Amar es armonía, aceptar las cosas como son. Dejar que su naturaleza fluya como tenga que ser. Amarse es aceptarse, amar lo que uno hace, incluso la cosa más pequeña.
A esta edición nos costó mucho trabajo ponerle nombre (“Amorcito, corazón” era una buena idea de Alfredo, vendedor de la revista). Finalmente nos decidimos por este, haciendo alusión a una espantosa telenovela mexicana de 1996. Sé que te identificarás con él, lector, pues todos crecimos con Televisa, ¡el canal de las estrellas!, que nos dejó bien estrellados al estereotipar el concepto de cómo debía ser el amor. Y como en Mi Valedor no pretendemos ser telenovela, no te vendemos la luna y las estrellas, sino la realidad que conocemos, aceptándola amorosamente.