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Huaino

La bandurria no es un instrumento usual en Huancavelica, aunque es muy común en la comunidad Chopcca, donde se toca la de doce, catorce o dieciséis cuerdas.

forma original, se le ha afinado según una escala musical exclusiva del área huancavelicana, propia de las tonadas de esta región y adecuada a su peculiar combinación sonora de pequeños conjuntos.

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El uso de la bandurria está extendido por buena parte del área surandina, generalmente como parte de un conjunto de cuerdas, acompañando a la guitarra y/o al charango. En el área chopcca, donde estos instrumentos no tienen gran presencia, la bandurria es el instrumento principal, como solista o en pequeños conjuntos de dos a cuatro instrumentos, en que uno toca la melodía principal y los otros tocan la base rítmica. A veces es acompañada por el rondín o, últimamente, por el arpa andina, que en esta región es un instrumento importado. Se ha observado que esta forma de producción musical es la más difundida, presente sobre todo en los cumpleaños y en las fiestas del ciclo anual en las que haya posibilidad de cortejo, como la qachwa de junio, aunque también en los wawawañuy.

Estos instrumentos son profusamente decorados con dibujos en el mástil y la cara anterior de la caja; aparte del taraceado original se le aplican calcomanías llamativas o dibujos pirograbados, por lo general de aves. Al parecer, con esta decoración se remarca la importancia de la bandurria en la ejecución de los huainos, en cuyas letras se suele establecer un paralelo entre la voz del cantante y las aves.

El conjunto Sentimiento Andino, uno de los pocos existentes en el área chopcca que se está adentrando en una carrera comercial, consta de tres bandurrias, dos de tipo huancavelicano y una tercera de tipo cusqueño, más la voz de un músico o de una de las dos cantantes que forman parte del grupo.

Waqrapuku y llungur

Técnicamente se trata de trompetas naturales, es decir, sin un mecanismo para cambiar la altura del sonido, por lo que se requiere de una habilidad especial del ejecutante para producir una tonada. El waqrapuku o corneta, instrumento bien conocido en todo el centro y sur andinos, es hecho de cornamentas de vacuno –alrededor de quince– armadas en sentido helicoidal y unidas con tiras de cuero crudo. Los ejemplares vistos en esta área tienen una boquilla de metal. Es el instrumento de las actividades rituales y lúdicas referidas al ganado vacuno: la marcación y las corridas organizadas en las fiestas de aniversario de los centros poblados. Su ejecución es más bien difícil, pues requiere una forma especial de soplido que permita sacar tonadas del instrumento. Refiere el músico Máximo Carbajal Escobar (entrevista personal, junio de 2008): “El waqrapuku es un instrumento muy antiguo y tradicional. Cuando yo era niño mi papá lo hacía juntando de trece a quince cachos de toro, y me decía que mi abuelo también sabía hacer y tocar el waqrapuku, y que yo también debo aprender a tocar. Entonces yo también aprendí a tocar gracias a las enseñanzas de él”.

El llungur es una trompeta travesera, lo que quiere decir que su boquilla está colocada a un lado del extremo proximal. Es de gran tamaño, alrededor de dos metros, hecho originalmente con un tronco recto de maguey o de saúco. Actualmente ha caído en desuso, y dado el tipo de material no suele conservarse más de un año después de su elaboración. El waqrapuku corre un peligro similar, en la medida que su uso no es heredado debido al progresivo abandono del aprendizaje tradicional y la dificultad de su ejecución. Asimismo, los ejemplares del instrumento no abundan hoy en

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