La Otra Costilla N°21

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Revista Nยบ21 San Bernardo, Chile 2019


LA OTRA COSTILLA Dirección: Marchant Pereira # 150 OF. 1002, Providencia Santiago Fono: 22 833 46 75 Gmail: edicioneslaotracostilla@gmail.com. revistalaotracostilla@gmail.com ISSN: 0719-1448 Revista literaria - Año 9 - Numero 21 Marzo 2019 Directora: Mónica Montero Diseño y diagramación: Marianela Vivar - www.moondana.cl Toda información histórica y cultural que aparece en esta revista corresponde al archivo personal de los directores.


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Leรณn Montero 3


Anita Montrosis POEMAS INÉDITOS

*** Y vuelvo a ser indeterminada y frágil vuelvo a desdoblar el cuerpo y a interrogar su imagen Desde ahora puedo abrir mis venas y volar hacia cada punto cardinal Tú no me visualizas viva, no lo sabes.. Desde acá desnudo los ríos, los bosques y el aire de los pulmones Desde este cerro observo la ciudad Sagrada la veo alrededor de una casa en las poblaciones, en los grifos la veo en el miedo de los políticos y en el tuyo, la muerte es la reconciliación de todos los besos que han huido y que nacen en cada poema porque maravillosamente no nos pertenece.

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*** Ahora en la libertad del tiempo ojeo cada página, la palpo, te desfiguro como si el duelo fuese un pestañazo. Me detengo en una flor casi seca, en una cajita de chocolate y en aquella habitación donde jugamos a inmortalizar la ternura. Tengo un hemisferio desmembrado, lo acaricio para inventar arcoíris y que su agonía no sea prematura, en el otro lado dibujo la muerte de los pájaros e inventó un diálogo con la infancia y con aquella adolescencia donde nunca coincidimos.


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Los días son pequeñas margaritas colgadas en el cuello Dime si has leído los mensajes y si aún llevas escondido aquel poema que escribimos juntos.

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Mónica Montero ¿Sabrá mi sombra? Soy mujer hecha de llagas, torrente sanguíneo confuso mañana y tarde. Corriendo y corriendo con un niño en las enaguas. Tibias las entrañas, teta y leche. Me culpará la sombra de haber mordido manzana. Sospechará mi sombra que entre piernas cantan ruiseñores. Que un beso fecunda la tierra.

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Señor La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios.

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Alejandra Pizarnik EL DESPERTAR

Señor La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios Qué haré con el miedo Qué haré con el miedo Ya no baila la luz en mi sonrisa ni las estaciones queman palomas en mis ideas Mis manos se han desnudado y se han ido donde la muerte enseña a vivir a los muertos

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Señor Tengo veinte años También mis ojos tienen veinte años y sin embargo no dicen nada.

Señor He consumado mi vida en un instante La última inocencia estalló Ahora es nunca o jamás o simplemente fue ¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas? ¿Cómo no me extraigo las venas y hago con ellas una escala para huir al otro lado de la noche? El principio ha dado a luz el final Todo continuará igual Las sonrisas gastadas El interés interesado Las preguntas de piedra en piedra Las gesticulaciones que remedan amor Todo continuará igual Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo porque aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde.

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Señor El aire me castiga el ser Detrás del aire hay monstruos que beben de mi sangre Es el desastre Es la hora del vacío no vacío Es el instante de poner cerrojo a los labios oír a los condenados gritar contemplar a cada uno de mis nombres ahorcados en la nada.

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Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes rusos que perdió su apellido original, Pozharnik, al instalarse en Argentina. Después de cursar estudios de filosofía y periodismo, que no terminó, Pizarnik comenzó su formación artística de la mano del pintor surrealista Batlle Planas. Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde trabajó para la revista Cuadernos, realizó traducciones y críticas literarias y prosiguió su formación en la prestigiosa universidad de La Sorbona; formó parte asimismo del comité de colaboradores extranjeros de Les Lettres Nouvelles y de otras revistas europeas y latinoamericanas. Durante sus años en Francia comenzó su amistad con el escritor Julio Cortázar y con el poeta mexicano Octavio Paz, que escribió el prólogo de su libro de poemas Árbol de Diana (1962). De regreso a Argentina publicó algunas de sus obras más destacadas; su valía se vio reconocida con la concesión de las prestigiosas becas Guggenheim (1969) y Fullbright (1971), que sin embargo no llegó a completar. Los últimos

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Había publicado sus primeros libros en los cincuenta, pero sólo a partir de Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965) y Extracción de la piedra de la locura (1968), encontró Alejandra Pizarnik su tono más personal, tributario al mismo tiempo del automatismo surrealista y de la voluntad de exactitud racional. En esa tensión se mueven estos poemas deliberadamente carentes de énfasis y muchas veces hasta carentes de forma, como anotaciones alusi-

vas y herméticas de un diario personal. Su poesía, siempre intensa, a veces lúdica y a veces visionaria, se caracterizó por la libertad y la autonomía creativa. Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Después de su muerte se prepararon distintas ediciones de sus obras, entre las que destaca Textos de sombra y últimos poemas (1982), que incluye la obra teatral Los poseídos entre lilas y la novela La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa. También póstumamente fue reeditado el conjunto de sus textos en el volumen Obras completas (1994); sus cartas quedaron recogidas en Correspondencia (1998).

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años de su vida estuvieron marcados por serias crisis depresivas que la llevaron a intentar suicidarse en varias ocasiones. Pasó sus últimos meses internada en un centro psiquiátrico bonaerense; el 25 de septiembre de 1972, en el transcurso de un fin de semana de permiso que pasó en su casa, terminó con su vida con una sobredosis de seconal sódico. Tenía 36 años.

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Mónica Montero CUENTAS PENDIENTES

Nunca perdonaste mi cuerpo diosito santo, nunca entendiste mi carne. Aun pariendo con dolor y crujir de dientes jamás mandé a mi hijo a la cruz ni lo espanté con infiernos, sí no me amaba por sobre todas las cosas.

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Esto te agravió hasta los huesos padre amargo. Por eso no soportas mi climaterio y un eterno silencio me vigila. ¡Tanto rencor tuyo no tiene límites! Giras la vista cuando me matan. Duermes si me odian o desprecian, si me rompen


CISNE Me conociste, como un pajarraco cualquiera… con voz de loro, patas de pollo boca de pato, sin plumaje vistoso sin ganas de volar, cacareando por mi mala suerte. Llegas tú, un ruiseñor de tomo y lomo arrancas con tu canto mis plumas de gallina. Y así se fue como me transformé de un pajarraco cualquiera a cisne de cuello largo, digno de la belleza de ruiseñor.

ELLA Vagar el lenguaje en los labios pupilas dilatadas manos alertas vagar. Esconder la conciencia perdida llamé, te nombré María, June y Patricia esconder. Anhelar boca de hombre labios, color rosa piel de madera anhelar. Anhelar, vagar, esconder al personaje en cuyas piernas duerma la Anaïs enclitoriada en la humedad de mis culpas.

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Denni Zú

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SEGUNDO Abrázame fuerte como el agua al río el sol al amanecer. Sedúceme por un instante tan solo por un segundo. Segundo que utilizaré como calmante. Delirio corporal mudanzas de las emociones te amo, te odio al verte llegar. Doncella sin enagua busca desesperada caballero sin espada su hombría extraviada. Guarda silencio calla a la moral bésame sin tus labios pálpame sin tocar. Si me amas en un segundo todo puede pasar.

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Cristina Ortega Pérez A TI MUJER A ti que cantas, escondiendo esperanzas escapando al taller de la vida, sintiendo halos de libertad calmando, seniles dolores. A ti que trabajas, naciendo el alba callando al sol siendo, invisible al ojo del cesar que solo te mira cobrando su, tributo.

A ti mujer quiero abrazar, a ti que transitas, con el alma con ruidos de lágrimas que no, escucha nadie. A ti quiero, que el mundo te mire obsequiando invitaciones a pasar por alfombras rojas de olimpos trasparentes.

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A ti que no te sacan, a bailar porque hueles a cocina pobre, con tierra, en tus, uñas.

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COMO TÚ

ME QUEDA EN LA PIEL

Como tú amo, la vida y el amor, capaz de dar, libertad. Como tú amo, la flor perfumando el aire. Como tú amo, el dulzor del abrazo cuando brotan llantos. Como tú amo, la libertad de, pájaros y animales. Como tú amo, susurros de la, naturaleza meciendo, el viento. Como tú amo, la esperanza que no todo, este perdido. Y Como tú amo, los puentes no los muros.

Me queda en la piel cantares del agua, el zumbar de aleteos de la azotada naturaleza. Quedan memorias heridas levantando, lanzas. Emigrando voces, por ver crecer hojas de primaveras. Se quedan tiempo, al pie de aurorales, enamoramientos aleteos, en pupilas del creador quedándose, en tus ojos.


Ana Rosa Bustamante

Me tiró sobre el pasto de un golpe, sin palabras. Y aunque hubiera podido a sus brazos mi fuerza, no quise retirarlo, porque padre era padre: él sabría qué hiciera. Tampoco duró mucho. Y piafaban las bestias. Juana Castro

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Una estrella negra. Un delito aprendido, una desfachatez cualquiera que produce remordimiento. Y me detengo para decir: Vamos, madre, me dejaste al azar, con el alcohol, la indiferencia, el abandono. Un espantapájaros sin viento. Labios demasiado grandes para mi boca, y el mástil entre las flores abiertas sin luz para mirar.

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Eran sus muslos dos tallos quemados por el sol, de esas aves temerosas que no saben, que no dicen nada más que se apaga la luna, y la única manera es continuar sola.

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2 Baja la zorra a la pradera y se agarra de las ramas. Viene con el sol ardiendo en las orejas. Y llorosa en primavera. Sus mamparas transparentes de sombras y lámparas. Camina muda, sorda, ciega, sin borrar la huella, y tras los ventanales, un conejo extraño, que nadie reconoce, nunca ha visto ni ha sentido respirar junto a su cuerpo.

3 Mi odio es el muslo morado que rehace mi letra, licor del difunto que yace a mi lado, rosas debajo del barro. No le guardo rencor. Pasó lo malo, ya estoy grande y la pena surge a veces en las cunetas con el goterón, arrastra papeles y papeles, papeles y basura con el polvo de esos años. Yace a mi lado, y viene nuevamente. Tristes mis ojos escarbando la niebla encegueciendo mis rasgos de niña aún clavados en la tierra, y tengo miedo de salírseme la venda donde atajé la envoltura toda la sangre, la tripa hedionda, el sopor de esa boca de niña callada, callada. 18


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Nelly Salas SOY EL VALLE DE LA LUNA

EN EL ECO LEJANO DE LA SOLEDAD

Que atrapa tu paso, loco poeta loco bebe mi néctar cubierto de misterio poeta violador de cuanto elemento Se cruza por tu fértil verbo” Soy yo, infértil valle embriagado en hechizos, Poeta de los Caminos Que ha venido a reconocer El fulgor embotador de tus piedras. Vengo a rezar por lo que has sido Hija de la pampa, polen nutriente De desaventuras y desencuentros Valle de mutaciones, escasas palabras. No sé si habré llegado al cielo O al infierno envuelta en tu anillo de brutas perlas.

Vaga la sombra de La Reina Anclada en dunas calientes Orando un Ave María Que nunca se aprendió. ALABALTI, ALABALTI

Secó en vivo sus costras Petrificó el aliento Transformándolo en metal Que brilla y opaca. Soy el poeta extraviado Entre tanta latitud milenaria Alcanzo con mis pupilas tu luna la convierto en espectro De heridas que aún sangran.

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REZO POR AQUÉLLOS QUE LA ARENA

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ME ARRODILLO ANTE ESTAS TIERRAS Greda y sal fundidas a mi existencia. Ha caído la noche Sobre el manto de la pampa. Retumban huérfanas campanas Mensajes de pretéritas entonaciones Desoladoras distancias De un destino que nadie Ha podido descifrar. Lamentos de ancianos moribundos Gritos de niños sucios mujeres pariendo a campo abierto. Acordes de viejas melodías En voz de la leyenda errante La Reina Isabel Que nunca tuvo trono Pero sí murió en pena y gloria. De seres anónimos que jamás Dejaron de existir. Sigan entonando rancheras Amados muertos Los únicos que no han dejado De parir el quejido de la pampa. Viene la luna y la reina La pampa se posa en mis párpados Se aferra a mi alma Con la fuerza del moribundo En sus últimos segundos de vida.

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Escrito durante el viaje al Valle de la luna y San Pedro de Atacama, 12/10/06. PROVIAL 2006


Alejandra Montero AGOSTO

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La noche más breve y el astro mayor detrás de las nubes, como secuestrado por agosto. Envuelta en sábanas oigo las gotas de una lluvia incipiente… el limonero tiene más vida que ayer. Voy a salir a cosechar pequeños soles para perfumar con ellos el primer té del día. Después, no sé. Tal vez dormite un rato con un libro entre las manos y el estómago tibio de ideas de papel...

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OTOÑO

AMOR INTANGIBLE

Falta poquito para otoño. Otro círculo se cierra, nuevas hojas se volverán humus y el sol nos vestirá de dorado. Cuando la lluvia aún no estalla sobre la tierra y el clima nos hace zancadillas, es porque falta poquito para otoño. Tango

Yo no te toco, Te rozo nada más Con el borde de mis sílabas Enhebradas con sedas invisibles y pulposas; Abro tu corazón hambriento Y bebo tu sangre, ansiosa. Yo no te hablo, Te miro nada más En el más puro silencio Analizando tus secretos, Desenredando intenciones. Yo no te abrazo, Me quedo simplemente Sonriente y serena A distancia prudente. Desde aquí puedo verte A mis anchas y siempre Vuelves a revolotear en mi entorno Con la misma gracia, Colibrí del desierto, Gaviota emancipada. Hacia ti van mis versos Esta tarde soleada.

El Tango es pasión - me dijo. Cuando me di cuenta, ya estábamos escalando sin arnés las sinuosas laderas de nuestros cuerpos.

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LA RESPUESTA

Hacía tres meses que no dormía bien y comía poco; las noches eran un constante ir venir entre las sábanas, sudando helado, buscando un sentido a lo que sentía… y a lo que no. Pensó en irse caminando a casa, tomar aire le haría bien, se calmaría y estar entre la gente en la calle tal vez pudiese devolverle un poco la paz que no encontraba en su soledad. Tal vez, era una opción para considerar y en realidad no se le ocurría otra cosa. Suspiró y salió. Afuera brillaba el sol todavía y se sentía una brisa fresca y tibia. Lentamente se aproximaba el fin del verano. A poco andar, lo vio desde lejos. Al parecer la esperaba y había llegado a la hora precisa para echar abajo sus intenciones de pensar en los pasos que debía seguir en los días siguientes.

Al verlo descender del vehículo, lo miró en silencio. Con los ojos llenos de desencanto escudriñó en los de él y encontró tristes respuestas que no pensaba alguna vez llegar a leer. Te equivocaste de fecha, te lo dije- Con esa frase de reproche la suerte estaba echada. Nada se podía hacer frente a tamaña certeza, dolorosa realidad. Serena le respondió, tragándose la amargura- Te equivocaste tú; tú fuiste quien insistió ese día. Yo no quería. Lo dijo, mas no lo creía en realidad. Siguieron unos minutos de silencio. Parada sobre la acera, ella jugaba con un pie rozando el césped y con los ojos fijos en el suelo. A lo lejos, las bocinas de los autos mientras el sol se ocultaba y la temperatura comenzaba a descender. ¿Quién se equivocó? Una frase que se repetía una y otra vez en su cabeza, que la mantenía en un estado de letargo involuntario y contraproducente. Por culpa de esa pregunta, tuvo que revisar varias veces los

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¿Quién se equivocó? Con un movimiento rápido cerró con fuerza el casillero que contenía su uniforme de trabajo. Eran casi las 18:00 horas de un viernes sin panoramas.

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informes del día antes de dejar la oficina y tuvo que volver a asegurarse de haber cerrado bien el laboratorio antes de salir de allí. No podría saberlo hasta quién sabe cuándo; tal vez pasaran años para sacarse esa duda del alma y él no daba señales de querer buscar la respuesta con ella. Menos aún de querer esperar ese día a su lado… -Déjalo así…. Da igual. Me voy, mañana entro a las ocho y es mejor que descanse. Él hizo un gesto de acercamiento, pero se detuvo antes de concretarlo. Luego subió al vehículo y arrancó. La última mirada sobre ella tenía un dejo de lástima y ella deseó no haberlo visto. Quiso decirle tantas cosas… pero guardó silencio y se marchó.

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Luego de aquel encuentro se instaló entre ambos el tiempo implacable con sus silencios llenos de recuerdos. Él no insistió en hablarle y ella tampoco le buscó. El orgullo hacía su labor con esa sonrisa sarcástica y el antifaz de la resignación puesto sobre los ojos. Transcurridos unos meses, ella miraba a través del microscopio cuando sintió que un pez aleteaba en su vientre, fue como un pájaro que abría las alas y con ellas acariciaba sus entrañas …Las mariposas ya se habían ido y en ese lecho acuoso flotaba ahora dulcemente la esperanza. Y la respuesta llegó sin buscarla. Ella no se había equivocado. Tal vez, él sí.


A MARGARITA DEBAYLE

Margarita está linda la mar, y el viento, lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar; tu acento: Margarita, te voy a contar un cuento:

Esto era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha de día y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú.

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Rubén Darío

Margarita está linda la mar, y el viento, lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar; tu acento: Margarita, te voy a contar un cuento:

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Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa y la quiso ir a coger.

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? te he buscado y no te hallé; y ¿qué tienes en el pecho que encendido se te ve?».

La quería para hacerla decorar un prendedor, con un verso y una perla y una pluma y una flor.

La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad: «Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad».

Las princesas primorosas se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son así.

Y el rey clama: «¿No te he dicho que el azul no hay que cortar? ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... El Señor se va a enojar».

Pues se fue la niña bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar.

Y ella dice: «No hubo intento; yo me fui no sé por qué. Por las olas por el viento fui a la estrella y la corté».

Y siguió camino arriba, por la luna y más allá; más lo malo es que ella iba sin permiso de papá.

Y el papá dice enojado: «Un castigo has de tener: vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver».

Cuando estuvo ya de vuelta de los parques del Señor, se miraba toda envuelta en un dulce resplandor.

La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jesús.


Y así dice: «En mis campiñas esa rosa le ofrecí; son mis flores de las niñas que al soñar piensan en mí». Viste el rey pompas brillantes, y luego hace desfilar cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar. La princesita está bella, pues ya tiene el prendedor en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor.

Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento. Ya que lejos de mí vas a estar, guarda, niña, un gentil pensamiento al que un día te quiso contar un cuento.

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Nieta María y Miguel Partal inmigrantes españoles de Granada que viajaron en Barco en el contexto de la guerra civil española a Chile, conocieron primero Talcahuano y luego se establecieron en Santiago de Chile. Nace el 25 de julio 1960 en Santiago en Hospital Clínico San Borja Arriarán ex Hospital Paula Jaraquemada, tiene 4 hermanos hombres, un mayor y 3 de ellos menores que ella.

Ana Partal Ana Isabel Partal Torres (1960) es una poeta, escritora y gestora de proyectos. Desde muy temprana edad es cercana a la escritura y comienza a tener un rol social con intervención política. Se ha dedicado toda su vida a la integración de las mujeres en la literatura, fortaleciendo la acción y difusión de la creatividad femenina. Es impulsora de la memoria social trabajando junto a niños y niñas. Actualmente se dedica a su vida artística realizándose de forma independiente. 32

Sus primeros estudios fueron en el Colegio Francisco Arriarán, a los cinco años conoció tres libros significativos para su vida La teoría de la relatividad de Albert Einstein, biblia Reina Valera(1960) y el ojo de Silabario Matte. En 1967 su familia se fue a vivir a Pucón donde estudió en Escuela Particular Nuestra Señora de Fátima, donde termino de afirmar su interés en las letras bajo la recomendación de escribir sus canciones. Volvió a Santiago a estudiar al Colegio Viña Cousiño Macul donde la profesora Angela Banchero Bustamante le proporciono lecturas de connotada importancia para escribir, y para


finalizar sus estudios en el año 1978 en el Liceo Nº11 de Niñas Juana de Ibarbourou, el cual en el año 1985 fue adquirido en por la Municipalidad de Macul.

junto con escuchar las noticias de la dictadura en Chile para transmitirlas en la radio y cooperar para su transmisión en la Radio Moscú.

Se casa a los 18 años en el año 1978, junto a su pareja se van a vivir a una casa en la Florida y en el 1979 nace una hija a la que llama Leslie Melussa.

En octubre de 1988 vuelve a Chile debido al incendio en su casa en Argentina y su separación. En Chile comenzó a trabajar en el departamento jurídico de la Universidad Andrés Bello coordinando los casos de los alumnos de derecho, en esta misma universidad tiene un accidente que la detiene en el mundo laboral y vuelve a trabajar como asistente de dirección en CEPECh.

En Argentina es cercana al Partido Radical y comienza a trabajar en la prensa del departamento de derechos humanos. En Argentina se dedicó a recibir a las y los exiliados

Tiene dos nietos Dante (1999) y Gustavo (2009). Revista La Otra Costilla - Nº 21

Viviendo en la zona sur de Santiago se relaciona con gente del sector de la Quebrada de Macul donde habitaban 250 familias en condiciones de vulnerabilidad. Comienza a escribir en su máquina de escribir Remington para adquirir agua potable y luz para esta gente, y finalmente se logra que la población adquiera viviendas sociales en Santa Rosa. La influencia de sus cartas provoco conflictos con las autoridades de ese momento y se aloja en Argentina desde el año 1983 radicándose en Buenos Aires en el año 1985.

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NIEBLA

CONDENA

Arrebatada la tarde olvida su vereda porque viaja desmedida; sin embargar la silueta que se esfuma engrillada, por la mira de la niebla. Se desprende con soberbia calma; sobre cataclismos, rascacielos en la existencia del silencio, y el espacio de una feroz caminata. Los pasos se abalanzan y comienza la aventura, saludando de soslayo a las sombras que pasaron tan rápidas y efímeras, que en más de un siglo volveremos a cruzarnos, en este camino, donde entran los pensamientos, van los pensamientos sembrados de fragmentos.

De donde viene la condena, yo no sé; la que escapó, la que se fue al mar, la que fue arrancada antes de nacer, de los subterráneos, en la silueta de un alma errante, a la espera de saber cuándo se poblará el desierto. Ahí, con notas en el aire, una boca ávida de hacer reclamos y el simple sentido de nacer con otras palabras, de seca razón, de agria belleza golpeando la espalda de Dios. Dice: Mira como viene la autoridad sobre la conciencia, mira como resuenan los poderes.


MONEDA

Es grato andar en en tren por las noches; todo es tremendo. El infierno del alma, ese que aguarda en los pasajes. Sé que estás, te has aparecido lejos. Miraba por la ventana a la piedra, a la garganta de la tierra.

Pan de leña, sabor de tierra, ceniza, sombra con huecos de silencio. Aridez de la roca. Correr sería un riesgo. Alejarse desmembrado. Descifrar. Insistir en la existencia. Convertir el fundamento. en una moneda.

PARTO

TERRITORIO

En cada alumbramiento caerá tal vez con dificultad un vientre en las manos. El afilador de cuchillos, el organillero, no me tientan a asomar la cabeza por la ranura donde asoma la luz, donde se dibuja el sonido. Espacio prolongado de hombre, hombre, otro, y yo, pulso. Mi cuerpo‐guerra, cuerpo‐dolor, cuerpo‐muerte, cuerpo asfixia.

Testigos mis ventanas, prometen un rayo. Pincel las tardes. Se compone una sonrisa. Zumban silbidos, un estruendo de cascos y perros. La noche de hierba hasta mi cintura tejía. Las pupilas se retenían. Mantener los brazos en alto hablar bajo. Caí pedazo a pedazo al territorio urbano. Yo hubiese querido un territorio florido en mis manos.

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TRENES

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VOZ

ESPERA

Tiene voz de alondra, la vida. Caminaba dentro y fuera del contorno.

Es tan larga la espera, el vapor en la roca, la vara que rasga el borde en la hierba. La pregunta no se encuentra y se desprende, en una hilera de sombras, caídas como semillas, que nunca finalizan, que anidan y vuelan, al espacio de las brisas y las gotas, donde la mirada muere en una sencilla noche de estrellas. Más la memoria completa de aquella existencia desprende un desatado cadáver bajo la tierra.

En la memoria imprecisa de un encuentro, nunca hubo de permanecer y en la cierta acabada luz sabía. Canto, despacio canto que te alumbras, cómo ciego cadalso te evidencias, vendrá la mano voz muerte. Forma, nombra quieta, y no deslumbres los ojos de la alondra desde el viento arrojado en las esquinas. Peligro Encierro Tortura. Tiene voz de alondra decía, desencadenando las huellas en el intervalo de yo soy y existes, caminando con desenfado por la primera línea de los ojos y la última alondra inadvertida juicio, veredicto, clemencia, y las manos empuñando el costado de una tumba. 36


Nacida en Santiago de Chile, profesora de Lenguaje y Literatura, Gestora Cultural y Poeta organizadora del Colectivo Poético “LA GUARIDA”. Durante 25 años imparte clases Colegio Latinoamericano de Integración; establecimiento emblemático en Chile, vinculado al caso de los profesores secuestrados en Dictadura. Siempre interesada en hacer del arte, una forma de promoción de los valores humanos desarrolla talleres literarios para jóvenes y adultos en diversas organizaciones del centro y periferia de la capital. Ha sido publicada en diversos medios escritos y digitales del país y de Argentina. Su poesía recorre, básicamente, dos derroteros: poesía social y poesía erótica. Incursiona también en narrativa, a través de la crónica literaria y el relato breve. En el 2016 publicó el poemario La Cueva de la Medusa, acompañado en su presentación de la performance “Corazones Rojos”. Hoy prepara la edición de sus poemarios: El Velo de la Catrina y Magma y de su libro de narrativa Crónicas de Ciudad.

NÁYADET Despierto agitada, de un manotazo saco el velo que cubre mi cabeza. En una bolsa de supermercado echo lo justo y preciso; mis sandalias favoritas, la bata roja -la blanca ya no me ajusta-, algo de maquillaje. Sentado cerca de la ventana, acariciando las cuerdas, veo su silueta. La voz suena ronca cuando me dice: –Sobre la mesa están las monedas para el trasporte. Las cojas y salgo, sin voltear a mirar. El sonido de una lira taciturna se pierde en el silencio de la madrugada, mientras camino a tranco rápido hacia el río. Justo antes de embarcar, pienso que ya no necesito a ningún héroe que me salve del infierno.

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Ingrid Córdova Bustos

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EL BUEN SEÑOR

PESTAÑAS POSTIZAS

El caballero de la casa es muy bueno con ella, su madre limpia los pisos brillantes del segundo piso y él la lleva al parque.

Se mira atentamente al espejo, tratando de repasar cada detalle: el vestido que ajusta la cintura a la perfección, los largos guantes de seda, las tupidas pestañas que costó una hora colocar en su sitio.

Subida en un columpio juega a tocar el cielo, con la punta de los pies. Sonríe feliz y tranquila. De regreso a esa casa tan linda, grande, olorosita, con una piscina inmensa, donde el caballero la deja bañarse de vez en cuando, escucha a su madre lidiando con las ollas en la cocina. Él la invita a jugar en el computador. La puerta del escritorio se cierra tras su espalda y la sonrisa se congela para siempre.

Sale taconeando sin vergüenza alguna… al fin y al cabo, es la plata que gana cada noche la que sustenta los gastos. El pasillo es estrecho y Manuel, su padre, borracho como siempre obstaculiza el paso. Balbuceando incoherencias, lanza el escupitajo justo sobre sus rizadas pestañas. Lentamente saca el guante derecho de su mano, cuidando de no ensuciarlo, lo pone en la cartera, cierra el puño y golpea con todas sus fuerzas. El cuerpo cae al suelo con estrépito…salta graciosamente sobre él y se dirige a la puerta. Su madre grita a su espalda: –Hijo, hijo, ¿qué sucedió?

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Participaron en este número: Anita Montrosis Mónica Montero Ana Rosa Bustamante Nelly Salas Alejandra Montero Denni Zú Ana Partal Cristina Ortega Pérez Ingrid Córdova Bustos Fotografías 1 Barbara Ibarra 2 Camila Aguirre 3 Noelia Avilés 4 Grunding Alarcón 5 Caty Montero Poema: Rubén Darío Poema y biografía: Alejandra Pizarnik



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