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BUENOS CIMIENTOS

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BUENOS

C I M I E N T O S

POR Mirta Bermúdez FOTO cortesía

LA FORMA DE SER DE UNA PERSONA SE ESTABLECE A PARTIR DE LOS HÁBITOS Y VALORES QUE LE GENERA EL EJEMPLO DE UNA FIGURA PATERNA.

Hoy, como nunca, expresiones como “trabajo interior” y la búsqueda de la “salud emocional” se han vuelto importantes, casi adictivas, y muchos habremos pasado por probar desde la terapia casual de platicar con amigos y el conductor del taxi, hasta corrientes vanguardistas y otras tantas esotéricas en las que de vez en vez, con seguridad, nos han dicho que nuestras formas de pensar, equivocarnos o acertar, vienen de nuestros progenitores. Por ello, en el mes del padre, esta afirmación puede ponerse interesante.

APOYO TOTAL Sin importar si somos hombres o mujeres, niños o adultos, la esencia de la presencia o la ausencia de la figura paterna se graba en nuestro ser, nos acompaña el resto de la vida, se expresa en nuestras acciones y se multiplica en los hijos a los que damos vida biológica, material y espiritualmente hablando.

Cuando se habla de “buen padre”, siempre se piensa en el buen provee-

Reconocer las virtudes de tu mentor apuntala tu personalidad

dor, responsable, fuerte, protector y amoroso; cualidades que pueden ser muy útiles para enfrentar los retos que la vida nos ofrece y que bien podemos rescatar y replicar como adultos, aunque lo verdaderamente importante sería reconocer como podemos mantener vivas esas características en nuestra vida, tengamos o no hijos.

La figura paterna en nosotros, va más allá de un mero rol en la familia estándar, tiene fuertes implicaciones que nos nutren con cualidades a tratar de replicar o defectos a evitar, según sea el tipo de padre que nos tocó.

En junio llega el turno del festejo a papá y del reconocimiento de su papel de padre en la formación de los individuos. Podemos aprovechar esta tradición como pretexto y preguntar ¿cuáles fueron las cualidades de nuestro padre? Y en las respuestas descubrir cuales nos han definido y cuales aún deseamos desarrollar.

• SEAMOS AMOROSOS con nosotros mismos y con los otros, expresándonos con respeto, desde la admiración, con compasión y alejados del prejuicio, con ese amor inquebrantable que sostiene y forma nuestro carácter, que contiene nuestras debilidades y celebra nuestras fortalezas.

• SEAMOS RESPONSABLES de nuestros actos, de elegir vivencias que nos hagan conscientes y que vuelvan mejores a quienes se crucen con nosotros.

• SEAMOS FUERTES ante las adversidades y ante la calma. El tipo de fortaleza que nos permite atravesar momentos difíciles sin rompernos y tiempos bondadosos sin ablandarnos de más.

• SEAMOS PROTECTORES de lo que es valioso en nuestra vida como los afectos, como la salud, nuestra paz mental y la voluntad de avanzar.

• SEAMOS BUENOS

PROVEEDORES para generarnos condiciones que nos permitan bien vivir, más allá de lo material, a través de proveernos de tiempo de calidad para disfrutar de nuestra vida y de la gente que amamos. Proveernos de excelentes amigos, de lecturas y de experiencias positivas, de esas que nos dejan aprendizajes y memoria.

Es posible que se puedan agregar más virtudes o recordar defectos, que en el balance también deben haber sido útiles para reconocer con claridad lo que si queremos en nuestra vida.

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