EDITA INFOBOAL C.P.E.B. CARLOS BOUSOÑO BOAL (ASTURIAS)
MARZO 2010 Tirada: 200 ejemplares Portada: Lorena Fernández González Contraportada: José Luis Cerra Wolnstein Imprime Gráficas Ribazán S.L. Depósito Legal AS281/2010
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ARTÍCULO DE ANA Mª FERNÁNDEZ CEBRIÁNDirectora del C.P.E.B. Carlos Bousoño (Boal) Durante el curso académico 2009-2010 se celebra el 75 aniversario de las Escuelas Graduadas de Boal inauguradas el 23 de abril de 1934. A principios de siglo XX en el concejo existían escuelas en los pueblos de Serandinas, Villanueva, Prelo, Lendiglesia, Villar de San Pedro, Rozadas, Vega de Ouria y en la villa de Boal. Con la excepción de los locales de Serandinas y Doiras, construidos con la intención de dedicarlos a la enseñanza, se hallaban instaladas en edificios alquilados y adaptados provisionalmente para la actividad educativa que presentaban en la mayoría de los casos un estado lamentable sin las condiciones adecuadas para que el maestro pudiese dar clase. El 22 de noviembre de 1911 nace en La Habana, La Sociedad de Naturales del Concejo de Boal con el objetivo de dotar de escuelas a todos los pueblos del concejo, en definitiva, de dar educación y progreso de una forma totalmente altruista. Se levantaron veintiuna escuelas, de las que en sólo tres de ellas el Estado colaboró económicamente, siendo el mayor exponente de todas las obras realizadas en el Concejo, las Escuelas Graduadas de Boal, para cuya construcción la Sociedad aportó unas 100.000 pesetas. La preocupación que los emigrantes demostraron sería el resultado de su propia experiencia vital. En general, los jóvenes asturianos abandonaban la región con una escasa preparación, que en la mayoría de los casos, no iba mas allá de saber leer, escribir y del conocimiento de las cuatro reglas aritméticas (muchos tienen que completar su formación en América). Estas deficiencias educativas supusieron un serio lastre para abrirse camino en América. De esta forma, se generaba una confianza en la mejora de la instrucción recibida por sus convecinos, como el mejor modo de evitarles las dificultades por las que ellos habían pasado. Así, en la proclama emitida por los fundadores de la Sociedad de Naturales del Concejo de Boal, entre otras cosas, se expresa lo siguiente: Al ver llegar a estas playas a muchos pequeños convecinos muy dispuestos a todo, pero carentes de instrucción, por que no se puede llamar tal al hecho de saber poner su nombre, sin tener apenas nociones de aritmética, gramática, geografía o historia(…) creemos que podríamos hacer un gran bien a la juventud asociándonos los que aquí residimos con el único objeto de dar auge a la instrucción en el Distrito de Boal, creando y sosteniendo escuelas y una superior en la villa, de donde pudieran salir ya preparados los jóvenes.
La labor desarrollada por la Sociedad de los Naturales de Boal convierte a ésta en la más importante de las sociedades de instrucción existentes en Asturias y en una de las más destacadas de España. Desde las páginas de Infoboal queremos expresar nuestro agradecimiento a todos aquellos que de forma altruista lucharon porque sus convecinos pudiesen tener la educación que ellos no pudieron recibir y de esta forma consiguiesen con ello mejorar sus condiciones de vida dándonos hoy ejemplo de solidaridad y amor a nuestra tierra. Bibliografía: Prieto Fernández, J.M.: La sociedad de los naturales del concejo de Boal en La Habana (1911-1934), Boal, 2006
ENTREVISTA A ADELINA FERNÁNDEZ LÓPEZ por Lorena Fernández -No hubo mucho que preguntar. Bastó con un buenas tardes…-. -Nací en 1925. Empecé la escuela a los 5 años. Normalmente se empezaba a los 6 años, pero de aquélla había una maestra, Doña Concha Sierra, que daba clase en la escuela de Boal d’arriba antes de hacerse Las Graduadas la cual le dijo a mis padres que podían mandarme, que tenía 100 alumnos que uno más no pasaba nada. Estuve allí hasta que se inauguró la Escuela Graduada. Durante ese tiempo ya habían venido más maestras como Doña Concha para la escuela d’arriba mientras no se inauguraban las Graduadas. A mí me tocó estar allí con una maestra que se llamaba Doña Ángeles que era maravillosa. Me enseñó a saber cómo se entendía el reloj. Para ello, parábamos en el Pasadoiro. Las Graduadas se inauguraron en el año 1934. Fue una apoteosis completa. Me acuerdo de ese día. Éramos muy crías, había una orquesta tocando y parejas bailando, que la mayor parte de ellos eran americanos porque vinieran desde Cuba para la inauguración del colegio, y nosotras andábamos corriendo entre ellos. En una de éstas, unos que estaban bailando me pisaron y salí dando unos gritos de allí…que claro que me acuerdo…jajaja…Conocimos a otras compañeras, maestras…Estábamos encantadas con aquellas aulas tan grandes, aquellas escaleras que las subíamos y bajábamos. Teníamos unas mesas en las que cabíamos cuatro (dos enfrente de otras dos) o también
las había de seis. Las sillas eran de madera. Luego, como no teníamos calefacción, usábamos las chimeneas, llevábamos leña entre las alumnas y se estaba bien. Escribíamos con pluma. Los tinteros estaban metidos en la mesa y utilizábamos libretas. También usábamos la pizarra y el pizarrín para hacer las cuentas. Doña Amalia, que era la maestra que tuve yo allí, nos enseñó muchísimas canciones, cantábamos y estudiábamos. Cada día teníamos una tarea, por ejemplo, lunes redacción, martes dictado, miércoles hablar del Quijote… Vino La República y nos quitaron los crucifijos de las clases. La religión era optativa, decisión que tomaban los padres. Cuando después cambió la situación, volvieron a poner los crucifijos y llamaron a una compañera y a mí que teníamos que recitar dos poesías, una cada una, mientras ponían los crucifijos. La mía era: Mi patria será nido de dichas y de amores y en ella no habrá siervos, ni esclavos, ni rencores, ni envidias, ni traiciones, ni llanto, ni dolor, y con afecto dulce cual decidido aroma fundiendo los idiomas en un hermoso idioma la gran familia humana proclamará el amor. Y el mundo será un pueblo sin yugo ni frontera, un pueblo cobijado bajo la azul bandera que el sol reclama y borda con instinto ardor. Y acaso un noble ran que de mágico embeleso, hasta la noble patria para ofrecerle un beso el palio de los cielos se digne a descender. Y así será la patria que nacerá algún día. Y así será la patria, la patria de mis sueños, en sueños luminosos de soñador tenaz. Y así ha de ser la patria, la patria de mis sueños, la patria en que abrazados los grandes y pequeños, entonen trabajando los signos de la paz. No se me olvidó desde el día que la recité. Estalló la guerra en el 1936 y vino para Las escuelas Graduadas el Hospital Central de Oviedo. Estuvieron hasta finales del 1937. Había muchísimas casas alquiladas para todos ellos, médicos, practicantes…Mientras tanto, las maestras, tuvieron que buscar un bajo o una casa para dar las clases. Cada alumna con su maestra recibía clase en un sitio diferente. Éramos tres grados. Cuando marcharon en el 37, tardaron mucho en limpiarlo todo. Teníamos un cuarto de hora de recreo. Primero nos dejaban andar por fuera, más tarde ya no podíamos salir del recinto. Cuando salíamos de las clases íbamos a la calle de abajo que antes estaba llena de árboles frutales, cerezos, manzanos, perales, y los nenos se subían a ellos, nosotras le pedíamos que nos tiraran una cañolía, una caña y nos poníamos todas a coger las cereza…lo pasábamos bomba. En cambio los castigos que nos ponían era ponernos de rodillas. A veces un cachetín, pero nada. O escribir una parte de la lección que teníamos. Teníamos clases de 09:00 a 12:00 y de 14:30 a 16:30. Lunes, martes, miércoles, los jueves sólo por la mañana, luego viernes y sábado. Antes de salir el jueves cantábamos esta canción:
Jueves llegó, hacer buen día ya todo el cielo se encapotó. Cierren los libros que dan las 12 basta de clase que es jueves hoy. Por la tarde a pasear que hoy no es día de estudiar. Sal buen sol, cuando te escondes quedamos tristes Sal buen sol, sal esta tarde por favor. Si brilla el sol con alegría canta el jilguero desde el balcón. Colegio libre adoptado de San José Cierre los libros que dan las 12 basta de clase que es jueves hoy. Jugábamos a la comba con ésta y muchas otras canciones: una y dos, al niño Dios, ángeles al cielo, María y Consuelo, bajó Pilatos haciendo garabatos, con una vara verde, pierde, pierde, pierde, pierde y no perdió. Llevábamos fabas de colores que nosotras llamábamos chichos y hacíamos juegos con ellas, por ejemplo, adivinar cuántas tenían las demás…Jugábamos al escondite, que nos encantaba. Al aeroplano, al imbo (como el cascayu)…A tirar la pelota contra la pared: a la una, sin mover, sin reír, sin hablar, con un pie, con el otro pie, con una mano, con la otra mano, al teteté, atrás y olé, a la redondita, a la media vuelta y una vueltecita, y en ésta casi todas caíamos…jajajaa. También al pañuelo, que era estupendo… Pasando los años, las alumnas que destacaban un poco, eran aconsejadas a los padres para que las mandaran a Oviedo a hacer el examen de ingreso. Cuando fui yo, iban conmigo tres más de Boal y una de Serandinas. Nos llevaba el padre de una en un coche alquilado y estuvimos en Oviedo dos días. De aquélla nos costó todo 100 pesetas por persona. (Año 1940). En este año se inauguró el colegio San José de Boal. Una vez que aprobábamos el ingreso estudiábamos los 7 años aquí y luego nos examinábamos. Teníamos junio y si suspendías tenías septiembre. Era también en Oviedo. Se llamaba examen de Estado (reválida). Muchas escogían estudiar Magisterio. Tenías 14 asignaturas. Podías hacerlo en un año. Si lo aprobabas, sin oposición ni nada te mandaban ya a trabajar a algún lado, y luego ya según los años ya ibas ascendiendo. En el Colegio de San José, en la mitad de la galería era el estudio de los chavales y la otra, la nuestra, luego teníamos las aulas. Teníamos un profesor que nos daba clase de urbanidad, nos enseñaban cómo debíamos de comportarnos. Yo, en cuanto aprobé la reválida, me puse a dar clases en casa. Los nenos eran majísimos. Iba con ellos todos los jueves a dar un paseo. Les daba de 11:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:00 horas. Eran cuatro horas y de aquélla les cobraba 5 duros (25 pesetas al mes). (Año 1942). Luego di clases en un colegio. En esta época Boal estaba en la Posguerra y los que tenían tres hijos para mandarlos a estudiar, era mucho, y los había. Todavía encontré el otro día unos recibos que pagábamos 40 pesetas al mes cuando íbamos a 3º. Los profesores que vinieron aquí me parece que empezaron cobrando 700 pesetas al mes. Después se deshizo el Colegio libre adoptado de San José (el auténtico) y a los que hicieron más tarde se les llamó con el mismo nombre. En aquellos tiempos Boal estaba muy floreciente, todavía no era el florecimiento que tuvo en los años 50-60. Venía gente de Navia y Vegadeo a comprar a Boal tejidos. Había unos mercados muy buenos, ferias…Había domingo de mercado y lunes de feria.
Compraban ganado y venían a vender con camiones desde todos los sitios. Daba gusto andar por la calle. Los lunes de feria casi siempre había hombres que tocaban el acordeón y se ponían en la plaza de la iglesia, sentándose en el paredón de arriba. Había uno que llevaba siempre el ritmo con el pie mientras tocaba, nosotros íbamos por debajo y le cogíamos el pie, entonces él paraba de tocar, y los que estaban bailando paraban de bailar y le gritaban algo…jajajaja…le soltábamos el pie y volvía otra vez a tocar…Nos divertíamos mucho… “Ir a los pibardos” era cuando llegaba algún forastero, entonces se juntaban los mozos de Boal y quedaban para llevarlo a los pibardos. Ahí donde El Pasadoiro había un hotel, entonces éstos se ponían a hablar sabiendo que el nuevo los escuchaba y decían que habían cogido muchos pibardos el otro día, que esa temporada había muchos…el otro sorprendido preguntaba y se animaba a ir con ellos a cazarlos…Esa noche iban. Le decían que llevara un saco. Era donde el lavadero, donde el río. Él se colocaba con el saco, los otros desde arriba le avisaban que iba un pibardo y lo que hacían era tirarle piedras al agua y mojarle…al día siguiente el novato ya era uno más…jajaja. Y todas estas historias son como recuerdo Boal en aquella época-.
ENTREVISTA A HILDA BOUSOÑO BOUSOÑO por Carmen Jardón Pérez
-Buenas tardes Hilda, te voy a hacer unas preguntas sobre tu paso por Las Graduadas-. -Buenas tardes-. -¿En qué año comenzaste a ir a Las Graduadas?-. - En el año 1941, con 4 años-. -¿Cómo se llamaba tu maestro/a?-. -Se llamaba Guillermina-. -¿Dónde estaba la clase de párvulos? ¿Cuántos érais?-. -La clase era la primera al subir al piso de arriba, que tiene un balcón. Éramos 45 niños y niñas porque párvulos era mixto-.
-¿Cómo recuerdas la escuela?-. -Se entraba por la puerta principal, con verjas de hierro, que ahora está cerrada. Las niñas salían por la izquierda y los niños por la derecha, por eso hay dos entradas iguales, una a cada lado. Las aulas de niños estaban en el piso de abajo y las niñas en el de arriba-. -¿Qué utilizabais para escribir?-. -Una pizarra pequeña de losa y escribíamos con una tiza de piedra, el “pizarrín”-. -¿Pasábais mucho frío en invierno al no tener calefacción?-. -Bastante, aunque cuando hacía mucho frío llevábamos leña y encendíamos la chimenea-. -Muy bien, muchas gracias Hilda-. -De nada-.
ENTREVISTA A Laureana Riopedre Fernández por Lorena Fernández González
-Buenos días Laureana, vamos a hacerte unas preguntas sobre tu época de estudiante aquí en Boal para la revista INFOBOAL-. -Buenos días.-¿Naciste en Boal?-. - Sí, nací en Boal hace 82 años-. -¿De qué se vivía en Boal principalmente en aquélla época?-. -Uy, de tener vacas y tierras, de vender leche, trabajábamos las tierras y comíamos lo que daban, maíz y trigo y era de eso de lo que se vivía-. -¿Qué comercios había en aquél entonces?-. -Estaba el de Casa de Ignacio, Casa de Ron. Había más que ahora. Había muchos bares, casinos, cine. En general había también más gente que ahora. Los lunes de feria había baile, había un paseo como si fuera un día de fiesta allí, era cada quince días.
-Entonces ibais de baile, ¿no?-. -Ssss…, yo no, que era pequeña. Ahora que de mayor así de fiestas nunca fui, a Armal, lo único. No era como ahora que salen de pequeñas y van a un lado y al otro, entonces…no, era muy diferente-. -¿En qué escuela estudiaste?-. -En Boal de arriba, teníamos una maestra, doña Concha. La escuela no tenía nombre, era en Boal de arriba. -¿Cómo era el edificio de la escuela?-. -Era una habitación grande con cuatro bancos y ná más. Escribíamos con la pluma y con pizarra, pero la pizarra en primero. Éramos todos de diferentes edades, íbamos todos revueltos, hasta que se hizo Las Graduadas, que yo tendría ya más o menos 15 años. Venían de Armal, de Boal…Había escuela por la mañana y por la tarde, pero como teníamos que trabajar, íbamos sólo por la mañana de 9:00 a 12:00. Aprendíamos a escribir y leer y realizar alguna cuenta, pero no como ahora. Estudié desde los 8 hasta los 12 años, antes había que trabajar… -¿Cómo era la vida diaria en aquélla época? ¿Qué hacíais?-. -Por la mañana íbamos a la escuela y por la tarde a cuidar las vacas, las atábamos con un cordel y les dábamos vueltas alrededor de los prados y pronto para la cama. Éramos cuatro hermanas y dos hermanos, uno murió en la guerra luchando.
-¿Qué diferencias ves entre la educación de antes y la de ahora?-. -Antes teníamos que andar derechos, con doña Concha, como pasase uno sin darle los buenos días, que tal durmió usted y tal y cual…madre…, protestaba enseguida! También teníamos que rezar todos los días al entrar y salir de clase. Nos castigaban de rodillas. -¿Recuerdas la inauguración de Las Graduadas?-. -Sí, todos contentos, lo hicieron los cubanos. Mi hermano, Pepe, vino para aquí y enfermó del pulmón, era muy bueno, era de las sociedades que había de asturianos, de boaleses en La Habana que colaboraron en su construcción. El día de la inauguración yo no fui porque ya era mayor y tenía que estar aquí trabajando. -¿Y qué recuerdas de la Guerra?-. -Me murió un hermano. En Boal había manisfestaciones hasta El Mazu. Íbamos con el puño en alto, las que éramos rojas, me acuerdo de esa canción…Arriba los pobres del mundo e íbamos cantando…arriba los pobres del mundo, en pie los esclavos sin pan, alcémonos todos al grito, viva la internacional… Mi padre era secretario. Fue un día al banco a sacar dinero y le pusieron una multa por ser rojo, 100 duros, que de aquélla ya era mucho, y, ¿sabes qué le dijeron? Que le quedaba más en el banco…Aquí se escondía la gente por los montes. Y mataron a muchos a tiros, a otro lo tiraron por el monte por Pendia para abajo, a otro lo ataron a un árbol y le tiraban comida hasta que al final lo mataron a tiros, todavía hay una cruz allí. Fue una época muy mala.
RECORTES DEL PERIÓDICO “EL PROGRESO” Fuente: Museo del pueblo de Asturias
ARTÍCULO DE UN AVILESINO CON CORAZÓN BOALES
Mi nombre es Carlos Bousoño Fernández. Aunque nací en Avilés, mis padres me llevaron a Boal cuando tenía muy pocos meses. Mi padre, originario de este pueblo, era transportista, y tenía que recorrer las serpenteantes carreteras del occidente de Asturias para poder dar de comer a su familia en aquellos terribles años de la postguerra civil española. Por esto, y por muchas razones llevo a este pueblo muy arraigado en mi corazón. Uno de los principales y más gratos recuerdos que me vienen a la imaginación de aquellos años de infancia es relacionado con las escuelas del pueblo. Escuelas fundadas por los emigrantes boaleses y boalesas en Cuba. Un edificio precioso de piedra de granito y con cierre exterior en todo el contorno también de piedra. Para mí eran y siguen siendo las mejores escuelas de España. En ellas inicié mis estudios en el año 1944, con apenas 4 años recién cumplidos y, estuve hasta casi los 14. Recuerdo que en mis primeros años de parvulario asistía a una clase en la primera planta, dónde niños y niñas jugábamos y pensábamos en travesuras todos juntos. Era la única clase mixta, porque para las clases de primer, segundo y tercer grado, los niños iban en tres aulas separados de las niñas. Era el pensamiento de la época, en el que se creía que la enseñanza mixta podía ser mala para alguien. Debido a la gran influencia de la iglesia en aquellos tiempos, teníamos un salón en cada planta, donde acudíamos todos los sábados a rezar el rosario. Allí asistíamos todos medio obligados, pero al final conseguíamos pasarlo bien, aunque fuese a costa de castigos. Por culpa de alguno de esos castigos, aunque eran merecidos, me vi privado en alguna que otra ocasión de una de mis principales pasiones: la lectura. En cada una de las tres plantas, existía un armario con libros de lectura. En aquellos años, aunque ahora pueda sonar extraño, era la única oportunidad para los niños de poder leer historias como Robinson Crusoe, Las Mil y Una Noches, Viaje al Centro de la Tierra, etc., y de poder así imaginar mundos increíbles que nos permitían soñar y jugar para olvidarnos de las penurias que realmente existían. Pero a aquel mundo imaginario paralelo, sólo podían acceder los niños y niñas que semanalmente no tuvieran ningún tipo de castigo. También nos gustaba jugar a la pelota en los campos exteriores de la escuela. No era un balón reglamentario, pero siempre nos apañábamos para fabricar uno con los trapos que les quitábamos a nuestras madres y, que para nosotros era como si fuese el del campeonato del mundo. Aparte del balón también solíamos jugar a la maza, al marro, al pañuelo…a juegos que para los niños de ahora les debe de sonar a otra galaxia.
Recuerdo, que a pesar que el profesorado estaba compuesto por 4 maestras y por 3 maestros, también se impartían clases nocturnas de 20 a 22 horas para personas mayores. En ellas D. Félix, D. Jacinto, D. José, (el practicante) y compañía, intentaban enseñar con toda su paciencia a la gente que no habían tenido oportunidad de haber estudiado con anterioridad. Pero lo mejor de todo, fueron los compañeros que hice en aquellos años y que nunca, a pesar del tiempo transcurrido, he olvidado, ni he querido olvidar: Susín (el hijo de Susa de Capacho y Félix el barbero), Totoño y Paco (Hijos del Dios da Terra), Tonín (hijo del barbero de la Venta del Gallo), Milín y su hermano Juan Manuel, Manolito el molinero, el Cubanín de Meullor y un largo etc., que no puedo seguir enumerando porque las lágrimas empiezan a salir de mis ojos. Como ya os he dicho, las mejores escuelas de España. ¿No pensáis lo mismo que yo?
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