Mi Valedor intenta inmortalizar en cada edición el espectáculo que se vive en las calles del turbulento DF —para algunos de nosotros el cambio es difícil y aún no queremos llamarle cdmx. En esta ocasión la revista se convierte en un estadio, en un cuadrilátero, en un tablero, en un gimnasio del absurdo. Nos peleamos por sobrevivir en esta jungla de concreto, donde la ley del más fuerte parece predominar sobre todas las demás leyes de nuestra ahora exclusiva Constitución.
El chilango panzón o fortachón suda la gota gorda cada día; acá no hay que esperar cuatro años para ver los deportes más picantes y competitivos, uno solo necesita salir a las calles. En el combate deportivo de la Ciudad de México no se piden requisitos de altura, edad, sexo, condición ni peso.