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0ctubre DE 2015

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EDICIÓN NÚMERO 8

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Dirección General Aram Aharonian y Carlos Alberto Villalba

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producción periodística hernán viudes

2003 – 2015

BALANCE DE LA SITUACIÓN DEL AGRO

DEL REMATE A LA EXPORTACIÓN

ARROZ AGROECOLÓGICO

LA CIENCIA COMO MERCANCÍA

La morosidad del sector agropecuario con el sistema financiero pasó del 42% en 2003 a sólo el 2%; en el mismo período, se triplicaron las exportaciones agroindustriales.

Alternativas sin agrotóxicos para zonas periurbanas de los municipios que ya dictaron ordenanzas municipales de prohibición o regulación de las fumigaciones aéreas y terrestres.

Las propias empresas que producen transgénicos se encargan de evaluar el riesgo de sus creaciones y las agencias gubernamentales sólo revisan esos resultados.

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PA N O R A M A

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LA GESTIÓN AGRARIA KIRCHNERISTA

Del remate de los El sujeto social campos a la exportación de CampoSur Hernán Viudes

E

l próximo número de CampoSur nos reencontrará con un nuevo escenario, ya habrán pasado las elecciones y probablemente habrá un nuevo presidente elegido. Si es así, Daniel Scioli estará al frente de la conducción del país y analizaremos cuáles son sus primeras medidas para el sector. De lo contrario, habrá que esperar un mes más y deberemos cotejar lo que ya está expuesto, esto es, dos modelos de país opuestos que tienen sus expresiones en programas agropecuarios también diferentes: uno pensado en el desarrollo del país conteniendo a los pequeños y medianos productores y campesinos; y el otro donde unas pocas empresas y los grandes productores verán maximizadas sus ganancias, con el resto de los actores sociales transfiriéndoles grandes sumas de dinero vía devaluaciones y obras de infraestructuras para agilizar sus negocios. En estos doce años mucho se hizo y mucho más queda por hacer. Si los sectores vinculados a la exportación obtuvieron ganancias, seguramente no fue solamente por las ventajas comparativas, los altos precios de los commoditties y las favorables condiciones internacionales, sino porque las internas también se dieron para que esos negocios se concretasen. Pero además, y fundamentalmente, hubo medidas que fueron cultural y políticamente revolucionarias: la inclusión de sectores que históricamente habían sido excluidos de las decisiones políticas de “el campo”; “el otro campo”, el sujeto social de CampoSur. Pequeños y medianos productores, campesinas/ os, pueblos originarios no sólo fueron centro de las políticas públicas, sino que fueron partícipes de sus discusiones e implementaciones. Un ministerio que históricamente fue concebido como el espacio de la oligarquía agropecuaria argentina habilitó ámbitos de gestión y decisión para estos actores. Aún con problemáticas no resueltas, este modelo nacional y popular presentó el ámbito para que se planteen esos temas. La Secretaría de Agricultura Familiar, su Ley de Reparación Histórica, la Dirección de Pueblos Originarios, la participación de las organizaciones de pequeños productores y cooperativas son transcendentales y hacen al sujeto social que este Suplemento pretende expresar. Quienes se sienten contenidos por el modelo neoliberal tienen varios medios nacionales, diarios y revistas, televisión y radios donde expresarse, y un candidato para votar que representa sus intereses.

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h.v.

l gobierno kirchnerista asumió E en mayo de 2003 con un “campo” que había transformado su estructu-

ra agraria después de una década de políticas neoliberales que condujeron, como en otras áreas de la economía, a la concentración y la centralización de la producción, provocando la desaparición de miles de pequeños y medianos productores y el remate de sus campos. La morosidad del sector primario alcanzó su pico en 2002, con una tasa superior al 50% de agricultores endeudados. “Desde la década de 1990, se produjo la desaparición de una buena parte de los productores agropecuarios, principalmente pequeños y medianos, junto con la quiebra de cooperativas, comercios e industrias vinculadas, débiles frente a un modelo de producción que requería una profunda reconversión sólo posible a través de inversiones…”, explica el economista Maximiliano Uller, y su colega Agustina Gallardo completa el panorama afirmando que “La morosidad alcanzó su valor más bajo en muchos años a partir del 2005”. En 1995 se había puesto en marcha el Movimiento de Mujeres en Lucha (MML), las “chacareras” que intentaban frenar los remates de los campos

y las maquinarias agrícolas, según la investigación de Roxana Telechea. Por aquellos años, los pedidos pasaban por la refinanciación de las deudas, la eliminación de cargas impositivas y el cese de los remates de tierras; denunciaban al Banco Nación como acreedor de los chacareros y, al mismo tiempo, resistían su posible privatización. Una de las productoras, Ana Galmarini, graficaba en 2001 la situación que vivían: “El nuevo ministro de Economía, Ricardo López Murphy, le ha dicho a un director del Nación que los pequeños productores que no pueden pagar sus deudas no tendrían problemas… se convertirían en peones rurales. O sea que las tierras pasarían a

manos de los grandes terratenientes y nosotros nos trasmutaríamos en obreros rurales”. En 1999, los productores participaron de la Marcha Nacional Multisectorial a Plaza de Mayo; dos años después confluyeron en la protesta con desocupados e industriales y en 2002 continuaron con los cortes y piquetes. Las consignas de la época eran “Tierra, trabajo, ajuste al carajo” y “La tierra no se vende, se defiende”. Según la socióloga Norma Giarraca, se llegó a “detener 500 remates. Y cerca de 10 mil propietarios pudieron salvar sus campos luego de los cambios que estableció Felisa Miceli al frente del Banco Nación a fines del 2006”, con beneficios para los deudores rurales, plazos exten-

La Agricultura Familiar a creación de la Secretaría de L Agricultura Familiar, el Registro Nacional de Agricultura Fami-

liar y el Monotributo Social Agropecuario implicaron un cambio revolucionario por la valoración política, económica, social y cultural de los pequeños productores. La sanción de la ley específica del sector promueve el desarrollo humano integral de pequeños productores, comunidades campesinas e indígenas y suspende los desalojos. Por su parte, el Nuevo Estatuto del Peón Rural, junto a la creación del Registro Nacional de Trabajo y Empleo Agrario (Renatea) amplían los derechos de los trabajadores rurales. Se realizaron inversiones por préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por más de $ 1.000 millones, destinados a mejoras en el sistema de riego y caminos rurales. El financiamiento a una tasa del 8% anual fijo en pesos y las políticas diferenciadas para pequeños y medianos productores significaron un cambio de paradigma. La declaración del vino como bebida nacional, la certificación de las dos primeras denominaciones de origen de dos alimentos como son el “Chivito patagónico” y el “Salame de Tandil” y el desarrollo de la marca Agricultura Familia tuvieron la mira puesta en la soberanía alimentaria y el cuidado de los precios para que todos tengan acceso a los alimentos. Por otra parte, la Argentina fue sede de la 32ª Conferencia de la FAO.

didos de pago, reducción de intereses, eliminación de comisiones y bonificaciones para los productores. Estos pedidos ya habían sido solicitadas por Federación Agraria Argentina (FAA), Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Sociedad Rural Argentina (SRA) y el ya citado MML. “La medida determinó la suspensión de todos los remates previstos”, informaba el 14 de marzo de 2007 el diario La Nación. La morosidad del sector agropecuario con el sistema financiero pasó del 42% en 2003 a sólo el 2% en los últimos años, la mitad que exhibe en conjunto la economía. “Es innegable que desde el 2003 en adelante, la vida de la clase trabajadora mejoró significativamente. Se crearon más de 3 millones de puestos de trabajo y el nuevo régimen del trabajo agrario ha significado una mejoría respecto al régimen anterior”, destacan los economistas Breno Numes Chas y Noelia Torres n

Los números del modelo ovilizaciones, actos, escraches y concentraciones se M reducen abruptamente entre 2003 y fines del 2007”, describe Telechea. El porcentaje del crédito agrícola pasa

a ser superior, inclusive, al de la economía en su conjunto en manera proporcional a la desaparición del endeudamiento y los remates. Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, del ministerio creado en 2009, “el sector incrementó el acceso al crédito, pasando del 9 al 40% del producto bruto agropecuario, mientras para el total de la economía equivale a 20 puntos del PBI”. En los últimos doce años, el sector agroindustrial experimentó un crecimiento, producto de un contexto internacional favorable para las materias primas y de las políticas públicas que alentaron el agregado de valor, la consolidación de los pequeños y medianos agricultores y la creación de empleos genuinos. En la campaña 2002/03 fueron sembradas 25,2 millones hectáreas, mientras que en la de 2013/14 el número ascendió a 36,5 millones. En cuanto a los granos, para 2014/15 la estimaciónes alcanzar las 119 millones de toneladas, cifra que casi duplica las 69 millones cosechadas en 2003/04. El maíz pasó de 14,9 millones de toneladas en 2003/04 a casi 34 millones en 2014/15 y su industrialización creció más del 200%. El boom de la soja, con sus beneficios y perjuicios por los riesgos del monocultivo y el avance de la frontera agrícola, continuó la tendencia iniciada en los noventa: de 31,6 millones de toneladas subió a 61 millones. Algo similar sucede con la producción de leche y las exportaciones vitivinícolas. El crecimiento del uso de fertilizantes también da cuenta del aumento de la producción. En carnes, la faena de porcinos alcanzó 5,1 millones de cabezas en el año 2014, 182% más que en 2003. La producción de carne aviar se triplicó, mientras que las ex-

portaciones se fueron de 60,6 mil toneladas en 2003 a 366 mil en 2013. El consumo interno creció de 18,4 kilos por habitante por año en el 2003 a 39,1 kilos en el 2013 y la producción de huevos de 135 a 242 kg. En maquinaria agrícola, mientras que en 2003 las unidades nacionales vendidas representaban el 13% de las importadas, para 2012 esa proporción alcanzó el 39%, exportándose a más de 30 países, con una generación en 2013 casi US$ 400 millones. Argentina triplicó sus exportaciones agroindustriales –productos primarios y manufacturas de origen agropecuario– de 16.000 millones de dólares en 2003 a 43.000 millones de dólares en 2014. En las zonas maicera y triguera, la tierra se revalorizó alrededor del 300% en dólares y en las zonas de cría e invernada superó el 400%. La agenda del presente ya no es de remates y quebrantos de productores, sino de pensar cómo se pasa del crecimiento al desarrollo nacional. Como parte del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial Participativo y Federal 2010-2020, en el plano internacional se establecieron “relaciones estratégicas y de cooperación” con países emergentes como China, Rusia e India y se fortaleció la integración regional con países de América latina con el Consejo Agropecuario del Sur (CAS). La política científico-tecnológica posicionó a la Argentina como referente en materia de innovación científica vinculada a las necesidades del sector productivo, produciendo en 2011 el primer vacuno genéticamente modificado que dará leche materna n

Para el próximo Gobierno ara la próxima etapa queda pendiente profundiP zar el camino de los últimos años. Las políticas diferenciadas para los pequeños y medianos produc-

tores, con alternativas para quienes están alejados de los puertos, sin que implique una transferencia de recursos en favor de los grandes grupos concentrados. Abordar la problemática de concentración vertical y horizontal, donde dos o tres empresas monopolizan

el mercado. Una ley de arrendamientos, mayor estímulo crediticio a la producción y al agregado de valor en origen. Desalentar el monocultivo, incentivando el “buen vivir” con el cuidado del ambiente. Tierra, Techo y Trabajo para los sectores más vulnerables, lo que se expresa en el fomento al arraigo rural, el freno a los desalojos de los campos y la regularización dominial para sus legítimos dueños.


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LA GESTIÓN AGRARIA KIRCHNERISTA Ing. Oscar Solís, Subsecretario de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías (MAGyP)

La evolución de una estructura a salida a la crisis geneL ral de 2001-2002 requirió de una fuerte readaptación

de todas las estructuras del Estado, ante la necesidad de acompañar un cambio de paradigma general, enfocando todos los esfuerzos en refundar una economía basada en la producción y el empleo. La separación de las carteras de Economía y Producción –que se consolidó hacia 2007/2008–, así como la anterior creación del Ministerio de Planificación Federal, fueron la base de la reorganización gubernamental que permitiría la formulación de políticas concretas y adaptadas a los diferentes contextos. A esto debe agregarse el enorme impacto sobre la infraestructura científica y tecnológica que significó la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Sin embargo, el crecimiento de cada una de las ramas industriales, agropecuarias y de servicios determinó la jerarquización de las antiguas Secretarías de Industria, Agricultura y de Turismo, las que constituyeron los actuales ministerios de cada uno de esos ramos. De esa forma, el Poder Ejecutivo quedó dotado de un grupo de carteras cuya operación armónica les permitió intervenir decididamente en el apalancamiento del proceso de crecimiento con inclusión. En el marco de la ex Secretaría de Agricultura tomaron cuerpo dos nuevas Subsecretarías: la de Agricultura Familiar y la de Agroindustria y Mercados. Dentro de esta última, el Programa Nacional de Agregado de Valor fue creado por medio de la Resolución 132 de 2009, en el marco de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, con el objeto de potenciar y maximizar las oportunidades de productos y/o servicios diferenciados provenientes de las distintas cadenas agroindustriales. ValorAR articuló siete herramientas de apoyo: el Sello “Alimentos Argentinos - Una Elección Natural”; el Sistema Nacional de Indicaciones Geográficas y Deno-

la opinión del grito de alcorta

“Los últimos años fueron los mejores” o más importante de los 12 años L de kirchnerismo se produjo en esta última etapa, con Axel Kiciloff

fuente: Elaborado por Agustina Gallardo en base a FINAGRO.

minaciones de Origen (Ley Nº 25.380 y su modificatoria Nº 25.966); el Proyecto de Desarrollo de la Agricultura Orgánica Argentina; la Gestión de la Calidad y de Diferenciación en la Industria Agroalimentaria Argentina (Procal); el Proyecto de Promoción de Exportaciones de Alimentos con Valor Agregado (Proargex), el Servicio para Pequeñas y Medianas Empresas Alimentarias (Red IPA)y el Proyecto Nacional de Turismo Rural (Pronatur). Este conjunto puso a disposición de la industria alimentaria nacional un grupo de herramientas enfocadas a diversificar la producción y exportación de alimentos, aumentar el valor agregado de los productos, alinear a la agroindustria de alimentos

con los requerimientos de la demanda local e internacional y lograr un desarrollo territorial equilibrado, sostenible y con inclusión social. Con la creación del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca a fines de 2009, las acciones inherentes a la Subsecretaría de Agroindustria y Mercados se

realizaron desde las nuevas Subsecretarías de Agricultura y de Ganadería, cada una con direcciones nacionales abocadas a la promoción del agregado de valor. A través del Decreto Nº168/2012, el Poder Ejecutivo nacional modificó el organigrama del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, creando la Subsecretaría de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías. Esta nueva repartición trabaja sobre cinco áreas temáticas: • Agroalimentos y Agroindustria • Biocombustibles • Financiamiento • Gestión Ambiental • Biotecnología Los equipos de gestión de ellas deben conjugar sus es-

fuente: Elaborado por Agustina Gallardo en base a FINAGRO.

fuerzos para generar alternativas para el agregado de valor a las materias primas en su origen, industrializando el medio rural y multiplicando las oportunidades para el desarrollo de emprendimientos productivos a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Dicho agregado a los productos agropecuarios es un desafío complejo. Encararlo, requiere el concurso de múltiples disciplinas y saberes, que van desde la economía y la agronomía hasta la comunicación social y el diseño, pasando por las diversas tecnologías de proceso. Pero nada de esto es posible sin la clave más destacada que es la formación de recursos humanos de alta competencia profesional, tendientes a lograr las metas propuestas por las políticas del desarrollo productivo que necesita nuestro país. De ese modo, la nueva subsecretaría, que absorbe y amplía muchas actividades que se venían realizando en el ministerio sin una coordinación central, determina mediante su accionar la aparición de un importante cúmulo de oportunidades para muchos profesionales, en el marco de los proyectos que se desarrollan en cada lugar del país. Todas las adaptaciones organizacionales que se han descripto en estas líneas demuestran la vocación de un Estado presente y activo en acompañar y alentar el crecimiento, la industrialización y el empleo, en pos de una Argentina que encuentre en el desarrollo productivo su camino hacia un futuro promisorio n

La intervención virtuosa del Estado Alfredo Camilletti*

pedro peretti*

en el Ministerio de Economía y Carlos Casamiquela en el de Agricultura, porque aportaron el nudo central filosófico que corresponde a una política agropecuaria progresista: por primera vez se diferencia a los productores por tamaño, con las devoluciones de retenciones a los pequeños y subsidios a los tamberos de hasta 3 mil litros. Hay una mirada heterodoxa económica favorable a los sectores populares, como en la época de José Ber Gelbard o de Bernardo Grinspun; se empezó a atender diferente a los que son diferentes. Este gobierno es uno de los mejores de la historia argentina, a pesar de que el área en la que se realizaron menos transformaciones fue en la agropecuaria. Durante la década del ´90, los peones y chacareros fundidos iban a parar a las villas miseria. No es lo mismo un productor quebrado que uno rentista. Cuando un productor está quebrado “gira a la izquierda”, cuando se hace rentista “gira a la derecha” y ese sector se apropia de su agenda. La Federación Agraria Argentina posterior a la 125 le sacó al Gobierno el “sujeto agrario” sobre el que asentar su agenda política y pasó a ser funcional a la derecha, se convirtió en “su fuerza de choque”, poniendo a los productores en las rutas, con un programa ajeno a sus necesidades. Echa a Fecofe, a nosotros y aparecen nuevos dirigentes, sin historia federada, del PRO, de la derecha radical; cambia su discurso político. Eduardo Buzzi tomó la decisión de darse vuelta. Cuando terminó el conflicto, se debió acordar con el Gobierno diez políticas públicas diferenciadas para el sector, pero la Federación Agraria de entonces se dedicó a hacer política partidaria. Su estrategia fue tumbar al Gobierno. Ahora, con el acercamiento entre la FAA y Kiciloff, el kirchnerismo recupera el sujeto agrario al que destinarle sus políticas. Lo que diferencia a un gobierno progresista del que no lo es, es cómo diferencia a “sus” productores. El principal déficit del Gobierno es tener una mirada exclusivamente “volumétrica” para medir la agricultura, porque ése es un enfoque neoliberal. La segmentación es indispensable, para ello hay que identificar “qué es ser un productor activo”, separándolo del rentista. Argentina está en el top ten de deforestación. Carlos Menem –en la presidencia– y Felipe Solá –en la Se-

Análisis del cooperativismo

n los años ´90 nada era rentable E pero era muy fácil acceder a un crédito; el propietario de un bien lo hi-

cretaría de Agricultura– le dieron la llave a Cargill y Monsanto para implementar el modelo vigente de sojización inducida con concentración de tierras y rentas. Se perdieron casi 200 mil explotaciones agropecuarias mixtas, se deforestaron 4 millones de hectáreas y se perdió un millón de puestos de trabajo y 600 pueblos quedaron al borde del nocaut. Hay que urbanizar la ruralidad, mejorar la ocupación geopolítica del territorio. Otro de los graves problemas es la integración vertical de las empresas, porque hace que 70 grupos económicos expliquen el 80% del abastecimiento del mercado. Como Paladini, que pone el precio del chancho entre cuatro paredes, dos empresas lácteas que explican el 80% del consumo de CABA y Gran Buenos Aires, o los frigoríficos. Eso en EE.UU. está prohibido. Atenta contra la soberanía y la seguridad alimentarias, es un problema político y económico, tiene a la democracia agarrada del cuello porque controla las divisas y el abastecimiento del mercado. Por eso es indispensable la defensa de los mercados públicos de referencias, para fijar los precios. Es necesario volver a la chacra mixta, salir del monocultivo, hay que cambiar el modelo agropecuario argentino volviendo a uno con “rostro humano”. Inclusive sería más rentable que el de la “sojización”; el cerdo, la vaca, todo se puede exportar y se evita depender de un solo cultivo n *Coordinador Agrupación Grito de Alcorta.

potecaba y le otorgaban el dinero, sin importar si la producción alcanzaría para pagar la deuda. Eso provocó la desaparición de más de 110 mil productores pequeños y medianos y, por lo general, vinculados a cooperativas, muchas de las cuales también fueron fulminadas o quedaron muy mal económicamente –por el endeudamiento– y con poca base social. Cuando asumió Néstor Kirchner el contexto internacional era distinto, con los precios de los commodities en alza. Además, las decisiones políticas como tipo de cambio alto o la oposición al remate de los campos ayudaron a recuperarse. Sin embargo, el entramado social del sector estaba muy debilitado y costó mucho recuperar la confianza y la relación entre las instituciones y el Estado. Si bien el contexto era favorable a los pequeños y medianos productores, venían de situaciones muy malas, endeudados, con un parque de herramientas sin mantenimiento adecuado ni recambio. Las cooperativas estaban en situaciones similares, los primeros años del gobierno de Kirchner fueron para arrancar la recuperación. En esta etapa lo que faltó es una diferenciación del “sujeto agrario”, hubo un tratamiento igualitario en lo impositivo y debería haber un tratamiento diferente para quienes estructuralmente lo son, como motor de las economías regionales, los pueblos del interior y del desarrollo del país. Creo que se avanzó en la consolidación y la unidad, a través de diferentes programas del Estado y de nuestra propia acción; se difundió mucho el cooperativismo como herramienta de apoyo,

organización y desarrollo. Se hizo mucho, aunque siempre falta más. Hoy nos encontramos en otra situación, un poco más desarrollados, algo más organizados y consolidados. La herramienta es agregarle valor a nuestra producción a través de la figura cooperativa, generando beneficios –con rentabilidad– y servicios para la familia agropecuaria. Sin embargo, por la caída de los precios internacionales y del tipo de cambio no tan competitivo, estamos comenzando a tener una situación bastante agobiante. Para el futuro se necesitan resolver varias cosas: un sistema financiero diferente, ya que a los pequeños y medianos productores nos cuesta acceder al crédito y, a través de nuestras cooperativas, el límite llega muy rápido; resolver temas de logística, para comercializar productos en el mercado interno y beneficiar al productor y al consumidor; también favorecer la exportación, hoy cuesta entre US$ 70 y 100 llevar una tonelada desde donde se produce a la cooperativa que la procesa y acopia para luego llevarla al puerto, y desde ahí al mundo el flete cuesta entre US$ 25 y 50, generando asimetrías distorsivas que no nos permiten competir con otros países. También necesitamos leyes que regulen el uso y la tenencia de la tierra. Creemos en una intervención virtuosa del Estado, que regule a los más grandes y contenga y desarrolle a los más chicos. Podemos ser grandes a través de la empresa cooperativa, no por los recursos que tenemos o disponemos, sino por la cantidad de pequeños y medianos productores involucrados n *Tesorero de la Federación de Cooperativas Federadas Ltda. (FECOFE)


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Trabajo en áreas periurbanas de Santa Fe

alternativas productivas sin agrotóxicos CAMPOSUR

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partir de una ordenanza comunal que prohíbe la aplicación de agroquímicos a menos de 800 metros del casco urbano de la localidad de La Criolla, Departamento de San Justo, Santa Fe, algunos productores buscaron caminos alternativos para una producción sin su uso. Omar Antonizzi comenzó con el manejo de las pasturas naturales, incorporando el manejo de pastoreo rotativo racional intensivo, con una alta carga animal instantánea en pequeñas parcelas y en cortos períodos de pastoreo. De esta manera, promueve el aprovechamiento sustentable ya que cuida al mismo tiempo al animal, al pasto y al suelo. “En poco tiempo, se ha recuperado la fertilidad del suelo, los índices productivos mejoraron, ya que aumentó la carga por hectárea”, explica el ingeniero agrónomo Federico Pognante, referente técnico de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF) de la Nación, quien acompaña a los productores en el proceso de transición agroecológica. El equipo de especialistas visitó el predio de 20 hectáreas de Omar, quien se dedica a la agricultura y cría de ganado vacuno. “Volvimos a lo de antes, a hacer más variedad de cultivos”, explica el productor, quien sembró tres hectáreas de lino y se muestra “muy contento con la recuperación del suelo en las pasturas”. Considera que, con esta forma de producir, al no usarse fertilizantes sintéticos ni plaguicidas, además se han dis-

minuido considerablemente los costos. Más de 100 municipios de distintas provincias de la Argentina dictaron ordenanzas municipales de prohibición y/o regulación de las fumigaciones aéreas y terrestres. Las resoluciones fijan normas diversas y de distinto nivel de cumplimiento. Sin embargo, un rasgo común es la creación de franjas de no fumigación en las zonas de borde campo-ciudad que van de los 200 a los 2.000 metros de distancia del casco ur-

bano, donde se prohíben las fumigaciones aéreas y terrestres, generando territorios “libres de agrotóxicos”. La experiencia en la localidad La Criolla es un ejemplo de que, con apoyo del Estado, los productores pueden hacer efectiva una producción económicamente viable y ambientalmente sustentable Arroz agroecológico

La cooperativa “El Progreso” de San

Javier, provincia de Santa Fe, lleva adelante el proyecto de “desarrollo y multiplicación del cultivo y producción del arroz agroecológico en la Agricultura Familiar”. La unidad productiva está conformada por agricultores familiares que buscan en el arroz una alternativa complementaria a lo que vienen produciendo, sea ganado bovino, frutas o dulces. El arroz agroecológico que cultivan es de las variedades Yamaní y Jazmín (aromática) y es de muy buena calidad. La comercialización es en formato integral y pulido, directamente a los consumidores, a través de redes de comercio justo y de mercados solidarios. En lo que va de 2014 se cosecharon y procesaron más de 10 mil kilos de arroz integral agroecológico, de los cuales el 80% es de variedad Jazmín. El costo total de producción fue de 3 $/kg y se vendió a 20 $/kg. “Nos cambió la vida, no damos abasto con la demanda”, resalta Jorge Barrios uno de los miembros de la cooperativa. El Progreso recibió recientemente más de $ 980 mil de parte de la SAF y los invirtió en herramientas, maquinaria e infraestructura para mejorar la producción, la industrialización y la comercialización del arroz y otras producciones agroecológicas. Durante la visita de los técnicos, se discutió la posibilidad de agregar valor produciendo harina de arroz y manufacturas. En la zona de San Javier se cultivan unas 40.000 hectáreas de arroz convencional en grandes extensiones y con pocas empresas, con uso de fumigaciones aéreas para la lucha contra diversas plagas y el procesamiento del grano se realiza fuera de la zona. Por ese motivo la propuesta de la SAF fue la de potenciar experiencias como la de la Cooperativa El Progreso, ya que promueve el arraigo y conserva los recursos naturales n

Nuevos controles para nuevos peligros radicionalmente, las susT tancias químicas que pueden estar presentes como

contaminantes en las materias primas agrícolas con destino a la alimentación humana se definían de acuerdo al uso agrícola de las mismas, como por ejemplo plaguicidas. Desde hace algunos años y desde el punto de vista de los riesgos para la salud que pueden ocasionar, se los ha agrupado también con denominaciones relacionadas con los efectos tóxicos que pueden causar. Esta definición abarca muchos otros compuestos químicos con aplicaciones diferentes a las de los agroquímicos y también procedentes de contaminaciones ambientales e industriales, como las dioxinas. Actualmente se denomina Disruptores Endócrinos a aquellos compuestos que producen modificaciones en el metabolismo

celular que pueden alteran los efectos de las hormonas, afectando la regulación que éstas producen, pudiendo generar en los individuos efectos negativos en el desarrollo, la reproducción, la inmunidad y daños neurológicos. Las hormonas son sustancias que regulan el metabolismo celular y, así, todo el funcionamiento de un organismo vivo, tanto en vegetales como en animales. En el caso de los plaguicidas se ha descubierto que los efectos de la acción de algunos de ellos se explican por alteraciones epigenéticas. La epigenética se refiere a cambios hereditarios que se producen en la forma en que los genes transmiten su información al interior de las células, sin que estos cambios impliquen modificaciones en el ADN. Estos cambios pueden suceder naturalmente, pero también

ser influenciados por factores externos, y en esos casos puede tener inclusive efectos más nocivos que los cancerígenos tradicionalmente conocidos. Concretamente, los últimos descubrimientos relacionados a los plaguicidas y su toxicidad crónica van más allá de los que hasta ahora estaban identificados con la posibilidad de generar cáncer en forma directa o por su “teratogenicidad”, la capacidad de producir alteraciones durante la gestación por la contaminación de la madre. Los cambios epigenéticos descubiertos recientemente causados por plaguicidas (y otras substancias químicas) producen alteraciones que pueden heredarse hasta tres generaciones. En este caso afectan principalmente al aparato reproductor masculino produciendo baja de fertilidad por diversos efectos que afectan el desarrollo

de los órganos reproductivos masculinos y su capacidad sexual. Estos efectos de disrupción endocrina se producen alterando la forma en que se transmite la información genética del ADN para regular el metabolismo celular, pero con la característica novedosa de que son transmisibles a las siguientes generaciones, cosa que hasta ahora no se imaginaba. La Naturaleza nos sorprende despertándonos de nuestra molicie intelectual, acostumbrada a instalarnos en algunos paradigmas que nos hacen sentir que ya sabemos casi todo lo necesario para dominarla. El impacto que causaron estos descubrimientos y su novedad de afectar al sexo masculino en su capacidad reproductiva generó una rápida respuesta de los legisladores europeos, y dio origen a varias acciones concretas de revisión de las evaluaciones de riesgo de

los plaguicidas y de la creación de una normativa comunitaria que estableció por primera vez la obligatoriedad de los Estados miembro de contar con planes nacionales de monitoreo de los residuos de plaguicidas. La Argentina y el Brasil ya hace algunos años que están monitoreando estos residuos, si bien aún no se han establecido por parte de la Unión Europea los requisitos para los terceros países, es decir aquellos que les venden productos agrícolas, en este caso similares a los que forman parte de los planes nacionales de monitoreo. Es de esperar que una vez que la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea consolide las evaluaciones de los resultados de estos estudios realizados durante los últimos años, se establezcan estos requisitos y a la vez tengamos mayores informaciones sobre los riesgos que pueden tener los consumidores locales, y cómo prevenirlos n

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Transgénicos: ¿ciencia o negocios? Silvia Ribeiro*

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onathan Latham es biólogo, botánico, tiene maestría en genética vegetal y doctorado en virología. Publicó recientemente un texto titulado “Dudas crecientes: la experiencia de un científico con los organismos modificados genéticamente”, en el que expresa sus preocupaciones sobre los impactos de los transgénicos y de las nuevas técnicas de modificación genética. Se basa para ello en su experiencia como científico, ya que desde la década de 1990 trabajó haciendo plantas transgénicas como parte de sus actividades académicas. Latham no estaba preocupado por los impactos en salud o ambiente de esas plantas de laboratorio, en parte porque su entusiasmo por la ciencia y la investigación opacaban otros aspectos y en parte porque no imaginaba entonces que, con la fragilidad y nivel de incertidumbres de tales técnicas, llegarían a productos de consumo y al ambiente. Pero a las empresas de transgénicos –y los científicos que lucran gracias a ellas– eso no les importó, y ahora varios cultivos y muchos alimentos con transgénicos se colaron en los campos y las mesas, pese a que tengan efectos dañinos. Tras analizar cuidadosamente numerosas evaluaciones de riesgo de cultivos transgénicos, Latham señaló varios problemas. Uno de ellos es que son las propias empresas las que hacen su propia evaluación de riesgo y las agencias gubernamentales solamente las revisan, en general superficialmente. Las empresas, pese a que los datos de sus análisis muestren daños o aunque los análisis sean intencionalmente de pésima calidad, invariablemente informan que sus productos no tienen ningún problema. Hay varios casos –por ejemplo el maíz Mon863 de Monsanto– en el que científicos independientes accedieron al estudio completo de la empresa, comprobando que las conclusiones no eran coherentes con el propio estudio, sino que habían sido maquilladas para desestimar los daños. Las agencias de bioseguridad y de inocuidad alimentaria solamente leyeron las conclusiones y dieron por buenas las recomendaciones de Monsanto. Lo mismo hizo la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en México y organismos similares en varios otros países de América latina, aunque el estudio en sí muestra graves anomalías en órganos internos de ratas de laboratorio. Otro ejemplo que expone Latham es que la bacteria Bacillus Thuringiensis, (usada para hacer cultivos transgénicos insecticidas llamados “Bt”) es virtualmente igual al Bacillus Anthrax, origen del conocido tóxico Ántrax; y que la acción de cultivos insecticidas “Bt” tiene similitudes estructurales con la del ricino. Ricino y ántrax se han usado como potentes tóxicos contra humanos. Además de que no se cono-

ce el modo de acción de las proteínas “Bt”, lo que impide la realización de análisis serios de sus agresiones contra la salud, más grave aún porque las proteínas Cry (del “Bt”) mostraron ser tóxicas para células humanas in vitro. El aumento de agrotóxicos que conllevan los transgénicos,constituye un enorme problema para la salud y el ambiente. El glifosato, el agrotóxico con transgénicos más usado, fue declarado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud. Latham explica que el glufosinato, otro químico que se usa con los cultivos transgénicos, tiene un mecanismo de acción (inhibidor de la enzima glutamina sintetasa) que es tóxico para hierbas y también muchos organismos como hongos, bacterias y animales. Además es neurotóxico en mamíferos y no se degrada fácilmente en el ambiente. El glufosinato permanece en los cultivos transgénicos manipulados para tolerarlo, posteriormente se lo ingiere en alimentos y se puede detectar su presencia hasta meses después. Su acción es tan amplia, dice Latham, que llamarlo “herbicida” no refleja la amplitud de impactos que conlleva sobre muchas otras especies. Latham, junto a su colega Allison Wilson, reveló que una secuencia viral usada como promotor en casi todos los cultivos transgénicos (CaMV, virus del mosaico del coliflor), se asumió erróneamente como “segura” por 20 años, hasta que un estudio de 2013 realizado por la autoridad europea en materia de seguridad alimentaria demostró que es capaz de alterar la expresión normal de muchos otros genes en plantas, dejándolas indefensas ante las enfermedades. Aunque se trató ignorar el estudio, Latham y Wilson lo sacaron a luz. El texto no sólo coloca en debate problemas graves de los transgénicos, muestra que si llegaron a los mercados y a la alimentación es solamente por presión comercial de las trasnacionales de transgénicos y la falta de ética de los científicos involucrados, ya que no hay certidumbre sobre su inocuidad y, por el contrario, existe certidumbre sobre un amplio espectro de riesgos. Son los mismos actores que “informan” a los gobiernos –y a jueces en casos de litigio– favoreciendo los transgénicos y ocultando los problemas reales. Ante esta falta de ética científica y los intentos de simplificación absurda de la complejidad de la naturaleza y el descompromiso con las necesidades, se han ido formando en el mundo asociaciones de científicos críticos, que no aceptan seguir siendo cómplices de la ciencia mercenaria que trabaja para los intereses de lucro empresariales. Ejemplo de ellos es la recientemente formada Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza en América Latina (Uccsnalu), que se constituyó en una reunión en Rosario, Argentina, con científicos y expertos de diez países del continente. La Unión se posicionó en favor de la prohibición de los transgénicos, ha-

ciendo suyas en su declaración constitutiva las palabras del difunto Dr. Andrés Carrasco –nombrado presidente honorario– quien afirmó que “Los transgénicos son una tecnología basada en supuestos falaces y anacrónicos que reducen y simplifican la lógica científi-

ca, al punto de ya no ser válida”. El “emperador transgénico” está desnudo y cada vez más científicos responsables lo están denunciando” n Investigadora del Grupo ETC, Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración.


4 al 10 de octubre de 2015

S8 Campo Sur

Recetario. Las cocineras y sus historias Secretaría de Agricultura Familiar. Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Araucaria neuquina

Piñón, el gusto de un fruto sagrado a araucaria o “pehuén” se adueña L del paisaje del norte de Neuquén; el antiguo árbol andino crece junto a

los lagos y en la ladera de los volcanes, desparramando el fruto que hoy honran los pueblos originarios y los habitantes de esta región.

Un poco de historia

Cuenta la leyenda transmitida oralmente generación tras generación, que las tribus que vivían en el norte de la Patagonia desconfiaban del “pehuén” o piñón, el fruto de la araucaria. Sin embargo, al mismo tiempo, lo consideraban un árbol sagrado, al que le ofrecían regalos y ante el cual se liberaban del peso de una mala acción, “confiándosela”, lejos de los oídos indiscretos del resto del pueblo. Eran pehuenches, o la “gente del pehuén”, hasta tal punto que estaban identificados con la protección del gigante, cuya sombra veneraban. A pesar de eso, se decía en las tribus que el fruto era venenoso y por lo tanto no lo tocaban ni lo usaban, quedaba intacto, ahí donde quedaba al caerse desde lo alto. Una hambruna terrible golpeó a la población y la milagrosa intervención de Nguenechén, la divinidad creadora del pueblo aborigen, dio vuelta la historia. Según la tradición, el dios se le apareció en forma de anciano a un joven de la tribu, y le explicó que en ese fruto, que ellos creían peligroso, se ocultaba el secreto de la supervivencia de su pueblo. Así fue que el piñón empezó a ser consumido, hervido o tostado, y respetado como fuente de alimento y protección del rigor del invierno austral. La historia, ocurrida en el tiempo primordial de los mitos, tiene sus herederos en el siglo XXI; el piñón o “ngülliw” sigue siendo un ingrediente tradicional reinterpretado en las más diversas formas por las cocineras actuales. María Luisa Sifuente, de la Comunidad Zapata, en Aluminé, explica cómo se fabrica la harina del fruto. Acerca un molinillo y lo asegura a una esquina de su mesada de cocina. “El que me ayuda a colocarlo es mi marido, él es quien lo ajusta bien, para que no se mueva y yo pueda trabajar”, explica. Toma un puñado de piñones blancos y secos, partidos por la mitad, los coloca en el interior del molinillo y comienza a darle vueltas a la manivela. El producto es una lluvia que cae en el plato. Mientras continúa con la

ingredientes

200 gramos de piñones 500 gramos de carne n 250 gramos de papas n 200 gramos de zanahoria n 200 gramos de cebolla n 100 gramos de morrón rojo y/o verde n 200 gramos de tomate n 200 gramos de arroz n 2 dientes de ajo n Aceite (cantidad necesaria) n Pimienta, sal y orégano (cantidad necesaria) n Queso (cantidad necesaria) n n

elaboración

acción, María Luisa mira la molienda, blanca y fina, “pero todavía le faltan unas pasadas; a mí me gusta que se parezca lo más posible a la harina. Cuando está lista queda como si fuera maicena, ése es el punto justo”. Da un par de vueltas más y vuelve a mostrar el resultado. Con esta harina, blanca como la nieve de las cumbres que rompen la inmensidad azul del cielo, según cuenta Irma Millape, del grupo de artesanas de Newen Mapu, para-

je Macho Negro y nacida en Barda Negra, comunidad de Gramajo, “se hacen unas ricas masitas llamadas ‘noyegvll’”. También se puede cocinar una sabrosa salsa picante, para comer con unos churrasquitos. Para eso se muelen los piñones junto con ajíes “cachos de cabra”, que se muelen y se tuestan junto con los piñones. Con entusiasmo, Irma anuncia que va a pasar “la receta de un rico guiso de piñones, así se acuerdan de mí”.

Cortar la carne en dados y colocar en una cacerola; agregar las cebollas y morrón rojo o verde. Cortar la zanahoria en dados o rallarla junto con el ajo y agregarlos a la preparación. Añadir papas cortadas en cuadrados. Condimentar con pimienta, sal y orégano. Agregar el tomate en salsa y agua caliente. Después de hervidos los piñones y bien cocidos, cortarlos chiquitos y agregarlos a la cocción. Cuando falten aproximadamente 10 minutos de cocción, agregar el arroz. Una vez cocido el arroz, el plato se sirve con queso rallado. Si se desea, se le puede agregar chorizos cortados en rodajas, previamente cocinados n

Dirección General: Aram Aharonian y Carlos Alberto Villalba l Impresión Rotativos Patagónicos. Aráoz de Lamadrid 1920. CABA l Distribución: Capital Federal y Gran Buenos Aires New Site. Baigorria 103, CABA l Distribución en el Interior DGP S.A. Alvarado 2018, CABA l ISSN 1853-0443 l RNPI en trámite l CAMPOSUR es una publicación de ULTRAKEM S.A. Domicilio legal Ingeniero Huergo 953 Piso 7º B (CP 1107), CABA.


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