El azúcar granulado (de mesa) y la miel se han utilizado desde antes de la era cristiana para la cicatrización de heridas en humanos. En la actualidad se usan en todo el mundo para tratar heridas contaminadas y lentamente están empezando a tener aceptación en medicina veterinaria. Victoria Carolina Calcagno. Lic. Veterinaria. Col. Alicante Nº 817 La “actividad del agua” (Aw) es la concentración mínima de agua requerida en el ambiente de un microorganismo para que éste se reproduzca. El azúcar crea un medio con bajo contenido de agua (alta osmolaridad) ya que se genera migración de agua y linfa fuera del tejido hacia la solución de azúcar, inhibiendo el crecimiento bacteriano por disminución en la Aw del sustrato. La linfa a su vez proporciona nutrientes al tejido. El azúcar además atrae macrófagos que participan en la limpieza de la herida, acelera el desprendimiento de tejido desvitalizado, necrótico y/o gangrenoso, provee una fuente de energía local y forma una capa proteica protectora en la herida. Se ha registrado el uso de la miel y sus beneficios en la curacion de heridas, no obstante dada su consitencia muy melosa, que "cansa" al propietario cuando debe realizar las curaciones, no lo suelo utilizar en la práctica diaria. Ventajas del azúcar y la miel Las ventajas del uso del azúcar y la miel son: Rápida acción antibacteriana. Promueven la formación de tejido y epitelialización, lo que ha sido demostrado histológicamente (Dr Lightower; Bs As-Argentina). Aceleran la cicatrización de la herida. Accesible y barato.
Evita el uso de antibiótico sistémico durante largo tiempo; a menos que exista bacteriemia. En general, en 2 a 4 días las heridas están limpias (5 a 7 días en las severamente infectadas). No hay reacciones adversas y no se han demostrado efectos colaterales en animales diabeticos. Además, el azúcar puede ser usado en ilimitada variedad de heridas como las infectadas, posquirúrgicas, por automutilación, quemaduras, traumáticas, diabéticas, úlceras por decúbito, peritonitis y lesiones en cavidades. Pero, sobre todo, en heridas donde tras un traumatismo, no haya suficiente piel para cubrir la herida y sirve como una alternativa válida a la cirugía plástica. Caso clínico El caso que tratamos en nuestra clínica es un Podenco macho, castrado, de un año de edad y 26 kg de peso, que llegó a la consulta con una herida lacerada en extremidad posterior derecha tras un accidente con un automóvil. En el momento del accidente se veían los tendones y sangraba abundantemente. Se procedió a la limpieza de la zona con agua y jabón mediante gasas, para remover el pasto y gravilla que quedó en la herida. A continuacion, prescribimos amoxicilina + ác. clavulánico, a razón de 1,5 tabletas cada 12 h, 10 días; firocoxib 227 mg: 1 tableta diaria durante 10 días, para controlar el dolor; y vendaje con azúcar granulado (azúcar blanco) cubriendo la herida. La primera semana se controló al perro a días intercalados, indicando al propietario el cambio diario del vendaje. Si bien el cumplimiento no fue al 100%, pues a veces evitaba hacerle el vendaje, (el propietario relataba que la herida había sangrado al retirarlo, y el perro se quejaba), se observaba mejoría y no había señales de infección. El perro se encontraba activo, con buen apetito y temperatura dentro de la normalidad. El apoyo de la pata fue mejorando y si bien evitaba el apoyo en estación, al correr usaba la pata.
Actualmente, se ha suspendido la aplicación con azúcar, pues la piel ya ha cubierto las estructuras tendinosas y musculares. Como hay algo de prurito se ha cambiado a una crema con antibióticos y corticoides y con recomendaciones de evitar que se lama la zona. A continuación se puede observar la evolución de la herida entre el día en que se atendió al animal por primera vez y los 20 días de tratamiento.
Aspecto de la pata del animal el día 1 de tratamiento.
Aspecto de la pata del animal el dĂa 2 de tratamiento.
A los ocho dĂas, la herida comienza a cerrarse poco a poco.
A los 20 dĂas de comenzar el tratamiento.