6 minute read
Cala Vento La casa grande
TEXTO Yeray S. Iborra
FOTOS Anna Mendiola
SABEMOS, Y LO VIVIMOS con cinismo o resignación, que no todo el mundo tiene casa. Lo que es peor, los hay que tienen casa pero no hogar, un sitio donde sentirse cuidado. Donde caer muerto. Donde, simplemente, ser uno mismo. Esto está todavía más claro desde el encierro por el Covid. Así lo corroboraba también hace unos días el diario El País. “Una misma casa puede asfixiar a una persona y liberar a otra”. El artículo en concreto hablaba del ilustrador Pep Carrió y de la escritora María José Ferrada que compartiendo ideas y dibujos crearon, cada uno en su propia vivienda en pandemia, el libro “Casas” (Nórdica, 23). Fue un intercambio de dibujos y palabras que ilustraba espacios de personajes “tanto reales como imaginarios”. “La mente también es una casa”, apostillaba el texto. Y si lo es la mente, ¿cómo no van a serlo las canciones? El dúo Cala Vento, formado por Joan Delgado y Aleix Turon, lleva prácticamente una década sirviendo de refugio generacional. Las historias como cobijo. Una labor gratamente reconocida, sobre todo a partir de su último álbum, “Balanceo” (19), portada en su día de esta publicación. Su tarea cobra sentido definitivo con “Casa linda”, una propuesta de espacio idílico, pero con alegrías y penas, y muchas, muchas contradicciones. Con –y, por primera vez, sin– guitarras. Con mala leche.
Suena caduco hablar de la pandemia. Pero a vosotros os pilló en plena expansión del proyecto.
(Joan) Sí, afortunadamente, la gira gorda la hicimos antes del Covid. (Aleix) Perdimos el 2020, pero ya habíamos hecho la apuesta por el grupo. No nos íbamos a echar atrás ahora.
¿Qué dejasteis atrás por el grupo? Tú Aleix eras arquitecto, ¿no? ¿Y tú, Joan? (Joan) Yo estudié audiovisuales [risas]. Acabé la carrera, me fui al Empordà, donde tengo una casita de mi abuelo. No pago alquiler y eso me ayuda a vivir de la música.
Si no tienes la vivienda garantizada… O haces una triple voltereta, o vivir de la música parece cada vez más difícil. (Aleix) Es muy precario.
¿Hemos visto ya las consecuencias del Covid en el sector de la música?
(Aleix) Ha habido un éxodo importante de personas que se dedicaban a la industria. Hay clara falta de técnicos de sonido. Hay equipos, pero no hay quien los manipule.
Ha habido éxodo en tantos sectores… ¿Se han hecho profes, como yo, todos los técnicos?
(Joan) Eso es [risas].
Con todo esto que hablamos, tras “Balanceo”, ¿se agudizó la presión? “Balanceo” funcionó muy, pero que muy bien. (Joan) Hemos sentido presión, claro. Pero intentamos desviar la conversación rápido. (Aleix) En cierto sentido, creo que tenemos la cabeza preparada. ¿Por qué? Por nuestras familias? Nunca vieron la música como algo serio, por lo que siempre hemos tenido que hablar de planes A, B, C… (Joan) “Esto no durará para siempre…”. Lo hemos escuchado tantas veces… (Aleix) Nosotros trabajamos cada día para que dure. Pero a mi también me motiva ser profe. No sé. No pasa nada. Pero de momento, dura. Cuando perdimos nuestros conciertos, nos gastamos el dinero haciendo un estudio, para hacerlo nosotros. Somos cuidadosos. Y con la pandemia sacamos merchandising y nos apoyaron mucho. En cuanto pudimos hacer conciertos, los hicimos. Ahora, después de grabar “Casa Linda”… Mucha inversión… Ahora es el punto más crítico…
Pago yo, tranquis. [Risas] (Aleix) Es un llamamiento. Es broma. En breve, empezamos a tocar de nuevo. (Joan) ¡Además vivimos con lo mínimo! Pero en ningún momento hemos pensado en dejar el grupo y ponernos a trabajar en otra cosa. Al contrario. ¿No hay bolos? Pues nos construímos un estudio y nos ponemos con el disco nuevo.
(Aleix) Una de las claves del éxito de este grupo es que esto ha sido una prioridad para los dos. A la que salió el primer disco… Cuando tuvimos una pequeña comunidad, el resto lo adaptamos para que esto funcionase.
La vuestra es una historia un poco de hadas. Sacáis unos temas, creáis comuni- dad, ganáis un concurso, esta revista de papel apuesta por las canciones y, ¡arriba! Lastimosamente, tengo la sensación de que trayectorias como la vuestra son cada vez más una excepción desde hace una década en Catalunya. En bandas de guitarras…
(Joan) Éramos los únicos de aquí, sí. Notamos ese silencio nosotros también.
(Aleix) Da para un libro.
(Joan) No éramos tan conscientes hasta que el otro día nos entrevistaron para un libro precisamente, sobre la escena de guitarras en España, y aquí éramos… Nosotros… ¡Y hablaban de El Petit de Cal Eril! Y sí, de Mujeres, pero son de una generación anterior. Como Diamante Negro, Pantocrator… En Catalunya la cosa ha ido hacia algo mucho más soft. Echo de menos que aquí haya bandas con más mala uva. Un poco más de ruido…
Menos grupos perfil TV3… ¿Hay grupos perfil TV3?
(Joan) Nada en contra. Pero un poco más de cuerpo…
(Aleix) La cúpula mediática, la corpo [Corporació Catalana de Mitjans], ha tirado de cosas más suaves, menos críticas, menos agresivas.
(Joan) Menos molestas.
(Aleix) Un grupo como Crim, que ha hecho un faenón, tiene poca cobertura. Que nosotros tampoco tengamos casi porque cantamos en castellano, me ha molestado a veces… Pero bueno. El año que viene hará diez años que tocamos. Y nadie nos había dicho nunca nada por el idioma. Pero este año están empezando a salir cosas del tipo: “Eh, es que podríais cantar un poco en catalán…”.
(Aleix) Hay que decir que con los singles nos han hecho caso en la corpo, eh… Que otras veces, ni eso.
(Joan) Pero Aleix, con el tiempo que llevamos, ¿cuántas cosas hemos hecho en TV3? No quiero parecer Alizzz, pero…
¡Igual con “Casa Linda”! A ver, tiene números, es un disco que suena muy directo, muy a vuestros orígenes.
(Joan) Sí que es más como los primeros discos que como “Balanceo”. Es más directo, estamos de acuerdo.
Hasta “Conmigo”, no teniendo guitarras, es tan vosotros… ¡Puro pop!
(Joan) “Conmigo” es una canción que nació con guitarra acústica. Pero con “Casa linda”, ya cumplíamos con la acústica. Así que sí. Sea como sea, es cierto que hemos vuelto a unos referentes de cuando… Nuestra postadolescencia. ¡Blink-182! [risas]. Por decir algo más actual, más del rollo, va, Turnstile.
Esas ganas de llevar el sonido muy delante.
(Joan) Siempre hemos buscado un sonido mucho más hi-fi de lo que hemos conseguido. Siempre decimos: “Cala Vento, grupo de rock para todos los públicos”.
Os habéis quitado el complejo Muse: sonar potente siendo pocos.
(Joan) Nos hemos quitado todos los complejos de encima.
(Aleix) Siempre habíamos querido hacer un disco así. Que la gente tuviese dudas de si lo habíamos grabado aquí o en Estados Unidos. Nuestros discos, nuestros referentes, están hechos allí. Y hemos conseguido hacerlo manteniendo nuestra esencia.
(Joan) Y no suena todo igual. Porque los Green Day de los últimos años suenan todo igual. Nosotros queríamos sonar mainstream, pero nuestra forma de tocar hace que la cosa suene a Cala Vento.
¿Vuestro estudio casero nuevo se quedó corto para esa apuesta?
(Joan) Haber hecho este disco con tres productores, pero teniendo nuestro estudio, nos ha dado tranquilidad. Si ibamos a Granada, sabíamos que podíamos volver a casa y luego hacer lo nuestro. Habitualmente estábamos diez días en un estudio y ese era el disco. Ahora nosotros vivimos a dieciocho y a diez minutos del estudio.
(Aleix) El estudio ha actuado como un salvavidas. Estábamos acostumbrados a currar con Santi García y Éric Fuentes, pero queríamos que interviniesen más personas, pero nos daba mucho miedo. Y ahora hemos podido dejar hacer a otros porque si no nos gustaba podríamos volver a lo que quisiéramos en casa.
¿Por qué con unos u otros productores? (Joan) Las cañeras eran para Santi [García]. Con Youth, que habíamos currado con él en el tema con Amaral, dijimos “Con estas podrá hacer magia”. Y con Emili [Bosch], el productor con el que nunca habíamos trabajado, pero que iba a clase conmigo desde Bachillerato… Estaba acostumbrado a otras cosas y no sabía por dónde ayudarnos, pero enseguida se motivó y se metió: “Casa Linda” es suyo. Después nos pidió más caña y le dimos “No hay manera” y, ya más cerca de su terreno, la electrónica, “Conmigo”. (Aleix) Sacamos lo mejor de cada uno. Tienen un bagaje muy diferente cada uno.
Como decía, en el disco está todo muy delante, pero a la vez se entiende todo.
(Joan) Antes todavía era más exagerado todo. Él decidió tirarlo todo un poco para atrás. Era complicado. Es un disco de cuatro productores, seis estudios, instrumentos diferentes, baterías grabadas diferentes también… Pero lo que hacemos no es tan raro. ¡Los yankees lo hacen así! Y pensamos: si Red Hot Chili Peppers, Blink o Weezer lo hacen así, pues nosotros también. Eso nos emocionaba.
Habéis hecho la típica apuesta de multi, pero con sello Montgrí. Misma idea, menos presupuesto.
(Joan) Eso es [risas].
Las voces son mucho más homogéneas, eso sí.
(Joan) Las voces han salido todas de nuestro estudio. Ahí no ha habido excepción. Hemos avanzado mucho en las voces. En el disco homónimo las grabamos todas en cuatro días. En este hemos estado meses con ellas, al detalle. El mismo tiempo que dedicamos a la música, se lo hemos dedicado a las voces. Éric Fuentes nos lo enseñó: el instrumento que más transmite es la voz. Hay que cuidarlo.
¿Y cómo se hace eso de que quede contundente y a la vez, se entienda?
(Joan) Bueno, esa era nuestra obsesión. Queríamos sonar violentos, transmitir, pero para todos los públicos. Una castaña, pero agradable para todos.