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MURAL MURAL is a trilingual publication at the University of Chicago that seeks to embrace and celebrate Latin American perspectives through written and visual arts in our magazine. Throughout the year, we host and collaborate with organizations on campus to bring diverse cultural events and programming, including open mics and art fairs. We seek to create artistic avenues that break from the normative use of language and explore the dynamism of latinidad. MURAL is looking for writers, artists, editors, translators, and designers. Send us an email at muralzine@gmail.com if you would like more information. And of course, we are seeking readers to continue to share in and support the work of MURAL and our community. Enjoy! MURAL es una publicación trilingüe en la Universidad de Chicago que busca celebrar perspectivas latinoamericanas a través de las artes escritas y visuales en nuestra revista. Organizamos y colaboramos con organizaciones para traer diversos eventos culturales y programación como open mics y ferias de arte. Creamos vías artísticas que rompen con el uso normativo del lenguaje y que exploran el dinamismo de latinidad. MURAL busca escritores, artistas, editores, traductores y diseñadores. Escribenos a muralzine@gmail.com para obtener más información. Y por supuesto, buscamos lectores que continúen compartiendo y apoyando el trabajo de MURAL y nuestra comunidad. ¡Disfruten! MURAL é uma publicação trilíngue da Universidade de Chicago que busca celebrar perspectivas latino-americanas através das artes escritas e visuais em nossa revista. Organizamos e colaboramos com organizações para trazer diversos eventos culturais e programações como open mics e feiras de arte. Criamos vias artísticas que rompem com o uso normativo da língua e que exploram o dinamismo da latinidade. MURAL procura escritores, artistas, editores, tradutores e desenhistas. Se quiser mais informações, escreva para muralzine@gmail.com. E estamos sempre procurando leitores que continuem a compartilhar e apoiar o trabalho de MURAL e da nossa comunidade. Aproveitem!
E d i t o r i a l B o a r d a n d S ta f f Editor in Chief Kris ten Izquierdo Managing Editor Roman Ruiz Layout Manager Silvia Patricia Dia z Translations Manager Romina Varga s Bezzubikoff Treasurer Alina GutiĂŠrrez Community Coordinator Dayan Vizoso Secretary Arianna Quintero Baumanis
contenido (re)birth La Infancia Erika Vargas Bezzubikoff Harry - una historia de Gerardo Azcárate Ybarra Roman Ruiz dudas Arianna Quintero Baumanis Golden Dust Beatrice Fazio The Neighbors Ethan Turok a note for you, A.D. Silvia Patricia Diaz Fragments Romina Vargas Bezzubikoff ~HAKU~ Camila Cuesta Arcentales ¡Coño, chico! Dayan Vizoso
a r t e v i s u a l
y
f o t o g r a f Ă a s*
Cover & Spread Photos Kristen Izquierdo Fotos
Roman Ruiz Dayan Vizoso Ayling Zulema Dominguez Yesenia AlmazĂĄn
Arte
Fernanda Ponce Silvia Patricia Diaz Erika Doyle
*These are distributed throughout the issue
agradecimientos
(re)birth
La Infancia Erika Vargas Bezzubikoff Infinita nostalgia la que me envuelve día a día Recuerdos inmortalizados protagonistas de mi melancolía El llanto errante de una golondrina, brisa inconstante y ligera Todo me recuerda a ti, ¡oh dulce agonía! Coloridas calles de antaño en mi mente impregnadas coleccionista de infinitas sonrisas entre juegos llenos de libre albedrío Primavera eterna, alma plena sin lugar a sinsabores Alborozada melodía a tus brazos volvería Insaciable jolgorio con el que nos acogía Sueños apasionados e ilusiones dibujadas en cada aurora Amistad sincera, grata voz de la inocencia Luz fugaz y repentina que en la vida olvidaría
Wrath Fernanda Ponce
Harry - una historia de Gerardo Azcárate Ybarra Roman Ruiz Cuando mi padre se murió, caí en un estado profundo de depresión. Dejó en su partida espacios vacíos, ambos físicos en la casa y abstractos en la dinámica familiar. En esos espacios, habían silencios. En la casa, seguimos siendo, existiendo–yo, mis hermanos, mi madre, convertida en viuda. Pero fue poco más que eso: simple existencia. Brechas donde debía estar un rostro familiar, donde se debía contar una historia, su lugar ocupado por silencios incómodos. Así vivíamos, sumergidos en silencios. Era la clase de silencio que no se queda callada, de la que no se habla. Un silencio que hace sonido, que hace que se oiga su presencia. Ese silencio susurra–no, habla–no, chilla–no, grita. Desde el despertar hasta el dormir, grita. Y grita. Y grita. Y no para de gritar. Y no para de provocar. Y no te deja olvidar. Tuve que romperlo; tuve que huirme, de una forma u otra. Solo era cuestión de tiempo hasta que me encontrara consumido por aquel silencio, sin poderme escapar–olvidado, destrozado, borrado. No le hagas caso al vacío. No te permitas pensar en él. Todo está bien. Tú estás bien. No te permitas saber que ya no sientes nada; así siguiéndote engañando, te harás sentir mejor. Eso seguía diciéndome para callar el silencio. Hacía todo lo que se exigía para evitar oír aquel maldito silencio. Todo el ruido que se podía hacer para que no se oyera. Cállalo, Gerardo. Cállalo. Cállalo. Cállalo, ¡hijo de canalla! Me esforzaba por ocupar todos mis sentidos todo el tiempo, sólo para no pensar: encontrar tipos con quienes follar sólo para sentir algo, lo que fuera; fingir que nada cambió, que todo estaba bien, que yo estaba bien; intentar y fallar en conseguir puestos de gerencia en los clubes en los que participaba para llenar el tiempo; Comer aún sin hambre sólo para la sensación de hacer algo. Sí sigues sintiendo. Sí sigues percibiendo. Sí sigues viviendo. Tienes vida. ¡Estás viviendo! ¿Acaso eso es vivir? Una noche, estaba alistándome para conocer a un tipo unos años mayor que yo quien se llamaba Harry. Había hablado con él unas semanas atrás, pero nada sucedió. Ahora sí. Hacía sólo tres meses que mi padre se había muerto, y yo ya estaba de vuelta en la universidad. Pensé que iba a ser únicamente un lío y nada más. Cállalo. Cállalo. Cállalo. Siente. Percibe. Disfruta. Esto es vivir. Acogí a Harry en mi dormitorio. No entraré en detalles, pero fue bastante bien. Había satisfecho la exigencia de sentir. Entonces, ¿por qué me sentía tan vulnerable? ¿Por qué, pues, parecía que aún percibiendo no sentía nada? Después, Harry quiso acariciarse conmigo. Siente. Cállalo. Lo consentí. Tan cálido fue su caricia. Empezamos a hablar tranquilos. Siente. Cállalo. No sé por qué, pero me estaba empezando a gustar la sensación de su caricia y toque. En su abrazo me sentía, de algún modo, seguro. Como que podía ser vulnerable. Como que
podía hablar. Cállalo. Siente. Cállalo. Cúbrelo. Cállalo. Convéncete. Cállalo. Más te vale. CÁLLALO. ¿Y si no? En algún punto en la conversación, le conté de la pérdida de mi padre. No tenía mucho motivo en hacerlo; supongo que… me sentía tan seguro como para hacerlo. Al hacerlo pensaba que lo amilanaría. Sí, así aprenderás Gerardo; ¿qué te esperabas en contarle? No lo sé. Pues ahora sabrás lo que pasará; tantas veces te dije: SIENTE. CÁLLALO. ¿Y todo para qué? Ahora te engañaste, pendejo. No te sorprendas en ver que éste ya se va. Fui tomado por sorpresa por lo que me dijo después. No esperaba que me iba a decir que él también perdió a su padre a casi la misma edad. “Mi papá también murió de cáncer, cuando yo tenía diecinueve años.” Cuatro años antes del mío. Fue aún menor que yo cuando perdí al mío a los veinte años. Lo más que conversaba con él, más me daba cuenta de que la experiencia suya, y los sentimientos por los que había pasado, fueron casi iguales a por lo que yo estaba pasando. Conversamos mucho esa noche entre susurros, las cabezas acostadas en la misma almohada hablándonos a solas, juntos. Yo le tocaba la mejilla, él la mía. “¿Qué pasó?” “¿Qué sientes?” “¿Y tu madre?” “¿Y tus hermanos?” Harry no tenía hermanos; un resultado de la política de hijo único. Qué tan solos debieron sentirse, él y su madre enviudada, en aquella casa tan silenciosa. Un hijo único, viviendo con todas las expectativas de su familia. La expectativa de casarse y comenzar una familia. Aún como un hombre gay. Sin poder hacerlo, sin poder cumplir las expectativas de su padre. Como yo. Aunque yo tengo dos hermanos mayores, mi padre perdió las esperanzas de que ellos pudieran casarse. Y mi hermana, suponía mi padre misógino, tomaría el nombre de su cónyuge, y llevaría el nombre de él. Yo entonces era su “última esperanza” en llevar su nombre. No tenía el corazón para confesarle que yo tampoco podía cumplir sus expectativas. Aunque teníamos vidas distintas, él y to tuvimos que lidiar con una misma sensación de enorme culpabilidad por ser, a falta de una palabra mejor, fracasos en los ojos de nuestros padres. Sabiendo los dos que el amor de nuestros padres, el que sentíamos desde muy niños, terminaría en odio y desdén si se supiera la verdad. Hablamos. Hablamos más y más. Pero lo más que hablamos, lo menos que me acuerdo de qué. Aunque era mayor que yo, tenía un rostro que parecía tan juvenil. Mas palabras tan maduras, experimentadas. Historias compartidas. Lágrimas vertidas. Piel suave y cálida. Ojos tiernos. Voz ligera. Eso es todo de lo que me acuerdo. Una conversación que pareció tan breve, de hecho duró unas horas. Al fin, Harry tuvo que irse, pero sabía que lo volvería a ver. Intercambiamos datos, nos despedimos, y se fue.
Me acosté para dormir, pero me di cuenta de que durante el tiempo
entero hablando con Harry, se había despejado el silencio. No fue que no le hacía caso o que lo evitaba. Simplemente no estaba. Por primera vez en mucho tiempo, pude dormirme con la cabeza clara. La única cosa en la que pensaba era Harry. Para asegurar que era real, que nuestro encuentro fue real, el primer mensaje que le envié fue: Harry Zhu. Él me respondió. Gerardo Azcárate. Aquella noche, por fin, el silencio estuvo mudo. Cállalo. Cállalo. Cállalo. CÁLLALO. Cállate tú.
An Ode to Blooming Color Silvia Patricia Diaz
Chest Pains Fernanda Ponce
dudas Arianna Quintero Baumanis se me sale el amor por los rotos del pantalón corredizo, se me pierde entre mis uñas cortas lo trato de alcanzar, aferrarme fuerte y segura pero se me escapa y es que fui una idiota, pensando que me conozco lo suficiente como para saber quererla bien porque cambian las estaciones fácil y las hojas marchitan y mis sonrisas también no es su culpa ella de nariz tan bella ojos tranquilos manos pequeñas rogando por mi corazón yo pensaba que sería primera y última tan suave tan ligera todo lo que me imaginé pero todavía no tocan mis pies el firmamento y me pesan mis pensamientos dudando todavía si me quiero yo pero de repente me mira y respiro porque entre los pliegues de su cara estoy yo
Golden Dust Beatrice Fazio In the endless high tide After years of white waves And immemorable hours When the moon, deafened, slams into the back of the sea without any slow fade over the surface, I seek a shipwreck. I don’t crave the edge Nor do I want to run ashore - Ah, slender harbor I want a golden dust. Unforgettable sand is your embrace lost in the wind.
Untitled Roman Ruiz
Solo en El Castillo Dayan Vizoso
The Neighbors Ethan Turok I lived at Six Allen Avenue Next to the neighbors who were never there next to the dirty red mansion, for you Handwritten letters, bills overdue Refuse to pile up in heaps of care I lived at Six Allen Avenue The lawn was anxiously kept -- by whom? A blade spills out over the sidewalk square Next to the dirty red mansion, for you The hot, crimson paint peels from dawn dew And anger and broken shingles and rotten stairs I lived at Six Allen Avenue Said the lease was up, staring into The horizon, past me , you left -- God where? I stayed at Six Allen Avenue Next to the dirty red mansion, for you
a note for you, A.D. Silvia Patricia Diaz One day you will die, And I will come undone. Not because you won’t be near— You haven’t been here For over twelve years. I’ve broken my heart plenty thinking About your twelve-year absence. My undoing will be closure: All the hopes I had of Seeing you change will be dismissed. Your death will light the fire That will consume the damaged terrain of my psyche. When this day comes, my soul will become A swidden with hope. Then, and only then, can I begin The process of growth In earnest.
Frutal Merge Erika Doyle
Metamorphosis Fernanda Ponce
Fragments Romina Vargas Bezzubikoff I remember walking hand in hand con mi papá. Up the steps onto that big silver plane. Felt trimmed jeans, chunky shoes. That puffy blue jacket that still sits in my closet at home. That nice flight attendant, the one who gave me little candies that looked like stars. Trying not to poke at the bandaid on my ankle. But then it fades. I don’t remember the plane landing. Or how we make our way up towards that imaginary line separating two lands. What the car looked like. Or my mother’s face after seeing her youngest child, her three year old daughter for the first time in three months. I don’t remember the officer, or the little white lie that landed me in LA. My memory skips to the next scene. I remember running across gravel, flower in hand, towards mi mamá, towards the embrace I finally had again. Those first memories are fragments. Pero juntos, son mios.
Untitled Roman Ruiz
~HAKU~ Camila Cuesta Arcentales Olvidan que fue a causa de sus vientos que llegamos a quedar aquí nos llaman mala hierba porque nuestras raíces son nativas a otras tierras y les da miedo nuestra expansión. Qué caras de ajo :o Ellos pintan una América dividida por pura conveniencia. Qué vergüenza. Pues no se previnieron de nuestra resiliencia. Al arrancar, aunque se fracturaron algunas raíces, no se destruyó el tallo. Entonces al llegar, con eso mismo nos paramos alto y saludamos al taita inti, Y agradecimos el reencuentro con pachamama. Así descubrimos que aquí, en esta tal tierra ‘ajena’ igualmente son los mismos. Tomó un tiempo, como toma todo, y fue el tiempo que remedió las raíces. Al pasar el tiempo me brotaron raíces aún más fuertes Pues suerte tengo que de la memoria de mis abuelos muy humildes, descubrí una herencia fastuosa,
rica en historias de esperanza y sobre todo, de sabiduría Y que mis padres me alimentaron su valentía y el amor a la vida. “haku haku haku” Escuchaste? Es el sonido de mi corazón que late ‘vamos’ en kichwa, con mucha persistencia. Fue a través de este ritmo que aprendí a soñar y en mis sueños vi las venas abiertas de mi América Latina y reconocí que mi sangre corre roja, y que mi corazón está en la izquierda. “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar” - Eduardo Galeano
Do not go gentle into that good night Ayling Zulema Dominguez Camioneta vieja, generación nueva, San Luis Potosí Yesenia Almazán
I Like What You’ve Done With the Place Silvia Patricia Diaz
¡Coño, chico! Dayan Vizoso La voz de mi madre, alta y dura, Llamándome desde la puerta. Corría hasta sus brazos. Su sonrisa pura Y ojos brillantes. Ella tan cierta Que mi pelo corto y oscuro nunca Crecería, que mis dientes de leche Nunca soltaría. Su risa junta A la mía. Pienso en esto a veces. Pienso que ya nunca juego en la hierba, Ni corro de casa en casa en el laberinto Callejero del Cerro, en paz con cierta Falta de sabiduría. ¿Hoy? Hoy hago cuentos De esas memorias viejas y pálidas, Cuyas luces celestiales de primavera Llevan años apagadas. Y ahora anhelo que cada noche sea la primera Vez que pueda de nuevo capturar La bella sonrisa de niñez que he dejado. Que me griten <<¡coño!>> por no madurar; Quiero vivir otra vez y no tirarme al lado.
agradecimientos
thank you, to the the Center for Identity + Inclusion, the Center for Latin American Studies, the Katz Center for Mexican Studies, the Organization of Latin American Students, and the Romance Languages and Literatures Department for supporting and believing in this publication to the editorial board for the hard work, enthusiasm, and commitment and to you, for reading!
Interested in getting involved? EscrĂbenos a muralzine@gmail.com 2019-2020 meetings: Wednesdays 6:00PM Harper 135