Mi trabajo artístico se centra en mi propia experiencia y en el yo cotidiano. Yo-persona,
yo-mujer, yo-ama de casa, yo-pareja... siempre he hurgado en esa fisura que nos
hace perder el equilibrio y en esa parte vulnerable que necesita ser reivindicada y
valorada.
Mi condición de madre, me hace incorporar al yo cotidiano el yo-madre, y me obliga
a estar alerta para que no devore nada de lo que ya era.
Tener un hijo pequeños me hunde en los rituales cotidianos, esas acciones repetitivas
hasta la exasperación que si están resueltas nadie nota ni agradece, pero que si se
descuidan se produce un caos incómodo. Limpiar lo de siempre, bajar la basura,
planchar, hacer la comida de siempre y los purés de ahora, dar de comer los purés y
la papila de frutas dos veces al día, siete días a la semana, treinta días al mes...
Mi trabajo actual utiliza toda era ira contenida para plasmar acciones rutinarias
transgredidas y modificadas. Hoy el puré será de orquídeas porque mereces lo mejor,
pero mañana