Líneas de Magia y Ciencia Ficción 2013

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1 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

UHE -3013


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Líneas de Magia y Ciencia Ficción 2013 Compendio Escogido de Usuarios del Portal de

Unión Hispanomundial de Escritores (UHE)


3 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

UHE -3013

CONTENIDO Nº

AUTOR

DISCUSIONES

PAÍS

1-

ABELARDO VENEGAS MUÑOZ

¡ERA DE TODOS!

CHILE

2-

ALBERTO ORESTES CABREDO E.

LA MUDANZA

PANAMÁ

3-

ALMENDRA VICTORIA AGUIRRE

LA INCOGNITA

ARGENTINA

4-

ENCUENTRO

COLOMBIA

5-

ANDRÉS EDUARDO HERNÁNDEZ MORALES ANTONIO MORA VÉLEZ

YUSTY

COLOMBIA

6-

BEATRIZ TERESA BUSTOS

PROFECÍA

ARGENTINA

7-

BEATRIZ VIELMAN S.

GUATEMALA

8-

DANIEL DE CULLA

LUNARIS GRIS "EL PLANETA DEL ADIÓS" EL AMANTE DE LADY SEGOVIA

9-

EVE VIOLETA GAUNA PIRAGINE

ARGENTINA

10-

FERNANDO SALTOS MOLINA

ENTRE DOS ESPECIES, UN HÍBRIDO: EL HOMBRE EL RELATO DE LA GUASONA

11-

HÉCTOR AQUILES GONZÁLEZ ANGULO JENNY DE LA FUENTE

EL ESTANQUE

PANAMÁ

LOS DRAGONES SIN COLOR.

CUBA-USA

EL LLAMADO DEL UNIVERSO

CUBA-PERÚ

14-

JOSÉ RAMÓN DEL VALLE GONZÁLEZ JOSÉ RUEDA ARDILA

NUESTRO FUTURO ORIZONTE

COLOMBIA

15-

JOSEFA R. DUARTE G.

EL DESEO

VENEZUELA

16-

KOKUL 'AL QUETZALCÓATL

DETRÁS DEL VELO AZUL

MÉXICO

17-

MARÍA GLORIA CARREÓN ZAPATA MAURO EZEQUIEL GONZÁLEZ

EL PRINCIPIO DEL FIN

MÉXICO

SUEÑO INFIERNOS

ARGENTINA

“LA CASA DE LOS CILINDROS”

COLOMBIA

LA FÁBRICA DE NIÑOS

PERÚ

GREGORIANUS

VENEZUELA

22-

MIGUEL ALFREDO OVIEDO RISUEÑO MIGUEL ENRIQUE MURRUGARRA ANGULO MILAGROS HERNÁNDEZ CHILIBERTI MIRELLA DENEGRÍ BERMÚDEZ.

EL MISTERIOSO 13 DE ABRIL DE 1970

PERÚ-VZLA

23-

NORBERTO CALUL

SIGLO XXV

ARGENTINA

24-

PABLO RAFAEL IDROVO

UNA CANCIÓN PARA IXBAYA

ECUADOR

25-

EL PASADO REGRESA

PANAMÁ

26-

ROBERT ALLEN GOODRICH VALDERRAMA ROBERTO ARANCIBIA LOPE

BOLIVIA

27-

STELLA MARIS TABORO

LA SOCIEDAD DE LOS CÍRCULOS VICIOSOS HILOS MISTERIOSOS

28-

YAMILE AISA QUIROZ QUIROZ

MAVORTE

COLOMBIA

1213-

18192021-

ESPAÑA

ECUADOR

ARGENTINA


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. ¡ERA DE TODOS! Abelardo Venegas Muñoz –Chile– …de todos. ¡Era de todos!

El enmohecido robot, lanzó un hondo suspiro que parecía emanar desde la mismísima sima del universo. Tras una breve pausa y dirigiéndose a una audiencia inexistente, prosiguió:

...eran seres extraños en un paraíso ajeno. Todo aquí, estaba planificado. Hasta el animal más pequeño conocía sus límites, pero, ellos no. Nunca estaban satisfechos y siempre querían más. Más poder, más libertad, más riquezas, más conocimientos. No digo que esto sea malo, pero es nefasto cuando se utiliza para la propia destrucción...

Un gruñido de desaprobación se escapó por entre los fierros oxidados, seguido de un fugaz destello luminoso que indicaba la proximidad del fin.

...no creo que haya sido una raza feliz. Las estrellas les atraían como un imán y tenían el convencimiento de que una futura destrucción del planeta, vendría desde el espacio. Nunca, a pesar de todos los síntomas, se dieron cuenta de que el virus apocalíptico lo llevaban, dentro de si mismos...

Por momentos, su hablar era inconexo y casi inaudible.


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...lo tenían todo, pero, como seres extraños que eran, se convirtieron inconscientemente en una terrible plaga que destruyó este mundo ideal, que no les pertenecía...

Un rechinar de metales carcomidos pretendió ser un sollozo y la única luz que parecía ser un ojo, parpadeó mortecina. Era el final.

...este hogar era de todos, de los árboles, de las aves, de los peces, de ellos y se podría decir, que era mío. Sí. También lo consideraba mío. Pero, lo importante, es que era de todos y no solamente de ellos... de todos...era... de...todos...

¡Click!


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LA MUDANZA Alberto Orestes Cabredo E. –Panamá–

“Afuera era la muerte y el corazón latiendo los gritos en la calle y el corazón cayendo.” José Carr

Me despertó aquel golpe seco y constante, me tomó algún rato adivinar a qué obedecía. Estaban tumbando una pared en pleno fin de semana y a las seis de la mañana.

El martilleo seguía cuando me senté a desayunar. Era continuo, acompasado, y empezaba a retumbar en mi cabeza. Le dije a la abuela que debían de estar remozando alguna casa. Me contestó que yo vivía en la luna, que cómo no sabía que estaban derruyendo la casa colindante para construir un edificio. Que teníamos que aguantar parejo, porque el ruido nos iba a volver locos. –Pero, ¿cómo así, viejita? Ya no avisan de nada. Nadie lo toma en cuenta a uno y le dice: ―Vecinos, nos vamos a mudar, vendimos la casa, que les vaya bien‖. Qué vaina, carajo, ¿esta fiebre de hacer edificios no tiene cura? –Mijo, por aquí todo el mundo está vendiendo, pero yo no voy a ceder. ¡No lo voy a hacer! Esta casa la construyó tu bisabuelo, aquí nacieron ustedes y aquí crecieron. Podría contarte historias de cada esquina de


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este hogar, de cada objeto, de cada uno de tus antepasados. Yo siento que todavía están aquí y no pienso abandonarlos. –Psss, vamos a ver qué me dices cuando empiece la bulla de verdad. Bueno, me voy, que no llego al trabajo con eso de los tranques. Mamá, apúrate, que tienes que llegar a la oficina. –Ya voy, ya voy, hablaba con la casa, dice que se quiere ir de este lugar. –Lo que faltaba, que mamá se me volviera loca. –No te metas con tu mamá, aquí el loco siempre fuiste tú. ¡Hasta yo he oído quejarse a la casa! –¡Abueeela! Si quieres, voy y pongo una denuncia en alguna parte, no puede ser que no respeten la tranquilidad del barrio —de los pocos que quedamos por aquí—. No es justo este polvo que nos llena los pulmones, ni este ruido que nos mata poco a poco. –Tranquilo, mijo, pareces un chiquillo, tás´ igual que la casa, que dice que quiere irse. Tu mamá la calma a ratos, pero está decidida, dice que no nos merecemos esto, que un buen día nos vamos volando. –Primero mamá imaginando cosas y ahora tú también. Ya sé que esto es insoportable, pero las casas no hablan. No le digas eso a nadie, que se van a burlar de nosotros. –Pero si esta casa es más vieja que tú y que los demás. Cómo no nos va a hablar, si forma parte de la familia. Y no sigas, si la pobre tiembla con esta construcción de al lado. Cuidado que un día cumple lo que dice.


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Mira, no te lo quise comentar, pero ayer vinieron a verme en sueños tu abuelo y tu papá; no se veían mal, fíjate. Me dijeron que le pusiera atención a la casa, porque ella sabía qué hacer. Por cierto, te dejaron saludos. –¡Dios santo! Me largo. Te voy a llevar al médico, no te rías, no te rías, cómo te van a hablar papa y el abuelo si están muertos ¡Esos desgraciados de al lado van a terminar por sacarnos de quicio!

A ver, ¿cómo les cuento? ¿cómo puedo narrarles lo que ocurrió? Llegué a casa y mi abuela estaba llorando sin consuelo, me dijo que un obrero había caído al vacío, que ella había escuchado el griterío y salido a ver, que fue horrible. Que, por suerte, mi mamá no estaba y que la casa le había dicho que hoy mismo íbamos a buscar dónde reubicarnos. Su última frase me dejó inmovilizado. Recordé que en la esquina vivía un médico. Le aseguré que volvía enseguida, y fui a buscarlo a ver si le prescribía un calmante.

No tienen que creerme, pero cuando regresaba escuché un terrible estruendo. Era la casa, se desprendía del suelo y empezaba a flotar. Cuando llegué al sitio, ya iba muy alto, y en la ventana estaban mi abuela y mamá saludando felices a todo el que las veía, y me gritaban que la casa decía que las siguiera, que me apurara porque nos mudábamos.


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LA INCOGNITA Almendra Victoria Aguirre –Argentina–

Cuando aparecieron aquel día, la noticia que era primera plana en los diarios africanos, trascendía a nivel internacional... ―Seres de otro planeta fueron centro de atención, en un estadio de fútbol...‖ ----------------------

Era una mañana violeta, como tantas otras desde hacía 100 ultrox en el planeta Ultranoix, el cuarto del sistema Luxor. Allí todo era violeta, tanto en verano como en invierno.

Soundrax, su regidor, guardaba dentro de sí, un silencio violeta profundo, una vieja y melancólica tristeza violácea... Al observar desde la torre de control, el paisaje de su propia niñez acudía a su mente una y otra vez; gratos recuerdos, memorias de alegres tardes entre los árboles violetas donde jugaban niños cuyos rostros reflejaban violetas alegrías; se podían ver naves azulrojizas que sobrevolaban el cielo trayendo y llevando violetas amigos a distintos violetas lugares...

Ahora, ya desde hacía muchos noxis, (1 noxis = 1 año tierra), los niños ultronitas parecían haber perdido sus sonrisas violetas, sus rostros reflejaban una cibernética angustia azul…

El rey, solo pensaba la

manera de remediarlo, y para ello, designó un consejo integrado por científicos, que debieron avocarse a la tarea... ¡Los proyectos y programas

fueron

miles!

pero

analizando

uno

por

uno

en

profundidad, Soundrax no había creído hallar en ninguno la respuesta adecuada.


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Su malestar violeta continuaba… Cada vez era menos comprensible, ellos que habían encontrado siempre la solución exacta a cada una de las problemáticas que se les habían planteado, ahora no lograban resolver la cuestión. Esto parecía ser una ecuación imposible de descifrar... ¿Cómo devolver la perdida "alegría violeta" a su planeta?... Comenzó entonces a leer noticias interplanetarias en la red, con el propósito de aclarar sus dudas y dar resolución al tema. Descubrió muchísimas novedades de diferentes lugares, pero una llamó poderosamente su atención, la información decía: ―¡Alegría, la mano de Dios y Lio juntos en el Mundial!‖...

Buscó entonces datos sobre un tal "Dios", y encontró muchas teorías acerca de su real existencia, pero ninguna referente a un ―mundial‖, y mucho menos a un ―Lio…‖ Registró la ubicación interplanetaria de la cual era originaria la nota, a fin de saber más acerca de ese mundo nuevo, del que jamás había escuchado hablar… Ya con los informes cargados en el disco rígido hipercibernetizado, preparó una nave intergaláctica y junto a un grupo de 23 padres ultronitas que padecían pena por el mismo motivo, emprendió el viaje hacia esos desconocidos rumbos...Después de 6 décamix, (el equivalente a 6 días terrestres), llegaron al sitio en cuestión.

Bien no sabían dónde fue que aterrizó la nave, pero sí tenían claro que debían buscar... El mandatario supuso que, si ―la alegría‖ la tenían la mano de Dios y Lio, ¡eso era lo que debían llevar a los niños de su galaxia!

Al descender del platillo volador, observó con extrañeza a los habitantes del

lugar,

pues…Parecían

tener

tareas

diferentes,

asignadas

supuestamente por el color de su piel, notaron que algunos llevaban unas argollas en los tobillos y otros de diferente tono, látigos en sus manos...No comprendían muy bien cuál era el sistema de usanza...Pero de cualquier forma lo consideraron ―MUY PRIMITIVO‖ y bastante


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cruel por cierto... No fue difícil de hallar ―la mano de Dios‖, solo bastó una frase que recordaba muy bien haber leído, (aunque no estaba seguro de su significado), y a una de las personas que vio allí, le preguntó: – ―¿Maradona y Lio?‖ Yel negro esclavo le respondió: – ―En Pretoria, en la concentración para el mundial…‖

Soundrax se alejó entonces pensando en la tristeza de aquellos ojos profundamente oscuros, mientras reflexionaba… sin dudas aquí tampoco estaba alegría... Pero el viaje había sido demasiado largo como para volver sin haberlo intentado todo. Marcó en el localizador Pretoria, en solo 1,5 x 10-23 decámix, llegaron al lugar...Parecían hallarse en otro sistema, pues allí, ¡todo era "Alegría‖!

Muchos individuos se divertían y reían con ganas; otros corrían detrás de algo

redondo;

mientras

grandes

cantidades

de

seres

gritaban

enfervorizados desde unas escaleras, sobre las que se sentaban de vez en cuando…

Después de disfrutar del espectáculo junto a los demás ultronitas, se dirigió a la zona donde alguien llevaba una camiseta con el N °10, (que recordaba haber visto en la nota), y le preguntó: -―¿La mano de Dios?‖el muchacho con una tierna y delicada sonrisa le dijo: -―No, yo soy Lio, él es Maradona...‖

Muy seguro de haber remediado el dilema, escribió en la pantalla lectovisora de su cerebro: ―He encontrado la respuesta a mi ecuación, me llevo la pelota...y les dejo a cambio, una a ustedes: CONCIENCIA3+ X2=PAZN‖


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Felices por haber cumplido con el propósito de la misión, volvieron a Ultranoix, crearon miles de pelotas, todas violetas y los niños ya no sufrieron más esa azulada tristeza ciberespacial. Aquí en la Tierra, algo queda bien claro, la incógnita...aún no ha sido resuelta...


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ENCUENTRO Andrés Eduardo Hernández Morales –Colombia–

Clic, clic. las diez de la noche marcaba el reloj del cielo bajando algo aterrizó en el cobertizo algo descendió un poco humanoide un poco de Dios y mira y toca te causa dolor pasó media hora ¡desapareció!


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YUSTY Antonio Mora Vélez –Colombia–

Yusty parecía un juguete de felpa cuando estaba dormido sobre uno de los sofás de la sala. Tenía una pelambrera de color café con vetas grises y unos ojitos saltones, verdes, rodeados por sendos círculos negros que daban la impresión de ser unas gafas al natural. El día que se me enroscó en el cuello por primera vez –y de eso hace ya diez años, aproximadamente– sentí como si una serpiente peluda me hubiera atacado por la espalda. Así de largo era, más largo que un perro salchicha de la antigüedad.

Ocurrió en una de las cacerías simuladas que hacíamos de año en año, por la época del deshoje. Ese día, en medio de un calor cenital en pleno valle del Alto Sinú, Yusty correteaba por entre la hojarasca con sus hermanos de grupo. Yo avanzaba, pistola en mano, siguiendo la senda que marcaba con su espada láser, el capitán del safari. Habíamos salido a un descampado de la selva y los homínidos de la raza de los yusty, alterados por nuestra presencia, habían optado por guarecerse detrás de los troncos caídos, bajo el abundante follaje de las laderas o en el fondo de las cuevas que servían de refugio a los animales silvestres en las frías noches de lluvia.

En el descampado decidimos prender el fuego y organizar las tiendas a su alrededor. Los cánones de la cacería decían que el fuego ahuyentaba las fieras, pero nosotros, que sabíamos que ya no existían fieras en la zona, hacíamos uso del fuego más por tradición que por prevención. En verdad, las noches en el campo no eran buenas sin fogata. Como en los


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viejos tiempos de los sufis, acostumbrábamos a cantar, a danzar y a beber, alrededor del fuego, en el campo o en la playa; una de esas hermosas costumbres que aún persisten entre nosotros y que nos mantienen atados, con el hilo del recuerdo, al milenio pasado, llamado del terror.

Me acompañaba DZ3Y, mi compañera; ambos acostados, juntos, alrededor del crepitar de las llamas; viendo el enjambre de estrellitas fugaces y el humo que se elevaba hacia lo alto de la noche. El capitán del safari nos había anunciado que veríamos pasar varios sputniks a esas horas y que podríamos, incluso, captar las señales de audio de varios de ellos. Mirábamos absortos el cielo despejado, mientras las virutas encendidas de la pira enmarañaban el paisaje inmediato. Recuerdo bien que le decía a DZ que el arte natural seguía marcándole la pauta a la técnica, y que los pintores electrónicos no podrían jamás lograr un arrebol como el de esa tarde.

Todo ocurrió de manera imprevista. Yo sentí el crujir de las ramas y me levanté.

Yusty salió del bosque que bordeaba el cascajal, dio dos o tres saltos y cayó sobre mis espaldas, enroscándose en el acto en mi cuello y dejando su carita pícara justo enfrente de la mía, presentándose de ese modo y originando así la hermosa relación que narramos en este texto. –¡ Hola, soy un yusty! –dijo. Entonces sonrió y dejó ver una bien cuidada hilera de dientes como de castor, los cuales utilizaba en el consumo de sus vegetales preferidos, vale decir, de zanahorias, remolachas, plátanos y rabanillos.


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–¡ Al suelo! -le grité asustado. Más por lo inesperado del percance que por el temor al animal, que no tenía razón de ser, dado que los yustys son como niños, buenos y juguetones, y tiernos como una canción de cuna. Yusty entornó sus ojitos y sintió que había hecho lo que no debía y todo por ser como Epimeteo lo había decidido al día en que, según el mito, repartió a todos los animales sus diferentes potencias y maneras de ser. DZ, asustada también de primer momento, notó que el yusty había sufrido una conmoción con mi grito y lo recogió entre sus brazos. ―Pobrecito -dijo- está temblando de susto‖.

II

Apenas unos días después de ese episodio, Yusty acompañó a mi hijo IK3 a su primera excursión académica. Todos los años, los niños del país viajaban a algún lugar del mundo que tuviera algún interés prehistórico. Esta vez sus profesores habían decidido hacer la gira por las tierras peruanas con el objetivo de estudiar de cerca las piedras grabadas de Ocucaje y las líneas de Nazca. Las primeras, según ellos, conformaban una bien documentada biblioteca que tenía más de ochenta millones de años y en la que constaba la existencia de una raza humana que fue contemporánea de los grandes saurios.

En el motel escolar del pueblo, profesores y estudiantes decidieron esperar las primeras horas de la mañana siguiente para abordar el metro que los transportaría a Ocucaje. Esa noche, en el cuarto 126 de mi hijo, éste, el yusty y dos o tres amiguitos más, iniciaron un interesante juego de preguntas y respuestas. –¿Qué es un bosón Z? –preguntó IK, iniciando el juego


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–Una partícula subatómica transmisora de la fuerza débil –le respondió C2J, una linda pecosita de escasos once años. –¿Quiénes descubrieron la forma helicoidal de los genes? –preguntó ella. –Wilkinns, Crick y Watson, en 1953- respondió V2P, el mayor y más espigado del grupo- ¿En qué año se construyó el primer Láser?preguntó enseguida. –En 1960- repostó EYG y carraspeó, como era su costumbre, cada vez que respondía acertadamente.

EYG iba a preguntar para que respondiera SQW pero Yusty, al parecer molesto, les increpó por la orientación temática y metodológica del juego. ―¿Por qué respuestas simples y en ciencias‖?, les dijo. ―¿Es que acaso las humanidades no merecen ser tenidas en cuenta‖?

Esa noche, los jóvenes estudiantes reunidos en la pieza 126 del amplio y cómodo motel escolar supieron, gracias al yusty, que los seres inteligentes éramos parte de un ser total y superior que moraba en otro plano de la realidad y hacia el cual tendíamos; aprendieron también que las formas superiores de relación necesarias para la consumación del plan, el Amor y la Solidaridad, eran códigos de la vida inteligente. De modo que el homo cibernético no tenía otra alternativa distinta que la solidaridad si no quería morir en el torbellino periódico de las grandes masas.

Al día siguiente, en un descanso durante el recorrido hacia las cuevas de Ocucaje, Yusty daría una demostración fiel de su condición al exponer su vida para salvar a los excursionistas. Un giroscopio particular les seguía a baja altura y era maniobrado en forma temeraria por su piloto, como si éste quisiera de ese modo asustar o entretener a los


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muchachos. Yusty, ese extraordinario ser de apariencia lemur y de inteligencia fuera de serie, y de cuya historia me siento en parte responsable, se percató del peligro que corrían todos y se lanzó en veloz carrera hacia adelante para llamar la atención del giroscopista; antes les dijo a los excursionistas que se detuvieran a observar lo que él hacía.Hoy todavía, después de casi diez años, IK3 no consigue una explicación lógica para el caso. Lo cierto fue que Yusty supo, intuyó, vio, imaginó o dedujo un desperfecto que mandaría el aparato a tierra en cuestión de segundos; y así fue. Al correr no hizo sino estimular la temeridad del piloto, quien se fue detrás de él, y casi le cae encima con su vehículo -cien metros adelante del grupo escolar-- de no haber sido por el viraje súbito de 90 grados que hizo Yusty en el último instante, para caer en el fondo de una acequia. El piloto, como es de suponer, quedó inservible, y el giroscopio quedó completamente destruido. IK me refirió después que una vez se repuso del shock corrió al encuentro de Yusty y lo encontró agitado pero consciente.

III

Yusty decía que el poema titulado La Ardilla, compuesto por uno de los últimos poetas del segundo milenio, había sido escrito pensando en él. Y no estaba del todo equivocado porque, si bien el poema data desde mucho antes de él nacer, quien lo escribió trató de retratar la vivacidad de una de las últimas ardillas residentes en el zoológico de la ciudad

Cúpula.

Y

las

ardillas,

valga

la

aclaración,

son

como yustys encogidos y sin pensamientos. En todas las reuniones familiares, Yusty declamaba ―La Ardilla‖. Le gustaba el poema y lo actuaba. Hacía entre él y los versos una tal identidad, que era como si el poema, por medio de su personaje, se interpretara a sí mismo. Decía:


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―… El rumor de la tierra / la voz de la ceiba/ y el viento que filtra / el color de la aurora/ La ardilla se asusta/ la luz se estremece/ el césped se agita/ y la tierra llora/ …/ La lente se pierde hacia otros caminos/ la luz se refugia/ detrás de las flores/ La ardilla se asoma/ se esconde/ se asoma / buscando el recuerdo/ del Dios que la acosa…/‖. Eran los años de la reflexión y de la alegría. La hermosa tierra suramericana de entonces abandonaba la prehistoria política y el oscurantismo y declaraba, por intermedio de la presidencia colegiada, su determinación de hacer parte del súper estado que las Naciones Unidas de Occidente habían conformado para encarar el reto del fundamentalismo islámico. Yusty era firme partidario de la integración. Un día en el que departíamos en la terraza de mi residencia, acompañado de mis amigos intelectuales – entre los cuales recuerdo a R2B, el famoso politólogo– expuso su tesis del Estado mundial como peldaño de la conciencia humana en su ascenso hacia el Ser Total del cual todos somos partes.

IV

Nuestro yusty era aún muy pequeño cuando lo adoptamos. Los yustys viven en los bosques hasta que son adultos y un habitante de la ciudad los adopta, pero el nuestro fue un caso excepcional, tal vez por su precocidad intelectual y su acelerado crecimiento. Llegó a nosotros a la temprana edad de siete años. Pero los yustys tienen una fabulosa capacidad de adaptación y aprenden con mucha mayor rapidez y facilidad que el más inteligente de los hombres de ayer. Por esto no fue difícil que se integrara a nuestra familia y que asumiera rápidamente su rol de yusty.

A los pocos días de estar entre nosotros, ya acompañaba a IK al colegio virtual, recogía la correspondencia del e-mail y retiraba las píldoras de energía de la tienda sectorial. Al mes, manejaba los tableros de mando de


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la casa y grababa los videos, según los gustos, y nos tenía listos los paquetes de información media hora antes del almuerzo. No había cumplido los cincuenta días cuando le suturó a IK con el equipo Láser de primeros auxilios, una pequeña herida que se hizo en un pie. Y ya entrado en confianza, nos declamaba en las noches frías poemas ecológicos, de amor y épicos que acompañaba con el sintetizador.

Conviene precisar que lo mejor que le puede ocurrir a un yusty suelto es ser adoptado, ya que, filósofos y hedonistas por naturaleza, le tienen pavor

a

las

preocupaciones

materiales.

Los

yustys

jamás

han construido una fábrica o una ciudad, no obstante que pueden aprender los conocimientos teóricos y técnicos para hacerlo. O viven en una residencia humana, y se amoldan a la rutina de sus dueños, o viajan durante algún tiempo por el campo hasta que deciden morir. Pero en casa son eficientes y laboriosos, como si hubieran sido hechos para manejarlas.

A un yusty

jamás

se le olvida que debe desconectar

el

intercomunicador; como tampoco el encendido de los colchones térmicos, o de las pastillas contra los insectos durante el sueño. Poseen casi todas las virtudes de los robots mucama de principios de este siglo pero con algo que aquéllos no tenían: sentimientos. Los yustys son humanoides y como tal bastante cercanos a nosotros en materia de comportamiento. Se parecen también a los androides de primera generación, pero mientras tales androides eran fríos y extremadamente lógicos, los yustys exhiben una gama de emociones y sentimientos, con no pocas aficiones al arte y a la imaginación. Sólo que, mientras en el campo escriben sus poemas en las hojas de las cabinas telefónicas y los dicen acompañados con el laúd, en la casa prefieren utilizar el procesador de palabras y el sintetizador.


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La casa inteligente, nuestro hábitat, transforma a los yustys. Sueltos dicen: ―Nada como vivir en paz con la naturaleza‖. Ya habituados al quehacer de una casa, afirman que lo mejor del mundo es manejarlo todo desde un tablero de barras y botones o con células fotoeléctricas.

No habían transcurrido todavía los seis meses del ajuste, que eran de ley para lograr la aprobación comunal de adopción y nuestro yusty ya daba señales de querer quedarse entre nosotros. Nos encontrábamos ad portas de una gran festejo: el día de la fraternidad universal, el cual celebrábamos, como casi todos los habitantes del planeta, con una cena en familia y a la que invitábamos a dos o tres vecinos.

Estábamos en la ultimación de los detalles de la reunión (escogencia de los invitados, electro tarjetas, menú, ambientación, etc) y Yusty insistía en que fuesen los esposos CT6 y M8, por la afinidad artística e intelectual existentes entre ellos y nosotros. ―Me gustan los M8 decía-porque son imaginativos. Hablar con ellos es hablar de temas interesantes, además, saben producir la música electrónica. Los CT6 son joviales y simpáticos. No han leído el Kibalión pero son artistas de la cerámica y la jardinería, y preparan un guacamole delicioso‖. Después de haber definido el menú y la ambientación (―Música sideral de JMJ tomada del centro de TV ambiental‖, del gusto de IK) y de haberle enviado a los esposos CT6 y M8 las correspondientes tarjetas de invitación por el computador local, le toqué el tema de sus dos formas de vida. ―Nosotros no dejamos de ser lo que somos, simplemente nos adaptamos. Para un yusty la vida es compleja, pero no tiene porqué complicarnos a nosotros. Estar en el hábitat de los hombres implica un reto y es parte de nuestra misión. Nos limitamos, es verdad, pero le ayudamos a entender al hombre que la ciencia se hizo para servirse de ella y para vivir la vida. Así de fácil‖, me dijo.


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V

A ningún yusty le gusta que le pregunten por su origen. Están tan convencidos de su carácter mesiánico que no admiten, ni siquiera como probable, la conjetura de que pudiesen tener como origen un experimento de laboratorio. Tampoco creen en la tesis de la mutación producida por una explosión nuclear a fines del siglo XXI. Mientras los científicos humanos se devanan el cerebro intentando

diferentes

teorías acerca de la génesis de los yustys, éstos dicen que para el caso da lo mismo haber sido el fruto de un accidente o de un plan de conservación de la vida inteligente en el planeta. Lo importante y concreto es que tenemos la clave para hacer que el hombre sea feliz y eterno, dicen.

Nuestro yusty no se cansaba de repetir que el hombre era un ser incompleto

y que le faltaba el medio para alcanzar la fase de la

perfección; ese medio eran ellos, los yustys. Esa noche de la fiesta, Yusty nos narró las etapas del viaje hacia las altas esferas espirituales. Nos contó que todos los seres evolucionan y tienden hacia la fusión con la divinidad y que el alma es el vehículo portador que nos hermana con Ella, con la armonía cósmica, con el principio rector inmanente que mora en la interdependencia de todos los cuerpos.

Los yustys, sobra decirlo, dicen ser los portadores de ese mensaje de salvación, más exactamente de espiritualización, que hará posible la conversión del hombre moderno y su salto hacia la comunión con el cosmos divino, del cual provenía. Son como mensajeros de las estrellas con la responsabilidad de evitar que la línea humana de la evolución

se frustre

por tercera vez en La Tierra, tal y

como ocurrió con la civilización de las tres lunas y con la mucho más


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antigua que existió por la época de los dinosaurios. ―Hoy – dijo Yusty en el momento del brindis - no va a ser una catástrofe sideral ni un accidente en el manejo de la energía, como en los casos anteriores.

El fin de

la humanidad

vendrá

como consecuencia de la

automatización que convierte al hombre en un animal peor que los gigantes mitológicos que devoraban a sus propios hijos‖.Después de esa afirmación, no sobra decirlo, nos quedamos pensativos un rato, recordando los años de la dependencia biológica y reflexionando en el porvenir de nuestros modernos chips neuronales y en las posibilidades que éstos abrían al pensamiento.

Entretanto Yusti consumió un poco de guacamole con tortillas que le brindaron los CT6 y se quedó mirando hacia el bosque, por la ventana, seguramente pensando en esa otra vida de libertad que los yustis abandonan cuando deciden mudarse, con fines pedagógicos, a la casa de alguna familia androide de cuarta generación como nosotros…


24 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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PROFECÍA Beatriz Teresa Bustos –Argentina–

"La luz es la sombra de Dios Einstein Ocurrió en la medianoche del 5 de agosto de 1995. Íbamos al Pab junto a mis amigos, tres de ellos iban adelante conversando y yo detrás, acompañado

por

"roca"

(lo

llamábamos

así

porque

nada

lo sensibilizaba). Caminábamos en silencio por la vereda del molino de mi ciudad, eran trescientos metros de continua oscuridad por la altura de los silos.

Como ya llegábamos me quite los guantes y los guardé en el bolsillo derecho del pantalón yoghis y levanté el cierre, al segundo sin saber cómo cayeron al suelo, me agaché para levantarlos y al erguirme – como suele suceder en las películas– todo, todo lo que podían abarcar mis ojos se alejó y volvió vertiginosamente hacia mí, y salida de no sé dónde, vi frente a mí una extraño Ser tenía sus ojos clavados en los míos.

Su cabeza estaba cubierta por un halo luminoso y su vestido estaba hecho de jirones de gasa de llamativos colores. Por un momento mi mente fue atravesada por la imagen del Corazón de Jesús con los brazos abiertos, del cuadro que está sobre mi cama.

Tuve la sensación de que el tiempo se había detenido, de haber sido transportado a otro plano y oigo dentro de mi cabeza retumbar una frase..."Hijo, todo el infinito cabe en la palma de tu mano". Estoy como


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clavado en el piso, no puedo moverme y aunque mi mente le ordena a mis miembros salir corriendo, estos no responden. El Ser toma mi mano, apoya su pulgar en el centro de mi palma y una energía desconocida comienza a inundar mi cuerpo, entonces comienza a hablar y es cuando percibo –por la serenidad de su voz– que es una mujer... –Tu madre, va a escribir tu historia, tienes dos hermanos varones... Profetizó situaciones que –según ella– me iban a acontecer en la vida, pero en ese segundo pavoroso, dos resplandores me encandilaron, la figura del Ser se desplazó hacia atrás velozmente y luego como un relámpago volvió hacia mí, de una manera fantástica...

En ese instante sentí que había salido de mis registros mentales normales, pero su voz volvió a captar mi voluntad. Continuó vaticinando y deduzco por la oscuridad reinante que ella no podía ver de ninguna manera las líneas de la palma de mi mano. Comentó... –Habrías muerto al nacer por lo que padeciste, pero Dios te dio otra oportunidad para que cumplas con tu destino. Cómo sabía ella de mi problema si aún hoy día es desconocido por muchos de mis familiares... Y continúo con su palabrería: –El Creador te dio dones, elige...

Pensé para mis adentros que todo era una loca broma, que debía salir catapultado de allí, mentalmente lo intenté pero no pude... y agregó...Guarda todo lo que diseñaste, vas a crear una nueva dimensión del dibujo, deja una hoja en blanco cada noche en tu mesa de luz, yo te inspirare al imagen y los colores y me describió con lujo de detalles los dibujos.


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Yo escuchaba sus palabras sin pestañear y confieso que me estaba asustando y solo atiné a balbucear... ¿Qué mortal puede asegurar que estará vivo mañana?

Te manda Dios o el de la horquilla, pregunte cínicamente. Me temblaba todo el cuerpo; si hasta pensaba que ella me conocía y que me estaba tomando el pelo, o era una delirante que anda por el mundo creyéndose una "iluminada" a la que Dios le habla al oído, como pidiéndole permiso para obrar.

Yo no podía liberarme de su mano... - Cuando tengas treinta y ocho años y regreses de viajar por el extranjero, vendré nuevamente a hablarte para decirte más... Cómo quieres que me anuncie, con una susurro en tu oído, un golpecito en la ventana...

Ya preso del nerviosismo le respondí... llámame por teléfono. Entonces sentí en mi sangre, un frío mortal de indignación de parte de ella. –¿Quién eres? Dime ¿te envía Dios y el de la horquilla? –No hables de Dios, hace tiempo que te alejaste de Él- respondió ella. Era verdad, no podía negarlo. Estaba clavado en el piso, todo a mí alrededor parecía haberse detenido, ella sin soltar mi mano, continuó su predicción... –Ves la estrella que está cerca de la luna, yo te la regalo, es tuya...Yo estaré siempre cerca tuyo para guiarte. Entonces levantó su mano y con sus dedos índice y medio unidos, rozó mi frente.

Ese acto me pareció tan lleno de soberbia que dije en voz alta, mientras intentaba con gran esfuerzo sacar mí mano de la suya... ¿quién te crees, Dios?


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–No. No soy Dios. Él me envió. Soy un Ser Lumínico, vengo de allí... de la estrella que termino de señalarte.

Luego, todo se alejó nuevamente de mis ojos y volvía hacia mí de una manera vertiginosa y entonces desapareció como por arte de magia. Cuando volví en mí, estaba en el mismo lugar que hace minutos y mis amigos estaban llegando a la esquina, mire a "roca", le pregunte si la había visto, me dijo que no había visto a nadie conversar conmigo.

Corrí llamando a los que iban adelante, cuando los alcancé les pregunte por la mujer, me dijeron que no se habían cruzado con ninguna mujer y menos vestida de la forma en que se las describí.

Cuando salimos del Pab ya era de madrugada, tomé un taxi porque no podía caminar, las piernas me temblaban, al llegar me acosté rápidamente, estaba sudoroso y me dormí con la luz prendida. Tenía la imagen de ese ser grabada a fuego en la retina.

A la mañana siguiente le conté todo a mi madre. Ella escuchó con suma preocupación y me respondió que para tranquilidad de todos, averiguaría si por el lugar había alguna secta peligrosa. El día después –por si acaso fuera cierto el vaticinio de la extraña mujer– compré una carpeta solapa donde guardé todos los dibujos hechos hasta ese día. Cuando llegó el sábado, casi sintiéndome culpable fui a misa, en plena celebración junto al altar estaba el ser, o la mujer, ya no sabía cómo nombrarla. Me miraba dulcemente, el corazón se me desbocaba, me ahogaba., y en ese momento aquella locura se desbordaba más...

Mi mente hurgó en el fondo de sí misma, y recordé que había visto a esa mujer antes, fue en la gruta de la Virgen de Lourdes, había ido con mis


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padres hacía cinco años y había visto a esa extraña mujer sentada en un banco al frente la gruta, en ese momento pensé que era una gitana que andaban por el lugar.

A mitad de la Misa le pregunté a la persona que estaba a mi lado si veía a la mujer en el altar junto al sacerdote, pero pareció no oírme –o no me escuchaba porque a mí no me salían las palabras– Fue tal mi manifestación de nerviosismo que una señora sentada en el banco de atrás poniéndome la mano sobre el hombre me dijo que dejara de molestar.

Desde ese día, cada vez que regreso de madrugada a casa solo, tengo el presentimiento de que alguien me acompaña, pienso que es ella, y no sé por cual gracia divina, no tengo miedo.

Confieso que he tenido dos sueños recurrentes, en uno..."Veo desde lo alto, campos y campos sin vegetación, sólo tierra sin nutrientes, y las vacas desnutridas por causa de la hambruna; una anciana tendiéndome su esquelética mano, y sus ojos habitados por el desconsuelo..." Y en el otro sueño, veo un plato de comer vacío, donde cae incesantemente una gota, pero no alcanzo a descifrar -en el sueño- si es de sangre o de agua. Hoy 2 de mayo –varios meses pasaron de aquella noche– me encuentro dibujando sobre la mesa de dibujo en mi dormitorio, la esposa de mi hermano fue internada esta mañana para dar a luz a su primer hijo. De pronto tres golpes resuenan fuertemente en la puerta de calle, voy a atender y no hay nadie. Me vuelvo a sentar con la intención de seguir dibujando, al instante tres fuertes golpes. Voy a mirar y no hay nadie.

Luego dos. Abro la mirilla y no hay nadie. Luego un solo golpe... Ya no me molesto, miro el reloj y son la seis en punto de la tarde, sé que mi


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sobrino ha nacido, también sé que es varón y lo llamarán Santiago La extraña me lo dijo, también la hora en que nacería y su nombre. Sigo dibujando... Los trazos emergen de mi carbonilla y la hoja se inunda de imágenes, una energía conocida pasa por mis dedos y me embarga la duda. ¿Quién dibuja, soy yo... o Ella?


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LUNARIS GRIS "EL PLANETA DEL ADIÓS" Beatriz Vielman S. –Guatemala–

No sé cuánto va durar pero aquí estoy, con el agua transparente entre mis manos y el viento fresco en mi rostro… recordando a la orilla de este riachuelo calmado, rodeado de la verde pradera que una vez testigo de una tonta guerra fue. El cielo está claro, la brisa refresca las coloridas flores, niños sin temor corren por doquier y yo… yo sonrío… nuestro mundo recuperó su brillo después de aquella absurda batalla.

Soy sobreviviente de la avaricia de un mundo que hasta hace poco desconocía la existencia del nuestro, soy de un planeta blanco y pequeño, escondido sutilmente tras las galaxias elípticas, ―LUNARIS GRIS‖ ignorados por la vista y confundidos con una simple estrella vieja, hemos sido el mejor lugar del cosmos. Somos un planeta donde las maquinas nunca existieron, donde la civilización llegó lentamente para así protegernos de nosotros mismos, un mundo de reflejos donde nuestra madre es la naturaleza y nuestro padre el cielo blanco que nos cubre, nuestras calles son senderos de luz y nuestro aspecto es similar al de los habitantes de un planeta ya desaparecido, humanos de cuerpo pero sobrenaturales de espíritu, somos el principio de la paz y el final de la guerra, el blanco de lo blanco… y el blanco de lo negro.

Aunque el tiempo ha pasado aún recuerdo aquella cruel experiencia , la única etapa oscura de nuestro mundo perfecto, nunca antes habíamos tenido una guerra, para nosotros el problema mayor era decidir bajo que árbol descansaríamos o que fruta de las tantas que crecían sería nuestro alimento, comunicarnos unos con otros siempre ha sido tan fácil que


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logramos mantener la armonía sin el mayor de los esfuerzos, respetamos y conservamos la inocencia, duplicamos la sabiduría y protegemos nuestro entorno, la maldad había sido hasta ese entonces un sentimiento desconocido para los habitantes de Lunaris. No teníamos conocimiento de tantas cosas que ahora preferíamos no haber conocido nunca…

Hace más de 500 años existió un hermoso planeta similar al nuestro pero diez veces más grande, sus habitantes, a quienes llamaban humanos, eran cual dioses con una inteligencia sobrenatural, tenían la capacidad de inventar cuanta posible comodidad de vida se les presentara, en toda la galaxia se pensaba que ese era el único planeta perfecto, sus suelos, sus aires, sus montañas, todo su entorno irradiaba vida, era un planeta envidiado por todos, pero con el tiempo empezó apagarse, a la distancia se podía apreciar el humo que emanaba de sus fallecidas montañas, el agua no era suficiente para hidratar a la gente y empezó a morir su flora, su fauna fue cruelmente sacrificada para satisfacer su insaciable hambre, pero pronto la comida se hizo cada vez más difícil de obtener, esto los llevó a inventar lo que conocemos como armas y así pelear por territorios y alimentos, se incrementó la avaricia a tal grado que la convivencia se hizo insoportable entre los habitantes de tan majestuoso planeta, mientras más conocimientos adquirían más se destruían… pero fue según la leyenda el planeta más hermoso y codiciado de todos los tiempos, el imponente y ahora desaparecido PLANETA TIERRA.

Antes que la Tierra desapareciera en Lunaris se decidió hacer una expedición para saber los motivos que llevaban a que ese planeta se apagara, no fuimos los únicos en ir, muchos otros se hicieron silenciosamente presentes, los marcianos, los andrómedos, los galácticos y muchos seres que intrigados veían como la Tierra lentamente moría viajaron a ella para obtener respuestas. De mi planeta fuimos cinco los enviados, emprendimos el largo viaje entre estrellas y galaxias y


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armados de curiosidad tocamos tierra, llegamos a la única ciudad que aún conservaba un poco de vida, ―la ciudad sin nombre‖ así le llamaban los últimos humanos que la habitaban. Por nuestro aspecto fue fácil involucrarnos sin ser reconocidos pero con el tiempo nuestra ignorancia ante sus costumbres nos delataba, era imposible que no supiéramos usar un arma, o que no supiéramos arrebatar lo ajeno, lastimar al prójimo y dañar a los más chicos y lo más importante… no sabíamos matar. Por eso al cabo de un tiempo fuimos atrapados, encarcelados y cruelmente torturados, nuestra sangre blanca, que brilla cual plata recién pulida, fue utilizada como tapiz en las zonas oscuras, por muchos meses sustrajeron de nuestros cuerpos el aliento de vida que por obra del creador nos fue otorgada como luz entre la sangre, nos desgarraron la piel para cubrirse con ella y así ganarle la carrera al tiempo, a la muerte que los acechaba anunciando su final.

Mis compañeros uno a uno fueron falleciendo y después de 1 año solamente quedaba yo, el más joven de los cinco, atado a paredes opacas, sin aliento, con poca sangre en mis venas, con mis ojos grises y apagados suplicaba compasión sin ser escuchado, no comprendía porque destruían a la vida misma pero sí comprendía porque su mundo se apagaba, por increíble que parezca los mismos humanos estaban fulminando su Tierra.

Una noche, cuando pensé que todo estaba perdido, un rostro desnutrido se asomó por la oscura caverna donde me tenían atado, su tez sucia, de ojos hundidos, sus pies descalzos y su cuerpo cubierto sólo con un trapo viejo me inspiraron temor, supliqué no más daño... pero El callaba. Antes que mis gritos atrajeran al resto de mis captores, selló mi boca con sus manos, miró fijamente mis ojos y descubrí un grano de compasión cayéndole entre una lágrima. Sin pronunciar palabras desató mis temblorosas manos y mis cansados pies y cubrió mi cuerpo


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ensangrentado con una sábana que traía escondida bajo el brazo, luego colocó angustiado entre mis manos un pedazo de papel viejo y me dijo: ―Escapa, y hasta que llegues a tu mundo lee lo que te entregue y nunca lo olvides‖

¡Corrí! corrí tan rápido que me sentí como ave al viento, no pregunten de donde saqué las fuerzas, pero ese último aliento de vida que me quedaba fue suficiente para llegar a mi empolvada nave, presuroso la abordé, la encendí, elevé el vuelo y al ¡fin!, si al fin estaba a salvo, escapé de ese terrible planeta, experiencia más dolorosa nunca antes viví, estaba asombrado, totalmente consternado, llegamos cinco corazones cargados de vida y bondad y ahora volvía solo uno, el mío… lleno de dolor, tristeza y moribundo. Pero libre al fin… al menos eso creía.

Tenía tan sólo unas horas de haber tocado suelo azul cuando llegaron cientos de esos humanos invasores, equipados de armas totalmente desconocidas por nosotros, me habían seguido. El terror se apoderó de mi gente, un sentimiento nunca antes conocido se hizo dueño de los aires, de las aguas y del suelo, miedo y angustia se podía percibir entre las ramas de los árboles, el verde valle fue cubierto por naves majestuosas equipadas de la ira de aquellos hombres sedientos de poder. Armas por doquier, fuego, bombas y gritos sembraron el terror nocturno y arrebataron la paz que tan acostumbrados nos tenía a ser felices. Pero el mayor de los peligros no eran sus potentes y mortales armas, el peligro más atroz era su mente, su interior, la maldad que gobernaba sus impulsos, ese enorme deseo de gobernar lo ajeno y arrebatarnos la vida que en ese momento mi gente ignoraba que llevaba entre la sangre. Fuimos dotados de luz entre las venas y ese era el motivo de la invasión.

Nosotros, habitantes y únicos dueños del hasta ese día desconocido planeta Lunaris, faltos de conocimiento en armas y guerras, impotentes


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ante la cruel destrucción simplemente nos refugiamos tras las montañas… Todos corríamos unidos hasta un mismo destino, los niños gritaban, las mujeres sacaban fuerza para no desfallecer mientras los hombres nos encargamos de protegerlos y guiarlos a un lugar seguro y ocultarnos para conservar lo único que nos diferenciaba de ellos, la bondad. Era un caos, hubiésemos podido pelear, nuestro cerebro tiene la capacidad de destruir con un solo parpadeo todo a nuestro paso, pero no fuimos creados para matar.

Al cabo de unas semanas la invasión de los humanos se hizo más evidente y fue entonces cuando la maldad los cegó a tal punto que entre ellos mismos iniciaron una batalla, buscaban gobernar y no ser gobernados, no aceptaban ordenes entre ellos ni escuchaban ninguno de sus

alegatos,

todos

querían

todo,

su

avaricia,

su

falta

de

conciencia y sus potentes armas fueron su peor enemigo y para nuestra asombro, sin darse cuenta iniciaron en nuestro bello planeta, su propia guerra. Destruyeron sus naves, nuestro entorno y su propia vida. El viento que había sido transparente ahora tenía color, olía a muerte, a peligro y destrucción. después de tanta confusión entre los mismos humanos se escuchó el último estruendo y… todo quedó en completo silencio… nada, absolutamente nada podía compararse con el miedo que invadía a los refugiados tras las montañas, temíamos por nuestra vida a pesar que todo parecía haber terminado, era un silencio aterrador.

Cuando la nube de humo y muerte desapareció salimos lentamente a observar el panorama. Muertos por doquier, aquellas naves hermosas y a la vez tenebrosas que nos habían invadido estaban completamente destruidas, nadie sobrevivió, ningún humano quedó en pie. Se habían destruido unos a otros. Fue entonces cuando entendimos que la incapacidad de razonamiento de los terrícolas fue el arma que peleó nuestra batalla.


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Fue la experiencia que selló la historia de ese mundo, el último adiós de la Tierra se dio en nuestro suelo, quizás para nosotros fue necesario conocer las grandes consecuencias que puede alcanzar el odio en el corazón para no imitar sus acciones. Los humanos- esos seres tan admirados por toda la galaxia- se auto-destruyeron. Ahí terminó su historia e inició la nuestra, nuestro universo recobró su respetable brillo al apagarse la tierra, aquellos invasores del cosmos, los que una vez se sintieron dueños de todo el universo, esos seres que una vez fueron vida, terminaron siendo muerte.

De aquella experiencia sólo guardo este papel viejo y arrugado que puso en mis manos el último hombre bueno de la tierra, un vagabundo silencioso que me ayudó a escapar sin saber que le daría al universo la mejor lección de todas:

Hoy, del planeta tierra solo se observa distante una enorme y maltratada esfera apagada y nosotros… nosotros reconstruimos nuestro planeta a base de esfuerzo y amor.

No sé cuánto va durar pero aquí estoy, soy Dropus, habitante y guardián de LUNARIS GRIS, un pequeño mundo sutilmente ubicado tras las galaxias elípticas, somos el principio de la paz y el final de la guerra, el blanco de lo blanco… y el blanco de lo negro, los últimos en tener contacto con los desaparecidos y auto-destructores seres humanos.

Somos el planeta del adiós, felices de ser confundidos con una simple estrella vieja.


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EL AMANTE DE LADY SEGOVIA (Luis Mínguez “Orejanilla”) Daniel De Culla –España–

En la ―Carta de Atenas, de 1933, se define la ciudad como lugar en el que ―habitar, trabajar, circular y cultivar el cuerpo y el espíritu‖. En efecto, la ciudad no sólo es la jaula abierta al campo en la que revolotean personas, animales y pájaros, y en la que ―el yo soy y el estornudo no es todo uno‖, que se aplica a palabras que no dicen con obras. Que cuentan que una desposada metía a cuestas al desposado, porque no sintiesen los padres los pies, que dormían a la entrada de su pieza; el desposado, al pasar, estornudó; dijo el padre:

-¿Quién anda ahí? La hija respondió:

-Yo soy. A esto el padre dijo:

-El yo soy y el estornudo, no es todo uno.

La percepción no reside en el paisaje mismo, sino en el espíritu que lo ha alumbrado y lo continúa animando. Sus hombres, sus poetas, su espíritu. Sus hijos, monumentos, su Historia. Su Diccionario Lírico. Sus hombres. Así, Luis Mínguez ―Orejanilla‖,el amante de ―Lady‖ Segovia, ―del más pulido ingenio, pluma airosa, sutil a toda luz en su desvelo‖, como diría Alonso de Aguilar, canónigo de la Catedral de Segovia, y que figura en el Diccionario Lírico de Segovia; ―con rica y fértil vena‖ de


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Diego de Aguilar, quien, asimismo, figura en dicho Diccionario; y Moisés Olmos, quien en el Adelantado de Segovia le nombra ―alma poéticamente delirante y generosa‖,(13-8-2013).

La estética de la nostalgia, y el sentido recuerdo del Poeta amigo, a quien conocí en Alcorcón como director de la página de literatura en la revista ―Alcorcón Gráfico‖, y por reencontrar su amistad perdida y su Poesía, en este mes de agosto, recordatorio de su fallecimiento; el no perderle de vista, dada la valiosa fuente que nos ofrece su Poesía, su Diccionario Lírico, me hizo salir con la familia y amigos a hacer una ruta de lo bello, lo vivo actual, lo que no está escrito y ha de escribirse entre el azul del cielo y el verde de los árboles, el agua.

Salimos pronto de Moradillo de Roa, pueblo de mi esposa Rita, este tres de agosto de 2013, hacia Sepúlveda, donde en la Librería Confloenta dejamos algunos libros míos. Nuestra idea era comer lechazo en Pedraza, no sin antes visitar Orejana, su núcleo de población El Arenal, situada entre Pedraza. Arcones y Valleruela de Pedraza, lugares de creencias en el papel beneficioso de la Poesía y la Naturaleza. ―Mis paisanos, conocidos como auricenses, son legendarios por su fuerza y carácter, duros como el pedernal. La expresión "eres tan duro como un Orejana" persiste en la memoria de los habitantes de Segovia‖, me dijo, en aquella ocasión, en Alcorcón, el Poeta privilegiado y agraciado Luis. Como un capricho me vinieron a la memoria Trajano de Orejana y El Arcipreste de Hita, con esa esperanza de diseñar sentimientos placenteros y estéticos en su ―Libro de Buen Amor‖, hermosa reliquia de nuestra posibilidad segoviana. Con el Poeta Luis Mínguez ―Orejanilla‖, Luis Mínguez Berzal, su nombre propio, me encuentro ligado a estos pueblos por su sensibilidad


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a las vistas, a los olores, a los sonidos, a las impresiones; y a ―Segovia, verso a verso‖, uno de sus libros. Visitamos en su funcionalidad ornamental y sacra, la iglesia románica del Santo Espíritu, la ermita de San Ramón Nonato y la de san Gregorio, con dos hermosos capiteles románicos en el pórtico. Las golondrinas que revoloteaban sus tejados iban y venían del campo a sus nidos. Así me pareció. Quizás fueran vencejos. La Poesía de Orejanilla se dibujaba en este paisaje diverso, confortable, legible, significativo. Nos íbamos a perder la fiesta de San Ramón del 15 de agosto, ―la de más afluencia de público‖, y la Jota de los Pereros, nos dijo un auricense. Pero, no importa. Seguíamos la huella del Poeta en equilibrada unidad de luz y agua. Como su padre, electricista, él estuvo en contacto con la luz. ―Hágase la luz‖, y se multiplican las zonas de vida, los hábitats naturales y rurales, las tierras de cultivo y las áreas arboladas. Con el libro ―Orejana‖, del mismo Luis, yo hacía de guía por el trazado de estas calles que nos entraban por los sentidos respecto de los lugares históricos y su entorno. Después Orejanilla, pueblo dependiente del municipio de Orejana, en el Camino de San Frutos, ruta de espiritualidad, peregrinaje, Naturaleza, gastronomía y paisaje. Las tripas de un amigo sonaron, y había que adaptarse a lo que el estómago pedía: ir a Pedraza, que nos esperaba a las tres de la tarde imprevisible en un hostal doméstico, con huerta familiar y bellísimo panorama.

La percepción de lo bello, lo equilibrado, lo sobrio, tocaba lo más profundo de nuestros espíritus, y yo me vi, junto con mis amigos y familiares, en el nivel superior del ―Poeta divino‖ San Juan de la Cruz, a quien ―Orejanilla‖, al igual que yo, adoraba, cuando canta:


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―Mil gracias derramando Pasó por estos sotos con presura Y yéndolos mirando Con sola su figura Vestidos los dejó de su hermosura‖

San Juan de la Cruz, en cuyo IV Centenario de su muerte salió a la luz este Diccionario Lírico de Segovia, en Abril de 1991, mes en el que nació mi hija Isabel, ―peregrina de la vida‖, como la nombró el padre de Manoli, un pastor de las tierras de Palencia, en armonía con el entorno y abandono generalizado del campo a favor de la ciudad que liquida los parajes naturales y los paseos gratos. Yo, por el primer encuentro con ―Orejanilla‖, por mis méritos propios y por ser nacido en Vallelado, me hizo figurar el Poeta en su Diccionario Lírico de Segovia, editado en 1991 y patrocinado por el Ayuntamiento de Segovia, su Diputación Provincial y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Recuerdo que le llevé un Poema, que le agradó aunque, después pusiera otro, que figura en dicho Diccionario. Es este:

POR EL CAMINO PINARES Por el camino pinares que va desde Fuentepelayo a Navalmanzano genuino paisaje donde anida el alma de los pueblos de Castilla pensada en mis ensueños entre pinares de todos los días mi dulzaina sola este ―arbolillo preso, domesticado‖


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que cantará Unamuno se gusta en caminos solitarios y se paladea abierta a la Vida me hizo caer de la bici por no salvar los obstáculos viendo pasar a la niña que adoro de Pinarnegrillo desordenando el paisaje por culpa de una piedra dorada. ¿Qué viento lleva prendido en su falda la niña de Pinarnegrillo con alfileres de olores que elevan su corpiño y mis sentidos? Mocita que vienes a bailar a la fiesta de Navalmanzano déjame dibujar un círculo con un corazón de pinares en ese tu ombligo que con el dulzainero espero tu amor de romería y sobre el pendón de Castilla echado contra el suelo quiero abrir del Alcázar su quilla. No adoro mis raíces, no lo siento, por la forma de vivir y de sentir de un ciudadano. Segovia fue para mi la manchada pradera de clausura de las horas eyaculatorias en la noche del sentido de su Conciliar seminario.


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Seguimos a la caída de la tarde. Después de la sobremesa, Segovia. La gran ciudad sujeta al omnipresente ruido; el hollado pisoteo de los turistas y la recreación paso a paso de lo bello. ―Segovia…. Jamás zapato Quieto de Castilla‖ Como cantó mi amigo, el insigne Poeta Carlos de la Rica, en su ―No quieta está Segovia‖, incluido en el Diccionario. Segovia: ―Castillo de luz Costilla de España Rodilla de Castilla‖ De ―Amnistía para Segovia‖, del propio Luis Mínguez. laza del Azoguejo, bajo el Acueducto segoviano. Cerca de Cándido, el famoso mesonero, un pedigüeño con voz alta nos dijo: ―Segovia es un capricho Por abajo el agua Por arriba el vino‖

Desde la casita de los Desamparados, por el camino de Santa Lucía a la Fuencisla; después, subiríamos, de nuevo, por la Alameda ribereña del río; señalizábamos el camino o la senda con la Poesía del ―amante de Lady Segovia‖, Luis Mínguez ―Orejanilla‖

Que colocábamos como flores entre el follaje de la nave del Alcázar. Su espacio y el nuestro coincidían, evocadores de recuerdos, y sonidos. ―Orejanilla‖ volvía a crear espacios verdes en su capricho de Poeta amante de Segovia en esta difícil batalla de nuestro vivir. Una batalla


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que no puede perderse, que será ganada con esta Poesía de diversidad para la estabilidad, en contacto directo con la luz y el agua. Que evocan o producen emociones en el ser humano. Especialmente el agua, que ahora escuchamos en ―Poemas‖ del Marqués de Lozoya, también figurado en el Diccionario: ―El agua es voz que llama suavemente; la plácida canción de la corriente sosiega el alma, y a soñar convida‖.

O el recuerdo de los viejos olmos en las umbrosas alamedas, como cantó Gonzalo Santonja, en su ―Hasta los viejos olmos‖, figurado en el Diccionario: ―A ciertas horas de la noche Se torna insaciable la hierba Y hasta los viejos olmos Se hunden de repente en la almohada Más oscura‖

Poema quebrado por una realidad doliente reflejada en su tala, como en la poesía de Amalia Arroyo: ―A unos olmos muertos…‖ Ya no florecerán más primaveras Que los segó la mano mercenaria; Poco importó su savia centenaria Al ―progreso eficaz‖ de ― los que ordenan‖;.. ( El Adelantado de Segovia,16-7-1979)


43 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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Muchos son los paseos, intramuros y extramuros. Los barrios antiguos, la judería, la canonjía, y las pequeñas callecitas que se extienden desde el Alcázar a la Catedral. Callejeando por ellas, a cada paso un rincón, una plazuela, un mirador, Soñemos, y recordemos a Luis Mínguez ―Orejanilla‖, el ―amante de Lady Segovia‖, que ―ama a Segovia sobre todas las cosas y en ella sueña descansar por los siglos de los siglos‖ ( ―Orejanilla‖): ― Y el sueño de la nieve se hizo río Y el líquido se adentra por Castilla Rodando de las cumbres. Tan sencilla… Segovia es toda mía Cuando poso mi paz en tus riberas‖ ( ―Acueducto‖, revista de poesía dirigida por él mismo).


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ENTRE DOS ESPECIES, UN HÍBRIDO: EL HOMBRE Eve Violeta Gauna Piragine –Argentina–

Antiguos navegantes de esta porción del universo, los Isfimos contemplaban agonizar la vida en un pequeño planeta del sistema Alfa Centauri. Alguna vez ellos también tuvieron cuerpos pero la evolución los llevó a prescindir de éstos hasta ser seres de espectros de luz apenas visibles. Conservaban su capacidad de materializarse en su forma original a través de la acumulación de partículas y la unión de los átomos y moléculas y aunque habían vencido la barrera que separa la vida de la muerte eran muy conscientes de la gran pérdida que significaba la extinción de algunas especies.

Kirus, el planeta de Alfa Centauri llegaba al final de su tiempo, la vida fue diezmada por cambios bruscos de la temperatura que seguía en aumento. Los últimos ejemplares vivos de una especie sensible e inteligente, los Oisas estaban condenados a la aniquilación. De tanto en tanto, los Isfimos decidían dejar de ser simples observadores e intervenían en la evolución o en evitaban la extinción de algunas formas de vida. Tras evaluar la situación de los Oisas y frente a la imposibilidad de revertir las condiciones en Kirus decidieron rescatar del planeta a los últimos supervivientes y al no conocer un hábitat adecuado para la vida de ésta especie decidieron mantenerlos en animación suspendida.

Pasaron unos millones de años y en el sistema solar nuestro planeta despertaba a la vida que había estallado en todas direcciones desde los calderos calientes de las entrañas de la Tierra. Los animales evolucionaban rápidamente, algunos se extinguían, otros surgían en una


45 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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presurosa carrera evolutiva que definiría a la especie dominante. Los Isfimos observaban con atención la evolución del mono y un repetido retraso en la misma, cada vez que los monos pasaban a ser homínidos casi pensantes se exterminaban entre ellos, los distintos grupos, separados en clanes, se aniquilaban entre sí, incluso era común que hasta se devoraran. Algo los llevaba a no aceptar las diferencias existentes entre clanes y eso era un punto final y una vuelta a empezar en esa evolución.

Los Isfimos pensaron que podrían intervenir levemente y destrabar este proceso evolutivo por un lado y por otro creyeron encontrar un hábitat para los Oisas.

Les fue simple tomar un grupo de homínidos y modificar su cadena de ADN salteando un paso en la evolución, como las modificaciones genéticas debían ser solo las imprescindibles para dejar a la naturaleza y al tiempo su parte, solo atenuaron el instinto de exterminio feroz para que pudiesen cruzarse entre ellos, esperando que, con el desarrollo de la inteligencia y la lógica, pudiesen anular definitivamente ese instinto en el futuro ( de la teoría a la práctica a veces no todo sale como es de esperarse, pero ese ya es otro tema).

Terminado con esto, concentraron sus esfuerzos en los Oisas, modificaron su ADN para habitar en la tierra y ligeramente su fenotipo para hacerlos físicamente más aptos a la supervivencia. Pensaron que los descendientes del mono y de los Oisas serían las dos especies dominantes del planeta.

El inconveniente surgió de que los Oisas eran lo que en la Tierra se conoce con el nombre de femeninos, llegado el momento en su planeta de origen la fecundación se realizaba a través del simple contacto con el


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suelo de Kirus y así se aseguraba la continuidad de la especie. Los Isfimos concluyeron que no podían modificar el suelo de la Tierra sin alterar de manera catastrófica toda la vida existente en ella. En ese momento la única solución viable fue una inesperada y urgente alteración genética en los nuevos descendientes del mono y los ya terrestres Oisas para que pudiesen cruzarse entre ellos dando origen a una nueva especie híbrida: El Hombre.

A pesar de los milenios y de ser híbridos conservamos algunas diferencias de nuestros ancestros primordiales hasta hoy en día. Hubo un resquicio de duda entre los Isfimos al momento de decidir esta mezcla entre especies, lo que los llevó no solo a seguir manteniendo en animación suspendida algunos ejemplares puros de Oisas sino también a observar más frecuentemente la evolución de la vida en la Tierra y las condiciones del planeta.

Así unos miles de años después descubrieron que en las profundidades de los océanos se daban las condiciones necesarias para que las aguas fecunden a los Osias, en las parte más insondables de los abismos. En un nuevo intento por la supervivencia de esta especie les pareció una alternativa válida, modificaron el ADN de algunos Oisas para la vida en el agua, pero esta vez incorporaron a su instinto de supervivencia el temor a los seres humanos, para que se mantengan lejos de ellos.

A través de los siglos, en raras ocasiones y por azar, el hombre llegó a visualizar por escasos segundos a estos descendientes acuáticos de los Oisas. Los llamamos Sirenas, pero esa es ya otra historia.


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EL RELATO DE LA GUASONA Fernando Saltos Molina –Ecuador–

En las riberas del caudaloso río Daule, que nace en las montañas manabitas, se teje una pintoresca leyenda, que conduce a agigantar la creencia de nuestra gente.

Cuenta, que en épocas pasadas una joven pareja contrajo matrimonio y que fueron muy felices los primeros días de su unión; pero la falta de trabajo y el espejismo de la gran fortuna que ofrecía la montaña e riqueza que todos esperaban como el árbol de caucho, hizo que la pareja se separara por un tiempo. Él le dijo: mijita, tengo que ir en busca de fortuna. El caucho vale mucho y en la selva de Santo Domingo existe grandes cantidades de esa planta industrial, por lo que voy en busca de riquezas, yo soy un hombre joven y lleno de energías, por lo que podré sacar mucho caucho y vender a las fábricas, material que es usado en la fabricación de llantas para los carros y otros usos.

Clementino se marchó una mañana, entre triste y alegre con la ilusión de regresar con los bolsillos lleno de dinero, y así poder darle a su amada y a sus proles una mejor vida.

Se marchó Clementino acompañado de la ilusión cortejado por el tiempo y asistido por la soledad y la tristeza. Pasaron los días interminables para Diosa, la mujer que había quedado en la ribera del río , muy cerca de la población de Pichincha, esperanzada que junto al viento y con cada tarde que moría, su amado regresaría, pasaron los meses y hasta los años se hicieron presente y la joven Diosa cada día


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más preciosa que atrajo la mirada y la codicia de un joven galán, galán que la sedujo, de cuya unión nació un niño, niño que crecía al lado de su madre, a quien el seductor había abandonado.

Diosa se ganaba la vida lavando ropa en una balsa acoderada en el río Daule, frente a su casucha que le servía de morada. Se sucedieron las tardes, y Diosa pensaba en su Clementino y en el bandido que la empreñó, su hijo como siempre a su lado en la balsa junto a la ropa que lavaba. Una tarde de tantas, una ilusión inesperada, la angustia se apodero de ella, es que a la lejanía, en una recta del caudaloso Daule, se dibujó una figura que en una balsa navegaba río abajo y pese a la distancia lo reconoció, era Clementino, su Clementino que al fin regresaba, que alegría sintió, pero y ¿el niño?

El niño era el fruto de una traición, Diosa le había sido infiel a Clementino! ¿Qué le diría? ¿Con que cara lo recibiría? Diosa no atinaba que hacer y la embarcación se acercaba más y más y los corazones latían de emoción, por lo que la mujer se vio obligada a tomar una decisión y tomo al niño y lo metió al agua y luego lo coloco debajo de la balsa donde lavaba, fue la suerte del niño fruto de su debilidad e infidelidad, el niño murió y Diosa recibió a su primer marido con sonrisa y sollozos.

La pareja rehízo su vida, mejoró su condición económica, se asentaron en una finca que compró Clementino, aparentemente era feliz, pero el remordimiento de Diosa iba en aumento por la eliminación de su tierno hijo.

Cuenta la historia de la Guasona, que Diosa enfermo gravemente y luego murió, pero no pudo entrar al reino de los cielos, pues Dios no le permitió entrar, la mando al infierno, pero el diablo también se opuso a


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que entre a su reino, la considero muy peligrosa para el infierno y los diablillos. Dios, entonces le dio la facilidad de entrar al cielo, con una condición, cumplir una penitencia, consistente en ir al río y recoger todos los huesos del niño sacrificado y desde entonces las aguas del río Daule, se vieron visitadas por una canoa, desde el anochecer hasta el amanecer de cada día. En las aguas del Daule se observaba una canoa que piloteaba una figura de mujer, la misma exhalaba gemidos y gritos de dolor y arrepentimiento, pues no encontraba todos los huesos de su hijo, que Dios la había mandado a recoger, para poderla aceptar en el reino de los cielos.

La leyenda dice, que la canoa era vista por todos los habitantes de las riberas del Daule, había pasado mucho tiempo, y las embarcaciones que transitaban con los navegantes por el río en las noches, escuchaban los sollozos de la Guasona.

En la zona de pichincha había un joven tunante, que acostumbraba salir todas las noches en busca de aventuras y la Guasona lo acompañaba desde su canoa, a donde quiera que fuera este tunante, ahí lo esperaba la Guasona.

El tunante se atrevió a preguntarle qué era lo que deseaba, porqué lo seguía, la Guasona le contestó -que aún no encontraba un hueso de la mano de su tierno niño, que un día ella mismo ahogó. El hombre se acostumbró a andar con el quejido de la Guasona.

Ahora no se ha vuelto a hablar de la navegante de Daule, la Guasona, no sabemos si habrá encontrado el hueso que le faltaba, para cumplir con la penitencia que Dios le había otorgado, al ordenarle que rescate los huesos de la Poza de Germud.


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EL ESTANQUE Héctor Aquiles González Angulo –Panamá–

De rodillas prácticamente arrastrándose llega al estanque donde sus frescas aguas lo invitan a deshacerse de su martirio. La sed lo abrasa como el sol a su piel llagada por horas. Está desorientado y perdido en ese mar de arena calcinante. Miles de millas andadas por gusto porque no sabe dónde está. Solo recuerda que salió de su pueblo, y no encuentra el camino de regreso por más señas que ha buscado.

Alrededor hay varios cuerpos carcomidos por las fieras. Los zopilotes arriba revolotean alegres por el soberbio festín que les espera. Como puede, llega a sus orillas. Su mano ya puede tocar el agua bendición del cielo, y cuando trata de beber un poco, esta se esfuma como por arte de magia dejándolo estupefacto. A su lado una horrenda ave con ojos de fuego trata de picotearlo, pero logra ahuyentarlo con las manos.

El paraje está desértico, lúgubre y seco. El sol sigue haciendo alarde de su poderío inmenso y de vez en cuando siente en su cuerpo como estocadas tratando de destazarlo. Trata de beber otra vez y de nuevo el estanque se va pero ¿Por qué? si eres regalo de Dios. Es para volverse loco. No sabe si es realidad o sueño. Más de lo caldeado que está el ambiente, lo que lo sofoca es el hervidero de pensamientos, que estallan en su cabeza por averiguar lo que está sucediendo.

Un baboso lamido en su cara lo saca de sus cavilaciones. Es un animal. Pero no puede ver exactamente lo que es. Siente sus ojos auscultándolo detenidamente, y con el pie moviéndolo de un lado a otro para saber si


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vale la pena darle un mordisco. Antes de empezar la faena bebe un poco del estanque, que a él sin saber por qué se le ha sido negado por más que ha querido.

Pasa algún tiempo y no se explica porque la fiera no lo ha devorado. Solo escuchó una serie de rugidos, y un cuerpo que se desplomó a su lado. Con extender su mano puede tocarlo. En ese momento un rayo estalla en el cielo, y la lluvia que por esos lugares había desaparecido cayó con una fuerza inaudita aunque breve. Sus labios resecos a polvo, por fin se humedecen y su garganta se fue refrescando.

Cuando se sintió mejor se levantó. Ya había escampado. La fiera a su lado estaba muerta y los zopilotes se habían ido. El estanque estaba al frente suyo en todo su esplendor. No entendía por qué no había podido beber de él. Intrigado tomó un poco con sus manos y bebió. Vomitó hasta la existencia. Entonces comprendió lo de los animales muertos y los zopilotes arriba en el firmamento. El agua estaba envenenada y el estanque estaba vivo. Tan vivo que desapareció y esta vez fue para siempre.


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LOS DRAGONES SIN COLOR. Jenny De La Fuente –Cuba-Usa–

Todos me perseguían como en aquel atardecer que impidió mi partida de la cueva... la misma pesadilla... estaba completamente aislada rodeada de roca dura, sin

claridad... nada, solo

un poco de agua

que corría lentamente por las paredes grises y caía sin sentirse por el escollado terreno.

Por qué habían dejado que cayera en este abismo? quiénes eran los culpables?

Solo recuerdo que habité mucho, mucho tiempo en algo diferente, donde todo

se desenvolvía de

forma

cotidiana

sin

acontecimientos

desagradables, porque yo en fin, me mantenía quieto, solitario, solo pensando que en cualquier instante algo grandioso iba a suceder... pues al cabo a nadie le comenté dónde me hallaba, oía unos susurros como voces lejanas, suaves, fuertes quizás eran ruidos indefinidos... pude al fin ayer ver algo.

Sin esforzarme mi cuerpo tocó algo blando, resbaloso... era como un "cajón redondo"

irreversible,

aquel

líquido subía y subía,

pero después me sentía mucho más fuerte, mejor.

He perdido el sentido del tiempo, pero de tanto buscar sin abrir mis párpados, vislumbré un pequeño orificio de salida. Arrastrándome nunca llegaré, sin pararme mucho menos, soy débil eso sí, me asusta todo sin embargo, si la fuerza es algo que existe... yo sé que llena mi pecho, no es


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irreal, puedo hasta patear para hacerme notar desde esta cueva, donde ando relegado en medio de un "cajón redondo" casi sin pensar. Quedé tranquilo un gran rato, quizás días, meses, quién sabe?... Yo no sé.

Pero ahora he despertado, y los oigo llegar como galopando son los dragones sin color... blancos... como la resina que me envuelve. Cada vez más cerca, puedo oír sus ruidos, tratan de ahondar en la cueva con todos los metales, con las uñas, miran con sus ojos desorbitados por el hueco que han agrandado poco a poco... qué pavor!!!!!!!!!! mis manos se agarran con fuerza, empiezo a dar patadas cada vez más fuertes... estaban afuera pero no entran, no entran, hay algo que no me deja respirar bien, enredándose en mi cuello.

El hueco se agranda... crece... crece... ya casi están dentro y no terminan, mi piel se estira, de un jalón me cogen prisionero, siento que llego alto, los dragones blancos chillan, ahora gritan: –Al fin, un minuto más y hubiera nacido muerto... Es un precioso varón !!! y aquí terminan qué bello es mi bebe!!!!.


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EL LLAMADO DEL UNIVERSO José Ramón del Valle González –Cuba-Perú–

El joven aguardó durante varios minutos en el vestíbulo frente a la oficina de su tutor. Mientras lo hacía, manoseaba nerviosamente el "cubo de Rubik" mirando a intervalos su reloj; hasta que por fin se percató de que había logrado colocar cada cara con su color en un tiempo inferior a los treinta segundos. Cuando menos lo esperaba, la puerta se abrió, y el tutor lo invitó a pasar. –Siéntense cómodo Ignacio, he dedicado muchas horas a analizar su tesis -- le dijo, al tiempo que pasaba varias veces su dedo pulgar por el borde del grueso legajo. Entonces fijó su mirada en el alumno y prosiguió: –Cuando usted matriculó aquí en Princeton, algunos profesores nos predispusimos, ya que hablaba constantemente de su añoranza por ser alumno de Harvard… –el joven bajó la cabeza brevemente pero enseguida interrumpió: –¡Disculpe, doctor! , cuando aquello era bastante inmaduro, han pasado algunos años y hoy por hoy no me arrepiento de haber estudiado en esta prestigiosa universidad. Nadie puede olvidar que aquí fue donde trabajó casi toda su vida Albert Einstein y le dio renombre mundial a esta escuela de Física. –Siempre confiábamos en que lo iba a comprender -asintió el otro y continuó: -–pero por favor, dejemos el tema y vayamos al diploma. He


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consultado con otros colegas, y su proyecto ha resultado tan interesante y preciso, que en realidad no tengo nada que señalarle, aunque debo intercambiar algunos comentarios y advertirle una vez más que el asunto que trata es muy complejo. –Sé de lo engorroso que es, doctor -respondió el alumno; luego hizo una pausa para pensar lo que iba a decir de la forma más delicada posible: – todos sabemos que hace años, usted también trabajó en este tema y que casi estuvo en la antesala del premio Nobel, pero realmente….no lo comprendieron; quizás porque todavía no era conocida la "Teoría de las Cuerdas" ni los demás trabajos de Hawkins sobre los "Universos Paralelos". –Es cierto -repuso el profesor y continuó: –usted ha nadado "hasta lo hondo", ahora debe tener fuerzas para bracear y, llegar a la orilla sin cansarse –abrió lentamente el cuaderno y comentó: –me parece excelente que haya partido de la realidad de Minkowski, es decir de lo que él denominó "mundo absoluto" de cuatro dimensiones. –Sí -contestó el diplomante –ese es mi punto de partida, desde luego, respetando fielmente lo planteado por Einstein y demostrado elegantemente por Minkowski: "No es el punto del espacio ni el instante de tiempo lo que posee realidad física, sino únicamente el acontecimiento mismo"… –Es decir la correlación absoluta en el espacio-tiempo-añadió el profesor. –Así es -comentó Ignacio.

Alumno y tutor siguieron intercambiando opiniones durante varias horas. Los absorbía el entusiasmo al revisar cada ecuación junto a las


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invariantes y su significado; también coincidieron en aspectos relacionados sobre la "simetría del universo" y otras predicciones de la Física Teórica. Cuando concluyeron, el profesor le dijo en broma: –¡Oiga jovencito, a lo mejor en este mismo momento pero en otra dimensión espacial yo le estoy diciendo que su trabajo no sirve y puede arrojarlo a la "basura"! -el joven rió, recogió su folleto y se despidió del tutor aceptando un fuerte apretón de manos.

Llegó a su casa con el optimismo que no sólo da la convicción de creer con firmeza en algo, ahora ese optimismo era reforzado por la opinión de alguien a quien no se le "fabricó" su autoridad, sino con ese prestigio que nada más tiene una causa: "la sabiduría". Subió la escalera y llegó a su despacho situado en el desván para contemplar una vez más los estantes repletos de libros de Física, Matemática y Filosofía. Escogió uno de ellos: la obra de Fridman sobre la expansión del universo. Hojeó el libro con rapidez, marcó una de sus páginas y lo volvió a colocar en el librero.

Al dar unos paseítos por el local, se asomó a la ventana y pudo ver la grácil silueta de Ruth que se perdía de vista al pasar frente a su casa, lapso suficiente para que se le borraran de momento todas las ecuaciones de la Física Teórica. Hacía mucho tiempo que lo obsesionaban sólo dos ideas: "los cambios de coordenadas temporales y espaciales" y los ojos almendrados de Ruth unidos a su bella sonrisa, y al vestido siempre ceñido a su cuerpo. Se conocían desde el primer año de la carrera, pero a pesar de las insinuaciones de la muchacha, no le surgían las palabras para enamorarla.

A partir de aquel día prolongó su estancia en el despacho, leyendo, escribiendo, y corrigiendo datos en la computadora. Fue en el preciso momento cuando hacía un receso, que observó de nuevo a la joven


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acercarse con pasos ligeros y armoniosos. Pensó que no podía esperar más, y de un golpe se decidió.

Bajó en cuestión de segundos, arrancó el motor de su pequeño automóvil en el instante en que pasaba la joven para simular torpemente un encuentro casual; y con una voz casi apagada le dijo: –Buenos días Ruth, ¿vas….vas, muy lejos?-ella le respondió con una sonrisa que lo electrizó. –¿Y si fuera muy lejos, no me llevarías? –Sí, si por supuesto-le respondió él --¡sube por favor!

Intencionalmente, ella no deseaba que arrancara de inmediato para colocársele bien cerca, y así intercambiar algunas palabras, pero él hizo lo contrario, no obstante ella se atrevió a confesarle: –Ignacio, perdona mi franqueza, pero… ¿te puedo dar una opinión sin que lo tomes a mal? -él, tratando de fijar su vista en la vía y mirando de reojo sus bronceados muslos le contestó:--yo no tomaría a mal, nada que me dijeras -faltaba poco para cruzar la vía rápida cuando la muchacha se tiró a fondo: –En la universidad todo el mundo habla de ti. No me canso de pensar en tus cualidades, en tu inteligencia….y pienso más: ¡qué dichosa sería la mujer que tu corazón aceptara! –.En ese momento Ignacio sintió que la saliva se acumulaba en la faringe, y sus manos se aferraron al volante.


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celeró el paso de su "volkswagen", pasó por la hilera de casitas rosadas que culminaban en la esquina donde había un grifo de agua frente a una peluquería de paredes de cristal ambarino…. no se percató de la luz roja del semáforo y siguió. Nadie sabe si le dio tiempo a observar el enorme camión cargado de combustible que se le encimaba por el costado a gran velocidad, ni tampoco si pudo escuchar el grito ahogado de Ruth, sólo sintió "el llamado del Universo"…

Aceleró el paso de su "volkswagen", pasó por la hilera de casitas rosadas que culminaban en la esquina donde había un grifo de agua frente a una peluquería de paredes de cristal ambarino. Al ver la luz roja, aplicó los frenos, y detuvo el auto. Mientras esperaba la luz verde, acercó sus labios a los de Ruth para fundirse en un cálido beso y le pareció experimentar algo que nunca había sentido, era……."el llamado del Universo".


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NUESTRO FUTURO HORIZONTE José Rueda Ardila –Colombia–

Allá a lo lejos se ve, entre nubarrones negros, en medio de una aparente calma, un mar quieto, sereno, la nave que transportará a la humanidad, el sueño que el hombre descubrió, debajo de un cielo grisáceo, a donde se presiente un final anunciado. A la orilla, yo espero, escribo mis versos y mis rimas, con música celeste, con lágrimas de fuego, con dolor por esa soledad, que nos dejó la funesta obra de los hombres. Iniciaremos el éxodo, caminaremos por entre las estrella, ya la luna no volverá a enamorarse de nosotros, no volveremos a contemplar su sonrisa plateada, atrás, quedará la soledad en el silencio, los sueños en la nada, la historia terminada, y volveremos, volaremos, nos iremos... ¡ A la nada !


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EL DESEO Josefa R. Duarte G. –Venezuela–

La cama se le hacía enorme; se acomodó en una esquina con almohadas y cobijas. Las lágrimas corrían como ríos en invierno, caudalosas y rebeldes. Tomó el teléfono y marcó el número de su amiga; la que siempre la escucha y le decía sensatas cosas que después olvidaba; no le contesto; en la pantalla de la computadora se danzaba la hermosa imagen de un tigre; distraída la miró, por unos instantes creyó que el animal la miraba. Las lágrimas menguaron mientras los calmantes hacían efecto y el estómago protestaba; habían pasado muchas horas desde su última comida.

Lentamente se acurrucó entre las almohadas; mientras se quedaba dormida recordó las humillaciones y el engaño del día anterior; antes de hundirse en el reparador sueño se imaginó ser el tigre de la imagen para vengarse. La claridad del sol la despertó, presurosa se arregló para ir a trabajar; tocaron la puerta, con la taza de café en la mano abrió la pesada reja. La vecina parada en el umbral le ofrecía una aromática taza de té, mientras le comentaba que en el periódico se encontraba reseñada la extraña muerte de un desconocido destrozado por una fiera; la fecha del diario la sorprendió; habían pasado tres días desde que se quedó dormida.


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DETRÁS DEL VELO AZUL Kokul 'al Quetzalcóatl –México–

Cierto día, mi gatita blanca Nina, se encontró una ventana celeste. Sin poder ocultar su curiosidad traspasó el umbral y casi al instante llegó a una habitación con libreros tan altos que llegaban al techo, los cuales estaban colocados alrededor de las paredes. Aquel lugar lucia desolado, excepto porque al centro había una mesa de madera rosa, muy antigua, con una pecera redonda en cuyas aguas claras nadaban dos pequeños peces de un intenso bermellón, adornando el recinto. Los peces llamaron la atención de la gata, quien de un salto trepó a la mesa y con agilidad metió la garra tratando de atrapar a los pececillos.

Apenas estaba imaginando cómo engullir el bocadillo, cuando una escoba mágica interrumpió el impetuoso acto. Sin tiempo de mirar atrás, salió espantada por el golpe.

Inmediatamente después, la escoba se transformó en una bella dama que lucía un atuendo azul de fina seda y un sombrero de cono largo, del cual colgaba un velo con estrellas plateadas que cubría su rostro. Tomó uno de los libros y dijo las palabras mágicas: "KuuummmmRaaaaaaaaaaaa".

Al hacerlo, los peces se trasformaron en ninfas y a risa y risa se metieron dentro del libro. Una de las ninfas se transformó en pluma y la otra en un tintero, que contenía una sustancia blanca como la leche. La dama azul derramó la tinta y al instante se cerró el libro, el cual llevaba por título ―Nina la gata impetuosa‖


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Se dice que nadie pude leer lo que escriben las ninfas, porque a la hora de abrir el libro las hojas están en blanco. Solo los niños y los que tienen sueños traslucidos pueden mirar a través del velo de la dama azul. De esta manera la sabiduría de las ninfas queda celosamente guardada en las bibliotecas celestiales.

Mi traductor de mascotas

Me había quedado dormida leyendo un ebook en mi nuevo universo 7, y justo cuando trataba de reponerme de la siesta, apareció Nina dando vueltas alrededor de la chimenea (los leños de la hoguera provocaban una sensación de calidez y a la vez de tranquilidad). Llegó ronroneando, y de repente, pegó un brinco sobre el sillón donde me encontraba y se quedó acurrucada en mis rodillas.

La gata se escuchaba inquieta, entonces coloqué en mis oídos los sensores especiales del universo, los cuales me permitían traducir el sonido de los animales al idioma humano y viceversa, (trasmitía sonidos del hombre al animal, de tal manera que hubiera un vaso comunicador).

Acto seguido, me contó lo que había vivido en aquellas dimensiones desconocidas en donde encontró a los apetitosos pececillos y que jamás regresaría a ese lugar hechizado. Le pregunté por qué…. Entonces me respondió: Muy sencillo: ¡¡¡Es mejor observar como las aguas se balancean, a meter la mano en donde no hay terreno llano!!!


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EL PRINCIPIO DEL FIN María Gloria Carreón Zapata –México–

Esa tarde a su regreso a casa vio a lo lejos una diminuta luz y, conforme se iba acercando hacia aquel fulgor, éste, se iba alejando de su mirada. Cuando llegó hasta donde creía, era el sitio de donde provenía originalmente, buscó algún indicio que le confirmara el lugar exacto, mas no logró su propósito; de esa manera, desalentado, picó espuelas para apresurar su camino; era común que a veces se le hiciera tarde y regresara ya entrada la noche. Luego de dejar en el establo listo para dormir al ―Negro‖, el cual era el nombre del caballo de brillante pelaje, al poder arribar finalmente al calor de su hogar, después del saludo y mientras se quitaba la chaqueta para colgarla en un perchero junto a la chimenea encendida, le habló a su bella esposa en tono de confesión: –No te lo había querido decir para que no pienses que estoy loco pero… ¿sabes?… Captando con ello la atención de su mujer quien tejía a la luz de un quinqué con ayuda también del resplandor del fuego en la chimenea, siguió comentándole en el mismo tono: –Algunas ocasiones al regresar del potrero… he podido ver una luz que se comporta de una manera extraña… –La mujer, precavida, le aconseja: –Deberías de tener cuidado y llevarte una lámpara… seguramente debe ser un cazador y… así… con una linterna tú también… no puedes de


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ninguna forma confundirte en la oscuridad de la noche con algún animal…–Él, respondió seguro: –No… definitivamente la luz no proviene de una lámpara… es algo mucho más grande… aparte de que da vueltas sobre su mismo eje…– Ella, intrigada, sin saber exactamente de qué le hablaba su esposo, dejó de lado el tejido y, poniendo entonces sí toda su atención en el asunto, comenzó a preguntarle cosas y detalles tratando de comprender lo sucedido; luego de un rato de charla, ambos coincidían y confirmaban una vez más, que la vida nos depara siempre sorpresas de todo tipo.

A la noche siguiente, el hombre decidió regresar un poco más temprano que de costumbre del potrero cuando, de pronto, el ―Negro‖ dio un sorpresivo relincho que, a pesar de ser él un buen jinete, lo intempestivo y brusco del movimiento del cuaco quien en seguida echó a galope en dirección conocida, lo tiró de la silla de montar; segundos después cuando el caballo había avanzado un centenar de metros apenas, un gran reflejo lo iluminó tirado en el piso; asustado el hombre se levantó y echó a correr; el temor le invadió por lo que corrió y siguió corriendo pero de nada le valía, aquella gigantesca luz iluminaba todo el terreno.

Cuando ya no podía seguir por el cansancio, fue a protegerse tras una enorme roca y, de ahí, pudo ver todo el panorama; una gigantesca nave se dirigía hacia donde estaba él, y de su interior le lanzaban directamente aquella potente luz; de pronto, para su sorpresa, la nave se posó con suavidad a solo unos metros de donde él se encontraba guarecido detrás de la gran piedra; sin parpadear siquiera, siguió con su mirada atenta hacia todo lo que sucedía con ese monstruoso aparato sin perderse el más mínimo detalle para, segundos después de que las luces giratorias detuviesen su frenético movimiento las cuales ahora sólo titilaban muy lentamente, ver entonces descender del mismo a unos hombres extrañamente ataviados con atuendos semejantes al brillo de aquellas


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intensas luces blancas ahora titilando al parecer con pereza, de tal suerte, que no logró ver sus rostros pues aquellos múltiples resplandores lo encandilaban.

Los hombres de cuerpos y brazos y dedos alargados, bajaron de la nave como buscando algo; asustado llegó a pensar que le buscaban a él, pero desechó rápidamente la idea porque, si esa hipótesis fuese cierta, ya estaría dentro de la nave; esos extraños seres iban tras otra cosa. En cuestión de minutos aquellas criaturas quienes al parecer encontraron lo que buscaban, volvieron a subir para después despegar en vuelo nuevamente y, así, aquél hombre que se llevó el susto más grande de su vida, se preguntaba en la mente de manera frenética una y otra vez: ―¿Quiénes serán aquellos seres que le habían pegado tamaño susto?… ¿qué sería lo que buscaban en ese lugar?‖

Casi tambaleándose del miedo emprendió su camino para, un par de kilómetros adelante, encontrar al ―Negro‖ plácidamente pastando con tranquilidad y, temblando aún de miedo, logró subir a su caballo para encaminarse a casa mientras en el trayecto se hacía una y mil veces las mismas preguntas; al arribar se dirigió directamente a su recámara, aquella experiencia le había quitado hasta el apetito.

Al otro día era su jornada de descanso, por lo que fue en busca de un primo suyo quien a la vez era su compadre y quien, por su lado, sorprendido al verle llegar con ese semblante, presintió que algo malo le sucedía a su pariente.

Después de narrarle éste último los hechos, se dirigieron hacia el lugar donde había sucedido todo; grande sería la sorpresa de ambos cuando al llegar al sitio exacto donde se había estacionado la gigantesca nave, todo parecía estar quemado pero, al acercarse un poco más, se dieron cuenta


66 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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que más que quemado, parecía óxido lo que había dejado aquella inmensa nave voladora de múltiples destellos.

Ansioso por saber de qué se trataba el asunto, el pariente apresuró el paso sobre su montura para acercarse y desmontar estando ya casi sobre la mancha en aquella parte de la pradera para, así, de esa manera, poderse poner en cuclillas y mirar mejor ese supuesto óxido cuando, de pronto, se escuchó el grito de sorpresa del compadre que se incorporó llamando al otro: –¡Compadre… venga acérquese!… –Aquél se acercó y, lo que parecía oxido no eran más que diminutos gusanos. Todo el lugar estaba infestado de ellos. Por más preguntas que se hacían a sí mismos, no lograban comprender tan extraño acontecimiento. Sorpresivamente con una gran celeridad y como si se hubiesen puesto de acuerdo, millones de gusanos a la vez, saltaron sobre los dos compadres. Los caballos lograron huir pero, los dos hombres, nunca supieron ni se pudieron percatar siquiera que fueron el primer alimento que favoreció la invasión de la Tierra por seres llegados de otros mundos.


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SUEÑO INFIERNOS Mauro Ezequiel González –Argentina–

La parca dirige su orquesta sin prisa viene sonriendo suave, lenta y discreta susurrando nombres al viento.

Con su capa me envolvió invadió mi conciencia y con su guadaña disolvió mi existencia.

Ella perpetuo mi condena mis ojos en placer se apagan rezo, no siento mis alas (corazón en llamas).

El fuego quema menos, Dios venia por mi esqueleto un tirón es lo que siento ya no palpito mi cuerpo.

Despierto aturdido con marcas sucedió no más la trampa lo que no espero, veo eterno, mi sobra se enredaba entre sabanas.


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LA CASA DE LOS CILINDROS Miguel Alfredo Oviedo Risueño –Colombia–

Intentaba atizar un poco la leña que aún quedaba cerca de las tulpas. Consiguió con algo de suerte comprar un abrigo para calentarse, no era para menos, la prenda le estaba salvando la vida. Sin embargo, sus labios, soñaban una buena copa de aguardiente, que en otros tiempos le hubiese resultado indiferente, cuando contemplaba botellas de licor de diferentes marcas, en estanterías de bares o supermercados. Tiritaba, le dolía una muela, o lo que quedaba de ella. No recordaba con claridad, como había llegado a esa habitación fría y apartada del mundo. Solamente había un fogón de tulpas, una alfombra amarillo oscura y retales grandes de piel de algún animal. Había una ventana grande frente a él, adornada de flores que entraban del exterior, al igual que la puerta acristalada, con lo que quedaba de vidrios rotos. No podía moverse, debido al intenso frío, tenía los pies entumecidos. ¿Qué me ocurre? Se preguntaba. Supuso que estar tan enamorado de aquella misteriosa mujer, le llevó hasta la extraña habitación. Recordó su vicio de fumar. Por supuesto no había cigarrillos por ninguna parte. Además, no podía moverse.

A lo lejos, a través del ventanal, distinguió una luz amarillenta entre las hierbas del exterior. ¿Pero qué me ocurre? Se preguntó nuevamente. Seguía sin poder mover ni un músculo de su cuerpo medio congelado. Seguro que se me pasará. —Discernía—. No sabía que había detrás de él. No podía girar la cabeza ni el torso. Se encontraba sentado en un rígido banco de madera, frente a la entrada. Solo veía la ventana y la puerta de vidrio. Sus manos estaban heladas. La puerta se abrió y un


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intenso frio se coló en la habitación, lo que provocó que se apagara el fogón de leña. Intentaba alargar su mano para cerrar la puerta pero no podía llegar. Entonces oyó una cálida voz que le decía: —No te preocupes, ha dejado de llover—. Y tras esto vio a la mujer más bella que sus ojos contemplaron en toda su existencia. La mujer, llevaba puestos unos guantes blancos en sus manos. Muy a pesar del frío que lo tenía anquilosado, impávido y medio muerto, se enamoró de tal manera, que se le olvidó su congelación, solo pensaba en amarla para toda su vida. Se conformaría con lo que ella pudiese darle, —durante unos segundos lo traspasó con su profunda y magnética mirada—. Le llegaba su perfume, no iba muy abrigada, llevaba una blusa de tejida en lana y una bufanda color ocre. Ella dejó sobre el suelo un atado con trozos de leña y algo de comida. Le dio un beso y le dijo: —No te enamores de mí, todos lo hacen—. ¿Cómo llegaste aquí? Has quedado atrapado, deberías de saberlo. Adiós. Ya no volverás a verme nunca más. —Se acercó a él con su blusa entreabierta dejando que besara sus senos blanquecinos—. Después de eso, desapareció tan veloz como había llegado. La noche seguía cerrada y muy fría. Se

encontraba algo

mejorado. Colocó un poco de leña en el fogón, también comió un poco. Notó entonces que su piel se había vuelto casi tan oscura como la noche, lo que le asustó.

La habitación era una salita blanca en medio de un prado junto a un bosque. Seguía sin poder mirar hacia atrás. Esto, le hizo sospechar que tal vez estuviese muerto. Comió queso, bebió un poco de leche, también pan de maíz. El fuego se avivó entre las tulpas y comenzó a oír una música muy agradable, se tumbó en el banco y quedó dormido. Soñó que la mujer que le facilitó la leña y la comida, le acercaba un cigarrillo, dormía con ella abrazado, hasta que el intenso frío volvió a despertarle. Tenía los pantalones desabrochados y algo húmedos. La puerta estaba


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otra vez abierta, pero había cesado de llover. Parecía como si, alguien le hubiese hecho el amor mientras dormía, o eso soñó. Vio un cigarrillo medio terminado, apagado en el suelo de madera. ¿Sería real todo aquello que le estaba ocurriendo? Se abrochó el pantalón. Ya no hacía tanto frío, desde su posición vio la luna llena. Se dispuso a salir de allí, en ese preciso instante la puerta se cerró sola y comenzó a llover otra vez. Tenía bastante carbón y leña. Misteriosamente, alguien debió entrar mientras dormía. Se metió la mano en la humedad de su pantalón, seguía bastante mojado. En el sueño que tuvo, ella lo abrazaba, pero le advertía que era muy desgraciado al encontrarse en la casa de los cilindros, junto al Güaitara.

Todo era muy extraño. Lo último que recordaba, es que salió de viaje y se había comprado un abrigo, porque tenía mucho frío. Y después, se encontró encerrado, en medio de aquella casa. Se asustó. Oía aullidos y rugidos que procedían del exterior, aunque en los vidrios de las ventanas no veía nada. Oía una voz que le causaba terror, la voz le preguntaba: — ¿Quién eres tú?

Quedó petrificado. Estaba seguro que aquella voz no era de este mundo, ni tampoco la casa de los cilindros junto al Güaitara.


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LA FÁBRICA DE NIÑOS Miguel Enrique Murrugarra Angulo –Perú–

¿Recuerdas amor mío la conversación que tuvimos ayer por la tarde, lamentándonos que aquella aciaga operación que te practicaron nos haya dejado de por vida sin aquel hijo que hubiera sido el más grande regalo con que Dios nos bendijera?

Hasta nombre le buscamos, David, como símbolo de quien nació con buena estrella. Bueno, te contaré, esa noche al acostarme, estuve pensando en él, en la alegría que hubieras tenido día a día de verlo crecer a nuestro lado, mimarlo, educarlo, prepararlo para que como su tocayo, el rey, haga de Dios su fortaleza y sea su vida plena de alabanza para el Todopoderoso. Imaginaba que le llenabas de besos con tus labios de miel y perdona que lo diga, pero hasta celos tuve de él.

El caso es que de pronto desperté, estaba yo parado en la estación del tren. Bueno, del tren es un decir, ¿Qué sería? Había coches, aviones, trasatlánticos y hasta un pequeño barquito de papel. Paseando de aquí para allá y de allá para acá, un cohete divisé. Presuroso, me encaminé hacia su base y al llegar una bella azafata me regaló un pasaje ida y vuelta ¡gratis! Con una hoja en que decía: ―RUTA AL CIELO. CUATRO DÍAS GRATIS. FELIZ 600,000 ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL HOMBRE‖. ¿Qué querías? – al toque me embarqué.

El viaje fue muy corto, casi ni lo sentí, como aquel domingo que paseamos en bote desde Malabrigo a Macabí. Al llegar todo fue maravilloso, cientos de angelitos, confundidos entre miles de pasajeros,


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muy gozosos se acercaban a ofrecerse como cicerones a cambio de que canten con ellos, hermosos salmos de alabanza a nuestro Señor. Yo estaba alelado, confundido y de pronto… le vi, su mirada profunda, llena de ternura, de inmediato le identificó, no sé cómo, lo sentí a mi lado, y su cercanía, amor mío, era comparable a esa quietud que se siente al flotar sobre el remanso de un lago azul con blanca espuma, el viento convertido en suave brisa y con sonido bajo, semejante al arrullo de los acordes de un lejano violín.

Desapareció el Señor sin que me diera cuenta y al hacerlo, un ángel niño se me acercó y tomándome cálidamente de la mano, paseamos las portentosas calles de oro de aquel lugar, mis ojos se deleitaron con edificios tan, pero tan hermosos, que no los puedo describir. Saliendo del poblado, avanzamos por bellos caminos, observé puentes engarzados con piedras preciosas que nos llevaron hacia bosques encantados. Bueno, en fin, lo cierto es que llegamos a otro lugar donde mi pequeño cicerone me dijo: –Aquí se fabrican los niños. Nuestro Padre utiliza todos los elementos que en la tierra, la naturaleza os brinda. ¿Veis aquel? Es de oro, sus labios de rojo rubí y por ojos tiene dos diamantes bien labrados. –Pero, - ¡es duro! – lo toqué. –Su corazón también es de oro – recalqué. –¿Veis aquellos? – me ignoró. –El material utilizado es la mezcla de variadas flores. Su ropaje ha sido confeccionado con alitas donadas por mil bellas mariposas Inmediatamente comprendí.


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Estos son los que en la tierra representan la belleza, las mises, los astros de televisión, la hermosura de la más linda mujer. No pude resistir la tentación de tocarlos, revisarlos, al hacerlo, ¡Oh, sorpresa! Tenían el corazón y otras partes internas como el cerebro o el hígado… de papel.

Y así, caminando, caminando, fui observando cómo se hacen los niños que van a ser luego, los hombres de la tierra. Los había de todo material, de todas las formas y colores, aquél, de hermoso plumaje, otros de madera: roble fuerte o sauce llorón; avisté uno que había sido fabricado de microporoso. Lo grandioso, era que todos estaban contentos, jugaban solos o en grupo, saltaban, reían, corrían, era una inmensa algarabía que sonaba como suave música al oído si me permites la comparación.

Pronto me di cuenta que a pesar de los variados productos con que habían sido fabricados y la diferencia de matices entre unos y otros, ¡Todos esos niños eran iguales, eran felices!. Me vino al recuerdo aquella santa expresión: ―DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MÍ, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.‖ Cada cierto tiempo, alguno era llamado y en compañía de un pequeño ángel, subían a un extraño avión muy parecido a una cigüeña en el cual partían muy contentos para llevar su alegría a algún hogar de la tierra ¿O tal vez de otro planeta?

Así pasaron tres maravillosos días, la verdad amor, es que a pesar de lo mucho que te quiero, ya no quería regresar, sabes, el cielo estaba lleno de todo, cada cosa más hermosa; con sólo desear, ver o tener, ¡PUM! Se aparecía. Desde una tierna y pequeña avecilla hasta el más hermoso paisaje que ojos humanos pudieron ver. ¡Avecillas! Claro, las avecillas.


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–¿Dónde se hacen? –le pregunté a mi compañerito. Los pajaritos así como el resto de los animales, la naturaleza misma en la tierra la hace el hombre, ello es su creación. Es su amor, su pensamiento, su voluntad, su comportamiento diario, habitual, eterno. Dios ha creado sólo al ser inteligente. En cada planeta o lugar donde Él ha dispuesto que haya vida, ha creado un ser inteligente, en cada generación (así llamamos al ente inteligente de cada planeta), ha creado un ser a su semejanza espiritual.

Es este nuevo ente el que crea su propia vida, su propia naturaleza, el mundo que le rodea. Al final, nuestro amado Padre les pedirá cuentas, evaluará como en un concurso a cada generación, ésta presentará el resumen de su obra, el fruto de su cultivo. Eso será el juicio final para los que aún sobrevivan, aquellos que no se han destruido a sí mismos y puedan presentar sus resultados.

Amor mío, me quedé pensativo, ¿Qué hemos hecho nosotros durante tanto tiempo? ¿Qué cuidamos? ¿Qué ha creado el hombre? ¿Qué ha destruido? ¿Y los insectos dañinos? ¿Y los microbios, los virus, como es que los hemos creado? ¡Dios mío!, ¿Y el SIDA? Vida, de todos esos días que estuve en el cielo, recién sentí preocupación, volví a lo humano, a lo mismo de siempre, me pareció que ya no estaba en el cielo sino que de pronto había bajado a la tierra.

Ofuscado, me aparté del angelito y decidí caminar, meditar paso a paso hasta el terminal. De pronto, vi un niño muy hermoso… pero el único cuya mirada era muy triste, parecía desamparado. Me acerqué y pude notar que efectivamente era muy bello, con tus lindos ojos. –¿Cómo te llamas? – le pregunté


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–David -me dijo quejumbroso, bajando su triste mirada hasta perderla en el albo suelo. Al observarlo tan cerca, comprendí claramente el porque lo hube distinguido entre la mar de niños que envolvían el lugar. Este era diferente. El material con que estaba construido era de una transparencia inimaginable y, en el centro de su pecho, allí donde se ubica el corazón, se apreciaba una lucecita iridiscente, la misma que recordé, había observado en muy pocos niños. - ¿Por qué estás triste y no juegas con los otros pequeños? – le pregunté. –Porque yo no puedo bajar a la tierra a reunirme con los que iban a ser mis padres, los otros si podrán hacerlo en cualquier momento - Esta respuesta me confundió y por ello, le solicité una mayor explicación sobre las razones para esta negativa. Rodándole perladas lágrimas por sus vidriosos ojitos, me dijo: –El amor de quienes me quisieron tener como hijo en la tierra, me fue formando de a pocos, su pobreza y sencillez hicieron que me vaya completando no con elementos comunes en los otros niños, sino con aquello que no puede ser apreciado por los sentidos; creo que en la tierra le llaman virtudes, al sentirlo, yo era cada día más feliz.

De pronto, de un momento a otro, percibí que algo me faltaba y decidí consultar que me estaba sucediendo. Justamente, el angelito a quien vi pasear contigo, me explicó que los hombres también tienen el poder de crear en la tierra, pero que cometen muchos errores y por ello han creado lo que se llama enfermedades y que pueden acabar con la existencia propia o de otros seres que les rodean. Que Diosito, recoge las almitas de aquellos que siendo inocentes mueren y los traen para el cielo a fin de que vivan una nueva y eterna existencia junto a lo que más quieren.


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También me dijo que mi mamacita enfermó y que mi padre, no quiso quedarse solito y por ello le suplicó a Dios que la deje vivir a su lado. Entonces ella sanó, pero a cambio, le tuvieron que sacar aquella parte de su cuerpo en que me iba a recibir y transformar en su hijo. Por eso, yo ya no puedo nacer en la tierra y ella tampoco vendrá pronto al cielo; y cuando lo haga, yo ya estaré convertido en angelito como aquellos otros niños que son rechazados en la tierra por sus padres y en vez de recibirlos con amor, los devuelven después de algún tiempo. Yo hubiera querido ser un niño de la tierra y crecer con el amor de mis padres – terminó a la par que su mirada suplicante volvió a perderse en lo más profundo del suelo. Luego se acercó más a mí y abrazándome con sus delicadas manitas, se recostó sobre mi pecho. Sabrás amor mío, que esto me entristeció mucho y por eso te ruego me perdones, pero ya no desperté. Y aquí, en el cielo, esperándote estoy con él.


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GREGORIANUS

Sorgalim Milagros Hernández Chiliberti Ingeniera de Sueños–Venezuela– El reencuentro de Melodius y Cirius La comida estuvo exquisita… no era Pabellón Criollo, como había supuesto mi fértil pero ilógica imaginación… ¡Claro, nunca para una cena se dispondría un plato tan fuerte! Ese tipo de alimento sólo era apropiado para un almuerzo. Mi madre había preparado unas estupendas cachapas de maíz amarillo y me comí dos de ellas con ―queso de mano de telita‖ acompañadas por un vaso avena cruda bien fría.

Al entrar en mi habitación pude reconocerme, con profundo desagrado, como la persona más desordenada de la galaxia… ¡Mi cama! La necesitaba para zumbar mi cuerpo en ella, pero en la mañana la había dejado masacrada de libros y toda clase de papeles… ¡Ay, Camila! ¿Por qué eres así, por qué tienes que dejarlo todo regado, antes de salir siempre tan apurada?... ¡Claro, el piso estaba brillante! Se notaba que lo habían limpiado, pero a nadie se le ocurriría jamás meterse con el papelero de la niña… ¿Por qué los miembros de su familia habrían de que ser tan respetuosos entre sí?... Pues, me tocó arreglarla un poco, recogí todo aquel material que había dejado mal puesto, cuando buscaba una copia del Acta de mi Nacimiento que debía llevar al Colegio, sabía que estaba en alguno de mis libros pero me costó dar con ella, y he allí las consecuencias...


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Me di un rápido baño. Acto seguido, mi almohada vestida de suaves flores rosadas acarició mis cabellos húmedos, mientras pude abrazarme a ella y cerrar mis ojos… seguramente la mojaría toda pero nada de eso me importaba ahora. No era el sueño que me vencía, era la necesidad de enfriar los motores de mi cuerpo hiperquinético, y relajar mi pensamiento lleno de ansiedades y metas. De repente, escucho una voz, la de siempre: – ―Melodius, he acudido a nuestra cita‖… –Abro los ojos y la viva luz que entra por mi ventana casi me encandila. – ¡No soy Melodius, soy Camila! –protesto débilmente – mientras me incorporo e introduzco los pies en mis sandalias; quise caminar pero mi cuerpo fluye.

Absorbida por la intensa luz me siento flotar y salgo por la ventana de mi habitación hacia aquella nave inmensa estacionada en el amplio patio de mi casa. Era redonda, como un gigantesco plato de color metálico, no le vi puertas, sólo muchas ventanas continuas; por una de ellas entré, cayendo suavemente en el interior, sobre unos asientos muy cómodos, que se amoldaban a las formas corporales.

A mi alrededor observo personas muy calladas y pensativas, pero de gesto amable. Y mientras intento analizar, pienso: – Esta es supuestamente una nave extraterrestre y, sin embargo, estas seis personas que me acompañan parecen muy terrestres, todos somos semejantes: cuatro adultos (dos mujeres y dos hombres) y dos adolescentes (conmigo tres). ¿Qué juego es este?...


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– Sí, claro que esas personas son terrestres. Y esto no es un juego, es una misión bien planificada –me responde alguien, pero sin emitir palabras – fue su pensamiento que respondió al mío.

Hasta ahora me percataba de él, parecía pilotear la nave y era muy blanco, casi transparente y totalmente lampiño, sin cabello en la cabeza, sin cejas, sin pestañas, sin vellos… aun así denotaba especial belleza. Mi pensamiento me traiciona: – ¿Será esto un asunto del demonio o de Dios?... ¿Dios?... ¿Acaso es verdad que existe Dios y está al tanto de estas cosas extrañas? – Dios existe –responde a mi reflexión– nunca lo pongas en duda y es uno solo en el universo. No es como lo conciben las ideas dogmáticas de las diferentes iglesias humanas. Es el Padre-Madre Absoluto del cosmos: la fuerza del amor y la armonía universal… – Sí, yo siempre lo he concebido de esa manera… Pero, me da vergüenza que descubras mis pensamientos,.. ¿Cómo es posible esto? Y no sé quién eres… no entiendo que está pasando… – Sólo hablaremos telepáticamente, mientras tengamos nuestras sintonías abiertas, mientras deseemos hacerlo. Cuando alguno de los dos decida bloquear la mutua comunicación, esta se interrumpirá. Y no debe darte vergüenza… ¡Claro que nos conocemos mucho, soy tu hermano Cirius! aunque en tu forma humana tus recuerdos ahora estén limitados. Querida Melodius, en este diálogo nuestro no se toma la medida del horario humano, porque el tiempo realmente es relativo. Ahora partiremos a nuestro planeta, donde me ayudarás con nuestros proyectos durante cinco lunas. Sin embargo, cuando te regrese a la tierra, a tu cuarto, a tu cama… será poco lo que recordarás de tus próximas acciones


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fuera del planeta azul y continuarás en tu misma serie, en tu misma hora, en tu misma secuencia de segundos… Pero, no te preocupes ―Camila‖ que llegarás a tiempo a tu famoso acto de graduación y resultará muy bonito.

¡Jajajajá!…

–eso

dijo

Cirius

–haciéndome

sonreír,

experimentando una sensación de suma dulzura y bondad. Entonces, la nave levantó un vuelo de carácter vertical, dejando atrás la tierra de manera inmediata.

La estadía de Camila en el Planeta Savia

Mi cerebro procesaba que hacía mucho rato habíamos llegado al Planeta Savia. El instante cuando bajamos de la nave, así como muchos otros momentos, no están muy claros en mi memoria. No recuerdo bien por qué razón, el resto de la tripulación se había quedado en un hotel donde se realizaba un encuentro de científicos intergalácticos. Ahora, Cirius y yo caminábamos por una urbanización de hermosas viviendas de idéntico diseño, bordeadas por vegetación de impresionante belleza. Mientras dirigíamos nuestros pasos hacia un objetivo, desconocido para mí, pero en el cual yo confiaba ciegamente, escuchaba con atención lo que él me explicaba, sin pronunciar palabras. Había trascurrido bastante tiempo desde que su mente entrara en una profunda sintonía con la mía. Me expresaba muchas cosas, como tratando de despertar en mí ciertos recuerdos que en algún lugar de mi psiquis podrían estar alojados: – La Cuarta Dimensión podría definirse como un viaducto entre el mundo físico y los mundos suprafísicos, integrados por planos de materia y de energía superiores. En ésta vivimos diversidad de seres, algunos físicos como tú, amada Melodius; otros menos físicos como yo y todos los habitantes del Planeta Savia. De allí que puedan existir varios mundos habitados. Todos, somos seres (en alguna medida) conscientes de lo que nos rodea, de lo que conforma la realidad y lo que


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corresponde a la apariencia, de la esencia que sostiene al cuerpo físico y de las divinas leyes cósmicas a las que estamos sujetos. Reflexionamos sobre la esencia más pura y trascendente. Ya no pensamos, como suelen hacerlo los humanos, que el cuerpo es solamente lo real y lo tangible (sólo huesos, carne, nervios y sangre).

El cuerpo de los seres de Savia, por ejemplo el mío, aunque sigue teniendo rasgos físicos, se conforma, en un 30%, de células de pura energía, por eso ante tus ojos somos extremadamente blancos. Hemos avanzado un peldaño más en la escala de la evolución espiritual, y estamos plenamente conscientes que el sentido de la vida es el viaje del Ego hacia la Fuente Eterna que le dio origen. Tú, estuviste mucho tiempo entre nosotros, pero hace más de cinco lustros humanos se decidió que debías reencarnar en el Planeta Tierra, y precisamente por tu misma condición de humana, tu mente sufre de bloqueos diacrónicos. Pero, debes cumplir bien tu misión.

Los seres extraterrestres que tanto preocupan a los humanos, como puedes observar, existimos en la Cuarta Dimensión. Aunque no todos trabajen para la misma tropa de la luz, que es el grupo de los que poseemos la intención de guiar el rebaño de almas en evolución hacia El Supremo. No poseemos poderes sobrenaturales, solo hemos aprendido a usar las capacidades naturales que potencialmente existen en cada ser.

Nuestro poder radica en que sabemos utilizar entre un 30 a un 35% del cerebro, contra el 10% que por ahora utilizan los humanos. No es asunto de magia ni de misterio, todos hemos sido dotados; desarrollamos facultades mentales, y trabajamos la clarividencia y la telepatía sin tener que recurrir a un lenguaje hablado y escrito. Eso, también tú lo estás haciendo ahora, no es nada que un ser pensante no pueda hacer. Debido a un mecanismo de la glándula pituitaria que trabaja con la glándula


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pineal, es posible la comunicación a través de los pensamientos y el lenguaje de la mente es universal. El cerebro funciona en base a imágenes y a la interpretación de esas imágenes, y para quienes dominan la telepatía no es difícil enviarlas a través de su mente hacia otra persona que puede estar en el otro extremo del universo. Por eso, en el transcurso de tu vida terrenal, muchas veces tú recibías mis mensajes (espero que no te hayas asustado demasiado por eso, hermanita, aunque humana e inocente, nunca serás boba, jajaja). – Eso me dijo Cirius, mientras rodeó mis hombros con su brazo izquierdo y me besó en la frente, agregando esta vez con palabras sensibles al oído: – Nunca he dejado de pensar ti.

Entramos en aquel edificio de paredes externas impecablemente blancas, cuya estructura arquitectónica hermosa y perfecta, no era muy diferente de muchos existentes en la tierra. Antes de entrar, Cirius había adquirido un ramillete de rosas rojas de singular belleza que ahora llevaba en sus manos. Inmediatamente supe que me encontraba en un Centro de Salud, sus interiores combinaban colores ocres y verdes pálidos. Los elevadores estaban a la disposición, sin embargo, tomamos las escaleras y llegamos al primer piso subsiguiente. En la habitación estaba ella, Helenius, con un precioso bebé… Era una linda chica de cabellos casi blancos, que en medidas humanas no aparentaba más de 20 años. ¡Oh, Ciruis, hermano mío! ¡Me has traído a conocer a tu esposa y a tu hijo recién nacido! ¡Qué tan importante pudo ser para ti!... Algo sentí despertarse en mi conciencia y en mi corazón, me había dejado invadir por la emoción y las manifestaciones de afecto surgieron de manera espontánea… Y cuando en mis brazos tomé a Gregorianus, ese niño de ojos abiertos y muy brillantes, éste me miraba sonriente en una actitud de inteligencia innata que sorprendió mi propia inteligencia, pudiendo asegurar que alcanzó a decirme: – gracias por venir a conocerme.


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Gregorianus

Había algo exclusivo en ese niño que me recordaba a mí misma, mi corazón palpitó aceleradamente cuando lo tuve abrazado más delicadamente, que al muñeco "bebé-querido" que duerme en mi cama desde que mi padre me lo regalo en mi octavo cumpleaños… Sus ojos parecíeron hablarme. Entonces, suspirando profunda y fuertemente, dije: –Cirius, nunca antes me sentí tan enternecida por un bebé, todo lo contrario, a mis quince años, jamás experimenté la emoción de querer cargarlos y poder sentirlos entre mis brazos ¿Será que, a pesar de que yo soy humana, este extraterrestre sobrino mío tiene algo de mis genes? ¡Jajajajaja! –Pues no te rías, Melodius, ese niño tiene tus genes. Necesito confesarte algo y ahora es el momento, entrega el niño a Helenius y vamos al jardín de esta clínica –me dijo Cirius, pero de manera telepática y supe que yo fui la única que pude escucharlo en ese momento.

Aquél jardín era sumamente especial, con pasillos internos, como una plazoleta, de manera que podía pasearse cómodamente por ellos y sentirse sumergido entre la belleza de tantas plantas ornamentales bien cultivadas. Entonces Cirius me dijo: – Sentémonos en esta banqueta, déjame colocar mis manos en tus sienes para transmitirte la reflexión y el equilibrio necesarios en lo que voy a decirte; yo lo desearé así, deséalo tú también para que el efecto sea perfecto. Recuerda, eres una adolescente en el plano humano, pero ya has vivido antes varias lunas en el Planeta Savia, así que ese discernimiento es el que deseo traerte en este momento. Y te digo, cuando regreses al Planeta Tierra, será poco lo que podrás recordar de lo


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que te ha acontecido aquí y de lo que voy a confesarte ahora, pero luego –a su debido momento, ya en tu madurez como humana– se te habrán de abrir los espacios de memoria y empezarás a rememorar… – ¡ Cuéntame Cirius, ya no le des tantas vueltas al asunto, me tienes intrigada !. – Muy bien, Melodius, te lo digo de una vez: Gregorianus es tu hijo. – ¿Cómo puede ser eso? ¿Qué pretendes con esta broma, confundirme? Es ilógico, porque evidentemente Gregorianus es hijo tuyo y de Helenius que acaba de tener su alumbramiento es este hospital. Además, yo nunca he estado embarazada ni he dado a luz y tal vez no lo sepas, pero te lo comunicaré: ni siquiera me ha venido, mi primera menstruación aún. – Pues eso tiene su explicación, cuando nuestros científicos extrajeron tus óvulos ya preparados para reglar, hace un par de años terrestres, sin querer interrumpieron su producción. La extracción de los ovocitos se efectúa mediante una punción extra-vaginal sin tocar la vagina para nada, por un agujero microscópico que se hace y bajo control ecosonográfico, con el visor de un monitor especial. La duración media de esta intervención es de unos 10 minutos terrestres, se realiza bajo sedación y la paciente dormida no se percata de eso. El riesgo de sufrir alguna complicación durante la extracción de ovocitos es de 1 por cada 2.500 casos, por lo que se puede considerar inapreciable y es reversible, se puede corregir la falla. Eso fue tu caso, luego quisieron regresar, dormirte de nuevo y enmendar su error, pero por deducciones lógicas supieron que ese daño sería transitorio y que al cabo de unos 22 meses comenzarías a reglar como cualquier otra mujer de tu raza, y si no me


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equivoco, hermana mía, eso sucederá dos meses después de que recibas tu título de bachiller. – ¡Pero si tomaron mis óvulos

sin mi consentimiento, podría

considerarse como una violación!!! Además ¿Para que me hicieron eso? ¿Por qué Helenius y tú no hicieron un hijo como todos lo hacen? – Allí está el detalle, Helenius y yo somos estériles al igual que el 50% de los habitantes del Planeta Savia, es una debilidad en nuestra naturaleza orgánica que se viene gestando lentamente desde hace mucho tiempo. Y no es ninguna violación, porque cuando tú misma aceptaste y decidiste reencarnar enLa Tierra, accediste a donarnos algunos de tus óvulos fuertes en plena edad juvenil. Estos fueron debidamente congelados y hace poco Helenius y yo accedimos a ellos, ejerciendo el derecho que nos otorga nuestra Carta Magna como ciudadanos de este planeta. El donador del semen te será revelado en su debido momento, si fuese necesario. Tendrás otros hijos en tu mundo, hermanita –continuó diciendo Cirius– a Gregoriuanus yo lo criaré como mi exclusivo hijo amado. Lo único que siento es que ninguno de tus próximos hijos, por el karma advenido, va a ser planificado y tu vida sexual estará llena de equivocaciones y sólo alcanzarás la plenitud de Eros, en ulteriores etapas de tu vida. Eres sumamente generosa e inteligente y esas virtudes sí van a crecer vertiginosamente y te ayudarán a conocer fragmentos de la felicidad, por lo cual tu sonrisa jamás negarás.

Las palabras de Cirius me habían hecho recordar en ese instante muchos cuadros de mi existencia anterior como savietana, recuerdos que sumados a los de mi corta estadía como visitante en ese planeta, se


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nublarían posteriormente en el transcurso de mi vida en el Planeta Tierra y nunca más aflorarían hasta el día de hoy.

Aun ahora, cuando estoy en el umbral del medio siglo de vida, mis párpados se cierran para saborear el cálido desliz de unas lágrimas calladas, que agradecen a Dios por mi cronología...

El orden y las reglas

El lunes 27 de julio, desperté en mi cama con la seguridad de haber estado en otro planeta tan hermoso como extraño. Mientras estuve en el Planeta Savia, el tiempo en La Tierra parecía haberse detenido, pues todo permanecía en el mismo punto y de la misma manera como lo había dejado. Mi luz interior era cada vez mayor, sin embargo mis recuerdos eran parciales, nunca podría describir como fue el viaje de regreso y los cuadros vividos se mostraban en mi mente como cuando la escarcha interfiere semejando una cortina ante nuestros ojos y sólo deja ver hilachas del paisaje de la cordillera.

La existencia de Gregorianus, entre otros detalles, no pude recordarla entonces; supongo que en mi edad aún adolescente eso podría ser traumático. Empero, al transcurrir de los años, mi memoria fue rescatando fragmentos extraviados y hoy –al umbral de medio siglo de mi vida– lo he rememorado casi todo, y mi mente ha quedado abierta en disposición para escuchar lo que sus voces me dicen…

El viernes 31 de julio, se celebró el acto académico, al cual mi hermano y yo acudimos con gran entusiasmo a recibir nuestros títulos de bachillerato; ambos obtuvimos significativos reconocimientos, pero los mejores, fueron los gritos y vítores de nuestros compañeros cuando fuimos llamados al podium. A la fiesta no pudimos asistir porque el


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miércoles 29 (hacía solamente 2 días), un primo murió trágicamente y en la familia ese tipo de acontecimientos siempre ha sido respetado con el debido duelo.

Agosto, es siempre el mes de las vacaciones académicas, sin embargo, fue trabajoso, acelerado y acontecido. Como Ramón y yo nunca habíamos salido del pueblo (bueno, nadie podría suponer que yo había hecho un viaje mucho más lejano...), mi hermano Ángel que ya conocía la capital, se convirtió en nuestro verdadero ángel guardián, en una serie de diligencias que sobrevendrían: el día 8, acudimos a presentar las respectivas pruebas psicotécnicas de admisión en el Instituto Pedagógico de Caracas, donde ambos habíamos sido asignados por el Consejo Nacional de Universidades, él en Biología y yo en Literatura.

Superado con éxito ese paso, el día 10, solicitamos cupo en las inigualables y exigentes residencias católicas de Aprofep. El 15 cumplimos con una entrevista realizada por el pionero director general, el sacerdote Jenaro Aguirre y una encuesta aplicada por Encarnación, una hermanita de Nazareth; posteriormente, el 20, fuimos avisados que ya nos estaban recibiendo en esa comunidad, ante la cual –por temor a rechazo sectario- tuvimos que esconder muy bien nuestra casi hereditaria ideología, socialista a sabiendas de que todos sus miembros (o la mayoría)

eran

demócratas

cristianos.

Pero

nuestras

carreras

universitarias comenzarían en la tercera semana de octubre, de manera que aún nos quedaban algún tiempo para descansar.

El mes de septiembre en la colectividad de Altagracia de Orituco, mi pueblo amado, siempre ha sido de preparativos para celebrar grandemente en la cuarta semana las ferias de nuestro patrono San Miguel Arcángel, por lo tanto, todos los sectores se ocupan en elegir


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reinas, preparar carrozas y organizar comparsas, en el sentido de participar y dar colorido a las caravanas multitudinarias.

El 29 de septiembre, concretamente el día de San Miguel Arcángel, desperté muy temprano con la estridente música, pues uno de los altavoces había sido colocado, en la acera pegado a la pared externa de mi cuarto. Acto seguido me levanto, me baño rápidamente y me visto de pantalón short y franela, a fin de poder abrir completamente la ventana y sentarme cómodamente en los sentaderos internos, de donde podría observar todos los acontecimientos si necesidad de salir de la casa, y con más tranquilidad, porque mi papá era enemigo acérrimo de que yo estuviera en bochinches callejeros, aun cuando éstos fueran parte de nuestra tradición y cultura popular.

Era un amplio ventanal de torneados barrotes de madera que daban a la calle, y en la parte interior una estructura a modo de banquetas de lado a lado, realizada evidentemente con el propósito de sentarse. En ese momento, indudablemente, mi ventana era, uno de los puestos más privilegiados para observar los competidores de carreras de cintas que se tongoneaban de un lado a otro encima de sus caballos, las carreras entre sacos, la competencia de huevos en cucharas y todo el despliegue de personas desconocidas y conocidas que circulaban o me saludaban. Allí estuve divertida una media hora, hasta que mi mamá me hace un fuerte llamado desde la puerta de mi habitación, casi me grita porque la música no dejaba escuchar con claridad nada más. –Camila, mi niña… ¡Si ya estás levantada tan temprano, en vez de pararte más tarde ahora que estás de vacaciones!... ¡Claro, con tanta bulla no pudiste seguir durmiendo!


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–Bendición mamita

–Dios te bendiga, mija. –Mira, mami, ya están arreglando todo para las competencias, ya colocaron la cuerda con las cintas y las argollitas… Y ven, asómate, para que veas los caballos tan lindos… –Bueno, mi niña, sólo unos minutitos, luego vienes conmigo para que nos comamos las arepitas que ya las hice y están aun calientitas –dice mi madre, mientras camina a complacerme y asomarse por la ventana – ¡Hay sí, todo está bien bonito, bien adornadito con guirnaldas y serpentinas! Camilita, yo mejor traigo las arepitas y el café con leche y nos las comemos aquí sentaditas en la ventana tú y yo solitas, porque los demás de esta casa están todavía en el quinto sueño… –Aquel desayuno fue muy lindo, mi madre y yo éramos las mejores amigas del mundo, al cabo de una hora ella me dejó sola para ir a realizar otras labores domésticas… De repente, siento que algo me corre por la pierna izquierda… un hilo de sangre muy roja, traspasa el limite de mi short y ya me va llegando a la rodilla… ¿Qué es esto?... ¿Me habré roto?... ¿Cuándo?... ¿Cómo?... ¡Pero no me duele nada!.. ¡No, no es nada de eso!.... Me pongo de pie y salgo corriendo a llamar a mi madre: –¡Mamá, mamá… me vino la regla!!!... ¡Mami! ¿Dónde estás? Mi madre se encontraba en lo más lejano del patio regando las matas y allá fui a dar yo con mi chorrete de sangre que ya me llegaba al tobillo, con mi madre no sentía vergüenza y todos los demás estaban dormidos. –¡Mami, mami, mira… por fin me vino la regla! Ahora sí que voy a ser una estudiante universitaria con regla y todo, ¡ Jajaja! –Yo misma,


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emocionada de mi primera menstruación a los 15 años y medio, me burlaba tontamente de mi condición. –¡ Camilita, San Miguel Arcángel te ha traído tu desarrollo a esta edad, tan larguirucha! Mi niña, pero, ¿No te duele nada? ¿No tienes mareo o algo? –No, mamá, ni me di cuenta… –Pero, chica… anda, métete al baño ya, que yo te llevo ropa limpia y una toalla sanitaria… ¡Ay, mi amor, que bueno que te ha venido así, sin siquiera un dolorcito de vientre!!

Aún ahora, cuando estoy en el umbral del medio siglo de vida, mis párpados se cierran para saborear el cálido desliz de unas lágrimas calladas, que agradecen a Dios por mi cronología...


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EL MISTERIOSO 13 DE ABRIL DE 1970 Mirella Denegrí Bermúdez –Perú-Vzla–

(Cuento creado en memoria de todas aquellas personas que murieron por ir detrás de sus sueños)

El Apolo 13 fue una misión espacial que tenía como finalidad aterrizar en la región Fra Mauro de la Luna, pero algo en su camino al objetivo obligó a la tripulación a abortar la misión y orbitar alrededor de ella sin lograr su cometido de llevar al quinto y al sexto ser humano a la superficie lunar. Despegó el sábado 11/04/70 (sumados=13) a las 13:13 hora local (UTC –5). Pero este cabalístico vuelo tuvo problemas desde el principio. Días antes de la misión, el piloto de apoyo del módulo lunar, Charles Duke inadvertidamente contagió a la tripulación con sarampión. El piloto del módulo de mando Ken Mattingly, era propenso a desarrollar la enfermedad y fue reemplazado por el piloto de apoyo John Swigert. Además, durante los ensayos en tierra el tanque Nº 2 de helio presentó problemas para evaporar el oxígeno líquido por lo que se le realizaron arreglos de última hora.

Luego de lanzado el cohete rumbo a la luna y pasadas 55 horas y 46 minutos de la misión, la tripulación terminó una transmisión de televisión en vivo que duró 49 minutos (13) y que mostraba la comodidad con la que se podía vivir en el espacio. Nueve minutos después de haber terminado dicha transmisión, Swigert escuchó primero un golpe y luego un estallido: el tanque Nº 2 había explotado causando que el tanque Nº 1 fallara. Las células de combustible que proporcionaban electricidad, agua, oxígeno y luz fallaron mientras los


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astronautas se encontraban a 320.000 km de distancia de la Tierra (1/3 (13) de distancia a la luna). La explosión dejó al descubierto un lado del módulo de servicio y una estela de restos. El astronauta John Swigert, después de observar una luz de advertencia acompañada de un estallido, fue quien exclamó la famosa frase "Houston, tenemos un problema". La hora: 21:19 (13) del 13 de abril.

Lo que contó a continuación John Swigert, fue ocultado por los científicos de la Nasa que desde entonces han atribuido a lo que pasó como parte de algún tipo de envenenamiento colectivo por algún gas desprendido en la explosión. El verdadero mensaje que llegó desde el Apolo XIII fue el siguiente: “Houston, tenemos un problema, acabo de ver a 3 astronautas tratando de entrar por los restos del módulo de servicio. Por favor confirmen si hay otra nave que haya podido colisionar con la nuestra. Repito, confirmen la existencia de alguna nave rusa lanzada en esta fecha. Los uniformes espaciales pertenecen a la nave Soyuz X1. Nos preparamos para auxiliar a los náufragos.” Las personas en Cabo Cañaveral, se miraban unas a otras…no podía ser cierto lo que el astronauta les contaba, debía tratarse de alguna alucinación debido a que los aparatos en tierra mostraban que 13 minutos luego de la explosión el oxígeno había empezado a escapar. Gene Kranz, el ingeniero de vuelo en la Tierra, propuso que a pesar que el módulo lunar Acuario había sido diseñado para 2 personas y no para tres, deberían pasar a ese lugar antes de que se quedaran sin oxígeno ya que el interior de la cápsula Odisea no presentaba las condiciones para sobrevivir.


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James Lowell, Jack Swigert y Fred Haise, no entendían la razón por la que nadie mencionaba a los 3 astronautas que estaban tratando de entrar por el módulo de servicio. - Señor Kranz, que hacemos con los tres tripulantes que se encuentran en la parte dañada de la nave?

Por alguna razón, o más bien por estar seguros que se trataba solo de una mala jugada de sus mentes el Ingeniero en tierra les sugirió:

- Pida sus nombres Mayor y luego, entren en el módulo lunar y desconecten la cápsula del resto de la nave. No hay suficiente oxígeno para tres, menos para seis.

- Les habla el Mayor Jack Swigert, ingeniero del vuelo Apolo XIII. El módulo lunar está diseñado para albergar solamente a dos astronautas durante 45 horas, pero ahora somos 3 que debemos estar durante 90 horas para regresar a la tierra. Necesito sus nombres.

- Somos los astronautas Dobrovoisky, Vlokov y Patsayev tripulantes de la nave espacial soviética Soyuz XI.

Cuando los otros dos tripulantes del Apolo 13 escucharon esto, le ordenaron a Swigert cerrar de inmediato el paso a la nave, clausuraron toda posibilidad de acceso y se activaron los instrumentos que despegaban totalmente al Odisea del cohete. .............. El 30 de junio de 1971, 10 meses aproximadamente antes del despegue del Apolo XIII, la nave espacial soviética Soyuz XI, después de permanecer 24 días en el espacio emprendió el regreso a la tierra. El último diálogo entre los cosmonautas y la Tierra dio motivos para pensar que algo pasó en el espacio.


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- “Aquí Yantar – dijo Dobrovolski – todo va perfectamente a bordo. Estamos en forma y preparados para el aterrizaje. Ya veo la estación. Brilla el sol.” - ―Hasta ahora Yantar – respondió el control en la Tierra – Pronto nos veremos en la Patria. Inicio maniobra de orientación” Algunos dijeron mas tarde que antes de perder el contacto con la nave se escucharon unos gritos, otros dicen que eran gritos pidiendo auxilio…luego silencio. La nave aterrizó según lo previsto. Pero cuando los técnicos abrieron la portezuela de la astronave vieron que los tres tripulantes sonreían, pero ninguno se movió ni levanto la mano para saludar. Todos estaban muertos. .............. Cuando los encargados de traer de vuelta a la Tierra a la tripulación del Apolo 13 escucharon esta historia les ordenaron no mencionar nada y que por el contrario se centraran en ver como regresar a casa. Tenían serios problemas de energía, de combustible, de agua, de oxígeno, de eliminación de dióxido de carbono, y sobre todo, el encendido de motores debía ser recalculado o estaban en peligro de perderlos para siempre en el espacio. Por un momento la desazón cundió en el centro de dirección y el director reunió a su equipo y pronunció su famosa frase:

-El fracaso no es una opción, traeremos a esos hombres sanos y salvos. Para suerte de todos, el astronauta Ken Mattingly, que había sido descartado de la misión acudió a los simuladores del centro espacial y después de varias pruebas de ensayo y error logró obtener energía adicional para la etapa de reingreso…pero había un grave problema. Los motores estaban averiados y se temía que al encenderlos toda la nave explotaría.


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El martes 14 de abril a las 18:15 horas de Houston, el Apolo 13 pasó por detrás de la Luna. Durante un tiempo largo, la nave perdió todo el contacto con la tierra pero logró tomar fotografías del lado oscuro de la luna y algo más…Las fotografías que luego fueron enviadas a la Nasa, mostraron claramente la forma y luminosidad de una nave en forma de cigarro o puro que inclusive se le podían notar lo que parecía ser sus ventanillas. Nadie supo lo que sucedió en esos minutos ni por qué al salir de ahí, una extraña energía encendió los motores seriamente dañados y los impulsó de regreso a casa.

Llegaron a las 13:00 de la tarde del 17 de abril de 1970. Ninguno de los tripulantes quiso mencionar lo sucedido en el espacio y se limitaron a contar que todo transcurrió normal en el tiempo en que la luna los separó de las comunicaciones terrestres. James Lowell, Jack Swigert, llegaron completamente sanos y se apartaron del medio espacial para llevar otro tipo de vida. De los tres, sólo Fred Haise experimentó problemas serios de salud ya que la atmósfera muy fría de la nave Apolo 13 le causó una cistitis aguda que le duró cuatro semanas con fiebres muy altas. Durante sus estados febriles, mencionaba repetidamente que debían esperar la señal.

- Debemos

esperar

la señal,

solo

así

regresaremos

a

casa

6EQ..repetía una y otra vez Haise, se mantuvo activo en las misiones lunares siendo seleccionado como Comandante del vuelo del Apolo 19 que fue cancelado. Su deseo de permanecer cerca de cualquier viaje espacial rayaba en lo obsesivo. Tras el programa Apolo, realizó cinco vuelos atmosféricos como comandante del transbordador espacial Enterprise en 1977 para las pruebas de aproximación y aterrizaje efectuadas en la base de Edwards. Sus recorridos eran minuciosos escudriñando el cielo por todos lados.


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Todo lo que había estado esperando Fred Haise, sucedió la noche del 15 de agosto de 1977. A las 22 horas, llamó por teléfono a James Lowell, Jack Swigert.

- Quedan pocos

minutos,

Debemos

acudir

a

las

coordenadas

establecidas y llevar toda la información recopilada.

A las 22:16 horas el radiotelescopio Big Ear recibió una señal de radio de origen desconocido durante exactamente 72 segundos proveniente de la zona oeste de la constelación de Sagitario que alcanzó una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo. De acuerdo al protocolo utilizado, esta señal no fue grabada sino que fue registrada por la computadora del observatorio en una sección de papel continuo diseñada para tal efecto. La secuencia de dicha señal fue: 6EQUJ5 y alrededor de ella repetidamente se observa el número 13.

Nunca más, los tres astronautas estuvieron juntos nuevamente. John Leonard "Jack" Swigert, el hombre que vio los cuerpos o las almas de los 3 rusos, el 13 de abril de 1970 murió cinco años después de recibida la señal víctima del cáncer. Lo cierto es que hasta la fecha, en pleno 2013, la señal WOW sigue siendo un misterio que permanecerá así muchos años más, para todos, menos para los sobrevivientes del Apolo XIII…


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SIGLO XXV Norberto Calul –Argentina–

Corría el año 2473, aunque los habitantes de lo que quedaba del mundo, habían perdido la cuenta hacía mucho tiempo atrás. Los mares gobernaban la tierra. La GHN (Gran Hecatombe Nuclear de 2389), que enfrentó a los Estados Mancomunados de Occidente con la Unión de Repúblicas de Oriente, las potencias que gobernaban los dos únicos continentes que sobrevivieron al gran maremoto de fines del siglo XXII, terminaron por dar forma a un nuevo mapa geopolítico. Del hombre, como tal, sólo quedaban los restos que dejó su fatídico paso por la Tierra. Solo unas pocas razas de mutantes, sobrevivieron a la gran contienda, y habitaron las Siete Grandes Islas, zonas altas de los antiguos continentes, que resistieron al GHN. Los idiomas conocidos hasta entonces habían desaparecido. La nueva forma de comunicarse fue mediante sonidos, cuasi guturales, limitados e imprecisos. La duración de los días cambió dándole paso a escasas y agobiantes horas de sol, a noches muy largas y frías y a prolongadas jornadas sin lluvias. Eso, sumado a la extinción de gran parte de la fauna, a las escasas zonas con vegetación y a la aparición de nuevas especies poco confiables, la nueva disposición del mundo no ofreció grandes alternativas a sus habitantes.

Y en las Islas Menores, sin qué comer, hubo pueblos que practicaron el canibalismo. En ese estado de cosas, lo que no habían concluido, ni el gran maremoto, ni la GHN, lo estaban llevando a cabo las nuevas razas, tan sólo, intentando sobrevivir.


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Ormus, Habitante Superior de la Gran Isla y Dignidad Máxima del espacio de tierra más importante en los mares, con potestad de vida y muerte sobre los suyos, llamados Medunos, observó luces inquietantes entre la gran masa de nubes grises que cubrían el cielo y vio como esas luces se convertían en tres formas ovoides de color metálico, desplazándose libres por el espacio visible. Ormus se escondió detrás de una gran roca. Lo desconocido le indicó peligro y, éste, le infundió temor. Desde donde estaba, lanzó un grito ronco y largo que advirtió al grupo que lo acompañaba. Los nueve mutantes a las órdenes de Ormus, corrieron hacia donde él estaba y vieron como las naves se colocaban en fila, sobre el nivel del mar y a una altura prudente, para que el oleaje no entorpeciera su misión. Los nueve miraron a Ormus, buscando respuestas, pero, él estaba tan confundido como ellos. En medio de ese desconcierto, frente a una fuerza, a las claras, superior, por la magnitud de su tecnología, y sin saber qué hacer, se dispusieron a regresar para advertir a los suyos, pero, una fuerte explosión los hizo retroceder. Un rayo de luz, emanado por uno de los óvalos metálicos, abrió el mar, bajo su espacio de influencia, como quien hace un pozo, y penetró por entre las aguas. Luego de un rato, algo pareció elevarse desde el mar y se internó en la nave. Enseguida, la luz se apagó, el mar tomó su forma habitual y las naves desaparecieron a alta velocidad, atravesando el nuboso firmamento. Ormus y los suyos, volvieron a las cavernas, para alertar al pueblo meduno, pero, para sorpresa de ellos, todos hablaban de lo mismo. Hechos parecidos se habían observado sobre el punto más alto de la isla. Ante esa situación, Ormus convocó a los Ancianos.

Esa noche, los sonidos guturales de los nueve Ancianos, Ormus y otras dos Dignidades Menores, debatieron qué hacer. Lo dicho fue inaudible al resto del pueblo, amparados por las gruesas paredes rocosas de la caverna elegida para tratar los casos extremos. En medio del debate, Magnus, el Anciano Principal, conocedor del pasado meduno, iluminó


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con su antorcha las paredes de la caverna. La historia del pueblo se dibujaba en ellas. Los dibujos que observaron, se referían a naves parecidas y a movimientos similares a los observados esa noche. Pero, una imagen los sobresaltó. El último dibujo sobre la piedra, mostraba un tripulante de la nave más grande, alguien con la forma de un ser semejante a los que antaño habitaran la tierra, atravesando con un rayo a un grupo de medunos. Por eso, sabiéndose incapaces de enfrentarlos en batalla, hacia el final de la noche, los medunos dispusieron estar atentos a los futuros movimientos de las naves, sin darse a ver. Confiaban que, quienes fueran los intrusos, estarían por allí un tiempo y luego desaparecerían. Pero, durante los días siguientes, de manera contraria a lo esperado, los intrusos permanecieron en la zona y todos pudieron ver que las naves que aparecían y desaparecían, eran siempre las mismas tres, según los signos que las identificaban, escritos en su fuselaje. Fue entonces que Ormus indicó

acercar los puntos de observación,

procurando saber más de la tarea que estaban llevando a cabo. Lo que vieron, los puso en alerta. Animales, en tierra, así como peces, en las aguas, eran trasportados por una fuerza centrífuga hacia el interior de cada nave. Los intrusos se estaban llevando la comida. El futuro de los medunos, la vida misma, estaba en juego, por lo que los pasos a seguir por ellos requerían una actividad distinta a la prevista. Ormus se reunió de urgencia con Magnus. La situación había pasado de un simple estado de alerta a la necesidad de presentar batalla. Pero, la alta tecnología que poseían los intrusos y el poder de sus herramientas, les indicaban lo inútil de atacarlos en una batalla abierta. Lo que fuera que hicieran, dependía, entonces, de un único movimiento, preciso, definitivo. Fue entonces que Ormus planteó una idea y Magnus, muy a pesar suyo, terminó por aceptarla.

Esa noche, Ormus y quince de sus hombres, subieron al punto más alto de la isla. Desafiaron lo desconocido. Buscaron acercarse a los animales,


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sin hacer ruido y a una distancia prudente para que el olfato de las bestias, no los percibiera. Las naves intrusas se acercaron a la zona donde estaba el punto de observación meduno. Las escotillas inferiores de los tres óvalos metálicos, se abrieron como grandes bocas. Los haces de luces iluminaron a los animales con precisión. El grito de las bestias, que no podían dominar la fuerza que pretendía arrancarlas del suelo, les indicó a Ormus y a su gente, que era el momento de actuar. Corrieron hacia las luces y se dejaron succionar por la fuerza centrífuga que, sin oposición alguna, terminó por elevarlos hacia el interior de las naves. Una vez dentro de ellas, la represalia meduna fue violenta y repelida por los navegantes. Poco duró el combate en las dos naves menores. Explotaron en el aire, al chocar entre ellas, ingobernables, por la acción desenfrenada de los invasores medunos sobre los paneles de la Sala de Mando donde estaban los controles de navegación. La magnitud de la explosión estremeció a la Nave Comandante, a la que había ascendido Ormus junto a otros cuatro medunos.

En medio de la contienda, la comandancia de la nave, indicó a los navegantes emprender la retirada. Los hombres de Ormus impidieron el normal accionar de los comandos. Las armas rudimentarias de los medunos, se enfrentaron a las otras superiores de los intrusos, pero, el efecto sorpresa les dio ventajas. La nave, en rumbo incierto, fue hacia el mar. Desde la isla, Magnus, los otros ancianos y el resto del pueblo, pudieron ver la pérdida de parte del fuselaje, en un costado de la nave. Vieron también como, después de zigzaguear, en un punto no muy lejano del horizonte, explotó reduciendo a mil pedazos toda su estructura. Tras un primer momento de euforia, la tristeza invadió a los medunos. Ormus, su Dignidad Máxima y otros quince, ya no volverían.

Los Ancianos volvieron a reunirse. Nombraron una nueva Dignidad y esta dio la orden de continuar los dibujos de las cavernas. A partir de


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entonces, las cavernas medunas, muestran nuevas figuras. Tres formas ovoides aparecen sobre el mar, emitiendo un rayo de luz que eleva cardúmenes por sobre las aguas. Más adelante, las mismas naves, emiten luces similares, sobre manadas de grandes animales, en las partes altas de la Gran Isla. Por último, se observa a un meduno portando en sus manos el Bastón que lo dignifica, junto a otros quince, todos parados, como cazadores sobre su presa, sobre tres óvalos semejantes a aquellas naves. Pero, algo les dijo a los medunos que los dibujos no terminarían allí. Después de tres largas noches, las luces volvieron.


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UNA CANCIÓN PARA IXBAYA Pablo Rafael Idrovo –Ecuador–

Habían transcurrido decenas de minutos que Ixbaya sintió que se hallaba sola, sus ojos de cristal miraban a lo lejos a su exoplaneta, una y otra vez se preguntaba -¿Por qué llegué tarde…? Tras pocos minutos aquel tercer planeta del sistema en distinta hora se la veía verdosa, colmada de luces, pero de un momento a otro pasó a ser una esfera llena de agua y rocas por doquier. Ixbaya tras el qué decir y pensar no encontraba un gramo de vida, era como si aquella porción de humanidad hubiera desaparecido al instante, ni siquiera un ser microscópico paseaba por la esfera. A través del agua, aquella agrupación de humanos posiblemente estarían extintos en las profundidades, pero todo era absolutamente nada. –¿Qué ocurrió con la vida de este planeta? Los sueños que tenían los hombres y las mujeres, así los llamaban, ahora ni siquiera están. Siento como si algo grave les hubiera ocurrido y en otros casos simplemente siento que han marchado. Posiblemente todos pasaron a formar parte de ese grupo que llaman almas, esos seres que no tienen un cuerpo…

Impresionada por este absurdo misterio, posó su nave sobre el océano, subiendo al techo, se sentó y admiró su soledad. –Trataré de observar lo que pasó en este lugar… a pesar de que todo se ve igual… hay agua y unas rocas negruzcas… posiblemente son esos picos de las montañas gigantes, eran los lugares más altos a los que denominaban nevados…. ¡Vaya que bien recuerdo algunos términos que expresaban los humanos!


103 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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La iriona de largas y delgadas piernas, con su traje absolutamente blanquecino, parecía anémica, pero ese era el perfil armónico de su contextura, los pálidos labios, piel marfil, nariz perfilada, de sus manos resaltaban unos dedos casi alargados se veían tan delicados, en un momento los llevaba a su pecho como si clamara tristeza por lo ocurrido en la Tierra. –No sé qué pasó… fue hace muy poco tiempo que estuve aquí. Vi surcar un misil por un costado de un lugar llamado Gaza, es triste que no conozcan a su tierra, hasta es mejor que el exoplaneta que resido. Allí hasta el alimento es creado por las máquinas, una simple zanahoria es sembrada su semilla, en siete minutos y al instante, tenemos una buena hortaliza. Sin embargo los humanos podían mejorar su producción desde la misma tierra. ¡Pero ahora! Esto es extraño… hasta yo me quedo impresionada... ahora no existe vida en la Tierra.

Era tal la tranquilidad del océano que el movimiento de las olas apaciguaría a un posible navegante, pero ni aquél pirata de los mares existía. El viento era una brisa que surcaba como un viajero que recorre a hurtadillas por las montañas, pero ni siquiera las montañas existían, todas eran rocas diseminadas en las aguas. Todo era como un cuento, Había una vez en un lugar llamado Tierra… Y en ella posaban unos elementos a quienes se los llamaban seres humanos… Todo vestigio quedó sumido en el encanto del agua. Ellos acabaron con su propia tierra. –¡Eliazar!... ¡Eliazaaaaaaaaaaaar!... ¿en dónde estás? Dime… grita… di algo que pueda ayudarte, aquí estoy, pero no te hallo en lugar alguno. ¡Qué te pasó mi Eliazar! Por favor dime ¿qué te pasó?...


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De aquel lugar para Ixbaya le era importante una sola cosa, Eliazar. Ixbaya hundía su mirada al abismo de las aguas y solo había silencio. En el fondo ni siquiera sentía a un dolor de muerte ni de espanto. Cerró sus ojos, suspiró, miró a Saturno, la esfera con anillo que está a lado de su exoplaneta, parece un Dios, quizá mucho más importante que Helios. Mirando fijamente al espejo del agua su mente buscaba entre miles y miles de seres que divaguen con sus almas, uno tras otro, pasaban horas y horas que no lograba encontrar al ser que le enseñó en algún momento o que significa libertad. La noche había llegado, a la distancia podía divisarse a su exoplaneta. –Haaaaaaaaaa mi exoplaneta te ves a la distancia, si supieras lo qué me está pasando… conocí a alguien muy especial… un humano especial… y siento que lo he perdido para siempre. Al menos si escuchara sus notas de piano, ¡claro, por ello lo conocí! –Pero ahora todo es extraño y no hay nada. Me habló sobre la palabra libertad, no entiendo por qué lo mencionó. En mi exoplaneta no existe ese anhelo por cambiar las cosas, tenemos un tipo de vida sin daños, sin maltratos, todos hacemos y nos entregamos al bien. Veamos trataré de buscarlo con luz de la estrella más lúcida…

Apuntando con sus dedos al extremo sur encontró una de las estrellas que tenía el don de brillar más que las otras, de allí un rayo emprendió a navegar desde el interior de la estrella, el rayo seguía su línea recta en un viaje sin detenerse, rompiendo todo cuanto pudo a su paso. Al llegar a la Tierra la iluminó totalmente, mientras se batían en el interior la luz entre las aguas cristalinas, Ixbaya seguía buscando a Eliazar, volvió a cerrar sus ojos y se sumergió con sus ruegos por encontrarlo, pero todo fue en vano. Rastreó por todas las profundidades. El océano de la Tierra se había convertido en un lugar mucho más misterioso que el mismo cielo.


105 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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Ixbaya conoció a Eliazar en uno de los viajes que le tocó enfrentarse con un meteorito que debía caer en la Tierra, sin embargo su destreza en la aeronavegación, logró diseminar al meteorito, cayendo en fragmentos hasta desvanecerse en las áreas montañosas. Por la inquietud de la iriana, ingresó al planeta y observó la caída de los fragmentos, pero más le llamó la atención los sonidos de un piano... en su mente ingresaban las notas, el movimiento del teclado, la sonrisa de Eliazar, que con desesperación reconoció Ixbaya. –No lo he hallado… han pasado varias horas y todo ha sido inútil… es la hora de entender que ningún ser logró sobrevivir ante un posible desastre, o que nadie dejó rastro alguno de sus vivencias… ¡Qué pasó con la humanidad!

Había intentado todo y era la hora de regresar, con una mirada fugaz sentía que debe retirarse y emprender su retorno. Ingresó, con su mano ondeó sobre las ventanas internas y a la nave, se la veía girar. –Te extrañaré Eliazar, aprendí mucho de ti. Estas aguas se llevan mis sueños. Es hora de continuar mi viaje…

Sus ojos se posaban en las aguas que posiblemente se llevaron sus misteriosos sueños. De inmediato abrió su mano y con su brazo ondeó hacia el lado derecho y la nave se detuvo haciendo crujir las partes internas. –¡¡¡Lo intentaré una vez más…!!!

Salió nuevamente pero esta vez de prisa, miró al océano y dejó escapar una lágrima de sus ojos; con su mano, la elevó al cielo y la bajó lentamente. De la nave, un ascensor plomizo permitía a la iriana bajar


106 ANTOLOGÍA DE RELATOS CIENCIA-FICCIÓN

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lentamente hasta las orillas del océano, allí se arrodilló y con las palmas de sus manos tocó el agua, cerró los ojos y una música de piano la escuchaba en su cabeza. Pues Eliazar había dejado las notas de la canción que tanto gustaba a Ixbaya. Fue el momento más divino, sabía que algún día también estaría con las manos de Eliazar en un lugar llamado paraíso. –¡Al fin Eliazar te escuché…! yo sabía que no podías dejarme en un vacío, sabía que me dejarías al menos una línea de tu partida, pero ahora sé que me amaste como tú me enseñaste a amar… llevaré siempre las notas de piano, aquellas notas con las que te conocí… No olvides que me mencionaste que también seré espíritu y estaremos juntos… te lo prometo… te lo prometo mi Eliazar.

Ixbaya se levantó con su corazón lleno de ternura, y regresó a su exoplaneta para nunca olvidar a su canción de amor.


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EL PASADO REGRESA Robert Allen Goodrich Valderrama –Panamá–

"Nunca puedes planear el futuro a través del pasado" Edmund Burke "En el río pasan ahogados todos los espejos del pasado" Ramón Gómez de La Serna

Yo pensé que todo mi pasado había quedado atrás el día que decidí dejar atrás ese oscuro paisaje donde por tantos años viví y en el cual tuve la oportunidad de apreciar y convivir con las peores alimañas que mis ojos jamás hayan visto.

Todavía recuerdo lo que hice cuando los conocí. Sus nombres no puedo borrarlos de mi mente porque allí están presentes con mayor fuerza que nunca como si los años jamás hubieran pasado. Yo me encontraba sentado en aquel bar de mala muerte esperando que el mesero me trajera mi trago, cuando los vi entrar.

Eran dos si la memoria no me falla y jamás me ha fallado hasta el momento. Un hombre y una mujer ambos se sentaron en una mesa la más cercana a la barra y se me quedaron mirando por largo rato por si acaso al sentirme vigilado por sus miradas decidí actuar, pero cuál fue mi sorpresa cuando aquel joven se me adelantó y empezó a caminar directamente a donde yo me encontraba; se veía que era bastante joven su manera de andar, sus ojos, su rostro, su cabello, todo denotaba su juventud. La chica que lo acompañaba no se quedaba atrás, era también bastante joven, sin duda alguna, yo les pondría en ese momento sin saber todavía sus verdaderas edades, unos 15 o 16 años a ambos.


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Cuál fue mi sorpresa cuando aquel joven se identificó a sí mismo como John. Hola John, lo salude, ¿Qué se te ofrece? Bueno, me dijo él, estuve observándote y sé ve que eres un buen tipo y por eso me gustaría saber si estás interesado en aquella chica que me acompaña. ¿A qué te refieres? le pregunto; a lo que él me respondió: Me refiero a que si quieres un poco de compañía podemos llegar a un arreglo.

El tipo era un proxeneta muy joven y me contó que aquella chica que lo acompañaba era su hermana que tenía 18 años. Aunque Yo sabía que era mentira por lo que le pregunte en varias ocasiones cuál era la verdadera edad de la misma, sin embargo, él siempre reiteró su respuesta: 18 años… ¿Acaso no me crees?... Bueno, buenas digamos que te creo, le dije, ¿Cuánto por la chica?... Bueno, te la puedo ofrecer por unos $20.00 dólares americanos. No sé por qué no me extraño su ofrecimiento, quizás porque en un país como ese: Filipinas, $20.00 dólares americanos es mucho dinero y es bien recibido por todos.

Yo la observé desde la barra, su belleza era impresionante: mujer de ojos cafés, cabello castaño largo, mirada penetrante, nariz perfilada, cuerpo juvenil que envolvería a cualquier hombre pero no a mí. Yo era diferente a los demás, me encontraba huyendo de mi pasado y además estaba en una misión especial en aquel infierno en medio de la selva de asfalto. Obviamente en aquel lugar nadie sabía mi verdadero nombre, ni el porqué me encontraba en aquel lugar.

¿Quieres acaso a alguien más joven? Te la puedo ubicar si quieres. Bueno muchacho, me has convencido, llévame al lugar. Juntos caminamos por las tristes y desoladas calles de aquel lugar y a medida que avanzábamos me sentía más ahogado y lleno de odio hacia Dios o


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quien fuera el culpable de aquella monstruosidad que mis ojos observaban.

Hemos llegado, me dijo al entrar a un sitio horrendo que más parecía una vieja choza abandonada. Para mi sorpresa dentro del mismo me encontré con un espectáculo horrendo lleno de hombres mayores en su mayoría, disfrutando de tiernas jovencitas; muchas de ellas vírgenes que apenas empezaban a vivir. Me recibió una gorda horrenda de nombre Julieta que me mostró en fila a todas las jovencitas que se encontraban en el lugar.

Les juro que me sentía como si me encontrara en el Infierno que Dante describe en su obra universal: "La divina comedia" es más creo que el poeta italiano se quedó corto en su descripción y en que personajes merecían encontrarse viviendo ese infierno atrapados sin llegar nunca ni a tocar el purgatorio y mucho menos llegar al paraíso.

Allí estaban seres que me daban ganas de vomitar con tan sólo recordarlos, mismos que disfrutaban humillando y utilizando a hermosas señitas y muchas de ellas todavía niñas que les ofrecían sus cuerpos y favores sexuales a aquellos bichos que eran peores que cucarachas para mí en aquel momento. Me traté de concentrar en Julieta para que la misma no sospechara de mí y así llegado el momento poder actuar librando como fuera a aquellas esclavas sexuales de aquel tormentoso lugar.

En una esquina estaba ella su nombre jamás lo olvidaré: Mariana una hermosa muchacha la más hermosa de todas. Sus ojos verdes, cabello castaño, piel mestiza y belleza a uno de los más lúgubres y horrendos cuartos que he visto a través de los años y les confieso que en mi larga existencia he visto muchos. Me sentía como si estuviera atrapado en un cuento de ciencia ficción donde nada era real y todo era inventado por


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miles de científicos locos o seres de otros planetas que caminaban entre nosotros en este planeta tierra en que vivimos.

Pero no era así, todo era real, tristemente real. Traté de convencerla de que no quería acostarme con ella que sólo quería conversar y aunque al principio ella dudo al final después de un rato logré ganarme su atención. Poco a poco nos fuimos conociendo y me contó su triste historia sus ojos denotaban lágrimas y mucho dolor cada vez que me narraba parte de su historia y el cómo llegó a aquel lugar. Me contó que sus padres la vendieron por unas pocas monedas y jure que acabaría con ese dolor al precio que fuese. Después de muchas idas y venidas logré comprar su libertad me costó, pero el precio lo valía.

Ella comenzaría junto a mí una nueva vida, pero antes tenía que cerrar el capítulo triste que había sido su pasado. Esa noche me vestí complemente de negro con mi indumentaria de trabajo, ¿No les he contado a qué me dedico?

¿Ya adivinaron quizás? Así es: soy un asesino a sueldo y todos aquellos en aquel burdel de mala muerte pagarían por el dolor causado a aquella niña que había perdido su niñez en las manos de aquellos hombres que habían destruido sus sueños y habían calcinado su cuerpo con sus horribles y apestosas manos. Era tiempo de pagar y sí, todos pagaron. Llegué y los acribille a todos, pero antes de irme descubrí donde estaba la familia de ella, pero fue en vano porque ellos resultaron ser igual de despreciables que aquellos que utilizaron su cuerpo. A ellos también los maté.

Junto a ella decidí vivir una nueva vida y es que me enamoré. ¿Quién puede luchar contra los designios de Cupido? Nadie, cuando te enamoras, te enamoras y eso fue lo que pasó conmigo.


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Con el tiempo vivimos felices y yo empecé a realizar una serie de experimentos con el objetivo de lograr clonarla a ella. Sabía que le quedaba poco tiempo de vida por culpa de su pasado, de la vida que llevo se había enfermado. Y aunque yo también estaba enfermo no me importaba. Empecé a trabajar con unos amigos en secreto para que en el futuro una nueva Mariana más hermosa y renovada compartiera lo que me quedaba de vida junto a mí y con quién poder tener hijos.

Sin embargo, mi pasado volvió. Ellos volvieron y destruyeron todo: El laboratorio, a los científicos, todo. Me quitaron incluso lo más preciado para mí, se llevaron a Mariana antes de que yo pudiera terminar mi proyecto.

Bueno el pasado ha regresado y mi mente de asesino todavía permanece viva y es hora de volver a actuar. Aunque la muerte me esté acechando no me importa,

ellos me quitaron a Mariana, destruyeron mi

experimento.

Bueno, que se atengan a las consecuencias es tiempo de pagar.


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LA SOCIEDAD DE LOS CÍRCULOS VICIOSOS Roberto Arancibia Lope –Bolivia–

Las obscuras callejuelas fueron quebradas en su silencio, ante la agitada carrera de aquel hombre, todo sudoroso y con los vidriosos ojos trataba de huir, el miedo era suficiente aliento para buscar refugio, tras él sonaron roncas explosiones de haces de luz roja y azul, una veintena de uniformes azules y rosados siguieron los movimientos del fugitivo, que finalmente equivoco su camino al ingresar a un callejón sin salida; las puertas se mantuvieron cerradas a los golpes desesperados del hombre que finalmente fue alcanzado por uno de los haces de luz, los ojos expresaron en esos últimos segundos , todo el dolor que su cuerpo experimentó al recibir el haz de luz, finalmente cayó fulminado. –¡Aquí patrulla 10/27 Potosí!, Fugitivo 3329, eliminado, opuso fuerte resistencia – Dijo Rosalinda –¡Pero eso no fue cierto!, el fugitivo levantó las manos en señal de rendición- Contestó Latina. –Mejor hombre muerto que prisionero, uno menos del que preocuparnos. – Contestó Rosalinda – Y mejor te callas o te puede pasar lo mismo, recuerda tu condición. –¡Aquí Centro de Comando! Entendido Patrulla 10/27 Potosí, informe confirmado, Regresen Posición, entreguen cuerpo a vehículo de apoyo en posición Calle San Alberto dentro de 5 minutos, Cambio y Fuera.


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……………………………………………………………………. Año 2021 las y los nuevos reclutas, ingresaron al Recinto de Graduación, los uniformes color Naranja y Celeste distinguían a los graduados, Los uniformes Celestes distinguían a las mujeres y los uniformes color Naranja junto con la insignia característica de la Comunidad GLBT – MUNDIAL, delataba a las personas con distinta opción sexual.

Formados en patrullas, observaron el ingreso de la Brigadier Marycarmen Troncoso, repitió el lema del juramento, al que respondieron los graduados con un estentóreo ¡Si Juro! , que retumbó por todo el Recinto y llegó al edificio de Reclusión donde Carmesi, un travesti, miembro de la Comunidad GLBT – POTOSÍ, años atrás allá por los años del 2015 formaba parte del Comando de seguridad y Protección Humana; estaba al frente de esa institución en Potosí.

Por esos años se inició un fuerte control, los índices de criminalidad contra mujeres, niños, niñas, ancianos , ancianas y personas de la comunidad glbt, llegaron a un punto crítico, tanto que las Naciones Unidas decidieron crear el COSEPRO – H (COMANDO DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN HUMANA) Con amplios poderes de utilización de armamento de última tecnología en contra de los delincuentes; Toda arma moderna, todo laboratorio de investigación fueron puestos al servicio del COSEPRO – H y los resultados no se hicieron esperar, fueron reclutadas miles de mujeres y miles de personas de la comunidad glbt, que se aliaron en contra de los hombres.

En Potosí fue puesto al mando Carmesí, un travesti , que en los dos primeros años y con los recursos casi ilimitados, el índice criminal se redujo en casi un 100%, las calles se volvieron seguras, sin embargo a nivel Mundial, a nivel mundial había una fuerte corriente ideológica que


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poco a poco iba relegando el radio de acción de los hombres, desde los niveles de poder y mando en los gobiernos, desde los países desarrollados hasta los que estaban en bajo desarrollo, es decir poco a poco las mujeres y la gente de la comunidad glbt fueron ocupando mandos superiores, en potosí ocurría lo mismo.

Sin embargo los resultados no se hicieron esperar al tener mujeres en el poder se redujo no solo la violencia, la criminalidad, también se redujo la contaminación ambiental, la contaminación de las aguas, el respeto a la naturaleza era más rígido, las leyes al ser desobedecidas eran fuertemente sancionadas, pero a costa de ir eliminando a los hombres, muchos inocentes iban cayendo junto a muchos de los peores criminales entre los que se sumaban, narcotraficantes, violadores, contaminadores, piro maniacos, comerciantes de armas, tratistas de personas o esclavistas, corruptos del servicio público, el ser acusados de violación o maltrato era suficiente para iniciar un juicio sumario a veces el juicio era demasiado rápido tanto que no se buscaba más pruebas, todo era motivo de arresto y a veces ejecución directa bajo la figura de resistencia al arresto. Mejor dicho ―ejecución directa‖

En Potosí igual ocurría, hasta que un día Carmesí, se opuso a la eliminación de un varón, político inocente, acusado de violación, la orden era eliminación o supresión discreta, cuando iban a arrestarlo, el hombre pidió juicio y por contestación recibió una ráfaga de haces de luz, Carmesí presentó informe, arrestando a Lucero Cardona una joven que guardaba rencor y hasta ira en contra de los hombres, de alguna manera fue educada con un total desprecio hacia los hombres hasta el punto de no tener piedad de ningún hombre y maltratándolos a placer cada que tenía oportunidad tratándolos como seres inferiores, y no era la única, las actuales generaciones crecía con un total desprecio hacia los varones, creando en los varones una suerte de resentimiento que se iba


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acumulando; sin embargo días después llegó una orden por la cual Carmesí fue arrestado, en lugar de Lucero Cardona que fue ascendida a comandante de COSEPRO – H en Potosí. Desde entonces COSEPRO – H Potosí inicio como en tiempos de la inquisición, una cacería de brujas, en este caso la cacería de hombres y hasta el mínimo error era causa de eliminación, para el año 2021, la población mundial había descendido a 4 mil millones, el 80% eran mujeres, solo se conservaba un determinado número de varones, aquellos que eran útiles en ciencias, tecnología, química, etc. Desde niños se los iba educando para ser útiles a las mujeres; solamente los hombres y mujeres que formaban pareja tenían hijos, las demás entraban a servicios. A través de la química y genética se había logrado eliminar el sistema hormonal de las mujeres, que mediante pastillas, desde niñas iban eliminando esa necesidad de buscar pareja, ya no les era atractivo el tener pareja, las hormonas eran genéticamente inhibidas y por completo se eliminó la libido de las mujeres, y la mayor parte de las veces la fertilización se hacía in vitro.

Todo hombre criminal, violador, asesino, ladrón, golpeador de mujeres, estafador, contaminador, etc, había sido eliminado. Mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas, personas de la comunidad glbt, estaban protegidos y seguros de la eliminación de hombres había traído una paz –tensa, yqa que el instinto de los varones seguía latente y seguía alimentándose del maltrato de las mujeres como las mujeres habían recibido de los hombres, era un círculo vicioso que tarde o temprano tendría que romperse o se convulsionaba a ratos brotaba con fuerza tal que la sociedad humana volvía a temblar.

Las personas de la Comunidad Glbt, hombres y mujeres que se rebelaban contra el orden impuesto eran arrestados y puestos a


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reacondicionamiento cerebral y doctrinal, si no se rehabilitaban eran eliminados, se había perdido la libertad, en especial la de los hombres. Aunque esta sociedad tenía sus ventajas, había un uso racional de los recursos naturales, seguridad para las personas, protección para los animales y el medio ambiente, y un respeto único a las mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas,, personas con diferente opción sexual de la comunidad glbt.

Mientras la nueva patrulla color naranja y celeste, salía a cumplir con su servicio de Protección, dentro de la prisión, Carmesí, un travesti, de pensamiento conservador, recordaba aquellos tiempos en los que en los que los hombres eran bien machos y las mujeres femeninas, y hoy se habían dado vuelta las cosas, ya que en esta época las mujeres son temidas y los hombres seres temerosos, y en ambas épocas, las personas de la comunidad glbt solo una opción de libertad reprimida en sociedades conservadoras.

-Solo una opción de libertad en sociedades conservadoras- Reflexionó Carmesí.


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HILOS MISTERIOSOS Stella Maris Taboro –Argentina–

Cuando aquel cataclismo, a finales del tercer milenio, destruyó todos los continentes nada quedó sobre la tierra. En un lugar del fondo del mar, la vida continuaba y allí se había formado una gran esfera transparente con paredes de corales. En su interior se habían refugiados tres esclavas.

Striuxhi era la más bella, con su aire de reina ,siempre perfumada por su enamorado, el Señor del Mar. Él había colocado en ella una corona de rubíes, como manifestando tu gran amor.

Llegaba siempre por un canal de aguas muy clara y ella lo recibía con guirnaldas de lucecitas. Eran las luciérnagas que había guardado desde niña en un cofre.

Nunca la luz de la luna había llegado hasta el fondo. Tampoco el sol se sentía. Pero, en el fondo del mar, no eran necesario ningún movimiento celeste de los espacios lejanos.

Los diferentes azules en ondas, aumentaban mágicamente las danzas trazadas por todas las cintas de algas .Los sonidos de los delfines parecían un gran coro que las aguas llevaban a todas las direcciones.

Esa gran paz acuática, vivió sólo un tiempo, porque murió con un fuerte remolino que arrasó la gran esfera .Justo cuando Striuxhi había salido con el Señor del Mar a recorrer los túneles entre las rocas.


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Lejos del peligro llegaron hasta una chimenea y se sorprendieron viendo que allí, entró el dios Yergyñ. Yergyñ, no pudo ocultar su asombro.

La joven que estaba frente a él, había sido una famosa mujer conocida como la "Dama de los Misterios" .El cataclismo la había convertido en una esclava, para que olvide los secretos que conservaba.

Los secretos de la Dama, no convenían al rey que tanto la amaba y no podía poseerla. Ella conocía todos los hilos misteriosos que el soberano usaba para obtener obediencia. Hilos entregado por un ejército de alacranes que eran espías del diablo.


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MAVORTE Yamile Aisa Quiroz Quiroz –Colombia–

El sonido suave y penetrante fue difundiéndose de manera constante por todo el espacio existente y la oscuridad sobrecogedora, noche sin estrellas, continuándose hasta el infinito en los movimientos cada vez más fuertes y frecuentes del mar. Casi imperceptibles, pequeñísimos destellos dentro del agua…como luciérnagas los peces fluorescentes pretenden inútilmente dar algo de luz a la noche.

Las arenas blancas, resultado del sacrificio milenario de cantidades inmensurables de caracoles, entran poco a poco a la eterna oscuridad, Camina primero, luego desliza el cuerpo lento muy lento, siente el frío quemante sobre la piel, a los pocos minutos se aclimata, la baja temperatura pasa ya desapercibida…

Mirar, nadar, mar adentro, allá donde están las grandes criaturas pisciformes, las siente debajo, tranquilas. En verdad está sobre una de ellas, cabalga en su lomo y con ella desciende a profundidad...

Todo bajo las aguas está hermosamente ensombrecido, se perciben grandes figuras más oscuras aún, pasando por su costado. Ahora asciende, la superficie cambia en su totalidad: las olas desaparecen para convertirse en un gran espejo, reflejando brillantemente una fuerte luminosidad.

Logra asirse a lo que sería la playa, pero es una lámina fuerte, lisa, brillante por la luz que inunda todo el espacio. A lo lejos, tierra adentro?


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luces más definidas, puntos brillantes, titilantes permiten presentir un hermoso lugar habitado.

Esos son los primeros recuerdos, recuerdos si bien extraños, agradables… Luego en forma atropellada llegan las remembranzas diferentes, desagradables. Cambian las sensaciones, el clima, el color, hay cansancio…entonces…están allí los recuerdos de la ascensión que no ha sido fácil; fatigosa, lenta, por una escalera en caracol, con mucho calor como si se dejara atrás el fuego del centro del planeta…está pegado a la espalda, ardiente, pero sin sudor, un calor seco. Y cuando por fin se sale a la superficie…la visión es la misma, hacia donde se alcanza a ver: un mar inmenso, amarillo, bajo un sol naranja. El cielo, un continuo del mar en un tono más pálido. Pero no, no es un mar. Es una estepa o un desierto. Pero es todo.

El sol abrasador no puede quemar lo que ya está quemado. A lo lejos, muy a lo lejos, casi invisibles, pequeñas dunas en un tono ocre dan variedad a la superficie amarilla polvorienta. Es lo que nos ha quedado luego de la última explosión megatónica. Seguro en el futuro nos llamaran Los del Planeta Rojo.

El aire es imposible de aspirar, entra difícilmente por los poros. Se siente ahogo, todo el cuerpo está cubierto de ese finísimo polvo que impide respirar, aspirar, transpirar, expirar.

Un estado de semiinconsciencia permite recrear una visión disímil: grandes extensiones en lo que la superficie del planeta era vida, agua, liquido preciado, con suaves y ligeras nubecillas casi rozándolas y sobre esas, aún más ligeros, retozando unos con otros los pequeños…quienes poco a poco con el aparecer del segundo sol del mediodía, iban


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definiendo sus sexos, tornando los cuerpos más y más pesados, entonces descendían a la gran masa de líquido vital y bajo ella, toda una armonía de luz y amor se celebraba perpetuamente.

Pero arribaron los extraños impartiendo el deseo de controlar, sojuzgando a los demás con su irradiación de energía oscura. Llevando consigo toda una carga de emociones negativas, envidia, competencia, deseo de sobrepasar, de apoderarse de todo por encima del bienestar común.

Poco a poco comenzaron a verse diferentes unos a otros, queriendo ser mejor que los demás, olvidando que aquellos eran sus semejantes, deseando tener para sí más área, más tiempo; guardando hasta el segundo más pequeño, para tener más que los demás del mismo espacio y tiempo al que todos teníamos costumbre vivir. Interrumpe una nueva idea, la mente viaja… Recuerda cómo la noticia llegó impactante, como el efecto que causaría el choque de un gran aerolito detectado en la órbita del planeta. Todos salieron de sus espacios sin saber a qué. La actividad era generalizada y alterado unos afirmaban: ¨Es el fin… Otros creían que las cosas no pasarían a mayores. Y otros más recordaban la desaparición de los gigantescos seres que pululaban en el aire, en las aguas y sobre la superficie del planeta, como resultado de algo parecido.

Transcurrieron ochocientos sesenta y dos soles dobles cuando nuevamente

se

habló

del

cuerpo

celeste

que

se

acercaba

peligrosamente... Ahora casi todos coincidieron en que la noticia no era tal…ya eso se había dicho hace tanto…


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Pero en esta oportunidad lo previsto estaba por suceder… En este nuevo amanecer las nubes se veían diferentes por la atmósfera, una polvareda finísima y constante nos rodeaba; el ambiente era todo gris- plateado.

Todo era de ese extraño color. La atmósfera, la vegetación, las aguas, la piel de todos y todo era gris. De manera singular la temperatura comenzó a descender. Los volátiles habían desaparecido, dejaron de anunciarse con sus bellos sonidos.

Decidimos un grupo bajar mucho más allá de la superficie del líquido preciado y por un túnel logramos llegar al centro del planeta. No era nuestra tradición hacerlo, pero en este momento consideramos era lo mejor. Allí por muy poco tiempo nos congregamos hasta que comenzamos a sentir este calor que bajaba de la superficie y secaba nuestro gran mar.

Algunos, los más débiles, por el gran calor se fueron marchitando hasta desaparecer dejando tras sí la leve estela de color azul ambarina señal del cambio de dimensión. Otros, los menos logramos salir a la superficie y observar en lo que se ha convertido nuestro antes bello planeta, en un desolado punto rojo en el universo.


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