Etiología El agente causal de esta enfermedad es la bacteria Gram negativa, Pseudomonas cepacia (Burkholderia cepacia). Tiene forma de bastón y posee de uno a tres flagelos en uno de sus extremos, lo que le ayuda a movilizarse en el agua. Puede sobrevivir en una gran variedad de sustratos gracias a su capacidad para utilizar diferentes compuestos orgánicos como fuente de energía para crecer. Es una bacteria aeróbica que gusta de temperaturas cálidas, siendo el óptimo entre los 30 y 35 °C
Epidemiología y ciclo de la enfermedad Las hojas jóvenes de cebolla son altamente susceptibles a este patógeno. La infección ocurre a través de heridas en donde la bacteria llega en partículas de suelo salpicadas por la lluvia o riego por aspersión con agua contaminada. Estas gotas a su vez, pueden escurrir hacia la base e infectar el bulbo. También puede penetrar al bulbo a través de heridas en el cuello de la planta, cuando las hojas viejas se doblan y especialmente durante las labores de cosecha, ya que los agricultores acostumbran arrancar las plantas y dejarlas en el campo para favorecer el secado de las hojas (figura 3). Muchas veces para acelerar este proceso, majan las hojas verdes con la ayuda de un estañón o simplemente con sus pies, provocando una gran cantidad de heridas por donde penetra la bacteria y el desarrollo de los síntomas se da en la fase de “curado” o en almacenamiento. El “curado” es la práctica de colocar la cebolla cosechada bajo carpas plásticas para acelerar la deshidratación del follaje (figura 4). Sin embargo, el contenido de humedad disminuye lentamente, especialmente en la época lluviosa, y nunca llega a niveles suficientemente bajos como para impedir el desarrollo de la bacteria, sino que por el contrario, las temperaturas cálidas y la alta humedad constituyen un ambiente propicio. Sobrevive en el suelo, en el agua o como patógeno en tejido enfermo vegetal o animal.
Figura 3. Plantas de cebolla recién cosechadas e iniciando su fase de secado
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Cultivo de la cebolla