4 minute read

Huellas Familiar

HUELLASFAMILIAR

Por. Macarena Esperanza Marina Fotos. Fuente externa

Advertisement

Comportamientos tóxicos que los padres practican sin saberlo

CON EL CORRER DE LOS AÑOS, NIÑOS SOMETIDOS A COMPORTAMIENTOS TÓXICOS SE CONVIERTEN EN ADULTOS CON BAJA AUTOESTIMA, INSEGUROS, SUMISOS Y EMOCIONALMENTE INESTABLES. DADO QUE LIDIARON TODA SU VIDA CON PADRESINSATISFECHOS CON TODO LO QUE HACEN, A LOS QUE NOLES GUSTAN SUS AMIGOS, PROFESORES NI AFICIONES.

Definitivamente, los recién nacidos no traen bajo el brazo un manual de instrucciones para ser buenos padres, por lo que los progenitores caen en comportamientos tóxicos que repercuten de forma negativa en el desarrollo de sus hijos.

Aunque todo padre intenta hacer lo mejor para darle una vida feliz a sus hijos, en ciertas ocasiones esas buenas intenciones no alcanzan, pues muchos adultos terminan asumiendo modelos de crianza que, lejos de hacer bien al menor, dañan su autoestima y marcan heridas emocionales imborrables. Ahora bien, ¿cuáles son esos comportamientos tóxicos que se practican frecuentemente sin saberlo y aun con las mejores intenciones? Criticar en exceso.

Vale aclarar que la crítica constructiva es necesaria en tanto ayuda al niño a crecer mientras señala errores y brinda opciones de cambio. Ahora bien, la crítica incisiva constante es sumamente destructiva, dado que genera frustración y sentimiento de fracaso en el chico. Por eso, si eres hipercrítico con tu pequeño, él terminará desconfiando de sus capacidades, desarrollando una baja autoestima.

Criticar emociones negativas.

No pueden distinguirse emociones positivas y negativas, en tanto que aquellas denostadas son tan importantes como las demás. Aun así, muchos padres se empeñan en reprimir estas «emociones negativas» (miedo, ira, tristeza, frustración), con lo cual solo incapacitan emocionalmente a sus hijos, quienes finalmente se creen inadecuados porque sienten cosas que no deberían experimentar. No puedes evitar que tu hijo sienta, simplemente se trata de enseñarle a gestionar esas emociones.

Decidir por ellos.

¿Crees que los pequeños no tienen voz ni voto ya que no saben decidir? ¡Craso error! Los niños nacen con una brújula personal con norte en la felicidad. Puede que tengas razón al pensar que no tienen experiencia, pero sin duda saben a la perfección qué los hace felices y qué los entristece. Si siempre decides por tu hijo imponiendo tu punto de vista, crearás

un menor tan inseguro y dependiente emocionalmente que no podrá tomar decisiones por sí mismo. Bríndales paulatinamente una mayor libertad a la hora de tomar decisiones que estén a su alcance.

Fomentar miedos.

Aunque las criaturas no conocen el peligro, no podemos convertirlos en niños miedosos. Si bien es nuestro deber protegerlos y mantenerlos seguros, no tenemos el derecho de encerrarlos en una burbuja de cristal para aislarlos del mundo y prohibirles todo puesto que los niños necesitan explorar. Incluso necesitan cometer errores y experimentar dolor para poder fortalecerse y aprender a enfrentar la vida con seguridad y confianza en sus capacidades. Recuerda que vivir con miedo no es vivir.

Sembrar culpa.

Por ningún motivo descargues tus frustraciones en los chicos. Algunos padres tienen la costumbre de culpar a sus hijos ante fracasos escolares, matrimoniales, e incluso por estar enfermos, con lo que responsabilizan al menor de infelicidad y desdicha. De este modo, la criatura transita su vida con una mochila cargada con culpas, convirtiéndose en un adulto pendiente de la aprobación ajena: no tiene capacidad para tomar decisiones porque lo atemorizan sus consecuencias. Cuida tus palabras y evita recriminaciones.

Condicionar el amor.

Durante los primeros años de vida, el niño se desarrolla en el período del apego seguro donde, si sus padres satisfacen sus necesidades fisiológicas y afectivas, el chico sentirá que crece en un entorno seguro. Contrariamente, si los progenitores condicionan su amor a determinados comportamientos o logros, el menor creerá que no merece ser amado, sensación que arrastrará de por vida, pensando que no es digno del respeto y cariño de los demás. ¿Qué tal si evitamos frases desafortunadas como “eres malo, no te quiero”. Seguramente sea mejor asegurarle nuestro amor.

Falta de límites.

Otro grave error es no establecer límites y normas por confundir libertad con libertinaje. Tarde o temprano, los niños sin límites ni reglas desarrollan comportamientos desafiantes. Los límites sirven para mantener a los menores a salvo, además de trasmitirles la conducta que se espera de ellos. Obviamente, no asumas la postura de un general del cuartel militar, pero que tampoco reine en tu casa la ley de la selva: las reglas asegurarán la convivencia familiar y el

AUNQUE TODO PADRE INTENTA HACER LO MEJOR PARA DARLE UNA VIDA FELIZ A SUS HIJOS EN CIERTAS OCASIONES ESAS BUENAS INTENCIONES NO ALCANZAN PUES MUCHOS ADULTOS TERMINAN ASUMIENDO MODELOS DE CRIANZA QUE, LEJOS DE HACER BIEN AL MENOR, DAÑAN SU AUTOESTIMA Y MARCAN HERIDAS EMOCIONALES IMBORRABLES.

Vivir a través de los hijos.

Algunos padres se entregan por completo a la crianza de sus hijos, al punto tal que su vida pierde sentido sin ellos. Hablan siempre en plural, asumiendo como propias las tareas y metas de los menores. No obstante, este extremo solo limita las potencialidades de los pequeños, quienes se convierten en seres dependientes. Orienta y acompaña a tus hijos, no recorras su camino por él.

Causa y consecuencias de comportamientos tóxicos.

Con el correr de los años, niños sometidos a comportamientos tóxicos se convierten en adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables, dado que lidiaron toda su vida con padres insatisfechos con todo lo que hacen, a los que no les gustan sus amigos, profesores ni aficiones.

Hurgando entre las causas que empujan los padres a comportamiento tóxicos, el problema nos conduce a una repetición de patrones educativos heredados o a la adopción del patrón opuesto, aun cuando sabemos que los progenitores intentan criar a sus hijos lo mejor posible.

This article is from: