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Carmen Gloria Donoso Riffo

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Denni Zú

Denni Zú

Tiene una trayectoria de más de 20 años como Actriz, Estudia Actuación en La Escuela de Teatro “La Casa” Fernando Cuadra, Santiago Se desempeña como profesora en colegios, centros culturales, monitora en Proyectos con niños y jóvenes en riesgo social, con adultos y adultos mayores con enfermedades tales como la Distonía, (Trastorno del movimiento) trabajando además con Fundación PRODEMU. Como actriz ha realizado bolos en seriales y telenovelas en televisión y en publicidad o comerciales para la web. Trabaja como locutora para publicidad, programas radiales, otros

En el ámbito musical fue ganadora del Festival del Cantar, Forestal Viña del Mar. Es vocalista de la banda de Rock Progresivo PROTEGIDO y directora del Circuito de Cantautoras Mujeres en la Creación Musical. Se dedica también a la Escritura, poemas, cuentos, dramaturgia y fue ganadora del Certamen Siglemas 575 NYC 2020 y del Concurso “Suelta Tus Emociones” en el área Poesía organizado por Arteduca

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Actriz, Asistente de Dirección y parte de la Producción Compañía de Teatro “La Emoción” (Colectivo)

Actriz y Dirección del Montaje “Amor de Mentira” “La Comedia Musical” Compañía “Emociones” Dirección de la Compañía Javier Berríos

Actriz y Dramaterapeuta del Colectivo “AlmaArte” “Triángulo de Narradoras” Actriz Compañía Sub-Tren (Dirección de la Compañía, Gabriela Martina Asté)

Es directora, Actriz y Productora de la Compañía de Teatro “Las Andantes” y del Montaje Teatral “laVios pintados” con el cual han tenido más de 100 funciones desde el año 2016 a la fecha dentro y fuera de país. Y además la obra de teatro fue ganadora a mejor montaje teatral en el Festival de Teatro de Invierno de Calama FENTIC 2021. Actualmente trabaja en el próximo montaje de la compañía llamado “Radio Mujeres” “Tiempo Radial” y en el Radioteatro “Princesa” de la Escritora Paulina Correa Henríquez.

LA VISITA EN CASA DE MI ABUELA

Todos los sábados era lo mismo, nos levantábamos al alba y dirigíamos a la vertiente de aguas cristalinas y congeladas. Al principio era difícil meterse en esa fuente apacible de olitas pequeñas, luego no había quien nos sacara, lo disfrutábamos, reíamos chapoteando en el agua, pero debíamos volver a casa al terminar nuestro baño matinal. Al llegar nos esperaba una deliciosa harina tostada con leche, sumada a una rica tortilla de rescoldo recién salida del fuego, que exquisito desayuno. Pero no todo era color de rosas ya que todos los sábados mi madre visitaba a la abuela y siempre con alguna de nosotras. Como éramos tantas, nos turnábamos. A mí me tocaba cada 2 meses. Hoy era el momento, no podía decir que no, puesto que siempre tenía alguna excusa. Me dolía el estómago, la cabeza, estaba resfriada, me había torcido el pie, así como de la nada. Mi madre ya no creía en mis argumentos, por lo tanto, ese día estaba obligada a visitar a la abuela Sencilla del Carmen, que de sencilla no tenía nada. La abuela residía en el pueblo, así que el viaje era aproximadamente de 1 hora en carreta De todas, siempre fui la más pulcra, si bien es cierto no tenía mucha ropa que vestir, la cuidaba como si fuera el tesoro más preciado de la existencia humana, es decir los 2 únicos vestidos, pues zapatos no tenía, llegué a usarlos a la edad de 14 años, pero eso es para otra historia. Me puse mi vestido que de tanto lavarlo se había convertido en una tela de cebolla. Partimos a la casa de mi abuela Al entrar nos aguardaba el típico plato de pancutras de los sábados de visita, según ella una delicia, pero a mi paladar era una masa medio encrudecida que al comer cada cucharada me daban ganas de vomitar. A la primera arcada que hacía, mi mamá por debajo de la mesa con el taco de su zapato golpeaba mi tobillo y no había nada más que hacer. Recuerdo que un día tuve la mala ocurrencia de decir: - ¿Por qué me pegas por debajo de la mesa? En ese instante observé como ella que era alba como un papel se trasformaba en un volcán en erupción, no dijo nada, pero al llegar a casa la zurra que me dio no la olvidé en absoluto y por supuesto nunca más hice tal gracia. Ese día mamá debía hacer trámites en el pueblo, por consiguiente, me dejó en casa de mi abuela Sencilla del Carmen. Tenía claro que visitaría a mi tía Ester, por lo tanto, no volvería a buscarme hasta el otro día, en consecuencia, me quedaría a dormir allí. Habíamos almorzado a las 12 del día Eran las 7 de la tarde y ni señas de tomar once. Sentía que las tripas daban un concierto en mi estómago, había comido sólo esas pancutras que ni siquiera pude digerir. Tenía tanta hambre, en la cocina estaba todo con llave. Me quedé sentada en el sillón de felpa negra cuando de repente escucho: -Ya chiquilla ven a comer No podía creerlo, eran las 10 de la noche. Había dormido 3 horas. Me dirigí al comedor. ¿Cuál fue mi sorpresa?, Un gran plato de pancutras sobre la mesa esperándome. No lo podía creer: -No comeré eso

- Te lo comerás todo cabra mañosa, igual a tú padre -Abuela, ya le dije que no comeré esas pancutras, no me gustan -Entonces jodiste -Llevo más de 10 horas sin alimentarme, tengo hambre -No hay más que ofrecer, así que eliges, las pancutras o nada. Por supuesto dije nada y me dirigí al cuarto donde siempre dormía cuando me quedaba en casa de esta señora. Me acosté encima de la cama, lloré de rabia e impotencia por lo que estaba sucediendo, esta mujer era mala persona, mezquina, egoísta, no me quería y no entendía porque tenía que estar en su casa. No pude dormir, miraba el techo del cuarto y pensaba sólo en que mi mamá me fuese a buscar para irnos a nuestra casa. A media noche siento ruido en la cocina, me levanto y observo como esta mujer de trenza larga y cabellera blanca, pequeña, delgada, comía un delicioso sándwich y tomaba un vaso de leche. De pronto se percató de mi presencia - ¿Qué estas mirando cabra de porquería? Partiste acostarte -Pero abuela… -No quisiste el plato de pancutras, ahora te aguantas - Pero tú está comiendo un rico pan y bebiendo leche, no es justo -No hay más, esto es para mí, necesito alimentarme, estoy vieja, en cambio tú eres una niña gordinflona, con mejillas rojas que parece que va a salir fuego de tú cara, eso es porque estas bien sanita. Mejor sería que hicieras dieta y ahora a dormir No podía creerlo, si bien es cierto era una niña entradita en carne, con las mejillas rojas, no significaba que no tuviese hambre. Esto era el colmo, pero no todo estaba perdido. Fue ahí cuando puse en acción el plan que tanto tiempo había urdido, ahora era el momento. Cuando se fuera a dormir iría a la cocina y buscaría comida, sabía que tenía la despensa llena, era un secreto a voces Por lo pronto me acosté. En la cama había una sábana y sola una frazada. Cabe mencionar que estábamos en pleno invierno, el frío era espeluznante. Me acurruqué lo más que pude esperando a que esta mujer se fuese acostar. Pasaron las horas, el reloj marcaba las 3 de la mañana. Partí silenciosamente a la cocina, estaba con suerte pues la puerta había quedado abierta. Entré a ese lugar espacioso, de color blanco, impecable. Debo reconocer que si en algo me parecía a la abuela era en lo cuidadosa por mantener todo limpio y en orden. Cada cosa en su lugar, el piso brillaba, quizás porque nadie más que ella entraba a ese espacio, se sentía bien estar allí, era un sitio acogedor. Pero vuelvo a la realidad y advierto que todo está con llave, aun cuando ese tema no era problema pues ya estaba resuelto. Saco un cuchillo de uno de los cajones, inserto la punta de este en la cerradura de la despensa y presiono hacia dentro, deslizo el cuchillo y logro abrir todas las vitrinas. No podía creer lo que mis ojos observaban, estaba lleno de galletas, panes, leche, queso, queque, frutas. Era

el paraíso de la comida, tal era mi hambre, ansiedad, que me devoré todo lo que había en este lugar Me sentía tan feliz, no sólo era el hambre si no la alegría de dejar a esta vieja de trenzas blancas sin comida como tantas veces lo había hecho conmigo y mis hermanas Después de devorar todo dejé tal como estaba como si nada hubiera pasado y partí sigilosamente al dormitorio Esa madrugada no pude dormir. Mi madre llegó a buscarme a las 7 de la mañana, sólo quería marcharme de esa casa antes que la abuela se percatara de lo sucedido. Nos despedimos y partimos en carreta a nuestra casa, con un dolor de estómago intenso de tanto haber comido, pero mi felicidad superaba esta dolencia, pues mayor era mi satisfacción de imaginar la cara de espanto de la querida abuela al encontrar su despensa y vitrinas vacías.

MI PRIMERA FIESTA

Adolescencia, ser niña, creerse adulta, cuerpo transformándose y todo parece tan extraño Crecí en una familia autoritaria sobre todo por el lado de mi padre, hija única de modo que la sobreprotección reinaba en su máximo esplendor, se sumaba la situación país que cada día era más amenazante, las protestas, las marchas que hacían rumorear que pronto caería el dictador y se acercaría la tan ansiada democracia. Cuando se tiene 12 años este tipo de situaciones se comprenden a medias Me gustaba asistir al colegio, era el sitio en el cual por instantes me sentía libre. Sociable, desordenada e inquieta. Participaba en todas las actividades que se vinculaban con el arte. Académicamente no era brillante sino más bien una del montón, me destacaba por mis comentarios asertivos en ciertas asignaturas que se enfocaban en lo humanístico, pese a esto amaba las ciencias ya que las relacionaba con la creatividad, la belleza, lo artístico. Dulce y alocada llegaba a mi casa de manera muy distinta a como me dirigía a clases todos los días de ese año 1986. Cabe mencionar que la vecina Juana era quien me retiraba puesto que mis padres no alcanzaban a recogerme por asuntos laborales. De igual forma mi madre a las 8 en punto me dejaba en la puerta del establecimiento todas las mañanas. Ese día 22 de septiembre cuando la primavera se asoma dejando reverdecer a los majestuosos árboles, sintiendo el aroma de las flores que se transforman en diversos colores que envuelven todo a su haber, percibí que el amor había llegado a mi vida Claudio compañero desde 1 básico era mi sueño convertido en realidad, un chico inteligente, informado, directo, y por primera vez debo decir había puesto sus ojos en mí. Ese fin de semana estaba de cumpleaños y realizaría una fiesta, lo más emocionante fue cuando él personalmente me invitó, de los 25 compañeros de curso sólo 5 tuvimos el privilegio de ser convidados a esta gran celebración Ahora debía convencer a mis padres para que me dejaran ir a la maravillosa fiesta, una misión difícil y sobre todo en este tiempo tan convulsionado Mi certeza era que debía ser parte de ese festejo, además era mi primera fiesta y que mejor junto a Claudio Despeinada, con el chaleco arrastrando, el rostro manchado de tierra al igual que mis zapatos tipo bototos que tanto me gustaban y feliz de pensar que pronto estaría en ese lugar que cambiaría mi vida, regresé a mi hogar, pero antes como todos los días jugué con mi perro Anselmo -Otra vez lo mismo Jacinta, el chaleco todo sucio no te da para el año completo, decía mi madre _Estamos en serios aprietos económicos y es el momento que te enteres de esta situación Mi papá trabajaba en una radio y escribía para un periódico conocido de la zona, pero su tendencia política finalmente provocó que fuese despedido, no sólo era el quedar cesante, sino que además estaba amenazado de muerte -Fernando está desempleado, tenemos una deuda con el banco y estamos a punto de perder la casa, sentenció mi mamá

-Por lo mismo debes cuidar aún más tus partencias, está todo muy incierto Sin anestesia, sin preparación largó la frase completa, no encontró hora más apropiada que la del almuerzo para decirme tan cruel realidad Las lentejas que en principio me parecieron exquisitas quedaron atoradas en mi garganta y no probé más alimento Se produjo un silencio de voces que invadían mi mente ¿Qué vamos hacer? ¿Dónde viviremos? ¿Será la calle nuestro hogar? Quedé petrificada y no supe que decir Dudaba si una noticia como estas era prudente comunicársela a una niña de 12 años, pero ya estaba dicho Esa noche no pude dormir y peor aún al escuchar una conversación qué cambió mi vida - Tenemos que irnos de chile -Si no lo hacemos me matarán -El partido está gestionando los pasajes a Canadá -Debemos viajar en 5 días más ¡¡¡5 días más!!!, no lo podía creer, partir a otro país tan distinto al que vivía, dejar a mis compañeros, a mi abuela Doris, primas y primos, dejar mi origen, causaba mucho miedo y dolor. Esa noche definitivamente no pude dormir A la mañana siguiente como de costumbre mi madre me dejó en el colegio, pero su rostro estaba pálido y la mirada perdida, mencionó que a la hora de almuerzo debíamos hablar algo muy importante y partió a su trabajo de vendedora en una tienda de ropa para mujeres Tenía muy claro que asunto se conversaría, el mundo se venía abajo y desde luego la añorada fiesta se alejaba cada vez más. No fui capaz de pedir el tan deseado permiso, sabía que me dirían que no, así que ese día viernes mi madre nuevamente a la hora de almuerzo me comunicó la horrible noticia Llegó el anhelado día sábado, mis padres deambulaban en la casa como sonámbulos, ordenado maletas, empaquetando nuestras cosas para pronto marchar Se acostaron muy temprano, me pareció increíble, el destino estaba a mi favor, sin pensarlo salí sigilosamente por la puerta de la cocina y me dirigí a la fiesta de mi amado Claudio.

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