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MANUAL DEL CULTIVO DE LA REMOLACHA 2007 - 2008 Editado por Iansagro S.A.
Area de Investigación Agrícola Panamericana Sur km. 385 Chillán, Chile Edición: julio 2007 Contenidos Preparación de suelos, Osvaldo Erbetta Fertilización, Carlos Jorquera Variedades de remolacha recomendadas, Osvaldo Erbetta Control de malezas, Ramiro Paillalef Plagas y enfermedades, Ramiro Paillalef Riego tecnificado, Ricardo Merino Maquinaria, Osvaldo Erbetta Cosecha, Osvaldo Erbetta Coordinación Loreto Agurto Fotografía Enrique Siqués y Area de Investigación Agrícola de Iansagro Diseño gráfico Doblegiro Impresión Gestión Gráfica Ltda. Ninguna parte de este manual puede ser reproducida sin la autorización previa y por escrito de Iansagro S.A.
preparaci贸n
de suelos
manual del cultivo de la
remolacha 2007 2008
9 12 12 15 15 17
Preparación de suelos umedad H Incorporación de residuos Control de malezas Fragmentación del suelo en profundidad (laboreo primario) Afinamiento de la cama de siembra (laboreo secundario)
19 21 22 23 29
Fertilización Disponibilidad de nutrientes y acidez del suelo (beneficios del encalado) ¿Cómo fertilizar? ¿Cuánto fertilizante aplicar? (Pautas para determinar las recomendaciones de dosis y fechas de aplicación) ¿Cuándo fertilizar?
35 38 39 40 40
Variedades de remolacha recomendadas Aprobación comercial Recomendación para las siembras 2007 Dosis de semilla Fecha de siembra
41 44 45 46 47 48 49 50 51 52
Control de malezas Barbecho químico Control en preemergencia Recomendación general para malezas en punto verde hasta cotiledón Sello Recomendación para chufa Recomendación para malezas no controladas oportunamente Recomendación para ambrosia, malvilla y sanguinaria Recomendación para cicuta y zanahoria Recomendación para alfalfa, cardo, clonqui, falso té, maravilla, papa y sietevenas
53 54 56 57
Recomendación para gramíneas (chépica, hualcacho, maicillo) Control de cúscuta Espera para sembrar remolacha según herbicidas del cultivo anterior Riesgos por herbicidas de otros cultivos
63 66 67 69 70 71 72 73 76 78
Plagas y enfermedades Afidos y amarillez virosa Langostinos y marchitez amarilla Minahojas Insectos del suelo Arañitas Cuncunillas y pilmes Insecticidas para el control de plagas Complejo de enfermedades foliares: oídio, cercóspora, roya y ramularia Otras enfermedades
81 84 85 87 89
Riego tecnificado Riego de nascencia y primeros estados Riego de cultivo Riego de mantención Riego por alas móviles
91 93 98 101
Maquinaria Sembradora de precisión Abonadora Pulverizador
107 109 110
Cosecha Limpieza Recomendaciones para un correcto descoronado
preparaciรณn
de suelos umedad H Incorporaciรณn de residuos Trituraciรณn Descomposiciรณn Epoca Equipo Control de malezas Fragmentaciรณn del suelo en profundidad (laboreo primario) Equipos para labores verticales Equipo para labores horizontles Equipos que combinan laboreo primario y secundario Epoca del laboreo primario Afinamiento de la cama de siembra (laboreo secundario) Equipo para el laboreo secundario
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preparación
de suelos
preparación
de suelos
L
a primera labor agrícola que demanda el cultivo de remolacha es la preparación del suelo. El objetivo de esta faena es generar en el potrero las condiciones físicas necesarias para que las semillas puedan ser depositadas a una profundidad uniforme en la siembra –uno de los requisitos para la nascencia homogénea de las plántulas– y facilitar el posterior desarrollo radicular de la remolacha. Acorde con esto, el resultado de
la preparación debe ser un suelo fragmentado en profundidad, libre de residuos y malezas en la superficie, con aireación adecuada y una cama de siembra nivelada y afinada.
Para cumplir esta meta es aconsejable diseñar un plan de trabajo y ceñirse rigurosamente a él en cada etapa, asegurar en forma anticipada la disponibilidad de los equipos adecuados y supervisar que cada labor se realice con altos estándares de calidad. Las faenas agrícolas de la preparación de suelo abarcan cuatro ámbitos: • Incorporación de residuos del cultivo anterior. • Barbecho químico para el control de malezas. • Fragmentación del perfil del suelo en profundidad, de forma que no existan restricciones al desarrollo de las raíces (laboreo primario). • Afinamiento de la cama de siembra, con pequeños terrones, de 1 a 2 cm, que impidan la formación de costra en la superficie (laboreo secundario). La secuencia de las labores de preparación está ligada tanto a las propiedades físicas del suelo (textura y estructura) como a su contenido de humedad y a factores agronómicos (incorporación de residuos y control de malezas).
Propiedades físicas del suelo La textura del suelo indica la dominancia de un determinado tamaño de partículas. Las gruesas (0,05 a 2 mm) se denominan arena; las intermedias (0,002 a 0,05 mm) corresponden a limo, y las finas (menores que 0,002 mm) son arcilla. En el suelo trumao –de origen volcánico– están presentes los tres tipos de partículas, por lo que es considerado similar al suelo franco. La textura del suelo aluvial generalmente se asemeja a la del arenoso. En el suelo, las partículas –arena, limo y arcilla– están agrupadas en agregados, los que determinan su estructura natural. Textura y estructura natural del suelo
Textura
Calidad estructural
Arcilloso Limoso Arenoso Trumao Aluvial
Estructura Estructura Estructura Estructura Estructura
adecuada escasa escasa escasa escasa
Un suelo con estructura de buena calidad es el que presenta un intercambio gaseoso (aireación) adecuado y ausencia de compactación o pie de arado. La preservación de la calidad natural de la estructura del suelo está asociada a factores que dependen del manejo del agricultor: el número de labores realizadas, la calidad de los equipos utilizados y las condiciones del suelo al momento de ejecución de la labranza (principalmente su contenido de humedad). El mejoramiento de la calidad estructural del suelo es un objetivo que el agricultor puede conseguir en el largo plazo, mediante un trabajo sostenido de incorporación de residuos (materia orgánica) después de cada cosecha y la correcta realización de las faenas, en oportunidad, número y tipo de equipos utilizados.
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Humedad En todas las faenas de preparación de suelos la condición óptima para la labranza es el suelo friable (los terrones se disgregan fácilmente al presionarlos) o semifriable (un poco menos húmedo que el anterior). La humedad es aportada por la lluvia, por lo que la incorporación de residuos de la cosecha anterior se hace habitualmente cuando han caído las primeras precipitaciones de otoño, en tanto las fechas del laboreo primario y secundario están generalmente asociadas a la humedad proporcionada por las lluvias invernales. Cuando se trabaja el suelo en condiciones de
excesiva humedad se perjudica su estructura, lo que provoca problemas de falta de aireación, compactación o pie de arado. Si, por el contrario, la humedad es insuficiente, aumentan en forma importante los requerimientos de potencia de la maquinaria y la profundización de las labores es insuficiente, aun cuando la fragmentación sea incluso mayor. En suelos arcillosos, la falta de humedad dificulta mucho la reducción de los terrones grandes, lo que finalmente deriva en un sobrelaboreo, con el consiguiente aumento de costos y compactación.
El resultado de la preparación de suelos depende casi enteramente del manejo agronómico: la idoneidad de los equipos usados y la oportunidad y calidad de cada labor.
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Incorporación de residuos Las labores de preparación de suelo para la remolacha se inician con la incorporación, total o parcial, de los residuos o rastrojos del cultivo anterior, los que deben quedar distribuidos en forma homogénea en la zona arable del perfil del suelo, de manera de aprovechar sus nutrientes (carbono, nitrógeno, fósforo y potasio) y obtener los beneficios adicionales que ellos aportan: ausencia de erosión y mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. La peor decisión agronómica respecto del manejo del suelo es no incorporar los residuos, ya que en este caso se deberá optar por la quema (fuego), que si bien cumple el propósito eliminar los rastrojos, representa pérdida de nutrientes –con el consiguiente costo económico de reponerlos posteriormente mediante aplicaciones–, daña las propiedades físicas (estructura) y la capacidad biológica del terreno, además de ser una fuente de contaminación. La quema no es una recomendación agronómica y se prevé que será prohibida en Chile.
Trituración
Para un manejo agronómico correcto, los residuos deben ser picados en trozos de 2 a 3 cm,
de manera de aumentar la superficie de contacto con los microorganismos del suelo y facilitar su descomposición. Esta labor debe ser hecha en la misma cosecha y/o inmediatamente después de ella, utilizando equipos simples (trituradoras de residuos) o, si la siembra fue de cereales, con los repicadores de paja de las máquinas automotrices y un distribuidor que esparza homogéneamente los restos vegetales al ancho de cosecha.
Descomposición El nitrógeno es vital en el proceso de descomposición de los residuos, ya que de él obtienen su energía los microorganismos del suelo. Pocos cultivos producen rastrojos con una relación carbono/nitrógeno (C/N) estrecha (20:1 o inferior), cuya descomposición logra completarse espontáneamente antes de la siguiente siembra. Por lo general –y especialmente en los cultivos de maíz y otros cereales– el contenido de carbono de los residuos es muy superior al de nitrógeno (30:1 o más), lo que no sólo dificulta la descomposición sino que, en combinación con factores como una fertilización pobre de la siembra anterior, temperaturas bajas y escasa humedad, puede incluso impedirla.
preparación
de suelos Para facilitar la degradación de los residuos y evitar el fenómeno conocido como “hambre de nitrógeno” (carencia de este elemento en la cantidad necesaria para permitir la actividad de los microorganismos del suelo), la recomendación general es agregar 7 kilos de nitrógeno por tonelada de materia seca en la labor de incorporación de los residuos. La alternativa más económica –no nece-
sariamente la adecuada en todos los casos, dado su efecto acidificante– es la urea (ver tabla). La determinación de la dosis exacta de nitrógeno requerida en cada caso debe considerar el tipo y volumen de los residuos, el contenido de humedad
y temperatura del suelo, y el plazo entre la incorporación y el laboreo. La necesidad de estas aplicaciones es más aguda en suelos livianos y arenosos, dada su baja disponibilidad natural de nitrógeno. Relación carbono/nitrógeno en rastrojos Rastrojo Relación C/N
Paja de trigo, avena, cebada Caña de maíz Leguminosas Indice óptimo del suelo al momento de siembra
80:1 50:1 15–35:1 10:1
Dosis de nitrógeno necesaria para corregir la relación carbono/nitrógeno en la incorporación de residuos Rastrojo Rendimiento Rastrojo en Nitrógeno (14% humedad) superficie a aplicar t/ha t/ha kg/ha
Trigo Maíz Porotos
5 – 6 10 – 12 2 – 3
6 – 7 11 – 12 1 – 1,5
66 – 77 77 – 84 5 – 7,5
Dosis Dosis urea CAN kg/ha kg/ha
140 – 165 165 – 180 10 – 16
244 - 285 285 - 311 18 - 28
NOTA: Esta adición de nitrógeno debe ser incluida en el cálculo de la dosis que necesita la siembra de remolacha. En términos generales, al menos el 40% de la cantidad aplicada para descomponer residuos queda disponible para el cultivo siguiente. Para una estimación más precisa se debe considerar también el tipo de suelo, riego, época de aplicación y contenido previo de nitrógeno del terreno.
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Luego de una cosecha de cereales, los residuos son triturados en trozos de 2 a 3 cm con el repicador de paja de la máquina automotriz. Contando el suelo con humedad adecuada, se realiza la incorporación de los residuos, junto con el nitrógeno y, si aún no se hubiera hecho, la cal. El nitrógeno facilita y acelera el proceso de descomposición que se desarrolla durante el invierno.
Epoca
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El error más grave en la preparación de suelos es el sobrelaboreo, que genera compactación y altos costos, perjudicando tanto el manejo agrícola de la siembra como su rentabilidad.
La incorporación del rastrojo (esto es, la mezcla de suelo con el residuo) debe ser realizada, en lo posible, al mismo término de la cosecha, asegurándose de que el suelo tenga la humedad adecuada. De esta manera, el proceso de descomposición del rastrojo podrá desarrollarse durante todo el invierno. Como norma, para lograr un buen resultado el plazo entre la incorporación del residuo y la siembra debe ser de al menos 90 días. Mientras más prolongado sea este período, menor será la probabilidad de enfrentar problemas de “hambre de nitrógeno”. Y, por el contrario, mientras más próxima sea la incorporación a la fecha de siembra, mayor será la relevancia de la aplicación adicional de nitrógeno para acelerar la descomposición. En aquellos casos en que se ha sembrado alguna gramínea de invierno –sea para talaje o para mantener una cubierta vegetal verde en el suelo durante la temporada de lluvias–, se debe incorporar el rastrojo en junio o julio. Los residuos en esa época están verdes, tienen una relación carbono/nitrógeno adecuada y alto contenido de humedad, de manera que su descomposición es rápida y se consigue el aporte de nutrientes al suelo buscado.
Equipo En la incorporación deben ocuparse equipos especializados, para asegurar que la faena se realice
en forma superficial y homogénea en el perfil del suelo. Esto obedece a que la masa microbiana se desenvuelve superficialmente, donde la temperatura es más alta. Equipos específicos y muy eficientes para esta labor son los incorporadores– mezcladores de residuos, normalmente disponibles en Chile a través de prestadores de servicios. La labor puede ser aprovechada también para agregar la cal, si esta aplicación no se hizo en forma temprana, acorde a la recomendación. El uso de la rastra de disco permite incorporar alrededor del 30% de los residuos en una pasada. Tiene la cualidad de trabajar superficialmente, pero la decisión de hacer varias pasadas para mejorar la incorporación causa perjuicios en términos de compactación, además de incrementar los costos. El arado de vertedera no es recomendado para esta faena. La profundidad a la que opera, de 10 cm o más, es excesiva para la incorporación de residuos, por lo que el proceso de descomposición se vuelve más lento y se genera el riesgo de “hambre de nitrógeno” para el siguiente cultivo.
preparación
de suelos
Control de malezas Una de las condiciones para llegar a la siembra de remolacha con un suelo limpio es controlar la maleza mediante un barbecho químico. Los mejores resultados se consiguen al realizar un tratamiento anticipado, en otoño, especialmente eficaz para disminuir el rebrote de malezas anuales y de reproducción vegetativa, como chépica, maicillo, pasto cebolla, pata de laucha, falso té, carricillo o suspiro y correhuela, entre otras. En caso de una nueva infestación, se debe repetir la aplicación un mes antes de sembrar. Para lograr la máxima efectividad posible, el barbecho químico debe ser hecho cuando las malezas estén en etapa de activo crecimiento, esto es, al menos 30 días después de su emergencia (cuando el suelo tiene el contenido de humedad y temperatura adecuadas para su desarrollo), período que habitualmente corresponde a principios o mediados de otoño.
Precauciones • Nunca aplicar cal antes del herbicida. Si esta aplicación está pendiente, hacerla al menos un día después del barbecho químico. • Algunos herbicidas destinados a barbecho químico tienen efectos residuales, por lo que no deben ser utilizados en un suelo destinado a remolacha, independientemente de la fecha de aplicación.
Para un eficaz control de malezas en la preparación de suelos se debe hacer un barbecho químico en otoño. Este tratamiento anticipado permite disminuir en forma importante el rebrote de la maleza. Barbecho químico Recomendación general Herbicida base
Dosis Volumen Adyuvante herbicida de agua litros/ha litros/ha
Roundup Full II 3 – 3,5
100
NOTA: También se pueden usar otros herbicidas que tengan como ingrediente activo el glifosato, aplicando la dosis recomendada en la etiqueta del producto. Para diluir el herbicida se debe usar siempre agua limpia.
Fragmentación del suelo en profundidad laboreo primario El perfil del suelo (la zona donde se desarrollará la remolacha) debe ser fragmentado a una profundidad de 35 cm (30 cm si no fuera posible más) y quedar libre de residuos en la superficie, faena que se denomina laboreo primario. Las condiciones en que se encuentra el suelo al momento de hacer este trabajo determinan el tipo de labor a realizar: • En terrenos libres de residuos se pueden hacer labores verticales, las que fragmentan el perfil sin invertir el suelo. • Obligadamente en suelos que tienen residuos en la superficie, y opcionalmente en suelos limpios, se hacen labores horizontales, en las que se invierte el suelo.
No utilizar
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Una forma rápida y fácil de medir la profundidad de la fragmentación es usando el penetrómetro, un instrumento de fierro de 90 cm de largo, con forma de T (similar a un barreno), graduado cada 10 cm. Luego de unos 50 metros de pasada del equipo, se mide la profundidad alcanzada. Si es insuficiente, se debe corrigir y, luego de una corta pasada del equipo en sentido contrario a la primera, volver a examinar. En caso de que el agricultor no tenga un penetrómetro, puede reemplazarlo por algún implemento similar que sirva a este propósito (por ejemplo, un fierro) que penetre en el suelo fácilmente, sin ejercer presión excesiva.
Equipos para labores verticales (Sólo en terrenos libres de residuos)
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• Escarificadores: penetran entre 35 y 45 cm. Son los que logran mejores resultados en términos de profundidad y de fragmentación del perfil del suelo, dada la firmeza estructural de los equipos y la calidad del corte de sus elementos, similares a “cuchillos” que penetran el terreno. • Subsoladores (tipo Yimpa): deben penetrar 35 a 60 cm, según la profundidad de las capas endurecidas. El espaciamiento entre las patas depende del contenido de humedad del suelo. Si la condición es semifriable (en la que se logra el mejor resultado), la separación entre las patas será de 50 cm, y si es friable, de 35 cm. No se recomienda trabajar en suelo seco: exige mayor potencia del tractor, la profundidad es menor y se sacan a la superficie bloques de terreno duros,
muy difíciles de achicar, lo que aumenta los costos y perjudica la estructura del suelo.
Equipo para labores horizontales
(en suelos con residuos, opcionalmente en suelos limpios) • Equipo: sólo se recomienda el arado de vertedera, que invierte parcialmente el suelo. • Profundidad de trabajo: 30 a 35 cm desde el corte del arado hasta el fondo del surco. • Potencia y velocidad de operación: según textura del suelo, compactación, contenido de humedad, profundidad deseada y ancho de corte. • Anchura de trabajo: en algunos equipos puede ser regulada a medidas de entre 12 y 20 pulgadas entre cortes de las vertederas, ajustándose dicho espaciamiento según la potencia del tractor. En otros casos sólo es posible hacer la regulación en terreno, debiendo ubicarse el equipo en posición horizontal respecto al suelo.
Cuando los residuos superficiales son muy abundantes o se quiere agregar algún tipo de
enmienda (cal, materia orgánica), es recomendable utilizar en el arado de vertedera un complemento denominado raedora o raseta, similar a un cuerpo de arado de pequeño formato, que se coloca delante del cuerpo normal. Este implemento corta una franja de poca profundidad y anchura en el suelo y arroja la tierra al fondo del surco, mejorando la incorporación de los residuos, según se aprecia en la siguiente ilustración:
Inversión del suelo con arado de vertedera sin raseta: la incorporación es deficiente, por lo que la vegetación (residuos y malezas) continúa desarrollándose.
Volteo del suelo con arado de vertedera y raseta: facilita la incorporación de los residuos, ya que la porción de suelo cortada por la raseta pasa al fondo del perfil.
preparación
de suelos Equipos que combinan laboreo primario y secundario • Arado vertedera con rodillo packer (en suelo con o sin residuos). • Escarificador con rodillo jaula (sólo en suelo limpio). Tienen la ventaja de disminuir el número de pasadas del tractor por el potrero, logrando mayor eficiencia en las labores de preparación de suelos, una reducción importante de los costos y, especialmente, mínima compactación del suelo.
Epoca del laboreo primario La elección de la fecha está directamente asociada a la textura del suelo. • En terrenos limosos, arenosos y trumaos –de escasa estructura–, es aconsejable hacer el laboreo primario en una fecha muy cercana a la siembra, después de la temporada de
grandes lluvias. Los trabajos de otoño e invierno en estos suelos se deben limitar al control de
malezas mediante barbechos químicos, y la incorporación superficial de enmiendas calcáreas, a través de rastras de disco, vibrocultivadores o incorporadores de residuo. La postergación de las labores primarias en estos casos busca: • Evitar la necesidad de repetir las labores profundas en primavera, como consecuencia de la compactación producida por las lluvias de invierno. • Facilitar la siembra temprana. Suelos trabajados en otoño generan el efecto “colchón de agua”, dado que conservan más humedad en el perfil, especialmente los de textura arcillosa. En cambio, si se atrasan las labores, el perfil del suelo tendrá menor contenido de agua, resultará más fácil entrar al potrero y existirán mejores condiciones para la siembra temprana. • En suelos con un contenido de arcilla sobre 40% –de buena estructura–, las labores primarias pueden efectuarse ya en otoño, puesto que el efecto compactador de las lluvias invernales no alcanza gran magnitud en ellos, quedando pendiente para la primavera sólo el afinamiento de la cama de semillas. Como hacer el laboreo primario Textura del suelo Epoca
Arcillosa Limosa Arenosa Trumao
A partir del otoño, según humedad del suelo Salida de invierno Salida de invierno Salida de invierno
Afinamiento de la cama de siembra laboreo secundario La última faena en la preparación de suelos es el afinamiento de la cama de siembra o laboreo secundario, cuyo resultado final debe ser un suelo nivelado, asentado y mullido, con presencia de pequeños terrones, de 1 a 2 cm, que impidan la formación de la costra que de lo contrario es provocada por las lluvias o por los riegos, cuando la presión es excesiva o las gotas son demasiado grandes, como a veces ocurre con los sistemas de carrete. El buen resultado de las labores en la superficie favorece la germinación y nascencia de la remolacha.
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Si los resultados del laboreo primario han sido muy buenos, la preparación de la cama de semilla sólo requerirá labores mínimas.
Equipo para el laboreo secundario La textura del suelo determina el tipo de preparador de cama de siembra a utilizar. • En suelos livianos (limosos, arenosos, aluviales, trumaos y francos) se recomiendan las rastras combinadas tipo Germinator, Terramax, Terra,
Kompactor y Optimator, las que cuentan con palas niveladoras, escardillas y rodillos compactadores de diferentes diseños. Si la oportunidad y uso del equipo es correcto, bastará una sola pasada para dejar el suelo perfectamente preparado para
la siembra, esto es, con terrones pequeños que impedirán la formación de la costra superficial producida por las lluvias. Si en estos suelos, de poca estructura, se utiliza la rotofresadora, deberá aumentarse la velocidad de trabajo, disminuir la rotación del elemento girador y aumentar la presión de los rodillos, de manera de no dañar la estructura del suelo. • En suelos de textura pesada (arcillosos, franco arcillosos y en ocasiones los francos) se deberá optar por los equipos accionados por el tomafuerza del tractor, como la rotofresadora.
Estos disponen de elementos giratorios que mullen el suelo en forma homogénea y rodillos compactadores, tipo packer, que asientan el lecho de siembra.
18 Equipos recomendados para el laboreo primario y secundario Laboreo primario Condición de la superficie
Tipo de labor Equipo (profundidad de fragmentación)
Con o sin residuos
Horizontal
Arado de vertedera (30 – 35 cm)
Sin residuos
Vertical
Subsolador (35 – 60 cm) Escarificador (35 – 45 cm)
Laboreo secundario Faena Equipo
Nivelación del suelo y reducción de terrones
Vibrocultivador (sólo una pasada)
Preparación de cama de siembra
Rastra combinada tipo Germinator Rotofresadora con rodillo packer
Combinación de laboreo primario y secundario Faena Equipo
Fragmentación del suelo y preparación cama de siembra
Arado vertedera con rodillo packer Escarificador con rodillo jaula