K.S. GIRTAB
LOS 12 FILOS PRIMERA PARTE : CROSS LOS 6 HUESPEDES
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Los 12 FILOS Copyright 2010 por K.S. Girtab Portada: Galería de Albion Europe ApS
Tabla de Contenidos INDICE CROSS / LOS SEIS HUÉSPEDES Capítulo 1 El joven guerrero Capítulo 2 Nuevos huéspedes Capítulo 3 Despedida Capítulo 4 Arlés Capítulo 5 La Academia Militar Capítulo 6 Cástor y Póllux Capítulo 7 Revelaciones Capítulo 8 Michelle Capítulo 9 Antares Capítulo 10 Dorian Capítulo 11 Información Capítulo 12 Elektra Capítulo 13 Rumbo al Círculo del Zodiaco Capítulo 14 Reunión Capítulo 15 El Círculo del Zodiaco Capítulo 16 El último Círculo
CAPÍTULO 1 EL JOVEN GUERRERO <¡Aghhhh! ¡Duele! ¿Que demonios hago aquí? Yo sólo buscaba saber donde se encuentra Christina. Ni siquiera deseo ese maldito guante.> Completamente herido, a punto de desfallecer a causa de las múltiples lesiones que había acumulado a lo largo de varias cruentas batallas, Lesath Crossifixio Sargás se lamentaba mientras recibía una nueva dosis de electricidad en el cuerpo, ya había agotado todas sus energías en los combates previos y no se imaginaba que tuviera una pelea extra en el octavo Círculo, tenía que pensar rápido, el cuerpo ya no le respondía y no le quedaba más energía elemental para utilizar, pensó que ya no había escapatoria, cerró los ojos y esperó a que le dieran el golpe fatal. Mientras esperaba el momento de su muerte, recordó el largo camino que había recorrido para llegar a tal punto, cómo el destino lo había arrastrado a un final que él en su temprana infancia nunca hubiera imaginado. Lesath Crossifixio Sargás, “Cross”, tuvo una infancia privilegiada. Había nacido en un mundo en donde el hambre, la muerte, la guerra, las enfermedades y la pobreza son una cuestión cotidiana, en donde persiste la ley del más fuerte y el llevarse diariamente un alimento a la boca era la principal preocupación para la mayoría de la población, un lugar en donde los hijos son una moneda corriente para asegurarse un techo sobre la cabeza, a pesar de eso, Cross tuvo la fortuna de crecer en el hogar de una familia rica y poderosa en el área residencial del Distrito Comercial del Estado de Arcadia. Sólo los muy ricos y los poderosos vivían ahí.
Su padre, Mirkos Sargás, era el mayordomo en casa de la familia Riazor. Dada la naturaleza del cargo que desempeñaba, vivían en una construcción a un lado de la residencia principal, por lo que nunca le falto techo y comida. Argento Riazor dueño de la propiedad y Tesorero General del Distrito Comercial era viudo y sólo tenía una hija. En vista de lo anterior y a falta de un hijo varón, éste se encargó de la educación de Cross que estuvo a cargo de prestigiados profesores particulares, el muchacho era un prodigio, aprendía con una facilidad extraordinaria y tenía una capacidad inigualable en las prácticas de combate. Mirkos Sargás tenía grandes esperanzas para su vástago; si eran ciertas las especulaciones de sus profesores, su hijo podría convertirse en un bérserker, y Mirkos sabía que en un mundo controlado por la violencia y la ley del más fuerte, el ser un guerrero poderoso equivalía al aseguramiento de una buena vida en el futuro. El Estado de Arcadia estaba dividido en cinco Distritos y una Ciudadela, tres de ellos eran gobernados por Delegados, el Distrito Comercial era administrado por un Regente y el Quinto Distrito se encontraba dentro de la Ciudadela y era tierra de nadie… La Ciudadela era una vasta extensión de terreno amurallado misma que se dividía en cuatro secciones; en la sección norte se encontraba un gigantesco complejo de cincuenta pisos de alto cuya superficie medía más de cien hectáreas, los primeros veinte pisos correspondían a la base militar de Arcadia, en los siguientes veinte se encontraba “la zona del cinturón” y correspondían a la administración de los cinco Distritos y en los últimos diez pisos se creía que vivían los verdaderos gobernantes de ese Estado, era una ciudad dentro de un inmueble. Las secciones este y oeste tenían una superficie cinco veces mayor a la del edificio de la Ciudadela y eran controladas por la
fuerza militar; finalmente en la sección sur (la más extensa), se encontraba el Quinto Distrito, mismo que era regido por los delincuentes desterrados de las otras demarcaciones. Quienes controlaban los cinco Distritos eran guerreros que habían impuesto su cargo por la vía de la fuerza y debían rendir tributo a la Ciudadela, en caso contrario se enviaba a las fuerzas militares a exterminar al gobernante rebelde. En realidad a la Ciudadela no le interesaba lo que ocurriera fuera de sus paredes siempre y cuando se cumpliera con el pago de impuestos, pero siempre estaban al pendiente de que no hubieran rebeliones, debido a esta situación los Distritos I, II y III constantemente estaban en guerra por controlarse los unos a los otros, el Distrito Comercial era intocable y el Distrito V a nadie interesaba, en parte por su situación geográfica y en parte por sus non gratos habitantes. Los cuatro Distritos exteriores rodeaban a la Ciudadela; el Distrito II era una isla que se encontraba en la parte norte del Estado a espaldas del edificio de gobierno de la Ciudadela, los Distritos III y Comercial se encontraban en la parte oriente y poniente del muro de la Ciudadela respectivamente y abarcaban hasta más allá del sur de la misma y el Distrito I se encontraba en la parte sur de la Ciudadela limitando con los Distritos III y Comercial, de esta manera todas las circunscripciones tenían acceso a la zona comercial sin tener que cruzar por “territorio enemigo”. Debido a las permanentes guerras que había entre los gobernantes de los Distritos I, II y III, el ser un guerrero significaba tener un empleo seguro y por lo tanto alimentar a sus familias, al vivir en un estado en el que su principal producto interno era la formación de guerreros, los demás habitantes tenían la obligación entregar tres impuestos: para la Ciudadela, para el Delegado que se encargaba de la administración del Distrito y para el mantenimiento de los ejércitos.
Había tres clases de guerreros: los troopers que eran combatientes especialistas en el manejo de armas y lucha cuerpo a cuerpo; los elementors, personas muy poderosas expertos en batallas a distancia a través de energía creada a partir de las fuerzas elementales o naturales y por último los bérserkers, que eran guerreros capaces de combinar los estilos de los troopers y los elementors. Los guerreros manejaban nueve tipos de energía elemental: aire, agua, tierra, fuego, metal, hielo, eléctrica, psíquica y pura. En cuanto a la energía natural había tres tipos: Animales, Dragones y Bestias Míticas. Los troopers podían utilizar un elemento de energía elemental sólo a través de un arma, los elementors no manejaban armas pero controlaban dos fuerzas elementales o una natural, finalmente los bérserkers eran capaces de controlar una energía elemental tanto con un arma como con las manos desnudas. Los bérserkers generalmente eran los líderes y gobernantes de los Distritos y por lo tanto las personas con mejor posición social en Arcadia, también podían trabajar para los nobles o los ricos comerciantes, pero la protección que brindaban era un acuerdo comercial en el que quien decidía todas las condiciones de trabajo era el bérserker y sus contrapartes aceptaban las mismas quedando al amparo de su protector. Cross contaba con diez años cumplidos y ya había terminado su educación superior, su coeficiente intelectual era el de un genio, además de que era capaz de vencer a guerreros adultos en combate, su manejo de las armas era impecable y su capacidad de aprendizaje no tenía igual, era un muchacho alto y de constitución fuerte, siempre llevaba el cabello muy corto lo cual acentuaba sus rasgos atractivos, sus ojos café claro emanaban inteligencia y confianza, era una persona introvertida pero de ideas firmes, no temía expresarlas e imponerlas si era necesario.
El día de la finalización de sus estudios le había comentado su padre que el Señor Riazor le tenía una sorpresa especial. Ese día se levantó como cualquier otro a las seis de la mañana, realizó sus rutinas de ejercicios hasta las diez, generalmente a esa hora empezaban sus clases particulares pero ya se había graduado, por lo que decidió ayudar a su padre en las labores de la residencia. A las tres de la tarde llegó el helicóptero de la familia Riazor con el señor Argento a bordo, un hombre alto y con un físico envidiable para alguien de más de cincuenta años, de tez blanca y cabello encanecido, siempre llevaba una fina barba cortada impecablemente y vestía de manera elegante, de acuerdo a su posición social. Cuando el dueño de la casa bajó del vehículo, Cross se percató de que no venía solo, estaba acompañado de media docena de niños, casi todos vestidos con harapos, en cuanto el dueño de la residencia vio a Cross le extendió los brazos y lo abrazó como a un hijo. "Hola Cross, me enteré que ya terminaste tu preparación académica." "Si señor." "Realmente impresionante si consideramos que no tomaste clases regulares sino con profesores que son los mejores en sus respectivos ramos." "Gracias a ellos es que he logrado terminar mis estudios." "También sé que has ganado el campeonato de lucha del Distrito Comercial." "Si, los dos." "¿Los dos?" "El de menores y el de adolescentes." "Jajajajajajajajaja, me alegra que hayas aprovechado la oportunidad que se te ha dado, tengo grandes planes para ti." "Gracias, le aseguro que no le defraudaré."
"Lo sé, Cross, lo sé. Cambiando de tema. ¿Ves a esos chiquillos?" "¿Quienes son?" "Niños de la calle, sin padres, pero que al igual que tú tienen mucho potencial, ven, te los presentaré." A Cross sólo le bastó ver a esos pequeños a los ojos para constatar lo que le dijo su mentor, esos chiquillos realmente eran especiales. "Niños, les presento a su nuevo consejero, es el maestro Cross. Muchacho, ellos son Arlés, Michelle, Elektra y Dorian; ya conoces a Cástor y Póllux." "Hola pequeños." "Hola maestro." "Bueno, vamos a dejar que estos chicos se instalen, por favor Cross, después de tu rutina nocturna pasa a verme a mi estudio." "Si señor." Cross estaba inquieto, terminó su rutina de entrenamiento nocturna de seis a diez de la noche, se fue a bañar y se vistió apropiadamente para ver al señor Riazor. Mientras caminaba hacia su encuentro se preguntaba si aquellos chiquillos famélicos aguantarían las prácticas de estudio y ejercicio que les impondrían, desde que él tenía memoria siempre estuvo sometido a educación académica y desde los tres años empezó su actividad de técnicas de combate, a los cuatro años tenía la rutina de dieciséis horas de trabajo diario, ocho de combate y ocho de estudios, los siete días de la semana. Toda su vida la había pasado en esa residencia, nunca había salido al exterior más que en helicóptero o vehículo y únicamente a combatir, jamás en su vida había socializado con nadie más que con los habitantes y empleados de la residencia Riazor. El chico ingresó a la casa, había una enorme recepción con una sala en la entrada, de frente estaban unas escaleras que
llevaban a las recamaras principales, había un pasillo a la derecha que desembocaba en el estudio del dueño de la propiedad. El muchacho se detuvo en la entrada de la oficina del señor Riazor, la puerta como siempre estaba franqueada por su guardaespaldas particular, un hombre entrado en los treinta años, uno ochenta y seis metros de estatura, atractivo y bien rasurado, físico perfecto producto de entrenar su cuerpo durante toda su vida, cabello largo atado con una cinta y mirada cordial. "Buenas noches Lothar." "Hola Cross. ¿Que ya te graduaste?" "Así es y tu amo quiere verme." "Cuida tus palabras, podrás ser más inteligente que yo pero en cuestión de poder estás muy lejos todavía." "Lo sé maestro, todavía me duelen las costillas que me rompiste hace un mes." Cross se levantó la camisa de vestir que llevaba puesta para que su maestro viera que aún tenía varias marcas moradas en la piel. "Mira, todavía tengo los moretones." El bérserker palmeó sin miramientos las marcas moradas, Cross hizo un gesto de dolor, después, los dos sonrieron. "Discúlpame, pero ya sabes cómo me emociono cuando te entreno y al final se me olvida que eres un niño." "No hay problema, la verdad es que si no fuera por ti nunca hubiera podido con el entrenamiento físico." El guardaespaldas revolvió cariñosamente el cabello de Cross, desde el principio siempre quiso a ese muchacho a pesar de que odiaba al padre. Lothar era un bérserker enviado por la mismísima administración de la Ciudadela a proteger al dueño de la residencia y había sido el consejero de Cross en sus entrenamientos, realmente estaba orgulloso de ese niño, daría la vida por él por sobre de cualquiera, incluyendo a Argento Riazor y a su padre.
Después de su breve plática con Lothar el muchacho ingresó al estudio de su benefactor. "Buenas noches señor." Argento Riazor se encontraba sentado en su escritorio, era un hombre grande y de espalda ancha, a pesar de que superaba los cincuenta años se veía fuerte, su cabello era una combinación de castaño y blanco, las canas lo hacían ver interesante, tenía una fuerte personalidad y una voz enérgica, sus ojos negros escudriñaron al muchacho. "Buenas noches." Cross lo conocía prácticamente de toda la vida, sin embargo, seguía sintiéndose intimidado cuando estaba frente a su mentor. "A sus órdenes." Argento Riazor le ofreció a Cross sentarse en una de las sillas que estaban frente a su escritorio; Lothar se quedó de pie cerca de la puerta. "Verás, Cross, te cité para informarte dos cosas." Cross tenía un mal presentimiento y no quería preguntar, pero al final tuvo que hacerlo. "¿Qué cosas?" "La primera es un favor; quiero pedirte que en los próximos siete meses observes y ayudes a entrenar a los niños que traje, tal y como Lothar te ayudó a ti." "Señor, es imposible que yo pueda estar al nivel de Lothar para enseñar o ayudar a alguien, pero daré mi mayor esfuerzo por cumplir con sus deseos." "Con eso me basta, muchacho. La segunda es que ya no tienes lugar en esta casa; has superado a tus maestros, y no hay nada más que puedas aprender aquí, por lo que te voy a enviar a la academia militar de la Ciudadela." Cross no dijo nada. Nunca había salido de la residencia, todo su mundo estaba ahí; él no quería ser separado de su padre, deseaba seguir preparándose en esa casa.
Tenía la esperanza de volverse un soldado de élite, quizá un bérserker, y conseguir una recomendación del señor Riazor para ser guardián de un rico comerciante o de un político. Así él también sería rico, y su padre no tendría que trabajar más. Bajó el rostro hasta ver únicamente el suelo y apretó los puños. "Como bien sabes, tu padre siempre me ha servido, y yo los acogí a ambos como miembros de mi familia. Comen la misma comida que yo, viven bajo mi techo, yo me encargué de darte una educación acorde a tus capacidades, incluso mejor que la de mi hija; sabes que no tengo un heredero varón, por lo que siempre te traté como un hijo." Cross seguía en silencio; sólo asintió con la cabeza. Recordó a Christina Riazor y en cómo ella no se esforzaba dieciséis horas diarias con ejercicios y combates intensos combinados con interminables horas de lecciones. Ella iba a la escuela de diez de la mañana a tres de la tarde y se pasaba el resto del día holgazaneando y molestándolo. Él solo dormía seis horas diarias porque necesitaba de una hora para desentumir sus agotados músculos por el entrenamiento y otra hora más para preparar los estudios del día siguiente. <Si, como a un hijo> pensó. "Verás, te voy a platicar una historia." Riazor tomó un puro de una caja especial que se encontraba en su escritorio, lo olfateó y después lo encendió; le gustaba fumar mientras platicaba de sucesos que habían ocurrido en otros tiempos. El muchacho puso atención. Generalmente su mentor le hablaba con ejemplos de historias de grandes guerreros del pasado así como de frases célebres que los habían inmortalizado y la razón de su origen. Al joven pupilo le encantaban las hazañas de los héroes del pasado. "Lo escucho, señor." "Como bien sabes, existen tres clases de guerreros: los troopers, los elementors y los bérserkers. Tú has mostrado
excelentes habilidades para los dos primeros, por lo que tienes probabilidades de convertirte en bérserker, pero esas habilidades no las puedes desarrollar aquí." "Lothar puede enseñarme." "Muchacho, Lothar no es un profesor; además él tiene otras responsabilidades, y tú necesitas un entrenamiento adecuado. Si crees que tu preparación aquí era dura, en la academia será mucho peor, pero yo sé que puedes lograrlo." Cross no dijo nada. "Además… ¿te han contado tus maestros la historia de los doce FILOS?" "No." "Verás, hay un guerrero más fuerte que el bérserker: es el dueño de una espada sagrada. Cuenta la leyenda que, en la antigüedad, existían doce espadas sagradas que tenían un gran poder, poder que entregaban a su portador y que les confería una fuerza y energía sobrehumanas, capaces de derrotar a ejércitos enteros. Se dice que la espada es quien escoge a su portador y no al contrario. A las personas elegidas se les llamaba FILOS; la conexión entre ambos era tan poderosa que las espadas sagradas se fusionaban con el cuerpo de sus portadores y eran extraídas de estos cuando necesitaban ser utilizadas. Debido a esa situación, al morir los FILOS, las espadas se perdían con ellos, y sólo volvían a aparecer en el momento en que naciera quien ellas esperaban fuera su nuevo dueño. Pues bien, me han informado que un día como hoy, hace ocho años, en las ruinas de la Ciudadela, encontraron lo que parece ser una espada sagrada; y, en este momento, los Distritos exteriores están preparando a sus mejores guerreros para reclamarla. Yo creo que tú tienes el potencial para ir por ella." "¿Y qué es lo que debo hacer?" "En diez años, si la espada no ha elegido dueño, se va a realizar un torneo; el ganador se la llevará. En ese tiempo, tú te vas a preparar junto con otros guerreros de los Distritos
exteriores para ese momento. Según tus capacidades actuales y los informes de tus maestros, a esa edad te habrás convertido ya en el bérserker más joven de la historia, y estoy seguro de que ganarás el torneo." "¿Y que haré con la espada una vez que la obtenga?" <en caso de que gane>, pensó. "Será tuya; regresarás a mi casa, y te nombraré heredero de todo lo que tengo." "¿Qué?" "¿Por qué crees que no sólo te preparé físicamente?" Cross estaba mudo, no supo qué responder. Riazor siguió con su explicación. "También te preparé académicamente para que algún día te ocuparas de mi puesto en el gobierno y de mi fortuna, para eso ya estás listo." "Pero… ¿y Christina?" "Cross, tú la conoces mejor que yo. No le interesan mis negocios, sólo mi dinero; es una cabeza hueca que algún día se casará y se irá de mi casa. Es preciosa, y pretendientes poderosos no le van a faltar. Además, le voy a dejar su futuro asegurado y yo sé que tú jamás la dejarías desamparada." "¿Y los hijos de Lady Janette? Janette Riazor era la segunda esposa de Argento Riazor, una mujer hermosa que rondaba los cuarenta años pero que tenía el cuerpo de una veinteañera. Fría, calculadora, ambiciosa y cruel, había hecho de la vida de Cross un infierno en todo el tiempo que llevaba ahí. Tenía tres hijos de Riazor, dos varones y una niña que tampoco eran santos de su devoción, además de una hija natural. "Son hijos de Janette, no míos; a ellos los envié a estudiar fuera, a ti te conservé. Sabía que eras el mejor de ellos, por eso traje a los mejores maestros del país." Thitus y Meirelle eran los hijos mayores de la esposa de su mentor, Cross había presenciado la boda, había sido tres años
después de su llegada a la residencia Riazor, Thitus era un año mayor que él y era un abusivo, su complexión alta y fuerte hacía que pareciera más grande de su edad, pero cuando Cross se enfurecía le daba unas palizas que lo hacían ir llorando con su madre. Meirelle era de la misma edad que Christina, le gustaba Cross, pero cuando éste la desairó se convirtió en su peor pesadilla, finalmente Craig era el menor de los tres, dos años más joven que Meirelle. era un chico tranquilo y alegre, hubiera sido su amigo pero Lady Janette se lo prohibía, ella consideraba a Cross un sirviente y no permitía que sus hijos socializaran con él. Cuando su madre estaba presente obligaba a Craig a golpear y pelear con Cross, el pupilo de Riazor no tenía nada contra Craig y lo dejaba golpearlo, el chico se lo agradecía con la mirada y trataba de no lastimarlo, esto enfurecía a Thitus que después se desquitaba con su hermano, puesto que él casi nunca lograba vencer a Cross. Janette siempre decía que los tres eran hijos de su mentor, pero Argento Riazor nunca lo confirmó. Finalmente Chanra era una hija natural de Janette, producto de una relación anterior, tenía veinticinco años y trabajaba para Riazor, era una chica con un talento especial y único que el dueño de la residencia explotaba adecuadamente, nadie más que su madre sabía quien era su progenitor. Cross jamás pudo convivir mucho con ellos, sólo los veía a veces cuando los chicos tenían vacaciones y se las pasaban con su madre en la residencia Riazor. "Está bien señor, le prometo que haré mi mejor esfuerzo." "Así me gusta Cross, no te quito más tiempo, retírate y mañana empieza con esos chiquillos." Cross salió en silencio, todavía no acababa de digerir lo que le habían dicho, él no quería irse de esa casa pero sabía que Argento Riazor no le estaba pidiendo nada, le estaba informando
lo que iba a suceder de una manera sutil, pero negarse no era una opción, pasara lo que pasara él en siete meses se marcharía. Cuando Cross salió de su entrevista con Riazor estaba pensativo, lo que más le aterraba de marcharse no era dejar a su padre y a los trabajadores de la residencia que lo trataban tan bien, tampoco irse a entrenar más duro a un lugar extraño o pelear en un torneo que no le interesaba, lo que más temía y le dolía era dejar a Christina. La hija de Argento Riazor era la única razón de su existencia, soportaba el dolor de los entrenamientos y la actitud de sus profesores porque sabía que todos los días pasara lo que pasara ella comería con él, lo apoyaría, lo molestaría y durante ese tiempo sus fuerzas regresaban, su cerebro se aclaraba, ponía todo su empeño en terminar las labores porque al final, en las noches, Christina lo ayudaba a relajarse, le preparaba y untaba los ungüentos para sus heridas, se acostaba con él para que preparara sus clases del otro día, lo arropaba y le pedía que se esforzara al día siguiente, le prometía que ella estaría sin falta a su lado para compartir los alimentos. No quería separarse de Christina, era la primer persona que conoció que había sido amable y amistosa con él; Cross siempre había estado solo, lo único que recordaba de su vida antes de llegar a la residencia Riazor era un cuarto enorme y vacío con una cama, un baño y una pequeña mesa; una persona casi siempre distinta le llevaba sus alimentos tres veces al día, sólo le entregaban el alimento. En ese lugar nunca le dirigieron ni una palabra siquiera, la soledad era lacerante, su única compañía era un enorme monitor que le enseñó los significados de las palabras, esa pantalla era su familia, su maestra y su amiga, hasta que un día se presentó una persona quien le dijo era su padre y se lo llevó de ahí. Seguía en sus pensamientos cuando se encontró con la esposa de Riazor de frente. "Lesath."
Janette era la única persona de la residencia que lo llamaba por su primer nombre, se negaba a usar el apelativo cariñoso con el que lo llamaban los demás. "Lady Janette." "¿Ya te dieron la noticia?" "Si." "Bien, quiero que sepas que todo fue idea mía, te dije que haría que te corrieran de ésta casa." "Felicidades, lo logró." Cross estaba demasiado molesto para lidiar con ella, la rodeó y siguió su camino. "Espera." Lady Janette lo cogió del brazo. "Hay otra cosa." "¿Qué quiere?" "Se trata de Christina, será muy duro para ella verte partir, lo mejor será que cortes tu amistad con ella de una vez, es preferible a que sufra siete meses por tu partida." "Eso no lo decide usted." "Yo lo decía por mi hija, pero si quieres que sufra, haz lo que quieras." Cross siguió su camino, melancólico sacó un anillo de oro que le había regalado Christina el día anterior como premio por haberse graduado, éste sin querer resbaló de sus dedos hacia una rendija. Cross sin pensarlo corrió hacia el exterior de la casa y entró por una puerta hacia el sótano, conocía la residencia como la palma de su mano, llegó al lugar donde se le había caído su preciada joya y la recogió, cuando se estaba retirando escuchó la conversación de sus mentores. "Ve a descansar Lothar, por favor, dile a Maggie que me lleve la cena a mi habitación." "Sí señor." Cuando el bérserker abandonaba el estudio Riazor notó un gesto de preocupación en su rostro. "¿Preocupado Lothar?"
"Si Argento." En siete años nunca le había hablado por su primer nombre. "¿Estará bien que mandes a Cross a esa academia?" "Aprobó el examen de ingreso con calificación perfecta, él no lo sabe porque se lo hicieron durante la clase y pensó que era un ejercicio, allá podrá estudiar una especialidad, además, también pasó el examen de aptitudes físicas…" "El torneo." "Así es y lo ganó en dos categorías." "Tampoco le dijiste que los combates por la espada serán a muerte." "Eso no lo tiene que saber ahora, ya se enterará en el momento oportuno." "De todas formas, aunque el pequeño cabrón sea un genio y un súper dotado, sigue siendo un niño de sólo diez años." "Créeme Lothar, ese bastardo dejó de ser un niño desde los cuatro años de edad." "No lo conoces, cualquiera en esta casa lo conoce mejor que tú y nadie estaría de acuerdo contigo." "A mí no me interesa la opinión de unos malditos sirvientes." "¿Y la de tu hija?" "Es una mujer, su opinión no cuenta, además, si ese pequeño monstruo se le acerca, lo mato." "Eso lo dudo." "Ya basta Lothar, te recuerdo que aquí mando yo, voy a enviar a Cross a la academia porque así lo he decidido." "El no es un sirviente de tu propiedad." "Pero su padre si y por su bien será mejor que obedezca." "¿Por el bien de quien?" "Ya lo sabes." "Si, lo sé y créeme, espero que tu plan no tenga errores o lo lamentarás."
Argento Riazor se puso rojo de coraje, empezó a gritar señalando a Lothar con el dedo índice. "A mí no me amenaces imbécil, recuerda que yo soy el señor de este lugar." Lothar con voz tranquila pero firme respondió: "Sólo por esta única vez voy a permitir que me hayas gritado Argento, recuerda que yo no soy tu criado ni tu empleado, soy un bérserker y las condiciones de nuestro acuerdo las pongo yo, te lo soporto porque siempre has sido un caballero, además del hecho de que eres el patriarca de unas de las principales familias del país, pero si me vuelves a gritar, te mato." Argento Riazor se tranquilizó. "Si no estás de acuerdo con mis decisiones puedes renunciar e irte cuando quieras, dime la cantidad que consideres justa como indemnización por tus servicios y te la entregaré multiplicada por dos." "Estás equivocado Argento, no es por ti que trabajo a tu lado, fue la Administración de la Ciudadela la que me asigno aquí. ¿Recuerdas?" "Ah, es cierto, lo olvidaba, en ese caso te ofrezco una disculpa y espero que sigamos colaborando como siempre." "Así lo espero yo también, hasta mañana." Al salir Lothar del estudio, Argento Riazor se sentó en su escritorio, sacó una pequeña caja de oro de su cajón central y acariciándola con una sonrisa maligna susurró: "¡Bérserker! Pobre imbécil, cuando esto acabe te mataré yo mismo." Lo que ni Lothar ni Argento sabían es que por un pequeño ducto de ventilación en la pared Cross lo había escuchado todo… El muchacho estaba preocupado, lo que acababa de oír lo estremeció hasta los huesos, él nunca quiso escuchar la conversación de los hombres que más admiraba y temía… Al principio no le había dado importancia a la plática y pasó de largo, pero el hecho de que Lothar llamara al señor Riazor por su nombre de pila le intrigó y más cuando se refirió a su partida a la academia, se quedó en su sitio y lo escuchó todo, por un momento temió que Lothar cumpliera su palabra y matara al
señor Riazor, tuvo miedo por Christina, pero Cross pensó que el guerrero sólo estaba enfadado, Lothar adoraba a la hija de su empleador y él jamás permitiría que nadie la dejara desamparada. Lo que más estremeció al muchacho fue esa malvada sonrisa que esbozó Riazor al final, no escuchó lo que murmuró pero el gesto de su “benefactor” lo decía todo, era malvado y no se podía fiar de él, Cross no sabía por qué, pero así lo sentía, sin embargo, ahora su preocupación era otra. Por un lado estaba seguro que Riazor no cumpliría su palabra, lo que él en realidad quería era la espada sagrada, peor aún, no lo consideraba digno de pretender a su hija, debía pensar en algo, tenía siete meses para urdir un plan y todo estaba ligado a obtener la espada sagrada, ahora estaba seguro, él tenía que ganarla, sabía que de alguna forma si obtenía el arma estaría más cerca de estar con Christina. Cross seguía con sus pensamientos, consideró que lo más prudente por el momento era aceptar la propuesta de Lady Janette, se alejaría de la hija de su mentor, sería lo mejor para los dos irse alejando poco a poco, puesto que en siete meses el se iría por diez años, en eso estaba cuando de regreso a su habitación se la encontró. "¿Como te fue?" "Hola Chris." "¡Cuéntame!" "Me fue bien." "¿Como que bien? ¿Cual fue la sorpresa que te dio papá?" "Que voy a estudiar para ser un bérserker." "¡Wowww! Es lo que siempre has querido." "Ahh y también voy a entrenar a otros niños que trajo tu padre." "¿Tu de maestro? Esto va a estar divertido." "¡Como sea!" "¿Estas molesto?"
"No, sólo cansado, me voy a dormir, hasta mañana Chris." "¿Te acompaño?" "No, estoy bien, mañana te veo." "Pero…" "¡Dije que mañana te veo!" Cross no dijo nada más, siguió de largo y se fue a su habitación, esa noche por primera vez en su vida, a pesar del duro entrenamiento, no durmió. Cuando Argento Riazor llegó a su habitación Lady Janette lo esperaba enfurecida, tenía en la mano unos documentos apretándolos en un puño. "¿Qué es esto Argento?" Su voz estaba llena de ira, sus ojos llorosos, la mano le temblaba y parecía que quería matar a su esposo. Argento Riazor vio los papeles y se molestó, le respondió de mala gana. "¿De donde sacaste esos documentos? Sabes que no debes tocar mis cosas." Janette seguía viendo a su esposo cada vez más enojada. "¡Respóndeme tú primero!" El Tesorero del Distrito Comercial se acercó a su esposa, la tomó de la muñeca que sostenía los documentos y se la apretó con violencia hasta que los soltó, les dio una mirada y con indiferencia le espetó en la cara: "¿Para que preguntas si ya sabes lo que es?" Janette lloraba de impotencia. "¿Es cierto lo que dice ahí?" "Si, es cierto, voy a adoptar a Cross, me es útil en mis planes a futuro." "¿Pero como es posible? ¿Y que hay de mis hijos?" "¿Qué hay con ellos?" "¡Son tus hijos! ¡Sangre de tu sangre y no llevan tu apellido! ¿Sabes lo humillante que es poner una equis después de tu
nombre sabiendo que tu real apellido es uno de los más respetados del país?" Argento Riazor recordó a sus hijos, Janette era su amante y tuvo a sus tres hijos cuando su primera esposa todavía vivía, los niños no llevaban el apellido de su madre porque Riazor había prometido reconocerlos. "Ya te dije que tengas paciencia Janette, después de que mi esposa falleció me case contigo como lo querías, cumplí mi palabra, ni siquiera me dejaste guardar el luto adecuado, voy a reconocer a los chicos, pero ahora no es el momento indicado, hay demasiado en juego." "No Argento, esto no lo puedo tolerar, te casaste conmigo pero me quitaste a mis niños." "No te los quité, los envié a las mejores escuelas para que fueran educados, Thitus está en la mejor escuela del Cinturón, Craig estudia bajo la protección y tutela de mi hermano Aureo en nuestra tierra y Meirelle estudia en la escuela más reconocida de Ishtar, deberías estar orgullosa y agradecida de la educación que están recibiendo." "¿Orgullosa? ¿Agradecida? Christina, la hija de mi sobrina, tu primera esposa, vive en tu casa y estudia en el Distrito Comercial, esa escuela es tan buena como la de Ishtar." "Si, pero no es para alguien como Meirelle, ella es poderosa, Chis es una niña común y corriente, lo único que tiene es su belleza, pero nada más." "¿Por eso la conservas a tu lado? ¿Por qué es más bonita que Meirelle?" "No, porque tu hija casi mata a la mía." "¡Meirelle también es tu hija!" "Lo sé, pero es muy impulsiva, como tú." Riazor tomó a Janette de la cintura y con violencia la atrajo hacia él, a pesar de los años todavía lo volvía loco, lo excitaba su carácter salvaje.
"Un día de éstos en una pelea podría lastimar a Chris y eso no lo podía permitir." "¿Qué tiene la hija de mi sobrina que la quieres más que a los míos?" "Nada, si tuviera que elegir preferiría a Meirelle por encima de Christina, sin embargo, Chris no tiene ninguna habilidad, es una persona común y corriente, necesita de mi protección y vigilancia." "¿Y Lesath?" "¿Que hay con el?" "¿Por qué él tiene maestros particulares y mis hijos no? Si los tuvieran no los habrías alejado de mi lado." "Tus hij… nuestros hijos no son ni remotamente tan inteligentes como Cross, pero te aseguro que serán más poderosos, los envié a lugares donde sacarán a relucir su verdadera fuerza, además, ya te dije, es sólo un eslabón más en mi cadena, cuando deje de serme útil podrás hacer con él lo que quieras." Janette sonrió "¿En serio? ¿Lo que quiera?" "Lo que tu desees, pero ahora lo voy a adoptar y a ti te voy a dejar inconsciente de tanto placer…" "Inténtalo y verás lo que te espera." Janette besó a su esposo e hicieron el amor, pero su cabeza no estaba con él en la habitación, estaba planeando la desaparición del protegido y de la hija legítima de Argento Riazor, así como había desaparecido a su primera esposa. Mientras trataba de conciliar el sueño, Cross sintió un escalofrío, presintió que su vida corría peligro, no dejaba de pensar en la mirada de su benefactor, por más que se concentraba no lograba identificar que es lo que quería específicamente de él ni sus intenciones a futuro, ahora sabía que de alguna manera Riazor le iba a hacer pagar todo lo que había hecho por él y con intereses.
Los siete meses que le quedaron a Cross pasarían como un suspiro, llegaría a conocer y a querer a esos niños que se presentaron a entrenar a la mansión. Todos tenían cualidades muy distintas entre sí, pero el maldito viejo tenía razón, eran excepcionales, posiblemente combatiría contra alguno de ellos en diez años por la espada sagrada, esperaba que no fuera así, sin embargo, su único pensamiento era de tristeza, se deprimía más conforme se acercaba el momento de su partida, el día que dejaría de ver a Christina.
CAPÍTULO 2 NUEVOS HUESPEDES Argento Riazor había ordenado que acondicionaran la casa de huéspedes para que fuera habitada por los nuevos niños, habían repartido a los chiquillos en tres habitaciones, en una se encontraban Arlés y Dorian, en otra los gemelos Cástor y Póllux y en la última las dos chicas, Michelle y Elektra, desde el principio, en cuanto se ambientaron los nuevos invitados sacaron a relucir su verdadera personalidad. Arlés era muy parecido a Cross, destacaba en todas sus materias así como en los entrenamientos, pero a diferencia de éste último que era muy reservado, Arlés era completamente extrovertido, hablaba mucho, le gustaban los retos, siempre expresaba sus ideas y generalmente todos lo seguían, era un líder natural, pero también era impositivo y rencoroso, cuando otros no hacían lo que les indicaba imponía sus decisiones como fuera, de ser necesario hasta por la fuerza. Ese muchacho sin duda alguna iba a llegar muy lejos, lo que iba a ser determinante en su vida y en la de muchos más es el camino que elegiría: el del bien o el del mal. Dorian era el perfecto soldado, atento, obediente y disciplinado; no importaba el trabajo que le encomendaran él lo realizaba, era una persona confiable y fiel, hablaba maravillas del señor Riazor y no permitía que se hablara mal de su benefactor, el que lo hiciera aunque el comentario se realizara a manera de broma pagaba con su sangre, sin importar quien fuera, hasta Elektra. Su única debilidad era Michelle, le gustaba. Dorian la seguía a donde fuera y en los entrenamientos físicos siempre la protegía. Michelle estaba consciente de esto y lo utilizaba para que la cubriera de sus travesuras o para iniciar
peleas con los otros chicos. A Dorian no le importaba. El era feliz con que Michelle le prestara atención. Los hermanos Cástor y Póllux realmente se parecían muy poco aunque eran gemelos idénticos. Cástor era delgado y pequeño, en cambio Póllux era un gigante; aún y cuando contaba con dos años menos que Cross era más alto que él, pero ambos tenían una fuerza excepcional, Póllux era más fuerte que su hermano pero no por mucho, sin embargo, Cástor era más inteligente, rápido y ágil; pero si eran distintos en el físico, sus personalidades eran dos polos completamente opuestos, mientras Cástor era cruel y violento, Póllux era amable y evitaba todo tipo de enfrentamiento, por su gran fuerza y resistencia ambos se convirtieron en los favoritos de Cross para entrenar puesto que representaban un verdadero reto para él, por lo mismo, los gemelos sintieron un inmediato aprecio por ese chico y prácticamente vivían en la casa de Cross y no en la de huéspedes, ambos eran divertidos e independientes, tenían problemas con la autoridad, no la respetaban. Por lo mismo, a los maestros de la residencia, especialmente a los académicos, les costaba educarlos. Elektra aparentemente era una alumna regular, no destacaba en ninguna materia ni en ninguna disciplina de combate, pero tampoco era la peor, se llevaba bien con todos por su carácter alegre, era muy sincera y frontal, decía siempre lo que sentía, tenía un afecto especial por Cross y Christina (Elektra era la única de los niños con la que platicaba), realmente era agradable estar con ella, aunque no tenía el liderazgo natural de Arlés, todos los que la conocían sin lugar a dudas la seguirían y darían la vida por ella, esa chica junto con los gemelos fue quien más acaparó la atención de Cross y era ella con quien Cross llenaba un poco el vacío que le dejaba el no convivir con Christina, Elektra desde que lo conoció supo que algún día compartiría su vida con él… Y así se lo hizo saber.
Michelle era una niña preciosa pero tenía un carácter déspota y altivo, era la más inteligente de todos y prácticamente los adelantó en los estudios de inmediato, era realmente una superdotada, pero no más que Cross. Los profesores aunque la elogiaban siempre la comparaban con los logros de éste ultimo y lo peor era que la comparación iba siempre hacia arriba, “sorprendente Michelle completaste el ejercicio en solo dos días, pero Cross lo hizo en ocho horas…”, esto sacaba de quicio a Michelle y más porque los otros niños al ver esto se burlaban de ella. Los chicos que entrenaban en la residencia Riazor se hacían cada vez más fuertes con las rutinas que sus profesores les imponían, sin embargo, el tener a varios chiquillos con personalidades tan diferentes y al mismo tiempo con capacidades tan excepcionales era peligroso, los chicos generalmente dirimían sus diferencias a golpes, peleaban por casi cualquier cosa. Elektra no tenía problemas, se llevaba bien con todos, pero Michelle era otra cosa, era demasiado competitiva y siempre buscaba ser la primera en todo, además, por su carácter soberbio y altivo discutía mucho con sus compañeros, en especial con Cástor, Elektra ya le había tomado la medida y sabía como tratarla, Dorian la seguía sin importarle su carácter, era feliz sólo con estar con ella, Arlés era su amigo desde antes de llegar a la residencia y ambos se respetaban, cuando Michelle se enojaba su amigo prefería alejarse y dejar que se calmara, Póllux era su adoración, el gemelo mayor inmediatamente se había ganado su amistad y eran inseparables, pero Cástor era distinto, no le soportaba a Michelle sus desplantes y le respondía, siempre estaban peleando, la diferencia era que Cástor tenía un carácter alegre, como el de su hermano, pero era sarcástico y con facilidad se burlaba de sus compañeros, eso molestaba a Michelle, sus altercados casi siempre terminaban con Michelle insultando al gemelo menor y retirándose furiosa del lugar de la discusión.
Cuando Michelle logró generar electricidad y manipularla se sintió sin duda la mejor, estaba feliz y orgullosa, ella sabía que ni Cross había logrado crear energía, ahora si estaba convencida que era la alumna más completa que había pisado la residencia Riazor… Hasta que Cástor le dijo que Cross podía producir una energía mucho más poderosa que ella, sin contar con el hecho de que ya era un bérserker más que respetable, Michelle se puso furiosa, si bien es cierto que ella era la mejor alumna académica, en los ejercicios físicos era mediocre, hasta Elektra la vencía y eso que era la más débil de todos, enfurecida atacó a Cástor que estaba riéndose y burlándose de ella, trató de electrocutarlo pero Cástor estaba más maleado, el entrenamiento que llevaba con Cross era despiadado y más si se encontraba Lothar con ellos, en una fracción de segundo esquivó el ataque, todo hubiera quedado ahí si Michelle se hubiera ido pero no lo hizo, volvió a atacar a Cástor quien en esa ocasión hizo más que esquivar el ataque, cogió un escudo y con ese atacó a Michelle lanzándoselo y sacándola de balance, después, le propinó un puñetazo en el pecho que la mandó volando cuatro metros de espalda, en ese momento Dorian que siempre estaba tras de Michelle entró a la pelea golpeando a Cástor en la cabeza con un palo, instantáneamente su hermano gemelo se levantó y logró someter a Dorian, él quería evitar la pelea pero Cástor con sangre en el rostro le espetó que lo soltara, Póllux lo hizo, conocía a su hermano, sabía que ya no se detendría y si había alguien a quien ese gigante no deseaba enfrentar enojado era a su gemelo, se hizo a un lado y empezó el combate. Cástor dijo a Póllux que le devolviera el palo a Dorian, quien una vez que estuvo armado se lanzó contra el gemelo menor, lo golpeó varias veces con toda su fuerza y sus mejores técnicas, Cástor se dejo golpear, cuando Dorian agotado tomó un respiro, el gemelo más pequeño se lanzó contra él, sólo le bastaron cinco golpes para derrotarlo, en menos de diez segundos Dorian estaba casi inconsciente. Entonces pasó algo aterrador, Cástor fue por
Michelle quien todavía estaba en el suelo, tenía problemas para respirar y el hombro dislocado, no podía ejecutar su energía elemental, la arrojó al lado de Dorian y tomó el palo con el que este último lo había atacado, con la mirada de un asesino enloquecido les comentó: “Aquí termina su estancia en la residencia, van a ir de vuelta a la calle a pedir limosna porque los voy a dejar lisiados.” En ese momento levantó el arma para empezar a golpearlos. Póllux y Arlés estaban demasiado asustados para intervenir, antes de que los caídos recibieran el primer impacto se escuchó un ruido sordo delante de su agresor, este sorprendido observó como su arma estaba hecha polvo, Cross la había destruido, con sólo ver su rostro Cástor comprendió que no debía retarlo, Cross empezó a golpear al menor de los gemelos hasta dejarlo semiinconsciente, éste pensó en responder el ataque, pero algo en su interior le dijo que no se defendiera, que si lo hacía sus días estaban contados, una vez que terminó con Cástor, Cross siguió con Póllux y Arlés, les dio una golpiza pero no de gravedad, después tomó a Michelle en sus brazos y se retiró, les encargó a Póllux y Arlés el cuidado de Cástor y Dorian les dijo que enseguida mandaría a alguien a atenderlos. Cross lo había visto todo, desde que Cástor empezó a burlarse de Michelle su compañera Elektra supo que esta última lo atacaría, no en vano llevaba seis meses viviendo con ella, la conocía y sabía que era violenta, salió corriendo a buscar a Cross, cuando llegaron fue en el momento justo en que Michelle lanzó su segundo ataque, Cross no quiso entrometerse, estaba consiente de que los muchachos debían arreglar sus propios problemas, pero se quedó a una distancia prudente para que aún sin ser visto pudiera evitar una tragedia. Cross se quedó en la enfermería al lado de Michelle hasta que despertó, después de lo sucedido Michelle cambió con él, lo veía constantemente y le sonreía, también cambió su actitud, le hablaba con respeto.
Cuando todos pudieron entrenar normalmente el joven consejero habló con ellos, le dijo a Michelle que nunca debía usar sus poderes contra uno de sus amigos fuera de las prácticas, a Cástor que si volvía a atacar de esa manera a otro de sus compañeros lo mataría, el gemelo menor le creyó, les explicó a Póllux y Arlés que los golpeó por cobardes, la primer regla de su entrenamiento es proteger a sus compañeros y ellos habían fallado, ambos con vergüenza en los ojos y la cabeza baja le juraron que no volvería a pasar. Sólo Dorian y Elektra se salvaron del regaño, Dorian porque fue el único que defendió a Michelle, aunque sus motivos eran distintos a los de ser un buen compañero y Elektra que al final fue quien salvó el día. Después del incidente Cástor se disculpó con Dorian y Michelle, su compañero lo perdonó a regañadientes, pero con Michelle fue distinto, cuando se estaba disculpando un gran sentimiento se apoderó de él, por primera vez en su vida lloró, estaba realmente afectado y avergonzado de haber golpeado a esa niña que sin duda lo que necesitaba era protección, un sentimiento conocido lo empezó a invadir: la furia incontrolable que lo hacía perder su humanidad, Michelle lo abrazó, lo besó en la mejilla y le dijo que la culpa había sido de ella, que no tenía el derecho de haberlo atacado, también lloraba, Cástor se calmó, le prometió que a partir de ese momento él siempre la protegería al igual que a Elektra, no iba a permitir que nunca nadie las lastimara y si lo hacían pagarían con su vida. Después de ese momento su amistad no se fracturaría jamás. Los seis niños que llegaron a la Casa Riazor eran huérfanos, pero las circunstancias que los llevaron hasta la residencia del Distrito Comercial eran distintas y a la vez extraordinarias, todos le habían contado a Cross su historia.
CAPÍTULO 3 DESPEDIDA Durante el transcurso de tiempo que le quedaba en la residencia del Distrito Comercial Cross se fue alejando de Christina poco a poco. El creía que así le dolería menos su partida. Aunque sabía que la lastimaba, era mejor que se fuera acostumbrando a estar sin él. Primero le prohibió que lo visitara en las noches, le dijo que como ya no estudiaba las cargas de ejercicio ya no lo lastimaban, así que ya no la necesitaba. Después dejó de comer con ella, le informó que lo haría con los otros niños para conocerlos mejor y entrenarlos adecuadamente, para los últimos días del séptimo mes prácticamente ya no se hablaban. Cross hacía lo posible para no pensar en nada, puesto que si llegaba un pensamiento a su mente era Christina, se levantaba más temprano a entrenar, intensificó los ejercicios, en las tardes se volcaba en sus alumnos para ayudarles y después entrenaba hasta que ya no podía más, muchas veces llegó a quedarse tendido de agotamiento en el lugar de entrenamiento que se encontraba a espaldas de la residencia principal, era una considerable extensión de terreno que tenía una superficie de una hectárea, contaba con lo último en tecnología para auxiliar a los maestros a entrenar a sus aprendices, era una copia exacta de los campos de entrenamiento que se encontraban en la Ciudadela en el área del Cinturón, tan sólo su mantenimiento costaba una fortuna, aunque eso no era nada para el poder adquisitivo del patriarca de una de las principales familias de todo el país. Cuando Lothar estaba en la residencia era peor, Cross entrenaba con él hasta perder el sentido, no le importaba el dolor, era bienvenido si le impedía pensar… Lothar en más de
una ocasión le cuestionó el entrenamiento, estaba preocupado pero no podía dejar solo a aquel muchacho, Cross lo había amenazado, si no lo ayudaba a entrenar él era capaz en algún momento de excederse y lastimarse en serio o mortalmente. Ya no entrenaba en combate con los demás profesores, los había dejado atrás y ahora éstos le temían. Lo peor para el guardaespaldas era que Cross lo atacaba a matar y por lo tanto el contraataque de Lothar era más rudo de lo necesario y resultaba en lesiones para su alumno. Lo único positivo que había resultado de todo ese entrenamiento fue que a finales del quinto mes Cross logró sacar su primer vestigio de energía elemental, se encontraba al límite de sus fuerzas cuando Lothar se dio media vuelta y le dijo que era suficiente por ese día, Cross le gritó que aún podía pelear pero su maestro no le hizo caso, entonces Cross juntó todas sus fuerzas y las descargó en la espada para dar un último golpe a su mentor, ya dominaba su energía y podía hacer verdaderos ataques de trooper. Todo sucedió en segundos, el instinto de bérserker de Lothar se encendió y lanzó un ataque mortal a Cross, cuando se dio cuenta de lo que había hecho ya era demasiado tarde, la ráfaga de energía en forma de viento cortante iría directo a su discípulo y lo destrozaría. En cuestión de décimas de segundos Cross comprendió el error que había cometido y ya no podía hacerse a un lado, sin saber cómo, atrajo toda la energía que tenía a su mano derecha y la expulsó en dirección del viento, de su mano salió energía pura en forma de un kunai (arma en forma de cuchillo de uso general, de punta afilada con los bordes aserrados), misma que al impactarse con el ataque del bérserker se extinguieron el uno al otro. Ambos quedaron sin palabras, sorprendidos de lo que había ocurrido, cuando por fin Lothar entendió lo que había sucedido se acercó a su alumno. "¿Te encuentras bien muchacho?" "Creo que si. ¿Que sucedió Lothar?"
"Ese fue un ataque de energía elemental, ya eres un bérserker." "Pero no se como lo hice…" "No te preocupes, en el tiempo que nos queda trabajaremos en eso." "¡Bien!" "Sólo una cosa más…" Cross no lo vio venir, Lothar le dio una paliza, una vez que entendió lo que había pasado y de agradecer que no hubiera matado al muchacho, decidió descargarse en su alumno. "Muchacho del demonio. ¿Estás loco? Ya te había dicho que jamás me atacaras de esa forma si no estaba preparado, pudiste haber muerto." El novel bérserker no lo escuchó por mucho tiempo, ni siquiera comprendió las últimas palabras, se desmayó, pero por primera vez en esos meses había sonreído. Cross se levantó en la mañana pero estaba totalmente adolorido, apenas si podía moverse, cuando salió al aire libre lo recibió Elektra con un abrazo. "Cross ¿estas bien?" "Si, ¿por que preguntas?" "Llevas dos días durmiendo." "¿Dos días?" Cross no lo podía creer, jamás a pesar de lo duro que fuera su entrenamiento había quedado en ese estado, en ese momento vio pasar a Christina, su mirada se nublo y pensó: <no esta tan mal, de ahora en adelante entrenaré hasta quedar así de exhausto>. Fue a buscar a Lothar pero le dijeron que había salido con el señor Riazor y no sabían cuando volverían, regresó frustrado, no sabía como iba a entrenar para ejercitar su nuevo poder. "Hola Cross." "Sensei." "Lothar me dijo lo que sucedió." "Si, pero lástima que no esté para poder practicar."
"¿Y para que necesitas a Lothar?" "¡El es un bérserker y puede ayudarme a controlar ese poder!" "Si quieres yo puedo ayudarte." "¿Puede usted maestro?" "Por supuesto. ¿Viste que forma tomó la energía que sacaste?" "Si, la de un kunai." "¿Sabes por que?" "No, pero son las armas que utilizo para la batalla a distancia, los kunais y las shirukens (arma arrojadiza en forma de estrella)." "¿Y quien te enseñó a utilizarlas?" "Usted maestro." "Bien, en principio es correcto lo que piensas, toda vez que al estar acostumbrado a atacar a distancia a un enemigo con kunais y shirukens tu cerebro esta educado de esa manera, por lo tanto, al emitir energía que puedas arrojar a distancia cobra esa forma." "¿Pero cómo me puede ayudar a controlar este poder si usted es un entrenador de estilo trooper maestro?" "Así es, pero también soy tu profesor académico y si bien es cierto que no puedo crear energía elemental con las manos desnudas conozco todos los fundamentos para que tú por lo menos inicialmente puedas controlarlo." "Perfecto... ¿Cuando empezamos?" "Ahora mismo." "Pero... ¿Y los muchachos?" "Tendrán que prescindir de mi agradable persona por lo que queda de tu estancia aquí, hay mucho que hacer y lo que no tenemos es tiempo." Efectivamente, el par de meses pasaron como un rayo, pero los avances de Cross fueron gigantescos, apreciaba al Sensei Tokugawa pero no tenía idea de hasta que forma lo podía ayudar y retar, el ejercicio con Lothar le parecía un juego de muñecas,
Tokugawa era un demonio, sólo continuó con las rutinas que le imponía porque tenía más miedo de su furia al decirle que dejaría el entrenamiento que al entrenamiento mismo. Al final del séptimo mes llegó Lothar, se sorprendió del avance de Cross, no sólo ya podía controlar la energía al lanzarla en forma de kunais, también podía hacerlo en forma de shirukens, cuando entrenó con él no le cupo la menor duda de que cuando controlara completamente ese poder sería mucho más poderoso que él. Una noche durante el último mes de su estancia en la casa del Distrito Comercial, Cross estaba cenando en el comedor de la residencia, era una ocasión especial, estaban celebrando el cumpleaños del señor Riazor, éste mencionó a Cross que tuviera todas sus cosas en orden puesto que su partida a la academia estaba programada para dentro de diez días, Elektra, preguntó de que hablaban y Riazor les explicó los detalles de la partida de su compañero, Elektra se levantó y salió llorando del comedor, Cross de reojo volteó a ver a Christina y observó que no se inmutó, ni siquiera prestó atención a las palabras de su padre, siguió comiendo como si no hubiera pasado nada, entonces supo que su cometido estaba logrado, Chris no lo extrañaría, antes de que se fuera ya lo había dejado atrás. Cross se sintió miserable, aún y cuando eso era lo que había planeado creyó estar más solo que nunca, pensó que había ido demasiado lejos y ya no la podría recuperar, incluso extrañó la peor etapa de su vida: su temprana infancia, la soledad dolía, pero no tanto como el olvido. <Si es así que un rayo me parta> pensó, y lo único que deseó en ese momento fue entrenar hasta desfallecer. "Con su permiso me retiro señor Riazor, tengo que entrenar todavía." "Así me gusta muchacho, ese es el espíritu, en la academia no vas a tener descanso." "No lo necesito. ¿Vienes Lothar?"
"Tu no lo necesitas pero yo si Cross, así que hoy estás por tu cuenta." Cross no dijo nada más, salió de la casa con la idea fija de exigirse hasta no poder más. Finalmente llegó el día en que Cross partiría a la academia militar de la Ciudadela, por esa razón habían regresado Lothar y el señor Riazor; esa mañana Cross se levantó con un extraño pesar en el corazón, salió con su maleta y le pidió permiso al bérserker de despedirse de todos en la casa, éste asintió. Se despidió de sus profesores asegurándoles que seguiría todas sus enseñanzas y que daría lo mejor de sí en la academia, les prometió que sería el mejor aspirante y así todos sabrían que el ganador de la espada sagrada era su alumno. El maestro Tokugawa Hayabusa se acercó a Cross y le dijo: “Haznos sentir orgullosos.” Lo abrazó y le susurró al oído: "Recuerda, ya sabes cuál es la base de tus ejercicios, empaqué todos mis apuntes con tus cosas, entrena en solitario y no muestres tu energía elemental por ningún motivo a nadie… Hasta el día del torneo." Cross asintió, después se despidió de sus pequeños alumnos. "Arlés, tú eres el líder, protege a todos tus compañeros." "Te lo prometo Cross." "Cástor y Póllux, ustedes son los más fuertes, incluso me superan, sigan estudiando y vuélvanse más poderosos". Póllux no pudo aguantar las lagrimas y abrazó a Cross, a pesar de ser un gigante sus sentimientos lo traicionaban, consideraba a ese muchacho apenas dos años mayor que él no como un hermano mayor, sino que lo quería y lo respetaba como a un padre, Cástor aprovechando la confusión y separando a su hermano también abrazó a Cross, tenía el mismo sentimiento que su hermano. "Pol, recuerda que debes controlar a tu hermano." "Si, Cross." "Cas, controla tu carácter y sobre todo tu instinto asesino."
"Ajá." "Recuerda que si lastimas a alguno de tus compañeros regreso y te mato." A Cástor se le fue el color del rostro y poniéndose en posición de firmes gritó: "¡Si señor, no instinto y no lastimo, anotado!" "Michelle, conviértete en una gran guerrera." Michelle con su característica soberbia miró a Cross como se ve a un compañero de igual a igual y le espetó con indiferencia: "Eso no tienes que recordármelo." Después de pensarlo un momento abrazó y besó a Cross en la mejilla, le susurró al oído: "Cuídate mucho." Cross le sonrió, esa niña lo desconcertaba pero la adoraba, siguió con Dorian. "Aunque nunca congeniamos te respeto, eres el que más duro trabaja de todos y espero competir contigo en diez años." "Ahí estaré." "Elektra, cuida de todos, pórtate bien y por favor, cuida a Chris." Elektra ya no podía llorar más, estaba así desde el día anterior, sólo abrazó a Cross y le dijo que algún día lo volvería a ver y entonces se convertiría en su novia, lo besó en la mejilla y se fue corriendo. "Lo último va para todos, cuiden de Chris." "Con nuestra vida." Contestaron al unísono Arlés, Cástor y Póllux. Cross levantó el puño con el brazo derecho estirado al frente señalando hacia arriba a la altura de la cabeza, sus otros cinco compañeros hicieron lo mismo, era un saludo que había inventado para saludarse antes de empezar a combatir y recordarse entre ellos que eran compañeros. "Padre, gracias por cuidarme, todo lo que he logrado y lo que soy te lo debo a ti."
Mirkos Sargás no dijo nada, sólo abrazó a su hijo, el sabía que no había sido el mejor padre, toda su vida la había consagrado al servicio de los Riazor y prácticamente nunca le dedicó nada de su tiempo al muchacho. "Cuídate hijo y recuerda: no defraudes la confianza que el amo ha puesto en ti, cumple con tu misión aunque la vida te vaya de por medio." "Si padre." Después se dirigió a los empleados: "Gracias a todos por cuidar de mí como si se tratara de un miembro de la casa." Los empleados se despidieron de él, realmente le apreciaban, a pesar de que el señor Riazor les ordenó que lo trataran como un miembro de la familia desde pequeño se ganó sus corazones, era un buen chico que nunca exigía nada, sólo recibía silenciosamente y con agradecimiento lo que ellos le brindaban. Cross vio a través de la ventana principal de la residencia a Janette Riazor, desde que supo de su partida dejaron de importarle las reglas de educación y cortesía para con ella, actuaba como si no existiera, cosa que exasperaba a Janette, quien aprovechaba cualquier ocasión para maltratarlo y humillarlo, ambos se detestaban y no lo ocultaban, se vieron fríamente, pero en los ojos de la esposa de su mentor también había odio. Con un nudo en el corazón se dirigió a Lothar: "Estoy listo, vámonos." "¿Y no te vas a despedir de Maggie?" ¡Maggie! Si alguien en esa casa hizo el papel de madre de Cross esa fue Maggie, lo trató como a un hijo, lo consentía y lo regañaba cuando se portaba mal, ella era quien permitía a Christina estar con él todas las noches ocultándola del señor Riazor y sobre todo de Janette a riesgo de ser despedida o algo peor, esa mujer era quien preparaba los ungüentos que aliviaban sus heridas y malestares después de los entrenamientos, Maggie fue su ángel. ¡Por supuesto que ella no lo iba a buscar para irse a
despedir! A él le correspondía ir a buscarla para despedirse y agradecerle por todo. "Espérame un momento Lothar, me despido de Maggie y nos vamos." El guardaespaldas asintió, después volteó a ver al señor Riazor adentro del vehículo y vio una cara de fastidio en su rostro, entonces sonrió. Cross entró a la residencia principal y corrió directo al área de la cocina, ahí encontró al ama de llaves, una mujer entrada en años, robusta y sonriente, era una de esas personas que inspiraba confianza sólo de verla. "Maggie…" "Mi niño, cuídate mucho, prométeme que si se pone muy peligroso en la academia te vas a escapar, yo tengo todos mis ahorros y podernos irnos a vivir con mi familia al Tercer Distrito." "No te preocupes Maggie, al contrario, te prometo que voy a ganar ese maldito torneo y cuando regrese ya seré todo un bérserker, podré tener mi propia casa y tú te vas a ir conmigo." "Claro que si mi niño, yo te espero." "Gracias por todo Maggie, tú eres como mi madre, te agradezco lo que hiciste por mi, sobre todo estos últimos siete meses que me estuviste cuidando al final de mis entrenamientos." "No fue nada hijo pero no era yo quien te cuidó y trató en esos siete meses." "Entonces… ¿Fue mi padre?" "No, fue la señorita Christina." Cross no supo que decir, estaba estupefacto, desde que amaneció había buscado con la mirada a Christina, quería verla aunque fuera por última vez, pero ella jamás apareció, las cortinas de su cuarto permanecieron todo el día cerradas y ahora…, se enteraba que ella siguió velando por él, se sentía una basura, se había despedido de todos menos de la persona a la
que más quería, ella había aceptado su indiferencia pero nunca aceptó separarse de él. Maggie interrumpió sus pensamientos. "No es demasiado tarde hijo, por lo menos dile adiós." Cross abrazó a Maggie quien lo despidió con lágrimas en los ojos y se dirigió al cuarto de Christina. Una vez que estuvo frente a la recamara de la hija de su mentor, Cross no se atrevió a tocar, se sentía fatal, no podía creer que él, quien se entrenaba hasta desfallecer, quien atacaba y resistía los embates de un bérserker como Lothar, no tenía el valor de ver a los ojos a su querida amiga, no, a quien era más que su amiga, con la sombra de la derrota en el rostro, arrastrando los pies y con una lagrima corriéndole por la mejilla se alejó del lugar, en ese momento se escuchó como se abría la puerta de la habitación, Christina le reclamó: "¿Te vas sin siquiera despedirte?" Sin voltear a verla le contestó: "No tengo el valor de hacerlo." "¿Tanto me odias que ni siquiera puedes decirme adiós?" "No te odio." "¿Entonces porque te despediste de todos en esta casa y no de mi?" "Porque es demasiado duro." Cross notó que lo abrazaban, sintió un calor en su cuerpo que lo hizo estremecer. Chris abrazándolo con todas sus fuerzas y con voz apenas audible por sus sollozos le dijo: "Si no te quieres despedir por lo menos prométeme que nunca me vas a olvidar." "¿Que?" "Sé que ahora no significo nada para ti, pero por lo menos dime que no vas a olvidar el tiempo que pasaste aquí conmigo." Cross no resistió más, se dio la vuelta y abrazó con todas sus fuerzas a Christina, le explicó lo que había sucedido, no le ocultó nada, su plan, la propuesta de su madrastra, la conversación de Riazor con Lothar, la reacción de aquel, cómo se entrenaba para no pensar en ella… todo. "Eres un idiota Cross."
"Lo sé." "Si me lo hubieras dicho desde un inicio hubiéramos disfrutado de tus últimos meses aquí y no los hubiéramos sufrido tanto." "Perdón." "Bueno, eso ya no tiene remedio, pero te juro que le haré la vida imposible a la bruja de Janette." Tomó la mano de Cross. "Prométeme que pase lo que pase vas a regresar por mí." "Te lo juro." En ese momento Cross se le quedó viendo a Christina, quería dejar esa imagen impregnada en su memoria, como siempre se veía preciosa, era de tez blanca, cabello largo y castaño, su rostro era de rasgos finos y hermosos, tenía los mismos ojos café claro que él, pero éstos mostraban bondad y buenos sentimientos, fue la primer persona que le habló con amabilidad y le brindó su amistad, y él esperaba que fuera la única en su vida, no le importaba nada más que la sonrisa de esa niña, entonces, se percató que Christina tenía una marca morada en el rostro, en la mejilla del lado derecho. "¿Qué te sucedió?" "¿No creías que iba a dejar que te fueras sin luchar, verdad?" "¿Que hiciste Chris?" "Pedí a mi padre que no te mandara a esa academia, cuando se negó, me puse terca y se enfadó." "Maldito cabrón." "Tranquilo Cross, aún así es mi padre y sé que me quiere, además, no me importa lo que piense, te quiero mucho y con tal de estar contigo soy capaz hasta de escaparme de aquí." "No te preocupes Chris, estoy seguro que no vamos a llegar a eso, te prometo que no voy a regresar derrotado, no voy a perder, voy a regresar con esa espada, se la voy a regalar a tu padre y voy a ser un bérserker. ¡Tu padre no podrá oponerse a que seas mi novia!" "¿Entonces somos novios?"
Eso tomó desprevenido a Cross, las palabras se le habían salido sin querer, se le puso el rostro rojo y pensó cómo con todo su entrenamiento, sus grandes aptitudes académicas, todos lo consideraban un genio y esta chica común, de calificaciones regulares, siempre lo tomaba desprevenido y lo hacía ver como un tonto. Lleno de vergüenza y con voz apenas audible le contestó: "Sólo si tú quieres…" "Entonces hasta que regreses con la espada me lo pides." Cross no sabía que pensar pero de algo estaba seguro, nadie le arrebataría esa espada "Te prometo que así será." Chris divertida lo tomó del rostro "No es cierto tonto, claro que quiero ser tu novia, no me interesa la espada ni nada más, sólo que te cuides y que regreses por mi," "Te lo juro, y siempre llevaré esto conmigo como símbolo de mi promesa." Cross le mostró el anillo que Christina le había regalado, ella tomó sus manos entre las suyas y sin decir más se dieron un beso en la boca, un beso infantil y tierno, pero que sellaba un pacto más fuerte que el destino mismo. "Bueno, márchate ya, mi papá ha de estar hecho una furia, pero recuerda: siempre te voy a esperar," "Te juro que volveré por ti," Cross salió corriendo de la residencia, cuando Lothar lo vio sabía que era un chico diferente y se alegró. "Vámonos campeón." Christina Riazor y Lesath Crossifixio Sargás, ignoraban en ese momento lo que les esperaba, lo único que sabían era que su infancia había terminado en ese instante y que una nueva etapa de sus vidas se abriría, sólo tenían diez años, lo habían tenido todo y el destino se encargaría de enseñarles que la vida es dura. Lo que Cross tampoco sabía es que Christina en ese momento esbozó una de las últimas sonrisas que saldrían de su rostro en muchos años, ella había descubierto el plan de su padre, sería trasladada a otro estado. La habían prometido en matrimonio y
se iría a vivir con su nueva familia, no le quiso decir nada a Cross para no preocuparlo, él necesitaba poner toda su atención y fuerza en completar su misión, si se hubiera enterado hubiera ido contra su padre y este lo hubiera matado, hubiera matado a todos los que se le opusieran, incluso a Lothar, ella lo sabía, por eso calló, le pidió a Maggie que cuando Cross regresara le entregara una carta en la que le contaba todo, si los dioses así lo querían y Cross regresaba siendo el portador de la espada sagrada habría una pequeña posibilidad de que pudieran volver a estar juntos, por eso le había pedido que no la olvidara y que siempre guardara un recuerdo de ella en su memoria, por si no se volvían a ver.
CAPÍTULO 4 ARLÉS Arlés desde niño fue abandonado por sus padres, vivía en una de bodega de la sección de tolerancia del barrio más pobre del Tercer Distrito con su abuela que era alcohólica y no se encargaba de él. Subsistía por sus propios medios. A los cinco años se dio cuenta de que otros niños lo seguían y formó una banda de delincuentes, lo seguían incluso chicos de dieciséis años, en poco tiempo su pandilla era quien controlaba todo el barrio pobre, era muy numerosa y estaban bien organizados, como si fueran un ejército, tenía vigilantes, soldados, capitanes y hasta contraloría interna, no había nada dentro de su organización que él no supiera. Los Distritos I, II y III se dividían en tres zonas: residencial, de clase media y pobre, estas a su vez se subdividían en barrios. Por lo general la zona pobre era la que tenía la menor superficie pero mayor densidad demográfica. Los barrios de las tres zonas a su vez se fraccionaban en secciones, había secciones habitacionales, comerciales, de esparcimiento, escolares, comunes y de tolerancia; mismas que se distribuían a lo largo de todas las zonas y barrios. Los lugares de habitación en la zona pobre eran edificios de departamentos de diez pisos de altura que albergaban cada uno diez pequeños departamentos por piso de setenta y cinco metros cuadrados, estos eran controlados y distribuidos a los habitantes por la Ciudadela, el Delegado del Distrito sólo tenía la administración de los mismos, pero debía rendir cuentas al gobierno estatal, las rentas no eran baratas, pero había un medio de poder vivir en esos lugares sin pagar en efectivo: con los hijos, si una familia entregaba un hijo al Estado, tenía un término de diez años para vivir en un departamento; dependiendo de la constitución, características, fuerza y edad del menor, se podía negociar si dentro del
“paquete” se incluían todos los servicios (agua, luz, calefacción, mantenimiento, etc.) o sólo algunos de ellos. Menos del cinco por ciento de las familias que vivían en la zona habitacional pobre pagaba en efectivo, los salarios no alcanzaban para cubrir las rentas, por lo que los habitantes prácticamente tenían dos opciones, una era arriesgarse a vivir con sus hijos en la calle y que seguramente se les murieran por las inclemencias del tiempo o la violencia que era despiadada en esos lugares, la otra era entregarlos al Estado, también existían las llamadas bodegas humanas, grandes naves industriales en donde podían vivir los ciudadanos y sus familias, para tener derecho a vivir en esos lugares “de por vida” sólo hacía falta entregar a un hijo, en esas bodegas la gente se repartía el espacio para poder dormir y cuidar a sus hijos, no existía la intimidad, los mismos ciudadanos estaban a cargo de su limpieza y mantenimiento, la mayoría de esos lugares eran focos de infecciones en donde convivía toda clase de personas: enfermos, adictos, locos, delincuentes, etc., a cada familia se le asignaban unos cuantos metros cuadrados, suficientes para resguardar sus pertenencias y tener un lugar donde dormir, por lo general siempre debía estar un miembro de la familia en su lugar asignado para evitar ser robados, o en su defecto, debían dejar limpio su lugar al retirarse en las mañanas, cargar con sus pertenencias todo el día y regresar a descansar al anochecer, la administración del lugar todas las noches entregaba una frazada por persona registrada a cada familia, misma que debían entregar a la mañana siguiente, en caso contrario ésta se les cobraba. En las secciones comerciales y de esparcimiento de las zonas pobres se encontraban los mercados, tanto fijos como ambulantes, pequeñas unidades habitacionales de casas individuales, restaurantes, hoteles, centros de entretenimiento, bares, orfanatos, etc. En las secciones escolares se ubicaban los institutos de estudio, mismos que había en tres niveles: básico, medio y superior. En los lugares comunes se encontraban los
parques e inmuebles de eventos deportivos. Finalmente las zonas de tolerancia, eran extensiones de terreno en donde el Distrito no ofrecía garantías de seguridad a sus ciudadanos, ahí se encontraban la zona de prostitutas, de ventas de drogas, el mercado negro, así como viviendas de un piso construidas por las personas que se negaron a entregar a sus hijos a la Ciudadela pero requerían de un hogar, quienes habitaban estas casas eran generalmente los delincuentes que operaban en esas zonas o personas que trabajaban para ellos y así se les permitiera vivir en su territorio, los inmuebles de esa zona estaban viejos y mal construidos, cualquiera que tuviera fuerza o poder podía reclamarlos, se libraban auténticas matanzas entre grupos rivales por controlar las partes habitacionales de la zonas de tolerancia. En ese lugar creció y se desenvolvió Arlés, ahí estableció su imperio delictivo. Todo comenzó un día que se encontraba en la calle hambriento, como siempre, estaba ideando la forma de alimentarse cuando observó como unos comerciantes le estaban dando una paliza a un niño por haber robado una fruta, mientras, otro chiquillo observaba la escena con lágrimas en los ojos, cuando se cansaron de golpearlo lo dejaron tirado en el suelo, Arlés se acercó, los dos niños vestían como él, con harapos viejos y descoloridos, apestaban, se notaba que llevaban un buen tiempo sin darse un baño. "¿Te encuentras bien amigo?" "No, no estoy bien, esos malditos no sólo me golpearon sino que aplastaron la fruta que había tomado para mi hermano pequeño, llevamos varios días sin comer y el pobre se esta enfermando." Arlés vio a ambos muchachos, eran un poco mayores que él, estaban excesivamente delgados, casi famélicos, les preguntó en dónde estaba el local donde habían tomado la fruta, ellos se lo indicaron. "¿Les gustaría darle una lección a ese tipo?" "¡Claro que sí!"
"Entonces hagan lo que les digo y no sólo le darán una lección, también tendremos comida para esta tarde." Los niños lo miraron sorprendidos, era un pequeño menor que ellos y no comprendían que podría hacer para ayudarlos, pero estaban desesperados, el hambre les calaba hasta los huesos y no tenían nada que perder. Arlés les contó su plan, ambos sonrieron y lo ejecutaron, fueron al negocio del señor de la fruta, esperaron a que llegara alguien importante, mientras tanto, observaban en donde guardaba el dinero, cuando por fin apareció una elegante señora con un guardaespaldas iniciaron el plan, ésta compro varias clases de frutas y las guardó en una bolsa que llevaba con ella, Arlés se acercó a la señora y sacó algunas frutas, pero lo hizo de tal manera que su guardaespaldas lo observara, el acompañante de la víctima estaba a punto de reprenderlo cuando se extrañó de que el pequeño se encaminara rumbo al local donde habían comprado esa mercancía, entonces observó que depositaba las frutas en su lugar original. El guardaespaldas increpó al vendedor. "¿Que sucede aquí?" "¿De que habla señor?" El comerciante no entendía porque aquel hombre le hablaba con ese tono de voz amenazante. "Es usted un ladrón." "¿Por que lo dice patrón? Yo soy una persona honrada." "Acabo de ver como un muchachito sacaba la fruta que le acabamos de comprar y la volvió a dejar en su local." "No sé de que me habla señor. Yo no necesito robar a mis clientes, mis frutas son lo mejor que hay en el estado, por eso gente como ustedes viene de las zonas élite a comprar mi mercancía." "¿Como no va a saber? ¡Este es el chiquillo!" Gritó el guardaespaldas señalando a Arlés. "¡Pero si yo nunca he visto a ese niño en mi vida!" "Eso lo veremos..." El hombre tomó al pequeño ladrón por el brazo.
Arlés hizo como que intentaba huir pero el guardaespaldas lo agarró con fuerza. "Déjeme señor yo no hice nada." "No te pases de listo muchacho, yo vi cuando sacabas la fruta." "¡Seguro es un ladrón!" Gritó el comerciante. "Déjelo aquí, yo me encargo de él." El guardaespaldas sin hacer caso al comerciante preguntó al niño. "Mira, yo vi cuando sacaste la fruta. ¿Por que lo hiciste?" Arlés, volteó a ver al comerciante y con voz temblorosa contestó: "Perdón señor, es que tenía hambre." "Y si tenías hambre ¿porque no te fuiste con la fruta? ¿Porque la volviste a dejar en su lugar?" Arlés nuevamente volteó a ver al comerciante, se tomó los brazos en señal de temor, bajo la mirada y empezó a llorar, su voz apenas se escuchaba. "Por favor, yo tuve la culpa, robé las frutas y me puse nervioso, mi tío, perdón, el tendero no tiene nada que ver en esto, castígueme como lo estime pertinente." "Es todo lo que quería escuchar. Señor…" dirigiéndose al tendero. "Es usted un ladrón y un abusador, exijo una satisfacción." El tendero se puso nervioso. "Tranquilo, le repito que yo no sé que sucede, no conozco a ese niño." "Ohh. ¿Entonces nunca lo ha visto en su vida?" "No, nunca." "¿Y me puede explicar porque robó las frutas de nuestra bolsa y las depositó de nuevo en su local?" "Porque esta loco, porque se arrepintió, yo no sé que es lo que pasa por la cabeza de ese chiquillo." "Pues no le creo." El bérserker sacó su espada y partió por mitad el puesto del comerciante. "Tranquilo hombre. ¡Seguridad! ¡Seguridad!" Un par de guardias se aproximó al local del vendedor, ambos traían una macana en la mano. "¡Que sucede aquí!" "¡Este hombre acaba de destruir mi mueble!"
"Este maldito me está robando, estoy en mi derecho de cobrarme la afrenta." El personal de seguridad observó que los reclamantes eran personas de dinero, prefirieron no intervenir. "Es su derecho señor, pero le recomendamos que escuche la oferta del tendero, quizá lo satisfaga." El tendero se vio acorralado, todavía no se explicaba lo que estaba pasando pero algo más que su negocio estaba en peligro. "Mire señor, la verdad es que no entiendo lo que sucedió pero asumo total responsabilidad de todo cuanto ha acontecido, que le parece si toma de mi local cuanto apetezca y yo se lo obsequio, espero contar con el beneplácito de su indulgencia." El guardaespaldas hizo el amago de atacar al tendero, pero la elegante mujer a quien servía intervino. "Toma lo que necesitamos y vámonos, no quiero verme inmiscuida en un escándalo." "Si señora." El tendero estaba furioso, no veía la hora de que esos ricachones se fueran para darle una lección a ese muchacho, lo despellejaría vivo, no era la primera vez que actuaba con tal sadismo contra un pequeño ladrón. En cuanto se retiraron los ofendidos inmediatamente buscó con la mirada al pequeño rufián, le sacaría la verdad a golpes, le rompería todos los huesos hasta que tuviera una explicación satisfactoria, pero no lo encontró, por más que buscó nadie le dio razón de ese granuja. Al otro lado del mercado, tres niños estaban dándose un banquete y riendo a más no poder. "Eres un genio." "Ese pobre idiota nunca supo lo que le pasó." Arlés, con el pan en la boca también sonreía, estaba satisfecho consigo mismo. "Odio a malditos como ese tendero que se aprovechan de su fuerza y tamaño para golpear a quien no puede defenderse."
El plan era muy sencillo, en lo que se armó el alboroto los niños se colaron al interior del local y robaron al tendero, Arlés en cuanto vio que los chiquillos se retiraban también huyó, en ese momento todos observaban al bérserker y al tendero, nadie se percató de su huída, con toda la tranquilidad del mundo se marchó. "Bueno, fue un gusto conocerlos, luego nos vemos." "Espera. ¿Donde vives?" "En la parte del barrio sur que colinda con la entrada a las montañas y la zona de tolerancia.” "¿En una casa?" "Ya quisiera… No, en una bodega." "Que suerte tienes." "¿Y ustedes?" "En donde nos agarre la noche." "Bueno, lo siento, pero tengo que irme." "Por lo menos dinos como te llamas." "Me llamo Arlés." "Nosotros somos Viddar y Marko." "Mucho gusto amigos, que estén bien." Arlés se fue a dormir con su abuela a su espacio en la bodega, no se dio cuenta que los hermanos lo siguieron. Al día siguiente cuando Arlés salió de su domicilio se los encontró. "Hola Arlés." "¿Que hacen aquí?" "Sólo dábamos la vuelta y te encontramos por casualidad." "Si, seguro." "¿Y que vamos a comer hoy?" "No lo sé... ¿Quien más se ha portado cruel con ustedes?" Los hermanos sonrieron, le señalaron a un vendedor de comida ambulante que había marcado la espalda de Viddar con un cuchillo por querer recoger comida que uno de sus comensales había tirado al suelo.
"Manos a la obra, el plan es el mismo, yo me encargo del sujeto y ustedes hagan lo suyo." Repitieron el plan, observaron un rato al comerciante y lo ejecutaron cuando éste estaba lleno de clientes, Arlés tomó una bolsa con ratas muertas que habían cazado durante la mañana y se presentó con el vendedor. "Aquí esta otra carga señor, con esta ya me debe tres el día de hoy." Arlés a propósito había atado mal la bolsa, cuando la dejó en el suelo se abrió y se observaron las ratas muertas, aquello se salió de control, los comensales empezaron a vomitar sus alimentos, otros querían linchar al comerciante, nuevamente en el desconcierto el autor intelectual huyó. Viddar y Marko se convirtieron en incondicionales de Arlés, cada día se le ocurría un truco distinto para comer, no siempre era robar, algunas ocasiones engañaban a los comerciantes o a sus clientes para sacarles comida, el grupo empezó a crecer, cada vez más niños buscaban a Arlés para que les ayudara a conseguir alimento, después de un año, dormían más de cincuenta niños afuera de su casa. Pero como todo, empezaron las envidias, varios chiquillos que eran mayores trataron de ejecutar los planes de Arlés, algunos con éxito, otros no tanto, los comerciantes se empezaron a proteger, en una ocasión los chicos mayores que “controlaban” el barrio trataron de intimidarlo para que “trabajara para ellos”, Arlés les pidió que le dieran oportunidad de pensarlo, al día siguiente lo citaron en su “guarida” que no era más que una gran casa abandonada en la zona de tolerancia, Arlés les tendió una trampa en su misma morada y los mató a palos con la ayuda de todos sus nuevos amigos, la mayoría de ellos eran niños de la calle que pasaban épocas sin comer y Arlés les había provisto de alimentos, no estaban dispuestos a dejar que le sucediera algo, lo protegerían incluso con sus vidas. Cuando se corrió el rumor de que “habían desaparecido” los chicos de la casa abandonada y de que Arlés y su pandilla ahora
la habitaban, varios grupos de adolescentes trataron de arrebatárselas, pero todos cayeron, Arlés inventaba las más ingeniosas estrategias para conservar su nueva morada, siempre ganaba las batallas sin bajas en su equipo, con el tiempo, las bandas rivales se fueron uniendo a él, pero se sentía indefenso, dentro de su grupo muchos chicos mayores no estaban cómodos con un niño de seis años como su jefe, prácticamente ya no salía de su guarida y siempre había por lo menos diez chicos de los más leales para protegerlo, un año después conoció a Yago. Yago era un chico de dieciséis años, un bravucón, peleaba con cualquiera que se le ponía enfrente, sólo porque no le gustaba la mirada de alguien era motivo suficiente para retarlo a golpes, nunca había perdido una pelea, bueno, sólo una vez en un parque con un chico mucho más joven y pequeño que él, su hermano era tan grande como Yago pero no intervino, en verdad le habían dado una paliza. Yago tenía un hermano pequeño al que protegía, pero éste le había dicho que ahora pertenecía a una pandilla y que ya no lo necesitaba, así el mayor se sintió libre de hacer lo que quisiera, se volvió un criminal de poca monta, sólo que una vez se metió con la gente equivocada, chocó sin querer con un joven y fiel a su costumbre lo insultó, el joven le contestó a su vez y se liaron a los puños, Yago le dio una golpiza pero no sabía que ese muchacho era el hijo mayor del mafioso que controlaba todo el barrio pobre del Distrito III, rastrearon al buscapleitos y lo encontraron escondido en un basurero, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, lo iban a matar al otro día, el mafioso se hizo cargo que todo el mundo se enterara de la ejecución de ese muchacho para que la gente supiera que su “familia” era intocable, la ejecución se iba a llevar a cabo en un callejón conocido como el infierno, ese lugar hacía honor a su nombre, ahí se encargaban de todas las personas que atentaban contra los intereses de ese grupo criminal.
Arlés estaba en su guarida que ya era conocida como la Fortaleza, nombre que había sido bien ganado, puesto que nadie que no era invitado lograba entrar, ya tenía siete años. "Arlés." "¿Que paso Danner?" "Quiero pedirte un favor." "Si puedo hacerlo con gusto te ayudo." "Tengo un hermano, es bastante rudo pero es bueno, siempre me ha cuidado hasta que llegué contigo, después de que me admitiste Yago se quitó la carga de cuidarme y se volvió un delincuente, es muy violento y se metió con quien no debía." "¿Y que quieres que haga?" "Que me ayudes a rescatarlo, hoy por la tarde lo van a ejecutar." "¿Quien?" "Los matones de Brasco." "¿El mafioso?" "Si". "Olvídalo." "Por favor..." "No se puede, si lo ayudamos Brasco vendrá por nosotros, no es lo mismo defendernos de unos bravucones desorganizados a pelear con el crimen que controla este barrio." "Pero es mi hermano…" "Lo siento." Danner se fue con el rostro mirando al piso, de alguna forma ayudaría a su hermano aunque la vida le fuera en ello, pidió a Viddar que intercediera por él, éste se presentó con Arlés. "¿Que sucede Viddar?" "Nada, lo que pasa es que conozco a Danner y a su hermano, de hecho yo lo traje a él." "Si, lo recuerdo."
"¿No habría manera de echarle la mano? Me consta que Yago cada que ve a alguien de la pandilla lo ayuda en agradecimiento por aceptar a Danner." "No es que no quiera ayudar Viddar, es que no podemos, arriesgaríamos a todos los demás." "Tú siempre dices que no dejas a nadie atrás." "Me refiero a nadie de los nuestros y Yago no lo es." "Pero su hermano si." "Lo siento Viddar pero no voy a hacer nada, es muy peligroso." "Pues deberíamos, esos mafiosos tampoco nos dejan trabajar a nosotros y cada que nos atrapan nos golpean." "Mejor maltratados que muertos." Viddar no dijo nada, sólo salió sin volver la vista atrás. Arlés se quedó toda la tarde pensando, le enojaba no poder ayudar a Danner, realmente lo apreciaba, además de que estaría encantado de darles una lección a esos mafiosos, conocía al hijo mayor de Brasco y lo detestaba, en ese momento uno de sus amigos de más confianza lo sacó de sus pensamientos. "¡Jefe! ¡Jefe!" Marko estaba descontrolado. "¿Que sucede?" "Danner, mi hermano y otros chicos se fueron al callejón del infierno a salvar a Yago." "¡Maldición! Les dije que no fueran." "No Arlés, les dijiste que tú no harías nada." "Estúpidos." "¿Y que vas a hacer?" "Ya lo sabes Marko, yo no dejo a un soldado atrás…, llama a todos los muchachos." Viddar, Danner y otros seis chicos se encontraban en el callejón del infierno, pensaban atacar desde las alturas a los mafiosos y rescatar a Yago, estaban nerviosos y mal organizados, el plan fracasó rotundamente, todos fueron
atrapados y formados para ser ejecutados, Yago estaba furioso, gritaba que soltaran a su hermano. Estaban a punto de ejecutar al primer niño cuando sonó una explosión, en cuestión de segundos el lugar estaba lleno de guardianes del orden, soldados al servicio del Subdelegado, los mafiosos se descontrolaron, sacaron sus armas, los guardianes los rodearon y fueron arrestados, en lo que eso sucedía nueve chicos eran rescatados desde el interior del callejón. "Desobedeciste Viddar." "Jefe…" "Te dije que no vinieras." "No, lo que me dijiste fue…" "¡Cállate! Ya sé lo que vas a decirme, ya lo hizo tu hermano." "Lo siento Arlés." "No pasa nada, lo bueno es que no hay nadie herido." En eso se escuchó que Yago empezó a gritarle a su hermano. "Imbécil. ¿Como se te ocurre hacer esa estupidez? ¡Te iban a matar!" "No iba a dejar que te asesinaran." "Y mira en lo que terminó, nos iban a matar a los dos. ¡Te voy a enseñar a pensar!" Yago levantó la mano para golpear a Danner, Arlés agarró una piedra y se la lanzó al agresor. "Tranquilo, nadie puede dañar a mis soldados y menos enfrente de mí." Yago observó al chiquillo que le hablaba, era un pequeño roedor de cabello negro, piel bronceada y ojos cafés, vestía con harapos, como todos, pero tenía una mirada que intimidaba, era severa, escrutadora y penetrante, el niño se distinguía de los demás porque era además bastante atractivo. El muchacho mayor se sintió intimidado por Arlés, pensó que era una estupidez, ese pequeño no podía hacerle nada... "¿Y quien diablos eres tú?" "El que te salvó la vida." "Déjalo Arlés, yo…"
"¡Cállate Danner! Bastante hiciste ya." "¿Tú eres el jefe pequeñín? No me hagas reír." "No estoy aquí para divertirte, tú no me interesas, estoy aquí porque nunca dejo a un soldado atrás y tu hermano es uno de mis favoritos." "Te lo voy a pasar en esta ocasión por ayudarme, pero la próxima vez que interfieras en una discusión con mi hermano te daré una paliza mocoso." "Corrección, yo te voy a pasar por esta vez la falta de respeto, pero si me insultas otra vez odiaría tener que matarte después de que te salvé la vida." Todos los chicos rodearon a Yago, este volteó a ver a su hermano, Danner sólo movió la cabeza en sentido afirmativo, el muchacho sonrió. "No cabe duda que eres especial niño, desde ahora me quedaré contigo para ver que trates bien a mi hermano, a partir de este momento ya no necesitas a todos esos chiquillos, quien se acerque a ti se muere." Arlés sonrió, ahora estaba tranquilo, había conseguido a su guardia personal. Marko les contó a todos lo que Arlés había hecho para rescatarlos, su líder sabía que enfrente al callejón del infierno había un local que pertenecía a la amante del Subdelegado de ese barrio del Distrito, lo sabía porque la hija de “la querida” era uno de los “suyos”, lo único que hizo fue hacer que un chico mayor le dejara un recado al Subdelegado con su secretaria haciéndose pasar por un exnovio furioso mencionándole que primero la mataría a ella y luego a él, hicieron una bomba casera y le encargó a su amiga que la hiciera explotar dentro del negocio, los guardianes del orden ya estaban en camino, se llevó a otro chico que era originario del callejón del infierno para que les indicara otro camino para llegar y sacar a los suyos sin volver a salir a la calle principal, todo salió como esperaban, Yago estaba impactado, no podía creer que ese muchachito tuviera esa capacidad de planeación.
De regreso todo era sonrisas y alegría, los chicos hacían bromas, menos Arlés. "¿Que pasa jefe? Todo salió bien." "No estoy seguro, los atraparon a ustedes, espero que no den con nosotros." Todos callaron. "No te preocupes jefe" dijo Yago. "Nadie se acercará a ti." Los temores de Arlés se habían hecho realidad, los habían descubierto, el hijo menor del gran Capo iba en un vehículo, debía observar la ejecución, cuando se armó todo el desbarajuste, ese chico fue el único que siguió poniendo atención a lo que pasaba en el callejón. Una semana después Arlés se encontraba en la Fortaleza, estaba planeando la estrategia para ganarse unas monedas cuando fue interrumpido. "Jefe, quieren verlo." "¿Quién?" "Dice que es el hijo menor del mafioso que iba a matar a Yago." Un aire de temor cruzo por la habitación. "¿Viene solo?" "Si." "¿Están seguros?" "Si, no hay nadie más en la calle... ¿Lo hacemos pasar? "No, no quiero que vea que tenemos trampas por toda la Fortaleza, yo salgo, vamos, Yago… Viddar… acompáñenme." Arlés llegó con sus amigos a la entrada, el muchacho que lo buscaba era un chico de unos dieciséis años alto y regordete. Arlés lo saludó. "Hola." "Buenas tardes. ¿Tú eres el jefe?" "Me extraña que me lo preguntes a mi." Contestó Arlés acostumbrado a que siempre lo ignoraban. "Vengo de una familia de mafiosos y reconozco al jefe cuando lo veo, el grandote fue el que apaleó a mi hermano y con
todo respeto no es muy inteligente. El otro chico esta situado detrás de ti esperando alguna orden. ¿Me equivoco?" "No, no te equivocas. ¿Que es lo que quieres?" "Hacerte una oferta de negocios." "¿Vienes acompañado?" "No." "Bien mátenlo." Viddar tomo al chico por la espalda y Yago sacó una navaja, el pequeño mafioso sólo alcanzó a decir: "Por lo menos escucha lo que te vengo a proponer." "Suéltenlo. Disculpa amigo, pero tenía que asegurarme que venías solo, si alguien hubiera venido contigo ya habría salido a rescatarte." "Digno de ti." "Primero dime tu nombre y después tú oferta…" "Mi nombre es Andreas, Andreas Harald, soy el hijo menor de Brasco Harald, el mafioso número uno de todo este barrio, la semana pasada estuve presente en tu show y me encantó." "Gracias, pero ve al punto." "Está bien, tarde o temprano mi padre va a dar con ustedes, esta encabronadísimo con lo que sucedió, lo hicieron quedar en ridículo." "Me lo suponía... ¿Y que propones?" "Unirme a ustedes, por lo que indagué están bien organizados, yo no existo para mi padre, mi hermano mayor y yo nos odiamos, en un futuro la organización será de él y sé que me matará, tengo algunos chicos que me son fieles y conocen la estructura de la organización, sé en donde están todos sus negocios y las rutas que recorren para hacer los cobros, podemos quitárselos." "¿Y cual pretendes que sea tu lugar aquí? ¿Quieres ser el jefe?" "De ninguna manera, tengo diecisiete años y no soy ni remotamente tan inteligente como tú, tus hombres te son fieles a
ti, me ofrezco para unirme a tu organización, puedo ser un miembro activo más o desempeñar el rol que tú me indiques." Arlés aceptó, sabía que tarde o temprano irían por él, estaba dispuesto a dar pelea, además, ese chico le proveería de una gran ventaja, él conocía a su enemigo y los mafiosos no sabían contra quien pelearían, ahora ya estaba completo, tenía a su asesino y guardia personal en Yago así como a su mano derecha y consejero general en Andreas, ya tenía a sus dos capitanes. La batalla la comenzaron los chicos, los mafiosos nunca supieron por donde les atacaban, sufrían pérdidas constantes, gracias a los amigos de Andreas se enteraban de las posibles emboscadas y contraatacaban su vez, los planes de batalla de Arlés eran infalibles. Aunque los planes de los chicos por lo regular funcionaban, los mafiosos estaban armados y los estaban cazando, ya habían matado a varios de los chicos de la Fortaleza, la situación no podía seguir así, los adultos tenían algo que la pandilla no: recursos, Arlés sabía que si la guerra por el control del barrio continuaba aniquilarían a todos sus amigos. Los dos grupos criminales se siguieron enfrentando hasta que por azares del destino la batalla por el control del barrio sur fue decidida por un niño ajeno a ambos grupos. Los mafiosos estaban paranoicos, veían un peligro constante en cualquier infante, pero no podían atacarlos, Arlés vio la oportunidad en el hijo de un señor que al parecer pertenecía al ejército, era más o menos de su edad, le daba lástima sacrificarlo, pero era por el bien de sus muchachos, no dudó en hacerlo, el niño estaba jugando solo con unos carritos de juguete, Arlés se acercó y le preguntó si podían jugar juntos, el niño aceptó, después de jugar un rato Arlés lo empezó a interrogar. "Oye... ¿Tu papá es militar?" "Si y es muy fuerte, yo algún día voy a ser como él." "Y cuando seas así de fuerte... ¿Puedo ser tu ayudante?" "Claro, tú vas a ser mi guardaespaldas."
"¡Que bien! ¡Ya sé! ¿Y si jugamos a la guerra? Aquí tengo dos pistolas." "Guau. ¿Son de verdad?" "Si, pero ya no sirven, por eso me las dio mi papá." "Que bien. ¡Yo quiero jugar a la guerra!" "Perfecto, yo soy el bueno y tú el malo." "No, eso nunca, yo soy el bueno y tu el malo, si no, no juego." "¿Que te parece si los dos somos los buenos y toda la demás gente son los malos? Tú eres el capitán y yo tu ayudante." "Si, vamos a jugar." Arlés sentía lástima por el infante pero no dudó, empezaron a jugar a dispararle a la gente, observó que su “nuevo amigo” se la estaba pasando de lo mejor, pensó en lo distintos que eran los dos a pesar de tener la misma edad, aquel era un chiquillo inocente que sólo pensaba en jugar, en cambio él ya no era un niño, la difícil vida que llevaba lo había obligado a crecer antes de tiempo, él no pensaba en jugar, pensaba en comer, sobrevivir y proteger a sus amigos, era un adulto con un disfraz de niño. Puso su mejor sonrisa y llamó a su compañero de juego. "¡Venga Capitán!" "¿Que pasa soldado?" "Allá esta el jefe de los malos, voy a dispararle y usted me cubre, así podré ser un héroe." "No, yo le voy a disparar." "No, yo lo vi primero." "Si, pero yo soy el Capitán y tengo el mando; lo mataré y tú me cubres." "Está bien, pero cuando lo mates dile algo espectacular, como… ¡Muere maldito, este es mi territorio!" "Si, eso se escucha genial, allá voy, cúbrame soldado." El niño empezó a correr, Arlés sólo lo siguió con la mirada, no quería ver lo que iba a pasar pero se obligó a hacerlo. "¡Muere maldito, este es mi territorio!"
El mafioso al escuchar esas palabras y ver la pistola no dudó, sacó su arma y le disparó al niño en la cara, se hizo un gran alboroto, el padre del niño era un reconocido bérserker, un alto mando militar, el asesinato de su hijo lo enloqueció, mató a los mafiosos, a todos… En una noche exterminó hasta el último miembro de la familia Harald, los empleados sobrevivientes huyeron o pidieron protección a otras familias, Andreas pactó con otros mafiosos entregar los negocios de su padre a cambio de una cuota semanal y de que no entraran nunca en su territorio, y así Arlés se convirtió en el Capo reinante en el barrio sur del Distrito III. Un año después, Arlés se encontraba en la Fortaleza, estaba con sus Capitanes organizando sus actividades cuando llegaron un par de niños muy contentos a mostrarle lo que habían robado, era una billetera con más dinero del que jamás hubieran visto, Arlés pensó que con eso vivirían varios meses, en eso sonó la alarma de su escondite, pusieron en funcionamiento las trampas pero todo fue inútil el ejército los había rodeado, una vez que estuvieron todos detenidos y esposados, un hombre muy bien vestido se acercó a él, le preguntó quién era el líder de su organización, Yago se autonombró el líder de la banda, todos los demás asintieron, entonces, el señor que preguntó le hizo un ademán a la persona que tenía a su lado, era un hombre tan grande como él pero tenía pinta de ser un guerrero, tomó al supuesto líder del cabello, lo puso de rodillas y sacó su espada para ejecutarlo, antes de que pudiera hacerlo Arlés gritó, se confesó el líder de la organización, entonces el señor Riazor le puso a su consideración dos opciones, o se iban todos a la cárcel por ladrones o lo acompañaba a su casa, no le faltaría nada ni a él ni a su abuela mientras estuviera bajo su protección, sólo había dos condiciones: entrenar con él por diez años y no podía renunciar, si después de ese tiempo decidía marcharse, lo podría
hacer con la billetera que le hab铆a robado, obviamente acept贸 el trato.
CAPÍTULO 5 LA ACADEMIA MILITAR Cuando Cross llegó a la academia militar se encontró con toda clase de chicos de todos los Distritos que deseaban competir por la espada sagrada, se decía entre ellos que el que la ganara no sólo dominaría su Distrito y se convertiría en el Delegado, podría incluso ser el gobernante de todo el Estado, Cross lo creyó, estaba seguro que Riazor quería la espada para ser el gobernante de Arcadia. La zona militar se encontraba dentro de la Ciudadela colindando al norte con el edificio principal, tenía una superficie de más de quinientas hectáreas, se dividía en sección este y oeste, en la sección este se encontraba gran parte del arsenal militar y era zona de pruebas, tenía varios campos de distintas superficies y condiciones climáticas artificiales para probar las diversas tecnologías y armamentos que eran inventados en la parte superior del edificio principal, también se encontraban las fábricas y laboratorios que funcionaban para la elaboración de su armamento y tecnología, así como un gran número de bodegas y naves industriales. En la sección oeste se encontraba la academia militar así como los campos de entrenamiento de los guerreros del estado, las instalaciones militares, administrativas, la prisión, así como los inmuebles donde vivían los soldados, también había bodegas y naves industriales, principalmente en la zona que colindaba con el Quinto Distrito. Como siempre, Cross se destacó inmediatamente de entre los demás desde un principio, cuidándose todo el tiempo de no demostrar lo que podía hacer con la energía pura, como era su costumbre, no se relacionó con nadie, prefería estar sólo, lo incomodaba estar entre tantas personas, era el único alumno que aparte de los entrenamientos estudiaba una maestría en medicina en el colegio principal que se encontraba en la parte del
Cinturón del edificio de la Ciudadela, entrenaba técnicas de combate de seis de la mañana a tres de la tarde, de las cinco en adelante subía al área del Cinturón a estudiar, sus compañeros del área militar veían su introversión como si fuera soberbia y superioridad, por lo que no les agradaba ese “cerebrito”, sin embargo, le temían, en una ocasión quisieron jugarle una broma pesada y todo terminó con dos bromistas hospitalizados, las lesiones que les había infringido Cross los incapacitaron para volver a pelear de por vida, en ese momento se dieron cuenta que su compañero se contenía en los entrenamientos, nadie se volvió a meter con él. Después de un año de duro entrenamiento sus profesores se sentían decepcionados de que otros alumnos ya conseguían crear energía elemental y Cross no, pero aún así en combate no había quien lo venciera, Cross era más rápido, más fuerte y sus técnicas de combate no tenían igual, no importaba con que tipo de energía lo atacaran, en contra de él nada funcionaba, absorbía como esponja todo lo que le enseñaban y lo aplicaba a la práctica de tal manera que hasta sus maestros se sorprendían. Entre los profesores de Cross había un bérserker que lo odiaba, su talento natural enfurecía al maestro quien le exigía de más, lo peor fue que en una ocasión Cross lo dejó en ridículo en el salón de clases demostrándole a todo el mundo que estaba equivocado en la ejecución de una emboscada, era obvio que aquel muchacho era más inteligente que el académico. El profesor Phylax aprovechando que los chicos que habían llegado a entrenar estaban bajo la jurisdicción de la Ciudadela, se ensañó con Cross. Los Distritos de donde eran originarios los cadetes de la Zona Militar habían firmado un acuerdo en el que aceptaban sin preguntas si el pretendiente fallecía en los entrenamientos. El bérserker lo tomó como su pupilo particular. Phylax obligaba a pelear a su “protegido” con más de diez chicos a la vez, le colocaba peso en sus brazos y piernas para evitar que utilizara su fuerza y velocidad, le daban unas
golpizas, fue así como Cross descubrió su segundo poder. “Su Tutor” había ordenado a todos los alumnos que cuando vieran a Cross le lanzarán toda clase de objetos con la finalidad de matarlo (para ayudarlo a desarrollar sus reflejos), por el contrario, Cross no podía devolver el ataque so pena de recibir veinte azotes por desobediencia, en una ocasión a un estudiante le pareció gracioso atacar a Cross con un arma de fuego, en ese momento al verse amenazado de muerte Cross activó su energía elemental de un modo distinto: como una pared defensiva, ésta apenas era visible de cerca ya que deformaba la visión que tenía de Cross el agresor, como el reflejo de una persona en el agua; sólo que por la distancia del disparo el tirador no se percató de eso y simplemente pensó que había fallado. A partir de ese momento Cross se dedicó a perfeccionar esa técnica, se convirtió en un gran actor, ponía su defensa milésimas de segundo antes de que le golpearan y salía volando fingiendo ser golpeado, tenía mucho tiempo para practicar, su “asesor” ya no le permitía asistir a los entrenamientos, lo tenía como un criado enviándolo por todo el campamento militar a hacer distintas diligencias, Cross en el camino practicaba. Después del cuarto año de entrenamiento Phylax no se explicaba cómo a pesar de las golpizas que le propinaban a Cross él nunca tenía marca alguna de consideración, era para que estuviera herido, casi al borde de la muerte, pero el desgraciado cada vez se hacía más fuerte, sin querer lo había convertido en una máquina de combate, con todo y el peso en sus extremidades era más rápido que cualquier estudiante, ya se había acostumbrado a la carga extra, el mismo Phylax fue incapaz de dar un paso con el peso que le imponía a Cross en las piernas, y ciertamente su cuerpo parecía de acero, en combate cuatro contra uno no había quien le venciera a pesar de que los otros estudiantes utilizaban la energía elemental. Por su parte. Cross estaba desesperado, era más fuerte pero no estaba aprendiendo nada en la academia y aunque por otro
lado tenía las notas del Sensei Hayabusa y tiempo para entrenar, sabía que eso no era suficiente, si todo seguía así aunque fuera el mejor de la academia, no podría ganar la espada sagrada. Si era cierto lo que se comentaba, bérsrekers realmente fuertes participarían en el torneo y él no tendría nada que hacer contra ellos, Lothar le había platicado que había conocido guerreros con los que no se enfrentaría ni aunque le ofrecieran un millón de espadas sagradas y él no tenía opciones, era obtener la espada o morir en el intento, jamás renunciaría a Christina, todo lo hacía y soportaba pensando en ella. Cuando estaba empezando el quinto año en al academia militar, la suerte de Cross dio otro giro negativo, se volvió descuidado y atajó con su energía elemental un golpe enemigo enfrente de Phylax, este inmediatamente se dio cuenta y mando llamar a su alumno. "¿Que es lo que acabas de hacer cabrón?" "Nada profesor." "No me mientas, ese golpe no te alcanzó." "Si profesor, incluso me tiró." "¡Pero si fue con electricidad y no te dejó marca alguna!" "Es que me he vuelto más resistente señor." "Vamos a ver si es cierto. Tú, vuélvelo a golpear igual que hace un momento." El golpe fue mortal, no sólo mandó por los suelos a Cross a más distancia de la que había saltado, el dolor lo hizo gritar además de que le abrió el labio y le dejó un moretón. "Con que más resistente, ¿eh?" "Si señor." "Veamos si es cierto." El maestro era un bérserker con dominio de energía elemental estilo agua, rodeó el cuerpo de Cross con una fina capa de agua suficiente para inutilizarlo y les dijo a sus pupilos, que lo golpearan hasta el cansancio, la paliza fue brutal, cuando Cross
sentía que se desmayaba Phylax apretaba con el agua a su alrededor los nervios justos que le impedían desfallecer, lo iba a matar. Cross no lo pensó dos veces, utilizó su energía elemental para establecer su escudo y deshacerse de la prisión de agua. "Impresionante mocoso. ¿No que no habías hecho nada?" "Vete al diablo hijo de puta." "Es increíble, no sólo creas energía elemental con las manos desnudas sino que es energía pura, eso sólo lo pueden hacer muy contadas personas en todo el estado, ahora estoy seguro. ¡No puedes seguir viviendo!" Phylax hablaba en serio, sabía que algún día Cross sería más poderoso que él y buscaría venganza, no lo podía dejar vivir, al fin y al cabo sólo sería un estudiante menos que no soportó el entrenamiento. "Acábenlo muchachos." Esta vez Cross no se contuvo, de un movimiento se deshizo del peso de sus extremidades y atacó a sus compañeros con su energía elemental, acabó con la mayoría en segundos. Su profesor estaba furioso. "Esto es demasiado, también dominas la ofensiva… ¡Muere!" Phylax, utilizó su técnica más poderosa, era un remolino de agua que destrozaría definitivamente el cuerpo de Cross, quien antes de ser alcanzado logró levantar su defensa pero fue inútil, el ataque era demasiado poderoso, <así que este es el poder real de un Bérserker> pensó. Cayó al suelo medio muerto, reunió toda la energía que le quedaba y ataco a Phylax, este evito el golpe con una cortina de agua, cuando se desvaneció el humo provocado por el choque de esos dos poderes Cross ya no estaba. Cuando lanzó su último disparo Cross reunió todas sus fuerzas y huyó, el instinto de supervivencia lo mantuvo consiente, llegó a una barda que significaba el límite de la base militar y cruzó el muro, este se alzaba veinte metros sobre el piso, Cross no supo como lo había librado, cayó de costado en el
otro lado, trató de seguir andando pero en ese momento se desmayó. El profesor buscó en vano a Cross por toda la academia, en la salida le dijeron que por ahí no había pasado, después de cinco días y una búsqueda exhaustiva encontraron rastros de su sangre en un muro que daba al Quinto Distrito, Phylax sonrió. "Hubiera sido mejor que te matara chico". Cuando abrió los ojos lentamente Cross no reconocía en donde estaba, ni siquiera sabía que es lo que había sucedido. "¿Cómo te encuentras muchacho?" "Creo que bien." "Estás muy mal herido, llevas dos semanas agonizando, pensé que no lo contabas." En ese momento Cross recordó todo lo que había pasado, vio al hombre que le hablaba, era viejo pero se veía fuerte, sus ojos estaban apagados, eran dos órbitas grisáceas, su rostro tenía cicatrices y su boca se inclinaba hacia abajo por la comisura del lado derecho, dando la sensación de que siempre estaba molesto. "Gracias por ayudarme. ¿En donde estoy?" "En el Quinto Distrito, en el territorio del Juez del Sur muchacho, tienes suerte de que yo te haya encontrado en una visita que hice al territorio del norte, de lo contrario ya habrías muerto." "¿Donde me encontró?" "Exactamente donde caíste, en el límite del territorio norte del Quinto Distrito y el muro de la Zona Militar. ¿Por que escapaste de la academia?" "Yo no escapé…" "No me mientas, el uniforme que traías es de la academia." "Perdón, huí porque intentaron matarme." "Si, muchos no aguantan el entrenamiento y huyen aquí, la mayoría no sobrevive ni dos días en este Distrito."
"Disculpe que lo interrumpa pero a mi realmente intentaron matarme." "Cuéntame." "Es una larga historia." "No te preocupes, estás herido y yo no tengo nada que hacer. Te escucho." Cross le contó toda la historia a ese extraño, excepto las partes de Christina. "Pues ya eres libre muchacho, en cuanto te cures yo te sacaré de aquí, este Distrito es muy peligroso." "No le temo al Distrito, lo que necesito es entrenar, me quedan menos de seis años para competir por la espada sagrada." "¿Para que quieres competir por esa espada si ya nada te ata a ella? Huiste de la academia, ya no puedes participar en el torneo." "Se equivoca, cualquiera puede competir, la academia es sólo preparación." "Está bien. ¿Y que nivel de poder tienes ahora?" "¿Por que le interesa?" "Sólo curiosidad." "Soy un buen manejador de la espada y puedo utilizar energía elemental con las manos desnudas." "Tienes el nivel de un bérserker." "Si, pero primerizo, el que casi me mata era experimentado." "Pero por lo que me platicaste peleaste con ese bérserker al límite de tus fuerzas." "Así es, pero sentí que la diferencia de nuestros poderes era mucha." "Ok. ¿Y que clase de energía elemental utilizas?" "Me parece que le llaman energía pura." El anciano hizo una cara de sorpresa. "Ahora entiendo perfectamente tu explicación del escudo y los disparos." "¿Porque?"
"La energía pura es la única que es ofensiva y defensiva a la vez, es la más letal de todas y la más difícil de controlar, sólo unos cuantos en todo el estado la poseen y pueden manejarla." En eso el anciano formó una esfera de energía en la palma de su mano, Cross lo miró sorprendido. "¿Usted puede crear energía pura?" "No muchacho, llevo toda mi vida tratando de crearla y sólo puedo hacer esto. ¿Quieres escuchar mi historia?" El anciano se llamaba Viktor Von Hausen, era un trooper respetado, había llegado a ser el Capitán de la división de los manejadores de energía eléctrica, le explicó a Cross que el ejército de la Ciudadela estaba dividido en tres grupos: troopers, elementors y bérserkers. Los troopers se repartían a su vez en dos divisiones, los soldados metálicos y los que manejaban energía elemental. Los soldados metálicos eran guerreros que cubrían sus cuerpos con distintos tipos de metales, estaban los de acero, bronce, cobre, plata y oro, los que manejaban energía elemental eran de tipo agua, aire, fuego, tierra, metal (plomo), hielo y electricidad, todos los troopers manejaban espadas, a excepción de los que controlaban el metal (plomo), estos utilizaban armas de fuego, toda vez que al crear las balas con su energía elemental su munición era infinita. Los elementors también tenían dos divisiones: Los que manejaban energía natural de tipo Dragón que estaban divididos en dragones verdes, dragones rojos, dragones amarillos, dragones azules, dragones blancos, dragones negros y dragones púrpuras; y los manejadores de dos tipos de energía elemental que se dividían en agua, aire, fuego, tierra, hielo y electricidad, la segunda energía que todos los usuarios de energía elemental manejaban era metal como armadura. Finalmente los bérserkers eran una sola división de manejadores de energía elemental de tipo agua, aire, fuego, tierra, metal, hielo y electricidad
En esa tesitura los rangos Militares estaban definidos de la siguiente manera: Soldado.- Troopers soldados metálicos de acero, cobre y bronce. Cabo.- Troopers manejadores de energía elemental agua, aire, fuego, tierra, metal, hielo. Sargento.- Troopers soldados metálicos de plata. Teniente.- Elementors manejadores de energía natural dragones verdes, dragones rojos, dragones amarillos, dragones azules, dragones blancos, dragones negros y elementors manejadores de energía elemental agua, aire, fuego, tierra, metal y hielo. Capitán.- Troopers manejadores de energía elemental electricidad. Mayor.- Troopers soldados metálicos de oro, elementors manejadores de energía elemental electricidad y elementors manejadores de energía natural dragón púrpura. Coronel.- Bérserkers manejadores de energía elemental de tipo agua, aire, fuego, tierra, metal, hielo y electricidad. General.- Los bérserkers más destacados. Comandante.- Bérserkers manejadores de energía natural superior. Los rangos que se manejaban eran los máximos a los que podían llegar los guerreros de cada ramo, es decir, podían haber bérserkers con la categoría de Cabo, éstos tenían la capacidad ascender hasta Comandantes, pero un elementor manejador de energía natural dragón verde no podía llegar más allá de Teniente. Viktor era Capitán, su futuro era prometedor hasta que llegó la gran revuelta, la cual tuvo inicio en el Distrito V, mismo que está dividido a su vez en cuatro secciones dominada cada una de ellas por los que se autodenominaron a sí mismos como Jueces, existían el Juez del Norte, el Juez del Sur, el Juez del Oeste y el Juez del Este; todo comenzó en el norte, el Juez que dominaba
esa extensión hizo un pacto con los demás líderes, acordaron tomar la Ciudadela y no volver a permitir que los dominaran, también había llamado a los líderes de los otros Distritos de “afuera” y varios lo apoyaron. Atacaron por todos lados la base militar, después de una cruenta batalla tomaron la zona castrense, muchos de los militares entre ellos Viktor fueron contagiados por las palabras y el espíritu de libertad de Genub, el Juez del Norte, se unieron a su causa, después de organizar sus fuerzas marcharían a la torre de la Ciudadela, pero no era tan fácil, la zona de afuera sólo era la punta del iceberg, en los pisos inferiores del edificio principal se encontraba el verdadero arsenal militar. Todo estaba listo para la toma del inmueble, sólo que ni siquiera llegaron a entrar, el recién nombrado gobernador de Arcadia quien internamente era conocido por el nombre clave de Leviatán se encargó personalmente de la rebelión, unos dicen que tomó a sus mejores generales para combatir, otros que él lo hizo solo, la cuestión es que asesinó en cuestión de días a todos los líderes, tanto internos como externos, al parecer también algunos Jueces traicionaron la causa, al quedarse la rebelión sin líderes, dejaron que el grueso del ejercito los aplastara, hubo muchos asesinatos en los cinco Distritos de gente inocente, Viktor como era un Capitán renegado fue capturado y torturado, le quitaron la vista y estaban a punto de matarlo si no es porque un preso que estaba con él era uno de los líderes ocultos de la rebelión y fueron a rescatarlo, al parecer todos murieron en el intento de rescate pero Viktor aprovechó la oportunidad de escapar, como muchos otros refugiados logró esconderse a los siguientes diez años de persecuciones y aprendió a vivir con su discapacidad, cuando se calmaron las cosas ya se había establecido en el Distrito V. "Y aquí me tienes, llevo doce años practicando controlar la energía pura y solo he logrado hacer lo que ya te mostré."
"Una historia increíble… Le agradezco lo que hizo por mí, pero debo irme." "¿Cual es tu prisa?" "Ya le dije, debo entrenar para el torneo." "Si quieres, yo puedo entrenarte." "¿Usted?" "Así es, llevo doce años estudiando la energía elemental pura, si alguien sabe de eso soy yo, además, también soy un soldado y puedo ayudarte a mejorar tus técnicas de combate." "¿Por que me ayuda?" "Créeme muchacho, llevo mucho tiempo solo, el ayudarte va a darle sentido a mi vida." Cross aceptó, era la única opción que tenía. Esperaba que ese anciano pudiera ayudarle, mientras tanto, pensó en Christina y en cuanto la extrañaba, ya faltaba menos, tenía un poco más de cinco años para volverse más fuerte. En los años que siguieron Cross se sorprendió de los conocimientos de su nuevo maestro y este a su vez estaba impresionado de las capacidades de Cross, llevaron a cabo un entrenamiento muy duro y disciplinado, al final, Cross, a sus veinte años de edad realmente era un bérserker de temer. En sus últimos meses de entrenamiento Cross no lo resistía más, quería ver a Christina, aunque sea sólo verla, decidió que no afectaría en nada a su entrenamiento el ver cómo estaba, ya no tenía nada más que aprender con su maestro, todo lo que hacía era practicar, iría a ver a su amiga. "Maestro le informo que saldré unos días." "¿A donde vas? Debes entrenar." "Lo sé pero es algo que debo hacer, le prometo que seguiré entrenando." "Por mi parte no te dejaría ir, pero me imagino que de todas formas lo harás. ¿Verdad?" "Así es maestro." "Entonces que los Dioses te acompañen."
"Gracias, estaré aquí antes de que parta a la arena." "No te preocupes, resuelve tus asuntos." Cross partió hacia el Distrito Comercial, cruzó por la zona sur del Quinto Distrito, todo el lugar era una zona sin pies ni cabeza. El Distrito V era una pequeña ciudad. Tenía una superficie aproximada de veinte kilómetros cuadrados y era una zona en ruinas. El lugar en sí no tenía sentido, había edificaciones por todos lados pero no se distinguía un plan de desarrollo definido, los caminos podían continuar o ser callejones sin salida, para quien no los conociera era una trampa mortal, en un principio se construyó como una pequeña ciudad para los delincuentes tomando como base la infraestructura de la zona pobre de los Distritos exteriores, pero las constantes batallas de las pandillas internas, la falta de mantenimiento, la explosión demográfica, las incursiones con artillería pesada de las fuerzas de la Ciudadela y mil cosas más, hicieron de ese lugar un sitio bizarro y habitable sólo por sus pobladores. Casas destruidas, edificaciones levantadas con los desechos de otros edificios, guaridas subterráneas; el lugar entero era una trampa mortal, y lo peor del lugar no era la infraestructura, eran sus habitantes, había sujetos tan peligrosos que ni la administración de la Ciudadela se atrevía a entrar y poner orden en ese sitio. Aún y cuando Cross era conocido y respetado en el territorio del sur, le daban escalofríos cada que cruzaba por ese lugar. Mientras caminaba se encontró con su único amigo del lugar, una de las personas más respetadas en todo el Distrito. "¿Ya te vas muchacho?" "Así es Minos." "Creí que todavía faltaban varios días para el torneo." "Si, sólo que antes tengo que resolver unas cosas." "¿Sabes donde esta la salida?" "La conozco, es una pequeña entrada que me sacará al Tercer Distrito. Te agradezco lo que hiciste por mí, sé que
personalmente te encargaste de que yo no fuera molestado, sin conocerme me ayudaste, eso nunca lo voy a olvidar." "No te preocupes, eres una buena persona, me alegra haberte ayudado. Hasta luego muchacho." "Hasta luego Primer Oficial." Minos era la mano derecha del Juez del Sur del Quinto Distrito, era amigo de Viktor y llevaba una relación cordial con Cross, éste salió del peor de los lugares conocidos en Arcadia, pensaba que lo peor ya había pasado, error, no sabía lo que le esperaba.
CAPÍTULO 6 CÁSTOR Y PÓLLUX Los gemelos Cástor y Póllux toda su corta vida habían estado solos, o por lo menos desde que ellos recordaban, siempre habían vivido al día e ideaban formas de convencer a la gente para que les diera de comer, mientras Póllux trataba de trabajar y ayudar a las personas a cambio de comida, Cástor se dedicaba a estafarlas, así estuvieron un tiempo hasta que Cástor vio la manera de sacar provecho a sus “cualidades”, ambos estaban consientes de que eran mucho más fuertes que otros niños, por lo que el plan de Cástor se dio de manera casual, a los siete años de edad, todo empezó una vez en el mercado de la zona de nivel medio del Distrito III, cuando un muchacho más grande que Cástor chocó contra él, el otro chico al ver el menudo cuerpo de ese niño lo empujó y le reclamó el haberlo golpeado, Póllux al ver esto y conociendo el temperamento explosivo de Cástor se colocó entre el chico y su hermano, el agresor al ver la altura de Póllux y el evidente parecido físico creyó que era su hermano mayor y se acobardó. "Perdón, pero ese niño no se fijó por donde iba." "No hay problema, es mi hermano, mejor sigue tu camino." "Está bien, pero que tu hermano se fije por dónde camina, no siempre vas a estar ahí para protegerlo." "No lo estoy protegiendo a el." "¿Entonces a quien?" "A ti, quiero evitar que mi hermano te de una paliza." Todos alrededor comenzaron a reír, era imposible que aquel enclenque muchachito venciera al otro que claramente era más grande y fornido, un comerciante se atrevió a decir: “Si eso es cierto te regalo un par de monedas.” Otro más se unió alegremente: “Yo también.”
Al escuchar esto a Cástor se le iluminaron los ojos y se puso a gritar: "¿Quien apuesta a que venzo a este debilucho en menos de un minuto?" Muchos comerciantes y transeúntes se apuntaron, pero antes de que empezaran a pelear uno de los apostadores le habó a Cástor: "Bueno muchacho, las apuestas ya están cerradas, ahora dime: ¿Quien garantiza tu pago si pierdes?" Cástor no supo que decir, no tenía dinero y sólo alcanzó a balbucear: "Si pierdo hagan conmigo lo que quieran." "Eso no es suficiente muchacho, va a quedar muy poco de ti y todos nos iremos con nada." Al verse acorralado Cástor se negó a ser parte del circo que habían organizado los comerciantes: "Si no hay apuestas no hay pelea." "Te aseguro que si la habrá muchacho, por lo menos por diversión." El hombre llamó a otros observadores. "Amigos, ayúdenme a detener al grandote." Después le habló al agresor: "Y tú chico, si le das una paliza te regalo una moneda." "El otro muchacho empezó a golpear a Cástor, pero este no atacó, sólo se cubría de los golpes." "¿Que sucede niño? ¡Defiéndete!" "No soy su payaso señor, ya se lo dije, si no hay apuesta no hay pelea." "Y yo también te lo expliqué, si no tienes un respaldo no puedes cubrir las apuestas." "Entonces tenemos un problema..." "No niño, tú tienes un problema, si no peleas te aseguro que..." "¡Yo lo respaldo!" Todos voltearon sorprendidos, un hombre vestido como guerrero con espada a la cintura mostraba una bolsa con monedas, llevaba botas negras de combate amplias y con broches a los lados, le llegaban a la pantorrilla, pantalón verde militar por dentro de las botas, camisa verde olivo y gabardina
corta verde militar con la B de bérserker en la manga derecha. "Yo respaldo las apuestas en contra de este niño." El comerciante líder atónito le contestó: "¿Está seguro señor? No queremos problemas." "No se preocupe, estoy aquí como consumidor y sólo quiero ver que hace ese chiquillo." "Pero... ¿Y si pierde? No queremos dificultades con un bérserker." El comerciante se había dado cuenta del rango de esa extraña persona, sintió miedo cuando vio que los guardias del mercado se alejaban de él con las manos arriba, sabía que ese hombre podía destrozar todo el mercado. "No se preocupen, mi palabra es mi garantía, si ese pequeño pierde yo pago las apuestas en su contra." "Siendo así señor... ¿Podemos apostar un poco más fuerte?" "Apuesten lo que quieran." Se hicieron las apuestas, mientras unas personas apostaron fuerte al chico más grande otros prefirieron no hacerlo por temor al bérserker. La pelea no duró ni diez segundos al tercer golpe de Cástor el chico más grande ya sangraba por la boca y la nariz mientras sollozaba en el suelo que ya no lo golpearan más, la gente se sentía estafada. "Perdón señor, pero creo que estos chiquillos del demonio estaban de acuerdo para estafarnos." "¿Porque lo dices?" "Es obvio que armaron todo este lío para quitarnos nuestro dinero, es imposible que este debilucho venciera a ese muchacho." El guerrero volteó a ver a los tres chicos, los tres vestían con harapos, aunque dos de ellos se parecían mucho, eran rubios y muy atractivos, sus ojos verdes intimidaban, con las ropas adecuadas fácilmente podrían pasar por dos chicos nobles, no sabía porque estaban en la calle pero era seguro que su origen no era humilde, se acercó a ellos y les preguntó: "¿Es cierto eso
niños?" Los tres contestaron inmediatamente que no. "¿Podrías vencer a otro chico igual de grande, que escogieran los comerciantes?" "¡Por supuesto! Puedo vencer a cualquiera…" "Ya lo oyeron señores, escojan ustedes a otro chico de la complexión de este pobre muchacho que ya perdió y que pelee con… ¿Como te llamas?" "Cástor." "Ok, que pelee con Cástor." Esta vez el que habló fue uno de los guardias: "Si me lo permite señor, me gustaría que peleara mi hijo, es de la edad de aquel chico pero es un poco más fornido... ¿Sabe? Yo mismo lo entreno."Lo dijo abrazando a su muchacho quien con la frente en alto en señal de soberbia fanfarroneaba: "¡Ese bebe no me dura ni medio minuto!" El guerrero volteó a ver a Cástor. "¿Como ves chico? ¿Te animas?" Cástor veía con desconfianza al bérserker "¿Quien se va a quedar con el dinero de las apuestas si gano?" "Es todo tuyo muchacho." "¿Y si pierdo?" "Pierdo mi dinero y no pasa nada, es más, te invito a comer, no todos los días me encuentro a un chico tan valiente." "Vale, entonces peleemos." Desde que ambos se pararon al centro para pelear se veía la diferencia en la posición de batalla que cada quien mostró, mientras que el hijo del vigilante se puso en guardia de combate como lo hace alguien entrenado, Cástor lo hizo de manera descuidada, como alguien acostumbrado a pelear en la calle, en cuanto el gemelo atacó al chico mayor éste lo evitó y lo golpeó, Cástor se fue al suelo, al ver esto el líder de los comerciantes le gritó en tono de burla: "¿Verdad que no es lo mismo una pelea real que una simulación renacuajo?"
El guerrero volteó hacia Póllux, esperaba ver preocupación en su rostro por lo complicado de la pelea de su hermano menor, pero se veía completamente tranquilo. La pelea continuó, Cástor no atinaba hacerle daño a su enemigo y cada vez que lo intentaba se llevaba un golpe, se le veía agotado, entonces el otro chico cometió un error, quiso terminar rápido con el combate y se le fue a los puños a Cástor, lo alcanzó a golpear dos veces cuando se escuchó: "Te tengo idiota." Cástor tenía agarrado al otro chico de la playera con su mano izquierda, la escena hasta era graciosa, el hijo del militar le sacaba más de setenta centímetros de altura a Cástor y pesaba mucho más, el gemelo menor tenía su brazo izquierdo totalmente estirado hacia arriba, con una facilidad increíble bajó al contrincante a su altura e inmediatamente comenzó a golpearlo con la mano derecha, el pobre muchacho ya no pudo escapar, no sabía cómo esquivar los movimientos de alguien más pequeño y a corta distancia, no duró ni quince segundos, al quinto golpe ya estaba sangrando, tenía el rostro hinchado, había perdido un par de dientes y suplicaba a su padre que parara la pelea, Cástor no le hizo caso, Póllux tuvo que entrar a separarlo. Todos se quedaron sorprendidos, Cástor como si nada hubiera pasado le extendió la mano al guerrero y le dijo: “págame.” Este soltando una carcajada le entregó el dinero y le ofreció que se fueran con él pues corrían el peligro de que algunos comerciantes molestos quisieran recuperar su dinero, el ganador rechazó la oferta, prefería enfrentarse y huir de esos comerciantes que de un bérserker, porque él aunque era un niño, como todo mundo sabía de lo que eran capaces esos individuos. Cástor se dio la vuelta y tomó a su gemelo por el hombro, por su actitud parecía que acababa de comprar cualquier cosa y no que recién había librado un serio combate. "Vámonos hermano." "Espera cabrón. ¡Hiciste trampa!" Todos voltearon, quien hablaba era el hijo del guardia, con el rostro ensangrentado,
amoratado y sin algunos dientes frontales lloraba enfurecido. "Devuelve ese dinero tramposo, me ganaste con un truco sucio." Cástor le respondió dándole la espalda: "Yo no hablo con debiluchos, andando Pol." El hijo del guardia tomó un garrote de un puesto cercano y atacó por la espalda a Cástor, pero no tuvo tiempo de asestar el golpe, antes de que se diera cuenta Póllux lo impactó con el puño en el rostro, lo hizo volar más de tres metros y aterrizó en el suelo con todo su peso, desde que iba cayendo ya estaba totalmente inconsciente, el bérserker volteó a ver al padre del muchacho tendido. "¿Algún problema?" "No señor." "Será mejor que eduques a tu hijo o yo te educaré a ti." El soldado temblando y con un hilo de voz le contesto: "Le aseguro que así lo haré su señoría." "Escuchen todos, si me entero que algo les ocurrió a esos niños a la salida de este lugar, lo pagarán ustedes con sus vidas." Nadie contestó, entonces el guerrero le gritó a Cástor: "Eres bueno chico, pero al parecer tu pariente es mejor." "¡Claro que es mejor! ¡Es mi hermano!" Los gemelos se fueron felices, nunca en su vida habían visto tanto dinero, eso le dio la idea a Cástor de retar a chicos mucho más grandes en sitios públicos apostando a su victoria, primero se hacía el temeroso y Póllux los arengaba hasta que los transeúntes se juntaban y entonces apostaba a su hermano, la mayoría de las veces les salía bien el truco, otras, los apostantes los golpeaban y les quitaban todo, pero Cástor nunca perdió una pelea, libró batallas con chicos educados y acostumbrados al combate, algunos de ellos manejaban algún tipo de energía, llegó a quedar mal herido, pero nunca perdió, se necesitaban más de seis hombres corpulentos y maleados en el combate para someter a los dos hermanos. Póllux ya no quería seguir con ese embuste, llevaban un año con eso, el gemelo mayor no soportaba ver cuando golpeaban a
su hermano sin poder hacer nada para ayudarle, pero tampoco le agradaba cuando su gemelo se ensañaba con los perdedores, muchas veces los mirones lo sostenían a él imposibilitándolo para detener a su hermano, estaba seguro de que algunos muchachos no habían sobrevivido a las palizas de Cástor y lo peor era que sabía que a su hermano no le importaba. "Como ves a ese Pol. ¿Crees que me aguante un rato?" "Lo siento Cas, pero ya no voy a hacerlo." "¿Porque?" "Ya lo sabes, no me gusta la violencia, no soporto ver que te golpeen y menos ver lo que haces cuando te enfureces, te transformas en una bestia sin emociones, no te importa lastimar o matar a tu oponente, la verdad es que me das miedo." "Sabes que yo nunca te haría daño." "Lo sé, pero si quieres seguir con esto hazlo sin mí, yo ya me voy." Cástor no le temía a nada excepto a perder a su hermano, aunque eran gemelos éste sentía que Póllux era su responsabilidad, era demasiado bueno y el mundo donde se desenvolvían no era un lugar para él. "Espera hermano, si no es esto ¿que vamos a hacer? Ya sabes que a mí no me gusta trabajar, no es por el esfuerzo sino porque odio que me griten y me humillen." "Yo trabajo por los dos, pero no vuelvo a apostar." "Está bien, pero ya casi no tenemos dinero y bien sabes que no es fácil encontrar quien de trabajo a un niño, vamos a hacerlo una última vez para tener por lo menos algo guardado para comer y después hacemos lo que tú quieras." Póllux no pudo negarse, su hermano tenía razón y si había algo peor que una golpiza era tener hambre, a su corta edad ya habían pasado muchas veces por largos periodos sin comer y era algo que el gemelo mayor no quería volver a sentir, ni él ni mucho menos su hermano.
Hicieron lo que siempre hacían, ya eran unos maestros, cuando de repente oyeron una voz conocida: "Yo apuesto lo que quieran a que el pequeño le da una paliza a ese muchacho en menos de treinta segundos." Todos voltearon a ver al loco que había dicho tal cosa, cuando lo vieron prefirieron no apostar en contra de un bérserker, Cástor estaba furioso. "¿Como estás muchacho?" "Supongo que bien." "¿Porque estás molesto? Deberías ser más agradecido." "Lo soy señor, pero acaba de echarme a perder un buen negocio." El bérserker soltó una sonora carcajada "¿Así que ahora te dedicas a golpear debiluchos y estafar a la gente?" "Sé que se ve mal, pero es peor no comer…" "Está bien, no me corresponde a mí juzgar cómo se ganan la vida. ¿Que te parece si te recupero el dinero que perdiste?" "No señor, tampoco estoy pidiendo caridad." "No es caridad, lo que te propongo es una apuesta." "Lo escucho." "¿Qué edad tienes Cástor?" "Mi hermano y yo tenemos ocho años, somos gemelos." "Impresionante, me imagino que tu peleas y el come... ¿Verdad?" "No me gusta que me insulte señor." "Está bien, tranquilo, perdóname por ese comentario. ¿Ves a ese muchacho que está ahí con el hombre elegante?" "Si." "Tiene diez años. ¿Crees poder derrotarlo?" "He vencido a chicos más grandes." "Pero este no es un enclenque como los que enfrentas, es bueno." "Así me han dicho de muchos y a todos los he derrotado."
"Está bien, vamos a hacer una cosa, si lo derrotas te doy esta bolsa de dinero." "¿De verdad?" "¿Todavía dudas de mi palabra?" "No, señor." "Es más, a mi no me gustan las peleas ventajosas, tu hermano te puede ayudar." "No será necesario." "Eso lo deciden ustedes. ¿Aceptan?" "Por supuesto." "Está bien. ¡Cross, son todos tuyos!" La pelea no duro mucho Cross era un experto en técnicas de combate y Cástor era bueno peleando pero era empírico, cuando Cross lo golpeó por primera vez sintió un dolor intenso, sólo su hermano le provocaba esas lesiones con sus golpes, en ese momento supo que no era rival para ese chico, pero necesitaban el dinero, tragándose su orgullo se dirigió a su hermano: "Pol ayúdame." Póllux se quedó impactado, su hermano nunca le había pedido ayuda en una pelea aunque le estuvieran dando una paliza, ese chico al que llamaban Cross no era normal, volteó a ver al guerreo para pedir su consentimiento, este asintió. "Adelante grandote, ayúdale a tu hermano." Póllux entró a la contienda, ambos pelearon como unas fieras pero el resultado ya estaba decidido desde antes de que empezara la pelea, Cross no sólo los estaba apaleando, sino que les daba consejos de cómo lo podían atacar mejor, pero con todo y eso los gemelos por primera vez en su corta vida habían sido derrotados. Golpeados hasta que ya no podían levantarse Cástor sacó las pocas monedas que les quedaban y con la mano temblorosa por el cansancio se las ofreció al guerrero. "Tome, es todo lo que tenemos, bien ganadas señor."
Lothar volteó a ver a Argento Riazor y este asintió, Cross había ganado pero estaba tan herido como esos chicos, algo increíble para alguien que nunca en su vida había sido entrenado en el combate, en especial el pequeño, parecía que no se rendiría nunca, llegó un momento en el que pensó que Cross perdería, con el entrenamiento adecuado esos dos chiquillos serían invencibles. "Quédatelas muchacho lo importante ahora es que se recuperen de sus heridas." Los llevó a un hospital privado en donde los atendieron como reyes, jamás habían probado mejor comida, a los tres días Lothar los fue a ver. "¿Como están chicos?" "Bien señor Lothar." "Te ves en perfectas condiciones Póllux, los doctores dicen que Cástor increíblemente al otro día ya estaba como si nada hubiera ocurrido." "Estoy bien señor, gracias, Cástor siempre se recupera de inmediato de sus peleas, no importa cuanto lo lastimen…, por cierto, si así cura a sus heridos dígale a ese muchacho Cross que puede venir a patearnos el trasero cuando quiera." "Bien dicho hermano." "Niños... ¿Que dirían si les ofrezco un techo y comida como esta todos los días?" "Le preguntaría ¿que quiere a cambio?" Contestó Cástor con desconfianza. "Que estudien y entrenen muy duro, creo que los dos se pueden convertir en unos bérserkers." "¿Quiere que vayamos a la academia militar?" "No, quiero que vengan a la casa de un amigo y que entrenen con otros niños de su edad." "Suena bien." "Sólo hay dos condiciones." "¿Cuáles son?"
"Se quedarán como mínimo diez años y no podrán renunciar ni salirse, vivirán en una mansión muy grande y no saldrán al exterior a menos que deban combatir y sólo a eso." "Esto no me gusta Cástor." "Cástor levantó la mano silenciando a su hermano. "Una pregunta más señor." "Dime hijo." "Ese chico Cross... ¿Entrena ahí?" "Así es." "¿Pelearemos con él?" "Estoy seguro de que el estará encantado de tomarlos como sus aprendices y de que con el tiempo serán tan buenos como él." No tuvo que decir más, aceptaron de inmediato, no les interesaba mucho convertirse en bérserkers, pero sí querían ser más fuertes, tan fuertes como ese chico que los había derrotado: Cross.
CAPÍTULO 7 REVELACIONES Cross tardó una semana en llegar a la casa del Distrito Comercial, el dinero no significaba nada en el Quinto Distrito, casi todo se manejaba por trueque, pero afuera era otra cosa, caminó todo el trayecto, al llegar a la residencia Riazor le sorprendió que estuviera completamente cerrada, siempre había alguien en la entrada para anunciar a los visitantes, saltó el muro y descubrió que el inmueble estaba vacío, entró a la casa por el sótano, se notaba que el lugar llevaba bastante tiempo sin habitar, fue a la habitación de Christina y estaba completamente vacía, entró al estudio de Riazor, tampoco había nada, salió y se dirigió a los cuartos que se encontraban a un costado de la casa principal, el lugar que había sido su hogar durante siete años, ahí todavía estaban sus cosas y las de su padre. Esperó, al cabo de unas horas llegó Mirkos. "Hola padre." Mirkos dio dos pasos hacia atrás sorprendido "¡Que diablos!" "¿No me reconoces? Soy Cross." "Perdón hijo, me espantaste. ¡Como has crecido!" Cross ahora tenía veinte años, seguía siendo delgado pero su complexión era musculosa y atlética, además de que era alto, media un metro con noventa centímetros, pero sus ojos eran los mismos, café claro, inteligentes y escrutadores, vestía un uniforme militar que le habían vendido a su maestro en el Quinto Distrito, botas negras altas de agujetas, pantalón y camiseta verde militar, camisola verde obscuro y casaca del mismo color. "Padre. ¿Que sucedió aquí?" "Nada hijo, que todos se fueron." "¿Por que?" "El señor Riazor se fue con Dorian para que entrenara y liquidó a todos los empleados, sólo quedé yo."
"¿Y a donde se fueron?" "No lo sé." "¿Y Christina?" "Tampoco sé, ella se fue desde antes." "¿No sabes a donde?" "Cross, sólo soy el mayordomo, no debo hacer preguntas, simplemente se fueron." "Me voy padre." "¿A donde?" "Al Distrito III." "¿Porque?" "Ahí vive la familia de Maggie, ella debe de saber algo." "Quizá Maggie se fue a trabajar a otro lado." "No lo creo, ella siempre hablaba de irse con su familia, ya era una persona de edad, seguro está ahí." "Te voy a dar un consejo hijo." "Dime." "No busques a esa chica, está fuera de tu alcance, el señor Riazor es muy poderoso y no quiero ni imaginarme lo que haría si te le acercas." "No le temo padre, además, sólo quiero saber donde está, independientemente del hecho de que los dos ya somos mayores de edad…" "Eso no tiene nada que ver en este mundo hijo, lo que importa es el poder." "También lo tendré padre, ganaré la espada sagrada." "Por favor hijo déjalo así, no vayas, si no lo haces por mi hazlo por el recuerdo de tu madre." "Jamás la conocí y nunca te escuché hablar de ella padre, hasta luego." "Espera, por lo menos ponte esta capa, hace frío y es época de lluvias, te cubrirá." "Es tuya..." "No hay problema, yo tengo otra."
En cuanto Cross se fue Mirkos Sargás hizo una llamada por un comunicador. "Cross estuvo aquí, avísale al amo." Del otro lado la voz le contestó: "No es necesario, yo me encargo." Mirkos terminó la conversación. "Perfecto, lleva un rastreador, te envío las claves." Cross partió con rumbo al Distrito III, al llegar investigó donde vivía la familia de Maggie, encontró la casa de los Boyet en la zona de clase media, era la primera vez que Cross conocía esa zona, a sus veinte años sólo había estado en la zona élite del Distrito Comercial, la Ciudadela y el Quinto Distrito. La zona de clase media de los distritos era la que tenía la mayor superficie de los mismos, en sus barrios se encontraban las secciones habitacionales, comerciales, de esparcimiento, industriales, escolares y comunes, no había zonas de tolerancia. Las Zonas habitacionales estaban constituidas por grandes complejos de edificios, había tres tamaños de viviendas, de doscientos, quinientos y mil metros cuadrados, dependiendo del estatus de la persona que los habitara, en esos lugares se encontraban establecidos todo tipo de servicios y pequeños negocios. También había unidades habitacionales formadas por casas de trescientos metros cuadrados, con jardín y traspatio, todas eran idénticas y no podían ser modificadas. En las áreas comercial y de esparcimiento que siempre estaban juntas, se localizaban los centros comerciales, mercados, hoteles, cines, teatros, bares, hospitales, etc. En la zona industrial se hallaban las fábricas y empresas del Distrito. En la zona escolar se ubicaban los colegios, la principal escuela de todos los distritos era la de educación superior que se encontraba en el límite de las zonas residencial y de clase media. Finalmente, en las áreas comunes al igual que en la zona pobre estaban los parques e inmuebles de eventos deportivos. En la zona residencial de los Distritos se encontraban únicamente secciones habitacionales, comerciales, de
esparcimiento, escolares y comunes. En las secciones habitacionales no había un padrón fijo en la construcción y vista de los inmuebles, cada propietario arreglaba su casa como mejor le parecía, los complejos de departamentos eran de lujo, el lugar más pequeño era de mil metros cuadrados y el límite lo ponían los mismos constructores, podía haber departamentos que abarcaban varios pisos de un edificio, los complejos incluían cine, spa, gimnasio, centro comercial y todas las comodidades imaginables y que el dinero pudiera pagar. En las secciones comercial y de esparcimiento se encontraban grandes centros comerciales de lujo, teatros, cines, restaurantes, hoteles de cinco estrellas, museos, etc. Todas las escuelas eran grandes mansiones de lujo, los parques tenían atracciones con lo último en tecnología, las instalaciones para eventos deportivos eran de primer mundo y en esa zona también se ubicaba el palacio de gobierno. Para llegar a la zona de clase media Cross tuvo que cruzar por el barrio de clase alta, sin embargo, no le impresionó, no tenía comparación con la zona élite del Distrito Comercial, ahí las residencias eran realmente enormes, los complejos de departamentos eran inmensos, y sólo la imaginación era el límite de lo que podían contener: campos de golf privados, spas, zoológicos, ríos artificiales, cualquier excentricidad era poca, Cross fue llevado a combatir a esos lugares en varias ocasiones, en el área industrial se ubicaban los grandes edificios de los empresarios más prósperos del estado, las matrices de los bancos, las corporaciones multinacionales y extranjeras, estudios de cine y televisión. No había fábricas, éstas se encontraban en los demás distritos. En el área comercial y de esparcimiento se encontraban extensiones gigantescas de centros comerciales con tiendas de lujo, nacionales e internacionales, casinos, centros nocturnos, cines, teatros, reconocidos restaurantes, centros de relajación, lo mejor de lo mejor, también había centros comerciales para gente de clase media y hasta para
pobres (en el Distrito Comercial vivían un sinfín de empleados domésticos, quienes forzosamente tenían que vivir con sus patrones, no había lugar en el Distrito donde ellos pudieran tener un lugar propio). El lujo y nivel de las escuelas era el más alto de todo Arcadia, sólo superado por las escuelas del área del Cinturón del edificio de la Ciudadela (únicamente en cuanto al nivel académico), sus playas, parques e inmuebles de eventos deportivos marcaban la pauta en todo el mundo, el Distrito Comercial era un pequeño paraíso para las personas adineradas, el edén del sibaritismo, era el lugar turístico de Boleria por excelencia, y sólo personas VIP de otros países como líderes de estado, personalidades públicas, multimillonarios reconocidos, gente del espectáculo o grandes deportistas, tenían acceso a él, únicamente bajo permiso y autorización del gobierno del Estado y debían solicitar su visita con un año de anticipación. Al llamar a la puerta de la casa de la familia Boyet Cross fue atendido por una señora de edad avanzada. "Buenas tardes." "Hola joven, buenas tardes." "¿Es esta la casa de la Familia Boyet?" "Si joven es aquí." "Quisiera saber si está aquí la señora Margareth Boyet o si saben en donde la puedo encontrar." "¿Quien la busca?" "Me llamo Lesath Crossifixio Sargás." "¿Cross?" "Así es." La señora lo abrazó. "Entra a la casa mi niño por favor, de haber sabido que eras tú te habría pasado desde antes." "Muchas gracias." "Quita esa cara de asombro, Maggie hablaba todo el tiempo de ti, ella nunca pudo tener hijos, a ti te consideraba como tal." "Gracias, me alegra lo que me dice, yo siempre consideré a Maggie como una madre. ¿En donde esta?"
El rostro de la anciana se contrajo, se sentó en una silla y guardó silencio. "¿Que sucede abuela?" "Mi hermana está desaparecida." "¿Como?" "Desde hace un año que no sabemos de ella, antes hablábamos casi todos los días y ella siempre nos enviaba todo su sueldo para que se lo guardáramos, pero hace más de un año nos dejó de hablar, su sueldo sigue llegando pero no tenemos noticias de ella, quisimos averiguar donde se encontraba hablando el señor Riazor, su patrón con el que trabajaba, pero siempre nos atendió su asistente y nos dijo que Maggie se había ido a trabajar al extranjero, que si no me hablaba era algo que él ignoraba, prácticamente nos corrió de su oficina y nos dijo que no volviéramos, fuimos a la casa en donde trabajaba en el Distrito Comercial, en ese lugar un hombre calvo vestido de negro nos dijo que Maggie ya no trabajaba ahí, que si volvíamos a ir por allá nos podía pasar algo malo, después de eso regresamos a nuestra casa, a los dos días le dieron una golpiza a mi esposo, fue tan brutal que lo dejaron paralítico, ya no quisimos seguir indagando, pero estoy segura que algo le paso a mi hermana." "No se preocupe, le aseguro que la encontraré o descubriré que pasó con ella." "Por favor, sea lo que sea dímelo, quiero saber que pasó con Maggie, aunque sea lo peor." "Le prometo que así será." Cross se estaba despidiendo de la anciana. "Espera. ¿Ya comiste?" "No, pero no tengo hambre." Su estomago gruñó. "Tu estomago dice otra cosa, siéntate a comer." Cross comió con la hermana y el cuñado de Maggie, eran personas buenas y realmente estaban angustiados de no saber
nada de su familiar. "Muchas gracias por todo, les prometo que regresaré con noticias." "Gracias, pero sea cual fuere el resultado de la investigación esta es tu casa, eras como un hijo para mi hermana y por lo tanto eres mi sobrino, todo cuanto hay aquí está a tu disposición." "Se los agradezco." "A propósito... ¿Llevas dinero?" "Yo me las arreglaré." "Espera, ten esto." "No, no puedo aceptarlo." "Es la tarjeta con los ahorros de Maggie, tú eres su único heredero, sólo te estoy dando lo que te corresponde." "Pero todavía no sabemos que pasó con Maggie." "De todas formas llévatelo, si la encuentras y está desprotegida lo vas a necesitar, también ten esto, ella lo estaba haciendo para ti, te lo iba a dar cuando te graduaras de la academia miliar." Cross contuvo las lágrimas, era una insignia con la B que simbolizaba Bérserker, también se llevó la tarjeta, era cierto, si encontraba a Maggie desprotegida no la iba a llevar con él en el techo de los trenes… Una vez que se despidió de los Boyet salió en busca de Maggie, aunque Christina era su prioridad le debía al ama de llaves encontrarla, además, ella era la única pista para encontrar a su amada, tenía muchas dudas, como por que Mirkos había corrido así a esos señores, su padre era el único calvo vestido de negro en esa casa, también deseaba saber porque le había puesto un transmisor en la capa que le prestó, Viktor le había enseñado a expandir su energía para saber si llevaba encima algún aparato extraño, había aprendido a hacerlo casi por reflejo, llegó a la estación de trenes y se instaló en el techo del tren que iba rumbo al Quinto Distrito, después en un rápido movimiento paso a otro tren que iba al Distrito II, dejando el rastreador en el vagón anterior.
Viktor le había contado de un grupo que se hacía llamar la Legión de los Iluminados del Distrito II, eran un equipo muy poderoso de elementors, que aparte de controlar las dos fuerzas natural y elemental, dominaban la energía psíquica, entre ellos había alguien que podía localizar a las personas o saber que les había sucedido si estaba en contacto con sus pertenencias, estaba dispuesto a llevar incluso por la fuerza a ese elementor a la casa Riazor. Era del dominio público que los principales guerreros de un Distrito estaban en las escuelas, los institutos educativos no eran más que fachadas para probar la fuerza de los futuros guerreros, a casi nadie le importaban las clases que se impartían en los liceos, lo que buscaban era unirse a un club poderoso para llegar a volverse fuertes y en un futuro convertirse en guerreros, sólo estudiaban los hijos de las familias nobles o ricas que tenían un futuro asegurado, así como las personas no violentas que esperaban conseguir un empleo con éstos últimos. Los líderes de las escuelas al igual que los Delegados de los Distritos eran los más fuertes de todos y siempre estaban en guerra con los colegios de las otras demarcaciones, cuando llegaba la edad en que ya no podían seguir estudiando, se convertían en soldados de sus Distritos, rara vez se unían al ejército pues ya tenían “grabado en la sangre” su amor por su lugar de origen. Era posible llegar al Segundo Distrito por tren o por mar, Cross prefirió hacerlo por tren, era la manera más rápida, en cuanto llegó se dirigió a la principal escuela local, ahí alguien le diría en donde se encontraba el lugar donde estaba la Legión de los Iluminados. Cuando Cross llegó a la escuela superior fue abordado de inmediato. "Alto ahí." Varios chicos con cara de pocos amigos lo habían detenido. "¿Que desean?"
"Que te quites esa capa y nos muestres tu rostro y tus colores." "Vengo de la zona militar, tengo inmunidad, no tengo nada que ver con la guerra de escuelas." "Eso lo decidirá la líder acompáñanos." "Lo siento, pero tengo prisa." "Vendrás con nosotros por las buenas o por las malas." "Elijo por las malas." "¿Crees que podrás hacer algo? Nosotros somos cinco…" "Lo voy a intentar". Antes de que pudieran reaccionar Cross ya los había puesto fuera de combate, excepto a uno. "Tú me vas a indicar en donde está la Legión de los Iluminados." "N…n…no l…l…lo sé". Cross creó energía con su mano. "O me lo dices o te destruyo el rostro." "No, por favor, le aseguro que no lo sé, pero la líder de la escuela es un Arcángel, es una de los Siete Iluminados." "Llévame con ella." "Si." El estudiante llevó a Cross a través de la escuela, cuando llegaron a un edificio les bloquearon el camino, era un estudiante que parecía ser uno de los líderes del instituto. "¿A donde van?" "El chico que estaba con Cross habló con miedo "Viene de la zona militar, dice que tiene inmunidad, lo llevo con la líder para que decida que hacer con él." "No te preocupes, yo sé que hacer con tipos como este…" "No, espera." El estudiante temeroso trató de detenerlo. "¡Quítate! Hola, soy Fenuet y soy el guardia de esta puerta, de aquí no pasas amigo, hasta que te identifiques". "Sólo soy un militar que viene de paso, necesito ir a la Legión de los Iluminados." "¿Que? ¿Estás loco? Nadie puede ir ahí."
"¿Apostamos?" Cross formó una kunai de energía y destruyó una jardinera que estaba a un lado. Todos se quedaron pasmados, los estudiantes se dieron cuenta que ellos no eran rivales para él, ese chico podría destruir toda la escuela. Habló Fenuet, esta vez con temor y respeto. "Disculpe oficial, pero aunque sé que nuestras vidas corren peligro no lo puedo dejar pasar." "Entonces has decidido tu destino." "¡Espera!" <Esa voz…> Cross estaba seguro que la había escuchado en algún lado. Desde las sombras del edificio hablaba una chica: "¿Quien se atreve a irrumpir de esa manera en mi escuela?" "Sólo quiero hablar" <Esa voz… Estoy seguro que la conozco >. "Pues habla conmigo, soy la líder de la escuela superior del Distrito II, soy una de los Siete Iluminados, me conocen como la Arcángel Pariel, “el despiadado ángel de Dios”. ¡Que deseas?". Cross sonrió, ya recordaba en donde había escuchado ese tono de voz. "¿Y si simplemente te llamo… Michelle?" Michelle sonrió, se dejó ver saliendo del edificio, estaba contenta de que Cross la hubiera reconocido sólo con oír su voz. "¿Como me reconociste? Estoy segura que mi voz ha cambiado." "Si, pero no el tono con el que tratas a la gente." Michelle sonrió "¿Que quieres? Ahora podré ser un Arcángel Iluminado, pero siempre seré una princesa…" "Me imagino que si. ¿Podemos hablar en privado?" "Sígueme." "¿Estarás bien Pariel?" Mencionó un tímido Fenuet, no le extrañaba que la guerrera más fuerte de la escuela conociera a alguien tan poderoso.
"¿Crees que necesito protección? Y si así fuera... ¿Quien me la dará? ¿Tú?" Fenuet agachó la cabeza, estaba acostumbrado a los regaños de Pariel, pero como todo mundo en la escuela estaba enamorado de ella, sin embargo, era más grande a su amor el miedo que le tenía, ya la había visto en batalla y no era algo para tomar a la ligera. "No, discúlpeme mi líder". Michelle veía a su subordinado con superioridad. "Además, por más buen guerrero que sea, nadie es más poderoso que la Legión de los Iluminados." Fenuet con orgullo le contesto en posición de firmes: "Si, líder, si." "Acompáñame Cross." Michelle llevó a Cross a un salón que habían adecuado como sala de reuniones. "¡Con que la líder, ehh! Y además Arcángel." "Así es." "No esperaba menos de ti." "No estoy aquí para enorgullecerte." "Que hostil…" "¿Y que? ¿No me vas a decir lo guapa que me he puesto?" Cross la observó, realmente se veía divina, llevaba puesto un vestido entallado color hueso que dejaba ver sus curvas y sus piernas firmes y bien torneadas, lo usaba con botas color café de diseñador. "Estás hermosa." "Lo sé, ahora dime... ¿Cual es el motivo de tu visita?" "Vengo buscando a la Legión de los Iluminados." "¿A alguien en particular?" "Si, a Rafael." "¿Y para que?" "Lo sabrás cuando estemos con él." Michelle se estaba molestando. "¿Y ni siquiera me vas a preguntar como me ha ido?" "Si no mal recuerdo te felicité por tus avances y me contestaste de manera grosera."
"Así soy yo." "Si, y no me agrada." "Entonces vete." "No vine a verte Michelle, ni a socializar con nadie, prefiero hablar con un burro que contigo, es más agradable y estoy seguro que entiende mejor… Vine a buscar a Rafael y lo voy a encontrar." Michelle estaba furiosa, generalmente trataba a todas las personas con desdén, sobre todo a los hombres, tenía bien en claro que debido a su belleza le soportaban sus desplantes, pero ya había olvidado que sus encantos no funcionaban en Cross, él sólo tenía ojos para una persona y la Arcángel sabía que no era ella. Su respuesta más que un reto era un reproche. "¿Piensas obligarme a decírtelo?" "Nunca levantaría la mano contra ti y lo sabes, pero si destrozaría el lugar y a tus soldados hasta encontrarlo." "Antes de que lo intentes te mataría." "Entonces mi vida está en tus manos." Cross se levantó y Michelle preparó su ataque. "Te lo advierto Cross, no te acerques a esa puerta". El guerrero no le hizo caso, Michelle atacó a Cross con una descarga eléctrica, este no hizo nada por esquivarlo, pero después de recibir el impacto, lanzó un ataque de energía pura contra el muro, lo destrozó, junto con tres salones más, Michelle lo volvió a atacar, nuevamente Cross no esquivó el ataque, ya estaba mal herido, esta vez su ataque fue más poderoso, destruyó toda el ala oeste del edificio, Michelle cambió el ataque, encerró a Cross en un círculo de fuego, pero no fue suficiente, Cross lo destruyó desde adentro, preparó un ataque más poderoso, Michelle estaba desesperada. ¡Realmente Cross iba a destruir el edificio! Y por más que era su escuela ella no mataría a Cross, jamás… Le gritó que se detuviera pero Cross ya estaba casi inconsciente, el ataque sería fatal, antes de que soltara el disparo
Cross sintió que le explotaba la cabeza, se llevó las manos al rostro y se desmayó. "Ahora si te pasaste Pariel."Quien hablaba era un chico de cabello negro, largo y lacio, era delgado, su rostro era fino y atractivo, bien podría pasar por una chica, llevaba el uniforme de la escuela, zapatos cafés, pantalón beige y camisa de manga corta color hueso. "¿Que hiciste Rafael?" Michelle encendió su aura, era hostil. "Tranquila, sólo lo puse a dormir, de haber querido lo hubieras matado tú. ¿Es acaso tu novio?" Michelle se ruborizó "No digas tonterías, es sólo un amigo de la infancia." "Pues que amiguitos, mira como dejó el edificio…" "Ya basta Rafael, bien sabes que eso no es nada, hemos hecho cosas peores, mañana lo mando a reparar." "Lo olvidaba señorita billetes, tú en vez de ser “el despiadado ángel de Dios” deberías de ser la que tiene más dinero que Dios". El comentario hizo reír a Michelle, de los restantes seis Arcángeles, Rafael era al que más apreciaba, era divertido. "Por cierto Rafael, te buscaba a ti…" Unos días después Cross despertó. "¿Donde estoy?" "Lo lograste Cross, estás en la Legión de los Iluminados." "¿No crees que ahora si te excediste un poco?" "Te advertí que te detuvieras." "Lo siento, creo que después de tu segundo ataque ya no recuerdo mucho, sólo un terrible dolor de cabeza, eso fue cruel…" "Es tu culpa por no protegerte, pero vamos al grano. ¿Que es lo que deseas de los iluminados?" "Ya te lo dije, hablar con Rafael." Entonces habló alguien a su espalda, Cross no lo había notado. "Aquí estoy, mucho gusto, me llaman el Arcángel Rafael, "el resplandor que cura”. ¿Que deseas de mí?".
"Si eres el resplandor que cura... ¿Te molestaría?" "Tú te buscaste esa paliza, ahora arréglatelas solo." "Está bien, no vine a eso, necesito tu ayuda." "¿Para que?" "Me han dicho que tú puedes visualizar que sucedió en un lugar con sólo tocar las cosas…" "Es cierto." "Necesito que me acompañes al Distrito Comercial, debo saber que sucedió hace diez años en una casa." "Lo siento Cross, pero no puedo abandonar el sitio de la Legión, no me está permitido." "¿Con quien debo hablar?" "No se trata de pedir permiso, simplemente no puedo ir." "Si es necesario te obligaré." "No tienes ninguna oportunidad, si te pones agresivo morirás." "Que así sea entonces." Cross se levantó y colocó su cuerpo en posición de combate, Rafael trató de calmarlo. "Tranquilo, te puedo ayudar de otra manera." "¿Cómo?" "Si me traes objetos de esa casa, puedo ver que sucedió con las personas que los usaban." "Pero no tengo tiempo de ir y regresar…" "Es todo lo que puedo hacer por ti." "¡Espera! ¡Mi capa y mi insignia! Son de dos personas de la casa, mi padre y Maggie." "¿Que sucedió con Maggie?" Preguntó Michelle. "No lo sé, pero al parecer desde que ustedes se fueron, todos en la mansión fueron despedidos, quedó vacía, sólo permaneció mi padre, pero al parecer Maggie está extraviada, fui a ver a su familia y no saben nada de ella, lo cual es extraño, siempre estaba en contacto con ellos…" "Si, es raro…"
"A propósito Michelle... ¿Cuando fue la última vez que viste a Christina?" "¿Por que lo preguntas?" "Porque todo esto es por ella, necesito buscar a Maggie para que me diga en donde está. Por favor, si sabes algo dímelo." "¿Todo esto era por Christina? ¿Estabas dispuesto a perder tu vida sólo por saber en donde está?" "Si, por favor, dímelo." "Christina se fue cuatro años después de que te marcharas, la habían prometido en matrimonio, tratamos de salvarla y sacarla de la casa pero al final se rehusó a que la ayudáramos y se fue a vivir con su prometido." "¿Casarse? ¿Prometido?" Cross sintió un repentino escalofrío y dolor en el pecho. "¿Sabes a que lugar se fue exactamente?" "No, pero te aseguro que ella no quería irse." Cross no sabía que pensar, se llevó la mano al mentón, la noticia lo había perturbado "¿No recuerdas nada más? ¿Crees que Elektra o alguno de los chicos tengan alguna información que pueda ayudarme?" "No. Es todo lo que sé y estoy segura que nadie sabe nada más. ¿Irás a buscarla?" "Por supuesto." Michelle estaba furiosa, se dio la vuelta y salió de la habitación. "¿Que fue eso?" "Lo ignoro Cross, dímelo tú." "No lo sé, Michelle siempre ha sido un poco rara." "Por esa “rara” yo te voy a ayudar, los Iluminados no estamos para auxiliar a nadie del exterior, tu petición nunca hubiera encontrado un cauce aquí, sólo lo estoy haciendo porque Pariel prácticamente me rogó que lo hiciera." "¿Michelle, rogar?" "Así es, yo estoy más sorprendido que tú, ella se quedó todo el tiempo a tu lado, me rogó que te ayudara, cuando me negué
me amenazó, dijo que si tú te empeñabas me llevarías por la fuerza, si eso sucedía ella pelaría a tu lado…" Cross guardó silencio, no supo que contestar, no sabía que pensar, Michelle lo desconcertaba. Rafael seguía dándole sus razones. "Es totalmente inadmisible una pelea entre iluminados, eso no está permitido." Con una voz apenas audible Cross comentó: "No hubiera tenido que cuidarme si no me hubiera dejado fuera de combate." "No fue ella Cross, fui yo, cuando te “apague la luz” Michelle soltó realmente un aura agresiva y eso que soy su mejor amigo, así supe que no estaba bromeando cuando me amenazó, en realidad hubiera peleado a tu lado, lo que hubiera significado no sólo tu muerte sino también la de ella, ten cuidado con lo que haces, tus decisiones pueden afectar a otros de manera irrevocable." "No lo sabía y lo siento, pero vas a ayudarme… ¿No es así?" "Si, lo haré, ve por tus cosas." Cross fue por la capa y la insignia, en ese momento llegó Michelle. "¿Siempre si te vas a unir Pariel?" "Sólo porque me interesa saber que pasó con Maggie." "Está bien, dejen aquí las cosas y aléjense." Así lo hicieron, primero un aura blanca rodeó a Rafael, después sus ojos cambiaron a un color blanco y se formaron letras alrededor de su córnea. "¿Que sucede Michelle?" "Ese es el estado definitivo de un Iluminado, Rafael está utilizando su máximo poder, es muy peligroso, por eso es que jamás hace este tipo de investigaciones, sólo en casos de extrema urgencia." "Y tu, también…" "No, yo no puedo alcanzar ese nivel, es casi imposible, sólo los iluminados más poderosos lo pueden hacer: los Arcángeles Miguel “el que es como Dios”, Gabriel “el gobernador de Dios”
que es el Delegado del Distrito II y Rafael, el Líder de los Iluminados." "Si Gabriel es el Delegado, entonces Miguel…" "No lo sé, nadie lo conoce, solo Gabriel y Rafael." "Realmente agradezco…" "Ya te dije que no lo hago por ti, es por Maggie, siempre fue muy buena con todos, además, Chris también es mi amiga." "Aún así te lo agradezco." Finalmente Rafael terminó con los objetos y le habló a Cross. "Listo, espero que estés preparado para lo que te voy a decir, quiero que entiendas que sólo veo fragmentos de un rompecabezas que debo ir armando, puede haber lagunas. Primero voy a empezar con la visión de Mirkos, después la de Maggie." Tanto Cross como Michelle se sorprendieron y horrorizaron con la visión de Rafael; resultó que Mirkos no era el padre de Cross, su nombre era Mirkos Sholmm, era un sirviente de Argento Riazor, quien le encargó a Cross para que hiciera el papel de su padre, cuando se fueron los seis prodigios hace un año de la casa del Distrito Comercial, el supuesto progenitor asesinó a todos los sirvientes por ordenes de Argento Riazor. Al parecer, Christina fue prometida en matrimonio con un noble de otro estado del país de Boleria y fue enviada a vivir con su nueva familia, Mirkos se quedó en la residencia del Distrito Comercial con el único objetivo de esperar a Cross, Riazor sabía que volvería tarde o temprano. En cuanto a Maggie, ella conocía más cosas de lo necesario, Riazor la torturó hasta que le mencionó todo lo que sabía, las visitas de Christina a Cross, así como la carta que Chris le había dejado con ella, después, por diversión dejó que la siguieran torturando hasta morir, el verdugo fue Mirkos. "Maldito hijo de puta. ¿Y que decía la carta?" "No lo sé, Maggie nunca la leyó, sólo la guardó." "¿A que Estado mandaron a Christina?"
"Los objetos no lo revelaron." "¿Cual es mi origen?" "Eso no era lo que querías saber, no lo indagué." Cross estaba desesperado. "Maldición, no me dices nada." Rafael se molestó "Yo sólo hice esto como un favor a Pariel, creo que ahora debes irte." "Lo siento Rafael, estoy frustrado por lo que me dijiste, te agradezco que hayas hecho esto y créeme que estoy en deuda contigo, si algún día necesitas de mi, con gusto acudiré a tu llamado." "No te preocupes, te entiendo, ahora tienes muchas cosas que hacer, te deseo suerte y lo que hablamos queda entre nosotros, no quiero tener problemas. ¿Ok?" Volteó a ver a Michelle. "No te preocupes, gracias por todo y hasta luego." "Un momento" dijo Michelle viendo a Rafael. "¡Hazlo!" "Vamos Pariel, me agotó lo de las prendas." "Rafael…" "Está bien." Rafael levantó los brazos dijo una plegaria y un velo blanco rodeó a Cross, todas sus heridas sanaron, incluso ya no le dolía la cabeza. "Eres un amor, gracias" dijo Michelle lanzándole un beso a Rafael. "Váyanse, quiero descansar." Michelle acompañó a Cross hasta la salida del Colegio. "Gracias por todo Michelle." "Está bien, lamento haberte herido." "No te preocupes, sé que nunca me lastimarías de verdad." "Oye Cross. ¿Vas a seguir buscando a Christina?" "Si, con todo lo que tengo." Michelle agachó la mirada con tristeza. "¿Que sucede? ¿No quieres que averigüe que pasó con Christina?"
"No es eso, Christina era buena y no le deseo ningún mal, es sólo que ha de ser lindo que alguien arriesgue la vida por ti." "Haría lo mismo por ti Michelle, si estuvieras en algún peligro daría mi vida por salvarte." "¿En serio?" "Claro, aunque lo más seguro es que tú terminarías salvándome a mi, eres muy fuerte…" Michelle sonrió, entonces Cross se percató que se había convertido en una jovencita de una belleza deslumbrante, tenía el cabello de color rojo, mismo que contrastaba con sus ojos de un azul intenso, piel suave como la seda, cuerpo frágil y esbelto pero bien formado, su rostro el de un ángel. "En verdad te has vuelto hermosa y cuando no eres tan petulante en serio que es agradable estar contigo, gracias por todo." Michelle abrazó a Cross. "Cuídate por favor, no hagas nada estúpido y si lo vas a hacer avísame, yo estaré ahí." "Ya te lo dije muchas veces pero otra vez no está de más, gracias." Besó a Michelle en la frente. Michelle sintió que un escalofrío recorría su cuerpo, deseaba que ese momento no acabara nunca. "Nos vemos después." "¡Espera!" Ambos voltearon, era Rafael quien hablaba."Dejaste la capa y la insignia." "La capa pueden quemarla, gracias por la insignia." Los dos guerreros se estrecharon la mano, lo hicieron de manera abierta y sincera, se agradaban y se respetaban, los dos esperaban que nunca llegara el día en que tuvieran que enfrentarse; Cross se marchó. "Interesante tu amigo Pariel." "Si, lo es." "Va a ser muy poderoso, espero nunca enfrentarme a el." "No le dijiste todo ¿verdad?" "No." "¿Sabes donde enviaron a Christina?"
"No realmente, sólo averigüé un nombre, si es quien creo entonces tu amiga está en un sitio muy peligroso y con el nivel que tiene ahora ese chico iría a una muerte segura, tú lo estimas demasiado para que se lo dijera." "Gracias Rafael." "No es nada, además, tu amiga es una Riazor de primera línea, se podría decir que es de la realeza de Boleria, es imposible que le hagan daño, ese apellido pesa tanto como el mío. ¿Tú quieres saber el nombre de la persona que me revelaron los objetos?" "No, no me lo digas, no quiero mentirle a Cross si me lo llega a preguntar." "No te gustan los secretos entre novios ehh, mi niña esta madurando." "Ya te dije que no es mi novio, no huyas, ven aquí y enfréntate a las consecuencias." Cross partió con rumbo al Distrito Comercial, al irse no sabía porque pero sentía calor en el pecho y un vacío en el estómago, sintió que no quería despedirse de Michelle; pero tenía cosas que hacer, debía hablar con su padre o más bien dicho con Mirkos, le quedaba más cerca el Distrito III pero no quería ver a la familia de Maggie, todavía no estaba listo para decirles lo que había sucedido, tardó algunos días en llegar a la residencia Riazor, al estar frente a la puerta decidió saltar el muro, no quería darle a Mirkos la oportunidad de huir. "Hola hijo. ¿Esos son los modales que te he enseñado? ¿Porque no tocaste a la puerta?" "Porque no quería darle la oportunidad de huir señor Sholmm." "Muy impresionante Cross, tomando en cuenta que el patrón borró todo registro de mí cuando te trajo a casa. ¿Como lo averiguaste?"
"Eso es lo de menos, ahora vas a decirme donde esta Christina." "Lo siento pero esa es información confidencial, además, ahora te has vuelto una persona peligrosa hijo, tendré que retenerte aquí hasta que el patrón decida que hacer contigo, salgan muchachos."En un instante una veintena de hombres armados rodearon a Cross. "Sabía que volverías, por eso me preparé, decían que eras muy inteligente pero la verdad no lo eres tanto, te tendí una trampa y ni cuenta te diste." "Ahora sé que con certeza que no eres mi padre Mirkos, yo no podría ser descendiente de alguien tan estúpido. ¿Realmente crees que estos idiotas con sus juguetitos van a poder con un bérserker?" "Te recomiendo que no lo hagas muchacho, el patrón se va a molestar si te mato." "Observa y aprende." En cuestión de segundos Cross se deshizo de todos los tiradores, no lo alcanzó ni un solo disparo. "Te recomiendo que sueltes esa arma padre o te la arranco con todo y brazo." "No serás capaz ¿verdad? Como quiera que sea no fui un mal padre y sólo estaba obedeciendo órdenes." "Suelta el arma." "Ya la solté, ahora tranquilízate y no me hagas daño." "¿Eso fue lo que te dijeron todos los empleados a los que asesinaste?" "¿Quien te dijo…?" No alcanzó a terminar la frase, Cross lo golpeó en el cuerpo, le fracturó las costillas. "¡Maldita sea! Controla tu fuerza. ¡Yo no soy un guerrero!" "Sólo te voy a dar una oportunidad. ¿En donde está Christina?" "Lo desconozco, sólo escuché que la prometieron en matrimonio y la enviaron a vivir con su futuro marido fuera de Arcadia."
"¿A donde? ¿Quien es la familia?" "No lo sé." Cross volvió a golpear a Mirkos, esta vez le destrozó el hueso del hombro derecho. "Para, por favor, te juro que no lo sé, ese maldito de Argento Riazor no me dijo nada más, sabía que vendrías, por eso me dejó aquí y por lo mismo no me comentó nada, estoy seguro que sabía que me torturarías, si alguna vez sentiste algo por mí como tu padre te lo suplico, no me mates." "No mereces piedad, mataste a gente buena." "Por favor…" Cross juntó energía en su mano derecha suficiente para exterminar la construcción donde vivió, dirigió el disparo al suelo, hizo un hoyo de siete metros de profundidad, Mirkos estaba horrorizado, había mojado sus pantalones. "No me mates… hijo." "Jamás me vuelvas a llamar así, no te voy a matar, como lo dijiste fuiste como mi padre y de eso no tengo queja." Tomó por el cuello a Mirkos y lo arrojó al hoyo. "¡Ayyyy! Creo que me rompí la pierna." "Tuviste suerte, pudo haber sido el cuello." "No me dejes aquí." "Sube por tus propios medios." "Tengo rota una pierna y tú me destrozaste el hombro y algunas costillas, es imposible que pueda subir." "Te equivocas, si se puede, yo he entrenado más herido que eso, demuestra que eres de mi familia y sal de ahí tú solo." "Por lo menos aviéntame algo para comer." "Come insectos, así lo hacía Dorian y ve que fuerte se volvió, han de tener muchas vitaminas." "Mejor mátame, no voy a poder subir y cuando venga la gente de Riazor me van a torturar y matar." "Ya te dije que no lo haré, pero si quieres hazlo tú, ten esta botella de combustible." "Por lo menos dame un arma."
"No, arréglatelas así." "¿Podrías pasarme el encendedor que está en mi chaqueta?" "Ahí esta tu chaqueta, no quiero que pases frío, adiós papá." "Dame la oportunidad de vivir, lánzame una espada o mejor aún, un arma…" "Favor por favor, dame un nombre que me sirva y te doy la espada, dime donde está Christina y te saco de ahí." "Está bien, te diré donde está Christina…" "No me mientas Mirkos, te conozco bien y sé cuando mientes, si tratas de engañarme, antes de irme te voy a romper la otra pierna…" "Está bien, cálmate, no se a donde enviaron a Christina, pero hay dos personas que sí lo saben." "¿Quiénes son?" "Una es Bastián". "¿El chofer de Riazor?" "Así es, él se la llevó." "¿Y la otra?" "Hansel, el secretario particular de Riazor, seguramente el lo dispuso todo para el viaje de Christina, te recomiendo que lo busques primero a él, Bastián no se despega para nada de Riazor." "Ten tu espada. Adiós." "¡Espera!" "¿Qué quieres?" "Te cambio el que me saques de este hoyo por lo que sé de tu origen." "Eso no me interesa mucho, después lo averiguaré por mi cuenta." "El saber tu verdadero apellido te abrirá muchas puertas." "Prefiero que te quedes ahí dentro, adiós papá, sinceramente espero que la gente de Riazor te encuentre, te torture y te mate, como tú lo hiciste con personas buenas e inocentes."
"Maldito seas, yo te maldigo, espero que te mueras desgraciado." Cross nunca en su vida le había dicho “papa” a Mirkos, siempre le había dicho padre, después de lanzarle una última mirada de decepción se retiró, el torneo empezaría en unos días, ya no había tiempo, tenía que hablar con Riazor en persona, sabía que su mentor estaría en la Ciudadela observando el torneo, lo confrontaría y de ser necesario lo obligaría a darle el paradero de Christina.
CAPÍTULO 8 MICHELLE Michelle Aphrodite Harrisson nació en el seno de una familia noble, su padre, Johann Harrisson era el hombre más rico del Distrito III, tenía uno de los negocios más prósperos en el Distrito Comercial, era comerciante, inversionista y prestamista, por lo que Michelle tuvo una infancia de cuento de hadas, sus padres la adoraban y cumplían todos sus caprichos, era altanera, egoísta y déspota, desde temprana edad su padre la empezó a aleccionar para que en un futuro llevara el negocio familiar ya que su madre no podía tener más hijos y su hermana mayor, Eleonor, no mostraba carácter. Debido a lo anterior, Michelle siempre estaba con su padre acompañándolo en los negocios, era muy inteligente y prácticamente se convirtió en el libro de cuentas y agenda de Johann, a los cinco años de edad ya le era indispensable para su negocio, ella no lo veía como un trabajo, para ella todo era un simple juego en el que era la mejor. A Michelle le encantaba recibir atención y ser admirada por todos, estaba acostumbrada a dar órdenes y a que todos la obedecieran de inmediato, incluso Eleonor, quien la odiaba en secreto, la frustraba ser ignorada por todos a pesar de ser la primogénita, era cinco años mayor que su hermana pero todos la pasaban por alto, incluso su propia madre, cuando Michelle estaba presente no le prestaba atención, por eso no le importó cuando su progenitora falleció, en se entonces ella contaba con seis años, los sirvientes la veían como una chiquilla caprichosa nada más, no le hacían caso, en cambio a Michelle le temían. La hermana mayor no soportaba que la pequeña le ganara en todo, a pesar de que todos decían que ella era muy linda, Michelle lo era más, cualquier persona que conocía a Eleonor quedaba encantada por su gracia y su belleza pero en cuanto veían a su hermanita ella desaparecía, además, si le ganaba en
belleza en inteligencia era peor, no había comparación en cuanto a sus intelectos. Pero era hipócrita y como todos los demás se desvivía por atender a su hermana, planeando en secreto su venganza. Rhynguss Harrisson era el hermano menor del padre de Michelle y la mano derecha de éste en todos sus negocios, el tío sufría del mismo mal que su sobrina Eleonor: la envidia. Rhynguss nunca fue tomado en cuenta para llevar el negocio familiar, toda la atención se centró en el primogénito, él sólo fue educado para ser un auxiliar, una buena mano derecha, cuando su padre murió sólo le heredó unas cuantas propiedades a él y a su madre, todo el negocio y su fortuna se la había dejado a su hermano con la recomendación de que se encargara y cuidara de ellos. ¡Una recomendación! Ni siquiera una cláusula obligatoria, es decir, si a Johann se le antojaba despedirlo, él se quedaría en la calle, por eso actuaba siempre como un leal colaborador con su hermano, porque así se lo había ordenado su madre, una mujer ambiciosa, impositiva y muy bella. Dikken, la abuela de Michelle, se había casado con Paulssen Harrisson por su dinero, venía de una familia noble venida a menos y pensó que casada con el hombre más rico del Tercer Distrito su vida sería de ensueño, que equivocada estaba… Al principio todo era fiestas y lujos, hasta que nació Johann, entonces, su esposo la obligó a dedicarse al niño, no quería que fuera educado por institutrices, tenía que estar al pendiente de él todo el tiempo, después nació Rhynguss, un niño tímido y falto de carácter. Johann tenía las cualidades de su padre para los negocios, era analítico e independiente, su madre nunca pudo dominarlo ni ejercer control alguno sobre él, en cambio Rhynguss era un niño falto de carácter completamente apegado a ella, era su marioneta. Cuando Paulssen murió, Dikken Harrisson creyó que por fin disfrutaría de todos los lujos y la diversión que el dinero podía comprar, pero una vez más se equivocó, su maldito esposo sólo les dejo unas cuantas propiedades a ella y a Rhynguss para
medio sobrevivir y a Johann toda su fortuna, fue en ese momento cuando empezó a fraguar un plan para quedarse con la fortuna de su hijo y Rhynguss sería su instrumento. Convenció a Rhynguss de que él tenía tanto derecho como Johann a la fortuna de su padre, observó a Eleonor, vio en su mirada que ella se sentía como su hijo menor y se acercó a ella, no le fue muy difícil hacerse su amiga y confidente, le recomendó que fuera más unida con Michelle para que le contara todo lo que sabía del negocio de su padre, cuando creyó que tenía la información adecuada le ordenó a Rhynguss que ejecutara su plan. El hermano menor contrato a un par de bérserkers caídos en desgracia, unos forajidos para que los asaltaran a el y a su hermano, estaba aprovechando que tenían que cruzar una parte de las montañas para entregar las cuentas de la administración de bienes a un canterano de nombre Theobald, se había hecho amigo de su guardaespaldas personal Atilus y a cambio de una cantidad de dinero éste le había indicado cual era el mejor lugar para tender una emboscada, les entregó las coordenadas precisas a los forajidos para que los asaltaran, el plan fue un éxito, la emboscada fue realizada con precisión, les quitaron el dinero que llevaban de la rendición de cuentas, mataron a Johann Harrisson así como a su pequeño grupo de escoltas y a Rhynguss lo dejaron herido, casualmente aún y cuando fue atravesado por una espada el filo no tocó ningún órgano vital. Lo que los renegados no esperaban era la traición de Rhynguss, estos fueron emboscados y asesinados a su vez por Atilus, quien “de paso en una ronda”, se encontró con los bérserkers forajidos y posteriormente con Rhynguss, lo llevó a que le prestaran atención médica y logro salvar su vida, desgraciadamente Johann Harrisson no tuvo tanta suerte. Mientras tanto, en la residencia familiar, Michelle estaba enferma, tenía seis años y no pudo acompañar ese día a su padre, quien le ordenó que guardara reposo, la niña quería ir con
él, pero Johann Harrisson fue inflexible a pesar de la insistencia de su tío Rhynguss de que la dejara acompañarlos, cuando se trataba de la salud de Michelle, su padre paraba todas sus actividades y se quedaba con ella hasta que sanaba, pero ese viaje no podía ser aplazado por lo que Michelle estaba contando las horas para que su padre regresara y ella pudiera hacer las cuentas de los negocios… Cuando se enteró de la muerte de Johann, el golpe para Michelle fue devastador, adoraba a su padre, estaba demasiado triste para pensar en otra cosa, no recordaba mucho a su madre, contaba con un año de edad cuando ella falleció, su padre lo era todo para Michelle, ahora su hermana y ella eran huérfanas, su tío le había dicho que él se haría cargo de las dos, Rhynguss siempre había sido bueno con ella. Johann Harrisson le había encargado su testamento a Michelle, la niña sabía que era la heredera de la fortuna y le había prometido a su padre que dejaría que su tío se encargara de los negocios hasta que ella fuera mayor y completara sus estudios, una vez terminada su instrucción académica tomaría el control de todo y Rhynguss volvería a ser la mano derecha, esta vez de su sobrina. Aprovechándose del estado melancólico de su sobrina, Rhynguss preguntó a Michelle acerca del testamento de Johann. La pequeña recordaba la recomendación de su padre cuando lo redactó: <princesa, si algo me pasa llévale este testamento al Señor Argento Riazor, mi socio en el Distrito Comercial, él sabrá que hacer, no le digas a nadie que lo tienes, sólo llévaselo, si no puedes hacerlo tu misma guárdalo hasta el momento en que puedas entregarlo personalmente>, pero se sentía demasiado deprimida para hacerlo, así que cometió un grave error, le comentó que tenía el testamento a su tío. "Yo tengo el testamento de mi papá." "Me lo suponía princesa." "¿Lo quieres leer?"
"Ya sé lo que dice y te aseguro que yo te ayudaré a llevar el negocio hasta que tú puedas hacerte cargo, entonces, estaré feliz de que me otorgues el honor de ser tu mano derecha." "Claro que sí tío, mi papá confiaba en ti y yo también lo haré." "Me alegro pequeña." "Tío. ¿Puedo pedirte un favor?" "Por supuesto." "¿Me acompañarías al Distrito Comercial a llevarle el testamento al señor Argento Riazor?" "Si quieres se lo puedo llevar yo mismo, me gustaría que acompañaras y pasaras más tiempo con Eleonor, está destrozada por lo de tu padre y ella no es tan fuerte como tú." "Lo sé tío pero ya habrá tiempo para consolarla, mi padre me encargó que lo entregara yo personalmente." "Pero… "Creo que fui clara. ¿No tío?" A Rhynguss le hirvió la sangre, esa maldita niña le estaba dando órdenes, pero se aguantó el coraje, necesitaba tener el testamento en sus manos, después, ya sería otra cosa. "Esta bien muñeca, vamos a entregarlo." "Perfecto tío, vámonos." Rhynguss trató de aprovechar la oportunidad "Bien Michelle, toma el testamento y partimos al Distrito Comercial." "El testamento ya lo envié, nos lo entregarán en casa del Señor Riazor." Rhynguss sintió que se le venía el mundo encima, esa maldita niña era demasiado lista, le contó todo, pero al mismo tiempo se aseguró de que no le robara el testamento, completamente nervioso y decepcionado, fue a ver a su madre. "Espera un momento Michelle, deja le aviso a tu abuela que vamos al Distrito Comercial, a ver si no se le ofrece nada." "Está bien."
Cuando Rhynguss llegó con su madre estaba demasiado nervioso, tenía miedo de que lo reprendiera, siempre lo hacía y ahora iba a ser peor, una pequeña niña había sido más inteligente que él, después de pensarlo un rato se decidió a tocar en su habitación. "Pasa hijo." Su madre se encontraba en la habitación acompañada de Eleonor. "¿Puedo hablar contigo a solas?" "No te preocupes, no guardamos secretos con mi nieta." "Está bien. Madre... ¡Estamos perdidos!" "¿Por que?" Rhynguss le explicó todo a su madre. "Te quiero mucho hijo pero siempre has sido un inútil." "Lo siento..." "No te preocupes, sabemos quien tiene el testamento." "¿Como?" En ese momento fue Eleonor quien habló. "Mi hermanita se cree muy inteligente pero yo lo soy más, no por nada he sido buena con ella todo este tiempo, ayer se le salió decirme que enviaría a Peterssen a un mandado. ¡Estoy segura que el se llevará el testamento!" "¿Y donde esta Peterssen?" "Tranquilo tío, la abuela ya mandó a otros criados a que lo detuvieran, en este momento debe estar encerrado en las bodegas." "Perfecto yo me hago cargo." Dikken Harrisson volteó a ver a si hijo y le advirtió: "Espero que no lo eches a perder otra vez." Rhynguss sonriendo le contestó: "No te preocupes madre, este es mi momento." Rhynguss llegó a las bodegas, arrebató el testamento a Peterssen y lo mató, regresó a la habitación de Michelle." "Tardaste mucho tío, no me gusta que me hagan esperar." "Disculpa princesa es que fui a buscar un documento."
"No me importa lo que sea tío, cuando yo digo que nos vamos, es nos vamos." "Esta bien sobrina, a propósito... ¿Estas segura de que el testamento va en camino?" "Si, estoy segura." "Que bueno. ¿Y no quieres saber que documento fui a buscar?" "Lo que hagas no me interesa tío." "¿Tampoco te interesa esto?" Cuando Michelle reconoció el testamento de su padre sintió que un escalofrío recorría todo su cuerpo. "¿De donde sacaste ese documento?" "De donde lo dejaste." "Devuélvemelo." "Cállate mocosa, ya me tienes hasta la madre con tu actitud de princesita, yo soy tu tío, soy el legítimo heredero de la fortuna de los Harrisson y no me gusta que me falten al respeto." Acto seguido golpeó a Michelle en el rostro, el golpe hizo que se le partiera el labio, sintió en su boca el sabor de su propia sangre, ella comprendió inmediatamente en que situación se encontraba, pero era fuerte, con el rostro ensangrentado preguntó: "¿Que hiciste con Pete?" "Depende de que parte quieras saber... ¿Su cabeza o su cuerpo?" Michelle quedó impactada, quería mucho a Pete, era un joven de su entera confianza, estaba segura de que había defendido el testamento con su vida, pero no lloró, no le iba a dar ese gusto a su tío. "¿Que sucede aquí?" Diken Harrisson estaba en el umbral de la puerta acompañada de Eleonor. "Abuela, el tío Rhynguss no me quiere dar el testamento de mi padre." "¿Es cierto eso Rhynguss?"
"Si madre, al no estar mi hermano con nosotros yo debo ser el heredero de los bienes de la familia." "Eso es cierto, pero no te preocupes hija, nada te faltará, tu abuela cuidará de ti." "No necesito que nadie cuide de mí, se debe respetar la voluntad de mi padre, la fortuna de los Harrisson nos pertenece a Eleonor y a mí." "Querrás decir sólo a ti. ¿No hermanita?" "¿Qué dices Eleonor?" "Así es, mi padre te lo dejó todo a ti." "Nos lo dejó a las dos, sólo que yo voy a tener la administración, a ti nunca te han interesado estas cosas." Eleonor explotó. "¿Como lo sabes? ¿Alguna vez te molestaste en preguntar? Yo simplemente fui ignorada, soy buena en los negocios también ¿sabes? Yo puedo hacerme cargo de la herencia familiar. ¡Soy la primogénita!" "Eleonor, no sé porque mi padre te ignoraba o porque me eligió a mi para ayudarle en sus negocios, pero yo no soy él, te quiero hermana y juntas podemos sacar adelante esto." "¿Juntas? ¿Cómo Michelle? Siempre me has tratado como tu subordinada, igual que papá trataba al tío Rhynguss, no hermanita, yo sola me voy a encargar de la fortuna de la familia, ahora yo voy a ser quien reciba la atención, mi abuela y mi tío me van a preparar para ello y tu querida, ahora vas a ser una segundona, si me ruegas, te permitiré quedarte en la casa como sirvienta." "Antes muerta que servirte." "No se peleen niñas, recuerden que son hermanas, mira Michelle, yo te entiendo, pero comprende que sólo soy una vieja y no puedo ir en contra de mi hijo y de tu hermana, además, legalmente si no hay testamento ellos son los herederos antes que tú." "¡Pero si hay testamento!"
Rhynguss con una malévola sonrisa mientras quemaba el testamento veía el rostro de sorpresa y rabia de Michelle. "Ya no lo hay sobrina." Michelle sólo podía ver lo que sucedía con impotencia, nada podía hacer. Su abuela la mirada con compasión fingida. "¿Lo ves hija? Ya es definitivo, no hay testamento, pero no te preocupes, no es bueno ir en contra de tu tío y de tu hermana, no dejaré que te echen a la calle para que mueras de hambre, quédate conmigo, sírveme a mi, más que una sirvienta serás mi dama de compañía, yo te protegeré." "Está bien abuela." De ninguna manera Michelle se estaba rindiendo, sólo estaba ganando tiempo para recuperar su herencia, empezó a platicar en secreto con los demás sirvientes, quería ver quienes todavía le eran leales, tuvo tiempo de hacerlo puesto que ahora dormía con ellos, la mayoría de los criados la detestaba puesto que era demasiado caprichosa y altanera, pero algunos todavía le eran fieles. Desgraciadamente su plan fracasó, tenía muy pocos empleados que estaban con ella, los demás tenían miedo de perder su trabajo, al final, uno de ellos la traicionó, Rhynguss mato a los sirvientes rebeldes y le dio una golpiza a Michelle, la azotó con un fuete hasta cansarse, le dejó la espalda y las piernas en carne viva, a pesar de que Michelle se resistió a llorar, al tercer golpe gritó de dolor, cuando el castigo terminó, lloraba sin cesar. Al siguiente día Michelle fue obligada a trabajar como de costumbre, tenía que servir a su abuela y ésta no tuvo consideración con sus heridas, Eleonor se burlaba de ella y la golpeaba en las marcas que le habían dejado los azotes, al final del día, tenía la ropa pegada a la piel, trató de quitársela pero le dolía demasiado el hacerlo, una señora de las que lavaban la ropa de los Harrisson se compadeció de ella y la ayudó, le quitó la ropa con rudeza, Michelle gritó de dolor. "Aguántate, si no
curamos esas heridas se te van a infectar." Michelle soportó el dolor y ardor que le provocaban los ungüentos que le ponían, pero después se sintió aliviada del escozor de las heridas. Una semana después se encontró de frente con su tío Rhynguss, éste divertido se burló de ella. "¡Hola princesa! Espero que con los azotes que te dí aprendas tu lugar en esta casa." Michelle sabía que la iban a castigar pero era rebelde, a pesar de no querer contestar para que no la golpearan las palabras salieron de su boca. "Te juro que mientras esté aquí no dormirás tranquilo." "¿Y que va a hacer una niñita inútil como tu?" "Ya lo verás." Rhynguss la iba a golpear de nuevo cuando su madre lo detuvo. "Espera hijo." Después de dirigió a su nieta. "Michelle, ese comportamiento no es el de una señorita." "Te recuerdo abuela que ya no soy una señorita, me han degradado con la servidumbre. ¿Lo olvidas?" "Es mejor que vivir en la calle." "Lo dudo." "Entonces para que aprendas a la calle te irás, Rhynguss... ¡Sácala de aquí!" Michelle vio a su abuela con ojos de odio y desprecio, entonces lo comprendió todo "Ya sacaste los colmillos… ¿Verdad abuela? Así que tú eres la que organiza todo…" "No cabe duda que eres excepcional Michelle, pero yo soy mejor que tú, ahora vete y cuando regreses por aquí a mendigar por comida tal vez te deje ser la ayudante de los del servicio, por ahora adiós." "Adiós abuela y créeme que algún día te regresaré la cortesía." Michelle fue sacada a empujones de la casa de su padre, eso le dolió en el alma, adoraba esa casa. "¿Que se siente que te echen como perro, princesa?"
"Haz lo que quieras tío, pero te aseguro que recuperaré lo que es de mi padre." Rhynguss sonrió y le cerró la puerta en la cara, Michelle había sido lanzada de la casa Harrisson pero no tenía tiempo para lamentarse, de hecho, la batalla apenas comenzaba, empezó a caminar dando saltitos y silbando una canción que le tarareaba su padre para dormirla. Iba sonriendo. Algunos días después en la Residencia Harrisson, Rhynguss se lamentaba con su madre, le informaba que no encontraba la fortuna familiar. "¿Que dijiste?" "Lo que escuchaste madre, no está la fortuna Harrisson." "¿Pero como?" "Ya se hizo el inventario de bienes así como la contabilidad, apenas tenemos para salir en los negocios y reinvertir, ni siquiera seremos una familia acomodada, con las deudas que tenemos sólo somos una familia de clase media que vive más o menos al día, nada de lujos, se necesitarían cincuenta años para recuperar la fortuna." "Serían menos si tu hermano llevara el negocio pero contigo yo creo que serán ciento cincuenta." "Eso era innecesario de decir madre." "Es que eres un inútil, pero no puedo creer lo que me dices, siempre hemos vivido holgadamente…" En eso habló Eleonor. "La fortuna esta escondida." "¿Que dijiste?" "Michelle me contó una vez que mi padre tenía su riqueza escondida en un lugar en las montañas para evitar ser robado. No confía en el gobierno que puede confiscar fortunas enteras si así lo desea, prefería guardar su patrimonio él mismo." "¿Y porque no lo dijiste antes estúpida?" "Porque pensé que con la herencia venían todos los bienes, hasta los que mi padre escondía, se supone que el tío Rhynguss era su mano derecha, él debería saber donde está ese lugar."
"Ahora que lo recuerdo Johann muchas veces viajaba sin mi cuando llevaba grandes cantidades de dinero, no me decía a donde iba." "¿Se llevaba a alguien del servicio?" "No, no ocupaba a nadie de aquí, contrataba bérserkers." "Ahora entiendo, tu hermano nunca confió en ti." "Así parece madre, estamos en un lío pues nadie sabe el paradero del lugar donde se encuentra el tesoro de la familia, nadie acompañaba a Johann en esos viajes, sólo los guardaespaldas que contrataba y…" En eso Rhynguss lo comprendió todo, se llevó las manos a la cabeza, los ojos casi se le salen de sus orbitas y sólo atino a gritar: "¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ MICHELLE !!!!!!!!!!!!!!!" Después de algunos días y varias dificultades Michelle había llegado al lugar en donde se ocultaba la fortuna de Johann Harrisson, había ido incontables veces a ese lugar, su padre le había dicho que sólo ella lo conocía y que nunca revelara su ubicación, después de lo sucedido con su tío se juró seguir las instrucciones de su padre al pie de la letra, si no le hubiera dicho a Rhynguss lo del testamento, ahora no estaría en ese problema, el escondite estaba en una cueva perfectamente camuflajeada en la parte baja de las montañas del Distrito III, para llegar era necesario bajar por una pendiente bastante inclinada y peligrosa para quien no la conociera. Michelle sabía exactamente por donde podía pisar y por donde era peligroso acercarse, su padre, a manera de juego se lo había enseñado, la cueva se encontraba en la parte baja de un relieve, los árboles y otras plantas cubrían su entrada, era casi imposible de detectar a menos que se descubriera su ubicación por casualidad, pero esa posibilidad era muy remota, alguien necesitaba caer por la pendiente y sobrevivir... Una vez adentro Michelle encendió el interruptor secreto de las luces, entró a la cámara de la bóveda, ingresó las claves para abrirla, pasó su pulgar derecho y su pupila por el
escáner, dijo la palabra clave: "Aphrodite", el sistema de defensa hizo el reconocimiento de voz y la bóveda se abrió, Michelle tomó un saco de monedas y los escondió en un oso de peluche que guardaba en la bóveda, en realidad ese muñeco se lo había mandado a hacer su padre para que ella cargara con las monedas de más valor y las joyas preciosas, así, si eran asaltados, lo más valioso estaba a salvo. Michelle estaba harta de vivir como pobre, una vez que llegó a la ciudad fue a un spa a limpiarse y a que la arreglaran, mandó a que le compraran un vestido de seda muy caro, zapatos y algunas joyas para niña, las personas que la atendían la veían con desconfianza, pero la niña era hermosa y tenía buenos modales, además de que llevaba dinero y eso era lo que más les importaba, Michelle notó las miradas de desconfianza, les había dicho a los dependientes que había ido a las montañas con sus padres y había arruinado su vestido, sus guías le habían prestado las ropas que llevaba que eran de sus hijas pero deseaba cambiarlas, más tarde sus padres la pasarían a buscar, cuando estuvo lista pagó, pero se percató que el guardia de la salida le impediría salir, Michelle con toda naturalidad se sentó en la recepción y fingió esperar a sus padres, después de unas horas un lujoso vehículo se detuvo en la entrada del Spa, Michelle esperó a ver quien se bajaba, lo hizo una señora vestida con ropa de diseñador seguida de varios empleados, Michelle aprovechó la ocasión, gritó "¡mama!" y corrió a su encuentro, el guardia de la entrada desconcertado la dejó salir y Michelle abrazó a la dama, ésta la miraba sorprendida, después Michelle volvió a gritar "¡ya vi a papá!" y volvió a correr, corrió hasta que ya no pudo más, nunca volvió la vista atrás, finalmente se detuvo en un crucero y se percató que nadie la seguía. Después de huir Michelle se dio cuenta que no sería tan fácil establecerse en ningún lugar por su edad, necesitaba la ayuda de un adulto, rápidamente ideó un plan y lo puso en marcha, se buscó a un par de mendigos en la calle.
"Buenas tardes caballeros." "Hola nena." "¿Por que están aquí?" Con sólo verla los mendigos supieron que era una niña rica, así que le siguieron el juego. "Como podrás ver somos unos pobres desamparados que no hemos comido en días, queríamos saber si podrías ayudarnos con una moneda que te sobre." "Si, creo que tengo alguna por aquí, tome." Los mendigos se quedaron boquiabiertos, la moneda que les ofreció esa pequeña niña era la de más alto valor, con eso podrían vivir cómodamente más de un mes. "Muchas gracias joven ama." "No hay de que. ¿Les interesaría ganar más de esas monedas?" "¡Por supuesto! ¿Que tenemos que hacer?" "Miren, mi papá es un hombre muy poderoso y necesita una casa en esta zona del Distrito, pero no quiere que su nombre aparezca, entonces, si ustedes aceptan rentar una casa a su nombre les daría otra moneda igual." "¿Eso es todo?" "Si, eso es todo." "Pero... ¿Por que no nos lo pide su padre o una persona mayor?" "Ya les dije que mi padre es una persona de la política, es muy importante y está en el ojo público, así como sus sirvientes, a mí como su hija no me prestan atención, por eso me envió aquí." "Pero no tenía algún amigo…" "Perdón por molestarlos caballeros, les regalo la moneda y que tengan un buen día." "Espere joven ama, no nos hemos negado." "A mi padre no le gusta que lo cuestionen." "Lamentamos si la ofendimos, usted díganos que hacemos."
"Una vez que mi padre localice la casa los vendré a buscar, los necesitaré para hacer otras diligencias, si se portan bien, mi padre los hará unas personas ricas." Una vez que Michelle se fue los mendigos se quedaron pensando en la suerte que tenían y esperaron la vuelta de aquella extraña niña. Michelle regresó a los dos días, había visto una casa grande pero nueva en el área comercial del barrio pobre, la amuebló lujosamente en su interior, a simple vista parecía un negocio, pero la planta alta la acondicionó como vivienda y contrató a los dos mendigos como sus ayudantes personales, realizó varios negocios pequeños pero con buenos dividendos a través de los mendigos, quienes ya hasta se vestían elegantemente, su padre le había enseñado bien, no quería llamar mucho la atención, pero Vagn y Dres empezaron a sospechar puesto que nunca veían a ningún adulto que llegara a la casa, sólo ellos entraban y Michelle los trataba como sus criados, empezaron a sospechar que la niña estaba sola y un día la siguieron hasta la cueva, cuando Michelle se fue, los vagabundos entraron y descubrieron la bóveda pero no la pudieron abrir, decidieron que la seguirían la próxima vez y la obligarían a abrirla. Y así fue, a la semana siguiente Michelle regresó a la cueva, ahora en vez de sacar dinero lo depositaba, sólo que en esta ocasión al no conocer bien el camino Vagn dio un mal paso y cayó al fondo del barranco, se rompió una pierna, Michelle escuchó el ruido pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde, Dres la había alcanzado. "¿Que haces aquí?" "Nada mi niña, sólo asegurándome que estés bien." "Estoy bien, mejor ve a ayudar a tu amigo creo que está mal herido, llora como un animal." "Dejémoslo así por el momento, primero vamos a donde está tu alcancía." "Aquí no hay ninguna alcancía."
"Bueno, como la llames, quiero que me abras la puerta que hay al fondo." "¿Y si me niego?" "Créeme niña, la vas a abrir por las buenas o por las malas." "Recuerda que mi padre es una persona muy poderosa, él sabe que estoy aquí y te matará." "Michelle, si tuvieras el padre que dices jamás te mandaría aquí sola, no tienes a nadie, no sé porqué conoces la ubicación de este lugar y porqué lo puedes abrir, sinceramente no me importa, lo que quiero es lo que hay adentro de esa bóveda." "Está bien, sígueme." Michelle abrió la bóveda, Dres se quedo petrificado con las riquezas que había ahí adentro. ¡Tenía para vivir con todos los lujos durante cien vidas! Estaba tan absorto con ese tesoro que no vio cuando Michelle se escapó, cuando se dio cuenta corrió detrás de ella y pronto la alcanzó, al final, sólo era una niña de seis años, sus piernitas no le permitieron huir de ese hombre. "¿A donde crees que vas chiquilla?" Michelle guardó silencio. "No puedo permitir que escapes, además, aunque eres una pequeña arpía, eres preciosa, siempre me has gustado, te voy a hacer mujer antes de matarte, aunque si me gusta, tal vez te conserve por un tiempo." "Haz lo que quieras, sólo te voy a decir una cosa." "Dime, te escucho." "No estaba huyendo, únicamente vine por esto." El rostro de Dres se contrajo, se desapareció la sonrisa de su rostro, Michelle lo rostizó con un arma que disparaba energía eléctrica, su padre le había enseñado a usarla, a diferencia de un arma que disparaba aire comprimido o plomo, esta era muy ligera y fácil de usar, hasta para una niña… Michelle salió a donde se encontraba Vagn, estaba casi desmayado del dolor por la pierna rota, el hueso había traspasado la piel.
"Hola Vagn." "Ama, estoy herido, dile a Dres que me ayude." "Lo siento, tu amigo está muerto." "¿Que le pasó?" "Lo maté, es lo que les pasa a los que intentan robarme." "Espera Michelle, no hagas una tontería." "No te preocupes, a ti no voy a matarte, voy a dejar que lo hagan los animales o que mueras de hambre." "No, por favor, ayúdame." "Lo siento, ya te dije, quien trate de robarme se muere." "Por lo menos mátame tú, no quiero que me coman los animales." "Lo siento, pero no es agradable matar, adiós Vagn." "Espera, por lo menos dame algo para suicidarme." "Arrástrate cien metros, te dejaré un arma con un tiro, haz lo que quieras." Cuando Michelle ya iba llegando a la cima de la cúspide se escuchó una descarga. Ya en la ciudad se dedicó a buscar a otros mendigos que la ayudaran. pero esta vez iba a escoger a alguien menos ambicioso, alguien a quien pudiera controlar, eligió a una pareja de ancianos, esperaba que ellos fueran menos codiciosos que los mendigos anteriores… y así fue. Los ancianos no preguntaron nada, estaban felices de tener un techo y comida, ni siquiera les interesó el pago que Michelle les ofreció, en ese momento supo que había elegido bien, compró la casa que rentaba y pudo hacer mejores negocios con los ancianos como intermediarios, ya no necesitaba cuidarse las espaldas. Habían pasado dos años desde que Michelle se había ido, el trabajo era demasiado y no había ni rastro de su sobrina, Rhynguss Harrisson estaba desesperado, su hermano era un maldito genio, escondió todas sus riquezas, pero si por alguna razón las perdía el negocio seguía siendo sustentable, dejó lo justo para que siguiera caminando. ¡Maldito bastardo! Lo que
más le enfurecía era que su madre tenía razón, Johann levantaría el negocio en un santiamén, pero el no tenía su capacidad y por el contrario, tenía muchos vicios. "¿Señor Harrisson?" "Dime Bertha." "Aquí lo busca un señor Atilus." "Que pase inmediatamente." Atilus y Rhynguss se habían hecho buenos amigos, ambos eran perezosos, ambiciosos y tenían debilidad por los antros nocturnos, el botín de la emboscada Rhynguss se lo había regalado a Atilus como premio “por salvar su vida”, aunque de haber sabido lo que le tenía preparado su hermano le hubiera ofrecido sólo la mitad, pero no podía echarse para atrás, además, Atilus le estaba ayudando a encontrar a Michelle, no podía decirle de su situación o lo dejaría de ayudar, en el peor de los casos le exigiría parte del tesoro, Rhynguss no podía permitir ninguna de las dos opciones. "Atilus, mi hermano, que milagro que vienes a visitarme." "Pues si Rhynguss, ya no te apareces por el Club." "Es que he tenido mucho trabajo, pero un día de estos cerramos el maldito lugar sólo para nosotros dos." "Eso me agrada... ¿Por que no lo hacemos hoy?" "Hoy no puedo." "No te preocupes, yo te invito." "¿De verdad?" "Así es, yo invito y tú pagas." "No estoy para bromas Atilus." "Yo tampoco Rhynguss, vengo por el dinero que me debes." "Disculpa compadre, pero yo no te debo nada…" "Si amigo, me prometiste una jugosa recompensa si hallaba a tu sobrina…" El semblante de Rhynguss cambió. "Maldita sea mi hermano, ahora si te ganaste el encerrón." "Te lo dije."
"¿En donde está la pequeña zorrita?" "En la zona pobre del barrio sur de este Distrito." "No lo entiendo... ¿Pidiendo limosna?" Atilus soltó una risa sarcástica. "Eso quisieras... Por lo que yo he constatado se aloja en una casa muy bonita con unos viejos millonarios, vive a todo lujo, lo extraño es que dicen que esos viejos eran pordioseros, pero al parecer recibieron una herencia y Michelle es su nieta." "Pero... ¿Como vive en ese lugar a todo lujo? ¿No es peligroso?" "Cuenta con el favor y la amistad del Capo que controla esa zona y créeme, ese cabrón es peligroso." "Perfecto Atilus, has sido de gran ayuda, en unos días recibirás tu pago." "Yo pensaba que hoy." "Deja me encargo de este asunto, después me voy a tomar unas vacaciones y tú conmigo, vas a rogarme que te deje volver a trabajar después de que te hartes de mujeres y alcohol." "Eso lo dudo, espero noticias tuyas. ¿Quieres que te ayude en algo más? Puedo proporcionarte algunos hombres." "No te preocupes amigo, lo tengo todo controlado." Esa misma tarde Rhynguss habló con su madre, ésta estaba furiosa, esa maldita niña que habían echado a la calle estaba viviendo con todos los lujos mientras que ellos vivían al día, pero eso iba a cambiar… y juntos elaboraron un plan para recuperar la fortuna familiar, el proyecto incluía a su nieta mayor. "Eleonor ¿puedes venir un momento?" "¿Que deseas abuela?" "Te voy a dar la oportunidad de que te reivindiques con nosotros." "Gracias abuela, te escucho." Eleonor se había convertido en la dama de compañía de su abuela, aunque más bien era una sirvienta, la habían golpeado y
castigado por no haberles dicho lo del escondite del dinero, incluso su tío Rhynguss había abusado de ella en varias ocasiones, los demás criados ahora se burlaban de ella, era peor que cuando no le hacían caso, lo había soportado todo porque le daba terror que la echaran a la calle como a Michelle, escuchó el plan y aceptó. Rhynguss contrató a varios matones a sueldo, evitó la ayuda de Atilus para que no supiera que es lo que quería de su sobrina. Al siguiente día un grupo de malhechores interceptó a los ancianos que vivían con Michelle, los golpearon y torturaron hasta que les contaron todo lo que sabían de la fortuna de los Harrisson, cuando Michelle llegó ya la estaban esperando, se horrorizó cuando vio a los ancianos medio muertos en el suelo, estos, entre balbuceos sólo alcanzaban a decir: “Perdón mi niña, lo dijimos todo.” Michelle se sintió terrible, había llegado a apreciar a esos ancianos y les había contado su historia, afortunadamente para ella nunca les dijo de donde provenía el dinero que tenía ni dónde se encontraba éste. "Hola sobrina." "Mal nacido." "Que malos modales, se ve que los arrabales te han cambiado." "¿Y a que debo el placer de tu visita tío? ¿Ya terminaste de llevar a la quiebra las empresas de mi padre?" "¡Maldita niña, tu bien sabes a lo que vengo!" "Explícamelo." "Dime en donde esta el escondite de tu padre." "De mi fallecido padre querrás decir." "Cómo sea, no me interesa de que manera lo llames." "¿Que te hace creer que lo voy a decir?" "Si no me lo dices mato a esos ancianos." Michelle sintió un gran peso en el corazón pero no podía dejarse vencer, si mencionaba la ubicación de la cueva todos estaban muertos, así que mintió. "Son sólo mis sirvientes,
cuando quiera compro otros. ¿O acaso ya se te olvidó quien soy? De hecho, cuando se vayan espero tengan la amabilidad de llevarse sus cuerpos y botarlos donde quieran." Rhynguss conocía a su sobrina, sabía que era una niña déspota que poco le interesaban los sirvientes, le creyó. "Entonces me lo dirás por las malas, te violaremos y golpearemos hasta que me digas lo que quiero." "¿Recuerdas las pastillas de acido que tenía mi padre para matar a los animales sin dolor?" Michelle le mostró una a su tío y acto seguido se la metió en la boca. "Haz conmigo lo que quieras, primero muerta que entregarte mi herencia, si alguien se me acerca muerdo la pastilla y la fortuna de mi padre se pierde para siempre." Rhynguss estaba furioso, esa maldita niña nuevamente le estaba ganando la partida. "Tal vez tu vida y la de tus sirvientes no te importe pero… ¿Que tal la de tu hermana? ¡Tráiganla!" Los matones llevaron a Eleonor, se veía maltrecha, Rhynguss no tuvo que disfrazarla, así se veía a diario. "Ayúdame Michelle." "¿Eleonor?" "Me quieren matar, dile al tío Rhynguss lo que quiere saber." "Suelta a mi hermana." "Lo siento sobrina, pero la suelto sólo a cambió de la ubicación de tu ya sabes que…" "Suéltala o te arrepentirás." "Esta en tus manos princesa." Entonces Michelle le habló directamente a Eleonor con cara de resignación. "Lo siento hermana, hice lo que pude, ojala seas fuerte y aguantes la tortura." "¿Que?" "Lo que oíste." "¿Por que me dejas sola?" "Está bien, le diré a mi tío lo que quiere saber, sólo si contestas bien a mis preguntas…"
"¿Que preguntas?" "¿Desde cuando estas en contubernio con el?" La pregunta tomó desprevenida a Eleonor "¡Yo no estoy con el!" "¿No recuerdas lo que me dijiste el día que me echaron?" "Estaba enojada hermana, tú siempre recibiste toda la atención, pero eso no es algo para que me dejes morir." "Eleonor, tu ibas a ser la próxima administradora de los bienes de la familia Harrisson. ¿No es así?" "Me engañaron hermana, ahora sólo soy una sirvienta, por favor, ayúdame." La voz de Eleonor sonó sincera no sabía sus motivos pero por lo que estaba conociendo del tío Rhynguss, no dudaba que así fuera. "Lo siento Eleonor, pero tú eres la única culpable de la situación en la que nos encontramos ahora." "¿Por que dices eso? Mi única debilidad fue no defenderte cuando te echaron, pero yo no tengo nada que ver con esta situación." "Tienes que ver con todo Eleonor. ¿Acaso crees que no recuerdo que tú fuiste la única persona a la que le comenté que iba a mandar a Pete a un encargo?" Eleonor se supo atrapada, no respondió nada. "Fue tu culpa hermana, mataron al pobre Pete, si no me hubieras traicionado ahora las leyes nos protegerían." "Perdón, me equivoqué, por favor discúlpame." "Te perdono hermana, pero papá siempre decía que una persona debe vivir con sus errores, las decisiones que tomamos son las que marcan nuestro futuro, yo me equivoqué por confiar en mi tío y en ti, por esa equivocación ahora estoy pagando las consecuencias, ha muerto gente inocente por esa decisión y pesa sobre mi conciencia, lo siento, pero estás sola hermana." Eleonor ya no pudo más, soltó toda la frustración que llevaba dentro, no sólo por su infancia y la atención que le robó su hermana, sino por su situación actual, la cual atribuía también a
Michelle, por su culpa ella era ahora una sirvienta. "Maldita seas, trágate esa pastilla y muérete de una vez. ¡Suéltenme! Yo misma te voy a matar perra, ojala y te pudras, que bueno que mataron al maldito Peterssen y a mi padre, que bueno que sufras desgraciada, te juro que algún día me la pagarás." "El sentimiento es mutuo hermanita" Michelle volteó a ver a Rhynguss, lo miraba con ojos retadores. "¿Que vas a hacer ahora tío?" "Por el momento nada Michelle, pero créeme, voy a recuperar esa herencia, no importa a donde vayas te voy a encontrar. ¡Vámonos y callen a esa loca!" Al irse, Rhynguss pensó que todo iba según el plan trazado por su madre, quien muy claramente le dijo que si las cosas se salían de control se fuera y se asegurara de que su sobrina lo viera. Michelle mandó a un sirviente para que siguiera a su tío, al poco rato le informó que iban rumbo al barrio de la gente rica, Michelle se fue con otro criado al hospital, en el camino le dijo que se apresurara y solicitara que mandaran ayuda para la pareja de ancianos a los que habían golpeado, aunque dudaba que fueran a sobrevivir. Ella inmediatamente se dirigió a la cueva, era ahora o nunca, se iba a llevar lo más que pudiera, vendería todo lo que tiene y se iría a otro sitio, tenía que huir, cuando llegó al límite de la ciudad donde empieza el bosque que va a las montañas se cruzo con un niño que la miró fijamente, ella siguió su camino. Se tomó su tiempo en llegar, quería que estuviera oscuro, cuando finalmente estuvo al pie del barranco que daba a la cueva ya había anochecido, corrió a toda velocidad, tenía que llegar cuanto antes, escuchó gritos de gente que caía, ahora estaba segura, la seguían, si la pendiente era peligrosa de descender de día, en la obscuridad era peor, los que la seguían también corrieron por la pendiente y cayeron, debía darse prisa, tenía que llegar a la cueva, si lo lograba estaría a salvo. Pero no
lo logró, sintió como la tomaban de los cabellos y la tiraban al suelo. "Quieta chiquilla alguien quiere hablar contigo." Quien la había alcanzado era un trooper, al ser un soldado con experiencia el bajar la pendiente para llegar a la cueva era un juego de niños, una hora más tarde se apareció el tío Rhynguss. "Hola sobrina, al parecer este juego lo gané yo." "No estés tan seguro tío, adentro hay cientos de cuevas y una serie de laberintos que sólo yo conozco." "¿La pastilla?" "Aquí esta y también llevaba un arma." "Uyyy, chiquilla peligrosa ¿eh? Tienes dos opciones princesa, mostrarme el camino o quedarte con mis hombres y que te conozcan mejor." "Te mostraré el camino tío, pero primero necesito que me digas algo." "¿Que es?" "¿Mataste a mi padre?" "¿Que te hace pensar eso?" "Fue lo que dijo Eleonor hace rato. ¿O no?" "Ayy, tu hermana es más inútil que nada, pero aunque no lo quieras creer la aprecio y me voy a encargar de ella, además, para que veas que soy hombre de negocios acepto tu trato, me guías a mi herencia y te doy una respuesta. ¿Está bien?" "Ok". "Yo no mate a tu padre." "No te creo." "Pero lo mande matar. ¿Contenta?" Michelle no dijo nada. "Ahora se una buena niña e indícame el camino." "Está bien, pero vamos sólo tú y yo." "Ese no fue el trato." "Ya lo cambié." "Soldado…" Acto seguido el trooper que la alcanzó la levantó por los aires. "Arrójasela a esos hombres."
"¡Espera! Está bien, te diré cómo llegar." "Pero hazlo ahora, antes de que cambie de opinión." "Es por ahí." "¿En donde esta la luz?" "No sirve." "¿Como que no sirve?" "El interruptor está a tu izquierda pero se descompuso." "Si patrón, parece que todos los cables se los han comido los animales." "Maldita niña." "¿Que querías tío? ¿Que trajera a un eléctrico para que le diera mantenimiento?" "Enciendan las lámparas. ¿Ahora por donde sobrina?" "Por ahí, yo voy primero." "No sobrina, tú no, ustedes dos, asómense." Al hacerlo los dos hombres cayeron al vacío. "¿Que demonios?" "Te lo dije tío, que iba yo primero para verificar donde terminaba el piso…" "Pudiste habérmelo advertido". "No me diste tiempo." "Amárrenla con un lazo." Una vez que estuvo bien amarrada su tío le permitió seguir. "Ahora si sobrina, vas tu primero." "Por aquí, pero con cuidado." Todos siguieron a Michelle y así pasaron ese obstáculo. "Ahora hay que cruzar por ahí." Michelle atravesó corriendo un tramo de terreno sin problemas, pero los siguientes tres hombres rompieron el piso y cayeron al vacío. "¿Que demonios? ¡Soldado regrésela!" "Espera tío, es por aquí." "¿Y como quieres que pasemos?" "No sé." "No se preocupe señor levantaremos un puente con los lazos."
"Perfecto soldado." El trooper alcanzó a Michelle de un salto, improvisaron un puente y pasaron al otro lado. "¿Que te crees maldita niña? ¿Quieres que te mate?" "No tío, pero es que yo siempre he pasado por ahí, no sabía que el piso no aguantaba mucho peso." "Sigamos adelante." Rhynguss no dijo nada más, pero presentía que esa mocosa se estaba burlando de el. "Es pasando ese puente." Rhynguss volteo a ver al trooper, sólo quedaban él y otros tres cargadores. "Adelante soldado." "De ninguna manera señor, yo no me fío de esta niña." "Para eso le pago." "Me paga para que lo acompañe, no para morirme." "Si quieres yo paso primero tío…" "De ninguna manera, la distancia es mucha y podrías soltarte, hay que reforzar el puente, a ver tú." Rhynguss señalaba a uno de los cargadores. "Ve del otro lado para reforzarlo." El trabajador se negó a hacerlo le tenia miedo a esa sonrisa de la niña, esa chiquilla era el mismísimo diablo. "Te digo que vayas…" "No patrón, yo renuncio." "Aquí no renuncia nadie, ve o muere." El trooper sacó su espada. "Prefiero morir peleando que atravesar ese puente." El trabajador sacó un arma que tenía escondida es sus ropas pero no le dio tiempo de dispararla, el trooper le cercenó la cabeza, Rhynguss le habló a otro trabajador. "¿Tú que dices? ¿Cruzas o también pierdes la cabeza?" "Cruzo patrón." Mientras el trabajador cruzaba le imploraba a Michelle. "Por favor niñita no me mates, tengo familia, yo no sabía a lo que venía, mi hija es una niña como tú, soy lo único que tiene, te lo suplico, no la dejes sin padre."
Michelle por más que quiso ignorar las suplicas del trabajador no pudo hacerlo, le gritó al cargador: "¡Espera! Pégate a tu derecha y a tu izquierda cada que te lo indique." Así fue guiando al trabajador hasta el otro lado, Rhynguss sonrió. "Muy bien sobrina, no eres tan desalmada después de todo... ¿Cierto? Adelante soldado." "Ok, así será más fácil, sólo hay que reforzar los lugares más débiles." "¿Ya sabe cuales son?" "Si, los memoricé." Una vez que el trooper arregló el puente gritó a Rhynguss: "Está bien, pueden pasar los que faltan juntos." "Casi te sale ¿verdad Michelle?" Una vez que cruzaron el trooper se acercó a su empleador. "Esa niña es de cuidado señor, el puente estaba arreglado, cortaron los soportes estratégicamente para que si alguien no sabía la combinación de pasos se rompiera y cayera, pero sólo quien pisara mal y no todo el puente." "Maldita mocosa, si hay una sorpresa más te mato." "Pues ve sacando tu arma tío." Acto seguido, Michelle arrojó una piedra contra un blanco que había en la pared y se tumbó en el suelo, pero nada pasó, Michelle se levantó sorprendida. "¿Ahora que hiciste chamaca del demonio?" Michelle no contestó. "¿Buscabas esto niña?" El trooper le mostró a Rhynguss una bomba de fabricación casera y le preguntó a su empleador: "¿De donde diablos sacó a esta niña? No es normal, esto nos pudo haber matado…" "Es mi sobrina." "Es el mismísimo demonio."
Habían llegado a la bóveda, Rhynguss habló con el otro cargador: "Tu ve y acércate a esa bóveda, pero hazlo rápido, no lo voy a repetir." El trabajador se acercó temblando de miedo a la bóveda, nada pasó. "Es una puerta automatizada señor, se necesita la clave, huella dactilar y la pupila del autorizado." "Dame la clave Michelle." "No." En eso llegó el otro trabajador que quedaba. "Patrón, por el otro lado hay un túnel que da a la entrada por donde ingresamos inicialmente, es un camino a sólo treinta metros…" "¿Qué?" Si patrón, al parecer la niña nos llevo por una ruta más larga y peligrosa. "¿Y no hay más cuevas?" "No señor, sólo esas dos, por la que nos metió esa niña y la que sale directo." "Maldita niña." Exclamó colérico el trooper. "Cientos de cuevas y una serie de laberintos... ¿Eh, Michelle?" "¡Jódete chamaca!" Gritó el otro trabajador. "Soldado, ya estoy harto, córtele los pulgares y sáquele los ojos a mi sobrina, si la puerta no abre la volamos." "Eso es imposible señor, esa bóveda es especial, tendrá que contratar especialistas para que la abran." "No importa, se hará lo que se tenga que hacer, encárguese de esa niña." Michelle empezó a gritar. "¡Espere, nooo!" El trooper sacó una daga que llevaba al cinto, se acercó a Michelle, esta sólo alcanzó a gritar “aléjate”; y de repente, de sus manos empezaron a salir rayos eléctricos, fue sólo un disparo pero suficiente para matar al trooper que no pudo esquivarlo, Rhynguss se quedó en una pieza, le gritó a sus
trabajadores pero ellos salieron corriendo, gritaban: “¡Si es el diablo!”. Rhynguss también sintió temor de acercarse a su sobrina, Michelle aprovechó la ocasión para huir, saltó hacia la derecha del puente cayendo en un bordo que era imposible de ver en esa obscuridad, lo rodeó y corrió veinte metros hasta llegar a unas escaleras, era una ruta de escape, su plan lo tenía claro, la bóveda tenía una salida de emergencia que se abría por dentro y la enviaba por otro pasillo, la mayor parte de la herencia de su padre eran diamantes y documentos, le bastaría con ocho o diez viajes para llevarse todos los bienes, su padre le había comentado que para abrir esa bóveda mínimo se llevarían de tres a cinco días, tiempo suficiente para huir con su fortuna, tenían una segunda bóveda de seguridad cerca para proteger su patrimonio, pero a Michelle le fallaron los cálculos, sabía que había perdido la herencia de su padre, pero había salvado la vida, ya pelearía en otra ocasión, ahora lo importante era salir de ahí sana y salva. Mientras, corría estaba pasando nota mental de cómo había librado la muerte. Después de encargarse de los dos vagabundos, Michelle sabía que debía hacer algo para evitar que alguien entrara y se llevara su patrimonio, se prometió no volver a la cueva hasta saber como salvaguardarlo, la respuesta le llegó unos días después, Michelle le pagaba a los niños de la calle para que le hicieran varios encargos puesto que no le gustaba andar sola en esas calles y ya no estaban Vagn y Dres para protegerla, un día uno de los niños le dijo: "El jefe la quiere conocer." Michelle sintió desconfianza. "Pero yo no a él." "Mejor vaya señorita, él controla todo el barrio, si no va, la obligará a ir, le aseguro que no le pasará nada." "Dile que sólo voy si alguien de ustedes se queda aquí en mi casa, si no regreso en cinco horas se muere."
El niño no supo que pensar y se fue con el recado, al día siguiente apareció acompañado de otro chico. "Señorita, dice mi jefe que yo me quede, mi amigo la llevara con él." "Espero que entiendas que si no regreso en cinco horas te matarán." "El jefe nunca deja a sus soldados atrás." "Me alegra oírlo." La llevaron a una casa abandonada, mientras la recorría estuvo sorteando una serie de trampas que salían de lugares insospechados, “por favor, péguese a la pared”, “¿cuanto pesa?”, “pise donde yo piso” y así hasta llegar al cuartel general y con el líder de la banda, entró en una habitación en donde se encontraban un muchacho gordo como de unos diecisiete años de edad sentado en una silla, al lado había otro chico más grande con cara de asesino y junto a ellos, sentado en el suelo un pequeño jugando con unos autos de madera. "Aquí está la señorita jefe." Michelle le habló al gordo que estaba sentado. "¿Que es lo que quieres? ¿Para que me hiciste venir?" El pequeño que estaba en el suelo jugando le ofreció asiento, el chico obeso se levantó para cedérselo. "Así estoy bien, dime: ¿Que es lo que quieres?" Seguía hablándole al gordo. El niño pequeño levantó la voz para que Michelle lo volteara a ver. "Hablar de negocios." "Disculpa niño pero me dijeron que viniera a hablar con el jefe y no con sus criados." "El jefe soy yo." "No me hagas reír." El niño se puso serio. "No es recomendable insultar a quien te invita a su casa, en especial cuando es alguien peligroso." Michelle vio que hablaba en serio, sacó su arma y le apunto al pecho. "Si me hacen algo te mueres conmigo."
"Bien, me platicaron que eras bastante peculiar, baja el arma, ya te dije que sólo quiero hablar de negocios." "Si no te molesta me quedo así." "Como quieras, muchachos, déjenos solos." Los dos grandotes se quedaron viendo entre ellos. "No se preocupen, a ver si así se le quita lo agresiva a nuestra invitada". Los guardaespaldas se retiraron. "¿Podemos empezar?" "Adelante." "Mira Michelle. ¿Te puedo llamar Michelle?" "Sólo un igual puede llamarme por mi nombre y no cualquier criado, pero visto tu rango dentro de esta organización creo que está bien tutearnos." "Me alegra que pienses así." "¿Que me decías?" "Ah si, esta es una gran familia de puros niños y nos dedicamos a varios rubros, hemos expulsado a todos los grupos de mafiosos de este barrio, nosotros lo controlamos todo, pero al ser una persona de negocios comprenderás que no es fácil llevar una empresa sin disciplina. ¿Verdad?" Michelle asintió. "En este organismo todo lo que ingresa de cualquier rubro lo juntamos en un sólo lugar y de ahí sale para pagar los gastos de la organización, a veces hay algún integrante que no coopera con la empresa y se queda el producto de su trabajo, es decir, no lo comparte, sin embargo, sigue gozando de los beneficios de ser miembro y es respetado afuera por ello, a esas manzanas podridas primero tratamos de corregirlos, si fallan otra vez los expulsamos, si siguen trabajando en nuestro territorio los eliminamos." "Entiendo lo que dices pero... ¿Eso que tiene que ver conmigo?" "Pues que los niños que te ayudan son miembros de esta organización y cometieron su primera falla." "Pero eso no es mi culpa, yo no lo sabía."
"Pero ahora ya lo sabes, así es que desde ahora ¿que te parece si nos entregas una cantidad semanal? A cambio te ofrecemos el trabajo de toda la organización." "Pero hay veces que no los voy a utilizar." "Siempre nos vas a utilizar, por lo que sé, tu casa es muy bonita y tienes un negocio próspero, eso es peligroso en este barrio, pero si la gente sabe que eres mi amiga nadie se va a meter contigo." "Mi padre era un gran hombre de negocios y yo aprendí de él, si te hubiera conocido me habría dicho que tú eres una persona de la que hay que tener cuidado." "¿Por que?" "Eres un excelente vendedor y esos no son buenos para obtener ganancias, a menos que sean tus socios." "Entonces... ¿Gustas asociarte conmigo?" "Trato hecho, me llamo Michelle Harrisson." "Arlés Probzzer." Ambos estrecharon sus manos, finalmente Michelle preguntó: "Oye Arlés... ¿Cuantos años tienes?" "Siete". "¡Yo también! ¿No eres muy chico para tener una organización criminal?" "Tal vez, pero acaso... ¿Tú no eres también muy chica para ser una rica y próspera comerciante?" Los dos se quedaron viendo el uno al otro y estallaron en risas por un buen rato. Arlés se hizo muy amigo de Michelle, le explicó en que consistía su “organización”, también le indicó cómo entre los mismos chicos él tenía a sus vigilantes que le informaban cuando alguien se quedaba con el fruto de su “trabajo” y no lo aportaba al fondo común, así como la manera en que rolaba el puesto de vigilante para que nadie supiera quien era en ese momento la persona que los inspeccionaba y no fueran detectados, entonces a Michelle se le ocurrió una idea, pidió a
Arlés que le dijera como había hecho las trampas de la entrada de la Fortaleza, una vez que aprendió ya tenía un plan, pero necesitaba suministros, fue al mercado y compró alimentos para salir de viaje, regresó a la cueva para comenzar su plan. Pasó un mes entero recorriendo el mismo camino de la cueva a la bóveda hasta que lo memorizó con lo ojos cerrados, podía hacer el recorrido sin ver y corriendo a toda la velocidad que se lo permitían sus piernas, después reventó el sistema de alumbrado, ya no lo necesitaba, contrató chicos de la organización para que le ayudaran a poner las trampas en el camino largo a la bóveda, les dijo que quería matar a unos tipos que la estaban molestando, los muchachos le creyeron, era tal la obscuridad de la cueva que hicieron su trabajo y no regresaron más, les daba miedo ese lugar, con el puente fue distinto, al estar más cerca de la bóveda lo cortó ella misma. Cuando estuvo todo listo contrató a los chicos de Arlés para que la siguieran todo el tiempo sin ser vistos, así sabría si alguien la estaba observando o estaba tras de ella, daba vueltas al azar por el barrio y después se iba al bosque, la contraseña para saber si alguien la seguía era que un chico pasara junto a ella exactamente a la entrada del bosque y se le quedara viendo fijamente. ¡Que buena inversión habían sido esos chicos! Arlés valía cada moneda que le había cobrado, desde que salió del área urbanizada del Distrito III Michelle se había percatado que la seguían, pero decidió continuar, tenía fe en sus trampas, sabía que no tendría otra oportunidad de ir a la bóveda en mucho tiempo, prefirió vaciarla de inmediato, pero su plan falló… Por fin llego a la escalera que la sacaría al bosque a espaldas de la cueva, subió tan rápido como pudo, al salir empezó a correr, tenía un refugio bosque adentro, al otro día decidiría que hacer, cuando llego a su albergue había una persona adentro, se
regresó para escapar pero otro hombre le estaba bloqueando el paso, Michelle se dejo caer al suelo. "Tu ganas tío, haz lo que quieras." "Me honra que me llames tío Michelle, pero no sé que es lo que gané." Michelle encendió la luz y de inmediato reconoció al hombre que la saludaba, era Argento Riazor, sin pensarlo corrió y lo abrazó. "Tranquila niña, ahora estás bien." "¿Y mi tío? ¿Y mi herencia?" "No te preocupes, Lothar ya se encargó de todo." Michelle volteó a ver al otro hombre, este le sonrió. "Me alegra verlo señor Riazor, pero me temo que es demasiado tarde, por errores míos perdí la herencia de mi padre." "Hasta donde yo he visto toda su fortuna está intacta, de hecho hasta se ha acrecentado, eres buena en los negocios chiquilla." Michelle se quedó de una pieza. "No te preocupes niña yo fui quien le prestó la bóveda a tu padre y el no quiso borrar mis datos por si algún día necesitabas de mi ayuda, al enterarme de su muerte la he estado vigilando, yo soy muy rico y no necesito más dinero, además, también soy honrado." "Lo se señor Riazor, mi padre lo tenía en alta estima." "Mira, como ya me conoces sabes que no me gusta andar con rodeos, vengo a proponerte un trato." "Lo escucho." "Sé todo lo que has hecho desde que murió tu padre y es impresionante, creo que eres una muchachita con un talento especial, te ofrezco entrenarte y educarte en mi casa, sólo hay dos condiciones, que te quedarás por diez años y no puedes renunciar, a cambio, yo cuidaré de tu herencia y la administraré, cuando te la entregue la habré multiplicado por cien, si no aceptas tomaré la herencia de tu padre y la depositaré en mi
banco, así podrás disponer de ella como mejor te plazca. Se lo debo a Johann." "¿Y que pasará con los negocios de papá?" "Los recuperaré todos." "Gracias, pero creo que yo no lo necesito, puedo valerme por mi misma." "Creo que eso ya lo has demostrado en estos meses, estoy seguro que triunfarás en lo que te propongas, yo únicamente te ofrezco una alternativa de ser realmente alguien que pueda cambiar el mundo, algo que sólo unos pocos elegidos podrían hacer y tú eres uno de ellos." "¿Y que espera de mi en esos diez años?" "Que seas tan fuerte como un bérserker, créeme Michelle, vas a ser muy poderosa, hoy creaste energía elemental de tipo electricidad sin tener ningún entrenamiento." "¡Pero no sé como lo hice!" "Por eso quiero que entrenes, para que lo controles." "¿Y que quiere que haga después de esos diez años?" "Te haré una propuesta como la de hoy, si aceptas bien, y si no, tomas tu herencia y haces lo que mejor te plazca." "¿Y con mi familia?" "Lothar se encargará de ellos." "Una ultima pregunta. ¿Como supo acerca de mí?" "Le estaba dando seguimiento a un chico con cualidades tan excepcionales como las tuyas, pero de diferente clase, hoy lo recluté, él me habló de ti, me dijo lo que habías hecho y me dejó impactado, pero me sorprendí más al saber que ese prodigio era la hija de mi querido amigo Johann, después le informaron que te dirigías al bosque y te seguían, como ya te dije esa cueva es mía, inmediatamente supe que te dirigías aquí, pero debía constatar que realmente eras excepcional, así es que Lothar estuvo observando todo, si tu vida corría peligro su orden era rescatarte hasta el último momento, pero al parecer no lo necesitabas."
"Perdone que lo corrija señor Riazor pero la ayuda si la necesitaba, la necesidad, la suerte y los brutos que me secuestraron corrieron a mi favor." "Tu lo llamas suerte, yo habilidad. ¿Entonces que Michelle? ¿Aceptas mi propuesta?" Michelle lo meditó, decidió que era su obligación vengar la muerte de su padre con sus propias manos, para eso necesitaba el entrenamiento adecuado. "Si, acepto, pero no quiero que toquen a mi familia, déjenles un negocio con el que puedan mal vivir, que tengan que vender lo poco que les dejó mi abuelo de herencia, quiero que vivan, hasta que los vuelva a ver en diez años…"
CAPÍTULO 9 ANTARES Llegó el día del torneo, como había sido predicho se encontraban todos los alumnos que habían completado el curso, de dos mil que iniciaron sólo terminaron cuarenta, de los cuales veinte eran troopers, trece elementors y siete bérserkers. En la Ciudadela se presentaron los Delegados de los tres Distritos exteriores y el Regente del Distrito Comercial, también estuvieron presentes las familias más nobles y ricas del exterior de la zona militar, así como invitados especiales del resto del país, era un evento que nadie se quería perder, iba a ser televisado en todo Boleria, los combates serían de alarido, se habían presentado también guerreros independientes y al servicio del gobierno de todos los Distritos, troopers, elementors y bérserkers, todos querían el premio, por un tiempo se especuló que hasta los mismísimos Delegados combatirían por la espada sagrada Antares, pero al llegar el día ninguno de ellos inscribió su nombre entre los combatientes, pero algunos sí enviaron a sus mejores oficiales, también se inscribieron algunos militares, entre ellos Phylax. Empezaron los combates, fueron dos días intensos, al final, en el tercer día sólo quedaban veinte participantes, cinco troopers, tres elementors y doce bérserkers, Phylax también pasó de ronda. Para ese día se presento Argento Riazor a ver los combates, llegaba con tres bérserkers para pelear por la espada sagrada. Cuando un guerrero era reconocido por su habilidad se le daba el derecho de competir directamente en los dieciseisavos de final, por lo que doce bérserkers prestigiados se presentaron a pelear directamente a las finales, los combatientes de Riazor eran Lothar, Dorian y Arlés.
Desde que se presentó en la arena Arlés preguntó por la inscripción de Cross pero no le supieron dar noticias de él, dijeron que no estaba en las listas, después, investigando más a fondo se enteró que su nombre aparecía en el registro de muertos en entrenamiento, no lo podía creer, él sabía que de todos los alumnos que habían terminado su educación en la academia sólo tres habían pasado a los dieciseisavos de final del torneo y ninguno tenía posibilidades de pasar a la siguiente ronda, recordaba que Cross era muy fuerte y además poseía la habilidad de controlar la energía pura, algo andaba mal y estaba decidido a averiguarlo. Se llevaron a cabo los combates de dieciseisavos de final y los tres bérserkers de Riazor pasaron sin problemas, Phylax también seguía en la carrera, a partir de aquí ya empezaba la dificultad, quedaban sólo bérserkers y guerreros poderosos. Arlés paseaba por los alrededores de la arena cuando se encontró con su antiguo compañero de cuarto de la residencia del Distrito Comercial. "¿Que hay Dorian?" "Arlés." "¿Sabes por que no vino Cross?" "No y tampoco me interesa, él era el más interesado de todos en esta espada, no hablaba de otra cosa, si no está aquí es porque no progresó." "¿En serio crees eso?" "No importa lo que crea, el hecho es que no está aquí." "En eso tienes razón. ¿Y que piensas del torneo?" "Que esto es una pérdida de tiempo, deberíamos luchar tú y yo por esa espada de una vez." "Te has vuelto muy soberbio." "No tanto como tú, además, nuestros verdaderos rivales no quisieron participar." "Es cierto, Michelle es una elementor y dijo que no le interesaban las armas, Elektra no quiso participar, no lo
necesitaba, iba a venir como espectadora pero como no vio el nombre de Cross en las listas de participantes decidió no hacer el viaje hasta acá, Cástor y Póllux siguen siendo troopers, pero de los más poderosos y ya los conoces, no les interesa nada." "Así es, pero son los únicos rivales que valen la pena." "¿Y Lothar?" "Bien sabes como yo que ya lo dejamos atrás, si le toca enfrentarnos se retirará." "El señor Riazor nos dio la misma orden a nosotros, no debemos pelear." "Sabes que si nos toca lo haremos." "¿Vas a desobedecer a tu mentor?" "Yo no Arlés, pero tú sí." "En verdad eres otra persona Dorian, espero no pelear contigo, no tengo nada contra ti." "Las deudas de mi señor son mis deudas Arlés, no lo olvides." "Te entiendo amigo, luego nos vemos." Llegó el día cuatro, arrancaron los octavos de final, ya se habían desarrollado dos combates, los de Dorian y Arlés, ambos ganaron en menos de un minuto, seguía el tercero, era el combate de Phylax, le tocaba pelear con un trooper, se alegró de ello, aunque había mostrado unas cualidades excepcionales, él podía vencerlo, quería enfrentar al final a Lothar, lo conocía bien y sabía que era muy peligroso, los dos chicos que venían con Argento Riazor también eran de cuidado, habían ganado sus combates sin tan siquiera esforzarse. Midió a su oponente, era de estilo energía elemental tierra, no lo conocía pero realmente era bueno, además, era fuerte contra el elemento agua, pero Phylax, tenía todavía algunos trucos bajo la manga. "Comiencen." Ambos contendientes dispararon poder elemental para medirse, cuando los elementos estaban a punto de chocar algo se
interpuso, una fuerza brutal extinguió ambos ataques, en el centro de la arena estaba una persona vestido de guerrero. "Mi nombre es Lesath Crossifixio Sargás y vengo a pelear por el derecho a llevarme la espada sagrada, Antares." La espada sagrada era de tamaño mediano manejable a una o dos manos, la hoja mostraba un muy leve tono rojizo, la empuñadura demostraba que era una espada especial, cuando Cross apareció parpadeó en rojo un poco más oscuro, sólo los que conocían los secretos de esa espada lo notaron, entre ellos Argento Riazor. "Ponga atención Delegado, esto se va a poner interesante." "¿Conoce al chico señor Riazor?" "Claro que lo conozco. ¡Es mi protegido!" Toda la arena estaba en silencio total, hasta que Phylax rompió el silencio. "¿Quien te crees que eres? ¡No puedes venir a competir aquí!" "¿Por que no?" "No estás inscrito." "Hasta donde yo sé todos los alumnos de la academia están inscritos en el torneo." "Pero tu fuiste dado de baja." "Te equivocas Phylax" Lothar era quien hablaba. "Tú lo declaraste muerto por no resistir los entrenamientos pero no hiciste el trámite de baja de la academia, él sigue siendo un alumno." Obviamente no sólo Arlés había investigado por que Cross no estaba participando en el torneo, Lothar también lo había hecho. Phylax hecho una furia le increpó: "¿Tu que te metes? Es un competidor más por tu objetivo." "¿Que quieres que te diga Phylax? Me gusta hacerte enojar." "De todos modos no puedes participar, te saltaste las preliminares sin ser un bérserker de categoría o un invitado." "Yo lo respaldo." Se levantó Argento Riazor. "Y mi amigo el Delegado del Distrito II también. ¿No es así?"
"Si usted lo dice Lord Riazor." Phylax estaba hecho una furia. "¿Y como piensan arreglar el emparejamiento? No se puede agregar a alguien más, estamos en octavos de final…" Cross volteó a ver a su antiguo profesor, su rostro era inexpresivo. "Ese problema lo arreglo yo… estimado maestro." Acto seguido le arrojó un kunai de energía pura a Phylax, este levantó su defensa pero fue inútil, el ataque lo impactó, después de recibirlo sólo alcanzó a decir: "Que ataque tan poderoso…" Y se desvaneció. Había perdido el brazo derecho. "Problema resuelto. ¿Con quien me corresponde pelear?" El trooper que iba a pelear con Phylax enfundó su arma. "No conmigo, yo renuncio." Entonces Cross se dirigió al palco principal "Perdón por la interrupción, pero no vine a perder el tiempo, que todos los aspirantes peleen contra mi, esa espada hoy se va conmigo." Los demás contendientes se enfurecieron al escuchar sus palabras, seis de ellos lo atacaron, los derrotó a todos en un instante, entonces Cross caminó hacia la espada sagrada, nadie se puso en su camino, al lado de ésta se encontraba Arlés. "Hola Cross." "Hola Arlés. ¿Piensas retarme?" "No, hoy no, tu exhibición fue buena y si peleamos uno de los dos moriría, no tengo ganas de morir hoy." "Me parece sensata tu respuesta, porque yo si vengo dispuesto a matar." "Adelante, la espada es tuya, mi objetivo de todas formas es otro." Volteó a ver a Argento Riazor. "Me da pena contigo Arlés, pero vas a tener que esperar un poco, tengo que cruzar algunas palabras con él." "No te preocupes, sabes que soy paciente, si no es hoy otro día será, pero créeme, ese día llegará." Ambos se hicieron una reverencia con la mirada y chocaron puños, con el revuelo que había causado Cross iba a ser muy
difícil llegar a Argento Riazor, Arlés prefirió observar y divertirse, quien sabe, tal vez se dé un combate entre Cross y Dorian; y entonces Riazor posiblemente pierda a su perro guardián, le había gustado ese nombre, “perro guardián”, le quedaba como anillo al dedo a Dorian, Arlés sabía quien era ahora. Cross lo combatiría con la espada sagrada, sería una pelea de pronóstico reservado. Cross alargó el brazo hacia la espada sagrada, conforme más se acercaba más resplandecía en rojo el metal del arma, cuando finalmente su mano tocó el cerrojo de la urna en donde estaba Antares, el contenedor explotó en mil pedazos, el arma estaba expulsando demasiada energía, Cross la tomó en sus manos y la espada trasladó su energía al cuerpo de su nuevo portador, en cuestión de segundos Cross apareció en el palco de Argento Riazor, con la mano izquierda inmovilizo a Dorian con su pared defensiva y puso la punta de Antares en la garganta de su ex mentor. "Hola Cross. ¿Es esto necesario?" "Aquí esta tu espada. ¿Donde esta Christina?" Argento Riazor sintió que le hervía la sangre sólo de escuchar pronunciar el nombre de su hija de labios de Cross, él había sido el culpable de la tragedia de su niña. "¿De que me hablas muchacho?" Cross apretó la espada contra la garganta de Riazor, de su cuello manó un hilo de sangre, Argento volteó la vista hacia Lothar quien estaba impasible, no iba a actuar, luego giró su visión hacia Dorian, observó como los ojos café claro se le tornaban en un color cian claro, con la energía que desprendía de su cuerpo “derritió” la pared de energía de Cross, se llevó la mano a su espada. "Tranquilo Dorian, Cross no va a hacer nada." "Te lo repito Riazor. ¿Donde está Christina?" "Si retiras tu espada de mi cuello hablamos, en caso contrario haz lo que te apetezca."
Cross desvió unos centímetros la espada del cuello de Riazor y la clavó en el respaldo de su asiento, se alejó tres pasos, momento que Dorian aprovechó para atacar, en una fracción de segundo golpeó a Cross en las costillas, éste se doblego, después lo clavo con su espada por el hombro al suelo con una precisión quirúrgica, no le tocó ningún órgano vital. Cross no se inmutó. "Ya tienes tu espada Riazor. ¿A donde demonios enviaste a Cristina?" "Mira Cross, donde esté mi hija no es de tu incumbencia, yo jamás te pedí la espada, tú decidiste venir a entrenarte y pelear por ella." "¡Porque tú me lo pediste!" "Error, te lo sugerí." "¿Entonces no deseas la espada?" "Ah, eso es diferente, si me interesa." "Entonces tómala y contéstame lo que te pedí." "Cross, deseo la espada pero ahora está incompleta." "¿Como?" "Así es, el arma tiene un complemento sin el cual no puede ser dominada." "¿Entonces?" "Te explico. Como ya te había dicho, la espada sagrada escoge a su dueño, en este caso en particular tú muchacho, la espada brilla ante tu presencia, por lo que todo este torneo fue pura diversión, recuerda que también te había mencionado que el torneo se realizaría siempre y cuando la espada no hubiera elegido amo; Antares estuvo a la vista de todos, si te hubieras molestado en ir a verla, la pudiste haber reclamado hace diez años." "Creo que esa información no me ayuda mucho." "Oh claro, sólo quise hacerte sentir un poco tonto; como te iba diciendo, el arma sagrada únicamente funciona con el elegido, pero hay otra manera de dominarla…, existe un guante especial que puede transmitir la energía de Antares a su
portador, no controla al cien por ciento a la espada pero si un cincuenta por ciento, que créeme muchacho, es mucho poder." "Así es que también deseas el guante." "Sin el guante la espada en manos de cualquier persona es un bonito objeto ornamental, indestructible, pero sólo un adorno." "Ya me estoy cansando de estar en el suelo. ¿Podría decirle a Dorian que retire su arma de mi hombro?" "¿Y si no lo hago?" "No creo que quiera averiguar de lo que soy capaz." "Yo si." Le dijo Dorian. "Tranquilo campeón. Esta bien Cross, solo promete que no vas a volverme a atacar." "No me interesa atacarlo, usted sabe lo que quiero." "Ah, si Christina… Libéralo, no me atacará." Antes de que Dorian retirara la espada, Cross lo hizo utilizando su energía elemental, su herida no sangró, estaba cauterizada, le entregó su espada a Dorian tomándola por la hoja. "Eres bueno Dorian, me alegro de que no estuvieras con los que derroté." "No eres rival para mí." "Si, seguro. Entonces Riazor... ¿Donde está ese guante y donde está tu hija?" "El guante está protegido por el Círculo del Zodiaco en el Distrito I, mi hija estudia en la escuela superior del Distrito III. ¿Contento?" "No mientas, sé que diste su mano en matrimonio y que la enviaste con su futura familia fuera de Arcadia." "Cross, yo jamás he mentido, si te digo que mi hija está estudiando en la escuela superior del Distrito III es porque ahí está. ¿Ok?" "La voy a buscar y espero que no me detengas." "Cross, lamento que te comportes de esa manera con quien te dio casa, alimentos y estudios, nunca nada te faltó, te traté como a un hijo…"
"Ahórrate tus discursos Riazor, ya sé como eres en realidad, me enteré de la masacre en tu casa y lo que le hiciste a Maggie, por el momento Christina es lo que más me importa pero créeme, de una forma o de otra pagarás por lo que has hecho." "Piensa lo que quieras muchacho, al parecer has sido engañado, pero te perdono, eres como mi hijo y mis puertas siempre estarán abiertas para ti." Cross retiró la espada. "Al parecer esto todavía es mío, espero que lo que dices sea cierto, porque de lo contrario te aseguro que te voy a visitar y tendremos una agradable velada, bueno, eso si no se me adelanta Arlés, al parecer también está ansioso de mostrarte su gratitud.” "Hagan lo que tengan que hacer, lo que hice por ustedes lo realicé sin esperar ningún agradecimiento, pero tampoco esperaba tal desprecio, a propósito, por lo menos espero que en el futuro te dirijas hacia mi como señor o Lord Riazor." "Nos vemos pronto Argento…, Dorian…, Lothar…, Delegado…" Cross observó a cada uno de los mencionados a modo de despedida. Lothar vio como Cross lo miraba con tristeza en lo ojos, pero no dijo nada, sólo inclinó la cabeza a modo de saludo, ya averiguaría que es lo que pasaba, únicamente observó a su antiguo alumno saltar a la arena y retirarse. "Ufff, eso estuvo bastante fuerte Lord Riazor, creo que de sus cuatro bérserkers su número se redujo a la mitad." "Así es la vida Delegado, tal vez a menos…" Riazor observó a Lothar quien le sostuvo la mirada. La escena de Cross con el señor Riazor no fue televisada, la señal fue cortada “por fallas técnicas”, después la editaron, parecía que Cross había subido a que lo felicitara su benefactor, así de poderoso e influyente era Argento Riazor. Se proclamó vencedor del torneo a Lesath Crossifixio Sargás, quien por ser el poseedor de la espada sagrada ahora recibiría el título de “Lord” con todos los beneficios que esto traía, su rostro ahora era
conocido por todo mundo en el estado de Arcadia, así le sería más fácil a Riazor tenerlo vigilado… Una vez que todo terminó los Delegados de los Distritos I y III así como las familias más ricas y nobles se volcaron con Argento Riazor, nadie escuchó nada y el Delegado del Distrito II tampoco hizo ninguna mención de lo realmente sucedido, dijo que todo fue teatro de los muchachos felices por la victoria de Cross, por lo que todos asediaban a Riazor para solicitarle como extutor legal del vencedor (Cross tenía veinte años, la mayoría de edad era a los dieciocho) que le permitiera unirse a sus fuerzas como comandante de sus respectivos ejércitos (Riazor vivía en el Distrito Comercial que era neutral), éste les contestó que eso lo decidiría Cross en persona, al ser declarado Lord tenía el derecho de decidir su futuro por cuenta propia. Mientras tanto, en otro lugar de la arena dos viejos amigos se encontraban. "Habías dicho que no te interesaba el torneo." "Tenía curiosidad." "Que gran espectáculo... ¿Verdad Michelle? ¿O prefieres que te llame Pariel?" "Me da lo mismo." "¿Disfrutaste del show?" "No estuvo mal." "Te vi apuntando al palco. ¿A quien querías lastimar?" "A nadie." "Tal vez… ¿Ayudar a Cross?" "No seas ridículo, sólo estaba protegiendo al Delegado, por eso estoy aquí, soy parte del servicio de inteligencia." "Dicho así no hay nada más que decir, hasta luego, fue un gusto verte." "Espera Arlés. ¿Pensaste en mi propuesta?" "Creo que ya te dí mi respuesta." "Si, pero tampoco pudiste hacerte con el liderazgo del Colegio del Distrito III, te propongo que formes tu propio grupo
independiente de la escuela, no le rendirás cuentas a nadie, sólo quiero que en caso guerra pelees de nuestro lado." "Acepto, pero si Riazor esta en tu bando iré por él." "No hay problema, a mi tampoco me simpatiza." "¿En serio? Te hizo una mujer muy rica." "Lo hizo con mi fortuna y a cambio de algo que yo cumplí, además, hay cosas más importantes que el dinero". "Me alegra que así lo entiendas, pero a propósito de dinero, voy a necesitar una nueva fortaleza…" "Habla con mis contadores, tienes crédito ilimitado." "Gracias princesa." Horas más tarde en los cuarteles de la Zona Militar. "Argento. ¿Que sucedió allá arriba?" "Nada Lothar, sólo que Cross y al parecer también Arlés son un par de malagradecidos." "Desde que se fueron los niños me enviaste un año a ver tus asuntos a la capital, mientras, te llevaste a entrenar a Dorian a tu tierra natal" Lothar señalaba a Dorian. "Cuando regresaron este cabroncito se había convertido en un robot, además, desde ese entonces no he pisado tu casa en el Distrito Comercial. ¿A que se refería Cross? ¿Que pasó con tu hija y con Maggie?" "Lothar, te agradezco todos los años que has estado conmigo, de verdad hiciste un gran trabajo, pero ahora tengo a Dorian, por lo tanto, rescindo el contrato que tengo contigo y con la Ciudadela, el tramite ya lo había iniciado antes, así que el papeleo ya está en orden, tu ultimo compromiso conmigo era la participación en el torneo y como siempre estuviste excelente, te fuiste invicto, a partir de ahora te deseo la mejor de las suertes." "Espera Argento, no me importa el contrato, por mi está bien, pero me vas a explicar lo que sucedió." "Cuidado con como le hablas a Lord Riazor." Dorian se puso enfrente de Lothar con la mano en su espada. "Como quieras chico" Lothar adoptó pose de ataque.
"¿Que pasa aquí?" Todos voltearon hacia la voz que preguntaba, se trataba ni más ni menos que de uno de los Comandantes del ejército de la Ciudadela, nombre clave: Armagedón. "Lothar. ¿Ya olvidaste saludar a tus superiores?" "Lo siento Comandante Armagedón, el General de las Fuerzas Especiales de Inteligencia del área del Cinturón, lo saluda." "Descanse soldado." Después volteó hacia donde estaba Argento. "Lord Riazor." Lo saludó con una inclinación de cabeza. "Hola Comandante, le explicaba al General de la rescisión de nuestro contrato". "Ah si, los papeles están en orden, General, se le reasigna a su antigua unidad en el área del Cinturón del edificio principal, a falta del Comandante Ragnar usted será uno de nuestros estrategas, repórtese de inmediato." "Si Comandante, sólo necesito unos minutos con el señor Riazor, debemos aclarar unos puntos." "No hay nada que aclarar Lothar, todo está dicho entre usted y yo." "¡General! Me parece que el tiempo afuera le ha afectado la cabeza, aquí no se perdona la indisciplina, repórtese con su unidad". "Señor, pido mi baja del ejército". "Eso lleva su trámite y su tiempo, ya debería saberlo, ahora es la última vez que se lo digo, repórtese a su unidad…, no, espere, repórtese a la prisión, está usted arrestado por desobedecer a su superior." "A la orden señor." Lothar se dirigió a la prisión, no tenía elección, le enfurecía que un imbécil como Armagedón le diera órdenes, pero él así lo había decidido, en el pasado su puesto había sido muy superior al del Comandante, pero había sido hace mucho tiempo, cuando
ĂŠl mismo era otra persona, de reojo observĂł como sonreĂan Riazor y el Comandante, a su lado Dorian estaba impasible.
CAPÍTULO 10 DORIAN Dorian vivía en una herrería, su madre murió cuando lo parió y nadie desde ese día volvió a ver a su padre, su tía, hermana de su progenitora se hizo cargo de él desde su nacimiento, a los dos años lo vendió al canterano del pueblo, el señor Theobald que era la persona más rica del pueblo montañés “C” del Tercer Distrito, controlaba y explotaba la cantera más grande de toda la zona, era conocido por su crueldad y porque compraba seres humanos para que trabajaran en sus minas como esclavos, sólo había dos formas de escapar de su yugo, comprando su libertad o con la muerte. Theobald les cobraba a sus trabajadores intereses gigantescos por haberlos “comprado”, lo que en realidad hacía era pagar sus deudas a cambio de su trabajo en la mina, también cobraba por la ropa que usaban, por el techo donde dormían, por la comida, con lo que finalmente sus trabajadores por más que se esforzaban terminaban por retirarse de la segunda manera. Desde que Dorian tenía memoria era obligado a cargar piedras y comía una sola vez al día (cuando comía), la vida en la mina era dura, los mismos trabajadores le quitaban su alimento, era común que los niños pequeños que compraban para trabajar en las minas murieran en pocos meses, los utilizaban para entrar por reductos que sólo cabrían animales pequeños exponiéndolos a gases tóxicos, también a la hora de comer y de dormir eran sometidos así como despojados por los más grandes, ningún niño pequeño duraba vivo más de dos meses. Dorian sobrevivió. A los seis años ya era un veterano en las minas del señor Theobald, entraba y salía por los reductos a los que lo enviaban, su cuerpo se hizo inmune a los gases tóxicos y a las altas temperaturas, había aprendido a alimentarse de plantas e insectos, cuando podía se atragantaba con su comida
en cuanto se la servían, tenía que ser rápido, debía comer antes de que se la arrebataran, dormía a la intemperie, era mejor que ser violado, ya lo habían sodomizado en varias ocasiones y prefería el frío a ese sufrimiento, su cuerpo se hacía cada vez más resistente, desde los cinco años había dejado de cargar piedras, Theobald se dio cuenta de que Dorian era demasiado valioso como “topo” para exponerlo a una lesión, sin embargo, el vigilante de la mina y mano derecha del patrón, un bérserker de nombre Atilus lo odiaba, había apostado con Theobald que ese mocoso no llegaría a los cuatro años, después volvió a apostar que no llegaba a los cinco y a los seis… había perdido una verdadera fortuna por culpa de ese maldito roedor; el guardia, para asegurarse de que no resistiera fue el primero que lo violó, después les permitió a los demás que lo hicieran, él se hacía de la “vista gorda”, pero el niño era un sobreviviente, a pesar del maltrato físico y de las condiciones en las que vivía jamás se enfermó, al contrario, se hacía más fuerte. Atilus era implacable con ese niño, aún y cuando el señor Theobald había prohibido que le cargaran el trabajo pesado a Dorian, el guardia se desentendía cuando los otros trabajadores obligaban al niño a que les ayudara con su labor, Dorian no podía hacer otra cosa más que someterse y obedecer, él quería morir, pero su cuerpo se resistía a obedecerlo. El tiempo siguió pasando hasta que Dorian cumplió la edad de ocho años, entonces, su vida cambió, sucedió el día en que su patrón lo mandó llamar, necesitaba que le trajera de la mina un metal precioso para un caballero vestido elegantemente quien iba acompañado de su guardaespaldas personal, un sujeto que tenía un atuendo parecido al de Atilus, Dorian se encaminó a la mina, en la entrada de la misma se encontró con el guardia. "¿A donde vas mocoso?" "Por la pieza preciosa que encontré la semana pasada." "¿Que quieres hacer con ella?" "Me la solicitó el señor Theobald."
Atilus se puso nervioso, había regalado esa pieza a una prostituta de la que se había enamorado y pensaba utilizar a Dorian para que posteriormente bajara a donde la había encontrado y la repusiera. "No vas a ningún lado." "Pero el señor…" "¡Cállate y escucha! Vas a hacer lo siguiente: dile a tu patrón que la robaste para comprar comida y que te estafaron." "¡Pero eso no es cierto!" "Haz lo que te digo mocoso." Dorian temía a Atilus, pero le tenía más miedo al señor Theobald, en una ocasión observó como quemaba vivos a dos trabajadores que habían robado algo de oro y pensaban escapar. "Lo siento Atilus, pero no lo voy a hacer." "¿Que estas diciendo?" "Prefiero que me mates a enfrentarme a la furia del señor Theobald, además, no importa que te haga caso o no, de todas formas te vas a desquitar conmigo, siempre lo has hecho." "Mira chamaco, si haces lo que te digo prometo no volver a tocarte y prohibiré a los demás que se metan contigo." "Pero el señor Theobald me castigará." "No te preocupes por eso, yo hablaré en tu favor y cuando mucho te azotará, yo cumpliré el castigo y seré blando contigo." "No estoy seguro…" "Acepta muchacho, que importa una paliza ahora si te vas a evitar muchas más lo que te resta de vida." Atilus pensó: <maldito cabrón, si Theobald no te mata lo haré yo>. Dorian lo vio en su mirada, Atilus no cumpliría su palabra, pero era peligroso decirle que no en ese momento, podría matarlo. "Esta bien Atilus, trato hecho." "Tomaste la decisión correcta muchacho." Dorian se regresó con el señor Theobald, por supuesto que le diría la verdad, no quería morir quemado vivo, pero cometió un
error, empezó a caminar más rápido de lo normal y volteaba frecuentemente a ver a Atilus, este se dio cuenta y tuvo un mal presentimiento. "¡Dorian espera!" No le hizo caso, empezó a correr con todas sus fuerzas, Atilus corrió detrás de él pero no podía alcanzarlo, con los excesivos ritmos de trabajo a los que Dorian era expuesto su cuerpo no era normal, sus piernas eran tan fuertes como el acero, Atilus que era un bérserker controlador de energía elemental de tipo tierra sacó su espada hizo un movimiento con ella e hizo temblar la tierra, Dorian, seguía corriendo, sólo le faltaban unos metros: siete…, cinco…, dos... "¡Señor Theo…" No alcanzó a terminar la frase. el techo se le vino encima y junto con él a otros cinco trabajadores. Cuando Dorian despertó todos lo estaban observando asombrados, era el único sobreviviente, los demás cuerpos estaban destrozados, el se salvó por su menudo cuerpo y porque era muy resistente. "Es un milagro que este niño haya sobrevivido." "¿Por que?" "¡Al parecer su constitución no es normal parece que su cuerpo es de roca sólida!" "¿Estas seguro Lothar?" "Si Lord Riazor." Argento Riazor observó al muchacho, aunque era menudo se veía fuerte, su piel era clara y su cabello negro, su rostro sin ser demasiado atractivo era agradable y llamaba la atención, su mirada intimidaba, era demasiado intensa y penetrante, le agradó. "¿Quien es este muchacho Theobald?" preguntó Argento. "Es sólo un aprendiz de minero señor." "¿Y sabes por que sobrevivió a esta catástrofe?"
"No señor, me imagino que por su menudo cuerpo no lo alcanzó ninguna roca grande." "Cuéntame su historia." "Nada extraordinario, su madre murió, su tía no podía mantenerlo y lo dejaron a mi encargo." "Bonita forma de decirlo… ¿Y que es lo que hace aquí?" "Es muy pequeño para trabajar señor, como usted lo pudo constatar lo usamos como mandadero." "¿Estás bien niño?" "Si señor." Atilus vio aquí su oportunidad, en el derrumbe podía decir que el muchacho soltó la pieza de oro, pondrían a varios trabajadores a buscarla, tardarían por lo menos dos días a marchas forzadas en limpiar todo y después, cuando no la encontraran, diría que alguno la robó y los ejecutaría a todos, nadie podía saber que él había tomado el metal precioso, su prestigio estaba en juego, un bérserker no podía ser acusado de ladrón, puesto que si cometía un delito en el encargo de sus funciones perdía su rango; entonces tenía dos opciones, unirse al ejercito como soldado raso sin posibilidad de ser promovido o ser degradado a simple ciudadano, posteriormente sería cazado y ejecutado, tendría que volverse un forajido. Pensó que debía ser astuto y volver la situación a su favor. "Dorian, entrégame por favor la pieza de oro que te encargó el señor Theobald, espero que no se te haya caído en ese accidente." Dorian compendió inmediatamente la indirecta de Atilus, le estaba ofreciendo una salida, había sido un accidente y no era su culpa el haber soltado la pieza, pero algo se encendió en su interior, al ver la risa de ese maldito asesino la sangre se le subió a la cabeza, ese mal nacido había intentado matarlo y sin duda lo volvería a hacer, en la mina todos lo odiaban, era un desgraciado, había escuchado comentarios de que si el dueño de la mina se enteraba de sus manejos podría ser degradado <al
diablo>, pensó <si me va a matar por lo menos me voy a defender>. "¡No te hagas el tonto Atilus, bien sabes que nunca me diste una pieza de oro, tú la robaste!" "Niño mentiroso, seguro la soltaste y tienes miedo de ser castigado." "¡No, tú la robaste!" "Te voy a enseñar a respetarme maldito mocoso." En ese momento Lothar se interpuso entre ambos. "Un momento compañero." "Hazte a un lado camarada, este asunto no es de tu incumbencia." "Perdón, pero si lo es, nosotros somos los compradores de esa pieza de metal que al parecer está extraviada y ya pagamos por adelantado." "Está bien, lo entiendo y créeme que este chiquillo será castigado por haberla robado." "¿Cómo sabes que el chico la robó? ¿No decías hace rato que quizá la había soltado en ese accidente?" "Bueno…, si, pero es muy extraño que este tan nervioso... ¿O no?" Dorian observaba atento la plática de los dos guerreros mientras pensaba: <nerviosa tu madre imbécil>. "Yo más bien lo veo molesto." <Si, estoy molesto. ¿Cómo no voy a estarlo? Por favor señor, aléjeme de este maldito lugar>. "Bueno, ya basta. ¿A quien le vas a creer? ¿A un compañero de armas o a un mequetrefe muerto de hambre?" <Estoy perdido, nadie me va a creer a mí>. "Tú bien sabes que nosotros estamos con la verdad, así es que suponiendo que este chiquillo haya soltado la pieza de oro. ¿Podrías explicarme cómo se dio ese derrumbe?" <Estás atrapado maldito, a ver, contesta eso>.
Atilus se quedó petrificado, no esperaba esa pregunta, se suponía que los bérserkers se apoyaban entre ellos y este desgraciado lo estaba poniendo contra la espada y la pared. "Me imagino que ha de haber sido por alguna explosión, aquí son constantes en la mina y dañan la estructura del inmueble". <Mentiroso, mil veces mentiroso>. "Ok, razonable explicación, una pregunta más compañero: ¿Que tipo de fuerza elemental usas?" <Tierra, siempre me castiga con tierra…>. "Elemento tierra, por eso trabajo aquí". <Lléveselo señor, por favor, lléveselo preso>. "Muy conveniente. ¿Has usado tu poder recientemente?" <Todos los días para castigarme>. "No en los últimos días". <Mentiroso, lo acabas de usar para enterrarme>. "¿Puedo ver tu espada?" <Te van a atrapar maldito, ese señor te va a atrapar>. "¿Por que?" <¿Qué importa? ¡Enséñale tu espada!>. "Cuando usas tu poder tu espada emite calor por aproximadamente dos horas." <Si, la espada.¡Que alguien le quite la espada!>. Inconscientemente el guardia volteó a ver su arma y la tocó. <Seguro esta caliente… ¡Ya la sintió!>. Lothar sonrió ante la reacción de Athilus. "Olvídalo compañero, ya no es necesario." <Lo atraparon, lo atraparon, lo atraparon, se lo tienen que llevar de aquí>. Atilus se puso rojo de vergüenza al ver que había caído en una trampa tan infantil. "Maldito bastardo, nunca podrás probar que yo hice algo, es tu palabra contra la mía." "No seas idiota Atilus, tu espada no tiene marcas pero la construcción sí, el inmueble queda como prueba de tu felonía. ¿Crees poder burlar al máximo tribunal?"
<No, no podrá, por favor dioses, tienen que llevárselo>. Atilus estaba perdido, sabía que el máximo tribunal investigaría su vida a fondo, no tardarían en enterarse a quien le regaló la pieza, había sido arrinconado. "Un momento caballeros." "¿Que sucede señor Theobald?" A Lord Riazor no le gustó la interrupción del dueño de la mina. "Les recuerdo que la pieza era de mi propiedad y no deseo levantar cargos, si hay una investigación diré que se la regalé a Atilus." "Aun queda el asunto del muchacho y los fallecidos." "No pasa nada, eran mis trabajadores y querían huir sin pagar lo que me deben, fueron castigados por eso, al Delegado no le interesa la vida de la basura que trabaja conmigo y la verdad es que yo soy un muy buen contribuyente." "Esta bien Lord Theobald, usted lleva su negocio como mejor le plazca, sólo queda pendiente nuestro asunto." "Por supuesto, no se preocupe, en unos días le aseguro que le haré llegar una pieza como la que le prometí con un pequeño regalo de mi parte por los inconvenientes causados." Al escuchar esto Dorian, sentía que se desmayaba, ahora sí estaba perdido, Atilus lo destrozaría, maldijo su suerte, aquel monstruo le había dado una salida y no la había tomado, ahora se enfrentaría a toda su furia, volvió a lamentarse por no haber muerto en aquella pila de escombros. "Está bien" Argento Riazor no le quitaba la vista de encima a Dorian, "únicamente tengo una pregunta más: ¿Cual es la deuda que tiene con usted ese niño?" < ¿Y eso que importa ya? ¡Estoy muerto! >. "¿Por que?" "Deseo pagarla." <¿En serio? Por favor Dioses si…>. Al escuchar esto Dorian se emocionó, podría salir de ahí, no le importaba a donde fuera,
lo que quería es no volver a esa mina, ni enfrentarse a las represalias de Theobald y Atilus. "La deuda es demasiado grande, lo trato como de la familia." <Ni a los animales los tratan como a mí>. "Pues usted viste como noble y el niño peor que pordiosero." "Es su ropa de mensajero, la mina es muy sucia y no quiero que arruine sus finas ropas." <Mentiroso, mentiroso, mentiroso>. "Aun así insisto en llevarme al niño, si pago su deuda él es libre." < Si por favor, seré un buen niño, haré todo lo que me digan. ¡Lo juro! >. "Lo siento señor Riazor, pero el niño es menor de edad y yo tengo la patria potestad sobre él, esto no es cuestión de deudas, es cuestión de legalidad, cuando sea mayor de edad si usted insiste en pagar su deuda con mucho gusto se la aceptaré y el muchacho será libre." Theobald de ninguna manera iba a permitir que se llevaran a su mejor trabajador, Dorian era el único que podía bajar a temperaturas asfixiantes o en donde habían gases tóxicos que penetraban en la piel y regresar vivo, al fin y al cabo, ahí era donde estaban los mejores metales y piedras para vender. "Si me entrega al niño puede quedarse con el pago que ya le hice, con eso se pagaría la libertad de por lo menos cien hombres." <Acepta, por favor, acepta>. "Pues entonces le hago dos propuestas Lord Riazor, pague la libertad de esos cien hombres, con gusto los liberaré, o en su defecto le devuelvo su dinero, usted elige, pero el niño se queda conmigo, estoy muy encariñado con él, ¿sabe? Los sentimientos no tienen precio." <Estoy muerto, el señor Theobald nunca me dejará ir, estoy muerto…> "Ni hablar Lord Theobald, cuando no se puede, no se puede."
<No se rinda, por favor, ofrezca más, yo se lo pagaré, juro que se lo pagaré, pero por favor, no se rinda…> Argento Riazor se dio la vuelta y le hizo una indicación con la cabeza a Lothar, éste de inmediato comprendió. "Atilus, por el poder que se me confiere como bérserker y a la luz de tus posibles delitos en este momento yo te arresto, puedes venir conmigo pacíficamente, si te niegas utilizaré la fuerza, si me enfrentas perderás tu vida." <Si, por lo menos que se lo lleven a él, el señor Theobald no es tan malo, Atilus es el monstruo>. Atilus no podía creer lo que estaba escuchando, sabía que tenía una deuda con Theobald pero no le importaba, al fin y al cabo le iba bien, no le importaba ser su subalterno, además, con el tiempo este pasaje se olvidaría y el retomaría su función de bérserker, de socio y no de lacayo, pensaba desquitarse después con el muchacho, le quedaba claro que el patrón quería a Dorian vivo, pero él lo lastimaría poco a poco… hasta matarlo. Pero ahora era diferente, aquel hijo de puta lo quería arrestar, sabía que Theobald si veía que las cosas se ponían difíciles lo dejaría solo, al fin y al cabo podía solicitar a la zona militar la contratación de un nuevo guardaespaldas, tendría que pelear en un duelo de bérserkers, no había delito que perseguir contra el ganador, esas eran las reglas, vivir o morir. "Lo siento compañero, pero acepto tu reto, de aquí no salgo sino por mi propio pie y como un hombre libre." "Así sea". <No, cuidado señor, Atilus es muy malo, lo va a matar, por favor Dioses, ayuden a ese hombre para que le gane a Atilus>. Ambos sacaron sus espadas, se midieron el uno al otro y optaron por una pelea rápida, utilizarían su mejor técnica y la más poderosa marcaría al vencedor, ninguno de los dos tenía ganas de pelar realmente, lo mejor era un duelo rápido, Atilus atacó a Lothar con una técnica más poderosa que la utilizada para derrumbar el inmueble sobre Dorian, Lothar por su parte
utilizó la técnica del viento cortante, sin ser su técnica más poderosa era la adecuada para destruir la defensa de su oponente, la diferencia entre ellos era palpable, el guardaespaldas de Riazor era un experimentado bérserker de élite, disciplinado y entrenaba diario, el guardia de la mina era un bérserker descuidado que ya no entrenaba, le gustaba emborracharse y la vida nocturna, aunque en defensa de Atilus habría que decir que aunque fuera disciplinado y entrenara, nunca hubiera podido derrotar a Lothar. El combate terminó en un movimiento, el viento de Lothar, arrasó con el ataque de tipo tierra así como con su enemigo, el vencedor se acercó al caído quien lo observaba con temor en los ojos y el cuerpo destrozado. "Muere en paz hermano." "¡Alto!" La voz era del señor Theobald. "Llévense al madito muchacho." <Si, gracias Dioses, gracias>. "¿Está seguro?" contestó Riazor. "Si, déjenme al bérserker, prefiero perder al muchacho que a mi lacayo, porque a partir de ahora eres mi lacayo, cabrón, ¡espero que lo entiendas!" Theobald comprendió que de una u otra forma Riazor le arrebataría a Dorian, prefirió ir a lo seguro y conservar a Atilus. "Si señor, gracias por salvarme la vida." "Bueno señor Riazor, entonces como habíamos dicho ya no le debo nada. ¿Verdad?" "Te equivocas Theobald, me llevo al muchacho a cambio de la vida de eso que dice ser un bérserker, el trato anterior lo declinaste, te doy tres días para que me entregues mi pieza de oro o mi dinero, de lo contrario, conocerás mi justicia." Theobald sintió miedo, nunca había visto al señor Riazor de esa manera, realmente temió por su vida. "Si señor."
"Es todo Lothar, vámonos, y tú muchacho, sube al auto." Dorian caminaba con paso lento, temía volver a correr y que el trato se deshiciera. Cuando Lothar se encaminaba al vehículo escuchó que Atilus le decía: "Mala suerte compañero, me hubieras matado cuando tuviste la ocasión." "La intención no era matarte idiota, era llevarnos al chico." Dorian subió al auto, cuando Atilus vio al chofer del señor Riazor lo comprendió todo, había sido engañado, ahora recordaba como habían sucedido las cosas y el porque de la presencia de esos hombres. Conoció al chofer en un bar y al calor de los tragos Atilus le contó acerca del muchacho, de cómo inexplicablemente había sobrevivido en el transcurso de los años a pesar del infierno en el que vivía, después se lo volvió a encontrar y le presentó a Jezabel… ¡Demonios! La maldita ramera era parte de todo, decidió callarse, su nuevo patrón no debía enterarse nunca de lo que había sucedido, desde ahora se pondría a entrenar, algún día se vengaría. Ya en el auto Argento Riazor le explicó los términos de su propuesta a Dorian. "Mira hijo, eres libre de irte, si quieres yo te ofrezco un hogar, una casa donde comerás y dormirás bien, no volverás a trabajar ni a sufrir tratos inhumanos, a cambio te pido dos cosas, que estudies y entrenes en mi casa por el transcurso de diez años, si aceptas no puedes renunciar. ¿Que dices?" "Señor, le debo mi vida, haga con ella lo que usted disponga, no tengo a donde ir, si me da la oportunidad de servirle le aseguro que moriré antes que defraudarlo." "Te creo chico, confío en ti."
CAPÍTULO 11 INFORMACIÓN Cross llegó al Colegio del Tercer Distrito, todavía se sentía mal por haberles dado la noticia del fallecimiento de Maggi a sus familiares, obviamente no les mencionó la parte de la tortura, le habían ofrecido su casa para que durmiera ahí durante todo el tiempo que estuviera en el Distrito III, no duraría mucho tiempo. Entró a la escuela, todavía llevaba el uniforme de militar, eso haría que tuviera menos problemas que si fuera vestido de civil, investigaría si realmente Christina estaba ahí, se presentó inmediatamente con personal académico para evitar conflictos con los grupos estudiantiles, se dirigía hacia los archivos de la institución cuando fue detenido por algunos estudiantes. "Hola profesor. ¿Quien es ese que viene con usted?" "Es un enviado de la Ciudadela, viene a revisar nuestras listas de alumnos." "¿Para que viene a revisarlas?" "No lo sé, ni es de mi incumbencia, aquí no preguntamos porque la Ciudadela hace las cosas." "¿Le entregó algún pedimento oficial y por escrito?" "De hecho, no." "Está bien profesor vaya a dar sus clases yo atenderé a nuestro invitado." "Ok, suerte oficial." "¿Con que soldado ehh?" "Así es." "Entonces… ¿Donde están sus documentos? "No los traigo." "Si no los trae le tendré que pedir que se retire y regrese cuando los tenga." "¿Eso no lo decide el personal administrativo de la escuela?"
"Perdón, olvidaba que usted estudió en la academia militar, aquí quien manda son los estudiantes, ¿entiende?" "Entiendo, entonces te solicito que me lleves con quien decide si puedo o no ver los expedientes." "Yo decido." "Bien, llévame a ver los registros por favor." "¿Y si no lo hago?" "Te mato y luego los voy a ver." "Jajajaja, no digas estupideces, estás hablando con Solksjaer, uno de los capitanes de esta escuela, primero muestra respeto, bastardo, quítate la capucha." Solksjaer era un guerrero que controlaba el aire, no se le podía llamar elementor o trooper porque sólo controlaba una energía elemental y no era experto en el manejo de un arma, a un movimiento de su muñeca le quitó la capucha a Cross. "Espera un momento, yo te conozco." "No lo creo, nunca he estado por aquí." Alguien más gritó: "Yo sé quien es, es el bérserker. ¡Es quien ganó el torneo de la espada sagrada!" Todos se quedaron pasmados, Cross aprovechó el momento para enseñar a Antares, movió su gabardina para que se observara la empuñadura, todos se alejaron con temor de él, ya habían visto de lo que era capaz, en un instante había derrotado él solo a seis experimentados bérserkers, ellos no eran rivales para ese chico y encima de todo era el portador de la espada sagrada, ese guerrero podría matarlos en un segundo. "¿Que quiere usted aquí?" "Ya te lo dije, ver sus registros de los estudiantes de esta escuela." "Se hubiera identificado antes Lord Lesath, yo personalmente lo llevaré." "Gracias, llámame Cross." "A usted por brindarme la confianza, por aquí..." "¡Croooooooooooss!"
Cross no pudo reaccionar, cuando volteó ya tenía a alguien colgando de su cuello, cuando bajó la vista sonrió. "Hola Elektra". Elektra, con la singular alegría que la caracterizaba, sin dejar de abrazar a su amigo, le contestó: "¿Que haces aquí? ¿Viniste a verme?" "La verdad es que no sabía que estabas aquí." "Que malo… Pero te da gusto verme. ¿Verdad?" "Claro que si." Los demás estudiantes estaban sorprendidos. "Sssseñorita Elektra... ¿Acaso usted conoce al guerrero sagrado?" Preguntó un estudiante. "¡Claro que lo conozco! ¡Es mi novio!" Todos se sorprendieron y miraron a Cross con ojos de odio, se pusieron en posición de atacarlo. "Esperen, no me vean así, eso no es cierto, únicamente somos amigos, díselos Elektra…" "Sólo son tecnicismos, luego los resolvemos, además, si alguien te tocara yo me enfadaría y nadie quiere eso. ¿Verdad chicos?" A todos les cambió el color del rostro, se notaba el miedo en su mirada. "No líder. ¡Nadie la quiere ver enojada!" "¿Líder?" Elektra cruzó las manos por detrás de su espalda, levantó las puntas de los pies y arqueó su espalda un poco, Cross no pudo evitar echar un leve vistazo a ese buen par de senos que parecía reventarían la blusa escolar, Elektra observó su mirada y Cross de inmediato la desvió. "Si, al parecer soy la que manda aquí, todavía ni yo me la creo." Cross todavía estaba sonrojado, evitaba mirar el busto de su amiga. "Con razón esta escuela es un desastre…" Elektra sonrió. "Un poquito, pero es la más pacífica de los tres Distritos, aquí no se permite la violencia." "Pues tu amigo era un poco agresivo."
"Sólo un poco, pero es buena persona, se permiten las peleas pero no con energía elemental, hay un lugar para eso." "En serio que eres especial." "Ven, vamos a otro lado a platicar." Tomó a Cross de la mano y lo llevó a un lugar a solas, Cross se sentía feliz, ese era el efecto que Elektra tenía sobre el. "Ahora sí Cross, dime: ¿Que te trae por aquí?" Cross le contó todo, para cuando terminó Elektra estaba llorando."¿Maggie? ¿Y también todos los demás? Que horrible… ¿Estás seguro que fue el señor Riazor?" "Mi padre…, es decir, Mirkos, me lo confirmó." "Posiblemente lo estaban incriminando." "No Elektra, son demasiadas pruebas." "No lo puedo creer." "Entiendes que debo encontrar a Christina... ¿Verdad?" "¡Por supuesto que si! Y yo te voy a ayudar." "Riazor me dijo que estudiaba aquí." "No Cross, ella nunca ha estado aquí." "¡Lo sabía! Maldito mentiroso, claramente me dijo que su hija estaba matriculada en esta escuela." "Y lo está." "Pero me acabas de decir…" "Yo soy su hija, Argento Riazor me adoptó." "Entonces no me mintió, sólo me engañó, no se si felicitarte o compadecerte." "Ninguna de las dos, pero como su hija tengo acceso a lugares que no te imaginas, créeme, averiguaré donde está Chris y la rescataremos, también es mi amiga, además, en parte me siento culpable, cuando se la llevaron nosotros nos opusimos, le ofrecimos que se quedara, todos la apoyábamos, sin embargo, prefirió irse, pero estoy segura que no deseaba hacerlo. Sólo tengo una duda: ¿Estarán Lothar y Basty al tanto de esto?" "Bastián seguro que sí, me lo dijo Mirkos, pero meto las manos al fuego por Lothar, su rostro era de sorpresa cuando
increpé a Riazor, además, él tiene un sentido de la justicia irreprochable, eso sin contar el hecho de que adoraba a Christina." "Tienes razón…" "¡Elektra!" Quien hablaba era una hermosa chica de cabello castaño, llevaba el uniforme de la escuela y traía un documento en la mano. "Dime Rhiannon". "Te llegó esto de parte de tu padre." "Gracias. Cross, te presento a Rhiannon es mi mano derecha. Rhiannon, te…" "Ya sé quien es, todo el mundo lo conoce, es el guerrero sagrado." "Sólo llámame Cross." "Hola Cross." "Es extraño pero tiene sentido, es un mensaje de mi padre, dice que tú vendrías aquí, que estás enfermo y que te detenga, menciona que los años que te perdiste en el Distrito V te afectaron, quiere ayudarte, necesitas atención médica." "¿No le crees verdad?" "Eso depende." "¿De que?" "Si me das un beso te creo, si no, le creo al señor Riazor" Elektra cerró los ojos y juntó los labios para dar un beso, Cross se puso nervioso. "Elektra…" "Tenía que intentarlo... ¿No?" "¿Por que yo? Realmente te has convertido en una chica hermosa, de esas que quitan el aliento, estoy seguro que tendrías a cualquier chico, me consta por lo que vi." Rhiannon se sintió incomoda, intervino la conversación. "¿Puedo ver la espada?" Cross se la entregó. "Es preciosa. ¿La puedo probar?"
"Adelante." Mientras Rhiannon se alejaba para probar la espada Elektra contestó a Cross: "En primer lugar gracias por lo de hermosa, y en segundo lugar no hay nadie más, porque siempre has sido tú…" "Pero sabes que Christina…" Elektra sintió un dolor en el pecho, la lastimaban las palabras de Cross, lo interrumpió con su sonrisa de siempre. "Es verdad, ahora no podemos pensar en romances, debemos encontrar a mi amiga, mira Cross, yo voy a investigar todo lo que pueda, mientras, tú debes ir al Primer Distrito." "¿Porque?" "Debes ir por el guante que complementa la espada sagrada." "¿Como sabes?" "Simplemente lo sé, me educó Riazor. ¿Lo recuerdas?" "No voy a ningún lado, yo investigo contigo." "Cross, eres demasiado conocido, no podrás entrar a ningún inmueble de mi padre, lo mejor que puedes hacer es prepararte para lo peor, esto es sólo el principio, debes poder controlar al cien por ciento la espada sagrada." "Entonces debo irme, gracias por todo Elektra, por ayudarme y por creerme." "Siempre te voy a creer a ti por encima de cualquiera y siempre voy a estar a tu lado." Tomó a Cross del rostro y lo besó en la mejilla, éste la abrazó. "No se que haría sin ti Elektra". Elektra no dijo nada sólo descansó su cabeza en el pecho de Cross y se dejo abrazar, el portador de Antares al tener tan cerca el cuerpo de su amiga sintió un escalofrío en todo el cuerpo. "Mirkos me dijo que Bastián sabe a donde enviaron a Chris, también el secretario particular de Riazor." "Hansel." "Así es." "Déjalo de mi cuenta, hablaré con los dos."
"Gracias. Nos vemos a mi regreso." "Cuídate mucho." "Espera... ¿Y mi arma?" Rhiannon le entregó la espada. "Tanto trabajo te costó ganar a Antares para que la dejes olvidada." "Bueno, al final me acordé…" "Jamás te separes de ella Cross, esta espada te ha elegido y se esperan grandes cosas de ti, debes ir por el guante para poder dominarla al cien por ciento." "Ya había escuchado de ese guante. ¿Que es?" "Es el complemento de la espada, desde el momento en que Antares te escogió se ha convertido en una parte de tu cuerpo, como tus manos o tus piernas, el arma reacciona contigo y combate a tu lado, el guante es el interruptor que los hace fusionarse, una vez que lo tengas la espada se fusionara con tu cuerpo y podrás utilizarla aunque esté guardada dentro de ti, el guante es la llave para extraerla de tu cuerpo y combatir con ella, no lo olvides, no es algo que tú puedas escoger hacer, elegiste ir por la espada y poseerla, ahora debes ir por el complemento para unir tu vida y destino con el de Antares." "¿Y donde puedo encontrar el guante? Es decir, el lugar exacto." "Está localizado en las instalaciones del Círculo del Zodiaco en el Primer Distrito." "¿El Círculo del Zodiaco? Ya había escuchado de él. ¿Qué es?" "Sería algo así como la Legión de los Iluminados del Distrito II, son los guerreros más fuertes del Distrito I, tan fuertes como los Arcángeles, es lo que equilibra el poder entre los Distritos, sus fuerzas especiales, los ejércitos son para amedrentar a la población, pero lo que realmente hace que un Distrito no invada al otro es la equidad de sus fuerzas, ten cuidado, los guerreros del zodiaco son muy poderosos, aún y con la espada sagrada te será complicado."
"¿Y sabes donde está el Círculo del Zodiaco?" Esta vez fue Elektra quien habló: "Si, detrás de la escuela de nivel superior del Primer Distrito, pasa por la entrada principal, muestra la espada y te dejarán pasar, ahí te dirán que deberás hacer para obtener el guante." "¿Como sabes eso?" "Unos amigos me lo dijeron." "Una última pregunta, si el Distrito II tiene la Legión de los Iluminados y el Distrito I tiene al Círculo del Zodiaco. ¿Que tiene el Distrito III que equilibra las fuerzas?" "Ya lo descubrirás…" "Vamos Elektra." "Cuando regreses te lo digo." "Está bien, hasta luego." Mientras veían como se retiraba Cross, Rhiannon le preguntó a Elektra: "¿Crees que estará bien? Podría morir." "Creo en él, además, mis amigos lo cuidarán." "Sabes que vas a sufrir mucho con ese amor ¿verdad?" "Si, pero ¿que quieres? En el corazón no se manda."
CAPÍTULO 12 ELEKTRA Elektra nunca conoció a sus padres, desde su nacimiento fue dejada en un hogar para niños huérfanos en el Distrito III, sus primeros años pasaron normalmente, como cualquier otro huérfano, pero un día su vida cambió para siempre, el día en que cumplió los siete años. En el orfanato del Distrito III como en todos los demás del Estado de Arcadia los encargados veían a los niños como mercancía, los hacían trabajar en su beneficio o los vendían según su conveniencia, generalmente al ejército, los prostíbulos o como esclavos a ricos comerciantes que los utilizaban para realizar desde quehaceres domésticos hasta como mulas de carga. Elektra a pesar de ser una niña muy bonita no había sido vendida, tenía un carisma especial que hacía que todas las personas que la conocían se encariñaran con ella, de hecho, era la única que conocía la vida afuera del orfanato, la cocinera y algunas niñeras se la llevaban para que las acompañara a realizar las compras y otros menesteres, asimismo, podía pasar desapercibida con las personas a quienes no les simpatizaba, tenía una especie de defensa natural que la mantuvo al margen del cruel destino que destrozaba las vidas de todos los niños que pasaban por el orfanato. Elektra tenía también un instinto natural para conocer a las personas, sobre todo a las peligrosas, podía presentir sus intenciones, así evitaba a quien consideraba peligroso, ella estaba consiente de lo que sucedía en ese lugar por lo que prefería aislarse y no entablar relación de amistad alguna con los infantes residentes, aunque no sabía el destino de los chiquillos que se marchaban, ella presentía que no iban a un buen sitio, ningún niño duraba más de un año en ese lugar, por lo que
Elektra prefería estar sola, así era mejor, nunca tuvo una amistad, hasta que un día conoció a Beatrice. Todo comenzó una noche que estaba más agitada que de costumbre, había custodios corriendo por todos lados, estaban gritando y se escuchaba el abrir y cerrar de puertas, no había duda, estaban buscando a alguien, Elektra, que ese día cumplía siete años de edad trató de no prestar atención, se esforzó por conciliar el sueño, sabía que debía dormir, las jornadas de trabajo iniciaban a las cinco de la mañana y terminaban a las ocho de la noche, eran realmente agotadoras y si no descansaba bien era muy difícil poder aguantarlas, las horas laborales eran combinadas con tres horas de estudios diarias, la mayoría no se preocupaba por aprender, tomaba las horas de estudio como un descanso, a los profesores eso no les importaba, pero a Elektra le gustaba aprender. A las cinco de la mañana en punto como todos los días sonaron las campanas que indicaban el amanecer y el inicio de la agotadora jornada de trabajo, Elektra como de costumbre ya estaba lista, salió al corredor y se encamino a su lugar en la línea de las costureras, sabía que debía coser todo el día mantas para que el orfanato las vendiera, cuando estaba a punto de llegar a su lugar en la fila de bordado notó que una rejilla de ventilación no estaba bien cerrada, era apenas visible pero ella estaba acostumbrada inconscientemente a revisar todos los detalles que sucedían a su alrededor, siempre se percataba del más mínimo detalle que sucedía en ese lugar, en ese momento pasó de largo pero se propuso investigar que sucedía ahí. Al medio día sacaban a los niños al patio en donde les daban la primer comida de las dos a las que tenían derecho, eran treinta minutos para comer y después debían seguir trabajando, Elektra se dirigió a la ventilación y al acercarse tuvo el presentimiento que ahí había alguien, su sentido de alerta no la incomodó por lo que decidió colarse al interior y descubrir que es lo que sucedía.
Después de andar a gatas durante diez minutos le pareció escuchar un llanto, por lo que se puso en marcha hacia el origen de esos ruidos. "Hola. ¿Hay alguien ahí?" "Por favor, no me hagas daño." "No te voy a hacer nada. ¿Quien eres?" "Me llamo Beatrice." "Hola Beatrice, yo me llamo Elektra." "Hola." "¿Por que estas aquí?" "Porque necesito ocultarme." "¿De quien?" "De todos." "¿Por que?" "Porque me quieren vender a un lugar muy malo." "Ya entiendo, tú eras la persona a la que están buscando desde ayer. ¿Verdad?" "Si." "¿Y desde cuando estás aquí?" "Desde ayer en la noche." "¿Y no has comido nada?" "No." "Está bien, espérame aquí, yo te voy a traer comida." Elektra salió y se escabulló en la cocina, ella no lo sabía concientemente, pero instintivamente podía pasar por cualquier lugar inadvertidamente, sabía cuando moverse, cuando esperar y hasta cuando aparecerse y pasar como si nada, jamás había sido atrapada o reprendida. Escondió la comida y se fue a trabajar, espero el tiempo suficiente y se escapó del salón de bordado, fue por la comida y se reunió con Beatrice. "Come despacio, no te vaya a hacer daño." "Lo siento, es que tengo mucha hambre." "No te preocupes, yo te voy a traer de comer todos los días."
Beatrice no pudo contener las lágrimas, abrazó a Elektra y se puso a llorar, le contó que tenía catorce años y que sus padres habían muerto hace dos, no tenían mucho dinero, por lo que sus familiares se repartieron lo poco que tenían y a ella la querían vender. Al final ninguno de los familiares se atrevió a hacerlo pues querían que lo hiciera alguien más, entonces, decidieron enviarla al orfanato, llevaba ahí un año y medio, todo iba normalmente dentro lo que se puede decir, pero de repente su cuerpo empezó a cambiar, le empezaron a crecer los senos y las caderas se le hicieron más anchas, se dio cuenta de que los custodios y otros muchachos mayores la empezaron a ver de manera distinta, de una manera que la incomodaba, por lo que empezó a vestirse con ropas más holgadas, las pedía dos números más grandes, así logró pasar inadvertida un tiempo. Pasó un tiempo tranquila, hasta que una vez unos muchachos la sorprendieron en la noche, la sometieron, la golpearon y abusaron de ella, posteriormente cuando fue encontrada a la mañana siguiente la llevaron al doctor quien en vez de ayudarla abusó de ella también, después de esa experiencia su vida se convirtió en un infierno, durante las siguientes dos semanas alguien distinto iba a dormir con ella, la habían separado de todos los demás, ahora dormía en los cuartos de los custodios, le costaba trabajo hasta caminar, así pasaron los días, hasta que una noche no pasó nada, nadie fue a “visitarla”, se enteró de que los custodios estaban peleando por ver quien se la quedaría pues ya no querían compartirla, empezaron con negociaciones, después de tres días comenzaron los insultos y las agresiones, al cuarto día se fueron a los golpes, el Director del Orfanato tuvo conocimiento de ello y puso orden, la sacó del cuarto de los custodios y la encerró en una habitación junto a su oficina, el no abusaba de ella, pasaron dos semanas cuando volvió a ver al Director, lo acompañaba un sujeto alto que llevaba un arma a la cintura. "Es ella."
"Realmente es muy bonita." "¿Tenemos un trato?" "Necesito verla bien, por favor niña quítate la ropa." Beatrice no le hizo caso, estaba paralizada de miedo. "Betty, quítate la ropa o le hablo a los muchachos para que te la quiten." Beatrice se desnudó, no quería volver a tener encima de ella a esos monstruos que tanto daño le habían hecho. "Muy bien necesito probar la mercancía. ¿Hay algún problema?" "Ninguno, pero dese prisa, soy un hombre ocupado." El Director salió de la habitación, los dejó solos, Beatrice no opuso resistencia, sabía lo que pasaría y no quería ser golpeada, pero esta vez fue diferente, el miembro de esa persona era demasiado grande, la penetró sin ninguna consideración, la lastimó, ella empezó a gritar de dolor, situación que el sujeto disfrutó pues la embistió con más fuerza, al final Beatrice quedo tendida en el suelo, le temblaban las piernas, estaba toda adolorida, pero eso no fue lo peor, era algo soportable en comparación de lo que escuchó. "¿Que tal estuvo?" "Genial, vale cada moneda que esta pidiendo por ella, sólo quiero saber algo. ¿Esta embarazada?" "No, a menos que la haya embarazado usted, aquí están los análisis que se le hicieron, desde esa fecha nadie la ha tocado, excepto usted…" "Le creo." "¿Cuando cerramos el trato?" "Pasado mañana, esta muchacha va a ser la más popular de todo el lugar, podría satisfacer hasta a cincuenta hombres en un día, es hermosa, se pelearán por ella." Beatrice sintió que el mundo se le vino encima, pensaba que se moriría cuando la visitaba un custodio diario, pero cincuenta…, prefería estar muerta, buscó en la habitación pero
no encontró nada más que un abrecartas, trató de enterrárselo pero no fue capaz de hacerlo, si ella no se podía matar alguien más tendría que hacerlo…, pensó en un plan para tratar de escapar, si no lo conseguía tendrían que matarla en el intento y para eso ella tendría que ser capaz también de asesinar a alguien, llamó al custodio que la cuidaba. "Hola Vicenthius." "¿Que necesitas Beatrice?" "Nada, sólo estoy aburrida." "¿Y que sugieres?" "La verdad es que tú eras el único tierno conmigo, deseaba que fueras tú quien me visitara diario…" "¡Lo sabia! ¡Hijos de puta! Se los dije, les dije te de dejáramos a ti decidir pero no me hicieron caso." "Oye... ¿No sería posible que nos fugáramos tú y yo? Así sería sólo para ti todas las veces que quisieras." "Lo siento preciosa, pero eso me lo hubieras dicho antes, se necesita tiempo para planear un escape de aquí y tú te vas pasado mañana, pero no te preocupes, te iré a visitar al lugar a donde vas, ya sé donde es y te prometo que disfrutaremos juntos." A Beatrice ya no le quedó duda alguna, ese bastardo no sólo se negó a ayudarla sino que encima de eso pensaba ser uno de los cincuenta diarios que le pensaban enviar en aquel lugar del demonio. "Bueno, pero ¿que te parece un último momento de placer entre nosotros?" "Lo siento, pero tampoco puedo, te han hecho exámenes y te los volverán a hacer cuando te vayas, si se enteran que estuve contigo me corren." <Maldito maricón> Pensó decepcionada, ahora tendría que actuar, no había vuelta atrás.
Después, en un tono sensual le susurró al guardia: "Vicenthius, no tiene que haber penetración para darte placer, puedo hacer otras cosas…" Beatrice le dedicó una mirada lasciva al custodio y le mostró un seno mientras se mordía el dedo índice, después, se sentó en el sofá. "Ven aquí y bájate los pantalones, te voy a llevar al cielo." El custodio no pudo más, corrió hacia ella y se bajó los pantalones. Beatrice le empezó a practicar el sexo oral, Vicenthius estaba totalmente extasiado, no se dio cuenta que Beatrice sacó el abrecartas, entonces, se lo enterró por el escroto, el guardia empezó a gritar y cayó retorciéndose de dolor, el siguiente golpe con el abrecartas fue en la boca abierta del custodio, le destrozó las cuerdas vocales, ya no se oía nada, se estaba muriendo, el tercer golpe fue fulminante, le enterró el abrecartas en el ojo derecho, Vicenthius murió al instante, eso sí, con una erección. Beatrice lo siguió apuñalando hasta que se le acabaron las fuerzas, después, salió corriendo, como estaba a oscuras tropezó y al caer golpeó el conducto de ventilación, se levantó y observó la rendija, la tomó con fuerza y logró zafarla, se percató que cabía por ahí, entró y volvió a poner la tapa en su lugar, sólo le quedaba dejarse morir, ese día no había probado alimento, al siguiente el estomago ya le dolía, tenía hambre, pero era mejor morir de hambre que aceptar aquel cruel destino, sólo esperaba la muerte, hasta que llegó Elektra. Empezó a surgir una amistad entre Elektra y Beatrice, en un principio la niña sólo le llevaba de comer y se retiraba, pero poco a poco empezaron a convivir más, Beatrice ya había recorrido todos los conductos de ventilación, se los sabía de memoria y se los mostró a su amiga, a quien sólo le tomó un recorrido para saber en donde estaba cada compuerta y a que parte del orfanato daba. Elektra empezó a ausentarse más de su trabajo en el área de costura del orfanato, con el tiempo sacó a Beatrice a la superficie, afuera la vio por primera vez a la luz del
sol y no entre sombras, era preciosa, no le sorprendió que se pelearan por ella. Una vez que Beatrice salió a la superficie, Elektra sabía exactamente por donde llevarla, hubo ocasiones en que la pasaba por delante de los custodios y estos no se percataban de quien se trataba, ya hasta dormía con ella. Y así pasaron seis meses, Elektra sabía que esa situación no podría durar para siempre, en dos ocasiones casi la atrapaban y en otra más fue descubierta en un lugar no autorizado, le dieron el castigo menor, pero eso ya era para preocuparse, se había colocado en el radar de algunos custodios que la ignoraban, ahora ya la buscaban con la mirada y no era tan fácil desaparecer para estar con Beatrice, quien al contrario ya no estaba asustada y se había vuelto más temeraria, tenía que buscar la forma de escapar. "¿Entonces que Elektra? Mañana es mi cumpleaños, cumplo quince años, tenemos que celebrar." "No lo sé Betty, cada vez me es más difícil desaparecerme…" "Pero es mi cumpleaños y yo quiero estar contigo." "Ok, mañana veo la forma de desaparecer y te veo en nuestro lugar secreto, donde nos conocimos." "Está bien, te tengo una sorpresa." "No quiero que me des nada Betty, mucho menos sorpresas, sólo quiero que guardes silencio y que estés bien escondida hasta que nos reunamos mañana en la tarde. ¿Me lo prometes?" "Si, te lo prometo." Elektra se fue con un nudo en el corazón, tenía un mal presentimiento, vería la manera de escaparse lo antes posible, tendría que ser ese mismo fin de semana, esa situación no duraría mucho más. Elektra estaba dormida cuando un sobresalto hizo que se despertara antes que de costumbre, por instinto se bajó de su cama y se sentó hecha un ovillo en el suelo en la esquina derecha de la habitación, segundos después, alguien abrió la
puerta de su dormitorio y con un fuete empezó a golpear la cama en donde se suponía ella dormía. "Despierta maldita niña." El custodio encendió la luz, se sorprendió al ver que no había nadie en la cama. ¿Que demonios?" Elektra les habló desde su rincón"¿Que quieren? Me asustaron." El custodio la tomó de los cabellos, iba a golpearla con el fuete, pero su compañero lo detuvo. "Tranquilo, es sólo una niñita, el Director dijo que únicamente la lleváramos, no que la golpeáramos." "Bueno, pero tampoco nos prohibió que lo hiciéramos y por culpa de esta niña nos han castigado a todos. ¡Se burló de nosotros en nuestras narices!" "De todos modos déjalo, si se comprueba eso ya tendremos tiempo para desquitarnos." "Está bien, pero por lo menos así me la llevo." El custodio levantó a la niña de los cabellos y se dirigieron a la oficina del Director, en el camino Elektra por instinto cambió su posición y por lo mismo el estado de su peso para lastimar las muñecas del guardia, este no aguantó, sintió un intenso dolor y la bajó. "Maldita mocosa, creo que yo me lastimé más que ella." "Ya cálmate, te dije que la dejaras en paz." Al llegar con el Director, Elektra inmediatamente supo lo que sucedía, su instinto le dijo que mintiera. "Hola Elektra." "Hola señor Director." "¿Sabes por que te mande llamar?" "Creo que sí." "¿Por que?" "Porque le he llevado comida a la niña de la ventilación." "¿Sólo has hecho eso?" "Si." "¿Y como lo hacías?"
"Me comía sólo la mitad de mis alimentos y guardaba el resto, se los dejaba en la entrada del conducto del pasillo que da al patio, siempre desaparecían." "¿Y sabes como se llama esa niña?" "Betty." "¿Sabías que la estábamos buscando?" "No, pero suponía que se escondía por algo." "¿Sabes cual es el castigo por encubrir? "Si, el más severo." "¿Y cual es?" "Cincuenta azotes." "Y aún así la ayudaste." "Me dio lástima." "¿Y quien le mostró todo el orfanato a Beatrice y le abría los conductos? Ella los conocía demasiado bien, dice que fuiste tú." "Señor, sólo soy una niña y estoy en el área de costura, no tengo acceso más que al patio, al salón donde trabajo y a mi dormitorio, nunca he estado en ningún otro lugar." "Espero que pienses en eso cuando te castiguen." "Si señor." Elektra vio en la mirada del Director que no hablaba en serio, habría reprimenda pero el castigo no sería físico, de lo que también estaba completamente segura era que definitivamente su vida en el orfanato cambiaría. "Abran la puerta." "Si señor director." Lo que vio Elektra la dejó impactada, era Beatrice, completamente golpeada y sangrando, el Director se dirigió a su amiga. "A ver Beatrice, es tu última oportunidad, dime: ¿Quien más te ayudaba?" "Beatrice levantó la vista y vio a Elektra." "Perdón amiga, te traicioné, al principio aguanté pero soy débil, merezco lo que me hacen por traidora, perdóname."
"Elektra ya nos dijo como te ayudaba Beatrice, pero debe haber alguien más confiesa." "No tengo nada más que decir." "Si no confiesas te romperé las piernas, al fin y al cabo como puta es lo primero que los clientes hacen a un lado." Todos empezaron a reír, Elektra miraba la escena en silencio. "Hagan lo que quieran, no me importa, mi peor castigo es ver a los ojos a quien me ayudó y que sepa que la traicioné." "Rómpanle las piernas." El custodio levantó un mazo a la altura de las piernas de Beatrice para rompérselas, Elektra por primera vez en su vida no le hizo caso a su instinto. "¡Alto! ¡Fui yo! Yo la alimentaba tres veces al día, también le mostré todo el orfanato. ¡Hasta la paseaba enfrente de sus narices!" "¿Que?" Elektra les explicó como se movía por el sistema de ventilación, horarios y rondas de todos los custodios, cuándo y a que horas estaban libres las distintas habitaciones, todo…, el Director no creía lo que escuchaba, esa pequeña era algo para tomar en cuenta. "Condenada niña, eres algo serio." "Si. Y todo lo hice delante de usted y sus empleados." "Bueno, vamos a ver que hacemos contigo, por lo pronto quiero que veas algo." Unos hombres llegaron por Betty, ésta inmediatamente reconoció a uno de ellos, era el hombre del miembro monstruoso, el que la había lastimado. "No, por favor, no me lleven. Mátenme pero no me lleven, ayúdame Elektra, no te voy a volver a traicionar, ayúdameeeeee." Elektra impotente se quedó viendo como se llevaban a su amiga, a la única que había tenido, no pudo contener sus lágrimas, sólo alcanzó a susurrar: "Te prometo que te voy a rescatar."
"Preocúpate por ti niña, algo me dice que tu eres más valiosa que esa pequeña zorrita, por lo pronto, Derek, Wikkten, enciérrenla y más les vale que la cuiden, no le quiten el ojo de encima, me responden con sus vidas que Elektra no escape, en este momento voy a buscar un servicio de seguridad que proteja todas la salidas y en especial ese sistema de ventilación." "Si, jefe." Lo que sucedió esa noche fue el resultado de que Beatrice dejó de temer, andaba más confiada en el orfanato, observó cómo Elektra la pasaba por delante de los custodios y no la detenían, dejó de creer que era por la prudencia de su amiga que no la descubrían, después empezó a salir por su cuenta sin decirle a Elektra, paseaba sola por todo el lugar, iba a la cocina de noche y se preparaba sus bocadillos, entraba a la oficina del Director y se bebía sus licores, la sorpresa para su cumpleaños era que le iba a dejar una nota a su pequeña amiga en su lugar secreto para que la alcanzara en la azotea del orfanato, le prepararía una comida especial, ya había hurtado los ingredientes y faltaba un licor dulce del Director que le encantaba, este ya se había dado cuenta que sus licores estaban siendo bebidos por alguien más y colocó un sistema de alarma silencioso, cuando Beatrice entró por el licor fue detenida. Derek y Wikkten eran conocidos como los custodios más despiadados del orfanato, eran violentos, crueles, sádicos y pedófilos, llevaron a la infractora a una celda, en el camino la niña iba pensando en cómo escapar, debería hacerlo esa noche, después sería más complicado, eso en caso de que hubiera un “después”, llegaron a la celda y los dos custodios entraron con ella. "No lo había notado niña pero eres muy bonita, no me explico como has estado tanto tiempo aquí y no me había dado cuenta, tendremos que recuperar el tiempo perdido, estoy seguro de que vamos a pasar un muy buen rato."
Elektra corrió hacía una esquina de la celda, ahí en el suelo encontró un tubo de acero, en un principio no se veía por la obscuridad de la habitación y porque estaba pegado a la pared, pero nuevamente el instinto de Elektra la había enviado a ese lugar. Derek empezó a reír. "¿Y que vas a hacer con ese tubo jovencita? ¿Vas a golpearme?" Derek y Wikkten eran dos gigantones de un metro con noventa y cinco centímetros aproximadamente y completamente musculosos. "Vamos niñita dame eso, que bueno que lo encontraste, así los tres nos vamos a divertir con ese juguetito." Y fue entonces cuando pasó, los ojos cafés de Elektra cambiaron a un gris muy claro, casi blanco, vio con claridad cuales eran los puntos donde tenía que golpear a Derek y la fuerza que debía ejercer, también sabía cuando la iban a atacar. Elektra dio dos pasos al frente y golpeó con el tubo la rodilla de su agresor, éste gritó de dolor. "Maldita niña, te vas a arrepentir." Wikkten sonreía divertido. "Vamos Derek, le voy a contar a todo mundo que una niñita casi te patea el trasero." "Cállate cabrón, después de que acabe con esta zorrita no habrá quedado nada para ti." Derek atacó a Elektra dándole una bofetada pero esta lo esquivó, lo intentó tres veces más y falló, Wikkten reía a más no poder. "A ver idiota atrápala tú, creo que me rompió la rodilla." "Esta bien, pero entonces me la quedo yo…" "Haz lo que quieras, me conformo con ver que sufra, cuando hayas acabado será mi turno." Wikkten intento atrapar a Elektra no con mejores resultados que Derek. "Tienes razón Wikkten es más divertido ver que actuar." "Mira y aprende, he estudiado sus movimientos y ahora la atraparé."
Esta vez Wikkten se puso serio y se fue con todo para atrapar a Elektra, inmediatamente la niña vio un punto de desequilibrio en su postura y lo tropezó, cuando cayó Elektra ya sabía exactamente donde golpearlo, con ambas manos en el tubo lo impactó en la nariz de abajo hacia arriba, por la fuerza del golpe el hueso se le encajó en el cerebro, Wikkten cayó muerto. "Wikkten, respóndeme amigo, maldita niña... ¿Que hiciste?" Elektra no respondió, antes de que Derek se diera cuenta lo golpeó en la otra pierna, gritó de dolor y cayó de rodillas, fue entonces cuando un sudor frío recorrió su columna vertebral, sintió miedo. "Por favor niña, no me hagas nada, yo sólo seguía órdenes." Elektra no dijo nada, sólo lo observaba atentamente con sus ojos gris claro. A Derek lo puso más nervioso todavía esa mirada escrutadora. "Mira, tú dime lo que quieres, yo te ayudo." Elektra seguía sin decir palabra, sólo observándolo. Derek se quebró, no soportaba esa mirada, comenzó a llorar. "¡Por favor, no me mates!" "Dame las llaves." "¿Que llaves?" Derek fue golpeado en la mano derecha con el tubo, sintió como se le rompía el hueso. "Ayyyyy, ten, aquí están." Elektra se dirigió hacia donde estaba el cuerpo sin vida de Wikkten y puso el tubo en sus manos. "No te voy a matar porque lo va a hacer el Director, va a creer que tú mataste Wikkten y me dejaste escapar, sólo que no contabas con que tu compañero te iba a dejar mal herido, espero que disfrutes tus últimas horas." Salió al corredor y gritó: "¡Gracias señor Derek, por favor no se muera, lo espero allá afuera en donde usted me dijo!" Corrió por los corredores hasta burlar las cámaras de seguridad, podía ver claramente el rango de visión de éstas y en que momento
pasar, ni siquiera fue necesario utilizar el sistema de ventilación, con las llaves del orfanato salió en un abrir y cerrar de ojos. Horas más tarde encontraron a Derek arrastrándose por los pasillos, para su mala suerte ya habían visto el video de seguridad en el cual Elektra le agradecía que la liberara y habían encontrado el cuerpo de Wikkten, era obvio que habían tenido una pelea, el custodio fallecido había lastimado a su compañero con el tubo, pero al final Derek había asesinado a su camarada con un golpe mortal en la nariz, incluso se había lastimado la muñeca al realizar tal maniobra. Derek gritaba y juraba que la niñita de siete años había matado a su amigo, aseguraba que a él lo había golpeado y coercionado para que le entregara las llaves bajo amenaza de matarlo, nadie le creyó, fue torturado para que revelara el lugar donde se vería con Elektra, pero no habló. Al final tuvieron que matar a Derek, lo hicieron por respeto y por piedad, las heridas de la tortura habían sido fatales, un hombre tan duro como él no merecía morir como un cobarde, alguien que no falta a su palabra y escoge morir sufriendo antes que traicionar sus principios merece ser recordado y así Derek se convirtió en leyenda, “el custodio más duro” que ha pasado por el orfanato del Distrito III, la persona que dejó escapar a una pequeña niña y prefirió morir torturado a dar el lugar del paradero de su protegida, con el tiempo su fama abarcaría los demás Distritos. Una vez afuera del orfanato Elektra, comenzó a vagar sin rumbo, necesitaba enterarse donde habían mandado a Betty, tenía que rescatarla…, decidió seguir al Director, en algún momento esperaba que visitara el lugar donde había enviado a su amiga y entonces ella la sacaría de ahí. Pasaron dos semanas y el responsable del orfanato no la ayudaba a dar con el paradero de Betty, Elektra dormía y comía en el hospital del Distrito III, nunca se dieron cuenta de su presencia. Aunque había aprendido a ser paciente y sabía que
tarde o temprano el Director la llevaría a su amiga Elektra estaba desesperada, lo que no tenía era tiempo, sabía que Betty sufría y debía rescatarla, decidió que entraría nuevamente al orfanato. Cuando llegó al lugar que había sido su hogar durante toda su vida el instinto le dijo que era peligroso, ya se había reforzado la seguridad, entonces, decidió cambiar la estrategia, dejaría la entrada al orfanato como la última opción. Elektra comprendía el valor del dinero y decidió comprar a alguien de adentro, pero primero necesitaba conseguirlo, se fue a la zona comercial, se detuvo enfrente de varios negocios que parecían irles muy bien, memorizó todos sus movimientos, con un día le bastó para saber por cual iría, era un negocio de empeños, cerraban muy bien las puertas, dejaban guardias afuera y el dinero junto con los bienes adentro, cuando estuvo en el interior se percató que el sistema de seguridad podía ser burlado, ese día sin que nadie la observara se quedó dentro del local hasta que cerró por la noche, tomó la cantidad de dinero que consideró sería suficiente y se volvió a esconder esperando el nuevo día, a la mañana siguiente una vez que el negocio empezó a operar, salió por la puerta principal como cualquier persona. Una vez con el dinero en la mano lo siguiente era buscar ayuda interna, conocía a la persona del aseo, era buena con ella y tenía acceso a la oficina del Director, esperó a que saliera de trabajar y la abordó. "Hola Bendine." "¡Elektra! ¿Que haces aquí? Es peligroso, todo mundo anda buscándote." "Necesito un favor." "Olvídalo, el último que te hizo un favor fue torturado hasta la muerte." "Se lo merecía, pero escúchame, tengo más monedas como esta, son tuyas a cambio de información."
Cuando Bendine vio la moneda dudó. "¿Que clase de información quieres?" "Saber donde enviaron a Betty." Elektra no lo sabía, pero era del dominio público en el orfanato el lugar donde habían enviado a su amiga. "No lo sé Elektra, lo que me pides parece peligroso." "Si no me lo dices tú lo averiguaré por otro lado." Bendine cambió de actitud, sabía donde estaba Betty pero además de las monedas de Elektra deseaba la recompensa que el Director ofrecía por ella. "Está bien mi niña, se dice que está en un lugar para adultos, yo lo voy a averiguar y mañana te veo aquí con la información." "Está bien." Bendine habló con un custodio con el que tenía un amorío, los dos planearon quitarle el dinero a Elektra y entregarla al Director. Al otro día. "Hola Elektra." "Hola Bendine. ¿Como te fue?" "Bien, ya sé a donde mandaron a Betty, pero fue difícil encontrarla, me descubrió un custodio mientras veía la documentación del jefe, ofreció no delatarme siempre y cuando compartiera el dinero que me ofreciste con él." "Haz lo que tengas que hacer Bendine, sólo dime donde se encuentra Betty." "Dame el dinero." "Primero encontramos a Betty, cuando la vea te daré el dinero." "No. ¡Primero el dinero o no hay trato!" "Entonces no hay trato." "¿Segura? ¿Y si te quito el dinero?" "No lo traigo yo, pagué a alguien que si es de confianza para que me siga con el dinero, en cuanto vea a Betty te lo entrego." "¿No me estarás engañando?"
"No. Y dile al idiota que esta tratando de ocultarse que puede venir por mí, pero no les voy a dar el dinero." "Está bien, si te entregamos al Director por lo menos cobramos la recompensa que ofrece por ti." "¿Y cuanto es?" "Cinco monedas como la que me mostraste." "Yo tengo quince." A Bendine le brillaron los ojos, llamó a su amante y le contó la situación. "Está bien llevémosla con la zorrita." "¿Y la recompensa por Elektra?" "Después de que te dé el dinero la atrapo y cobramos todo." "Cuidado, dicen que es muy huidiza y tonta no es, ya ves, se protegió bien de nuestra trampa." "No te preocupes, este juego es de dos." El custodio le había pedido a su hermano que le ayudara, pensaba traicionar a Bendine y quedarse con todo el dinero. Llevaron a Elektra al burdel donde habían enviado a Betty, estaba en una zona de tolerancia. "Es aquí." "Está bien, voy a ver si se encuentra adentro." "¿Estás loca? A esos lugares no entran niñas como tú." "No voy a entrar yo, lo hará mi amigo." Elektra señaló un lugar y un chico que se veía como de dieciséis años muy bien vestido entró, después de diez minutos salió y le entregó el dinero a su amiga. "Ahí está, es idéntica a la descripción que me diste." "Gracias." Cuando el chico le dio el saco con las monedas a Elektra, ésta lo abrió y las botó al aire, Bendine y su amante sorprendidos empezaron a recogerlas, cuando terminaron Elektra ya no estaba. "¡La perdimos Evan!" "No te preocupes, ya la atraparé."
En la confusión Elektra escapó rápidamente, no le costó trabajo perderse entre la gente, pero no sabía que alguien la vigilaba. Elektra volvió al lugar en donde tenían a Betty y comenzó a hacer su rutina de observación, entradas, salidas, personas conocidas, clientes, rodeó la construcción para encontrar puntos débiles o lugares por los cuales escabullirse, había sido una suerte encontrarse con esos gemelos, bueno, eso decían que eran, porque más bien parecían hermanos con muchos años de diferencia... Elektra conoció a Cástor y Póllux por casualidad, estaba en un parque esperando a que anocheciera para irse a dormir cuando algo llamó su atención, era un chiquillo como de su edad retando a un grandulón, al lado del chiquillo había alguien que parecía ser su hermano mayor, Elektra se acercó por curiosidad, en cuanto vio mejor al chiquillo supo que este ganaría, la pelea no duró mucho pero el perdedor venía con muchos amigos, rodearon a los hermanos y empezó el zafarrancho, a pesar de ser más de diez chicos mayores contra dos niños la pelea se veía pareja, de repente, el hermano mayor levantó a un chico por los aires y lo lanzó contra el resto, en la confusión huyeron, en eso estaban cuando Elektra les llamó, tomó de la mano al menor y salió corriendo, los gemelos al ver el tamaño de la niña vieron que era inofensiva y les dio confianza, la siguieron y en un santiamén perdieron de vista a los bravucones. "Gracias. ¿Como hiciste eso?" "¿Eso que?" "Perdiste en un instante a esos montoneros." "Es que soy muy inteligente." "No lo dudo." "¿Como te llamas?" "Cástor y él es mi hermano gemelo Póllux." "¡No es cierto!" "¿Como que no? ¿Acaso no ves que somos igualitos?"
"Pero el es muy grandote." "Y más guapo" agregó Póllux. Cástor empezó a reír, generalmente se molestaba cuando lo rebajaban a hermano menor de Póllux pero esta niña tenía una simpatía especial. "Siempre nos dicen lo mismo. Y tú... ¿Como te llamas?" "Elektra." "Bueno Elektra, a nosotros nos gusta pagar nuestras deudas, aunque no te pedimos ningún favor nos ayudaste, hubiera sido muy cansado patearles el trasero a esos bravucones." "Hasta donde yo vi ustedes iban huyendo…" "Pura estrategia, si te fijaste bien ya habíamos derrotado casi a la mitad." "Eso es cierto, ustedes son increíbles." "Bueno, entonces si hay algo en lo que te podamos ayudar dínoslo." Elektra lo pensó un momento y se le iluminó el rostro. "Si, hay algo, si pudieras ayudarme Póllux te estaría eternamente agradecida." "¿Por qué Póllux?" "Porque se ve mayor." "¿Que es lo que quieres?" "Que entre en un lugar para adultos y busque a una amiga mía." "Póllux es experto en eso." "Perfecto, es para mañana. ¿Que les parece si les cuento mi plan mientras los invito a comer?" "¡Que bien!" gritaron ambos en coro. Elektra les contó su plan, su instinto le decía que podía confiar en esos dos chicos, desde el principio se fijó que eran atractivos y daban confianza, en especial el mayor, “tomó prestado” de una tienda un traje de ricos para Póllux y realmente parecía alguien con dinero, le describió a Betty y los invitó a dormir a “su hospital”.
Al día siguiente le entregó el dinero a Póllux, estaba segura que no se lo robaría y ejecutaron el plan con maestría, el gemelo mayor estaba acostumbrado por su físico a entrar en lugares para adultos, se pintaba una barba semi-crecida y realmente parecía un adolescente mayor, entró en el prostíbulo y jugando con el saco de monedas pidió hablar con la “madame”, le entregó una de las monedas y solicitó ver a su mejor chica, inmediatamente lo llevaron con Betty. "¿Que le parece milord?" "Muy bella. ¿Cuanto cuesta?" "Acaba de llegar, mañana será subastada por primera vez, si el jovencito quiere entrar en la puja lo podemos anotar." "Por supuesto que quiero entrar." "Aunque usted es un poco joven." "No se fije en eso, si me consigue lugar en primera fila otra moneda será para usted." "Cuente con ello milord." Póllux salió del lugar y según lo acordado le entregó la bolsa a Elektra, pero los gemelos no se fueron, se quedaron cerca por si su nueva amiga necesitaba ayuda, aunque rieron al ver con que facilidad escapaba, horas más tarde se la encontraron en la parte trasera del prostíbulo. "Bueno Elektra y ahora ¿que sigue?" "Eso es todo, les agradezco lo que hicieron por mí." "Pero... ¿No vas a sacar a tu amiga?" "No, le voy a decir a su familia donde se encuentra para que vengan por ella, muchas gracias." "Bueno, entonces adiós, esperamos verte otra vez." Elektra los abrazó a ambos y les prometió que se volverían a encontrar. Ahora, mientras inspeccionaba el lugar se preguntaba si había hecho bien en rechazar la ayuda de esos niños, eran muy fuertes y sin duda alguna cualquier plan sería más fácil…, pero no, eran buenos chicos y ella no tenía derecho a poner sus vidas en peligro, una cosa era entrar a observar y otra muy distinta
poner su integridad personal en peligro, el plan lo ejecutaría ella sola, ya había descubierto un sitio en la parte trasera por donde podría entrar, al ingresar al inmueble tuvo que ser más cuidadosa, era un lugar en donde no había niños, por lo tanto no podía ser vista, pudo ir avanzando hasta la habitación que le describió Póllux, entró con sigilo. "Betty…" "¡Elektra! ¿Que haces aquí?" "Vine por ti." "¿Por que?" "Porque eres mi amiga." Beatrice bajó la cabeza con vergüenza "Yo te traicioné." "Te obligaron, yo hubiera hecho lo mismo." "Pero... ¿Como entraste?" "No te preocupes por eso, lo importante es como vamos a salir." Elektra le pidió a Betty que le describiera el burdel así como las personas que lo integraban, guardias, todo, ya tenía una idea del lugar por lo que le había descrito Póllux, Betty le contó que no la habían tocado aún, se estaba recuperando de la golpiza que le habían dado en el orfanato. "Prepárate, hoy en la noche nos vamos." "Si." Elektra salió primero, recorrió el lugar y vio la forma en la que escaparían, lo hicieron por la parte trasera, recorrieron un pequeño pasillo, saltaron por una ventana, burlaron un par de guardias, Beatrice estaba impactada, ahora comprendía el real potencial de Elektra, era por ella que nunca fue descubierta en el orfanato, ¡si no hubiera sido tan tonta...! Pero estaban a punto de escapar, ya afuera tendría ocasión de congraciarse con su querida amiga, una vez que salieron a la calle ambas sonrieron, se tomaron de la mano y se encaminaron calle arriba. "¡Alto! ¡Será mejor para su seguridad que regresen al burdel!"
Ambas voltearon, mientras Elektra se preguntaba que había pasado pues estaba segura que nadie la había visto, Betty sintió un terror de muerte, quien les hablaba era el señor Holmes, el maldito que la había comprado y quien la había llevado a ese lugar, por instinto se echó a correr, Elektra estaba inmóvil no sabía que pensar, en segundos ese hombre recorrió más de treinta metros y atrapó a Betty, ni siquiera hizo ruido al correr, Elektra no vio un punto libre por donde escapar y así fue la primera vez que conoció a un bérserker. "Hola Elektra, eres realmente impresionante, sígueme por favor, tenemos que hablar." "No." "No voy a golpear a una posible socia de negocios, pero si no vienes lastimaré a tu amiga." "Está bien, no le haga daño, lo acompañaré a donde diga." Holmes era hermano del custodio que trató de engañar a Elektra, cuando este le pidió que la siguiera de lejos Holmes sintió el potencial de la niña, había escuchado las historias que se contaban acerca de ella y lo acababa de comprobar, esa niña lo podría volver rico, su suerte empezaba a mejorar cada vez más, desde que se convirtió en un bérserker caído en desgracia empezó a frecuentar los burdeles, debido al gran tamaño de su miembro en poco tiempo se hizo famoso. Entonces conoció a Doreen, ella lo tomó para sí y le ofreció el cincuenta por ciento de su negocio, le iba muy bien, pero con Beatrice sus ganancias se iban a multiplicar y con Elektra las posibilidades eran infinitas. "Elektra, he visto tus habilidades y son impresionantes. ¿Te gustaría trabajar conmigo?" "¿Haciendo que?" "De esto y de aquello, por el momento se me ocurre que te voy a dejar encargada en unas guarderías para niñas ricas, tu te escaparás y yo obtendré algunos beneficios a cambió de no hacer un escándalo."
"Me imagino que no tengo opciones." "No, no las tienes." "Le ayudaré con una condición." "¿Cual?" "Que libere a Betty." "Lo siento, pero eso no es posible, eres demasiado buena y algún día vas a ser capaz de escapar hasta de mi, no, Betty se queda, ella es mi seguro de que no me traicionarás." "Está bien, pero no quiero que nadie la toque." "Tampoco es posible, se hizo una gran inversión por ella y la deben de recuperar." "¿Cuanto es la inversión? Yo se la pago." "¿Y como la vas a pagar?" "Ese es mi problema." "Hablando de eso... ¿Como conseguiste el dinero que le pagaste a mi hermano?" "Del mismo lugar donde conseguiré el de la libertad de Betty." "Mira mocosa, no juegues con mi paciencia, mejor explícame como consigues el dinero o si no voy a torturar a tu amiga enfrente de ti y cuando acabe con ella sigo contigo." Elektra le explicó a Holmes como consiguió el dinero, a este se le iluminaron los ojos. "Maldita sea, eres una condenada genio y yo pensando a menor escala, tú me harás millonario." "Si no dejas en paz a Betty, a la primera oportunidad me escapo o peor aún, te delato." "Irías a la cárcel." "Yo puedo escapar de cualquier lugar. ¿Tú también puedes hacerlo?" "No, no puedo. Vamos a hacer una cosa, es mi única y última oferta, Betty va a ser subastada a diario, sólo estará con un hombre por noche, sé que no es agradable pero es mejor que cincuenta y así tú me ayudarás a mí. ¿Que dices?"
"No hay trato, la dejas en paz o no hago nada." "¿Que te parece si lo platicas con ella y después decides?" "Está bien." Elektra platicó con Betty, al principio se sintió horrorizada por lo que le proponían pero después lo meditó. "¿Y no corres tú también peligro?" "Si, pero vale la pena, no voy a permitir que te hagan daño." "¿Por qué me ayudas a costa de tu propia seguridad Elektra?" "Ya te lo dije, eres mi amiga y no te voy a dejar sola, te prometo que estaremos bien." "Entonces acepta, la verdad el trato es desagradable pero prefiero que sea uno diario y no cincuenta, eso no lo podría soportar, si tú vas a correr riesgos yo también haré mi sacrificio." "Sólo será hasta que encuentre la manera de escapar..." A las órdenes de Holmes empezó la carrera criminal de Elektra, durante algunos meses se introdujo y salió de distintos negocios, cuando los propietarios doblaban la vigilancia se iban a otro barrio y después a otros Distritos. Durante ese tiempo Elektra trató varias veces de escapar con Betty, pero Holmes siempre estaba un paso adelante, no sabía cómo pero siempre se frustraban sus planes, no comprendía como podía entrar y salir de lugares casi imposibles de robar y no podía escapar del prostíbulo con Betty, estaba segura que era mejor que Holmes, en los asaltos entraba y salía por lugares distintos sorprendiendo a Holmes, citándolo en otro lugar distinto al planeado, pero en el burdel simple y sencillamente no podía escapar. En una ocasión el día anterior al cumpleaños número dieciséis de Beatrice estaba en una casa de valores, todo iba según lo planeado, tenía el dinero en su poder, se disponía a escapar, ya era de día y en cuestión de una hora el lugar estaría lleno, así ella saldría por la puerta principal.
"¿Qué haces aquí jovencita?" Elektra sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo, finalmente había sido descubierta, ella sabía que tarde o temprano pasaría, por eso tenía la esperanza de escapar cuanto antes con Betty pero no lo había logrado, por segunda vez en su vida activó su poder, sus ojos se volvieron gris claro, se preparó para atacar. "Lo siento señor, no quiero lastimarlo pero no puedo ser arrestada, si me deja ir, le prometo que no me llevo nada…" "Lo siento chiquilla pero no puedo dejarte escapar, a menos que lleguemos a un entendimiento." "Lo escucho." Elektra estaba interesada en escucharlo, aquel hombre no era normal, era como Holmes pero más poderoso, no observó punto débil en él. "Si me cuentas tu historia quizá entienda por que no puedes ser arrestada y posiblemente pueda ayudarte." Elektra le contó todo, no tenía más remedio, sabía que no podría escapar de aquel hombre. "Te propongo un trato." "¿Que trato?" "Te enseño porque no has podido escapar de ese burdel si a cambio tú regresas hoy por la noche." "¿Y si acepto y no regreso?" "Eres una niña de palabra, sé que si me lo prometes aquí estarás, además, conozco a alguien que puede hacerte una proposición que tal vez te interese…" "Está bien, acepto." Cuando Elektra salió Holmes era un manojo de nervios, la golpeó. "Niña idiota, estaba preocupado." "¿Por mi?" "No digas estupideces, tú me importas un carajo. ¿Donde está el dinero?"
"No lo pude sacar pero lo dejé en un lugar de donde lo podré recuperar hoy en la noche." "¡Maldita sea!" Holmes no dijo nada más, le molestaba el regresar con las manos vacías pero no dudaba del instinto de la niña, si decía que no se podía le hacía caso, por eso habían durado tanto tiempo sin ser atrapados. Llegaron de regreso al burdel y Elektra se encaminó a la habitación de su amiga. "¿A donde vas?" "Con Betty, mañana es su cumpleaños y quiero ver que vamos a hacer." "Está bien, pero si no recuperas ese dinero lo que verás es como la azoto." "No te preocupes, lo tendrás." Elektra entró en la habitación de su amiga quien se estaba peinando. "Hola Betty." "Hola Elektra, estoy preparando una sorpresa para mi cumpleaños." "No digas eso, la última vez no salió tan bien…" "No te acuerdes de cosas tristes, estoy segura que pronto nos sacarás de aquí, cuando cumpliste ocho años no hicimos nada, por lo que celebraremos ambos en esta ocasión, ven, recuéstate conmigo un rato y descansa, seguro no dormiste en toda la noche." Elektra así lo hizo, le encantaba dormir en el regazo de Betty, sentía calidez, horas después la despertó Holmes. "Bueno, ya es suficiente Elektra, ve a tu cuarto y prepárate para hoy en la noche." "Ya voy." Elektra se fue a su cuarto, una vez adentro se colocó en su oído derecho el pequeño cilindro que le había dado aquel hombre, el transmisor lo había escondido en el cuarto de Betty. "¿Como va todo mi amor?" "Bien, pero esa maldita escuincla cada vez es más lista."
"No importa, mientras yo esté aquí no te va a traicionar, es imposible escapar, siempre te aviso nuestro plan…" "Lo sé, pero algún día se cansará." "No te preocupes, mientras confíe en mí nunca te dejará. Y ahora ven conmigo, quiero sentir a un hombre antes de que se me suba cualquier payaso." Elektra sintió que la cabeza le daba vueltas, ya no quiso seguir escuchando, ahora entendía la razón por la cual no habían logrado escapar, sus planes eran infalibles pero siempre la descubrían, ahora ya sabía porqué: su amiga la había traicionado, decidió que esa sería su última noche ahí. Cuando se llevaron a Beatrice del orfanato al prostíbulo no estaba en condiciones de “trabajar”, la habían golpeado mucho y eso no era bueno en un negocio en donde lo principal era la apariencia, Holmes encargó que cuidaran de ella y sanaran sus heridas, sin prisas, la niña era un diamante en bruto y le haría ganar mucho dinero, nadie la tocaría hasta que sanara, nadie excepto el…, todos las noches la visitaba, Beatrice al principio lo aborrecía, su enorme miembro la lastimaba, pero de pronto empezó a disfrutar, aquel hombre de verdad la hacía ver el cielo, la llevaba al clímax, empezó a desear que se hiciera de noche, que la visitaran, todo el día se sentía lujuriosa, sólo esperaba el momento en que Holmes la poseyera, cuando éste por fin la tenía comiendo de la palma de su mano la convenció de subastarla para que se acostara con otros hombres, la idea le vino cuando dos adinerados caballeros empezaron a pujar por poseerla, fue cuando se le ocurrió que sería más redituable si era deseada, solo uno al día, el que pujara más fuerte, la convenció de que actuara, debía moverse y gritar con los demás como cuando estaba con él, debía volverlos locos, así su reputación crecería. De pronto, un par de días antes del “gran estreno”, su hermano le habló, le comentó que tenía un buen negocio para él, le platicó la historia de la niña y de cómo quería recuperar a su
amiga, Holmes se interesó, su hermano le había platicado de esa niña cuando se fugó y él quedó intrigado, aceptó el trabajo, siguió a la menor, cuando aventó las monedas prefirió no interceptarla, quería saber hasta donde llegaría, una vez que la atrapó con su amiga cuando escapaban del burdel habló con Betty, la convenció de utilizar a Elektra, la muchacha le temía y aceptó, así traiciono a su única amiga, la única persona en el mundo que la quería y se preocupaba por ella. Elektra y Holmes salieron del prostíbulo a las once de la noche, llegaron a su destino a las dos de la mañana. "Apúrate Elektra, hoy no estoy de humor y si algo sale mal las dos lo pagarán." "No te preocupes Holmes, te aseguro que lo que está del otro lado te sorprenderá." "Más te vale que así sea." Elektra saltó la barda con una agilidad envidiable, pero esta vez se dio cuenta que no estaban activadas las alarmas, sonrió. "Hola Elektra." "Hola señor. ¿Lleva mucho tiempo esperando?" "Más del que tú supones. ¿Descubriste lo que buscabas?" "Desgraciadamente si." "Ven, quiero presentarte a alguien." Elektra siguió al desconocido a una de las oficinas del lugar, dentro había un hombre mayor vestido elegantemente. "Elektra, este es el señor Argento Riazor y tiene una propuesta para ti." "Hola Elektra." "Buenas noches señor." "Yo soy el dueño de este lugar y de otros más que has visitado." "Lo siento…" "No te preocupes, necesito que me escuches." Elektra sólo afirmo con la cabeza.
"Mira, llevo meses buscándote, eres demasiado buena, tu trabajo es impecable, tengo una propuesta para ti." "Lo escucho, pero le advierto que no me gusta robar y no lo haré más." "No te preocupes chiquilla, como puedes ver lo que a mi me sobra es dinero, mi propuesta va más allá, sé que tienes un don muy especial, estoy buscando niños con capacidades extraordinarias para que las desarrollen y tú eres la mejor de todos, ninguno ha despertado las habilidades que tú tienes y mucho menos al nivel que las has llevado por tu cuenta, con el entrenamiento adecuado podrías cambiar al mundo." "No sé de que habla pero será mejor que me diga su propuesta de una vez, afuera me están esperando y tengo cosas que hacer." "Me gusta que seas directa, mi propuesta es la siguiente: quiero que vengas conmigo a mi casa, ahí nada te faltará, convivirás con otros niños de tu edad con capacidades casi tan extraordinarias como las tuyas, te aseguro que cuando termines la primera parte de tu educación no volverás a ser utilizada por nadie." "¿Y no me está utilizando usted?" "Yo sólo te estoy haciendo una propuesta, si no te interesa eres libre de marcharte." "¿Así sin más?" "Si y puedes llevarte las bolsas que dejaste en la mañana." "¿Y que pasará si me vuelve a atrapar en otro de sus negocios?" "¿No dijiste que no ibas a volver a robar? Yo te creo." "¿Me puede dar un tiempo para pensarlo?" "¿Cuanto tiempo?" "Un par de días." "Generalmente no hago ese tipo de concesiones, soy alguien que no da segundas oportunidades, ni permito que me den
largas, pero en tu caso haré una excepción, me interesas demasiado." "Está bien. ¿Nos vemos aquí en un par de días?" "Dime Elektra: ¿Tienes donde quedarte?" "No, pero me las arreglaré." "Estoy seguro que si. Mira... ¿Que te parece si te llevo al Hotel Riazor en el Distrito Comercial? Es de mi propiedad, ahí puedes hacer lo que quieras, entrar y salir cuando se te de la gana, si prefieres dormir en otro lado está bien, es tu decisión, pero acompáñame al hotel para que te presente y sepan que la habitación esta reservada para ti." "Está bien, sólo queda un detalle." "Ah si, lo olvidaba, el renegado de afuera, no te preocupes, en un momento lo despacho." Holmes estaba desesperado, Elektra llevaba más de una hora adentro, si lo traicionaba se lo haría pagar, lastimaría a Betty, ella no le importaba en lo absoluto, se la entregaría a su hermano para que la sodomizara y la torturara como a la niñera del orfanato, a quien después de quitar las monedas que le dio Elektra y torturarla, la cortó en pedazos mientras estaba viva, pobre, sufrió hasta su último aliento. "Ya llegué Holmes." "Maldita niña. ¿Por que tardaste tanto?" "Se complicaron las cosas." "¿Y el dinero?" "Lo siento Holmes, pero esta vez no te voy a dar nada." "¿Que dices?" "Lo que escuchaste, este fue mi último robo." "No me hagas reír niñita, en primer lugar dame el dinero antes de que te lastime y en segundo lugar sabes lo que le va a pasar a tu amiguita si tú huyes. ¿Verdad? " "No le va a pasar nada y si le haces algo no me importa, ya sé que son amantes."
Holmes se sorprendió, pero después volvió a tomar control de la situación. "Ni hablar, fue bueno mientras duró, ya me serviste como ladrona, me hiciste un hombre muy rico. También eres muy linda, ahora me servirás como puta." "Cuide sus palabras señor." La voz era de un hombre, Holmes lo buscó con la mirada. "¿Quien eres?" Argento Riazor guardó silencio, eso puso nervioso al bérserker. Holmes sorprendido vio a un señor bien vestido, revisó y no había nadie más, se serenó, ese catrín no era rival para un bérserker. "¿Que desea caballero?" "Que dejes a la niña en paz." "¿Y si no me da la gana?" "Tendré que hacer justicia por propia mano." "Justicia…" "Así es, soy el dueño de este local así como de muchos más que has robado." "¿Y usted cree poder vencerme?" "No, yo no, pero él sí." Dirigió su mirada hacia Lothar. Holmes observó hacia la barda del local, vio sentado a un guerrero que le sonreía, Lothar bajó de un salto y caminó tranquilamente hacia él. Holmes no se dejó intimidar. "Un bérserker eh." "Eres una basura y te voy a matar como tal Holmes." "Espera Lothar, le propongo un trato señor Holmes. ¿Le interesa oírlo?" "Siempre estoy abierto a un buen negocio, sobre todo si mi vida va de por medio." "Quédese con todo lo que me robó, sólo espero de usted que me permita quedarme con la niña y que en el futuro me haga un favor." "¿Que tipo de favor?" "Uno que sin duda estará en sus posibilidades." "¿Y si me niego?"
"Entonces dejaré que Lothar platique con usted." "Es un gran negociador caballero, la niña es suya, de todas formas si ya no quiere trabajar conmigo igual se iba a escapar, en cuanto al favor si está en mis posibilidades cuente con el. Hasta luego Lothar, mejor suerte la próxima vez." La primera vez que Argento Riazor vio a Elektra quedó sorprendido, un guardia de seguridad que estaba en su nómina era custodio a medio tiempo, estaba enterado que Riazor buscaba niños extraordinarios y “le vendió” información de Elektra, cuando le llevó el video de vigilancia, Lothar y Riazor inmediatamente vieron algo que todos los demás pasaron por alto: los ojos de la niña. Desde entonces dedicó sus esfuerzos en atraparla, sabía que vivía en el prostíbulo, sin embargo, necesitaba sorprenderla robando para convencerla de que se mudara a la residencia del Distrito Comercial, pero era muy escurridiza, no lograba atraparla, eso le gustaba, probaba la valía de Elektra, la niña siempre iba un paso adelante, le había ofrecido una fuerte cantidad al Director del Orfanato si le entregaba a Elektra, por eso éste estaba desesperado por encontrarla, pero nada. Entonces decidió atraerla por el hilo más delgado: Holmes. Riazor corrió el rumor que en uno de sus negocios estaba mal el sistema de vigilancia y lo cambiarían en unos días, después, sólo tuvo que esperar. Pasaron los dos días que había pedido para pensar la propuesta, Elektra se quedó en el Hotel Riazor, la verdad es que se la pasó de maravilla, ahí la atendieron como una reina, todos se esforzaban por cumplir sus más mínimos deseos. "Hola Elektra." "Buenos días señor Riazor." "¿Sabes que día es hoy?" "Si, pero el día no acaba hasta la noche…" "No juegues conmigo niña."
Elektra le dedicó una tierna sonrisa a Riazor, este se la devolvió. "Está bien. ¿Quieres que regrese en la noche?" "Jamás me atrevería a jugar con su tiempo, usted debe ser una persona muy ocupada." "Tú vales la pena Elektra, créeme." "Se lo agradezco, pero dígame: ¿Que es lo que espera de mí?" "Que te des cuenta de tu verdadero potencial y lo explotes." "¿Cuales son las condiciones si acepto?" "Sólo pido dos, que te quedes conmigo por diez años a estudiar y desarrollar tus capacidades, si aceptas no puedes renunciar." "¿Y que pasará después?" "Eso tú lo decidirás." "Acepto. Sólo tengo una petición." "¿Cual es?" "Que me ayude a liberar a Betty." "Pero ella te traicionó…" "Betty es buena y ha sufrido mucho, no se merece esa vida, además, estoy segura que Holmes se desquitará con ella y todo es por culpa mía, aunque sea indirectamente. Yo sé que usted no da segundas oportunidades señor Riazor, pero yo sí, ella es mi amiga y aunque acepto su propuesta de entrenamiento no me iré con usted hasta haber liberado a Betty, con o sin su ayuda." "Es tu decisión niña, tu amiga no me ha hecho nada, por lo tanto no le estoy dando una segunda oportunidad, considéralo hecho, en unos días te avisaré cuando sea libre y te irás conmigo." "Gracias señor." Riazor le encargó el trabajo a su chofer, liberaría a Betty, pero también le sería útil. Cuando Holmes llegó al prostíbulo estaba hecho una furia, se desquito con Betty, la golpeó.
"¿No que la maldita escuincla estaba muy apegada a ti?" golpe-. Beatrice con el rostro sangrando y con lágrimas en los ojos le preguntó: "¿Que pasó?" "La muy cabroncita se fue." "Pero... ¿Como?" "Como, lo escuchas, no sé que le comentaste o que pasó, pero se enteró de lo nuestro y se largó, y para colmo ¡no me dio mi dinero!" –golpe-. "Yo no le dije nada, debes creerme." "Cállate, maldita puta, ya me tienes hasta la madre, a partir de mañana ya no habrá subasta, cada vez ofrecen menos dinero, ahora te acostarás con el que pague." "No, por favor, yo te quiero." "Al diablo contigo, no eres más que una puta y como tal serás tratada." Los tres días que sucedieron no pasó nada, Holmes esperó a que se le quitaran los moretones a Betty por los golpes que le había dado, pero al cuarto cumplió su amenaza, el día fue un martirio para Beatrice, al enterarse sus clientes que era pública y no solamente del ganador volvieron a ofrecer grandes cantidades por estar con ella, el primer día fueron más de treinta…, Betty estaba desconsolada, pensó que era su castigo por haber traicionado a la única persona que se había preocupado por ella, a su única amiga… y llegó el último de la jornada, para entonces estaba totalmente adolorida la habían penetrado por todos lados no podía ni moverse. "Por favor ten piedad, si me dejas tranquila te prometo que otro día te lo compensaré." "No se preocupe, yo no vengo a eso." Bastián le ayudo a incorporarse y la cubrió con una sábana, Betty temblaba. "Gracias." "Escúchame, estoy aquí para ofrecerte un trato que no podrás rechazar."
"¿Que trato?" "Necesito que enamores a un sujeto, ya te iré dando indicaciones sobre el camino, a cambio te aseguro que nadie más te tocará, ya he comprado todo tu tiempo por dos semanas. ¿Que dices?" "Que acepto señor. ¿Pero que pasará después?" "Te liberarán y te entregarán una cantidad de dinero suficiente para que empieces otra vida en un lugar distinto." "¿Está seguro?" "Seguro… Jezabel." Jezabel, así es como le llamaban en el prostíbulo, “la reina lujuriosa”, llevó a cabo su papel a la perfección, tenía dieciséis años recién cumplidos pero un cuerpo de mujer. Atilus cayó en sus redes, pasando las dos semanas se presentó Bastián con Holmes. "Hola Bastián, dile a tu jefe que ya no le debo nada, el favor que me pidió ya está cubierto." "Así lo haré Holmes, te aseguro que está muy complacido." "Hola Lothar. ¿Vienes a agradecerme de parte de tu patrón? ¿O quizá te interesa alguna de mis chicas?" "Te equivocas Holmes, el ser un proscrito te ha dañado la cabeza, recuerda que un bérserker no tiene patrones, sólo tiene socios." "Como lo veas no me interesa, si no tienes nada más que decir vete de mi negocio y no regreses, aquí no eres bien recibido." "Créeme que espero nunca más regresar por aquí, sólo debo hacer algo más y me voy." "¿Y que es?" "Me llevo a Beatrice." "Aquí no hay ninguna Beatrice, sólo hay una Jezabel y me pertenece, de aquí no sale." "¿Quieres apostar?"
"No tienes derecho a llevártela, yo ya cumplí mi parte del trato." "Te recuerdo que cumpliste con Riazor, no levantará cargos contra ti por haberlo robado, independientemente de que te pagó una pequeña fortuna por que lo dejaras disponer de Beatrice por dos semanas, pero tú y yo tenemos un negocio pendiente…" "No puedes venir a retarme sólo por el hecho de que no te agrado, los bérserkers no pueden tocar a los civiles sin un motivo... ¿Recuerdas? Aquí hay testigos de que yo no te estoy faltando al respeto." "¿Y quien está hablando de reglas civiles? Eres un bérserker proscrito y no te enrolaste en el ejército, hay una pena de muerte sobre tu cabeza y yo voy a ejecutarla." Eso tomó a Holmes desprevenido, era cierto, él se había vuelto un bérserker proscrito, pero lo de la cacería y la pena de muerte era ley muerta, si no quebraban la ley simplemente eran ignorados, se sintió acorralado y decidió blufear. "Esta bien, si quieres un combate de bérserkers lo tendrás, pero no tendré piedad…" "No te preocupes, cuando termine contigo serás un eunuco, no volverás a violar a nadie, jamás… " Holmes sopesó la situación, él era realmente fuerte, fue expulsado de la Zona Militar por su insaciable apetito sexual, pero aquel era un bérserker experimentado, había investigado y era conocido por todos como un guerrero de cuidado, era una leyenda viviente, el resultado de la batalla estaba de lado de aquel hombre, sería un milagro si Holmes lo derrotara, sus posibilidades de sobrevivir eran mínimas, su única ventaja era que Lothar lo consideraba un inútil, pero eso no le aseguraba la victoria, quizá sorprendería en un principio a su contrincante, pero si se recuperaba… Entonces pensó en su situación actual, él ya era un hombre muy rico, tenía un negocio próspero y a las mujeres que necesitara, finalmente la cordura le ganó a la
ambición, Holmes no era estúpido y esa zorra no valía la pena, ya la había disfrutado lo suficiente. "Está bien Lothar tu ganas, llévate a la puta, no me importa." "Vámonos Betty." Jezabel ya había sido advertida, estaba en la entrada del burdel con sus pertenencias esperando marcharse. "Espera" Holmes tomó a Betty del brazo."Te aseguro que vas a regresar, nadie te hará sentir como yo." "Claro que no, nadie me tratará con el desprecio que tú lo hiciste." Beatrice le dio un puñetazo a Holmes en el rostro, éste levantó la mano para devolver el golpe, Lothar se llevó la mano a la espada. "Jajajajajajaja. ¿A eso llamas un golpe? Eso más bien me puso caliente, vengan chicas hoy estoy triste y las necesito a todas". Holmes abrazó a dos de las chicas y se metió al prostíbulo. "Gracias señor." "No hay de que, nosotros cumplimos lo que prometemos, además, fue Elektra quien solicitó que te ayudáramos, ten, este dinero te será suficiente para iniciar un negocio a donde vayas, también puedes conservar la pieza de oro, es muy valiosa, si un día estás en problemas véndela, te sacará de apuros." Cuando Lothar regresó a la casa del Tercer Distrito Riazor lo estaba esperando. "Misión cumplida." "Lo sé, Bastián me lo informó por el comunicador." "Pues entonces vamos por Elektra y llevémosla a la casa provisional." "Eso va a ser difícil, cuando Bastián me llamó le dije a Elektra que ya estaba todo solucionado, que se preparara para partir. En cuanto escuché que llegaron le subí a avisar que ya nos íbamos y no estaba, sólo esta carta." Lothar con una sonrisa en los labios leyó la carta:
“Estimado señor Riazor, cuando recibí su noticia me hizo muy feliz, espero comprenda que tengo que verificar por mi misma lo que me acaba de decir, después de localizar a Betty y saber que está bien lo encontraré. Saludos a Lothar y Basty. Besos, Elektra. Los dos voltearon a ver a Bastián. "¿Basty?" "¿Que quieren? Así me dice, por más que la corrijo no me hace caso y a esa niña ¿quien puede decirle que no?" Todos rieron. "¿Que opinas Lothar? ¿Regresará?" "Téngalo por seguro." "¿Y su localizador?" Preguntó el chofer. "Estamos hablando de Elektra mi estimado Bastián, en seguida lo descubrió y lo dejó encima de la carta." "¡Claro! ¿Quiere que localicemos a Betty?" "No, déjalo. Si Lothar dice que regresará, así será." Unos días después Beatrice caminaba rumbo a la estación del tren, había decidido irse a vivir al Distrito II, siempre le había gustado el mar, Lothar le había entregado una llave inteligente del banco Riazor para que si así lo consideraba pertinente depositara su dinero, podría cobrarlo en cualquier banco y su pieza de oro la depositó en una caja de seguridad del mismo banco, era mejor arriesgarse con él a ser asaltada, una mujer caminando sola no era seguro… Pero antes tenía que hacer algo, su rostro era una maldición, no le había ocasionado más que desgracias, lo iba a destruir, después también acabaría con su cuerpo, nadie iba a abusar de ella otra vez, sería indeseable para cualquier hombre, sería su recordatorio de la amiga a la que traicionó y que aún así la salvó, tomó un frasco de ácido, derramó un poco en una esponja y se la llevó al rostro. "¡Betty detente!"
"Esa voz…" Elektra había llegado a tiempo, como un relámpago alcanzó a Betty y le quitó la esponja, ésta no se percató que los ojos de su amiga eran de un gris muy claro. Elektra había presentido que algo malo pasaba, se concentró y activó su poder, cada vez le costaba menos trabajo iniciarlo pero le absorbía demasiada energía, en segundos pudo presentir el aura de Betty y en diez minutos recorrió ocho kilómetros, estaba exhausta, se desmayó, cuando despertó estaba en el regazo de Beatrice. "Betty no te hagas daño." "Me lo merezco, además, este rostro no me ha causado más que problemas." "No es tu rostro, tu cara es buena y ahora puedes iniciar una nueva vida." "¿Por que me ayudas si yo te traicioné dos veces? La primera contra mi voluntad y la segunda…" "No digas más, también fue contra tu voluntad, se aprovecharon de ti, sólo tú sabes por lo que has pasado, has sufrido mucho, no sé si yo hubiera soportado todo tu dolor…" "¿Pero por que me ayudas?" "Ya te lo he dicho muchas veces, porque eres mi amiga y los amigos se ayudan y se perdonan." "Algún día yo te ayudaré a ti." "Estoy segura que si." "¿Cómo me encontraste?" "Sabía que te gustaba el mar, además, eres muy bonita, a quien preguntaba me daba señas de ti." "¿Por que no te vienes conmigo? Pondremos un negocio y tú irás a la escuela. ¡Con tu inteligencia seguro triunfarás en la vida!" "Nada me gustaría más que estar a tu lado pero yo también tengo cosas que hacer."
"Te comprometiste con los que me ayudaron para salvarme. ¿Verdad?" "Algo así, pero no te preocupes, aunque no estuvieras en peligro y me hubieran hecho la misma propuesta yo de todas formas la habría aceptado." "¿Y me hubieras abandonado? Dijo Betty sonriendo. "Eres mi amiga y sé que lo hubieras entendido." "No, no lo hubiera entendido, me sobreestimas, te quiero mucho y no quiero separarme de ti." "Yo tampoco." "Prométeme que te volveré a ver." "Te lo juro." Betty abrazó a Elektra con todas sus fuerzas y la besó en los labios. "Ya no somos amigas, a partir de ahora somos hermanas y mi corazón siempre estará agradecido contigo." "Lo sé, y el mío siempre te acompañará." Elektra se alejó unos pasos, volteó y le gritó a Beatrice: "A propósito Betty…" "¿Que pasó?" "Prométeme que pase lo que pase jamás me volverás a dar una sorpresa en tu cumpleaños." Betty no pudo contener la risa. "Te lo juro." Y Elektra se fue…, por primera vez en su vida lloró de felicidad. En la casa provisional de Argento Riazor. "Es hora de irnos niños. Bien Lothar, parece que tu amiguita esta vez si te falló." "Algo ha de haber pasado, seguro llegará." "Espero no te equivoques, sabes que una vez que se instalen en la casa no podrá ser recibida." "Mi instinto nunca me ha fallado." "Siempre hay una primera vez, vámonos."
Una vez afuera, cuando el guardaespaldas salió, abrió la puerta del vehiculo, al asomarse sonrió. "Hola pequeña." "Hola Lothar. ¿Llegué a tiempo?" "Más puntual imposible." Elektra abrazó a Lothar y a “Basty”, quien aseguró que no vio cuando subió al vehículo, ni Argento Riazor era inmune a sus encantos, la cargó y besó como si fuera su hija. "Espero que esto no se vuelva a repetir." "No señor."
CAPÍTULO 13 RUMBO AL CÍRCULO DEL ZODIACO Cuando Cross iba rumbo al Primer Distrito un automóvil pasó enfrente de él, era imposible no verlo, era el tipo de vehículo que sólo utilizaba la clase más alta del país como Argento Riazor, en Arcadia el transporte más popular que había era el tren en sus tres versiones: elevado, terrestre y subterráneo, sólo los muy ricos o los altos funcionarios tenían vehículos. Se percató que en el auto viajaba una joven de tez morena clara más o menos de su edad, muy hermosa, se atrevería a decir que rivalizaba con Michelle, ambos cruzaron la mirada y la sostuvieron durante el breve tiempo que pasó el vehiculo, Cross sonrió, estaba seguro que Michelle hubiera hecho algún comentario acerca de su superioridad sobre esa chica, siguió su camino. Estaba a punto de comprar su boleto del tren cuando se escuchó el disparo de varias armas, Cross instintivamente volteó, estaban atacando el auto de la chica que lo había impactado, sin pensarlo corrió en su auxilio, la emboscada era exagerada a juicio de Cross, eran más de diez vehículos de asalto contra un auto sin protección, éste solo contaba con dos guardaespaldas y un chofer que había muerto en el impacto, los guardaespaldas no eran guerreros, defendían a la joven con armas de disparo, los agresores atacaban a su vez con el mismo tipo de arsenal, en segundos Cross llegó al lugar de la batalla, ayudándose de la espada sagrada puso fuera de combate a tres vehículos, el auto de lujo estaba volteado, rápidamente se asomó y ahí estaba la chica, no parecía asustada pero lo veía sorprendida. "Dame la mano, te sacaré de ahí."
La chica le dio la mano a Cross y se resguardó del tiroteo a su espalda, de otros movimientos Cross acabó con otros tres vehículos. "Joven, por favor llévese a la señorita de aquí, nosotros nos encargamos." "Pero son muchos, yo puedo con…" "No, por favor, la seguridad de la señorita es lo primero, con usted estará más segura, llévela al edificio de gobierno." Cross no lo pensó más, cargó en sus brazos a la muchacha y huyó del lugar, una vez que estuvieron a salvo la depositó en el suelo. "¿Te encuentras bien?" preguntó Cross a chica. Ella con voz apenas audible le contestó "Sssi gracias." "¿Sabes por que fue todo eso?" "Mi padre tiene muchos enemigos." "Bueno, me imagino que hay que ir al edificio de gobierno, vamos." Cross avanzó pero la chica se quedó en su lugar, lo miraba con desconfianza. "Por favor, no te haré daño, te aseguro que si algo sucede yo te protegeré." "Gracias." "¿Como te llamas?" "Kharynna." "Yo soy Lesath Crossifixio, pero llámame Cross." "Si." Los dos jóvenes caminaron sin hablar por un buen rato, ambos eran introvertidos y no sabían que decir, solo volteaban a verse esporádicamente y sonreían, hasta que Cross se decidió a romper el silencio. "No eres de por aquí... ¿Verdad?" "No, soy de Aztlán." "Del norte de Boleria." "Así es." "¿Y que te trae por aquí?"
"Mi padre vino a arreglar unos asuntos." "¿Y por que te trajo con él si es tan peligroso?" "Porque en sus asuntos está dar mi mano en matrimonio." Cross se enfadó, eso le hizo recordar a Christina. "Y tú ¿quieres casarte? ¿No estás muy chica para eso?" "Ni siquiera conozco a mi futuro esposo, eso lo decidieron los dos estados." "¡Estados madres! ¿Te importaría si hacemos una escala en la casa de unos amigos?" "No, no me molesta." Cross llevó a Kharynna a casa de los Boyet, fueron bien recibidos y comieron con ellos, al final le ofrecieron a Kharynna quedarse con ellos el tiempo que quisiera, se fueron en la tarde con rumbo al Edificio de Gobierno. "¿Segura que quieres ir?" "Si, mi padre debe estar muy preocupado." "Piénsalo bien, nadie debe ser obligado a hacer lo que no quiere." "Te equivocas Cross, hay veces que debes hacer determinadas cosas por el bien de tu pueblo." "Siempre hay una salida, recuérdalo." "¿Porque te molesta tanto mi situación?" "Porque yo perdí a alguien por el mismo motivo que te trajo aquí y estoy seguro que fue obligada, pero yo la voy a encontrar y la traeré de regreso." "Suena lindo lo que dices, no que hayan obligado a alguien a separarse de quien ama, pero si que la busques para poder estar juntos." "Espero que tomes la decisión correcta, de todas formas ya conoces a los Boyet ellos te apoyarán si decides seguir tu camino y yo también." "Gracias." "¡Alto ahí!" Cross se llevó la mano a la espada, pero escucho el grito de Kharynna llamando a su padre.
"¡Papá!" "Hija... ¿No estás herida?" "Estoy bien, gracias a ese joven, él me rescató." "¡Bajen las armas y muestren respeto!" Los militares guardaron sus armas. "Le agradezco el haber salvado a mi hija, mi nombre es Kharlozz Humbolt y soy un emisario del Estado de Aztlán, si hay alguna manera de pagarle por la ayuda prestada a mi hija, no dude en decírmelo." "No se preocupe, hice lo que cualquier ciudadano conciente haría en estos casos, espero que esto no haga que se forme una mala impresión de Arcadia." "De ninguna manera, al contrario, esos eran terroristas de nuestro estado que nos siguieron hasta acá, sus autoridades ya tomaron cartas en el asunto, vuelvo a agradecerle y a ponerme a sus órdenes. Vamos hija." "Si papá, gracias por todo Cross." "Adiós Kharynna y no olvides lo que te dije." Cross vio alejarse a esa muchacha, era realmente hermosa pero muy tímida y asustadiza, pensó que Christina era más fuerte y estaba seguro que resistiría hasta que él la encontrara, se dio la vuelta y se apresuró a irse al Primer Distrito. Mientras Cross se iba Kharynna volteó a verlo y pensó en lo afortunada que era esa chica a la que Cross buscaba, en cambio a ella nadie la extrañaría… Cross se fue directo al Círculo del Zodiaco en el Distrito I, en el camino habló con su maestro Viktor, quería que le contara todo lo que sabía de ese lugar, al final sólo le pudo decir que lo enfrentarían a pruebas muy duras, pero que confiaba en él para superarlas. En las instalaciones del Círculo del Zodiaco. Conversación entre Tauro y Sagitario:
"Que bueno que llegaste Sagitario, me informan que el ganador del torneo viene por el guante." "Ya era hora, se había tardado." "¿Que opinas de él?" "No lo sé, pero me gustó su estilo, reclamar y arrebatar…" "Si, eso fue divertido." "¿Te molesta que venga a tomar tu lugar Tauro?" "Para nada, pero primero debe pasar las pruebas, después ya veremos." "Espero no lo mates en la que tú le apliques..." "Jajajajaja, si muere no merecía ese guante." "Tienes razón." "¿Y quien practicará las pruebas en los Círculos de Aries, Géminis y Cáncer?" "En Aries seré yo." "¿A que se debe tal honor?" "Quiero conocerlo personalmente, yo le explicaré las reglas." "¿Y en Cáncer?" "Será Acuario." "¿Estás segura?" "Si. ¿Por qué lo preguntas?" "Acuario siempre quiso el guante…" "Si, pero no pasó las pruebas." "¿No será muy dura?" "Esperemos que sea una profesional." "Esperas demasiado de todos nosotros." "Porque se que pueden." "Y por Géminis. ¿Quien irá?" "Aún no lo sé." "¡Yo lo haré!" Ambos voltearon, el guerrero llamado Hermes reclamaba su lugar. "¿Seguro vaquero?" "Si, también quiero probar al elegido”.
"Espero que Titán no se entrometa." "No lo hará." "Entonces que así sea." "Bueno Sagitario, ahora sólo queda el detalle de Libra…" "¿Que hay con el?" "¿Vendrá?" "No lo sé, le avise de la prueba y sólo se dio por enterado, pero no confirmó." "El hace lo que quiere…" "Es indispensable para el Círculo, desde que aceptó unirse puso como condición que no se regiría por nuestras leyes, pero pelearía a nuestro lado de ser necesario." "Si, es alguien de palabra y un buen amigo." "Así es, Piscis está lista para ocupar su lugar si no llega." "Bien." Cross llegó a la Escuela del Distrito I y como se lo había advertido Elektra pasó sin problemas y sin preguntas, sólo mostraba la espada sagrada, de hecho hasta sentía que lo respetaban, finalmente llegó a la entrada de las instalaciones para los guerreros más poderosos del Primer Distrito. "¿Que deseas?" La entrada estaba bien resguardada, unas enormes puertas metálicas franqueaban el ingreso a las instalaciones del Círculo del Zodiaco, Cross pensó que sería imposible derribarlas para un enemigo. "Entrar al Círculo". "No puedes entrar si no perteneces a él." Cross mostró la espada sagrada, cuando los guardias la vieron cambiaran su actitud prepotente. "Disculpe usted, puede pasar, lo esperan en el primer Círculo." Los Círculos no eran más que aulas de un edificio de tres pisos, en la entrada de cada salón se leía encerrado en un círculo el símbolo del signo que representaba, Cross ingresó al que mostraba el símbolo de Aries.
CAPÍTULO 14 REUNIÓN Cuando los chicos empezaron a convivir en la casa del Distrito Comercial el único que no encajaba era Dorian, Arlés y Michelle ya se conocían, así como los gemelos y Elektra, Dorian era antisocial, no le importaba relacionarse con los demás, salvo con Michelle…, esa niña podría hacer que perdiera la cabeza. Una vez que se fue Cross siguieron con sus clases, después de cinco años cada alumno tomó a un instructor de combate para desarrollar sus capacidades, Tokugawa Hayabusa tomó como alumna permanente a Elektra por pedido expreso de Cross. Los siguientes dos años fueron de entrenamientos exhaustivos, sin descuidar la parte académica ni la de fuerzas elementales, el par de años que le siguieron fueron de práctica, cada alumno se retiró de la casa Riazor a practicar con su maestro, Michelle, Arlés y Póllux se fueron a las montañas Arlés a las tierras altas, Póllux a las faldas y Michelle a las cavernas, Dorian regresó al área de las minas y Cástor se fue al bosque, sólo se quedaron en la mansión Elektra y Tokugawa. Dorian fue el primero en partir, se despidió de sus compañeros fríamente, ya deseaba que pasaran rápidamente ese par de años para estar de regreso, si había alguien a quien quería enfrentar era a Cástor, pero no por venganza, ese sentimiento nunca lo sintió, después del incidente en el área de entrenamiento, Dorian se sintió fatal, ¡era un debilucho! Su mayor orgullo era su resistencia al maltrato y dolor físico, y ese muchacho lo había vencido con suma facilidad, lo que quería decir que se contenía con él cuando entrenaban. ¡Que humillación! Días después cuando habían sanado las heridas de ambos (Cástor era el único que sanaba más rápido que Dorian),
volvieron a entrenar normalmente, entonces, el gemelo menor se disculpó con su compañero. "Discúlpame Dorian, perdí la cabeza ese día, espero que sigamos siendo amigos." "¿De verdad quieres disculparte?" "Si, somos condiscípulos, todos venimos de lugares difíciles y estamos aquí para apoyarnos." "Entonces no vuelvas a humillarme." "Ya te dije que no lo haré, voy a controlarme." "¡No! No me refiero a esa vez, me refiero a todos los días, no te contengas conmigo, golpéame como ese día, si no soy capaz de aguantarlo no soy digno de estar aquí." "Pero es peligroso…" "¿Eres mi amigo o no?" "Si, si lo soy." "Entonces compórtate como tal, no voy a ser mejor si no me ayudas." Cástor sonrió "Cuenta con ello." "Y lo mismo va para ti Póllux." "Te voy a destrozar pequeñín." "Eso es lo que espero." Desde ese día Dorian experimentó el verdadero dolor de los entrenamientos y le gustó… Arlés también mejoró sus habilidades, nadie mejor que él para liderar las misiones en grupo, era infalible, Elektra cada vez entrenaba menos con sus compañeros, prefería llevar su rutina por separado y Michelle…, ella no cambió en lo más mínimo, seguía siendo la misma déspota, altanera, competitiva, berrinchuda y controladora de siempre. Al final del noveno año todos regresaron a la residencia Riazor, al volverse a encontrar Cástor y Dorian se dieron un fuerte apretón de manos, aunque Dorian era el más introvertido de todos, era querido y respetado por los demás; incluso el mismo Dorian se sorprendió de lo bien que se sintió cuando
volvió a ver a sus compañeros, realmente los había extrañado, al principio confundió a Cástor con su hermano, todos lo hicieron, ahora era un gigante de casi dos metros, hasta que vieron a Póllux, el gemelo mayor se había convertido en una masa de músculos de dos metros con diez centímetros, se veía imponente. Arlés, se veía confiado y seguro de sí mismo, quizá arrogante sería la expresión correcta, Elektra se había convertido en una chica preciosa, pero jamás comparada con Michelle, su amor por su compañera se había vuelto obsesión. Lothar les informó que tomarían una semana de descanso, al final de ésta les aplicarían los exámenes finales para graduarse, si reprobaban serían expulsados, además, para ellos no sólo eran exámenes, era una competencia por ver en que lugar quedaban, para darse cuenta de quien era el mejor… ***** PRUEBA ACADÉMICA La prueba académica fue de conocimientos generales, de todo lo que habían aprendido durante los siete primeros años, más de la mitad de ellos (Michelle, Cástor, Póllux y Dorian) habían dejado de lado los estudios, estaban nerviosos (con excepción de Michelle), Póllux dio un repaso a todos sus apuntes pero se desesperaba al darse cuenta de que tenía poco tiempo para repasar sus lecciones, con Dorian sucedía lo mismo pero a diferencia de Póllux, tomó más en serio los exámenes y se dedicó doce horas diarias a estudiar, físicamente estaba bien, pero también tenía que ser el mejor intelectualmente; Cástor no le dio importancia, decía que no iba a aprender en una semana lo que no aprendió en siete años y Michelle sencillamente no necesitaba estudiar. Al final los seis aprobaron los exámenes en el siguiente orden: 1.- Michelle 2.- Arlés 3.- Elektra
4.- Dorian 5.- Póllux 6.- Cástor Dorian estaba decepcionado de no quedar en primer lugar, seguramente si no hubiera descuidado sus estudios tal vez habría ganado, quizá no a Michelle (nadie era más inteligente que ella), pero sí a todos los demás, pero bueno, por lo menos salió mejor que los huevones de Cástor y Póllux, quienes por cierto, estaban felices de haber aprobado y no les importó quedar en último y penúltimo lugar. ***** PRUEBA DE ENERGIA La prueba de energía se desarrolló al día siguiente, para ese momento todos podían utilizar energía elemental, Dorian estaba seguro, los había escuchado hablar de cómo utilizaban sus poderes elementales con las manos desnudas, menos él, por más que lo intentó no lo pudo lograr, pero en cambio, sí podía realizarlo a través de una espada, Lothar le mencionó que con eso bastaba, no necesitaba crearla con sus manos desnudas, entonces se dijo que no importaba que los demás pudieran hacerlo, la de él iba a ser la demostración más aparatosa y sería el número uno… Comenzó la prueba, las demostraciones de Michelle y Arlés eran espectaculares, la primera manipulando la electricidad y el segundo el hielo, Dorian dudó que su poder compitiera con eso, apretaba los puños de coraje. Todavía faltaban esos malditos gemelos, Póllux le comentó al oído: "¿Impresionante verdad?" Dorian pretendiendo que no importaba le respondió: "Más o menos. ¿Tu que tienes?" "La verdad es que ni Cástor ni yo podemos controlar el elemento, necesitamos armas." Dorian casi se infarta del coraje. "¿Como es posible que no puedan crear energía elemental con las manos desnudas?" "Perdón. Pero por más que lo intentamos no pudimos."
"¡Inútiles!" Dorian se dio media vuelta y se alejó de su compañero, pensó que esos brutos no deberían estar ahí, llegó a creer que sería una pérdida de tiempo el volver a pelear con Cástor, no se alegró porque alguien además de él tampoco manejara la energía elemental con las manos desnudas, eso significaba que él era el peor, Cástor y Póllux no contaban como rivales. Tocó el turno a los gemelos de probar sus habilidades con la energía elemental, al verlos Dorian cambió de parecer, Cástor dominaba el elemento aire y Póllux el elemento metal, ambos se auxiliaron de armas cortas, Cástor de dagas y Póllux de un par de bayonetas, el poder destructivo de ambos era de temer… Dorian realizó su exhibición, su elemento era el fuego, aunque todos quedaron impresionados con ésta, el sintió que fue la más débil, su última esperanza era Elektra, ella se quedó a entrenar en la casa y por lo que platicó, su entrenamiento no fue tan duro como el de los demás, esperaba por lo menos ser mejor que ella… La exhibición de Elektra no tuvo comparación, solicitó a todos que la atacaran al a mismo tiempo con su respectivo poder elemental, lo primero que le vino a la mente a Dorian fue que iba a utilizar algún tipo de truco de escapismo, por lo que decidió no contenerse, no le daría tiempo de huir, todos a la vez dispararon contra Elektra su energía elemental, aire, fuego, metal, hielo y electricidad, cuando sus poderes estuvieron a punto de alcanzar a la exponente los detuvo, transformó todos en energía pura y después se los devolvió, milímetros antes de que la energía los alcanzara se desvaneció. Todos quedaron estupefactos… menos Michelle, ella se sentía enojada, sabía que había perdido el primer lugar, cuando estaban a punto de dar los resultados Michelle de manera ríspida comentó: "¿Para que los dan? Si ya sabemos quien ganó." Al final los resultados confirmaron los peores temores de Dorian.
1.- Elektra 2.- Arlés 3.- Michelle 4.- Cástor 5.- Póllux 6.- Dorian Todos aprobaron, Lothar les explicó que tanto Cástor como Póllux podían haber competido por el segundo lugar, pero les bajó puntos el no controlar la energía elemental con las manos sin un arma, a ellos no les importó… ***** PRUEBA DE COMBATE Esta era su prueba, aquí no fallaría, Dorian estaba seguro de su fortaleza y habilidades físicas, no importaba con quien se midiera, en un combate no importa que tan impresionante sea tu poder elemental, lo importante es como lo utilices en una situación real y él era un experto, hasta ahora los exámenes eran teóricos, en la práctica nadie lo superaría, esperaba no enfrentarse con las chicas, aunque amaba a Michelle si le tocaba pelear con ella la derrotaría, después vería la forma de contentarla, Dorian sabía que Michelle era la peor en combate y realmente no veía a Elektra como un rival a vencer, manejaba bien la energía pura pero eso era todo, como un truco de magia, Elektra sería una buena atracción de circo pero no una buena guerrera, sus verdaderos rivales eran los varones, los gemelos eran unos combatientes naturales y su poder destructivo era enorme, ya lo había comprobado, su batalla con cualquiera de ellos era de pronóstico reservado… a menos que usara esa técnica, él quería reservarla para el final, si la hubiera realizado en el examen de energía quizá hubiera ganado, pero prefirió guardarla, por el contrario, él ya había observado lo mejor de las técnicas de sus oponentes y ya sabía como neutralizarlas, así que por más buenos que fueran los gemelos peleando, si neutralizaba su poder elemental se colocaba un paso por delante, Arlés era
otra cosa, su estrategia con él sería inmediata y fulminante, si le daba tiempo tarde o temprano su amigo encontraría la manera de vencerlo, la batalla debía de ser rápida. Así como Dorian no quería enfrentar a las chicas, los demás también querían evitar a alguien en particular, los gemelos no querían combatir entre ellos, Michelle deseaba evitar a Arlés, la electricidad era débil ante el hielo y éste era mejor que ella en técnicas de batalla, por su parte Arlés por ningún motivo quería enfrentar a Elektra, el vio su poder real y le temía, en cambio a Elektra le daba lo mismo quien fuera su rival, todos eran muy fuertes, por lo tanto, cualquiera sería un oponente peligroso. Lothar habló: "Muy bien chicos, la dinámica será la siguiente, sólo serán tres enfrentamientos, las calificaciones se darán por lo que cada quien haga en el campo de batalla, es decir, un perdedor puede tener mejor calificación que un ganador si su desempeño en la batalla fue mejor, los combates se decidirán al azar." Los emparejamientos quedaron de la siguiente manera: Combate 1.- Michelle vs. Arlés Combate 2.- Póllux vs. Dorian Combate 3.- Elektra vs. Cástor COMBATE 1 MICHELLE VS. ARLÉS Michelle maldijo su suerte, fue la única a quien le tocó pelear con quien no deseaba hacerlo, su combate es el que decidiría quien era el mejor de todos los alumnos, Arlés o ella. Su compañero iba perdiendo por una pequeña diferencia, Michelle había ganado la prueba de conocimientos, pero quedó un lugar por debajo de su amigo en la de manipulación de energía, para colmo, su compañero era mejor en combate y el hielo nulificaba el trueno, lo anterior sin contar que en la exhibición de energía elemental la había vencido, a todo eso había que agregar que Arlés era su amigo, lo había conocido antes de entrar a la casa
Riazor y lo estimaba, era al único que no trataba mal… o bueno, no tanto. Estaba segura que él se sentía igual de incómodo. Arlés pensaba completamente distinto que Michelle, se sentía mal también, pero la razón era que amaba a su amiga, se había enamorado de ella desde que la conoció, él la había recomendado para entrar en la casa Riazor, se alegró cuando fue admitida y ahora… pelaría con ella con todo su poder, se lo debía como su compañero, se enamoró de Michelle porque era tan inteligente como él y más astuta, siempre se preguntó quien sería mejor, hasta el momento estaban igualados, pero ella tenía un primer lugar, aunque eso no importaba, el resultado final dependía de esta batalla, Arlés no se confiaría, la atacaría con todo lo que tenía. Ambos contendientes se miraban sonrientes, levantaron el puño derecho al frente para demostrarse respeto, tal y como les había enseñado Cross. La batalla comenzó, ambos lanzaron ataques a distancia, se nulificaron mutuamente, Arlés eligió una espada como arma, Michelle eligió dagas, Arlés había planificado una estrategia para acorralar a Michelle, primero la obligó a correr a una esquina del área de duelo, después, lanzó su ataque más poderoso, Michelle lo esquivó, mientras evadía los ataques que le enviaban Michelle lanzaba dagas cargadas con electricidad pero por las prisas y el constante ataque de Arlés no conseguía atinarle, llegó un momento en el que los dos se quedaron quietos, ambos entendieron que el combate no duraría mucho tiempo más, su energía se estaba terminando, Arlés fue más rápido y no permitió que su contraria hiciera su jugada, lanzó nuevamente un poderoso ataque que obligó a Michelle a colocarse en el mismo lugar donde había lanzado el primer disparo, eso fue todo, los pies de Michelle se empezaron a hundir en el suelo. "¡Que rayos!" "Lo siento Michelle el combate terminó." "¿Que?"
"Acabas de caer en mi ardid de hielo, ese primer ataque fue un engaño, su finalidad era colocar mi trampa en donde estabas parada, las demás acometidas fueron realizadas para llevarte a ese lugar nuevamente, no la viste porque estabas muy ocupada protegiéndote de mis disparos…" "Digno de ti Arlés, un combate perfectamente planeado, pero esto no se ha terminado, es mi turno." Michelle estiró su brazo izquierdo para realizar su movimiento, pero nada pasó. "¿Que sucede?" "Todos tus músculos ya están congelados e impiden que realices cualquier tipo de ataque." <Maldición tiene razón> Pensó Michelle, sentía que se le congelaban todos los huesos. "Perdiste Michelle, ríndete." "No, todavía puedo…" "Es imposible, si no te rindes ahora te congelaras por completo, podrías morir." "No me importa, no voy a perder." "Michelle no voy a retirar mi ataque, te lo advierto…" "Haz lo que tengas que hacer." "Está bien. ¡Prisión de hielo!" En segundos Michelle quedó cubierta de hielo. "Todo ha terminado, lo siento Michelle." Bastián era el árbitro de los encuentros, observó a Michelle y se apresuró a declarar al ganador antes de que esta sufriera lesiones serias por el congelamiento. "El ganador del primer combate es…" "¡Espera Bastián! ¡Mira hacia el hielo!" le gritó Lothar. El hielo se estaba derritiendo y al final se hizo añicos, Michelle seguía en pie. "Te hubieras quedado así Michelle, pero como lo desees." Esta vez Arlés dirigió su poderoso ataque directo hacia Michelle pero ésta lo detuvo. "¿Como es posible?" Gritó Arlés.
El cuerpo de Michelle estaba congelado y no podía moverse, había detenido el ataque de su rival pero no con electricidad, sino con fuego, este salía de todo su cuerpo, al nulificarse ambos ataques, Arlés nuevamente tomo control de su mente, lo había sorprendido lo que había hecho Michelle, pero estaba seguro que ese poder lo acababa de despertar, ella estaba tan sorprendida como él, todavía no controlaba ese elemento y sus fuerzas debían estar al límite, esta vez acabaría con el combate con un ataque frontal, se llevo la mano a la espada y la empuñó, entonces atacó. "Lo siento Arlés, ahora es mi turno." A Michelle le temblaban las piernas, no podía dar ni siquiera un paso, utilizó toda la energía que le quedaba y activó las dagas que había lanzado, su objetivo nunca había sido Arlés, era crear una especie de esfera eléctrica en el terreno de combate que se entrelazaba por medio de las dagas y Arlés estaba en medio de ellas, no alcanzó a cubrirse con su escudo de hielo, del suelo salieron rayos que le detuvieron sus movimientos. "Maldición, no conté con esas dagas." Arlés recordó perfectamente esas armas, Michelle las había estado enterrando en el suelo, para después recogerlas y lanzárselas, el creía que ella estaba tratando de controlar el terreno y tener armas para lanzar en lugares estratégicos, pero lo que estaba haciendo era tender una trampa, como la de el… Michelle lo había vencido, Arlés soltó su espada y cayó al suelo, Michelle se acercó dando pequeños pasos, parecía que caería en cualquier momento, sabía que si su compañero se levantaba estaba a su merced, no le quedaba nada, pero cuando lo vio a unos centímetros de distancia observó que estaba inconsciente, Michelle sonrió, levanto la mano en señal de victoria y luego se desvaneció. Argento Riazor estaba satisfecho, ya sabía cual era el futuro de Michelle, sería una elementor y una muy poderosa. "¿Que te pareció el combate Lothar?"
"Estupendo, no pudo haber mejor emparejamiento, Arlés ganó la guerra de estrategia pero el poder oculto de Michelle nuevamente la salvó, esa chica no sabe perder y por lo mismo es capaz de llegar a los extremos, los dos son increíbles." "Pienso lo mismo." COMBATE 2 DORIAN VS. POLLUX Dorian estaba complacido, él quería pelear con Cástor pero Póllux también estaba bien, era más fuerte, así su victoria sería total, ya tenía una estrategia para derrotarlo. Levantaron el puño derecho al frente y Dorian le habó a su oponente. "¡Hey Póllux! ¿Que te parece si calentamos con un poco de combate cuerpo a cuerpo?" "Me parece bien, no es sensato de tu parte pero adelante." Y comenzó la batalla, Póllux se sorprendió, Dorian aguantaba muy bien sus golpes, no lo lastimaban, en cambio él si sentía los golpes de Dorian, aunque tampoco lo lastimaban iban haciendo mella en su rendimiento, decidió terminar con el calentamiento en ese momento, Dorian podría lastimarlo, reunió energía en su puño y golpeó a Dorian, éste salió volando por los aires, al aterrizar se levantó sangrando. "Ufff, que golpazo. ¿Como lo hiciste? " "Simplemente empecé a golpearte reuniendo energía en mis puños." "No cabe duda que eres muy fuerte. ¡Yo todo el tiempo te golpee con energía en mis puños!" "Con razón me estabas acribillando…" "Bueno... ¿Que te parece si nos ponemos serios?" "Me parece bien." Ambos sacaron sus armas, Dorian una espada larga y Póllux un par de bayonetas que se calzó en las muñecas. Los dos se lanzaron al ataque, el duelo se veía parejo, Dorian pensó que con la velocidad podría herir a Póllux, pero para su sorpresa el
gemelo mayor era tan rápido como él, entonces se decidió por fin a usar su poder elemental, su contrincante era más fuerte y Dorian no resistiría mucho tiempo más, en cambio Póllux ni siquiera estaba sudando, empezó a arrogarle ráfagas de fuego, eso le dio una ventaja, observó que el gigante aunque las desviaba le causaban daño. Póllux sentía que le ardía todo el cuerpo, aún y cuando desviaba los ataques de Dorian el fuego lo alcanzaba y empezó a sentirse más lento, sus extremidades ya no le respondían igual, entonces Dorian empezó a ser más certero, ahora era mucho más rápido que él, después de lanzar un ataque con fuego inmediatamente atacaba cuerpo a cuerpo, Póllux sólo podía protegerse de uno o de otro, estaba perdiendo. Su fuerza iba menguando, lo sentía, en cambio los ataques de Dorian cada vez eran más efectivos, en ocasiones hasta lo había alcanzado con ambos, ya no podía más, deseaba simplemente bajar la guardia para que Dorian le diera el golpe final, el que lo pusiera a dormir y terminara todo, no tenía importancia perder, a él no le gustaba pelear, pero no podía hacerlo, le había prometido a su hermano que daría todo de sí, Cástor nunca le perdonaría si se dejara ganar de esa manera, entonces decidió que debía terminar ese combate, sus fuerzas estaban al límite y no aguantaría por mucho tiempo, esta vez él tomaría la ofensiva. Encendió su energía elemental, no la había utilizado aún, transformó las bayonetas en dos enormes martillos, eso sorprendió a Dorian, al tener energía elemental de tipo metal, Póllux podía cambiar la forma de las bayonetas hasta transformarlas en cualquier tipo de objeto, hasta uno tan contundente como el que iba a utilizar, nuevamente se equilibraba la balanza, ahora ambos contendientes podían atacar a distancia y el ataque de Póllux era más rápido y contundente, golpeaba la tierra y las ondas de energía que creaba impactaban directamente a su adversario, lo goleaban de una manera brutal, entonces Dorian llevó a cabo la segunda parte de su plan usaría
su poder como arma defensiva, empezó a lanzar cortinas de fuego contra Póllux. El gemelo mayor nuevamente estaba en problemas, aunque eran más rápidos sus ataques, por el humo y las quemaduras perdió visibilidad, no encontraba a Dorian quien lo seguía atacando, él veía perfectamente a través del humo, las llamas no lo afectaban, su cuerpo ya estaba acostumbrado al calor, pasaba a través de ellas sin ningún problema, pronto, muy pronto se terminaría el combate. Póllux no podía más, debía usar su técnica máxima si quería ganar, se había prometido que sólo la utilizaría en el examen de energía pero no en contra de alguien. ¡Podría ser fatal! Pero no tenía otra opción, de hecho, él en ese momento ya había perdido mucha sangre y estaba a punto de desfallecer. Concentró toda su energía y fijó un punto para atacar a Dorian, no lo veía bien pero ya había leído sus movimientos, la explosión lo alcanzaría sin duda alguna, cuando Dorian vio que Póllux hizo los movimientos con la mano para hacer su gran ataque sonrió, eso es lo que esperaba, para eso habían sido todas sus arremetidas, ahora él haría su movimiento, era una ofensiva fulminante y casualmente el poder de Póllux le daba más potencia al suyo. El ataque de Póllux consistía en juntar toda la energía del metal en sus manos, la comprimía con tal fuerza que un golpe suyo terminaba en una explosión por la potencia que llevaba, leyó los ataques de Dorian y lanzó su poder, era imposible que su rival lo evitara, pero lo que desconcertó al gemelo fue que su oponente no hizo nada por intentar huir de su ataque, clavó su espada en la tierra y soltó toda su energía, una espiral de llamas lo rodeó y explotó, la explosión de fuego tomo más fuerza con el golpe de Póllux y lo alcanzó a este de lleno, con la espada en el suelo Dorian había creado un vórtice que lo había mantenido a salvo, Póllux no tuvo tanta suerte, la explosión le golpeó directamente, sólo se veía humo en donde la explosión había
alcanzado al gemelo mayor, del otro lado Dorian estaba de pie impasible. El silencio era total. ¡Póllux podría haber muerto! "Maldito cabrón si mataste a mi hermano pelearás conmigo." "El sabía los riesgos del combate y así los aceptó." "¡Pero el combate no era a muerte!" "El lo volvió más peligroso cuando me atacó con ese poder." "Pero Pol nunca mataría a nadie." "Esa es la diferencia entre nosotros." Cástor estaba a punto de saltar al área de combate cuando Lothar lo detuvo. "Si debo hacerlo también pelearé contigo." "Mira hacia allá." Cástor se quedó con la boca abierta, una vez que el humo se estaba dispersando se alcanzó a ver la figura de un gigante, pero no era Póllux, era un hombre rodeado de una armadura de un metal gris irreconocible, un aura plateada lo rodeaba. Dorian no lo podía creer, el maldito no había caído con su ataque, volvió a atacarlo con su máximo poder pero fue en vano, no le hizo daño, todo terminó en un movimiento, Póllux golpeó a Dorian con el puño con una fuerza tan poderosa como su explosión, esta vez Dorian no cayó, sólo fue arrastrado unos pocos metros hacia atrás, Póllux preparó un segundo golpe. "¡Espera Pol! ¡Dorian esta desmayado!" Era Elektra la que había hablado, Póllux detuvo su ataque y volvió a su forma original, el combate había terminado. Cuando Póllux soltó el último golpe Dorian concentró toda su energía en endurecer su cuerpo, pero el impacto fue demasiado poderoso, lo único que mantuvo a Dorian de pie fue su fuerza de voluntad, Póllux cargó a Dorian y él mismo lo llevó a la enfermería, sólo faltaba un combate y no estaba interesado en verlo, de ninguna manera observaría como se destrozaban Elektra y su hermano. "¡Guau! ¡Que combate! Estoy seguro que ese mocoso podría vencerme."
"Y que lo digas Lothar, y aún no nos mostró su verdadero poder, pero Dorian no se queda atrás, nadie tiene la voluntad de ese chico." "Todos son increíbles, pero ahora viene lo mejor…" COMBATE 3 ELEKTRA VS. CASTOR Los combatientes se quedaron viendo el uno al otro un rato, se estaban midiendo, ambos sabían que el rival que tenían enfrente era de cuidado, muy probablemente ellos dos eran los más poderosos de los seis. Se saludaron con el puño derecho tal y como lo hicieron los demás antes de empezar a combatir. "¿Estás segura de esto Elektra?" "¿Por que me lo preguntas Cas? ¿Tu no?" "Sabes que tú eres la última persona en el mundo a quien yo lastimaría." "Sabes que a mi no me gusta lastimar a nadie…, que no sea igual de fuerte que yo." "He mejorado." "Lo sé." "Sólo voy a pelear si tú te pones seria." "Si me pongo seria no tienes oportunidad." "Podría sorprenderte… " "Adelante amigo, si lo mereces me conocerás." Cástor sonrió, sabía que además de su hermano Elektra era la única persona que tenía posibilidades reales de vencerlo. Ellos estuvieron presentes cuando le mostró su verdadero poder a Cross, fue la tarde antes de que este se fuera, estaban entrenando como siempre cuando Elektra pasó por ahí. "Cross... ¿Seguro que tienes que irte?" "Si Elektra, todos tenemos cosas que hacer." "¿Puedo acompañarte?" "Voy a un lugar muy peligroso." "Entonces te sería de gran ayuda."
"Lo siento Elektra, pero no basta con que puedas escabullirte, allá también es necesario pelear." "Puedo pelear." "No contra estas personas, la mayoría está en mi nivel, los hay más fuertes." "Yo también soy fuerte, además, aunque sean poderosos no pasa nada si no me pueden tocar." "¿A que te refieres?" "Yo sé de lo que hablo." "Elektra. ¿Estarías dispuesta a mostrarme tu verdadera fuerza?" "Sólo si me llevas." "No te puedo llevar, bien sabes que no depende de mí, pero me sentiría más tranquilo si me demuestras que puedes cuidar a los muchachos." "Está bien." Cástor protestó "Hey, no hablen de nosotros como si no estuviéramos, Elektra es débil pero nosotros la podemos proteger." "Yo no soy débil." "Pruébalo, muchachos al que la someta le dejo mi chamarra para conquistar chicas." Los gemelos pusieron manos a la obra, Cross les había contado que esa chamarra era su favorita, con esa prenda era infalible, era un imán para atraer a las chicas, los hermanos trataron de capturarla pero Elektra siempre estaba un paso adelante, cada vez que la atacaban los tropezaba, cayeron demasiadas veces, después, los empezó a golpear hasta que ya no pudieron más. "Es toda tuya jefe, estamos demasiado cansados, no podemos ni levantarnos, y de ninguna manera vamos a pelear en serio con ella." "Esta bien Elektra, pero... ¿Que pasa si te atacan con energía?"
"Atácame." "No. Podría lastimarte." "¿Como esos dos?" Cross lo pensó un momento y le disparó un kunai de energía, no muy poderoso, Elektra detuvo el ataque y se lo devolvió, ella sí pegó en el blanco. "Eso dolió. ¿Podrías sostener un combate conmigo?" "Si." "Aquí voy." Cross la atacó en serio, todos sus ataques le eran devueltos pero tampoco lo alcanzaban, era demasiado rápido, al final con un veloz movimiento logró acercarse a Elektra y sacó el disparo de energía, Elektra lo vio venir, predijo su movimiento, pero no lo pudo evitar, no era tan rápida, solo cerró los ojos, Cross detuvo el ataque antes de golpearla. "Sorprendente Elektra, vuélvete más fuerte, en diez años te buscaré y volveremos a pelear, estoy seguro que será emocionante." "Si Cross." Cástor y Póllux estaban sorprendidos, no tenían ni la remota idea del poder de Elektra, a partir de ese día la respetaron más y le temieron, pero no fueron los únicos, Arlés iba pasando por ahí y lo vio todo, tomó nota mental y se dijo que trataría de jamás enfrentarse a esa niña. En el campo de entrenamiento que estaba a espaldas de la residencia Riazor, Cástor finalmente se había decidido a atacar. "Bueno Elektra, supongo que este examen es para probarme a mi, tú ya estas del otro lado, entonces ahí voy." Cástor atacó con dagas de doble hoja, es decir tenían el filo por la parte de arriba y abajo, se empuñaban de en medio, Elektra optó por un par de tonfas, la chica se sorprendió, Cástor era un maestro en el uso de esos instrumentos, podía controlarlos a la perfección, pero como la última vez que se
enfrentaron Elektra se adelantaba a sus movimientos, se había vuelto realiente rápida y ágil. "Vamos Elektra, si no atacas no me vencerás." "Está bien." Esta vez Elektra atacó. Golpeó a Cástor con sus armas en todo el cuerpo, ni siquiera lo movió. "Eres resistente Cas pero... ¿Por cuanto tiempo aguantarás? "La misma pregunta te hago yo." "¿Por que a mi?" De repente Elektra sintió un fuerte dolor en el abdomen, escupió sangre, volteó a verse y tenía un moretón. "¿Como es posible? Esquivé todos tus ataques." "Tal vez no eres tan rápida como piensas." Elektra volvió a atacar, siguió golpeando a Cástor, cuando se alejó esta vez tenía dos golpes más. "¿Porque?" "Será mejor que cambies la estrategia, ambos sabemos quien tiene el cuerpo más fuerte." Elektra no escuchó y lo volvió a atacar, esta vez se llevó cinco golpes. "No sigas Elektra, vas a perder…" "Te equivocas Cástor, esta vez mi ataque no lo realicé para dañarte, lo hice para ver tu truco, ya lo descubrí." "¿Y cual es?" "Mientras me atacas con tus golpes disparas contra mí ráfagas de aire, que en tu caso es como si golpearas con el puño." "¡Bravo! ¿Y que es lo que gano?" "La pelea que querías." "Perfecto." En un movimiento imperceptible Cástor desapareció, por el contrario, Elektra cerró los ojos y se quedó inmóvil, una ventisca verde la rodeó, se empezaron a escuchar explosiones a su alrededor pero no se veía nada, sólo el eco de los impactos. Todos los demás combatientes ya habían despertado y habían convencido a Póllux de que los llevara a ver el combate, Póllux
no tuvo más remedio que aceptar y los cargó a todos hasta la arena. "¿Ves algo Arlés?" "No, nada Michelle." Dorian comentó: "¡Novatos! No se como diablos me vencieron." Aunque la verdad el tampoco veía nada. Los únicos que seguían el curso de las acciones eran Lothar, Riazor y Póllux. De repente Cástor volvió a aparecer, se le veía cansado. "¿Estás bien Elektra?" "No, a pesar de que pude desviar la mayoría de tus ataques algunos me alcanzaron, realmente estoy lastimada." "Yo también estoy al límite." "Ok, mi turno de atacar." Elektra había guardado suficiente energía de la que le había lanzado Cástor y la empezó a enviar en su contra, no importaba que tan rápido se moviera siempre lo alcanzaba con sus ataques de energía pura. Aún y cuando ningún golpe fue de consideración puesto que Cástor pudo protegerse de todos, también estaba herido. "Bien hecho Cástor, ahora va la segunda oleada." Cástor pensó que esto no podía seguir así, si lo alcanzaba esa oleada perdería, sacó sus dagas de hojas dobles y las lanzó girando al cielo. "¡Viento cortante!" Riazor estaba estupefacto, esa era la técnica secreta de su guardaespaldas. "¿Cuanto tiempo te llevo aprenderla Lothar?" "No sólo aprenderla, es mi creación y me llevó diez años de duro entrenamiento." "¿Y a Cástor?" "Seis meses." Argento Riazor sonrió, Lothar fue el maestro de Cástor en los bosques, no se había equivocado con ninguno de esos chavales.
El viento cortante de Cástor se estrelló con la ráfaga de energía pura de Elektra, los dos estaba exhaustos. "Creo que ya nos queda poco Elektra." "Así es Cástor, pero recuerda que no puedes tocarme, este encuentro no lo vas a ganar." "Te equivocas Elektra a los dos nos queda poca energía ganará quien la utilice mejor." Entonces Cástor soltó las dagas y las empezó a controlar con el viento, pero no fueron dos dagas, fueron ocho… "A ver Elektra, esquiva esto." Elektra fue golpeada una y otra vez por las dagas de Cástor, éste fue muy inteligente, Elektra podía leer los movimientos de su contrincante, con sólo verlo se anticipaba, pero no podía anticipar el viento, este cambiaba caprichosamente los movimientos de las cuchillas y Elektra no podía saber por donde le golpearían, ejecutó un último movimiento, hizo explotar todo a su alrededor, fue una explosión de energía pura que tomo del viento de Cástor, destruyó las armas de su rival y no solamente eso, también lo alcanzó a lastimar a él. Cástor se levantó con dificultad. "¿Ahora que va a pasar Elektra? Me he quedado sin energía elemental." "Yo también." "Tendremos que pelar cuerpo a cuerpo." "Así es." Inició el combate, pero esta vez fue distinto, Cástor empezó a pelear como el viento que había lanzado, sin patrones fijos, decidiendo hasta el último instante donde golpearía y era más rápido que Elektra, la alcanzó en varias ocasiones, hasta que Elektra cayó. "Esta pelea ya terminó." comentó Arlés. "Así es." dijo Dorian. "Elektra ya perdió su ventaja, y sin ella, la lucha cuerpo a cuerpo con Cástor es una misión imposible, aunque más o menos lo evade no puede atacar, sus golpes no son efectivos contra un cuerpo como el de Cástor."
"Están equivocados, Elektra no es la misma de hace dos años, ahora es más fuerte." Todos voltearon a ver a Póllux. "Ninguno de ustedes se dio cuenta pero el ataque que acaba de realizar Cástor lo hizo con toda la violencia de la que es capaz y Elektra sigue en pie, se ha vuelto muy fuerte, vamos a ver su contraataque." Póllux no fue el único que se dio cuenta de la fuerza de Elektra, Cástor también lo notó, el próximo ataque sería el último, entró en modo furia, una aura verde lo rodeaba, sintió como la fuerza inundaba todo su cuerpo, había aprendido a controlarlo, sabía que no dañaría a Elektra de gravedad, sólo necesitaba ponerla a dormir… Elektra advirtió el peligro de inmediato, activó su poder especial, sus ojos cambiaron a un gris claro, vio a través del ataque de Cástor, ambos se lanzaron al frente, pero esta vez a Cástor no le dio tiempo de atacar, Elektra evitó su primer golpe y después lo golpeó veinticuatro veces con las tonfas a una velocidad impresionante, todos los golpes fueron dirigidos a un área especifica para dejar su cuerpo fuera de combate, pero Cástor seguía en pie, parecía que era indestructible. "Todavía no me vences Elektra." "Lo sé. Pero ahora sí." Elektra golpeó el pecho de Cástor con la palma de la mano derecha, se activó una reacción en cadena de todos los demás lugares donde lo había golpeado antes, los veinticuatro puntos. "Bien hecho Elektra, a propósito, bonitos ojos…" Cástor cayó de rodillas y Bastián lo revisó. "No puede más, la ganadora es Elektra." Póllux entró a la arena por Cástor, quien increíblemente estaba todavía consiente. "Es buena hermano." "Lo sé."
"Fue cuestión de suerte Cástor, yo llevo más tiempo controlando mi poder que tú el tuyo, en igualdad de circunstancias no sé que hubiera pasado." "Seguramente lo mismo amiga, insisto, eres buena…" "Lo dudo, me obligaste a utilizar todo mi poder al máximo, es la primera vez que lo hago, de hecho, si me hubieras golpeado tú primero habrías ganado." Castor sonrió, estaba feliz de haber sostenido ese combate, Póllux se lo llevó a la enfermería y después, a todos los demás. "¿Que opinas Lothar?" "Esos chicos realmente son algo especial, sobre todo Cástor y Elektra, ellos desde antes de venir ya contaban con ese gran poder, sólo que Elektra estaba consiente de que lo tenía y Cástor no, de hecho, ninguno de los dos ha desarrollado todavía su máximo potencial y aún así hay muy pocas personas en Arcadia capaces de sostener una pelea con ellos." "Tienes razón, pero Póllux ya lo despertó también y al parecer lo controla mejor que Cástor." "Es correcto, pero aún así yo creo que Cástor esta un nivel por encima de Póllux y los demás no tardarán en despertar su verdadero potencial, sin embargo, por el momento hay que dejarlos ir…" Los resultados del examen de combate fueron los siguientes: 1.- Elektra 2.- Póllux 3.- Cástor 4.- Michelle 5.- Dorian 6.- Arlés La cuenta del ganador se realizó por puntos 1er lugar 10 puntos 2do lugar 8 puntos 3er lugar 6 puntos 4to lugar 5 puntos
5to lugar 4 puntos 6to lugar 3 puntos Quedando finalmente así la tabla: 1.- Elektra26 puntos 2.- Michelle 21 puntos 3.- Arlés19 puntos 4.- Póllux16 puntos 5.- Cástor14 puntos 6.- Dorian12 puntos Un mes después. "Bueno, ya que están todos sanos y reunidos he de contarles una historia..." Argento Riazor les contó la historia de los doce FILOS. "...Como ya lo saben el torneo es en un año en la zona militar, todos son libres de tomar el rumbo que su conciencia les dicte, el que quiera participar allá lo veré, algunos años después del torneo les haré una nueva propuesta y espero que la acepten, mientras tanto, les deseo surte en lo que emprendan." "Pero señor, falta un año de nuestro convenio." Mencionó Dorian. "Lo sé, pero son demasiado excepcionales, cumplieron con el objetivo por adelantado, son libres de irse y sepan todos que esta es su casa, siempre lo será, cuando llegue el momento los mandaré llamar, espero que atiendan a el llamado de este viejo." "Lo prometemos." La primera en irse fue Michelle, le urgía ver el rumbo que habían tomado sus negocios y la fortuna de su padre, se despidió de todos con un simple adiós, todavía estaba molesta por haber quedado en segundo lugar, esa Elektra era temible, pero no importaba, ella era más bonita y se fue sin volver la mirada. Después partieron los gemelos, viajarían por todo el estado buscando personas fuertes a las cuales enfrentar, querían fortalecer y perfeccionar ese poder que habían descubierto, el del aura que los rodeaba, prometieron a Elektra que la
encontrarían algún día y pelearían a su lado hasta el fin del mundo. Le tocó el turno a Arlés, él era el único que se había vuelto un bérserker, no sabía cual sería su destino, pero deseaba ir a visitar a sus amigos de la infancia, tomaría el examen para hacer oficial su condición de guerrero y después decidiría si estaba dispuesto a pelear por la espada sagrada, no debía olvidar que ahí estaría Cross y enfrentarse a él era cosa seria, manejaba el mismo tipo de energía elemental que su compañera, energía pura, la más letal de todas. Tocó el turno de Elektra, abrazó y besó a los que quedaban, no pudo evitar soltar unas lágrimas cuando se despidió de Dorian. "Nos vemos." Dorian también tenía los ojos llorosos, Elektra siempre se portó como una hermana con él, nunca le reclamó su hostilidad, siempre lo quiso como era. Era cariñosa, comprensiva y siempre veía que estuviera bien. La adoraba, se pasó el brazo por los ojos y le dio la espalda. Elektra lo volvió a abrazar. "¿Me vas a extrañar?" Dorian se fijó que nadie lo escuchara, con voz muy baja le respondió "Siempre…" Elektra se disponía a marcharse cuando Lord Riazor le preguntó: "¿Sabes a donde vas?" "Si, voy al Distrito III, quiero seguir estudiando, me voy a matricular en la esuela superior." "Está bien. ¿Sabes a donde llegar verdad? Recuerda que te he adoptado y ahora eres mi hija ante la ley, todo lo que tengo te pertenece." "Gracias pero no lo necesito, te agradezco que me adoptaras, adiós papá." "Adiós hija y recuerda: ¡Ahora tu nombre es Elektra Riazor!" Por último toco el turno a Dorian, estaba muy deprimido, sentía que había fallado a la confianza de su benefactor. "¿Y tú que harás Dorian?"
"Supongo que me uniré a la fuerza militar, tengo que ganarme el pan." "Estoy seguro que harás una gran carrera y en corto tiempo serás un bérserker reconocido." "Cuente con ello señor, quiero que sepa que agradezco lo que hizo por mi, me cambió la vida y lamento el haberlo decepcionado." "¿Por que lo dices?" "Fui el último lugar de los exámenes." "Mira Dorian, la competencia fue cosa de ustedes, yo lo que quería era que aprobaran y todos lo hicieron con creces, tu combate fue impresionante." "Pero igual perdí." Dorian era incapaz de sostener la mirada de su mentor, la vergüenza lo consumía. "Que eso no te detenga, todos los niños que vinieron tenían cualidades extraordinarias, tú también, te ofrezco que te quedes conmigo y que sigas entrenando aquí, yo te convertiré en el bérserker más fuerte de tu generación y podrás ser mi guardaespaldas." "¿En serio señor?" "¿Que dices? ¿Aceptas?" "Claro que acepto, nada me haría más feliz que poder servirle, le aseguro que yo ganaré esa espada sagrada." "Estoy seguro que si muchacho, la espada sagrada será tuya."
CAPÍTULO 15 EL CÍRCULO DEL ZODIACO EL CÍRCULO DE ARIES Al ingresar a al aula del primer círculo Cross se encontró con una atractiva joven de tez blanca a la que le calculó unos veinticinco años, cabello negro, corto, a la altura de la nuca con un peinado a la moda, irradiaba personalidad e imponía respeto. "Hola Cross." "Sabes mi nombre." "Todo mundo sabe tu nombre." "Me refiero a como me llaman mis amigos." "Si te molesta dime como prefieres que te llame." "Cross está bien." "Perfecto, mi nombre es Sagitario, soy la líder del Círculo del Zodiaco." "Gusto en conocerte." "Te voy a explicar las reglas. Pon atención. No voy a contestar preguntas ni a repetir las cosas. ¿Entendiste?" "Si." "El Círculo del Zodiaco es el órgano protector del Primer Distrito, en sus filas se encuentran los líderes de esta circunscripción, como su nombre lo índica existen doce símbolos zodiacales, por lo tanto, somos doce guerreros, incluyendo dos en Géminis, Escorpión está vacío, la mitad de los miembros tienen el estilo de pelea de trooper y la otra mitad de elementor, como te darás cuenta más adelante el poder de un guerrero no radica en su “estatus”, radica en el manejo de su energía. Como bien sabes el trooper puede utilizar un elemento de energía elemental sólo a través de un arma, los elementors no manejan armas pero controlan dos fuerzas elementales o una natural y los bérserkers pueden controlar una energía elemental tanto con un arma como con las manos desnudas, la creencia
general es que no hay guerrero más poderoso que el bérserker y en parte es correcto, pero hay excepciones, como lo son los Arcángeles de la Legión de los Iluminados del Distrito II, cuyos miembros son elementors superiores que manejan dos tipos de energía: natural y elemental, además de la fuerza psíquica y el Círculo del Zodiaco, cuyos miembros tienen un poder adicional asociado a su signo, yo por ejemplo soy una elementor superior que maneja energía elemental de tipo aire y también controlo la energía natural, domino a la bestia mítica llamada Centauro, pero puedo lanzar flechas de energía pura por mi ascendente, el signo de Sagitario. Debes de saber que es indispensable que los líderes de los principales grupos de defensa de los Distritos manejen energía pura que es la más poderosa, Rafael en el Distrito II y Elektra en el Distrito III también pueden manejarla, pero la verdad es que lo importante de los grupos especiales de todos los Distritos es cómo controlas tu energía y la cantidad que puedes almacenar y expulsar. ¿Hasta ahora entiendes?" "Si, pero... ¿Quienes defienden al Distrito III? ¿Bérserkers?" "Sí; y muy poderosos." Cross pensó en Elektra, no sólo era la líder de la escuela del Distrito III, también era la líder de las fuerzas especiales, Sagitario la había puesto al nivel de ella y Rafael, su poder debía ser impresionante. "Te preguntarás porque te estoy contando esto, es porque quien obtenga el guante se convertirá en el guerrero del octavo Círculo del Zodiaco, el Escorpión." "¿Y si no deseo serlo?" "Te dije que no habría preguntas, pero te responderé. No depende de ti decidir si serás un guerrero del Círculo del Zodiaco, la espada que portas es la legendaria espada roja, su nombre es Antares y pertenece a este Círculo, al reclamarte como dueño automáticamente eres un guerrero del Zodiaco, sólo falta tu consagración: el guante; si lo consigues pertenecerás al
Círculo, si no lo haces pero sobrevives la espada te será retirada y podrás irte." "Pero si lo consigo te aseguro que no me quedaré en el Círculo." "Nadie hablo de que te quedarías aquí, hablamos de “pertenencia a un grupo” no de fijar una residencia, ahora te hablaré de las pruebas. ¿Correcto?" "Adelante." "En cada Círculo te vas a encontrar con un guerrero que te practicará una prueba, podrás salir de esa aula sólo si el aplicador te lo permite con su aprobación, en caso contrario habrás fallado. Además, no se te permite usar a Antares en las pruebas, no te has ganado ese derecho." "Está bien, te la entrego." "¿Acaso eres idiota? Jamás entregues a nadie esa espada, ahora es parte de ti, llévala pero no la uses, la voy a cubrir con esta tela especial, eso hará que su energía no te alcance, si no pasas las pruebas la espada no te considerará digno y te abandonará, entonces podrás entregarla, si la utilizas durante las pruebas entonces morirás. ¿Aceptas el reto?" “Jamás la entregues", era la segunda persona que se lo decía, a Cross no le interesaban el guante y la espada, los necesitaba para recuperar a Christina, aunque eso nadie lo podía saber. "Acepto." Sagitario envolvió la espada y Cross se la colocó en la espalda. "Y ahora ¿que arma usaré?" "En eso debiste haber pensado antes de aceptar el reto, no preguntaste. La primer prueba del Círculo de Aries comienza ahora." Cross se mordió el labio, Sagitario lo había engañado, con todo su parloteo hizo que se le olvidara preguntar por su arma antes de iniciar el reto, además, le habían prohibido hacer
cuestionamientos, se preguntó ¿quien fue el imbécil que dijo que él era un genio? Estaba más que demostrado que era un idiota. "¿Estas listo?" "Espero que si." "Mi prueba es muy sencilla, voy a disparar una flecha contra ti." "¿Y después?" "Eso es todo." "¿Segura?" "Segura. ¿Listo?" Cross se preparó para la flecha, la iba a detener con su pared de energía, no confiaba en Sagitario, si la esquivaba posiblemente sería capaz de manipularla y golpearlo con la defensa baja, decidió que lo mejor sería recibir el golpe directo, concentró su energía en su escudo. Sagitario empezó a expulsar viento de su mano derecha, Cross pensó que había acertado en su estrategia, con el viento sería difícil predecir por donde atacaría la flecha de energía pura, con su defensa la detendría. "Ahí voy…" ¿Que le pasaba a esta chica? ¡Todavía anunciaba su ataque! Cross se concentró. "¡Flecha de energía!" En segundos un huracán de viento golpeó la defensa de Cross, éste pensó que hábilmente Sagitario le daría más fuerza a su flecha, concentró toda su fuerza en su defensa y entonces… Una flecha de energía de dos metros de altura surgió del suelo exactamente donde Cross estaba parado, lo impactó directamente, el golpe fue mortal, el aspirante cayó al suelo con los ojos en blanco. "Lo siento pero reprobaste, espero no hayas muerto, te dije que las pruebas iban a ser muy duras, mientras te distraías con el viento de mi mano izquierda y lo que te decía, con la derecha estaba formando la flecha por debajo tuyo, no pusiste la debida
atención y fallaste, te falta mucho para ser un guerrero del Círculo." Entonces Sagitario se reprendió a si misma. "¿Pero que estoy haciendo? Estoy hablando sola."Se acercó a Cross para quitarle la espada. "No la toques, no la puedo abandonar." "¿Que demonios…?" Cross se levantó sonriendo y sin ningún rasguño. "¿Como es posible? Claramente te impacté con mi flecha. ¡Eso hubiera matado a cualquiera!" "Si, ahora sé porque eres la líder del Círculo, ese ataque fue muy poderoso, pero tú no eres la única que puede hacer trucos, el viento fue un buen factor de engaño, pero también me hizo pensar que debido a su fluctuación el golpe vendría de cualquier lado, por lo que la pared de energía fue sólo para que pareciera que detenía el viento, engaño contra engaño, la verdad es que era una defensa muy endeble y sólo estaba desviando tu ventisca, no sólo puedo defenderme con la pared de energía, también puedo crear una armadura de energía alrededor de mi cuerpo, ahí concentré todo mi poder, sabía que me pegarías." "Te felicito, me venciste por completo, estas aprobado, suerte en el próximo Círculo." Cross salió del aula de Aries, había completado la primer prueba pero fue más dura de lo que imaginaba, había utilizado demasiada energía, esperaba que tuviera la suficiente para llegar al octavo círculo, se encamino a la siguiente aula, en la entrada se leía el símbolo de Tauro. ***** CÍRCULO DE TAURO Cuando Cross entró al aula se encontró con un musculoso gigante. "Hola aspirante, llámame Tauro, soy el líder de la escuela. "Hola. ¿Cual es tu prueba? "Una muy sencilla. ¿Ves la marca que hay detrás de mí?" "¿La que esta a tres metros? Si, la veo perfectamente."
"Sólo tienes que hacer que yo esté del otro lado, tienes media hora para hacerlo." La prueba no se veía muy complicada, a pesar de que el estudiante de Tauro era una masa de músculos de un poco más de dos metros, Cross ya había peleado con otros guerreros parecidos. "¿Puedo preguntarte algo? Para saber como atacarte." "Adelante." "¿Cual es tu especialidad?" "Soy un trooper superior de estilo agua." "¿Y tu arma es…?" "Esta hacha." "¿Y el poder de tu ascendente zodiacal?" "Energía natural, controlo a una bestia llamada el Toro de Creta. ¿Ya sabes como atacarme?" "Ni idea, pero lo voy a intentar." "Adelante compañero, el tiempo empieza ahora." Mientras eso sucedía Sagitario en la primer aula estaba reflexionando sobre el siguiente combate de Cross, era con Tauro, uno de los más fuertes, si el aspirante conseguía el guante le quitaría su posición al toro, eso era doblemente peligroso para el muchacho, enfrentaría a alguien no sólo para pasar una prueba sino para quitarle el puesto que detentaba en la escuela, esperaba que Tauro no se ensañara, Cross le había caído bien, le gustaría que triunfara. Cross primero quiso medir el poder del toro, le lanzó un kunai de energía con la mano extendida, generalmente cuando lo hacía de esa manera la forma de energía tenia una longitud de un metro, Tauro la detuvo con el hacha. "Por favor amigo, dime que ese no fue tu mejor ataque, voy a creer que la prueba de Sagitario fue el reto a un juego de cartas y ella es malísima en eso."
"De hecho si fue mi mejor ataque, pero sólo estoy calentando." "Pégame con todo lo que tienes." Cross empezó a hacer sus movimientos, cuando levantaba el brazo en forma vertical lanzaba los kunais, pero cuando movía los brazos en forma horizontal lanzaba shirukens, comenzó a lanzar los kunais uno tras otro pero todos eran desviados por el hacha, intentó al mismo tiempo golpearlo por detrás con las shirukens, estaba seguro que lo impactaría, a unos milímetros de golpearlo una pared de agua nulificó su ataque. "¿Cómo es posible?" "Mi defensa es perfecta, mientras tenga esta hacha estaré protegido contra cualquier ataque aunque yo no lo vea. ¿Que sigue?" Cross intentó moverlo en un combate cuerpo a cuerpo, ambos eran peleadores expertos, pero Cross no tenía arma, esa fue la diferencia. "¡Embestida!" Cross salió volando y aterrizó contra la pared de la habitación, no supo que lo golpeó pero sintió que se le rompían todos los huesos, con sangre en el rostro y todo el cuerpo adolorido preguntó: "¿Que fue eso?" "Un ataque con mi don especial." "Es muy bueno, destruyó lo poco que quedaba de mi armadura, no la podré volver a utilizar en un buen rato." "Te felicito, eres un peleador excepcional, sin mi arma me hubieras vencido, ese don te ayudará con Géminis, pero no aquí." Ya habían pasado quince minutos y todavía no lo había movido ni un centímetro, no le quedaba de otra, utilizaría ese truco, se lo estaba guardando para una emergencia final, pero de nada le serviría si se le acababa el tiempo, concentró toda su energía en su cuerpo, endureció sus músculos al máximo y se lanzó girando en contra de Tauro, se había convertido en una
shiruken humana de energía pura, Tauro lo recibió con un torrente de agua, eso disminuyó la velocidad y la potencia, pero aún así siguió empujando, sintió que Tauro se movía, un metro, dos metros, perdió la noción del espacio, entonces, sintió un golpe en el estomago, después en el rostro, voló varios metros hacia atrás, estaba al borde del desmayo, veía a tres Tauros. "Bien hecho, casi lo logras, pero todavía no." Tauro se había quedado a milímetros de pisar la raya, avanzó tres metros y se coloco en posición, sonreía con autosuficiencia. "Te quedan diez minutos." "Eso es trampa, volviste a avanzar a tu posición original." "Yo nunca dije que me quedaría estático, yo sólo te comenté que debías moverme del otro lado de la línea, tú de un lado y yo del otro." Cross se sentía desfallecer, ya no tenía fuerza y para colmo los golpes de ese gigante eran terribles, con uno más que le alcanzara a pegar estaba seguro que quedaría fuera de combate y fracasaría, pero observó algo, el toro estaba traspirando, ¡también estaba cansado! Eso le dio nuevos ánimos y empezó nuevamente atacarlo a distancia no se podía arriesgar a acercarse, un disparo dos, tres, estaba combinando sus ataques, horizontal – vertical. "Ya te dije que así no me vas a hacer nada." Pero algo sucedió, el cuerpo de Cross empezó a moverse más rápido, empezó a disparar proyectiles del tamaño de su cuerpo, daba una vuelta sobre si hacia atrás y disparaba un kunai, daba un giro con brazos y piernas extendidas en el aire con el rostro hacia abajo y disparaba un shiruken y cada vez lo hacía a una mayor velocidad y potencia, su cuerpo se convirtió en una gigantesca esfera, a Tauro le dolían hasta los dientes cada vez que sentía un impacto y éstos eran consecutivos, utilizó toda su energía en su defensa, el toro ya estaba de rodillas, no sabía que hacer, sentía que estaba a punto de desfallecer, si bajaba su defensa y lo impactaban podría incluso morir, de pronto todo se
detuvo, Tauro estaba mareado pero vivo, vio su posición, no se había movido, casi había usado su máxima defensa, a sus espaldas escuchó a Cross. "Gané." Estaba tendido en el suelo del otro lado de la línea. "Te equivocas, no me moviste de mi sitio." "Me dijiste que no te quedarías estático, tú de un lado de la línea y yo del otro, ¿o no? Bueno, cada quien esta de un lado de la línea." Tauro vio a Cross con una sonrisa en los labios. ¡Estaba jugando con sus palabras! Eso era trampa, pero todavía quedaban un par de minutos y no quería saber lo que ese muchacho desesperado haría en ese tiempo. "Jajajajajaja, ahora si la hiciste buena, no me venciste en batalla pero si en ingenio, adelante amigo mío, ve al siguiente Círculo, has pasado mi prueba, y si consigues el guante, orgullosamente te cederé el liderazgo de la escuela." "Gracias Tauro." En cuanto Cross abandonó el aula, Tauro se agarró el costado del estómago y cayó de rodillas, se resquebrajó su armadura, estaba herido, esperaba que Cross se saliera lo más rápido posible, no quería mostrar debilidad frente a él, no le había gustado su truco barato pero el cabroncito era bastante fuerte, en el siguiente ataque uno de los dos hubiera podido morir o salir seriamente lastimado y al fin y al cabo sólo era una prueba. Pero le agradaba ese muchacho, le agradaba la gente que lo daba todo sin dejar nada por su objetivo. Y así, mal herido y con una nueva técnica de su poder, Cross avanzó a la tercer aula, el Círculo de Géminis. ***** EL CÍRCULO DE GEMINIS Cross ingresó en el Círculo de Géminis, adentro vio la figura de un hombre bastante alto, debería de medir más o menos lo mismo que él, un metro con noventa centímetros, su cabeza
estaba oculta por un sombrero, tenia la cabeza baja y no se le veía el rostro. "Adelante postulante." "¿Cual es tu prueba?" "No te aceleres, no tenemos prisa, soy uno de los dos custodios del tercer Círculo del Zodiaco, Géminis, me llaman Hermes." "Ya que estamos muy formales mi nombre es…" "El maestro." El guerrero se levantó el sombrero y mostró su rostro. Cross no lo podía creer, conocía al guardián del tercer Círculo, era su amigo, su alumno, su hermano menor… "Cástor." Mientras, en el Círculo de Tauro, éste se estaba recuperando de sus heridas. "Hola Tauro, parece que lo pasaste mal. ¿Verdad compañero?" "Y que lo digas…" "Te dije que no fueras tan estricto." "Es que ese maldito es muy fuerte y me emocioné." "Y ahí está el resultado, enseguida te curo. ¿Porque no usaste tu máxima armadura?" "Me agarró desprevenido, no creí que fuera tan poderoso. ¿Como crees que le vaya en Géminis?" "No lo sé, Hermes lo conoce y por lo que sé lo respeta, pero es Hermes …" "Me extraña que su hermano lo haya dejado hacer la prueba." "Cuando Hermes se pone necio no hay quien lo haga desistirse." "Tienes razón, a ver si no se emociona de más." "Esperemos que no." Los dos guerreros estaban intrigados, conocían bien a Cástor y su carácter inestable.
"¿Como estás maestro? Eres la primer persona que veo después de varios años y no me confunde con mi hermano." "Por los ojos Cástor, los de tu hermano son amables, los tuyos son los de un loco." "Jajajaja, se me olvidaba que sólo tú nos conoces mejor que nadie." "Ahora entiendo cuando Elektra me dijo que tenía unos amigos que le daban información del Círculo." "Elektra es un amor, en cuanto vio que ganaste la espada nos habló para que le explicáramos como conseguir el guante." "¿Y Póllux?" "Ya lo verás después, quería saludar pero estás de prueba. ¿Recuerdas?" "Perdón, lo había olvidado, trata de no matarme, me gustaría saludar a tu hermano." "Ya lo veras. ¡Está enorme!" "Te creo, pero no sé porque sospecho que hubiera sido mejor que el fuera mi sinodal." "El te hubiera dejado pasar con la condición de que le jalaras un dedo, aunque eso tampoco es recomendable, sus gases son mortales, han despejado el Círculo completo en más de una ocasión. ¿Te imaginas?" "Tiemblo de sólo pensar en eso." "Pero yo no soy así. ¿Lo entiendes verdad?" "Claro que si amigo, no sé por lo que pasaron para llegar al nivel de ser miembros del Círculo del Zodiaco, pero me siento orgulloso. Cuando ustedes llegaron a la mansión yo llevaba toda mi vida entrenando, diez años, la gente y los maestros decían que era un genio, pero al llegar ustedes la percepción cambió, eran dos años menores y sin ningún entrenamiento, pero todos tenían unas cualidades excepcionales, cuando escuché las historias de sus vidas antes de llegar a la mansión y cómo fueron seleccionados por Riazor sentí que me echaron de la casa porque
no me podía comparar con ustedes… y tenía razón, en diez años ustedes me sobrepasaron, todos han cumplido con las expectativas, son personas influyentes en todo el Estado, con ustedes dos ya los he visto a todos, Elektra, Michelle, Póllux y tú, pertenecen a lo más alto de las jerarquías entre los guerreros." "No te subestimes maestro, eres ni más ni menos que el portador de la espada sagrada. ¡El elegido!" "No me engañes amigo, sólo estoy en este momento compitiendo por llegar a su nivel, además, gané porque no combatí ni con Arlés ni con Dorian, estoy completamente seguro de que ambos son mejores que yo, lo sentí en cuanto los vi." "Esos dos son más que buenos guerreros, ya lo verás después. Además, estoy intrigado por todo esto de las pruebas ¿sabes? Yo solicité hacerlas pero me negaron el derecho." "Ya me imagino porqué, seguro nadie quiso pelear contigo, el hecho de que alguien quiera hacer este recorrido por diversión significa que no está bien de la cabeza." Castor empezó a reír, si alguien lo conocía perfectamente ese era Cross. "Algo así. Bueno, pues... ¿Que te parece si probamos tu teoría maestro?" "Adelante mi hermano. ¿Puedo hacer las preguntas de rutina?" "Las que quieras." "¿Estilo y elemento?" "Trooper supremo, elemento: aire." "Siempre creí que serías un bérserker." "Nunca me interesó, sólo quería ser más fuerte. ¿Recuerdas mi furia? Resultó que era un don que aprendí a controlar." "Me alegro, eras muy peligroso. ¿Tu cualidad ascendente del Círculo?" "Soy uno de los guardianes de Géminis, mi cualidad es que manejo también el elemento de mi hermano: metal."
"O sea que prácticamente son unos elementors con armas. Eso es peligroso y más tratándose de ustedes." "Algo así pero sólo controlo una parte del elemento de Póllux, es algo complementario." "Y me imagino que es al revés con Póllux." "Así es, pero te darás cuenta que se convierte en algo muy hermoso…" "Ya estoy emocionado, muéstramelo, saca esa enorme espada que tienes en tu espalda y empecemos." "Te equivocas, esta espada es para la pelea a corta distancia, mis armas de trooper son estas." Cástor sacó dos hermosas pistolas, Cross estaba estupefacto. "¿Eso se puede?" "¡Por supuesto! Los troopers del Círculo no somos troopers ordinarios, recuerda que necesitamos un arma para expulsar nuestra fuerza elemental, pero no es obligatorio que sea una espada, yo utilizo a estas preciosidades. ¿Empezamos?" "Adelante. ¿Cual es la prueba?" "El primero que pierda un litro de sangre pierde." "¿Y como sabremos…?" "Tomate esta píldora, es especial, tu sangre se verá verde fosforescente, cuando llegues al litro de sangre perdida se verá roja…" "Dame eso." Acto seguido Cástor clavó su arma en el suelo, era una enorme espada plana llamada Doppelhander, después, empezó a disparar en contra de Cross, este activó su pared de energía y entonces observó los disparos de Cástor, realmente era hermoso, utilizando el poder de Póllux creaba los misiles que disparaba y utilizando su propio poder de viento daba un impulso de vértigo a sus proyectiles, impactaban su pared con una potencia impresionante, de repente, se empezó a resquebrajar su defensa, los proyectiles la estaban perforando, tenía que atacar también y sabía como hacerlo, así como podía disparar kunais y shirukens
de dos metros, también los podía disparar de dos milímetros y al ser más pequeños podía dispararlos a velocidades impresionantes; esto sin contar que a diferencia de Cástor toda su mano era un área de disparo, empezó a atacar a Cástor y entonces se dio cuenta de la función de su espada, debía medir de punta a mango un metro con setenta centímetros, y de ancho un metro más o menos, Cástor se protegía detrás de ella, Cross pensó que eso no le duraría mucho, sólo tenía que rodearlo, cuando lo empezó a rodear y lo vio desprotegido le disparó, pero Cástor de un movimiento de su mano movió el espadón como si fuera un palo de madera, haciéndolo girar en el aire y deteniendo todos sus disparos, pero lo más impresionante era que aunque el espadón giraba como un ventilador, Cástor podía disparar entre los giros con una precisión quirúrgica, no fallaba un solo tiro, la pared de Cross empezaba a ceder, uno, dos, tres, cuatro, ¡cinco tiros lo alcanzaron! Empezó a salir de su cuerpo sangre con color fosforescente. "Esto se complica." murmuró para sí. Era imposible atinarle a Cástor, a donde iba movía esa espada del demonio, intentó quitársela lanzando energía de mayor tamaño pero la espada la resistía, Cross lanzó un disparo con un gran poder y la espada salió volando por los aires, pensó que era su oportunidad pero otra vez se equivocó, al lanzar el disparo consumió mucha energía y su defensa bajó, Cástor lo aprovechó para dispararle una nueva ráfaga de plomo, impactó a Cross más de diez veces, ninguna de ellas fatal, pero estaba perdiendo mucha sangre, levantó su defensa nuevamente y se abalanzó sobre la espada de Cástor, cuando la tuvo a su lado la trató de levantar para usarla esta vez él como escudo, ¡pero era demasiado pesada! Con las fuerzas que le quedaban no podía levantarla, los efectos de la batalla con Tauro le estaban pasando factura, pero aun así recordó que Cástor usaba esa espada como si estuviera hecha de plástico, cuando eran pequeños su fuerza superaba a la de Cross pero no por mucho, ahora no había
comparación entre la fuerza de Cástor y la suya, aunque estuviera al cien por ciento de sus facultades. Cástor nuevamente volvió a tocarlo, la defensa de Cross cada vez era más débil, pensó en Christina, no podía fallar, no podía usar la espada de Cástor pero él tampoco, era hora de acribillarlo, esto acabaría ahora, lanzó su poder contra Cástor, esta vez no tenía defensa alguna o eso creía Cross, antes de que su energía lo impactara Cástor creó un huracán a su alrededor, ningún disparo lo tocó, entonces todo se aclaró, Cross disparaba más en cantidad pero al ser más pequeños sus disparos no eran tan potentes y alguien con la fuerza y energía de Cástor podía desviar sus tiros, no podía arriesgarse a lanzar un misil de energía más potente, eso debilitaría su pared y todo terminaría, volteó a ver sus heridas, seguían manando sangre verde, continuaba en el “juego”, con una ráfaga de disparos cada vez más potentes Cástor obligó a Cross a separarse de su espada y la recuperó, Cross se sentía perdido, entendió la estrategia de Cástor, necesitaba la espada para ahorrar energía, si la espada lo cubría no necesitaba usar el viento para protegerse, mientras que él cada vez se estaba desgastando más. Entonces sucedió, al igual que su ataque en el Círculo de Tauro subió al segundo nivel, su defensa lo hizo en este, su pared le empezó a mostrar puntos azules, tanto en la espada como en el cuerpo de su oponente, Cross disparó a través de su pared a los puntos exactos que le indicaba su poder, los primeros sacaron de balance a la espada, los siguientes impactaron a Cástor, este recuperó la espada, la volvió a hacer girar y empezó a avanzar, pero el resultado fue el mismo, esta vez ya no recogió la espada, se adelantó y cubrió con un huracán que fluctuaba alrededor de su cuerpo, solo estaba a unos disparos de ganar, Cross volvió a ver a través del la defensa de su amigo y volvió a disparar, estaba emparejando las cosas, Cástor no dejaba de sangrar y para su sorpresa tampoco lo estaban golpeando en ningún punto vital, cambió la estrategia, volvió a avanzar con su
defensa activada, Cross volvió a ver a través de ella y disparó, pero esta vez no tocó a Cástor, éste con su arma derecha estaba disparando a los misiles de Cross, todo lo que pasaba lo destruía, era increíble, entonces le apuntó con la izquierda, todo estaba terminado, Cástor disparó, entonces Cross en un auto reflejo lanzó su pared hacia el frente, las balas de Cástor quedaron atrapadas en el intervalo, la energía alcanzó al mismo Cástor y lo lanzó al suelo, Cross lo inmovilizó con su pared, claramente vio como se encendían en azul sus puntos vitales, a un movimiento de su muñeca cambió los objetivos del cuerpo de su oponente, estuvo a punto de disparar cuando empezó a ver que la sangre de Cástor se tornaba roja, todo había terminado. "Gané." "Maldita sea. ¡Que buen combate! Hagámoslo de nuevo." "Ni en un millón de años." "¿Que no te emocionaste como yo? Eres mi ídolo, ni Sagitario usa la energía pura como tú." "Me imagino que es así porque sólo es el poder especial de su símbolo." "Tú poder sólo es comparable al de Elektra." "Si tú lo dices…" "Hasta me dan ganas de volver a entrenar contigo." "Esta bien, pero lo haremos después de despertarme, porque creo que me voy a desmayar…" De su cuerpo empezó a salir sangre roja, Cástor se acercó a él y le tocó el pecho hizo que una ráfaga de viento corriera a través de su cuerpo, coaguló y cicatrizó la sangre de sus heridas, dejó de manar la sangre. "No puedes desmayarte hermano, eso te descalificaría, ve al siguiente círculo, yo Hermes de Géminis te apruebo". Cástor le dio una nalgada a Cross y lo sacó de su aula. "Suerte hermano". Cross caminó a la siguiente aula: Cáncer. ***** EL CÍRCULO DE CANCER
Una vez que Cross ingreso en el Círculo de Cáncer, se percató que lo esperaba una guapa jovencita. "Vengo a realizar la prueba de Cáncer." "Perfecto, soy Acuario y seré tu sinodal." Póllux estaba preocupado, las pruebas cada vez eran más difíciles, el quería hacer la de Cross, su plan era ayudarle para enfrentar a Acuario pero Cástor no se lo permitió. "¿Que pasó hermano? Ya no alcanzaste al maestro." "Lo sé. ¿Como fue todo?" "Fue increíble, es mejor de lo que suponíamos, va a obtener el guante." "¿Como lo sabes? Salió más muerto que vivo de aquí gracias a ti." "Se lo debía como su estudiante." "¿Y como su hermano menor?" "Lo habría dejado pasar, pero para eso estabas tú y perdiste el volado." "Si, siempre me ganas, vamos a tener que buscar otro método para zanjar nuestras diferencias." "¿Con una moneda? ¿Con eso decidieron el futuro de ese muchacho?" "Hola compañeros." Sagitario y Tauro no podían creer lo que estaban escuchando. "¡Ya ni la chingan…!" les gritó Tauro. "Es eso o a los golpes, y Póllux se niega a hacerlo…" "Oye Hermes." "Dime Sagitario." "¿Por que no utilizaste tu energía oculta?" "Porque Cross todavía no descubre la suya y eso hubiera sido desleal." Póllux abrazó a su hermano y le revolvió la cabeza "Ya ven como no es tan malo…" Luego se puso serio. "Pero… ¿Porque Acuario?"
"Ella me lo pidió." Respondió Sagitario. "Sabes lo que pasó con ella, no está bien, podría excederse…" le reclamó Titán. "Al igual que tu hermano o que Tauro y ambos lo hicieron bien, confiemos en ella." Acuario era una chica de veintiún años, estaba enojada porque ella había tomado la prueba una semana antes del torneo por la espada sagrada y había fracasado, había sido precisamente en el Círculo de Cáncer con Póllux como sinodal, sabía que Cross era su maestro y lo apreciaba, todos se preguntaban si tomaría venganza. "Eres más guapo en persona que en la tele." "¿Perdón?" "No seas tímido, vamos a divertirnos." "Posiblemente tú, yo no lo creo." "¿Estas listo?" "No, no lo estoy, pero empecemos. ¿De que se va a tratar esta vez?" "Es muy sencillo, camina de regreso a la puerta por donde entraste y vete." "¿Que?" "Lo que oíste." "¿Así como así?" "Puedes retírate." Cross empezó a avanzar hacia la puerta, sabía que había alguna trampa, tenía sus sentidos alertas al máximo. "Sólo hay un detalle, si te duermes pierdes…" ¡Lo sabía! Era una trampa… Cuando Cross reaccionó ya era demasiado tarde, sintió una oscuridad total…, su cuerpo se empezó a sentir pesado, muy pesado, no podía dar un paso más. "No me digas… energía psíquica ¿verdad?" "Me sorprendes guapo, eres tan listo como cuentan."
"Ya sabes, una vez dices algo inteligente, se corre la voz y al final resulta que todos creen que eres un genio." "Me caes bien. ¿Que te parece si te duermes y cuando despiertes tenemos una cita?" "En realidad suena tentador pero... ¿Alguna vez has oído hablar de Elektra, la líder de la escuela del Distrito III?" "Si, dicen que es hermosa." "¿Y del Arcángel Pariel?" "La conozco, la chica más bonita que he visto en mi vida y la más odiosa también." Acuario se estaba molestando. ¿Que le pasaba a ese chico? La estaba comparando con esas dos bellezas con las que sabía no podía competir. ¿Acaso se creía el último galán del mundo? Era guapo, pero esas chicas estaban fuera de su liga… "¿Acaso me vas a decir que has salido con ellas?" "No, no me refiero a su aspecto físico, me refiero a su poder, he entrenado con ellas y no es por hacerte menos, pero no eres tan fuerte." "Lo dices porque no me has visto en acción, ninguna de las dos es competencia para mí." "Eso lo dudo, ellas ya me hubieran puesto a dormir." "¿Eso es lo que quieres? Yo lo quería hacer de una manera linda, pero si lo deseas por las malas entonces…" "¡Espera! Recuerda que es una prueba y estamos cambiando las reglas, antes de que me destroces dime: ¿Que es lo que tengo que hacer?" "Tienes razón… ¿Que te parece un beso?" "Me parece bien." "Entonce prepárate. ¡Energía elemental…" Acuario no alcanzó a terminar la oración Cross la había besado. "¿Como...?" "Misión cumplida." "Pero…" "Adiós." "Espera. ¡No he dicho que has aprobado!"
"¿No vas a cumplir tu palabra?" "Por supuesto que si, sólo quiero saber cómo lo hiciste." "No lo sé, de repente sentí que podía bloquear tu habilidad, seguí hablando contigo para que no te dieras cuenta, te reté para que no la hicieras más intensa y me pusieras a dormir." "Al parecer los rumores eran ciertos, si eres inteligente. ¿Te gustaría hacer una prueba?" "Pero…" "No te preocupes, yo Acuario te apruebo en el Círculo de Cáncer. ¿Que me dices?" "¿Que quieres probar?" "Por lo visto el bloqueo tiene que ver con el poder de tu ascendente, el Escorpión, te estás acercando a tu meta." "¿En que consiste la prueba?" "Te voy a atacar más fuerte psíquicamente, debes de poder bloquearlo." "¿Y si fallo?" "No te voy a noquear pero si a dejar débil…" "Mejor paso." "Te falta la prueba del Círculo de Virgo, ella también maneja la energía psíquica, yo que tu iría preparado." "Está bien, adelante." "¿Sabes cómo me bloqueaste?" "No, simplemente sucedió." "Haz esto, sabes concentrar tu energía en tus extremidades para realizar tus ataques ¿cierto?" "Así es." "Pudiste bloquearme porque en principio tu mente es fuerte debido al ejercicio que realizas para activar tu pared defensiva, es lo que tratabas de hacer ¿no es así? Activar tu defensa para ver si bloqueabas mis ondas psíquicas." "Así es." "Bueno, olvídate de tu pared defensiva y vamos al siguiente nivel, trata de crear ondas cerebrales defensivas, como las que
crea un escorpión para dominar a sus víctimas, concéntrate en tu ascendente. ¿Listo?" "Adelante…" Cross sintió cómo era atacado su cerebro y cómo se defendía de esas ondas cerebrales, después de un rato empezó a dolerle la cabeza. "¡Basta!" "¿Estás bien?" "Si, pero empecé a sentir que la cabeza me explotaba." "Tu poder es muy fuerte, no sólo me estabas bloqueando, estabas empezando comprender mi ataque para poder desenvolverte sin preocuparte por mis ondas cerebrales, pero supongo que con práctica podrás subir al siguiente nivel." "Gracias." "Fue un placer, me alegra haber fallado esta prueba, tú mereces esa espada." "¿Tú tomaste…?" "No hay tiempo, ve a la siguiente aula, cundo pertenezcas al Círculo te platicaré mi historia, por lo pronto vete y recuerda que me debes una cita." "Pero nunca quedamos en…" "Créeme, no me quieres ver enojada." "Está bien, hasta luego y gracias." Al salir del círculo de Cáncer Cross había descansado físicamente pero mentalmente se sentía agotado, como no contaba con un arma necesitaba su fuerza y su concentración al máximo, respiró hondo y entró al siguiente Círculo, el aula de Leo. ***** EL CÍRCULO DE LEO Cross entró en el quinto Círculo estaba consiente de que su energía elemental estaba al límite, logró pasar la prueba de Acuario por casualidad, intentó establecer su pared defensiva y no lo logró, entonces, de ahí salió el poder de su ascendente, ahora debía enfrentarse a la prueba de Leo, un chico un poco
más grande que él le esperaba, era de estatura media, no más de un metro con ochenta centímetros, cabello negro y rizado, llevaba una fina barba que lo hacía ver más grande, sus ojos verdes demostraban confianza en sí mismo. "Hola." "Así que tú eres el aspirante." "Es correcto." "El hecho que hayas llegado hasta aquí demuestra que eres digno participante." "Gracias. ¿Cual es tu prueba?" Mientras, en el Círculo de Géminis. "Hola chicos." "Acuario." "Interesante muchacho, no exageraban, realmente merece estar en el Círculo." "¿Quien habla? ¿La guerrera Acuario o la chica Andrea?" Alegó Tauro con una sonrisa. "Las dos, me agrada el chico y ha demostrado ser digno." "Le quedan las dos pruebas más difíciles." Comentó Póllux. "Tienes razón Titán, conozco a Leo desde que estábamos en la academia militar y es muy duro, realmente hay veces que creo que intencionalmente no pasé tu prueba para no enfrentarme a ese tipo." "Cross está muy débil, las pruebas han sido muy duras, sólo nos queda creer en él." "Tienes razón hermano, sólo eso queda." En el Círculo de Leo "Permíteme presentarme primero, soy el guerrero de Leo, residente del Quinto Círculo, trooper superior estilo fuego, mi ascendente es energía natural, controlo a la bestia mítica el León de Nemea." "Creo que todo está dicho. ¿Cual es tu prueba?"
"Para ser considerado un guerrero del Zodiaco debes probar tu valor y fuerza, vamos a pelear hasta que te apruebe…" "¿Que?" "Lo que escuchaste." "¿No hay algún límite? ¿Es pelear hasta que estés satisfecho?" "Así es." "Ya no tengo energía…" "Puedes regresar, nadie te puede reprochar nada, has pasado todas las pruebas valientemente, sólo deja la espada sagrada en el piso y abandona el Círculo." "Dije que no tenía energía, no que renunciaba, aún si estuviera medio muerto pelearía contigo, avísame cuando empezamos." "Ahora." Cross peleó con todo lo que tenía eligió el combate físico, debía reunir toda la energía de la que disponía, tendría que acabar la pelea en un disparo, tal vez en dos, no podía desperdiciar energía ni siquiera en su defensa. Por su parte Leo, contraataco con el mismo estilo, era un guerrero honorable, pelearía en los mismos términos de su oponente, por un muy leve margen la batalla se inclinó hacia el lado de Leo, era más rápido y más fuerte, Cross estaba agotado, cayó más de cinco veces al suelo, en la última Leo se le acercó para rematarlo pero Cross concentró energía en su puño, ya no salía ningún poder pero si se formó una especie de guante alrededor de su mano, con esa energía golpeó a Leo, éste salió volando por los aires, aterrizó de fea forma en el suelo. Se levanto con sangre en el rostro. "¿Ahora utilizamos energía? Perfecto. ¡Ahora es mi turno! ¡Rugido de León!" La fuerza golpeó de lleno a Cross, sintió que se le desprendían todos los miembros de su cuerpo, pero no podía perder, estuvo tentado a dispararle a Leo pero no tenía fuerza
para un tercer disparo, el primero debía ser una distracción y el segundo debía ponerlo fuera de combate, si fallaba no tenía más, Leo lo terminaría. Empezó a recordar sus entrenamientos con Arlés y como convertían el terreno de batalla en un juego de ajedrez, en esos entrenamientos no siempre ganaba el más poderoso, ganaba el que presentaba la mejor estrategia y en eso él era el único que podía competir con Arlés, pero necesitaba tiempo, deseaba conocer mejor los ataques de Leo para entramparlo, lo volvió a atacar con los puños cubiertos de energía elemental, esta vez el león estaba preparado, volvió a impactar a Cross con su energía natural, las heridas que le había ocasionado Cástor se habían abierto nuevamente, estaba volviendo a perder sangre, Cross estaba al borde del desmayo, ya tenía su estrategia, ahora faltaba que tuviera la oportunidad de ejecutarla, en ese ataque se jugaría el todo por el todo. "Esto va a doler…" Se levantó y atacó a Leo, el guerrero del zodiaco sabía que Cross no soportaría un tercer ataque natural, nuevamente esquivó su ataque y preparó un nuevo golpe, al momento en que lo estaba ejecutando, Cross lo atacó con su nuevo poder psíquico, ni siquiera sabía si iba a resultar pero lo intentó, le funcionó, al activar su poder confundió a Leo, lo ralentizó unos segundos y preparo su shiruken de energía, se lo lanzó pero no llegó a su objetivo, Leo había sacado su espada y había lanzado un ataque de fuego contra Cross, aunque no le pegó de lleno si lo alcanzó, Cross cayó. "Bien hecho amigo, a pesar de tus heridas peleaste con honor y fuerza, me obligaste a sacar mi arma y atacarte cuando pensaba pelear contigo en igualdad de circunstancias, pero no es suficiente, ni siguiera pudiste hacerme daño, sólo una vez me tocaste, quisiera aprobarte pero no puedo hacerlo, tu último ataque ni siquiera me alcanzó, se quedó a centímetros…"
Leo observaba el suelo, la shiruken estaba a sus pies, pensó que si Cross hubiera tenido más fuerza para lanzarlo unos centímetros arriba lo hubiera lastimado, pero no fue así. "Esto no se ha terminado." "Te equivocas, ya acabó, en este momento terminaré con tu sufrimiento, no te preocupes, no te dolerá." Antes de que Leo diera el primer paso, Cross hizo un movimiento de su mano derecha hacia arriba, con la palma viendo al cielo activó la shiruken de energía que estaba a los pies de Leo, esta golpeó directamente al guerrero del zodiaco, la energía de la shiruken explotó hacia arriba, lo levantó varios metros del suelo, cuando estaba cayendo Cross transformó su cuerpo en un Kunai como en la batalla en el Círculo de Tauro y golpeó nuevamente a Leo, ambos cayeron al suelo. Finalmente Cross estaba derrotado, no podía ni moverse. "Ahora si Leo, puedes acabar conmigo, ya no tengo más… " El ataque que Cross efectuó lo copió de Sagitario cuando lo alcanzó con su flecha de energía, creyó que Leo no esperaría ser atacado desde el suelo y le resultó, pero ya había agotado todas sus fuerzas. Leo se levantó con mucho trabajo apoyándose en su arma, estaba mareado por el golpe y mal herido, con paso inseguro y lento se acercó al aspirante, con la mano derecha utilizó su espada y lanzó un ataque de fuego hacia Cross, éste sintió que un viento caliente lo envolvía, le ardía todo el cuerpo, en especial sus heridas. "Con eso basta, he vuelto a cicatrizar tus heridas, has perdido mucha sangre y no podrás continuar si sigues así, yo Leo te informo que has aprobado el examen del Quinto Círculo, eres libre de irte." Cross levantó la vista, Leo tenía su ropa llena se sangre, en verdad lo había golpeado. "Te lo agradezco Leo, pero ya no tengo fuerza ni para levantarme… Lo siento." Cross estaba llorando.
"No te preocupes por eso hermano, yo te ayudo." Leo levantó a Cross, apoyó el brazo de su oponente en su hombro y caminó con ese valiente chico hacia el siguiente Círculo: Virgo. ***** EL CÍRCULO DE VIRGO Leo llevó a Cross casi cargando hasta la entrada del Círculo de Virgo "Hasta aquí llego yo camarada. ¿Podrás pasar tu solo?" "Si, gracias por todo." "Al contrario, sinceramente espero que lo logres, una advertencia: posiblemente la siguiente prueba sea la más dura de todas." "Lo tendré en cuenta, gracias." Una vez que Cross entró Leo se retiró del lugar. "Hola Tauro". "Que tal Leo, ¿Como ves al chico?" "Es duro, ni tu, ni Titán me habían golpeado tan fuerte como él." "Si, es realmente poderoso, cuando obtenga el guante no habrá quien lo venza, la cuestión es si lo logrará." "Es difícil saberlo, todo depende de su corazón, su carácter y de su fuerza de voluntad, Virgo no tendrá piedad…" "No, no la tendrá, pero también es la prueba más importante de todas las que ha realizado." "Es cierto." "Todos están en el Círculo de Géminis. ¿Los alcanzas?" "Por ahora no, gracias, la verdad es que ese chico en verdad me zarandeó, prefiero ir a descansar." "Sagitario puede curarte..." "No, tampoco estoy tan mal..." "Tú te lo pierdes." "¿A donde te diriges?" "A platicar con Brachium."
"Tenía tiempo que no escuchaba ese nombre, pensé que no estaría aquí para la prueba." "Recién llegó, quiero ponerlo al tanto de la situación." "Bien, dile de mi parte que no sea duro con el chico, ya tuvo suficiente y la verdad es que el Círculo lo necesita más de lo que él al Círculo." "Es cierto, se lo diré." "Hasta luego…" En el aula de Virgo "Hola Cross." "Una mujer de prominentes curvas y movimientos sensuales se acercó a Cross, no llegaba a la treintena de años, morena clara de ojos color miel, cabellera larga, ondulada y castaña, labios carnosos y mirada traviesa le daba la bienvenida, pero lo que le puso los nervios de punta al aspirante no fue su exquisita figura, fue la energía que desbordaba, era peligrosa, más que cualquier guerrero al que hubiera enfrentado en toda su vida, pensó que las advertencias de los otros miembros del Círculo se habían quedado cortas, esa mujer era la muerte en persona "Hola Virgo." "¿Listo para la prueba?" "Tanto como se pueda." "Generalmente ya hubiéramos iniciado pero debido a tu nueva habilidad te daré dos opciones y tú escoges la que más te acomode ¿ok? "Está bien." "La primera es un combate, si me vences pasas, tan sencillo como eso." "¿Sencillo? No sé si te has dado cuenta de mi situación actual, creo que voy a pasar por alto esa." "La otra es una prueba psíquica, te daré una visión, tendrás que vivirla y salir de ella, pero no podrás usar tu nuevo poder." "Entonces... ¿Como saldré?"
"Al final de la visión tomaras una decisión, no importa la que sea, eso te regresará a la realidad, entonces podrás irte." "Me estás diciendo que no importa lo que pase... ¿Regresare de tu prueba psíquica y podré pasar a la siguiente aula?" "Así es, pero no te confundas, seré sincera contigo, esta prueba es más dura que un combate físico, puedes regresar con los nervios destrozados o peor aún, con daño cerebral permanente, puedes quedar como un vegetal, todo depende de ti, de tu confianza y de tu fuerza interior, es como un sueño, en un momento estarás en medio de una situación que tu cerebro creará, pero tu pensarás que es real. ¿Entiendes?" "Ya me asustaste pero de todas formas tomaré esa prueba, no estoy en condiciones de afrontar un duelo físico, tendré que agotar mis esperanzas en tu prueba psíquica." "No te preocupes, creo en ti y en que lo lograrás, todos tus sinodales están contigo y te apoyan, ya te consideramos uno de nosotros." "Gracias por tus palabras, me han dado fuerza, estoy listo, comienza." "Ok, quiero que pongas la mente en blanco, no pongas resistencia, permíteme ingresar a tu cabeza, así está bien, empezamos…" Cross sintió que empezaba a caer, después, perdió el sentido. De repente se encontraba en la residencia del Distrito Comercial, estaba sentado en el vestíbulo esperando por una audiencia. "Cross, el señor Riazor te va a recibir en este momento." "Gracias Lothar." Cross ingresó al estudio de Argento Riazor. "¿Como estás muchacho?" "Bien, gracias." "Espero que hayas conseguido la espada y el guante." "Si, aquí los tengo. ¿Donde esta Christina?" "Entrégame la espada y el guante."
"No, primero dime donde esta Christina." "Casada con un Duque de la Capital." "¿En donde exactamente y con quien?" "¿Por que no te lo dice ella misma?" "¿En donde está?" "La espada y el guante." "Aquí están y Chris…" Chistina se presentó en la oficina, se veía hermosa, Cross sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo, pensó que todo lo que había hecho por volverla a ver había valido la pena. "Hola Cross." "Christina." "Cuanto tiempo…" "¿Donde has estado? ¿Cómo estás?" "Bien Cross, ahora vivo en la capital, en Ishtar". "Pero ¿por que?" "Estaba comprometida para casarme, me enviaron con mi nueva familia y conocí a Armand, mi esposo…" "Pero tu…" "Al principio no deseaba hacerlo, estaba buscando la oportunidad de escapar, pero después comprendí que era necesario para la unión del país, entonces, fui un poco más abierta y decidí conocer a Armand, el tampoco deseaba el matrimonio, por lo que decidimos tratarnos abiertamente, después de cinco años nos enamoramos y decidimos cumplir con el compromiso, no por obligación, sino por amor." "Pero... ¿Donde está el?" "Decidimos que no viniera conmigo, no sabía como ibas a reaccionar, mi padre me dijo que estabas un poco paranoico y no podía arriesgarme a que lo lastimaras." "Pero tú sí decidiste venir…" "Sé que jamás me harías daño, entiende Cross, yo siempre te voy a querer pero lo nuestro fue un amor infantil, siempre
seremos amigos, pero ahora mi corazón le pertenece a alguien más." "Entonces... ¿Todo termina aquí?" "Es lo mejor, sigue tu vida, yo ya tengo hecha la mía." "Entonces eres feliz." "Más que nunca en mi vida." "Está bien, es lo único que importa, con permiso, me retiro." Cross estaba destrozado, haber perdido el único amor que tenía lo había deshecho, la vida ya no tenía ningún sentido, pensó que hubiera sido mejor no saber en donde estaba Christina, podría vivir con la ilusión de volverla a ver pero no podía con la seguridad de que la había perdido, decidió irse al único lugar al que ahora pertenecía: al Quinto Distrito, el lugar de los renegados, de los proscritos, donde las ilusiones no existen. No sabía cuantos años habían pasado, el tiempo era algo que ya no importaba, Cross era un alcohólico, vivía al día, recordaba que se había convertido en un mercenario, peleaba para el mejor postor, pero ya había perdido sus facultades, en eso sintió que alguien lo pateaba. "Señor no debería hacer eso, es peligroso para su salud." "Pero si el vago y borracho es usted." "Si, pero también soy muy agresivo, lo podría matar." "Eso lo dudo… Cross." El vago se sorprendió, hacía mucho tiempo que no escuchaba ese nombre, volteó a ver al sujeto que le hablaba y creyó reconocerlo, sí, lo conocía, era Lothar. "Lothar, amigo mío... ¿Que haces por aquí?" "Lo que todos Cross, ya no hay lugar afuera para mi, aunque a decir verdad, ya no hay mundo para nadie." "¿Porque lo dices?" "No te enteraste ¿verdad? ¿Cuanto tiempo llevas así?" "Ya ni lo recuerdo."
"Te voy a hacer una breve semblanza, regalaste la espada a Riazor sólo para saber que Christina estaba felizmente casada, con ese acto de egoísmo entregaste Arcadia, con la espada Riazor conquistó la Ciudadela, se convirtió en un dictador, muchos se levantaron en armas pero cayeron, Riazor ahora lo controla todo. Los primeros en caer fueron los guerreros del Círculo del Zodiaco, se sintieron responsables por entregarte el guante que controlaba la espada, fueron por ella y los exterminaron." "¿Cástor y Póllux?" "Murieron con todos los demás, la Legión de los Iluminados fue la siguiente en caer, Michelle fue ejecutada en público, le cortaron la cabeza. Elektra y Arlés formaron la resistencia, te buscaron pero estabas demasiado drogado para ayudar, era cuestión de tiempo, los capturaron y torturaron hasta la muerte, yo fui dado por muerto, ya no tengo la mitad del cuerpo…" Cross observó bien a Lothar, debido a su estado etílico no le había puesto atención, le faltaban el brazo y la pierna izquierda, usaba prótesis, también estaba tuerto. "¿Y que paso con Christina? "Por ella no te preocupes, ya no pertenece a este Estado, es ajena a todo lo que sucedió." "¿Nadie queda?" "Nadie, Arcadia esta completamente militarizada, espero que te lo estés pasando bien, adiós Cross." "¿Que vas a hacer?" "¿Acaso te importa?" Lothar se alejó, Cross se quedó quieto, tiró la botella de licor que tenía en su mano derecha, no había droga en el mundo que pudiera controlar su dolor, afuera había sufrimiento, gente mala estaba ocasionándolo y de todas no había nadie peor que él, su egoísmo había ocasionado todo y no había hecho nada para cambiarlo, quienes lo querían y confiaron en él dieron su vida para arreglar su error, pensó en el suicidio pero eso no era un
castigo, era un premio, escapar de todo, él era una espada rota, no le quedaba nada, comprendió que en el mundo hay algo más que su dolor y que no todo giraba en relación a sus deseos, pero ya era demasiado tarde… Sólo le quedaba algo por hacer, si tenía que morir no lo haría honorablemente ni mucho menos, pero lo haría tratando de liberar a su Estado, a partir de ese momento se juró que recuperaría la espada sagrada y la libertad de su pueblo. Cross abrió los ojos, se encontraba en el aula del sexto Círculo, estaba realizando la prueba por obtener el guante que controlaba la espada sagrada. "Volviste, que bueno." "Creaste una buena ilusión." "Yo no la cree, fuiste tú." ¿"Cómo?" "Esa fue una visión de tus temores más profundos." "Fue demasiado real." Todavía tenía los ojos llorosos. "Todo vino de tu cerebro." "¿Esto no fue una especie de predicción?" "No Cross, el futuro lo escribimos con nuestras acciones, el que hayas despertado significa que enfrentaste tus temores, pasaste mi prueba, eres libre de continuar si es que así lo deseas, tienes cinco minutos para ingresar al último círculo, el de tu prueba final." "Gracias Virgo." Al salir del Círculo de Virgo, Cross no supo que hacer, cuando llegó lo tenía muy claro, ahora dudaba, ya no era llegar tomar el guante y entregar la espada, sabía que la decisión que tomara iba a ser trascendental, Virgo le había mostrado algo que él simplemente no quería ver, estaba dispuesto a sacrificar al mismo mundo por Christina, pero tal vez ella no necesitaba ser salvada. Finalmente tomó una decisión, iría por Christina, daría su vida por encontrarla, pero no la espada, si él moría en el
intento Antares se perdería con su vida, compartirían el mismo destino, había pensado en renunciar a las pruebas y buscar al amor de su infancia, pero también era demasiado irresponsable dejar que alguien más obtuviera la espada sagrada, ahora entendía que desde el momento en el que la tomó se convirtió en su responsabilidad, terminaría las pruebas y con la ayuda de Antares iría por su amada, con total seguridad se encaminó a la siguiente aula, a la prueba final, al Círculo de Libra. ***** EL CÍRCULO DE LIBRA Mientras Cross estaba en la prueba de Virgo. "Brachium, que bueno que decidiste acompañarnos." "Hola Tauro." "¿Estás al corriente del chico de la prueba?" "Sólo lo que se dice de él en televisión." "¿Y cual es tu interés en Cross?" "Ninguno en especial, Sagitario fue quien me llamó para que viniera a probarlo. ¿Recuerdas?" "Si, pero casi nunca respondes a nuestros llamados, no viniste cuando Acuario tomó la prueba." "Esto es distinto, lo de Acuario nunca creí que fuera serio, en cambio este chico no sólo obtuvo la espada, ésta lo eligió como su portador, quiero ver que clase de persona es Cross, quiero personalmente ver quien es el destinado a dirigirnos. ¿Puedo hacerte algunas preguntas?" "Adelante." "Me gustaría saber la opinión de nuestro líder." "Es un chico inteligente y muy poderoso, maneja la energía pura y al parecer la energía de su ascendente es psíquica, es un buen sujeto, se ve que es leal, los guerreros de Géminis ya lo conocían y lo estiman como a un hermano, de hecho, lo seguirían hasta la muerte, Sagitario y yo lo aprobamos, Acuario y Leo lo recomiendan ampliamente y si llega hasta aquí pues significa que superó la prueba de Virgo."
"Gracias Tauro. ¿Y cual es tu opinión personal?" "Es un guerrero muy fuerte, con el tiempo será tan poderoso como tú, lo necesitamos en el Círculo, pero por otro lado tiene conflictos internos muy intensos que podrían poner en peligro el destino de la espada sagrada, pero tiene un alto sentido de la justicia y creo que al final en cada disyuntiva que le ponga la vida elegirá el camino correcto." "Eso es lo que crees de todos nosotros." "Si y espero no equivocarme con ninguno." "Lo esperamos todos amigo, lo tendré en cuenta cuando lo examine, gracias Tauro." "Por nada, luego nos vemos." Al salir del aula de Libra, Tauro se encontró con Cross. "¡Que bien! Superaste el examen de Virgo." "Si, pero no me gustó lo que vi." "¿Te explicó en que consistía su prueba?" "Perfectamente. No se si soy la persona adecuada para llevar esta responsabilidad." "Lo que decidas está bien amigo, el Círculo te apoya." "Gracias." "No tardes en decidir, el tiempo corre." "Así lo haré." En el círculo de Tauro. "¿Que pasó Titán? ¿Ya se terminó la reunión?" "No, está en su apogeo, ya se unió Virgo y está contando sus impresiones." "¿No te quedaste a escucharlas?" "No es necesario, estoy seguro que siguen el mismo cauce de las demás." "¿Y cual es el motivo de tu compañía?" "Quería saber si llegó Libra." "Aquí está." "¿Vino exclusivamente para aplicar su prueba?"
"Ya lo conoces, él no sigue ningún estándar impuesto en el Círculo, yo más bien diría que vino a conocer al elegido." "Todavía recuerdo cuando trajimos a Brach." "Si, sólo a ustedes se les ocurriría ir a ese lugar…" "De todas formas es un miembro del Círculo y uno muy importante…" "Por supuesto, y más teniendo en cuenta quien es su familia." "Jefe Tauro, ha venido una nueva visita." Los guerreros de Tauro y Géminis voltearon extrañados hacia el emisario. "¿En donde está?" "Va camino al octavo Círculo." "¿Por que le permitieron la entrada?" "Tenía la marca maldita…" Tauro y Titán se voltearon a ver, sabían lo que eso significaba y no era nada bueno, decidieron ir directamente al octavo Círculo. "Está bien, yo me encargo a partir de aquí, regresa a tu puesto." "Pero Sagitario…" dijo con temor el emisario. "Yo me encargo de informarle, tú regresa y no hables de esto con nadie. ¿Entiendes?" "Si señor." "Vamos Titán." En el círculo de Libra. "Hola Cross, pasa por favor." "Hola." "Mi nombre es Brachium, soy el guerrero de Libra, pero prefiero que me llames por mi nombre." "Está bien Brachium. ¿Cual será mi prueba?" "Es difícil decidirlo, no te ves en condiciones de hacer ninguna prueba." "A decir verdad me veo mejor de lo que me siento." "Eso es terrible, han sido duras las pruebas... ¿Verdad?"
"Demasiado, en todos los niveles." "Así es, por lo visto para pertenecer al Círculo debes ser un guerrero impecable en todos los aspectos." "¿Tú pasaste por lo mismo?" "No Cross, al parecer hay distintas formas de ingresar al Círculo, yo ingresé por invitación." "Me imagino que has de ser increíble…" "Jajaja, nada de eso, estoy seguro que no hubiera completado tus pruebas, es sólo que cada Círculo tiene sus propios requisitos para ser miembro, por ejemplo, Aries, Tauro y Sagitario son miembros por herencia familiar, Leo y Acuario por invocación, sintieron el llamado de su ascendente, yo por votación de mayoría absoluta, una vez que somos aprobados y hemos jurado fidelidad al Círculo, adquirimos nuestro poder de ascendente. En cambio Géminis ingresó al Círculo porque así estaba escrito, es decir, sus anfitriones deben cumplir con determinados requisitos, como ser gemelos, haber nacido en un año en específico, tener un determinado poder de nacimiento y presentarse en el Círculo en la época exacta, en el caso de tu Círculo el requisito es…" Libra calló. "Ser el portador de la espada sagrada." "Así es, pero además tu signo es el más importante, por si no te lo habían dicho, en el Círculo del Zodiaco sólo hay troopers y elementors por igual número, seis y seis, el escorpión es el único bérserker y por lo tanto el llamado a ser nuestro líder, por eso las pruebas para poder ingresar al Círculo, debes tener la aprobación por lo menos de la mayoría de los miembros, seis más uno y ésta la obtienes mediante siete pruebas, al octavo Círculo le llaman el círculo maldito porque cualquiera que haya portado la espada sagrada puede reclamar el guante si alguien más ya pasó por las pruebas, en este caso tu no tienes problema, la espada te reconoció y por lo tanto nadie puede quitártela, la espada no lo dejará…"
"Interesante, pero a riesgo de verme grosero con mi anfitrión, me gustaría saber en que consiste tu prueba, no es que no disfrute de tu compañía o no me interese lo que me dices, de hecho, si apruebo me gustaría platicar más contigo, pero la verdad es que estoy a punto de desmayarme…" "Está bien, pero antes dime: ¿Que es lo que harás una vez que obtengas la espada?" "Mi objetivo ha cambiado, era uno cuando llegué pero a lo largo de estas pruebas me dí cuenta que estaba equivocado, originalmente pensaba…" "Olvídate de eso, si ya no es tu objetivo no me interesa conocerlo." "Esta bien, a lo largo de estas batallas he conocido a guerreros increíbles que me han brindado su amistad, me gustaría compensárselos jurando lealtad al Círculo, bien me dijo Sagitario que al final yo pertenecía aquí, mi espada servirá en primer lugar para proteger la justicia y a mi país, después a mi grupo de pertenencia, pero no me voy a quedar en el Círculo, tengo otra importante misión personal que he de cumplir aunque la vida me vaya en ella y usaré todos mis recursos así como mis poderes para cumplimentarla, aún y cuando vaya en contra de los intereses de este grupo de guerreros del Zodiaco." "Me alegra que me hables con honestidad, no te preocupes amigo, mi prueba ya la has pasado, todos tus anteriores sinodales no sólo te aprobaron, sino que me solicitaron que no fuera duro contigo, todos desean que te unas al Círculo y te recomiendan ampliamente, si mis colegas y amigos creen en ti yo el guardián del séptimo Círculo de Libra también, estas aprobado." Cross no lo podía creer, sabía que estaba al límite de sus fuerzas y que muy difícilmente aprobaría otro desafío, casi desfallecido se levantó y con paso lento se dispuso a salir con rumbo a la octava aula. "Gracias."
"Gracias a ti por considerarnos para unirte y bienvenido seas guardián del octavo Círculo: Escorpión." Cuando Cross salió de la séptima aula estaba en el límite, su visión cada vez le fallaba más, le costaba un dolor insufrible cada vez que daba un paso, sólo quería tomar el guante, desmayarse y que pasara lo que tenía que suceder, entró a la octava aula, la que pertenecía al círculo del Escorpión.
CAPÍTULO 16 EL ÚLTIMO CÍRCULO EL CÍRCULO DEL ESCORPION Cross ingresó en la octava aula, al fondo había un estante de cristal parecido al contenedor que tenía la espada sagrada, en el interior había un guante gris claro, en el dorso estaba escrito el símbolo:
Mismo que estaba bordado con hilo negro, sintió que la espada se encendía, era la proximidad con el guante, estaba quitando la protección que Sagitario le había puesto a la espada cuando sintió el peligro, había alguien más ahí, ¿cómo era posible? Las pruebas ya habían terminado. ¿Que tipo de broma era esta? Salió una silueta de la obscuridad, una capucha le impedía ver el rostro del atacante, la silueta sacó una espada y atacó a Cross, éste vio el ataque pero estaba demasiado débil para evitarlo, lo recibió de lleno. <¡Aghhhh! ¡Duele! ¿Que demonios hago aquí? Yo sólo buscaba saber donde se encuentra Christina. Ni siquiera deseo ese maldito guante>. Completamente herido, a punto de desfallecer a causa de las múltiples lesiones que había acumulado a lo largo de varias cruentas batallas, Lesath Crossifixio Sargás se lamentaba mientras recibía una nueva dosis de electricidad en el cuerpo, ya había agotado todas sus energías en los combates previos y no se imaginaba que tuviera una pelea extra en el octavo Círculo, tenía que pensar rápido, el cuerpo ya no le respondía y no le quedaba más energía elemental para utilizar, pensó que ya no había escapatoria, cerró los ojos y esperó a que le dieran el golpe fatal. "Lo siento Christina, te fallé."
El extraño se acercó a Cross, estaba dispuesto a darle el golpe mortal. "Antes de que me mates. ¿Podrías decirme por qué? Maestro..." Viktor Von Hausen, se quitó la capucha, estaba sorprendido. "¿Como lo supiste muchacho?" "Estudié con usted durante varios años, puedo reconocer su energía." "Interesante cualidad, había escuchado que los verdaderos guerreros podían desarrollarla, no cabe duda que eres increíble Cross, sólo tú podías superar estas malditas pruebas." "Pero ¿porque usted?…" "Ya que me descubriste y voy a matarte te lo explicaré; te mentí Cross, nunca me uní a la resistencia, yo efectivamente pertenecía a la élite del ejército, en la guerra civil el portador de Antares que no era el antiguo Escorpión sino un guerrero más, murió en batalla, pero se llevó consigo a toda mi unidad, sólo yo sobreviví, tomé la espada e investigué todo de ella, aunque esta a mi no me reconoció como su dueño sentí que cierto poder fluía de ella y me alimentaba." "¿Como es posible que alguien más empuñara un arma sagrada sin ser el elegido?" "La espada roja tiene una maldición, es la única de las espadas sagradas que nunca desaparece, cualquiera la puede empuñar pero nadie más que su elegido puede disponer de su poder. Yo había nacido en el mes de octubre bajo la constelación del escorpión, con la espada en mis manos sobresalí en batalla, subí a lo más alto que mi posición podía, pero yo quería más, el poder es una droga que te consume, ya sabía de la existencia del guante y del modo de obtenerlo, me dijeron en el ejército que esa prueba yo la debía de tomar solo, que no podía llevarme el guante por la fuerza, ya que si así lo hacía éste desaparecería y la espada absorbería mi vida, entonces, decidí tomar la prueba, como tú ya sabes no te
permiten usar la espada para realizar los exámenes y yo no tenía ni una quinta parte de tu poder, por lo que en el aula de Tauro perdí. No sólo fue la batalla, también mi ojo derecho, el guardián me solicitó la entrega de la espada pero huí con ella, a las afueras del Círculo tenía a todo un escuadrón esperándome y logré irme con Antares, debido a la situación en la que se encontraba Arcadia no me siguieron, lo peor fue que con el tiempo y a raíz de la herida de Tauro también perdí la visión de mi otro ojo, fui despojado de la espada sagrada y echado del ejército como un perro." "Así fue a parar al peor de los Distritos..." "Efectivamente, me recluí en el único lugar que hay para gente como yo, el Quinto Distrito, pero no me dí por vencido, entrené mi cuerpo y mi mente, sabía que tendría una segunda oportunidad, aprendí a vivir con mi discapacidad y la verdad es que ahora ya no necesito la vista, puedo manejarme perfectamente sin ella, con el entrenamiento he desarrollado mis otros sentidos hasta límites insospechados, yo iba a participar en el torneo, me había inscrito, volvería a tener la espada sagrada, el guante ya no me importaba." "Y entonces me conoció..." "Así es, apareciste tú. Vi el gran potencial que tenías y cambié mis planes, otra vez lo quería todo y lo haría a través de ti, no sólo te entrené para que ganaras el torneo, también lo hice para que pasaras a través de las aulas del Círculo, tendrías éxito donde yo había fallado, tomarías las pruebas para obtener el guante por mi… Pero te fuiste, cuando se acercó el día del combate y no regresabas tuve que presentarme a combatir, me diste un gran susto, al principio creí que podía ganar, hasta que se presentó ese maldito de Riazor con sus bérserkers, eran muy poderosos, para colmo, después de los dieciseisavos de final me había tocado combatir con Lothar." "Usted no tenía oportunidad de vencer a Lothar."
"Eso ya lo sé, iba a ser muy difícil derrotarlo si no imposible, desde que yo estaba en el ejército ese sujeto era conocido como el cadete más poderoso de su generación, nuevamente estaba contra la espada y la pared, pero de pronto de la nada apareciste tú, Antares te reconoció y volviste a salvar el día y mira lo que son las cosas, ni siquiera tuve que engañarte para que vinieras por el guante, ¡lo hiciste por iniciativa propia! No sé si lo sepas pero cuando alguien toma las pruebas y tiene éxito, un segundo postulante que haya sido portador de la espada puede pasar, es detectable por una marca que deja la espada en la mano de quien la porta sin ser el elegido, por supuesto yo la tengo." "Si, algo me dijeron hace poco." "Bueno, pues aquí lo importante es saber como y cuando, afortunadamente tu me avisaste e inmediatamente vine hacia este lugar, soborné a unos tipos de la Ciudadela y llegué a tiempo en helicóptero, por más fuerte que seas las pruebas son demasiado duras, sabía que acabarías en este estado, sólo tuve que esperar el momento adecuado y aquí estamos, ahora me llevaré la espada y el guante, lo siento Cross, de verdad me agradabas, pero las cosas son así." "Si tuviera aunque sea un poco de energía evitaría que te llevaras la espada, pero no la tengo, lo único que me consuela es que no saldrás de aquí con vida." "¿De que hablas?" "De los integrantes del Círculo por supuesto, ve el estado en el que me encuentro y sólo fueron pruebas las que pasé, ninguno utilizó su poder real, aunque tengas la espada sagrada no serás más poderoso que ninguno de ellos y yo tengo aquí a un par de amigos…, no, tengo a ocho amigos que vengaran mi muerte, adelante Viktor, haz lo que tengas que hacer." "¿Todavía no sabes nada de la espada verdad? Hubiera sido un desperdicio que te la hubieras quedado, adiós Cross y que la muerte te brinde descanso."
Viktor atacó nuevamente a Cross, ambos sabían que este ataque era el definitivo, pero el golpe nunca llegó a su destino. "¡Que diablos! ¿Quien interrumpe?" "Me llaman Titán y soy el guerrero de Géminis." En el último segundo Póllux había intervenido y había detenido el ataque de Viktor. "No puedes intervenir, esto es una cuestión entre aspirantes del Círculo de Escorpión." "Querrás decir entre un aspirante y su rémora del Círculo de Escorpión." "Tranquilo Titán, tiene razón, no puedes participar." "Está bien Tauro, yo no sabía esa regla y me enfurecen los cobardes…" "Ya habrá tiempo para que te tragues esas palabras Géminis. Y Tauro… dile a Sagitario que acabando esto voy a retarla por el liderazgo del Círculo y después me ocuparé también de ti, tengo una deuda con tu padre y la saldaré contigo." "Valientes palabras de alguien que no saldrá vivo de esta aula…" Tauro volteó a ver a Póllux y le hizo una indicación con la cabeza. Titán le gritó a su amigo: "Hey Cross, sólo pasábamos por aquí para felicitarte, ya has pasado todas las pruebas del Círculo, ya no tienes que seguir las reglas que te señaló Sagitario…" Cross se quedó viendo intrigado a Póllux, había intervenido a tiempo pero no hizo más que alargar unos segundos su vida, la ejecución se llevaría a cabo y el verdugo estaba listo, pero esas últimas palabras de Póllux…, estaba seguro que tenían un contenido oculto, no habían sido dichas al azar, sobre todo la última parte, había hecho mucho hincapié en sus últimas palabras, bueno, la verdad es que ya le dolía hasta pensar, lo mejor era que todo terminara, la espada se la llevaría Vik… un momento, ¡Antares! Ya habían terminado las pruebas, Cross se dio cuenta de que podía usar la espada, volteó a verla y observó
que la envoltura estaba destrozada, Póllux no sólo lo había salvado, sino que había dejado la espada a su disposición, Antares estaba brillando al máximo, Cross sintió que su energía regresaba, en ese momento Viktor lo descubrió también y atacó con todo su poder, fue inútil, la espada al ser liberada protegió a su amo, Cross la agarró y sintió que toda su energía regresaba, realmente sentía todo el poder de la espada, los ojos cafés de Cross se habían tornado de un color rojo claro. "Viktor, lo que has hecho es imperdonable, no solo intentaste matarme, sino que amenazaste a mis hermanos, eso merece la muerte, pero me salvaste la vida y te debo eso, lárgate a tu cubil y no regreses, nunca vuelvas a cruzarte en mi camino, si te vuelvo a ver te mato." "Esto era la razón de mi vida, no voy a regresar a ese basurero, prefiero morir." Viktor atacó a Cross, este lanzó un ataque con la espada que atravesó el cuerpo de su maestro, lo dejó moribundo. Estaba muriendo en los brazos de su alumno. "Yo no quería que esto acabara así" "No te preocupes, yo me lo busqué." "Gracias por salvar mi vida y por todo lo que me enseñó." "De eso no me arrepiento, tu le diste sentido a mi vida, aunque todo lo hice por la razón equivocada estoy orgulloso de que seas mi alumno, al final si los logros del discípulo son los del maestro sí alcancé a tener otra vez la espada sagrada." "Tiene razón Capitán tropper, Viktor Von Hausen, te presento mis respetos y espero que descanses en paz." Y así falleció aquel hombre, con una mano en la de su alumno y la otra en el objeto que toda su vida lo obsesionó. "Lo siento hermano." "No te preocupes, así es la vida, a propósito, gracias por salvármela." Cross y Póllux se dieron un abrazo, ahora su amistad había alcanzado otro nivel, no sólo eran amigos, hermanos, maestro y
alumno, ahora eran compañeros de armas del Círculo del Zodiaco, ese era un vínculo de sangre que los uniría de por vida. "¡Vivan los novios!" Se escucharon varias risas, todos los miembros presentes del Círculo se encontraban ahí, a excepción de Aries y Cáncer, Cross conoció a las guerreras de Capricornio y Piscis, bromearon acerca de que gracias a Libra estaba ahí pues Piscis tenía una prueba bastante ruda reservada para Cross, se sentía un ambiente familiar y Cross era parte de él. Sagitario habló: "Bueno guerrero del Círculo del Escorpión, es hora de reclamar su premio." Cross se acercó a la urna, al igual que con la espada sagrada esta se rompió con su presencia, tomó el guante y se lo colocó en la mano derecha, la espada resplandeció, por instinto Cross empezó a introducir la espada en su espalda a la altura de la nuca, cuando terminó sólo quedó un tatuaje en su espalda con la forma de la empuñadura de Antares. En ese momento aparecieron los guerreros de Cáncer y Aries, ambos ya eran adultos, los únicos del Círculo junto con Capricornio. A Cáncer Cross ya la conocía, por lo menos de vista, era la Delegada del Distrito I, a Aries nunca en su vida lo había visto, pero estaba seguro de que era alguien realmente importante, ambos se presentaron con Cross y lo felicitaron, después, habló Aries: "Lesath Crossifixio Sargás, a partir de este momento serás conocido como el FILO número siete. Portador de la espada roja, la espada sagrada conocida como Antares. Ahora tu nombre es Escorpión. Cuando estés enfrente de otro igual así te deberás de presentar, bienvenido al Círculo del Zodiaco, serás el guardián y defensor del octavo Círculo. Sagitario te dirá tus derechos y obligaciones para con el Círculo, tu Distrito, tu Estado y tu País, te damos la bienvenida a esta familia, te brindamos nuestra vida y nuestra amistad." Acto seguido los doce miembros se cortaron la palma de la mano y ofrecieron su sangre a Cross, este hizo lo mismo. "Ahora
que eres miembro del Círculo te corresponde por derecho propio el liderazgo de la escuela." "Disculpe pero lo rechazo, creo que Tauro es la persona ideal y me pongo a su disposición para seguirlo, tengo cuestiones personales que resolver y no puedo ejercer las funciones que se me encomiendan." "Así sea entonces, bienvenido compañero." Después de la ceremonia hubo una gran fiesta en la escuela del Distrito I, tanto Cáncer como Aries y Capricornio se excusaron de participar por compromisos “previos”, pero la noticia llegó a todos los rincones del Estado, la espada sagrada Antares después de más de cien años volvía a tener dueño definitivo: un guerrero perteneciente al Círculo del Zodiaco del Distrito I, su nombre era Escorpión. Cross era ajeno a la fiesta en su honor, lo único que quería en ese momento era irse al Distrito III y buscar a Elektra, quería saber lo que había averiguado, a partir de ese momento su principal objetivo era encontrar a Christina. ***** Al mismo tiempo, en una parte del Estado de Levit, en una habitación a oscuras se encontraba una chica temblando en un rincón, únicamente vestía un camisón, su cabello estaba enredado por la falta de cuidado y le temblaba todo el cuerpo, su mirada antes tierna y cordial ahora carecía de brillo y sólo deseaba la muerte, estaba tomándose las rodillas y lloraba, ya no soportaba su situación, mientras las lágrimas corrían por su bello pero resignado rostro se lamentaba: "¿Por que me abandonaste Cross? Yo creí que me querías. ¿Por que me prometiste lo que no ibas a cumplir?" El ritual del llanto nocturno era una práctica común de la chica, su único modo de desahogo, mientras seguía lamentándose, una sombra se aproximaba a ella, la maldad que emanaba de esa criatura era palpable, era una bestia de la
oscuridad, un ser de puro odio, sus grandes fauces se acercaron a la cabeza de Christina, era el momento de cobrar su presa. ***** Conversación en la parte superior del edificio de la Ciudadela. Tres hombres mayores vestidos elegantemente quienes se piensa son los reales gobernantes de Arcadia discuten los eventos recientes: "Al parecer Antares ha sido despertada." "Sucedió mi predicción, la espada roja finalmente tiene dueño definitivo después de un siglo." "Sólo que al parecer la situación se nos fue de las manos…" "¿Por que lo dices?" "Por el espectáculo que brindó Escorpión." "No pasa nada, es joven pero está controlado." "¿Y que sucede con las demás espadas sagradas? ¿Ya tenemos la lista completa de los FILOS?" "En eso estamos." "Es importante estar un paso adelante, ahora mismo el pueblo sólo conoce a un portador…, faltan once." "Ya irán saliendo los demás." "El problema no es que salgan, el objetivo es que estén bajo nuestro control, no quiero otra revuelta…" "Yo tampoco, pero siempre existe un riesgo al despertar a un FILO…" "Está bien, continúa con tu plan, pero no quiero fallas." "No las habrá, de todas formas, si algo no sale como lo esperamos volveremos a soltar a Leviatán." "Esperemos evitarlo. Lo que también me preocupa es que Ragnar no ha regresado…" "Déjalo, ahora es de más utilidad afuera, después ya veremos…"
Los tres hombres se levantaron y cada quien tomó un camino distinto, todos sabían que la parte más difícil de su plan apenas comenzaba: el reclutamiento. FIN DE LA PRIMERA PARTE
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