a través de las cuales contactan eficientemente a las niñas para ser sometidas a explotación. En algunos lugares, el abusador debe pagar un recargo o tarifa adicional por el ingreso de la niña quien queda registrada como acompañante. •

Establecimientos de la prostitución (bares, reservados, amanecederos, casas de masajes). Los negocios tradicionales de la prostitución se caracterizan porque además del expendio de alcohol y la disposición de espacios de baile, facilitan a los clientes habitaciones donde pueden cometer al abuso sexual de los niños y niñas sin ningún tipo de restricción; los hay en modalidades homosexual y heterosexual. Algunos, un poco más modernos, en las ciudades grandes, han instalado además dispositivos como pantallas o salas de cine en donde se exhiben de manera permanente películas pornográficas creando un ambiente psicológico adecuado a sus fines comerciales. Existen negocios donde incluso las mujeres jóvenes que atienden a los clientes están organizadas por turnos dando la apariencia de una estructura comercial más definida. Los negocios más modernos ofrecen sus servicios a través de los periódicos locales en las ciudades más grandes; algunos intentan mimetizarse ofreciendo servicios que aparentemente no tienen nada que ver con la prostitución y menos con la utilización de niños y niñas en esta actividad, tales como casas de masajes. Estos negocios son más reservados y ofrecen discreción como uno de los beneficios adicionales para proteger la identidad de los clientes. El acceso a ellos es un poco más complicado y pueden cobrar incluso un cover que le da derecho al cliente a un tipo de servicio de


78 tal manera que entre más dinero paga, la gama de posibilidades se amplía; la cuota de ingreso da derecho a conocer a las niñas y a las jóvenes que se encuentran en el sitio, una botella de ron da derecho a un show y así sucesivamente. En algunos casos estos negocios están tan mimetizados en la ciudad que el contacto con ellos se hace sólo a través de empresas de taxis o por teléfono; muchos ofrecen el servicio a domicilio a los hoteles y casas de los abusadores también por intermedio de taxistas plenamente reconocidos. Estos negocios han aprendido a cuidarse de los operativos policiales de control y por eso las menores de edad no permanecen en ellos, al menos en los que son abiertos al público, sino que son contactadas por celular en sus casas o residencias. También utilizan maquillajes y vestuario que dan a las niñas apariencia de mayor edad. Algunos negocios de este tipo mantienen vínculos y conforman redes de trata con organizaciones armadas ilegales en un grupo de las ciudades objeto del estudio. •

Casa del niño. En las ciudades donde se encontró más explotación sexual en la comunidad que en establecimientos o calles, las casas de los niños son el lugar más frecuentemente utilizado para cometer el abuso sexual; en la medida en que los abusadores son miembros de la misma comunidad, el contacto y el abuso del niño o niña es mucho más subrepticio que en otras modalidades, de manera que los abusadores tienen que buscar momentos y formas de ingreso a las residencias de los niños y niñas que les permitan mantener oculta su identidad. En algunos lugares, se encontraron menores que viven solos, lo que hace más fácil que sean accedidos por los abusadores en sus habitaciones.

Casa del abusador. En las ciudades pequeñas donde la explotación se da en el seno de la comunidad, los abusadores llevan a los niños o a las niñas hasta sus residencias después de establecer el contacto en las calles o en otros lugares (tiendas, bares, cantinas, colegios). En las ciudades más grandes donde los mecanismos de comunicación y el negocio mismo de la explotación sexual son un poco más desarrollados se encuentran negocios que ofrecen servicios a domicilio (hoteles, casas, apartamentos).


79 •

Garitas y otras instalaciones militares. En varias ciudades del estudio, especialmente aquellas en donde hay bases militares, miembros de las Fuerzas Armadas son frecuentemente abusadores de niños y niñas; en estos casos se observaron al menos tres formas distintas en que se da la explotación sexual: por un lado, los militares acostumbran utilizar los días de asueto en bares, cantinas y otros establecimientos de prostitución en donde pueden contactar menores de edad; por otra parte, varias niñas frecuentan las instalaciones militares en horarios nocturnos y son abusadas por soldados que prestan guardia en las garitas; en tercer lugar, se establecen relaciones afectivas entre las niñas y miembros de las Fuerzas Armadas que luego son trasladados a otras ciudades y guarniciones; cuando esto sucede las niñas siguen siendo abusadas sucesivamente por los militares que llegan a la ciudad y el ciclo vuelve a repetirse.

Vehículos. Frecuentemente los abusadores buscan a las niñas y niños en lugares como las avenidas o estaderos al lado de carreteras intermunicipales (Cali-Yumbo, Sabanagrande-Santo Tomás, por ejemplo) y utilizan los vehículos para cometer el abuso sexual. También se identificaron lugares en donde los transportadores de carga intermunicipal –muleros y camioneros- abusan sexualmente a niños y niñas para cobrarles por el transporte y lo hacen dentro de sus vehículos. Otra forma de este tipo de abuso se da en algunas ciudades donde los transportadores del servicio urbano, casi siempre al finalizar su jornada de trabajo, abusan a niñas de colegios que han inducido para que los acompañen en sus recorridos.

Campamentos. Cuando las niñas son llevadas a las bases militares de los grupos armados ilegales, los campamentos se convierten en lugares donde se comete al abuso sexual.

Cárceles. Las niñas son inducidas a ingresar a la cárcel (caso Montería 41, 11.6% de las niñas encuestadas) camufladas entre los familiares de los presos. Frecuentemente ingresan con el conocimiento y la complicidad de los guardias, quienes probablemente reciben comisión de los internos por facilitar el contacto con las niñas. Aunque ingresan generalmente con el pretexto de visitar a un interno en particular, luego tienen relaciones sexuales con varios de ellos.

41 Según referencias de algunas personas de la comunidad, en la cárcel de Cali sucedería algo similar, hecho que no pudo ser comprobado.


80

En este mismo escenario se encontró otra modalidad de explotación sexual de niñas: algunos internos pagan las deudas que tienen con otros ofreciendo a sus hermanas menores o primas para ser abusadas sexualmente por los acreedores. En este caso si bien la niña no recibe nada a cambio, quien se beneficia indirectamente es su pariente que logra de esta manera saldar una deuda. •

Expendios de droga. En algunas ciudades, en zonas deprimidas y comunidades marginales, los expendios de droga son escenarios en donde se cometen diversos tipos de delitos, abusos y atropellos contra las personas. Las niñas son abusadas sexualmente a cambio de drogas por los dueños o los clientes de estos negocios; la necesidad de consumir se presenta aquí como el motivo de vinculación y permanencia de la niña en la situación de explotación sexual, con el agravante de que esta necesidad está determinada no sólo de manera psicológica sino, fundamentalmente, de manera orgánica lo que permite que el aprovechamiento por parte de los traficantes sea muy fácil y permanente.

Colegios. En tres de las once ciudades de la muestra se identificaron casos de Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes en establecimientos educativos; en éstos algunos docentes chantajeaban a estudiantes, niños y niñas, para sostener relaciones sexuales a cambio de determinadas calificaciones. También se encontraron casos de niñas que eran coaccionadas por compañeros para sostener ciertos tipos de contactos sexuales a cambio de las onces o el dinero para comprarlas. En el caso de los docentes abusadores más que en otros quizás, es posible analizar con toda claridad la dinámica de la Explotación Sexual Comercial; por un lado, la posición de autoridad o poder del educador le permite un grado de control sobre el niño o la niña, de manera que le resulta relativamente fácil el aprovechamiento de la situación en beneficio propio, eminentemente sexual. Por otro lado, justamente en razón de lo significativo que es para el niño o niña la aprobación del periodo escolar, le resulta muy difícil negarse a las presiones del adulto.


81

Sitios de abuso

Arjona

Calle,

Plaza

Monte

Mercado

X

S/grande

55%

20%

24%

12%

Malambo

34.7%

X

Montería

32.5%

Sincelejo

36%

Quibdó Medellín

Negocio

Casa

Residencia

37%

3%

X

X

42%

16%

39%

16%

6%

21%

6%

X

22% X

16.3%

X

X

X

Salón

Hotel

Belleza

Sala

Colegio

Internet

Expendio

49%

6%

X

X

X X

X

20%

7.3%

X

X

X

X

X

Vehículo

X X X

7%

X

X X

X 1.6%

X

Garitas

drogas

X

11.5% 33%

Paradero

Niño-a

17%

Malagana

Soledad

Matadero

98%

Cali

27%

7%

27%

X

60%

Cúcuta

26%

10%

20%

3%

70%

3%

X 18%

X

X

35%

27%

7%

X

X

47%

20%

X

X

X

37%


82 Explotadores, abusadores y víctimas El problema de la Explotación Sexual Comercial de niños y niñas involucra una constelación de protagonistas que excede cualquier nivel de expectativas. En general habría que dividirlos en tres grandes categorías: los explotadores, que se lucran de manera directa e inmediata con cada una de las modalidades de la explotación; los abusadores, mal llamados clientes que conforman la demanda y son quienes sostienen todo el proceso y finalmente los niños y las niñas víctimas. Aunque se ha mencionado a veces como un grupo especial, por los contactos que establecen entre el abusador y la víctima, los intermediarios son, no obstante, explotadores también, en el sentido de que se lucran de la utilización sexual de los niños y las niñas; por eso los hemos incluido en la primera categoría. Identificarlos como grupos sociales relativamente definidos, con ciertas características y modos de operar, permite pensar en estrategias focalizadas para el desarrollo de programas de prevención e intervención en la problemática. Explotadores Dentro de esta categoría entran todas aquellas personas que directa o indirectamente se benefician económicamente de la utilización sexual de los niños y las niñas. Algunos son también abusadores (clientes); para unos el comercio sexual con los niños y las niñas constituye su actividad principal y exclusiva y organizan verdaderos negocios con toda una infraestructura física y funcional dispuesta para ello; para otros la explotación sexual funciona al lado de otras actividades. Dueños de negocios. En Malagana corregimiento del municipio de Mahates en Bolívar existe un solo negocio de prostitución, allí se encontró un solo niño y éste era el hijo de la propietaria. Los dueños de negocios son comerciantes, hombres y mujeres, que encontraron en la utilización de los cuerpos de otras personas una fuente de dinero fácil que explotan de manera indiscriminada; en ocasiones solamente facilitan el local (cantina, bar, amanecedero, residencia, hotel) sin compromiso directo con las personas, adultas o menores de edad, que allí son abusadas, pero les cobran a estas y/o a los abusadores una comisión por el uso del establecimiento, además de vender productos alimenticios o bebidas alcohólicas; otras veces hay

Eliminado:

Con formato: Fuente: Plan, 12 pt


83 un contrato, por supuesto informal e ilegal, que implica la permanencia de la niña explotada dentro del negocio, generalmente bares, grilles, reservados y casas de masajes, allí los dueños organizan habitaciones donde las niñas viven y son abusadas. Muchos dueños de establecimientos controlan o hacen parte de redes de trata de personas que contratan lugartenientes para que vayan a municipios pequeños y recluten niñas y niños para la prostitución; en ocasiones uno de sus clientes más importantes son los grupos armados ilegales por lo que organizan el traslado de las niñas hasta los campamentos donde permanecen por días o semanas en situación de abuso reiterado. Otros dueños de negocios no utilizan directamente a niños y niñas pero facilitan que sean abusados o abusadas en su establecimiento; por ejemplo, en las cabinas donde se exhiben videos pornográficos o se permite el acceso a Internet con fines de pornografía infantil; allí muchos niños y niñas son abusados mientras el cliente observa este tipo de materiales. Madres explotadoras. Implica de hecho la perversión de la función materna y en consecuencia del vínculo que une a las niñas y niños con sus objetos afectivos más importantes. Generalmente escudadas en la necesidad económica y en la aceptación irreflexiva de la

explotación laboral de los hijos o hijas, estas mujeres ofrecen sus hijas para el abuso sexual a los comerciantes que pueden resolver sus necesidades, casi siempre de carácter alimentario (plazas de mercado y mataderos). Por lo general lo hacen en sus propias comunidades o cerca de éstas. Otras madres aceptan y facilitan el matrimonio servil de sus hijas como una manera de asegurar la supervivencia del sistema familiar; esto implica desde luego que los derechos de los niños y las niñas no cuentan y por encima de ellos priman las necesidades de los demás. La aceptación de este tipo de prácticas está relacionada con una visión muy arraigada en nuestra cultura patriarcal, transmitida a través de las propias madres, que enseña a las hijas que las mujeres son el centro y la base de la familia y en consecuencia deben sacrificarse por el bienestar de esta a costa de su propio bienestar y dignidad o, mejor dicho, que en esa capacidad de sacrificio “consiste” su bienestar y su dignidad como mujer esposa y madre. Grupos armados ilegales. Una de las características comunes a todas las ciudades objeto del estudio es que están atravesadas, en mayor o menor grado, por la influencia de grupos armados ilegales; esto le da a la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas

y adolescentes una


84 connotación particular, en la medida en que se convierte en una de las formas de ejercicio del control territorial y de obtención de ingresos. Los grupos armados ilegales controlan en algunas zonas el negocio de la prostitución, involucrando en ésta a personas menores de edad; desde los centros urbanos donde operan, totalmente mimetizados con la población civil, organizan el traslado de niñas y adultas a los campamentos donde son abusadas por los combatientes como una forma de satisfacer las necesidades de recreación y para mantener la “moral” y la motivación de estos. En otras ciudades utilizan a las niñas y niños en las calles como informantes y transportadores de drogas; los niños y las niñas involucrados en este tipo de actividades ilegales son objeto de violencia tanto de los propios grupos armados como de las autoridades que ejercen control en las zonas. Muchas veces las niñas son obligadas a pagar tributo en dinero o en especie a un comandante de la zona, sin que la niña tenga posibilidades de negarse y menos de cuestionar la legitimidad de esta obligación, pues de hecho está legitimada en la posibilidad del ejercicio de la fuerza, es decir en el terror. Cuando las niñas se niegan o incumplen esta obligación o están demasiado absorbidas por el consumo de drogas, son amenazadas, coaccionadas o agredidas físicamente, para obligarlas a abandonar la zona o la ciudad, o en muchos casos son asesinadas. Taxistas y moto taxistas. En todas las ciudades estudiadas se encontraron vínculos directos y muy estrechos entre los prestadores de servicios de transporte público y la explotación sexual de los niños y las niñas. Estos individuos tienen un conocimiento detallado de las ciudades que les permite no solo reconocer los negocios donde se explota sexualmente a los hombres y mujeres, adultos y menores de edad, sino también servir como intermediarios entre estos establecimientos, las niñas explotadas y los abusadores. En muchos casos son los únicos autorizados para acceder a ciertos negocios reservados; se encontraron conexiones específicas entre empresas de taxis y estos negocios, de tal manera que ellos son los encargados también de la promoción de los sitios de diversión entre los usuarios hombres que viajan solos entre las diferentes locaciones urbanas. Siempre que conducen un


85 cliente a un negocio de este tipo obtienen una comisión en dinero que representa una forma adicional de ingreso para cumplir con la cuota diaria (el producido) y superarla ampliamente. En varias ciudades existen conexiones entre los moto taxistas y los grupos armados ilegales; aquí cumplen al mismo tiempo labores de inteligencia y por supuesto de transporte de los abusadores y de las niñas cuando son solicitadas por los usuarios de los hoteles, directamente o a través de los recepcionistas y botones; contribuyendo de esta manera a la explotación sexual de las niñas o niños en la modalidad de turismo sexual. Son el elemento móvil de las redes informales de la Explotación Sexual Comercial y reciben de todos los actores involucrados algún tipo de comisión: del negocio, de los abusadores y de las propias niñas y niños. En muchas ocasiones establecen con las niñas y los niños relaciones de

amistad; así intercambian, por ejemplo, favores de dinero por favores sexuales, convirtiéndose a su vez en abusadores (clientes). Peluqueros. Es necesario hacer mención a este grupo porque su presencia e incidencia en el problema es bastante notoria en varias de las ciudades estudiadas. En su totalidad son travestis 42 y participan en todo el circuito de la explotación sexual: inician a los niños involucrándolos paulatinamente en relaciones sexuales abusivas a cambio de beneficios o especies como cortes de cabello gratuitos, regalos o dinero; sirven como intermediarios entre otros abusadores y los niños, convirtiéndose en proxenetas y finalmente les pagan a los niños para abusarlos sexualmente, ya no como parte del proceso de iniciación, convirtiéndose entonces en clientes. Por lo observado en las ciudades donde existe este fenómeno, las peluquerías presentan un ambiente de desparpajo y algarabía que atrae a muchos niños, preadolescentes y adolescentes; en estos escenarios las conversaciones giran en torno a la sexualidad, que se aborda de manera abierta y humorística aunque en ocasiones atravesada por mitos, doble sentido y hasta procacidad, dependiendo del nivel educativo y la idiosincrasia de los individuos. Este contexto permite en pequeña escala reproducir ciertas posturas y creencias que tienen que ver con la manera como este grupo se percibe o se define a sí mismo y en esa medida proyecta

42

Se hace referencia al hecho de utilizar prendas femeninas, no a su orientación sexual.


86 una cierta percepción social. Así por ejemplo, una creencia recurrente es la de que “todos los hombres son maricas pero no se atreven a reconocerlo” de lo que se podría inferir que los hombres, incluidos por supuesto los niños, que se acercan a estos espacios tienen la intención de descubrir públicamente sus propias tendencias homosexuales. Por otra parte, se comparte la creencia de que los niños y adolescentes asumen y se comportan sexualmente igual que los hombres adultos y por lo tanto su orientación homosexual está plenamente definida, de tal manera que son sujetos capaces de entablar relaciones sexuales con los adultos de la comunidad, obteniendo de estos intercambios la misma dosis y calidad de goce que aquellos. Muchos niños para quienes su orientación sexual no es tema de autorreflexión resuelto, encuentran en este espacio la oportunidad para pasar el tiempo de una manera agradable y de paso obtener dinero de los adultos a quienes ellos creen que están aprovechando. Mujeres. Uno de los hallazgos que llamó fuertemente la atención fue la presencia, en la mayoría de las ciudades investigadas, de mujeres como explotadoras sexuales de niños y niñas, en tanto propietarias de establecimientos donde se prostituye a las niñas y en cuanto organizadoras o miembros de redes de tratantes con fines de explotación sexual. Algunas de ellas han estado vinculadas a la prostitución o lo están en la actualidad por lo que conocen de cerca muchas de las dinámicas de este contexto, que aprovechan para explotar a las niñas y los niños. En la medida en que ellas mismas no tienen conciencia de la prostitución como un proceso de instrumentalización 43 de su cuerpo ni como vulneración de su dignidad, ejercen sobre las niñas y los niños este tipo de violencia como mediadoras entre ellos y ellas y los abusadores, tratantes y explotadores. Explotadores sexuales de niños, niñas y adolescentes Dueños

Madres

GAI 44

Taxistas

Peluquero

Mujeres

Arjona

X

X

X

X

Malagana

X

X

X

X

S/grande

X

X

X

X

X

X

Soledad

X

X

X

X

X

43 Convertir el cuerpo en instrumento para ser utilizado por otra persona con fines de satisfacción sexual o de lucro comercial 44 Grupos Armados Ilegales.


87 Malambo

X

X

Montería

X

Sincelejo

X

X

Quibdó

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

Medellín

X

X

X

X

X

X

Cali

X

X

X

X

X

X

Cúcuta

X

X

X

X

X

X

Abusadores (Clientes) Los abusadores son una masa poblacional diversa en cuanto a su origen, clase social, actividad económica y edad, casi siempre anónima pero ampliamente extendida (oficinistas, empresarios, vendedores ambulantes, vecinos, profesores, “ficheros” 45, vigilantes 46, pensionados, vendedores de drogas, contrabandistas). Además de las diferencias de clase social y económica, el factor común a todos los abusadores es la asimetría de edad respecto a las víctimas. “En la asimetría de edad se considera que la

verdadera libertad de decisión no es posible, dado que los participantes tienen diferentes grados de madurez bio-psico-social, experiencias, expectativas, necesidades e intereses sexuales diferentes. La literatura considera disparidad significativa, en el caso de menores de 18 años de edad, la existencia de una diferencia de edad de cinco o más años, dado que ésta significa niveles de desarrollo bio-psico-social o de tamaño que hace que el niño o la niña de menos edad no esté en condiciones de dar su consentimiento voluntario, informado, responsable y consciente de las consecuencias del acto sexual. Por esta razón se considera que la violencia sexual es un atentado contra la igualdad entre otros derechos.” 47. inimputables 48

Los clientes deben percibirse a sí mismos

por la comisión de delitos; incluso, a pesar de la censura social que, al menos

públicamente, rechaza de manera genérica la utilización sexual de niños y niñas (sobre todo el abuso sexual 49), parecieran sentir como uno de sus privilegios masculinos legítimos el acceso sexual a diferentes personas, incluyendo jóvenes.

45

Personas que distribuyen en las calles tarjetas o fichas promocionales de negocios de diversión o de prostitución. 46 En algunas ciudades son miembros de grupos armados ilegales. 47 Londoño Vélez, Argelia. Op. cit. p. 41. 48 Que no puede ser juzgado y, en consecuencia, no hay debate sobre si es culpable o inocente. 49 En ninguna de las ciudades la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes es considerada socialmente violencia sexual, delito sexual o abuso sexual.


88 De hecho, la sociedad de consumo que sustenta el uso comercial de los cuerpos y la sexualidad promueve de manera abierta el comercio del sexo en periódicos y revistas o a través de otros medios de comunicación como Internet, especialmente con personas jóvenes. De acuerdo con una investigación realizada en Perú por la ONG Save The Children-Suecia, los clientes “…reconocen que viven en una sociedad machista, pero no tienen sentimiento de culpa

respecto a tener sexo comercial con una menor (sic) y lo toman como si se tratara de una característica más de la sociedad…” 50. Esta apreciación refleja cómo se han interiorizado ciertas pautas de comportamiento presentes de manera explícita e implícita en el entorno educativo y cultural, lo que contribuye a la aceptación de la explotación sexual comercial de los niños y niñas. Para los clientes su conducta no aparece jamás significada como abuso porque en su representación las niñas “están ahí” por su propia voluntad, lo que traduce, en otros términos, que el ser abusada sexualmente hace parte de la simple y llana conducta sexual normal de ellas. Por otro lado, justifican el abuso sexual en tanto lo perciben como una transacción comercial; si la niña se encuentra en la calle, si mendiga, si recolecta comida en las plazas es porque tiene necesidad de dinero y ellos están dispuestos a absolver esa necesidad a cambio de una

remuneración justa y equivalente al servicio prestado. La lógica del mercado permite una aceptación de la violencia; la misma denominación de cliente encubre el carácter real del abusador y establece una falsa igualdad entre la niña y el victimario. En algunas regiones, la cultura considera que cuando la niña menstrua o queda embarazada adquiere el estatus de mujer e implícitamente eso le confiere disponibilidad sexual, la convierte en objeto; una vez la niña queda inscrita públicamente en el circuito de las relaciones sexuales, los abusadores potenciales y reales irán reproduciéndose a escala geométrica. Aquellos rasgos que la cultura ha valorado como símbolos de virilidad (la fuerza, la capacidad de seducir o dominar a otros, incluso la capacidad para desencadenar violencia), en algunas regiones aparecen materializados en los miembros de grupos armados, legales e ilegales; esto les permite aprovecharse sexualmente de las niñas sin ningún compromiso afectivo real, experiencia que se repite cada vez que los destacamentos militares se desplazan y son reemplazados por nuevos contingentes.

50

Save The Children-Suecia. El Cliente pasa desapercibido. Lima. 2004. p.55.


89

En esta investigación se hallaron casos de mujeres abusadoras de niños y niñas; especialmente en Cali y Malambo para el caso de niños y en Malambo, Sabanagrande, Medellín y Soledad para el caso de la explotación sexual de niñas. Los niños y las niñas son sometidos a relaciones heterosexuales y homosexuales a cambio de dinero o de la posibilidad de divertirse; en este caso, la diversión sexual es un concepto y una actitud impuesta por los adultos a los niños o a las niñas, sin pensar en las implicaciones que pueda tener para su proceso de desarrollo o identidad sexual. En este sentido, la preconcepción del niño o niña como objeto sexual se mantiene al igual que el sentido de chantaje y manipulación como medio para involucrarlo o involucrarla en actividades sexuales adultas. Aparecen finalmente los turistas, personas tanto extranjeras como nacionales que se encuentran transitoriamente en una ciudad y buscan establecer relaciones sexuales abusivas con niños y niñas, independientemente de que la ciudad a donde llegan sea o no considerada comúnmente como “turística”. Los turistas activan gran parte de la infraestructura hotelera y de negocios del placer (bailaderos, bares, clubes nocturnos, entre otros) que existen en las ciudades; generalmente son percibidos por la gente del lugar como personas muy adineradas y en consecuencia cuando hacen su aparición se buscan diferentes estrategias para obtener de ellos algún tipo de beneficio o ganancia; por tal razón se tiende a adoptar hacia el extranjero, principalmente, actitudes de excesiva condescendencia lo que incluye facilitarle el acceso a sitios donde se explota a niñas o niños.

Abusadores sexuales de niños, niñas y adolescentes Militares 51

Turistas

GAI 52

Taxistas

Peluquero

Mujeres

Transportad ores

Arjona

X

X

X

X

Malagana

X

X

X

X

X

X

S/grande 51 52

X

Miembros de las Fuerzas Armadas. Miembros de Grupos Armados Ilegales.

X

X

X


90 Soledad

X

Malambo

X

Montería

X

Sincelejo

X

Quibdó

X

Medellín

X

Cali Cúcuta

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

Niños y niñas víctimas De acuerdo con el conteo realizado en cada una de las ciudades, en un lapso de tiempo de un mes por ciudad, aproximadamente, se estableció un total de 2117 personas menores de edad cuyos derechos están siendo vulnerados a través de la Explotación Sexual Comercial. En cada ciudad se entrevistó a una muestra aleatoria equivalente al 30% de los niños y niñas contados, y sobre esa muestra se estableció el porcentaje por sexo, que en promedio corresponde al 19.9% para niños y al 80.1% para las niñas. Niños y niñas víctimas de la Explotación Sexual Comercial N

NIÑOS

NIÑAS

Arjona

127

11%

89%

Malagana

40

23%

77%

S/grande

82

3%

97%

Soledad

136

30%

70%

Malambo

149

23%

77%

Montería

288

12%

88%

Sincelejo

200

12%

88%

Quibdó

178

13%

87%

Medellín

540

35%

65%

Cali

202

20%

80%

Cúcuta

175

37%

63%

TOTAL

2117

19.9%

80.1%


91 Se observa una tendencia clara a la feminización del problema ya que en la mayoría de las ciudades el porcentaje de niños está por debajo del 30% con excepción de las ciudades de Soledad, Medellín y Cúcuta donde este porcentaje rebasa dicho umbral. Esta mayor presencia de niños se puede explicar, en parte, por una aparente mayor tolerancia social de la diversidad sexual debido, entre otras cosas, al auge de movimientos reivindicatorios de las minorías

sexuales, que en el caso de Medellín, por ejemplo, tienen una tradición bastante importante; al mismo tiempo la menor aceptación de la homosexualidad por la familia, genera exclusión de los niños e inserción en la calle y la prostitución. En este contexto, Talero (2004) expresa: “¿Qué pasa después de la auto aceptación [de la orientación Homosexual] pero cuando la niña o el niño es rechazado por la familia? Sale a la calle,

sale de la casa, rechazo absoluto. ¿En qué condiciones sale ese niño de 11, 12 o 13 años a la calle?, sin educación, sin familia, ¿a dónde sale?... lo recibe la calle en la prostitución. Única y exclusivamente, en ningún otro lugar.” 53. Lo anterior revela las escasas oportunidades de inclusión social efectiva; es decir, el niño en proceso de definir su orientación sexual se integra socialmente desde la marginalidad. Al mismo tiempo, su presencia en las calles y parques remite a un grupo de abusadores que se hace visible a través de ellos mientras permanece en la penumbra de la doble moral: incapaz de asumir una orientación sexual positiva (pública) acude a la cosificación del otro en el terreno de lo privado, de lo oculto, también marginal. Edad en que los niños y las niñas se vinculan a la Explotación Sexual Comercial < 9-10

10-12

12-14

14-16

16-18

3%

9%

17%

37%

31%

Malagana

-

5%

28%

28%

39%

S/grande

-

11%

5%

42%

42%

Soledad

2.6%

4.4%

13.3%

31%

42%

Malambo

5%

4%

17%

33%

41%

Montería

-

-

30%

38%

32%

Sincelejo

6%

6%

18%

42%

28%

1.6%

3.2%

21%

25.1%

49.1%

Arjona

Quibdó

53

Corporación El Otro. VII Jornadas Académicas y Culturales de la Diversidad Sexual. Memorias. . Medellín. 2004. p.17.


92 Medellín

-

14%

16%

43%

27%

Cali

-

7%

33%

13%

47%

Cúcuta

-

-

27%

46%

27%

1.65%

5.8%

20.5%

34.4%

36.8%

Promedio

La gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes que han sido explotados sexualmente se hallan psicológicamente ubicados en la que Carvajal ha denominado Adolescencia Nuclear 54, con una representación un poco más baja en la etapa anterior, conocida como adolescencia puberal. Desde la perspectiva del niño o niña lo anterior significa la presencia de una serie de cambios subjetivos muy marcados que pueden actuar, dependiendo de si el entorno ofrece o niega posibilidades de desarrollo sano, como factores predisponentes para la Explotación Sexual Comercial. Insistimos en la influencia de las presiones externas como disparadores de problemáticas que involucran a niños, niñas y adolescentes porque, como dice el mismo Carvajal, refiriéndose a la característica de esta etapa del desarrollo, “Lo preocupante en la actualidad no es la aparición de

las inevitables crisis sino la irresponsable manipulación que de ellas se ha hecho y las consecuencias de este manipuleo en la producción de una aventura adolescencial que puede enfrentar a nuestros jóvenes a situaciones límite de consecuencias irreparables…” 55. En este terreno se ubica la intervención malsana de los explotadores y abusadores; quienes no se dan cuenta “…cómo sus parámetros de belleza se asemejan cada vez más a modelos muy jóvenes [y]

asimilan estos conceptos dados por los medios de comunicación, como naturales” 56. Tal preferencia por víctimas cada vez más jóvenes también tiene que ver con una necesidad de autoafirmación de su propia capacidad de respuesta sexual, de rendimiento erótico que refleja por supuesto un estado de inmadurez emocional. Tiempo de permanencia en la Explotación Sexual Comercial < 1 año

1 -2 años

2-3 años

+ de 3 años

Arjona

17%

43%

11%

3%

Malagana

30%

62.5%

5%

2.5%

S/grande

39%

37%

13%

11%

Soledad

46%

18%

24%

12%

54

Carvajal, Guillermo. Op.cit, p.46.

55

Ibid, p. 46. Save the Children- Suecia. Op.cit. p.56.

56


93 Malambo

28%

22%

35%

15%

Montería

28%

16%

31%

23%

Sincelejo

13%

34%

50%

3%

Quibdó

34%

25%

18%

23%

Medellín

10%

48%

21%

21%

Cali

33%

40%

-

27%

Cúcuta

43%

27%

10%

20%

29.2%

33.8%

19.8%

14.6%

Promedio

De acuerdo con la tabla, los mayores porcentajes en relación con el tiempo que llevan los niños o niñas siendo víctimas de explotación sexual comercial están en el rango entre 1 y 2 años; si se compara esto con las edades en donde la mayor concentración se da en el rango entre 14-16 y 16-18 se podría inferir que las edades de vinculación están fluctuando entre los 12 y los 14 años de edad, aproximadamente.

Factores predisponentes psicosociales y afectivos La Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes no es atribuible a determinaciones individuales de los niños y las niñas; en todos los casos depende y se configura por la confluencia de múltiples factores entre los que tienen especial preeminencia la demanda por parte de proxenetas y abusadores. Sin embargo, las víctimas se van configurando como tales en el abandono y la agresión, infligidos por las personas más representativas en el proceso de socialización.

Factores predisponentes psicosociales y afectivos Soledad

Aburrim

Decepció n

Abuso sex.

Arjona

17%

17%

11%

23%

Malagana

7.5%

5%

12.5%

5%

S/grande

45%

24%

13%

Soledad

-

39%

3%

54%

Malambo

Obligado

Conocer amigos

Otros

31%

6%*

-

-

45%**

13%

11%

45%

-

3%

15%

-

18%

30%***

3%

9%

-

-

55%***


94 Montería

81.4%

70%

23%

9.3%

2.3%

49%

-

Sincelejo

89%

69%

6%

49%

26%

31%

-

Quibdó

82%

66%

10%

20%

-

43%

-

Medellín

94%

92%

4%

61%

8%

24%

-

Cali

93%

93%

-

47%

13%

20%

7%

Cúcuta

77%

77%

37%

87%

23%

27%

7%˚

Promedio * Dependencia SPA; ** Diversión; *** Uso de tiempo libre; ˚ Reconocimiento identidad sexual

Los factores psicosociales y afectivos que favorecen la Explotación Sexual Comercial son: la soledad, el aburrimiento, la decepción amorosa, el abuso sexual, el haber sido obligado u obligada, y el deseo de conocer amigos.

La soledad es la expresión emocional corriente del sentimiento de abandono; como explica Cobos (1997) “…La desaprobación del niño es por eso una forma definitiva de abandono…Es la

noción que el niño adquiere de no tener seguridad acerca de la satisfacción de sus necesidades, es la inseguridad básica…lo que constituye la esencia del abandono” 57. Y más adelante agrega: “La pérdida del amor del objeto es tan terrible como la pérdida del

objeto mismo, ya que es por amor que el padre cuida de su hijo. Si no hay amor parental el niño asume que no podrá depender de sus padres para su cuidado y esa carencia de amor es en todo idéntica a la ausencia de ellos” 58. De tal manera que aunque haya permanencia del niño o niña al lado de su familia, aunque se conserve en el tiempo el sistema familiar falta la sensación de ser cuidado, de ser protegido por sus padres, de quienes depende. La respuesta al abandono es por un lado la agresión (auto o hetero destructiva) y por otro lado, la depresión: “…la vivencia del abandono con sus emociones concomitantes deja otra huella de

enorme importancia. Es como si el niño se preguntara cual es la razón por la cual es abandonado y, estando en la imposibilidad de afirmar que el defecto está en el objeto, tuviera que aceptar que él mismo, de alguna manera, no merece ser amado. De este modo se produce la certeza de ser malo, inferior, desagradable, merecedor del rechazo, condenado al desamor, sensaciones que conforman la pobre autoestima que es en esencia la herida narcisista…” 59.

57 58 59

Cobos, Francisco. Op.cit. 1997. p.103. Ibid. p.123. Ibid. Op cit. p 136.


95 La agresión, que es la respuesta total del organismo ante la pérdida, se dirige entonces hacia el propio sujeto, situación dolorosa que se manifiesta como tristeza, pesimismo, angustia e incapacidad para gozar; esto en el lenguaje habitual de los niños y niñas se traduce como “aburrimiento”; sin el suficiente desarrollo de la introspección y la autorreflexión, los niños y niñas enfrentan esta depresión a través de diversas salidas o mecanismos para proteger la integridad del yo: exacerbación del goce, búsqueda incesante de actividades para la diversión y estimulación, asunción de riesgos de manera temeraria, consumo de drogas y aceptación de las agresiones y humillaciones. Coherentemente con tal sentimiento de depresión o aburrimiento, los niños y las niñas exaltan el deseo de conocer amigos y de diversión como motivaciones, que habitualmente marchan juntas, para haber llegado a la Explotación Sexual Comercial. Como parte del proceso de socialización característico del adolescente el grupo desempeña un papel crucial, “El grupo es el centro de la

actividad psicológica del adolescente nuclear y por lo tanto epicentro cohesionador de su mismidad” 60; dependiendo del tipo de grupo en donde los niños se articulen, así como de las posibilidades que ofrezca el medio para el esparcimiento sano y el crecimiento de cada joven dentro del grupo es más o menos fácil la vinculación de los niños o niñas a la Explotación Sexual Comercial. En medio de este panorama aún queda espacio para la recreación como forma de acomodación o escape a las situaciones de violencia; sin embargo, ésta queda limitada generalmente, a las alternativas que ofrece el mismo contexto de la explotación sexual, valga decir, el consumo de alcohol y el baile como actividades principales. Entonces los niños y niñas se convierten en compradores y usuarios de los dispositivos del placer mercantilizado y de esta manera, sin saberlo, alimentan el monstruo económico que a diario los devora. En más de la mitad de las ciudades objeto del estudio se encontró que los niños y las niñas atribuyen en altos porcentajes como factor precipitante, la vinculación a la explotación por intermedio de un amigo por encima de factores ambientales (“crianza en zonas de prostitución”) o familiares (“un familiar está en la prostitución”). El otro factor predisponente señalado por los niños y las niñas es el abuso sexual; una experiencia dolorosa con la cual tienen que vivir, casi siempre sin elaboración emocional, lo que potencia los

60

Carvajal, G. Op cit. p. 58.


96 daños que genera en el interior del niño o la niña. Una de las consecuencias más graves de esta experiencia que actúa como predisponente para la ESC es la distorsión del afecto centrado únicamente en el sexo, sentimiento que se manifiesta posteriormente en la relación ambigua con el abusador (cliente). Éste representa de alguna manera al abusador original y la explotación sexual implica una reiteración y reedición del abuso sexual intrafamiliar en la fantasía del niño o niña. En tanto la afectividad de los niños y las niñas está fuertemente marcada por la ambivalencia amor-culpa hacia sus padres que los maltrataron (el abuso sexual está catalogado como una de las formas más crueles y aberrantes de maltrato), es muy difícil para ellos y ellas desarrollar un sentimiento claro de independencia respecto al abusador, por eso permanecen en el rol de víctimas, demostrando que uno de los efectos más destructivos del maltrato, como medio legitimado de interacción y educación en el entorno familiar, es precisamente la formación de un carácter pasivo-dependiente. Factores precipitantes o mecanismos de vinculación Los factores precipitantes o mecanismos de vinculación fueron clasificados de la siguiente manera: Un amigo o amiga lo vinculó o la vinculó, se crió en zonas de prostitución, un familiar estaba vinculado a la prostitución, un novio la vinculó, ofertas engañosas de trabajo y, sin motivo identificado (no recibió presión de nadie). Mecanismos de vinculación Amigo

Crianza zonas

Familiar

Novio

Ofertas falsas

Sin motivo

Arjona

57%

3%

11%

9%

-

9%

Malagana

24%

4%

12%

8%

8%

44%

S/grande

16%

26%

29%

3%

-

55%

Soledad

48%

45%

18%

-

-

42%

Malambo

26%

7%

23%

-

1%

49%

Montería

26%

19%

14%

-

2.3%

33%

Sincelejo

37%

11%

23%

-

26%

29%

Quibdó

60%

7%

10%

-

5%

30%

Medellín

49%

6%

-27%

6%

10%

31%

Cali

47%

-

13%

-

20%

33%

Cúcuta

63%

50%

23%

10%

23%

-


97 Promedio

41.2%

16.2%

18.4%

3.2%

8.6%

32.2%

Los amigos o amigas actúan como agentes inductores en la mayoría de los casos. Es decir, que los niños y las niñas son informados, motivados e inducidos a las actividades relacionadas con la Explotación Sexual Comercial. Especialmente en los municipios más pequeños, la utilización de menores de edad en la prostitución se da en comunidades, es decir que puede ser inducida a partir del trato cotidiano entre personas conocidas y el niño o la niña. Muchas veces, los explotadores suelen aparecer como sus amigos o amigas o pueden valerse de los compañeros o las compañeras de colegio para atraer a los niños o a las niñas; en las comunidades de personas que han sido víctimas del desplazamiento suele pasar que niñas que ya han sido vinculadas a la Explotación Sexual Comercial ofrezcan a algunas de sus amigas la información y los medios para ser contactadas con los explotadores y abusadores. La ingenuidad, la falta de elementos para la reflexión por ausencia de la escuela o por ineficacia de ésta para conectarse con la vida real de los niños y niñas, así como el escaso apoyo que reciben durante su desarrollo, sobre todo por incapacidad o “perversión” de los padres, determinan la ausencia o debilidad de factores protectores ante las presiones del entorno, incluyendo las de los amigos, vecinos o vecinas y compañeros o compañeras de colegio. El ítem “sin motivo identificado” debe entenderse como que los niños o niñas no recibieron presión externa explícita para acceder a los círculos de la Explotación Sexual Comercial. Por eso en las encuestas aparece frecuentemente bajo el rótulo “por voluntad propia”. Esto debe entenderse con toda claridad como la percepción del niño o niña de una “ausencia inmediata de coacción” aunque ello no implica, por supuesto, la ausencia de una persona que ofreciera la información y/o los medios para vincular al niño o a la niña a la Explotación Sexual Comercial. Frente a la Explotación Sexual Comercial no existe la voluntad libre por parte del niño o niña. Existen presiones de carácter interno que remiten a experiencias previas, vivencias que adoptan la forma de creencias y actitudes transmitidas sutilmente por el entorno mediato e inmediato, que actúan como motivaciones subjetivas que escapan al control consciente de los sujetos: el sentimiento de abandono, un falso concepto de sí mismo o de sí misma, una crisis relacionada con la auto aceptación de la orientación sexual, el sentimiento de culpa por la situación económica de la familia, las desavenencias con algún miembro de ésta, la rebeldía frente a la


98 obligación de realizar ciertas tareas en la casa o el cansancio por una vida de privaciones y frustraciones.

Problemáticas asociadas a la Explotación Sexual Comercial En relación con la escolaridad, apenas una tercera parte de los niños y niñas que están siendo victimizados en la Explotación Sexual Comercial asisten a la escuela y el grado alcanzado casi siempre está por debajo del esperado para la edad. Solamente en dos de los municipios el porcentaje de los niños y las niñas escolarizados alcanza a ser superior al de los no escolarizados: Malagana

y Montería; en Quibdó los porcentajes

distribuidos entre los dos ítems se aproximan bastante, siendo un poco inferior el de los niños y niñas escolarizados.

Porcentaje de niños, niñas y adolescentes que asisten a la escuela Estudia actualmente SÍ

NO

Arjona

17%

83%

Malagana

52%

48%

S/grande

38%

62%

Soledad

24%

76%

Malambo

25%

75%

Montería

65%

35%

Sincelejo

29%

71%

Quibdó

49%

51%

Medellín

10%

90%

Cali

27%

73%

Cúcuta

17%

83%

32.1%

67.9%

Promedio

Este nivel de escolarización (32.1%) puede estar relacionado con una tácita o explícita aceptación de la participación de los niños y las niñas en actividades que apoyan en general la economía familiar, dentro de cuyo ámbito estaría sucediendo la Explotación Sexual Comercial;


99 hay que recordar que en el 78.6% de los casos, en promedio, los niños y las niñas continúan viviendo con sus familias. La Explotación Sexual Comercial implica, por otro lado, casi siempre un obligado abandono de la escuela. A medida que la inmersión en ella progresa, va copando mayores tiempos tanto en la salida a las calles o lugares donde los niños y las niñas son abusados o abusadas como en la recuperación de la energía; los ritmos se alteran casi siempre debido a que su actividad está asociada por lo general a horarios nocturnos, que se pueden extender hasta altas horas de la madrugada, por lo que los niños y las niñas deben descansar durante el día, lo que les impide cumplir con sus obligaciones escolares. Es probable que en las ciudades donde los niños y las niñas se mantienen en la escuela, los horarios de actividad estén distribuidos de otra manera o la explotación no implique una asistencia diaria regular o por largas jornadas; esto sería especialmente válido en poblaciones donde la mayor tendencia de la explotación sexual se da en el territorio comunitario y por lo tanto no implica vinculación con un establecimiento, por ejemplo. También hay que señalar que en la medida que los niños y niñas no encuentran alternativas para salir de la explotación sexual, tiende a producirse un hábito a ciertas rutinas y actividades; el niño o niña queda atrapado o atrapada literalmente en la interacción con los abusadores, los proxenetas e intermediarios, el consumo de sustancias psicoactivas y quienes las expenden; pero al mismo tiempo, en la medida en que la sociedad no sólo se acomoda a la situación de los niños y las niñas sino que además los estigmatiza 61 se convierte en una verdadera barrera moral que impide la superación de la situación.

El consumo de drogas es una de las problemáticas frecuentemente asociadas a la Explotación Sexual Comercial de niños y niñas; las tres cuartas partes de los niños y las niñas consumen una o varias Sustancias Psicoactivas como parte de sus hábitos y rutinas cotidianas, siendo el alcohol la sustancia que se consume en mayor porcentaje (92.5%). Las ciudades en las cuales la proporción de niños y niñas que consumen es mayor son Medellín y Cúcuta; por su parte Quibdó es la ciudad que reporta la menor tendencia de niños y niñas que usan algún tipo de Sustancia Psicoactiva.

61

Rivera, Nelson. Mitos y realidades de la explotación sexual infantil, En: Revista Horizontes Pedagógicos. Corporación Universitaria Iberoamericana. Número 4. Bogotá. Diciembre de 2002. pp. 114-123.


100 En orden descendente las sustancias que en mayor proporción se consumen son la marihuana (44.8%) y el cigarrillo (43% en promedio), siendo Sabanagrande y Quibdó, las ciudades con los menores porcentajes de niños y niñas que acostumbran utilizar estas sustancias, con menos del 20% de los casos, en cada uno de los ítems. El consumo de cocaína se reporta en 10 de las 11 ciudades, con mayor presencia de casos en Cali (45%) y un promedio de 21% para toda la muestra; igualmente, el pegante, se reporta en cinco ciudades con un promedio de 10.4% y es en Medellín donde se reporta mayor numero de casos (58%). Se encontraron reportes de consumo de “pepas” 62 en 8 de las 11 ciudades, con un promedio de casos de 11.6%, siendo más representativo estadísticamente el municipio de Soledad con 33% de niños y niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial usadores. El bazuco aparece al final de la lista con un promedio de más del 4% de los usadores. Porcentaje de niños y niñas consumidores de Sustancias Psicoactivas Consume SPA SI

NO

Arjona

80%

20%

Malagana

77%

23%

S/grande

68%

32%

Soledad

85%

15%

Malambo

69%

31%

Montería

69%

31%

Sincelejo

63%

37%

Quibdó

57%

43%

Medellín

92%

8%

Cali

73%

27%

Cúcuta

93%

7%

75.1%

24.9%

Promedio

En ciertos escenarios (tanto lugares de contacto como sitios del abuso) tales como los establecimientos (bares, grilles, bailaderos) el consumo de alcohol es imprescindible y a veces se utiliza asociado al uso de otras sustancias como cocaína en estrecha relación con el estatus socio económico del abusador.

62

Ribotril, Mandrax.


101 En contextos más cercanos a la calle y las comunidades es frecuente el uso de alcohol, marihuana y bazuco; siendo éste último frecuentemente asociado a la marginalidad y la indigencia; algo similar ocurre con el uso de inhalantes (pegante). Por su parte el uso de pepas está un poco más relacionado con procesos de pandillas y parches. De acuerdo con los estudios que se han realizado hay varios factores que favorecen el consumo de sustancias psicoactivas 63; algunos de ellos, relevantes para el grupo particular de niños y niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial son la descomposición familiar, la presión ejercida por el grupo de pares y el fracaso escolar (exclusión); en algunos casos el deseo de experimentación, la necesidad de afirmación o expresión de la identidad y la búsqueda de aventura, riesgo o diversión pueden contribuir a la utilización de Sustancias Psicoactivas frente a una vida que se percibe rutinaria y profundamente insatisfactoria. Al mismo tiempo, el estrés psicosocial y la falta de apoyo o soporte social para enfrentar situaciones de conflicto inducen al abuso en el consumo de drogas. “El estrés es la reacción de

tensión que se produce cuando la persona se ve expuesta a diferentes situaciones que percibe como amenazantes y considera que desbordan sus recursos personales para enfrentarlas. Por ejemplo, cambios o presiones del medio como el maltrato o la violencia…” 64. Por otro lado, “el apoyo o soporte social al consumidor, hace referencia a la calidad de la

presencia de personas que en el círculo social del individuo le brindan afecto, reconocimiento, aprobación y ayuda material. En la familia el soporte social estaría representado por el apoyo emocional que se ofrezca a los hijos en situaciones de conflicto y la comunicación familiar intensa” 65. Dadas las condiciones materiales y emocionales de los niños y las niñas, caracterizadas por la pobreza, en el sentido amplio del término, es decir como carencia de las dotaciones básicas (ambientales, afectivas, de estimulación, de reconocimiento y autoafirmación positiva) que le permiten al sujeto desarrollarse y crecer, y no sólo como falta de dinero, es evidente la alta vulnerabilidad al consumo y abuso de Sustancias Psicoactivas.

63 Rodríguez, Álvaro. Qué son las drogas. UCPI-Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá. Bogotá. 1995. p.p. 18-19. 64 Ibid. p. 20. 65 Ibid. Loc.cit.


102 El consumo de drogas afecta por supuesto también a los abusadores, quienes de manera inescrupulosa e irresponsable inducen y en ocasiones obligan a los niños y a las niñas a consumir como parte del ritual del abuso; de hecho, muchas veces las drogas son la especie con que se “retribuye” el abuso sexual y en múltiples ocasiones éste se comete estando el abusador, el niño o niña o ambos bajo los efectos de drogas. Esto último constituye un factor de altísimo riesgo en relación con la propagación de las infecciones de transmisión sexual. “Tal como lo enuncia Rhodes (1998), el consumo de drogas o

sustancias psicoactivas (SPA) puede jugar un rol crítico en el riesgo de adquirir el VIH a través del contacto sexual. Esta relación puede ser directa, en la medida en que los efectos farmacológicos de las drogas pueden incidir en el deseo, desempeño y actividad sexual. Y además, pueden afectar la percepción del riesgo que se corre, la negociación del ‘sexo seguro’ (con condón) y el uso mismo del condón” 66. De tal manera, la nocividad de las Sustancias Psicoactivas no se reduce a daños físicos ni a las implicaciones para la integración social de los niños y las niñas; también representa un riesgo real para su vida y en esa medida los abusadores y explotadores sexuales se constituyen en perpetradores de una violación más de sus derechos a la vida, la salud y el desarrollo.

¿Qué hace la sociedad y el Estado frente al problema? Uno de los objetivos del estudio de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes fue indagar acerca de las percepciones y posibles acciones emprendidas por cada uno de los municipios para abordar el problema; en el primer aspecto se indagó sobre los estudios o investigaciones que se han realizado para diagnosticar el problema y en el segundo caso, por los programas, planes o estrategias de intervención que desde el Estado o desde la sociedad civil se han emprendido para brindar atención a las víctimas o prevenir la aparición y/o crecimiento del problema. En este sentido han sido varios los hallazgos:

66 Mejía, Inés Elvira. Drogas y VIH/SIDA. Una asociación explosiva. En: El Libro de las Drogas. Manual para la Familia. Augusto Pérez Gómez. Editor. Presidencia de la República. Bogotá. 2000. p. 167.


103 Existen pocos estudios sobre el tema. Sólo en Montería y Medellín se han realizado estudios en un intento por aproximarse a su comprensión y análisis. Estos son básicamente descriptivos, realizados en su mayoría por estudiantes universitarios, excepto uno que, aunque no fue específico sobre Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes, incluyó el tema desde la perspectiva de la salud sexual y reproductiva en ciudades receptoras de población desplazada, específicamente en Montería. Este estudio fue cofinanciado por la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, el Ministerio de la Protección Social y otras entidades y organizaciones. Lo anterior estaría denotando que el tema, si bien es un problema generalmente percibido en la cotidianidad de las comunidades y de sus gobiernos, no está posicionado efectivamente en la agenda pública, es decir, que aún no se ha establecido como prioridad en relación con su diagnóstico y abordaje.

No existe una política para intervenir. El tema de la Explotación Sexual Comercial de niños y niñas no aparece de manera específica en los Planes de Desarrollo de las ciudades estudiadas; aunque es notable en algunas, el interés por intervenir desde el Estado, representado en sus entidades locales, en problemáticas relacionadas con lo que hemos llamado los factores predisponentes para la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes, tales como la descomposición familiar, la violencia sexual, la explotación económica, la salud sexual y reproductiva, los niños y niñas en situación de calle, entre otras, especialmente en ciudades capitales como Medellín, Sincelejo o Cali y otros municipios como Soledad. En otras ciudades se observó la presencia de organizaciones como el Consejo Municipal de Juventud que tiene potenciales posibilidades de posicionar el tema de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes

en la agenda pública y eventualmente movilizar

acciones y estrategias para su prevención y erradicación, articulado en el contexto de las problemáticas generales que afectan a los y las jóvenes.

No existe un programa especializado. es evidente que en la gran mayoría de las ciudades las organizaciones de la sociedad civil, ONG’s y organismos internacionales han venido desarrollando un importante papel en la atención a poblaciones en situación de vulnerabilidad con un amplísimo radio de acción, generando o estimulando la cooperación intersectorial e interinstitucional. Solamente en dos ciudades, Arjona y Soledad, no se encontraron referencias de este tipo de organizaciones. No obstante, como se anotaba, no en todos los casos sus programas


104 están dirigidos específicamente al abordaje de la Explotación Sexual Comercial; en la práctica muchas, si no todas ellas, han tenido que cruzarse en más de una ocasión con los niños y las niñas víctimas, en el trabajo que adelantan en calles y comunidades, y les han prestado atención independientemente de si su misión, objetivos o programas institucionales tienen o no contemplado a este grupo poblacional como grupo meta. Si bien este tipo de acciones de acompañamiento, asistencia y prevención son importantes, aún es necesario, con base en el conocimiento de las especificidades de este grupo de niños y niñas víctimas, formular estrategias conjuntas y articuladas que permitan pasar de la atención demasiado genérica a una más especializada y, por otro lado, desarrollar el potencial del sector social a través del fortalecimiento de la coordinación interinstitucional. Ello no impide que se llame la atención sobre la necesaria e ineludible responsabilidad del Estado en la definición y aplicación de políticas públicas que garanticen los derechos de los niños y las niñas como marco general imprescindible para la efectiva prevención y erradicación de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes.

La cobertura es insuficiente. En muchos de los municipios estudiados se encontró presencia del Estado a través de los programas que desarrolla el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, básicamente en dos de ellos: por un lado el programa Madres Comunitarias y por otro, en algunas ciudades, el programa de atención integral a niños y niñas víctimas de Explotación Sexual Comercial. En este último caso, si bien estos programas se han mantenido durante varios años, a través de la estrecha cooperación con Organizaciones religiosas y ONG’s, lo cual ha permitido brindar atención de buena calidad especialmente a las niñas que se han encontrado en Explotación Sexual Comercial restituyendo sus derechos, se ha visto cómo las coberturas son en general insuficientes para abarcar de manera eficiente a la totalidad de la población infantil afectada. También se observó la tendencia de los programas de atención existentes a focalizar su acción especialmente en aquellas niñas que están en riesgo de ser víctimas de explotación sexual dadas sus condiciones sociales o familiares o por haber sido víctimas de abuso sexual; se descuida a aquellas niñas cuyas problemáticas personales son más pronunciadas y presentan factores asociados a la Explotación Sexual Comercial como el consumo de drogas, mayor tiempo de permanencia en las calles, orientaciones sexuales diversas, entre otros.


105 No existe una atención para niños y adolescentes. Son prácticamente inexistentes los programas de atención para los niños y adolescentes víctimas de Explotación Sexual Comercial. Al parecer las instituciones o por su misión particular, o por dificultades en la comprensión y el acercamiento a esta población han optado por enfocar sus acciones y programas hacia el grupo de sexo femenino. Esto invita a que las instituciones reflexionen acerca de las posibilidades efectivas de integración social e institucional que se ofrece a estos niños; en la medida en que se cierran los espacios posibles que les faciliten opciones para vivir su sexualidad de una manera auto aceptada, digna, responsable, productiva y feliz ellos van a seguir siendo utilizados y explotados en la marginalidad de la calle, la droga y la prostitución.


106

III PARTE Conclusiones y recomendaciones “Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción” (Eduardo Galeano, El Libro de los Abrazos)

La investigación planteó un acercamiento a la vida de las personas y las comunidades, una vida que para muchos es normal. Transcurre entre las vicisitudes de la vida cotidiana con sus angustias, sus urgencias, sus preocupaciones, sus ganancias. Es normal. Pero allí en medio de esa normalidad suceden cosas que no pueden ser, no están bien, no tienen sentido, no son justas. Los niños y las niñas que hoy son víctimas de la Explotación Sexual Comercial en 11 ciudades de Colombia están pasando por una “mala racha” y mientras ésta acontece lo pierden todo: la alegría de ser niños, el derecho de educarse, la posibilidad de soñar un futuro posible, la posibilidad de descubrir que merecen ser amados, amadas, respetados y respetadas porque sí, por ser lo que son. La investigación es al mismo tiempo, entonces, un ejercicio de escuchar a los niños y las niñas; ellos como fuente primaria del estudio nos han revelado lo que ocurre de puertas para adentro en sus familias, en sus comunidades y también en sus corazones. No es fácil hablar de su realidad cuando ésta transcurre en la marginalidad y el estigma, cuando se perciben, a veces sin saberlo, culpables de lo que sucede. Desde la mirada de los niños y las niñas hemos visto a los otros actores de este drama, a los explotadores y los abusadores, los verdaderos artífices y responsables del delito y de la violencia contra nuestros niños y nuestras niñas. En las once ciudades, unas más grandes, otras más pequeñas, la realidad de los niños y las niñas es la misma; no importa si estamos en el extremo nororiental en la frontera con Venezuela, o al borde del Pacífico; cerca de las Murallas de Cartagena o próximos a los Farallones de Cali los niños y las niñas son victimizados por una gran masa de ciudadanos comunes, hombres y mujeres


107 normales, que trabajan para salir adelante, para sostener una familia, para ayudar al desarrollo del país: madres y padres de familia, educadores, representantes de las autoridades civiles y militares. También por personajes siniestros, guardianes de la “paz del miedo” que anestesia conciencias y paraliza voluntades; la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas los coloca a todos en el mismo rol: son abusadores, explotadores, proxenetas. Victimarios. Es por y a través de ellos y ellas que se puede comenzar a entender la razón de tanta normalidad, la ausencia de repudio general ante las violaciones a los derechos humanos de las víctimas, la negación del problema. La Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes está articulada, en todas las ciudades objeto del estudio, a problemáticas sociales más amplias; es posible establecer correlaciones muy plausibles entre las condiciones de vida de los grupos y las comunidades y la Explotación Sexual Comercial como forma de violencia sistemática contra los niños y las niñas. Marginalidad económica y social No se trata de establecer una correlación simplista mecánica causal y lineal entre la pobreza y la Explotación Sexual Comercial de niños y niñas; sin embargo, la investigación nos mostró que en todas las ciudades los grupos de niños y niñas víctimas pertenecen a los estratos más bajos de la población; o están en situación de desplazamiento reciente o son producto de dos o más generaciones de desplazados. Es probable que a medida que se ascienda en la escala social las posibilidades de acceso a grupos de niños y niñas en situación de Explotación Sexual Comercial se vaya restringiendo, en función de las mayores posibilidades de ocultamiento o no visibilidad del problema. Que la Explotación Sexual Comercial afecta de manera especialmente grave a niños y niñas en situaciones de mayor vulnerabilidad económica y social, queda expresado en la manera como se articula y surge en situaciones en las cuales los niños y las niñas están en proceso de resolver sus necesidades de subsistencia o las de su familia. La investigación permite demostrar que existe una correlación entre la explotación económica temprana (mal llamada trabajo infantil) y el proceso de vinculación a la Explotación Sexual Comercial. Esta explotación constituye un factor de evasión del entorno familiar y eventualmente de exclusión del mismo, cuando las niñas no pueden satisfacer las expectativas y demandas de los padres.


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La vulnerabilidad social refleja no sólo la ausencia del Estado, sino también la presencia de grupos armados ilegales, que con base en economías subterráneas y en el poder del terror controlan territorialmente, social y económicamente el problema de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes. La costumbre de la violencia Pero hay otras violencias más sutiles que tienen sin embargo su origen en el mundo de la vida de las comunidades; las condiciones materiales precarias y las situaciones que éstas van generando en las comunidades vulneradas y vulnerables social y económicamente generan sistemas de creencias, actitudes y comportamientos favorables a la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas. La Explotación Sexual Comercial se convierte en algo natural desde creencias arraigadas en el imaginario social; así por ejemplo, patrones sociales dominantes definen para las mujeres una función explícitamente sexual y otra doméstica subvalorada; por otro lado, está la creencia en la debilidad y la dependencia de los niños y las niñas en relación con el mundo adulto el cual se atribuye el derecho de decidir por todos los asuntos de los menores de edad sin consultarles siquiera y, desde otro ángulo, un aprecio del goce entendido no desde las posibilidades exploratorias y constructivas, aún en la esfera sexual, sino dentro de un ejercicio sistemático de humillación y degradación del otro. Los niños y las niñas víctimas del abuso sexual en el entorno intrafamiliar o comunitario quedan estigmatizados y se tornan automáticamente en objetos posibles del deseo sexual de los adultos; algo similar ocurre con las niñas en cuanto a su desarrollo corporal, por el cual se les define socialmente, se les asemeja a los estereotipos socializados de objeto sexual femenino, y con los niños que empiezan a definir su orientación sexual. Los niños y las niñas no constituyen objeto de preocupación especial y de protección por la sociedad; es como si de pronto las diferencias entre adultos y menores de edad se hubieran borrado en el impulso homogeneizador del trabajo y el consumo; así, los niños y niñas que están realizando actividades “productivas”, aún en condiciones de explotación económica temprana (ventas ambulantes, recolección, mendicidad) se convierten en potenciales clientelas de comerciantes legales e ilegales (vendedores de drogas). Los niños y las niñas son percibidos


109 socialmente como adultos y en tal virtud se exige su inclusión en cadenas productivas, autonomía sexual, poder de compra, responsabilidad legal y social. Todo lo anterior define un territorio de violencias simbólicas contra los niños y las niñas por su condición de menores de edad; una vez instauradas éstas en la cotidianidad de las comunidades, el ejercicio de la violencia física es totalmente comprensible: el niño o niña como adulto debe someterse a reglas de conducta impuestas por el poder de grupos armados ilegales y estar en capacidad de establecer transacciones con personas económicamente prestantes que en virtud de la creencia establecida en la “autonomía” de los niños y las niñas se perciben a sí mismos con autoridad para ejercer presión sobre las familias, los niños y las niñas y así obtener ventajas económicas y sexuales. Frente a esta realidad, la capacidad de respuesta social anticipada es limitada; difícil, muchas veces por el temor que genera la presencia de grupos armados ilegales y otros actores capaces de desatar acciones violentas en pequeña o gran escala. Debilidad de la dimensión ética de la función familiar Independientemente del tipo de familia constituida, es decir, de su estructura, se observaron dos fenómenos relacionados con este territorio como favorable para la aparición de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes: por un lado, las altas tasas de permanencia de los niños y las niñas en el entorno familiar, a pesar de los altos niveles de violencia física, sexual o psicológica que frecuentemente padecen y a pesar también de cómo son incorporados al proceso productivo de la familia, en condiciones de explotación económica temprana. Los niños y las niñas se adaptan a la violencia y al sentimiento de abandono con todas las repercusiones que esto genera especialmente en el debilitamiento de la autoestima o amor propio que es la base de la ética 67. Por otro lado, la familia como espacio de socialización y construcción de la subjetividad viene sufriendo un paulatino proceso de deterioro; mucho más acá de los casos aberrantes en que las madres inducen a sus hijos o hijas al abuso y a la Explotación Sexual Comercial con vecinos u otras personas, se encontraron fuertes indicios de la discapacidad de los grupos familiares para transmitir una conciencia del mundo, de sí mismo y de la vida positiva o constructiva. La familia,

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Savater, Fernando. Ética como amor propio. Grijalbo. Barcelona. 1998.


110 en general, se encuentra en proceso de descomposición como institución social, no es el referente donde los niños o las niñas pueden confrontar en un ambiente de protección y afecto las experiencias, visiones, demandas y expectativas que sobre ellos y ellas ejerce el entorno social y los medios de comunicación. Por supuesto, esto nos lleva al análisis de cómo se han conformado estas familias y sobre cuál dotación afectiva, ética y pedagógica se han constituido. Nuestras observaciones nos permiten concluir que la Explotación Sexual Comercial encuentra un terreno abonado muy fértil en familias cuyo nivel de educación no les permite desarrollar estrategias de autorreflexión y comunicación eficaces; padres con notables vacíos en cuanto a sus competencias afectivas y sociocomunicativas tienden a ejercer más violencia y a asumir actitudes de abandono, especialmente en relación con la formación moral de los hijos o hijas; como se ha descrito, estos padres a su vez son producto del abandono y la agresión por lo que el problema adquiere características que se transmiten de generación en generación. Uno de los puntos más palpables donde se manifiesta esta debilidad de las familias como nichos de la formación moral de los niños y las niñas es el proceso de instrumentalización de estos y estas, que es un factor definitivo, desde el punto de vista subjetivo para la vinculación a la Explotación Sexual Comercial. Este proceso se inicia en casa merced a una visión que no los considera sujetos; los niños y las niñas se articulan a funciones adultas o de los padres, como parte de la estrategia de supervivencia y de la dinámica cotidiana del grupo familiar. Por un complejo proceso de identificación, no exento de culpa y obviamente marcado por la dependencia natural de sus padres, los niños y las niñas van desarrollando una visión de sí mismos como medios para la satisfacción de expectativas y necesidades ajenas. En la medida que se impone la resolución de necesidades apremiantes los niños y niñas “aprenden” a desligar el componente o vínculo afectivo y a remplazarlo por un interés puramente económico instalándose así lo que se ha denominado “cosificación del afecto”. El contrapunto donde se observa el debilitamiento de la función protectora de la familia es en el manejo de la homosexualidad de los niños; aquí se refleja por supuesto la tendencia social de marginación de la diferencia. Muchos padres y madres carecen de la educación y de la formación para comprender los procesos de construcción de las identidades sexuales; frente a aquello que cuestiona los conceptos de normalidad del grupo familiar y ante las presiones del medio, igualmente incapaz de asumirlo, el miedo es la primera respuesta y el miedo genera violencia y exclusión. El niño víctima de la Explotación Sexual Comercial es doblemente victimizado: por un


111 lado se le descalifica su opción sexual y se le asigna una identidad social negativa (él encarna la inmoralidad, la anormalidad, la desviación, la enfermedad); por otro lado, se le explota sexualmente, se le degrada y se le cierran todas las oportunidades de desarrollo. La familia se pone del lado de la sociedad que señala a su hijo y lo condena a ocultarse en la clandestinidad o a contestar el rechazo social desde la obscenidad, el escándalo y la provocación. Cliente y proxeneta, autores, intelectual y material del delito El designio de la explotación sexual de niños y niñas como algo normal en la vida de las comunidades, impide que sea percibida como un delito que vulnera los derechos fundamentales de los niños y las niñas. Por el contrario se convierte en un engranaje más de los dispositivos sociales emplazados para la comercialización del placer. No hay nada más aceptado que el hedonismo de nuestra sociedad; caracterizado fundamentalmente por la inmediatez y el afán de posesión, y por otro lado, por el culto a lo moderno, a la moda y a todo aquello que nos permita conservar y aumentar la sensación de poderío, conjugando lo económico como medio para conseguir lo que se desea; el uso del dinero legitima y hace posible entonces que los abusadores tengan acceso a la utilización sexual de cuerpos jóvenes, modernos. El deseo del cliente o quizás, su necesidad de contacto, desde un punto de vista psicológico y no solamente sensual o erótico, se torna viable a través del dinero. Este enlaza el deseo del abusador con el negocio del proxeneta; sin darse cuenta, los dos entran en un juego siniestro que convierte personas en mercancías; para el abusador el niño o niña es un apéndice de sus deseos o necesidades; para el explotador el cliente es un apéndice de su ambición; a la vez, el explotador es un instrumento para la realización de los deseos y apetitos del abusador. Ubicado cada uno en el estrecho marco de sus necesidades e intereses, ignoran el daño que hacen a los niños y niñas; pero se enajenan también a sí mismos como autores de un delito en tanto sus conductas son racionalizadas mediante el recurso a representaciones sociales que ellos consideran legítimas (uno, la libre empresa; el otro, su derecho al goce ilimitado). En la medida que el Estado no actúa sobre ellos como el ente que sanciona y decide la legitimidad de las conductas individuales en relación con el pacto social, con el bien común, ellos medran y se perpetúan en su rol antisocial.


112 La presente investigación nos ha permitido volver a pensar y poner el acento en la figura del abusador y del explotador; al comienzo pretendimos distinguir entre éstos y los intermediarios pero notamos que igual que el dueño de un negocio donde se consuma el abuso de niños y niñas, de manera abierta o encubierta, el transportador y el botones de un hotel se mueven por el mismo interés que aquel: el lucro económico, la ganancia; su relación con los niños y las niñas tiene el mismo carácter de aprovechamiento instrumental; por lo tanto, no hay diferencia entre el explotador y el intermediario sino temporal, es decir, por el momento en que cada uno de ellos interviene dentro de la cadena de la explotación. A pesar de que la metodología de la investigación nos exigía partir del reconocimiento de la voz de los niños y las niñas, de sus relatos, éstos nos llevaron casi inmediatamente a la pregunta por los causantes de ese dolor infinito que intentaba esconderse, negarse de mil maneras sin conseguirlo nunca completamente. Por otro lado, las observaciones de campo recurrentes, de los abusadores que insidiosamente acudían a los lugares de la explotación definidos por fuerza de una costumbre patética y desvergonzada nos trajeron hasta la evidencia de su responsabilidad directa e ineludible por más tiempo, hasta la convicción de que la injusticia no puede seguirse amparando en el poder del dinero o en la moral espuria de la primacía de los intereses individuales por sobre los derechos ajenos, máxime cuando estos son los derechos de niños y niñas. Nos sorprendió la variedad y multiplicidad de tipos de abusadores; al menos aparentemente no constituyen un grupo social signado por algún tipo de patología o desviación específica; de hecho intentar caracterizarlos supondría un tipo especial y diferente de investigación. Sin embargo, haber podido hacer una primera clasificación en función de su actividad económica o social quizás permita dirigir acciones encaminadas a la sensibilización, educación y reducción de factores de riesgo; ubicados los lugares de contacto y abuso sexual de estos sujetos tal vez sea posible que se puedan desarrollar campañas de disuasión de la utilización de niños y niñas en sus contactos sexuales cotidianos. Esto permitiría también acciones de intervención ambiental en el sentido de estimular la solidaridad y la responsabilidad social de los vecinos, dueños de comercios o superiores jerárquicos, en relación con la censura social y la denuncia penal, por ejemplo. ¿Quién se ocupa de los niños y las niñas?


113 El tema de la Explotación Sexual Comercial de la niñez ha sido abordado en las ciudades de maneras y con miradas diferentes, casi siempre parciales, casi siempre centradas en los niños y las niñas y por tanto negando u ocultando el elemento más complejo y fundamental como es el de los explotadores, explotadoras, abusadores y abusadoras; en algunos sitios se ha aumentado la presión sobre los niños y niñas por grupos armados ilegales y el control por parte de las autoridades, lo que ha generado un desplazamiento hacia sectores no tradicionales (comunidades) donde la Explotación Sexual Comercial se mantiene, más oculta, más clandestina pero tan activamente destructiva como antes.

Recomendaciones Esta investigación se formuló como una travesía por el campo para narrar una serie de observaciones sobre una realidad en extremo compleja; al final de este viaje por diferentes regiones y culturas del país nos atrevemos a formular recomendaciones quizás más con el corazón que con la razón de expertos en el tema de las políticas sociales. Desde el plano de las políticas sociales básicas 1. Reducción de la pobreza No se puede dejar de insistir en la necesidad de reducción de la pobreza; ésta es el caldo de cultivo de muchas formas de violencia contra los niños y las niñas; en sí misma representa un factor de angustia y de dolor psíquico para las personas, adultas y menores de edad, y dispara distintas formas de agresión especialmente al interior de las familias. Pero también actúa en las representaciones sociales como elemento que justifica el abuso y la manipulación de los niños y las niñas por terceros. La pobreza mueve a la compasión y a la solidaridad, pero también a distintas formas de aprovechamiento y explotación de los niños y las niñas; la pobreza significa ausencia de la escuela, no acceso a la salud, interrupción de ciertos procesos de desarrollo como el juego ante la imperiosa necesidad de contribuir a la subsistencia del hogar; la pobreza genera estigma social y discriminación. La pobreza, como subproducto del desarrollo, no puede seguirse interpretando ni asumiendo resignada o pragmáticamente; las entidades y organizaciones deben potenciar al máximo sus esfuerzos para lograr condiciones de vida más dignas para las personas, tanto en las ciudades donde hay poblaciones víctimas del desplazamiento como en donde no las hay. Este proceso


114 tendrá que articularse, necesariamente, con el fortalecimiento de los grupos y el empoderamiento de las personas para resolver su propia situación. Haciendo real y efectivo en la práctica el sentido de corresponsabilidad, la empresa privada, la sociedad y el estado deben unir esfuerzos para generar mecanismos eficaces que alienten la generación de empleos y de estrategias de producción sostenibles. 2. Garantizar el acceso general a servicios sociales básicos como educación y salud La exclusión social de individuos y grupos se relaciona directamente con la no garantía de derechos sociales básicos como la salud y la educación. A pesar de que un porcentaje de niños y niñas víctimas permanecen dentro del sistema escolar, la Explotación Sexual Comercial es un factor de riesgo de exclusión escolar constante. A pesar de esto, la escuela debe ser el espacio de socialización por excelencia de los niños y las niñas; los debe proteger frente a la explotación económica temprana y los debe dotar de herramientas emocionales y cognitivas para enfrentar distintas situaciones y experiencias; los debe ayudar a construir proyectos de vida plausibles y fuertemente cargados de sentido. La exclusión escolar aumenta el riesgo de vinculación a la Explotación Sexual Comercial. Los niños y las niñas, expuestos y expuestas a procesos de callejización , quedan a las puertas de las diversas formas de explotación; entonces, se hace necesario fortalecer los sistemas de inclusión escolar, potenciando la capacidad del sistema para retener al mayor número posible de niños durante el mayor tiempo posible. En relación con las políticas de protección especial recomendamos: 1. Alejar a los niños y a las niñas de los territorios de violencia La relación directa entre violencia y Explotación Sexual Comercial de la niñez, es evidente en todas las ciudades del país; es urgente y prioritario que el Estado cumpla a cabalidad su función de garantizar que ningún niño o niña esté involucrado en situaciones que atenten contra su normal desarrollo; más que ningún otro factor la violencia contra los niños y las niñas en cualquiera de sus formas (vinculación como combatientes, desplazamiento, víctimas de violencia sexual, etc.) constituye una amenaza que debe ser conjurada; por encima de diferencias culturales, geográficas, sociales o étnicas, los niños y las niñas no pueden seguir alimentando los


115 circuitos de agresión que han generado los desequilibrios e inequidades económicos y sociales en nuestro país. Los agentes del Estado no pueden contribuir a la generación de violencia contra los niños y las niñas; si bien algunos mandatos les impelen a retirarlos o retirarlas de los sitios en donde son explotados o explotadas, deben esforzarse activamente por salvaguardar su integridad física y moral en un proceso pedagógico que requiere la máxima sensibilidad y empatía. Las acciones de control y judicialización deben dirigirse explícita y contundentemente hacia los abusadores y explotadores como directos responsables de la violación de los derechos de la niñez y autores reconocidos de delitos contra ella. En especial se requieren medidas concretas para la prevención del desplazamiento y la atención prioritaria a los desplazados; las poblaciones en situación de desplazamiento son profundamente vulnerables a diversas formas de explotación; por sus condiciones materiales y emocionales fácilmente caen presas de alternativas espurias muy dañinas para el desarrollo, especialmente de los niños y las niñas; es necesario crear mecanismos específicos de formación (empoderamiento y resiliencia colectiva) para que las comunidades, a pesar de lo trágico de su situación, sean capaces de establecer procedimientos de alerta y reacción ante posibles vulneraciones de derechos a los niños y a las niñas. Por su parte, el Estado debe garantizar mecanismos efectivos de protección y seguridad para las poblaciones desplazadas; en muchos asentamientos éstas continúan sometidas a presiones, amenazas y diferentes formas de violencia simbólica ejercida por los grupos generadores de violencia, generalmente los mismos que han causado el desplazamiento, que debilitan su capacidad efectiva para hacer frente a los riesgos y amenazas de nuevas formas de violencia, en especial contra los niños y las niñas que quedan expuestos a la intrusión de estos actores violentos, que los someten a diferentes formas de abuso y explotación sexual amparados en la evidente necesidad económica. 2. Apartar a los niños y niñas de la explotación económica temprana En todas las ciudades donde se halló Explotación Sexual Comercial de niños y niñas, ésta guarda estrecha relación con la explotación económica temprana, mal llamada trabajo infantil, especialmente en las formas de mendicidad, venta ambulante y recolección, sin exclusión de otras. En todos los casos, la noción de trabajo es asimilada por los niños y niñas como factor de


116 identificación; entre más tiempo están expuestos a este tipo de actividades mayor es el riesgo y la probabilidad de ingresar a los circuitos de la Explotación Sexual Comercial por la asociación subsistencia-trabajo-dinero. Es absolutamente prioritario prevenir la inclusión de los niños y las niñas en este tipo de actividades que generan predisposición a la Explotación Sexual Comercial. Es imprescindible que las entidades locales asuman el liderazgo en este aspecto; donde existan organizaciones interinstitucionales trabajando en la prevención y atención del maltrato contra los niños y niñas y/o para la prevención de la explotación económica temprana, es fundamental que visualicen con toda claridad la relación Explotación Sexual Comercial-explotación económica temprana y emprendan acciones para prevenir la vinculación de nuevos niños y atender a quienes ya se encuentran en esta situación. Sugerimos que se inicie un debate amplio sobre el concepto “trabajo infantil” que a nivel institucional y social contribuye a ver normal en la representación colectiva, formas humillantes de utilización de los niños y las niñas, que en todos los casos tienen un innegable carácter de explotación; más allá del hecho de que estas formas se convierten en mecanismos de subsistencia obligada por la situación de miseria en que viven muchas de estas familias y comunidades, el concepto “trabajo infantil” no puede entrar a alimentar un imaginario social dentro del cual los niños y las niñas son medios de producción y reproducción de un orden social injusto. 3. Atención especial a niños, niñas y adolescentes pertenecientes a minorías étnicas Los niños y niñas que pertenecen a minorías étnicas son especialmente vulnerables a la Explotación Sexual Comercial; sus propias creencias ancestrales, el proceso de aculturación que padecen cuando son desplazados de sus comunidades hacia territorios por completo extraños, su indefensión ante las presiones económicas y sociales de que son objeto los convierten en fáciles víctimas de los abusadores y explotadores. Se requieren programas especiales de fortalecimiento de las comunidades indígenas para proteger a los niños y a las niñas de la exclusión; es necesario que la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, como entidad que orienta los destinos de las comunidades indígenas en el país se plantee la situación de los niños y niñas explotados sexualmente y coloque el tema en su agenda de trabajo. A partir del conocimiento de las particularidades de las


117 diferentes comunidades indígenas, esta organización puede ejercer una tarea político-pedagógica de la más alta importancia para proteger a sus niños y niñas como parte de su proyecto político más amplio; al lado de temas como la autonomía política y la preservación de la cultura ancestral tienen la obligación de establecer políticas de protección de la niñez indígena. 4. Asesoría, educación y capacitación a las familias en zonas de alto impacto La Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes está directamente relacionada con la debilidad o la distorsión de la función protectora de los padres y madres; muchas familias por ignorancia, ingenuidad o falta de conciencia moral colocan a sus hijos en situaciones de Explotación Sexual Comercial o permiten que sus hijos o hijas se vean involucrados en ella por acción de terceros; sobre la comprensión de las relaciones objetivas entre explotación sexual comercial de la niñez y situaciones sociales y económicas como el Desplazamiento Interno Forzado, la pobreza y la marginalidad social, es necesario que todos los agentes sociales, entidades del Estado y ONG’s coloquen el tema de la protección de la familia como eje central de sus actividades y programas. La familia en sí misma es objeto de constantes vulneraciones y víctima de los actores que generan violencia en el país. Un elemento importante dentro de esta protección es la ayuda para el que las familias se consoliden como organismos donde crece y se desarrolla la vida, en especial, de los niños, las niñas y los adolescentes. Al lado de los programas de ayuda humanitaria o de asistencia social en zonas de alto impacto de la Explotación Sexual Comercial, es necesario desplegar potentes programas de educación social, asesoría y acompañamiento psicosocial para que las familias puedan descubrir en sí mismas factores de resiliencia 68 que les permitan reconocer con claridad sus valores y sus fortalezas y desde allí reasumir el ejercicio de su misión como formadoras de la sensibilidad, la conciencia moral y la voluntad de los niños, las niñas y los jóvenes. Es importante dentro de este proceso tener en cuenta especialmente las formas como se transmite a los hijos e hijas nociones tan importantes dentro del proceso de formación de las subjetividades como los roles de género, la masculinidad y la feminidad; si se tiene en cuenta que estas nociones están profundamente arraigadas en el proceso mismo de construcción de las 68 “En el área de intervención psicosocial, la resiliencia intenta promover procesos que involucren al individuo y su ambiente social, ayudándolo a superar la adversidad (y el riesgo), adaptarse a la sociedad y tener una mejor calidad de vida”. Infante, Francisca. La resiliencia como proceso: una revisión de la literatura reciente. En Melillo, Aldo y Suárez Ojeda, Elbio Néstor (compiladores). Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas. Paidós. Buenos Aires. 2002. p. 31.


118 víctimas y los victimarios, es fundamental, desde la misma familia generar procesos de reflexión y redefinición de patrones de crianza y comunicación que retroalimentan inequidades entre los géneros. La maternidad y la paternidad deben ser igualmente redefinidas; sobre la base de la igualdad hombre-mujer el desempeño de roles tiene que ser cuestionado profundamente y educados los hombres y las mujeres jóvenes en el significado del ejercicio de los mismos, así como en la responsabilidad que implica este ejercicio en la consolidación de una sociedad democrática, menos violenta y más justa. 5. Crear leyes expeditas contra los abusadores y explotadores Las acciones de prevención y protección especial de las víctimas, deben estar respaldadas y complementadas por medidas legislativas en materia penal que contribuyan a contrarrestar la acción de criminales que se lucran de la utilización sexual de los niños y las niñas; una vez reconocidos los principales grupos poblacionales que cometen al abuso sexual y la explotación comercial de los niños y las niñas y reconocida su nefasta influencia, especialmente en la producción social de una demanda, es necesario revisar la pertinencia de los instrumentos jurídicos existentes para producir sanciones sociales efectivas y una verdadera reparación a las víctimas. De la misma manera que se debe combatir denodadamente la proliferación de negocios donde se promueve y facilita el abuso sexual, identificados en su multiplicidad, heterogeneidad y capacidad de mímesis, es necesario generar un movimiento jurídico que permita ampliar, fortalecer y hacer específicos los instrumentos penales para castigar de manera contundente a los abusadores. La utilización sexual de niños y niñas debe ser considerada en todos los casos, abuso sexual, independientemente de las circunstancias tales como la edad del niño o la niña, de su actividad habitual o incluso de sus motivaciones para realizarla; en todos los casos, debe primar como criterio para definir la responsabilidad penal “…la intención perversa del adulto que manipula sus sentimientos, necesidades y carencias, distorsionando su desarrollo sexual…” 69. Al mismo tiempo, es necesario sensibilizar a los operadores de justicia para que comprendan la gravedad de la Explotación Sexual Comercial de los niños y las niñas; contar con los instrumentos 69 Cárdenas, Stella y Rivera, N. RENACER: Una propuesta para volver a nacer. UNICEF. Fundación Renacer. Bogotá. 2000. p. 44.


119 y procedimientos adecuados no es garantía de aplicación efectiva de la justicia; en muchos casos las percepciones y actitudes de los funcionarios judiciales, afincadas en mitos y creencias sobre la sexualidad de los niños y las niñas y sobre la misma Explotación Sexual Comercial, impiden el ejercicio objetivo e imparcial de sus funciones vulnerando el derecho de los niños y las niñas a la justicia. 6. Brindar atención Integral a los niños y niñas víctimas El fin de la atención integral a los niños y niñas víctimas de la Explotación Sexual Comercial debe ser su completa recuperación y definitiva reintegración social; sobre el principio de que los niños y las niñas son sujetos plenos de derechos y que estos derechos son complementarios, indivisibles e interdependientes, es necesario desarrollar políticas, planes y programas que permitan sustraerlos y sustraerlas de cualquier situación en que se hallen involucrados o involucradas como víctimas de Explotación Sexual Comercial y ofrecerles atención inmediata, especialmente en el sentido de brindarles protección por parte del Estado, asistencia médica y asistencia psicológica encaminada a valorar y prevenir el impacto negativo de la experiencia de la explotación sexual sobre su desarrollo emocional. Es necesario desarrollar, fortalecer e implementar programas de atención integral donde los niños y las niñas puedan restablecer su desarrollo normal que ha sido alterado por la experiencia traumática de haber sido victimizados y victimizadas, potenciando sus recursos personales para superar las dificultades y gestionar un proyecto de vida (resiliencia); en lo posible estos programas deben incluir a la familia como agente de apoyo y sujeto de cambio. En la medida en que la familia está muchas veces involucrada en el proceso de la explotación requiere especial cuidado y tratamiento, que le permita reconocer el daño generado al niño o a la niña y desarrollar herramientas eficaces para prevenir posteriores vulneraciones a sus derechos; guardando las debidas precauciones, en este caso se debe privilegiar la “reparación afectiva” por parte de la familia antes que medidas de carácter represivo. Un componente esencial que debe ser suministrado por estos programas de atención, es la asesoría y acompañamiento a los niños y niñas cuando son vinculados o deciden entablar acciones de tipo judicial contra los abusadores y explotadores; esta asesoría y acompañamiento además del componente jurídico propiamente dicho debe incluir asesoría psicológica y entrenamiento pedagógico que permita a los niños y a las niñas el reconocimiento de sus


120 derechos y el manejo de los procedimientos específicos relacionados con el proceso de restitución. Estos programas de tratamiento deben articular la participación de las entidades responsables de ofrecer servicios en salud, educación, recreación, cultura y formación para la vida, de tal manera que se haga efectivo y funcional en la práctica el llamado Sistema Nacional de Bienestar Familiar; en este sentido, se requiere de la voluntad política de dichas entidades y de la definición de protocolos y rutas de atención que permitan lograr la máxima eficiencia y efectividad de las medidas encaminadas a la restitución plena de derechos. Es crucial por otro lado, desarrollar campañas u otro tipo de acciones encaminadas a generar o a fortalecer en estas entidades y en sus funcionarios un sentido de compromiso real y efectivo con los niños y las niñas, que les permita asumirlos en todos los casos como víctimas de un delito y no como culpables de su propia explotación; de esta manera se debe poder garantizar un trato adecuado que evite la revictimización y favorezca el proceso de recuperación. Dentro de este mismo aparte merece consideración especial el caso de los niños -de sexo masculino- utilizados en la prostitución y otras formas de explotación sexual; en tanto se constituyen en minoría, tienden a pasar desapercibidos por la sociedad y por el Estado, agregando a la discriminación de que son objeto por su ubicación en una actividad de por sí marginal, la segregación social en razón de su orientación sexual. Es necesario desarrollar acciones en dos sentidos: por un lado, garantizar la protección especial a este grupo creciente mediante su inclusión efectiva en todos los servicios sociales que les permitan disfrutar de sus derechos y, por otro lado, generar un gran debate, una reflexión social abierta en torno a los prejuicios y actitudes sociales que hacen posible la marginación de la diferencia, especialmente cuando ésta se refiere a las opciones sexuales. Sólo haciendo confluir el tema de la exclusión social de la diferencia sexual como factor predisponente para la explotación sexual con el derecho de la niñez y la adolescencia, podrá reducirse la utilización de los niños en actividades que degradan su dignidad y vulneran sus derechos. En el plano de las Políticas de Prevención recomendamos: 1. Fomentar en las comunidades la cultura de respeto a los derechos de la niñez


121 El discurso de los derechos de la niñez ha estado relegado a algunos ámbitos casi siempre especializados y en general, bastante restringidos; fuera de los espacios escolares e institucionales las comunidades de base, pocas veces se han logrado apropiar de manera concreta y efectiva el respeto de esos derechos ni la conciencia práctica de la corresponsabilidad en su protección y promoción. Siendo la perspectiva de derechos el marco ético y conceptual privilegiado para dar soporte a las acciones y programas de prevención y, estando ésta dirigida primordialmente a las comunidades en donde la Explotación Sexual Comercial tiene mayor impacto, es urgente desarrollar métodos que permitan un acercamiento eficaz a los sistemas de creencias, actitudes y prácticas de estas comunidades para desde allí generar movilizaciones pedagógicas concretas contra la Explotación Sexual Comercial de la niñez. Tales métodos pedagógicos deben permitir a los grupos y comunidades elaborar reflexiones críticas sobre sus maneras particulares de insertarse en discursos mediáticos e ideológicos relacionados con aspectos tales como el psiquismo y la sexualidad de los niños y de las niñas, la reproducción de roles y funciones genéricas a través de ciertas pautas educativas, el consumo, etc., donde los niños y las niñas son puestos como objetos o medios para el logro de fines utilitarios, comerciales o egoístas. Una tal pedagogía social debe promover una visión contundente basada en el reconocimiento fundamental y prioritario de que los niños y niñas tienen derecho a la niñez. A que se les considere niños y niñas con un psiquismo diferente al adulto. A que no se les mire como adultos ni se les den tareas o roles de adultos. A que no se les pidan respuestas y actitudes adultas como la autonomía y la responsabilidad más allá de sus capacidades. A que se respeten sus procesos de desarrollo. A que no se les involucre en actividades adultas sexuales, bélicas, ni económicas. Como parte de esta estrategia pedagógica se sugiere replicar actividades tales como foros y encuentros de localidades para el análisis de la problemática de la infancia, observatorios, veedurías ciudadanas y consejos tutelares que fortalezcan las capacidades organizativas y de participación de las comunidades en torno a la protección de los niños y las niñas.


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2. Educación social a grupos específicos Es necesario emprender acciones de carácter disuasivo a través de campañas y programas de educación social dirigidas a grupos reconocidos como abusadores (transportadores, militares, comerciantes, dueños de peluquerías, proveedores de servicios de Internet, dueños de cabinas y café Internet, propietarios de negocios legales de recreación –bares, tabernas, discotecas, etc.-), que les permitan reconocer el daño que se genera a los niños y a las niñas mediante su utilización sexual y el carácter de delito que ésta utilización comporta; y los comprometa en la firma de códigos de conducta que los obliguen a no permitir ni a promover la utilización sexual de niños y niñas en sus establecimientos. A partir de tales actividades educativas se debe ir generando transformaciones culturales. En primer lugar en relación con la percepción social de los niños y las niñas como sujetos en proceso de desarrollo, con necesidades particulares de protección y respeto; y en segundo lugar, en relación con la construcción de patrones de comportamientos, creencias y actitudes que posicionan a los hombres como usuarios de niños y niñas en actividades sexuales comerciales, y al mismo tiempo definen a las mujeres, a las niñas y a los niños como objetos sexuales y comerciales. 3. Programas de educación sexual y desarrollo personal en las escuelas y colegios Solamente en la medida en que la sociedad sea capaz de reflexionar sobre su manera de pensar y comportarse en el plano sexual como en otros órdenes, podrá evitar la perpetuación de patrones culturales que sustentan la violencia sexual, la inequidad y las prácticas antidemocráticas. En este sentido, es urgente revisar la forma como los colegios y escuelas en las diferentes ciudades han venido asumiendo el desarrollo de los programas de educación sexual y hasta dónde estos han estado o no ligados a un proyecto pedagógico de desarrollo personal y a la construcción de una nueva ciudadanía. Al mismo tiempo, se requiere una auto-evaluación profunda de cada una de las instancias del sistema educativo respecto a las representaciones que sustentan su actuar cotidiano, en éste como en otros ámbitos de su quehacer. La educación sexual es quizás el terreno más indicado para plantear la reflexión sobre las relaciones entre lo privado y lo público, como escenario en donde surge y en consecuencia


123 donde se debe prevenir la reproducción del machismo y otros correlatos del modelo social patriarcal; en tanto la escuela sea capaz de construir formas de relación entre niños y niñas basadas en la equidad de géneros y educarlos en valores morales y cívicos más congruentes con una visión de sociedad democrática será posible generar cambios en uno de los factores predisponentes más poderosos de la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes. 4. Consolidar Consejos Locales para la prevención y erradicación de la Explotación Sexual Comercial Los consejos locales constituyen una experiencia interesante que es necesario evaluar, y en cuanto sea posible replicar para abordar integralmente la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes; conformados por las entidades que tienen competencias definidas en el tema, estos espacios permiten de manera participativa, concertada e intersectorial instaurar y hacer más eficientes y eficaces políticas, planes y programas para atender a las víctimas de delitos sexuales y prevenir que estos problemas se multipliquen. Por otro lado, los Consejos Locales se constituyen en veedores del accionar de cada una de las entidades responsables o competentes de brindar atención integral a las víctimas; permiten llevar un seguimiento al cumplimiento de compromisos y mandatos en relación con el tema y mantener la visibilidad social y pública del mismo, presionando de esta manera a los gobiernos a cumplir sus responsabilidades en problemas sociales de tan alto impacto. Los Consejos Locales pueden a su vez articular esfuerzos y recursos con otras instancias locales que atienden problemas de la infancia y la juventud tales como las llamadas Redes del Buen Trato o los Comités de Infancia o los Consejos de Juventud, estableciendo frentes amplios de acción que permitan incidir de una manera coordinada y potencialmente más eficaz sobre los factores que generan casi todas las manifestaciones de violencia y vulneración de los derechos de la niñez. 5. Introducir el tema de la Explotación Sexual Comercial como prioridad en planes locales de desarrollo El tema de la niñez en general y el de la Explotación Sexual Comercial en particular, deben ser articulados con carácter de prioridad en los planes de desarrollo locales; sólo desde una perspectiva de política pública es posible desencadenar acciones continuas e integrales para


124 prevenir y erradicar la Explotación Sexual Comercial, promoviendo su sostenibilidad en la medida en que el plan local de desarrollo articula las competencias de los diferentes sectores institucionales, definiendo prioridades y asignando recursos para el desarrollo de planes y programas. En este sentido la sociedad civil, suficientemente sensibilizada e informada, puede jugar un papel importante en tanto ayude a presionar un adecuado posicionamiento político del tema y ejerza una veeduría efectiva de la aplicación de los recursos en programas de acción, concertados en la perspectiva del interés superior del niño y la prevalencia de sus derechos.


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BIBLIOGRAFÍA

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