Afortunados nosotros, los mexicanos, que nos toca vivir en la zona intertropical.
En esta edición hemos decidido hacer una oda al mundo tropical que vive latente en nuestra ciudad. Ese universo costeño que pretendemos invocar, pues ahí es más fácil digerir el tiempo, que se frena y fluye alegre y preciso. La calidez se hace inmediata y entre la abundancia, la despreocupación y el movimiento pareciera que somos más felices.
Se persigue al mundo tropical como en los sueños. El defeño busca escenografías tropicales entre el concreto e inventa escenarios que le recuerden aquella verdad inmortal que dice: “En el mar, la vida es más sabrosa”. Esta ciudad de calores inagotables y tormentas torrenciales, tiene la sal de una ciudad de la costa.