Magazine FOCOS Nº 1

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Magazine fotográfico

Nº 1 - Diciembre 2022

Magazine fotográfico Nº1

Diciembre 2022. Edición On-line.

Dirección, coordinación, realización y diseño: Miguel Sanz

Corrector: Ángel H. Mostajo

Foto portada: Aitor Arana. Foto contraportada: Fernando Ezquerro

Focos no se responsabiliza del contenido de las fotografías y textos publicados en este magazine siendo el autor o autores de los mismos los responsables, tanto del contenido como de los derechos de las imágenes aqui publicadas. Los autores han cedido los derechos solamente para esta publicacióndigital, por lo cual todo el contenido queda prohibido para su reproducción comercial sin autorización por escrito de los autores.

Fotografía Txabi Beroitz
SUMARIO
6-17 18-29 30-41 42-53 54-65 66-77 78-89 90-101 102-113 114-125 126-135 136-147 148-159 160-171 172-183 184- 195 196-207 208-219 220-231 232-243 244-255 256-265 266-275 276-283 284-296 Juanma Gavira Aitor Arana Pedro Sanfiel Dámaso Ávila Lidia Martín Beatriz Castillo Blas del Amo Adolfo Alba Ana Cosculluela Fernando Ezquerro Jaime Sánchez Antonio Romance Adolfo W. Manzano Txabi Beroitz Francisco Pina Adolfo Gajón Vicente Muñoz Marcos Pastor Isabel Herrera Kino Jam Juan Lucas (Pixelecta) Procesos alternativos Como se hizo La composición (guía completa) La lente del escritor SECCIONES AUTORES Empezando el arte de la acuarela Los lienzos del Guernica “NYC, Another look” Fotografía y emociones White Alma de luz, corazón de volcán Buitres, los incomprendidos Arte y moda Psicodelias nocturnas “Figuring” Beth Jhonson Miradas en una pandemia Muy cerca Paseando por la playa Agua. Sal. Roca. Luz Capturando colores Sombra fuiste Urban Noise Desde hace años Islandia Desfile Aguja Goyesca 2022 Incursiones boscosas Cianotipia por Anu Medina Jaime de Prado y Adolfo W. Manzano La Casa de la Fotografía por José Benito Ruiz J.M. Trullén - Pilar Royo - Fran Picón

Fotografía Dámaso Ávila

Después del 0 llega el 1

Como lo prometido es deuda y tras el éxito del Nº 0, con casi 10.000 visitas en el portal issuu, ya tienes en tus manos el Nº 1 del magazine “FOCOS”.

“FOCOS” es el único magazine de estas características que se edita en papel en todo Aragón y de los pocos que lo hacen en España. Reúne arte en, al menos tres modalidades distintas, como son la fotografía, la pintura y la literatura y queremos más, porque la escultura y la arquitectura también tendrán su espacio.

En este nº 1 tenemos un gran plantel de autores: Juanma Gavira, nuestro artista invitado, nos sumergirá en el maravilloso mundo de la acuarela. El maestro Aitor Arana, premiado en muchas ocasiones, nos descubrirá los secretos del Gernika, mediante una recreación fabulosa de lo que sucedió el día 26 de abril de 1937. Ahí estaba Aitor para que a través de sus fotos deje un documento gráfico para no olvidar. Este número se estrena con dos fotógrafos invitados, Dámaso Ávila, reconocido y premiado, no tiene ningún reparo en abrir su corazón para impactarnos con su reportaje de “Fotografía y emociones”. Pedro Sanfiel, nos muestra un reportaje con una visión particular de New York. Acompañados de grandes autores que nos muestran sus más variados estilos y enfoques utilizados a la hora de captar los momentos más espectaculares de sus obras, estos son: Lidia Martín, Beatriz Castillo, Blas del Amo, Adolfo Alba, Ana Cosculluela, Fernando Ezquerro, Jaime Sánchez, Antonio Romance, Adolfo W. Manzano, Txabi Beroitz, Francisco Pina, Adolfo Gajón, Vicente Muñoz, Marcos Pastor, Isabel Herrera, Kino Jam y Juan Lucas (Pixelecta). Anu medina dentro de “Procesos alternativos” nos habla de la Cianotipia, en “Cómo se hizo” Jaime de Prado y Adolfo W. Manzano nos explican además, los trucos y puestas en escena utilizados para conseguir ese momento mágico captado por la lente. En “Lecciones de fotografía” José Benito Ruiz vuelve a dar otra masterclass desde La Casa de la Fotografía (Chile) sobre la composición fotográfica y que seguirá impartiendo sus conocimientos en ésta sección y poco a poco iremos desgranando los secretos de esta parte tan importante de la fotografía. En “la lente del escritor” podremos disfrutar de una aventura fruto de las imaginaciónes de J.M. Trullén junto con Pilar Royo y Fran Picón.

Con el deseo de que disfrutéis de esta segunda entrega y el convencimiento de que habrá más, os dejo con el magazine “FOCOS” Nº 1.

Disfrutadlo, saboreadlo, impregnaos de su arte y dejad que vuestros sentidos gocen de ese inmenso placer que es la admiración por las cosas bien hechas y plasmadas con esmero con el único deseo de haceros partícipes de la belleza y la plasticidad de toda la variedad de obras y autores que hemos compilado.

J. M. Trullén Colaborador de “Focos”.

5 EDITORIAL

Juanma Gavira ARTISTA INVITADO

Empezando el arte de la acuarela

Mi nombre es Juanma Gavira y en primer lugar quiero comentar que nunca he dibujado, bueno “si” pero no lo he hecho desde chaval. Solo llevo unos meses investigando y aprendiendo este mundo tan fascinante como es la acuarela.

Dar las gracias de corazón a Miguelon Sanz, artífice de este proyecto del nuevo magazine “Focos” y que me da la oportunidad en mostraros mis bichos.

Yo vengo de la fotografía de paisaje y solo llevo unos meses en esto.

Gracias enormes por vuestra comprensión y espero que os guste.

Upupa epops

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Abubilla,

Aguíla Real, Aquila chrysaetos

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Cigüeña común, Ciconia ciconia

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Gallo de corral, Gallus gallus

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Garza imperial, Ardea purpurea

Garza imperial, Ardea purpurea

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Grulla de Manchuria, Grus japonensis
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Grulla de Manchuria, Grus japonensis

Jilguero, Carduelis carduelis

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Milano real, Milvus milvus

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Milano real, Milvus milvus

Rinoceronte blanco, Ceratotherium simum

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MAESTRO INVITADO

https://www.instagram.com/aitorarana/

Aitor Arana

Apasionado por el retrato

Aitor Arana Arruti es un fotógrafo vasco nacido en San Francisco (California-EEUU), pero residente en Gernika (Bizkaia) desde los 7 años. Apasionado por el retrato y la fotografía narrativa, donde fue desarrollando su trayectoria, partiendo de la fotografía de lugares abandonados a los que poco a poco incorporó personajes y en los que fue creando series con guiones propios a modo de cómics fotográficos.

Aitor empezó en el mundo de la fotografía en 2011 como instrumento para desarrollar sus inquietudes creativas de juventud, donde se licenció en Geografía e Historia en la que se incrementó su pasión por el arte. Sus influencias pasan por el cine, la televisión, el comic, el teatro y por supuesto la pintura.

Comenzó con una cámara analógica a desarrollar su nueva pasión, después pasó al mundo digital con una cámara que le cambió la vida por completo. Pasó horas y horas inmerso en hacer fotos y editarlas de forma totalmente autodidacta. En 2013, pasó a formar parte del grupo de fotografía Photoka de Gernika y al año siguiente se integró en la Federación Vasca de Fotografía EHATE. Es miembro de la CEF desde el 2019. Empezó a participar en concursos de fotografía en 2016, y desde entonces ha logrado varios premios.

Ha expuesto en varias exposiciones tanto individuales como colectivas a lo largo de estos años. Fue invitado a exponer en Bilboargazki 2020, pero debido a las circunstancias sanitarias del Covid-19, tuvo que suspenderse, quedando pendiente hacerlo en el 2021. También ha realizado por encargo 21 portadas de libros para editoriales del Pais Vasco. Así mismo ha sido jurado en varios certámenes de fotografía. Aitor Arana Arruti es considerado una figura emergente dentro de la fotografía vasca, con un estilo reconocible dominado por imágenes donde se aprecia el contraste entre la luz y la penumbra, dando un mensaje que transmiten sus fotos que es directo.

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Los lienzos del Gernika

Esta serie tiene como fundamento las vivencias que la madre de Aitor, superviviente del bombardeo de Gernika, le relató cuando era un niño de 5 años. Lo que ha querido reflejar el autor son los sueños que ha tenido a lo largo de su vida de la realidad que vivió su pueblo en aquellas fatídicas fechas en 1937, mostrar la pesadilla de una guerra a través de los ojos de un niño que se ve envuelto en ella. Para él la guerra siempre lleva el nombre de Guernica, porque conoció el terror a través de su bombardeo contado de primera mano, e inmortalizado por el lienzo de Pablo Picasso. “Los lienzos del Guernica” son imágenes idealizadas del bombardeo de Gernika el 26 de abril de 1937, que redujo a cenizas un pueblo que es considerado un símbolo del pueblo vasco, y que sirven de homenaje a su madre y a toda la gente que vivió y vive las consecuencias de las guerras. Es una serie de 10 fotos, que de alguna manera es una visión onírica a modo de reportaje de guerra, con un tinte antibelicista precisamente por la crudeza de sus imágenes. Toda la serie puede resumirse en el testimonio de su madre, una niña de 9 años aquel día: “Corrimos a refugiarnos cuando sonaron las campanas de la iglesia, y cuando cesaron los estruendos y salimos de allí… no quedaba nada. Nuestra casa, los sitios donde jugábamos, nuestros recuerdos, nuestra infancia… todo había desaparecido”.

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FOTÓGRAFO INVITADO

https://www.instagram.com/pedrosancer/

Pedro Sanfiel

“NYC, Another look”

“Mediante la fotografía se puede reinterpretar la realidad y transformarla en imágenes. El fotógrafo es capaz de expresarse creando imágenes partiendo de sus ideas y entorno, que bien buscan transmitir un mensaje o simplemente expresar sus emociones”.

La serie fotográfica plantea una reflexión sobre las grandes ciudades contemporáneas de gran densidad poblacional donde conviven habitantes y espacios urbanos de mucha actividad y ajetreo. Situaciones, escenas en las calles, paisajes urbanos, etc. Tal es el caso de New York, ciudad donde están tomadas las fotos de la serie.

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La técnica está basada en la “Fotografía experimental” realizada con doble exposición, partiendo de una imagen original para llegar a otra final de una manera alternativa y creativa. Buscando un aspecto abstracto y dándole un efecto artístico para desafiar al espectador a mirar con una nueva perspectiva, y así experimentar nuevas sensaciones o emociones. Se crea un nuevo espacio narrativo, que nunca sucedió realmente, imágenes que hemos visto tantas veces en otras fotografías, formadas por parte de la memoria y parte de la imaginación.

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FOTÓGRAFO INVITADO

Dámaso Ávila

Fotografía y Emociones

Al igual que los poetas o los pintores, los fotógrafos hacemos fotos fundamentalmente para expresarnos, para dar salida a nuestra creatividad más profunda, para intentar alcanzar el reto hipotético de convertir nuestras fotografías en obras de arte. Intentar que, una vez finalizada nuestra foto, la puedan ver otras personas y que no les deje indiferentes, ya sea para generarles placer o rechazo al verla.

Una fotografía sin emotividad, sin tensión... es solo una imagen. Necesitamos ser honestos con nuestros adentros para conseguir manifestarnos mediante una imagen que represente lo mejor de nosotros mismos y que consiga crearle algún tipo de zozobra a la persona que la ve. Si el espectador que contempla nuestras fotos, no experimenta algo en su interior, por mínimo que sea, rotundamente hemos fracasado. En palabras de la gran fotógrafa española Cristina García Rodero, “emoción en el autor y emoción en el espectador es una ecuación que debe mantener un equilibrio eficaz para que la foto funcione bien”.

En clave alta. Centro Niemeyer. Avilés

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La fotografía debe ser vibrante y hacer estremecerse al espectador para hacerle sentirse partícipe de la historia que se cuenta en la imagen o, en otras palabras más genéricas, la fotografía debe iluminar la sensibilidad del espectador.

Se trata de tener ojos en el alma y que la foto de un paisaje o un retrato cobren vida. Si bien, al principio, lo observado y fotografiado es de la exclusiva propiedad del fotógrafo, al terminar la obra, se generará un contrato invisible en comanditas con el espectador.

Los fotógrafos hemos firmado un compromiso formal y creativo con la inspiración y la sensibilidad artística porque la Fotografía es una fantástica manera de adentrarnos en lo que no conocemos y permitirnos descubrir mundos ignotos que creíamos inexistentes. Pretendemos también impregnar lo cotidiano de una indudable visión poética para alcanzar, quizás con el tiempo, un espacio de arte íntimo.

Debemos aspirar a que nuestro trabajo fotográfico sea un pasaporte para un viaje sin retorno a un mundo de ilusión y emotividad, a un mundo de ensueño ya que el Arte y, en particular la Fotografía, carece de certezas.

El fotógrafo es un personaje ávido de capturar y apropiarse de instantes de nuestra vida. Queremos recopilar aquellos recuerdos y oportunidades que hemos sido capaces de vivir. Coleccionamos instantes y tratamos de mejorarlos incorporando nuestra impronta personal.

Centro Niemeyer. Avilés

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Uno de los grandes fotógrafos del siglo XX, Elliot Erwitt (nacido en 1928) incidía en esta idea con su conocido aforismo “La fotografía es el arte de la observación. Se trata de encontrar algo interesante en un lugar ordinario. Me he dado cuenta de que tiene poco que ver con las cosas que ves y mucho con cómo las ves”. El gran Sebastiao Salgado se atrevía a decir que “Cada fotógrafo tiene su forma de ver… lo que ayuda a ver el mundo con otros ojos”.

El fotógrafo, como todo buen artista, es un personaje inconformista. Nunca estará satisfecho con su trabajo, siempre pensará que se puede mejorar e ir más allá. La magnífica fotógrafa estadounidense Imogen Cunningham llegaba a afirmar “¿Cuál de mis fotos es mi fotografía preferida? Una que voy a hacer mañana.” Y William Albert Allard aconsejaba “Tienes que pedirte más a ti mismo. Tienes que empezar a buscar fotografías que nadie más pueda hacer. Tienes que coger tus herramientas e ir más allá”. El fotógrafo posee un alma siempre insatisfecha porque está condenado de por vida a seguir innovando y buscando nuevas vías de expresión.

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Ciudad de las Artes y las Ciencas. Valencia

Sin embargo, no todo es inspiración en la narrativa fotográfica. La famosa frase atribuida a T. A. Edison de “un 1% de inspiración y un 99 % de transpiración está más vigente que nunca” Cuando la idea o la visión inicial intenta materializarse en una fotografía dotada de belleza cierta, nos adentramos en el ámbito de la edición. El mundo digital ha permitido alcanzar cotas insospechadas de posibles transformaciones y acabados irrealizables hace solo unos pocos años. Los actuales programas de edición son fundamentales en nuestro trabajo. Sin embargo, toda esta inmensa disponibilidad de evolución de nuestra imagen no compensa la intensidad de una idea, de un concepto o de una visión. Por poner un símil alimenticio, la edición no es el solomillo de la Fotografía, es solo la guarnición.

Para terminar, consintamos que la Fotografía forme parte inseparable de nuestra vida. Que sea algo que se escriba con fuerza en nuestros genes porque nos acompañará de forma amable mientras seamos capaz de ver más allá de lo ordinario. Nos embriagará de emociones y nos permitirá entrar en un apasionante mundo que nos inspira confianza. Es hacer que nuestra alma sea superior y nos transporte al más allá, a otro mundo mágico, en el que solo hay armonía y belleza.

Cúpula Central Auditorio de Tenerife

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Edificio Los Cubos. Madrid
https://www.instagram.com/damasoavila/

Elementos. Ciudad de las Artes y las Ciencias. Valencia

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“CaixaForún”. Madrid
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Visión lateral. Centro Niemeyer. Avilés
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Escaleras, Aarhus. Dinamarca
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Puerto de Tazacorte. Isla de La Palma
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En Rojo. Auditorio de Tenerife

https://www.instagram.com/lidiamartin8/

Lidia Martín White

Mi nombre es Lidia. Siempre digo que no sabría decir si soy fotógrafa o no, aunque en realidad no es relevante para mí. Yo, simplemente necesito transmitir lo que siento a través de mis fotografías, ya que detrás de cada una de ellas no solo hay una simple imagen, sino un sentimiento, un momento, un recuerdo. Aunque en la fotografía toco muchos temas, como el retrato, el paisaje, los bodegones, en este caso presento una selección de fotografías de mi colección más minimalista, ya que me identifico mucho con ella por mi personalidad, necesito la luz, la pureza, el orden, la simetría, la sensibilidad, me transmite paz y serenidad. Espero transmitir lo que siento o como mínimo que disfrutéis.

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Atrás en el tiempo
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Bailar

Pajaritos

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Esfera

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Un café

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Sensual

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Místico

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Yo, mi, me conmigo

Sensible

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Laberinto
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https://www.instagram.com/beatriz_foto/

Beatriz Castillo

Alma de luz, corazón de volcán

Llegué a la fotografía por el deseo de capturar la belleza que nos rodea. En 2016 recibí, como regalo, una cámara réflex. Me percaté de que no tenia fotos de lo vivido en gran parte de mi vida y me dediqué a aprender este hermoso arte y a capturar todo lo que me rodeaba, desde el más pequeño detalle a extensos paisajes. Este recorrido terminó por revelarme mi pasión y profesión. Aunque en mi actividad diaria desarrollo trabajos fotográficos en múltiples campos (productos, retratos, eventos, macro) es con la fotografía de paisajes con la que me evado cada vez que tengo ocasión. Preparo mi mochila, el trípode y otros elementos necesarios y me escapo a distintos lugares de Tenerife para tratar de capturar los últimos instantes de El Sol. Mi trabajo diario me permite experimentar y profundizar en los aspectos técnicos y creativos. Como todo oficio, no esta exento de presión y de responsabilidades. Aunque me apasiona resolver los retos del día a día es en la fotografía de naturaleza donde encuentro un lugar en el que tomarme un respiro y detener el tiempo.

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Anhelo esos momentos en los que imaginamos aventuras escritas con luz

El paisaje de la isla está marcado por su origen volcánico. Sus atardeceres nos regalan experiencias irrepetibles que dejan sin habla a quienes los observan por primera vez. Esta selección muestra algunos de esos instantes, donde la luz y las sombras trazan momentos llenos de color y magia.

No muero cada noche para hacerte llorar sino para traerte nuevas ilusiones cada amanecer

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Tiene la naturaleza la hermosa capacidad de gritarme que estoy viva. Me canta entre tonos de luz sutiles y rugidos del mar

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Trazos de luz crea el mar en un lienzo de roca

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Camino por la arena de los sueños… y en mis pies siento el calor de la esperanza

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La luz hiere a los que se mueven en las sombras y descubre sus movimientos

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Como fuego surgen de la luz razones para amar la vida

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La aventura comienza en un mapa que está oculto en nuestros corazones

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Quise hablar con El Sol pero me dejó sin palabras

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Poderosos son los trazos del mar y cálidos los de la luz. Qué hermosos cuadros pintan cuando se abrazan

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Son lágrimas de volcán que, mecidas por el mar y arropadas por El Sol, brillan de nuevo

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https://www.instagram.com/blas.fotos/

Blas del Amo

Buitres, los incomprendidos

El buitre leonado (Gyps fulvus) es una de esas aves que todos creemos conocer, pero que a la vez son muy desconocidos... Incluso ridiculizados... Llamar a alguien buitre (es una palabra bastante usual en el lenguaje coloquial) no suele ser preciosamente un piropo... Incluso Disney en su preciosa película “El libro de la selva” ridiculiza a estos reyes del aire.

Y la verdad es que no se lo merecen. Hace poco tuve la suerte de poder ir a un Hide y poder fotografiarlos a la vez que teníamos un par de expertos explicándonos cosas sobre ellos. Así que ampliamos conocimientos y admiración.

Han sido denostados por los ganaderos durante cientos de años, pero la verdad es que tienen una función sanitaria haciendo desaparecer las reses que mueren por enfermedad u otras cosas evitando así pandemias o contagios. Su capacidad para detectar esos cadáveres (pues son carroñeros y nunca matan o hieren una presa, de hecho no tienen capacidad para hacerlo) es extraordinaria.

Van dando vueltas a grandes alturas aprovechando las corrientes de aire. Y cuando vislumbran algo, esos giros llaman a otros ejmplares que, por lo que me cuentan, incluso se pueden llegar a ver a 3540 kilómetros de distancia. Todo un portento de la naturaleza. Y visualmente me soprendieron mucho. Está claro que no son las aves más vistosas por su colorido. Pero te atrapan por otras cosas... Movimientos, miradas, peleas por un trozo de carne, plumas que parecen tener posiciones arbitrarias e innecesarias, como si vistieran un traje de gala. Y su majestuosidad tanto en vuelo como por su tamaño, pueden llegar a tener una envergadura que pasa de los 2’5 metros. Tenerlos cerca te deja con la boca abierta. Incluso olvidándote de darle al disparador de la cámara. Lo digo por experiencia propia.

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https://www.instagram.com/adolfotoronda/

Adolfo Alba Arte y moda

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El concepto “arte” tanto de crear como de consumir es atemporal en todas sus densidades, jamás pasa de moda y por el contrario se afianza como valor tangible y un indicador cultural de las sociedades que lo desarrollan, aprecian y cuidan.

El concepto “moda” tampoco pasa del arte y usa la creatividad en sus creaciones sin complejos en inspirarse en el futuro presente o pasado. También utiliza otras herramientas de sondeo de tendencias, está ligado al mercado y un espacio tiempo, por lo que la “moda” sí pasa de moda y cada temporada surgen con fuerza y se debilita para dar paso a la siguiente como las estaciones del año. La fotografía también utiliza la moda como atrezo y tiene el poder de fijarla en el tiempo y forma, también en los recuerdos…

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Modelo, vestuario y atrezzo Juan Carlos Banderas https://www.instagram.com/juancarlosbanderas/
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Ana Cosculluela

Psicodelias Nocturnas

La manifestación del Alma

La palabra psicodélico fue inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond y su significado es, “que manifiesta el alma”.

En el arte psicodélico, los patrones caleidoscópicos y fractales forman parte de sus características artísticas. Es un arte que pretende proyectar el mundo interior de la “psiquis” (palabra de origen griego que significa alma humana).

En la antigua Grecia era un concepto que designaba la fuerza vital del individuo, unido a su cuerpo en vida y desligada tras la muerte (el alma no puede morir).

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Psicodelia nocturna - Puente del tercer Milenio

Esta es mi sinestesia, mi visión más allá del sentido de la realidad. Es mi vía de escape de la conciencia y vida diaria impuesta por el sistema dominante.

¿Porqué retratar las cosas tal y como son?

¿Porqué no retratamos las cosas tal y como nos gustaría que fuesen?

Manifestar lo que quiero y mostrar otra realidad, otra visión, esa es la idea principal y el concepto de este proyecto.

Es mi ciudad, mi Manifestación del Alma.

Todo el proyecto está realizado con fotografía química tradicional. Cámara analógica y película de color.

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Psicodelia nocturna - Puente de Hierro
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Psicodelia nocturna en calle Alfonso
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Psicodelia nocturna en calle Alfonso
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Psicodelia nocturna - Foro Romano
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Psicodelia nocturna - El Pilar y el Ebro

Psicodelia nocturna - Largo y sinuoso es el sendero

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Psicodelia nocturna - Pasarela del Voluntariado

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Psicodelia nocturna - Expo Zaragoza
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Psicodelia nocturna - Expo Zaragoza
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Psicodelia nocturna - Torre Nueva
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Psicodelia nocturna - Carrusel

https://www.ezquerro.eu/

Fernando Ezquerro

“Figuring” - Beth Johnson

Beth Johnson es una artista del origami de Ann Arbor, Michigan. Lleva muchos años plegando papel y empezó a diseñar sus propios modelos de origami en 2010. Le gusta diseñar modelos figurativos inspirados en el mundo natural.

A menudo se la reconoce por su estilo minimalista expresivo y por sus exploraciones de patrones plegados como elementos de textura en piezas más representativas.

Ha sido invitada de honor en numerosas convenciones de origami en todo el mundo y recibió el Premio Florence Temko 2011 de Origami USA en reconocimiento a su trabajo. Igualmente, sus obras han sido expuestas en una gran cantidad de exposiciones alrededor de todo el mundo.

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Birds on a wire (Sobre la cuerda floja) (detalle)

Enlaces relacionados: http://www.emoz.es/ https://bethjohnsonorigami.com/

Beth tiene formación en Antropología y Recursos Naturales y trabajó durante varios años en temas medioambientales. Dejó su carrera en 2010 para dedicarse a un trabajo más creativo, y ahora trabaja a tiempo completo como artista del origami.

Divide su tiempo entre la enseñanza, el diseño, la exposición y la diagramación.

También realiza trabajos de voluntariado enseñando arte y origami en su comunidad, en actividades como el Proyecto de Artes Creativas en Prisiones de la Universidad de Michigan, dirigiendo talleres de origami y ayudando con otros talleres de arte en el Refugio para personas sin hogar Delonis (Ann Arbor, Michigan), o proporcionando presentaciones gratuitas y talleres de origami online a grupos comunitarios y organizaciones de todo el mundo.

Actualmente, está trabajando en un libro con instrucciones para sus diseños.

Mi agradecimiento a la Escuela Museo Origami Zaragoza -EMOZ- por la información facilitada y por todas las facilidades dadas para realizar el reportaje.

Cardinal in flight (Cardenal cantor en vuelo)

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Fish in the sea (Peces en el mar)

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Give and take (Consejo de conejos) (detalle)
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Head first (De cabeza) 3 (detalle)
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Mama bear (Mama osa)
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Mother and child (Madre e hijo)
121 Polinizadoras (detalle)
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Snack time (Hora del almuerzo) (detalle)
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Squirrel away (Ardillas con bellota)
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Horse (Caballo)

Seahorse (Caballitos de mar)

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https://www.instagram.com/jaimepili/

Jaime Sánchez

Miradas en una Pandemia

Momentos, situaciones, reflexiones, observaciones retenidas por el objetivo de la cámara durante el pleno apogeo de la Pandemia, allá por el invierno del 2019 y 2020. Todas las fotografías tienen un nexo en común que es la ausencia de gente por la calle. Me costó mucho encontrar más de dos personas juntas. Se notaba el miedo. Incluso cuando alguna persona notaba que le estaba haciendo una fotografía me miraba con recelo. Por lo que opté por realizar las fotos de manera que no me llevaba el visor al ojo. Todo esto añadido a la dificultad que tiene el enfocar con una cámara mecánica, de las analógicas de toda la vida. Por eso algunas fotos tienen ángulos forzados, o no tienen el suficiente enfoque. Pero no me centré en el aspecto técnico de las mismas sino en intentar contar una historia en cada uno de los fotogramas capturados y que estas en su conjunto

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Bar La Unión que es la que hace la Fuerza

también a su vez contaran su propia historia. Si he conseguido lo que pretendía ustedes lo juzgaran al ver las fotos. Para mi ya fue suficiente recompensa el ir viendo como se revelaban los carretes y como al positivar algunas de estas fotos la historia, su historia iba tomando forma.

Curriculum fotográfico

Nací a principios de los años 70 del siglo pasado. Por lo que mis inicios en la fotografía fueron en analógico. En talleres del instituto donde cursé el Bachillerato, que al principio no me entusiasmaron demasiado, hasta que poco a poco los resultados iban saliendo. Desde entonces hasta ahora han pasado muchas cosas fotográficamente hablando, como el salto a la fotografía digital, después a la fotografía con móviles y a hora a la fotografía mediante Inteligencia Artificial. Pero la esencia sigue siendo la misma, “contar historias”. Después de muchos años de no hacer fotografías, retomé la misma sobre el año 2009. He participado en numerosas exposiciones colectivas y participado en dos libros de fotografía auspiciados por el grupo de fotografía El Clik y un número de la Revista el Clik, así como en varias revistas online de fotografía, grupos de fotografía dedicados a la fotografía de abandono, etc. Ahora me dedico más activamente a la fotografía analógica, que es el tipo de fotografía en la que esta realizado este reportaje.

En pequeña compañia

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La calle del olvido

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Mejor no nos reunimos mucho

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Sentado en la escalera

Compañeros de viaje

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El hombre de la esquina
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Mejor

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no me arrimo al paso de peatones

Un café en la terraza

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https://www.instagram.com/tono_yop/

Antonio Romance Muy de cerca

“Uno de los principales motivos por los que la fotografía nos llama tanto la atención es por la capacidad de ciertos fotógrafos de mostrarnos el mundo desde una mirada diferente. Ser capaces de ver el mundo desde los ojos de otro, por cotidiano que sea lo que esos ojos nos muestren, nos atrae y nos enseña que por muchas veces que hayamos visto algo, siempre lo podemos ver como si fuera la primera vez.

Esto último es lo que pretendo en este reportaje, una serie de fotografías macro formadas por el apilamiento de entre 5 y 17 fotografías cada una para lograr ver lo de siempre como nunca”.

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Azúcar

Café

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Celofán
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Corcho
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Lana

Liquen

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Madera

Miga de pan

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Musgo
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Nieve

https://www.instagram.com/adolfowmanzano/

Adolfo W. Manzano Paseando por la playa

Aficionado a la fotografía desde principio de los setenta cuando un tomavistas de cuerda de super ocho llega a mis manos de forma casual. Una Kodak Retina ibII totalmente manual y una ampliadora Carranza en mi habitación me acompañaron unos meses después.

La manipulación de los reveladores, la creación de otros partiendo de los compuestos químicos básicos así como multiples sistemas de revelado, han sido herramientas habituales en mi búsqueda particular de efectos alejados de los estandares. En esta línea me incorporo al mundo digital desde sus comienzos.

Mantengo mi  ADN analógico hasta el punto de tener aun hoy dia mi laboratorio totalmente operativo con una apliadora Durs 601.

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Miembro del Colectivo Artymagen y del grupo Pinhole Zaragoza 2018 de fotografía estenopeica, y por este ámbito me involucro hasta el punto de haber desarrollado algunas cámaras entre las que esta mi E20 con capacidad para 20 tomas.

Nuestro grupo “El Clik” a través de Facebook, nos mantiene en contacto y nos permite conocer mutuamente nuestros trabajos y diferentes publicaciones entre las que se cuenta este magazine “Focos”, muy de resaltar.

El presente reportaje responde literalmente al título del mismo. Paseando por la playa, aprovecho diferentes escenarios, momentos climatológicos, y de luz, desde nublados a atardeceres purpura con una diminuta luna en el horizonte para dar rienda suelta a mis sensibilidades mediante la edición.

Los puntos de fuga y la inclusión de la figura humana forman parte de mis preferencias, y como no, mis fotos donde partiendo de algunos elementos genero una imagen inexistente en la realidad, siempre han formado parte de mis trabajos desde la época analógica.

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https://www.instagram.com/beroitz/ Web: https://alduntz9.wixsite.com/txabiberoitz

Txabi Beroitz Agua. Sal. Roca. Luz

“Estás compuesta por 84 minerales, 23 elementos y 30 litros de agua repartidos a través de 38 billones de células.

Has sido hecha de la nada por partes sobrantes de la Tierra que has consumido, según un conjunto de instrucciones ocultas en una doble hélice y lo suficientemente pequeña como para ser transportada por un óvulo y un espermatozoide.

Eres mariposas recicladas, plantas, rocas, arroyos, leña, piel de lobo y dientes de tiburón, descompuestas hasta sus partes más pequeñas y reconstruidas en el ser vivo más complejo de nuestro planeta.

No estás viviendo en la Tierra. Tú eres la Tierra” Aubrey Marcus

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Ellas son: Raquel. Laura. Vir.

Escenarios naturales de Aragón: Saladas de Mediana (Zaragoza), Roquedal de Piracés (Huesca), Barranco del río Formiga (Huesca).

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Francisco Pina

Capturando colores

Si para un fotógrafo hay una época especial para visitar el Pirineo, esa es el otoño. Una mezcla de colores naranjas, rojizos, verdes y amarillos se extiende por todas sus montañas, debido a la gran variedad de árboles existentes en ellas, como hayas, robles, arces, pinos y abetos, avellanos, abedules, chopos, etc...

La naturaleza se prepara para pasar los fríos y duros meses del invierno, y los árboles caducifolios cambian en primer lugar el color de sus hojas, para perderlos después y así guardar energías para el invierno.

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Aprovechando esta gran variedad de árboles y colores otoñales, realicé este recorrido fotográfico por el valle del Chate y el bosque de la Pardina de Señor, considerado entre los doce mejores de bosques españoles para visitar en otoño.

Comencé desde Sarvisé por la HU-631 en dirección a Fanlo, aprovechando cualquier lugar que me permitiese aparcar y disfrutar del paisaje, a 1 km. más o menos de Fanlo y a la izquierda está el bosque de la Pardina, en cuanto lo ves buscas un sitio para aparcar, coger tu cámara y no dejar de tirar fotos.

Cuando llegas a Fanlo tienes una imagen difícil de olvidar. Por una lado la Pardina, por otro sus casas de piedra apiñadas con tejados de pizarra y típicas chimeneas, y todo ello rodeado de impresionantes montañas.

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https://www.instagram.com/adolfo_gajon/

Adolfo Gajón Sombra fuiste

Llegaste cuando ya se iba, evidenciando la marca de su estar.

Te veo asomando, casi en un escorzo de imaginación. Insinúas tu presencia para quedarte y tu quietud es mi nueva paz.

A veces tímida, muestras fuerza con carácter. La huella indeleble de tu ser permanece.

Labras surcos apoyada en cada hito. Languideces tenue al avanzar de un espacio infinito.

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Siempre de la mano vas, cosida del otro lado, ocultando lo contrario, resaltando los vestigios de albores escondidos. Contrapunto necesario.

Tu presencia condiciona, más tu ausencia inquieta. Estás, eres.

Resaltas caminos antes evidentes. Último recurso de un olvido cercano, refrigerio necesario en el camino de un nuevo principio.

Amplías tu espectro y desapareces. Arrastrada por el poder supremo, muestras otra faz, otro perfil. Tozuda persistencia.

Sombra fuiste, antes luz.

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Vicente Muñoz ‘Urban Noise’

Vicente Muñoz Romero nació en Madrid en 1965 y actualmente está afincado en Albacete. La afición a la Fotografía surgió desde muy pequeño y le fue inculcada por su padre. Aquellas viejas cámaras de carrete donde se producía la magia de la luz le llevaron a aficionarse a eso de “perseguir el momento” lo que le llevó a hacer un curso de revelado en Blanco y Negro que fue el detonante para, desde ese momento, mirar el mundo a través de un visor y andar siempre con la cámara a cuestas. Nunca se ha considerado fotógrafo, si no un aficionado a la fotografía, ya que ser el eterno aprendiz le lleva a disfrutar de la libertad de hacer lo que quiera con sus fotografías, cuando quiera y en el momento que quiera, sin estar sujeto a trabajos de encargo, dirigidos por otros, y sobre todo a no encasillarse en ningún estilo, con lo cual se siente libre para crear sus propios universos de imágenes.

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De ese afán de crear surgió el proyecto ‘Urban Noise’, que, en su gran mayoría, son fotos de calle editadas de una manera personal a base de desenfoques de movimiento selectivos a los que suma texturas propias, y que dotan a estas fotos de una personalidad diferente y que escapan de los cánones de lo que, para la inmensa mayoría, es la fotografía callejera.

Esa búsqueda, le ha llevado a realizar una serie de 200 fotografías de las cuales podréis ver una docena de ellas en este libro en las que siempre el protagonista, más allá de ediciones, es la figura humana y su deambular por las calles. La ciudad es un escenario y las personas corrientes son los actores principales de unas fotografías con una visión distinta de la cotidianidad que a todos nos rodea y que lo que pretende es simplemente romper con la monotonía que marcan el asfalto y el hormigón y alejarse del mundo urbano que todos conocemos a base colores y texturas imposibles, creando un universo único y personal.

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Marcos Pastor Desde hace unos años

He publicado en varias ocasiones a través de libros y revistas, pero esta vez no presento bonitas fotografías representando un entorno bonito, un viaje o un proyecto. He querido aprovechar esta publicación para denunciar y dar un toque de atención al problema medioambiental y climático que venimos observando estos años atrás.

Desde hace unos años, y cada vez es más habitual, vemos que la sequia hace más daño a nuestro frágil ecosistema. Si añadimos la suciedad que depositamos en sus cuencas hace que cada vez sea más escasa la reserva de agua acumulada y se reduzca la pureza de nuestras aguas. Los grandes incendios que vienen amenazando nuestros bosques incrementan las sequias cada año. El año 2022 ha sido uno de los mas violentos en cuanto a incendios forestales se refiere.

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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Nuestra comunidad autónoma se ha visto castigada por incendios importantes de los cuales se han calcinado miles de hectáreas. Con esta serie de fotos he querido plasmar todo esto que he descrito a modo de ayudar en concienciarnos que deberíamos hacer algo para remediar todos estos episodios que vienen amenazando nuestra existencia. Nuestros pantanos se secan debido a la sequía y a la mala utilización de sus aguas. Nuestros bosques son cada vez más escasos y los pocos que se mantienen agonizan esperando que pronto sean devorados por un incendio. Gracias “Miguelón” por tus proyectos y por dejarme utilizar este espacio para denunciar a través de este mundo que nos apasiona “la fotografía”y poner nuestro granito de arena con la esperanza de que esto cambie en beneficio de nuestros hijos.

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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Sequia en el pantano de la Sotonera, Huesca
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Pantano de Mezalocha, Zaragoza
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Pantano de Mezalocha, Zaragoza
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Incendio de Ateca 2022. Pueblo de Moros
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Incendio de Ateca 2022. Pueblo de Moros
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Incendio de Ateca 2022. Pueblo de Moros

Isabel Herrera Australia

Australia es un país donde me hubiera gustado volver eternamente. Habría regresado de nuevo, para descubrir nuevos paisajes, nuevas formas, nuevos colores, nuevas sensaciones o también, por qué no, los mismos lugares que la primera y única vez que la visité. Al menos sentiría que fotográficamente había “cumplido”, porque en aquel verano de 2004, mi inexperiencia fotográfica fue mi compañera junto a mi cámara y mi sencillo objetivo. Me hubiera gustado tener la sabiduría del aprendizaje continuo que he seguido durante estos años y un mejor equipo para resolver mi técnica y mi confianza, pero eso no fue lo que

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@fotografiaisaherrera

cargué en ese verano en mis maletas: mi canon EOS 50 y una bolsa llena de carretes fuji acompañados de ropa de verano, invierno, otoño y primavera.

Mi marido y yo celebrábamos un aniversario redondo y decidimos embarcacarnos en esa aventura cogiendo once aviones rumbo a Australia, ese país tan diferente y tan parecido a nosotros.

Llegábamos de madrugada a la ciudad de Darwin, al norte de Australia y nos esperaba Carmen que nos daba la bienvenida en una gran limusina que nos recibía medio dormidos y nos ofrecía las instrucciones de lo que se debía hacer y no hacer en ese país. Realmente estábamos muy impresionados tanto por la limusina como por el miedo que nos puso en el cuerpo al hablarnos de la cantidad de atropellos que se producían a animales, sobre todo canguros que saltaban y nos podían aparecer al girar cualquier curva. Alguna vez parábamos y observábamos con prismáticos pero la suerte no nos acompañó y no pudimos ver ninguno en libertad. Los pocos que vimos fueron en una granja que los cuidaban de heridas de atropellos (Carmen tenía razón).

Ese día visitamos la ciudad de Darwin. Lo más destacado son sus playas, inmaculadas, la renombrada Mindil Beach, donde están ubicados los mercados que son muy famosos.Estuvimos en esa playa y en esos mercados y allí empezábamos a integrarnos visitando las paradas donde vendían cráneos de cocodrilos e instrumentos de viento pintados que forman parte de la cultura musical australiana: el Didgeridoo.

Volveríamos a la ciudad, días más tarde para coger un avión que nos llevaría a Alice Spring pero ese día subiríamos a un autobús para llegar a dos parques naturales: Darwing park y Kakadu. Nuestro hotel estaba integrado totalmente en la naturaleza y pasaba desapercibido, pero su forma era muy curiosa, si lo veías desde el cielo, tenía forma de cocodrilo.

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Darwing Park se hizo famoso por ser el escenario natural de la película “Cocodrilo Dundee” estrenada en España en mil novecientos ochenta y siete . El parque es una pequeña joya, está considerado de importancia nacional por su diversidad ecológica y su historia aborigen, también protege parte del humedal de Port Darwin, uno de los humedales más importantes de Australia. En el parque se encuentran 36 de las 51 especies de manglares.

Los basureros de conchas en el parque sugieren que los aborígenes han utilizado esta tierra durante muchos miles de años. Cambiamos el autobús por el barco para adentrarnos en los humedales del río Mary y poder observar a los cocodrilos, esos animales enormes asentados en las orillas del río que pudimos disfrutar y fotografiar. Observar algunos machos que pueden llegar a pesar quinientos quilos y medir siete metros, relativamente cerca, nos dejó realmente impresionados. Hay excursiones que les dan carne y los provocan para que se levanten y tengamos la foto, pero nosotros nos negamos a ese tipo de espectáculos. Queríamos verlos pero no molestarlos en absoluto.

Allí también pudimos ver algunas rocas de intenso naranja que contenían pinturas aborígenes.

Cogíamos un avión que nos llevaba a Alice Spring. Habíamos pensado, que una vez allí podríamos hacer el recorrido en coche de alquiler en vez de autobús para poder vivirlo a nuestro ritmo y más intensamente y así lo hicimos. Nos adentrábamos en la región menos habitada de Australia y en el desierto de arena roja. La primera media hora fue un poco dificultosa, conducíamos por la izquierda en la carretera , por lo que íbamos muy concentrados, estábamos pendientes de no errar en nuestras costumbres de conducción. Llegó un momento que ya empe-

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zamos a relajarnos y nos atrevimos a mirar a nuestro alrededor, en esas carreteras que la calor y la arena empezaban a dar un aspecto de salvajes oeste, con eucaliptos enormes y rocas de color marrón y naranja. Esos momentos, los recordamos, como los más emocionantes del viaje, a medida que nos adentrábamos en el desierto. Prácticamente no nos encontrábamos con ningún otro vehículo, habíamos dejado atrás las mejores carreteras, los camiones enormes que recorren toda Australia con varias cargas alineadas y nos adentrábamos en un lugar desolado y a la vez hermoso donde el color rojo predominaba por todos lados. Llegamos a un apartamento casi de noche para descansar del trayecto y visitar a la mañana siguiente Kings Canyon.

Es un inmenso cañón de 270 metros de profundidad. Este paisaje escénico de cordilleras escarpadas, hoyos y gargantas actúa como refugio para muchas plantas y animales. Las antiguas paredes rojas del cañón se elevan 100 metros, hasta una meseta de cúpulas rocosas.

La mejor forma de disfrutar de esta maravilla en todo su esplendor es paseando por cualquiera de los dos senderos, o los dos, que recorren dicho cañón. Primero subes muy arriba, cuando digo muy arriba, es muy arriba, por unas estrechas escaleras escarpadas en la montaña. Este trayecto fue bastante duro para mí, aunque siempre llevamos agua y frutos secos para reponer fuerzas, porque el calor del mediodía nos dejó exhaustos.

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Después de un corto recorrido en coche, llegábamos al corazón de Australia: al parque nacional de Uluṟu-Kata Tju a. Llegamos al atardecer y desde el primer momento ya pudimos disfrutar de los colores de Uluru que es más rojizo y más arenoso y Kata Tjuta(las Olgas)que son más anaranjadas y más rocosas. Uluru se considera un monte sagrado para los aborígenes especialmente para los anangu, sus propietarios. Los anangu han adorado esta imponente roca, de casi 350 metros de alto y nueve kilómetros de contorno, durante decenas de miles de años. Los anangu creen que, en el principio, el mundo no tenía ni forma ni características propias, pero luego los seres ancestrales emergieron y viajaron por toda la Tierra, creando a su paso especies y formas vivas.

Uluru sería una evidencia física de las hazañas que realizaron los seres ancestrales en esa época. Para el pueblo anangu, Uluru lo consideran como una iglesia.

Lo que es cierto y fascinante son los matices de los colores: del oro al bronce, del ocre al violeta, sin olvidarnos del rojo debido a la oxidación, colores que cambian según las horas de sol o de la luna.

Uluru es conocido también como Ayers Rock, en honor al que fue primer ministro de Australia (Sir Henry Ayers), cuando el explorador europeo William Gosse fue el primer occidental en llegar a este monte sagrado. Desde 1985 el nombre oficial ha vuelto a ser el original en uso entre los lugareños: Uluru.

Los turistas podían escalar ayudados por una cuerda y sin mucha dificultad hasta su cima. Nosotros no entendimos, desde el principio, la necesidad de hacerlo porque cuando lo contemplabas, realmente nos parecía un lugar demasiado especial o sagrado. Afortunadamente ya no puede escalarse, quedando prohibido desde 2019.

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No me cansaba de visitar este lugar, realmente parecía que sus colores cambiaban y cada día eran diferentes. Me pasaba las horas dentro del parque, a veces simplemente sentada en un banco contemplándolo. No necesitaba nada más, pero después de varios días de calor intenso, amaneceres luminosos, atardeceres de ensueño y noches muy frías, debíamos rehacer de nuevo nuestras maletas para llegar a Sidney donde sus playas impresionan por su belleza y por sus olas llenas de surfistas.

Allí ya dejamos las camisetas y chaquetas y rescatamos nuestra ropa de abrigo y nuestras bufandas. De Sidney nos fuimos a Melbourne y allí cogimos otro coche para recorrer la Great Ocean Road, una de las rutas por carretera más famosas y espectaculares de Australia, para nosotros, la más bonita. Las vistas a los Doce Apóstoles son su atracción más popular, pero la Great Ocean Road es mucho más: espectaculares panorámicas, playas para surfear, pueblos costeros con casas de madera encantadoras , bosques prehistóricos, koalas y canguros, eucaliptos inacabables. El día que lo recorrimos llovía y el ambiente olía a tierra y a eucalipto pero al llegar a los doce apóstoles despejó y nos ofreció un atardecer espectacular.

Cogíamos de nuevo otro avión que nos llevaba al verano en la ciudad de Cairns, sacamos de nuevo las camisetas, pantalón corto y bañadores. Nuestro último destino, donde veríamos la gran barrera de Coral. Es el mayor arrecife de coral del mundo. Tiene una longitud de 2.600 kilómetros y puede ser visto desde arriba.

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Hicimos una excursión en un barco dirigido por australianos porque hacían dos inmersiones en un día. No dormí en toda la noche, no me quería perder esa oportunidad que me ofrecía la naturaleza en todo su esplendor, pero le tenía pánico al mar.

Vivo en una ciudad con playa y paso los veranos nadando pero siempre cerca de la orilla, pero nadar en mar abierto sin saber lo que podía pasar alrededor de mis piernas, me daba realmente pánico y no sabía si sería capaz de hacerlo. Me armé de valor y lo hice, me puse las gafas y el tubo de snorkel y el espectáculo que encontré fue indescriptible, lleno de color y de vida, al contrario de lo que pensé, estar en el agua me dio una paz increíble y no tuve ningún miedo. Ahora deseaba que pasaran peces y animales cerca de mí. A partir de entonces ya puedo hacer inmersiones y nadar en mar abierto, he dejado atrás ese miedo que me bloqueaba. Ya en la ciudad nos encontramos con pelícanos que no se asustaban de nosotros y pude fotografiarlos. Cogeríamos los dos últimos aviones para regresar a casa. La buena temperatura de Cairns, comida, la simpatía de la gente, nos hacían muy difícil la marcha. Creo que si alguna vez me perdiera, me encontraríais en el desierto rojo, o en cualquier pueblo de Great Ocean Road u observando el color rojo del desierto.

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Kino Jam

Desfile Aguja Goyesca 2022

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Pasarela Aguja Goyesca junto a la Fuente de la Hispanidad en Zaragoza

El pasado mes de septiembre tuvo lugar la VI edición del certamen de moda “Aguja Goyesca” organizado por la Cámara de Comercio de Zaragoza. Se trata de uno de los eventos más importantes dentro del panorama de la moda aragonesa al que acuden diseñadores de todo el territorio nacional.

El evento cuenta con la colaboración del Gobierno de Aragón, Ayuntamientos de Zaragoza y Fuendetodos y con el patrocinio de varias empresas privadas tuvo lugar en la Plaza del Pilar, junto a la Fuente de la Hispanidad. En el desfile participan las 8 colecciones finalistas elegidas previamente entre todas las presentadas: 4 en categoría de estudiante de diseño de moda y 4 en categoría de profesionales de la moda, estando inspiradas todas las colecciones en la figura y obra de nuestro pintor más ilustre, Francisco de Goya.

Los finalistas en categoría “estudiante” fueron Ángela Gómez, Laura Velasco, Tania Sainz y Jesús Morlanes y en categoría “profesional” Cantia Aparicio, Dianny Cova, Paula López y Antonio Arcos. Finalmente las colecciones de Tania Sainz y Dianny Cova fueron elegidas ganadoras por un jurado formado por 5 especialistas de moda, Agatha Ruiz de la Prada entre ellos.

Como broche final a esta pasarela de moda desfiló como invitada Irene Bielsa, ganadora de Aguja Goyesca 2021 y triunfadora en el Certamen de Jóvenes Diseñadores de Aragón Fashion Week 2022.

Colección “Goyas sports seasons” de Tania Sainz

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Colección “La Tauromaquía de Goya” de Ángela Gómez
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Colección “Lo que nadie vio” de Laura Velasco

Colección “Bizarre” de Cantia Aparicio

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Colección “Al alba de Goya” de Paula López
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Colección “Resurgimiento” de Dianny Cova
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Colección “Resurgimiento” de Dianny Cova
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Colección “Japonismo Goya” de Jesús Morlanes
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Colección “El baile de Goya” de Antonio Arcos
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Desfile exhibición de Irene Bielsa, ganadora de Aguja Goyesca 2021 y AFW 2022
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Desfile exhibición de Irene Bielsa, ganadora de Aguja Goyesca 2021 y AFW 2022

http://pixelecta.com/ https://www.instagram.com/pixelecta/

Juan Lucas (Pixelecta)

Incursiones boscosas

La fotografía desde siempre me gustó, pero es desde la era digital cuando me interesé de verdad gracias su accesibilidad económica.

En fotografía me atraen muchas disciplinas, pero la emoción de atrapar momentos únicos rodeado de naturaleza es la que realmente me fascina. Capturar esos instantes y cuidar la composición del escenario que tengo delante, es realmente motivador.

Hay un antes y un después desde que realicé el reto de publicar una foto diaria durante el año 2015, en la página de Facebook “365 Montaña Palentina”, donde mi intención era enseñar los tesoros desconocidos del Parque Natural de la Montaña Palentina.

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Soy miembro del colectivo de fotógrafos “Portfolio Natural” desde 2020, colaborando en el libro “El Arte de Fotografiar la Naturaleza”.

He realizado las fotografías del libro de Etnobotánica “Plantas en la Montaña Palentina”. También he contribuido en algunas publicaciones como la revista impresa «Iris» de Aefona, “Grandes Espacios”, y en revistas digitales como “[ModeM] Magazine”, “La Mirada de los Fotógrafos”, “La Naturaleza Habla”, siendo portada de dicha revista en dos ocasiones.

También se me encomendó realizar las fotografías oficiales para la “Guía Turismo de Palencia”, para promoción y turismo de la ciudad.

En cuanto a exposiciones fotográficas, me estrené en 2020 con “Naturaleza de Altura”, dentro del programa del BANFF Mountain Film Festival World Tour SPAIN, con sede en Jaca.

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“Paseando monte a través y sin respeto alguno a los senderos, el bosque tiende a premiar a los que quieren explorarlo”.

Uno de los patios de recreo con los que más disfruto son los bosques. Quizás el que más. Por eso quiero contaros distintas impresiones acumuladas en estos años como el fotógrafo que intento ser.

La naturaleza la disfruto en cualquier compañía. Si voy en grupo, me encanta el buen ambiente de la gente que el propio bosque contagia a la concurrencia. Si voy acompañado con otro fotógrafo, si este no está acostumbrado a tanta naturaleza, me gusta sentir cómo se fascina de tanto verdor y como ese estado que alcanza el invitado, lo ve reflejado en las fotografías que logra. Pero he de confesar que si voy solo es cuando alcanzo una magia particular, que estoy seguro muchos que leen estas discretas líneas la han vivido y saben reconocer. Cuando llego al lugar aún de noche, me desplazo hasta llegar a la localización concreta ya metido en ambiente. Una vez ahí, ya es cuando persigo esa magia de la que estoy rodeado y que me inspira en mayor o menor medida a hacer click, pues el bosque multiplica esa magia cuando por él te mueves en soledad.

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Si decido salir del sendero marcado, la sensación de estar explorando algo novedoso es muy atrayente, casi adictiva, pues uno siente que descubre detalles fotografiables que podrían no haber sido vistos por nadie antes. En este caso tiendo a caminar muy despacio porque en cada paso que damos se suceden nuevas perspectivas que no podemos dejar pasar.

No importa la cantidad de fotografías que podamos cosechar, correr para aprovechar el tiempo y llevarnos a casa 10 o 20 fotografías no es la finalidad, lo más importante de todo es lograr dos o tres fotos que nos llenen, que nos den felicidad, aunque para ello empleemos una hora entera en perfeccionar la foto en el lugar. Lo importante es llevarnos a la saca solo fotos que nos llenen aunque sean en número reducido.

Por último destacar que, tras una revitalizante sesión de bosque, y ya una vez en la civilización, lo mejor es haber vivido esa sensación de que el tiempo se ha detenido y que nos ha proporcionado un paréntesis de tranquilidad, en esta vorágine de vida que voluntariamente nos esclaviza. Nada como poner unas “incursiones boscosas” como terapia en la vida. Qué suerte tengo gustándome la fotografía.

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PROCESOS ALTERNATIVOS

Cianotipia

por Anu Medina

Miembro del grupo PINHOLE ZARAGOZA 2018

La cianotipia fue una de las primeras técnicas artesanales de impresión fotográfica, utiliza sales férricas fotosensibles que se convierten en sales ferrosas debido a la acción de la luz UV dando ese color azul de Prusia tan característico.

El astrónomo inglés John Herschel inventó este procedimiento en 1842  y Anna Atkins, botánica y primera mujer fotógrafa, lo puso en práctica desarollando un trabajo maravilloso publicado en su libro “British Algae”.

Es una técnica de impresión por contacto monocroma que utiliza  como desarrollador de la imagen la luz UV. Las sales de hierro que se utilizan son el citrato férrico amoniacal (25grs. en 100ml. de agua destilada) y el ferricianuro potásico (10grs. en 100ml. de agua destilada) mezclados en partes iguales.

Como soporte fotográfico he utilizado papel acuarela, pero también se puede usar cualquier superficie que pueda absorber las sales de hierro como tela, vidrio, madera, etc.

Una vez emulsionado el papel y seco,  se coloca el negativo fotográfico ó los distintos motivos como para producir un fotograma, en mi caso, naturaleza en forma de hojas y flores. Es muy importante colocar un cristal para evitar que nuestro negativo ó motivo se mueva y sujetarlo con pinzas y se expone a la luz solar.

A modo de referencia, las imágenes se habrán expuesto correctamente cuando la emulsión haya cambiado a gris plateado, unos 20-30 minutos. Luego se realiza el lavado para eliminar las sales no expuestas y se deja secar.

Esta técnica  permite múltiples resultados experimentando con la variaciones de  luz,  emulsiones y  exposiciones.

“Mi alma era un traje azul del color del cielo”.

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COMO SE HIZO

https://www.jaimedeprado.com/

El cóctel eléctrico

por Jaime de Prado

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Para esta fotografía he usado una copa de cristal y una bombilla de filamento de tungsteno. Como se puede apreciar, ambos objetos están sucios, pues como van a ser manipulados, de momento eso no importa.

Coloco la bombilla en el interior de la copa, en la posición que tendrá cuando se haga la fotografía. Con un rotulador marco un punto a la altura del casquillo de la bombilla.

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Con una broca para vidrio haré un agujero en la copa, para pasar por él el cable que irá a la bombilla. Alrededor de la marca coloco masilla Blue Tack, para que contenga el aceite que hay que usar para hacer el taladro.

Agujero hecho sin problemas. Copa que ya no valdrá para nada después de esto.

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Una vez hecho el taladro limpié tanto la bombilla como la copa. A partir de ahí hay que manipular estos objetos con guantes, para no manchar con huellas.

En la bombilla coloco los cables, uno haciendo contacto en el casquillo metálico y el otro en el pie de contacto eléctrico. Los sujeto con cinta aislante negra.

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Introduzco la bombilla en su posición definitiva, sacando el cable por el agujero de la copa.

Como fondo de la fotografía usé un cartón pluma blanco, en el que hice un agujero para pasar el cable. Este agujero tiene que quedar a la misma altura que el de la copa. Para sujetar el cartón pluma usé unas escuadras y cartabones pegadas con cinta de carrocero y sujetas con Blue Tack.

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Ya casi está todo preparado. El papel dentro de la copa es para evitar que entren motas de polvo. La copa está sobre un cartón pluma negro apoyado en una plataforma que se regula de altura, para hacer coincidir el agujero del fondo con el casquillo, para que este último lo tape.

Para hacer la fotografía use un flash rebotando la luz al techo y la bombilla encendida con un regulador de intensidad. Los datos del disparo son ISO 100, focal fija 105 mm. Macro, f/11 y 1/5 seg. Aunque está hecha con flash hay que usar una velocidad lenta para captar la luz del filamento. Empleé un regulador de intensidad para la intensidad de la luz de la bombilla.

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COMO SE HIZO

Manzano Vino y sombras

por

Adolfo W.

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https://www.instagram.com/adolfowmanzano/
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LECCIONES DE FOTOGRAFÍA PARTE

DIMENSIÓN

En la realidad los volúmenes tienen tres dimensiones. Sin embargo, en la representación gráfica pasan a ser bidimensionales. Vamos a buscar plasmar la sensación de distancia, de profundidad, de lejanía. Para ello podemos utilizar diversas técnicas y focales.

El uso de focales como el angular permiten combinar distancias muy próximas con las muy lejanas y pueden representar muy bien el espacio y la dimensión.

Las focales largas también logran representar la dimensión pero con más condicionantes, ya que comprimen la perspectiva.

Las técnicas y recursos que nos permiten captar una mayor o menor dimensión son:

•LA PERSPECTIVA LINEAL. Nos permite representar la distancia mediante las líneas paralelas que tienden a converger en un punto de fuga en la distancia.

•LA PERSPECTIVA ATMOSFÉRICA. Basada en las partículas en suspensión de la atmósfera. Está basada en la percepción de que en la distancia: el contraste y la definición decrecen, los tonos se aclaran y se visualiza una mayor dominante de color.

•EL ORDEN Y PESO DE LOS COLORES. Si ubicamos delante los colores más pesados transmiten mayor estabilidad y separación de planos hacia la lejanía donde encontramos colores de menor peso visual.

•EL TONO. La luz lateral crea una diferencia tonal entre superficies cóncavas y convexas. La distribución de luces y sombras visualiza el relieve, el volumen.

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Por: José Benito Ruiz

•DESENFOQUE DEL FONDO. Nuestra percepción interpreta un fondo desenfocado como un plano más distante, que la profundidad de campo no logra cubrir.

•ESCALA Y PROPORCIONES. El uso de este elemento ayuda a percibir mayor o menor distancia con respecto a un sujeto presente en la escena.

•RELACIÓN DE DISTANCIA. Mediante el uso de angulares podemos establecer una notable relación entre un plano próximo, que está a pocos centímetros de nosotros y un plano alejado en el fondo a muchos metros de distancia.

•JERARQUÍA VERTICAL. La ubicación de los elementos en el encuadre también nos ayuda a percibir distancia, de forma que identificamos la parte de abajo de la imagen como un plano próximo y la parte superior como un plano más alejado, aunque haya algunas excepciones.

MOVIMIENTO

Este elemento visual está presente en todas las imágenes de una forma implícita, pues hace referencia a la forma en que recorremos la imagen explorando su contenido. Es una de las fuerzas visuales con mayor predominio en nuestra percepción. La sugestión del movimientos está implícita en todo lo que vemos, el ojo recorre incansablemente el entorno.

Depende mucho del ajuste de una velocidad de obturación adecuada, por tanto este elemento tiene una notable dependencia de aspectos técnicos, como son los valores de exposición.

•MOVIMIENTO DETENIDO. Captamos un movimiento de forma estática, detenemos un instante que el ojo no suele ser capaz de apreciar.

•MOVIMIENTO INDUCIDO. Movemos la cámara y creamos en una escena estática un movimiento, ya sea vertical, diagonal, de sacudida… Si el movimiento acompaña al movimiento de un sujeto en la escena se denomina “efecto de Barrido”.

•MOVIMIENTO DE UN SUJETO. Plasmamos la borrosidad del movimiento de un elemento sin mover la cámara.

EL ESPACIO

El concepto de espacio fue considerado como un elemento de la composición por artistas del Renacimiento y como tal debiéramos tratarlo en la actualidad. Frecuentemente es ignorado o mal interpretado por los formadores occidentales debido, sobre todo, a su complejidad y a una forma pragmática de abordar el concepto.

La percepción del espacio positivo y negativo es fundamental para empezar a comprender el espacio. El espacio se puede estructurar en muchas formas, pero quizá sea más adecuado comenzar con las simetrías de luces y sombras.

Algunas personas perciben mejor las formas en las luces y su espacio positivo será el blanco. Otras personas perciben mejor en las sombras y sus límites con las

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Aunque la percepción puede ser entrenada tenemos un patrón preferido y denominaremos positivo aquel en el que percibimos antes y negativo aquel en el que percibimos después.

Ante todo debemos comprender que el espacio es una entidad en sí mismo, un vacío en relación con el resto de elementos en el encuadre, un silencio, una oportunidad latente, un tránsito hacia ser completado y albergar un cambio.

Muchos pintores comprendieron mejor el concepto mediante el estudio del arte oriental, desde autores como Hiroshige y Hokushai. Una buena forma de comenzar es mediante los haikus tradicionales, lienzos o pergaminos de papel de arroz que pueden recoger una mezcla de artes basadas en un poema que lo inicia y al que puede añadirse un dibujo, una caligrafía o incluso varios hasta que la percepción del espacio transmite sensación de completado.

En nuestra cultura tendemos a completar el espacio, a que se vea lleno y aprovechado. Sin embargo, su concepto va más allá y busca una mayor consciencia del papel que juega el espacio, tanto ocupado como desocupado en el equilibrio de una imagen.

En oriente hay diversos términos en relación al espacio, que tienden a reflejar la relación entre el vacío y la creatividad, el respeto al tránsito del vacío, representado tanto el cielo como los espacios llenos de energía que aguardan a la creatividad para alcanzar la plenitud.

El estudio de los elementos de la sintaxis visual es un excelente comienzo en el aprendizaje de la composición. Son once conceptos que debemos interiorizar para saber utilizarlos según su esencia y la estética que buscamos.

En este ejemplo vemos un ejercicio de línea en relación a la forma

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LAS BONDADES DE LA COMPOSICIÓN

Este concepto propio con el que se han formado miles de personas en composición nos permite agrupar un conjunto de virtudes compositivas, los principales factores que son responsables del impacto estético de una imagen. Nos permiten analizar nuestros punto débiles e imprecisiones compositivas. Nos ayudarán en la obtención de objetividad y en los procesos de autocrítica. Además constituyen un excelente protocolo de comentario de imágenes.

MOMENTO

Si la imagen capta un momento especial, inusual y extremo, transmitirá la sensación de ser una imagen más o menos irrepetible. Hay momentos de luz, de meteorología, de interacción en un comportamiento, etc.

El momento se valora por su intensidad y rareza, desde los más frecuentes y cotidianos, aquellos que vemos a diario, hasta los que suponen una oportunidad en nuestra vida. Cuanto más sensación transmita un momento de ser único e irrepetible, mayor impacto tendrá la obra siempre que esté respaldada por una estética adecuada.

MENSAJE

Ante dos imágenes de similar impacto visual solemos elegir la que transmite un mensaje más transcendental. Los mensajes son universales, por tanto es importante la forma de abordarlo y la relevancia del mismo. Si tenemos que elegir entre un mensaje banal y otro de mayor transcendencia solemos elegir el de mayor importancia e impacto.

El mensaje es algo que podemos obviar si no estamos familiarizados con su presencia en las obras, ya que muchas son propuestas estéticas, formulaciones en las que predomina la belleza de la escena y no hay un contenido claro, un mensaje. Otras obras abordan mensajes muy superficiales, carentes de interés para muchas personas, de ahí la modulación que debemos lograr entre banalidad y trascedentalidad.

EQUILIBRIO

Detectamos de forma inmediata e inconsciente si una imagen está equilibrada, si los pesos visuales y los espacios están repartidos. No se debe confundir el equilibrio con la fuerza de expresión de la armonía, que tiene más componentes.

El equilibrio es una fuerza de expresión primaria responsable de buena parte del impacto visual de la imagen. Si una imagen transmite equilibrio ya es aceptada como una imagen agradable. En las propuestas de equilibrio podemos elegir esquemas de equilibrio simétrico o asimétrico.

ESTRUCTURA

Viene determinada por la presencia y la posición de los ejes en la imagen, crea un sentido primario de las proporciones y un esquema básico de la imagen

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Los ejes son líneas maestras que permiten hacerse una idea muy sintetizada del aspecto de la misma.

Una imagen puede tener uno o varios ejes horizontales, también verticales, carecer de alguno de ellos o carecer de ejes. Este último caso nos indica que la imagen tendrá una mayor carga abstracta. La presencia de un eje horizontal y otro vertical es el característico de imágenes muy realistas.

ORDEN ESPACIAL

Es la posición que ocupan los elementos en el encuadre, su distribución en el espacio. Para lograr un determinado orden espacial que transmita serenidad o bien caos, serán relevantes factores como el número de elementos y su disposición.

Resulta de la máxima importancia el posicionamiento de la cámara en el caso de una escena, la elección cuidadosa del punto de toma al que anteriormente he definido como punto de vista óptimo, en el sentido que nos permite transmitir o reforzar la sensación que buscamos.

En el caso de un bodegón también dependerá de la colocación de los elementos. En ambos casos se puede transmitir al espectador esa intencionalidad, esa precisión para lograr nuestra propuesta visual.

PUNTOS DE CORTE

Este es otro concepto propio formulado hace más de una década. Se trata de la plena consciencia de los márgenes del encuadre y de aquellos elementos que quedan cortados o a determinada distancia de su borde.

Tiene mucho que ver con el sentido de las proporciones y con el recorrido visual en la imagen, que busca ser centrípeto (de recorrido hacia su interior) cuando los elementos están dentro del encuadre o no muy próximos al mismo y no hay elementos cortados en los márgenes. Así logramos que toda la atención se dirija hacia el interior de la escena, sin crear fuertes puntos de salida.

En un recorrido centrífugo hay elementos muy próximos al borde de la imagen o incluso cortados, mostrados parcialmente e interrumpidos. En este caso se refuerza una sensación de misterio, de desconocimiento ante algo que no podemos percibir, como si algo importante sucediera fuera de nuestro encuadre.

Podemos aplicar este concepto de puntos de corte también al reencuadrar una imagen. En el caso de escenas con valores de simetría puede aplicarse el mostrar la mitad de la forma y permitir imaginar el resto idéntico que no se muestra en el encuadre.

PROPORCIONES

Es un concepto de gran importancia que debemos desarrollar, podríamos decir que es la cantidad de equilibrio que logramos en la imagen mediante el posicionamiento por una parte de los ejes y por otra de la distancia de los elementos hasta el margen del encuadre. La proporción que elijamos afecta al tratamiento del espacio y del equilibrio que plasme la obra.

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Cada tipo de escena y situación puede requerir de una proporción idónea para mostrar el espacio en función del interés que tenga para tu intencionalidad. Elegir una proporción para un eje horizontal, con mucho cielo o mucho primer plano debe estar justificado. Igualmente se aplica a la distancia que separa a un elemento del borde del encuadre.

En una imagen podemos encontrar dos o más ejes, uno solo o ninguno. La ausencia de ejes es síntoma de un mayor contenido abstracto. En este caso vemos el eje vertical y el horizontal, las líneas que definen la estructura de la imagen.

ESQUEMA TONAL

Este concepto aborda el reparto de los tonos en la escena, la posible predominancia de un tono, la ubicación del tono más claro, la relación tonal entre un posible sujeto y un fondo…

El esquema tonal es el uso que hacemos del elemento llamado tono en nuestra composición a fin de lograr una expresión más precisa y reforzada.

La estructura de los tonos en una imagen puede permitir resaltar a un sujeto, así como también crear una imagen más sencilla o más compleja de percibir. Por lo general, se busca el adecuado grado de contraste para mostrar claramente al sujeto o bien la confusión tonal cuando queremos que pase más desapercibido al primer vistazo para el espectador.

¿Qué son las claves tonales? Son esquemas de los tonos dominantes en una imagen. Permiten identificar la distribución de los tonos y el predominio de algunos de ellos para determinar la expresión de la imagen.

Todas las imágenes poseen una clave tonal (alta, baja o media), sin excepción, pero son las claves de los extremos (bajas y altas) las que, en general, poseen mayor nivel de expresividad. Las claves mayores definen imágenes con valores tonales extremos, es decir, con presencia de tonos blancos y negros, mientras que las menores no contienen estos tonos extremos sino valores de grises más o menos luminosos.

USO ADECUADO DEL COLOR

El color ya lo abordamos en el apartado de elementos de la sintaxis visual pero en este caso lo que evaluamos o percibimos es su adecuación a la estética y al mensaje de la imagen.

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El conocimiento del color, aplicado a la transmisión de emociones nos permite reforzar la intención, de forma que si la imagen plantea una atmósfera de misterio, el color nos ayudará a potenciarla, dentro de la subjetividad cultural que puede tener este elemento.

Otro concepto de interés en la percepción y en nuestras composiciones es la influencia del adyacente, cómo los colores que rodean a uno determinado afectan a su percepción.

INTELIGENCIA

Este concepto resume aportaciones del autor de la imagen, es un valor muy personal y subjetivo que puede lograrse mediante el tratamiento de la imagen, la expresividad de un sujeto, la aplicación de un recurso de la narrativa visual, el nivel de expresión utilizado, la aplicación de la propia subjetividad, la simplicidad…

LAS FUERZAS DE IMPRESIÓN

Las fuerzas de expresión abordan las formulaciones y combinaciones de los elementos entre sí para obtener impacto visual. Han sido objeto de estudio desde la publicidad y el marketing para captar la atención del espectador.

Las más empleadas se basan en la distorsión, la repetición, una determinada combinación de elementos, o el tratamiento del espacio.

ARMONÍA Y CONTRASTE

Son fuerzas opuestas que permiten alcanzar unos valores puros o combinados de ambas que afectarán de forma fundamental a la estética de la imagen. La prevalencia de la armonía o el contraste es una de las primeras decisiones compositivas que se deben considerar a la hora de concebir una imagen o una serie.

El concepto de armonía procede del Arte Clásico y se define como: “La máxima expresión de la belleza”. Forman parte de sus atributos: la esfericidad o redondez, la unidad, la simetría, el equilibrio, la simplicidad, así como un tratamiento de luz suave y colores pastel.

Esta fuerza de expresión está especialmente indicada para plasmar la belleza o la ternura. Es una fuerza de expresión sutil.

El contraste es la fuerza de expresión que predomina en la actualidad. Se define como: “La provocación y la exageración”. Forman parte de sus atributos: la angulación, la profusión, la asimetría, la exageración, el descentramiento, así como un tratamiento de alto contraste tonal y colores saturados.

Genera imágenes con impacto directo, llamativas, llenas de color, de información, de dinamismo. Es una fuerza de expresión evidente.

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EQUILIBRIO

Es una percepción de gran importancia en el impacto visual de una imagen. Es subconsciente, holístico e instantáneo. Se transmite mediante el reparto de los pesos visuales, el orden de elementos, el tratamiento del espacio…

Puede ser simétrico o asimétrico y hay muchas formas de plasmar el equilibrio desde diversos elementos.

Es un responsable primario de que una imagen nos parezca agradable y la aceptemos como bella. No se debe confundir con la armonía, es un componente obligado en la Armonía (equilibrio simétrico) y puede estar presente o no en el contraste.

DISTORSIÓN

Es una de las fuerzas de expresión más importantes que se basa en la subjetividad y en la deformación de los contornos y las formas. Está por tanto muy ligada al nivel de expresión abstracto.

Algunos autores clásicos como André Kerstez y muchos autores modernos la han utilizado extensamente.

Se obtiene mediante diversas técnicas, como la trepidación de la imagen a baja velocidad de obturación, pero también en el nivel de expresión realista: fotografiando a través de telas, de vidrios sucios, reflejos en espejos, en agua, en metales… filtrando la realidad a través de un elemento traslúcido o bien reflejándola en una superficie que la distorsiona.

AISLAMIENTO

Busca transmitir una sensación muy subjetiva, la soledad. Es un tratamiento basado en el concepto de Espacio.

Un único sujeto aparece a pequeño tamaño sobre un fondo que debe ser homogéneo y neutro, sin otros elementos que puedan distraer la atención o relacionarse con él.

Se disocia al sujeto de cualquier otro elemento en el encuadre y de esta forma se evita cualquier tipo de intención de diálogo visual: el sujeto actúa como una isla en el espacio.

Al tener que emplazar una forma pequeña sobre un fondo regular conviene tener presente el concepto de Puntos Óptimos de Anclaje.

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(Continuará)

J.M. Trullén Leyenda de Pano

Había oscurecido por completo. El viejo coche, rodaba silencioso por la estrecha y tortuosa carretera comarcal. La desnuda roca aparecía ante nosotros como una gran masa negra decidida a tragarnos al fondo del camino. En el lado izquierdo, un profundo barranco se perdía al alcance de la vista debido a la espesura de las sombras. Habíamos dejado atrás las Ventas de Santa Lucía y muy pronto llegaríamos al desvío que deberíamos coger para llegar a nuestro destino, Pano.

Pano era un pequeño pueblecito semiderruido, cuyo último habitante había muerto hacía ya varios años. No había agua corriente ni los postes del tendido eléctrico habían llegado nunca a estropear su paisaje.

Dentro del coche reinaba un profundo silencio, roto tan solo por el sonido metálico del cambio de marchas que me veía obligado a utilizar con frecuencia por el mal estado y las sinuosas curvas de la calzada.

¿Falta mucho?, preguntó Pablo para romper la monotonía. Andrés cogió el mapa de carreteras y lo estudió durante un rato. Unos doce kilómetros, dijo al fin, para llegar al desvío. Luego pasaremos Panillo y después llegaremos a Pano, pero con esta carretera tan mala es fácil que tardemos una hora todavía.

Rafa se quitó las gafas y se pellizcó el puente de la nariz. No me hace ninguna gracia llegar de noche a un pueblo abandonado, dijo con convicción.

¿Acaso te da miedo?, le pregunté sin quitar la vista de la pista llena de piedras y de traidores baches.

La verdad es que no estoy tranquilo, contestó mientras se colocaba de nuevo las gruesas lentes.

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LA

¡Venga, hombre! Le respondió Pablo. Péinate y échate un poco de colonia por si hay algún espíritu que merezca la pena.

Rafa, que no estaba de humor para bromas, se hundió dentro de su anorak y entornó los ojos.

A lo lejos, a unos doscientos metros, había un indicador. Ese debe de ser el desvío, dije yo.

A medida que nos acercábamos al cartel, su lectura se iba haciendo más clara y cuando estuvimos a unos pocos metros, pudimos leer las indicaciones. A la izquierda Panillo y Pano. Reduje la velocidad y giré a la izquierda. Los faros del coche iluminaron el estrecho y pedregoso camino plagado de baches. El coche comenzó a saltar sobre las piedras. Rafa se movió inquieto en el asiento posterior. En la oscuridad, los enormes matorrales ofrecían un aspecto fantasmagórico. Las estrellas titilaban en el firmamento. Un pequeño ratón de monte cruzó rápido por delante del coche. Andrés, para aliviar la tensión del momento, comenzó a cantar. Un instante después, los cuatro voceábamos más que cantar, la misma tonadilla. El tiempo transcurría lentamente para mí mientras me esforzaba en evitar el máximo posible de agujeros y pedruscos. En varias ocasiones tuve que hacer complicadas maniobras para pasar por las estrechas y cerradas curvas de aquella pista carretera. Cuando llevábamos unos pocos kilómetros recorridos, vimos un nuevo desvío que indicaba el camino a la localidad de Panillo. Nos dirigimos hacia allí con la idea de entrar en un bar y tomarnos algo calentito. A unos doscientos metros apareció el pueblo. No tendría más de quince casas. Una sola farola iluminaba la plaza en la que cinco hombres y tres niños charlaban animadamente. Al ver aproximarse el coche, cosa poco corriente en aquel lugar, dejaron de hablar y centraron su atención en nuestra llegada. Paré el coche sin ningún cuidado en un lateral de la plaza. Nos apeamos y nos dirigimos a aquella gente que nos observaba con curiosidad. No era muy frecuente que cuatro jóvenes con ropa y calzado de montaña se detuviesen allí. Seguramente pensaron que nos habíamos extraviado o confundido de lugar.

Hola, buenas noches, dijimos a modo de saludo, a lo que ellos contestaron de igual manera.

Andrés tomó la iniciativa y preguntó que si había algún bar en el pueblo.

Un hombre de unos cuarenta años, que seguramente estaba allí de vacaciones, respondió que no había bares pero que podían atendernos sin problemas según lo que quisiéramos.

Vamos a Pano y hemos entrado para tomar algo y comprar algo de comida, dijo Pablo.

Cambiaron algunas miradas entre ellos y finalmente, el más viejo de todos, que tendría unos setenta años y que estaba sentado en un poyo de cemento con la barbilla apoyada en su gayata, preguntó ¿Y qué vais a hacer a Pano? ¿No sabéis que está deshabitado? Si, respondí yo, vamos a pasar un par de días tranquilos y a disfrutar del paisaje y la soledad de los montes. Pues no es Pano el lugar más adecuado y menos en estas fechas, se apresuró a decir el viejo. Y… ¿por qué ahora

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menos?, preguntó Rafa. Se hizo un silencio tenso. Finalmente, uno de ellos, alto y fornido, de tez quemada por el sol y profundas arrugas, levantó el brazo señalándonos. En su mano izquierda faltaban tres dedos. Solo el pulgar se mantenía intacto. Al índice le faltaba una falange. Lentamente, como un vaticinio, espetó: porque mañana es la Virgen de agosto. Y con eso ¿qué quiere decir? Preguntó Pablo. El viejo que estaba sentado, levantó su gayata y obligó al otro a bajar el brazo. Luego añadió que el día de la Virgen era día de precepto y el cura no sube a Pano porque está abandonado. Es mejor que os quedéis aquí y vayáis en otras fechas menos comprometidas. No podemos, comentó Andrés. El día 17 tenemos que estar de vuelta en nuestros trabajos. Pensábamos subir ahora y acampar y mañana bajaremos aquí para asistir a la misa que seguro que será bonita por la fecha tan señalada. El hombre que nos atendió al principio comentó que sí, que era muy bonita si entendíamos el latín. Nos miramos extrañados y yo le pregunté que como era que en los tiempos que estábamos se seguían diciendo misas en latín. El hombre respondió que no había muchos curas jóvenes que quisieran venir a estos pueblos. Para darle un giro a la conversación, Pablo volvió a preguntar si podíamos comprar algo de comida. El hombre de los dedos cortados dijo de mal humor que ya nos habían dicho que no había bares ni tiendas en el pueblo. El otro, el que nos atendió el primero, entró en un patio, se acercó a la escalera y elevando el tono de voz le dijo a una mujer, que debía de andar por la cocina, que bajase una docena de huevos, algo de longaniza y una botella de vino. Al instante bajó la mujer con todo lo requerido. Era gruesa, de cabellos lacios y despeinados. Llevaba un viejo y mugriento mandil y unas alpargatas agujereadas en las punteras. Saludó. El marido se acercó a ella para recoger el recado y le dijo que era para nosotros porque queríamos ir a Pano. ¿A Pano?, preguntó ella con gran sorpresa. Pero… ¿os habéis vuelto locos? Y fijó su mirada en los hombres del pueblo. ¿Es que no sabéis que mañana es la Virgen de agosto?

Aquello comenzó a mosquearnos. ¿Qué podía ocurrir en Pano el quince de agosto?

Oiga… ¿Es que ocurre algo especial en Pano el quince de agosto? ¿Alguna leyenda?, preguntó Andrés.

El viejo miró a sus vecinos y tras un largo silencio, comenzó a relatar. Pano es un pueblecito aislado. No hay agua corriente ni pozo. Cada casa tenía su propio aljibe. Jamás llegó la luz eléctrica a las casas. La gente, sin recurso ni medios, comenzó a emigrar. Unos a Huesca, otros a Zaragoza y otros probaron suerte en Barcelona. Hace unos años, solo quedaban tres familias. Los Bernués, con dos hijos mozos, los Pueyo, con una hija que se casó y se fue a vivir a Barcelona y los Fatás que no tenían descendencia.

Un año, el día de la Virgen, los hijos de los Bernués que tenían un coche aunque no tenían carné, bajaron a Graus a buscar al cura para celebrar la misa. Como habían llegado pronto, entraron en el bar y bebieron más de la cuenta. De regreso y ya con el cura en el coche, comenzó una discusión. Los hijos de Bernués se empeñaban en que el cura tenía que dar los tres avisos a la misa cada cuarto de hora, a lo que el cura respondió que, para siete habitantes que tenía el pueblo, no era necesario. Simón Bernués, que iba al volante, comenzó a jurar y a blasfemar y el cura le dijo que, por favor, se abstuviese de maldecir de esa forma y, refiriéndose al vino que llevaba dentro, le dijo que, lo que comúnmente algunas llaman

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“sangre de Cristo”, se convierte en demonio según quién la toma. Antonio Bernués, que era más bruto y más corto de entendederas que su hermano, se tomó a mal la respuesta del cura y comenzó a zarandearlo mientras gritaba que su hermano no estaba endemoniado, de tal manera que el pobre cura se golpeó contra el salpicadero con tal fuerza que perdió el conocimiento mientras sangraba abundantemente por la frente. Los Bernués, creyendo que lo habían matado, lo sacaron del coche y lo tiraron a un barranco. A causa del vino que iba cociendo en sus tripas, no se daban verdadera cuenta de lo que estaban haciendo y, entre risas y burlas, decían que si el cura no quería tocar las campanas, las tocarían ellos.

Llegaron a Pano y se dirigieron directamente a la iglesia. Para llegar hasta ella tenían que cruzar el pequeño cementerio del pueblo. Al llegar, notaron algo extraño. Tres fosas nuevas estaban excavadas y preparadas para recibir a otros tantos ocupantes. Dos de ellas estaban apartadas, fuera del camposanto. La tercera estaba dentro del recinto sagrado y tenía dentro una cruz con un nombre. Ninguno de los dos sabía leer así que, para quitarse el miedo de encima, Simón le dijo a Antonio que habían cavado hoyos para plantar árboles que les dieran sombra a los muertos. Los dos reían. Entraron en la iglesia y se dirigieron al campanario. Simón cogió la cuerda y tiró con fuerza. Antonio, de espaldas, esperaba oír el tañer de la campana pero lo que escuchó fue un ruido más seco, como un crujir de huesos. Se volvió y vio a su hermano tendido en el suelo, en medio de un gran charco de sangre, con la cabeza aplastada por el badajo que se había desprendido de la campana. Empezó a gritar, a llorar y a maldecir a Dios. Se acercó al Cristo crucificado que había en la pared y comenzó a zarandearlo mientras lo injuriaba. Con tanto movimiento, el Cristo se desprendió y le cayó encima. Al caer, uno de los clavos de la imagen, le golpeó en la sien matándolo en el acto.

Los hombres estaban en el monte con el ganado. Las mujeres habían bajado como todos los años a lavar la ropa al río que está a una hora de camino. Habían madrugado para para poder llegar a misa a las doce. Fueron ellas las que descubrieron la terrible escena. Ana, la de Bernués, estaba como loca y sufrió un ataque de nervios. Josefa, la de Pueyo, se quedó con ella mientras Miguela iba a buscar agua del Carmen. Al salir vio las tres fosas abiertas y se acercó a la que estaba dentro del camposanto. Vio la cruz dentro pero, como tampoco sabía leer, esperó a decírselo a su marido que era el que les leía siempre las cartas. Subió a casa y cogió el botellín que tenía siempre en la alacena junto a otros remedios caseros como anís de pepino, aceite de flores y hierbas para hacer emplastos. Por la altura del sol, debían de ser las once y media. Los hombres no tardarían en llegar. Se dirigió a la capilla. Josefa había sacado a Ana fuera para que le diera el aire. A lo lejos se oían los cencerros del ganado. Antes de un cuarto de hora llegarían los hombres. Ana, al verlos, no quiso esperar y echó a correr hacia ellos mientras gritaba: “Ay Nicolás, que nos hemos quedao solos”, “que se nos han llevao la alegría de vivir”. Nicolás, al verla así, se fue a su encuentro. Cuando estuvieron juntos le preguntó ¿qué pasa mujer? Y ella respondió entre sollozos que sus hijos estaban muertos en la iglesia. Nicolás, sin esperar más explicaciones, echó a correr para encontrarse con sus dos hijos muertos en medio de un charco de sangre. Cuando llegaron los otros dos hombres, Miguela les salió al paso y les dijo lo de las fosas abiertas y que en una había una cruz con algo escrito. El de Fatás cogió la cruz y leyó la inscripción en voz alta “D. Saturnino Bescós Cifuentes, párroco de Graus y su comarca, descansa en el barranco de las tres moras”. Decidieron dar una batida por el barranco a ver si lo encontraban. Aún no serían las cinco cuando Pascual Pueyo gritó a sus

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compañeros advirtiendo de que en el fondo se veía un bulto negro. Se acercaron. El cura, moribundo, abrió los ojos y acertó a decirles que la maldición había caído sobre Pano el día de la Virgen. Después les pidió que le enterrasen en el pequeño pueblo para que su alma descansase.

Los Pueyo y los Fatás, marcharon a Graus quince días después de dar sepultura a los muertos en las fosas aparecidas. Los Bernués no quisieron marchar y se quedaron allí, aislados y sumidos en el dolor y la desesperación.

Al año siguiente, la víspera de la Virgen, Nicolás le dijo a su mujer que podían bajar a pasar unos días a Graus. Ana le contestó que era un cobarde y que ella no saldría de su pueblo ni viva ni muerta. Al día siguiente, Ana estaba risueña, con la mirada y el gesto decidido. Nicolás no había salido al monte y andaba cabizbajo. Al punto de la mañana, Ana, salió a cortar flores y las llevó a las sepulturas de sus hijos. A las doce en punto, la campana de la iglesia comenzó a tocar sola. Ana se levantó de la cadiera, se puso la mantilla, cogió el rosario y el misal y salió a la calle. Nicolás la siguió. Ana entró en la iglesia, mojó los dedos en el agua bendita y se persignó. Luego se acercó a un reclinatorio, se arrodilló y empezó a decir el “ora pro nobis” como si alguien estuviese rezando el rosario y ella le contestase. De pronto, se levantó y empezó a subir las estrechas escaleras del campanario. Cuando Nicolás quiso reaccionar, Ana ya había saltado desde la torre. Se volvió loco. Desde entonces, alguna vez, se le veía con el ganado por el monte, completamente desnudo y llamando a gritos a su mujer y a sus hijos.

Hace unos años, nosotros, que sabíamos la historia del cura por los Pueyo que pasaron por aquí cuando marcharon a Huesca, subimos para intentar convencer a Nicolás de marcharse del pueblo. Pedro, dijo el anciano señalando al de los dedos cortados, que es pariente de Nicolás, marchó delante. Cuando llegamos nosotros, lo encontramos en mitad del camino, sin conocimiento y con una brecha en la cabeza. Otros dos que habían subido con nosotros, lo trajeron de vuelta para curarle la herida. Les contó que cuando se quiso acercar para hablar con él, Nicolás le golpeó con el tocho que llevaba para el ganado y perdió el conocimiento. Los demás, llegamos a Pano justo en el momento en el que la campana comenzó a tocar. Entramos en la iglesia y nos encontramos a Nicolás colgado de la soga del campanario.

Todos los años, el día de la Virgen, a las doce en punto, la campana de Pano llama a misa. El año pasado, Pedro dijo que ya estaba bien de supercherías y que iba a subir a Pano a ver si era el mismo diablo el que tocaba las campanas. A las doce en punto, empezó a voltear la campana. Pedro, intentó sujetar la soga para pararla y el resultado fue la amputación de sus dedos. Nadie hemos vuelto a subir a ese pueblo del demonio que tantas vidas ha quebrado. Por eso no nos gusta que la gente vaya por allí y menos el día de la Virgen.

Decidimos quedarnos. Después de cenar con aquellas gentes, plantamos la tienda de campaña canadiense, que siempre nos acompañaba en nuestras salidas, en una era cercana. La verdad es que dormir, no dormimos ninguno pero la curiosidad podía más que la prudencia. Nos levantamos temprano, desayunamos y recogimos la tienda. El hombre que nos había contado la historia, estaba apoyado en nuestro coche y se interesó por saber qué tal habíamos pasado la noche y los planes que teníamos. Para tranquilizarlo le dijimos que comeríamos por ahí y luego

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bajaríamos a Graus. A él le pareció acertada la idea de no subir a Pano, le dimos las gracias por todo y nos despedimos. Tres cuartos de hora de pista insufrible más tarde estábamos en Pano. El aspecto era desolador. Casas hundidas, campos yermos y huertos baldíos. La iglesia era lo único en aquel paraje tan agreste que lucía con cierto decoro. Se podía decir que estaba incluso bien cuidada. Pablo se acercó a la puerta y, cuando iba a abrirla, dio un respingo y retrocedió. ¿qué ocurre? Le pregunté yo. He oído algo ahí dentro, contestó. Venga ya, dijo Rafa, no empecéis con tonterías que bastante canguelo llevo ya encima. Andrés se acercó y abrió la puerta. Entramos. Había una especie de neblina en el ambiente que olía a incienso. Todo estaba ordenado y limpio. En la sacristía había una casulla dispuesta y un alba colgada en una percha. El misal, abierto en la página correspondiente a la Asunción de la Virgen María con el texto del “Magnificat”. Pablo sugirió que nos marcháramos de allí y cuando íbamos a salir de la sacristía, empezó a tocar la campana. Salimos corriendo de allí como alma que lleva el diablo. Montamos en el coche y no abrimos la boca ni volvimos la cabeza hasta que llegamos a Panillo. Nos acercamos a la casa donde habíamos estado el día anterior. Llamamos y nadie respondió. Anduvimos por el pequeño pueblo dando voces. Nada. Marchamos hacia Graus para saber si alguien nos podía dar razón de los antiguos habitantes de Pano y su historia. Preguntamos a un anciano que estaba sentado en la puerta de una casa y nos dijo que los últimos habitantes habían muerto antes de la guerra al respirar alguna sustancia que había en la iglesia que era muy tóxica. Nos miramos y empezamos a notar que nos faltaba el aire. Rafa se desplomó. Yo, empecé a jadear angustiado y perdí el conocimiento. De pronto noté como me zarandeaban y me abofeteaban repetidamente mientras me llamaban por mi nombre. Abrí los ojos. Andrés me limpiaba la sangre de la frente mientras Pablo y Rafa me sacaban del coche. ¿Qué ha pasado? Pregunté. Pablo me dijo que nos habíamos metido en un profundo agujero y yo me había golpeado con el volante perdiendo el conocimiento. Era de noche. Yo estaba completamente aturdido. Cuando al fin, comenzamos a controlar la situación y a situarnos en la realidad del momento, sacamos, con gran esfuerzo, el coche de aquel agujero y tras comprobar que todo funcionaba correctamente reanudamos nuestro camino. Pablo iba al volante, al encontrarme yo un poco indispuesto por el golpe. Poco después, llegamos a Panillo. Yo guardaba silencio de todo lo que se había procesado en mi mente durante el desvanecimiento. Sin bajar del coche, vimos unos hombres en la plaza. Yo observé que a uno de ellos le faltaban los dedos de una mano y le grité a Pablo que no se detuviese, que diese la vuelta y pusiese rumbo a Huesca que estaban en fiestas de San Lorenzo.

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LA LENTE DEL ESCRITOR

Pilar Royo Laurus Nobilis

La primera noche que pasamos juntos, Sara ya me advirtió que, tarde o temprano, terminaría convirtiéndose en un árbol.

—En un laurel — dijo, mientras acariciaba mi pelo con sus largos dedos.

Me contó que, siendo niña, le habían diagnosticado la enfermedad tras realizarle un rutinario análisis de sangre. Pequeñas dosis de cineol y dimetilestireno, dos compuestos que solo se encuentran en los vegetales y, concretamente, en el laurel, habían aparecido en su sangre. Se trataba de una rara enfermedad genética conocida de sobra entre las mujeres de la familia.

—La hermana de mi abuela y una de sus hijas también la padecieron. Por desgracia, una gran ventisca se llevó por delante el pequeño jardín donde descansaban sus raíces— dijo apenada.

Entonces fue cuando comprendí por qué su piel clara, casi transparente, dejaba a la vista unas finas venas verde azuladas, por qué sus ojos brillaban como el jade y por qué sus besos sabían a hierba fresca. Su cuerpo era esbelto y espigado, con largos brazos y delgadas piernas, como un arbolillo recién plantado. A partir de entonces, me convertí en su fiel jardinero para cuidar de ella y salvarla de las tormentas que pudieran dañarla.

Cada cierto tiempo, Sara se sometía a una compleja analítica para comprobar las dosis de aceites vegetales y clorofila en la sangre. Los niveles permanecían estables pero los médicos ya nos advirtieron que la enfermedad podría manifestarse en cualquier momento.

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@ Pilar Royo

Sara era consciente de su destino, lo llevaba en los genes y lo afrontaba como algo natural, como algo que formaba parte de lo más profundo de su ser y hablaba de ello con orgullo y emoción.

No fue hasta mucho tiempo después, cuando, al despertar, encontré una minúscula hoja sobre la almohada. Al peinarse aquella mañana, Sara descubrió otras más pequeñas enredadas entre su melena. Frente al espejo, su rostro reflejaba preocupación.

—No te preocupes. Te sientan muy bien— dije, quitándole importancia, mientras besaba su nuca.

Fuimos al hospital. El doctor Evans, quien, desde el primer momento, se había hecho cargo de nuestro caso puesto que, además, era un gran aficionado a la botánica, se encargó de darnos el diagnostico. Los análisis confirmaron lo inevitable. El proceso había comenzado.

A partir de aquel momento, cada día encontrábamos pequeñas hojas nuevas. Su pelo fue cambiando de color, pasando de un suave tono trigo a un castaño oscuro. Se volvió más fuerte y abundante. Sara, con delicadeza, revisaba cada día los nuevos brotes y pasaba horas mirándose en el espejo. Yo procuraba acariciarla con cuidado, repitiéndole lo hermosa que estaba.

Tras un par de semanas, un pequeño mechón de cabello se transformó en una fina rama. A esta, la siguieron otras, y a otras, otras más. En pocos meses, la cabecita de Sara se había convertido en un pequeño arbusto. Las ramas no cesaban de crecer y pronto rozaron su delgada cintura. Sara decidió recogerlas con un divertido lazo que le confería un sensual aspecto. No sabíamos cuánto iba a durar el proceso. Los análisis arrojaban poca información. Lo importante era que Sara se encontraba bien. No padecía ningún síntoma relevante.

Y así, llegó el mes de marzo. Entonces ocurrió algo maravilloso. Al principio eran imperceptibles, pero, al poco tiempo, comenzaron a brotarle de sus ramas unas pequeñas flores amarillas. En pocos días, la cabeza de Sara era un perfecto jardín. El aroma de las flores se mezclaba con el del laurel y toda la casa olía a dulces especias. Nunca había sido muy habilidosa en la cocina, pero desde ese momento, cada plato estaba impregnado de su aroma. Pasaba horas encerrada, preparando exquisitos guisos que después degustábamos con deleite. Tras comer, caíamos extasiados en el sofá o en suelo de la cocina o del salón y hacíamos el amor con una pasión irrefrenable hasta terminar extenuados.

— ¿Eres feliz, cariño? — Preguntaba con su boca de musgo.

Yo no podía ocultar mi amor por aquella asombrosa mujer de piel verde. Era feliz junto a Sara. El hombre más feliz.

Una mañana de verano, Sara se encontraba descansando en el jardín. Hacía pocos días que unas pequeñas bayas azuladas, del tamaño de una aceituna, habían comenzado a brotarle. Un pájaro se posó sobre ella. Saltaba de ramita en ramita. Enseguida comenzó a picotear la cabeza en busca de alimento. Sara gritó y el ave, asustada, huyó. Mientras le desinfectaba las heridas, me di cuenta de que, a partir

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de entonces, comenzarían los problemas.

Y así fue. Las ramas seguían creciendo y creciendo, de tal forma que el peso le producía terribles dolores en las cervicales y la espalda. Comenzó a tomar unas pastillas y yo procuraba darle masajes a diario, pero aquello no era suficiente. El dolor apenas le dejaba ya moverse. Permanecía encerrada en casa para evitar los pájaros e insectos que la asediaban. Una mañana, cogí el coche y decidí llevarla al Jardín Botánico para que se distrajera. La gente la miraba extrañada, pero Sara permanecía ajena a todo. Apoyada en mí, recorrió los diferentes espacios, parándonos a contemplar las exóticas especies, los grandes y majestuosos árboles, las flores de mil colores que nos rodeaban. Al fin, llegamos a la zona de bosque mediterráneo. Pinos, abetos, robles y sauces. Y en un rincón apartado, un pequeño grupo de laureles. Sara se acercó despacio y permaneció inmóvil frente a ellos. Cuando llegué, suspiró:

—Son tan frágiles…

Se giró y dijo mirándome directamente a los ojos:

—Prométeme que no terminaré como mis antepasados en un simple jardín. Prométeme que no acabaré mis días siendo el refugio de aves y de asquerosos insectos ¡Prométeme que serviré para algo!

La abracé con más fuerza que nunca y regresamos en silencio a casa.

El resto de los días, Sara lo pasó sin apenas hablar. El tono de su piel había cambiado paulatinamente, pasando de un tenue verde a un triste color ocre y algunos puntos de su cuerpo se estaban volviendo ásperos y rugosos. En el hospital le diagnosticaron una infección de cochinillas.

—Son frecuentes en los laureles durante el verano — Nos dijo el doctor Evans—. Sara, tendrás que aplicarte este repelente. Pero hay más.

Miró a Sara con la dulzura con la que un padre mira a su hija el día de su cumpleaños. Tomó aliento y dijo:

—La analítica confirma que el nivel de savia en tus venas es muy elevado. La savia impide que la sangre fluya. Por eso te encuentras tan abatida. Los síntomas externos también están apareciendo. Esas ulceraciones que se están formando en tu pecho y en tus rodillas, dentro de poco se convertirán en madera. Todo tu cuerpo, Sara, se convertirá en madera.

Pasamos el resto del verano sin apenas movernos de casa. Las callosidades en el cuerpo de Sara se extendían a pasos agigantados. Su piel, seca y gris, se abría para dar paso a una fina corteza, provocando pequeñas heridas que supuraban savia y que yo limpiaba con un algodón. El escozor que le producía era terrible. Sin embargo, rara vez la oí quejarse. Se cubría con una ligera bata de satén parar evitar los roces. Había adelgazado mucho, ya apenas probaba bocado. Salía muy poco al jardín. El sol hacía que su piel se cuarteara. Sus ojos estaban marchitos. Una noche, tras besarme con sus labios agrietados, me dijo:

—Falta muy poco. Recuerda tu promesa.

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A los pocos días Sara apenas podía moverse. De sus pies comenzaron a salir unos hilillos que buscaban la tierra. Casi todo su cuerpo era ya corteza. Apenas quedaba ya rastro de lo que, en otros tiempos, fuera una hermosa mujer.

—Tendrás que llevarme al jardín.

Hoy contemplo el jardín en esta fría mañana de invierno, con mi taza de café, sentado en el pequeño banco de madera. Sara siempre fue muy delgada. Su tronco apenas dio para más. Acaricio la suave madera como si fuera su muslo o su espalda. En la cocina se escucha el apacible bullir de un guiso a fuego lento. Un aroma a especias que reconozco llega hasta mí, me envuelve con sus brazos invisibles y escucho una voz que, débilmente me susurra al oído: ¿Eres feliz, cariño?

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Fran Picón No debería estar aquí

No debería estar aquí, nunca quise ser protagonista de mi vida, de ninguna vida, ni siquiera actor de reparto en un cortometraje de bajo presupuesto.

El horizonte del tiempo es, para mí, una estructura vertical inabordable que me lleva, irremediablemente, a un final imprevisto, que nunca ha dependido de mí, o, al menos, eso creo.

“Le hace falta una mano de pintura a la pared del pasillo, no sé distinguir si es blanca ajada o de un color tristeza profundo”.

¿Y qué importa ahora el pasillo?

Quizá sea la ventana corredera, que abre la escapada hacia el patio interior de lo que nunca fue, la que conduce mis pensamientos hacia la distracción más irrelevante que pueda aparecerme entre los dedos.

Tú ya no estás, quizá nunca estuviste y todo fue producto de mi imaginación, de esa locura no transitoria que forma parte de la rutina en la que me rebozo.

Pero yo no debería estar aquí, contemplando tu cuerpo desnudo entre las telas de la miseria; no debería buscar en tus ojos cerrados el perdón de mis pecados, no, no debería. Tampoco tendría que tener tu piel la humedad roja de la violencia que puebla cada uno de los rincones de la memoria.

Mi padre nunca entendió mi rebeldía, mi inconstancia constante ante cualquier cosa que tuviera que ver con el aprendizaje; no tenía cabida en mis entrañas nada que tuviera que ver con la empatía o la simpatía hacia lo ajeno. El mundo giraba en torno a mi estado de confort, nada más, nada menos. Nunca me importó lo que

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LA LENTE DEL ESCRITOR

otra persona pudiera sentir o pensar, salvo que fuera rentable para cualquiera de mis objetivos más inmediatos (era y soy incapaz de tomar conciencia de nada a medio o largo plazo).

“Probablemente si pintara el pasillo de ese color mostaza, que tanto me relaja, mi rutina tomase otra tonalidad, quizá menos irrelevante”.

(Otra vez mi mente divaga con lo menos trascendente).

Miro con cierta indiferencia el tatuaje bajo tu pecho, ese espacio infinito que antecede a tu ombligo, y me sorprende comprobar que, pese a lo extraño del momento, sigue teniendo un magnetismo irresistible para mí. Acaricio la imagen con mimo, casi con tanto cuidado como desprecio siento hacia las heridas que magullan los aledaños de tu vientre. Es curioso, a veces tengo la sensación de que la ternura tiene cobijo en algún recoveco, apenas accesible, de mi interior.

Mi madre nunca supo cómo tratarme, lo intentaba de todas las formas en las que su entendimiento le sugería, pero jamás consiguió acercarse, ni por asomo, al lindero de mi indiferencia hacia ella. Era una mujer sencilla que únicamente pretendía cumplir con cierto éxito sus obligaciones como madre. ¿A quién le importa lo que una madre, tan mía como ajena me resultaba, pudiera sentir? Era otro daño colateral, nada trascendente en la rutina que conformaba mi existencia.

Recojo, no sé muy bien el porqué, la pulsera que perdiste mientras separaba tus piernas y la guardo en mi bolsillo, como si fuera un tesoro de guerra, la constatación del triunfo de la locura en una triste habitación de una casa en las afueras de lo racional.

“No, el color mostaza no quedaría bien, demasiada paz para un pasillo que es una vía de escape hacia lo infinito, hacia lo incierto o, tal vez, hacia ese camino de vuelta hacia la nada en la que vivo, y he vivido, desde siempre. Tal vez, azul, sí azul, una azul celeste que me haga olvidar por un instante el rojo intenso de la sangre que tiñe, sin reparos, los confines de tu piel y es escorrentía por los arrabales de las sábanas”.

Jamás he tenido algo parecido a un amigo, ni siquiera un confidente al otro lado de una pantalla de cuarzo. Soy un ser asocial, solamente me siento cómodo en presencia de mi sombra, con el silencio en la banda sonora de lo cotidiano y un leve rictus de amargura en la comisura de mi soledad.

Tus ojos permanecen abiertos, con las pupilas dilatadas de miedo y un tono amarillento tamizando la blancura de tu mirada apagada. No quiero cerrarlos, prefiero sentir en mi entereza la profundidad de tus iris, el abismo del vacío escapando de los párpados de la realidad.

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La ventana del pasillo sigue evocándome la incierta certeza de la huida, tras sus cristales anida el ave impenitente del ayer, del mañana, de un ahora huérfano de segundos (que abandonaron la esfera del reloj en busca de un tic tac que se perdió en lontananza).

No debería estar aquí, ni en ningún otro sitio, soy el holograma absurdo del hombre que nunca fui, la silueta inconexa de un ser humano tan imperfecto que siempre se supo distinto.

Tus dedos parecen señalar el camino a seguir, la derrota escrita en el pentagrama de la última canción que escuchamos juntos, esa en la que Dylan decía que la respuesta estaba en el viento; no era verdad, no había respuestas a ninguna pregunta en la brisa densa y tóxica de mi última amenaza. No hay nada más absurdo que el grito irrevocable de quien no tiene más argumento que el de un puño cerrado sobre la piel de la inocencia más indefensa.

“No voy a pintar el pasillo, ya no tiene importancia, no merece la pena un tiempo de añagazas en forma de higiene material para una conciencia que no reconoce la culpa, ni hay un color lo suficientemente puro como para borrar de tus labios el trazo de la injusticia”.

¿Por qué sigo creyendo que no estás aquí, que no estoy aquí, que nunca estuvimos juntos en este lugar, en este pasillo de pintura rancia y obsoleta, junto a esta ventana de cristales ajados y vistas decomisadas a la belleza?

Hay un imán que me atrae, que me succiona, que me conduce sin remedio hacia el alféizar de una triste ventana de un triste pasillo en un triste día de un, aún más triste, ser humano.

Ya no tiene sentido resistirme, la fuerza de lo prohibido subyuga cada centímetro de mi entereza y me dejo llevar hacia más allá de lo probable; siempre quise ser un hombre pájaro y remontar el vuelo tras cada caída al abismo de la sinrazón.

No sé volar, tampoco importa, en el fondo del patio hay dibujada una silueta y la policía científica busca entre mis bolsillos un resquicio que descubra una identidad borrada de la memoria.

Yo no debería estar aquí y, probablemente, nunca estuve.

Ya no hay ninguna conciencia que expíe ese color rojo que decora, grotescamente, los rincones de la desolación; tus dedos siguen señalando aquella ventana sin nombre que fue testigo de lo imperdonable.

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Fotografía Juan García “Pixelecta” Fotografía Beatriz Castillo Fotografía Francisco Pina

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