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La luz del cielo
Y así, entre cantos tristes, me encontró “el llamado” de la Santísima Virgen de Cocharcas de Sapallanga71, quien se valió de la distinguida folklorista Agripina Castro “Cusi Urpi”72 para pedirme que la sucediera como coya.
Me sentí honradísima por la importancia y alto significado del cargo, y para cumplir con el compromiso, el 6 de setiembre de 1976, siempre entre cantos, dejé el firmamento gris para acceder al luminoso cielo donde tenía la importante cita con la Virgen.
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Cuentan que la Santísima Señora de Sapallanga –que, como decía, a mí se me reveló a través de Agripina– fue encontrada en un fresco puquial del pueblito de Cocharcas, a cinco minutos del santo lugar, por un fornido sapallanguino que deslumbrado por la pequeña y bella escultura de piedra de Huamanga de más o menos 40 cm de altura, decidió llevársela a su casa, pero como a pesar de su fuerza le fue imposible levantarla, pidió ayuda a unos comuneros que tampoco pudieron con el peso, lo que los dejó consternados y obsesionados en tal medida que por la noche, durante el sueño, uno de ellos escuchó que Nuestra Señora le pedía que le llevara bailantes de negritos, coyas73 , calachaquis y chonguinada.
Al despertar los consiguió y se los llevó a la Virgen, que entre cantos por fin se dejó cargar hasta Sapallanga donde le prepararon su casa.
El 8, día central de la festividad, a las diez y media de la mañana, tomé en Huancayo74 el auto que iniciaría el recorrido obligado: Chilca, Azapampa y La Punta, para llegar –en esa época por carretera afirmada– a Sapallanga. Allí, delante de la iglesia, la gran artista Agripina Castro “Cusi Urpi”, un grupo de sus alumnos y yo bailamos jubilosos en ronda waynos, mientras aguardábamos la salida en procesión del anda con la bella y diminuta escultura de la Virgen, ante la cual recibí el sagrado legado.
Al día siguiente ya en Huancayo, en su casa de Ocopilla, “Pinita” –como cariñosamente llamaba a mi hermana coya–, pionera en la difusión del canto, baile y ropa tradicional serranos en especial los del Valle del Mantaro, me ofreció un gran almuerzo en el que me aguardaban la fuerza de la música de la región, la hospitalidad y franca alegría de la dueña de casa, y el colorido de las lulipas, talqueadas y emplumilladas que se mecían al ritmo del paso cortísimo y suave de la chonguinada, que con la coquetería candorosa de nuestras hermosas hermanas wankas es tan diferente de la que se ve en Lima.
Para agradecer tantas pero tantas atenciones, canté y bailé plena de sentimiento en la plaza de Ocopilla. Lo máximo.
71 Sapallanga: Distrito ubicado a 8 km al sur de Huancayo, en el departamento de Junín. Cocharcas es el anexo de Sapallanga, donde se apareció la Virgen que bendice con agua a los campesinos y protege la siembra. “La devoción de la Virgen de Cocharcas surgió en Copacabana, en la meseta del Collao, y luego se extendió a la provincia de Chincheros (Apurímac), donde se le venera en la iglesia de San Pedro de Cocharcas. Con posterioridad la devoción se extendió al valle del Hatunmayo, el valle del Río Grande, hoy Mantaro. Se le celebra en Sapallanga, Orcotuna, Apata, más al sur en Marcatuna, anexo del distrito de Huanchac (provincia de Chupaca) y también en Quichuay”. (Alicia Maguiña). 72 Cusi Urpi: Paloma alegre. 73 Coya: Dama de la Virgen. Quya o coya, según el folklorista Leo Casas, significa reina, esposa del inca. En Huancayo se escribe Colla. 74 Huancayo: Huancayoc, de acuerdo con el folklorista Leo Casas, significa roca sagrada, donde vive el espíritu de la Pachamama.