Revista 16 lista

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LA PALABRA

irección, Psaje el Carpintero # 15405 Correo electrónico. laotracostilla@hotmail.com Fono: 22 8334675

Una sola será mi lucha Y mi triunfo; Encontrar la palabra escondida aquella vez de nuestro pacto secreto a pocos días de terminar la infancia. Debes recordar dónde la guardaste Debiste pronunciarla siquiera una vez... Ya la habría encontrado Pero tienes razón ese era el pacto. Mira cómo está mi casa, desarmada. Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza. Y mi huerto, forado permanente Y mis libros cómo mi huerto, Hojeado hasta el deshilache Sin dar con la palabra. Se termina la búsqueda y el tiempo. Vencida y condenada Por no hallar la palabra que escondiste.

STELLA DÍAZ VARÍN ( L a S e r e n a , C h i l e , 1 9 2 6 – S a n ti a g o , C h i l e , 2 0 0 6 )

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Ómnibus Nº 30 Año VI enero 2010 Nº 30 Año VI enero 2010

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E n t en d Ă­ q u e n o s o m o s na d a y l o q u erem o s t o d o .

Nada

Contacto: Ximena.echeverriamail.com

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Su presentaciĂłn se celebrarĂĄ el jueves 21 de abril a las 20:00 horas en Anden de Yungay , Esperanza # 320, Santiago de Chile

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¿Sabrá mi sombra? Mujer, hecha de llagas. Soy torrente sanguíneo confuso mañana y tarde. Corriendo y corriendo con un niño en las enaguas. Tibias las entrañas, teta y leche ¿Me culpará la sombra de haber mordido manzana? ¿Sospechará mi sombra, que entre piernas cantan ruiseñores?

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EN UN FARO Viviré en un faro en medio del océano Apegada al mar y aprendiendo el ritmo de las olas Cada día, todas las noches; Y vibrará mi alma estremecida por marejadas, se salarán mis labios, me brotarán escamas, en algas me abrigaré dichosa. Jugaré a orientar desde mi alta torre a los navegantes hacia costas seguras; Me quedaré velando que la luz no se apague, Escuchando lo que el viento de alta mar me cuente, Me abrazaré a las rocas con las manos húmedas, dormiré mecida por salobres espumas. Con corales y esponjas tejeré mis vestidos, De caracolas y estrellas bordaré Diademas, collares y anillos. Viviré en un faro mirando los océanos Siempre atenta a los cambios De dirección de los vientos, Esperando a mi hombre entre lunas azules, Le veré desde lo alto, cuando inicie su retorno Por entre las mismas aguas que lo llevaron lejos. Viviré en un faro hasta que vuelva mi amado.

Alejandra Montero Maldonado Concepción

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CANSADA

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Me cansé de ser rubia, De combinar zapatos y cartera, Alejandra Montero Maldonado De los accesorios chic Concepción Y los pañuelos de seda. Me cansé del gimnasio, Del agua mineral sin gas, De las frutas altas en potasio Y de no poder comer de más. Me cansé del yogurt descremado, de la coca cola light, Y del café descafeinado. De los dátiles como merienda Y de no poder tomar helado. Me cansé de la música sin forma, De los libros de autoayuda. De no ir contra las normas, De no deambular desnuda. Me cansé de ser amable, De intentar justificar Lo que fue injustificable. Me cansé de no lanzar chuchadas, De no devolverle la mierda A la gente que me la arroja a la cara. Me cansé de vivir como ninfa, De dormir como soltera Sin desear estar acompañada Tan sólo por una noche Y no esperar después más nada. Me cansé de casi todo, Así que desde hoy en más De lo único que quiero cansarme Es de no dejar la cagada.

Coplas para Nadia Cascabelito risueño, mariposa colorida, de tu mirada encendida, de miel, se construye un sueño. Cascabelito risueño que con tu inquieta ternura vas derramando dulzura... es que el amor de ti es dueño. Mariposa colorida que ha nacido de mi savia, que nada nunca te agravia por ir honrando la vida. De tu mirada encendida salen luciérnagas verdes, amor y amistad desprendes, mi adolescente florida. De miel, se construye un sueño, con tu indómita verdad, caminas en libertad por tus dehesas de ensueño.

Mariela Lourdes Viera Yannone

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Frente a Frente

POR QUÉ ESCRIBO? Escribo porque me hace bien. Porque me alivia, me eleva, me sana, me limpia, me alegra, me suaviza. Escribo porque es necesario, más que justo o imprescindible. Escribo y oxigeno mi perimetría. Escribo porque si no lo hago, me angustio. Porque me duelen lugares que no deberían dolerme y me sangran sitios que no se irrigan. Escribo porque me arranco las toxinas del día a día en este mundo extraviado; porque de lo que escribo puede nacer cualquier cosa... pero ninguna cosa que me irrita. Escribo porque me libera, me serena, me agita; porque puedo escribir mientras canto, mientras como, mientras escucho, mientras callo, así me vista o desvista. Escribo porque es mi terapia, mi ventana hacia una mejor perspectiva. Escribo porque me renueva y puedo existir no sólo en mi propia vida.

Hoy te miré de reojo casi sin importancia Sabiendo, que eres mucho más de lo que veo A veces me escapo de ti presumiendo ser mejor Sin embargo, tu esperas paciente a que regrese Escapo en el viento que arrasa conmigo O en los nubarrones que veo o invento Y me escondo en los colores de mis cuadros Que maltrechos esperan en el mismo rincón Donde guardo las mala palabras que quisiera gritar Que a veces son tantas que tendría que existir Un universo exclusivo para guardarlas Y así sacarlas de a poco, muy despacito Para que los que me conocen no se asusten… Y ahora frente a frente nos observamos las dos Sin decir una sola palabra, midiéndonos Yo como siempre altanera, te lanzo mis puñales Tu paciente y sincera, humilde con ojos sonrientes Liberas de ellos pétalos suaves que secan lágrimas ahuyentan los malos conjuros Y expanden mi aura hasta hacerla tan inmensa como el mar… Es entonces cuando te pregunto: ¿no te gustaría cambiar de lugar? Con un simple guiño respondes que no… Siempre es lo mismo, ya lo sé, cada una tiene su lugar Y a mí me ha tocado el que está de este lado del espejo.

Alejandra Montero Maldonado Concepción Mariela Lourdes Viera Yannone

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Soy mujer

“Me compró una tormenta después de robarme el abrigo”. Joaquín Sabina

Déjate Soy la fuente de semilla En mi vientre, en mi regazo Vida transparente y pura Soy de lino, soy de raso. Soy vertiente de caricias De cuidados, de desvelos Soy de estrellas, de rubíes De pasión y de deseo.

Dejaste que me comiera las uñas Dejaste que me cortara las venas que trenzara mis vísceras que arrendara mi lengua Dejaste que moliera mis yemas dejaste que me tragara la vesícula

Madre, amante, compañera Soy agua de mil océanos Voy cambiando como oruga Cuando ardiente van mis labios.

Me dejaste a vista y paciencia de los buitres colgando de la higuera implacable Dejaste que me balanceara de las cejas que comiera del pan imperdonable

Soy mujer por sobretodo De cristal o duro barro La que cuida hasta tu sombra La que reza por tu canto.

Me dejaste dejarme estar me dejaste escuchar: "Déjame llorar "de Montaner dejaste que Carlos Mata me matara cantando "Déjame intentar" Me dejaste que dejara dejarte que me quisieras.

Angela González Covarrubias

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A ras de suelo:

Morir de pueblo. Hoy relinchan las campanas doblan y redoblan y todos concurrimos como hormigas asustadas al templo, a rezar por el difunto a pedir, a sembrar vivos pensamientos sobre el muerto. El exceso de pueblo, las esporas ladinas Que se incrustaron en la mente del difunto el silencio desgarrador de las noches el canto de los grillos que le llenaron la cabeza de estrellas la soledad que apuñaló sin piedad su sentido común aposándose definitivamente en corazón blindado. Habitualmente el occiso fue bueno en extraños casos es sometido al escrutinio público de este pueblo perdedor y hermoso. Entonces ¿qué haremos si hay dudas? Dejar que pase el rato. Sumarse a la mitad que estuvo con el finao poco antes que dejara de parpadear Esperar desesperados a que el reloj avance y pase el momento del entierro Y quedarse en casa condenando al difunto

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Y los pétalos se derraman El peumo disfrazado me observa Cree que no me doy cuenta Mis compañeros cual superhéroes Me consuelan con sus volutas Cada mañana me pesa menos que la anterior Cada ciudad quedo guardada en mi pelo Cortarlo sería amputar los recuerdos Cirugía mayor Me niego rotunda MENTE!!!

Katta Urbina Santiago

Camisa banana: Se me asemeja tu camisa Colgando bananas Y tú como un perchero gigante Aguantando la ropa Suspiros en caminar bajo la lluvia Zancadas cual demonio Resbalan callejas Adoquines a pasos danzantes Cabellos envueltos en rocío Fatiga extrema que abandona el sueño Y sigo en caminar prisa Y sigo contraviniendo corrientes Sigo sigo sigo No me canso…

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El viaje:

Feliz viaje les desea Despegar.com Desvistes un santo para vestir otro La media novedad, Esa bicicleta no avanza Los pedales se entrampan El porrazo podrá ser épico ¿Por qué tanta necesidad? No hay cara de hereje Ni tampoco herejías Se acortan los vuelos La distancia entre asientos Ya no hay primera clase Y la ventana sin vitral Te ofrenda la imagen de la virgen Norte y sur entre tanta iglesia yacente Y en ese tránsito de ciudad Un refugio de amantes Que se confiesan y liberan Duerme en el recuerdo de sábanas Sr (a) pasajero: Califique su experiencia de viaje, Nos agradaría conocer su opinión!!!

Katta Urbina Santiago, Chile.

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¡Que no porque esté muerto vamos a decir que era bueno! Condonar nuestra actitud ¡Que se nos pasó la hora volando ¡ Al parecer perecer en este pueblo no a todos entristece. Moriremos por la boca Como ingratos y pechoños Peces.

Migajas en el aire Quien se alimenta de migajas anda siempre hambriento Las moscas se secretean a mis espaldas mientras barro hipnotizada la tierra del dormitorio Un coro de grillos inocentes cantando augurios castos me anuncian con desprecio la platita redentora estiro y estimo tus sábanas blancas señal de rendición en esta guerra cálida Angela Gozález Covarrubias te fuiste bien temprano te fuiste pero vuelves en un rato cansado de la jornada yo te espero mientras barro mientras soplo, mientras nada

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Raíces: me asomo por la ventana el sol me guiña y las golondrinas juegan con las migas del amor nocturno que se tiran del balcón sin piedad ni rumbo Te fuiste bien temprano, Te fuiste pero volverás luego y otra vez iremos a desmigar marraquetas a re­coger hallullas a sucumbir ante la cara de Dios desmigada y mañana por la mañana apenas aclare los bichitos de tu pieza volverán a mirarme con desprecio por inmoral por ignorar que ni el pan ni el amor se deben arrojar al suelo sin antes voltear y dar un beso

Angela González Covarrubias 1987 (Angela Font y Viceversa) 1987, Curepto. La poesía me entrega pedazos de vida cuando la vida se hace intolerable, es un refugio y una esperanza , el salvavidas de un piscinazo punk en un mar de desconsuelo.

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Supremacía de raíces Asidas a la tierra Cautivando vida Serpientes de portes escondidos Erguidas en oscurantismo Como ellas Me enmaraño a tu cuerpo Arribo a las tierras humedecidas Abrazo árboles y lianas Te abrazo en el misterio del agua Que en su bautismo diario Fortalece mi espera Apoyo mis pies fibrosos Y me estiro en pausa Te sostengo en la mirada ciega Absorbo nutrientes de recuerdos Aguardo Extendiendo kilómetros de mí Aguardo aguardo aguardo Mientras los pies se adornan de barro Y el cuerpo repta en las sombras Se suceden vibraciones Estrépitos Ruidos que no son selvas Gritos que no son aves Y te desprenden de mí Golpeas el suelo en grito sordo Y masacran tu cuerpo Lejos de mi savia, Lejos donde no puedo buscar Lejos en lugares que no tienen nombre Lejos …

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Calla

Calla, no hables, Nada digas, Besa, besa Y acaricia. Tu cuerpo, tus manos, Valen más que mil palabras. Besa mi boca, Bésame, estoy sedienta Toca mi cuerpo. Roza mi piel, hazlo amor, hazlo, Necesito tu esencia. Cada beso tuyo equivale a mil noches de soledad Bésame, sabrás el ansia que me has causado, Las noches en soledad, esperando tu llegada, Tu sonrisa, Esa que escapa, después de caer una lágrima. Calla amor, hoy no digas nada, Besa, besa, Sobran las palabras.

LOS MUERTOS DEL CHENA

Cuando dijiste que querías matarme de amor porque es la única forma de morir pensé en esas ciudades que están mal escritas y que aún no han borrado sus duelos Especulé en los muertos del Chena en esos que nunca se han sentado en los rieles de la maestranza a beber la desnudez de una adolescencia No quiero morir, te dije No quiero esa forma de paralizar la escritura y su temática No, no quiero Quiero inyectarme en un celaje a separar todo lo que odio todo lo que amo lo que todos saben y callan

Suyai Moncada. Laguna Verde, Valparaíso.

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CUANDO LA MUERTE SE VUELVE COSTUMBRE Ingrid Córdova Bustos, poeta chilena

Latinoamérica y Chile se han visto marcados, a fuego y sangre, por una ola de asesinatos de mujeres, de distintas nacionalidades, edades y condiciones sociales, en los primeros meses de este año. Como muestra de ello, una lista, aberrante y estremecedora, de algunas de las víctimas de femicidio por estos días. Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22), dos jóvenes amigas de nacionalidad argentina, habían ahorrado meses para realizar su viaje soñado, conociendo lugares y gente de los países vecinos. Se fotografiaron sonrientes en los faldeos de Machu Pichu y se aprestaron para volar a Montañita, Ecuador. Días más tardes, serían encontradas, muertas y envueltas en bolsas de basura, a 100 metros de la playa. Cuando la prensa informó del crimen, cuestionó abiertamente la decisión de viajar “solas” y sostuvo que habrían estado bebiendo en un bar antes de su muerte, con los posibles hechores. Luego, los detenidos desmentirían esto, declarando que habían intentado “tocarlas” y ante su resistencia, les dieron muerte. El 3 de Marzo pasado, Berta Cáceres (42 años), una líder indígena lenca, feminista y activista del medio ambiente hondureña, se encontraba en una reunión con Gustavo Castro, también ambientalista, perteneciente a la organización Otros Mundos Chiapas, cuando alguien forzó la puerta. Berta gritó: “Quién anda ahí?” y salió para enfrentarlos. Varios tiros sobre su pecho fueron la respuesta. La prensa informó que el motivo sería un supuesto intento de robo y agregó que Berta estaba con custodia policial, pero habría cambiado de domicilio, sin informarle a nadie.

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En esta casa grande todo nos queda lejos, hasta nuestros encuentros se perdieron, tal como se perdió la juventud. Los hijos se fueron, uno tras otro Y de pronto nos vimos solos. Fue una pena que Dios nos diera solo varones; quizás si hubiera llegado una niña, ella estaría hoy con nosotros. Recuerdo el día que Vicente, el menor, nos anunció que se trasladaba fuera del país. Cuánto te alegraste de ello. Dijiste que significaba un gran avance en su carrera, pero al pasar el tiempo, nos dimos cuenta que ya no volvería. Y nos fuimos conformando, soñando con la navidad para verlo. En los primeros años, el pavo y el champán siempre estuvieron listos, por si alguno de ellos llegaba a saludarnos y darnos esa alegría; pero como no sucedió, nos fuimos apagando. Nada dijimos y el silencio se llevó nuestras voces. Tu silueta se fue encorvando y cada día te noto más lento. Tus manos tiemblan y ya no puedes peinarte por las mañanas. Cuando sale el sol ___”ese sol que nunca entra a nuestra casa__ vas al vestíbulo y te colocas la boina. Te miro a lo lejos, y aún así me pareces buen mozo. La nariz aguileña con el azul de tus ojos, te han dado siempre un aire de distinción. ¿Cómo pasó el tiempo? ¿Cómo se llevó a nuestros hijos…? ¡Ay! Ricardo qué sola me siento; si tan sólo pudieras mirarme y ver que estoy sufriendo. Pero tu propia pena no te deja verlo. Hoy amaneció frío, algo más que otros días. Te miro de reojo y veo que me miras, ¡me miras!...por un instante he visto un destello; esa mirada de antaño, esa mirada que tanto amaba. Me vuelvo coqueta y te sonrío. Balbuceas algo que no entendí, y corrí a tu lado; me tomaste la mano __ ¿Usted quién es?__ Comprendí. En silencio te sonreí, y te abrigué las piernas con la manta. Camino por el largo pasillo, enciendo luces y busco la novela, esa que nunca terminé de leerte. Lo hago ahora, aunque ya no me escuches. La luz del pasillo se hace cada vez más tenue. Y también mi voz.

Suyai Moncada. Laguna Verde, Valparaíso.

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El listado, en nuestro país en lo que va corrido del año, llega ya a 9 mujeres asesinadas: 2 de Enero, en Recoleta, Claudia González Ovalle, de 36 años, fue apuñalada por su conviviente. Tenía una hija de 15 años y un hijo de 9. Sólo el respirar de nuestros cuerpos se escucha en la habitación. Estamos como de costumbre, silenciosos. Esto es un hábito en nuestro diario vivir. Nos hemos ido quedando cada vez con menos palabras en los labios y volviéndonos invisibles. Esta noche no es distinta a otras. El cuarto en penumbras refleja en la pared nuestras siluetas. Se ven fantasmales. La luz de las velas es tenue, y pareciera que estamos lejos, lejos uno del otro. Y la habitación es un gran bosque de oscuridad. No debo extrañarme. Somos dos fantasmas que se entrelazan en una relación de seres que no se perciben, no se ven, no se sienten, no se tocan. Hemos estado así por largo tiempo. ¿Cuánto? No sabría decirlo con precisión. Si le preguntáramos a Ricardo, creo que menos podría decir cuánto. Él no está preocupado de ello, ni de mí, ni de nada. Siempre está ausente. El reloj de pared da las diez, y en silencio, cuál sonámbulo, Ricardo se levanta de la silla y la entra consumo cuidado, como si fuera de cristal. Avanza con pasos lentos, como si cada uno de ellos fuese el último. Entonces con voz tímida le digo: ___Puedo leerte un capítulo de la novela, quizás eso te ayude a dormir bien. Con un gesto cansado, levanta la mano derecha y me dice: ____ ¡Déjalo, mañana quizás! El dormitorio está frío, como toda la casa, y el silencio retumba en mis oídos. Tomo el rosario y comienzo a rezar. En otros tiempos, la casa estaba llena de hortensias azules. Brotaban las rosas, perfumando todo el hogar. Me gustaba la hora de las onces. Mis hijos corrían por el pasillo para llegar al comedor. Y allí, en la mesa escuchaba sus historias. Y sus risas, a la hora del té. La casa se inundaba de algarabía. ¿Cuándo comenzó este silencio? ¿En qué momento se quedó mudo el campanario del reloj? Ricardo era hombre apuesto, gallardo, y siempre con la sonrisa a flor de labios, ahora con sus mejillas hundidas y sus ojos secos, nada ve. Lo más doloroso de estos años el silencio. Decidió no hablar, perdió el interés de todo, y yo para no incomodarlo me hice su cómplice.

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10 de Enero, Villa Renacer, Temuco, todos duermen luego de una celebración familiar. De pronto, los gritos los alertan, Magdalena del Rosario Carrillo Levipan, de 43 años, dueña de casa, madre de 6 hijos, yace en el piso, asesinada, con un arma blanca por su ex pareja. 31 de Enero, Región Metropolitana, Elba Inés de las Mercedes Escárate Arenas, 90 años, fue asesinada con un arma de fuego por su marido, quién luego se suicidó. 24 de Febrero: Claudina Barrientos Oporto, de 42 años, murió a causa de una herida a bala provocada por su marido que luego se suicida. Los hijos de la pareja se encontraban en las cercanías, uno hablaba por teléfono afuera de la casa y el otro regresaba de comprar. 3 de Marzo: Antofagasta, Karen Wilson, de 31 años, profesora, madre de una niña de 6 años y de un niño de 4, fue estrangulada por su cónyuge que luego paseo con su cadáver, durante 5 horas, en el asiento del copiloto de su auto. 6 de Marzo: En la comuna de Maipú, Silvana del Carmen Sepúlveda Durán, de 41 años, asesinada por su conviviente al interior de su dormitorio con un golpe en su cabeza. En el dormitorio contiguo se encontraba jugando, el hijo de la víctima de 3 años. 7 de Marzo: Magaly Carriel Garrido, de 63 años, estaba postrada luego que sufriera un accidente cerebrovascular hace un año y fue degollada por su marido en su cama 8 de Marzo: Paredones, Amelia del Carmen García, 40 años, estaba comenzando su trabajo como asesora del hogar, cuando su conviviente irrumpió en su lugar de trabajo para apuñalarla.

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9 de Marzo: Santiago, Juliana Acevedo, 21 años, de nacionalidad colombiana, viajó a Chile buscando nuevas oportunidades laborales y una vida más plena. Fue asfixiada y descuartizada por su conviviente, para después arrojarla al río Mapocho. A pocos días de la conmemoración del Día internacional de la Mujer, la expresión “nada que celebrar”, se vuelve una realidad innegable, frente a la evidencia de los hechos. Las denuncias se multiplican, los ataques también; la lucha de las mujeres, de manera individual y colectiva se refuerza, pero las cifran crecen cada día de manera implacable. Los gobiernos anuncian procedimientos legales y políticas a seguir que claramente resultan insuficientes o derechamente ineficientes y todo sigue más o menos igual. ¿De qué depende, entonces, la capacidad de parar este fenómeno social creciente y sostenido, todavía en el siglo XXI?...Obviamente no soy yo quien pueda, en solitario plantear una respuesta, sin embargo pretendo acercarme a un análisis. Dos hechos, marcan a mi entender, el mantenimiento e incremento de la violencia contra las mujeres en Latinoamérica y Chile: 1.­ En la violencia de género se da una circunstancia, difícil de encontrar en otras manifestaciones de violencia y esto reside en una suerte de justificación, inconsciente e inculcada por los estereotipos sociales o, las más de las veces, consiente y organizada, que tiende a buscar razones de la ocurrencia de estos actos. Los medios describen y cuestionan las circunstancias en que los hechos acaecieron: “viajaron solas”, “estaban allí a altas horas de la noche”, “peleaban a menudo”,etc. La exposición de esta visión, entendida como oficial, conduce a la masa desinformada “… a intentar encontrar una razón a un hecho que debería de ser, en cualquier caso, injustificable". (Mª Carmen Herrera y Francisca Expósito, departamento de Psicología Social y Metodología de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Granada) Las instancias legales señalan: “denunció y se desistió”, “no prosperó en el procedimiento”, refiriéndose más bien a los mecanismos jurídicos y no a una visión de género, que a estas alturas ya debería estar presente, en el letra y espíritu de las leyes. De facto, existe una carencia evidente de la perspectiva de género de los cuerpos legales, desde los conceptos hasta el lenguaje jurídico.

REALIDADES.

Es una tarde hermosa, el sol penetra la ventana, mi gata juega entre la cortina se deshace el sabor a vainilla del helado se olvida por un rato el odio y la sangre deja de coagular. Caigo en la rutina de letras interminables, me escondo en mis raíces, me han cavado una tumba, nunca pensé que por mi mano seria, era el día que debía caer, de rodar por el piso, pero prefiero el exilio en letras, me olvido de este país, me canse de gritar y que nadie me escuche, todos gritamos pero nada, se cae a pedazos nuestro país y la verdad todos somos culpables … nosotros los pusimos ahí….

Nedazka Pika

CUANDO LA MUERTE SE VUELVE COSTUMBRE

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FUERZA. En mitad del desierto, entre una quebrada y un monte de cabras pastando en el recóndito olor de sudor del origen de la especie más tenebrosa y oscura, la de aquellos que tienen alma, es como el corazón de un faraón pero muy lejana a la vista humana, nadie sabe dónde esta ni de que se compone solo en mitad de la nada a la sombra de un cactus y pendiendo de un hilo puedes sentir su fuerza como emana desde el desierto paradisiaco .

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La opinión pública advierte: “eso depende de la educación o de su propio comportamiento”, adjudicando la responsabilidad al contexto o la propia mujer, como instigadora de tales acciones Si analizamos el tema desde la perspectiva de los Derechos Humanos, no existe circunstancia alguna para el ejercicio de una violencia extrema, realizada bajo apremios y en contra de la libertad del sujeto, que pueda justificar tales hechos…por qué eso resulta tan difícil de comprender en caso de las mujeres? Sencillamente, porque se concibe socialmente, la violencia contra las mujeres, como casos recurrentes, pero exactamente como eso “casos” y no como un problema estructural de una sociedad. En palabras de la psicóloga Ana Baumont: “Se conceptualiza la violencia como una pérdida ocasional de control, una reacción irracional que se activa ante “la gota que colma el vaso” de las provocaciones femeninas. Viene muy bien este razonamiento, porque impide cualquier cambio social, disminuye la responsabilidad comunitaria y política y limita la definición de violencia únicamente a los casos extremos, ignorando las otras violencias...” Aquellos hechos cotidianos de agresión, agregaría yo, plenamente permitidos por el marco social imperante: acoso callejero y laboral, menoscabo de la condición profesional a través de salarios más bajos, ridiculización de las demandas consideradas más radicales (feminazis, por ejemplo, término acuñado por el locutor de radio estadounidense Rush Limbaugh, ultraderechista del Partido Conservador). Cada una de estas manifestaciones apunta a la cosificación de la mujer como objeto de pertenencia, perspectiva social que se encuentra en la base de la justificación de la violencia de género. Los sujetos no nos pertenecen, no tenemos derecho a apropiarnos de su corporalidad, su individualidad o identidad, los objetos sí y podemos hacer uso de ellos a nuestro beneplácito; podemos gozarlos, modificarlos, manipularlos o destruirlos a nuestra entera voluntad, sin consideraciones ética de ninguna especie. La violencia contra las mujeres en Latinoamérica se extiende, agudiza y justifica como otrora se hiciera con las Dictaduras, cobrando cientos de víctimas anualmente y como en aquellos oscuros tiempos, much@s prefieren mirar a otro lado o callar, haciéndose cómplices de tal ignominia. Otra vez, sangra nuestra América…en esta ocasión con la sangre menstrual de nuestras mujeres.

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CASTIGO

Escribir mil putas veces… Escribir mil putas veces… No debo gritar como una loca, suena feo, molesta a la gente. No debo poner mala cara la sonrisa es propia de las señoritas. No debo preguntar por qué, las razones no son de mi incumbencia. No debo sorber los mocos, ni escupir en el piso limpio; impropio de títulos y blasones. No debo pintar en las paredes de los traidores; “traidores”; la policía puede detenerme. No puedo decir: “No quiero, me importa un carajo”, las niñas buenas siempre quieren. No debo escribir poesía en primera persona, gerunciada, adjetivada o calentona; típico de los poetrastos de baja calaña. Escribir mil putas veces… Escribir mil putas veces… con una afilada navaja sangrienta en la superficie pizarra de mi cuerpo, hasta que entienda, hasta que aprenda, “Yo, la peor de todas”

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EVOLUCIONES A veces creo que la gente puede evolucionar, analizo indefinidamente e incomprensiblemente y no puedo la verdad no comprendo cómo es que hemos llegado hasta este punto la realidad escapa a los sentimientos detonan como una bomba y los dañados somos todos el convivir con los demás resulta una verdadera guerra el amor es un tentáculo que te quita la razón y caes en los errores de la carne porque en el fondo eres un mamífero y necesitas de mis brazos a veces los daños colaterales te rompen el alma y te patean el trasero y caes por la montaña rusa con el rostro ensangrentado las costillas rotas bañado en el semen de tu cultura violenta destrozas mis manos y me arrebatas el vientre recaes en las cascadas sangrientas del optimismo y la justicia cierra sus manos y mira hacia otro lado.

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Escuché entre confesiones que nos trajeron a una salitrera abandonada. El calor, mis labios agrietados, una ceniza salina en la piel y una patada en el vientre, hizo que despertara. En ese segundo pensé romper el silencio, no tenía nada que decir ni la seguridad de que nos liberarían. Entonces decidí permanecer muda, escuchando los latidos del ser pequeño, paralelo e inmune a este sistema. Una estampida de aves pasó sobrevolando los viejos caserones cubiertos de sal; imaginé que era una de ellas, inflé el pecho, abrí las alas para escapar por los tejados, pero me desplomé. Un insecto rastrero subió por mi pierna; rápidamente lo llevé a mi boca, vino a brindarme las proteínas que necesitaba. En la noche comenzaron las contracciones de parto. No me llevaron a un Hospital; corrían el riesgo de evidenciar nuestra existencia; entonces una partera del pueblo cercano auspició su llegada. Pujé casi sin fuerzas, con la esperanza de oír su llanto libertario. Apenas asomó su cabecita, me lo arrebataron. – ¡Por lo menos deja mirarlo una vez!– supliqué a la mujer. La partera explicó que no podía, lo tapó con una sabana y agregó lo darían en adopción. Nunca sabré a quién. Serás fuerte como tu madre, proclamé en la penumbra. “Donde te encuentres, espérame. Si tardo, solo espérame.”

Lilia Hernández Vergara

La Hora Media

Guapas las chicas de la calle San Antonio. Iba dateada. Me dijeron que a esa hora no se caminaba por ahí. Por eso mismo fui. Era la Hora Media, las 10 de la noche, cuando el día recién termina y aún no "oscurece" de verdad. Pero ellas ya estaban. Las pasé rozando a todas, porque haciendo arreglos en esa vereda dejaron una sola corrida de pastelones chiquititos donde ellas tenían que pararse. Vi a una mulata espectacular y unas tetas enormes me rozaron sin poder evitarlo ninguna de las cuatro (: Por la vereda del frente, como todavía era la Hora Media, pasaron familias, papás con sus hijitas chicas y hasta no me vas a creer una tropa de niños boy scout volviendo de un paseo. Había pacos por todos lados, la calle estaba muy iluminada. Caminé rápido y tranquila como quien sabe lo que está haciendo. Ese truco ahuyenta cualquier interacción. A veces me siento mucho más segura entre prostitutas y gente de la calle que con gente de corbata. Las he grabado varias veces, las conozco y las quiero <3 Generalmente son gente muy buena. Casi al llegar a Alameda, cuando ya creía que mi aventura se había terminado, presencié una espectacular persecución con 4 motos de paco con sirena y toda la warifaifa, pero no vi a quién perseguían. Originalmente venía de escuchar un concierto de piano en el Museo de Bellas Artes. Con las chicas de San Antonio mi noche estuvo completa. Darinka Guevara

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Espérame L a D a n z a d e l a Ig n o r a n c i a Escucho los sonidos romperse, ¡Los escucho reventar los oídos! Escrupulosos, desahuciantes, recorren ladrillo por ladrillo, grieta por grieta, como serpientes desafiantes, como animales corroídos por la indiferencia o quizás cenizas de gozo y vida muerta. Tal espina rosa, tal comprensión de oro, baratas miradas de plomo, alas cortadas y sonrisas nauseabundas. ¡Oh! Dolor de abyecto, ¡Pasión de abyecto! Destrozas alma y corrompes la mente. ¡Te atreves en todas! Con tu paciencia, Das giros sorpresivos en este pasadizo que se hunde y desaparece, tras la cortina de unos seres carcomidos sinfín, por el óxido de un vals ¡oh bien sabes tú! Tan carente de ritmo, como ausente de luz.

Alguien vendó mis ojos y truncó la verdad; me llevaron a una sala de torturas, donde quitaron mi ropa, me ataron los pies y las manos sobre una “parrilla” para aplicar la picana eléctrica. Cuando grité que estaba embarazada, se burlaron comentando que matarían a mi hijo si no les daba nombres de personas que no conocía. A golpes de puño, quemaduras de cigarros y violaciones reiteradas, comencé con algunas contracciones; entonces el médico que asistía a los uniformados, les dijo que se detuvieran para continuar en otro momento. Los martirios se llevaban a cabo en distintos lugares, en medio de mi inconsciencia percibí las súplicas de otras detenidas. Más tarde una voz autoritaria y seca dispuso nuestro traslado. No supe cómo subí al tren, porque estaba débil y me desmayé en el trayecto. Dormí entre los rieles que dibujaba mi mente, mientras el vaivén mecía nuestros cuerpos amontonados. Supe que estábamos en la misma condición con las mujeres del carro, por las conversaciones a media voz que mantuvimos, por los bultos apretados que nos separaban y por sus lamentos. Juntas acunamos nuestros vientres para que sus latidos no cesaran. Obedecimos una voz dictadora cuyas órdenes provenían desde ninguna parte y desde todas las paredes al mismo tiempo. No vi los rostros de los uniformados que nos oprimían, solo sentí sus múltiples manos por todo mi cuerpo y sus alientos jadeantes y putrefactos diciéndonos groserías; les excitaba nuestra condición de moribundas y se atribuyeron el derecho a violentarnos a su antojo; tampoco nos quitaron las mordazas ni las ataduras. ¿Dónde nos llevaban?, el torturador comentó que el tren se dirigía al Norte; mis dudas se disiparon cuando el calor redujo los espacios, a eso se sumaba la falta de agua y las incontables horas que llevaba sin comer, y el ser que hace meses vivía dentro de mí, lo necesitaba. Traté de no pensar, silenciando las miserias de mi cuerpo y todo fue silencio en aquel encierro. Solo se escuchó la voz, con una ordenanza de permanecer calladas o matarían a nuestros hijos.

Josefa Reyes Larenas San Bernardo, Chile

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SENSACIONES TARDÍAS Esta tarde Los relojes se detienen saturados de mediodías. Tarde de gaviotas Ventiscas y piares fragmentan el aliento Como el fuego... como el hielo Provoca clausura de ojos Relámpagos en las manos Fantasmas rezagados. Tarde de sentidos Un hálito vinoso para arrinconar Un grano de arena lacera el iris El sentido de ser alguien… quién? Algo relevante... para qué? Matices resentidos de existir. Tarde de consentidos Como niños de cuentos cortos Un cuerdo que ostenta mal juicio Una cuerda que oculta el sonido Fábulas resbalando en la mente Un respiro sin tejado. Tardías brisas de blancos antojos Blancura y albedrío… para qué? Otra tarde recurrente repleta de sinsentido.

LAS HERMANAS “Sucedió un día” es el título correcto para la página de uno de mis antiguos diarios de vida. Lo encontré ayer trajinando un baúl, arrumbado con otros trastos viejos en el cuartucho al final del patio. Abro el cuaderno en la página de mi interés y leo: “Llegó el otoño. Lo percibí esta mañana cuando regaba el jardín y tuve que entrar en busca de un chaleco y calcetas de lana. Luego, fui al cuarto de guardar, saqué la estufa y le sacudí la tierra. También otra frazada del closet. Anoche sentí frío. El otoño tiene un encanto especial, seduce. Quizás por eso a la hora de la siesta, no pude, como tengo por costumbre, sentarme ante al computador y trabajar en mis textos. Me quedé en la ventana mirando cómo caían hojas del olmo y de la acacia en la vereda. Las fuertes se aferraban al árbol con una obstinación increíble, las débiles me maravillaron en su última danza antes de tocar el suelo. Era el baile de la muerte. Largo rato observé el espectáculo. De pronto, dos hojas llamaron mi atención. Algo las unía. Flotaban en el aire en un ir y venir negando a separarse. Tarareé en voz baja El Danubio Azul y seguí su ondular, iban enlazadas en sus tallos en un triste afán de despedirse en cada movimiento. Llegó una ventisca celosa de la magia del instante las arrastra, les lleva lejos, muy lejos. Agudicé la mirada. Antes de perderlas de vista, seguían unidas, como dos hermanas tomadas de la mano. Llega el otoño. Lo anuncia la brisa algo más fría que ayer”. Es la página escrita tiempo atrás en un viejo diario de vida, cuando el clima no era caprichoso y las estaciones tenían meses fijos para visitarnos. Mientras la releía volví a sentir la emoción de esa mañana, vi las hojas­hermanas negándose a separarse e irse unidas hacia la muerte. Eso sucedió un día en que asomada a la ventana tuve el privilegio de la belleza.

Marcela Royo Lira Santiago, Chile

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LAS LUNAS VIEJAS Metamorfosis Hoy amanecí con la cara verde…no verdosa como si tuviera náuseas sino de un verde franco, un poco como las hojas de los árboles al principio del verano y cuando me toco las mejillas también siento la frescura de ellas en mi piel. Empiezan nuevamente los problemas… ya me ha pasado esto de cambiar de color y créanme, es algo complicado. La primera vez no fue tan difícil porque amanecí amarilla, de un hermoso amarillo canario, la gente me miraba sorprendida pero para evitarse la confrontación con lo extraño concluía rápidamente que era una novedosa forma de ictericia. En la oficina me preguntaron varias veces qué comía, si me funcionaba bien el hígado y me aconsejaron tisanas diversas. Yo enumeraba, asentía y agradecía los buenos consejos ya que me sentía incapaz de explicar algo que para mi misma era (y es aún) inexplicable. La segunda vez fue como un mes después y me levanté color naranja, aquella vez me preguntaron si comía muchas zanahorias, si me gustaban los damascos y yo, para evitar que las preguntas se desviaran hacia terrenos desconocidos decía que sí, que eran buenos para la salud, que un doctor naturista me había recomendado comer 2 kilos de zanahorias diarias y otras estupideces por el estilo, que todo el mundo se apresuraba a aceptar como explicaciones lógicas. Las complicaciones reales empezaron quince días más tarde cuando mi cara amaneció azul claro con manchas blancas semejantes a nubes. Además del color, mi cara tenía una textura impalpable, traté de maquillarme para esconder el azul y fue imposible, era como tratar de maquillar el aire. Ya no había escapatoria posible, tanto yo como los demás estábamos obligados a admitir que algo muy raro estaba pasando. Me fui temprano a la oficina ya que tenía un proyecto importante en curso y tenía la esperanza de que a esa hora no sería vista por los vecinos. Efectivamente no me vieron, pero fue un respiro de corta duración. Cuando llegué al metro se me había casi olvidado mi coloración pero la estación estaba llena de escolares excitados porque se iban de viaje hacia el sur del país, según escuché. Varios de ellos me quedaron mirando atónitos y daban codazos a los otros para

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Voy a omitir esta noche la dormiré mañana o tal vez a la zaga pero hoy hoy me extasío de lunas nuevas y brincaré en las calendas. Rumbearé en cadencias una eurítmica salsa con chocolate plena de pícaras especias pizca de picor jengibre y coqueteos un amasijo agridulce de letras y perlas para borbotear sentires. Tanto tanto tiempo bruno para dispersar amares de luna menguante tantas copas plenas de noche desembocando en los mares. En esta noche vieja brindaré con la luna del espejo.

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REFUGIADOS Acarreo un tronco de ramas suspensas ramas ancestrales herencias de sangre y de sol sucesiones de piedra atesorados conatos de amparo en afonía sin escapatoria y sin asilo. Cobijo en mi ventrículo memorial legados de arenas tempestades de abandono ecos de dominación mareas de escape sin espera refugiados. Ascendientes van tañendo tras de mí legados de vida en evasión la heredad muere sin oriente genocidio sin escapatoria almas al rescoldo olvidados de sí refugiados… sin nadir.

que me miraran, no me hicieron preguntas, tal vez porque no sabían qué preguntar o quizás les produje miedo: cuando nos instalamos en el tren ninguno se sentó cerca de mí. Durante el trayecto, de vez en cuando veía una cara hilarante surgir entre los asientos, desaparecía de inmediato y escuchaba una gran carcajada. Fue entonces que me di cuenta que habían pedazos de nube que se desprendían de mi cara y caían como copos de nieve en las solapas y en la espalda de mi abrigo negro. Cuando llegué a la oficina, corrió como un viento de pánico, los colegas me veían, abrían ojos desmesurados, balbuceaban un saludo y agachaban la cabeza simulando concentración. Yo los entiendo, cómo decir a alguien Hola !! Tu cara se parece al cielo !! o.. espera, que te saco la nube que tienes en la espalda !! Lo bueno es que pude terminar mi trabajo pendiente con toda tranquilidad y así volver a casa un poco más temprano. Tomé un té, puse algo de música y de vez en cuando me miraba en el espejo….. Como a las 7 de la tarde apareció un circulo plateado en mi frente, no quiero parecer pretenciosa, pero era exactamente como una luna, y allí me quedé, en la oscuridad de mi casa atenuada por el resplandor de mi luna hasta que me fui a dormir. Y hoy, una semana más tarde, estoy verde. Esta vez no quiero ir a la oficina, no tengo el coraje necesario para afrontar el mundo porque además veo que hay unos botones florales que empiezan a salir de la raíz de mis cabellos. Esta tarde tengo cita con mi amado, como irá a reaccionar ? Y me pregunto, cuál sería mi propia reacción si él llegara con ramas de árbol en lugar de brazos ? Y francamente no lo sé…. no lo sé.

María Montero

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SANDRA MILENA SEDAS GOMEZ

Te quejabas de que la mesa estaba sucia. Que no había ropa limpia, Que sí a la comida le faltaba sal. ¿Ahora quién me ayudará a limpiar tu sangre de la alfombra? Rita Bedia Lizcano

Tu padre llama a la puerta mientras tú no estás. De rodillas estrujo la cama. Me duermo rezando el rosario.

Rita Bedia Lizcano

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Nació en Sevilla, Valle. Hija adoptiva de Palmira, Valle Del Cauca, Colombia. Hija, Hermana y Madre. Ha publicado varios libros su último “Sellado”, aparece en varias antologías y revistas. Desde muy niña representa a Colombia en diferentes encuentros y festivales a nivel nacional e internacional. Fuera de su gestión cultural se ha destacado en el teatro, la pintura, la poesía y el baile. Alma de artista y sentido social, pues todos sus proyectos son socio culturales, trabajando con los grupos vulnerables de varias regiones en Colombia como en el exterior. Docente retirada por seguir sus sueños. Directora del Encuentro Internacional Con La Palabra, Directora de la fundación cultural CAMILO SEDAS, Directora de fundagro, Directora del programa radial EL AGORA, Directora de la editorial Arcano XIX, Miembro Del Parlamento Nacional De Escritores, Miembro de la Sociedad De Escritores De Chile, pertenece a la junta directiva de la editorial Artegrama en Santiago De Chile, Directora Internacional De Cultura De Asolapo Cusco, Perú, Directora de la Gira A Sur América De Artistas Por La Paz, miembro honorario vitalicio del encuentro de declamadores y poetas de Chinu Córdoba, Directora Del Proyecto De Intercambio cultural Con África, directora Del Proyecto De Cooperación Internacional, Columnista Del Semanario Palmira Hoy. Ganadora del premio CESAR VALLEJO otorgado en Lima Perú y ANDRES BELLO en España, premio por el cual fue agregada al cuerpo diplomático de la Academia Hispanoamericana De Las Buenas Letras, en forma vitalicia ocupando el ilustre Sillón RUFINO JOSE CUERVO. Siendo la primera Colombiana en ocuparlo en vida. También fue nombrada Embajadora Universal de la Paz en Colombia, del Círculo de Embajadores de la Paz de Ginebra­Suiza: París­Francia, que preside la Dra. Gabrielle Simond.

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Sandra Milena Sedas Gomez

En mi lecho emerges como un Dios de las profundidades Engendras calor en mi pecho Fecundas mi vientre Soy mecida en tu oleaje Estoy uncida de ti rociada de tus gotas de néctar Poseída por el halo divino Soy tu sierva esclava De tu esplendor Perdida en tus dominios.

Desde mi soledad imagino los reflejos azules de tu cutis los besos sin rumbo encallas tu orilla Abro y leo con gesto de ausente Interrogando a las gaviotas sobre tu destino Ángel desaparecido en los confines del mapa En los túneles del tiempo En los agujeros negros de la conciencia.

Desde las tinieblas evoco tu mirada de fuego Cabalgo hacia la tempestad que va a estallar en quejidos de noches cerradas que calmen el dolor de la ausencia.

Actué en defensa propia. Aún palpitaban sus heridas. Era el murmullo del dolor. La maté. Al regresar, las hormigas habían hecho su trabajo.

Rita Bedia Lizcano

Rita Bedia Lizcano. México. Poeta y narradora. Libros: Apasionada, Leche de Pájaros, Tras los Rosales, Noches Eternas y Utopía de un beso. Antologada en España, México, Centro y sur América. Microficciones del proyecto 6. ritabedia73@gmail.com https://twitter.com/RitaBedia

Musas ahogándote en las arenas movedizas entre los bucles luminosos de mi inspiración dentro de mis pliegues Encuentras la guarida perfecta incertidumbre Para tu alma en mis manantiales cristalinos sacias tu sed Te sumerges en las poéticas nebulosas.

Sandra Milena Sedas Gomez

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Las rejas de la razón.

La vida sólo queda en recuerdos de lo que fue, de lo que se soñó ser sueños truncados por los reveces del camino del destino, que toco, siempre pidiendo perdón. Sólo queda una pluma vieja, matizando rincones del alma, que acompaña prestando oído, plasmando gritos de rebeldías dándole vida al verbo en palabras enmudecidas a dioses sordos. Los espejos sonríen, mostrando las huellas del tiempo en la piel, que va tatuando arrugas en silencio, más la ausencia de cariño, y el desamor deja telas de abandono retejiendo la desesperanza en hojas muertas. La sonrisa es indescifrable quedando muecas desdibujadas manos gélidas sin una caricia que entibiara el lecho que esperaba el abrazo del aliento de la vida, encallando alegrías en ella, abriendo senderos con lámparas llenas de humanidad.

Quedan hojas sueltas, mal escritas mustias, con maletas olvidadas que no tuvieron alas, que paralizaron heridas injustas y patas descalzas de coraje, impidiendo volar con las rejas de la razón interceptando vidas y esperanza de ver primaveras respirando azares sin la métrica de la razón.

"Memoria de mujer"

Las mujeres de mi vida cabalgan potros que nunca nadie podrá domar. Con brazos fuertes, trabajan, con brazos fuertes aman, con brazos fuertes sueñan, con brazos fuertes luchan. Muchas nadan contra la corriente. Muchas mordieron los labios negros de la noche intensa en 17 años. Las mujeres de mi vida crean vida y se burlan de la muerte, noche a noche, minuto a minuto. Las mujeres de mi vida crean páginas de adobe y mezclan los colores y las piedras. Parieron soles y desnudaron el atardecer. Algunas murieron en sus casas, a otras las devoró la distancia, a tantas las mató la tristeza de ver pisoteados sus ideales, a manos de seres paridos del infierno. Las mujeres de mi vida, casi siempre, devoran sus lágrimas y las guardan en cajones misteriosos para regar sus azules flores .Otras tienen sonrisas tan luminosas como tambores que despiertan al infinito. Algunas vuelan de día y sólo las ven los niños de ojos blancos. Las mujeres de mi vida me enseñaron, las mujeres de mi vida, me regalaron letras musicales y voces de papel. Las mujeres de mi vida nunca han muerto, como la esperanza, la libertad y el deseo, permanecen ahí en la memoria, haciendo el amor en el bullicio, en el silencio, en cada esquina del tiempo y cómo una flecha primigenia, saltan todos los abismos, suben cada acantilado, al filo de la eternidad. Las mujeres de mi vida, cabalgan siglos que nunca nadie podrá borrar.

Cristina Ortega Pérez. Mariela Isabel Ríos Ruiz­Tagle Santiago, Chile

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Soy sombra nomás

Digamos que la vida es un misterio erótico y sensual sin respuesta, que la muerte solo es un adefesio clausurado de sueños, que el tiempo suele ser una voz activa, que los ojos solo inventan fabulas para entretenerse un rato, que los corazones se detienen y que los relojes no; y que solo somos sombras vivas que de hace tiempo nos persiguen. Solo somos sombras distintas, semejantes… quién sabe. Suspiro, callo, inhalo, me enfrío. Deseo despojar mi alma de esta esfera lunática de mundo y ausentarme por un buen tiempo, solo voy a reconocer las voces que escuche pero nadie más se atreverá a observarme, porque seré un cuerpo escondido, incorpóreo, abstracto.

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Rubia sinónimo de belleza...Cuento. Ella quería ser rubia pensó sólo así sería aceptada tiño su cabello que fue cayendo lento como su lagrima quemando sus mejillas ofendiendo adolescencias, durmiendo sus ojos…guijarros emponzoñados cursaron convirtiendo un laberinto de idas sin vueltas al vientre de la muerte, envuelta en análogo. Se enamoró del amor en un verano donde maduran las frutas cargadas de esperanzas, con el beso tierno de sus alboradas, despertando ruidos en su alma, entregándose a él sin conciencia. Él siempre la miro con miradas inenarrable que solo ella tradujo… Halando vientos errantes de sueños sobre sueños, reflejando En ella el rosarios la ausente juventud. De pronto ella dijo, perforando su mirada fría con su cara esculpida en mármol…te voy a contar algo que se te caerá el poco pelo que te queda.

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La Flor de los Morros

Elizabeth Zúñiga Lorca Conocida como Denni Zú, Poeta escritora, nació el 22 de Agosto 1983 en Santiago Chile. Auditora Tributaria de profesión. En el 2010 empieza a participar en distintos talleres dictados en la SECH, En la chacona casa de Neruda, Biblioteca Nacional, Centro cultural de España y en diversos lugares de Santiago. En el 2011 gestiona Galería de Erosciones (Encuentro de poesía erótica) Ha publicado 2 plaquett, Locura Previa y Lenguas Acidas, El Libro Locura Exquisita Editorial Segismundo 2013 , el Libro Versos para Anais, publicado en Argentina Buenos Aires, por la editorial Árbol Animal 2014 En el 2012/2013/2014 ha sido invitada a lecturas en Buenos Aires. Su poesía ha roto fronteras ya que es leída en Argentina, Colombia México, Ecuador y España destacando su originalidad fuerza y seducción. Su trabajo ha transcendido no solo en sus publicaciones sino además es invitada permanente en diversos escenarios donde a compartido con destacados poetas e importantes músicos de la escena local. www.escritoradennizu.blogspot.com contacto auditor.elizabeth@gmail.com

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AL PADRE. Tú, que has dejado un yo invisible presencia cargosa de lo que es metáforas desparramadas en la cama. Versus Yo, que he dejado una conciencia intima rasgada besos secos y las manos ásperas verbos arropados que no logras conjugar sobre la cama. Si eso no es amor “de locos” “los locos” son los amores Que se atan a luz de la luna en lugares público prohibidos Se desconocen al saborear el pan duro del otro Se niegan cuando todo es tan obvio… Era tan fácil ser feliz Más un invisible y verbo sin conjugar Nos demostró lo sencillo de ser infeliz. Sin ti y sin mí.

Elizabeth Zuñiga Lorca

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Priscilla Sánchez San Bernardo, Chile

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DUELO SUICIDIO

Cosas que solo mi piel comprende... incomprensibles

Tengo una tendencia suicida en los bolsillos... esa que me hace inventariar las promesas recitar desnuda sosteniendo una corona invisible.

poemas en un idioma extranjero el duelo de mi ombligo.

Tengo el afán de quedarme quieta en el pasado reclamar mía “tú boca” orquestar Tus gemidos...

Mi boca seca la cintura de huevo mis manos inquietas la mente terrorista...

Ni gemidos ­ ni boca soy yo el borde de la psicosis, viuda de un hijo inexistente...

Y

Tengo esa tendencia absurda que me nubla. han pasado años no soy tu muza y sigues siendo mí Muerte.

Lo peor de toooooo una peregrinación larga fría lenta dicen que pasara Dicen mientras tanto, mi cuerpo me desconoce.... ese duelo del ombligo que no tiene muerto.

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Elizabeth Zuñiga Lorca

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