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Sleaford Mods
JC Peña
FOTO Ewen Spencer
EL TÍTULO NO DEJA lugar a dudas: “UK Grim” es una nueva incursión en la sórdida Inglaterra del post-Brexit y de una época de estupidez y cruda avaricia ubicuas. Pero el dúo no se deja vencer por el derrotismo y las diatribas contra los tories, y ahonda en esos vitalistas arranques de luz melódica y toques de humor que vienen explorando. Se conectan por Zoom con puntualidad exquisita: ética de trabajo que se sobrepone incluso al cansancio acumulado de la promoción. En fin, unos cracks. El nivel que siguen mostrando obedece en palabras de Jason a que “si algo no es bueno, lo sabemos. Hacer un disco te lleva un año y si llega un punto en que no es bueno, quizá la próxima vez tengas que dedicarle dos años. ¿Quién sabe? Lo que pasa es que somos buenos entre los dos. No nos dormimos en los laureles. Estamos probando cosas constantemente. Y ha ayudado mucho que llegáramos a esto a una edad tardía. Todavía tenemos mucho que ofrecer”. Andrew añade que “no estamos tan subyugados por la industria como gente mayor que lleva treinta años en esto. Quizá tenga que ver con eso, no lo sé; es una pregunta difícil de responder cuando estás ahí en el meollo. Creo que todo el que hace un álbum trata de que sea bueno. Y al final, si te gusta y crees que lo has hecho bien, entonces lo único que puedes hacer es sacarlo a ver qué piensan los demás sobre él. No hay ninguna fórmula ni garantía”.
SLEAFORD MODS SON OBSERVADORES implacables del estado de su país (que podría extenderse bastante al resto del mundo), dividido entre una clase dirigente híper privilegiada y el resto. La canción que da título al disco, explica el vocalista, “es un comentario sobre el estado del Reino Unido. Y también sobre los atractivos del lujo, del dinero, del otro modo de vivir: el confort absoluto y el acceso ilimitado a cosas [risas], ya se trate de coches, sexo, ropas, o lo que sea”. Andrew se apresura a decir que no hacen discos conceptuales, ni nada que se les parezca. “Lo que hay es un poco de fe en que vaya tomando forma y al final haya suficientes elementos musicales y líricos. Trabajamos más duro tratando de sacar mucho material para que cuando lo juntemos sea un poco más fácil, quizá”.
AMBOS AFIRMAN que su propuesta musical ha ido renovándose disco a disco. “Yo creo que hemos ido progresando constantemente. Si echas la vista atrás a otros discos, hay también canciones bastante sofisticadas: cosas como “Cuddly”, con melodías muy guays. Pero quizá haya más canciones de este disco con esa cualidad”, dice quien firma la música. La combinación de minimalismo feroz y melodías más abiertas se remonta muy atrás, en su opinión. “Supongo que es algo que he intentado hacer en cada álbum. Lo suelo describir remitiéndome a “Austerity Dogs” (Harbinger Sounds, 13). Ahí tienes temas más duros y propulsivos y otros más hip-hop. Los discos que son así son más interesantes, apetece más oírlos. A estas alturas tenemos un montón de cosas de las que tirar. Si lo piensas, es lo que hace que sea divertido”. En esta línea, Jason dice que sus diatribas están ahora “un pelín más ordenadas”, aunque también han ganado en complejidad.
“Ahí es donde tenemos una dualidad –interviene Andrew–. Puedes explorar nuevos territorios. Dices cosas incisivas, pero al mismo tiempo metes otras que le hacen reír a alguien. Fuera de eso, puedes hacer una canción de cualquier cosa de la que quieras escribir”.
LA VOZ DE FLORENCE SHAW, de Dry Cleaning, sorprende en “Force 10 From Navarone” como otra colaboración insospechada. A Jason le pareció “una