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Mi maestro fue Quintana
Manuel Quintana Olivares, mi maestro, nació en Malambo -hoy Rímac- en 1880. Era menudo, delgado, alegre, saleroso, vivaz, inteligente y muy ameno. Recuerdo que en una de las tantísimas veces que conversamos me contó que se bautizó en dos oportunidades, pues se le perdió su partida, y como no sabía dónde había recibido ese sacramento y requería el documento, en 1950 se presentó a la iglesia de San Lázaro en el Rímac y le dijo al cura: “Padre, soy moro”, y el cura lo bautizó; mejor dicho, sin saberlo lo volvió a bautizar.
Los entendidos de la época decían que nadie cantó marinera como él.
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Yo no alcancé a oírlo en su plenitud, pero a pesar de los 77 años que tenía en 1957, y de adolecer de cáncer a la laringe, mantenía la voz con bonito timbre y aguda, como debe ser y siempre ha sido el registro vocal de los cantores de marinera limeña.
Su canto y encanto me subyugaron de tal modo que quise volverme negra para cantar así:
Negra quiero ser
Marinera limeña mía (1959), de término, con doble término, resbalosa y fuga.
A Manuel Quintana “El Canario Negro”.
La noche es morena y bella... negra quiero ser color del carbón, color del carbón... lo oscuro tiene su encanto color del carbón, color del carbón... lo oscuro tiene su encanto Fray Martín divina estrella... negra quiero ser color del carbón, color del carbón... siendo negro murió santo color del carbón, color del carbón... la noche es morena y bella.
Sombra la marinera sombra en mi canto... negra quiero ser color del carbón, color del carbón... te quiero tanto color del carbón, color del carbón... sombra en mi canto.
Sombra en mi canto madre y hasta en mi vida... negra quiero ser color del carbón, color del carbón... gente querida.
color del carbón, color del carbón... Te diera el alma. Amarre
Amarre
Remate
Entregando el Disco de Oro al famoso bolerista chileno Lucho Gatica en el Teatro Porvenir, 1958.
Con mi entrañable amiga la personalísima y eximia artista cubana Olga Guillot, mi mejor intérprete, en Lima en casa del melómano Alfredo Aparicio Valdez en donde con el musicazo Juan Bruno Tarraza compartimos inolvidables momentos de poesía y audición de selectas canciones, 1965.
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Resbalosa
Negra quiero ser color del carbón color de mi pena negra quiero ser.
Dos aceitunas los ojos la cadera bien torneada la cintura mil antojos y la bemba colorada.
Dos aceitunas los ojos la cadera bien torneada la cintura mil antojos y la bem... y la bemba colorada.
Arriba los corazones ¡viva don Ramón Castilla! Bis
Llamada
Azabache, azabache me estoy poniendo pero azabache y más azabache qué rico, rico, rico son Fuga le está gustando a mi corazón. … me estoy poniendo pero azabache y más azabache qué rico, rico, rico son le está gustando gustando a mi corazón, ja, ja. Repetición de fuga
Al “Canario Negro”25 –doce años mayor que Augusto Ascuez y quince que Elías, se le consideraba el sabio de la marinera y, por lo tanto, era muy temido en el contrapunto por sus contendores– le fascinó la canción que le dediqué. Festejó el respeto a las reglas, la originalidad y el sabor en la melodía, y la letra a pesar de lo difícil del género.
25 La guitarra del “Canario Negro” que guardo conmigo fue construida por el luthier Manuel Coyure en Malambito Nº 736. (Alicia Maguiña).