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OCHO COLUMNAS Regresar del infi erno: sobrevivir a un levantón de Los Ardillos Zósimo

Regresar del infi erno: sobrevivir a un levantón de Los Ardillos

Es el único sobreviviente a un levantón de Los Ardillos. Fue devuelto por los narcotrafi cantes como una masa sanguinolenta. No pudo moverse por meses. La tortura le dejó secuelas físicas y sicológicas; pero no se arredra. Las comunidades se movilizaron cuando su secuestro y ellas mismas lograron su liberación. Ahora se pone al frente en cada acción de la resistencia nahua

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ZÓSIMO CAMACHO , TEXTO, Y JOSÉ LUIS SANTILLÁN , FOTOS / ENVIADOS

los torturadores se burla mientras le muestra al nahua Pedro Rodríguez los instrumentos colocados en una mesa: barreta, machete, tijeras, lezna…

Montaña Baja, Guerrero. “¿Con cuál quieres em-pezar? De todas maneras, vas a pasar por todos”. Uno de

UNA CAMIONETA BLANCA LE CIERRA EL PASO INTEMPESTIVAMENTE Y LO OBLIGA A SALIR DEL CAMINO. DEL VEHÍCULO SE APEAN DOS INDIVIDUOS. CUBIERTOS EL ROSTRO CON PASAMONTAÑAS, APUNTAN SUS ARMAS

rumbo de Quichultenango. Son aproximadamente las 10:20 de la mañana. Pedro señala que las personas que lo secuestraron lo identifi ca-ron y siguieron desde la cabecera municipal. Orador en náhuatl, se expresa también con elocuencia en su segunda lengua, el español. “Ellos trabajan en una forma clandestina, vamos a decirlo así. Ellos te ponen espías en el mu-nicipio de Chilapa. Y uno viaja por ahí. Cada 8 días yo bajo a vender ganado. Y entonces desde ahí vienen los rumores de que ya me venían siguiendo. Y en Atzacualoya me agarraron, me secuestraron y me llevaron.” Separan a Pedro de su acompañante, quien lo había contratado para trasladar un caballo. Lo llevan hasta una casa en una ladera. Le recriminan su participación en la CRAC-PC-PF y en el Cipog-EZ. Le echan en cara haber participado en el enfrentamiento en Rincón de Chautla, donde murieron 12 sicarios al tratar de entrar al territorio indígena.

El cautiverio

“Me tuvieron en una casa; me metieron; me golpearon. Y según

ipal de Chilapa de Álvarez. En camioneta de redilas llevan un par de novillos con la intención de venderlos en el mercado, como cada semana. De regreso, en la calle princi- pal que atraviesa la comunidad de Atzacualoya, una camioneta blanca le cierra el paso intempes-tivamente y lo obliga a salir del camino. Del vehículo se apean dos individuos. Cubiertos el ros- tro con pasamontañas, apun-tan sus armas de fuego, calibre 9 milímetros, contra Pedro y su acompañante. Se los llevan con

Acostumbrados a matar en medio del tormento a quienes secuestran, los captores ya no se molestan en ocultar su rostro. Para ellos, el levantado no volverá a ver la luz; será descuartizado y partes de su cuerpo, desmembrado, serán encontradas en lugares distintos… tal y como ha ocurrido en decenas de ocasiones desde 2010, donde las víctimas han sido integrantes de bandas contrarias, funcionarios del municipio y del estado, integrantes de las corporaciones policiacas y, con mayor frecuencia desde el año pasado, integrantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria de los Pueblos Fundadores (CRAC-PC-PF) y activistas del Consejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (CipogEZ): las dos organizaciones que han logrado liberar a las comunidades montañeras del narco y expulsar del territorio a los cárteles. La tortura, iniciada la mañana del 3 de febrero pasado, termina en la madrugada del 4, cuando Pedro Ramírez (el nombre ha sido cambiado) es entregado por los narcotrafi -cantes a los policías ministeriales en un ambiente de camaradería.

El levantón

Fotografía. Hogar de Pedro Ramírez

El suplicio inicia la mañana del domingo 3 de febrero de 2019. Pedro y un acompañante salen de su comunidad en la Montaña Baja con rumbo a la cabecera munic

vilizan para dar con el paradero de Pedro . La CRAC-PC-PF inicia investigaciones. En una serie de acciones rápidas detiene al líder de la zona de Los Ardillos. Los policías comunitarios lo atajan cuando lo identifi can en una de las camionetas pick up de la Policía Municipal de Chilapa. Tranquili-no está custodiado por ocho de sus escoltas que no pueden hacer nada ante a llegada de los comu-nitarios. En la reacción ante el secuestro de Pedro , el papel más importante está a cargo del concejal del Con-cejo Indígena de Gobierno (CIG)

intensidad del negro. Cuenta 55 años de edad. Algunas arrugas ya hacen surcos profundos en su frente y mejillas. De carácter recio, se le quiebra la voz cuando se refi ere al tiempo que estuvo en manos de sus captores. “¡Uh..! Si te imaginas, me patearon, me golpearon…”. Debe interrumpir su testimonio y respirar.

La movilización de las comunidades montañeras

Por los radios de comunicación de sus captores, Pedro se entera de lo que pasa en la región. En medio de la privación de la libertad y las sesiones de tortura, puedo escuchar la coordinación que los narcotrafi cantes tienen entre ellos y se entera también de la respuesta de los pueblos para lograr su liberación: detienen a ocho de los ardillos y a uno de los entonces líderes de la región, Tranquilino Palatzin Tranquero. “Estaba en una mesita el radio portátil; se estaba escuchando todo lo que estaban diciendo. Decían que ‘ya agarraron a Tranquilino [Palatzin Tranquero] y a los otros ocho que venían acompañándolo’, resguardándolo, el líder, pues.” Las comunidades nahuas, advertidas de su secuestro, se mo

Fotografía superior. Aspecto de traspatio Fotografía inferior. C omunitarios, al rescate de Pedro

ellos estaban actuando porque me echan la culpa del problema que hay aquí [expulsar al narcotráfi co de las comunidades].” Entonces había pasado apenas una semana del enfrentamiento en el Rincón de Chautla. Con carros blindados y artillados Los Ardillos intentaron tomar la comunidad e ingresar al territorio indígena. No lo lograron porque una cadena de metal, colocada precisamente por seguridad, les impidió a los carros seguir avanzando. Ahí se dio el enfrentamiento en el que murieron 12 sicarios. Ahora los captores piensan vengarse con Pedro . Le dicen que él va a ser el primero de todos los que pagarán por esos hechos. Nada valen las palabras del nahua, quien les señala que él no participó en ese enfrentamiento y que, efectivamente, su participación en el movimiento indígena es hasta ese momento marginal. Su acompañante también es torturado, en un lugar distinto. Tal vez por miedo, al momento de la liberación señala que él no recibió malos tratos. “Según él dice que no lo golpearon; pero yo no creo que no lo hayan golpeado, porque cuando nos entregaron él tenía un moretón [hematoma] aquí [muestra el lado derecho del rostro].” Frunce el ceño. Aún no es considerado tata nextili (abuelito respetable) y su cabello mantiene la

Fue devuelto a su comunidad, pero lo que siguió para él fue oscuridad, tristeza y dolor. Demoró 3 meses en volver a caminar. Sumido en sus refl exiones, cayó en depresión. “Me recuperé a los 2 meses y medio… no, 3. Me trajeron en silla de ruedas. Ya no podía yo caminar nada. Todo lo que es el cuerpo me dejaron bien negro [lleno de hematomas]. Y entonces esa es una tristeza… A nadie se le desea.” Explica que, hasta la fecha, le es imposible levantar las manos por encima de los hombros. Después de la medianoche, los ardillos que lo tienen secuestrado reciben la orden de liberarlo. En la madrugada lo sacan de la casa donde había sido torturado. En la camioneta vuelve a ver su acompañante. Los delincuentes acordaron con los policías ministeriales el lugar del encuentro: un punto en la carretera Chilapa-Tlapa. No hay rescate alguno. Como amigos que reciben un encargo, así los narcotrafi cantes entregan a Pedro y su acompañante a los policías ministeriales. “Los mismos delincuentes me entregaron con la Policía Ministerial. Cómo está eso. Imagínate que estés secuestrado y que te entreguen ellos mismos con la Policía. Ahí en la carretera nos traspasaron a una camioneta de ministeriales. Los mismos delincuentes que me levantaron, los mismo que me

“LOS MISMOS DELINCUENTES ME ENTREGARON CON LA POLICÍA MINISTERIAL. AHÍ EN LA CARRETERA NOS TRASPASARON DE UNA CAMIONETA A OTRA. NO HUBO RESCATE. COMO UN RAITE ”

Los cuerpos de Lucio y Modesto serían encontrados el día 5 en el interior de un vehículo marca Chevrolet, color rojo y sin placas de circulación, en el boulevard Eucaria Apreza, en la cabecera municipal de Chilapa. Los de Bartolo Hilario e Isaías fueron hallados dentro de bolsas de plástico en la carretera Chilapa-Tlapa a la altura del lugar conocido como Las Antenas. Y también el cuerpo del propio Tranquilino Palatzin sería encontrado el 26 de julio pasado cerca de la comunidad de Xochi

José Lucio Bartolo Sebastián. El también delegado del Congreso Nacional Indígena (CNI) es entonces uno de los líderes nahuas con mayor autoridad moral y capacidad de organización de la región. En mayo pasado Lucio, como todos lo conocen, sería asesinado luego de haber sido interceptado y secuestrado por Los Ardillos. También en ese mes, otros líderes de la CRAC-PC-PF y de Cipog-EZ serían asesinados: Modesto Verales Sebastián, Bartolo Hilario Morales e Isaías Xanteco Ahuejote. calco, municipio de Chilapa.

El “rescate”

La detención de los nueve integrantes del narcotráfi co provoca que los torturadores de Pedro reciban las órdenes de terminar las sesiones de tormento y esperar instrucciones, las cuales llegan después de la media noche para entregarlo a los policías ministeriales a las 2:00 de la madrugada del lunes 4 de febrero. La propia CRAC-PC-PF y el Cipog-EZ reconocen que no hubo otra manera de rescatar con vida a Pedro y a su acompañante que intercambiarlos por los nueve ardillos .

Fotografía. Montaña Baja, en disputa

de su cultura y su pueblo. “A nadie le deseo que llegue por donde yo fui. Está muy difícil. Y es muy triste. Yo quisiera que el gobierno diga que hasta aquí se acabó [la impunidad para los cárteles], porque francamente nadie regresa para contarlo. Hemos perdido muchos compañeros y desgraciadamente no corren con la misma suerte que yo corrí.” Como nahua, la principal preocupación no es que pierdan la vida en un enfrentamiento o una emboscada. Pedro no puede soportar que desmiembren los cuerpos. Los Ardillos y Los Rojos lo hacen para generar más terror entre los indígenas. “Está bien que nos maten. No digo que no, si es que ellos lo ven que así es. Pero el problema más grave es que a los compañeros los han descuartizado. Ése es el problema. Todos semos humanos.” Por momentos, el agobio parece consumirlo. Pero sacude sus huaraches, se cala el sombrero, respira y vuelve con sus compañeros. Presto a las bromas, ríe con ellos, los regaña, da instrucciones. No quería asumir mayores responsabilidades. Pero está en deuda con Lucio y con el movimiento. Lo asume. Organiza, agita las manos. La poca movilidad en los brazos no le impide trabajar la milpa, empuñar la coa, el machete, el azadón, el pixcador … y el fusil, en estos tiempos principalmente el fusil.

entregaron con los ministeriales. Qué quiere decir eso. Esos no me fueron a rescatar. Esos nada más me fueron a traer… como si nada más me hubieran dado un raite . Porque a los delincuentes nada más les dijeron: ‘hay que pasarlos acá a la camioneta’.” Reconoce que su caso es único. Cuando Los Ardillos secuestran a alguien, así sea funcionario, es ejecutado tras largas sesiones de tortura. Jamás se les vuelve a ver con vida. “Francamente, toda persona que se los han llevado para abajo… ya no regresan. Así fuera quien fuera.” En Chilapa han sido asesinados, tanto por Los Ardillos como por Los Rojos, policías municipales, estatales y federales. Incluso en 2011 fue secuestrado, torturado y desmembrado el comandante de la Policía Ministerial del Estado, Trinidad Zamora Rojo.

Compromiso conlos que se fueron

Fotografía superior. Armarse para defenderse Fotografía inferior. Organzarse para subsistir

Sus compañeros se arriesgaron para salvarlo y lo lograron. Cuando algunos de ellos cayeron en manos de los narcos , éstos ya no se demoraron. Los ejecutaron sin dar tiempo a una respuesta de las comunidades. Pedro tiene ese pesar. De ahí que su conciencia le dictara involucrarse más con el movimiento. Además, se fortalecieron sus convicciones en defensa

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