Si pensamos en términos geopolíticos, sabremos que la lucha ha comenzado; el nuevo petróleo es, nada menos, nuestro recurso más vital: el agua. Si todavía no has escuchado los estruendos de esta guerra, amigo lector, es que nos lo han escondido muy bien.
Mientras tanto, además de lo aterrador que es el tema del agua en México, los demás recursos naturales también se agotan. El gris de la ciudad va matando al verde: los cerros desaparecen con rapidez y con ellos miles de especies de flora y fauna. Nos acostumbramos a vivir así —quien es de aquí lo sabe—, somos una especie mutante que aprendió a respirar aire contaminado, a tomar agua poco limpia, a vivir entre escasos espacios verdes, a no ver las estrellas, a disfrutar de vez en cuando los atardeceres, la luna, y —cada vez menos días al año— los volcanes.