Soy una persona positiva, idealista y generalmente estoy de buen humor. Sin embargo, por alguna razón, desde que empezó el año 2018 ni yo misma me aguantaba.
Entonces probé varios remedios: salir a correr, tomar clases de yoga, seguir alguno que otro consejo de alimentación, hacer meditación. Nada parecía funcionar, así que, indagando en mis malos humores, llegué a la conclusión de que mi depresión-conenojo- acumulado se debía a la frustración de mis —poco exitosas— reuniones con instancias gubernamentales. Exploté saliendo de una junta con el Consejo Ciudadano, para concluir que hice todo lo que estuvo en mis manos para que este gobierno nos apoye por la vía “legal” (asumiendo que ese sinuoso camino llega a algún lado en este país).