LA CONCEPCIÓN DE IDEOLOGÍAS Y LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN Y REPRODUCCIÓN. Por Monica Herrera Cendales.
El contexto histórico del siglo XX, muestra un marco de ruptura y la sobre-estimulación y saturación de corrientes ideológicas; expone un espíritu de cambio, pero sobretodo de un inconformismo social que se establece simultáneamente en diferentes zonas geográficas y demográficas del mundo. La concepción de constructos ideológicos puso en encrucijada el rumbo de la sociedad moderna, en este aspecto la insatisfacción sobre el tradicionalismo junto con el avance industrial, propicio un “caldo de cultivo” casi listo para una revolución. Sin embargo, la lucha entre dos corrientes ideológicas (socialismo y capitalismo) plantean un punto de quiebre. Ahora pues, las revisiones históricas en cuanto a las vanguardias nos permiten entender el contexto de dichas, preocupadas por la realidad y comprometidas especialmente con el marco político, permiten esbozar un compromiso socio-cultural; algo que es totalmente nuevo para el arte de aquel entonces, puesto que se comienza a hablar de modo no excluyente y que interactúa con el espectador; en este punto se muestra como todos los marcos del siglo XX son puestos bajo “tela de juicio” , pues bien las vanguardias son la ruptura de la tradición, el espíritu de inconformidad social, pero sobretodo la conciencia del poder de masas que se ha cultivado a través de diversos hechos históricos. El arte también es puesto en juicio, especialmente desde la formalización de la obra, cuestionando la noción de autenticidad u originalidad de la obra, valor que para Benjamín Walter le da validez a la obra; sin embargo, en el ensayo “La Obra de Arte en la Época de su Reproductibilidad Técnica” no solo habla del valor del arte, solo si este sigue siendo mimético y manteniendo un valor de autenticidad, al cual Benjamín denomina “aura”. Así pues, considero que lo más relevante del ensayo es el planteamiento extra temporal que tenía Walter en cuanto al rumbo del arte y la sociedad; rumbo que se definiría claramente por el ganador de la batalla ideológica y que regiría el sistema de ordenamiento posmoderno y contemporáneo. Es allí en donde plantea Benjamín que la característica de la obra y la imagen es la reproductibilidad; si bien Walter no afirma una muerte en el arte, como lo hace Hegel, si afirma: “los cambios en los medios y producción técnica, implican un cambio necesario”. Retomando la contextualización política, que juega un papel crucial para la definición del “futuro”, pues, es irónico o paradójico “como la política se juega en un campo ajeno a ella” y como señala también Walter en su carta a Horkheimer: En esta ocasión se trata de señalar, dentro del presente, el punto exacto al que se referirá mi construcción histórica como a su punto de fuga…el destino del arte…tiene algo que decirnos…porque está contenido en el tic tac de un reloj cuya hora solo alcanza al sonar en nuestros oídos. Así pues, el materialismo histórico y la percepción de un capitalismo decadente, preocupó a Benjamín sobre que el arte del bando ganador fuese dirigida a satisfacer necesidades meramente mundanas de una experiencia estética.