1922 - 2015
PROVIDENCIA
93 AÑOS DE PURA ENERGÍA
1922 - 2015
PROVIDENCIA
93 AÑOS DE PURA ENERGÍA
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Recorrido por algunos hitos en el desarrollo de la autogeneración hidroeléctrica de MINEROS, aprovechando las aguas del río Anorí.
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PROVID 1922
Los estadounidenses de la Pato Mines Co. construyen la vía Dos Bocas–Anorí, paso previo para tener una central hidroeléctrica propia para alimentar las operaciones mineras.
1934 La Pato Mines Co. comienza la búsqueda de un lugar para reforzar la autogeneración que se tenía con la central hidroeléctrica San Juan (Zaragoza) de 0,9 megavatios (MW) de capacidad instalada.
93 AÑ DE PURA 1936
En enero comienzan las obras de lo que sería Providencia I, aprovechando aguas del río Anorí y proyectada cinco unidades de generación.
1938 El 21 de febrero se genera electricidad en Providencia I con dos unidades que suman 3,2 MW instalados. Se deja el espacio dispuesto para dos generadores más.
1974
La compañía pasa a manos colombianas, en medio de una compleja situación financiera y baja eficiencia en las operaciones mineras.
1984-1986
Arreciaron los ataques de la guerrilla a la infraestructura de MINEROS. Era usual que el ELN incursionara en Providencia I y detuviera la generación de energía.
1987-1989
La guerrilla de las FARC arreció ataques a la línea de transmisión de Providencia I con el derribamiento continuo de torres. Los paros en el suministro eléctrico superaban los 60 días anuales.
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1992-1994
Incorporación escalonada de dragas de succión para fortalecer la operación aluvial, lo que implicó una mayor demanda de energía. 3 dragas de cucharas 1 dragas de succión
MINEROS da otro paso en autosuficiencia energética: se amplía la capacidad en la planta de generación a diesel instalada en El Bagre, para atender contingencias con Providencia I. 3 dragas de cucharas
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DENCIA, 1991
ÑOS ENERGÍA 1996
Se evidencia problemas de bajo voltaje por alejamiento de las unidades de producción de la línea de transmisión de Providencia I.
1997
Se adicionan 2,2 MW a Providencia I con una nueva unidad de generación (No.1) y la reconstrucción de otra (No. 2). Se mejora voltaje de conducción: de 34,5 a 44 kilovoltios (Kw). 3 dragas de cucharas 3 dragas de succión
1999
Comienzan los estudios de factibilidad para la interconexión con la entonces Empresa Antioqueña de Energía (EADE), hoy parte de EPM.
2000
Ataque fuerte de la guerrilla contra Providencia I y se logró contener por parte del Ejército y la Fuerza Aérea.
2001
Se identifica un excedente de 1,2 millones de kilovatios hora-mes en Providencia I que podría venderse al Sistema Interconectado Nacional (SIN).
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PROVID 2002
Concluye las obras de interconexión en El Bagre y comienza a venderse excedentes de energía a EADE (EPM) y a comprar en momentos de contingencia técnica o de seguridad.
2004
Se agrega a inventario de proyectos estratégicos la construcción de una nueva central de autogeneración. Comienzan varios estudios técnicos y financieros hasta 2008. En Providencia I se gana eficiencia y potencial hídrico con el cambio de turbinas. Ingresa una nueva unidad de producción a la operación (UP4).
93 AÑ DE PURA 2005
4 dragas de cucharas 4 dragas de succión
Entrega de estudio encargado a Integral, firma antioqueña de ingeniería, para evaluar alternativas de autogeneración. Se decide que la más viable es construir Providencia III.
2006
2007
La firma Inverlink y otras bancas de inversión elaboran estudios de viabilidad financiera y se exploran otras alternativas a Providencia III. Aún no daban los números para su ejecución y la Junta Directiva no lo aprueba.
2009
Aumenta la compra de energía a EPM por la expansión de operaciones aluviales con la puesta en marcha de la Unidad de Producción No 5 (UP5). 5 dragas de cucharas 5 dragas de succión
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Se proyecta el aumento notable de demanda de energía con la próxima entrega de una nueva unidad de producción aluvial y de Mina La Ye.
2008
Se habilita la operación subterránea de Mina La Ye. Se deja de vender excedentes de energía y se realiza estudio para buscar autosuficiencia energética.
• En noviembre, la Junta Directiva, dio luz verde a la construcción de expansión de la autogeneración eléctrica de MINEROS, con base en un nuevo estudio de factibilidad realizado por la banca de inversión SBI.
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DENCIA, 2010
ÑOS ENERGÍA 2011
• Marzo-abril: se licitan pliegos de diseños y equipos para tres proyectos: repotenciación de Providencia I (5ta unidad), construcción de Providencia III y obras de nueva línea transmisión para Providencia III. • S eptiembre: se firma orden de compra para la adquisición de los equipos principales con la multinacional Andritz. • O ctubre: comienzan obras preliminares para rehabilitar vía, puentes y adecuar el campamento en Charcón (Liberia), lo que se prolongó hasta mayo de 2012.
• El 28 de diciembre se firman dos contratos de leasing de infraestructura con Bancolombia: uno para la ampliación de Providencia I y otro para la construcción de Providencia III.
2012
• 1 5 de febrero: firma de contrato para obras civiles principales con el consorcio colombomejicano Ménsula-Tradeco. Se aplica la figura de administración delegada interesada.
• A finales de febrero, guerrilla dinamita zona de Aljibes (bocatoma de Providencia I. Se afecta fluido eléctrico y se suple contingencia con planta de diesel y energía de EPM. • A rranque de obras: 1º de marzo llega el consorcio constructor a Providencia I.
• 1 3 de junio: primera voladura, luego de muchos percances para empezar obras y cambio de director de obra del consorcio.
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PROVID 2013
• 2 1 de marzo: puesta en marcha de la 5ª unidad de generación de Providencia I, con capacidad instalada de 1,8 megavatios.
• 2 4 de septiembre: vence primer contrato de obras civiles, cuyo avance es de 75 por ciento.
93 AÑ DE PURA • 1 6 de octubre: se firma nuevo contrato civil, sólo con Ménsula, bajo la modalidad de suma global. MINEROS asume logística del proyecto.
• 2 1 de octubre: comienza transporte de equipos principales entre Zaragoza y Providencia, primero por río hasta Toná y luego por tierra hasta Providencia. Se movilizaron cerca de 200 toneladas en una caravana durante siete días, con maniobras especiales y puentes provicionales. • 1 8 de noviembre: se encuentran dos frentes de trabajo en la construcción del túnel de conducción, luego de excavar cerca de 1.400 metros. • Se ponen en operación dos dragas de succión adicionales (DS 18 y DS 19).
5 dragas de cucharas 7 dragas de succión
2014
• 8 de enero: se encuentra la falla geológica de lodo de proporciones mayores a las previstas en los estudios preliminares, que impide concluir el túnel de conducción, faltando 270 metros de excavación. Superar la falla tomó 11 meses.
• M arzo: concluye montaje de equipos principales de Providencia III a cargo de Andritz. Su personal regresa en diciembre para pruebas y ajustes. • D iciembre 15: se concluye la construcción de la nueva línea de transmisión que saca la energía de Providencia III hasta Zona Industria de MINEROS: son 46 kilómetros de doble tendido soportado en 136 torres. • 8 de diciembre: se encontraron dos frentes de avance del túnel de conducción, en medio de la falla geológica de lodo, luego de excavar y modificar el proceso constructivo en una longitud de 160 metros. Fue uno de los momentos más celebrados de la obra. • D iciembre: se ultimaron detalles de la tunelería de Providencia III, que sumó una longitud de 4.497 metros.
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DENCIA, 2015
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• E nero: comienzan las pruebas de comisionamiento en Providencia III. Se decide reparar la unidad de generación No. 1 con repuestos de la unidad No. 2.
• 2 1 de febrero: a las 10:16 a. m. empezaron las pruebas con agua y, por primera vez, giró la turbina de la unidad No. 1.
ÑOS ENERGÍA • 4 de marzo: Providencia III pone sus primeros 5 megavatios de energía en el sistema de transmisión.
• 1 1 de abril: inauguración oficial de Providencia III con presencia de los ministros de Minas y Energía, y de Defensa. Todas las obras de ampliación de la capacidad de autogeneración ascendieron a $135 mil millones ($127 mil millones invertidos en Providencia III y la línea de transmisión y $8 mil millones en la ampliación de la unidad 5 de Providencia I).
• 1 0 de mayo: estuvo lista la unidad de generación No. 2. Providencia III ya genera con sus 9,11 MW de capacidad. • M ayo: hay plena capacidad de alimentar con energía propia a Mina La Ye, cinco dragas de cucharas y otras siete de succión. • J unio-julio: después de un lustro, se reanudan las ventas de excedentes de energía por una mayor capacidad instalada con la repotenciación de Providencia I y la construcción de Providencia III. • Se presentan problemas con las máquinas, los cuales se están resolviendo con el proovedor Andritz.
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Sin energía
no hay más oro Repotenciar Providencia I y concebir Providencia III no se logró de un día para otro. Recorrido por ideas, ajustes, estudios, aprobaciones, contrataciones y pasos para concretar la mayor inversión individual de MINEROS en 40 años de historia.
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Fue en las lejanas montañas de Austria, en el centro de Europa, donde el ingeniero Gonzalo Gómez Vargas, siendo Gerente Técnico, contempló en 1997 la posibilidad de que MINEROS tuviera una nueva central hidroeléctrica para ganar más energía propia. Mientras recorría microcentrales que usaban distintas tecnologías, Gómez afirmaba en su mente la idea de que se podía aprovechar más el caudal del río Anorí, en el nordeste antioqueño, ese cauce de aguas cristalinas que conocía muy bien desde diciembre de 1973, cuando se vinculó a la empresa. El periplo por el país del centro de Europa lo propició Kössler, una firma que acababa de asesorar y suministrar
3,0 megavatios (MW) de energía comenzó a generar Providencia I en 1938, cuando se llamó Anorí Power Project por los ingenieros de la entonces Pato Mines Co. equipos para adicionar 2,2 megavatios (MW) de capacidad instalada a la histórica central Providencia I con una nueva unidad de generación, la No. 1. Al tiempo se reconstruyó otra de las tres unidades que sumaban 5 megavatios, la No. 2. y se cambió el voltaje de conducción de 34,5 a 44 kilovoltios (Kv). Gómez estuvo a cargo de la reparación y las mejoras.
Era la primera vez que MINEROS emprendía una ampliación de su fuente de hidroelectricidad desde que pasó a manos colombianas, en 1974. Y lo hizo en el espacio que dejaron habilitado en el cuarto de máquinas los visionarios ingenieros estadounidenses de la Pato Mines Co. Los antiguos dueños contemplaron dos futuras ampliaciones del entonces Anorí Power Project, que comenzó a operar el 21 de febrero de 1938 con dos unidades (2 y 3) para generar hasta 3,0 MW; en el año 1947 entró en operación la unidad 4 con una capacidad de 3.2 MW llegando la central a una capacidad instalada de 6.2 MW. “Repotenciar Providencia I fue clave para responder a la operación, porque las dragas se iban alejando, había más pérdidas de energía en las líneas de transmisión y el sistema era inestable. Cuando volví del viaje, me daba vueltas la idea de hacer algo más, el río se prestaba”, recuerda Gómez, hoy como Gerente de Negocios Mineros de la compañía. Sin embargo, su proyecto no tuvo acogida y las circunstancias tampoco ayudaron: eran tiempos complejos con una onza de oro que rondaba apenas los 300 dólares de la época. Las prioridades de MINEROS estaban en ganar eficiencia, que Providencia I funcionara como un relojito, confiar en que la guerrilla no atacara la infraestructura, que no se detuvieran las dragas de cucharas y de succión y que la operación industrial no se quedara a oscuras. En suma: sin energía no hay oro. Aun así, las mejores ideas perduran para cuando se necesiten.
“Si bien era difícil el tema de orden público en Anorí, nunca fue obstáculo para contemplar la ampliación de Providencia I y la construcción de Providencia III”. Gonzalo Gómez Vargas
Exgerente Técnico y hoy Gerente de Negocios Mineros 14
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De vender a necesitar energía En esas condiciones, Providencia I siguió operando con sus cuatro máquinas. Para 2002, una de ellas se mantenía detenida buena parte del tiempo, porque las dragas no demandaban tanta energía. De ahí surgió la posibilidad de vender excedentes de energía con la capacidad ociosa de generación, una idea que ya se había contemplado desde 1999, cuando se contrató un estudio con la firma Mejía Villegas (hoy HMV Ingenieros). Así es que las líneas de transmisión propias se unieron con las redes de la entonces Empresa Antioqueña de Energía (Eade, hoy EPM), al Sistema Interconectado Nacional (SIN) en una subestación en El Bagre, en los primeros días del mes de Diciembre de 2002. “Era alrededor de 1,5 millones de kilovatioshora-mes y daba unos ingresos por venta de energía cercanos a los 80 millones de pesos. Pero esa mayor generación también nos ayudaba a preservar las turbinas Pelton de Providencia I, pues no había que controlar la velocidad según la demanda de las dragas”, explica Jairo Humberto Cano, director de la División Energía. Además la interconexión
permitió ganar confiabilidad en el suministro eléctrico frente a los recurrentes ataques de la guerrilla a la línea de transmisión y disminuir los “paros” de la producción y no depender como plan b de la planta a diésel en El Bagre, construida a finales de los ochenta. “No había punto de comparación de algunos años en la década de los ochenta de sumar 80 a 100 días de parálisis por atentados y cortes del suministro, a tener solo 25 días de pérdidas, o menos, al contar con la interconexión y el diésel”, señala Rafael Roldán, Gerente de Operaciones Mineras. No obstante, al tiempo que MINEROS crecía sus operaciones, concluía la construcción de la Unidad de Producción No. 4. Ya se vislumbraba la necesidad de más energía propia para una etapa de expansión de la compañía. De ahí que en 2004 entra en la lista de proyectos estratégicos (Copacs) la idea del ingeniero Gómez sobre una nueva central de energía. Incluso, eso ocurrió antes de contemplar la posibilidad de habilitar una quinta unidad de generación adicional en Providencia I, como propuso, luego, el ingeniero Jorge Duque.
“La energía es el insumo más importante para poder asegurar la producción sin paros y de forma eficiente, por eso fue tan importante emprender la expansión”. Rafael Ángel Roldán Jiménez Gerente de Operaciones Mineras
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“Para los diseños y obras civiles buscamos a firmas especializadas, grandes y con experiencia. En el caso de los equipos, invitamos a participar a fabricantes directos”. Jairo Talero Mejía Director del proyecto
Nace Providencia III Pero pasar del papel a la realidad esas ejecutorias tomó seis años de estudios y cotizaciones, primero, y decisiones cruciales, después. Una seguidilla de seis informes fueron contratados, con varias firmas de ingeniería entre finales de 2004 y de 2007 para evaluar alternativas, determinar su viabilidad técnica y financiera, señalar rutas de implementación y otros detalles definitivos para lograr la aprobación por parte de la cauta Junta Directiva de MINEROS (ver recuadro). Los dos primeros estudios de prefactibilidad sobre el “Aprovechamiento hidroeléctrico del río Anorí” marcarían la senda de los demás. Fueron hechos por la firma antioqueña Integral y marcaron la ruta por donde MINEROS comenzó a caminar hacia una mayor autogeneración de energía. Uno se presentó en septiembre de 2004 con alternativas para desarrollar la central Providencia II y sumar 19 megavatios de capacidad. “Pero esa opción también restaba agua a Providencia I y tocaba pensar en desviar la quebrada La Concha, contemplar un trasvase, mejor dicho, implicaba muchas obras y complejidades, por eso no lo vimos viable”, recuerda Gómez. En cambio, el siguiente estudio sobre la posibilidad de la central Providencia III, aguas abajo de Providencia I, tomó fuerza luego del primero de abril de 2005, cuando se entregaron los primeros planos, apenas 17, muy generales, acompañados de un análisis financiero preliminar. Si Providencia III se tasó en 16,28 millones de dólares de la época, Providencia II costaba 31,45 millones, casi el doble. No había vuelta de hoja: nació Providencia III.
27 estudios técnicos y financieros
se realizaron entre 1999 y 2012 para ampliar la capacidad energética entre Providencia I y III, línea de transmisión y subestaciones. 16
a la capacidad instalada de generación que MINEROS llevó a Providencia I, luego de instalar una nueva unidad de generación en 1997.
Pero el proyecto no tuvo ningún avance durante 2005, pese a que ya se vislumbraba la necesidad de más energía ante la posibilidad de la primera explotación subterránea, Mina La Ye, así como de sumar otra unidad de producción, la No. 5, en la operación aluvial. Entre tanto, se abrió otra “veta” para ganar capacidad de generación de energía en Providencia I. “Por el desgaste natural de las turbinas Pelton de las máquinas 1, 2 y 3, se cambiaron por otras y resultaron ser muy eficientes. Si las viejas necesitaban un metro cúbico por segundo, pues las nuevas sólo 0,6 metros cúbicos. Con el ahorro se abrió la posibilidad de poner una quinta unidad de generación aparte de las cuatro que pensaron los gringos 70 años atrás”, explica Jairo Cano con esa extraña emoción derivada de la racionalidad matemática de los ingenieros. La propuesta pasó a ser otro de los proyectos Copacs en lista de espera. Providencia III vuelve a caminar en abril de 2006 con la presentación de una “propuesta conceptual” de Generadora Unión. Esta firma antioqueña especializada en hidroelectricidad expuso la iniciativa a la Junta Directiva en mayo de ese año. Esto dio paso en septiembre a otro estudio con el plan de acción para construir la nueva central. Dos meses después, volvieron a la máxima instancia de MINEROS con un análisis financiero que concluía que el proyecto implicaba una inversión de 47.106 millones de pesos de la época.
Con ese referente, recuerda Cano que se cotizaron las obras civiles de la central en ciernes. En enero de 2007, varias reconocidas firmas locales presentaron sus ofertas preliminares con base en los estudios realizados: Conconcreto (25.509 millones de pesos), el consorcio Mincivil-Geominas (29.600 millones) y Construcciones El Cóndor (32.500 millones). Esto desató otros dos estudios para profundizar en los números del proyecto y su análisis financiero con la banca de inversión de Colpatria (diciembre de 2006) y de la firma Inverlink (febrero de 2007). “A pesar de los argumentos y estudios, los números no cuadraban en la Junta. El costo de kilovatio instalado era altísimo y la tasa de retorno no era atractiva. Además en ese momento Providencia III competía por recursos con otros proyectos de expansión como la nueva unidad de producción, Mina La Ye, y hasta la misma construcción de otra unidad de generación en Providencia I. Era complejo disponer más recursos”, reflexiona el ingeniero Gonzalo Gómez. Mientras la luz verde llegaba, incluso se realizaron dos estudios más con Integral al margen de Providencia III y antes de finalizar el año 2007: uno de carácter general sobre el abastecimiento de la demanda de energía en los centros de producción en la región del Bajo Nechí, y uno más particular que contempló una planta térmica operada a carbón y que implicaría una inversión de 14 millones de dólares de la época. 17
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7,2 megavatios (MW)
“Cuando se plantea la Mega al año 2020, ya se comenzó a ver con otros ojos la necesidad de ampliar la autogeneración de energía para responder a los planes de crecimiento”. Jairo Humberto Cano Quiceno Director de División Energía
La Mega iluminó el camino... Fue al año siguiente, en 2008, cuando la Junta Directiva comenzó a ver con otros ojos los planes de expansión energética. MINEROS emprende una transformación sin precedentes de toda su estructura y en su estrategia de crecimiento se plantea una meta grande y ambiciosa (Mega), un sueño colectivo de alcanzar 500 mil onzas de oro en el año 2020. En esa nueva fase de expansión entra en operación a finales de año la Unidad de Producción No. 5 (UP5) y para marzo de 2009 la explotación de veta de la compañía era realidad con Mina La Ye. Así se pasó de vender energía a ser compradores netos de la generada por EPM y que pasaba por puntos de interconexión en El Bagre y otro más reciente (Diciembre de 2008) en el sector Bijagual (municipio de Nechí), cerca al astillero de la compañía, lo que dio confiabilidad al suministro de electricidad. Sin embargo, la factura de EPM cada mes podía superar los 400 millones de pesos y al año llegar a superar los 4.500 millones de pesos, recuerda el director de la División de Energía: “Los costos de producción comenzaron a subir para asegurar el suministro para las 12 dragas (cinco de cucharas y siete más de succión) y la operación subterránea. Eso lo pusimos en evidencia en los informes sobre demanda que nos pedían para plantear en la Junta Directiva escenarios para ser de nuevo autosuficientes”, agrega. Las nuevas condiciones coincidieron con cambios administrativos que devienen en crear la Gerencia de Cadena de Abastecimiento. Bajo el liderazgo del ingeniero Julio Quintero Beltrán se retomaron las alternativas que conceptualizó años atrás la firma Integral y se realiza otro estudio financiero con la banca de inversión SBI para presentarlo a la Junta. 18
Al final, Providencia III era la opción más atractiva desde lo financiero y lo estratégico, dos aspectos que la Junta Directiva siempre tuvo en cuenta cada vez que revisaba el proyecto. No solo se trataba de una alta inversión, sino que viene con riesgos incorporados por su complejidad técnica, además de factores externos adversos por los antecedentes de orden público de una zona donde por décadas han hecho presencia frentes de las guerrillas de las Farc y el Eln.
US$16,28 millones
fue el valor en que la firma Integral estimó el precio de construir la central Providencia III en los estudios preliminares que presentó en septiembre de 2005.
Pero ante un panorama de mayor escala de crecimiento de la compañía, las bondades hídricas del río Anorí, unas compras de energía que ya representaban una tercera parte de lo requerido las operaciones mineras, un escenario de mayores costos de producción y la posibilidad abierta de vender excedentes de electricidad a futuro, la Junta Directiva, finalmente, dio su sí en noviembre de 2010, soportada en el estudio de factibilidad financiera realizado por la banca de inversión local SBI. Esa vía libre no fue sólo para Providencia III, sino también para la expansión de Providencia I y la construcción de una nueva línea de transmisión con sus subestaciones.
Así se materializó la decisión de un triple proyecto que en las primeras cuentas rondaba los 55 mil millones de pesos, un paso financieramente forzado, pero definitivamente estratégico para la rentabilidad de la compañía, un salto histórico en la modernización de la infraestructura eléctrica de MINEROS. Ese anhelo que tuvo el ingeniero Gonzalo Gómez en las montañas de Austria daba pasos firmes para ser realidad, ahora en las manos de sus colegas de la Gerencia de Cadena de Abastecimiento. 19
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Para 2010, MINEROS tenía cuatro posibilidades identificadas en su banco de proyectos energéticos. Una opción era rehabilitar la central de San Juan (Providencia IV), en Zaragoza, que fue construida desde 1908 por los estadounidenses y se donó al Municipio y que, luego de una creciente pasó al abandono. Pero fue archivada por peros financieros. Otra posibilidad era ampliar la capacidad de Providencia I con una quinta unidad de generación y sumar 9,3 megavatios de capacidad instalada. En tercer lugar estaba la opción de construir Providencia III. Por último, como consecuencia de la anterior, se requería una nueva línea de transmisión de energía, pues la que iba de Providencia I a El Bagre no tenía la capacidad suficiente.
“Por la magnitud del proyecto y la experticia que se necesitaba, lo más adecuado fue subcontratar una banca externa para tener una adecuada proyección de precios futuros”.
El fin del principio
María Victoria Calle Espinal Vicepresidente Corporativa Administrativa y Financiera
Como Director de Proyectos del área estaba el ingeniero Santiago Cardona Múnera, quien junto a su jefe, Julio Quintero, conocía de tiempo atrás los retos que implicaba agregar varios megavatios más de autogeneración. Por eso invitó a vincularse al experimentado ingeniero Jairo Talero Mejía, quien trabajó por 35 años en Integral y aportó su conocimiento en mega obras hidroeléctricas del país como las centrales de San Carlos, Jaguas y Playas. Talero aceptó ser el director de “diseño y construcción de la ampliación de Providencia I y la nueva central Providencia III”. Comenzó a trabajar el 10 de diciembre de 2010 con la idea de actualizar el presupuesto tentativo que sugirió Integral un lustro atrás, pero su primera tarea fue otra, y era a contrarreloj: tener firmado antes de que finalizara ese año los respectivos contratos del leasing de construcción con Bancolombia. Bajo esa figura, MINEROS, financió ambos proyectos y, por demás, buscó descuentos tributarios en su declaración de renta de 2011. “La compañía tenía liquidez para poder realizar el proyecto, pero decidimos financiarlo con el leasing y aprovechar un estímulo que luego la reforma tributaria quitó. Usar el leasing nos significó un ahorro del orden de 18 mil millones de pesos, traídos a valor presente (2015), fue una decisión bien tomada”, explicó María Victoria Calle Espinal, gerente Financiera. Luego de ires y venires, los papeles del leasing estuvieron listos el 28 de diciembre. Con el comienzo de 2011, Talero se instaló en su oficina del séptimo piso de la sede de Medellín. Su primera tarea: preparar los términos de licitaciones para diseños, equipos principales y obras civiles. Rodeado de estudios técnicos y financieros, evaluando y repasando los 17 planos de estudios preliminares que dejó Integral, comenzó a sacar sus cuentas. El 14 de febrero de 2011, este curtido ingeniero abrió el cuaderno argollado de MINEROS que volvió su agenda y escribió el primer programa de trabajos en cinco líneas: “Ingeniería básica, 3 meses; ingeniería de diseño, 10 meses; fabricación equipos, 16 meses; obras civiles, 15 meses; montajes, 3 meses; comisionamiento (puesta a punto), 2 meses”.
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$42.000 millones
fue el presupuesto estimado por MINEROS en 2011 para obras civiles de la ampliación de Providencia I y la construcción de la nueva central Providencia III.
Volviendo atrás, en abril de 2011, sacó a licitación los diseños. Presentaron propuestas las firmas antioqueñas Integral, Sedic, HMV Ingenieros y Pi-Épsilon. Esta última resultó ganadora y tenía plazo de seis meses para entregar el 90 por ciento de la hoja de ruta con que tomaría forma
Providencia III y la nueva unidad de generación de Providencia I. De forma simultánea se surtió la licitación de obras preliminares que ganó Carbovapor, filial de Geominas. Su tarea era acondicionar la vía de ingreso a las obras, el campamento de 1.400 metros cuadrados construidos en Charcón (corregimiento de Liberia) y otras facilidades logísticas. El contrato se adjudicó en julio y en agosto comenzaron las actividades que se extendieron hasta el 15 de mayo de 2012. Esto coincidió con la sensibilización a la comunidad y una inversión social cercana a los 7 mil millones de pesos, agrega el ingeniero Cardona. También en el primer semestre, Talero decantó posibles oferentes para construir e instalar los equipos electromecánicos, descartando intermediarios y optando por fabricantes. Surtido el trámite, identificadas tres empresas, se decide negociar con la multinacional de origen austriaco Andritz. Pero el acuerdo se dilató por dudas si aún era válida la recomendación de hacer una conducción de aguas y casa de máquinas subterráneos.
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Ese sintético plan de actividades yuxtapuestas en el tiempo y basado en presunciones dictadas por la experiencia, al final se tradujo en un plazo aprobado por el ingeniero Julio Quinteto de dos años y medio: “fueron casi 31 meses, 911 días, siendo precisos. Pensábamos que todo el proyecto debería estar listo y operando el 7 de julio de 2013”, recuerda Talero una mañana de mayo de 2015, sentado en la misma oficina, otra vez rodeado de esos libracos, con aquella agenda en la mano y algo de nostalgia porque no se cumplió la estimación.
911 días Por eso con Pi-Épsilon se contrató otro análisis de alternativas que se tomó dos meses y confirmó lo sugerido por Integral en 2005. Para octubre de 2011, en uno de los avances sobre diseños, la misma firma concluyó que el caudal del río Anorí permitía generar no solo los 7MW proyectados inicialmente, sino aumentarlo a 9,11 MW con las mismas dos unidades de generación, cada una recibiendo 7 metros cúbicos por segundo, cuatro metros más de lo sugerido por Integral. Esto implicó renegociar los términos con Andritz, que en diciembre de 2011 pactó la entrega de equipos en 18 meses. “El gran reto de ese proceso es que se iban haciendo ajustes al tiempo que se definían los contratos e implicó pasar de dos unidades de generación que pesaban 18 toneladas cada una, a que cada una fuera de 30 toneladas”, recuerda Talero Faltaba sólo seleccionar al constructor de las obras civiles principales que, en principio, se estimaron en 40 mil millones de pesos. Se invitó a participar a seis compañías, de las cuales Conconcreto y Bajo Tierra desistieron, las otras cuatro presentaron sus propuestas, por encima del presupuesto: Carbovapor; el consorcio de la antioqueña Ménsula y la mejicana Tradeco, Constructora Colpatria; y Estyma, solo para tunelería.
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estimó el primer programa aprobado de obras para construir la infraestructura requerida y que la central hidroeléctrica Providencia III operara desde julio de 2013.
“Luego de las visitas respectivas, todos aducían riesgos geológicos, climáticos y de seguridad por las condiciones de orden público de la zona. A eso le sumaban el hecho de tener que llevar maquinaria, primero por río y luego por tierra. Por eso cobraban altísimo el AIU (Administración, Imprevistos y utilidad)”, explica el ingeniero Cardona. En esas condiciones, MINEROS descartó la primera propuesta por los antecedentes negativos en las obras preliminares con el contratista y las dos últimas por su costo. Así que decide negociar directamente con MénsulaTradeco y firmar un contrato de Administración Delegada Interesada, un modelo flexible en que MINEROS controla el desarrollo del proyecto y sus costos. “Por antecedentes de otras obras con altos sobrecostos, recomendé que no se aplicara esa figura, pero para MINEROS era muy tentador la propuesta de la contraparte: ‘si la obra vale menos de lo previsto, se dividen las utilidades, y si vale más, perdemos esa utilidad’”, comenta Talero. Agrega que el cronograma de obra presentado en enero de 2012 fue otro aliciente: construir en 511 días (17,6 meses), empezando el primero de febrero y concluyendo el 17 de julio de 2013.
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Talero con apoyo de los ingenieros de la Gerencia de Cadena de Abastecimiento pasó de aquella programación de cinco líneas que escribió en un cuaderno un año atrás a un programa detallado de construcción de 760 actividades. La idea era que MINEROS estuviera en agosto de 2013 sumando a su autogeneración 1,8 MW en Providencia I y otros 9,11 MW con la nueva Providencia III, para un total de 19,5 MW. Pero el tiempo demostraría que eran otros los tiempos y la historia para construir y poner a punto el proyecto de infraestructura de mayor envergadura e inversión desarrollado en la historia de MINEROS.
“La Junta Directiva dio luz verde al proyecto energético al ver la diferencia entre la energía que autogenerábamos y la que necesitaba MINEROS hoy y para seguir creciendo”. Santiago Cardona Múnera
Exdirector de Proyectos y hoy Vicepresidente Corporativo Cadena de Abastecimiento
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Una megaobra
de titanes
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Sorteando inconvenientes, superando temores, aprendiendo en el camino, luchando contra el tiempo y la fuerza de la naturaleza. Así MINEROS logró repotenciar Providencia I y hacer realidad a Providencia III.
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En un rincón de la oficina, en el suelo, hay un bloque pequeño, oscuro, de concreto y bordes definidos. Sobre él hay una inscripción en letras torpes: Providencia I. Es la “primera piedra” de la central hidroeléctrica que los gringos de la Pato Mines Co. levantaron hace más de 80 años. Es la misma piedra que no dejó perder entre escombros el ingeniero Juan Diego Villegas, coordinador de las obras civiles para pasar de los planos a la realidad la repotenciación de Providencia I y la construcción de Providencia III. Esa piedra es como un amuleto extraño, silente, inusual de esos 1.187 días de la epopeya de expansión de infraestructura sin precedentes para MINEROS en sus 40 años como empresa colombiana. Y aunque las obras empezaron sin obras: oficialmente se extendieron desde el primero de marzo de 2012 hasta el esperado 10 de mayo de 2015. Para entonces, allí seguía la piedra, como recuerdo de una primera conquista humana de la energía que guarda el río Anorí y como testigo de una segunda conquista, no menos difícil: una muestra de ingenio, sacrificio, persistencia y, sí, también algo de providencia, para sacar de las mismas aguas otros 10 megavatios instalados de autogeneración. Juan Diego mira la piedra desde la silla de su escritorio, se gira, toma aire y rebobina la memoria de un proyecto sin igual.
9,11
megavatios (MW) de energía es la capacidad instalada de generación con que finalmente se decidió que generaría Providencia III.
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Era la avanzada, pero llegaron sin avisar. Algo temerario para una zona donde la única garantía es una base militar que protege la infraestructura de MINEROS de la presencia del Frente 36 de la guerrilla de las Farc. Los visitantes explicarían que no encontraron hotel en Charcón o Liberia, el pueblo más cercano a la central, pero sí consiguieron un vehículo que los llevara. Ahí estaban. Villegas y otros ingenieros los reciben perplejos por la falta de previsión de los huéspedes. Para que las obras de ampliación de Providencia I arrancaran de forma inmediata y no se vieran afectadas por la época de lluvias, previamente se mandó a rosar el corredor por donde pasaría el túnel de derivación que conecta con la conducción desde Aljibes, una de las primeras obras.
−Necesito que arranque obras de derivación lo más pronto posible −recuerda Villegas que le dijo al ingeniero al entonces director de obra. −Tranquilo, en su momento las empezaré −respondió. −Recuerde que si nos llega el invierno el río estará crecido y no habrá forma de metérsele. −Ingeniero, tranquilo, la programación dice que el 26 de abril, ese día empiezo esa obra. Se llegó esa fecha y Villegas llevó a director de obra a dar un paseo por Aljibes y le dijo: −Ya es 26 de abril y no han empezado. −¡Con ese río tan crecido quién se mete! −atinó a decir el director de obras de la contratista. El ingeniero Julio Quintero, entonces gerente de Cadena de Abastecimiento, ordenó cambiar al director de obra y exigió personal idóneo al consorcio constructor. La obra tomó un ritmo distinto, pero no mucho mejor.
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A las seis de la tarde de ese primero de marzo de 2012 estaban en la entrada de la central Providencia I, en medio del tupido bosque húmedo del nordeste antioqueño, el director de obra del consorcio MénsulaTradeco y dos ingenieros más.
Fue difícil lograr que arrancaran obras de la ampliación de Providencia I, pero mucho más las correspondientes a la nueva central Providencia III, aguas abajo. El ingeniero Santiago Cardona, Gerente de Cadena de Abastecimiento recuerda que lo conocido como “movilización”, para disponer todo el inicio de la obra, estaba previsto en su cronograma para el primer mes, pero MénsulaTradeco se tomó cuatro meses. “Arrancaron a ritmo de tortuga, por eso las obras se tardaron como seis meses realmente en iniciar”, comenta Cardona. Y agrega el director del proyecto, el ingeniero Jairo Talero: “para el mes número dos de obras debían tener 120 hombres y para el tercero 180, pero eso sólo lo logramos como a los 10 meses”. Ya MINEROS venía de superar el sinsabor por los retrasos en arranque de obras preliminares por parte de Carbovapor, que no estuvieron a tiempo para antes de la llegada del contratista principal de obras civiles. La firma fue responsable de construir los doce módulos del campamento en Charcón (vivienda, enfermería, oficinas y comedor) en el lote arrendado por la Junta de Acción Comunal del corregimiento. También realizó el mantenimiento y ampliación de los cerca de 38 kilómetros de la estrecha vía terciaria Dos Bocas-Providencia. Por allí ingresarían luego equipos, alimentos y materiales requeridos para los trabajos principales, lo que implicó reparar 13 puentes y reconstruir tres más. No antes de nueve meses Carbovapor concluyó su tarea.
$48.700 millones
fue a lo que ascendió el primer contrato de obras civiles, ejecutado por el consorcio colombo-mexicano Ménsula-Tradeco.
En el caso de Ménsula-Tradeco se confirmaba con los retrasos lo que era una percepción inicial entre el equipo de MINEROS al frente de la obra: la antioqueña Ménsula no tenía experiencia en este tipo de proyectos y la foránea Tradeco no demostró su experticia en tunelería, servicios que en proyectos anteriores contrataban con terceros. Aunque las obras contratadas no fueron terminadas por el consorcio, se reconoce que hubo profesionales laboriosos y muy capaces en su equipo de trabajo. Cuando finalizó el contrato con esta firma, la antioqueña Ménsula terminó las obras dejando su nombre en alto y honrando el compromiso que tenían del contrato anterior.
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Mientras llegaba el explosivo para las detonaciones requeridas en varios frentes de obra, la primera voladura solo se pudo hacer el 17 de junio de 2012. Y después vendrían decenas más en que una simpática y joven ingeniera del consorcio ganaría fama. Por alguna extraña razón, siempre realizaba las detonaciones con mayor carga de la requerida. Se llegó el momento de fracturar una roca grande ubicada sobre el río, cerca de la zona de captación para Providencia III, a pocos metros del campamento de Providencia I. Conociendo de su exageración para las cargas, Villegas se encargó de hacer el diagrama de voladura. −Aquí está el diagrama, los circuitos, los tiempos y la cantidad de explosivo para cada barra −le dijo el avezado ingeniero en su oficina, cerca de la entrada de Providencia I. −Esto es muy poquito explosivo −respondió con seguridad ella. −Solo necesita fracturar la roca, no más. Hágalo así −insistió Villegas, quien siguió en lo suyo. Ella se marchó, atravesó el campamento, fue hasta donde estaba la roca y le entregó el diagrama a un novato ingeniero y, contra todo pronóstico, le pidió que pusiera el doble de carga. ¡Boooommm! El estruendo se extendió por cada rincón del campamento, las rocas salieron despedidas en todas las direcciones y comenzó a llover piedras. La explosión fue tan fuerte que algunos no se fiaron de que fuera parte de la obra y llegaron a pensar de que se trataba de otro ataque de la guerrilla. Villegas se levantó sobresaltado y presuroso salió de su oficina a buscar la razón de ese sonido estremecedor. Llegó hasta el sitio de la explosión: −¿Qué paso, hombre? −preguntó exaltado Villegas al ayudante de la ingeniera. −Ella dijo que era muy poca carga y le puso media barra más−respondió el aturdido joven El jefe de obra de Tradeco se alojaba en el segundo piso de una casa prefabricada, contigua al casino del campamento y a unos 25 metros del sitio de la explosión. Uno de los fragmentos de la inmensa roca fracturada voló por los aires, atravesó el techo y cayó encima de la cama del ingeniero mejicano, quien, por fortuna, no estaba a esa hora reposando. “¡Esa mujer era pura dinamita, más peligrosa que la guerrilla!”, exclama Villegas antes de lanzar una carcajada al evocar aquella ingeniera que le saca una sonrisa cada vez que pasa por una pared del campamento donde hay aún perforaciones de los proyectiles de roca o ve una teja chueca, claro, por una de las explosiones autoría de la peculiar ingeniera. 29
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El manejo de explosivos en el proyecto
Se logró concluir, en un término prudente, la repotenciación de Providencia I y la unidad número 5. Incluso las obras civiles de Providencia III avanzaban a mejor ritmo, pese, entre otras razones, a que la corriente del río Anorí cada tanto sorprendía con crecientes súbitas, había una alta rotación de personal por temores de seguridad y eran frecuentes las infracciones a los protocolos de seguridad industrial por parte del personal contratista. En todo caso, tomaban forma las obras de derivación para construir los canales que permiten captar y desarenar las aguas, para luego juntarlas con las que ya pasaron por las turbinas de Providencia I y llevarlas hasta Providencia III por un túnel de conducción de 3,4 kilómetros. Para excavarlo más rápido se avanzaba por una ventana de construcción abierta de 280 metros. En tanto, tomaban forma el túnel de acceso a la casa de máquinas subterránea, ubicada a 185 metros debajo de la superficie, y el otro túnel de descarga que devuelve las aguas turbinadas de nuevo al río luego de recorrer 256 metros. Pero los retrasos en el cronograma, por una u otra razón, cada vez eran mayores. Las relaciones entre contratante y contratista sin duda ya no eran tan tirantes como en un principio, pero tampoco eran las mejores. Las reuniones diarias de seguimiento pactadas entre los coordinadores de MINEROS y los responsables de Ménsula y Tradeco no era lo que se esperaba. Citadas al mediodía, para durar 60 minutos e irse a almorzar, se convirtieron muchas veces en un ayuno de cinco, seis o más horas para definir alternativas a percances o discutir procedimientos o rutas a seguir en los frentes de trabajo en que llegó a haber un pico de 400 trabajadores. Con el pasar de los meses, también eran evidentes los altos costos logísticos que
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esgrimía el consorcio constructor en temas de transporte de insumos y materiales que se facturaban para que pagara MINEROS, según el modelo de administración delegada del contrato No. 1580. Pero un punto crítico para mediados de 2013 eran las dificultades administrativas de la estatal Indumil para suministrar a tiempo los explosivos requeridos para perforar los túneles. “Al 15 de julio ya habíamos acumulado 70 días de retraso relacionados con trámites de explosivos”, recuerda, aún sorprendido, el ingeniero Jairo Talero. En esas condiciones, la Gerencia de Cadena de Abastecimiento optó por dejar vencer los términos del contrato, que cesaba el 15 de julio, aunque por formalismos legales concluyó el 24 de septiembre de 2013. Mientras se aproximaba la fecha, el ingeniero Julio Quintero consultó a su equipo sobre la posibilidad de que MINEROS asumiera directamente las obras ante las ineficiencias. La construcción de Providencia III estaba a un 75 por ciento de avance. “La realidad es que varias veces lideramos la parte técnica de las obras, aunque también le decía que había algún personal muy bueno que deberíamos dejar. Pero los términos fueron otros y cambió el contrato”, recuerda el ingeniero Villegas. Y así fue. Se negoció, esta vez solo con Ménsula, que no quería dejar la obra inconclusa, pese a las adversidades. Se acordó que continuara pero por suma global, otra modalidad de contrato habitual en el mundo de la construcción. Y de ahora en adelante MINEROS asumía directamente todo lo referido a transporte de equipos, materiales y personas. Esto abarataría los costos con la experiencia logística que ya tenía la compañía por sus operaciones en la región. El contrato No. 3164 se firmó el 12 de diciembre de 2013.
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170
toneladas semanales de mercancías movilizó, en promedio, MINEROS al hacerse cargo de la logística de Providencia III.
A treinta kilómetros, en línea recta, de Providencia I está la operación industrial de MINEROS, en El Bagre. Allí queda la oficina de Luis Fernado Villa Director de Logística y Fredy Hernán Cardona Jefe de Logística de Proyectos, otros protagonistas de la epopeya energética. Este vivaz contador de profesión fue uno de los cerebros para enviar desde un rollo de papel higiénico, pasando por 270 toneladas de explosivos, hasta un generador de tres veces ese peso a un inhóspito sitio entre Charcón y Providencia I. Y para llegar allí con lo necesario al construir una microcentral hidroeléctrica y alimentar a quienes le daban forma, pues había dos posibilidades iniciales. La más económica sería por vía terrestre desde la cabecera municipal de Anorí, a 44 kilómetros de Providencia I, luego de recuperar una trocha y dos puentes; pero esa opción de siete horas para un camión se descartó por razones de orden público y aumento de los costos de seguridad militar. La otra alternativa era retomar la angosta carretera terciaria de 25 kilómetros que serpentea arañando la montaña para no caer al río, desde un puerto improvisado en el sector de Toná, aguas arribas de Dos Bocas, llamado
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así porque se encuentran los ríos Nechí y Porce. Fue la misma ruta de la conquista que abrieron los estadounidenses de las Pato Mines en los años veinte del siglo pasado para construir a Providencia I. A ello se sumaba lidiar con un recorrido fluvial desde un centro de acopio en la cabecera municipal de Zaragoza, y como 40 kilómetros de viaje en río para lo que proviniera de El Bagre. En algunos casos se requirió sumar al transporte por tierra y por río, la opción de llegar en helicóptero. “Transportamos un promedio de 170 toneladas semanales. Era un movimiento impresionante. Lo hacíamos en planchones con capacidad para 40 toneladas. Era la primera vez que se movilizaba tanto volumen de mercancías hacia Providencia, con el riesgo de que le corriente entre Dos Bocas y Toná es muy fuerte y ese río (Anorí) es caprichoso, si se crece mucho, es un problema para navegar y si se baja, también”, explica Fredy Cardona. Pero el reto estaba asumido con los riesgos que implicaba. Era una guerra contra el reloj para recuperar el tiempo perdido. Esto alimentó de creatividad esa máxima que repetían a diario los responsables de la logística: “la mercancía llega porque llega, pero llega bien”.
Entre las primeras cargas estuvo un transformador que se requería con urgencia para evitar cortes y dejar de pagar alquiler de otro. A medida que avanzaban las obras civiles era mayor la demanda de energía y no bastaban las plantas de emergencia. Se requería una subestación, hasta donde MINEROS se comprometía a llevar la energía que requería el contratista. El coordinador eléctrico por parte de MINEROS, Jhon Hefred Osorio, recuerda que un transformador nuevo tardaba 45 días, así que se pudo conseguir uno de segunda mano, que solo requería mantenimiento durante 10 días en el taller de un proveedor, en Medellín. Pero por ajustes, fugas de aceite, problemas adicionales y hasta una varada de la tractomula, solo un mes después pudo llegar la pesada carga hasta Zaragoza. El transformador se trasladó a una volqueta, como parte de la carga subida a un planchón, donde iban otras dos volquetas más pequeñas, tubería y otros insumos importados. “Por el nivel de río había que salir muy temprano, así que decidimos ganar tiempo dejando amarrado el planchó cargado a un árbol”, rememora Cardona, quien supervisaba la operación desde El Bagre. A las tres de la mañana, mientras dormía, recibe una llamada del capitán de puerto: −Fredy, el planchón viene navegando aguas abajo. −¿Qué?¿De qué planchón me hablás? −El de Zaragoza. −¿Y vos cómo sabés que hay un planchón allá? −Me acaba de llamar un señor que lo vio pasar por el puente de El Bagre.
La angustia fue inmensa. Una creciente desprendió el árbol al que se sujetó el planchón. Si había flotado sin control alguno cerca de 17 kilómetros aguas abajo, lo más probable es que los golpes contra las rocas y las orillas habrían hecho perder la costosa carga. “Menos mal dos canoeros se le pegaron al planchón y lograron orillarlo. Pude respirar tranquilo, cuando vi que solo se había caído un tubo que luego se recuperó”, cuenta con emoción Cardona. Fue un milagro y una lección: el planchón solo se carga a la madrugada desde ese momento. Así fue que el esperado transformador sobrevivió al incidente, pero aún no llegaba. El nivel del río era muy bajo entre Zaragoza y Dos Bocas, los seis kilómetros entre ambos puntos que el planchón en condiciones normales de caudal recorre en cuatro horas, esta vez se tardó 10 horas. Ya por carretera, el recorrido que se hace en hora y media entre Dos Bocas y Charcón se tomó 14 horas. “La carga era tan grande que tocaba ir adelante con una retroexcavadora abriendo camino en las partes más estrechas de la carretera. El camión pasaba rosando la orilla que daba al río. Hacíamos fuerza de que no se fuera a ir”, agrega Harly Wiesner, hoy capitán de puerto de MINEROS, en El Bagre y quien aplicaba en campo las instrucciones de Fredy Cardona durante las obras. Al final, el ansiado transformador llegó a los 40 días, solo cinco menos de lo que habría tomado traer uno nuevo, comenta Jhon Hefred ahora entre risas sobre un momento que fue angustiante. Otra lección estaba aprendida. Para las encomiendas más voluminosas era mejor realizar un recorrido previo e intervenir los puntos críticos y ganar tiempo en el traslado. Así se hizo con el voluminoso bifurcador (tubería) y el quinto generador para Providencia I y no hubo tanto percance.
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MINEROS hizo escuela de logística con el apoyo brindado a Ménsula-Tradeco en la movilización de los equipos electromecánicos de Providencia I.
Con lo aprendido en el contrato anterior, la mayor prueba para la logística de MINEROS fue transportar a finales de octubre de 2013 los equipos principales de Providencia III. Una cosa era movilizar cemento o varillas y otra muy distinta miles de millones de pesos en un solo viaje de 200 toneladas entre generadores, transformadores, ‘volantas’ (volantes de inercia) y otros artefactos electromecánicos de 10, 15 y hasta 20 toneladas cada uno. Esa tarea épica se llevó a cabo durante siete días y para ella se contrató a Mamut de Colombia, una empresa especializada en cargas no convencionales. Se consiguieron planchones de 80 toneladas de capacidad y desde Medellín llegaron a Zaragoza tres tractomulas extradimensionadas con los equipos. En el tramo de Toná al sitio de obra hay varios puentes que no habrían resistido por sí solos el paso de la larga y pesada carga. Así que Estaco, otra empresa experta en montaje de estructuras metálicas, se encargó de instalar y desmontar, en cada uno de los 16 puentes reforzados previamente, un puente tipo militar con capacidad de 40 toneladas. Los diseños y cálculos para la construcción de este puente fueron asumidos directamente por Mineros con la ayuda de Estaco, debido a que ningún consultor quiso asumir la responsabilidad por esta temeraria logística. “Solo un generador pesaba 27 toneladas, más 16 del vehículo que lo transporta, ya son 43 toneladas pasando por ese sobre-puente, cuyas pruebas fueron con carga estática, pero estábamos ante un peso mayor y en movimiento, sumado a la vibración. Cuando iba al frente de carga, uno no dejaba de hacer fuerza y de que las ruedas de esos camiones pasaran por donde era”, recuerda desde Nicaragua el ingeniero Ricardo Martínez, quien fue coordinador mecánico de MINEROS en Providencia I y III. 34
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A medida que avanzaba lentamente la caravana de vehículos con sus remolques que alcanzaba los 300 metros de longitud, también se debía trasbordar a las personas de la comunidad o la misma obra que pasaban de un lado a otro. Si ya de por sí la compleja maniobra implicaba mucha coordinación entre más de 60 personas de las empresas contratistas, personal de Ménsula y de MINEROS, había que sumar el temor de algún ataque de la guerrilla. Días antes lanzaron a Providencia I cilindros-bomba y ‘tatucos’, como se conocen las granadas de mortero no convencionales que fabrican los explosivistas de las Farc y rellenan de puntillas, tornillos y pedazos de hierro. “Menos mal tuvimos acompañamiento del Ejército y el proactivo seguimiento de los jefes locales de Protección Integral Henry castro y Mauricio Pérez durante todo el tiempo, y el susto ya no era porque nos tiraran algo, sino que si esos camiones inmensos si pasaran por una curva, por un puente…”, recuerda Cardona que, como la mayoría, prácticamente caminó todo el tiempo de aquí para allá durante la movilización. A mitad de camino, luego de pasar por Charcón, a 500 metros de donde estaba la caravana hubo inconvenientes con la voladura de roca en una vera de la carretera para poder pasar. Para evitar un retraso, el líder de Mamut se anticipó a evaluar si los tractocamiones pasaban. En sus cálculos era posible.
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Pasó el primero y una de las llantas delanteras quedó en el aire. El ayudante hacía señales al experimentado conductor. La maniobra era de milimetría pura. La tensión que tenían Fredy y Harly distaba de los nervios de acero de quien estaba al volante. Unos centímetros adelante, unos centímetros de marcha atrás, y listo, superado el paso: la carga estaba a salvo. Luego de una semana de largas jornadas de trabajo, sacrificio, paciencia, preocupaciones, reportes, después de todo, la encomienda más importante del proyecto llegó a puerto seguro. “La voluntad todo lo mueve, no hay límites”, se dijo a sí mismo Fredy al concluir el operativo logístico más grande que ha tenido a cargo. Pero un proyecto que necesitaba por igual un equipo electromecánico o combustible para la maquinaria, implicó que se movilizaran en promedio 170 toneladas de insumos a la semana con un planchón prestado de la operación y dos canoas que se enviaron a fabricar. La sincronía en tiempos para el cargue y descargue era definitiva, fuera en Zaragoza o en Toná, así se tratara de cemento o de víveres. Además la consigna era que la logística requerida no fallara y retrasara las obras, como pasó muchas veces en el primer contrato de obras civiles.
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18.000
metros cúbicos de concreto fueron requeridos en las obras principales, así como mil toneladas de acero.
En algún momento se requirió llevar una camioneta para movilizar personal del contratista, pero era época de sequía y el río Anorí tenía un caudal muy bajo como para poderla llevar en el planchón. La urgencia despertó la creatividad y Harly le propuso a Fredy que se hiciera un ‘miniplanchón’ no convencional: sobre dos canoas se ponían dos tablones y encima el carro, eso sí, bien equilibrado, como aclara Harly: “medimos, revisamos, sabíamos qué peso aguantaban las canoas, amarramos bien y se envió de Zaragoza a Toná”. Y llegó bien. Luego la forma no convencional de transporte fluvial se repitió con un camión pequeño (NPR), sin problemas. “Pero tampoco abusamos, de esa solución, también tenía su riesgo, a pesar de lo mucho que se aprendió a conocer el río con sus crecientes”, cuenta Fredy. Con toda la pericia alcanzada, tanto con cargas grandes como pequeñas, después, ya resultaba sencillo movilizar toneladas de explosivos por tierra o aire de forma rápida para que la guerrilla no detectara la codiciada carga. No era tan complejo transportar estructuras de gran altura en un doble troque. Movilizar 70 guacales de cinco y seis toneladas fue parte del día a día. Incluso los habitantes de Charcón se acostumbraron a las fila de volquetas y camiones, a que se cortaran y reconectaran los cables de energía. Pero un desafío mayor, el más difícil e inesperado de todos, estaba por llegar.
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La construcción de Providencia III pasó por excavar 4.497 metros de longitud en varios túneles y remover unos 56 mil metros cúbicos de las entrañas de la tierra. Uno de los mayores hitos de una obra subterránea es “el cale”, ese momento en que se encuentran las perforaciones por ambos lados del mismo ducto. Y el primero de ellos lo tuvieron el 18 de noviembre de 2013: luego de una última voladura se pudieron ver las caras los trabajadores que desde casa de máquinas comenzaron a construir el túnel de conducción en dirección a Providencia I, y quienes avanzaban en dirección por una ventana de construcción, que se abrió a mitad de camino entre las dos centrales. Luego de ventilar para extraer los gases de la explosión, volvió a ingresar el personal para labores de sostenimiento. La emoción fue general. Pero luego vino la tristeza. En la construcción del mismo túnel de conducción, se había avanzado 885 metros desde Providencia I hacia Providencia III (frente No. 1), y 1.078 metros, desde el otro lado (frente No. 3). Solo faltaban 270 metros para el esperado “cale”, previsto para dentro de un mes. El 8 de enero de 2014, uno de los capataces, a quien apodaban ‘Pantera’, llegó corriendo hasta la oficina del ingeniero Juan Diego Villegas. Con cara de asustado le dijo: “ingeniero, por la perforación (para los explosivos) sale un chorro de lodo”. De inmediato, Villegas envió al geotecnista para que le diera un diagnóstico en el frente uno: el túnel le escupió lodo. “Allá no vuelvo, es muy peligroso”, fue su respuesta. Y no volvió. Las obras se pararon en el frente uno. La noticia cayó como un baldado de agua fría entre los directivos de MINEROS, en Medellín. Y con razón, pues los precios internacionales del oro se habían desplomado, la compañía ya no manejaba los excedentes de otros tiempos y hacía esfuerzos por ganar eficiencias y optimizar los recursos. “El gran temor era tener que salir a mitad del proyecto a buscar financiación adicional para cubrir el desfase de los sobrecostos, que el caldo saliera más caro que los huevos, que el proyecto no fuera tan
400
trabajadores
en promedio, hubo en los frentes de las obras civiles de Providencia III, entre 2012 y 2014.
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rentable como se proyectó inicialmente”, recuerda María Victoria Calle, gerente Financiera y quien como ingeniera civil, también sabía que cada día que pasaba era como un contador de más gastos. También el ánimo decayó en Providencia. Le salía otra “pata” a un proyecto con sobrecostos y repleto de vicisitudes. Los estudios de geofísica y sus perforaciones de verificación fueron elocuentes: se halló una falla geológica en forma de bolsa de lodo, de unos 50 metros de altura, de ancho y profundidad desconocida, que en el sentido del túnel implicaba, por lo menos, 80 metros. Puro lodo y en todas las direcciones. Se paró el frente tres antes de que se encontrara con la misma realidad. En la compañía hizo carrera de tiempo atrás una frase que muchos usaban ante los problemas: “para la gente de MINEROS lo difícil es lo fácil, y lo imposible, es lo más o menos difícil”. Pero la contingencia encontrada se salía de toda proporción. Buscando soluciones, varios días se indagó por internet si algo similar se registró en alguna parte, y sí, en China ocurrió algo similar. Se le escribió al geotecnista que lo reportó. Nunca respondió. El comité de obra (MINEROS, Ménsula e interventoría) evaluó posibilidades para llegar a una conclusión: “no hay de otra, nos metemos de frente contra la falla”, recuerda Villegas. Sin saber cuánto tiempo se tomaría la hazaña de construir un túnel de concreto capaz de resistir la presión del lodo por piso, paredes y techo, se debía definir la manera de hacerlo. Villegas con el ingeniero Guillermo Molina, coordinador de tunelería por parte de MINEROS, estudiaban posibilidades que llevaban al comité de obra. Al tiempo buscaban conceptos externos que les dieran luces, fueran sugeridos por Ménsula, la interventoría o MINEROS. Así llegaron tres curtidos expertos en tunelería y todos decían lo mismo: “nunca he visto cosa parecida”. El primero sugirió una voladura a menor escala, que igual causó una avalancha que llenó 70 metros del túnel de lodo. Tomó tres meses recuperar el frente de obra, mientras toneladas de lodo salían a paladas para ir a dar al botadero. Con ese resultado, igual había que avanzar y se retomó un método dispendioso pero seguro para enfrentar problemas de túneles. Consistía en enterrar en el frente de obra una especie de malla hecha de varillas de acero y tubos perforados de seis metros de largo. A través de estos se inyectaba concreto que se irrigaba en todas las direcciones. Así se iba formando una suerte de cáscara contra el lodo. Cuando había garantía de que el frente no se iba a caer por la presión de esa sopa gris de roca descompuesta, se aseguraba con estructura metálica y unas placas de atizado (láminas de acero). Y así, una y otra vez, con un avance promedio de 12 centímetros diarios, a 90 metros bajo la superficie, se iba abriendo espacio el túnel contra una falla inesperada 39
Mientras seguían ese procedimiento llegó el segundo experto al frente de trabajo. Recomendó una estructura particular de sostenimiento, pero aún el concreto inyectado en el frente no tenía la dureza requerida y se dio la segunda avalancha. Fue un retroceso de 40 metros. Más lodo por sacar durante un mes. Y cuando un tercer experto viajó a dar su solución, el lodo, que no dejaba de salir, llegó con una gran roca que destruyó no solo el frente de obra, sino parte de la estructura del túnel. “Se hizo una sopa de espaguetis con los tubos y las varillas. Fue otro mes más superando esa maraña de lodo y acero. Al final, fueron tres avalanchas grandes, en cuestión de siete metros y que nos quitaron cinco meses valiosos”, recuerda Villegas. Con paciencia, el túnel tomaba forma en medio de la insondable falla, pero a medida que se avanzaba, también la presión de miles de toneladas de lodo se empeñaba en impedirlo. Era tal la fuerza de la tierra que doblaba las tornapuntas, estructuras metálicas que mantenían el túnel abierto. No obstante, al ver que de un día para otro el diámetro se podía reducir hasta 60 centímetros, muchas personas renunciaron. El ingeniero Jairo Talero, director del proyecto, dio la solución: vaciar concreto de una vez en la solera (piso del túnel). Pero una cosa era que la falla intentara cerrar el túnel y otra que el ducto entero se desplazara. Por ese fenómeno sin solución, incluso se llegó a desconfiar de las mediciones de control: −Ingeniero, tengo un problema: el túnel se corrió−, dijo el topógrafo. −¿Cómo? Andá, volvé a revisar −respondió Villegas. Luego de nuevas mediciones, el topógrafo confirmó lo que Villegas no creía: en un tramo de 60 metros del túnel en el punto de la falla, la estructura no solo se hizo más estrecha, sino que se desplazó 11 centímetros. El 8 de diciembre de 2014 fue el día más esperado durante toda la construcción de Providencia III. El ingeniero Villegas pudo dar la esperada noticia: “empatamos túneles”. A las siete de la mañana el
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residente revisó sostenimiento en el frente y ordenó abrir el último tramo y se habilitó una pequeña ventana por donde ya cabía una persona. La frase manida de que hubo “luz al final del túnel” tomó todo sentido. “Fue apoteósico ese día. No podíamos creer que habíamos superado esa falla geológica tan complicada. Nos abrazamos, nos reíamos, fue un momento muy especial. En Medellín celebraron, todo MINEROS estaba de fiesta”, relata el ingeniero Villegas aún sintiendo la emoción de aquel día. Y con todo, fueron 11 meses sin descanso para superar 160 metros de falla. De día y de noche, a cuatro turnos, siempre hubo 17 valientes personas ganando centímetros en los dos frentes, repitiendo una y otra vez la misma fórmula exitosa. Las cuentas del ingeniero Villegas es que se inyectaron 600 mil litros de concreto, incluido el revestimiento especial final en la zona de la falla. También se extrajeron 800 metros cúbicos de lodo, equivalentes a unas 160 volquetadas que fueron descargadas en el botadero. Al final de la faraónica labor, Providencia III tenía su túnel de conducción de 3,4 kilómetros. El ingenio y la persistencia le ganaron, esta vez, a la fuerza de la naturaleza.
$127.091 millones
totalizó la inversión realizada en Providencia III, incluyendo las obras de la central y la nueva línea de transmisión.
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empleos
generaron en conjunto la ampliación de Providencia I y la construcción de Providencia III, entre 2011 y comienzos de 2015. Más allá de la titánica logística de la construcción de Providencia III o la osadía de haber enfrentado una falla geológica, uno de los mayores méritos para la historia de esta expansión energética de MINEROS es que no se registró un solo muerto, entre las más de mil personas que trabajaron en el proyecto y los accidentes registrados durante la construcción que ascendieron a 138, entre 2012 y 2014. Pero también hubo momentos críticos. El ingeniero Villegas guarda en su memoria particularmente aquella noche que una creciente intempestiva del río Anorí se metió por el túnel de descarga e inundó la casa de máquinas. Por fortuna, aún no se había ingresado los equipos principales, pero el agua siguió su rumbo por uno de los túneles auxiliares, al fondo del cual había cuatro personas trabajando. Por la inclinación de ese túnel, el río alcanzó a entrar 150 metros, pero dejó una zona seca, donde ellos estaban. Eso lo sabían bien por Villegas y quienes afuera pensaban soluciones. “Dos ingenieros se ofrecieron a bucear, les dije que ni se les ocurriera, pues era exponerse a que se ahogaran. El temor también era que quienes estaban allá metidos lo intentaran hacer”, cuenta el ingeniero parado en el mismo lugar, en el extremo de la caverna, en que estuvo aquella vez. La decisión fue enviar una señal para que los atrapados supieran que no estaban solos. Como el ducto de aire tenía problemas, se desconectó una manguera de agua que lo supliera y se introdujo por el túnel hasta el final. Lo demás fue esperar a que bajara el nivel del río, saliera el agua y luego ir por ellos, lo que pasó luego de unas siete horas. “Se me salieron las lágrimas cuando los vi aparecer por este túnel sanos y salvos”, confiesa Villegas. 43
Superada la falla geológica, lista la excavación de la bóveda de 14,50 metros de alto por 58 metros de fondo de la casa de máquinas, también en la superficie se iba concluyendo la nueva línea de transmisión. Se trata de otra compleja labor que implicó llevar a la realidad un tendido de doble circuito (a 44 kilovoltios), con sus subestaciones asociadas, y en que se empleó 260 kilómetros de cables. Así se pudo sacar la energía generada en Providencia III hasta Zona Industrial de MINEROS (El Bagre), luego de recorrer 46 kilómetros sobre 136 torres esbeltas. La inversión solo en este frente ascendió a los 14.142 millones de pesos. En diciembre de 2014 comenzaron las pruebas de los equipos principales por parte del proveedor (Andritz), bajo la supervisión de MINEROS. Había pasado más de un año desde que tableros eléctricos, generadores y demás fueron llevados hasta la central y dispuestos en un sitio al aire libre y después en la caverna, antes de que se descubriera la falla geológica. “Sin terminarse la obra se empezó a hacer el montaje, con la consigna de que fuera rápido, pues había presión en los tiempos”, recuerda el ingeniero Ricardo Martínez. El temor era que se hubieran presentado daños o averías en los equipos, pues una cosa era tenerlos en El Bagre y otra de testigos de los percances en las obras civiles. A medida que se fueron instalando por subsistemas, comenzaron a aparecer las fallas al momento de realizar las pruebas o verificar parámetros. Y claro, aparecieron los momentos de tensión normales en un proyecto de tanta complejidad: “estaba entre un contratista que se le agotaba la paciencia porque las cosas no le resultan como está acostumbrado, al tiempo que se debía dar reportes preocupantes y anticipar soluciones”, comenta Martínez, quien agradece que siempre se tuvo el apoyo de sus jefes para hacer frente a cada contingencia. Fue así que se decidió instalar la unidad de generación No. 1, sacando los repuestos necesarios de la No. 2, mientras se hacía inventario de los faltantes para encargarlos. Por su parte, el ingeniero Jhon Hefred Osorio, coordinador eléctrico, estaba al frente de que efectivamente todo el cableado instalado y que conecta al transformador con la subestación no haya sido afectado por las obras civiles. Se hacen chequeos, se revisan protecciones. Las cosas estaban listas luego de largas jornadas de trabajo para las pruebas de equipos sin agua. Vienen más ajustes, quedan listos los tableros eléctricos y de supervisión. Providencia III está lista para su examen final. En la mañana del 21 de febrero de 2015, cerca de 15 trabajadores, entre ingenieros y operarios se reunieron en torno a la unidad de generación dispuesta para las pruebas de agua. Con cinta y marcador señalan varias líneas y saca cada uno de a 20 mil pesos: jugarán a la ruleta, como es habitual en uno de los momentos más esperados en toda central hidroeléctrica. A las 10 y 16 minutos, la turbina tipo Francis de la unidad No. 1 giró por primera vez impulsada por las aguas del río Anorí, tanto las 44
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tomadas directamente, como las ya turbinadas aguas arriba por Providencia I. Luego de la prueba, la máquina se detuvo, el ganador de la apuesta fue el ingeniero Carlos López. “Es el momento más angustiante. Si eso funcionaba mal podría destruir una pieza que deja la maquina parada mucho tiempo. Se vieron algunas fugas de agua y diferencias de presión que impedían que la máquina arrancara. Pero se ajustó y funcionó muy bien, a diferencias de otras centrales donde se ve que comienza a traquear o echar humo”, relata Jairo Cano, director de la División Energía de MINEROS. Después vendrían las pruebas de comisionamiento, para verificar que todos los subsistemas estuvieran a punto para transmitir energía. Se aíslan los circuitos que alimentan distintas operaciones para enviarles la electricidad generada en Providencia III. Pero no todas las pruebas fueron aceptables y hubo varios apagones, fuera en la zona industrial o Mina La Ye o un grupo de dragas. Continuaron los ajustes y se logró cumplir las tres condiciones para que efectivamente Providencia III esté conectada al sistema de MINEROS: cuando
0accidentes fatales durante la ejecución de la obra.
el equipo verifica que hay iguales voltaje, frecuencia y ángulos fasoriales, se cierra el interruptor y sale energía. Esa dicha para el coordinador eléctrico y todos los que trabajaron en el tramo final de Providencia III se dio el 4 de marzo de 2015. Ese día pudo escribir un correo electrónico a sus jefes diciendo: “los primeros 1,3 megavatios están en el sistema”. “Fue el momento más feliz para mí. Pensaba que así como dijo Armstrong, que llegar a la Luna fue ‘un pequeño paso para un hombre y un gran salto para la humanidad’, esa pequeña noticia que di era un salto gigante en la historia de MINEROS”, concluye Jhon Hefred con una sonrisa. Finalmente, la segunda unidad de generación de Providencia III terminó de montarse, acondicionarse y probarse. Por primera vez, el 10 de mayo de 2015, las dos unidades estaban generando con su capacidad instalada de 9,11 megavatios. Y lo hicieron luego de tres años y dos meses de intensas obras forjadas por la tenacidad, el ingenio, el conocimiento, la paciencia y de persistir en esa idea que está en el ADN de la gente de MINEROS: “lo difícil es lo fácil, y lo imposible, es lo más o menos difícil”. 45
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La ampliación de Providencia I Aunque la idea inicial fue sumar a la antigua central Providencia I una quinta unidad de generación con 1,8 megavatios (MW) instalados, el proyecto incluyó varias obras adicionales de repotenciación. Se realizaron mejoras en la zona de captación (Aljibes) y un mantenimiento a toda la tubería de conducción entre la bocatoma y la casa de máquinas, donde están las cuatro unidades de generación. En la primera intervención luego de 75 años de servicio de la estructura, también se reforzaron cerca de 400 metros del túnel. “La tubería nueva costaba cerca de 3.600 millones de pesos, pero encontramos una empresa local especializada en recubrimiento con fibra de carbono y así quedó como nueva por 1.200 millones de pesos”, recuerda el ingeniero Jairo Talero, director del proyecto. Luego de ese tubo principal se construyó una bifurcación con otro de 150 metros de largo y un diámetro de 60 centímetros que, desde la parte media de la ladera llegaba a la casa de máquinas. Para asegurar el caudal requerido se hicieron valoraciones técnicas y unos ajustes en la bocatoma y asegurar un metro cúbico más por segundo, para alimentar la quinta unidad de generación con turbina tipo Pelton, para lo que fue necesario habilitar una extensión de la casa de máquinas. La unidad de generación No. 5 comenzó a operar el 27 de marzo de 2013, luego de una inversión total de 8. 058 millones de pesos en la rehabilitación y ampliación de Providencia I.
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Un aporte definitivo a la comunidad Antes de comenzar las obras en Providencia I y Providencia III, las primeras acciones emprendidas por MINEROS fueron de socialización con las comunidades del área de influencia y obtener esa tácita “licencia social” para no tener inconvenientes en el desarrollo del proyecto. Fue así como no solo se informó a las comunidades, sino que se llegó a acuerdos en cuanto a apoyos puntuales que MINEROS podría dar en un territorio que ha estado marcado por la pobreza, falta de ingresos, la ausencia de Estado y la presencia de grupos armados ilegales. “Uno de los primeros retos fue hacer entender a los líderes comunitarios que MINEROS no podía suplantar las actividades del Estado, no fue fácil, pero de a poco la comunidad comprendió que actuábamos solidariamente como aliados para su desarrollo”, recuerda Nelson Castañeda, Coordinador Social del proyecto. Así se desplegaron diversas acciones que implicaron inversiones por cerca de 7.000 millones de pesos y se tradujeron en bienestar a distintos segmentos de la población y en distintos frentes. Inicialmente, se pretendió vincular a personal de la zona en las obras, pero muchos de los beneficiarios desistieron por irse a “minear” y optaron por barequear: “Al final, fueron cerca de 200 personas de la zona las que trabajaron en algún momento durante el proyecto como operarios o personal de apoyo”, explica Nelson. Por su parte, el presidente de la Junta de Acción Comunal de Charcón (corregimiento de Liberia), Andrés Palma, señala que fue “una bendición” haber tenido en el centro de salud un médico de tiempo completo desde mediados de 2012, hasta mayo de 2014, por el convenio firmado entre MINEROS y el Hospital San Juan de Dios, de Anorí: “antes si alguien se enfermaba tocaba ver si se aliviaba con remedios caseros o mirar cómo se ajustaba para el transporte hasta Anorí o Zaragoza, la salud de los niños mejoró mucho con las jornadas (brigadas) que se hicieron”, afirma Palma.
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Para él, otro logro social fue que MINEROS y el consorcio Ménsula-Tradeco (contratista inicial de obras) se vincularan a un sueño de años: pavimentar 310 metros de la vía que conduce a la escuela y construir varios senderos que antes eran caminos de barro y piedra. A ello se sumó mejoras locativas en la institución educativa local y que los mejoramientos en la vía entre Toná y Charcón aliviaron la movilidad en la zona. También la vida en Charcón y veredas vecinas cambió el 27 de agosto de 2012. Por la gestión de MINEROS, en esa fecha el operador de telecomunicaciones Movistar instaló una antena de telefonía celular. Ya la comunidad no debía irse a trepar a una montaña para poder llamar y desde 2015 tuvo acceso a internet desde sus celulares. Otra huella social de la compañía fue mejorar las condiciones tan precarias del Centro Educativo Rural de la vereda Usurá. Ahora 16 estudiantes disfrutan de unas instalaciones dignas, donde para ir al baño ya no se necesita ir con balde en mano para vaciar y los continuos aguaceros dejaron de colarse entre las tejas. Asimismo, sumó experiencia y aprendizajes a su estrategia social con las primeras consultas previas que debió realizar para el paso de la nueva línea de transmisión de Providencia III, recuerda Nelson. Por ejemplo, con el Consejo Comunitario de Pueblo Nuevo, en Zaragoza, hubo los acercamientos reglamentarios al pasar seis torres por su territorio. Esta comunidad afrodescendiente acordó que compensara el pago de servidumbre con el mejoramiento de la escuela y unas escalas en el puerto. Otro hito que se lleva en el corazón Nelson de la intervención social fue haber apoyado al grupo de mujeres de Charcón que se organizaron como asociación (Asomuli) para gestionar proyectos locales dirigidos a organizaciones comunitarias. Finalmente, el aporte social de cambió la historia del corregimiento de Liberia al ceder el campamento de las obras principales, incluso con dotación, al Municipio y para aprovechamiento de la comunidad de Charcón: “se trasladó la guardería que estaba hacinada en un garaje, se habilitó un hogar juvenil para los estudiantes de bachillerato y las habitaciones dotadas son usadas por los profesores. Además quedó una planta potabilizadora”, explica con satisfacción Nelson, sobre unas mejoras y dotación avaluadas en 1.600 millones de pesos. 49
MINEROS, primera del sector con certificado MDL Coherente con su estrategia ambiental, MINEROS también hace historia en Colombia al ser la primera compañía extractiva en contar con un certificado como Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), otorgado en febrero de 2013 por las Naciones Unidas, por sus proyectos Providencia I y Providencia III. Este exigente reconocimiento se dio, luego de verificar que se cumplían con todos los requisitos en ambas centrales hidroeléctricas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, al generar una energía limpia que no usa como fuente un recurso fósil (carbón, combustibles), sino el agua, y lo hace de manera sostenible. De esa manera, Providencia podrá emitir certificados de reducción de emisiones o bonos de carbono, conocidos como CERs, que son comprados por países industrializados para disminuir su huella de carbono. “Este es un reconocimiento muy importante, porque demuestra como una empresa de minería actúa de manera responsable frente al medio ambiente y aporta al desarrollo sostenible. Fue un proceso de certificación que siempre fue de la mano de la planificación de las centrales”, explica Eliana Figueredo, ingeniería de Control Ambiental de MINEROS. Asimismo, la compañía cumplió cabalmente con las actividades contenidas en el Plan de Manejo Ambiental de la expansión de su autogeneración hidroeléctrica. Se levantaron inventarios en flora y fauna, se verificó que la nueva línea de transmisión no afectara los ecosistemas que atravesaba y se mantiene un monitoreo hidrobiológico para que ninguna de las estructuras de las centrales afecte aguas superficiales o acuíferos.
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“Aquí llegaban los funcionarios de Corantioquia y de la Anla (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales) y se sorprendían para bien de que Providencia tuviera un certificado MDL”, recuerda Eliana. No obstante, algunos permisos requeridos para las obras no tuvieron la celeridad requerida, por eso más tarde que temprano se obtuvieron todos los permisos. Por último, MINEROS fue más allá de sus obligaciones legales en materia ambiental y realizó distintas actividades comunitarias, particularmente con niños del área de influencia para “que esas nuevas generaciones aprendan a valorar los recursos naturales y no sigan el ejemplo de los adultos que no cuidan el medio ambiente, era muy bello ver los niños cómo son de receptivos a nuevos valores ambientales”, concluye Eliana al recordar los talleres realizados.
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Un proyecto acompañado por la Providencia El corregimiento Providencia no sólo dio nombre a las dos centrales de MINEROS en una zona selvática del nororiente de Anorí, sino que también invoca a la acción divina que permitió que la ampliación de la capacidad de autogeneración de la compañía terminará sin desgracias fatales. Con una facción de la guerrilla de las Farc y otra del ELN que ha hecho presencia permanente en esa zona del nordeste antioqueño, MINEROS ha resistido con estoicismo los múltiples ataques, que pueden haber sido más de no ser por el acuerdo económico con el Ejército para disponer varias bases militares en el área de influencia de Providencia. Las complejidades del orden público no fueron ajenas durante las obras desarrolladas entre mediados de 2011 e inicios de 2015: durante los cuatro años se registraron al menos 25 ataques por parte de la guerrilla, según los registros militares: desde lanzamiento de artefactos explosivos, pasando por hostigamientos, quema de vehículos, retenes y hasta atentados a la infraestructura de Providencia y cinco más a las torres de la nueva línea de transmisión de Providencia III, el último solo tres días después de la inauguración oficial, el 11 de abril de 2015. Pero esto no fue óbice para que la compañía continuara adelante con el proyecto, siempre siguiendo los protocolos que definía el área de Protección Integral. Aunque sí se produjo más de un susto y trajo como consecuencia una alta rotación de personal en las firmas contratistas por físico miedo a permanecer en la zona. Así lo recuerda el ingeniero Juan Diego Villegas, director de las obras civiles, quien aún agradece a Dios que una madrugada decidió no pasar de largo e irse a dormir a las tres de la mañana. Dos horas después, caería un tatuco (mortero artesanal) en la entrada de su oficina, justo en el sitio en que acostumbraba fumarse un cigarrillo, mientras la encargada del aseo hacía su trabajo. En esa oportunidad, por fortuna, ella estaba adentro y resultó ilesa.
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Uno de los momentos más difíciles se registró a finales de 2013, cuando fueron lanzadas tres pipetas contra Providencia I desde las montañas en la otra orilla del río. Por fortuna, dos cayeron en el río, pero otra cayó en el restaurante; de inmediato el Ejército reaccionó y se pudo sacar y detonarse en el exterior. También Jairo Cano, Director de la División Energía, recuerda con pesar que en la Semana Santa de 2012, la guerrilla hizo explotar una carga que afectó la bocatoma, en la zona de Aljibes, aguas arriba de Providencia I, y en agosto de 2014 se tumbó una torre, cerca de la casa de máquinas: “siempre tratamos que esos atentados no frenaran las obras. Es admirable la valentía de las personas que estaban en la obra, a pesar de tanto ataque”, advierte el ingeniero con admiración. Para Santiago Cardona, Gerente de Cadena de Abastecimiento, el acompañamiento de las Fuerzas Militares fue determinante para poder concluir las obras con éxito: “ellos hicieron frente a muchas situaciones complejas y permitieron que las obras, tanto en Providencia I y Providencia III, concluyeran sin pérdidas fatales ni daños irreparables”.
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el porvenir brilla para MINEROS
Con más electricidad de la requerida, ahora se podrá vender excedentes, ganar confiabilidad y reducir costos de producción, al tiempo que se disponen más recursos para expandir las operaciones aluvial y subterránea.
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Con Providencia,
“La energía más cara es la que no se tiene” reza el refrán que para MINEROS dejó de ser un talón de Aquiles con la ampliación de Providencia I y la construcción de Providencia III. Desde la segunda semana de mayo de 2015, la compañía pasó a ser autosuficiente en generación de electricidad con 19,2 megavatios de capacidad instalada, con lo que ya no es necesario comprar energía a Empresas Públicas de Medellín (EPM), salvo algún percance técnico o de orden público. De esa manera, MINEROS volvió a tener electricidad de sobra después de 5 años de comprar parte de ella para cubrir la demanda propia de sus operaciones con dragas y en Mina La Ye. Desde mediados de 2015, comenzó a vender energía al Sistema Interconectado Nacional (SIN), con los cerca de siete megavatios adicionales de generación a
19,2 megavatios (MW) es la capacidad instalada total que tiene MINEROS desde 2015 con Providencia I y III.
los requeridos en sus operaciones, tanto aluviales como subterráneas en Mina La Ye. Surtidos los requisitos para vender en la Bolsa de Energía y algunas adecuaciones técnicas en subestaciones, la energía producida por las unidades 1, 3 y 5 de Providencia I comenzó a significar un ingreso adicional para la empresa. “Es un paso histórico ser autosuficientes de nuevo. La dependencia de la energía de EPM explicaba entre el 25 y 35 por ciento de pérdidas tiempo en las operaciones de las dragas. Ahora esas pérdidas se pueden reducir a sólo un 10 por ciento, claro está, esperando que no haya atentados de la guerrilla”, explica emocionado Jairo Cano, Director de la División de Energía. A precios de 2015, según el ingeniero, MINEROS podrá llegar a vender cerca de 6.500 millones de pesos anuales en energía, una cifra similar a la que debió comprar en los últimos años a EPM. A ello se suman ahorros en costos de producción: con la entrada en operación de Providencia III, producir un kilovatio cuesta cerca de 40 pesos, antes rondaba los 60 pesos. Pero eso es mucho menos que los 230 pesos por ese mismo kilovatio que debía pagarse a EPM para cubrir los faltantes, pero sí era necesario generar con la planta de diésel, su costo podía escalar a los 600 pesos.
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“MINEROS está preparada para enfrentar embates externos de bajos precios. Podrá ganar menos, pero no perderá, porque está fortalecida en su renglón de energía” Santiago Cardona Múnera Vicepresidente Corporativo Cadena de Abastecimiento
Jairo Humberto Cano Quiceno
Director de la División Energía
“Estamos aprendiendo a saber cómo vender energía en la Bolsa, pues hay que sacarle muchos kilovoltios a Providencia I y III para recuperar la inversión en su vida útil de, al menos, 30 años”, agrega el ingeniero Jairo Talero, quien fuera director del proyecto ampliación energética.
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“Con los excedentes de energía que se pueden vender se abre un nuevo y rentable negocio para la empresa al hacer un buen manejo de su capacidad de autogeneración”
En ese horizonte, se allana el camino para que MINEROS sea mucho más eficiente y los notables ahorros se traduzcan en disponer recursos para expandir sus operaciones y hacer frente a los tiempos adversos de precios bajos del oro. “La energía es un punto importante en el análisis de cualquier proyecto de ampliación. Ahora sabemos que no será una limitante para la toma de decisiones”, puntualiza Rafael Roldán, Gerente de Operaciones Mineras. De ahí que en los próximos años sea más probable activar un proyecto adicional de explotación subterránea en Nechí, por ejemplo, o donde la exploración arroje resultados positivos en Mina La Ye, añade el ingeniero.
Megavatios de lecciones Así que la autosuficiencia energética es otro patrimonio valioso de MINEROS, uno que costó desde 27 estudios realizados entre 1999 y 2012 para ambas centrales y la nueva línea de transmisión, pasando por una toma de decisiones más motivada por el sentido estratégico que por los costos financieros, hasta cosechar un activo intangible pero clave en la sostenibilidad de la compañía: los aprendizajes acumulados en ingeniería y para hacer frente a las contingencias de diverso tipo, fueran contractuales o las que traía la misma naturaleza. “Este proyecto dejó muchos aprendizajes, como realizar con mayor disciplina la planeación de los costos, así como el control y manejo de los contratistas”, afirma Santiago Cardona, Gerente de la Cadena de Abastecimiento. Y lo complementa la gerente Financiera, María Victoria Calle: “nos quedó claro que desde
7 megavatios (Mw) instalados adicionales a la demanda interna dispone MINEROS para vender energía.
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“Ya estamos sobrados de energía para poder concentrar recursos en títulos por explorar, si las condiciones de seguridad lo permiten”. Gonzalo Gómez Vargas
Gerente de Negocios Mineros
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la reducción esperada en paros de la operación atribuibles a la disponibilidad energía con las dos centrales generando.
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María Victoria Calle Espinal
Vicepresidente Corporativa Administrativa y Financiera nuestra área debemos estar mucho más presentes en la evaluación de proyectos y en el control del presupuesto, sobre todo en proyectos de tanta magnitud”. En ese sentido, la repotenciación de Providencia I costó 8.058 millones; por su parte, Providencia III costó 105.288 millones, pero la falla geológica en el túnel de conducción hizo que su valor final ascendiera a 112.433 millones de pesos: en tanto que la transmisión y subestaciones se cuantificaron en 14.657 millones de pesos y cerraron en 14.142 millones, al decidir construirse una nueva línea. Al final, el proyecto de mayor envergadura que ha llevado a cabo MINEROS en su historia implicó una inversión que totalizó los 135 mil millones de pesos. “Ahora lo más importante es mantener las unidades de generación rodando, las líneas transmitiendo energía y un buen manejo de los niveles del río para potenciar el retorno de la inversión”, agrega Cardona al hacer balance del proyecto. “Este proyecto salió costoso, pero salimos a vender excedentes de energía en un buen momento, así que se va pagando y generará rentabilidad”, acota Calle. Y en eso ayuda el buen desempeño inicial que han tenido los nuevos activos de generación de energía, al tiempo que se espera que para finales de 2015 hayan concluido los trabajos para el manejo remoto de la operación de Providencia III desde Providencia I. En todo caso, MINEROS capitaliza sus aprendizajes y con el conocimiento acumulado tiene toda la capacidad para nuevos proyectos de ampliación de su capacidad de autogeneración: sea en la misma cuenca del Anorí, con Providencia II; o en eventuales repotenciaciones de sus dos centrales hidroeléctricas en Nicaragua (Siempre Viva y Salto Grande), que suman 5,8 megavatios de capacidad instalada. “Ahora tenemos una empresa con una experiencia mucho mayor, con unos ingenieros muy buenos, muy competentes para permitir que hoy MINEROS tenga energía de sobra para seguir creciendo por muchos años más”, concluye con una sonrisa de orgullo Gonzalo Gómez, gerente de Negocios Mineros y quien, 17 años después, ve hecha realidad el sueño de tener más energía propia.
$135.000 millones
es el costo total de las inversiones para repotenciar Providencia I, construir Providencia III y una nueva línea de transmisión.
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“Una lección nos quedó clara: en los comités de obra de todo proyecto de gran magnitud, debe estar presente un financiero, pues hay decisiones que pueden afectar a la compañía”.
“Fue como un largo parto de elefante y con final feliz�
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Así describe Beatriz Uribe Restrepo que MINEROS lograra concluir la construcción de Providencia III, un paso definitivo en la sostenibilidad futura de la compañía. Así respondió a dos días de su retiro como Presidente de la compañía.
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El elefante es el mamífero que más tiempo se toma en su gestación: 22 meses. Incluso, su parto puede durar varios días entre las contracciones y el nacimiento de la cría. Pues con esa imagen compara Beatriz Uribe Restrepo, expresidente de MINEROS, lo que significó para la compañía hacer realidad la ampliación de Providencia y ver construida Providencia III. Pero en este caso el embarazo duró más que dos años, mientras ella procuró la aprobación del proyecto por parte de la Junta Directiva y tuvo que armarse de paciencia ante los retrasos contractuales que aparecieron en el camino. Y el parto se complicó, definitivamente, con una falla geológica que escapaba a cualquier previsión, y trajo altos sobrecostos: “en ese punto no había nada qué hacer distinto a seguir luchando hasta que la lográramos pasar. Eso ha sido como un largo parto de elefante y con final feliz, por fortuna”, comentó Uribe el 28 de abril de 2015, a dos días de dejar la presidencia de MINEROS, luego de 15 años, y retirarse de la compañía en que trabajó desde 1976. Uribe Restrepo visitó a Providencia por primera vez hace 39 años. En aquella oportunidad se quedó maravillada con la capacidad de los “gringos” de haber construido una central hidroeléctrica donde ni siquiera había una carretera. Pero ocho décadas después, le parece igual de sorprendente que MINEROS haya emprendido un proyecto en la misma zona, si bien con carretera de acceso, con un problema que no tuvieron los ingenieros de la Pato Mines: el asedio de la guerrilla. “Por eso la ampliación de Providencia I y la construcción de Providencia III se dio en condiciones similares, ¡es una cosa de conquistadores!”, exclamó la ejecutiva. Desde un principio ella fue consciente de que la inversión para ampliar la capacidad de autogeneración de energía era realmente alta: “la hidroeléctrica era viable económicamente, pero el punto era que no pudiera ser rentable para el inversionista por su tremendo costo”, explicó durante un diálogo en que recorrió pasado, presente y futuro de un proyecto sin precedentes para MINEROS:
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¿Por qué se tardó tanto el visto bueno de la Junta Directiva para avanzar con este proyecto? “En 2004, cuando se pensó en ampliar la hidroeléctrica, el tema financiero de MINEROS era muy estrecho y aún no estaba pensando en expansiones. En la medida en que adicionamos otras dragas a la operación tuvimos que empezar a comprar energía de EPM, pero aun así seguía siendo muy alto el costo de la hidroeléctrica. Creo que con cada estudio fue y dio la vuelta por la Junta y volvíamos y lo guardábamos. Cuando se hizo nuestro plan de crecimiento y vimos que la energía era un tema fundamental, pues era pasar de 7,5 megavatios instalados a por lo menos 16 megas, ahí se justificó emprender el proyecto. ¿Y qué dijo la Junta? “Que no era un buen negocio de corto plazo, pero resultaba estratégico si se quería continuar creciendo y se quiere hacer en la región. Además es un activo que al final de la vida de la empresa tiene valor, que no está en el análisis de costos pero que se sabe que existe. Eso coincidió con unos muy buenos precios del oro y teníamos la capacidad de hacer toda esa inversión con recursos propios, finalmente, por razones tributarias la financiamos a través de un leasing, pero era un proyecto que no afectaba las finanzas de la empresa”. ¿Cómo fue defender el proyecto ante la Junta? La junta de MINEROS es muy especial: exigente desde el punto de vista financiero, pero muy clara en el tema estratégico. Uno de sus miembros, experto en energía, cada rato decía: ‘eso va a salir a x millones de dólares por kilovatio’. Y yo le respondía: ‘sí va a salir a eso, pero para nosotros es un buen negocio’. Así que fue dar credibilidad a un proyecto que, financieramente no era el más bonito, pero que valía la pena asumir Desde el primer análisis que hizo Integral, se vislumbraba un costo muy por encima del kilovatio construido frente al promedio de las hidroeléctricas”. Sabiendo que los primeros presupuestos fueron muy por debajo de lo que se ejecutó, ¿le preocupaba el aumento en los costos? Hay situaciones que se salen de las mano de las empresas y hay que sortear en un punto de no retorno. Se suponía que el contratista tenía un gran conocimiento, lo que no resultó cierto, al punto que se llegó a pensar en recibir el proyecto a mitad de camino, pero la incertidumbre era muy alta y luego cruzamos dedos para que no fueran el contratista el que nos dejara tirada la obra por temas de seguridad.
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“No fue una decisión fácil en la Junta, pero total que se dio credibilidad a un proyecto que, financieramente, no era el más bonito, pero valía la pena asumir”.
Con todos los antecedentes de ataques guerrilleros ¿eso no llevó a replantear el proyecto? “No nos hemos dejado asustar y hemos aprendido a vivir con ese problema, de lo contrario, no habríamos invertido ni un peso en los últimos 40 años. El tema de seguridad fue un sobrecosto, pero las relaciones con las Fuerzas Armadas han sido buenas y nunca nos han dejado tirados. No es posible emprender ninguno de esos proyectos si no se cuenta con ellos”. Ahora, el proyecto arrancó en un buen momento de los precios del oro, pero su caída coincidió con la falla geológica, ¿cómo lo manejó? “Las cosas llegan a un punto donde no tienen reversa y solo queda mejorar las cosas a futuro. Como el proyecto se estaba financiado a través de leasing, la caja directa no se afectaba en ese momento, y aunque usamos esa figura por un tema tributario, fue acertado porque coincidió con la caída en el precio del oro. Al tiempo, tenemos otras áreas pidiendo recursos, como es el caso de Nicaragua, entonces tuvimos que nivelar demandas de capital”. Desde Medellín, ¿no sentía impotencia ante ese problema? “Me admiro de la capacidad de la gente y afortunadamente las decisiones y el trabajo fluyen. Entonces ese problema que desde Medellín se ve muy difícil, allá Juan Diego Villegas (Director de Obras Civiles) lo tiene reducido a un espacio y a un número de trabajadores que él sabe manejar. Superar esos problemas en los proyectos es una cadena de confianza: cada uno sumando su pedacito y empatando somos capaces de enfrentar unas cosas muy trabajosas”. ¿Cómo recuerda el día en que se logró superar la falla en el túnel de conducción? “Eso fue mejor que si firmara hoy la convención con el sindicato (risas). Empezamos a hacerle un seguimiento cada 50 centímetros, siempre llamaba a Santiago a preguntarle cómo amanecimos. Y recuerdo que una vez nos envió una foto: la luz al final del túnel. La gente que trabaja en un proyecto de esos es muy guapa, muy valiente. Una alegría que nos dejó esto fue que no tuvimos ningún accidente grave durante toda la construcción, ni siquiera con los ataques de la guerrilla. Uno de los trabajos más duros de la vida es trabajar bajo tierra, admiro mucho a esa gente que es capaz de hacerlo”. 65
Y en medio de las contingencias, la logística y el transporte asumido por MINEROS funcionaron mejor… “Siempre tuvimos muy claro que ese tema de logística lo teníamos que manejar nosotros. Creo que nadie hubiera podido ofrecer la logística como lo hizo MINEROS. El gran problema lo tuvimos en la ineficiencia de los contratos de obras civiles y la construcción de ese túnel, en lo cual nosotros no teníamos idea”. Con todos los percances, ¿se le volvería a medir a buscar aprobar un proyecto como este? “Yo la volvería a tomar, porque me parece que lo importante no es saber las cosas sino saber quién sabe hacer bien las cosas. En todo caso, sería mucho más exigente en el tema de los contratos, aunque en su momento fue muy evidente la diferencia de precios entre oferentes, pero debemos ser cuidadosos en ese tema”. Hacia futuro, ¿siente incertidumbre por posibles ataques de la guerrilla? “Tenemos el acompañamiento de las Fuerzas Armadas y hay una base muy cerca de la casa de máquinas. Pero más allá de nuestras medidas de seguridad, confío en que se firmará la paz con las Farc y que dejemos de ser sus objetivos militares. Mientras tanto, persistiremos, ya somos expertos en levantar torres que nos dinamitan, pero ojalá que el terrorismo se acabe pronto con unas guerrillas desmovilizadas”. Para una persona que se encuentre esta publicación más adelante y no haya conocido todos los detalles ¿por qué decirle que Providencia I y III son tan importantes para MINEROS? “Es asegurar la viabilidad futura de la empresa por la facilidad de tener un recurso muy importante. Nosotros somos transformadores de energía y esta ampliación da la certeza de que se tendrá un suministro bueno, permanente y barato a la operación minera. Además será para todo accionista una parte del patrimonio que tendrá mucho valor”.
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“Una alegría que nos dejó esto fue que no tuvimos ningún accidente grave durante toda la construcción, ni siquiera con los ataques de la guerrilla”.
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Luego de demostrar que sí se puede, también están en carpeta otros proyectos de generación para más adelante… “San Juan tiene mi dosis de romanticismo. Es el paraje más hermoso y tiene una historia desde 1906. Cuando uno está allá piensa de inmediato que no se puede dejar perder esa casa de máquinas y esa presa. Esa central se le entregó al Municipio de Zaragoza, pero una creciente la dañó. Tampoco es un proyecto que sea atractivo financieramente, pero le propusimos un negocio a la Alcaldía: MINEROS hace la inversión de la reconstrucción y garantiza la compra, a un precio determinado la energía que genere por 20 años y después se la devolvemos. Eso quedó en el papel con el anterior alcalde. Pero me sigo soñando con San Juan recuperada”. Entre tanto, ¿con el crecimiento de la operación en Nicaragua se requerirá una ampliación de la autogeneración? “Allá MINEROS tiene prioridades mayores y por ahora es autosuficiente en electricidad. No obstante, también hay la posibilidad de aumentar la capacidad de generación para que sea una fuente de ingresos adicionales y asegure el recurso para cuando crezca esa operación”. Después de lo hecho en Providencia I y III, ¿cuál es su mensaje para las más de 1.000 personas que aportaron a esa “conquista”, como diría usted? “Me les quito el sombrero ante toda su valentía, compromiso y entusiasmo con que trabajaron para hacer posible este gran proyecto. Eso es algo que está en el ADN de toda la gente de MINEROS y que lograron contagiar al personal de los contratistas que pusieron todo su conocimiento y empeño en esta obra. Para todos y cada uno: mi absoluta admiración”.
“Me quito el sombrero ante la valentía, compromiso y entusiasmo con que trabajaron para hacer posible este gran proyecto. Mi absoluta admiración”.
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Providencia‌ electricidad con muchos protagonistas
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Esta es una selección de los testimonios de algunos de las personas que tuvieron que ver con la ampliación energética de MINEROS, en este paso firme de futuro.
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“Estas obras se vuelven como un hijo para uno. Cuando regresaba de descanso era esperando llegar pronto para, desde unas curvas antes de llegar a Providencia, ver el avance de las obras, cómo tomaban forma, eso daba mucha alegría”. Juan Diego Villegas Lanau Coordinador de Obras Civiles
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“Nunca me había enfrentado a un proyecto tan grande, tan lleno de incertidumbres, pero también de desafíos. Cuando comenzamos a instalar equipos cada cosa que funcionaba era una victoria para nosotros, y cuando no, parecíamos en un velorio” Jhon Hefred Osorio Muñetón Coordinador Eléctrico Providencia III
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“El río nos hablaba con sus crecientes, la naturaleza con esa falla geológica y las máquinas también le dicen a uno cuándo es o no es que están listas. Es un sentimiento complicado de manejar, porque la tensión era grande por el tiempo para instalar los equipos”. Ricardo Adolfo Martínez Órtiz Coordinador Mecánico
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“Ver una escuelita rural mejorada, unas mujeres que quieren trabajar por su comunidad, unas obras concretas para el bienestar cotidiano de la gente, son muchas las señales de mejora en la vida de los habitantes del área de influencia de Providencia”. Nelson Castañeda Salazar Coordinador Social
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“Un gran desafío para sacar adelante el proyecto es que se iban haciendo ajustes a medida que se hacían los contratos. Se pasó de un programa de actividades de obra de cuatro renglones a uno de 760 actividades”. Jairo Talero Mejía Director del proyecto de expansión energética
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“Cuando la empresa comenzó a contar los planes de la comunidad durante la construcción de la central, muchos no comieron cuento. Pero con el paso de las semanas y al ver que las cosas se iban cumpliendo, la actitud de la gente mejoró mucho”. Andrés Palma Ayala Presidente de JAC de Charcón (Liberia-Anorí)
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“Esa ampliaciĂłn de Providencia III es definitiva para poder asegurar la viabilidad de las operaciones mineras por la facilidad de tener un recurso bueno y barato que es tan importanteen nuestro funcionamiento y en la estructura de costosâ€?. Beatriz Uribe Restrepo Presidente de MINEROS (2008-2015), antes Gerente General (1999-2008)
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“A pesar de todas las dificultades internas y externas, repotenciar Providencia I y construir Providencia III es ejemplo de que los buenos somos más, que se puede generar más empleo, más desarrollo y más retorno para los inversionistas”. Santiago Cardona Múnera Exdirector de Proyectos y hoy Vicepresidente Corporativo Cadena de Abastecimiento
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“Al principio nos tocó duro porque no teníamos experiencia de cómo mover un bulto de cemento, pero al final movíamos 390 bultos en un sólo planchón. Fue una experiencia única, de mucho sacrificio, pero siempre hay una buena recompensa y queda la satisfacción”. Harly Gustavo Wiesner Barrera Operario logístico y hoy Capitán de Puerto.
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“El tema de orden público, si bien siempre ha sido difícil, nunca fue obstáculo para no contemplar el proyecto de una nueva central. Siempre se ha contado con el respaldo de las Fuerzas Militares, y esta vez no fue la excepción”. Gonzalo Gómez Vargas Exgerente Técnico y hoy Gerente de Negocios Mineros
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“La inversión hecha en Providencia no tiene precedentes para la compañía, pues una cosa es construir una draga o adecuar una mina, pero otra una central hidroeléctrica en toda su magnitud y con todo lo que implica”. María Victoria Calle Espinal Vicepresidente Corporativa Administrativa y Financiera
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“Me tocó ver la instalación de centrales como El Guavio y La Miel, pero al ver cómo quedó Providencia III, la emoción fue mucho mayor, pues sabía que no sólo era generar y ya, era el comienzo de ser autosuficientes en energía”. Jairo Humberto Cano Quiceno Director División Energía
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“A todo hubo que buscarle solución, fuera en un planchón, en una canoa, pesara toneladas o kilos, eso tenía que llegar hasta Providencia como fuera, por eso siempre tuvimos veinte ojos de precaución para mover todo lo que se movió. Fue impresionante”. Fredy Hernán Cardona Correa Jefe de Logística de Proyectos
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“Teniendo que comprar cuatro megavatios a EPM de forma permanente, con la vida de la empresa entre unos 15 y 20 años, sin duda el proyecto de expansión era forzado financieramente, pero no era para nada descabellado y por eso se insistió”. Rafael Ángel Roldán Jiménez Gerente de Operaciones Mineras
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“Fue muy satisfactorio ser parte de ese proceso en que la comunidad comprendió el proyecto, cómo era el cambio en el territorio y las medidas ambientales que se iban a tomar. Además era muy bonito que los niños referenciaran a MINEROS como defensor del medio ambiente” Eliana Rocio Figueredo Medina Ingeniera de Control Ambiental
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“En la construcción de la línea de transmisión se utilizaron hasta mulas para poder llevar los materiales a los sitios donde quedaría cada torre. Igualmente, nunca habíamos tenido un proceso de consulta previa para el paso de una de nuestras líneas de transmisión eléctrica, en este proyecto tuvimos dos y la aceptación de las comunidades vecinas fue positivo. Al inicio del proyecto se propuso una tarea titánica “construir una hidroeléctrica, con sus subestaciones y líneas en un tiempo récord, hoy tenemos este gran resultado”. Alex Enrique Medina Páez Coordinador Eléctrico Providencia I y línea de transmisión
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“La construcción de la PCH providencia III fue la materialización del proyecto más grande realizado desde la División de Proyectos, luego de varios años de estudios y la participación de diferentes empresas en la concepción y construcción. Finalmente entró en operación en el año 2015 y es todo un orgullo pertenecer al equipo de trabajo que lideró este MEGAPROYECTO, que hoy en día nos permite tener un crecimiento acelerado en las operaciones mineras del Bajo Cauca.” Lucas Talero Cardona Director de Proyectos
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