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MONDO FREAKO Acid Arab Libertad, igualdad y
Con el tiempo, Guido Minisky y Hervé Calvalho, es decir Acid Arab, se han convertido en unos visionarios, artistas que se anticiparon a la mezcla de culturas en la música electrónica como nadie. Ahora tenemos aquí “٣ (Trois)” (Crammed, 23).
MULTIPLICAR las sensaciones a la vez que se tienden puentes entre culturas y mundos a priori distintos es algo por lo que debemos elogiar siempre a Acid Arab. “Nos gusta sentir que todo se complementa y va de la misma mano. Lo primero para nosotros va a ser siempre sentirnos en plena libertad de expresar y trabajar con aquello que queramos. La mera sensación de componer música nos otorga una especie de poder. También de disfrute y emoción”. El impacto emocional y cultural también va por zonas. Mientras las familias del norte de África transmiten estrechamente y a pie de calle su música entre generaciones, en la mayoría de ministerios en Europa la preservan bajo control en museos o bibliotecas. “Es crucial que cualquier cultura se manifieste a través de la tradición. Mejor que sea así y no se base únicamente en lo que queda retenido en libros y luego solo te lo enseñan en la escuela. Esto se nota también a la hora de crear música, debe transferirse de una manera mucho más espontánea y cercana”.
SUDOR Y ROMANTICISMO desde el mismo corazón de París, un ejemplo de crisol de culturas, y en su caso de tomar prestada la herencia arábiga con un acertado acercamiento hacia la pista de baile a través de electrónica alimentada a su vez de dark disco, electro e incluso techno. “La música que realizamos es parte de lo que es el pueblo francés actual. Es patrimonio de todos los que conforman nuestra sociedad moderna. Luego, si obviamente nuestra propuesta es recibida con los brazos abiertos en lugares como Marruecos o Túnez, fantástico. Nuestra manera de producir es muy intuitiva. Las colaboraciones con las que solemos contar, ellos sí árabes, reflejan también todo esto. Y resultan muy positivas siempre”. Justo, el último álbum “٣ (Trois)” es un nuevo soplo de aire fresco en el que se nos enseña a bailar con los pasos y altibajos del beat, y a pensar con participaciones vocales muy celebradas. Las de artistas como Cheb Halim, Ghizlane Melih o por supuesto Sofiane Saidi, con quien nos avanzaron este flamante disco a través de “Leila”. Un sencillo con acento bucólico que narra una historia de amor imposible y constituye todo un himno a la libertad y a la diversidad. “Una de las cosas más fascinantes de esta canción es su letra. Sofiane escribió sobre su propia infancia. Lo hizo al estilo raï, un género musical argelino. Habla de cuando dejó atrás a sus amigos y se marchó de Argelia”.