1968 - 2008
Nuestra Tierra
Créditos
Nuestra Tierra es una producción de Banco Industrial S. A., Guatemala,
Centroamérica. Idea Original: Zootropic. Autor principal: Paula Morales. Fotografías: Lester Meléndez, Iván Castro, Roberto De León, Ana Labbé y Antonio Urbina. Corrector de Estilo: Lic. Francisco Albizurez. Diseño y Diagramación:
Mariaolga Reyes y Sara Rodríguez. Edición y Revisión: Ing. Luis Fernando Alvarado. Impreso por: Corporación Litográfica S. A.
Los textos y fotografías en este documento son responsabilidad exclusiva de sus autores y no representan necesariamente la opinión de Banco Industrial S. A. o
de su Consejo de Administración. La mención o imagen de un lugar registrado no constituye ninguna responsabilidad para Banco Industrial, S. A. Los permisos de fotografía fueron tramitados por sus autores. Este documento fue financiado totalmente por Banco Industrial, S. A., con el fin de
promover los lugares más importantes de nuestro país. Se prohíbe su venta y la reproducción parcial o total de este documento.
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Presentación
El eterno pensamiento del filósofo Heráclito de Efeso: “Nadie se
baña dos veces en un mismo río”, puede ser una cosmovisión ideal para conservar el asombro ante las maravillas naturales y cotidianas de nuestro entorno inmediato. El proyecto “Nuestra Tierra”, que
estamos impulsando, pretende capturar la belleza de varios destinos guatemaltecos, a través de un recorrido visual y narrativo. La riqueza de la fauna, flora y diversidad geológica, geográfica y cultural, es uno
de los baluartes más significativos por preservar para generaciones futuras.
Guatemala es un país que puede recorrerse en muchas direcciones, cualquier camino nos llevará a algún rincón de belleza. Nuestra
diversidad permite la posibilidad de atravesar el país desde cualquier orientación y siempre obtener maravillosas sorpresas. Desde la visión
de las mesetas de la Sierra Madre, hasta el resplandor de interminables barrancos y bosques. Nuestro Volcán de Agua, llamado El Gran
Hunahpú por los indígenas, es el guardián de una de las ciudades coloniales mejor conservadas de América: la Antigua Guatemala.
El territorio guatemalteco representa un tesoro para la humanidad, ya
que en él subsisten culturas milenarias conviviendo con espectáculos arquitectónicos, culinarios y naturales inigualables. En Guatemala la mezcla de tradiciones y culturas constituye una particularidad especial
y una riqueza de la cual se pueden todavía obtener mejores frutos. A lo largo y ancho del territorio, mercados populares acogen diversos
idiomas, con los que se discuten los precios para las frutas y verduras de temporada, mismas que han sido cosechadas con el trasfondo de algunos de los paisajes más bellos del mundo.
El libro y CD multimedia que sostiene en sus manos ofrece varias alternativas para experimentar el esplendor sensorial de nuestra tierra. Los paisajes, especies y sitios arqueológicos incluidos aquí, reclaman
de los habitantes de este país, proteger cada centímetro y átomo que los integran, por medio de actitudes eco-amigables. Esperamos que esta publicación le inspire a conocer con mayor profundidad cada espacio de Nuestra Tierra: Guatemala.
CORPORACION BI
Guatemala, Enero de 2008
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Indice Guatemala
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Sacatepéquez
Las Verapaces
Petén
La ciudad de Guatemala
2-3
Sacatepéquez
31-33
Alta Verapaz
55
Aventura en el Mundo Maya
71
Cuaresma y Semana Santa
3-6
La Antigua Guatemala
33-35
Cobán
55-56
Descripción
73
La Feria de la ciudad
6-24
Sitios arquitectónicos
41-48
Parque Nacional Laguna Lachuá
56-58
Historia de un paraíso verde
73
El Lago de Amatitlán
25-27
La Ciudad de Santiago
48
San Pedro Carchá
58
La comunidad de Flores
73-74
Semana Santa en Antigua
48-49
Tactic
58
Sitios de interés
74
Lanquín
58
Tikal, lugar de las voces
74-81
Parque Nacional Grutas
58-61
de Lanquín
61-62
Semuc Champey
61-62
Chisec
62
Las Cuevas de Candelaria
62-63
Cuevas de B´omb´il Pek y Jul Iq´
63
Lagunas de Sepalau
63
Biósfera Sierra de las Minas
63-64
Baja Verapaz
63-66
Biotopo Mario Dary Rivera BP-MB
67
El quetzal
67
Cataratas de Chilascó
67-68
El Rabinal Achi’
69
Izabal
Oriente
Costa del Pacífico
Occidente
Quiriguá
84-85
Chiquimula
96-94
Santa Rosa
109
Chimaltenango
121
Cerro San Gil
85-87
Esquipulas
97
Monterrico - Hawaii
110-111
Tecpán e Iximché
121-123
Livingston
87-88
El volcán y la laguna de Ipala
99
Laguna de Ayarza
111
El Tejar
123-124
Plan Grande Quehueche
88-89
Zacapa
99
Puente de Los Esclavos
111
San Andrés Itzapa y San Simón
124
Río Dulce
89-90
El Valle del Motagua
99-100
Laguna de Ixpaco
111
El volcán de Fuego
125
Lago de Izabal o Golfo Dulce
90-92
Museo de Paleontología
100
Escuintla
111-112
San Juan Comalapa y San José Poaquil
125
El Castillo de San Felipe
92
El Progreso
100-101
Sipacate-El Naranjo
115
Mixco Viejo
125
Puerto Barrios
92-93
San Agustín y San Cristóbal Acasaguastlán
101
Iztapa
115
Huehuetenango
127
Jalapa
101-102
Volcán de Pacaya
115
Zaculeu
128
Mataquescuintla y San Pedro Pinula
102
Santa Lucía Cotzumalguapa
115-116
Chiantla
128-129 129
Jutiapa
102
Retalhuleu
116-117
El Mirador “Juan Diéguez Olaverri”
Lago de Güija
106
Champerico
117
y Todos Santos Cuchumatán
Volcán Suchitán
106
Parque Arqueológico Tak’alik Ab’aj
117-120
El Cimarrón
San Martín Zapotitlán
120
Laguna Brava o Yocnajab
129
Suchitepéquez
120
Quiché
132-133
Chichicastenango
133
129
y el Cerro Pascual Ab’aj Totonicapán
135
La ciudad de Totonicapán
137
Momostenango
137-138
San Francisco El Alto
138-140
San Andrés Xecul
140
San Cristóbal Totonicapán
140
Sololá
141-145
Sololá Cabecera
145
Lago de Atitlán
145
Santiago Atitlán
147
San Pedro La Laguna
149
Panajachel, Santa Catarina Palopó
149-150
y San Antonio Palopó Quetzaltenango El Sexto Estado
152
Quetzaltenango Cabecera
153
Al pie de los diez cerros
153-154
Cantel y Salcajá
154-155
Olintepeque
155
Zunil y Almolonga
155
San Martín Sacatepéquez
155-156
San Marcos
157
El Astillero Municipal de
159
San Pedro Sacatepéquez
159-160
Volcanes Tacaná y Tajumulco
160
Ocós
160
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Nuestra Tierra
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Nuestra Tierra
Guatemala
La ciudad de Guatemala En este departamento, de tan solo 2,253 km² de extensión, resulta posible disfrutar de innumerables atractivos naturales. Asimismo, viajar en el tiempo, por ejemplo visitando Mixco Viejo, y luego disfrutar de una ciudad -la capital de Guatemalaque posee edificios y otras obras de gran valor arquitectónico e histórico, todo ello envuelto por el halo de la modernidad. De los casi tres millones de habitantes de la ciudad de Guatemala, el 14% pertenece a una etnia maya, y por lo tanto, no resulta extraño escuchar a muchos hablantes de las lenguas nativas. El 86% restante es ladino y habla español. Por su parte, el departamento de Guatemala está conformado por 17 municipios. En ellos hay cultivos como el maíz (grano de valor cultural, profundamente enraizado en la cosmovisión de los habitantes) el café, el brócoli y variedad de flores. La actividad comercial es tan diversa como su población, y la agricultura no constituye el único medio de sustento para la gente que ha hecho del departamento de Guatemala el centro de sus vidas. No importa en cuál de todos los municipios se encuentre usted: cada rincón es propicio para convertirlo en un escenario rico en tradiciones, ritos religiosos, celebraciones colectivas -como las ferias patronales-. Y qué sería del paladar guatemalteco sin el atol de masa, de elote o de arroz con leche, los buñuelos, los rellenitos, las enchiladas o las tostadas. Fundada en el Valle de la Virgen en 1776, la cabecera departamental es también la ciudad capital. Gracias a que se encuentra a una altitud de 1,498 m sobre el nivel del mar, y a su privilegiada ubicación en el interior de un valle, el clima capitalino es templado. En 1776 los españoles trasladaron al Valle de la Virgen o de las Vacas la capital del entonces Reino de Guatemala, luego
Vista del Centro Financiero BI desde la 7ª. avenida de la Zona 4.ICastro.
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Nuestra Tierra
El Cerrito del Carmen ha sido testigo de innumerables actividades a lo largo de la vida de esta gran ciudad. ICastro.
de que los terremotos de Santa Marta (1773) destruyeran la urbe de Santiago, en el valle de Panchoy (hoy, La Antigua Guatemala). Y como hacía más de dos siglos que los escasos habitantes de aquel valle rendían culto a la Virgen de la Asunción, la nueva ciudad fue bautizada como Nueva Guatemala de la Asunción. Juntamente con las autoridades hispanas se desplazaron a la nueva sede capitalina las autoridades eclesiásticas, el clero secular y las diferentes órdenes religiosas. Así, se construyeron templos y conventos, que conservaron gran parte de la imaginería colonial, retablos y pinturas que poseían en la antigua capital. Entre las imágenes religiosas traídas desde allá, se encuentran piezas que representan la pasión y muerte de Jesucristo, como Jesús Nazareno del templo de La Merced, Jesús Nazareno del Consuelo, de la iglesia de La Recolección, Jesús Nazareno de las Tres Potencias, de La Parroquia Vieja, Jesús Nazareno, del templo de Candelaria, el Cristo Yacente del Amor, del templo de Santo Domingo, y diversas imágenes de María, como la Inmaculada Concepción del templo de San Francisco. La nueva capital se dividía en seis cuarteles, que abarcaban barrios: el de San Agustín, que incluía los barrios El Perú y San Juan de Dios; el Cuartel de la Plaza Mayor, con los barrios de San Sebastián y la Escuela de Cristo; el Cuartel de Santo Domingo, con los barrios de La Habana y Capuchinas; el Cuartel de la Merced, con los barrios de Catedral y San José; el Cuartel de Candelaria, con los barrios El Tanque y el Marrullero; y el Cuartel de Uztariz, con los barrios Ojo de Agua y Santa Rosa. Algunos de estos barrios son parte de lo que hoy se conoce como Centro Histórico, precisamente por haber sido el “centro” de toda la actividad comercial, política y cultural; un 3
Centro Histórico testigo de fiestas y revueltas, donde gran parte de sus edificios fueron demolidos: unos en aras de la modernidad; otros, por capricho de los gobernantes. Con el paso del tiempo, la urbe se ha expandido más allá de los barrios más antiguos de la capital, y en ella han ido surgiendo edificios que responden a las tendencias arquitectónicas de los siglos XX y XXI. Cuaresma y Semana Santa El Miércoles de Ceniza, una de las fechas más emblemáticas de la fe católica, comienza la Cuaresma. Los católicos practicantes empiezan entonces un periodo de reflexión y penitencia, en busca de la conversión total. En pasadas épocas, a partir de ese día todos los viernes se hacía “abstinencia”: se evitaban las carnes rojas y se cocinaba pescado, lácteos, verduras… Pero la tradición buscaba formas de dar gusto al paladar, y se cocinaban platillos muy apetecibles, como el bacalao a la vizcaína, los buñuelos, los molletes y las torrejas. ¡Y la costumbre sigue, y alcanza su culminación el Jueves y Viernes Santos, cuando -según el nivel económico de las familias, y sea cual fuere su religión- se dan gusto alimentándose con exquisitos manjares, como los ya citados, y otros más! En verdad, como en todos los países de herencia española, la Semana Santa es -para la mayoría de personas- un tributo al ocio, la recreación y el buen comer y beber. En el caso de quienes no son fervorosos católicos, esos días se aprovechan para llenar playas, balnearios y otros centros de recreo. Las procesiones mismas son, para muchos, un mero entretenimiento. Mientras tanto, en el interior de los templos, minorías de cristianos participan de las celebraciones litúrgicas, que culminan con la Vigilia
Nuestra Tierra
Pascual, el Sábado Santo, y con la máxima festividad cristiana, la Resurrección de Jesús, la cual ya no es objeto de las multitudinarias celebraciones externas de los días anteriores. No es sino recientemente que se efectúan procesiones importantes de Cristo Resucitado, pero carecen del eco popular de las otras. Año tras año, en el Domingo de Ramos se bendicen en los templos unos ramos hechos de palma real, y adornados con corozo, claveles rojos y blancos, y otras flores de color púrpura. La tradición afirma que el ramo bendice el hogar de quien lo posee, y debe permanecer en la casa todo el año, para guardar la vivienda. Por cierto que el Miércoles de Ceniza los católicos reciben en la frente una marca en forma de cruz, con cenizas obtenidas por la incineración de aquellos ramos. En la ciudad de Guatemala, la Cuaresma y la Semana Santa adquieren especial significado. En ese lapso, el Centro Histórico se viste de gala. Alfombras de aserrín y pino llenan las calles de color, en espera del paso de los cortejos donde se llevan devotamente veneradas imágenes del Nazareno, la Dolorosa y el Cristo Yacente. Aunque la tradición de elaborar alfombras tenga sus orígenes en otras latitudes, los guatemaltecos que las elaboran saben plasmar en ellas su propio estilo y creatividad, y les dan un sentido propio de espiritualidad. En esos días, numerosas familias se reúnen para elaborar las alfombras y cargar a las sagradas imágenes, actos con los cuales ofrecen penitencia y agradecimiento. En muchos casos, tanto un turno para cargar en determinada procesión como la elaboración de alfombras en determinados lugares, se heredan de generación en generación. Las alfombras se emplean como una manera de agradecer, a nivel individual o familiar, los dones divinos recibidos a lo largo del año. Al efecto, se efectúa una división del trabajo: unos se encargan de los diseños y las leyendas; otros de los moldes, y todos se involucran en la elaboración.
Fuente de Carlos V, ubicada en la Plaza España de la Zona 9. ICastro.
Procesión de la Basílica Menor de Nuestra Señora de Rosario, Templo Santo Domingo. Viernes Santo. LMeléndez.
Miles de personas admiran año tras año las calles alfombradas, antes de que pase la procesión. Las calles se transforman en punto de reunión para familias enteras, para amigos de ayer y de hoy. La gente admira las alfombras, que muestran el ingenio de quienes las elaboran, unas veces con aserrín de colores, pino, corozo y flores; otras, con viruta pintada o desechos de papel. No es raro que las adornen con velas y frutas, pan, vino y otros elementos especialmente escogidos para la ocasión. Muchas alfombras alcanzan la categoría de obras de arte, gigantescas, coloridas, de diversas formas, con diferentes texturas. Todas son efímeras, pero todas cumplen su cometido. Tanto para los devotos como para todos los guatemaltecos y los visitantes, contemplar las alfombras es una experiencia interesante y única.
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Nuestra Tierra
Las procesiones constituyen, sin lugar a dudas, una de las tradiciones de Guatemala más antiguas, vistosas y admiradas. Los miembros de las diferentes hermandades se encargan de organizarlas año tras año. Las imágenes son llevadas en andas por los fieles, quienes con paso solemne recorren las calles de la ciudad, ataviados con túnicas y tocados especiales, acompañados por marchas fúnebres compuestas ayer y hoy por destacados autores. Nazarenos, Dolorosas, Cristos Yacentes son algunas de las imágenes más apreciadas y simbólicas durante las procesiones de Semana Santa. Cuando vemos una procesión, católicos y no católicos podemos admirar el esplendor de las imágenes y la belleza de los adornos. Ungir, vestir, peinar, adornar las imágenes santas que saldrán en las procesiones de la Semana Mayor es todo un arte, perfeccionado a lo largo de los años, y concedido a personas especializadas. Muchas de las prendas han sido elaboradas con telas muy finas, buen número de ellas bordadas con hilos de oro y pedrería; son verdaderas joyas con un gran valor histórico. Detengámonos a exponer algunos datos sobre varias imágenes relevantes. Generalmente provienen de siglos anteriores al XX, pero existe una escultura tallada en 1945 por Huberto Solís, la cual posee un carácter emblemático y en cuya elaboración se advierte gran esmero: la de María Magdalena, del templo de El Santísimo Nombre de Jesús, conocido como La Recolección. La Consagrada Imagen de Jesús Nazareno del Consuelo fue tallada por Juan Lanuza en el siglo XIX. Debido a los daños que sufrió durante los terremotos de 1917 y 1918, se la retocó según los cánones europeos de la época, por lo cual el color de la tez le fue aclarado. A mediados del siglo XX, fue retocada nuevamente, modificándole el ceño y la barba, con lo cual se suavizó su expresión. Sale en procesión el Sábado de Ramos, del templo antes citado. Este recinto fue bendecido el 21 de enero de 1845, y es un templo de estilo neoclásico, ubicado en la 2ª. avenida y 3ª. calle de la zona 1. En 1952 llegó a La Recolección fray Miguel Murcia, y con gran entusiasmo se esforzó por brindar auge a las procesiones recoletas. El bautizó a esta imagen como Jesús del Consuelo, pues afirmaba sentirse consolado por su mirada. Este Nazareno fue consagrado el 3 de marzo de 1956. En 1975, las andas donde es llevado contaban con 54 brazos, y ya para 1997, con 110, por lo cual ha tenido que ampliarse el recorrido procesional. Fray Miguel Murcia compuso en 1959 la marcha oficial de esta procesión: Jesús del Consuelo. El Lunes Santo de 1896 salió por primera vez en procesión, en la Nueva Guatemala de la Asunción, la imagen de Jesús Nazareno de las Tres Potencias. Aunque esta escultura fue inicialmente atribuida a Quirio Cataño, hoy 5
día se reconoce como autor a Alonso de La Paz y Toledo, quien la talló en 1667. La tricentenaria imagen de Jesús Nazareno de las Tres Potencias porta en su cabeza un “resplandor” formado por tres “destellos” que representan a las tres personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y permaneció inicialmente en el Oratorio de San Felipe Neri, en La Antigua Guatemala. Salió por primera vez en procesión en 1737, un Domingo de Ramos, y fue trasladada en 1779 a la Nueva Guatemala, donde se conserva en la llamada Parroquia Vieja. El Lunes Santo 10 de abril de 1960 se estrenó la marcha Ternura infinita, de Julio González Celis, la cual identifica a la respectiva Hermandad y que desde entonces acompaña la procesión. La imagen de Jesús Nazareno de la Indulgencia, atribuida a Alonso de La Paz y Toledo, recorre las calles del Centro Histórico desde 1968. Sale cada Martes Santo del templo de las Beatas de Belén. Cuentan que Sor Encarnación Rosal imploró ante la imagen del Nazareno el cese de una epidemia de cólera que azotó la ciudad capital. La epidemia terminó, y en memoria de aquel milagro se le dio a la imagen el nombre de Nazareno de la Indulgencia. Por su parte, desde 1955, cada Miércoles Santo sale en solemne procesión la Imagen de Jesús Nazareno del Rescate, del templo de Santa Teresa. Esta escultura data del siglo XVII y se atribuye a Mateo de Zúñiga. Perteneció a las monjas Carmelitas Descalzas de Santa Teresa, en La Antigua Guatemala, quienes se vieron obligadas a empeñarla en varias ocasiones. Sin embargo, los devotos de esta imagen siempre la rescataban, y de allí que se le llame Nazareno del Rescate. La imagen de Jesús Nazareno de los Milagros fue tallada originalmente para la ermita de la Cruz del Milagro, en La Antigua Guatemala. El Nazareno fue trasladado a la Nueva Guatemala de la Asunción, pero no fue sino hasta el 11 de febrero de 1859 cuando llegó al templo de San José. El 4 de abril de 1993 la imagen fue consagrada y coronada, y en noviembre de 1996 fue llevada a visitar la ermita de la Santa Cruz del Milagro, en La Antigua Guatemala, y el Nazareno a quien representa, proclamado Protector Perpetuo de esta ciudad. La escultura fue encargada en 1736, por lo cual es posible que sea obra de los escultores Juan de Chávez, Juan José Mérida o Carlos Bolaños. En esta imagen se admira que los rasgos de la cara, cuello, manos y pies fueron tallados y encarnados de tal manera, que son anatómicamente perfectos. Sale en procesión el Domingo de Ramos. El autor de la escultura de Jesús Nazareno del templo de la Merced fue Mateo de Zúñiga, a un costo de 65 pesos, mientras que el encarnado se le asignó a Joseph de la Cerda. La imagen fue puesta en veneración en marzo de 1665, y es uno de los mejores ejemplos del barroco guatemalteco. El 5 de agosto de 1717 la imagen
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fue consagrada, y cuatro años después se proclamó al Cristo de la Merced como Patrón Jurado de la ciudad de Santiago de Guatemala. Cada Viernes Santo por la mañana, desde 1821, esta imagen sale en procesión, aunque efectúa un breve recorrido previo llamado de “La Reseña”, que se efectúa el Martes Santo. La marcha oficial de la procesión del Viernes Santo, Señor, pequé, es obra de monseñor Joaquín Santamaría y Vigil, y se estrenó en 1926. Es el Viernes Santo cuando las procesiones son más solemnes, más majestuosas, y este hecho aumenta por la tarde, cuando salen los cortejos del Cristo Yacente de los templos de El Calvario, La Recolección y Santo Domingo, entre otros. Al atardecer o por la noche llegan hasta el frente de la Catedral Metropolitana. Una multitud incalculable llena la Plaza de la Constitución -antigua Plaza Mayor- para asistir a estas celebraciones. La escultura del Cristo Yacente del Calvario, de orígenes coloniales como tantas otras, fue encarnada nuevamente en el siglo XIX; se perfeccionaron las características anatómicas y fueron suavizadas las facciones; por lo demás, se ignora a qué escultor se debe esta obra.
Por su parte, la imagen del Señor Sepultado del templo de La Recolección, conocido como el Cristo de la Penitencia, se cree que fue tallada alrededor de 1773, pero se ignoran los datos del autor. El historiador Fernando Urquizú destaca que el estilo de la escultura es ultrabarroco, con un minucioso detalle anatómico y gran dramatismo, pues incluso los brazos son móviles y la sangre corre en hilos por el cuerpo muerto de Jesús. La consagrada imagen del Cristo del Amor fue esculpida alrededor del año 1500. Los cortejos procesionales del Cristo del Amor son de los más antiguos, ya que su primera procesión se llevó a cabo el Viernes Santo del año 1570. Fue trasladada a la Nueva Guatemala de la Asunción en 1780. En 1936 se instituyó la Marcha Fúnebre de Federico Chopin como la oficial de esta procesión, que sale del templo de Santo Domingo. La Feria de la ciudad El 15 de agosto se vive otra experiencia conmemorativa en la Nueva Guatemala de la Asunción. La Feria de Agosto se celebra cada año en honor a la Virgen de la Asunción, patrona de la Nueva Guatemala. Este festejo coincide, en los registros históricos, con la feria de un viejo barrio, que antiguamente era un pueblo separado de la ciudad capital: Jocotenango. Ambos motivos se fundieron en la Feria de Agosto.
Abajo: Procesión de la Consagrada Imagen del Señor Sepultado “Cristo del Amor”. Basílica Menor de Nuestra Señora de Rosario, Templo Santo Domingo. Viernes Santo. LMeléndez. Siguiente página: Estudiantes del Liceo Guatemala festejan con un desfile, la independencia de nuestro país en la Plaza Mayor de Guatemala. Al fondo, la Catedral Metropolitana y el Edificio de Finanzas Públicas. ICastro.
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Con el tiempo, la feria agostina ha cambiado completamente. Según nos cuentan escritores como José Milla (1822-1882), aquella constituía tan solo la feria del pueblo de Jocotenango, y tenía las características propias de una feria pueblerina. No fue sino conforme Jocotenango se integró a la capital como un barrio de esta que la feria fue adquiriendo la índole que hoy posee. La Plaza de Jocotenango, por muchos años llamada Parque Morazán, sobre la 6ª. avenida de la zona 2, la Avenida Simeón Cañas y el ya inexistente Hipódromo del Norte han sido sitios importantes del sector norte de la ciudad. En una parte del extenso predio donde se ubicó el ahora inexistente Hipódromo, se construyó en 1901 el edificio denominado Templo de Minerva, que era el punto focal de los festejos al dictador Estrada Cabrera, y después fue recinto donde había conciertos y recitales. Luego, Surgió una cancha deportiva que se transformó, con el paso del tiempo, en el Diamante Minerva, dedicado al juego de béisbol, y para cuya ampliación fue derruido el mencionado Templo. Hoy, la extensa área del Parque Minerva, con su bosque y sus diversiones, es uno de los centros de recreación favoritos de los citadinos. Por su parte, la Avenida Simeón Cañas, que originalmente se llamó Avenida del Hipódromo, fue concebida como una hermosa alameda donde las jacarandas delineaban y siguen delineando con su singular color la recta de aproximadamente 800 m de largo y 30 m de ancho. En la actualidad, es una de las más hermosas vías de la ciudad de Guatemala. El templo dedicado a la diosa Minerva fue derribado en 1953. Pero el Mapa en Relieve de la República de Guatemala sigue allí, y es uno de los atractivos más interesantes de la ciudad. El 29 de octubre de 2005 cumplió 100 años de haberse inaugurado. Con una extensión aproximada de 1,809 m², su realización se llevó a cabo en dieciocho meses, entre abril de 1904 y octubre de 1905. En 1999, el Instituto Guatemalteco de Turismo -INGUAT- asignó más de medio millón de quetzales a la restauración profesional completa de este Monumento Histórico Nacional. Este trabajo consistió en la revisión y limpieza del sistema hidráulico, el revestimiento del Mapa y la baranda con los colores originales, y la rotulación interna e iluminación periférica. Lo más admirable de esta obra de arte, plasmada por los ingenieros Francisco Vela Arango y Claudio Urrutia Mendaza, con ayuda del artista Antonio Doninelli, es el estupendo trabajo de cartografía y topografía que realizaron. Aunque en aquellos tiempos ya existían tramos del ferrocarril, y muchas veces pudieron navegar por algunos ríos, también tuvieron que movilizarse en carruajes o a caballo; otras veces hicieron los reconocimientos a lomo de mula, y muchas otras veces a pie, por lo escarpado de los terrenos.
Fotografía del desfile 15 de septiembre en la ciudad de Guatemala. Instrumentos de percusión. LMeléndez.
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Realizaron una obra de tal magnitud, que a esta fecha sigue siendo motivo de orgullo para todos los guatemaltecos y guatemaltecas. Para la construcción del Mapa se utilizaron 60,000 ladrillos, 20,900 kilos de cemento, concreto y mampostería, y 750 yardas de tubería de plomo maleable. Los caminos fueron cincelados; las líneas del ferrocarril son de plomo; y los puentes, de acero. Alrededor del Mapa hay una verja de hierro y alambre de acero y un bordillo de cinco m de ancho, en el que están marcados los meridianos y los paralelos. En el área exterior se localizan dos torres de observación y dos monumentos dedicados, uno, al teniente coronel e ingeniero Francisco Vela Arango, y otro, al ingeniero Claudio Urrutia Mendaza. Enmarca la obra una baranda de cemento de 90 cm de alto, construida por los talleres de don Antonio Doninelli. La baranda está formada por medallones ovalados, decorados en bajorrelieve con motivos que se repiten en series de seis. Además, como un complemento de gran simbolismo, rodea a este monumento el Bosque Sonoro del Hormigo, reconocido como “el único bosque conmemorativo del mundo”. Este bosque está constituido por más de ochenta árboles de hormigo, cuya madera es utilizada para la construcción de la marimba, y fueron sembrados por reconocidos compositores o marimbistas guatemaltecos que dieron sus nombres a cada árbol. Al salir desde el Hipódromo del Norte, en dirección al Sur, avanzamos por la ya aludida Avenida Simeón Cañas. Después, pasamos la calle Martí y llegamos a la Plaza de Jocotenango. La construcción de este parque empezó en el gobierno del general José María Reyna Barrios y fue concluida por el régimen de Manuel Estrada Cabrera. Durante muchos años se celebraron en esta plaza las ferias agostinas y la adornaba, hasta hace pocos años, una frondosa ceiba. El recorrido hacia el Sur nos lleva a la Sexta Avenida, la cual se conoció en otros tiempos como la “Calle Real”, y así llegamos al Centro Histórico, donde se ubican una serie de edificios importantes por su antigüedad y por su valor arquitectónico. Da inicio en la primera calle, donde se encuentra la antigua mansión de la familia Yurrita, hoy sede del Tribunal Supremo Electoral. La arquitectura de este edificio es una mezcla de arte romano y mozárabe, una verdadera joya con más de 100 años de existencia. Entre la segunda y la tercera calles se encuentra el Parque San Sebastián, donde están el colegio y la iglesia del mismo nombre, y que fue conocido como “Alameda de San Sebastián”, ya que en sus alrededores había gran cantidad de álamos, árboles altísimos de madera blanca y ligera.
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Entre 4ª. y 5ª. calles se halla la Casa Presidencial, obra realizada por el gobierno del General Jorge Ubico (1931-1944), y cuya construcción fue dirigida por el arquitecto Carlos Malau. A inmediaciones de este edificio, casas de las señoras Matos o la de la antigua Embajada de México, forman parte de los edificios antiguos que otorgan a este sector de la urbe un carácter peculiar. El trazo de la Nueva Guatemala de la Asunción se llevó a cabo, al igual que el de las ciudades fundadas por españoles, a la usanza de la nación hispana. Por ello, en el cuadrilátero formado por las avenidas 6ª. y 7ª. y las calles 6ª. y 8ª. se encuentra la Plaza Mayor (por muchos años conocida como Parque Central), llamada actualmente Plaza de la Constitución, y a su alrededor, varios edificios importantes. Al Oriente, la Catedral Metropolitana, de estilo neoclásico; al Poniente, el Parque Centenario; al Norte, el Palacio Nacional de la Cultura; y al Sur, el Portal del Comercio, una de las construcciones más antiguas, y que se comunica con varias vías adyacentes por medio del Pasaje Aycinena y del Pasaje Rubio, que hoy día están siendo rehabilitados como parte del programa de recuperación del Centro Histórico. A poca distancia de la Plaza se hallan los edificios de la Biblioteca Nacional, que alberga a la Hemeroteca Nacional, y del Archivo General de Centroamérica. El Palacio Nacional, hoy Palacio Nacional de la Cultura, es una de las grandes realizaciones de la arquitectura guatemalteca y en él se mezclan varios estilos, acordes con los caprichos de Jorge Ubico, el dictador bajo cuyo gobierno se erigió, y quien lo destinó para albergar todos los ministerios gubernativos. El proceso de construcción contó con el aporte de un distinguido equipo de ingenieros y arquitectos nacionales, así como de algunos de los más grandes exponentes de las artes visuales que Guatemala ha tenido, y los costos de mano de obra resultaron modestos, porque el 70% de ella corrió a cargo de presidiarios que trabajaron a razón de 25 centavos por día. En el Palacio Nacional de la Cultura pueden admirarse murales de Alfredo Gálvez Suárez, vitrales de Julio Urruela Vásquez y sus colaboradores: Guillermo Grajeda Mena, Dagoberto Vásquez y Roberto González Goyri, así como decoraciones de Rodolfo Galeotti Torres y Carlos Rigalt. El diseño, arquitectura y edificación fueron encomendados a los ingenieros Rafael Pérez De León, Enrique Riera y Luis
Angel Rodas. La construcción se inició el 4 de julio de 1937, y en ella desempeñó papel muy importante el maestro de obras Víctor Muralles. Las puertas y ventanales se encomendaron a los talleres Feltrin. Cada detalle fue cuidadosamente supervisado por Humberto Soto, y los pisos fueron diseñados por el artista Carlos Rigalt. El edificio cubre un área de 8,890 m², es de concreto armado y ladrillo, revestido completamente de bloques de cemento que semejan una sólida muralla color verde claro, y fue construido en tres bloques, separados por fajas de asfalto, para contrarrestar los sismos y el efecto de la dilatación de los materiales por el calor. La obra fue inaugurada el 10 de noviembre (fecha del cumpleaños de Ubico) de 1943, y el costo ascendió a la cantidad de Q.2,800,800.00, cuando cada quetzal equivalía a 1 dólar estadounidense. En la fachada central del Palacio se encuentran, tallados en piedra blanca de Totonicapán, los escudos en medio relieve de las Provincias Unidas de Centroamérica, el escudo primitivo de la República de Guatemala y el actual Escudo Nacional. En el interior del edificio sobresale la gran belleza de las enormes macetas y de las fuentes de estilo árabe que se encuentran en los dos patios, los cuales son de iguales proporciones, con la única diferencia de que en uno de ellos se encuentra el Monumento a la Paz, donde cada día se coloca una rosa de color blanco a las 11 de la mañana, como signo de 24 horas más de paz que se viven en Guatemala desde el 29 de diciembre de 1996, cuando se suscribieron los Acuerdos de Paz Firme y Duradera. Entre otros aspectos muy interesantes del Palacio Nacional de Guatemala dignos de resaltar están los haladores de todas las puertas, los cuales fueron patentados, y tienen grabada la huella digital de Jorge Ubico. Otro dato curioso tiene que ver con el número preferido de Jorge Ubico: el cinco, pues cinco letras tiene su nombre y cinco su apellido; por eso muchos de los detalles que se encuentran en el Palacio se hallan en múltiplos de cinco. Por ejemplo, ambos patios del Palacio están rodeados por cinco arcos en cada uno de sus cuatro lados. Además, pueden admirarse en el Salón de Banquetes diez vitrales en los que se representan las diez virtudes que debería tener un buen gobierno, y sobre estos vitrales se encuentran cinco vitrales redondos que aseguran representar la firma de Jorge Ubico. También los torreones en la terraza son cinco, y cinco niveles tiene el Palacio Nacional.
Derecha: Interior del Museo Palacio Nacional de la Cultura, antiguamente conocido como El Palacio Nacional de Guatemala. LMeléndez. Siguientes Páginas: Vista del Museo del Palacio Nacional de la Cultura, visto desde la Plaza Mayor. ICastro.
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En el Palacio Nacional de Guatemala, actual Museo Palacio Nacional de la Cultura, se encuentra el origen de todas las carreteras del país, conocido como “kilómetro 0”, y aunque en el Salón de Recepciones hay una lámina simbólica de aquel hecho, es frente al pasillo central, situado entre las dos entradas principales del Palacio, donde se encuentra realmente el kilómetro “0”. Una placa de bronce en el piso hace referencia a este punto, con la siguiente inscripción: La Catedral Metropolitana es un imponente edificio y una sobresaliente obra arquitectónica, noble muestra del arte neoclásico. Se integra en un conjunto de edificios que incluyen el Palacio Arzobispal, el antiguo Colegio de Infantes, la casa cural de la Parroquia de El Sagrario. Ellos guardan unidad estilística y son la única área del Centro Histórico que no ha sufrido alteraciones desde finales del siglo XVIII. La Catedral es monumento nacional desde 1968. En su interior cabe apreciar tesoros artísticos de gran valor y abolengo, y, desde hace poco tiempo, el Museo de la Arquidiócesis de Santiago, obra por demás meritoria, financiada por Banco Industrial, S. A.. La construcción catedralicia se inició en 1782, según
Plaza de la Constitución y Catedral Metropolitana de Guatemala. LMeléndez.
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planos de Marcos Ibáñez, y la mayor parte del edificio quedó concluido en 1815, de manera que, en 1821, en el recinto catedralicio se cantó un Te Deum con ocasión de la declaratoria de la independencia de Centro América. Mas la obra aún estaba incompleta: en 1865 se concluyeron las torres de los campanarios; en 1867, el frontispicio; en 1877, el atrio principal. Pero 40 años después, los terremotos de 1917-1918 causaron graves daños a la Catedral, cuya reconstrucción puede decirse que concluyó, en lo fundamental, en 1924, al finalizar la fundición de la cúpula situada en el área sobre el altar mayor. Los terremotos de 1976 volvieron a provocar destrozos en la obra, aunque en menor grado que los antes citados, y dieron lugar a introducir mejoras importantes, como la restauración del atrio principal, que no se habían realizado luego de los seísmos de 1917-1918. Hoy, se puede apreciar a plenitud la magna obra catedralicia, con su imponente fachada principal, de cara al Poniente, y la delicada fachada lateral, de cara al Sur. El patrón Santiago, en admirable escultura, es el centro de la fachada principal. Al centro y a los lados, las carátulas del reloj obsequiado en 1934 por el entonces arzobispo de Guatemala, Luis Durou y Sure.
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A pocas cuadras de la Catedral, en la 11ª. Avenida y 5ª. calle de la zona 1, se localiza el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, una de las joyas más relevantes de la ciudad de Guatemala. Aparte de su recia e impresionante construcción, guarda en su interior obras de arte de primerísima categoría, que constituyen una de las más ricas colecciones de imaginería colonial. Impresionan los retablos laminados en oro, que fueron trasladados de La Antigua Guatemala a la nueva sede mercedaria. Este templo formaba parte del conjunto arquitectónico del convento mercedario, que abarcaba una manzana entera. Hoy, la iglesia está a cargo de la Compañía de Jesús. A poca distancia de La Merced se encuentra una joya histórica, la Ermita de Nuestra Señora del Carmen, que da nombre al Cerrito del Carmen, en cuya cima se ubica. Fue el primer templo erigido en el Valle de las Vacas, inaugurado en 1620. Su estilo arquitectónico es por demás singular, y en su pequeño recinto guarda tesoros artísticos, en especial el hermoso retablo del altar mayor. Este sitio histórico forma parte de la zona donde nació la Nueva Guatemala de la Asunción. En la 10ª. Avenida y 9ª. calle de la zona 1, no lejos de La Merced, se encuentra el Museo de Historia, que conserva una colección sobresaliente de objetos y documentos de la historia guatemalteca, y posee la más rica colección fotográfica del acontecer histórico de Guatemala. A 100 m de distancia se alza el templo de Santa Rosa, edificado en 1787, el cual, al trasladarse la ciudad al Valle de la Virgen se desempeñó como Catedral. A 100 m hacia el Sur del Museo está el templo de San Miguel de Capuchinas, cuya fachada es una bella muestra de transición del barroco al neoclásico. En su interior se conservan valiosos retablos de madera cubierta con láminas de oro y otros tesoros artísticos, todo lo cual procede del derruido templo de Capuchinas, en La Antigua Guatemala.Y a 300 m del citado Museo se levanta la recia obra arquitectónica del templo de Santo Domingo o Basílica de Nuestra Señora del Rosario, que fue el centro del monasterio dominico, que abarcaba una extensa área. Esta iglesia se edificó entre 1792 y 1808, y en su interior se hallan las hermosas esculturas del Cristo Yacente y de la Virgen del Rosario, junto a valiosas obras pictóricas.
Vista del arco del Edificio de la Dirección General de Correos y Telégrafos, situado sobre la 12 calle de la Zona 1. LMeléndez.
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Arriba. Plaza de la Constitución y Museo Palacio Nacional de la Cultura. LMeléndez. Abajo. Interior del Gran Teatro Nacional del Centro Cultural Miguel Angel Asturias. LMeléndez. Derecha. Artículos típicos de Guatemala. LMeléndez.
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Un curioso atractivo que tiene el centro de la ciudad es el Mercado Central, que estuvo alojado, hasta los terremotos de 1976, en un edificio construido sobre el predio que, durante mucho tiempo, ocupó el cementerio de la ciudad. En la actualidad, el Mercado ocupa un moderno local subterráneo, seccionado en tres niveles, donde cabe adquirir un sinfín de productos: desde carnes, frutas de temporada y verduras, hasta platillos típicos elaborados en los comedores que allí se encuentran. Además, puede encontrarse gran variedad de artesanías en madera, barro, cuero e incluso platería, así como telas y adornos florales. Si volvemos a la 6ª. avenida, en la esquina de ésta y 9ª. calle se localiza el Edificio La Perla, de estilo hispano, con terraza fundida, locales comerciales en su planta baja, y apartamentos en los niveles superiores. Fue uno de los primeros edificios construidos con cemento, y data de 1920. Frente a este se encuentra el edificio del Hotel Pan American, antiguo Hotel Astoria, una construcción de estilo francés que tiene un carácter emblemático en el contexto de la ciudad capital. También sobre la 9ª. calle, en la esquina opuesta al citado Hotel, se ubica el Edificio El Cairo, de estilo español, el cual durante muchos años albergó un almacén de finas telas que, enfrente de este edificio, permanece aún, juntamente con una sucursal en la zona 10. La 6ª. avenida, en el tramo que va de la 9ª. a la 14 calles, ofrece valiosas obras arquitectónicas. Entre ellas cabe recordar los edificios de la joyería La Marquesa, el edificio Engel, el cine Lux, la Mansión San Francisco, hoy convertida en hotel. Pero en la 10 calle, 100 m hacia el poniente, vale la pena detenerse a contemplar la antañona casa donde hoy funciona el Liceo Francés, edificada en 1793, y por lo tanto, una de las más antiguas construcciones civiles de la urbe. El pórtico fue tallado en piedra, con detalles renacentistas sencillos y sobrios, y en la esquina hay una ventana, cosa común en las casas coloniales de la Guatemala de la Asunción. Los ventanales llevan bellos elementos decorativos. En la esquina de la 13 calle y 6ª. avenida permanecen el templo de San Francisco y una mínima parte del convento franciscano, que abarcaba toda la manzana que hoy circundan la 13 y la 14 calles y la 6ª. y 7ª. avenidas. El templo es una construcción de orden neoclásico, con una sola nave. En el otro ángulo oriente de esta esquina se localiza el templo de Santa Clara, que hasta la segunda mitad del siglo XIX formaba parte de un amplio convento que medía una manzana de extensión. Contiguo al templo franciscano se yergue el Palacio de la Policía, inaugurado en 1942, durante el gobierno de Jorge Ubico, y cuyo estilo heterodoxo, mezcla de tendencias árabes, griegas y romanas, evoca el del Palacio Nacional.
Estatua dedicada a Cristobal Colón, ubicada sobre la Avenida Las Américas entre las Zonas 13 y 14. LMeléndez.
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Entre la 5ª. y la 6ª. avenidas, y 14 y 15 calles, aparece el Parque Enrique Gómez Carrillo, anteriormente conocido como Parque Concordia, uno de los primeros espacios abiertos trazados en la Nueva Guatemala de la Asunción, y que por mucho tiempo sirvió como camposanto, con el nombre de Los Remedios. Más adelante, el recorrido sobre la 6ª. avenida conduce hasta el Centro Cívico. En él se congregan -enriquecidos con valiosas obras de arte- los edificios centrales del Banco de Guatemala, el Crédito Hipotecario Nacional, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, la Municipalidad de Guatemala, la Corte Suprema de Justicia, la Torre de Tribunales y el Ministerio de Finanzas Públicas, y, sobre una colina, el Centro Cultural Miguel Angel Asturias, obra del ingeniero Efraín Recinos. Fue construido sobre el espacio que ocupó el Fuerte de San José, y la forma del edificio simula la de un barco. Contiene el Gran Teatro, con 2,068 butacas,
el Teatro de Cámara, el Teatro al Aire Libre, plazuelas, salas de ensayo, talleres y salas para conferencias, así como un Museo de Armas Antiguas. El recorrido se encamina ahora sobre la 7ª. avenida, y se pasa bajo los arcos del Puente de la Penitenciaría, construido bajo las órdenes del ingeniero italiano J. Páyela durante el gobierno del presidente José María Reina Barrios, quien gobernó entre 1892 y 1898. La obra es de piedra labrada y los frontones tienen molduras, habiéndose esculpido el escudo de Guatemala en las piedras centrales de los arcos; la parte superior se encuentra coronada por una sobria y elegante cornisa. La 7ª. avenida se engalana con el edificio de Banco Industrial, S. A., uno de los más hermosos de la arquitectura guatemalteca, que luce en la plazoleta de ingreso una escultura de reminiscencia maya: El Jugador de Pelota, de Roberto González Goyri, eminente artista guatemalteco. El edificio abarca dos torres en donde el cristal es material básico.
Estatua dedicada al General José María Reyna Barrios, ubicada sobre la Avenida Reforma entre las Zonas 9 y 10. LMeléndez.
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Poco después, se llega a la diagonal llamada calle Mariscal Cruz, donde se encuentra la iglesia católica conocida como “Yurrita”, inaugurada en 1941, y cuyo estilo peculiar combina varias tendencias. Es una capilla privada de estilo barroco mixto, con elementos románicos y bizantinos, vinculado al criterio estético de Felipe Yurrita, su propietario. Fue construida como una ofrenda de Felipe Yurrita a la Virgen de Nuestra Señora de las Angustias, por gracias recibidas, en especial haberle salvado la vida durante la erupción del volcán Santa María, en 1902, cuando este coloso lanzó parte de su furia sobre El Tumbador, San Marcos, donde se encontraban las propiedades cafetaleras de los Yurrita. Cerca de este templo se yergue la Torre del Reformador, llamada así en homenaje a Justo Rufino Barrios, uno de los líderes de la Reforma Liberal. Se inauguró durante el gobierno de Jorge Ubico, el 19 de julio de 1935, con el nombre de “Torre Conmemorativa del 19 de julio”, al celebrarse el centenario del nacimiento del citado caudillo. En verdad, se trata de una estructura metálica que fue traída de Estados Unidos, y que no deja de evocar a la Torre Eiffel. Tiene una altura de 75 m y se la considera como uno de los símbolos de la ciudad de Guatemala. En la cúspide de la Torre se localiza una campana que fue donada por el gobierno belga y que, según la tradición, debe sonar solamente para el aniversario del general Justo Rufino Barrios. Arriba de la campana hay un faro para ayudar a la navegación de los aviones hacia el Aeropuerto La Aurora, así como un reflector giratorio. La Avenida La Reforma fue llamada inicialmente Bulevar 30 de Junio en honor a la Reforma Liberal de 1871. Su diseño fue ordenado por el presidente José María Reina Barrios, quien pretendió dar a la ciudad un paseo a semejanza de los que conoció en Francia, cuando se desempeñó como diplomático guatemalteco en París. Hasta 1950 se le conoció como Paseo de la Reforma, para luego adoptar el nombre de Avenida La Reforma. En verdad, ella forma parte de un proyecto inconcluso que pensaba llevar a cabo el gobierno del General Reina Barrios. Consistía en un bulevar que debía iniciarse unos 500 m al norte de donde hoy comienza dicha avenida, y prolongarse hasta los terrenos donde ahora se halla el Zoológico La Aurora. En este último sitio habría un gran parque. El proyecto se inspiraba en experiencias que el gobernante había vivido en París.
La Reforma contiene una serie de monumentos dedicados a personajes guatemaltecos y extranjeros. Entre los más recientes y hermosos sobresale el de Miguel Angel Asturias, escritor guatemalteco (1899-1973) que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1967. Por otra parte, a los lados de este Paseo se yerguen modernos edificios de noble arquitectura. Al final de la Avenida La Reforma se encuentra El Obelisco, dedicado a los próceres de la independencia de Guatemala. El monumento se halla enmarcado por una plazoleta jardinizada. Este monumento fue construido en 1935, durante el gobierno de Jorge Ubico, y posteriormente se colocó en la base de aquel una llama permanente que simboliza la libertad del país. El Acueducto Colonial de Pinula, construido en la época colonial por el maestro de obras Bernardo Ramírez, sobre un montículo denominado “de la Culebra”, surtió de agua potable a la Nueva Guatemala de la Asunción, y tiene una longitud aproximada de 13 km. Se originaba en el Ojo de Agua ubicado en Santa Catarina Pinula, y terminaba en la 19ª. calle y 3ª. avenida de la zona 1. Un reducido trecho del acueducto se encuentra a un costado del Bulevar Liberación, que conduce de La Reforma hacia el occidente. La Avenida de Las Américas fue inaugurada en la década de 1960, y se le conoce con ese nombre porque cada una de sus plazas está dedicada a un país de América Latina. De esa cuenta, se encuentran sitios como el monumento a Simón Bolívar; las Plazas de Costa Rica, Chile, Colombia, Honduras, Argentina, México, El Salvador y Nicaragua; el monumento a Cristóbal Colón; la Plaza Perú; el monumento a Justo Rufino Barrios; las Plazas Uruguay, Ecuador, la Plaza del Periodista Guatemalteco, y el Monumento al Papa Juan Pablo II. Al final de la 7ª. avenida hallamos el Reloj de Flores, construido en 1965, durante el gobierno municipal del alcalde Francisco Montenegro Sierra. Mezcla del ingenio humano y de valor estético floral, es uno de los adornos naturales más bellos de América Central, inspirado en los relojes de flores ubicados en las ciudades de Miami, Estados Unidos, y en México D.F. La Plaza España se ubica también sobre la 7ª. avenida, y fue anteriormente llamada Plazuela España. Posee unas bancas ornamentadas con mosaicos que ilustran el descubrimiento de América, y en el centro de la plaza hay una fuente construida en honor al Rey Carlos III de España.
Siguiente página. Detalle del Antiguo Acueducto de la Ciudad. Ubicado en la Zona 14. LMeléndez.
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Embarcaciones en el Lago de Amatitlán esperando procesión en la Feria de la Cruz. LMeléndez.
El Lago de Amatitlán A 25 km de la ciudad de Guatemala se encuentra el municipio de Amatitlán, cuyo nombre es, a su vez, el del lago más cercano a la ciudad de Guatemala. En lengua náhuatl, Amatitlán significa “ciudad de las letras”, y es que los indígenas de esa área usaban la fibra y la corteza de los árboles de amate para escribir y pintar. Hay historiadores que, en cambio, prefieren los significados de “cerco de los amates”, o “lugar rodeado de amates”, por la abundancia de este árbol en la región. Sea cual fuere la acepción elegida, sin lugar a dudas el nombre de este municipio está ligado a los amates. El lago de Amatitlán está ubicado a 1,188 msnm, y ocupa en la actualidad una extensión aproximada de 15 km², con una longitud de 12 km y una anchura que varía entre 1 y 3 km. La forma del lago es característica, ya que parece formar un ocho. En el estrecho más pequeño, que mide unos 900 m, se construyó un relleno artificial en 1881, con la finalidad de permitir el paso del ferrocarril. Este hecho trajo grandes beneficios al país, sobre todo por las facilidades comerciales que ha representado, pero ha limitado el flujo natural de las aguas. 25
Tanto en el fondo del lago como en sus alrededores se han encontrado vestigios arqueológicos, piezas de gran valor histórico, elaboradas en jade, hueso y arcilla, además de fósiles que dan cuenta de civilizaciones antiguas y de la profundidad que en otros tiempos tuvo el lago. Sin duda, Amatitlán es uno de los lagos guatemaltecos con mayor historia. En efecto, antes de la llegada de los españoles, hubo un tiempo en que los alrededores del lago estaban poblados por nativos que hacían uso de los recursos naturales de este lugar, para lo cual llevaban a cabo diversos rituales. En épocas no muy remotas, durante el solsticio de verano el lago era visitado por indígenas de poblaciones cercanas, quienes llegaban a orar a sus dioses para que los beneficiaran con la lluvia y buenas cosechas de maíz. Se bañaban en las aguas sulfurosas de origen volcánico, e intercambiaban sus productos. Los lugareños, por su parte, tenían oratorios en los bosques cercanos al lago, donde pedían al Jefe Dios por sus cosechas. Todos estos rituales resultaron profanos para los españoles, quienes imponían el cristianismo por los lugares que a su paso iban conquistando. Las prácticas
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indígenas persistieron con los años, y con el fin de contrarrestarlas, los españoles organizaron ceremonias católicas en el atrio de la iglesia de la Villa de Amatitlán. Además, buscaron adentro del templo un lugar especial para colocar la imagen del Niño de Atocha, a la que se le atribuían grandes poderes. Como en la mayoría de los pueblos indígenas, las creencias de los españoles no lograron desplazar a las de los indígenas, sino más bien se fueron mezclando, lo cual generó una identidad sincrética. En 1650 se inició la tradicional romería del Niño de Atocha, la cual persiste hoy, y que se lleva a cabo cada 3 de mayo, día en que -según la tradiciónSanta Elena encontró la santa cruz en Jerusalén. Durante esta festividad, se efectúa en lancha una peregrinación que recorre buena parte del lago. Por otra parte, la imagen del Niño de Atocha y su cruz son llevados en procesión por las cuatro direcciones de la población, a fin de que, a su paso, bendigan las aguas del lago y sus alrededores. En tiempos de la conquista, este tenía una profundidad que superaba los 33 m; las aguas eran cristalinas y los indígenas las consideraban como curativas y hasta sagradas. Por su parte, los peces que habitaban el hermoso lago eran realmente muy pequeños. Más aún, hacia 1550 los frailes dominicos poblaron el lago con pepescas y mojarras, las cuales llevaron en botijas, desde el Pacífico. Siglos más tarde, en 1783, el doctor José Felipe Flores, convencido de que en el lago debían producirse peces más exquisitos, hizo traer desde Zacapa peces de otras variedades para repoblarlo. De esa manera, el lago fue convirtiéndose en una fuente importante de peces, y con los años se hizo tradicional visitar el lago de Amatitlán y degustar una sabrosa mojarra fresca, extraída del lago. Tradicionalmente, muchas familias guatemaltecas visitan el lago para bañarse en sus aguas, dar una vuelta en lancha o, simplemente, comer una mojarra. En la actualidad subsisten comedores donde muchas familias disfrutan de este tradicional platillo, pero estas mojarras ya no provienen del lago. Por otra parte, en las riberas más pintorescas se levantan chalés de familias acomodadas que los visitan en el fin de semana y en los asuetos. Sin lugar a dudas, la mayoría de guatemaltecos conocen algo acerca del lago de Amatitlán, y un buen número quizá lo haya visitado alguna vez. Pero, lamentablemente, el que fuera hasta mediados del siglo XX uno de los sitios preferidos por los guatemaltecos de todas las clases y edades para ir a pasear, hoy es el ejemplo más claro de los efectos de la contaminación. En efecto, el lago recoge abundantes residuos del sector Sur de la capital y de otros municipios. Además, pierde anualmente 4,000 m² de superficie, y disminuye 0.75 m de profundidad, debido al azolvamiento y la pobreza cada vez mayor de sus afluentes, como consecuencia de la deforestación que ha sufrido casi el 50% de
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los bosques en el área. La contaminación padecida por este cuerpo de agua es tal, que resulta desaconsejable pescar o bañarse en sus aguas. Algunos científicos afirman que está próximo a extinguirse, mientras muchas personas y entidades se esfuerzan por depurarlo. Con todo, el lago y su entorno conservan su belleza, como se puede apreciar desde un teleférico recientemente reinaugurado, como parte de un proyecto que pretende dar nueva vida al lago. Este vehículo brinda una experiencia muy agradable y segura en uno de los lugares recreativos con mayor historia en el departamento de Guatemala. Se aprecia además, desde el teleférico, otra de las grandes riquezas de Amatitlán: las ventas de los tradicionales dulces típicos. Estas golosinas se originaron así. En el siglo XVI, se desarrollaron, en las cercanías del lago, importantes trapiches e ingenios de azúcar, algunos en manos de religiosos europeos que traían consigo recetas de dulces españoles y moriscos. Los pobladores de Amatitlán hicieron suyas las recetas, imprimiendo en ellas su gusto singular, y agregando ingredientes propios. Amatitlán pasó a ser uno de los lugares más importantes en la producción de dulces típicos guatemaltecos. Entre estos figuran las melcochas, la pepitoria, los dulces de coco, las colaciones, los collares de azúcar, los copos y las cajetas de mazapán, todos ellos teñidos con vivos colores.
Derecha: Detalle de la cúpula de la Iglesia de la Merced, ubicada en la 11 avenida y 5ª. calle de la Zona 1. ICastro. Siguientes Páginas: Vista desde la ciudad capital hacia la zona Sur, donde se erigen los colosos que custodian nuestra vida cotidiana. ICastro.
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Sacatepéquez
Sacatepéquez Sacatepéquez significa “el cerro de sacate”, e identifica a un departamento con una superficie de 465 km². y una población de 290,357 habitantes, de los cuales el 42% es de origen maya y habla kaqchikel y pokomam; el 58% no indígena habla español. Casi todo el departamento se encuentra en las mesetas de la Sierra Madre. La parte sur presenta barrancos y gargantas profundas; la parte norte, por el contrario, muestra un declive menos pronunciado, hasta descender a los valles de Parramos y Chimaltenango. Sacatepéquez es, además del departamento más pequeño de Guatemala, el más poblado, después de la capital. Predomina el clima templado, que facilita el cultivo de cereales, frutas, hortalizas, caña de azúcar, verduras, flores y café, por cierto de excelente calidad. En Sacatepéquez se asentaron dos de las tres primeras capitales de la Capitanía General de Guatemala, de la cual formaban parte Chiapas, parte de Yucatán, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Una se asentó en el Valle de Almolonga; y otra, en el de Panchoy. Entre los principales atractivos del departamento figuran el Cerro Alux, San Lucas Sacatepéquez, Santiago Sacatepéquez, el Parque Ecológico Florencia el Volcán de Agua y, por supuesto, la hermosa ciudad colonial de La Antigua Guatemala. El Cerro Alux, declarado Area Protegida, como reserva protectora de manantiales, se localiza en la Carretera Interamericana, poco antes de arribar a San Lucas Sacatepéquez. Se trata de un sitio ideal para desarrollar actividades al aire libre, gracias a que la municipalidad de la citada población ha creado el Parque Ecológico Senderos de Alux, lugar propicio para compartir un día de campo y gozar de la tranquilidad de la montaña. Esta reserva cuenta con una superficie total, aproximada, de 53.72 km².
Calle tradicional de la Antigua Guatemala. Sacatepéquez. LMeléndez.
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En San Lucas Sacatepéquez, a 30 km de la ciudad capital, se cultiva diversidad de frutas y verduras. Muy cerca del camino se encuentra el mercado, recientemente sometido a remodelación, donde cabe adquirir gran variedad de vegetales frescos, producidos en la localidad. Asimismo, se pueden adquirir algunas artesanías, o pasar un rato agradable con la familia o con amigos, disfrutando del clima -generalmente frío- mientras se toma atol de elote o se comen unas tortillas con carne adobada, chorizo o longaniza. Más adelante, a 3 km de San Lucas, se encuentra Santiago Sacatepéquez, un poblado pintoresco, digno de ser visitado, sobre todo el 1 de noviembre, fiesta de Todos los Santos, cuando los lugareños ponen a volar grandes barriletes, muchos de ellos con diámetros mayores a los 7 m. Se los decora principalmente con papeles de colores vivos y de formas llamativas, y en estos barriletes los nativos generalmente plasman alguna inquietud o los adornan con dibujos que narran historias o representan algún motivo especial. Esta tradición, al parecer, data de los tiempos de la colonia, y en ella, como en todo lo guatemalteco, se funden lo cristiano y lo pagano. Cuentan que, hace muchísimos años, los brujos del pueblo ordenaron volar papeles de colores que, al elevarse con el viento, produjeran ruido, con el fin de ahuyentar a los malos espíritus que merodeaban por los cementerios antes del día de los difuntos. También se dice que los barriletes son una vía de comunicación con Dios, a tal punto que en el cordel
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que sujeta los barriletes, las personas deben colocar sus peticiones al Creador, y este las recibirá. Ya en camino a La Antigua Guatemala, en jurisdicción de Santa Lucía Milpas Altas, en el kilómetro 35, se localiza el Parque Ecológico Florencia. Allí se pueden practicar deportes al aire libre, disfrutar de un día de campo e incluso acampar. Funciona allí un museo donde se exhiben objetos de principios del siglo XX, propios de fincas dedicadas a la producción de lácteos, café y maíz. También hay una pequeña piscina, así como condiciones propicias para cabalgar o para caminar por alguno de los dos senderos existentes. La Antigua Guatemala A 45 km de la ciudad capital, en el hermoso Valle de Almolonga, descansa, imponente, la ciudad de La Antigua Guatemala, conocida por primera vez con este nombre en un documento oficial del 24 de julio de 1774. Se fundó en 1543 por Francisco de La Cueva, y fue la tercera sede de la capital del Reino, con el título, otorgado en1566 por el Rey Felipe II, de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago. La capital estuvo asentada por breve tiempo en Iximché, muy cerca de la cabecera municipal de Tecpán, y luego, en el Valle de Almolonga, donde se estableció en 1527. Esta urbe fue destruida, en 1541, por un alud de lodo y piedras que descendió del Volcán de Agua, llamado Hunahpú por los indígenas.
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Plaza Mayor y Catedral de Antigua Guatemala. LMeléndez.
Vale la pena recordar brevemente este hecho. Era el 11 de septiembre de 1541, y el luto dominaba a la joven ciudad, pues doña Beatriz de la Cueva había enviudado, al fallecer el conquistador Pedro de Alvarado. Invadida por el dolor, mandó pintar de negro su palacio, y fue nombrada gobernadora de Guatemala, el 9 de septiembre de ese mismo año. Se le conoció entonces como “La Sinventura Doña Beatriz”. Una fuerte lluvia azotó la región durante varios días, y sin embargo, los españoles hacían que los indígenas trabajaran bajo la torrencial lluvia. Los ancianos advertían a los españoles que el Gran Hunahpú estaba enojado por su soberbia, pero estos no hicieron caso. A eso de las tres de la madrugada del 11 de septiembre, al parecer se produjo un sismo y el agua sobrepasó el nivel del cráter volcánico donde se había depositado. Una correntada de agua y lodo descendió de la cima de Hunahpú, arrastrando a su paso árboles y rocas. La ciudad quedó sepultada bajo toneladas de agua y lodo, y permanece aún así, en el área que hoy día corresponde al poblado de San Miguel Escobar. La Sinventura murió, sepultada junto con sus damas, en la capilla del palacio, y desde entonces se le dio el nombre de Volcán de Agua al Gran Hunahpú. Volviendo a la Ciudad de Santiago, debe precisarse que, por estar en una región sísmica, fue sacudida en varias ocasiones por sismos más o menos severos que obligaron a sus habitantes a construir muros, muchos con paredes de hasta un metro de grosor, y edificios más bien bajos.
Los campanarios de las iglesias se construyeron menos altos que los europeos, y en general, todos los edificios eran de poca altura. Otra característica de gran interés son las grandes ventanas de esquina que adornan las casas con hermosas flores que los antigüeños colocan en los balcones de madera o hierro forjado. Por su parte, las puertas de madera, enmarcadas en portales de piedra, debían dar paso tanto a personas como a carruajes y caballos, por lo cual eran de grandes dimensiones y muy pesadas. Para poder unir los tablones, se utilizaron grandes clavos y fajas de hierro que los artesanos adornaban con figuras de flores y animales. En 1773, la ciudad contaba ya con más de cincuenta edificios importantes, y aunque ya era del conocimiento popular el peligro generado por los seísmos, los habitantes no sospechaban que, ese mismo día, fuertes temblores sacudirían la ciudad. Son los terremotos de Santa Marta, así llamados por celebrarse el 29 de julio la fiesta de esta Santa. La ciudad sufrió severos daños, no tantos como para justificar su traslado al Valle de las Vacas. Hoy día, la Ciudad de Santiago o La Antigua Guatemala, es sin duda uno de los centros turísticos más emblemáticos de Guatemala, y una ciudad única en el mundo: calles empedradas, casas que conservan el estilo colonial, edificios públicos y eclesiásticos en ruinas, sin que se haya perdido la traza original de la urbe, hacen de la ciudad una verdadera joya arquitectónica, enriquecida por el clima envidiable.
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El hecho de que la Antigua Guatemala aún conserve las características de la arquitectura y el urbanismo colonial, se debe en gran medida a que la ciudad fue prácticamente abandonada luego de los terremotos de 1773, por órdenes del Capitán General Martín de Mayorga. La mayoría de los edificios y casas fueron despojados de puertas, muebles, obras de arte y ornamentos, para ser trasladados a la Nueva Guatemala de la Asunción, y sobre la urbe se abatieron diversos seísmos, en particular los terremotos de 1917-1918 y 1976. A principios del siglo XIX, con fondos económicos limitados, se inició la restauración de una parte de la Catedral y, a finales del mismo siglo, la de algunas partes del Palacio de los Capitanes Generales. No fue hasta 1943, como consecuencia de la conmemoración del Cuarto Centenario de la traslación de la ciudad, cuando se remozaron las principales ruinas de Antigua Guatemala. El 30 de marzo de 1944, por medio del Decreto 2772 de la Asamblea Legislativa, se declaró a La Antigua Guatemala “Monumento Nacional” y se promovió la primera legislación protectora de la ciudad, a cargo de la Municipalidad de La Antigua, con el apoyo del entonces Instituto de Antropología e Historia (fundado en 1946). En 1965, la VIII Asamblea General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia declaró a la urbe como Ciudad Monumento de las Américas, y el 28 de octubre de 1969, el Congreso de la República emitió el Decreto 6069, Ley Protectora de la Ciudad de La Antigua Guatemala. Este cuerpo legal permitió la fundación del Consejo para la Protección y Conservación de Antigua Guatemala, entidad estatal descentralizada que se ocupa de la protección, conservación, restauración y mantenimiento de los bienes muebles e inmuebles de la ciudad y sus áreas circundantes. Finalmente, en 1979, La Antigua Guatemala fue declarada “Monumento del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural”, por la Unesco. A la usanza española del siglo XVI, y en acatamiento a las Leyes de Indias, el trazo sigue el sistema de calles tiradas a cordel con orientación norte -sur y oriente- poniente. En el centro de la ciudad está la Plaza Mayor, con la antigua Fuente de Las Sirenas, obra construida en 1739 por Diego de Porres. Según cuentan las leyendas, estas sirenas representan a las cuatro hijas de un rey que fueron amarradas por su padre a un palo, cerca de un ojo de agua, por haberse negado a amamantar a sus hijos. Rodean al parque, siguiendo el tradicional trazo de parrilla tan utilizado en la urbanística española de la colonia, el Palacio de los Capitanes Generales, el Ayuntamiento, la iglesia de San José, anteriormente Catedral de Guatemala, el Palacio Arzobispal y el Portal del Comercio.
Vista de la entrada principal a la ciudad de Antigua Guatemala. Atrás, Volcán de Agua, Volcán Acatenango y Volcán de Fuego. LMeléndez.
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Los sitios arquitectónicos más sobresalientes de La Ciudad de las Ruinas El Palacio de los Capitanes Generales ubicado al sur de la Plaza Mayor, consta de dos niveles, y una fachada de doble arquería, con columnas toscanas. Luego de los terremotos de 1773, se intentó trasladar al Valle de la Ermita las columnas del edificio, lo que no fue posible por el peso de las mismas. Durante los siglos XVI y XVII resguardó al representante del rey; actualmente, la parte que no está en ruinas alberga las oficinas de la Gobernación departamental y de información turística del INGUAT. Por su parte, el Palacio del Ayuntamiento se localiza al norte de la Plaza, conserva su forma original desde 1743 y es, de los edificios antes citados, el que mejor se conserva. La impresionante fachada de dos niveles muestra una arquería de piedra maciza, y el muro oriental es uno de los pocos que se conservan con revestimiento de piedra tallada. En la época colonial funcionó allí “la cárcel del pobre”. En la actualidad, es sede de las autoridades municipales y del Museo del Libro Antiguo. La Catedral -que en su mayor parte se halla en ruinasocupa el sector oriental de la Plaza, juntamente con lo poco que se conserva del Palacio Arzobispal, cuya construcción data de los primeros años del siglo XVIII. Este se localiza al norte de la Catedral, y era una construcción
Izquierda. Detalle de vitral ubicado dentro de la Catedral de Antigua Guatemala con vista al Parque Central de esa misma ciudad. El árbol que se observa es llamado Llama del Bosque, Spatodea campanulata, por sus coloridas hojas rojas. LMeléndez. Arriba. Detalle de la fuente colonial ubicada dentro de las ruinas de la antigua Catedral de Antigua Guatemala. LMeléndez.
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de dos niveles, de una gran calidad arquitectónica. Fue destruido por los sismos, y hoy cabe admirar los marcos de piedra maciza de las puertas y los restos del claustro, así como de la cocina, que dan fe de la espléndida calidad arquitectónica de este edificio. La Catedral se construyó entre 1543 y 1680, dedicada a San José, con una fachada barroca, elaborada en argamasa blanca. Hubo una antigua Catedral, realizada con mucho esfuerzo, pues los fondos para su construcción eran escasos. La edificación se inició en 1542, y el primer techo que se le colocó fue de paja, más tarde sustituido por uno tallado en madera. El edificio fue demolido, y en 1680 se inauguró la nueva Catedral. Esta poseía hermosas cúpulas de gran altura; la fachada -aún en pie- de estilo barroco, y detalles renacentistas, así como un bello atrio y una invaluable colección de imágenes coloniales, entre las que destaca el Cristo del Perdón. La dignidad de Metropolitana, le fue concedida en 1743, por el Papa Benedicto XIV. A un costado de la Catedral aparece el edificio de la Universidad de San Carlos de Guatemala, fundada en 1676, aunque la docencia se inició cinco años más tarde, en el Colegio Mayor de Santo Tomás, a cargo de los frailes dominicos, hoy reconstruido y remodelado como centro cultural de la citada casa de estudios. Debe anotarse, además, que en 1687 el papa Inocencio X otorgó a la Universidad la categoría de Pontificia. Luego de los sismos de 1751, el inmueble donde aquella funcionaba quedó destruido por completo, y se edificó entonces una de las construcciones más sólidas de la ciudad, vecina al Colegio Tridentino. El edificio casi no sufrió daños a causa de los terremotos de 1773, y siguió en funciones hasta 1775, cuando a la Universidad se le ordenó trasladarse a la Nueva Guatemala de la Asunción. La Casa de los Leones, así llamada a causa de su peculiar fachada, es uno de los pocos restos de arquitectura civil que se conservan en la rancia ciudad. Se encuentra en la Calle de Santa Catalina, y aloja hoy al hotel Posada de Don Rodrigo, junto con otras dos casas coloniales. Esta Casa, declarada un monumento histórico por la exquisitez de su arquitectura, fue la residencia de don Juan Bautista Alvarez de las Asturias. Dos leones esculpidos en piedra adornan la puerta principal, y adentro, en el recinto del hotel, admiramos una cuidadosa restauración. Se avanza por hermosos pasillos adornados con plantas verdes, y se disfruta de una bella fuente. Parte del mobiliario procede de la época colonial, así como otros adornos e instrumentos, además de los balcones y puertas de gran belleza.
Detalle de fachada principal de las Ruinas de la Iglesia del Carmen. LMeléndez.
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Alfombra elaborada con aserrĂn, utilizada para un cortejo procesional durante Semana Santa. LMelĂŠndez.
Detalle de marco de piedra de arquitectura barroca en las ruinas de la antigua catedral de Antigua Guatemala. ICastro.
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El convento de monjas llamado de La Inmaculada Concepción de María (popularmente conocido como La Concepción), se ubica en la salida poniente de la ciudad, y ocupó un extenso predio. Fue el primer convento de mujeres que hubo en la ciudad colonial, y aunque ya estaba construido para el año 1620, el templo no se terminó sino hasta 1729. Lo fundaron una abadesa y tres monjas procedentes de México. En el recinto se instruía a las religiosas en asuntos religiosos, música, coro, costura y cocina. Este convento era de los más lujosos de la ciudad, y llegó a albergar a más de cien monjas y 140 pupilas, además de 700 criadas, lo que da una idea de la suntuosidad del convento. Es célebre porque una de las monjas fue la poetisa Sor Juana de Maldonado y Paz (1598-1666), quien -se dice- llegó a contar con una verdadera mansión dentro del convento. En 1535, traídos por el obispo Francisco Marroquín, vinieron a Guatemala cuatro dominicos, ente ellos fray Bartolomé de las Casas, a quien se le encargó que continuara la obra que en 1529 inició fray Domingo de Betanzos. Se fundó entonces el que llegaría a ser el convento más grande y rico de la ciudad. Al final de la 2ª. calle oriente se conservan las ruinas de la iglesia y del monasterio. El templo era, sin duda, de gran belleza, y en su interior habían excelentes obras de imaginería que luego fueron trasladadas a la nueva capital. En la fachada, dos torres, en una de las cuales se exhibía el primer reloj traído a Guatemala, por fray Domingo Azcona, en 1553. El claustro del monasterio aún guarda una hermosa fuente decorada con azulejos genoveses. Hoy día, el complejo ha sido restaurado, dando paso a un centro cultural y a uno de los hoteles más importantes de la ciudad. El convento de Nuestra Señora Santa Catalina Virgen y Mártir se estableció en 1606, en el sitio que luego ocupó la Iglesia de San Agustín, a dos cuadras de la Plaza Mayor. El 10 de mayo de 1613 se trasladó al lugar que ocupó hasta 1773, sobre la avenida que de la Plaza Mayor conduce al templo de La Merced. Fue el segundo convento para mujeres que se fundó en La Antigua, y la cantidad de monjas fue creciendo tanto que resultó necesario comprar otro edificio, frente al que ya existía. Se construyó entonces el Arco de Santa Catalina, estrenado el 15 de septiembre de 1647, uno de los principales atractivos de la ciudad colonial, a tan solo dos cuadras de la Plaza Central. Este arco, por el que corre un pasadizo, cumplía con el fin de que las monjas pudiesen trasladarse, sin ser vistas, desde el claustro
hasta la capilla y el colegio. El arco sufrió serios daños durante los terremotos de Santa Marta, pero fue reparado en 1853. La iglesia y monasterio de Nuestra Señora de Las Mercedes se encuentra a tres cuadras de la Plaza Mayor, sobre la 1ª. calle. Fue este el primer monasterio para hombres establecido en la ciudad, y la construcción se inició en 1552, pero aunque se estrenó en 1760, no fue sino hasta 1767 que se terminó, debido a que, por los constantes sismos, frecuentemente se estaban realizando reconstrucciones. En su hermosa fachada barroca, de estuco amarillo y con motivos indígenas, única en Centroamérica, se encuentra en el nicho central la imagen de la patrona de la ciudad, Nuestra Señora de las Mercedes. Ocho columnas salomónicas, adornadas con un diseño de hojas, adornan también la fachada. El templo consta de tres naves y posee una cúpula realmente hermosa, además cuenta con dos torres de campanarios. Contiguo al templo se halla el monasterio, en el cual se encuentra la fuente más bella en toda Antigua Guatemala, y la más grande de Hispanoamérica, la cual posee una taza central de donde cae el agua. Cuando ocurrió la ruina de la ciudad, los retablos, pinturas, esculturas y otras obras fueron trasladados al nuevo templo de La Merced, en la Guatemala de la Asunción. En el antiguo templo de La Merced, se conserva la imagen de Jesús Nazareno, de Alonso de Paz. Cerca de La Merced están las ruinas del templo de San Sebastián. Afligidos por los constantes sismos que sacudían la ciudad, y en especial después de los de 1565, los habitantes de la ciudad decidieron erigir esta iglesia. Con este propósito, eligieron una pequeña colina, conocida como San Jerónimo. Estrenaron el templo en 1582, pero un terremoto lo derribó en 1689. Fue reconstruido y reestrenado el 18 de enero de 1692. Luego del traslado de la urbe, otro sismo lo destruyó en 1874, y hasta nuestros días no se conservan más que las ruinas de sus muros laterales. Ubicados al final de la primera calle poniente, se encuentran los restos del que fuera conocido como Convento del Colegio de Cristo de Recoletos de Nuestro Padre de San Francisco. En 1685, llegaron a Guatemala los frailes recoletos, con la intención de establecer aquí su misión. Estuvieron viviendo por cuatro años en El Calvario, y la falta de fondos no les permitió poner la primera piedra de su convento hasta en 1701. Se establecieron mientras tanto en un rancho con techo de paja. Lograron, con todo,
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erigir un templo y un convento de gran dimensión, hoy totalmente en ruinas. El Colegio, Iglesia y Convento de la Compañía de Jesús formaban un complejo arquitectónico sobresaliente, que abarcaba una manzana, el cual se encuentra parcialmente en ruinas. El 18 de julio de 1626, los jesuitas estrenaron el templo de la Compañía de Jesús, ubicado en la 4ª. calle oriente, a una cuadra de la Plaza Mayor. La iglesia era de singular construcción; en la fachada, destacaban estatuas de estuco, y en las bóvedas subterráneas fueron sepultados jesuitas y personas notables. Como se sabe, los jesuitas fueron expulsados de los dominios españoles en 1767, pocos años antes de los terremotos de Santa Marta, que dieron por tierra con el citado complejo. Dado el abandono en que cayó la ciudad, el atrio del referido templo y los restos del colegio y del convento fueron utilizados hasta hace poco tiempo como un mercado. El colegio alcanzó notable calidad, y en él enseñó el gran poeta neoclásico Rafael Landívar. En la década de 1990, parte de los claustros y salones fueron restaurados por la Agencia Española de Cooperación Internacional, y se convirtió al edificio en un centro cultural de primer orden. La Orden de los Frailes Menores -franciscanos- fue una de las primeras que se establecieron en la antigua ciudad, en 1542, aunque, como hemos visto, otra rama de ellos fundó mucho tiempo después el convento recoleto. En un principio, los franciscanos se instalaron en la Escuela de Cristo, templo y convento que hoy se halla en funciones. Luego, se trasladaron al lugar que hoy ocupan, en la 7ª. calle oriente y 1ª. avenida sur. Desde 1575, se impartían cátedras de Filosofía, Teología y Cánones, en su primera Casa de Estudios, ubicada en la Capilla de San Buenaventura, y en 1579 se iniciaron los trabajos de construcción del templo, que hoy se aprecia inmerso en las ruinas del que fue Convento de los Frailes Menores, uno de los más grandes de la Ciudad de Santiago. El templo fue reconstruido en la década de 1960, en medio de airadas protestas de numerosos profesionales y estudiantes universitarios, que se inclinaban por la decorosa conservación y mantenimiento de las ruinas. De todas formas, hoy cabe admirar la imponente fachada central, con hermosas columnas salomónicas almohadilladas, y con dieciséis nichos, aparte del colocado sobre la puerta.
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Se puede observar, además, la gran ventana que daba al coro alto. En este templo se encuentra la Capilla de la Tercera Orden, donde descansan los restos del Santo Hermano Pedro de San José de Betancourt, además del museo del Santo Hermano Pedro, donde se conservan algunas de las pertenencias del santo. Atrás de San Francisco están las ruinas de la Ermita de la Santa Cruz, cuyos orígenes datan de 1664, cuando unos frailes dominicos pidieron autorización para edificar en el barrio de Santa Cruz un nuevo edificio con fines conventuales, para atender a los pobladores del barrio: indígenas, mulatos y mestizos. Los restos del templo permiten valorar la belleza que poseyó. Desde la década de 1950 la fachada recibe cuidados especiales, ya que sirve como fondo para presentación de obras teatrales, musicales y similares. En San Francisco comienza la Calle de los Pasos, llamada así porque a lo largo de ella se levantan pequeñas capillas que contienen los pasos del Vía Crucis, devoción que, en remotos siglos, practicaba, siguiendo esta ruta, el Santo Hermano Pedro. Justamente en esta calle se localiza el templo de la Escuela de Cristo, a cargo, desde 1689, de la Congregación de San Felipe de Neri. Su estilo y los materiales de la construcción establecen notables diferencias con el resto de templos antigüeños, excepto el de Capuchinas. Y es que ambas estuvieron a cargo del notable maestro Diego de Porres. Atrás de la Escuela de Cristo se levantan la iglesia y el convento, reconstruidos, de la orden betlemita, fundada por el santo Hermano Pedro. Por cierto que a pocos metros del templo hay una pequeña casa donde él se alojó por algún tiempo y en la cual murió en 1667. El templo cuenta con una fachada colorida, de rasgos barrocos, y es amplio, de una sola nave. El convento se emplea para fines educativos y de formación religiosa. Ya cuando la Calle de los Pasos desemboca en la Alameda del Calvario, asoman las ruinas del templo de Nuestra Señora de los Remedios, es uno de los primeros que hubo en la ciudad (la construcción comenzó circa 1575). Tuvo la categoría de parroquia, prestó especial atención a los indígenas y la atendió la Orden de los Frailes Agustinos. La hermosa Alameda del Calvario termina en la Ermita de El Calvario, un templo sencillo, con una sola nave. Construido a solicitud de los franciscanos, como culminación de las capillas del Vía Crucis, situadas a lo largo de la calle de Los Pasos. La obra primera data del siglo XVII, y fue abatida por el terremoto de 1717. Se
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Vista de la 5ª. avenida norte, conocida actualmente como Calle del Arco. LMeléndez.
edificó una nueva ermita finalizada en 1720. El Calvario fue lugar donde habitó por algún tiempo el santo Hermano Pedro, quien sembró el árbol de esquisúchil que allí se conserva con esmero. Del templo de San José el Viejo, localizado en la 5ª. avenida sur, al final de la 8ª. calle poniente, se conservan solamente las ruinas de la fachada y los muros. La fachada cuenta con dos torres gemelas que sostienen a los campanarios columnas con detalles circulares, aunque no en espiral como las columnas salomónicas. Se sabe que tuvo retablos de importante valor artístico. La iglesia data de 1762, y recientemente ha sido objeto de trabajos de mantenimiento. Sin temor a equivocarse, se puede afirmar que San José el Viejo es un tesoro que pasa inadvertido para mucha gente. El Templo y Monasterio Femenino de Clausura de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (Capuchinas), el último que se fundó en Santiago de Guatemala, se encuentra en la 2ª. avenida norte y 2ª. calle oriente. Es una obra monumental y muy bien conservada. La licencia de construcción data de 1725, y la obra corrió a cargo de Diego de Porres. La iglesia de Capuchinas, a diferencia de la mayoría de las de la urbe de Santiago, está revestida de piedra tallada
y cuenta con una sola nave central, con una entrada por el lado de la fachada y otra por su lado sur. El coro alto se colocó sobre la entrada principal, de cara al altar mayor; el coro bajo estaba a la par del clérigo, y detrás del atrio, la sacristía, que comunicaba a la casa del capellán. Tanto el templo como el convento están construidos con piedra, en un estilo herreriano, reminiscencia de El Escorial. Situada al norte de la fachada de la iglesia está la portería, única entrada y salida al convento, donde una puerta da a la calle, y la otra al monasterio. A la par de esta puerta interior se encuentran el locutorio y el torno, única vía de comunicación de las monjas con sus parientes, y por donde se intercambiaban objetos. La puerta interior comunica al claustro: con sus columnas toscanas se forman cinco arcos de medio punto en cada uno de los cuatro lados del patio principal. Subiendo las gradas del claustro se accede a la segunda planta, hoy día descubierta, y por donde se pasa al coro alto por el lado sur, y a los dormitorios, por el lado norte. Desprovistos ya de paredes divisorias, se puede apreciar en los muros que hoy día se conservan, que cada una de las cuarenta y ocho celdas contaba con una pequeña ventana y un nicho cuadrado.
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Desde la parte baja del claustro es posible también ingresar a un patio donde se sitúa la cocina, y la entrada a la edificación más característica de este monasterio, una torre, casi circular (con 12 m de diámetro), de tres plantas. La primera planta es semisubterránea, y algunos sugieren que probablemente fue utilizada como despensa. Al pie de las gradas que conducen a esta hay una habitación en forma de anillo, que posee en el centro un pilar de más de 3 m de diámetro y una ventana que da hacia el este. En la segunda planta, se encuentra un patio circular, alrededor del cual se erigen dieciocho celdas, todas diferentes, aunque similares. Estas celdas tienen uno o dos pequeños armarios, un nicho con una pequeña abertura tubular en la parte superior, para la salida del humo de las velas que allí se colocaban, y un retrete que conectaba al sistema de desagües de todo el edificio, y finalmente, al sistema de drenajes de la ciudad. Por la parte exterior de la torre se localizan diecisiete hornacinas con un orificio en la parte superior de la bóveda, y dos anillos de piedra a los lados. La finalidad imprecisa de las celdas, así como de las hornacinas exteriores, ha hecho que a esta torre se le conozca como “Torre de Retiro”, “Torre del Noviciado”, e incluso “Torre del Martirio”. Subiendo por las gradas que dan a la segunda planta, se puede llegar a observar el sistema hidráulico que caracteriza este edificio, el cual rodea la torre, al igual que el sistema de desagües. Este conjunto constituye la parte más original del monasterio. Los tres pisos, sostenidos por una sola columna circular situada en el sótano, constituyen una audaz característica estructural. Muy cerca de este convento aparecen las ruinas de la ermita de Nuestra Señora del Carmen, cuya construcción se inició en 1638. Los sismos forzaron varias veces el reinicio de las obras, hasta concluirlas en 1728. Fue una de las más bellas y ricas iglesias de la ciudad, y hoy solamente se puede apreciar la fachada, de ladrillo, cubierta de estuco, con columnas de los órdenes dórico y jónico. La Ciudad de Santiago Al caminar por la Antigua Guatemala es posible apreciar, casi desde cualquier sitio, el majestuoso Volcán de Agua. Tras los grandes paredones de las casas, adornados con las buganvilias que se cruzan en la perspectiva, se alza el Gran Hunahpú, volcán extinto, que posee uno de los conos montañosos más perfectos del mundo. Se encuentra a pocos kilómetros de La Antigua Guatemala, y para ascender a él, por lo general hay que ir al pueblo de Santa María de Jesús. El camino hasta la cumbre puede tomar unas tres horas a pie, desde el final de la calle asfaltada. Sin embargo, es posible ascender en mula. De cualquier manera, el camino de ascenso hacia la cresta es una experiencia inolvidable. Al subir se van atravesando los cultivos de café y maíz y las vistas del pueblo y los alrededores es impresionante. Para llegar a la cumbre, la cual se encuentra a una altitud de 3,765 msnm, existe una vereda que atraviesa el bosque, pero mientras más se sube, es preciso recurrir a senderos, que se vuelven cada vez más estrechos y resbalosos (debido a la humedad del lugar). Al llegar a la cumbre, se observa una serie de cruces que finalmente terminan en una capilla de piedra en la cima del volcán. La vista es maravillosa, aunque el frío puede volverse intenso. Semana Santa en La Antigua Guatemala La Semana Santa se vive en La Antigua de manera especial, y las celebraciones son, sin lugar a dudas, un acontecimiento inolvidable, lleno de tradición y belleza, que año tras año atraen a miles de fieles y de turistas para presenciarlas. Una amplia gama de hechos han surgido alrededor del sentimiento de penitencia que se vive en esta época: leyendas, platillos típicos, elaboración de alfombras y, sobre todo, las procesiones, que aunque tienen una gran influencia española, han tomado diferentes matices en estas tierras.
Vista desde el segundo nivel de la fuente y patio principal del antiguo convento de Capuchinas. LMeléndez.
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Desde hace siglos, los católicos, en actitud de mortificación, y preparándose para celebrar la Resurrección, ayunaban y se abstenían de carnes rojas el Miércoles de Ceniza, los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo. A raíz de esta tradición, empezaron a elaborarse diversidad de patillos a base de pescado, verduras, huevo, azúcar. Así se gestó un recetario culinario peculiar, no solo en La Antigua sino en todos los países de tradición católica. Durante la Semana Mayor, miles de personas se congregan en las calles empedradas de La Antigua, para elaborar las alfombras de aserrín y de flores, por donde más tarde pasarán en procesión las imágenes de Jesús y la Virgen María. Las alfombras de esta ciudad son extraordinarias y constituyen una ofrenda de gratitud de los fieles, a la vez que un arduo proceso de elaboración asumido con sentido penitencial. En verdad, las procesiones abundan durante la Cuaresma, pero culminan en la Semana Santa. Una banda de música interpreta hermosas marchas fúnebres que acompañan los cortejos sacros, y tras una cortina de humo con olor a incienso, aparecen los penitentes, en Guatemala llamados “cucuruchos”, ataviados con túnicas, cargando, o dispuestos a cargar, la imagen del Nazareno. Las alfombras, cuya elaboración ha sido concluida luego de largas horas de trabajo, sucumben ante el paso de los penitentes con el Cristo en andas. Tras la imagen de Jesús asoman las de la Virgen Dolorosa, San Juan Apóstol y María Magdalena, y tras ellas va otra banda de música. La ciudad vive una semana peculiar, sobre todo el Jueves y el Viernes Santos, en una atmósfera donde se funden, en peculiar sincretismo, el fervor sagrado y las tradiciones seculares. Sin duda, vale la pena vivir la Semana Santa antigüeña.
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Arriba derecha. Vista de cuarto subterráneo y marco de piedra maciza de Antigua Guatemala. LMeléndez. Abajo derecha. Detalle de cerradura y textura de una puerta tradicional de Antigua Guatemala. LMeléndez. Izquierda. Vista del patio secundario de las ruinas de la Iglesia de Santa Clara. Antigua Guatemala. LMeléndez.
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Las Verapaces Las Verapaces, que actualmente abarcan los departamentos de Alta y Baja Verapaz, corresponden a un territorio donde, en la época precolombina, habían varias zonas donde se empleaban varias lenguas. No se trataba pues, de un solo territorio. Se ha afirmado repetidamente que los frailes dominicos dominaron por medios pacíficos toda la región hoy llamada Verapaz, pero esta aseveración solo es parcialmente cierta. La tarea de los dominicos se limitó primeramente a los territorios que hoy se llaman Rabinal (de lengua k’iche’) y Tezulutlán (de lengua poqomchi’), que, según parece, corresponde a la zona que tiene hoy su centro en Tucurú. Dado el feliz resultado de este proceso, se extendió hacia el norte, en la zona de lengua q’eqchi’. Los frailes se sirvieron de intermediarios indígenas de regiones vecinas; luego, arribaron ellos, y emplearon cantos en idiomas nativos juntamente con un trato amistoso. Este proceso pacificador ocurrió de 1538 a 1545, y contó en parte con la participación de fray Bartolomé de las Casas, aunque él no figuró en la etapa más ardua, pues en 1544 fue consagrado obispo de Chiapas. En resumen, se ha exagerado la función pacificadora de los frailes, máxime que en 1558 hubieron de aceptar la necesidad de la conquista y pacificación por medio de las armas. En todo caso, la tarea de los frailes contribuyó a que en esta región pudieran conservarse elementos propios de la tradición indígena precolombina que han trascendido hasta el día de hoy, como la peculiar obra teatral Rabinal Achi’ (en Baja Verapaz) y el Paa Banc (en Alta Verapaz), ceremonia durante la cual se transfieren los cargos para la administración de la cofradía, y los participantes se comprometen a mantener la fe y las costumbres de su pueblo. El 15 de enero de 1547 se confirmó el nombre de Verapaz (producto de la unión de los vocablos latinos “vera” y “paz”), a las Provincias de Lacandón, Teculutlán, Cobán y Acalá. Más de tres siglos después, el 4 de mayo de 1877, durante el gobierno del General Justo Rufino Barrios, se dividieron las Verapaces, para constituir los departamentos ya citados.
Vista de las Lagunas de Sepalau. Chisec. Alta Verapaz. LMeléndez.
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De manera que la historia de ambos departamentos está fuertemente relacionada, por lo menos hasta las primeras décadas del siglo XIX. Como parte de esta historia, compartieron un fenómeno común a las tierras de dominio hispano: la distribución de indígenas en diferentes pueblos, la cual perseguía asegurar los tributos a la Corona. Siglos después, en 1823, cuando ya se había alcanzado la Independencia, y se fundaron Las Provincias Unidas del Centro de América, ciertos gobernantes veían en la inmigración y la colonización los medios para lograr el desarrollo de la región. Así, el 29 de abril de 1834, el gobierno del doctor Mariano Gálvez (1794-1865), jefe del Estado de Guatemala de 1831 a 1838, por resolución de la Asamblea Legislativa, decretó una ley que promueve la colonización del departamento de Verapaz, de Livingston y de Santo Tomás. Los incentivos a estos colonos eran tierras y todos los recursos naturales de la región. Vinieron entonces belgas, y algunos alemanes, quienes encontraron un ambiente hostil, diferente al que les habían prometido. Unos murieron, otros migraron a Belice, varios regresaron a Europa y Estados Unidos, y unos más probaron suerte en lo que hoy es Alta Verapaz. Con el afianzamiento del gobierno surgido de la Reforma Liberal iniciada en 1871, la migración germana a la región de las Verapaces se fue incrementando bajo la protección estatal. Muchas familias de Alemania viajaron a las Verapaces y a otras partes del país con el objetivo de “ayudar” al país a salir de su atraso. Con el amparo de una serie de exoneraciones fiscales y con su tenacidad para el trabajo, aprovechando la mano de obra barata del indígena, desarrollaron los alemanes grandes plantaciones de café, principalmente en Alta Verapaz. Esto trajo adelantos en la infraestructura y un aumento de la población, con el obligado mestizaje y la fusión de las costumbres foráneas y las nativas. Alta Verapaz El departamento de Alta Verapaz cuenta con una superficie de 8,686 km², distribuidos en 16 municipios. El 93% de los 983,479 habitantes se distribuyen entre los grupos étnicos q’eqchi’ y poqomchi’. Con uno de los mayores porcentajes de población indígena, este departamento cuenta con una gran riqueza cultural, como sus danzas folclóricas y su gastronomía, en la cual es digno de mención el kaq ik, un platillo caldoso elaborado con chunte (pavo), y el boj, un licor ceremonial preparado con caña de azúcar. También sobresalen, por su belleza, los bosques de liquidámbar, así como otros atractivos naturales, por ejemplo los ríos, las cataratas y
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las cavernas, tan características de la Alta Verapaz, que además abriga a una de las orquídeas más bellas del mundo, la Monja Blanca, Flor Nacional. El área continúa distinguiéndose por los cultivos de cardamomo y café, el cual, hasta mediados del siglo XX, se transportaba hasta Izabal en el Ferrocarril Verapaz, construido por los alemanes a partir de 1884. Consecuencia de la presencia germana fue, gracias al ferrocarril, el desarrollo de la cuenca del Polochic, área donde aquellos tendieron la vía férrea, que transitaba de Panjanché a Panzós. Por su topografía, el departamento de Alta Verapaz presenta variados climas, entre cálido y frío; además, es uno de los más húmedos de Guatemala. Gracias a estas características, se cultivan con éxito café, maíz, frijol, cardamomo, té, chile, cacao, legumbres y pimienta. El territorio es muy quebrado, con numerosas montañas y cerros que forman grandes embudos, hondonadas y barrancos, lo que, sumado a la humedad, favorece la formación de gran cantidad de ríos y cavernas, siendo característica de este departamento la existencia de ríos subterráneos, que aparecen y desaparecen entre las montañas. Además, la bruma parece ir bajando de las montañas y enfría el ambiente. El macizo montañoso se yergue como un frente contra los vientos del Norte, lo cual propicia una muy fina y constante llovizna llamada “chipi-chipi”, que singulariza a la región. Más allá de lo singular y atractivo que pueda parecer el chipi-chipi, este fenómeno contribuye enormemente a la fertilidad de la tierra, ya que, aunque es constante, sin lavar los componentes orgánicos, la humedece paulatinamente. Cobán En el municipio de Cobán, se asienta la cabecera departamental del mismo nombre, a 212 km de distancia de la ciudad capital, por la Carretera del Atlántico y por la CA-14. Situada a 1,316.91 msnm, fue fundada cuando los dominicos entraron a la ciudad y empezaron a congregar a las gentes para edificar las iglesias. Se desconoce con exactitud la fecha de fundación, pero algunos consideran que fue el 19 de mayo de 1544; sin embargo, la Catedral, dedicada al Patrono de la ciudad, santo Domingo de Guzmán, data de fechas anteriores. El 8 de agosto se celebra la fiesta en honor a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores (dominicos), pero la tradición cobanera conmemora a su patrono el 4 de ese mes, que era la fecha dedicada a ese santo antes de la reforma litúrgica generada por el Segundo Concilio Vaticano. A partir del 31 de julio se desarrolla el Festival
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Nacional del Folclore, durante el cual se elige anualmente a la Rabin Ajau (hija del rey), y se presentan las danzas folclóricas de El Venado, Los Moros y El Jaguar. Además de la Catedral, en Cobán sobresalen la Iglesia del Calvario. La primera y su convento se empezaron a construir durante los inicios de la colonia, en 1543, y ha sido reconstruida en varias ocasiones. En el antiguo convento se celebran hoy día exposiciones artísticas y actividades culturales, mientras que la iglesia es la sede del obispo de las Verapaces. En la fachada de la Catedral se puede observar el escudo de la orden de los dominicos, mientras en su interior, como una muestra de la imaginería de estilo barroco, se aprecia la imagen de la Virgen del Rosario, así como bellos retablos. En esta iglesia se encuentra, además, una colección de joyas fabricadas en plata, que datan de mediados del siglo XVI, entre ellas misales y candeleros. Un dato curioso respecto de este templo es la inscripción que figura en una campana de hierro: (“…fabricada por el Maestro Martín… solo por milagro de Nuestro Señor…”), realizada en 1772 por un fraile dominico inexperto en este tipo de tareas. Esta campana, hoy día rota, repicó con júbilo el día en que el Emperador Carlos V nombró a Cobán como “Ciudad Imperial”. La Iglesia del Calvario, por su parte, fue construida en 1810. Está situada en la cima de una colina desde donde se tiene un excelente panorama de la ciudad. Una escalinata que conduce al templo se alumbra con cientos de velas durante tres días de diciembre (el 7, el 24 y el 31), y en el recorrido por las más de 130 gradas que la forman se pueden observar plumas de aves que han sido sacrificadas por los indígenas, como una ofrenda a Dios, mientras en el interior del templo se venera al Cristo del Calvario, obra del maestro Quirio Cataño. Parque Nacional Laguna Lachua Aproximadamente a 145 km de la ciudad de Cobán, entre los ríos Tebolay y Chixoy y las montañas Peyán y Nueve Cerros, se encuentra el Parque Nacional Laguna Lachuá, “El espejo del cielo en mitad de la selva”. Políticamente pertenece al municipio de Cobán, y para llegar ahí deben recorrerse 85 km asfaltados y 60 km de terracería, y luego, efectuar una caminata por 4,800 m, a través de un sendero interpretativo. Este Parque constituye una de las mejores reservas ecológicas de Guatemala, representativa de los ecosistemas naturales característicos de la franja transversal del Norte desde tiempos anteriores a la colonia. Con características únicas de diversidad biológica y una impresionante
Muelle que conduce al mirador de la Laguna de Lachua. Alta Verapaz. LMeléndez.
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belleza que se ha mantenido gracias a los programas de conservación que responden al acuerdo Ministerial 107-96, del 13 de septiembre de 1996, donde se logró declararlo como Parque Nacional. Su área de influencia ocupa una extensión territorial de 58,804.32 ha, donde tienen su hábitat más de 100 especies arbóreas, 130 de mamíferos, 298 de aves, 30 de hongos y gran variedad de especies acuáticas poco conocidas, tales como los sábalos gigantes. Existe en el Parque una laguna de aproximadamente 5 km², cuyas aguas cristalinas color turquesa se funden con el verdor del bosque primario que la rodea, el cual se ha logrado mantener en muy buen estado. Sin embargo, en las periferias del Parque se asientan alrededor 23 comunidades, predominantemente q’eqchi’es, en lo que se denomina Zona de Influencia, cuyo crecimiento ha influido en la escasez de tierras para su subsistencia, aumentando la presión sobre el Parque y los recursos naturales. San Pedro Carchá A 292 km de la ciudad capital se encuentra San Pedro Carchá, famoso por la elaboración de trabajos en filigrana de plata. En los 6 km que lo separan de Cobán se pueden apreciar los maravillosos paisajes que ofrecen los bosques de coníferas y el Río Cahabón. El municipio fue fundado en 1544, cuando en su cabecera se inició la construcción de la primera iglesia y el trazo de los barrios. Convergen en esta cabecera municipal varios estilos arquitectónicos que dan fe de su historia: el puente Chixtún y la Catedral datan de la época colonial, mientras que muchas hermosas casas hacen evocar la estancia de los alemanes en esta zona, donde se cultiva café y cardamomo. En este poblado se encuentra, además, el Templo Parroquial de San Pedro Apóstol, de estilo neoclásico e inaugurado en 1889. Sobresalen en esta iglesia un Crucifijo dorado y el altar mayor, elaborado en mármol. Tactic Este municipio, situado a 29 km de Cobán, perteneció inicialmente al departamento de Baja Verapaz, hasta que el 10 de diciembre de 1877 pasó a ser parte de la jurisdicción de Alta Verapaz. En Tactic, la mayoría de sus habitantes habla el idioma poqomchi’; se destacan por la gran calidad de sus tejidos -elaborados en telares de cintura-, así como por los trabajos artesanales de platería y por ser un municipio dedicado a la ganadería y a la agricultura, además de que el Río Cahabón nace en esta circunscripción y constituye, más adelante, uno de los principales afluentes del Río Polochic.
Tactic ha sido considerado la puerta del departamento de Alta Verapaz, y con gran razón, ya que al visitar esta tierra, sobresale, como señal de entrada en la región, el cerro ChiIxim. En la cima de este se encuentra el templo del mismo nombre, construido entre 1618 y 1628, adentro del cual se conservan hermosas piezas talladas en madera y un altar precioso de color dorado. Desde el atrio del templo puede observarse el pueblo, el cual fue instituido en 1545, con la celebración de los primeros bautizos. Otro atractivo de este municipio es el Pozo Vivo, un nacimiento de agua de poco caudal, con no más de un metro de profundidad. Aunque el bosque en este lugar no reviste mayor belleza, y el pozo podría incluso pasar inadvertido, este ha estado envuelto en misterio, y causa gran admiración entre quienes lo visitan, a causa de la repentina fuerza con que se agitan sus aguas cuando alguien se aproxima, cuando se provoca algún ruido o cuando se lanza algún objeto al pozo. Más admirable es el hecho de que las aguas no se enturbian ante tal agitación, y en la superficie parecieran mantenerse en calma. Este fenómeno, atribuible a las condiciones del terreno donde se encuentra el pozo, que mide alrededor de 18 m de diámetro, ha dado origen a varias creencias, entre las que destaca la capacidad del pozo para conceder deseos a todo aquel que con profunda fe se los pida. Lanquín A 275 km de la ciudad capital, y 63 km de Cobán, se encuentra San Agustín Lanquín, uno de los 16 municipios de Alta Verapaz, frecuentemente nombrado únicamente como Lanquín, y al cual se le denomina “tierra de bellezas naturales”. Es un sitio muy visitado, sobre todo por la belleza de dos de sus parajes naturales más importantes, el Parque Nacional Grutas de Lanquín, y el Monumento Natural Semuc Champey. El nombre de Lanquín -“tierra de pajonales “ o “envuelto en pajonales”- proviene de las voces q’eqchi’ lam y quim, que significan, respectivamente, “envuelto” y “pajonal” (aunque ‘lan’ puede ser también una modificación del prefijo locativo ‘pan’), pues aparentemente la cabecera municipal, en algún tiempo, estuvo rodeada de pajón. Parque Nacional Grutas de Lanquín Este sitio fue declarado Parque Nacional el 26 de mayo de 1956, pasando a ser una de las primeras áreas protegidas de Guatemala. Las Cuevas o Grutas de Lanquín son
Arriba y abajo: Pozas de Semuc Champey. AUrbina Siguiente Página: Laguna de Lachua. Alta Verapaz. LMeléndez.
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las cavernas más conocidas de Guatemala, y de ellas -aparentemente- nace el Río Lanquín, del cual, aunque corre a través de las grutas, no se conoce su verdadero origen. Las cuevas forman un fascinante entretejido de pasadizos y criptas en cuyo recorrido destaca una serie de formaciones calcáreas; estalagmitas y estalactitas a las que la naturaleza ha dado formas caprichosas; además, el juego de luces y sombras que se crea con las velas y lámparas que guían a los visitantes recibe algunos nombres de animales. El camino a través de las grutas es resbaladizo, penumbroso, entre estrechos pasadizos y escalinatas inclinadas que tienen barandales de hierro, todo ello rodeado a veces por peñones de formas extrañas; oscuro en ocasiones, para avanzar hay que servirse de lámparas y velas, lo cual da al recorrido un efecto peculiar. Al igual que el origen del río, estas grutas están llenas del misticismo característico de las culturas de ascendencia maya. Son un sitio sagrado para los q’eqchi’es, quienes
desde hace siglos efectúan ahí ritos espirituales, pues las consideran el “Corazón del cielo”, y creen, además, que en estas grutas, aparentemente sin fin, se esconde el secreto de los siglos. Acerca de estas grutas han surgido leyendas… Por ejemplo, se cuenta que Qawa’b’eelel Jul es un ermitaño, dueño de las grutas, que vive entre las cuevas y que sale por las noches al pueblo, llorando y lamentándose. También se dice que este personaje atrae a los niños hacia las grutas, quienes nunca vuelven a salir. Semuc Champey Es por demás justificada la categoría de Monumento Natural concedida a este sitio. Al encontrarse en este paraje, la mayoría de personas quizás no imaginen que se hallan sobre un puente natural, y que debajo del mismo pasa el Río Cahabón -el mismo que aguas arriba corre furioso entre la montaña-, para reaparecer unos
De Izquierda a derecha. Laguna de Lachua. Alta Verapaz. LMeléndez. Vista de las Lagunas de Sepalau. Chisec. Alta Verapaz. LMeléndez. Hábitat típico de nuestra Ave Nacional, El Quetzal, Pharomachrus mocinno mocinno. Bosque nuboso ubicado en el departamento de Baja Verapaz. LMeléndez.
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500 m aguas abajo, más apacible, como quien sale de un santuario. En este maravilloso lugar, ubicado 11 km al sur de Lanquín, habita una gran variedad de animales y plantas, entre los que se cuentan más de 100 especies de aves, 34 de mamíferos, 25 de reptiles y anfibios, 10 de peces y más de 120 de árboles y bejucos, dentro de un bosque tropical impresionante, de verdores variados, que se refleja en el agua de las siete pozas escalonadas que componen el monumento, las cuales alcanzan diferentes profundidades. Son alimentadas por varios riachuelos que bajan de la montaña y que más tarde, cuando finalizan su recorrido, nutren al Río Cahabón, dejándose caer vertiginosamente desde una catarata de unos 40 m de altura. Unas veces color turquesa, otras veces celeste, el agua en las pozas no siempre es del mismo color, pues este depende de la época del año, así como de la profundidad de la poza y del reflejo del bosque, de manera que es casi seguro que cuantas veces se visite este monumento, las imágenes serán diferentes. En este lugar admirable, además de nadar,
lo cual resulta realmente tentador, también cabe caminar por los senderos interpretativos, y admirar el monumental lugar desde los miradores; también funciona con un Centro de Visitantes, en el cual pueden encontrarse baños, cafetería, vestidores, letrinas, ranchos de madera, una modesta taquilla y parqueo. Chisec Chisec se encuentra a 290 km de la ciudad capital, a unos 78 km de Cobán. Está ubicado a 240 msnm, y su población es principalmente q´eqchi’. En este municipio se encuentra la red de ríos y cavernas subterráneas más grande de Latinoamérica, y se pueden visitar las Cuevas de Candelaria, las Cuevas de B´omb´il Pek y Jul Iq´, así como las Lagunas de Sepalau. Las Cuevas de Candelaria Candelaria Camposanto se encuentra ubicada entre Chisec y Raxruhá, dentro del Parque Nacional Cuevas de
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Candelaria. El Centro de Visitantes se halla a la orilla de la carretera, pero para llegar a la entrada se recorren cerca de 15 minutos a pie, dependiendo de las condiciones del visitante, ya que este recorrido se hace a través de un sendero con algún grado de dificultad. Finalmente, se arriba a la comunidad, donde aparecen dos cuevas secas de impresionante belleza denominadas Ventana de Seguridad y Cúpula de Murciélagos. En estas cuevas, de fácil acceso, se han detectado evidencias de que fueron utilizadas por los antiguos mayas para practicar ceremonias religiosas. Puede también observarse la huella que dejaran ríos antiguos, así como formaciones de estalactitas y estalagmitas, que simulan diferentes figuras, matizadas por los rayos del sol. Además, en esta comunidad existe un tramo subterráneo del Río Candelaria, cuyo recorrido se puede efectuar flotando en tubos, lo cual resulta una experiencia memorable. Hoy día, este sitio es de gran importancia para la espeleología y la arqueología, ya que cuenta con una amplia diversidad de especies animales y vegetales, así como más de 20 sitios arqueológicos. Cuevas de B´omb´il Pek y Jul Iq´ Como se ha podido notar, la zona de Las Verapaces se caracteriza por la gran cantidad de cuevas y cavernas que posee. Así, en el mismo municipio de Chisec se encuentra el sitio arqueológico B´omb´il Pek, a tan solo 2 km de la cabecera municipal, el cual no ha sido restaurado, pese a lo cual despierta el interés de muchos. Adentro de este sitio se localizan las cuevas B´omb´il Pek y Jul Iq´, a cargo de la Asociación Bomb’il Pek El Porvenir II. B´omb´il Pek, por su parte, es una cueva a la que se accede después de descender por un barranco, ya sea sirviéndose de rappel, o mediante una escalinata. La entrada a esta cueva se hizo posible luego de que en algún tiempo, desconocido, colapsara el techo de una de las antiguas cavernas. El recorrido es difícil, ya que parte de la aventura incluye escalar rocas y arrastrarse entre los pasajes angostos que conducen a los altares de la cultura maya, sitios donde se pueden observar vestigios de cerámica y las primeras pinturas rupestres que se han encontrado en las cuevas de Guatemala. En cambio, la cueva Jul Iq´, también llamada Cueva de Aire, es de fácil acceso. En ella se puede observar gran cantidad de formaciones rocosas, tales como cortinas de varios colores, piedras fluyentes, perlas, piletas, columnas y muchos tipos de estalactitas y estalagmitas.
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Lagunas de Sepalau El sistema de lagunas de Sepalau está ubicado en la comunidad Sepalau Cataltzul, a tan solo 8 km de la cabecera municipal de Chisec. Consta de cuatro lagunas de formación cárstica, al igual que las de Semuc Champey, y se caracterizan por sus aguas cristalinas, que envueltas por la selva, irradian un color turquesa excepcional que contrasta con el celeste del cielo despejado. Un bosque tropical primario, que alberga cientos de plantas y animales, rodea las lagunas, proporcionando al lugar un clima fresco. Para llegar a las lagunas existe un sendero interpretativo, que desde la comunidad de Sepalau conduce hasta ellas. Este recorrido se realiza en un tiempo de 30 a 40 minutos. Por cierto que durante el camino se pueden apreciar plantaciones de cardamomo, características de las Verapaces. También cabe observar gran variedad de aves y otras especies de fauna y flora, y el maravilloso paisaje que ofrece la Sierra de Chamá, que se divisa a lo lejos, así como refrescarse en las lagunas y disfrutar del bosque y el canto de las aves. Biosfera Sierra de las Minas Alta y Baja Verapaz, así como otros departamentos, comparten en su territorio la Reserva de Biosfera Sierra de las Minas, creada el 4 de octubre de 1990, y administrada actualmente por la Fundación Defensores de la Naturaleza. Esta Reserva, ubicada entre los valles de los ríos Polochic y Motagua, con elevaciones desde 3,015 msnm, ocupa un área aproximada de 242,642 ha, abarcando parte de Salamá, San Jerónimo y Purulhá, en Baja Verapaz; Morazán, San Agustín Acasaguastlán y San Cristóbal Acasaguastlán, en El Progreso; La Tinta y Panzós en Alta Verapaz; Los Amates y El Estor, en Izabal; Usumatlán, Teculután, Río Hondo y Gualán, en Zacapa. Se estima que en ella viven alrededor de 80,000 personas, ladinas en el lado Sur, y q’eqchi’es y poqomchi’es, en el Norte. Esta Reserva cuenta con el bosque nuboso más grande de Centroamérica, así como con una muestra fascinante de coníferas, robles y lauráceas, en cuyas ramas y troncos las epifitas se apoderan de los mejores asientos, en un clima favorable, mientras a sus pies, los musgos y los helechos complementan el cuadro. Desafortunadamente muchas de las especies florales están amenazadas, como el ciprés enano (Junniperus
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antiguos de Centroamérica. Con pendientes de hasta 70%, y las lluvias constantes, el riesgo de erosión es muy alto, por lo cual no son tierras aptas para la agricultura o el pastoreo, lo que las hace más propias para fines forestales. Baja Verapaz Baja Verapaz, con una población de 246,531 habitantes, está dividida políticamente en 8 municipios, que abarcan una superficie de 3,124 km². El 59% de los habitantes son indígenas de las etnias achi, poqomchi’, kaqchikel y k’iche’, y la historia de este departamento está muy ligada a la de Alta Verapaz, con la cual estuvo unida como parte de la Provincia de la Verapaz.
Habitante de la Laguna de Lachua. Rana arborícola de Ojos Rojos. Agalinix callydrias. LMeléndez.
Las fuentes básicas de la economía de Baja Verapaz son la agricultura y las artesanías. Entre los principales cultivos se encuentran el maíz, la manía, la caña de azúcar, el frijol y el tomate. De las artesanías, destacan la cerámica, los sombreros de palma, y, muy especialmente, las jícaras y los chinchines. Ambos se elaboran a partir de los morros, los cuales se abren, se lavan, se lijan, se pintan y se lustran con nij (un insecto del cual se extrae grasa); de acuerdo con el tamaño del morro, se hacen jícaras ceremoniales o chinchines pintados con humo de ocote. Culturalmente, Baja Verapaz es uno de los departamentos con mayor riqueza de bailes folclóricos, entre los que destaca el drama precolombino del Rabinal Achi’ o Baile del Tun.
comitana), el pinabete (Abies guatemalensis), el maple de Guatemala (Acer skutchii) y los encinos (Quercus skinneri y Quercus polymorpha). En el seno del bosque se cobijan por lo menos 885 especies de reptiles, aves y mamíferos, muchos de estos también en peligro de extinción, como el jaguar (Panthera onca), los monos aulladores (Alouatta palliata y Alouatta pigra) y el huitzitzil (Mazama americana).
La cabecera departamental, Salamá, se encuentra a 147 km de la capital, y está situada a 940 msnm. En k’iche’ su nombre original (Tz’alam’Ha’) significa “tablas sobre agua”, y aunque no se sabe con exactitud la fecha de su fundación, probablemente ocurrió en 1543. Figura significativa en su historia es fray Pedro de Angulo, primer obispo de Las Verapaces, cuyo deceso, sucedido en 1562, se conmemora cada Miércoles de Pascua.
Nacen en esta Reserva 63 ríos, que en la actualidad son utilizados para muchos fines, tales como riego de plantaciones de melón, sandía, tabaco, cardamomo, uva y otros cultivos propios de esa área. Son utilizados también por las hidroeléctricas instaladas en los ríos Pasabién y Chilascó, por la industria y en los poblados, y por supuesto, brindan hermosos paisajes y forman magníficas cascadas.
Salamá pasó a ser cabecera departamental el 4 de mayo de 1877, tras la separación de la Verapaz. Este municipio se localiza en el Valle de Urrán, rodeado de montañas de apariencia semi deforestada. El valle es atravesado por el Río Salamá, el cual divide la ciudad en dos partes que se comunican por medio del puente La Libertad. El clima en este municipio es variado, siendo más cálido hacia el Este y hacia el Sur que hacia el Norte, donde la vegetación es más densa.
Por otra parte, según Campbell (1982) los suelos de rocas paleozoicas de la Sierra de las Minas son los más
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El parque central de la cabecera departamental, punto de reunión de los pobladores y los turistas, posee amplios senderos, cuenta con lámparas de estructura antañona y con bancas de cemento a las cuales dan sombra numerosas palmeras. A uno de los costados del parque se encuentra la Iglesia Parroquial San Mateo, que data del siglo XVI. En el interior hay muestras de imaginería de ese siglo, y en la fachada, decorada con estuco, aparecen varios nichos que ahora están vacíos por el deterioro de las imágenes de madera que en otros tiempos los ocuparon, así como una ventana que da al coro alto. El campanario cuenta con tres campanas de diferente tamaño, visibles desde afuera a través de tres arcos de medio punto, enmarcados por dos columnas toscanas. El municipio de Salamá colinda con el de San Jerónimo, cuya importancia se ha puesto en valor como consecuencia de las obras de restauración de la Hacienda de San Jerónimo, que perteneció a los frailes dominicos. Particular importancia revisten el Ingenio Azucarero y la Iglesia de San Jerónimo, en cuyo interior aparecen retablos, imágenes y pinturas al óleo, que son joyas coloniales de estilo barroco.
Esta Hacienda data de 1560 y llegó a cobrar mucha importancia por la producción de cochinilla, azúcar y uvas, así como de vinos y otros licores. Fue ahí donde funcionó el primer ingenio azucarero de Guatemala y de Centroamérica, fundado a mediados del siglo XVI por los mencionados frailes. Llama la atención un acueducto de 120 arcos, que conducía el agua hacia el Trapiche de San Jerónimo, hoy convertido en el Museo Regional del Trapiche. Entorno Natural En su mayor parte, el territorio es atravesado por la Sierra de Chuacús, de manera que en Baja Verapaz las elevaciones varían entre los 300 msnm en Purulhá, y los 2,100 msnm a lo largo de la sierra. El departamento está irrigado por una gran cantidad de ríos, entre los que destacan el Río Chilascó, el Samalá y el Motagua, que lo delimita al Sur. El departamento presenta al menos tres zonas de vida, de manera que el clima predominante es cálido; en unas zonas, seco, mientras que en los bosques nubosos es húmedo.
Detalle de la Flor Nacional de Guatemala, Monja Blanca. Lycaste skinnerii. Baja Verapaz. Agalinix callydrias. LMeléndez.
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Biotopo Mario Dary Rivera BP-MB Sobre el km 161 de la ruta CA-14, a escasos metros de la carretera, en jurisdicción de Purulhá, se encuentra el Biotopo Mario Dary Rivera, conocido como Biotopo del Quetzal. Este fue establecido por la Universidad de San Carlos de Guatemala en 1979, como un refugio para el quetzal, ave símbolo de Guatemala. El proyecto fue desarrollado por el entonces director de la Escuela de Biología de dicha universidad, Mario Dary Rivera, con la finalidad de salvaguardar el hábitat cada vez más fragmentado y degradado de esta ave tan apreciada por los guatemaltecos, y así, asegurar la protección del quetzal. Luego de la muerte trágica del licenciado Dary, se le dio su nombre al Biotopo en 1983. Este consta de más de 3,000 ha de vegetación tropical húmeda, y forma parte del corredor biológico del bosque nuboso, que proporciona el hábitat al ave símbolo de Guatemala, el quetzal. En el biotopo existe un centro de visitantes, de donde parten dos senderos interpretativos, uno corto (1,800 m), al que se le denomina “Sendero los Helechos”, y otro largo (unos 3,500 m), llamado “Sendero los Musgos”, que permiten al visitante disfrutar de una caminata por el bosque, tan denso que en algunos tramos no deja pasar la luz del sol. La flora es por demás variada; cuenta, por ejemplo, con cipresillo (Podocarpus oleifolius), nogal de montaña (Alfaroa costaricensis), magnolia (Magnolia guatemalensis), y gran número de helechos, musgos, bromelias, orquídeas y otras epifitas, que crean una atmósfera húmeda y hacen sentirse al visitante internado en la selva. Hay además, en ambos senderos, algunas cascadas que forman pequeñas pozas y brindan gran frescura y serenidad. Aunque difícil, es posible observar al quetzal, con más probabilidad durante los meses de febrero a septiembre. El quetzal Quetzalli “hermosa pluma”, o kukul, como lo conocían los indígenas, es un ave que a lo largo de la historia de Guatemala ha tenido gran importancia. Pharamachrus mocinno mocinno, su nombre científico, se refiere, primeramente, al término que en griego significa “largo manto”, y que alude a su cola, pues mientras su cuerpo mide unos 30 cm, en el macho, las plumas de la cola pueden llegar a medir hasta 105 cm. La segunda parte del nombre científico hace referencia al naturalista mexicano José Mariano Mociño, quien llevó los primeros especímenes de quetzal a Europa. Los machos poseen una belleza sin igual, con larga cola de plumas iridiscentes color verdeazul y un pequeño y delicado penacho verde brillante; el pecho y el abdomen, de color rojo escarlata. La hembra tiene un colorido menos brillante; solamente las plumas de su abdomen 67
son rojas y no posee penacho. En vuelo, los quetzales dejan ver el plumaje blanco y negro que también poseen en la cola y las alas. Los mayas, para quienes el color verde era el color regio, utilizaban las plumas del quetzal para los penachos y capas de los gobernantes; tenían las plumas tanto valor, que en ocasiones se daban en trueque por oro, copal o jade. Ya desde aquellos tiempos remotos, esta ave era protegida, ya que aunque se permitía quitarles las plumas de la cola, no se autorizaba matarlos o mantenerlos cautivos.
Cataratas de Chilascó En el km 144.5 de la carretera CA-14 se encuentra el cruce que desvía hacia San Rafael Chilascó, aldea del municipio de Salamá. Los 12 km que conducen a esta aldea, ubicada en la Reserva Biosfera Sierra de las Minas, son de terracería, y se mantienen en condiciones aceptables durante la mayoría del año. Sin embargo, quienes pretenden visitar la Catarata de Chilascó deben considerar que el clima que prevalece en el bosque es húmedo, y durante la época lluviosa, visitar la catarata puede resultar difícil, pues la tierra se encuentra más
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húmeda que de costumbre, e incluso podría haber entonces algún camino fangoso adentro del bosque. Además, debe considerarse que la vegetación es densa, y la oscuridad y la lluvia puede presentarse antes de lo previsto. La historia de la comunidad de Chilascó se remonta a finales del siglo XIX, cuando soldados a las órdenes del general Reina Barrios llegaron para combatir a los indígenas, pero tras años de lucha acordaron la paz. El gobierno de Reina Barrios dio tierras a los combatientes, como recompensa a su lealtad. En consecuencia, se quedaron con sus familias en el terreno de 62 caballerías que el gobierno de Estrada Cabrera autorizó para que se estableciera Chilascó, en 1906. Hoy día, esta comunidad cuenta con 62 caballerías, y la principal fuente de ingresos económicos es la siembra de brócoli, coliflor, maíz, frijol, güisquil, papa, rábano y tomate. En 1935, los ecosistemas del lugar empezaron a ser severamente amenazados, pues bajo el régimen de Jorge Ubico Castañeda (1878-1946), presidente de Guatemala de 1931 a 1944, se ordenó que cada hombre talara cuatro manzanas anuales, pues, de lo contrario, tendría que pagar una multa o sería enviado a prisión por
Vista del Quetzal, Pharomachrus mocinno mocinno, escondido dentro de las copas de los árboles del bosque nuboso. Baja Verapaz. DAriano.
su desobediencia y “pereza”. Se extendieron entonces licencias para talar, las cuales costaban 10 centavos. Los hombres quemaban el sotobosque y luego, afanados, cortaban los árboles y avanzaban en el bosque cada vez más. Las nubes de humo se interponían entre la comunidad y el cielo, mientras cientos de animales perdían sus hogares y huían hacia las cumbres y las áreas más agrestes. Transcurrieron así varios años, y aun terminado el régimen ubiquista, la gente siguió talando. En 1990, la Fundación Defensores de la Naturaleza inició acciones para proteger la Sierra de Las Minas y la diversidad biológica que esta encierra, acabando entonces los incendios e iniciándose la historia del bosque nuboso más extenso de toda Centroamérica. En esta comunidad, que forma parte de la Sierra de Las Minas, se encuentra la Catarata de Chilascó, una de las más altas de Centroamérica, categoría que le fue dada en 1993. Mide 130 m de altura, y cuenta con cuatro caídas de agua, formadas por el Río Chilascó. Para llegar a la catarata, se recorre a pie un camino durante unas dos horas, a través del bosque nuboso. Para ello es aconsejable servirse de un guía, pues así resulta posible detenerse confiadamente a contemplar el bosque y respirar el aire fresco, en tanto que se descansa un poco de la caminata. Y puede ser que aparezca un quetzal, cosa que un guía sabe detectar. En este recorrido, entre la gran variedad de árboles y arbustos, algunas culebras y lagartijas pasan inadvertidas a los ojos del visitante, gracias a su excelente camuflaje, que les permite posarse en las ramas y las hojas mientras buscan algún rayo de sol. Según ya se dijo, llegar a las cataratas consume unas dos horas, pero si uno se detiene en el bosque y visita los talleres de las artesanas que elaboran canastos de vara y pino, puede llegarse a cinco horas. Incluso cerca del Río Concepción hay una cabaña donde pasar la noche. Bailes folclóricos Baja Verapaz es un departamento con abundante riqueza de bailes folclóricos, en los cuales se representa algún hecho histórico y que se emplean en las ferias titulares. En Cubulco, la feria titular, en honor a Santiago Apóstol, se celebra del 19 al 25 de julio, fechas en las cuales se llevan a cabo las danzas de Toritos, Chico Mudo, el Palo Volador, Moros y Cristianos, El Costeño, El Diablo y De Cortés. En Rabinal, la feria titular rinde homenaje a San Pablo, y se celebra del 20 al 25 de enero, lapso durante el cual se realizan El Baile de los Negritos y Pazca, El Chico Mudo, y la obra teatral prehispánica más emblemática de Guatemala, el Rabinal Achi’ o Baile del Tun. 68
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También en Rabinal, se celebra la fiesta a la Virgen María, en diciembre, con una versión del Baile de La Conquista. El Rabinal Achi’ El Rabinal Achi’, conocido también como Baile del tun, El varón de Rabinal y los héroes de Rabinal, es una obra dramática prehispánica cuya preservación se debe al presbítero Charles Etienne Brasseur de Bourbourg. Este sacerdote francés administraba el Curato de Rabinal, departamento de Baja Verapaz, cuando se enteró de la existencia de la obra, la cual, según le informaron, se había representado cerca de Rabinal desde remotas épocas hasta 1821. Bourbourg financió una representación de la obra, el 19 de enero de 1856, y copió el texto de un manuscrito de 1850, el cual tradujo al francés y lo publicó, cuando retornó a Francia en 1862. El texto copiado por Brasseur sigue siendo la base de las traducciones e investigaciones que se realizan acerca de esta obra que ha sido traducida a numerosas lenguas modernas. Quizá el estudio más novedoso que se ha realizado del Rabinal Achí sea la Introducción al estudio del Rabinal Achí, del investigador guatemalteco René Acuña. La puesta en escena de la obra es larga y costosa, e incluye música, danza y numerosos actores; sin embargo, se sigue realizando en Rabinal con motivo de la feria antes mencionada. Un equipo de estudiosos, coordinado por Carlos René García Escobar y patrocinado por la Universidad de San Carlos de Guatemala, ha preparado una adaptación teatral del Rabinal Achí que permite representar la obra dentro de la estructura del teatro moderno. Este equipo también realizó una traducción directa y una versión libre del texto. El dramaturgo e investigador guatemalteco Carlos Solórzano considera que la obra de que nos ocupamos constituye el único texto teatral precolombino concebido como una tragedia. En verdad, las investigaciones más recientes, sobre todo las de Carroll E. Mace, permiten visualizar que el Rabinal Achí’ forma parte de un floreciente desarrollo teatral indígena que ocurrió en Yucatán y en otras zonas de México. Por otra parte, Mace hace ver que junto a las obras propiamente teatrales figuraban abundantes danzas, la mayoría de las cuales han desaparecido. De entre ellas sobresalen los bailes del tun, de los cuales forma parte la obra llamada Quiché vinac. Mace juzga que estas danzas contienen elevados logros estéticos. Entre los bailes nativos hay varios nacidos después de la conquista.
Atardecer desde una cima de la cadena de montañas conocida como Sierra de las Minas. Baja Verapaz. LMeléndez.
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Petén Aventura en el Mundo Maya Entre la selva quedaron ocultas por cientos de años las más grandes ciudades mayas, tras la inexplicable partida de sus habitantes. Aprovecharon, entonces, los ramones, el ébano y el cedro para crecer majestuosos, resguardando al jaguar, las guacamayas y los pizotes. Los monos araña se mecen en las ramas mientras las aves nos encantan con su trino, y como fondo a sus cantos, los aullidos de los saraguates dan a la selva un ambiente lo mismo amenazador que fascinante. Los itzaes, llamaban petenes a las islas que se encontraban en la laguna, y este nombre se le dio después a este maravilloso departamento, el cual fue creado como tal por Decreto de la Asamblea Nacional Constituyente, el 12 de septiembre de 1839.
Vista del Templo I y la Plaza Mayor de Tikal. Al fondo, Templo IV. LMeléndez.
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Descripción Petén, el departamento con mayor extensión territorial, (35,854 km²) donde se distinguen las llanuras y los lagos, en la zona baja; las colinas en los valles de los ríos, en la zona media; y la zona alta, formada por las Montañas Mayas. Aunque se cultiva piña, pimientos y frijol, por mencionar algunos cultivos, la vocación de estas tierras es forestal y el avance de la frontera agrícola representa un grave peligro para la gran diversidad biológica presente en la región. El 30 de enero de 1990, el Estado de Guatemala estableció la Reserva de la Biósfera Maya (RBM), según Decreto Número 5-90. Con un área total de 2,112,940, la Selva Maya constituye el área protegida más extensa de Mesoamérica, y representa el 60 % del bosque tropical aún existente en la región. La RBM cumple con la función de conectar diferentes áreas silvestres, lo que permite la supervivencia de organismos que requieren grandes extensiones para vivir. Esta entidad resguarda, además, elementos de conservación, tanto naturales como culturales, dentro de los que se puede mencionar la cultura ladina petenera. Historia de un paraíso verde Aunque en un principio la población petenera era escasa, muchos habitantes emigraron desde Yucatán, y otros fueron atraídos por la creciente explotación de maderas preciosas y chicle, especialmente extranjeros y otros guatemaltecos provenientes de la Costa Sur. Posteriormente, también emigraron beliceños, atraídos por la ausencia de esclavitud en Centroamérica. Hoy día la población indígena en el departamento representa el 31%, compuesta en su mayoría por los grupos q’eqchi y cakchiquel, quienes hablan los idiomas mayas q’eqchi’, itza’, y mopán. Sin embargo, a pesar de ser tan diversos, los peteneros comparten tradiciones orales y culinarias muy bien arraigadas. Dentro de los atractivos naturales que más enorgullece a los peteneros sobresale el bello Lago Petén Itzá, el cual tiene una extensión de 248 km², y no supera en ningún punto los 50 m de profundidad. El lago es navegable y es de gran importancia económica, tanto como generador de turismo, como por la pesca artesanal, además de su importancia cultural. En torno al Lago Petén Itzá existe la leyenda de las luces. Cuentan que a la orilla del islote, todas las noches se manifestaba una luz brillante que nadie se atrevía a investigar. Cuando los habitantes decidieron averiguar más, encontraron la imagen de la Virgen María, la cual conservan en un templo y mide unos 50 cm de alto. También se dice que estas luces son Nojoch can, la serpiente alada que dará buena suerte a quien logre verla. 73
La isla más grande del lago Petén Itzá solía llamarse Tayasal. Alrededor del año de 1697 fue llamada Nuestra Señora de los Remedios y San Pablo de Itzá. Hoy la cabecera departamental es conocida como Flores, en honor al político guatemalteco Cirilo Flores. La Isla de Flores está localizada a 515 km de la Ciudad de Guatemala, a 127 msnm y es posible llegar por tierra, tomando la carretera al Atlántico, o bien llegar por avión hasta el Aeropuerto Mundo Maya, localizado en Santa Elena. Tomando en cuenta que la carretera se encuentra en buen estado, toma cerca de 8 horas llegar hasta Flores, y éste puede ser un viaje agotador. Sin embargo, puede aprovecharse el viaje para conocer otros lugares en el camino, o almorzar en Puerto Barrios y todavía llegar a buena hora para pasear por la Isla de Flores, y luego disfrutar de las vistas del lago, con sus maravillosas aguas azuladas, comiendo un bollo o tomando atol de ishpasá, mientras descansa. Si se tiene mucha suerte y el día está lo suficiente despejado, podría distinguir entre las aguas cristalinas del lago, al caballo de piedra Tzimin tun que yace en el fondo, según dicen los ancianos de la región. La tradición oral establece que durante la época de la conquista, Hernán Cortés dejó encargado su caballo herido a Canek, el gobernante de los itza´. Los indígenas, quienes jamás habían visto un ser como aquel, trataron al caballo como a un dios, y afanados en agradarlo, le proporcionaron deliciosos manjares como chocolate, flores, huevos y carne de venado. Aparentemente estos alimentos no hicieron mucho bien al pobre rocín, el cual murió poco tiempo después. Ante esta situación, los indígenas esculpieron en piedra al preciado caballo. Cuando fray Juan de Orbita llegó a Petén, destruyó el caballo y lo arrojó a las aguas del lago, entre la punta de Nijtún y la isla de Lepete. La comunidad de Flores Con cerca de 0.5 km de superficie, la Isla de Flores es una pequeña ciudad llena de magia, donde las celebraciones de enero atraen a muchos visitantes, sobre todo a los peteneros dispersos por otras ciudades, quienes disfrutan de la algarabía de estas fechas esperadas a lo largo del año. La pequeña isla es una ciudad tranquila, donde persisten las casas con tejados rojos, entre las nuevas construcciones que enfilan en las angostas calles. El 6 de enero se celebra el Día de Reyes, y el 15 de enero es día de fiesta en honor al Cristo Negro. La Chatona es un gigante fabricado con bejucos y trapos que baila moviendo sus grandes brazos de aserrín, al compás de la música. Con su cara pintada y su cabello rizado, es una sátira a las mujeres. El caballito, o tata Vicente, es
Arriba: Callejón secundario dentro de Isla de Flores, cabecera departamental de Petén. LMeléndez. Siguiente Página: En primer plano, Mundo Perdido. En el plano secundario, Bosque húmedo subtropical. LMeléndez.
un espíritu que sembraba el terror entre los viajeros por las noches, y baila con La Chatona, mientras “la cuida” para que no se le acerquen. A estos dos personajes se les unen, en el baile, los enmascarados, quienes no son más que una burla a los hombres. El caso es que mientras estos personajes bailan, los peteneros cantan y se divierten. Sitios de interés La Isla de Flores se comunica con Santa Elena, por medio de un relleno de unos 500 m de longitud. Tomando la carretera que va hacia Tikal, a 29 km de Santa Elena, se encuentra El Remate, el sitio donde finaliza el Lago Petén Itzá. En este paraje la vista del lago es maravillosa, y se puede disfrutar de un hermoso atardecer, un momento en el que se funden los colores tórridos del cielo con las aguas azules y cálidas del lago. Pero además de los hermosos paisajes que nos ofrece el lago, al hablar de Petén, inmediatamente evocamos el gran legado de los mayas, tan palpable hoy día gracias a los vestigios de lo que fueran sus ciudades; tan sólo dentro de la RBM se han reportado más de 175 ciudades de esta antigua civilización.
No muy lejos de El Remate, sobre la carretera que conduce a Melchor de Mencos, se encuentran las ciudades de Yaxhá, (cuyo nombre significa “agua verde”), y Topoxté, ambas ciudades lacustres, construidas sobre islotes y se conectan a tierra firme por calzadas y canales. Yaxhá fue un sitio ceremonial habitado, según consta en inscripciones jeroglíficas halladas en el lugar, durante el Periodo Clásico. En este sitio, mientras unas ruinas están en proceso de restauración, otras permanecen todavía ocultas por la enorme vegetación. Complementan el maravilloso paisaje las lagunas Yaxhá y Sacnab. Desde el templo 216, en Yaxhá, se puede observar la ciudad de Topoxté, la cual data del periodo Postclásico Tardío. Tikal, lugar de las voces A 64 km de Flores, en el municipio de San José, se encuentra Tikal (cuyo nombre significa “lugar de las voces”), la ciudad más importante del Periodo Clásico. Esta es la ciudad maya más grande hasta ahora conocida, y la más majestuosa. Con una extensión de 576 km², Tikal fue descubierta en 1848 por el Coronel Modesto Méndez y Ambrosio Tut, Gobernador de Petén. Las excavaciones se iniciaron hacia el año de 1881, pero la ciudad fue abierta al público hasta 1955. Durante estos años se podían observar las pirámides parcialmente 74
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cubiertas por vegetación, así como una gran cantidad de estelas diseminadas por la Plaza Mayor. Tikal fue declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad en 1979, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, por su extraordinaria riqueza cultural, y por la gran diversidad de flora y fauna que pueden encontrarse en sus selvas peteneras. El legendario sitio arqueológico es sin duda uno de los lugares más emblemáticos de Guatemala, y uno de los destinos turísticos preferidos de los guatemaltecos. Además, es de las ciudades mayas con mayor información disponible, tanto del inicio de su apogeo, como de su decadencia. En la “Estela 29” se encuentra registrada la fecha más antigua, correspondiente al año: 292 d.C., mientras que en la “Estela 11” se encuentra registrada la más reciente, que corresponde al año 869 d.C. Las pirámides de Tikal son también las más altas e imponentes del mundo maya: alcanzan hasta 70 m de altura. Tikal fue uno de los centros políticos, religiosos y comerciales más importantes de la civilización maya. La organización del centro ceremonial, partía de una plaza principal, donde se realizaban rituales religiosos; es alrededor de este centro, donde además se puede apreciar una gran cantidad de estelas. La plaza central es el corazón del Parque Arqueológico de Tikal, el cual se encuentra rodeado de enormes edificios dentro de los cuales destacan el Gran Jaguar y el Templo de las Máscaras. El Templo I, también denominado “Gran Jaguar”, se encuentra en el lado Este de la plaza principal. Está conformado por nueve escalones superpuestos, y la crestería se eleva 50 m sobre la plaza mayor. Una empinada escalinata, de gradas muy estrechas conduce hasta la cima. El milenario templo fue construido alrededor del año 700, y aunque hasta hace algunos años le era permitido a los turistas subir por el estrecho graderío, actualmente esto ya no es posible debido al deterioro que sufrieron los monumentos. El Templo II o “Templo de las Máscaras”, se encuentra en el Oeste, y mide 38 m de altura. Fue construido por Ah Cacab, hacia el año 700. A este templo se permite el ascenso, pero no por el graderío principal. Se han implementado escaleras de metal y madera que permiten llegar hasta el santuario.
Vista desde el lado Oeste del Templo II. LMeléndez. LMeléndez.
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Desde este punto se puede contemplar al Gran Jaguar, y la plaza central, adornada por numerosas estelas y parte de la selva que rodea el parque, así como otros edificios de gran interés como los pertenecientes a la Acrópolis Norte, donde vivían los gobernadores de Tikal. Este es un espacio de carácter religioso. También pueden verse desde este punto, los edificios de la Acrópolis Central, los cuales son llamados palacios, y están compuestos por cinco niveles con patios. El Templo III, también conocido como el “Templo del Sacerdote Jaguar”, fue construido durante el Clásico Tardío y mide aproximadamente 50 m de altura. En este templo se conservan todavía los dinteles originales tallados en madera, los cuales son de una gran belleza y ejemplo de la gran destreza de los habitantes de Tikal para tallar la piedra. En unos de estos dinteles se describe la escena que le da su nombre al Templo.
El Templo IV o “Templo de la Serpiente Bicéfala” por su parte, es el más alto, con una crestería que alcanza los 70 m. Fue construido por el gobernante Yaxkin Caa Chac, en el año 741. A este templo sí se puede subir hasta el santuario, y desde allí se pueden apreciar en la distancia las cresterías de los Templos I, II y III, que sobresalen entre las copas de los árboles. Incluso, es posible ver parte de los templos del Mundo Perdido. La vista que se tiene desde la cima de este templo es magnífica, se puede apreciar la selva desde arriba hasta casi tocar las copas de los árboles con las manos. Para llegar a este punto, es necesario subir por una larga escalinata adosada al templo. Son alrededor de 50 m de escaleras que se elevan entre los árboles, y al terminar de subirlas, se llega de espaldas a un claro; frente a la vista de quien sube la entrada al santuario, y se da vuelta, la maravilla de la Selva Maya le robará el aliento.
Abajo: Vista del Lago Petén Itzá desde la playa de El Remate. LMeléndez. Siguiente página: Detalle de los templos, I y II de Tikal, desde el Templo I. LMeléndez.
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El Templo V fue construido entre los años 550 y 650 y tiene 57 m de altura. Está ubicado al sur de la Acrópolis Central y desde su cima puede tenerse un panorama completo del Parque Nacional Tikal. El Templo VI, por su parte, es llamado “Templo de las Inscripciones” debido a que la crestería, la cual mide unos 12 m de altura, está cubierta por grifos que datan probablemente del año 766. La Plaza de la Gran Pirámide o Mundo Perdido es uno de los conjuntos más antiguos de la ciudad de Tikal. Se construyó a partir del Preclásico Superior. Con aproximadamente 35 m de altura, da lugar a un complejo con disposición astronómica. El Palacio de las Ventanas, también conocido como “Palacio de los Murciélagos” debe su nombre a un edificio que consta de una serie de habitaciones interconectadas. Está formado por un grupo de estructuras situadas al oeste del templo III. En el extremo noreste de la Reserva de la Biosfera Maya, en la frontera con México y Belice, se encuentra el Parque Nacional Mirador-Río Azul. El área total de este Parque Nacional es de 101,607 hectáreas. En El Mirador existen elevaciones de hasta 120 msnm, en algunas colinas, y durante la época seca el recorrido desde Tikal toma unas cinco horas, atravesando brechas. El sitio arqueológico El Mirador queda a tan sólo 12 km de la frontera con México. El período de su apogeo fue el Preclásico Tardío (250 a.C - 250 d.C). Río Azul fue el centro administrativo de una región de aproximadamente 170 km², con más de 500 edificios (el más alto mide 47 m de altura).
Detalle del complejo Mundo Perdido. Tikal. LMeléndez.
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Izabal El departamento de Izabal tiene como cabecera departamental a Puerto Barrios, que se localiza a 297 km de la ciudad capital, lo cual significa unas cinco horas de trayecto automotor siguiendo la Carretera CA 9, Carretera del Atlántico. El departamento abarca una extensión territorial de 9,038 km², divididos políticamente en cinco municipios: Puerto Barrios, Livingston, El Estor, Morales y Los Amates. A lo largo de la Historia, las tierras que actualmente forman parte de Izabal han sido de mucha importancia. Los bosques tropicales de las sierras de Santa Cruz, Las Minas y El Merendón han presenciado enfrentamientos entre nativos, españoles, ingleses y piratas, y han visto a esclavos que, huyendo, se internaban en la selva. Hoy día, miles de personas visitan este departamento, atraídas por la naturaleza imponente del lago de Izabal, de los ríos y los bosques, así como por el importante legado histórico. Además de ser herederos de la riqueza prehispánica y colonial, los pobladores de Izabal poseen gran habilidad artesanal, que se manifiesta en la fabricación de instrumentos musicales, joyas, cestería, utensilios de cocina, redes para pescar y otras artesanías, objetos todos estos para cuya confección se utilizan creativamente conchas y coco, entre otros materiales. Quiriguá La historia de Quiriguá se remonta al periodo clásico tardío de la civilización maya (600 d.C. – 900 d.C.). Aunque en 1978 se encontró la estela 26, que tiene inscripciones que datan del 493 d.C., la ciudad de Quiriguá floreció en el siglo VIII d.C., y colapsó cerca del año 810 d.C. Su grandeza se manifiesta sobre todo en las pirámides, los monumentos zoomorfos -entre los cuales destacan los que asumen formas de tortuga- las estelas y los altares, obras trabajadas todas ellas con notable fineza, la mayoría durante el reinado de Butz’ Tiliw (Cauac Cielo), el más grande soberano de Quiriguá, quien gobernó por sesenta años (724 d.C. – 784 d.C.). Este sitio arqueológico está compuesto por el Centro Mayor, la Plaza Central, el Juego de Pelota, la Acrópolis. Entre
Atardecer desde el Mar Caribe en dirección a Punta de Manabique. Izabal. LMeléndez.
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los edificios, ahora en ruinas, destacan el Templo del Sol y otras construcciones donde existieron aposentos, terrazas y baños de vapor. Como en otros sitios mayas, se estima que los habitantes vivían en casas y chozas de material ligero, que desaparecieron rápidamente, sin que se pudiera tener mayor información sobre ellas. Gracias a la ubicación de la ciudad, en la cuenca del Río Motagua, la economía de Quiriguá estaba fundamentada en el comercio y la agricultura, ya que el río generaba fertilidad a la vez que facilitaba la navegación. Quiriguá mantuvo rivalidad política y económica con Copán (426 d.C. – 822 d.C.), situada en la actual Honduras, por la disputa del uso del Río Motagua. Copán llegó incluso a someter a Quiriguá, hasta cuando, en el año 738 d.C., Cauac Cielo capturó y dio muerte al soberano de Copán, Waxaklahun Ubah K’awil o 18 Conejo. Como en otros tantos casos sucedidos a lo largo de la Historia, el erróneo empleo de los terrenos provocó el agotamiento de estos y, juntamente con el decaimiento comercial, el descenso de la economía. A estos hechos económicos se sumaron las disputas entre grupos dinásticos, todo lo cual dio lugar a la ruina de Quiriguá, que progresivamente fue escondida por la selva. Quiriguá fue descubierta en 1840 por John Lloyd Stephens. Otros personajes importantes en el estudio de este sitio han sido Kart Scherzer, quien en 1857 describió científicamente los monumentos; Alfred Maudsley, quien en 1881 inició sus exploraciones e hizo estudios sobre las inscripciones de los monumentos, y el arqueólogo Silvanus Morley, quien en 1910 comenzó sus estudios sobre las inscripciones jeroglíficas de Quiriguá. A este sitio arqueológico se ingresa en el lado norte de la metrópoli, por un sendero pavimentado, que conduce al resto del parque. Por un lado se aprecia una modesta arboleda, mientras por el otro se pueden observar las estelas, que narran los más relevantes acontecimientos que sucedieron en esta ciudad. En los grabados resaltan algunos rasgos que proporcionan gran belleza a las esculturas. La piedra fue completamente tallada, y no quedaron espacios sin ornamentar. Las cabezas fueron talladas en alto relieve, mientras que los atavíos de plumas están prodigiosamente grabados. Las orejas son anchas y perforadas, con preciosos adornos. Se encuentra en este sitio la Estela E (acuñada en las monedas guatemaltecas de 10 centavos), la más grande y pesada que se conoce de la civilización maya, con
una altura de 10.67 m y 65 toneladas. Al observar todos estos monumentos, resulta inevitable pensar que si las piedras en que se tallaron procedían de las orillas del Río Motagua, el trabajo de transportarlas sin los instrumentos que hoy día conocemos es notable. Resulta impresionante visualizar cómo, aprovechando las crecidas de este río, los mayas las colocaron sobre balsas de maderos para que viajaran aguas abajo, hasta inmediaciones de Quiriguá. Luego, estas enormes y pesadas piedras eran montadas sobre maderos rollizos, en los que finalmente se transportaban a Quiriguá. Quiriguá fue declarado Monumento Nacional del Periodo Prehispánico por acuerdo del Ministerio de Educación de Guatemala el 12 de junio de 1970, y Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco, en 1981. Cerro San Gil Las Montañas del Mico alcanzan su parte más alta en el Cerro San Gil. Esta es un área protegida (Reserva de Manantiales), ubicada entre los municipios de Morales, Puerto Barrios y Livingston. En sus 47,431 hectáreas alberga bosques pluviales de gran belleza; el agua escurre por los troncos de los árboles; varios riachuelos desfilan entre la selva, y con sus escasos caudales van alimentando a un río que corre entre la montaña, dejando a su paso pozas de agua fresca y creando escenarios excepcionales. Este Cerro es el área cálida más lluviosa de Guatemala y se encuentra entre los 0 y los 1,267 msnm. De manera que, con una topografía tan variada y un clima generalmente cálido, en Izabal se hace posible despertar entre el más grande remanente de bosque muy húmedo tropical que constituye el Cerro San Gil; refrescarse en las frías aguas del Río Las Escobas; disfrutar de un baño de sol en las hermosas playas de arena dorada, o sumergirse en el agua cálida del mar mientras va atardeciendo. Pero además de la inagotable fuente de recursos naturales que representa Izabal, es este un territorio colmado de historia y cultura, donde hoy día el 77% de los casi 374,306 habitantes son ladinos y hablan español. El resto son garífunas o garíganus, quienes hablan un idioma con gran tradición, completamente diferente del maya, aunque en El Estor y Livingston también se habla q’eqchi’. Gracias a esta variedad, seguramente cuando se piensa en Izabal vienen a la mente muchas imágenes, quizá la de un atardecer en las playas de arena blanca, disfrutando de una fiesta garífuna, danzando al ritmo del
Detalle de estela en Quiriguá. Izabal. LMeléndez.
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garaón –tambor garífuna-, con el cabello trenzado, hasta que llega la noche. No cabe duda de que la cultura garífuna es una de las mayores riquezas y atractivos de Izabal, específicamente de Livingston, municipio asentado en la desembocadura del Río Dulce al Mar Caribe. Livingston A Livingston se accede por mar, desde Puerto Barrios, en un viaje que dura unos 30 minutos. En este municipio es posible disfrutar de la hospitalidad de los garífuna y conocer sus costumbres, así como la de los mayas q´eqchi’s. Ladinos, zambos e hindúes, entre otros, también forman parte de la población, lo que convierte a Livingston en uno de los lugares más heterogéneos de Guatemala. Fue en lo que hoy se conoce como Livingston donde el descubridor español Gil González de Avila fundó, en los primeros meses de 1524, la población de San Gil de Buena Vista. Tiempo después, Gil estableció el asentamiento San Gil, el cual fue abandonado, y que más tarde, debido a su ubicación, fue aprovechado por los bandidos que buscaban resguardo luego de atacar y robar los barcos que navegaban en el Río Dulce, llevando oro, especias y otras mercaderías, sin que las autoridades españolas pudieran hacer mayor cosa para repelerlos. En 1802, Marcos Sánchez Díaz, un haitiano que venía de Trujillo, Honduras, se estableció junto con su familia en estas tierras, llegando años más tarde una embarcación con cerca de 150 caribes que pronto poblaron el lugar. Se le conoció entonces con el nombre caribeño de La Buga. En 1831, el gobierno de Mariano Gálvez (1794-1865), jefe del Estado de Guatemala de 1831 a 1838, nombró oficialmente al poblado como Livingston, en honor al célebre jurista estadounidense Edward Livingston. Sin embargo, una leyenda que circulaba entre los ancianos refería que se le denominó Livingston porque un día, tras rodar por un gran trecho, una magnífica piedra, poseedora de vida, se quedó varada en la entrada de La Buga. Los primeros pobladores la encontraron y manifestaron desde entonces un gran deseo de vivir, pues esta piedra los alentaba: la llamaban Living Stone. Hacia finales del siglo XIX, Livingston era ya un puerto de embarque y desembarque donde, a pesar de no contar con un gran atracadero, anclaban barcos provenientes de Londres, Hamburgo, Nueva York, Mobile y Nueva Orleans. Para 1920, Livingston era considerado uno de los puertos más importantes del Atlántico. Desde su muelle partían los barcos en los que se exportaba chicle, cera,
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Arriba. Cascada dentro de la reserva de Cerro San Gil. Bosque muy humédo. Izabal. LMeléndez. Abajo.Vista hacia la BahÌa de Amatique desde la cima de Cerro San Gil. Izabal. LMeléndez.
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banano y café, que desde las Verapaces transportaba la compañía alemana ”Ferrocarril Verapaz”. Contaba entonces con una aduana y un cuartel militar, así como edificios de madera con techos de manaca, y existía un conglomerado constituido en un 90% por garíganus o garífunas, quienes, además de dedicarse a la pesca y la agricultura, ofrecían sus servicios en el puerto para transportar mercancías y pasajeros. Como puerto marítimo, tuvo Livingston años de importante desarrollo económico, hasta que surgió con gran auge Puerto Barrios. Además, los alemanes fueron expulsados de Guatemala, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, durante el gobierno del General Jorge Ubico Castañeda (1878-1946), presidente de la República de 1931 a 1944, lo cual provocó que las plantaciones de café fueran prácticamente abandonadas y que el Ferrocarril Verapaz languideciera.
Derecha de arriba a abajo. Vista hacia el sur de la misma cascada presentada en la fotografía anterior. LMeléndez.Cocodrilo, Crocodrilus moreletti, el cual puede encontrarse en algunos lugares pantanosos de Izabal. LMeléndez. Ejemplo de fauna local del bosque muy humédo de Guatemala. LMeléndez.
En la actualidad, los garífunas de Guatemala son alrededor de 5,000 personas, que forman parte de una comunidad constituida por 48 pueblos asentados a lo largo de la costa caribeña centroamericana, y que con el paso de los años se ha ido reduciendo. Estos pueblos son de origen afrocaribeño, y su idioma tan característico se ha ido desarrollado desde la lengua caliponam hasta el actual garífuna o caribe-araguaco, que tiene influencias de las lenguas inglesa, francesa y española. Pero además de un idioma en común que los identifica, los garíganus conservan aún actividades ancestrales, tales como la pesca y el cultivo de yuca, las ceremonias, la gastronomía (en la cual destacan los platillos típicos, como el tapado, los rice and beans y la machuca), la música y las danzas, en las que se refleja el sentir de esta cultura, cuyo día conmemorativo se celebra cada 26 de noviembre, desde 1996. Plan Grande Quehueche A unos 8 km de la cabecera de Livingston se encuentra la aldea Plan Grande Quehueche, en la Reserva de Protección Especial Río Sarstún. Visitar este lugar es una experiencia muy peculiar, y permite, a tan poca distancia del pueblo garífuna, convivir con una comunidad que conserva tradiciones de la cultura q´eqchi´. Esta aldea se encuentra a 10 msnm, en medio del bosque tropical, cataratas, pozas y cuevas que dan sitio al lugar llamado Siete Altares. En este sitio, el río sigue el camino que pronto lo llevará al mar, y en su curso se precipita en siete pequeñas cataratas, que forman a su vez siete pozas de aguas cristalinas, en las que se refleja lo poco del cielo
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azul que el bosque deja ver, un reflejo que las dota de gran belleza. Complementa la vivencia el clima fresco que prevalece gracias a la sombra de los árboles, de tal manera que el agua en las pozas es más bien fría, aun en la estación seca, la que en Guatemala se acostumbra llamar verano. Sin embargo, para esta estación las pozas se van secando y en ocasiones solo es posible disfrutar de la primera poza dentro del bosque, por cierto la más grande, de manera que es posible darse un baño en ella y nadar, incluso cuando las demás están casi secas. Las pozas han ido formándose dentro de la roca, por la acción del agua, a lo largo de muchísimos años, y reciben el nombre de “Las Siete Vírgenes”, “Siete Cascadas” o “Siete Altares”. Las piedras que rodean las pozas o bien que las forman, así como las del fondo, son grandes y resbaladizas, por lo que, si se pretende asentar los pies en ellas, es recomendable usar zapatos seguros, aunque se puede seguir el camino de gradas que suben y bajan por la mayoría del trayecto. Finalmente, se llega a la playa de Quehueche, donde el suave oleaje de aguas cristalinas baña la arena blanca de la pequeña playa. Mientras se camina por la vereda se va encontrando gran cantidad de cangrejos, e inclusive puede aparecer un par de patos que disfrutan de la tibieza de la playa. Pero además, el
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hermoso paisaje de esta playa está enmarcado por la belleza y frescura del bosque húmedo tropical, que se divisa no tan lejos, con su gran variedad de bromelias y orquídeas, además de hermosos cedros. Río Dulce En este territorio, bañado por gran cantidad de ríos de gran belleza, que bajan desde la montaña y forman pozas con sus cristalinas y frescas aguas, se encuentra el Río Dulce, el cual debe su nombre a una confusión, ya que los primeros navegantes que lo surcaron creyeron que el lago de Izabal era parte del mar, y por lo dulce del agua, llamaron al lugar “Golfo Dulce”, y al río que lo desagua, “Río Dulce”. Este es por demás hermoso, y a él afluyen los ríos San Gil, Lámpara, Chocón Machaca y Tatín, entre otros. Nace en La Angostura, frente al Castillo de San Felipe, donde tiene un ancho de 15 m. De allí, hasta su desembocadura en el mar Caribe, hay aproximadamente 42 km, en medio de un bosque de exuberante belleza. En algunos trechos pasa a través de una especie de cañón, formado por las raíces de los manglares, que salen de los muros y debajo de los cuales se forman cavernas que dan al recorrido un aspecto agreste apasionante. Las aguas son tranquilas, y en el recorrido se pueden observar
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Vista al Mar Caribe desde Playa Blanca en época lluviosa. Izabal. LMeléndez.
desde cayucos hasta sofisticadas embarcaciones. A unos 9 km hacia adentro se encuentra “El Golfete”, un ensanchamiento del río, con 61.8 km² de extensión. Ahí, como en ningún otro lugar del Río Dulce, se hace posible apreciar la rica diversidad biológica del lugar, la cual incluye una gran variedad de garzas. Adentro del Golfete hay varios islotes, y en las orillas del río se asientan algunas comunidades. En el margen norte del Golfete se encuentra el Biotopo Chocón Machacas, una reserva de flora y fauna, cuyo objetivo primordial es salvaguardar al manatí (Trichechus manatus), especie de sirénido amenazada y en peligro de extinción, conocida desde tiempos de los mayas y que hoy día figura en el apéndice I del CITES (Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro, por sus siglas en inglés). Una de las características de la Reserva consiste en que, en su interior, se hallan poblaciones humanas asentadas en algunas de las 161 caballerías con las que aquella cuenta. En este biotopo hay senderos interpretativos, y es posible, en primer término, apreciar los diferentes tipos de mangles, así como gran variedad de aves marinas, tortugas, garzas, cocodrilos y tiburones de agua dulce y, si se tiene suerte, toparse con un manatí, animal muy
carismático, cuyo temperamento lo ha colocado al borde de la extinción. Lago de Izabal o Golfo Dulce Con una superficie aproximada de 589 km², es el lago más grande de Guatemala, incluso más extenso que el departamento de Sacatepéquez. La profundidad máxima llega a 18 m, y sus aguas proporcionan el hábitat de gran variedad de aves y peces, así como de cocodrilos y del emblemático manatí. Embellecido por las Sierras de la Minas y Santa Cruz, ambas le brindan un paisaje realmente inspirador. Las playas son de arena amarilla, entre ellas Playa Dorada, donde sobresale la tonalidad dorada de las aguas cristalinas, que resulta de la unión del agua clara con la forma y el color de la arena, compuesta por pequeñas piedrecillas romas de color amarillo. Aun siendo una playa corta y de aguas apacibles, permite disfrutar de un paseo grato. En los alrededores del lugar se puede degustar comida típica y gozar de un clima agradable.
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Vista al Mar Caribe desde Playa Blanca en ĂŠpoca lluviosa. Izabal. LMelĂŠndez.
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Las aguas del Lago de Izabal son generalmente tranquilas, aunque por las tardes los vientos pueden soplar con fuerza y agitarlas, y la lluvia es frecuente. En las cercanías del Lago se asientan aldeas como Mariscos, Izabal y El Estor, entre otras, que durante los veranos aparecen semiocultas entre la bruma, y durante los inviernos se ven sometidas a fuertes y repentinas tempestades, así como a tormentas eléctricas nada raras en la zona. La existencia de quienes habitan en estos lugares transcurre con tranquilidad: llevan a cabo sus vidas entre la pesca, los cultivos y la familia. Resulta deseable pasar unos días en los alrededores del Lago, y pensar cómo sería la región durante el siglo XVI. En una tierra en aquellos tiempos inhóspita, donde las tempestades y el clima que aún hoy día prevalecen, disminuían las guarniciones de los españoles, quienes usaban el Río Dulce como una ruta comercial, frecuentemente asaltada por piratas ingleses que se conducían entre el Río Dulce y el Lago de Izabal. Por ello, los hispanos decidieron levantar una fortaleza en la parte más angosta del lago, para contrarrestar los ataques foráneos. El Castillo de San Felipe de Lara En el siglo XVI, nombres como los de Drake, Morgan, Pie de Palo y otros piratas atemorizaban a los tripulantes de las embarcaciones españolas. Estos malhechores asaltaban frecuentemente los navíos que atravesaban el Río Dulce, e incluso las poblaciones vecinas. Ante esta situación, por orden del Rey Felipe II se construyó la Torre de Sande en 1595, la cual fue destruida por los continuos ataques de los piratas y hubo de ser reedificada en 1604, trabajo que estuvo a cargo de Pedro de Bustamante, por quien se le dio el nombre de Torre de Bustamante. En 1651 se terminó una nueva reconstrucción, la cual concluyó en 1652, y desde entonces se le otorgó el nombre de Castillo de San Felipe de Lara, en honor del Rey de España y del Oidor Antonio Lara y Mogrovejo, quien ordenó que los trabajos se efectuaran. Sin embargo, el nombre de “castillo” no era más que una estratagema, pues la fortificación estaba lejos de serlo. El Castillo de San Felipe fue prisión de Estado en la época colonial (desde 1655 hasta principios del siglo XIX), donde los prisioneros, engrilletados y abandonados a su suerte, generalmente morían. El Castillo se incendió parcialmente en varias ocasiones; sin embargo, cuando estaba al frente don Bartolomé Vásquez Romero, un 27 de abril de 1684, los piratas lo incendiaron de nuevo,
y lo quemaron totalmente. No obstante, las ruinas se siguieron utilizando, pues por la importancia del área, se necesitaba protegerse de los enemigos. Los gastos del Castillo preocupaban a las autoridades, quienes en algunas ocasiones opinaron que era mejor demolerlo, sobre todo porque, a la altura de 1784, se encontraba prácticamente destruido. Pero las ruinas del Castillo continuaron en pie, y hacia 1813, a pesar de todo, seguían cumpliendo su objetivo en la medida de sus posibilidades. El Castillo de San Felipe de Lara es, en la actualidad, un Monumento Histórico Nacional. En 1955 se comenzó la reconstrucción del Castillo, trabajo que iniciara el doctor Janos Szécsy y que, luego de la repentina muerte de este investigador europeo, prosiguió el arquitecto Francisco Ferrús Roig, quien logró recuperar una serie de planos y objetos pertenecientes a aquella edificación. En la actualidad, el Castillo posee un atractivo turístico sobresaliente. Puerto Barrios Puerto Barrios, que como antes se dijo, es la cabecera departamental del departamento de Izabal, se localiza en la Bahía de Amatique, a orillas del Mar Caribe. Comparte una intensa actividad económica con el puerto Santo Tomás de Castilla. En Puerto Barrios se encuentra todo tipo de hoteles y restaurantes donde se pueden degustar diversas comidas de índole caribeña. Además, desde ahí se toman las embarcaciones para recorrer las costas del departamento. La historia de Puerto Barrios se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. Debe su nombre al “Reformador”, Justo Rufino Barrios (1835-1885), quien fue, juntamente con Miguel García Granados, caudillo de la Reforma Liberal, y Presidente de la República de Guatemala entre 1873 y 1885. Puerto Barrios se desarrolló en el marco de la construcción del Ferrocarril del Norte, como un pueblo asentado a lo largo de los primeros kilómetros de las vías del tren. Pero, años más tarde, por el Decreto No. 513 del 19 de julio de 1895, asumió la categoría de ciudad. Poner en marcha una línea de ferrocarril entre la capital de Guatemala y las riberas del Pacífico y del Atlántico fue uno de los proyectos más valorados por Justo Rufino Barrios. El primer trayecto fue concluido un año antes de la muerte trágica de Barrios, no así el resto, en el cual se había avanzado modestamente, y cuya realización se suspendió al morir el Reformador. Fue el General José
Vista desde el Lago de Izabal del Castillo de San Felipe de Lara. Izabal. LMeléndez. Vereda secundaria dentro del Parque Nacional Quiriguá. Izabal. LMeléndez. Vista del puente curvo desde Río Dulce. Este puente conecta la carretera de Izabal hacia Petén. LMeléndez. Siguiente página. Vista hacia la Bahía de Amatique desde la cima de Cerro San Gil. Izabal. LMeléndez.
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María Reina Barrios, presidente de Guatemala entre 1892 y 1898, sobrino del aludido caudillo, quien reinició los trabajos, que se concluyeron durante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920). La inauguración ocurrió el 19 de enero de 1908, en medio de un ambiente festivo. Pero completar este proyecto implicó que el gobierno de Guatemala suscribiera un oneroso contrato con los magnates del banano Minor Cooper Keith y William van Horne, para la construcción de los últimos 100 km. El contrato se traspasó a la Guatemala Railway Company, cuyo principal accionista era la United Fruit Company -UFCO-. La empresa ferrocarrilera recibió, en un usufructo de 99 años, varias propiedades en el puerto y a lo largo de la vía y una serie de beneficios que finalizaron en 1968, 35 años antes de expirar el contrato. También en 1908 se suscribió un contrato con representantes de la Guatemala Railway Company para que se hiciera cargo de mejorar las condiciones sanitarias de la ciudad de Puerto Barrios, lo cual incluía la excavación de un pozo para abastecer de agua potable a la población. En la actualidad, el ferrocarril ha venido a menos, y a Puerto Barrios acuden gran número de vehículos automotores, en especial grandes camiones que transportan carga para importación o exportación. Y es que en esa ciudad culmina la Carretera al Atlántico, concebida para competir con el ferrocarril de propiedad extranjera. Esta vía fue uno de los cuatro grandes proyectos del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954), derrocado por disfrazada intervención del gobierno estadounidense. Por suerte, la citada Carretera fue proseguida y concluida por el régimen de Carlos Castillo Armas, quien llegó al poder una vez que Arbenz hubo de abandonar su cargo y exiliarse.
Arriba izquierda. Detalle de escaleras situadas dentro del Castillo de San Felipe de Lara. Izabal. LMeléndez
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Arriba. Vista hacia el Lago de Izabal desde el Castillo de San Felipe de Lara. Izabal. LMeléndez. Abajo. Atardecer dentro del bosque muy húmedo de Izabal. LMeléndez.
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Oriente
Chiquimula Este departamento, “donde abundan los jilgueros”, es uno de los más antiguos de Guatemala. Conocido como Corregimiento de Chiquimula desde mediados del siglo XVI, fue erigido como departamento en 1825, aunque entonces era muy distinto a como se conoce en la actualidad, sobre todo por su extensión, y principalmente a partir de su separación de Zacapa, en 1871. En sus 2,376 km² de variada orografía, los climas van desde semicálido hasta ligeramente frío; los ríos corren entre montañas cubiertas de árboles y de abundantes palmas. En el siglo XIX, la historia de Chiquimula registra dos acontecimientos sobresalientes. Uno: el intento de separación de Guatemala y anexión al reino de México, en 1822, y que no debe extrañarnos, pues todas las Provincias Unidas del Centro de América se anexaron al imperio mexicano de Iturbide poco después de que aquellas se independizaran de España. Dos: la batalla de La Arada, en el contexto de la guerra que enfrentó a Guatemala contra Honduras y El Salvador. Esa batalla fue ganada por las tropas guatemaltecas, encabezadas por Rafael Carrera, el 2 de febrero de 1851. La población supera los 300,000 habitantes, y se dedica predominantemente al comercio y al cultivo de chile, maíz, mango, sorgo y papa. Está constituida en un 17%, por indígenas, sobre todo ch’orti’es, quienes se asientan en los municipios de Jocotán, Camotán, Olopa y Quezaltepeque, y en cuya gastronomía sobresalen los “chilates de maíz” y los “shepes”, especies de tamalitos de masa que combinan dos de los alimentos más característicos de Guatemala: los frijoles negros “parados” (hervidos) y el maíz. La cabecera departamental es conocida como “La Perla de Oriente” o la “Ciudad Prócer”. Se encuentra a 169 km de la ciudad capital, y lleva el mismo nombre del departamento. Está ubicada a 424 msnm, por lo cual el clima es caluroso. Esta ciudad fue anteriormente llamada “Chiquimula de la Sierra”, residencia de sus Corregidores y poseedora de uno de los templos más espaciosos de su tiempo, hoy en ruinas,
Vista frontal de la Basílica del Señor de Esquipulas. Chiquimula. LMeléndez.
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ya que la primera ciudad de Chiquimula, una de las más antiguas de Guatemala, fue destruida en 1765 por los terremotos de la Santísima Trinidad. La nueva ciudad fue edificada muy cercana a las ruinas de la anterior, y se cree que ambas fueron fundadas en el cráter de un extinto volcán prehistórico, que tras llenarse de agua, desaguó hacia el Este y hacia el Norte, formando los ríos Tacó y San José. Esquipulas Esquipulas es el nombre de uno de los municipios más importantes de Chiquimula. Recibe a lo largo del año a miles de peregrinos católicos o de simples turistas, procedentes tanto de Guatemala como de países cercanos. Y las visitas culminan cada 15 de enero, día de la fiesta en honor al Cristo Negro de Esquipulas, el cual se encuentra resguardado entre los muros de la Basílica Menor de Esquipulas. En torno a este Cristo, uno de los más venerados de la Iglesia Católica, se cuenta gran variedad de leyendas y suposiciones acerca de su color negro. Unos dicen que este se debe a que el barco donde era transportado el madero del que fue tallado se quemó durante su travesía; otros, que el cerro donde se encuentra está encantado por Xibalbá, dios maya que pintaba su cara de negro. Existe incluso la leyenda de que este Cristo perteneció a un no muy devoto español, en cuyo poder permaneció abandonado por varios años; sin embargo, el Cristo parecía arder en llamas, llamando la atención de los vecinos y consternando a su dueño, quien lo donó a la Iglesia para que fuera venerado, inicialmente en una ermita de paja. Lo cierto es que esta imagen fue tallada por el escultor Quirio Cataño, a finales del siglo XVI. En 1594, unos años después de que la Iglesia Católica prohibiera el culto a los dioses indígenas, el Provisor y Vicario General del Oriente, Cristóbal de Morales, encargó al mencionado
escultor tallar una imagen de Cristo, para lo cual los habitantes habían reunido 50 onzas de plata, fruto de sus cosechas de algodón. El hermoso Cristo fue entregado el 4 de octubre del mismo año, y en su camino hacia Esquipulas, quienes lo veían, estremecidos por su belleza y patetismo, pedían tenerlo en sus pueblos por una noche. De esta manera, la imagen del Cristo Crucificado no llegó a su destino sino hasta el 9 de marzo de 1595. Venerado desde el siglo XVII, se cree que, con el paso de los años, el Cristo Crucificado, de color café oscuro, fue oscureciéndose, debido sobre todo al humo de las veladoras, ya que durante muchos años estuvo expuesto directamente a aquel dañino elemento. El primer milagro que se le atribuye al Cristo de Esquipulas ocurrió en 1603; sin embargo, su poder curativo no fue oficialmente reconocido hasta 1737, tras la sanación milagrosa del arzobispo Pedro Pardo de Figueroa quien -agradecido- ordenó la construcción de un templo especialmente dedicado a la milagrosa imagen de Cristo, obra que no pudo ver finalizada, pero que continuó con mucho esmero el arzobispo Francisco de Figueredo y Victoria. El templo, cuya edificación dirigió el señor Felipe José de Porres, fue terminado en 1758. Al pie del altar mayor yacen los restos de Pedro Pardo de Figueroa. Una amplia escalinata conduce al templo, que con sus tres naves y sus cuatro elevadas torres, una en cada esquina, se divisa desde lejos. A su amplio atrio, indígenas y ladinos llevan sus pertenencias para que reciban agua bendita, principalmente durante las fiestas de enero. Las ventas, sobre todo de dulces y souvenirs, inundan las calles de esta concurrida ciudad, declarada como tal el 11 de octubre de 1968.
Imagen del Santo Cristo de Esquipulas, dentro de la Basílica del Señor de Esquipulas. Chiquimula. LMeléndez.
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El volcán y la laguna de Ipala El volcán de Ipala se eleva hasta 1,650 msnm. Es posible llegar a la cima en menos de dos horas (caminando, o a caballo), pues la mitad del recorrido puede hacerse en auto. Al llegar a la cima, la vista es maravillosa, pudiéndose observar a lo lejos el volcán Suchitán. Posee una hermosa laguna de aguas cristalinas y de forma circular casi perfecta, que se ha ido formando con el paso de los años en el cráter de este volcán, principalmente por el almacenamiento de agua pluvial. La laguna recibe el mismo nombre del volcán, y se encuentra a 1,493 msnm; tiene una profundidad aproximada de 20 m, y 0.6 km² de superficie. Es un lugar apacible, donde puede realizarse un sinfín de actividades, como un chapuzón en la laguna o caminatas, y donde las únicas molestias las ocasionan los cangrejos, abundantes en la laguna, así como las más de 90 especies de aves, que residen o pasan por el lugar. El clima en el área es predominantemente templado y húmedo, propiciado sobre todo por la abundante flora del lugar, que incluye varias especies de árboles, como pinos, ceibas y encinos, además de gran variedad de helechos y epifitas, entre las que sobresale una orquídea color rosa, de gran belleza, y que es endémica del lugar. Se trata de Lycaste Skinneri Var. Ipala, una flor muy vistosa y muy cercana a la Monja Blanca. Este bosque da abrigo también a mapaches y armadillos, e incluso se ha reportado la existencia de tigrillos y venados de cola blanca. El volcán y la laguna de Ipala fueron declarados como área protegida, el 4 de febrero de 1998. Zacapa Con una superficie de 2,690 km², Zacapa, “Pueblo de sacates”, cuenta con 10 municipios. De sus más de 200,000 habitantes, solo el 1% pertenecen a la comunidad ch’orti’, constituyéndolo en uno de los departamentos guatemaltecos con menos indígenas. Su topografía varía entre los 130 msnm en Gualán y los 880 msnm en La Unión, lo que genera un clima cálido. Entre los productos que se cultivan en este departamento se encuentran el melón, la sandía, el tabaco, el chile y el maíz. El queso y la mantequilla son también productos de gran importancia, y la base de muchos platillos tradicionales. Sin embargo, como en otros casos, la abundancia, en otros tiempos, de ciertas plantas y animales, dieron origen a platillos característicos de la
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zona, como el iguashte. También son propias de este departamento las quesadillas y las empanadas de masa con loroco o queso. La cabecera departamental, también llamada Zacapa, se localiza a 184 msnm, lo cual la hace por demás calurosa. Su fiesta titular se celebra el 8 de diciembre, en honor a la Virgen de Concepción. El Valle del Motagua Hacia el Norte, el departamento es atravesado por la Sierra de las Minas, accidente geográfico de gran importancia por los biomas que favorece, ya que mientras en la sierra la precipitación anual puede superar los 3,000 mm, en el Valle del Motagua tan solo alcanza los 500 mm al año. Por el Sur, una gran cantidad de cerros aislados por hondonadas medianamente profundas limitan el paso del Río Motagua, que en su largo recorrido por el valle va propiciando la presencia de gran variedad de plantas y animales característicos de la región, entre los que sobresalen diversidad de cactos y de reptiles, muchos de ellos en peligro de extinción. En la región semiárida del Valle del Motagua se hallan las zonas de vida Monte Espinoso y Bosque Seco, y ha sido clasificada como una ecorregión, lo cual subraya su importancia y unicidad. Esta región se caracteriza por tener las precipitaciones anuales más bajas registradas en Centroamérica, por lo que es considerada como una de las áreas más secas del istmo. La humedad relativa promedio oscila entre 60 y 72% y la evapotranspiración potencial presenta valores entre 600 y 800 mm anuales, lo que explica el déficit de agua. Debido a lo riguroso del clima, en la región se han desarrollado comunidades vegetales caducifolias cuyas hojas caen al inicio de la estación seca y brotan al inicio de la estación lluviosa. El 50% de éstas son especies con espinas. En total, en esta ecorregión existen cerca de 600 especies de flora, entre las que sobresale una bromelia endémica y en peligro de extinción, conocida como Tillandsia Xerographica. Son característicos, además, diversidad de cactos de los géneros Mammillaria y Melocactus, que al igual que la T. xerographica, son extraídos ilegalmente para su comercio. En la región semiárida del Valle del Motagua, la gran diversidad de fauna encuentra refugio en los bosques ribereños, que aunque cada vez más degradados, todavía le proveen de alimento. En la fauna se encuentra
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gran diversidad de aves de las familias Columbidae, Tyrannidae, Icteridade y Fringilidae, algunos murciélagos, armadillos, zorrillos, micoleones y tacuacines, así como gran variedad de reptiles, entre los que sobresale el Escorpión o Niño Dormido: Heloderma Horridum Charlesbogerti, subespecie endémica del Valle del Motagua, y recientemente elevada al apéndice I de la lista de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). Museo de Paleontología A 6 km de la cabecera departamental se encuentra Estanzuela, localidad conocida principalmente por los bordados a mano que producen sus artesanos, pero también por el Museo de Paleontología, Arqueología y Geología, el Museo Karl Sapper, donde se encuentra el esqueleto completo de un mastodonte, así como el de un perezoso gigante. La colección de fósiles y vestigios mayas presentes en el Museo de Estanzuela tuvo sus inicios en 1985, gracias a la colaboración del señor Alfonso González Davison. El INGUAT contrató entonces los servicios de los paleontólogos Bryan Petterson y Roberto Moolfolk Saravia, quienes recuperaron muchas de las piezas de los fósiles y participaron activamente en la construcción del edificio del Museo. El Progreso Este departamento nació el 13 de abril de 1908, con el nombre de “Estrada Cabrera”. Sin embargo, fue disuelto en 1920. Con una superficie actual de 1,922 km², menor a la que se le asignó en 1908, fue restablecido en 1934. Cuenta con 8 municipios y una población cercana a los 150,000 habitantes ladinos (99% del total). La cabecera departamental es Guastatoya, “los últimos morros”, quizá en alusión a que en esta región comienza el calor, ya que está situada a 515 msnm. Los habitantes, entre otras actividades, se dedican al cultivo de tomate, tabaco, zapote, chico y mamey, y entre sus platillos característicos figuran el arroz con costilla, la flor de izote, el pan de maíz, las salporas y el estofado de gallina criolla. Entre sus festividades, el 15 de enero se celebra la fiesta del municipio de El Progreso, en honor al Cristo Negro de Esquipulas, y es que la historia de esta zona se halla fuertemente ligada a la del Corregimiento de Chiquimula, pues gran parte de su territorio formó parte de éste.
Restos de mastodonte del Museo Karl Sapper. Zacapa.
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Vista desde el mirador de la Laguna de Ipala, ubicada en el cráter del volcán del mismo nombre. Chiquimula. RdeLeón. Siguiente página. Vista frontal de la Basílica del Señor de Esquipulas. Chiquimula. LMeléndez.
El Progreso es, en general, uno de los departamentos más calurosos y secos de Guatemala, donde predominan las tunas, las zarzas y las acacias, lo cual configura el “chaparral espinoso”. Sin embargo, en contraste con este escenario, se encuentra el cerro El Pinalón, donde a una altura de 2,800 msnm, los bosques de pinos, ciprés y abetos disfrutan de un ambiente menos caluroso. Es pues El Progreso un departamento de grandes contrastes naturales. Así, en la ribera del Río Motagua, los sauces sobreviven al calor y la tierra resguarda ricas fuentes de serpentinas y jade. El Progreso también es conocido por el cultivo de yuca, la cual se procesa para obtener yuquilla de gran calidad; por otra parte, Sansare abastece de juegos pirotécnicos a gran parte del mercado nacional. San Agustín y San Cristóbal Acasaguastlán Estos dos municipios son visitados principalmente por las iglesias de las respectivas cabeceras municipales. Destaca la belleza de sus fachadas. La de San Cristóbal fue construida en 1654. Es de estilo barroco, y en las hornacinas cabe apreciar esculturas de los evangelistas. Aunque el templo no está en uso, se encuentra en recuperación, y es posible apreciar las campanas antiguas que engalanan el templo.
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En San Agustín Acasaguastlán, municipio conocido como “La Huerta de Guatemala”, abundan las frutas, y destacan las papayas, las guanabas, las limas, las naranjas y las guayabas. Todas ellas permiten aliviar el calor de la zona. En este poblado se erige un templo edificado durante el siglo XVI, y que sí está en uso. La fachada es barroca y posee gran belleza; los muros blancos del templo pueden apreciarse desde la carretera, contrastando con la aridez del paisaje, donde tan solo las acacias salpican de verdor el panorama. Jalapa Jalapa formó parte del antiguo Corregimiento de Chiquimula, nació como departamento el 24 de noviembre de 1873 y se formó tomando una parte del territorio del departamento de Jutiapa. Ha sufrido muchos cambios a partir de su creación, sobre todo en cuanto a su extensión, la cual actualmente es de 2,063 km², distribuidos en 7 municipios. Destaca en este territorio el Valle de Jumay, el cual, luego de los terremotos de Santa Marta (1773), que arruinaron la Ciudad de Santiago de Guatemala, fue evaluado como posible asiento de esta urbe. En aquel entonces, se concluyó que el clima de la región era favorable, y que los valles resultaban aptos para erigir una gran ciudad. Sin embargo, la poca disponibilidad de agua potable no permitió que el proyecto prosperara.
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Gracias a lo diverso de su topografía, que varía desde los 800 msnm en San Luis Jilotepeque, hasta los más de 2,000 msnm en Mataquescuintla, el clima va de templado a frío, permitiendo el cultivo de cereales, tabaco y variedad de frutas. La cabecera departamental, a 174 km de la ciudad capital, es Jalapa, ubicada a 1,361.91 msnm, sobre un extenso valle de clima templado y paisaje atractivo. En idioma náhuatl, Jalapa significa “en agua arenosa”. El departamento cuenta con una población de casi 250,000 habitantes, de los cuales el 19% son indígenas poqomames. Sin embargo, el idioma de esta comunidad está en peligro de desaparecer, debido a que cada vez se habla menos entre los jóvenes. Destacan en la gastronomía de Jalapa el estofado de marrano, la gallina en crema, las quesadillas y el pulique de espinazo. Mataquescuintla y San Pedro Pinula En Mataquescuintla se localiza el Cerro Miramundo, el cual se alza a más de 2,000 msnm, constituyéndose en uno de los sitios más altos de Jalapa. Entre la vegetación propia del cerro se pueden apreciar gran cantidad de cipreses y pinos, que forman parte del remanente de Bosque muy Húmedo Montano Bajo Subtropical, aún presente en Guatemala, aunque con muy poca representatividad. Estos bosques mantienen el clima fresco en el cerro, captando el agua que luego mana de diversos ojos de agua. En el municipio de San Pedro Pinula existen dos grandes atractivos, uno de carácter natural y el otro, religioso. El primero es el volcán Tobón, el cual forma parte de la montaña del Silencio. Tobón alcanza los 1,800 msnm, por lo cual es la parte más alta de esta montaña. Desde la cima, el panorama es maravilloso, sobre todo porque durante la mayoría del tiempo el cielo está despejado y el clima fresco invita al descanso, mientras se aprecia el paisaje. Por otro lado, la iglesia de San Pedro Pinula, aunque no cuenta con una fachada excelsa, da al pueblo una sensación de sobriedad, pues ante un cielo celeste despejado, se erige blanca, en armonía con las nubes y las montañas que se observan a lo lejos. Jutiapa Jutiapa, “en el río de los jutes”, es un departamento con una extensión territorial de 3,219 km², que abarcan en 17 municipios. Este departamento fue creado el 8 de mayo de 1852 y al igual que en Jalapa, algunos de sus habitantes son poqomchi’es, aunque estos constituyen únicamente el 3% de los más de 400,000 habitantes de Jutiapa. Entre las actividades productivas de los jutiapanecos destacan la ganadería y la agricultura, y los cultivos más representativos son el maicillo, la cebolla, el tabaco y el maíz. La gastronomía se basa en la crema y el queso, y entre los platillos destacan el gallo en chicha, el marquesote, el pollo en crema y la horchata de arroz. Entre la flora característica de Jutiapa se encuentran especies arbóreas como encinos, zapatón y árboles de aguacate, además de gran cantidad de plantas medicinales tales como la zarzaparrilla y la ipecacuana, así como algunas orquídeas y otra gran variedad de flores. En cuanto a la fauna, sobre todo en las partes montañosas se pueden encontrar pizotes, zorros, armadillos y varias especies de reptiles y anfibios, y por supuesto, gran cantidad de aves, entre migratorias y residentes. La cabecera departamental, llamada también Jutiapa, aunque se sitúa a tan solo 405.96 msnm, cuenta con un clima templado. Celebra su fiesta patronal el 13 de noviembre, en honor a San Antonio de las Pescaditas. 102
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Lago de Güija Ciertamente, las zonas del Oriente y Suroriente de Guatemala se caracterizan por la gran cantidad de volcanes, que aunque no muy elevados, se alzan majestuosos y embellecen el paisaje. Pero también por las numerosas lagunas, que se han ido formando a lo largo de los años, por la acumulación de aguas pluviales y pequeños afluentes, en los que fueran cráteres de antiguos volcanes. El lago de Güija es un ejemplo de lo afirmado. Su extensión se comparte con El Salvador, y solo una tercera parte se encuentra en territorio guatemalteco. Posee cinco penínsulas y varias islas, entre las que sobresalen las de Teotipa y de Istepeque. Circundado por sierras y colinas con grandes cantidades de lava petrificada, se considera que este lago se formó en el cráter de un volcán, y en él abundan los peces, los cocodrilos y gran variedad de aves acuáticas, pero el agua no es potable. Volcán Suchitán El volcán Suchitán, “lugar donde abundan las flores”, se eleva a 2,042 msnm, constituyéndose en uno de los tres picos más altos del Oriente guatemalteco. Se localiza en la aldea Suchitán, en el municipio de Santa Catarina Mita, y constituye el Area Protegida denominada Parque Regional y Area Natural Recreativa Volcán Suchitán. No se distingue un cráter, y se pueden observar varios conos pequeños. Uno de los mayores atractivos de este Parque es, sin lugar a dudas, el bosque nuboso primario, así como otros bosques secundarios y de galería, principales responsables de la recarga hídrica en la cuenca del lago de Güija, así como de otros cuerpos de agua de menor tamaño, pero de gran importancia para el desarrollo de las actividades agrícolas y ganaderas del departamento de Jutiapa.
Retablo secundario de estilo barroco. Parroquia de San Agustín Acasaguastlán. El Progreso. LMeléndez. Siguiente página. Vista posterior de la Parroquia de San Agustín Acasaguastlán. El Progreso. LMeléndez.
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Costa del Pacífico Santa Rosa El departamento de Santa Rosa debe su nombre a la primera santa del Nuevo Mundo, Santa Rosa de Lima. Tiene una extensión territorial de 2,955 km², los cuales están organizados políticamente en 14 municipios. De sus 300,000 habitantes, el 3% son indígenas, principalmente poqomames y xincas. Formó parte anteriormente al departamento de Mita, al cual también pertenecieron los actuales departamentos de Jutiapa y Jalapa, hasta 1852, año en que se separó Santa Rosa como un departamento. Hacia el Norte se erige la Sierra Madre, y hacia el Sur, el departamento se extiende hacia las costas, donde lo atraviesa el Canal de Chiquimulilla, y finaliza en hermosas playas como las de Monterrico y Las Lisas. Esta topografía variada enriquece al departamento, de manera que los climas varían desde frío, en las montañas de Mataquescuintla, hasta cálido en las costas. Los cultivos más importantes son el maíz, el frijol y la caña de azúcar, pero también se cultiva papa, cebolla y algunas frutas, como la mora. Inicialmente la cabecera departamental fue Santa Rosa de Lima; sin embargo, en 1873 se trasladó a Cuilapa, pero años más tarde esta fue destruida por un sismo, teniendo que trasladarse nuevamente, esta vez a Barberena. En 1920, la cabecera fue nuevamente ubicada en Cuilapa, la cual se encuentra a 899 msnm, y cuenta con un clima templado. Este departamento destaca sobre todo por sus atractivos naturales, entre los cuales sobresale el Canal de Chiquimulilla, que corría antiguamente paralelo a la costa, teniendo sus inicios en la frontera con El Salvador. Este canal reviste especial belleza e importancia, sobre todo porque es santuario de miles de animales, entre los que destacan las aves acuáticas, tales como gaviotas y gran diversidad de garzas, entre muchas otras, además de cobijar en los manglares poblaciones de camarones y peces. Monterrico - Hawaii La Reserva Natural Monterrico y el Parque Nacional Hawaii fueron creados en 1956. Entre los dos tienen una extensión de 1,000 ha, en las cuales se ha logrado conservar uno de los remanentes de mangle más representativo de la costa del Pacífico. Estos manglares sirven como refugio de cientos de animales silvestres, y de especies florales de la zona, de manera que su conservación ejerce un impacto positivo sobre la subsistencia de miles de aves, tanto residentes como migratorias, así como de poblaciones de iguanas y cocodrilos, y otros animales, como osos hormigueros y mapaches. Las playas de Monterrico, con su arena grisácea, son escenario de los primeros pasos de miles de tortugas marinas, que nacen anualmente en la Reserva Natural Monterrico y el Parque Nacional Hawaii, producto de los programas para la conservación de iguanas, cocodrilos y tortugas marinas, que incluyen
Vista desde el mirador hacia la Laguna de Ayarza. Santa Rosa. AUrbina.
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Vista del Bosque Húmedo a las orillas del Canal de Chiquimulilla. LMeléndez.
estudios y proyectos para su reproducción en cautiverio. Este es uno de los espectáculos más maravillosos en las playas del Pacífico: ver a cientos de recién nacidas tortugas que, en busca del mar, se pierden entre el oleaje, para luego, en algunos años, poder, algunas de ellas, regresar para depositar sus huevos en estas playas que las vieron nacer. Laguna de Ayarza Esta laguna se encuentra entre los departamentos de Jalapa y Santa Rosa. Sus frías aguas cristalinas reflejan el cielo en los días soleados, así como el verde característico de los frondosos bosques de la cordillera que la circundan. Aparentemente, esta laguna carece de afluentes y de desagües, por lo cual su único alimento son las aguas pluviales. Puente de Los Esclavos Entre los atractivos de este departamento destaca el Río de los Esclavos, famoso, sobre todo, por un puente -ahora en desuso- que se erige sobre él, y que data del año 1592. Fabricado de piedra, el Diccionario geográfico de Guatemala apunta que “lo levantó la ciudad de Guatemala, para la comodidad de los caminantes, es el más magnífico y bien construido que tiene el reino; tiene un largo de 128 varas, 18 de ancho, con buen pasamanos, y está construido sobre once arcos”. Sobre este puente, se cuenta una leyenda. Ante las dificultades surgidas para la construcción, destinada a que el puente fuera una obra sin igual en el Reino, los días pasaban uno tras otro sin que la obra pudiera concluirse totalmente. Entonces, uno de los esclavos a cargo de los trabajos, abatido por el cansancio y 111
desesperado, ofreció su alma al diablo, a cambio de que este terminara el puente prontamente. El demonio aceptó el trato y terminó el puente en un solo día; sin embargo, el esclavo se arrepintió y lo alejó, mostrándole una cruz. En ese momento, una de las piedras del puente se separó, y aunque muchos han intentado colocarla nuevamente, esta siempre se cae, de manera que la última piedra jamás ha sido puesta. Laguna de Ixpaco Esta laguna se localiza en las faldas del volcán Tecuamburro. Se trata de un embalse de aguas cálidas que nacen en el mismo lugar, las cuales burbujean en el fondo, y tienen fama de ser medicinales, por tratarse de aguas azufradas. La laguna, cuyo diámetro abarca 350 m, tiene una forma casi circular, y sus aguas se caracterizan tanto por su olor azufrado, como por el color peculiar que este hecho le concede, pues son aguas ligeramente amarillas. Por otra parte, la laguna se halla rodeada de cerros, cuyos matices azulados y verdes contrastan con los colores cálidos de la laguna, y con el azul celeste del cielo, casi siempre despejado. Escuintla Con 4,384 km² de superficie, que abarcan 13 municipios, Escuintla es un departamento cuyo clima varía desde templado hasta cálido y seco, pues se extiende desde la cordillera eruptiva del país hasta la costa del Pacífico. Estas condiciones han contribuido a la importancia agrícola del departamento; así, sobresalen los cultivos del café y la caña de azúcar y gran variedad de frutas, sobre todo cítricos. Crecen también el anisillo, la vainilla, el copal, el jocote marañón y el tamarindo.
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Escuintla, antiguamente llamada Izquintepeque, “cerro de los perros” (probablemente porque en las montañas había gran cantidad de tepezcuintles, que los españoles asociaron con los perros), cuenta actualmente con más de medio millón de habitantes, de los cuales únicamente el 7% se identifica con algún grupo indígena, hablantes de los idiomas kaqchikel y poqomam; el otro 93% son ladinos. La población se dedica principalmente a la agricultura, la agroindustria, la ganadería y el comercio, siendo también importante, como fuente de ingresos, la industria del turismo. La zona que hoy ocupa Escuintla fue habitada en parte por la cultura Cotzumalguapa, probablemente no más allá del año 900 d.C. Posteriormente estuvo despoblada, hasta que en el Postclásico Tardío (1200-1524) fue ocupada por los pipiles, grupos de lengua náhuatl, que inmigraron desde México. Los pipiles tenían una estructura social estratificada, por lo cual los nobles influían en las decisiones políticas y religiosas, mientras los plebeyos se dedicaban a la agricultura, la caza, la pesca, el comercio y la milicia. Los esclavos, generalmente prisioneros de guerra, formaban parte de la mano de obra, y eran sacrificados durante rituales que podían extenderse a lo largo de más de cinco días. Los pipiles tributaban a sus nobles antes de la conquista, pero tras la llegada de los españoles, y luego de su sometimiento, tributaron a estos con cacao, algodón, pescado y sal, entre otras cosas. Las características de aquellas tierras que encontraran entonces los españoles distan mucho del aspecto que hoy tienen. Densas selvas cubrían este territorio, albergando poblaciones dispersas desde Tapachula hasta El Salvador. Los pueblos pipiles de Cotzumalguapa y Alotec, que florecían entonces, fueron catequizados por
los franciscanos. Sin embargo, sobrevinieron epidemias y otros males sociales que hicieron decaer la agricultura, dando lugar a que la zona quedara nuevamente despoblada, y a que las selvas retomaran su lugar en aquel terreno. No por mucho tiempo, pues los ricos suelos de Escuintla han producido a partir de aquellos tiempos, cuando tenían gran importancia el añil y el algodón, gran cantidad de otros cultivos. El cacao se cambió por el café, y proliferaron las plantaciones de citronela y caña de azúcar, haciendo de este departamento uno de los más importantes para la agricultura del país, situación que fue favorecida con la convergencia del ferrocarril (hoy en desuso), de la carretera al Pacífico y, más recientemente, de la autopista Palín-Escuintla. La antigua ciudad de Escuintla, ubicada a 346.91 msnm, fue nombrada como tal el 22 de agosto de 1903. Anteriormente era conocida como Concepción Escuintla, por haber estado bajo la protección de la Purísima Concepción de María. Es la cabecera departamental, ubicada a 58 km de la ciudad de Guatemala. Al hablar de Escuintla, indudablemente vienen a la mente las palmeras y las playas negras de origen volcánico, con sus atardeceres color naranja. Este es un destino vacacional por excelencia, a donde los guatemaltecos, principalmente los capitalinos, escapan durante los descansos o fines de semana, ya sea para tomar el sol y refrescarse en las playas, o para practicar algún deporte, como el surf o la pesca. O simplemente, para degustar un exquisito caldo de mariscos, una sopa de tortuga o de yuca, un seviche o chiles rellenos. Aunque algunos otros, más interesados en la arqueología, al pensar en Escuintla evocarán las enigmáticas cabezas gigantescas y otros monumentos que han sido hallados en el departamento, y que tienen miles de años de antigüedad.
Vista del Canal de Chiquimulilla desde embarcación que navega en dicho canal. En las orillas, se puede apreciar el bosque de manglar. LMeléndez
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Atardecer en el Canal de Chiquimulilla. Escuintla. LMelĂŠndez.
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Sipacate-El Naranjo La población de Sipacate se encuentra en el km 140, sobre la C2, Carretera al Pacífico. Para viajar hasta ese sitio es recomendable tomar la autopista Palín-Escuintla, y, luego, seguir por la C2. En Sipacate los días son claros y soleados, y las temperaturas cálidas y/o frescas. Por las características de sus olas, sus playas son visitadas por surfistas nacionales y extranjeros. A unos 170 km de la ciudad capital, en jurisdicción de La Gomera, se encuentra el Parque Nacional Sipacate-El Naranjo, fundado en 1969. Cuenta con una extensión de 1 km de ancho, en una franja de 20 km. El atractivo principal es el bosque, donde abundan las especies tropicales, sobresaliendo los mangles, especies forestales que se encuentran amenazadas por varios factores, tales como su tala desmesurada, para construcción, uso agrícola o para empleo turístico de los suelos. En este Parque cabe apreciar también las salineras artesanales, y se puede visitar el santuario de vida silvestre denominado “Poza del Nance”, donde hay principalmente tortugas marinas, como la baula y la parlama. Iztapa Iztapa se encuentra a 12 km del Puerto San José. Es un sitio que a través de su historia ha tenido gran importancia porque ahí se ubicaba el Puerto de Iztapa, el cual fue el primero en la costa del Pacífico, habiendo funcionado desde los tiempos de Pedro de Alvarado, en el siglo XVI, hasta 1853, año en que fue construido el Puerto de San José. Con la construcción del nuevo puerto, decayó el de Iztapa, mermando así la apreciación del municipio. Sin embargo, en la actualidad Iztapa se ha convertido nuevamente en un sitio renombrado a nivel mundial como uno de los lugares preferidos para la práctica de pesca deportiva, aunque lo perjudica la cercanía del moderno Puerto Quetzal. En sus mares, los deportistas navegan en busca del pez vela y el pez marlin, entre otros. Volcán de Pacaya Otro de los grandes atractivos de Escuintla es el volcán de Pacaya, rodeado de bosques de pinos, que en más de una ocasión se han fundido con la lava que desciende del volcán, pues este aún está activo. Para llegar, se toma la carretera hacia Escuintla, CA-9, y en el km 37 se cruza hacia San Vicente Pacaya. Este volcán tiene una altura de 2,562.08 msnm, y su ascenso y descenso pueden hacerse en un mismo día. Aunque parezca una aventura un tanto temeraria, subir el volcán de Pacaya resulta una
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experiencia sin igual, no solo por la vista que se tiene de la ciudad de Guatemala y del lago de Amatitlán y sus cercanías, sino porque es factible observar las rocas ígneas y sentir el calor que sale de la tierra, por lo cual se necesita usar calzado resistente. El conjunto lo forman varias cúspides de estructura complicada, los Cerros Chino y Mackenney. Los hundimientos tectónicos producidos por la actividad explosiva de este volcán, según los geólogos, y el consecuente embalse de aguas, dieron origen al lago de Amatitlán, así como a las depresiones en las faldas del volcán, donde actualmente se encuentra la laguna Calderas. También se originaron enormes cráteres, en los que se asentaron pueblos como el de San Vicente Pacaya. Desde 1560 hasta julio de 1775, cuando se registró una erupción prolongada, el volcán había mantenido únicamente la emisión de fumarolas y la generación de actividad sísmica. Se mantuvo también en relativa calma hasta el 10 de marzo de 1961, cuando de las cuatro bocas que se localizaban a unos 1,800 msnm, emanó una corriente de lava de unos 250 a 300 m de ancho, y un espesor de hasta 3.5 m, la cual actualmente se encuentra solidificada, aunque con temperaturas internas entre los 35 C° y 40 C°. El volcán volvió a quedar en aparente calma, hasta que en diciembre de 1984 se formó una columna de ceniza con cerca de 8 km de alto y persistentes flujos de lava. La actividad del volcán de Pacaya ha cubierto de arena tanto a las poblaciones cercanas como a la ciudad capital, por ejemplo en enero de 1986, cuando unos 25 cm de ceniza cubrieron las poblaciones de El Caracol, Los Pocitos, El Patrocinio, o en mayo de 1998, cuando tuvo que cerrarse el aeropuerto de la capital durante tres días, porque, a causa de los vientos del sur, la ciudad quedó cubierta por unos 2 m de arena. La Democracia y Santa Lucía Cotzumalguapa Estos dos municipios son de gran importancia arqueológica, principalmente porque en varias fincas se han encontrado vestigios de poblaciones que estuvieron presentes en el territorio guatemalteco, incluso antes de los mayas, ya que algunos de los monumentos encontrados pueden tener más de 4,000 años de antigüedad. La Democracia se encuentra a 90 km de la ciudad capital, a una altitud de 165 msnm, por lo cual el clima que impera es cálido. En La Democracia se localiza el Museo Regional de Arqueología, y en él se puede encontrar
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variedad de utensilios, como vasijas y piedras de moler. En el sitio arqueológico Monte Alto se descubrió una rica colección de cabezas y otros monumentos de piedra gigantes, de entre cuatro y dieciséis toneladas, muchas colocadas alrededor de una ceiba, en la plaza central. Estos monumentos datan de aproximadamente 4,000 años, y se dice que son olmecoides, por su similitud con los que tallaron los olmecas. Santa Lucía Cotzumalguapa dista 71 km de la capital. El clima, cálido, propio de una altitud de 356 msnm. En los campos y plantaciones cercanos al pueblo, se han descubierto enormes cabezas pétreas, entre las que destacan las halladas en la finca El Baúl. La cabeza más grande se encontró medio enterrada, y tiene adornado el cabello. Retalhuleu A 190 km de la ciudad de Guatemala se encuentra Retalhuleu, “señal de la tierra”, ubicado a 614 msnm, cabecera del departamento del mismo nombre, creado el 16 de octubre de 1877, cuando se le segregó de Suchitepéquez. Su extensión territorial abarca 1,856 km², distribuidos en 9 municipios. El 23% de la población es indígena, principalmente de las etnias mam y k’iche’. Entre la gastronomía propia del departamento sobresalen la carne en miltomate, las “chancletas” de güisquil y la torta de güisquil.
Arriba. Salida de lava en el Volcán de Pacaya. Escuintla. RDeLeón. Derecha. Detalle de conos activos en horas de la madrugada. Volcán de Pacaya. Escuintla. RDeLeón. Abajo. Detalle de los propagulos de Mangle Rojo, Rhizophora mangle, por la que se obtienen nuevas plantas. LMeléndez
En Retalhuleu, todas las cabeceras municipales, con excepción de Champerico, se encuentran en el lado Norte del departamento, a poca distancia una de otra, mientras hacia el Sur, las grandes extensiones de terreno son fincas dedicadas a la siembra de diferentes cultivos, tales como el algodón, la caña de azúcar, el café y el ajonjolí. Entre otras actividades económicas, en Retalhuleu se produce ganado bovino; existen asimismo varias industrias, tales como beneficios de café, y los habitantes se dedican también a la producción artesanal de velas, cestas y piezas de algodón. Muchos ríos riegan las tierras de Retalhuleu, como el Río Ocosito o Tilapa, el cual marca el límite con Quetzaltenango, y estos ríos favorecen la fertilidad y crean parajes de belleza peculiar. El clima de la región varía de cálido en la costa a semicálido hacia el Norte, pero la estación fría no está bien definida, por lo cual el clima resulta agradable todo el año, a pesar de la humedad que caracteriza a la bocacosta. Esta característica, sumada al atractivo natural de sus bosques y al de las extensas plantaciones, cuyos paisajes adornan las hermosas vistas de los volcanes Santiaguito, Zunil y Santa María, ha dado
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lugar al desarrollo de otra de las actividades económicas más importantes de la región, la industria del turismo. Esta actividad ha tomado importancia sobre todo durante la última década, y más que nada en el municipio de San Martín Zapotitlán, generando una fuente de empleos importante en especial para los lugareños. Champerico A finales del siglo XVIII, se asentaba, en el área hoy conocida con el nombre de Champerico, una compañía alemana, explotadora de maderas finas, cuyo nombre era Champer & Co., lo que originó el nombre del municipio. Champerico se encuentra a 39 km de Retalhuleu, y a 224 km de la ciudad de Guatemala. Fue declarado como Puerto Nacional en junio de 1871, durante el gobierno de Miguel García Granados. Desde entonces hasta 1982, Champerico se desempeñó como importante puerto, desde donde se exportaban los productos guatemaltecos, en especial, café. Sin embargo, el nivel de las aguas ha decrecido en este puerto, quedando inhabilitada parte del mismo, lo cual hace necesaria su modificación. Parque Arqueológico Tak’alik Ab’aj “Puerta Parada” Este sitio arqueológico se encuentra en el municipio El Asintal, a 30 km de Retalhuleu. La importancia de aquel radica en la función que desempeñó en el sistema de intercambio comercial de las poblaciones asentadas entre el Istmo de Tehuantepec y lo que hoy conocemos como El Salvador. Además, Tak’alik Ab’aj representa una especie de eslabón entre la antigua cultura olmeca y la naciente cultura maya. Los primeros datos que se tienen acerca de este sitio datan de hace 3,000 años, es decir, en el Preclásico Medio (800 a.C. - 400 a.C.). Se caracterizó este periodo por los monumentos de semejanza olmeca, y destaca la escultura en bulto. En este sitio se puede apreciar, asimismo, el juego de pelota más antiguo de Mesoamérica hasta ahora conocido, así como el sistema hidráulico de las plazas, construido en barro, por medio del cual las aguas fluviales eran evacuadas. Hubo una etapa de decaimiento, durante el período Clásico Temprano (250 a.C. - 500 d.C.), posiblemente influenciada por la conquista de Kaminaljuyú. Al parecer, un grupo enemigo destruyó gran parte de los monumentos y otras esculturas del lugar, y decrecieron la escultura y la orfebrería. Sin embargo, en el Clásico Tardío (600 d.C. - 900 d.C.), en un intento porque resurgiera su ciudad, se remodelaron sus monumentos y edificios
Embarcación artesanal en la aldea Sipacate. LMeléndez
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Izquierda. Vista desde nivel del suelo de la especie Terminalia oblonga, conocido como Vohlador. El árbol mide aproximadamente 25 m de altura y puede llegar hasta los 35 m de alto. LMeléndez. Arriba. Odecoileus virginianus, Venado de Cola Blanca, en las afueras de un bosque humédo. Suchitepequez. LMeléndez. Arriba. Rana arborícola de Baudin, Smilisca Baudini, que habita en los bosques humédos del sur. Retahuleu. LMeléndez. Abajo. Atardecer desde la playa de Champerico. Retahuleu. LMeléndez.
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y se añadieron nuevos elementos a la cerámica, tales como cristales, que sustituían a las piedras pómez de la pasta, hasta que, ya en el Posclásico, domina la cerámica k’iche’. San Martín Zapotitlán Una de las atracciones turísticas más importantes de la región consiste en el complejo de parques de entretenimiento que se encuentra en este municipio, y que son parte del IRTRA (Instituto de Recreación de los Trabajadores de la Empresa Privada de Guatemala). En el km 180.5, sobre la carretera que conduce a Quetzaltenango, se encuentra, como dice el sitio web de la institución, “la entrada a un mundo de diversión para los guatemaltecos de todas las edades, y para el mundo”. Un complejo turístico de gran demanda por parte de guatemaltecos y extranjeros. El Parque Acuático Xocomil, cuyo nombre significa en idioma Kaqchikel “Viento fuerte sobre el Agua”, fue inaugurado en 1997. Se halla ambientado a modo de remembranza de los monumentos mayas de ciudades como Tikal y Quiriguá, y cuenta con variedad de diversiones. El Parque Temático Xetulul, “Bajo los Zapotes”, fue inaugurado en 2002. Al entrar, se llega a una plaza, rodeada por réplicas de algunos de los edificios más representativos de Guatemala. El nuevo proyecto de este complejo turístico es el parque ecológico Xejuyup, “Bajo los Árboles”, el cual estará destinado a actividades ecológicas. .
Suchitepéquez El nombre Suchitepéquez significa “En el cerro de las flores”, y se deriva del náhuatl Xochitepec, cuyos morfemas xochitl y tepetl, significan “flor” y “cerro o montaña”, respectivamente. La superficie de este departamento abarca 2,510 km², distribuidos en 20 municipios, y la población es cercana al medio millón de habitantes, un 52% indígena especialmente de los grupos étnicos k’iche’, kaqchikel y tz’tujil. Entre la gastronomía de la región, destacan los camarones con chipilín. Aunque el departamento se extiende desde las mesetas de la Sierra Madre hasta la costa, las pendientes son suaves y el clima es predominantemente cálido. Como resultado, los suelos poseen notable fertilidad, y se produce gran variedad de cultivos, como cacao, citronela, té de limón, café y caña de azúcar, así como diversas frutas, como mango, sandía, y piña. Entre las actividades económicas cobra también gran importancia la producción artesanal de candelas, jícaras y cestería. La cabecera departamental es Mazatenango, a 160 km de la ciudad capital, y a 371 msnm. La palabra Mazatenango se deriva del náhuatl, de las voces mazatl, que significa “venado”, y nango, que se traduce como “lugar de”, o sea que Mazatenango equivale a “lugar del venado”. Esta ciudad celebra sus fiestas patronales durante el mes de febrero, en honor a San José. Sin embargo, la fiesta más emblemática y distintiva de todo el departamento es el carnaval: por algo se le llama a Suchitepéquez, la “Tierra del Venado y el Carnaval”.
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Chimaltenango Chimaltenango se encuentra a 54 km de la ciudad capital, y cuenta con una extensión territorial de 1,979 km², organizados en 16 municipios. Actualmente, la población es de cerca de medio millón de habitantes, de los cuales el 79% son indígenas, principalmente de la etnia kaqchikel, quienes antiguamente le llamaron “Pokob”. Este nombre expresaba la idea de “escudo”, lo mismo que el actual, Chimaltenango, “muralla de escudos”. La cabecera departamental se nombra igual que el departamento, y se ubica a 1,800.17 msnm, por lo cual, el clima es predominantemente templado. Entre las comidas tradicionales figuran el Subán-ik y las chilaquilas de güisquil. Este departamento, tan cercano a la ciudad capital, ofrece tanto a sus visitantes como a todos aquellos que pasan por el lugar, una amplia gama de paisajes, con bosques de pinos y cipreses, así como de sembradíos, gracias a que cuenta con una topografía variada. El terreno, predominantemente de tierras altas, muy quebrado en unas partes, posee, en otras, extensos valles de gran fertilidad, lo cual ha propiciado que la principal actividad económica de Chimaltenango sea la agricultura. Entre los productos agrícolas de la región se cuentan el maíz, el frijol de Acatenango y de Parramos, así como el café de Pochuta. Además, en los últimos años, este territorio ha sobresalido por la siembra de hortalizas, con las que se surte un gran porcentaje de las existencias en los supermercados del país. Tecpán e Iximché A 90 km de la ciudad capital, y a tan solo 36 km de la cabecera departamental de Chimaltenango, se encuentra Tecpán Guatemala. En este municipio se hallan algunos restaurantes donde tradicionalmente muchos viajeros hacen una parada obligada para disfrutar de una excelente comida, lo cual hace de Tecpán un lugar muy visitado. Sin embargo, el mayor atractivo de este municipio son las ruinas de Iximché. Este sitio arqueológico cuenta con cuatro plazas ceremoniales rodeadas por monumentos, muchos de los cuales se encuentran descombrados, y alcanzan hasta los 10 m de altura. Además, en el sitio se encuentran dos pequeñas plazas de juego de pelota y pequeños altares
Los barriletes gigantes surcan los cielos el 1 de noviembre, conmemorando el día de Todos Los Santos. Su tamaño puede llegar a exceder 16 m. Chimaltenango. LMeléndez.
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donde los kaqchikeles actuales, cuya religión se basa en el culto a la naturaleza y a sus antepasados, realizan sus ritos.
de Alvarado fue recibido por los príncipes kaqchikeles Belehé Qat y Cahí Imox, y fueron los kaqchikeles quienes lo apodaron Tonatiuh “Hijo del Sol”.
Se sabe poco de los kaqchikeles prehispánicos, pues la información histórica de que se dispone data de fechas posteriores a la conquista; la principal fuente documental es el Memorial de Sololá. Según la información histórica, los kaqchikeles pertenecieron a la confederación quiché, y se asentaron en Utatlán, distinguiéndose como un grupo de guerreros aguerridos que lograron la mayor expansión del reino k’iche’. Sin embargo, por los conflictos que se suscitaron entre ambos grupos, el rey k’iche’ Quicab, “el grande”, los expulsó de Utatlán alrededor del año 1470. Fundaron entonces su propia ciudadela, la cual denominaron Iximché, “plantas de maíz”, y mantuvieron la paz con los k’iche’s, hasta que murió Quicab, en 1475. Aunque los k’iche’s atacaron Iximché, la experiencia de los guerreros kaqchikeles era superior, tanto que el control militar de Iximché se extendió hacia el Sur, hasta lo que hoy se conoce como Siquinalá, Cotzumalguapa y Patulul, y hacia el Norte, hasta San Martín Jilotepeque, San Juan Sacatepéquez, San Pedro Sacatepéquez, San Lucas Sacatepéquez, Santiago Sacatepéquez, Sumpango y San Pedro Ayampuc.
Los príncipes kaqchikeles murieron unos años después, aunque no de manera natural, y el 25 de julio de 1540, los españoles fundaron la primera ciudad de Santiago, contigua a Iximché. Sin embargo, ante las excesivas demandas de los españoles, por oro y tesoros, los kaqchikeles abandonaron la ciudadela, la cual fue luego quemada por los españoles, quienes no permanecieron mucho tiempo en el lugar, y desplazaron su ciudad al Valle de Almolonga.
A la llegada de los españoles, Iximché se encontraba aún en expansión, pero luego se vio interrumpida. Pedro
Entre las nubes hacia Occidente. Vista desde el Volcán de Fuego. Chimaltenango. RDeLeón.
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El Tejar Al visitar Chimaltenango no puede pasarse inadvertido el municipio de El Tejar. Aunque no se conoce con exactitud la fecha de su fundación, a este municipio se le llamó inicialmente San Sebastián. Sus habitantes se dedicaban principalmente a la elaboración de tejas, adobes y ladrillos, que utilizaban para la construcción de iglesias y otros edificios, desde la época de la colonia. Para 1567, el municipio ya era reconocido por la calidad de tejas y ladrillos que se producían en sus muchos hornos, por lo cual se le llamó San Sebastián El Tejar. El 23 de abril de 1855, se segregó del departamento de
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Vista hacia occidente desde el cráter del Volcán de Fuego. RDeLeón.
Sacatepéquez, y más tarde, el 18 de julio de 1910, quedó erigido como el municipio de El Tejar, en el cual se siguen produciendo tejas y ladrillos, para lo cual los habitantes emplean técnicas similares a las que utilizaban durante la colonia. San Andrés Itzapa y San Simón San Andrés Itzapa se encuentra a 6 km de la cabecera departamental. En este municipio, la fiesta patronal, en honor a San Andrés Apóstol, se celebra el 27 de noviembre. Sin embargo, cada 27 de octubre se funden en una celebración tanto ritos cristianos como indígenas. Se trata de los festejos en honor a San Simón, personaje de porte español y rasgos indígenas. Esta deidad -se dice- actúa según las peticiones de sus fieles, ya sea haciendo el bien, o incluso, el mal. San Simón cuenta con su propia capilla y con una cofradía especialmente formada por devotos indígenas, la cual se encarga de organizar las celebraciones, así como del cuidado de la imagen, que aunque generalmente viste de “catrín” -es decir, de manera formal-, en otras ocasiones es vestido de militar, o de cartero. Sus devotos visitan su capilla y en homenaje al santo encienden velas de diferentes colores, dependiendo de los favores que solicitan, y le ofrecen licor, cigarros y puros, dinero, animales y joyas en gratitud por los favores concedidos.
Bosque espinoso en la cima del Volcán Acatenango. Chimaltenango. RDeLeón.
Erupción del Volcán de Fuego desde cima del Volcán Acatenango. Chimaltenango. RDeLeón.
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El volcán de Fuego El volcán de Fuego ha sido uno de los más activos de Guatemala, y de ello se sabe desde la época de la conquista. Por ejemplo: en 1582, una erupción de lava destruyó el Pueblo de San Pedro; más de un siglo después, en 1717, una erupción de ceniza que duró cuatro meses, afectó incluso a lugares lejanos como El Petén y El Salvador. Desde entonces, su cúspide ha ido cambiando, y aunque actualmente se eleva a 3,763 msnm, se cree que antes de la erupción de 1932, su cúspide se erigía hasta unos 80 m más alta que la actual. El ascenso al volcán de Fuego es posible, aunque no en cualquier momento. En todo caso, la altura a la que se puede llegar es variable, debido no solo a la constitución de la superficie arriba de los 3,000 m, sino también a la actividad volcánica y a los gases tóxicos que se desprenden de esta. Entre las características de este volcán, sobresalen la meseta formada desde la parte norte cercana al cráter, hacia el noroeste, así como la brecha de varios km que se ha ido formando con el descenso de material volcánico a lo largo de los siglos, y que actualmente se extiende desde la cúspide hasta la parte inferior de las faldas del volcán, conociéndosele como barranca honda. Otra de las características del volcán de Fuego, aunque menos conocida, es la existencia de un pequeño y bien formado cráter, que se encuentra a unos 6 km de la cúspide, el cual se encuentra cubierto de vegetación, la cual, aunque abundante en las faldas del volcán, es prácticamente inexistente desde la cúspide hasta los 3,000 msnm, debido principalmente a las características de la superficie, con tierras arenosas y erosionadas, que han impedido el crecimiento de vegetación importante. San Juan Comalapa y San José Poaquil Otro municipio de Chimaltenango digno de mencionar es San Juan Comalapa, “sobre el comal”, el cual se ubica a 2,115 msnm, y a escasos 24 km de la cabecera departamental de Chimaltenango. Este municipio es la cuna del célebre maestro Rafael Alvarez Ovalle, autor de la música del Himno Nacional de Guatemala. Es también famoso por los diversos pintores de cuadros de pintura popular indigenista, los que han tenido gran aceptación.
Mixco Viejo A tan solo 60 km de la ciudad capital hallamos a Mixco Viejo, poblado cuyo verdadero nombre es Jilotepeque Viejo, hoy en ruinas a las cuales, yendo en automóvil, es posible llegar en 90 minutos. A la llegada de los españoles, Jilotepeque Viejo se hallaba habitado y funcionando. En el lugar hay una serie de templos y palacios, vestigios de la cultura pokomam, los cuales fueron en gran parte restaurados por Henri Lehmann y personal del Musée de l’Homme, luego de las excavaciones arqueológicas realizadas por ellos en la segunda mitad del siglo XX. Los esfuerzos de Lehmann se vieron perjudicados porque las ruinas fueron seriamente dañadas durante el terremoto de 1976, por lo cual se conservan únicamente las plataformas de templos y las plazas para los juegos de pelota. Según Lehmann, esta era una ciudad joven donde, en sus mejores días, probablemente en el siglo XIII, vivían unos 9,000 habitantes. Aunque este fue el centro de defensa de los pokomames en el tiempo de la conquista, también sirvió como sitio ceremonial importante y de reunión para los juegos de pelota. Se trataba de una ciudad-fortaleza peculiar, ya que el cerro está rodeado por paredones empinados. Desde este lugar, los pokomames tenían una buena perspectiva de sus enemigos, y contaban con únicamente dos entradas, una de ellas, muy estrecha y escarpada, con gradas tan pequeñas que difícilmente se suben con rapidez, por lo cual cualquier intruso podía ser fácilmente repelido con flechas, o con grandes piedras que podrían aplastarlos. Sin embargo, la ciudad-fortaleza fue quemada por los conquistadores españoles, y sus habitantes fueron hechos prisioneros unos, y desterrados otros, luego de haber sido delatados por los pokomames de Chinautla, quienes se aliaron a los españoles tras perder a 200 de sus mejores guerreros. Entre las piezas encontradas en este sitio, llaman la atención las vasijas funerarias. Los poqomames incineraban a sus muertos, y colocaban sus cenizas en estas vasijas que se enterraban, las cuales tenían tres orificios en la parte de enfrente, representaciones de los ojos y la boca.
También debe recordarse a San José Poaquil, que se caracteriza por las variadas artesanías que ahí se elaboran, entre las que destacan los productos de jarcia y gran variedad de cerámica, así como los tejidos típicos confeccionados en lana y algodón, entre estos, los trajes típicos y los manteles, productos todos que son principalmente elaborados para venderlos a los turistas.
Vista panóramica de Mixco Viejo. Chimaltenango. LMeléndez.
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Huehuetenango
A 269 km de la ciudad capital se encuentra la cabecera del departamento de Huehuetenango, la ciudad del mismo nombre, cuyo clima es bastante frío a causa de que se encuentra situada a una altura de 1,901.64 msnm, al pie de la Sierra de los Cuchumatanes, los cuales enmarcan las rectas calles de la urbe. Su nombre, Huehuetenango “lugar de los viejos” o “lugar de sabinos”, hace referencia a un árbol que abundaba en los márgenes del río Selegua, y que los mexicanos llamaban ahuehuetle. Entre los indígenas, el nombre de este territorio fue Xinabajul, “en el hoyo del astuto topo”, también interpretado como “entre barrancos”. Era esta la capital del señorío de los mames, y actualmente sigue siendo su principal asiento. Durante la colonia, el actual departamento de Huehuetenango permaneció unido a Totonicapán, y no fue hasta el 8 de mayo de 1866 cuando por decreto del entonces presidente de la República de Guatemala, el mariscal Vicente Cerna, asumió la categoría de departamento. Con casi un millón de habitantes, de los cuales el 65% son indígenas, la superficie de “Huehue”, como se le suele llamar, abarca 7,403 km², organizados en 32 municipios. En ese territorio es posible escuchar a los pobladores expresarse en gran variedad de idiomas, como mam, q’anjob’al, chuj, popti’, akateko, tektiteko, awakateko, ixil y chalchiteko, lo que convierte a este departamento no solo en uno de los más poblados, sino también en el más rico en cuanto a la diversidad de idiomas. La gran cantidad de etnias presentes en Huehuetenango se manifiesta también en su gastronomía, conformada por ricos platillos, tales como el pepián de gallina, el caldo de cordero y el seviche de panza, siendo también reconocidos los chorizos y longanizas huehuetecos, que guindados en las carnicerías, parecen adornar los corredores de los mercados municipales. Por cierto que adentro del mercado de la cabecera se pueden conseguir hermosos hüipiles, mientras que afuera del mercado, los indígenas hacen negocio con prendas indígenas usadas. En los alrededores de este mercado se concentra gran cantidad de comercios, de manera que cabe encontrar fácilmente los productos de casi todas las actividades económicas del departamento, las cuales son muy variadas, destacando la agricultura y las artesanías. Entre los cultivos sobresalen el café, la caña de azúcar, el tabaco, el chile, el achiote, la yuca, el trigo, la papa, la cebada, la alfalfa y las legumbres.
El huito, Juniperus standleyi, habita en la parte más alta de la Sierra de los Cuchumatanes. Huehuetenango. LMeléndez.
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Además, se elaboran sombreros, petates y escobas de palma, las famosas piezas de cerámica de Chiantla, y las jícaras, características de Santa Ana Huista. Zaculeu Antiguamente, las tierras del altiplano guatemalteco -hoy los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, y gran parte de Totonicapán y Quetzaltenango- estaban ocupadas por los mames “abuelos”. Tras la expansión de los k’iche’s, durante el siglo XIV, los mames abandonaron sus tierras, y el poder del señorío mam se trasladó a Zaculeu (Xinabajul), sitio que aparentemente estuvo ocupado por más de mil años. Cercanos a Zaculeu se encuentran otros sitios, tales como Cerro Pueblo Viejo y Xetenam, los cuales pudieron estar relacionados con la defensa de Zaculeu, la cual debió ser su capital. Actualmente, Zaculeu “tierra blanca”, es el sitio arqueológico más importante de origen mam, situado a 4 km de la cabecera departamental. En el pequeño museo del sitio se exhiben osamentas humanas, y hay una muestra de piezas de cerámica, en la cual se utiliza una técnica mam, que perduró en los territorios de Totonicapán, aun tras el dominio de los k’iche’s. Zaculeu está formada por una serie de plazas rodeadas de templos y pirámides escalonadas, las cuales fueron reconstruidas por la United Fruit Company, en 1946. Hay también otras plazas de juego de pelota, y como casi todas las ciudades del Postclásico Tardío (1250-1524), está fortificada. Según textos indígenas como el Popol Vuh, el señorío mam de Zaculeu fue conquistado por
sus enemigos k’iche’s, liderados por el rey Quicab, en el siglo XV. Sin embargo, el plan de los k’iche’s de quemar a los españoles en Utatlán, es una estrategia que se ha atribuido a Kaibil Balam, quien sería el último rey de los mames, antes de la conquista de los españoles. Chiantla Chiantla, “lugar abundante en chan”, fue llamado Balbín, “agua que se bebe”, por los mames. Este municipio se encuentra a 7 km de la cabecera departamental, a una altura de 1,980 msnm, y celebra su fiesta patronal del 28 de enero al 2 de febrero. En el centro de esta villa, la cual es un centro de peregrinación, se erige la iglesia parroquial, en pie desde principios del sigo XVIII. En este templo se encuentra la imagen de la Virgen de Candelaria, tallada entre 1560 y 1580, por el famoso escultor Quirio Cataño. Esta imagen, esculpida en madera, posee vestiduras labradas en plata maciza, con un hermoso trabajo de repujado. La Virgen, con el Niño Jesús en brazos, están envueltos en un resplandor de filigrana, y ambos tienen coronas de plata. Aunque existen datos de que el vestido fue mandado a hacer por el fraile dominico Lope de Montoya, cuenta la leyenda, que un hombre muy pudiente del lugar, poseedor de varias minas de plata, fue quien dio el valioso metal para hacerle el vestido a la imagen, a finales del siglo XVI. Años más tarde, estando trabajando en la mina, hubo un derrumbe que lo dejó enterrado; sin embargo, pudo salir con vida, y se pensó que se trataba de un milagro de la Virgen de Candelaria. Desde entonces,
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la imagen mencionada recibe especial veneración y se le atribuyen varios milagros. Por cierto: sus vestiduras han sido objeto de robos, ya sea por conservar un trozo de su ropaje, o por el valor de la plata, por lo cual los miembros de la Cofradía la protegen con especial celo. El Mirador “Juan Diéguez Olaverri” y Todos Santos Cuchumatán Desde la ciudad de Huehuetenango se observan los cerros y las montañas, que se funden con el azul celeste del cielo. Estas son las cumbres de la Sierra de los Cuchumatanes, el macizo montañoso más alto de Centroamérica. Una carretera en muy buen estado se abre paso entre las montañas, en un recorrido que conduce a Todos Santos Cuchumatán, y que en su camino, a unos 12 km de Huehuetenango, pasa por “el Mirador”. Este Mirador lo constituye una plaza con un pequeño redondel en el centro, y un monumento compuesto por varias figuras piramidales, alegóricas a los volcanes. En estas estructuras de concreto se encuentran grabados los versos del poema “A Los Cuchumatanes”, escrito en el siglo XIX por el poeta guatemalteco Juan Diéguez Olaverri, desde su exilio en San Cristóbal Las Casas, México, y en honor a quien este paraje se denomina Mirador “Juan Diéguez Olaverri”. Desde el Mirador, la vista que se tiene es espectacular, ya sea que el cielo esté despejado total o parcialmente. En el primer plano, ágaves con nombres de enamorados crecen en el terreno rocoso y se observan profundos barrancos. Y si el día lo permite, los pueblos y los ríos se ven desde lo alto, pequeños y pintorescos, mientras en el horizonte se observan los volcanes, que alineados, uno tras otro, parecen sumergirse entre las nubes. Siguiendo por la carretera, cuando se ha alcanzado la cima, la meseta se extiende, y se llega entonces a uno de los pueblos más emblemáticos de Guatemala, ya sea por sus tradiciones, o por lo vistoso y colorido de su traje típico, principalmente el del varón. Situado a 2,470 msnm, y con una extensión territorial de 300 km², se encuentra Todos Santos Cuchumatán, a tan solo 45 km de Huehuetenango. En este municipio se celebra de manera peculiar el día de los los difuntos, a quienes se les dedica una serenata el 31 de octubre, y se les dan ofrendas de flores y frutas, mientras los jinetes se preparan para el Skach Koyl o carrera salvaje de caballos, bebiendo aguardiente y bailando. Al día siguiente, el 1 de noviembre, mientras la mayoría de los hombres participan en la singular carrera, tambaleándose y cayendo de los caballos, otros participan del Baile de la Conquista.
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El Cimarrón Existe en Huehuetenango un lugar temido incluso por los huehuetecos, al que se llega por el camino que de “Huehue” conduce a la comunidad de La Trinidad. Se dice que muchas personas han desaparecido en este lugar, un abismo habitado por fieras o por criaturas de otros mundos, mientras que otras han perdido la razón, luego de intentar descender por los muros atestados de víboras y alacranes de El Cimarrón, o de caer accidentalmente por este abismo sin fondo. Lo cierto es que El Cimarrón es un gran agujero formado por el colapso del techo de una enorme cueva. Esta abertura tiene un diámetro de aproximadamente 170 m, y una profundidad de cerca de 150 m, desde El Mirador. El descenso se hace a rapel, y existe el riesgo latente de derrumbes, por lo cual, intentar bajar sin tener experiencia ni habilidades, es un acto temerario, ya que sumado a lo peligroso del descenso, en las grietas de los paredones se alojan serpientes, alacranes y panales de abejas, que podrían espantarse con el ruido, y atacar al que intente bajar. Laguna Brava o Yocnajab Esta laguna es conocida entre los habitantes del municipio de Nentón, de la comunidad de La Trinidad, como Laguna Brava, nombre que recibe debido a que, por las tardes, el viento suele soplar más fuerte que por la mañana, creando un suave oleaje que revienta en las orillas de la laguna. Aunque el camino hacia la laguna es difícil, sobre todo por lo fangoso del camino y por las condiciones climáticas, ya que la bruma y las suaves lloviznas son comunes, valen la pena tanto el recorrido como la laguna, ya que en el camino se puede apreciar gran diversidad de flora y fauna, entre la que destacan algunos reptiles. Esta laguna, de forma sinuosa, aparece rodeada de cerros, y sus aguas color turquesa y generalmente apacibles, reflejan el cielo y son la morada de cientos de peces y pequeños moluscos y crustáceos.
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Vista hacia Occidente desde el cr谩ter del Volc谩n de Fuego. RDeLe贸n.
Camino hacia Aldea La Trinidad. Sierra de los Cuchumatanes. Huehuetenango. RDeLe贸n.
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Quiché Etimológicamente, Quiché significa “muchos árboles”. Este departamento tiene una extensión territorial de 8,378 km², organizados políticamente en 21 municipios, en los cuales, la topografía variada, y las tierras predominantemente situadas en altitudes entre los 2,310 msnm y 1,196 msnm, favorecen climas que varían entre templado y frío, lo que ha hecho propicio el cultivo de maíz, frijol y trigo. Históricamente, el territorio que hoy conocemos como Quiché ha sido uno de los más densamente poblados, con una población que actualmente se acerca a los 800,000 habitantes, de los cuales el 89% son indígenas, hablantes de los idiomas mayas k’iche’, ixil, uspanteko y sakapulteko, cuyas costumbres y tradiciones se reflejan también en los platillos característicos de su rica gastronomía, tales como los boxboles quichelenses, las enchiladas y el cojín chichicasteco. A 163 km de la ciudad capital se encuentra Santa Cruz del Quiché, cabecera departamental, ubicada a 2,021 msnm. En este municipio sobresalen dos sitios de gran interés. Por un lado, la Laguna Lemoa que, aunque deteriorada por descuidos ecológicos, conserva la belleza de su entorno natural. Esta laguna se encuentra a unos 6 km de la cabecera departamental, en la ruta que conduce a Chichicastenango, específicamente en la aldea San Sebastián Lemoa, y posee gran importancia, por representar un lugar para el esparcimiento, muy cercano a la urbe. La Laguna Lemoa, también llamada “Espejo de Santa Cruz”, fue repoblada con varias especies de peces, tales como la lobina negra y el guapote, cuya reproducción exitosa ha mejorado las condiciones del lugar como sitio de descanso. El otro sitio, conocido como Q’umarcaaj o Utatlán, tiene gran valor histórico. Se encuentra a unos 2 km de la cabecera departamental. Los k’iche’s, habían emigrado de alguna región de la costa del Golfo de México, e iban ejerciendo su dominio, a lo largo de los lugares que visitaban, mezclándose con los diferentes grupos indígenas, llegando a ocupar los territorios que hoy se conocen como los departamentos de Quiché, Baja Verapaz, Totonicapán, Sololá y Quetzaltenango, donde formaron varias entidades políticas, entre ellas el señorío de Utatlán, el más poderoso durante el Postclásico Tardío. Bajo el dominio del rey Quicab, el reino k’iche’ logró su máxima
Vista frontal del Templo Municipal de Chichicastenango. LMeléndez.
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expansión, entre los años 1425 y 1475, pero tras la muerte de Quicab, entraron constantemente en conflicto con los grupos kaqchikeles, lo cual no solo debilitó su poder, sino favoreció el poderío español. Fueron los k’iche’s quienes, de acuerdo con Kaibil Balam, el rey de los mames, idearon un plan para reunir a los españoles en Utatlán, y quemarlos vivos, luego de que Tecún Umán fuera muerto en una cruenta batalla, en Quetzaltenango, el 12 de febrero de 1524. Sin embargo, Pedro de Alvarado fue alertado del plan, y decidió no pasar la noche en Utatlán sino en las afueras. El conquistador apresó a los príncipes k’iche’s y los quemó vivos en la plaza principal de Utatlán, la cual destruyeron luego. En esta ciudad se encuentra un túnel de cerca de 100 m de largo, el cual algunos piensan que fue utilizado por los k’iche’s como refugio, y se ha convertido en un sitio sagrado para los k’iche’s actuales, quienes en aquel lugar hacen sacrificios de pequeños animales y encienden velas. También se ha encontrado gran cantidad de monumentos, aunque la restauración y descombrado han sido escasos. Sobresale entre las estructuras el Templo de Tohil, el cual todavía hoy es utilizado por los indígenas para realizar diferentes ritos, durante los cuales queman velas e incienso, lo cual ha ennegrecido el monumento. Chichicastenango y el Cerro Pascual Ab’aj Chichicastenango se encuentra a 149 km de la ciudad capital, y su nombre significa “lugar de ortigas”. Fue fundado por los k’iche’s, que huían de la destrucción de Utatlán, a mediados del siglo XVI, y es uno de los lugares más simbólicos de Guatemala, sobre todo por ser uno de los sitios donde mejor se conservan la fe y las costumbres religiosas de los antiguos k’iche’s. El 13 de septiembre de 1948, la cabecera municipal -con sus edificios de tejas rojas y sus calles adoquinadas- fue elevada a la categoría de villa. El municipio posee hermosos valles rodeados por montañas que se pierden en el horizonte.
Chichicastenango fue conocido durante el período hispánico como Santo Tomás Chuilá o Santo Tomás Chichicastenango, aunque también se le conoció como Tziguán Tinamit “pueblo de barrancos”. Por eso a sus habitantes se les denomina maxeños, ya que en k’iche’, Max significa Tomás. Uno de los detalles más importantes de este lugar consiste en que en el convento de la Iglesia de Santo Tomás, construida en 1540 sobre los restos arqueológicos de un templo prehispánico, el fraile Francisco Ximénez, a finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, encontró el texto sagrado de los k’iche’s, el Popol Vuh, también conocido como la Biblia de los K’iche’s. El padre Ximénez recogió el manuscrito, lo transcribió y lo tradujo al español. En este templo, hermosa muestra de la arquitectura colonial, se unen en curioso sincretismo las costumbres ladinas con las indígenas, mientras en las afueras, el bullicio de los vendedores se une al de los grupos de turistas que se aglomeran en los impresionantes días de mercado, que no han cambiado mucho a lo largo de los siglos. Todos los jueves y domingos, los maxeños bajan hasta la plaza central para vender sus artículos, dando a “Chichi”, un atractivo más, que se une a su belleza y misticismo. Muy cerca de la Iglesia de Santo Tomás, a unos 30 minutos de camino a pie, se encuentra el Cerro Pascual Ab’aj, dedicado a una deidad maya, a quien todavía se le rinden sacrificios de aves y se celebran ritos quemando pom, incienso y copal, encendiendo velas y bebiendo aguardiente. Este cerro, también llamado Cerro T’urkaj, es el más conocido para la realización de rituales del pueblo k’iche’, los cuales son presididos por brujos rezadores o chimanes, contratados -según la leyendacomo intermediarios con el más allá. Este sitio, donde se encuentra un antiguo monumento maya, es considerado como un lugar sagrado, donde los bellos bosques y los hermosos paisajes, han sido espectadores de estas tradiciones, a lo largo de muchos años.
Habitantes de El Quiché celebran ritos encendiendo velas y quemando incienso. ICastro.
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Totonicapán Totonicapán, “sobre el agua caliente”, cuenta con 1,061km², los cuales están distribuidos en 8 municipios. La población de este departamento es de alrededor de 400,000 habitantes, de los cuales, el 98% son k’iche’s, lo cual lo convierte en un departamento con una cantidad abrumadora de población indígena. Ubicado en los valles de Pataká y Puki, Chui-Mekená, que se embellecen entre los ramales de la Sierra Madre, por las montañas de Kuxlikuel y Campanabaj, su geografía montañosa, caracterizada por altas cumbres como la de María Tecún, propicia el clima frío, y únicamente en los municipios de Santa María Chiquimula y Momostenango, suele ser templado en algunas zonas. Los vientos fríos y la humedad del ambiente propician una llovizna conocida como “Salud del Pueblo”, que puede ser disfrutada y/o contemplada, mientras cae sobre los bosques siempre verdes o sobre las planicies, rociando los trigales y los cultivos de papa. En Totonicapán se producen frutas tales como manzanas, melocotones, ciruelas y duraznos, y se cultiva maíz, principal ingrediente de dos de los platillos característicos de aquel departamento, como lo son los cambrayes y el atol de masa. Se cree que la primera ciudad fundada por los k’iche’s en este territorio fue llamada Otzoyá, que quiere decir “Lugar de los Pescaditos”, y que luego de algún tiempo la abandonaron, sin que se conozcan vestigios de ella. Se trasladaron entonces al lugar donde se asentó inicialmente Chui-Mekená, la cual llegó a ser la segunda provincia en importancia del señorío k’iche’, gracias a su posición militar estratégica, y a la población con la que contaba, numerosa a tal grado que, ante la llegada de los españoles, el príncipe guerrero Tecún Umán, se hizo acompañar a la batalla de Pachach por 18,000 soldados de esta región. El departamento, tal como se conoce hoy día, fue creado el 12 de agosto de 1872, y el 15 de febrero de 1838 pasó a formar parte del Estado de Los Altos o Sexto Estado, hasta que el 8 de mayo de 1849 se reincorporó al Estado de Guatemala.
Vista de una fracción de los Riscos de Momostenango. Totonicapán. LMeléndez.
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La ciudad de Totonicapán Como la mayoría de los pueblos de Chui-Mekená, la cabecera departamental, también llamada Totonicapán, se encuentra a gran altitud, 2,495 msnm, situación que explica el clima frío predominante. La cabecera y el departamento entero son uno de los grandes productores de trigo, y han alcanzado fama por la elaboración de ponchos de gran calidad. Entre los edificios de la ciudad, sobresalen el Teatro Municipal, que es una construcción moderna, cuyo exterior está adornado con grandes columnas de piedra, y la iglesia parroquial, construida a mediados del siglo XVI, y que fue bendecida por el obispo Francisco Marroquín. Aunque el 2 de enero de 1878 la iglesia quedó destruida por la acción del fuego, pudo reconstruirse, y en su interior cabe apreciar el singular altar de piedra labrada, así como varias obras de arte y reliquias de plata utilizadas por las cofradías indígenas. A la cabecera departamental se le ha dado el nombre de “Ciudad Prócer”, debido a ciertos acontecimientos ocurridos durante el siglo XIX, en estas tierras: en julio de 1820, los indígenas, liderados por Atanasio Tzul y Lucas Aguilar, se sublevaron, desconociendo a las autoridades españolas. Participaron en este levantamiento los
municipios de Totonicapán, Momostenango, Santa María Chiquimula, San Francisco El Alto, San Andrés Xecul y San Cristóbal Totonicapán. Atanasio Tzul fue coronado rey de los k’iche’s, aunque su reinado no duró más de 29 días. Momostenango Algunos interpretan el nombre Momostenango como “Cada día en la Muralla”, y otros, como “Ciudad de los Altares”. En cualquiera de los casos, ambos significados se relacionan con la historia y costumbres del pueblo. El primero, porque antiguamente Totonicapán tenía gran importancia militar; el segundo, porque aún en la actualidad, los k’iche’s actuales practican ritos antiguos como el Guaxaquip-Batz, el cual se inicia en la parroquia de Momostenango, desde donde los indígenas, peregrinan por los cerros, y queman pom y copal sobre montículos de piedra o barro. Las características de sus suelos poco fértiles son quizá el motivo por el cual los momostecos han hecho de la elaboración de productos artesanales la base de su economía. Entre los productos que se elaboran o fabrican en Momostenango destacan el jabón de coche, las escobas y cepillos de pajón, las velas y los muebles
El Lago de Atitlán se ve custodiado por grandes colosos que siguen las actividades diarias de sus habitantes. Sololá. ICastro.
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de madera. Pero sobre todo, son famosos los productos textiles, principalmente los fabricados con lana, entre los que destacan los ponchos, las chamarras y las alfombras. A las costumbres de los k’iche’s, regidas por el calendario maya tzolkin, de 260 días, y lo famoso de sus ponchos, se suman como otro gran atractivo de este municipio los Riscos de Momostenango. La caminata hacia este lugar vale la pena realizarla, y están ubicados a tan solo 1 km de la cabecera municipal. El Parque Nacional Riscos de Momostenango tiene una superficie de 240 hectáreas. En el lugar se encuentra un bosque de pinos, que con su suave aroma refrescan el ambiente y lo hacen idea para el descanso. En este Parque se encuentra una serie de formaciones geológicas, producto de la erosión y de la composición de los suelos, característicos de tierras momostecas. Estas formaciones arcillosas, a las que comúnmente se llama “los riscos”, semejan una infinidad de figuras, dependiendo de quien las aprecie, pero sobre todo parecen estalagmitas de diversos tamaños y grosores, que forman un claro entre el bosque. Durante el día, las minúsculas partículas de minerales reflejan los rayos del sol, dando magníficos destellos que captan la atención de quien los contempla.
Durante la noche, bajo el brillo de la luna, despiertan la imaginación de cualquiera, y bien podrían recordarnos a los cientos de guerreros mayas caídos durante la conquista, levantándose como un monumento de la misma naturaleza en su honor. San Francisco El Alto El nombre antiguo de este poblado fue Chiusiguan, “sobre el barranco”, y se encuentra a 2,599.83 msnm. Dista de la capital de 192 km, y 16 km de la cabecera departamental. La actividad comercial más importante se realiza durante la feria, la cual se realiza del 1 al 6 de octubre, pero también sobresalen los días de mercado, los cuales se celebran los jueves y los viernes, con la compraventa de ganado y productos agrícolas, para lo cual llegan los mercaderes, no solo del municipio, sino de otras localidades. Entre otros motivos para visitar este municipio, aparte de las hermosas vistas de los volcanes y los días de mercado, figura el magnífico templo que data del siglo XVII, y en el que se veneran las imágenes de San Francisco de Asís, patrono de de la ciudad, y de San Roque. Este templo consta de una sola nave, un campanario con tres arcos de medio punto, y una cúpula, debajo de la cual se encuentra el altar principal, adornado con oro y plata. En su interior
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se conservan valiosas reliquias, como candelabros y cruces, y se puede apreciar el retablo de plata, así como algunas pinturas de gran valor. Atrás del templo se extienden sinuosos callejones, bordeados de casas blanquecinas y techos de teja; callejones que dan cobijo a los visitantes y son escenario de celebraciones que los k’iche’s acostumbran realizar luego de las cosechas. Agradecen a sus dioses asistiendo tempranamente al templo, y luego, llevando a cabo sus rituales desde los cerros, los cuales terminan con festejos hogareños, para lo cual se queman cohetes y se ofrece maíz a los amigos, en señal de agradecimiento por las cosechas. San Andrés Xecul El municipio de San Andrés Xecul fue erigido el 8 de agosto de 1858. Se encuentra a 2,599.83 msnm, a unos 16 km de la cabecera departamental, conociéndose antiguamente como Xecul “bajo la chamarra”, y más tarde, cuando se puso bajo la advocación de San Andrés, con el nombre que hoy tiene. La elevada ubicación del municipio ha favorecido la producción de ganado lanar, mientras que la fertilidad de sus suelos ha hecho que la actividad económica más importante del municipio sea la agricultura, destacándose por la producción de diversos cereales.
fachada color amarillo brillante. Resguardados en los nichos de la fachada se alojan algunas imágenes pintadas principalmente con azul y rojo, y varios ángeles de cabellos oscuros con vestiduras en colores azul y blanco. Las columnas, que en pares enmarcan los nichos de los santos, están decoradas con flores rojas que parecen dar la vuelta en una enredadera color verde. Finalmente, la cúpula del templo, así como el techo de las dos torres del campanario, están pintados de varios colores. San Cristóbal Totonicapán A 2,330 msnm de altura, y a tan solo 13 km de la cabecera departamental, se encuentra San Cristóbal Totonicapán. A este municipio se le conoció como San Cristóbal Pachulá, y fue asentado sobre un antiguo poblado indígena, en el intento español de aplacar las costumbres de los aborígenes, quienes solían colocar sus ofrendas sobre los techos de sus viviendas, ofrendas que con la llegada de la fe católica, cambiaron por cruces de hierro. Este municipio es famoso por la fabricación de chaquetas y abrigos de lana, que demuestran la gran habilidad manual de los nativos, la que demuestran también en la elaboración de los trajes, máscaras y otros ropajes utilizados en los bailes y dramatizaciones que se realizan en los diferentes pueblos indígenas, y que ellos alquilan en las famosas “Morerías”.
Los habitantes de este municipio se caracterizan también por sus trajes típicos, y en especial por el diseño de los huipiles, por lo cual, en este pequeño poblado es común ver secándose sobre los tejados los hilos teñidos por las manos laboriosas de sus habitantes, que más tarde formarán parte de los hermosos trajes típicos. Este es, ciertamente, un pueblo muy colorido, donde seguramente el principal atractivo consiste en su iglesia, con una
Un habitante de las orillas del Lago de Atitlán espera pacientemente a que los peces acepten su carnada. Sololá. ICastro.
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Sololá
El departamento de Sololá fue fundado el 4 de noviembre de 1825. Más tarde pasó a formar parte del Estado de los Altos, para finalmente reincorporarse a la República de Guatemala en 1849. De los 19 municipios en los que se distribuyen los 1,061 km² de superficie que ocupa el departamento, 16 tienen nombres de santos, y 11 de ellos han sido privilegiados por colindar con el Lago de Atitlán, el cual ocupa una superficie de 125 km², y que con toda razón ha sido catalogado como uno de los más bellos del mundo. Sololá es uno de los departamentos con mayor densidad poblacional. Está ocupado por aproximadamente 300,000 habitantes, de los cuales un 96% son indígenas de las etnias tz’utujil, k’iche’ y kaqchikel, las mismas que ocuparon estos territorios antes de la llegada de los españoles. En su gastronomía se mezclan primordialmente las antiguas recetas indígenas, aunque muchas veces enriquecidas por el uso de ingredientes como el café. Entre los platillos característicos de Sololá sobresalen los patines, los berros al chirmol, el pepián sololateco y el mat’z. Las tierras de Sololá se caracterizan por la orografía bastante accidentada y los suelos convenientemente regados, principalmente por los ríos Madre Vieja, Coyolate y Nahualate, lo que los ha hecho favorables para el cultivo de café, maíz, frijol, cebolla y ajo, entre otros productos. Además, la belleza del lago y de sus alrededores, así como la riqueza cultural de sus pueblos, han hecho del turismo una actividad bastante productiva. El territorio que hoy ocupa Sololá estuvo bajo el dominio de los tz’utujiles, en tiempos precolombinos, extendiéndose entonces desde el lago a la bocacosta. Hasta finales del siglo
Dos habitantes de Sololá recorren la playa, ofreciendo los productos que artesanos dedicados fabrican para los turistas. Sololá. ICastro.
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XIV, los tz’utujiles habían participado en una coalición de carácter político y militar con los grupos k’iche’s y kakchiqueles. Los tz’utujiles, un grupo minoritario, debían pagar un tributo a los k’iche’s, y eran los kaqchikeles los encargados de cobrarlo. Cuando Quicab asumió el poderío de los k’iche’s, en 1425, intentó extender los dominios de este grupo hasta los territorios tz’utujiles de la laguna, pues consideraba a aquellos habitantes como sus enemigos. Hacia finales del siglo XV, la alianza que los k’iche’s habían mantenido con los kaqchikeles se afectó seriamente, y tras la muerte de Quicab, se inició una serie de enfrentamientos entre los mismos kaqchikeles, los k’iche’s y los tz’utujiles, que se mantenía cuando llegaron los españoles. En abril de 1524, luego de la destrucción de Utatlán, los kaqchikeles de Iximché se aliaron con Pedro de Alvarado y atacaron la capital tz’utujil, llamada Atziquinahá, y que hoy se conoce como Santiago Atitlán. Años más tarde fueron fundados los pueblos de Tecpán Atitlán y Santiago, en 1547, pueblos que hoy se conocen como Sololá y Santiago Atitlán, aunque su extensión ya no es la misma, ya que, durante el periodo de la colonia, la llamada “Provincia de Sololá” era tres veces más grande y se extendía hasta territorios que hoy pertenecen a los departamentos de Quiché y Suchitepéquez. La Provincia de Sololá, como se le llamó en la época de la Colonia, contaba con una población bastante numerosa, lo que dificultaba su sometimiento a los españoles. Sin embargo, estos lograron aplacar a los indígenas mediante la evangelización, para lo cual, debido a que el número de evangelizadores que venían con ellos era escaso, utilizaron el sistema de cofradías, lo cual logró en parte alcanzar los objetivos de los españoles, pero también propició un sólido sincretismo religioso, que hasta el día
Dos habitantes de Sololá recorren la playa, ofreciendo los productos que artesanos dedicados fabrican para los turistas.Sololá. ICastro.
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Vista a Oriente desde el Volcán de Fuego. Chimaltenango. RDeLeón.
de hoy se aprecia en los pueblos de Sololá, sobre todo en el hecho de que mientras la Iglesia Católica tiene sus sacerdotes y obispos, los descendientes mayas tienen sus xamanes, y veneran al Dios de los cristianos y a los dioses de sus antepasados. Entre estas cofradías, la más importante quizá es la que administra la morada de una de las figuras más veneradas entre los indígenas, específicamente en la región de Santiago Atitlán: la de Maximón, cuyo culto ha logrado propagarse incluso entre las comunidades ladinas de Guatemala. Sololá Cabecera La cabecera departamental, también llamada Sololá, fue fundada el 30 de octubre de 1547. Está ubicada a una altura de 2,113 msnm, por lo que generalmente su clima es frío. La fiesta patronal se celebra en honor a la Virgen de la Asunción, el 15 de agosto, día que los indígenas llaman el Día Grande de Sololá, “Nim Akij Sololá”. Inicialmente la población fue llamada Tecpán Atitlán, y luego recibió el nombre de Tzoloj-já “Agua de Sauco”. Una particularidad de este municipio consiste en que en él funcionan dos municipalidades, una indígena y otra ladina. El pueblo se organiza en chinimitales, los cuales son grupos de familias pobres, de alguna manera “apadrinadas” por una familia de mejor posición económica. En la municipalidad indígena existe un representante de cada chinimital, lo que teóricamente asegura la participación de todos los sololatecos en las decisiones de esta entidad. Lago de Atitlán La cuenca del lago se puede dividir en tres áreas: a) la norte y oriental; b) las faldas bajas de la planicie 145
volcánica; c) el lado occidental. El lago dista 144 km de la ciudad capital, a una altitud de 1,560 msnm, y ha sido considerado como uno de los lagos más hermosos del mundo, siendo, además, el mayor atractivo natural de Sololá. La belleza de este lago consiste en gran medida, además de sus aguas, que son el espejo del cielo, en los tres majestuosos volcanes que enmarcan al lago. Estos son los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro. Con una superficie de 125 km², el Lago de Atitlán se extiende 8 km de Norte a Sur, y 18 km de Este a Oeste, con un diámetro promedio de 24 km. En algunos puntos, se ha logrado establecer la profundidad del agua hasta de 330 m, aunque los niveles del agua suelen fluctuar, y no se le conocen desagües naturales. En cuanto a su formación, mientras unos dicen que se debió a la acumulación del agua de las lluvias y de diversos ríos en un cráter extinto, otros afirman que se debió a la afluencia de los ríos del Norte, que confluyen en este punto, donde las formaciones volcánicas obstruyeron el camino de los ríos, y que aunque inicialmente pudo ser más grande, la formación de los tres volcanes que lo rodean redujo su tamaño. Este lago -por sus atractivos naturales- impulsa la economía de los once pueblos que lo rodean. Sus aguas, frías y apacibles, se agitan con el paso del Xocomil “Viento que recoge los pescados”, un viento fuerte que se produce cuando los vientos cálidos del Sur chocan con los vientos fríos del altiplano guatemalteco, creando remolinos que agitan fuertemente las aguas del lago hasta el punto de formar olas con la suficiente fuerza para hacer naufragar las pequeñas embarcaciones que atraviesan el lago, sobre todo después del medio día. Una habitante de Sololá recuerda a los seres que viven en el más allá. Sololá. ICastro.
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Santiago Atitlán Santiago Atitlán es sin duda uno de los municipios más visitados por los turistas nacionales y extranjeros. Esta villa se erige entre los majestuosos volcanes Atitlán y Tolimán, los cuales forman con el lago un foco de gran belleza natural. El volcán Atitlán, aunque tuvo gran actividad durante más de 300 años, está inactivo desde mediados del siglo XIX. Su cumbre se eleva a 3,535 msnm, y el cráter mide unos 280 m de diámetro y 50 m de profundidad. Es el volcán más difícil de escalar de los tres que engalanan el lago, acción que fácilmente lleva un día entero. El volcán Tolimán, en cambio, puede escalarse en unas seis horas. Tiene dos picos, de los cuales, el más alto cuenta con una elevación de 3,120 msnm. Otro de los grandes atractivos de este municipio son sus costumbres y tradiciones, entre las que sobresale la veneración a Maximón. Llamada entre los tz’utujiles con el nombre de Rilaj Mam, “ancestro sabio”, la imagen de Maximón es especialmente festejada durante la Semana Santa, específicamente los días Martes, Miércoles, Jueves y Viernes Santo, cuando recorre en procesión las calles del pueblo, detrás del cortejo procesional del Santo Entierro. Maximón, aunque está facultado para obrar bien o mal, es venerado muy especialmente por proteger las cosechas, el comercio y la fidelidad en los matrimonios. Su imagen, rodeada de santos católicos, se forma utilizando un palo sobre el cual se coloca una máscara rústica a modo de rostro. Este “palo sacro” es vestido con el traje típico de los hombres de Santiago, el cual se le cambia varias veces durante la semana, y que proporciona un cuerpo alrededor del fuste. Su cabeza está cubierta con pañuelos que sus devotos le ofrendan, los cuales también le son colocados a manera de corbatas. Un sombrero y un puro dan el toque final al ajuar, que es complementado con la capa característica de los cofrades. En la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, construida a finales del siglo XVI, se puede observar la armonía que existe entre la religión ancestral y el cristianismo. Las imágenes de los santos son vestidas año tras año por las mujeres del lugar; en el altar hay ornamentos que representan los tres volcanes que rodean el lago; en el púlpito de madera hay talladas milpas y el quetzal, sustituyendo a la tradicional águila. Además, según la creencia de los tz’utujiles, un agujero existente en el centro de la iglesia es la entrada al inframundo. Las mujeres de Santiago Atitlán dedican gran parte de su tiempo a tejer. Elaboran “cortes” y perrajes muy vistosos, así como hermosos huipiles, en los que dejan plasmadas con vivos colores figuras de flores y animales. Gran cantidad de mujeres indígenas se congregan en el mercado, el cual es de gran interés, ya que, como en muchos otros pueblos, gran parte de la vida social de los indígenas gira en torno a él.
No sólo los barriletes gigantes surcan los cielos el 1 de noviembre. Los pequeños también fabrican sus propios barriletes para conmemorar el Día de Todos Los Santos. Sololá. ICastro.
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San Pedro La Laguna La cabecera municipal se encuentra a 1,610 msnm, a 27 km de Sololá. Este municipio cuenta con una considerable extensión de playa, detrás de la cual crece la floresta, por lo cual no resulta extraño ver pasar algún pequeño mamífero, aves o mariposas, mientras se descansa en la playa, o se disfruta de la belleza del lago. A diferencia de lo que ocurre en Santiago Atitlán, en este municipio las mujeres no pasan la mayor parte de su tiempo tejiendo trajes típicos, sino más bien se dedican a la confección de alfombras de lana con diseños indígenas. El volcán San Pedro es otro de los grandes atractivos de este municipio. Tiene una altitud máxima de 3,000 msnm, y es fácilmente escalable, en unas 3 horas. Subiendo por sus faldas pueden apreciarse los cedros, por donde corren diversidad de animales, como reptiles, ardillas y coatís, los cuales trepan entre los árboles, haciendo uso de sus fuertes uñas. Panajachel, Santa Catarina Palopó y San Antonio Palopó Panajachel es comúnmente llamado “Pana”. Este municipio se encuentra a 8 km de la cabecera departamental, a una altura de 1,573 msnm. El pueblo, cuyos orígenes son kaqchikeles, ha existido desde tiempos precolombinos, fue conocido como Pan-Ahachel “lugar de cañas y matasanos y se encuentra entre cafetales y huertos. Aunque no es precisamente un pueblo pintoresco, funge como el centro turístico más importante de la región. Cuenta con una amplia playa, la cual ha sido ocupada por gran cantidad de hoteles y restaurantes, y es muy concurrida la Calle Santander, a lo largo de la cual existe una gran cantidad de comercios dedicados a la venta de artesanías, entre las que destacan los textiles y los productos de cuero, como sandalias o “caites”. Al llegar al final de esta calle, los visitantes se deleitan viendo el lago, con sus aguas azules y con los volcanes que se reflejan en ellas. En “Pana” se pueden abordar las lanchas para visitar otros pueblos, entre los cuales, el más cercano es Santa Catarina Palopó.
Un barco interrumpe el flujo tranquilo de las aguas en el Lago de Atitlán. Sololá. ICastro.
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El nombre Palopó, “árbol de amate”, se encuentra ligado con la presencia de estos árboles en la zona. Son dos los municipios que llevan este nombre, Santa Catarina y San Antonio. El primero se encuentra ubicado a 13 km de Sololá, a 1,585 msnm, mientras que el segundo se encuentra a 19 km de la cabecera departamental, sobre los 1,590 msnm. Santa Catarina celebra su fiesta anual en honor a Santa Catalina de Alejandría, el 25 de noviembre. Este es un pueblo que se ha ido desarrollando en los alrededores de su iglesia, la cual data de la época de la Colonia, y sus paredes blancas, hechas de adobe, contrastan con el azul del cielo, pero sobre todo, con el interior sombrío del templo. En este pueblo se respira una gran tranquilidad, a pesar de que las niñas, ataviadas con uno de los trajes más coloridos de la región, persiguen a los turistas con sus canastos repletos de artesanías. Los hombres, tan acostumbrados a la visita de turistas, continúan con sus labores, y las mujeres, desde sus casas -muchas de ellas convertidas en tiendas típicas- observan por las ventanas, mientras tejen o atienden a los turistas. En esta población, situada a las orillas del lago, los habitantes se dejan fotografiar a cambio de alguna gratificación. No sucede lo mismo en San Antonio, donde los pobladores, también acostumbrados a la visita de los turistas, los reciben con cordialidad, pero no se dejan fotografiar fácilmente, pues, como en muchos pueblos indígenas, tienen la creencia de que al fotografiarlos se les roba el alma, y suelen tapar sus rostros con sus manos o sus ropajes. La peculiaridad de este pueblo radica en que las casas orientan sus ventanas al lado contrario del lago, y a diferencia de los otros pueblos, los habitantes prefieren dedicarse más a la agricultura que a la pesca. La feria se celebra en honor a San Antonio de Padua, cada 13 de junio.
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Quetzaltenango A 200 km de la ciudad capital se encuentra Quetzaltenango, “en la muralla del quetzal”. En la época precolombina se le conoció como Culajá “garganta de agua”, y más tarde como Xelajuj “al pie de los diez cerros”. En sus 1,951km², organizados políticamente en 24 municipios, se encuentran algunos de los parajes más simbólicos de Guatemala, escenario de batallas y levantamientos. Este departamento es un importante centro económico y cuna de grandes artistas tales como los músicos Jesús Castillo, Ricardo Castillo y Domingo Betancourt; el ingeniero Francisco Vela, responsable de la autoría del “mapa en relieve”; escritores como Carlos Wyld Ospina y Werner Ovalle López; el pintor Carlos Mérida, famoso muralista, y otros personajes de gran trascendencia en la vida política de Guatemala. De los cerca de 700,000 habitantes con que cuenta este departamento, el 54% son indígenas, principalmente de las etnias mam y k’iche’, y el resto son ladinos, quienes se han asentado especialmente en los municipios del Sur. Las costumbres quetzaltecas son de las mejor conservadas, muy especialmente su gastronomía, en la que destacan los paches de papa, el pepián de indio, el caldo de habas, los chuchitos quetzaltecos, las shecas, las roscas, el pan de yemas, las pellizcadas y los cambrayes, platillos que se conocen en toda la República. En este departamento el clima es predominantemente frío en el altiplano, con temperaturas que varían entre los 5°C y los 15°C; sin embargo, posee una zona cálida y húmeda en las regiones del Sur. Esta variabilidad ha permitido que se destaque la agricultura como una de las actividades económicas más importantes, con una amplia variedad de cultivos tales como el trigo, el maíz, el frijol, las habas y gran diversidad de frutas, por ejemplo peras y manzanas. Por otra parte, en Quetzaltenango las actividades industriales y comerciales han sido muy prósperas a lo largo de su historia, destacándose la tenería, la industria licorera y cervecera, la textil y la turística, entre otras.
Vista del Parque Central de la segunda ciudad más grande del país. Quetzaltenango. ICastro.
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El Sexto Estado Uno de los sucesos históricos más relevantes acontecidos en Quetzaltenango fue su separación del Estado de Guatemala, cuando este formaba parte de la Federación Centroamericana. A partir de la firma de la independencia, los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá, motivados por la falta de atención por parte de la capital, a pesar de pertenecer a una región próspera, empezaron a manifestar ideas de separación, la cual cristalizaron con la formación de un Sexto Estado, dentro de la Federación Centroamericana, el cual quedó establecido el 2 de febrero de 1838, y quedó constituido legalmente como un cuerpo político el 5 de junio del mismo año. Sin embargo, el 25 de enero de 1840 fueron derrotadas las tropas altenses, el Jefe del Estado de Los Altos, Marcelo Molina, fue hecho prisionero junto con los miembros de su gobierno, y el Sexto Estado fue declarado reincorporado al Estado de Guatemala, por el entonces presidente Rafael Carrera. Aunque el Estado de los Altos fue reestablecido en más de una ocasión, finalmente se reintegró al Estado de Guatemala en 1849. Quetzaltenango Cabecera La ciudad de Quetzaltenango, también conocida como Xelajú o Xela, está situada a 2,333.03 msnm, a unos
Detalle de la Plaza Central de Xelajú. Quetzaltenango. AUrbina.
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200 km de la ciudad capital. Esta es la segunda ciudad más grande e importante de la República de Guatemala, gran centro cultural y social, donde el clima frío da a sus habitantes el semblante sonrojado que caracteriza a los pueblos del altiplano, así como el paso presuroso, principalmente de las mujeres, quienes entre el bullicio de la ciudad, en constante crecimiento, van de un lugar a otro con sus hijos entre el perraje. Aunque Quetzaltenango fue fundada el 15 de mayo de 1524 por Pedro de Alvarado, el estilo de sus edificios más representativos es de estilo neoclásico. Por cierto que la ciudad tuvo que ser reconstruida luego de ser muy dañada por los terremotos de abril de 1902, y por las erupciones del volcán Santa María, que se suscitaron en octubre del mismo año. Sus atractivos arquitectónicos principales se encuentran en los alrededores del Parque Centroamérica, monumentales edificios que se pueden apreciar mientras se descansa bajo la sombra de los grandes árboles que adornan el Parque. Entre estos edificios destacan el Palacio Municipal, donde se conservan los escudos de la Federación de Estados de Centroamérica, el edificio del antiguo Banco de Occidente, el Pasaje Enríquez, y la Catedral, que aunque en su interior ha sido completamente reconstruida, conserva todavía elementos de la fachada original. En la esquina sureste del Parque se encuentra el Museo del Ferrocarril de los Altos, el cual conectó principalmente
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a Quetzaltenango con San Felipe Retalhuleu. Este ferrocarril tuvo un costo de ocho millones y medio de quetzales, y hacía un recorrido de 38 km. Llegó a contar con 14 vagones, algunos de lujo. El 30 de marzo de 1930 entró por primera vez a la ciudad de Quetzaltenango el célebre ferrocarril. Sin embargo, la historia del ferrocarril fue muy corta, pues en septiembre de 1933 fuertes temporales azotaron la zona, ocasionando grandes daños a los rieles y a algunas estaciones. Pese al interés de los quetzaltecos por reconstruir la obra, el gobierno del general Jorge Ubico (1931-1944) no tuvo la voluntad para hacerlo, y en 1934 ordenó a la Empresa Hidroeléctrica del Estado, la destrucción de la bovina, puentes, rieles y vagones, finalizando así el que había sido el sueño de los quetzaltecos por varios años. Otro de los atractivos de esta ciudad es el Teatro Municipal, ubicado a unas seis cuadras del parque central. Su construcción se inició el 14 de septiembre de 1891, y luego de algunos inconvenientes, finalmente la obra fue concluida en 1894. Este teatro, al igual que la mayoría de los edificios, es de estilo neoclásico y todavía sirve de escenario para algunas presentaciones, tales como la premiación de los Juegos Florales Centroamericanos, la cual se ha llevado a cabo durante el mes de septiembre, desde 1916. Frente al edificio se encuentra una pequeña plaza, donde se yergue una efigie dedicada a Minerva, patrona de las artes. En el interior del recinto, con capacidad para 1,050 personas, se pueden apreciar tres filas de asientos, donde destacan 20 palcos muy cómodos, exclusivos espacios que fueron reservados para que las familias más prominentes, que ayudaron a convertir en realidad el sueño de muchos quetzaltecos de tener un teatro, pudieran presenciar los diferentes eventos. Indudablemente, el respeto de los quetzaltecos hacia el hogar, la pureza y la razón, así como su admiración por las artes y el comercio, se ven reflejadas en uno de los monumentos altenses que aún se conservan, como lo es el Templo de Minerva, mandado a construir a principios del siglo XX, por el entonces presidente, Manuel Estrada Cabrera (presidente de la República de 1898 a 1920), para presidir las fiestas de la juventud, las cuales se realizaban en octubre, y durante las cuales se premiaba a maestros y alumnos con alto rendimiento. Este templo se encuentra ubicado en las afueras del Parque Zoológico Minerva.
Detalle de las columnas jónicas del Templo de Minerva. Quetzaltenago. LMeléndez.
Vista hacia Occidente desde San Francisco El Alto. Quetzaltenango. ALabbé.
Al pie de los diez cerros La ciudad se encuentra asentada en un extenso valle, bordeado por los volcanes Santa María, Cerro Quemado y Santiaguito, y por los cerros Candelaria, Galápago, Huitán, La Pedrera y Tecún Umán (Cerro El Baúl). Cuenta la leyenda que conforme los españoles se iban adentrando en el territorio de los k’iche’s, estos huían hacia los cerros, en especial hacia el Cerro El Baúl o Tecún Umán, donde procuraban esconder sus tesoros, ya sea enterrados bajo 154
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la protección de los pinos, u ocultos en lo profundo de las cavernas, cuya entrada protegieron con enormes rocas. Entre los volcanes que se erigen en el municipio de Quetzaltenango, uno de los más conocidos es el Santa María, el cual se eleva a 3,772 msnm, y permanece inactivo desde 1922. En sus faldas, bellos bosques de aromáticos pinos dan la bienvenida a sus visitantes, y desde la cumbre, es posible apreciar tanto el Océano Pacífico como los demás volcanes de Quetzaltenango, especialmente el Santiaguito, el cual se eleva a 2,488 msnm, y que debido a sus erupciones constantes, principalmente en una de sus laderas, es peligroso acercarse a él. Escalar el volcán Santa María toma unas cuatro horas de subida y tres de bajada; desde los Llanos del Pinal, el camino hacia el mirador desde donde se puede apreciar sin riesgos el Santiaguito toma tan solo media hora. En este municipio también se destaca el volcán Cerro Quemado, el cual tiene la forma de una muela destrozada, y una altura de 3,179 msnm. Entre las erupciones más famosas de este volcán, está la erupción de San Rafael, acaecida el 24 de octubre de 1765, que ocasionó la destrucción de varios inmuebles como la iglesia y el convento, y que afectó las casas con techos de teja en el poblado de Concepción Chiquirichapa, municipio cuya cabecera, ubicada a unos 18 km de Xela, se encuentra a 2,565 msnm, y es el territorio donde se erige el Siete Orejas, volcán ya extinto, que debe su nombre a su morfología, ya que da la impresión de contar con siete jorobas u orejas. Cantel y Salcajá Los municipios de Cantel y Salcajá se encuentran muy cercanos a Xela, a escasos 10 km y 12 km, respectivamente, de la cabecera departamental. En ambos impera el clima frío, ya que Cantel se ubica a 2,370 msnm, y Salcajá “Agua blanca amarga”, está a una altura de 2,321 msnm, y aunque la economía de ambos municipios se basa en la agricultura, los dos se caracterizan por la fabricación de textiles y por sus iglesias, reconocidas ya sea por las historias que se cuentan en torno a ellas, o por su gran valor histórico. En cuanto a la industria textil, en Cantel se elaboran tejidos de algodón, de gran calidad, vendidos incluso en el extranjero. Además, en Cantel circula una historia en torno a su iglesia, según la cual, alrededor del año 1580, los habitantes encontraron una imagen de la Virgen de la Asunción enterrada bajo un gran ciprés. Entonces, decidieron asentar allí mismo el templo, el cual fue reconstruido en 1915, encontrándose bajo el altar mayor un gran tronco de ciprés antiguo. En Salcajá también existe una industria textil de gran tradición, consistente en la fabricación de telas jaspeadas, las cuales son utilizadas para la confección 155
de trajes típicos. Este municipio también es reconocido por la fabricación de dos bebidas alcohólicas: el rompopo y el caldo de frutas. Otros de los atractivos de Salcajá son el río Samalá y la iglesia de San Jacinto, en cuya fachada se encuentran esculpidos racimos de frutas y leones, mientras en el interior, una pequeña muestra de pinturas y el bien ornamentado altar, son lo más atractivo. Esta iglesia es considerada un monumento histórico, debido a que fue la primera iglesia católica fundada en Centroamérica, en 1524. Olintepeque Ubicado a 2,350 msnm, a escasos 6 km de la cabecera departamental, se encuentra uno de los municipios más conocidos de Quetzaltenango, principalmente por haber sido escenario de los enfrentamientos entre k’iche’s y españoles, durante el siglo XVI, y por el culto que rinden sus habitantes a San Pascual Bailón. El pueblo de Olintepeque, “Cerro que tiembla”, ya existía cuando llegaron los españoles a estas tierras. Por sus suelos corre el Río Xequijel, nombre con el cual también se le ha conocido a este municipio, y que ha sido interpretado por unos como “Cerro del Valle”, y como “Río de Sangre” por otros, en alusión a la sangre derramada durante las batallas libradas en los Llanos de Olintepeque, entre españoles y k’iche’s, durante la Conquista. Cuentan que corría el mes de febrero de 1524 cuando los españoles, provistos con armas de fuego y montando sus caballos, se enfrentaron cuerpo a cuerpo con los k’iche’s, en una sangrienta batalla en la que el príncipe k’iche’ Tecún Umán perdió la vida. Según la leyenda, Tecún Umán, ataviado con hermosas plumas de quetzal, se enfrentó a don Pedro de Alvarado y logró herir a su caballo, creyendo que de esta manera vencería también a su jinete. Sin embargo, el conquistador, aunque derribado del caballo, logró herir al príncipe k’iche’, quien cayó en la ribera del Río Sigüilá. Mientras su cuerpo permanecía tendido, un quetzal se posó en él, impregnando las plumas de su pecho con la misma sangre que tiñó las aguas de aquel río, que desde entonces fue llamado Xequijel por los indígenas. Desde aquellos días, el quetzal vuela libre, con su peculiar pecho color rojo escarlata, que recuerda la valentía del héroe k’iche’, quien muriera defendiendo su tierra y su hogar. Zunil y Almolonga La cumbre del Volcán Zunil, el cual se encuentra inactivo y está cubierto de vegetación, se eleva a 3,533 msnm y es posible escalarlo, en una aventura en la que impera el frío característico de esta zona, partiendo desde Zunil, poblado que se encuentra en las faldas de este pico. Desde Xela hasta Zunil hay 10 km de distancia, los cuales atraviesan Almolonga, municipio donde se fabrica rompopo, El camino atraviesa los cerros, entre cultivos de
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cebolla y repollo, de zanahorias, nabos, y gran diversidad de flores. En la travesía, el volcán Zunil adorna el paisaje, y ya llegando a Zunil, sobresale, entre las casas de pequeños tejados color rojo, la iglesia colonial, con su fachada de estilo barroco y sus paredes blancas, y en cuyo interior se observa el altar tallado en plata. Estos dos municipios se caracterizan por la excelencia de sus huertas y el frío que predomina, ya que ambos se encuentran ubicados a grandes altitudes, Almolonga a 2,251.21 msnm, y Zunil a 2,076.66 msnm. Este clima es quizá uno de los motivos por los cuales los habitantes de estos dos municipios siempre se encuentran activos en el cuidado de sus siembras y de sus terrenos, los cuales, sobre todo en Zunil, suelen estar separados mediante pequeños muros de piedra. También de gran interés en estos dos municipios son las aguas termales. En Almolonga sobresale el balneario “Los Baños”, ubicado a las orillas del riachuelo Chinamá, y visitado por lo general por lugareños y vecinos. En Zunil son famosas las Fuentes Georginas, localizadas
a unos 9 km de la población; este balneario consta de cuatro piscinas alimentadas por las aguas sulfurosas que nacen en la montaña, y cuyas temperaturas varían de una a otra, y son consideradas medicinales. Aunque el bosque que rodea este sitio ofrece la posibilidad de observar gran diversidad de aves y flora, entre la que sobresalen los cipreses, los pinos y las orquídeas, así como maravillosas vistas del entorno, por lo general el clima frío, en contraste con la temperatura cálida de las aguas, forma una neblina que oculta aquellos elementos naturales. A pesar de sus grandes similitudes, una de las grandes diferencias entre Almolonga y Zunil tiene que ver con la religión, ya que en Almolonga la mayoría de la gente es evangélica, mientras que en Zunil, los habitantes conservan mucho de la religión maya, en unión con la religión católica, siendo su veneración a San Simón, así como la iglesia colonial, dos de los grandes atractivos de este pueblo, conocido durante la colonia como Tzunil o Santa Catarina Sunil.
Un habitante de San Martín Sacatepéquez nos muestra la vestimenta típica que utilizan en esa región. Quetzaltenango.RDeLeón.
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San Martín Sacatepéquez A tan solo 24 km de Xelajú se encuentra San Martín Sacatepéquez. En este municipio se halla uno de los lugares donde mejor se pueden apreciar las tradiciones de los indígenas, los ritos propios de su religión ancestral. Se trata de la laguna Chicabal, ubicada en el volcán del mismo nombre. En la superficie de esta laguna, que constituye la entrada al Corazón del Cielo, juegan los espíritus benignos en las primeras horas de la mañana, formando una densa neblina, hasta que, a las diez de la mañana, salen las deidades de Xibalbá. Para llegar a esta laguna se emprende un viaje de aproximadamente una hora desde Xela, para el cual se necesita un vehículo de doble tracción. La primera laguna se localiza en las faldas del volcán, y es denominada “Laguna Seca”. Luego, para el ascenso hasta la cumbre del volcán, a 2,712 msnm, existe un sendero que conduce hasta el mirador, desde el cual se tiene una maravillosa vista de los alrededores de la laguna Chicabal, la cual se encuentra en el cráter del volcán. Esta laguna, de forma casi elíptica, tiene una profundidad cerca de 30 m, y una superficie de 19.4 ha. El bosque nuboso que la circunda es abundante en alisos y encinos, y se encuentra muy bien conservado, gracias, sobre todo, a que el área se encuentra celosamente protegida por la Asociación de Agricultores Ecológicos. Una escalinata de unas 600 gradas conduce hasta la laguna. En este recorrido, el aire húmedo característico del lugar, sumado a la religiosidad del ambiente, confiere una exquisita sensación de tranquilidad que permite contemplar las cristalinas aguas de la laguna, sobre las cuales se mantiene una bruma mística, que unas veces se extiende como un manto sobre las aguas, y otras se
arremolina en el centro de la laguna, como si el mismo cielo fuese absorbido por las aguas. La flora y la fauna dan a este lugar una atmósfera de paz, en armonía con la presencia de diferentes aves, como colibríes, pájaros carpintero, guardabarrancos y lechuzas, así como de pequeños mamíferos, tales como ardillas, taltuzas y murciélagos. En este lugar se puede hacer un recorrido alrededor de la laguna, y observar la gran cantidad de altares mayas que se encuentran en sus alrededores, observar las cruces adornadas con flores que generalmente se encuentran sembradas en la laguna, e incluso es posible pasar la noche hospedado en las cabañas que se encuentran en el área de usos múltiples. Sin embargo, no es permitido tocar las aguas, y mucho menos darse un baño en ellas, pues son consideradas sagradas y únicamente los chamanes o guías espirituales “aj’kin” pueden hacerlo durante sus rituales. Las ceremonias son realizadas diariamente por un guía espiritual, quien en busca de la dignidad que le confiera el poder para curar males, quema pom, ruda, chilca y estoraque, y dirige oraciones hacia los cuatro puntos cardinales, mientras se escucha el tambor y la chirimía. Sin embargo, el ritual más importante es llevado a cabo durante la inauguración del Waxahib Batz o Año Nuevo maya. Esta celebración se realiza entre las nueve y media y las diez de la mañana, con el fin de que estén presentes tanto las deidades de Xibalbá como las del cielo. Entonces, los chamanes que llegan en representación de las diferentes etnias del país juntan en una tinaja sagrada el agua que han traído desde diferentes ríos, y la vierten en la laguna mientras recitan una oración, para, finalmente, recoger agua de la laguna en la misma vasija.
Vista del Banco Industrial, S. A., de la ciudad de Xelajú, desde el parque central. Quetzaltenango. AUrbina.
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San Marcos En este departamento se puede apreciar gran diversidad de climas, debido a que los 3,791 km² que ocupa son los más variados de Guatemala en cuanto a topografía. Por este departamento entra a Guatemala la Sierra Madre, y en ella se alzan los dos volcanes más altos del país. El clima frío de las alturas se va haciendo templado hacia el sur de la cadena montañosa. Cuenta también San Marcos con una pequeña franja en la región costera, donde el clima varía entre semicálido y cálido. Varios ríos atraviesan el departamento, tales como el Tilapa, el Naranjo y el Suchiate. En los 29 municipios del departamento conviven cerca de un millón de habitantes, de los cuales el 31% son indígenas, por lo que no resulta raro escuchar a algunos de ellos hablando en mam, en tektiteko o en sipakapense. Entre la gastronomía del lugar destacan las habas verdes, el mole de plátano, las tortas y los tamales marquenses. Este departamento ha sido tradicionalmente agrícola. En cuanto a los cultivos, destacan aquellos característicos de las alturas, tales como el trigo y la papa, además del café y el hule. También ha sobresalido la crianza de caballos,
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y más recientemente, la minería, que se ha manifestado principalmente en los municipios de Sipacapa y San Miguel Ixtahuacán. La cabecera departamental es San Marcos. La historia de esta ciudad se inició el 25 de abril de 1533, cuando los españoles se asentaron en la meseta del Valle Quetzalí y fundaron un poblado. La ubicación de la urbe, a 2,398 msnm, la convierte en una ciudad de clima frío: por algo se le conoció a la zona como Candacuchex, “lugar del frío”. El Astillero Municipal de San Pedro Sacatepéquez La cabecera municipal de San Pedro Sacatepéquez se encuentra a 254 km de la ciudad de Guatemala. Al igual que en el resto del departamento, en este municipio la principal actividad económica es la agricultura. Sin embargo, quizá por la influencia del clima en el municipio, el cual varía de húmedo a frío, entre sus artesanías se destacan los ponchos y suéteres elaborados en lana, así huipiles de motivos vistosos y muy bien elaborados. En este municipio se conserva un bosque natural de notable importancia, no solo por ser el refugio de gran
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diversidad de animales, sino por encontrarse ahí uno de los árboles más emblemáticos de Guatemala. En efecto, en el Astillero Municipal se encuentra el Paxaque, más conocido como pinabete, en grave peligro de extinción, principalmente por lo codiciado de sus ramas para adornar y perfumar, con su exquisito y peculiar aroma, los ambientes navideños. La población de San Pedro Sacatepéquez se encuentra embellecida por cerros que poseen tupidos bosques, en gran parte gracias a que sus habitantes han asimilado la importancia del bosque a tal grado que actualmente cuentan con un vivero municipal y organizan actividades de reforestación, en las cuales participan tanto entes gubernamentales como no gubernamentales. Volcanes Tacaná y Tajumulco Ambos volcanes no solo son los más altos de Guatemala, sino también las más elevadas cimas de Centroamérica. El volcán Tacaná alcanza los 4,092.63 msnm, mientras que el Tajumulco cuenta con 4,220.36 msnm. El volcán Tacaná se encuentra en el municipio del mismo nombre, hacia el Oeste, colindando con México. Fue conocido por los mames como Tacnahuyú, “Cerro
Tacaná”. Este volcán se asienta sobre un macizo de granito, y posee una cúspide formada por una cápsula de lava, así como algunas planicies y un cráter adventicio a 190 m de la cima. El volcán Tajumulco, en cambio, se ubica más al centro del departamento, en el municipio del mismo nombre. Cuenta con dos cúspides; la más alta, en la parte Este, donde se localiza un pequeño cráter de entre 50 m y 70 m de diámetro. El ascenso toma unas cinco horas, y aunque es relativamente fácil, el frío resulta intenso. El descenso toma unas cuatro horas, por lo cual la travesía puede llevarse a cabo en un solo día. Sin embargo, también es posible acampar. Para emprender este viaje, se parte de Huitán, a tres horas de Xelajú. Ocós Ocós es el municipio de San Marcos que colinda al Sur con el Océano Pacífico. Se encuentra a 356 km de la ciudad capital, y tiene una extensión de 205 km². La cabecera municipal se encuentra a tan solo 4 msnm, por lo cual el clima es cálido. Las playas de San Marcos son lejanas; sin embargo, poseen gran belleza y vale la pena visitarlas, sobre todo las de Ocós, desde donde se puede tomar una lancha y recorrer los humedales de la Reserva de Manchón-Guamuchal.
Vista hacia Oriente desde la cima del Volcán Tajumulco. San Marcos. RDeLeón
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