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Supertest Jeep Renegade

6.000 Km Por la Patagonia

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SUPERTEST / Jeep Renegade

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aventura

Casi 6.000 kilómetros por todo tipo de terrenos a bordo de las tres variantes mecánicas del Renegade (2.4 AT9 4x4, 1.8 MT 4x2 y el recién llegado 1.8 AT6 4x2) revalidan el modelo de Jeep como una opción con la que se puede llegar a diversos destinos sin importar los obstáculos que se presentan en el camino.

Por: MARCO PERGEGO • Fotos: MIGUEL TILLOUS

C

omo siempre, en vísperas de un Supertest de largo aliento, la mente parece estar preparada de antemano y se activa sin pereza alguna ni bien percibe la alarma que suena a las 4.30 am. En los barrios de Palermo, Recoleta y en Pilar, tres Renegade esperan para enfrentar, me animo a decir, su prueba más rigurosa: cerca de 6.000 kilómetros por la Patagonia argentina en sus variantes atlántica, mediterránea y cordillerana. Ah, sí, y al estilo auto test, en solo siete días.

De noche cerrada todavía, nos encontramos con Figueras en el domicilio de “el enano”, él con “su” versión Longitude (2.4 AT9 4x4), y yo con la nueva integrante de la gama del modelo: la Sport Plus automática (1.8 AT6 4x2). Antes de arrancar

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tuvimos que poner a prueba nuestra idoneidad con el tetris. Yo soy de llevar mucho equipaje (de más, de hecho) y a los petates personales de Tillous se le suma el equipo fotográfico. Con mucho tino acomodamos una valija mediana, dos mochilones, una mochila y dos bolsos en el baúl de 260 litros, y sin tener que sacar la bandeja separadora.

Pequeño y veloz (por la hora) circuito urbano hasta subir a la Autopista 25 de Mayo con destino a Cañuelas donde nos encontraríamos con el tercer Renegade, otro Sport Plus (1.8 4x2) pero con transmisión manual de cinco relaciones, que comandaba nuestro experimentado colaborador Mariano Maggi. Allí completamos los tanques y podemos decir que empezaba oficialmente el Supertest Jeep Renegade.

DestINO sUr Nuestro primer objetivo fue alcanzar Puerto Madryn, Chubut, a unos 1.330 kilómetros, por la tradicional ruta que usa auto test, que incluye las rutas nacionales 205, 33, 22, 251 y 3. En el primer tramo nos sorprende la lluvia, en esa condición empezamos a descubrir que los neumáticos Pirelli Scorpion de uso mixto evacuan de manera efectiva el agua evitando un posible aquaplaning.

Un denso tráfico quiere entrar a Capital Federal, entonces ponemos a prueba en reiteradas oportunidades la capacidad de reacción de los Renegade, Figueras cuenta con ventaja gracias al 2.4 Tigershark que entrega 190 CV, o sea 60 CV más que los 1.8 E-torQ EVO de 130 CV, por lo cual se lo ve más ágil y veloz para maniobras de sobrepaso. En cam-

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bio, Mariano y yo tenemos que llevar el propulsor por arriba de las 3.500 rpm si queremos sus mejores registros de aceleración. “¿Sigue lloviendo?… Cambio”, suena el handy. La respuesta es no, pero junto con las primeras luces del día, un multitudinario ataque de mosquitos nos azota, de hecho son tantos que el ruido que hacen al estamparse contra el parabrisas es similar al de una llovizna.

Sin mayores inconvenientes, y tras más de 12 horas de manejo, llegamos a Madryn. Parece mentira que no saquemos una sola foto ante semejante geografía. Pero no podemos demorarnos, la segunda jornada nos arroja más de mil kilómetros al sur, más precisamente hasta Puerto Santa Cruz. El trayecto es todo por la RN 3, que tiene poco caudal de usuarios, salvo en la zona de Comodoro Rivadavia.

Nuestro enemigo del día es el viento, y la radio nos anticipa que está causando estragos en múltiples localidades con ráfagas de más de 100 km/h en las ciudades y de unos 130 km/h en las rutas. Cuando uno mira el Renegade (y

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A la izquierda, en Monte León. Siempre llevamos un mapa... no confiamos del todo en los GPS. Tillous y Maggi en plena labor de manualidades con las calcos.

En la principal, en las cercanías del Lago Posadas.

Apuntes de viaje ■ Un clásico.

Cuando pernoctamos en Puerto Madryn, no podemos evitar una visita al restaurante Mariscos del Atlántico. Nunca falla, incluso si se pide una milanesa con puré, como Pérego. Una vez más, dimos cuenta de una de las mejores paellas del sur argentino. Como buenos gourmets, en Puerto Santa Cruz nos inclinamos por el preciado róbalo y en Los Antiguos, por mollejas de cordero. Hay que gratificarse.

■ Frío áspero.

La mañana que visitamos el Parque Monte León la temperatura era de 0 grados con fuertes vientos. El señor de la foto ya no sabía qué hacer para abrigarse. Hay que recordar que él está acostumbrado a las altas temperaturas del Litoral.

■ Dos de tres. En las pruebas de largo aliento suele pasar que volvamos con algún daño. En este caso, las unidades de Figueras y Pérego sufrieron una balacera de piedras que despidió un camión que marcaron y/o rajaron los parabrisas. Maggi volvió invicto.

a la mayoría de los SUV), no hace falta ser un especialista para darse cuenta de que la aerodinámica nunca será uno de sus puntos fuertes, por eso nos sorprendió lo bien que resistió las fuertes ráfagas eólicas laterales, lo que habla del buen trabajo que hizo Jeep en el chasis y especialmente en la dirección (asistida electrónicamente).

En cambio, el viento perjudicó a unos más que otros a la hora de llegar a las estaciones de servicio. El menos afectado fue el manual, que pudo crucerear en su máxima marcha, o sea en quinta, a unas 3.700 rpm; para mantener buen ritmo, el automático de seis lo tuvo que hacer en quinta a 3.800 y, si uno se distraía, la electrónica tendía incluso a poner la cuarta. Mientras que el AT9 tiró por la borda novena y octa-

va, a las que directamente no admitía, y para no ver caer la aguja del velocímetro tuvo que usar séptima o sexta y hasta quinta. Bajo estas condiciones, la bitácora de viaje indicaba una leve ventaja para Maggi en cuanto a litros de combustible, y Figueras, siempre el más gastador, tuvo que sacar cálculos más de una vez para ver si llegaba al punto establecido.

Arriba, las tres Renegades se internan en el camino de barro que conduce al parque Perito Moreno.

Detalle de la leva de la unidad de Pérego, Sport Plus AT6.

■ Unidad Sanitaria. En 2015, este Dodge de 1940, que ofició de ambulancia en un hospital de Tandil a mediados de siglo pasado, recorrió los 1.500 kilómetros que separan Río Negro de Santa Cruz. Las vueltas de la vida hacen que hoy esté parada en la puerta del Hotel Gobernador Gregores.

■ Invasión. Desde la salida de Buenos Aires hasta pasando Daireaux tuvimos que detenernos dos veces para limpiar el parabrisas. ¿La razón? Las nubes de mosquitos hacían que la visibilidad fuera casi nula.

Monte Leon Después de una pequeña sesión de fotos tempranera en la pintoresca costanera de Puerto Santa Cruz, nos dirigimos un poco más al sur para alcanzar el Parque Nacional Monte León (tiene ese nombre debido a una formación rocosa que adoptó por la erosión del viento la forma del gran felino). Esta zona cons-

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tituye una muestra representativa de la biodiversidad costera patagónica en buen estado de conservación, con sitios de valor paleontológico. Su extensión supera las 60.000 hectáreas y allí hay altos acantilados, islas, roquerías, bahías y playas donde una gran cantidad de especies conviven.

Repasando la historia, hace miles de años, grupos de cazadores recolectores aprovechaban los ambientes costeros y sus variados recursos como aves, roedores, camélidos, moluscos y lobos marinos. Más adelante, algunos contingentes tehuelches, descendientes de los primeros pobladores, ampliaron el uso del territorio, desarrollando un mayor intercambio con grupos más alejados.

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La llegada de los europeos provocó grandes modificaciones, incluso que las poblaciones originales se fueran hacia el oeste (con persecución y muerte de por medio), dejando a la costa como un área con tareas rurales, principalmente basadas en la ganadería ovina.

La primera entrada al parque pertenece a la ex zona de estancias, donde tienen su base los guardaparques. Allí nos informaron de nuestro primer “fracaso”, las fuertes lluvias de los días anteriores hicieron intransitables los caminos costeros, y un error allí significaba ir a buscarnos al océano.

La alternativa fue usar la zona de las estancias sin salida al mar con un terreno más sólido. Así que por caminos

apenas marcados empezamos la recorrida por donde en 1985 la firma The Southern Patagonia Sheep Farming Company Limited llegó a tener más de 40 mil ovejas. Posteriormente el lugar se vendió a la familia Braun y en 1997 se propuso la inclusión de la zona en el Sistema de Parques Nacionales, tarea que se encomendó a la familia Tompkins; tras adquirirla en condición de fiduciario, en mayo de 2001, con fondos provistos por The Patagonia Land Trust, la Fundación Vida Silvestre Argentina donó la estancia Monte León a la APN, en noviembre de 2002. Y, finalmente, con la sanción de la Ley 25.945, en 2004, se creó el primer Parque Nacional Costero de la Argentina.

AgrAdecimiento Gracias a la gestión de las autoridades de la APN (Administración de Parques Nacionales) pudimos ingresar a zonas no habilitadas para vehículos particulares tanto en Monte León como en el Perito Moreno. Lástima que gran parte de los caminos internos estaban intransitables, incluso para las 4x4.

Mención especial para los guardaparques Pablo Contreras en Monte León y Adrián Falcone en Perito Moreno, que nos custodiaron, cuidaron y oficiaron de guías en nuestra visita.

Apuntes de viaje ■ por las dudas. No nos hizo falta, pero la experiencia nos indica que ante el posible desabastecimiento de combustible de algunos lugares de la Patagonia, mejor tener bidones cargados.

■ terreno blando.

Así quedaron los calzados de Pérego y Maggi después de tener que bajar de los vehículos en el camino embarrado hacia el Parque Nacional Perito Moreno.

■ Sin opciones. En Bajo Caracoles, por la Ruta 40, encontrará este simpático surtidor en el cual dejamos nuestro calco.

■ La autopista que no fue. El proyecto de unir Comodoro Rivadavia con Caleta Olivia mediante una autovía quedó frustrado. La obra fue adjudicada a Lázaro Báez que, si bien la cobró, quedó inconclusa y solo se concretaron unos pocos kilómetros. Por lo tanto, se debe utilizar la antigua RN3 que se encuentra en un estado desastroso con miles de baches traicioneros. Consejo: no viaje de noche porque puede destrozar un neumático y elementos del tren delantero.

■ ocultas. Escondidas tras una curva y a la orilla de un arroyo, en el camino hacia el Lago Posadas, hallamos tres tumbas, la del medio algo maltratada.

Los Jeep se abrieron paso por la estepa sin problema alguno, treparon cerros sin sobreesfuerzo y salvo alguna pequeña porción con hielo por las bajas temperaturas del lugar (ese día rondaba los -1,5 grados), no hubo complicaciones. Tanto las 4x2 como la 4x4 tienen sus bajos protegidos, aunque deberían tener un poco más de despeje ya que algunos montículos de pasto dejaron sentir sus caricias (algunas fuertes), y sus ángulos de ataque, ventral y salida, son buenos para una actividad aventurera light.

Pese a que nos dieron todas las recomendaciones ante un eventual encuentro con un ¡puma!, no tuvimos que vivir la experiencia.

Después de que el guardaparque Pablo Contreras nos mostrara desde la vieja carbonera hasta el galpón de esquila (donde ellos sí encontraron un puma durmiendo una vez), dimos por concluida la visita. operAcion perito Desde Monte León fuimos hacia el noroeste con destino a Gobernador Gregores a unos 230 kilómetros. Fue la jornada más leve en cuanto a horas de manejo, de hecho llegamos a tiempo para unos mates y una recorrida diurna, donde encontramos una ambulancia de la década del 40 –si le entrábamos al dueño, hacíamos el clásico del mes también–.

Camino de ripio cerca de Bajo Caracoles. El jefe de guarda parques, Falcone, nos explica algunas maniobras para enfrentar el barro que nos esperaba.

Figueras y Pérego anotando los consumos de sus Jeep.

■ Lavado y juegos. Pérego aprovecha una parada fotográfica para enjuagar sus borceguís a orillas del Lago Pueyrredón.

Por su parte, Mariano, autoproclamado campeón mundial de “sapito” por lo acontecido en Bariloche en otro Operativo, busca un retador. Esta vez no hubo campeonato.

■ Sorprendidos. A Bajo Caracoles llegamos a la hora del almuerzo. Lo único que encontramos fue una local multirrubro anexo al hotel con el mismo nombre de la localidad. Fiambres, café, cuchillos, bebidas, boinas, indumentaria, mates, productos de almacén, kiosco, farmacia, vinoteca, licorería y su dueña, que mientras cuida a dos niños cocina. El menú, unos magníficos sándwiches de milanesa con pan casero.

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A esta altura nos sobra tiempo a bordo de los Renegade para decir que su posición de manejo (butaca con regulación en altura y volante multifunción de doble reglaje) es buena, incluso después de superar las 12 horas arriba de ellas; sus butacas son cómodas, con un cojín de largo justo en el que descansa el muslo, y los apoyabrazos (el de la contrapuerta y el central) están bien ubicados; el climatizador (manual en los Sport Plus y automático en el Longitude) cumple su función correctamente sin importar la temperatura exterior; a nivel acústico, únicamente algún proceso de aceleración brusca se podrá percibir en el interior. No manifiesta filtraciones eólicas, a menos que haya ráfagas superiores a 80 km/h, y su estanqueidad en el habitáculo y baúl es completa.

A la cena en Gregores (cordero que pasó con más pena que gloria) se sumó Adrián Falcone, jefe de guardaparques que recién llegaba de dar auxilio a dos camiones que se habían encajado en el camino… mala señal. Efectivamente, nos confirmó nuestro segundo fracaso, el acceso al parque está complicado, pero como el máximo peligro es caerse a la banquina y embarrarse, decidimos llegar hasta donde podamos.

En la mesa, las historias de Francisco Pascasio Moreno, más conocido como Perito Moreno, no tardaron en surgir con un vino de por medio que descontracturaba la charla gradualmente… total, el conductor designado fue Mariano.

Considerado como un verdadero patriota, fue el principal artificie de que Argentina y Chile tengan la forma que tie-

Esperamos a que salga el sol para comenzar el trayecto a Perito Moreno.

Tillous en plena acción en Monte León.

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Apuntes de viaje

La Renegade en plena ruta.

Falcone posa feliz con su ejemplar de auto test y simpática postal de Puerto Santa Cruz.

■ Viento patagónico. En el segundo tramo, a partir del ACA de Garayalde (Chubut) soplaron a velocidades superiores a los 100-130 km/h, que continuaron hasta más allá de Caleta Olivia (Santa Cruz). Al bajar de los Renegade tuvimos que esforzarnos para mantener la vertical.

■ Cuidado. En diversas ocasiones el testigo de posible hielo en la calzada se prendió. Lógicamente también se nos escarchó el parabrisas en más de una oportunidad.

■ Olvido terrible. Sin justificación valida, Marco se olvidó el mate. Mariano se lo reclamó. Por suerte, en el hotel de Gregores había un equipo como corresponde y, justo a tiempo, la abstinencia se empezaba a notar ante la falta de “mateína”.

■ Esgrimista.

Con una gran técnica, Pérego manipula el escurridor para camiones para limpiar el parabrisas de su Renegade.

Tillous asegura haber descubierto su pasado en la esgrima.

■ Pumas. Hay una buena cantidad de estos felinos en el PN Monte León. El guardaparques Pablo Contreras nos comentaba: “No sabemos cuántos hay exactamente pero no tuvimos casos en los que atacaran a la gente. Se alimentan de choiques (de la familia del avestruz que habita en la Patagonia) y matan pingüinos pero no se los comen, es como un juego, y se aprovechan de su lentitud para moverse en tierra”.

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ne hoy. La diferencia con su par chilena que reclamaba territorios que en la actualidad tienen bandera azul y blanca es que Moreno se internó en el territorio que reclamaba (a caballo y no en la comodidad de un Jeep) y accionaba desde el campo y no desde un escritorio.

De hecho, Falcone nos cuenta dos hechos puntuales poco conocidos.

Ante la visita de una junta del Reino Unido que venía a mediar el tema, Moreno hizo desviar artificialmente el curso del Río Fénix para demostrar que los afluentes no eran una forma inmutable para demarcar límites, como sí lo son los cordones montañosos, oh, casualidad, como la cordillera de los Andes.

El otro suceso fue más polémico.

Con complicidad de las colonias galesas hizo instalar una casilla de telégrafo con postes y cables falsos. Cuando llegaron con los ingleses, se les ofreció mandar un telegrama a la Corona para confirmar que el territorio ya estaba poblado y civilizado por “nosotros”. El mensaje en realidad viajó a caballo hasta la localidad más cercana (que de cercana no tenía nada) con capacidad para ser mandado por cable.

Basta de historia, otra vez antes del amanecer estamos camino al Parque

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EN PRIMERA PERSONA

4x4 y caja de nueve marchas

En la principal con el Lago Pueyrredon de fondo. A la derecha, una artistica del "Enano" del Lago Bienos Aires.

Los supertest, que recorren distintos tipos de caminos y diferentes climas al cabo de casi 6.000 kilómetros, sirven para evaluar un vehículo en profundidad y con mayor objetividad. Afloran virtudes y características que no son posibles de detectar en una prueba convencional recorriendo un millar de kilómetros por rutas de la provincia de Buenos Aires.

El Renegade que tenía a mi cargo era el de motor 2.4 de origen Chrysler (190 CV) y caja automática de nueve marchas similar a la utilizada por la pick up Toro de Fiat. Transitando por caminos en muy mal estado de ripio serruchado y barro arcilloso, plagados de lomos y badenes, me sorprendió especialmente la robustez estructural que se manifestó en todo momento y sin que aparecieran los típicos ruidos internos de los encastres que generalmente se deben a las fuerzas torsionales que debe soportar la carrocería. Por otra parte, las suspensiones absorben cualquier irregularidad del camino con solvencia, que, en el caso del 2.4 de tracción integral, posee un tren posterior del tipo multibrazos.

Otro punto en el que el Renegade se destaca es en la estanqueidad. Los caminos de ripio y tierra ponen a prueba los burletes de puertas y portón. En este caso, las tres unidades se mostraron altamente eficientes sin permitir la menor filtración de polvo.

Mención especial para los neumáticos multiuso Pirelli Scorpion que le calzan perfecto a este SUV. No solo traccionan superficies de baja adherencia, también se mostraron aptos para transitar bajo la lluvia en rutas de asfalto debido a un diseño de la banda de rodamiento con buen desagote del agua.

Circulando con viento en con-

tra –en gran parte de nuestro recorrido patagónico– la caja automática de nueve marchas deja en claro sus características. Los primeros cinco cambios están bien escalonados (arranca en D2 ya que la primera es muy corta) pero a partir de la sexta las relaciones se van estirando a tal punto que, para mantener la velocidad deseada, en muchas ocasiones me vi obligado a bajar a séptima para vencer la resistencia eólica. La novena solo es posible utilizarla en caminos llanos y sin viento, ahorrando combustible y vueltas del motor, que gira aliviado: a 2.000 rpm viaja a 130 km/h reales, por lo tanto esa sobremarcha entrega 65 km/h cada 1.000 vueltas.

Conclusión: el Renegade es un vehículo noble, robusto, que se desempeña en forma correcta tanto en superficies complicadas como en rutas de asfalto sin exagerados rolidos de la carrocería. Descansada posición de manejo –algunas etapas demandaron más de doce horas al volante– y adecuada climatización.

Luego de manejarla durante 6.000 kilómetros en una semana, se ganó mi afecto.

Carlos F. Figueras

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EN PRIMERA PERSONA

Sólido y robusto Cuando le cuento a la gente que hicimos casi 6.000 kilómetros en siete días, todos se me quedan mirando con mueca de asombro.

Para probar los Renegade en condiciones más difíciles que los parámetros normales de uso, qué mejor que otro viaje a nuestra Patagonia y en una época que no es la mejor para pasear: otoño, lluvias, asfalto, ripio y fuertes vientos.

La versión a mi cargo: Renegade Sport Plus con caja manual. La primera etapa de 1.300 kilómetros nos vio arribados a Puerto Madryn, recorrido más que suficiente para sacar las primeras conclusiones.

Un chasis que va muy bien plantado, con una amortiguación sin vicios, confortable, sin ser ni blanda ni dura. Todo esto brinda al que 100 | AUTO TEST | JUNIO 2017

maneja una seguridad real y agradable. También los frenos (discos en las cuatro) y un preciso comando de caja acompañan con efectividad este combo. El punto más flojo es que la 4ª y 5ª son un poco largas y que los sobrepasos en ruta se hacen un poco lentos.

El viento fue el gran protagonista de la segunda jornada. En la ruta lo teníamos casi de frente, sesgado desde la derecha, y esto redundó en un incremento del consumo acusado en la computadora de a bordo.

Por primera vez tomamos contacto con el ripio en el Parque Nacional Monte León, subidas a cerros por senderos angostos donde el Jeep demostró tener una altura acorde a las circunstancias.

Luego visitamos el parque Perito Moreno, sobre caminos de ripio, con el condimento de un barrito gredoso/arcilloso/pegajoso ocasionado por intensas lluvias de días anteriores, difi-

cultad que incluso los 4x2 sortearon muy bien.

Con la visita a los lagos Pueyrredón y Posadas recorrimos unos 180 kilómetros de ripio bueno y tendido... lo que reforzó mi opinión de que lo que más me gustó del Renegade fue lo bien que va el conjunto chasis/suspensión/insonorización/ robustez general de puertas y portón... ni un ruido al final de la exigente prueba.

Ya comenzado el ascenso hacia el norte, me queda la impresión de que el Renegade es un vehículo fuerte y robusto, de fácil entendimiento de mandos, ergonómicamente correcto en todos los aspectos funcionales y, como broche de oro, un logrado aspecto exterior, con perfil aventurero en concordancia con los preceptos de herencia de marca, que se planta con personalidad ante tantos diseños modernistas del mercado actual.

Mariano Maggi

Apuntes de viaje ■ Suvenires. Pese a reiteradas burlas del equipo, Maggi muestra orgulloso sus piedras del Lago Pueyrredón, que serán el regalo para sus familiares.

■ Balanceado. Luego de la incursión por el barro, las unidades de Figueras y Pérego quedaron desbalanceadas por haber acumulado barro en el lado interior de las llantas. En la imagen se los ve con un sofisticado elemento para solucionar el problema.

■ Ley de Murphy. En la mayoría de los viajes al sur patagónico debemos bancarnos miles de kilómetros con viento en contra. Da igual que vayamos hacia el norte o hacia el sur. ¿Nunca viento a favor?

■ Despiertos. Estamos ante un posible adicto a la bebida energizante, aunque hay que mantenerse atentos por jornadas de más de 12 horas de manejo, por lo que tanto el café como el toro rojo están bien consumidos. Viene el garrón… La marca podría abastecernos de algunas latitas en estos viajes.

■ Tarjetas. Si piensa encarar un periplo hacia el sur, lleve efectivo en cantidad porque las tarjetas de crédito se aceptan en pocos hoteles, restaurantes y estaciones de servicio.

Nacional Perito Moreno. En la bifurcación de la ruta, con el camino de tierra para ingresar, nos dicen que van a instalar una rosa de los vientos para aclarar que hacia el oeste está el Parque Perito Moreno, hacia el norte la localidad Perito Moreno y hacia el sur el Glaciar Perito Moreno (dentro del Parque Nacional Los Glaciares), ya que mucha gente llega y pregunta por el glaciar y se imaginan la decepción de hacer miles de kilómetros pensando que vas a un lugar y llegás a otro.

Empezamos la travesía. Los primeros kilómetros parecen firmes, pero a cada kilómetro se va incrementado la humedad. Figueras confía en el modo de reparto automático de tracción de su 4x4 que, por demanda, envía torque al eje que más necesita. En las 4x2 solo podemos desconectar el control de tracción para no coartar el envío de potencia en ningún momento, especialmente cuan-

do comenzamos a patinar en el barro.

Otra vez toman protagonismo los neumáticos de uso mixto, con unos ruteros no hubiéramos hecho más de cinco kilómetros y nosotros hicimos 50… algunos casi de costado y mirando la banquina de reojo. Todo termina en una curva cerrada en bajada, la superficie ya era una pasta chocolatosa y nuestras cubiertas se habían transformado en roscas de barro. Ya sin poder adherente, solo bastó errar a la huella por centímetros para que uno de los 4x2 se fuera en cámara lenta a la banquina, donde solo lo espera más barro (en defensa del conductor, la maniobra se hacía marchas atrás por cuestiones fotográficas).

Sin dudas, el Longitude hubiera podido seguir un poco más, pero la situación de los 4x2 era crítica y ya excedía a la capacidad de los conductores, por lo que decidimos volver.

Cerca del lecho del Lago Posadas, los tres Renegade demuestran sus aptitudes para el ripio.

■ Cada vez menos. En 2002 existían unos 12 millones de cabezas de ganado ovino.

Hoy, apenas superan los 6 millones. Las razones son varias, pero principalmente se debe a la falta de lavaderos y peinadoras de lana, que nos impide competir con la lana de Australia y Nueva Zelanda... y hasta con Uruguay.

■ Depredadores. Nos comentaban que la Cueva de las Manos (a punto de ser Parque Nacional) tuvo que se enrejada porque los visitantes se llevaban partes de las piedras pintadas. Así somos...

■ Bien equipados. Los guardaparques deben soportar la soledad patagónica lejos de ciudades o pueblos y a más de 20 grados bajo cero. Por esa razón disponen de buena calefacción a leña, conexión a internet wifi, energía eólica y solar, equipos de radio VHF, etc. Tan mal no la pasan...

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Como nos quedamos con ganas y nos sobraba algo de tiempo, camino a Los Antiguos entramos al Lago Posadas y Pueyrredón. Las rutas de ripio allí estaban más secas, por lo que logramos hacer el circuito a buen ritmo.

La vUeLta Con el operativo a nivel fotográfico prácticamente cerrado, solo queda emprender la vuelta con dos escalas: una en Bariloche y otra en Santa Rosa.

El primer tramo nos brinda el único tipo de camino que nos faltaba: faldeos de asfalto.

Curvas a diestra y siniestra de diferentes grados ponen a prueba la dinámica de los Renegade. La experiencia previa con las Fiat Toro, con quienes comparten plataforma, había sido satisfactoria,

por lo que les teníamos fe.

Ninguno de los tres manifiesta inclinaciones laterales pronunciadas de carrocería (tienen un sistema antirrolido), el trabajo de las suspensiones es muy agradable y nunca se escuchó chillar las ruedas, ni tuvo que entrar en acción el control de estabilidad. La única crítica es que, cuando se frena de forma contundente el eje delantero, se agacha demasiado, dando la sensación de levantar en exceso el posterior.

Es este ámbito, la AT6 saca a relucir su condición de única con levas al volante, lo cual la beneficia con un manejo más deportivo; el AT9, que tiene que bajar y subir bastantes veces, lo tiene que hacer desde el selector, y la manual tiene un vástago con acoples muy agradables y con recorridos precisos, justos

✦ Supertest en números 1.8 MT 4x2 1.8 MT 4x2 2.4 AT 4x4 Recorrido total (km) 5.686 5.740 5.703 Ripio/Tierra 355 355 355 Consumo total (litros) 499 485 563 Promedio de consumo (l/100 km) 8,77 8,45 9,87 Promedio de velocidad (km/h) 74,62 74,97 74,84

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Arriba, con el Cerro La Ventana en Gobernador Gregores.

Abajo, en la fresca mañana de Puerto Santa Cruz.

y silenciosos.

Después de este tramo montañoso todo volvió a ser llano, de hecho la ruta del desierto es ámbito de una nueva disputa folclórica entre el Enano y yo, pero esta vez aprendió y bajó sus CD a un formato MP3, a través del pendrive, que se reproduce en el sistema multimedia Uconnect, que tiene pantalla táctil donde se visualiza además el navegador (aunque con cartografía incompleta) y cámara de marcha atrás.

De vuelta en Buenos Aires, a solo siete días de la partida, y con casi 6.000 kilómetros recorridos, nos dicen: “Ustedes están locos”. Un poco puede ser, les respondo. Pero solo así puedo decir que el apellido ilustre del Renegade está intacto.