Juana Ficción

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Juana Ficción ensayo . crónica . relato . cuento . poesía . reseña . teatro . diseño . ilustración

cali. colombia. suramérica marzo.2012

LUCÍA VENTURA DIAZ . LOLA ÁLVAREZ. ANA ARCE. CAROLINA CAMACHO LENIS . ANDREA RIVIERE . JULIANA CARABALÍ LILIANA HURTADO SCARPETA . GERYLEE POLANCO URIBE . CARO LENIS ANA CAROLINA ARCILA VALENCIA. CATALINA HENAO GARCÍA . ALE ARANGO-G EDITORA: SOL COLMENARES RODRÍGUEZ


Juana Ficci贸n

Juana ficcion



editorial

Esta fascinación por la palabra impresa se remonta a la infancia. La descubrimos juntas con mi hermana sin sospechar en ese entonces que sería un placer para compartir toda la vida. Hemos leído, mi hermana y yo, casi todo lo que se nos ha atravesado en el camino.

La languidez de las dos de la tarde en la casa materna se volvió soportable cuando mamá se inscribió al círculo de lectores. Por nuestras manos pasaron desde “Cenizas al viento” –la primera novela donde leímos escenas eróticas con la guerra entre la Unión y la Confederación de fondo, en una Nueva Orleans de esclavitud y carruajes- hasta “Grushenka, tres veces mujer” que llegó a la casa cuando mamá se casó por segunda vez y que tenía como autor un inquietante “anónimo”. En este vasto paisaje en el que habitan las historias leídas empecé, hace apenas algunos años, a notar algo. Al principio no pasó de ser una curiosidad, como cuando vemos una pequeña deformidad antes imperceptible que nos causa un leve levantar de cejas. Con el tiempo la ausencia se hizo cada vez más clara… Alvaro, Gabriel, Julio, Jorge Luis, José, Michel, César, Albert, Miguel, Michel, Yasunari, Tim, Augusto, Mario, Antón, George, Rafael, Italo, Charles, Truman, Rubén, Jack, Andrés, Juan… ¿Dónde están las mujeres que escriben? me pregunté. Y entonces me puse a buscarlas. Encontré a Doris, a Cristina, a Paloma, a Margarita, a Herta, a Emma, a Virginia, a Muriel. Buscando con paciencia y con tesón encontré también a Ana María, a Liudmila, a Elfriede, a Patricia, a Susana, a Toni, a Lucía, a Clarice, a Carson, a Simone. Voy concluyendo así que a las mujeres que escriben tenemos que buscarlas y sobre todo, tenemos que leerlas y para que eso sea posible hay que publicarlas. Por eso Juana Ficción: como un homenaje a las valientes, como un estímulo a las debutantes. Creo en el poder de la palabra escrita. Creo en las mujeres. Juana Ficción es una invitación a leer, a leernos, a leerlas... Liliana Hurtado Escarpetta, Gerylee Polanco Uribe, Caro Lenis, Carolina Camacho Lenis, Catalina Henao García, Ana Carolina Arcila, Lucía Ventura Díaz, Andrea Riviere, Juliana Carabalí, Ana Arce. Enfermedad y sabiduría, Oficio y sueño, Ciudad y deseo, Apuestas políticas y poéticas, Sexualidad, Cine, Identidad, Locura, Teatro… de esto escribimos las mujeres…

Sol Colmenares Rodríguez

Bienvenida gente, ésta es JUANA FICCIÓN


contenido

Juana Ficción

ESCRITORAS Liliana Hurtado Scarpetta, Caro Lenis, Andrea Riviere, Lucía Ventura Díaz, Juliana Carabalí Giraldo, Sol Colmenares, Carolina Camacho Lenis, Gerylee Polanco Uribe, Ana Arce, Ana Carolina Arcila Valencia y Catalina Henao García. ILUSTRACIÓN Juan Felipe Vinasco Malatesta (7años) La Sardina Murito DISEÑ0 Ale Arango-G. Oscar Murillo DIRECCIÓN EDITORIAL Sol Colmenares Rodríguez

Otros créditos:

Imágenes del texto “En tránsito” son una adaptación de un vector gratuito titulado: Circulatory-System-Antique-Medical-Illustration Imágenes págs. 52, 54 y 56 son tomadas de la web sobre cada texto. Imágen pág.45 Gustav Klimt.

{8} En tránsito Ensayo Liliana Hurtado Scarpetta

COPYLEFT

Esta revista puede ser reproducida en su totalidad. Agradecemos citar la fuente al utilizar los textos.

2012

Ciao Bar 383 Relato Urbano Caro Lenis

{22} Magnética Super Chica Microrelato Andrea Riviere ***

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{54} Caramel Reseña CINE

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De cómo me convertí en una saltacharcos Crónica Gerylee Polanco Uribe ***

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{31} La Revancha del Peluche Teatro [fragmento] Juliana Carabalí ***

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Lucía Ventura Díaz ***

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Demasiada Señorita Cuento

Ana Carolina Arcila Valencia

Impreso en Cali, Colombia, Suramérica

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A veces nos venimos conscientes Poesía Carolina Camacho Lenis ***

{56} Frankie y la boda Reseña LITERATURA Catalina Henao García ***

Colección de imágenes para masturbarse Novela [fragmento] Sol Colmenares ***

{52} Detrás de Confesión a Laura Reseña GUIÓN Ana Arce ***

{58} En tránsito Ensayo CONTINUACIÓN ***


Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpetta

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En transito Liliana Hurtado Scarpetta

E

l 13 de diciembre de 2009 fui internada en una clínica de Cali (Colombia), con una avalancha de sangre que se abría paso entre mis piernas. Estuve expuesta en la unidad de cuidados intensivos, no como una marrana en una vitrina callejera con bombillo, sino como una vaca con aftosa, con la lengua ulcerada, tan inflamada que no podía cerrar la boca, ni comer, ni tragar saliva siquiera, y mucho menos gritar el dolor que se había encajonado entre mis costillas. Ahí en la vitrina de la Unidad de Cuidados Intensivos, sin poder pronunciar palabra, era invisible para los médicos y enfermeras que pasaban como ciegos frente a los manoteos y señales que daba desde la cama. Mis familiares y amigos parecían esforzarse mucho para poder permanecer junto a mí sin hacer una mueca de espanto… frente a mi mirada deshabitada y mi cuerpo súbitamente forrado en huesos y líquidos.

Luego de una semana, los médicos no habían logrado determinar qué tenía. Mi gesto se tornó en una profunda expresión de enojo que conservaba incluso cuando dormía. En mi fuero interno, yo sabía con certeza que de seguir ahí moriría y esa convicción me llenaba de rabia y odio contra todo el personal médico. {8}

Morris, mi compañero de vida, me preguntó si realmente quería seguir viviendo; y sus palabras como electroshocks, me hicieron caer en cuenta que tenía que recuperar mi poder personal: que nadie daría la lucha por mí. A partir de ese momento no esperé más a ningún salvador y empecé a escuchar a la sanadora interior, esa voz que me decía que no me resistiera más al dolor, y al contrario que me entregara a él, a la muerte si era mi hora, y que dejara de pensar, que apagara el barullo de reclamos y conjeturas: que me abriera a algo infinitamente más grande que yo. Y esa actitud fue la llave para cruzar el umbral del padecimiento, del sufrimiento, para no sentirme más en el cuerpo y sin embargo, estar completamente lúcida y alerta a todo lo que sucedía a mi alrededor. Luego fue que clarito escuché cuando una de esas efigies blancas que entraban y salían fantasmagóricas de mi cuarto se acercó a Morris en la puerta y le musitó dubitativo el diagnóstico:

- Ella tiene una leucemia… Morris vino hacia mí y le dije con convicción y sin dejarle balbucir palabra que yo no tenía eso. Sin asomo de duda y con ese sol en su mirada, que era lo único que lograba iluminar la bruma oscura de la hemorragia retiniana en mis ojos, me respondió:

- Si tú lo crees, yo estoy seguro entonces de que así es.

Y pese a lo que yo creía en ese momento, me remitieron a otra clínica especializada en hematología porque donde estaba no contaban con la tecnología necesaria para tratar la enfermedad. Ahí, el hematólogo a cargo precisó que yo había hecho una Leucemia Promielocítica Aguda. Leucemia, por el crecimiento descontrolado de células sanguíneas inmaduras; promielocítica, porque las inmaduras eran los promielocitos, un tipo de leucocitos que al desarrollarse devienen en neutrófilos, pero que en mi caso, a pesar de su síndrome de Peter Pan, se empecinaban en reproducirse y repartirse desde mi médula ósea a todo el torrente de mi sangre. Sin neutrófilos, glóbulos de aspecto inofensivo, rosadito y gelatinoso, no había pues quien se encargara en casa de fagocitar hongos y bacterias: en mi caso, la imagen era contundente, porque yo había entrado a la clínica como un pan viejo lleno de moho y cada día que pasaba era más un moho con migajas de pan. Y aguda, no por el acento o la frecuencia elevada del nombre de la enfermedad, sino porque el dolor es intenso y el riesgo de muerte es alto durante los quince días siguientes a la hemorragia. Cuando llegué a la nueva clínica, ya había transcurrido una semana… El Doc ordenó entonces que me administraran quimioterapia inmediatamente. En ese momento, como paciente, inicié mi búsqueda impaciente por conservar una vida con sentido en el umbral de la muerte, yendo y viniendo entre el aquí y el más allá, entre la medicina convencional y las medicinas complementarias.

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Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpetta

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En estas páginas intento recoger los pasos de mi experiencia con la medicina o, debería decir, las medicinas: la medicina alopática, la medicina china y la medicina bioenergética, así como de mi recorrido por las concepciones de ser humano, de salud, de enfermedad y de terapéuticas que les son inherentes; hago memoria de la relación que germinó del encuentro con cada uno de los médicos que me han acompañado en la construcción del significado de la enfermedad como maestra en mi vida. Este es el relato de mi transito por ella.

Espejo digital

Fragil, famelica y frigida '

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Durante los cuatro meses siguientes recibí tres ciclos más: cuatro en total. En adelante, la orden era asistir a las citas de control cada dos meses durante dos años consecutivos en los que debía tomar otros dos citotóxicos de mantenimiento como quimioterapia oral: la mercaptopurina y el metatrexate, que algunos médicos llaman cínicamente M-A-T-A-trexate. Ambos se encargarían de matar o evitar el funcionamiento normal de mis células, tanto las malignas como las benignas. En ese momento yo ya no sabía si continuar con ese protocolo…

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Recordé el silencio que retumbaba en el ritmo mecánico de cada uno de los aparatos que me monitoreaban en las noches y los ronquidos de Morris que velaban mi sueño; el silencio que era interrumpido paulatinamente a lo largo de la madrugada por las rutinas de las enfermeras: a las doce entraba una con una botella de agua y seis cápsulas como semillas de chochos dentro de un vasito desechable; a las

amargar, y como no lo son los comestibles de hospital, los sandwichs de jamón y pan Bimbo con juguito de tetrapack que la nutricionista hacía llegar como si fuera de viaje, de tránsito, en un avión internacional hacia el más allá.

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Muchos meses después de haber estado hospitalizada, me decidí a ver las imágenes en video que Morris había grabado de mí en la clínica: un pedazo de tela azul impermeable e inmaculada respirando entrecortada; la gota de suero abriéndose paso en la sonda; una oreja enrojecida por la presión de las cánulas que sostienen mi aliento dentro de mi nariz; un pómulo asomando anguloso entre la tela que respira; mi orina colgando de la cama en una bolsa; la mandíbula pronunciada; la pantalla con la delgada línea roja titilante; un mechón de pelo a punto de expirar… Imágenes de un cuerpo fragmentado, desintegrado, dividido, minimizado.

cuatro, otra que se anunciaba con el tintineo de un carrito lleno de probetas donde llevaba las muestras de sangre que me sacaba; o cualquier otra a cualquier hora, según se disparara la alarma que avisaba que los líquidos que me canalizaban se habían terminado. Luego era la rotación de meseros, primero, de aseadoras después, de enfermeras todo el tiempo y de médicos de vez en vez la que marcaba el tic-tac de las horas, mientras los días se hacían cortos con todo lo que fue poco a poco impregnando de vida la asepsia de mi cuarto: la serenidad de Morris, las canciones de Jarabe de Palo o de Sting , los poemas de William Blake, las cartas de un viajero de Georges Sand, San Bacán- el gato guardián de Juan-, las películas de Miyasaki, el Reiki de Carolina, el tahine de berenjenas de la Mari, los trazos vivos del Mingo, la clorofila y las gotitas homeopáticas de Carlitos, las visitas y las cartas de los seres de mi mandala álmica. Entre tanto, yo aceptaba de buena fé que día de por medio me conectaran a la bolsa con líquidos fluorescentes que teñían de azul, de naranja o de rojo mi orina. Lo aceptaba aunque su hedor, junto con el humor que yo exhalaba, penetrante y caliente, me advirtieran lo fuerte que podían ser los efectos generales del fármaco en mi cuerpo…Pero luego llegaba Betty con su perfume de vanilla lace y yo inhalaba profundoooo… hasta ahogar el barullo de mis pensamientos y quedar inspirada, sintiendo que la vida es rrrrica… tan rica como las cremas de Victoria Secret’s que ella se untaba… tan rrrica como la comida de verdad, las frutas sin cocinar, las verduras sin

Luego de la última quimio yo había quedado como una octogenaria: la mata de mi pelo se marchitó, mi estómago se llenó de aire, mis músculos se atrofiaron. El ruido que hacía el dolor en mis huesos me hizo tomar conciencia de mis vértebras. Mantenerme erguida era un duelo entre mi columna y la gravedad, entre mi columna y el viento. Mis rodillas, mis pantorrillas y hasta el peroné al doblarlos me crujían. Y de repente toda esa estructura desencajada era sacudida por un fogonazo que subía hasta la coronilla con toda la fuerza de la kundalini y que me hacía sudar a mares:

¡Claro! Yo estaba menopáusica… Así que visité a una ginecóloga de la Entidad Promotora de Salud o E.P.S. Miró mis exámenes y me confirmó mis sospechas. Luego me advirtió:

- La mayoría de las mujeres que se someten a la quimioterapia quedan menopáusicas, así que es mejor que tome calcio y una terapia de reemplazo hormonal. Juana ficcion


Y me explicó de qué se trataba, advirtiéndome también de la posibilidad de adquirir así una gastritis y un cáncer de seno o de útero. Le pregunté qué pasaría de no tomarla. Me respondió con dejo de sabedora:

- En un año estará demasiado viejita, con osteoporosis, resequedad de la piel en general y de la vagina en particular, lo cual la hará más propensa a infecciones y además quedará sin apetito sexual. ¡Qué horror! ¡Frágil, famélica y frígida! ¡No pude encontrar un oráculo peor! Salí corriendo de ahí. De algo estaba segura: no me arriesgaría a exacerbar mi fuego digestivo ni a tener un nuevo cáncer. “Está bien, me mandaron a hacer el postgrado sin haber hecho el pregrado, pues qué le vamos a hacer. ¡Bienvenida a la estación de la SaVia!”. Y sin embargo, seguí investigando. Me fui donde mi médico bioenergético:

- …Que pa’ los huesos… Comé todo lo que tenga color y parezca de hueso: avena, semillas de girasol y de ajonjolí, almendras y nueces…Volvéte vegetariana y granívora. Empezá otra vez a trotar. Levanta pesitas… Y bendecí el sol. Y mientras, íbamos activando la memoria de mi médula ósea con la osteopatía. Luego fui donde otro ginecólogo, esta vez hombre y holístico. Y empezamos a activar la memoria de mis ovarios con terapia neural.

- No te sigás tomando la mercaptopurina ni el matatrexate, me sugirió. “¿Y qué pasa si las suspendo?”, me preguntaba yo, pues cada vez que reclamaba al hematólogo que no me bombardeara con eso, me advertía: {12}

Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpetta

- Si usted piensa en no tomárselas, recuerde no más el estado en que llegó aquí. Y sin embargo, de seguir recibiéndolas, debía asumir el riesgo de desarrollar cualquier otro tipo de cáncer. ¿Y cómo quitarme ese barullo de mis pensamientos? Así que tenía dos opciones: me las tomaba con el decreto claro en mi mente de que el fármaco iría sólo a la parte de mi cuerpo que debía ir, o no me las tomaba, con la convicción en mi corazón de que el elemental de mi cuerpo recuperaría su memoria primigenia. Decidí suspenderlas y cuando le informé al Doc de ello, cuán fue mi desconcierto al escucharle decir:

- ¡Excelente! Si yo estuviera en tu lugar, hubiera hecho lo mismo. Lo miré sin entender, preguntándome si había sido mi prejuicio o mi miedo el que lo había dibujado en mi memoria como un padre autoritario al que hay que hacerle caso, o si al contrario, no era él el mismo hombre y algo le había sucedido.

Me miró a los ojos, por encima de las gafas, y me dijo, en tono confidente:

- Liliana, usted y yo sabemos que el origen de la enfermedad está en la mente. A mis pacientes que no lo han resuelto ahí, yo les mando el protocolo. Pero si ya lo resolviste ahí, no te las tomes, pues es cierto que genera efectos secundarios que pueden ser graves. Es que Liliana, yo me pregunto: ¿hasta dónde sirve lo que hacemos, cuál es el límite? Yo sé que esta medicina tiene que cambiar. No podemos seguir así por mucho tiempo más. A Claudia la conocí porque tiene una masita –como ella misma lo nombra-, y porque ella sintió, al igual que yo, la necesidad de conocer las historias de otras personas que hubieran vivido una experiencia de enfermedad; porque tal vez ambas hemos intuido que compartir la propia vivencia y escuchar la de otros en el ejercicio de la compasión, puede ser buen remedio.

A diferencia mía y con plena convicción en lo que predica, Claudia decidió practicar en ella la medicina que aplica a sus pacientes en la cura de enfermedades graves. Su alternativa para activar la memoria auto-curativa de su cuerpo han sido principalmente las terapias de la Medicina Tradicional China: edemas de sábila, masajes con lodo, acupuntura, vaporizaciones, infusiones de plantas, además de zumos de frutas y verduras, ejercicios de respiración y rituales de sanación. Claudia se graduó como médica de la Universidad del Valle, pero desde su cuarto año en el pregrado, cuando empezó a asumir pacientes en los hospitales, comenzó a cuestionarse el enfoque de su profesión:

“En los hospitales hacemos turno desde las 7:00AM hasta las 12:00 PM y evolucionamos: es decir, hacemos el examen físico de un paciente, revisamos su historia médica, nos damos cuenta qué exámenes tiene pendientes para ese momento y aprendemos sobre la enfermedad que tiene esa persona. Empecé a darme cuenta justo de eso: que nuestro conocimiento gira en torno a la enfermedad y todo lo que sepamos sobre ella. Nos cuesta trabajo meter esa enfermedad en un contexto humano, en un ser humano que piensa de determinada manera. Llamábamos al psiquiatra o al psicólogo sólo si era muy evidente que esa persona estaba en una situación emocional crítica que podía estar incidiendo en su recuperación; pero eso se hacía en muy contados casos. Para mi entender, debió haber sido en todos y cada uno de esos casos: me parecía de mucho valor esa información adicional, de ese medio familiar, de esas tensiones emocionales, de esas preocupaciones de ese ser que llegó a enfermar en ese momento”.

Juana ficcion


Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpetta

La primera vez que la visité, su consultorio ya me decía mucho de ella, de su medicina. No tiene ahí ni un escritorio ni un ordenador, ni un cuaderno, y ni un solo libro. En el centro del cuarto hay una camilla cubierta por una sábana blanca, que alumbra con la luz que se filtra por una claraboya. De las paredes casi inmaculadas como la camilla, cuelgan un par de cuadros: uno con la representación gráfica del cuerpo humano y sus canales energéticos según la medicina china, y otro con un esquema de la relación entre los elementos y los sistemas y órganos del cuerpo humano. Sobre una repisa, permanece iluminada Kwan Yin, la diosa budista y taoísta de la compasión, de la misericordia, mientras en una esquina del cuarto, un candelabro sostiene la luz de un velón blanco que permanece encendido. Al lado de la camilla, siempre esperan un par de sillas en las que sentadas iniciamos terapia contándonos cosas.

– ¿Entonces qué peladita, cómo vamos? Me pregunta, mirándome a los ojos, mirándome la cara, la piel, las manos. Le cuento. Me cuenta. Pasan veinte, treinta, cuarenta minutos, a veces una hora. Me rodea la muñeca con su mano y sus tres dedos (índice, medio y anular) como si se propusiera sentir los pulsos de mis diferentes cuerpos dimensionales. Me pide que me quede en ropa interior y que me recueste en la camilla. Palpa mi estómago. Siente su temperatura y la compara con la de la cabeza. Me expresa cómo percibe mi fuego digestivo, cómo percibe el fuego de mis pensamientos. Si estoy muy Yin o si estoy muy Yang, refiriéndose a esas dos fuerzas opuestas que para los orientales están en permanente diálogo e intercambio en la naturaleza, y cuyo equilibrio en el ser humano mantiene el flujo de la energía vital o Chí y con él la salud. Casi siempre me practica acupuntura, o en ocasiones un masaje con lodo en todo mi cuerpo. Me explica que vamos a estimular mis ovarios, que vamos a trabajar el canal del bazo. {14}

Y siguiendo la teoría Wu Xing de los cinco reinos (el agua, la madera, el fuego, la tierra y el metal) relacionados entre sí en ciclos de generación o dominación dentro de cada ser humano, me advierte también si encuentra algún otro elemento en desequilibrio –siempre conectado con una

estación del año, unas cualidades psicológicas, unos sentimientos que alteran el elemento, un conjunto de órganos del cuerpo humano que se afectan, un sentido, un color, un olor y un sabor característicos -.

Casi siempre es el agua de mi cuerpo, casi siempre es mi vejiga la afectada, casi siempre es el miedo. Antes de pincharme me pide que inhale mientras ella reza un mantram de intención. Una vez ha dibujado con las agujas todo el canal del bazo, me deja sola en el cuarto, en la fuente de mi silencio interior… Regresa, me retira las agujas con la misma delicadeza con las que me las ha colocado y hace algún comentario sobre qué tanto mi energía vital o chi estaba bloqueada, dependiendo del flujo de sangre en la pinchada. Casi nunca programamos la cita siguiente; sim-

plemente la pido cuando- como ella misma dicenecesito una “empujadita”. Cada vez nuestros encuentros en el consultorio son más espaciados; cada vez siento menos a menudo la necesidad de su aguijoneadita. Mis ovarios volvieron a saludarme cada luna llena, con las punzaditas en el bajo vientre, el tironeo en la pierna izquierda o en la derecha, y la sincronía con los ciclos de mis hermanas. Y según las

pruebas, estoy nuevamente hormonada: la FSH, sigla de hormona folículo estimulante, y la LH, sigla de Hormona Luteinizante y de Liliana Hurtado, estaban nuevamente entre los parámetros de la fase F, de folicular y fértil, y no de frágil, famélica y frígida.

--Continúa en la pág.58-Juana ficcion


Relato urbano . Ciao bar 383 . Carolina Lenis

Ciao Bar 383

Primero: La soledad. Subo las escaleras, descubriéndolo todo: Las plantas en los jardines comunes, las ventanitas en serie, la delgada pared que separa cada apartamento, me percato de una terrible euforia vallenata, que habría de ser para mí doblemente terrible al menos los primeros 2 años de estadía aquí; avanzamos, quiero beberme todo el lugar de una sola, miro a los muchachos parchados en el primer piso, tirados en el suelo, haciendo bromas y llamando suegro a mi papá, todo en voz baja, pues apenas los volteo a mirar se cagan y esconden la mirada.

Carolina Lenis

Siento una ansiedad total, especialmente porque no sé cómo será mi vida en este lugar, pues es la primera vez que voy a vivir lo que llaman sola, sola. Antes era diferente, había vivido con amigas, compartiendo apartamento, que tiene sus buenas y sus malas: las comidas comunitarias, las peleas infernales, la ropa prestada, las rumbas inesperadas, la fila de amigos, las eternas disputas por las cuentas del teléfono, incluida la del resaltador para separar las llamadas de cada quien, las risas hasta la madrugada, la compañía, los cruces, la plata prestada, la multitud, el atrevimiento de una amiga en tu PC, el saqueo de tu nevera. En fin, sus buenas y sus malas. Pero ahora es la soledad.

P

arece el adiós al bar 383, aunque si creyera en Dios, en el Espíritu Santo, en Santa Marta, la patrona de los imposibles, en el poder curativo y telepático de los ovnis. Si tuviese un poco más de fe, si creyese que los abogad@s son personas honradas, decentes y de buen proceder, incluido mi padre. Si tan solo creyera en el adagio que reza que “Dios aprieta pero no ahorca”, o en el otro que dice que que todo irá bien, y que el adiós no será la palabra final y que todo seguirá siendo como ha sido desde que llegué. Sin embargo, en mi vida siempre ha existido un lugar para las dudas, por si acaso, por si las moscas, Ciao 383. {16} {16}

Cuando mi papá abre la puerta una sensación bastante extraña se pasea por mi vientre, una mezcla entre alborozo y susto, más cuando en horas de la tarde sólo me dijo por teléfono: “Te tengo una sorpresa y sé que te va a gustar mucho”. Él no se daba por enterado que yo desde hace algunos años sabía de la existencia de su apartamento de soltero en este lado de la ciudad. Así es que cuando me monté al carro y empezó a avanzar al sur, cogiendo esta ruta, que ahora es la ruta de todos los días de mi vida, yo empecé a atar cabos, a sacar cuentas, a intuir cosas, obvio, eso me lo explicaba todo, esa

era la razón por la que me había dicho que no buscara más a las ratas inmobiliarias y que aguantara algunos días donde una buena amiga que me dio posada en su casa en San Cayetano, que a todas estas era para mí muchísimo mejor que una casa cercana al oriente de la ciudad, lado totalmente inexistente para mí y un tanto maldito, pues parecía que era otra Cali, demasiado popular para mis prejuicios. Estoy aquí, en el apartamento 383. Lo primero que veo es una sala con iluminación tenue producida por unos aparatitos que hasta entonces conocí, les llaman dimmers: estas luces parecen propias de un lugar que presume ser íntimo, discreto. En la pared 4 grandes pósters de mujeres semidesnudas, muy sugestivos por cierto. También hay unas poltronas de cuero negro, grandes, cómodas. Me percato de que se repiten en diversos objetos el rojo, el blanco y el negro, de manera presuntamente equitativa. Nevera y estufa rojas, paredes blancas y muebles negros. Lo que me recordó una ciudad famosa de mi país, Popayán: Paredes blancas, moral negra, tan negra como la moral del hasta entonces dueño del apartamento.

Juana ficcion

“Aquí vas a vivir, éstas son las llaves, cuídalas, pues son las únicas que hay”.


En el baño hay una toalla limpia, champú y una peineta, lo básico para pasar algunos días, que para mí luego se convertirían en largos e intensos ocho años. Aquí vas a vivir, estas son las llaves, cuídalas, pues son las únicas que hay _maldita determinación pues a las tres horas ya las había dejado perdidas en un taxi. Tal vez vivirás aquí algunos meses, mientras llega una persona de Estados Unidos a quien se lo tengo vendido, y luego ya veremos qué te consigo. Esa fue la consigna. Lo mejor de todo es que la persona de Estados Unidos según Chomsky, el estado más ilegal del mundo, aún no aparece. En su defecto hacen su aparición ciertos personajes que igualan en estatus al país de origen del próximo supuesto dueño del 383; en cuanto a ilegales y aves de rapiña: las abogadas. Mujeres inescrupulosas que acelerarán la partida. Los primeros días fueron extraños, difíciles de soportar, pero me seducía la idea de que las personas se enteraran de que vivía sola, y lo que ello implicaba, pues eso me daba aires de persona grande, con responsabilidades, con estabilidad, pero sobre todo con autonomía para hacer lo que me diera la gana, como invitar a amigos para que acá hicieran todo lo que en sus casas no podían hacer. {18}

Relato urbano . Ciao bar 383 . Carolina Lenis

¿Pero dónde estaban los amigos? Eso era un problema, pues todo era nuevo para mí. Así pasaron muchísimos días sin televisor, a punta de helado y leche en polvo con azúcar pa’ mitigar “el desparche”, pues este plan era mejor que bajar al primer piso donde las únicas tres con las que había cruzado palabra: unas viejas muy distintas a mí que vivían en un apartamento que me hacía pensar, aunque sólo nos separara un piso, que vivíamos en lugares completamente distintos, pues su casa era una pocilga.

Luego: La popularidad. Esas fiestas multitudinarias, esas jornadas maratónicas de carácter farrístico gracias a que disponés de un boofer 5.1 y como 8.000 archivos musicales. Ese encuentro primario y permanente con el elemento de la flora que más te gusta, esa policía que toca a la puerta y a la que no respondes porque ojos que no ven, multa que no te ponen, aunque después exista un final con resultados más o menos fatales. Una serie de contravenciones en la estación de tombos (apelativo de policías que es una suerte de abreviación entre tontos y bobos) más cercana:

Contravención uno. Lugar: Estación del limonar. Causa: escándalo gracias a ejercicio festivo intenso y rimbombante bajo encendido. Contravención dos. Lugar: Estación del limonar. Causa: llamada séxtuple de los vecinos por olor a la inefable María Juana. Contravención tres.

Lugar: Estación del limonar. Causa: Escándalo en vía pública gracias a la pelea que sostienes con el H.P. vecino de la torre del lado, quien tiene problemas con la mujer debido al ejercicio masturbatorio que adelanta mientras de este lado de la torre, específicamente en el sitio 383 presuntamente se desarrolla culo de orgía. Lo cual y a nuestro juicio (el de mi amiga y el mío) no era más que un correteo en pelota por la casa con algunos resultados sexuales. Juana ficcion

LaSardina, Ilustraciones

Avanzo, hay tres cuartos, dos de ellos totalmente desnudos. Se separan del mundo exterior por unas impertinentes persianas ajadas y tiesas por efecto de las radiaciones solares y, mullidas por el maldito polvo, que de paso alborota mi rinitis por el encendido de un ventilador de techo. El otro cuarto, que juzgué principal, está pobremente decorado con dos colchones en el piso, vestidos con una sábana “tropicaloide”, atestada de cualquier cantidad de condones Today y cigarrillos Marlboro, sobre todo cigarrillos.


Y a pesar de todo: me niego a la despedida. con Vodka de contrabando y jugo Tampico. De manera subsiguiente y por efecto del hielo, descubrí lo importante de pagar las deudas, aprendí de las neveras, de los embargos, de los secuestres* y de los buenos y malos vecinos; aunque en realidad más de los vecinos pues sin ellos no podríamos preparar nuestro trago en las rocas: Gasolina importante para elegir las canciones con las que luego, muy pronto, nosotros desataríamos pasiones y algarabía; y con las que luego, muy pronto, ellos desatarían la lengua, por antecedente de una sucesión de eventos más o menos infortunados… María, portera de mi edificio, al ver que lo ineficaz de su mecanismo de represión (entiéndase represión como el acto de bajar los brakets que suministran energía) se veía en la obligación de llamar a los Tombos, gracias a la rumba continuada, por efecto de la santa planta ups que nos permitía una hora más de fiesta, insuficiente para nuestras ansias festivas, pero suficiente para que se encabronaran por lo inexplicable del escándalo.

Murito, Ilustración

Ahora después de estos años en el 383 me enteré de tantísimas cosas: Que no eran muchas las mujeres en los posters de mi sala. Era una en distintas versiones y distintos ángulos. Que la persona aquella del país fatal al norte de nuestro continente nunca existió. Que Olivia, la mujer de servicios varios del edificio no era tan buena como se creía, pues mientras escuchaba conversaciones ajenas entre barrida y barrida, iba grabando, iba escondiendo, iba quitando y por supuesto también iba chantajeando. Que los vallenatos son una música que despierta en mí, grandes pasiones y cada vez que los escucho, siento una euforia ya totalmente lejana de lo terrible y que me dan unas ganas impresionantes de beber y oírlos de nuevo. Que la ciudad era más que calle quinta y avenida sexta y que existían los buses oxidados para llegar hasta sus lugares más recónditos. Que los enemigos fundamentales de mi economía durante algunos años fueron el ventilador de techo y sus ocho bombillas amarillas, sobre todo cuando había uno en cada cuarto y otro en la sala. Así las cosas, multiplique, sume y luego reste al final del mes, más o menos por la época de entrega de facturas de servicios públicos y de despreocupación total por un tal asunto de moda llamado calentamiento global. Prueba de este desinterés siguen ahí los ventiladores con sus mismos bombillos que entre otras cosas se funden, por tardar, cada dos semanas.

ZORRA

Fig. y fam. Constelación del norte ubicada en medio del Triángulo de verano, al norte de Sagitta y Delphinus. En esta constelación han tenido lugar algunos de los hitos clave de la astronomía. PSR B1919+21, el primer púlsar descubierto (en el año 1967), está situado en la ZORRA, así como la nebulosa planetaria M27 o Nebulosa Dumbbell, la primera nebulosa de este tipo en ser descubierta (1764).

Se aprendió también que la basura después del tercer día empieza a producir gusanos; en especial si en ella está presente un arroz de ocho días sin refrigeración. Descubrí lo imprescindible del hielo, sobre todo si se planea una rumba

*Dcese del sujeto que secuestra tus bienes. Secuestre judicial. {20}

Juana ficcion


Microrelato . Magnética superchica . Andrea Riviere

Resistencia y calma: Tiempo estéril

Estupideces de la vida contemporánea

Me estoy aburriendo de vivir siempre lo mismo, pero desde la medicación tengo más capacidad de acostumbrarme. Impresión 1: Cuando la risa me ataca en el bus, la gente me mira mal y me obliga a incomodarme. Ya casi no me rio. Impresión 2: Tengo la nariz fría y el culo caliente. No espero a que el asiento se enfríe y no me importa limpiarme los mocos aguados en las medias. Impresión 3: Mi creatividad ha muerto. También mi confianza en la gente. Impresión 4: Me quedo dormida yendo al trabajo y siempre llego tarde.

Hace rato que quiero tener pensamientos claros e inteligentes. También me gustaría que mis ideas fueran más largas y coherentes. Quisiera escribir sólo cosas bonitas, pero el romanticismo no se me facilita.

Visita al psiquiatra: Tiempo sin dormir. Amanecer cansada. Tv forever. Autómata-humano-autómata. Sin estómago. Largas caminatas nocturnas. Deseos complacidos. Palidez. Pelos en la cara, pelos en todas partes. Dormir mucho. Necesidad de quedar bien siempre. Algo me impulsa a decirlo todo. Estoy harta de no poder escribir. Sudo. Me confundo con facilidad. Camino despacio hacia el vacío. Las emociones de los demás no me conmueven. Sigo abusando del alcohol, siempre me duele la cabeza.

El sol de la mañana no calienta y me da modorra, el de la tarde también me adormila. No sé muchas palabras. Mi suéter hace estática y electrocuto a mis colegas cuando los saludo. Las relaciones sociales no son mi fuerte. La gente a veces me da asco, eso me avergüenza. No ser simple me hace tonta.

Magnética Superchica Andrea Riviere

Quisiera escapar de los malos olores. Sobre todo el del palo de rosa. Trato de ser simple y me equivoco. Hoy no he tratado tanto y me molesta la conciencia.

Una vaga nostalgia que no cuaja con el tiempo Resistencia. La vida pasando tranquila. Sonreír sin preocupaciones. Carecer de espíritu. Andar las calles de vuelta, a lo mismo. Sabotaje. Auto-sabotaje. Casa. Agua. Píldoras. Almohada-felicidad

Magnética superchica.

Juan Felipe Vinasco Malatesta (7años), Ilustración

Impresiones sobre un mismo tema:

- Depílate, deja de beber y usa talcos.

***

Tengo la barriga como un cerdo navideño. Ya no puedo meterla. Trabajo poco, gano poco. Me alimento exclusivamente con la comida de la planta. Soy torpe y neurótica pero tengo poderes supernaturales. Me gusta salir temprano del trabajo. Los fantasmas del pasado me persiguen, tanto como mi familia en el presente.

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Demasiada Señorita Lucía Ventura Díaz

entada en la esquina de siempre desespero en la espera de un hombre que me ayude a despertar mi lado oscuro. Veo la gente transitar mientras la luna sigue enamorándose de los hombres. Pienso que pensar es mi vicio. Pienso y la ansiedad me llega cuando el factor distractor aparece: Mauricio. Me gusta el juego de nombrar lo desconocido. Viene con un par de amigos que en nada me interesan. Mientras lo veo caminar bajo la luna irradiada de hermosura una sustancia oleaginosa recorre mi columna.

Murito, Ilustración

S

Soy demasiada señorita para tanto voltaje, me digo y él, muestra lo mejor de sí mismo frente a sus amigos pateando las sobras de comida de una bolsa tirada en el rebose de la caneca de basura del parque. Desborda la cerveza más allá de sus gruesos labios e invita a sus amigos a comer de ellas. Los otros dos, que no están mal del todo, sueltan dos aullidos cual perros malos, no tan malos ni tan perros como sí podría llegar a serlo él… Las mismas sobras fueron olisqueadas y devoradas por un perro criollo que hace un momento aullaba en la mitad de la plaza. Es mi hombre perro. No. El perro hombre de mis desvelos, que con agrado disimulo, busca mi mirada desde el otro lado de la acera. Sus ojos son un par de canicas petroleras enternecidas por la luz amarilla de las lámparas del parque. {24}

Lo miro de reojo y pienso que es mi Dolores, pero podría golpearme por utilizar ese nombre. Mejor lo llamaré Brittany: “Brittany, se está yendo con sus amigos, compraron cervezas, cigarrillos, chicles y halls en el Estanco del Gringo. Se divierten jugando lucha libre y a destiempo se abrazan como perros cachorros. A destiempo, las cervezas de sus manos se revientan en gotas hasta el suelo”. También le queda Augusto. Y, todo perro como se ve, se llama más bien Bryan, con pinta punk de jean gris apretado, botas militares de cordón verde aguacate, chaqueta ajustada de cuero y camisa negra manga sisa, con estampado a blanco y negro que resalta una lata de aerosol con título de Euforia. Mi intento por calmar el hambre de un perro callejero. Mi intento por dejar de ser tan señorita y esperar el cambio de la luna llena para que un perro hombre se fije en el cambio estallante de mi mirada. Retumban mis ojos al verlo pasar por unas cervezas y luego volver con sus perros amigos que lo siguen por toda su hombría malparida que se carga en las botas y más allá mismo de su propio caminado.

amigos le robaré un beso en la mitad del parque… y lo invitaré a beber de mis labios y un poco más allá de ellos. Camino y pienso que soy una caminante demasiada señorita. El sarcasmo se cumplirá después de ser repetido tantas veces: eso de ser una mujer que sale a la calle a tan altas horas de la noche para tomarse una cerveza, y al tiempo observar el movimiento nocturno… esperando, nada más eso. Convertirse sin naufragar. Eso de darle un género al lenguaje, al cuerpo, a la mente, ha debido ser una necesidad de categorizarnos y diferenciarnos. Como ponerle un nombre a lo desconocido. Por eso mismo los hombres sufren cuando se les feminiza. O, entre ellos convierten en burla la condición de la mujer. Parecen disfrutar de los golpes como ternuras acolchadas cuando juegan con sus amigos, se erizan y se atacan, repitiéndolo hasta el cansancio como si estuvieran enamorados.

Camino y pienso que soy una caminante demasiada señorita. Mientras, Bryan, patea las sobras del sándwich cubano que comí con el perro criollo me vuelvo invisible por tanta osadía. Se altera mi respiración. Hace frío y todavía no sé nada de mí. Pregúntome si debo saber algo de mí sabiendo nada de él. Bebo de la cerveza que “el Gringo” me invitó. Mejor me despido y le agradezco. Me dice que vuelva más tarde por otra… lo observo de lejos, a mi San Sebastián, creo que a Bryan se le ajusta mucho. Frente a sus

Pero una mujer callejera, no habla en un escrito acerca de sus sueños, mucho menos piensa en volverlos posibles por medio de la ficción. Imagino que una ella, no juega ni titubea con sus intenciones. Una ella, perdida en sus instintos sexuales, que se vuelve fálica apenas atraviesa el umbral de la puerta para empezar a caminar en medio de la neblina amarilla de las calles: No se piensa… ya está hecha.

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Cuento . Demasiada señorita . Lucía Ventura Díaz

Su mirada, vendrá a ser canalla frente a cualquier perro hombre, que por simple, ella misma escoja para su noche y lo obtiene. Pero de ese tipo de mujer sólo he conocido una y otras que lo han sido y lo son por sus políticas de vida escogidas. Se aventuran en las noches y en el día con toda su defensa sin menospreciar sus cuerpos, del que se sienten seguras, puesto que su verdadera identidad viene viva desde su interior. Allí construyen su sexo, lo forman palmo a palmo y aquello que por equivoco físico les llegó para bandolear entre las piernas se convierte en un chocho inmenso que muchos perros hombres desean, por fuerza mayor irreversible, tragar hasta sus fauces.

También hay otra mujer, puesto que simplemente hay moldes para utilizar por temporadas y son las que se atreven a ser todos los moldes y se guardan para sí mismas el objetivo real de sus entregas y búsquedas. Se llaman a sí mismas putas y resultan siendo lo más avangard de la temporada. Siempre han existido y ahora se enfrentan: les sacuden el coño en el entrecejo y los hacen llorar de amor, puro amor sexual que los termina reventando a ellos. Gimen de sólo sentir el viento entre las piernas sobándoles sus carnes separadas. No pueden faltar las “caseras”, las que nacen pa darle continuidad a la idea sagrada de la creación, a las que quieren reivindicar la devoción a la idea original de vida, a las que trasladan sus más grandes ambiciones por germinar la vida en este pútrido mundo. Las que lo hacen porque el puro amor se les cruzó y saben que ahí devendrá el amor por fuerza propia, y pa más pica, sin sentimientos de culpa, pa que el mundo le termine doliendo mucho más, cuando en el futuro el niño o niña se convierta en una luchadora social y su corazón sea más grande que el mundo mismo y le pase de todo y no le suceda nada en últimas. Que lo que mejor se le pueda dar, sea tumbar unos cuantos rastrojos de mierda mal ubicados y señalados pa sembrar en otro montón de cabezas niñas niños la idea sagrada de la respuesta estúpida de reinado de belleza: la paz mundial.

Entonces ya no se es tan señorita cuando se ha plantado la idea entre sus ojos. Se tiene la idea, se forma, se moldea, de por día se alimenta, para que en el momento menos esperado sea una verdad vívida. Conozco de ese tipo de mujer que va creciendo en el interior y luego, con unas cuantas operaciones ya lo consigue todo. Conozco también del tipo de mujer que, por el contrario, lo que hace es guardarse a sí misma en una cloaca y se elimina hasta que le da por reaccionar y volver a ser. Se consigue la mejor ropa interior o a lo mejor no la usa ese día, y sale en busca de un buen catre que le reviente el corazón y convierte el siguiente día en el ejercicio de olvidar, lo que siempre quiere para siempre, buscándolo, después, en aquel que le servirá en un principio pa un culo y luego en el perro hombre que le sostendrá el hogar.

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Lucía, qué sucede: ¿Te drogaste hoy o qué? ¿Qué hiciste a tu Bryan? Parece respirar a lo lejos sin ti. En mi cabeza resuena la idea de su existencia como un eco para ver si logro fornicar con el punketo que me sustrajo de mis sueños, que ni eso, pura confusión absurda: ¿No puede simplemente un punk, una especie de príncipe silente servirme para desyerbar un trocito de luna, para sufrir de insomnio toda la madrugada, para que en algún lote abandonado con la maleza hasta la nuca me desyerbe esta maleza de pensamientos? Piensa, que mientras esa otra voz la deja hablar, la misma de sus pensamientos, aquella que no la deja emitir algún sonido, no la deja involucrarse con su querer desperdiciado para quedarse con Bryan, que parece decidido a acercarse a ella, que se hace cada vez más tangible en la noche. Porque –así no lo parezcay ella no dé lugar para pensar que siguió pensando en él, su alma ya no tan sonámbula sigue pensando en compartir la noche en un tronco en medio de la maleza de un terreno baldío… lograré apartarme de mi sueño para al menos encontrar un momento romántico de caricias que me ericen cuando cierre los ojos. Se acerca Bryan de improviso, ella lo ve dar los primeros pasos, dirigirle la palabra, mientras piensa y suena alguna canción de fondo como en una película en la que sus protagonistas se hablan por primera vez.

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Cuento . Demasiada señorita . Lucía Ventura Díaz

¿Te puedo acompañar?

Dice él, después de caminar hacia mí, con su andar pesado, sobándose la cabeza con su amplia mano abierta.

¿Qué era lo que esperabas?

Digo sin tartamudear… creí que tartamudearía si se me acercaba.

No sé… que se fueran mis amigos… Pienso mientras lo dice que es un bobo y me gusta, que me da igual, que lo necesito así, como mi San Sebastián.

¿Tan difícil le quedaba acercarse estando ellos? Ya no pienso nada Un poco… ¿querés hacer algo? Simplemente debo responder

Conversemos… nunca te había visto por acá… ¡¡¡…¡¡¡ …¡¡¡

Mi luz lúcida oscura se resiente pensando en el tronquito que compartiremos, alternando historias de desamor y conversando de sus niñerías y… de pronto empiezo a aburrirme a los quince minutos de verle sus labios moverse sensuales y arrechantes, más lascivos que pasionales, porque me hace pensar en el verdadero amor que se me parece más a una especie humana sin dios que cree en las brujas y en sus propios encantamientos de hombre. Un ser extraño que no sepa de eso de subestimar su pensamiento porque su interlocutora tiene silencios de tamaño elefantiásico. En un lote baldío, como ella lo había pensado, termina por ajustar cuentas con el destino de su noche. La mano suave y amplia de Bryan, deshoja las pieles que la cubren. Averigua lo desconocida y misteriosa que es Lucía. La luna ardiente los revisa en medio de las nubes y sus sombras se sostienen de un poste, de un tronco, ella revoloteando como si fuera una mariposa aletargada en medio de la hierba sombreada de oscuros trazos. Mujer desconocida: ¿qué conversas con cerrados ojos? Instantes abreviados para volver al mundo en un estertor propagando el amor en la creación… allí: la nada… tan sólo una lluvia. ¿En mí…? En mí no hay nada todavía que presienta el fulminante acero atravesar el alma para partirme verdaderamente en dos… separado el pensamiento, el lío será unir y compensar lo que viene en una sola, profunda y abismal persona,

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con tope cercano al sueño. Adiós, Bryan, mientras acomoda sus prendas en medio de la oscuridad con sombras.

Él, sube su pantalón, la cremallera, abotona, soba su cabeza neopunk, recibe el beso de la muerte que es la última flecha de la despida y la ve alejarse mientras sus ojos miran sin mirar la huida. En este mundo vive una mujer no tan señorita, que entendió que en sí misma, ser mujer no era una verdad por descubrir, pues siempre ha vivido en su cuerpo. Que esa idea de lo femenino no destruye su masculino actuar, porque así devino a este mundo… a vivirlo así y no de otro modo. Que cuando ocurre de otro modo y por otras circunstancias que se deben más a los trastornos mentales de las épocas del querer responder a la pregunta de quién soy, del ser o no ser más allá de la cuestión, de saberse sin miedos y vista con ojos limpios de tanta mierda de este mundo Que ya por fin para los grandes cualquiera se virtualizó, y volverlo real es la tarea más difícil que se nos ha impuesto por estos días, y desde hace trillones de años, desde que existe la idea, la gran idea que nos ilumina y vivirá mientras tengamos vida y la mantengamos luego de la muerte y de la muerte y de la muerte y del retorno, del eterno retorno, que no es ir hacía el pasado, sino hacía un lugar todavía no habitable, por completo desconocido.

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Teatro [fragmento] . La Revancha del peluche . Juliana Carabalí

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[Escena I] Apartamento segundo piso Elisa: Mi madre creía que la mejor manera de domesticar la rabia era a través del golpe. ¡Cómo golpeaba! Debió ser boxeadora en otra vida. A golpes fue la manera como arregló los electrodomésticos que fallaban, a golpes lavó mil jeans, con furia, sin compasión. A golpes nos enseñó el abecedario y golpeando nos calmó el hambre aplastando con fuerza las tostadas de plátano y machacando los ajos en una tabla de madera con la que una noche golpeó a mi padre borracho hasta matarlo. A golpes de pecho imploró perdón y por años visitó su tumba dando tres golpecitos en la lápida. Mi madre golpeó de lunes a viernes, mañana, tarde y noche. Su refugio fue la fuerza, su desquite la fuerza, su tragedia fue la fuerza y su filosofía «hágale que el golpe avisa». De golpe se hizo vieja y débil. Un día murió sola en el comedor, asfixiada por un pedazo de carne. La pérdida fue dura y grande el vacío. Sé que fue una muerte accidental pero siempre me culpo por no haber estado allí para haberle dado un golpe en la espalda. Mi madre tuvo una vida difícil. Atravesó los años sin dejarse permear del amor, siempre con la esperanza de ser otra, de vivir mejor, de salir de pobre... mi madre murió esperando un golpe de suerte...

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Poncho: Que nunca llegó. Elisa: ¿Poncho? No te sentí llegar […]

LaSardina, Ilustración

Todo lo que puede hacer un perro hombre con pasar por el frente de alguna alguno que se siente atacado por la belleza bruta de su andar. Todo lo que puede generarse en la mente, todavía no alcanza a ser comprobado por las mentes más brillantes de esta época. No serán ellos quienes lo hagan. Las más brillantes están iniciando el ejercicio… apenas lo están aprendiendo. Si acaso están naciendo y más adelante cambiarán el mundo. Vivirán aquí y allá y se sentarán a resolver el asunto en pastizales, calles, avenidas, plazas, esquinas con mesas hasta el taco de cervezas, insaciables hasta el cansancio. Pues el día que se cansen, que ya lo están, habrá mucho por hacer. Como el hecho de empezar a reventarle el culo a patadas a los que necesitan escuchar qué hacer para que todo cambie y el paso en la espiral sea por fin amplio, amplísimo… que hasta la tierra necesita de cataclismos para reaccionar, para que nuestras vidas empiecen a ser más cortas pero más conscientes. Más llenas de verdad que de impurezas. Por el momento sólo resta ser hija hijo de esta época y aprender a reventarse la cabeza con lo más sagrado mientras se produce el cambio. Puesto que yo, por lo menos, ya no quiero esperar acostada, al tanto en un descuido infame me voltean de cabeza y se llevan hasta lo que no tengo por dar… hasta pronto. Mi San Sebastián ya recibió todas las flechas de la tortura.


De cómo me convertí en una saltacharcos Plano general de un camino pantanoso en medio de un paraje selvático. Escuchamos la manigua: pájaros, vientos, chicharras, renacuajos. No vemos a nadie. De pronto aparece un hombre mestizo, calvo y lánguido. Ahora escuchamos sus pisadas. Sale de cuadro. Ese es el primer plano de la película El vuelco del cangrejo, largometraje colombiano que, como muchos filmes en el tercer mundo, tardó algunos años en llegar a la pantalla grande. El camino recorrido de esta película y sus militantes, antes, durante y después serán objeto de esta crónica. Gerylee Polanco Uribe

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Fotografía: Gerylee Polanco Uribe. Tratamiento imagen: Ale Arango-G Juana ficcion Juana ficcion


C

onocí La Barra en un paseo y me enamoré, como todos, de esa playa. Una playa de arena negra, como lo son todas las del Pacífico Colombiano. En aquella oportunidad, bordeé la frontera que sobre la playa creaban las olas. Caminé y caminé. El sol brillaba y se reflejaba en el espejo de la arena negra. Al alzar la vista vi, al final del horizonte más cercano, algo parecido a unos kioscos. Al ir avanzando observé pequeños cangrejos rojos que se escabulleron estando aún a muchos metros. En el primer kiosco nos topamos con un grupo de niños descalzos jugando fútbol. Nos invitaron a jugar a mí y a mis amigos. Nos sumamos durante un buen rato pero ya cansados nos de los nativos, unas más distanciadas fuimos a saciar la sed. Nos ofrecieron que otras, son de madera. El pueblo agua de coco. En aquel entonces, La se extiende por un largo camino que Barra me pareció lejísimos. finaliza en el embarcadero de canoas y pequeñas lanchas. La Barra es un pequeño caserío de casi 500 habitantes ubicado a seis horas de Cali. No es mucho tiempo pero hay que atravesar montaña, selva y mar. Desde la ciudad se toma un bus que en dos horas te lleva hasta el puerto de Buenaventura (a veces tres horas por los trancones ocasionados por los derrumbes en esa vía, la carretera al mar, como la conocemos). Luego se llega al muelle donde se aborda una lancha a motor que durante 60 minutos atraviesa la bahía hasta llegar a Juanchaco, uno de los pueblos más grandes de la zona. Ahí se toma un tractor hasta el siguiente pueblo, Ladrilleros. Pasados estos dos lugares, nos alejamos de la costa y se toma camino por la trocha (o la playa si la marea está baja). Dependiendo del ritmo, se atraviesa en una o dos horas. Al llegar al final de la trocha, se divisa un árbol con nidos colgantes de jicra y, al fondo, el mar brilloso. Hay que bajar un peñasco y caminar otro tramo. El caserío está hacia dentro. Las casas

En una fecha que no puedo recordar del año 2006, escuché por primera vez a Oscar Ruiz Navia -director y guionista de la película- hablarme de filmar en el alejado y desconocido pueblo de La Barra. A veces a la gente se le ocurren cosas titánicas. Ésta era una de ellas. Una cosa es rodar en la ciudad y otra, en la selva. ¿Cómo llegar hasta allá con cámaras, trípodes, luces, rollos de película, micrófonos? ¿De dónde saldrían la plata? ¿Cómo instalar a un grupo de cineastas citadinos? En La Barra no hay agua potable, no hay acueducto, no hay hoteles cinco estrellas... Se me venían a la mente recuerdos de “Fitzcarraldo”, una película filmada en el Amazonas peruano que relata el paso de un barco fluvial a través de la manigua; Herzog, su director, puede ser inspirador por su osadía al hacer este filme. Y quizás, así como este cineasta alemán, fue osado de nuestra parte hacer El vuelco del cangrejo en medio de “la nada”. De eso estoy convencida. {34}

Crónica . De cómo me convertí en una saltacharcos . Gerylee Polanco Uribe

El ambiente previo En una entrevista a un cineasta colombiano, Rubén Mendoza, leí que para él una de las etapas más difíciles al hacer su primera película fue la de mendicidad. Me encantó cómo nombró este momento, bastante largo, bastante deprimente, bastante estresante de toda película, el de la gestión de recursos. Para El vuelco del cangrejo hicimos todo lo que usualmente se hace: presentarnos a cuanta convocatoria nacional e internacional, solicitar el reconocimiento de proyecto nacional para conseguir los beneficios de la ley de cine, tocar puertas en las empresas de la región, hacer lobby en la Gobernación del Departamento del Valle y en las Alcaldías de Cali y Buenaventura. Pero nada resultaba. ¿A quién le interesaría financiar una película, de esas que llaman “independiente”, con estilo de “autor”? ¿Acaso sería rentable? En definitiva, poco atractiva comercialmente. ¿A quién? En ese momento, el del arranque, a nadie… Nadie tomaría nuestro riesgo. Estábamos solos. Pasaron casi dos años recibiendo negativas diplomáticas. El proyecto cinematográfico tenía acogida en las convocatorias de desarrollo y los encuentros de coproducción. Hasta ganamos un fondo internacional pero sólo daba

el premio una vez se había rodado el primer plano… ¿Pueden creerlo? Y así fue. Por eso, Oscar, más conocido como Papeto, me dijo: “Ya no aguanto más espera, la filmamos ¡ahora o nunca!”. Y yo le pregunté: “¿Cómo, si no tenemos un peso?”. Entonces me respondió: “Mi familia hará un préstamo en el banco”. Ante lo cual dije: “¿Cómo lo van a pagar?”. Papeto afirmó sin titubear: “Nos tenemos que levantar esa plata después”.

El préstamo cubrió los gastos de alimentación, hospedaje, latas de película virgen, materiales de arte y fotografía pero no alcanzó para los salarios. Para subsanar esto, asociamos a todos los miembros de equipo técnico y artístico a la película. Su salario fue su inversión. La pandilla –como le llamó Papeto a su equipo- empezaba a crearse. Con la complicidad de su familia para endeudarse y las apuestas de personas como Paola Pérez (Productora de Campo), Sofía Oggioni (Directora de Fotografía), Marcela Gómez (Directora de Arte), William Vega (Director Asistente), Santiago Lozano (Fotofija), Viviana Gómez (Foquista), Ana María Acosta (Diseñadora de Vestuario) y yo, fue posible fijar una fecha para el rodaje.

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Crónica . De cómo me convertí en una saltacharcos . Gerylee Polanco Uribe

Durante 40 días filmamos 88 latas de película S16mm. Nadie se enfermó aunque un perro mordió a Andrés Pineda, uno de los directores de fotografía y también coproductor de la película que aportó los equipos de cámara. Fueron cinco semanas. Filmamos con lluvia, con sol, con jején, con arena hasta en los calzones. ¡Filmamos! Había que celebrar… Y nuestras celebraciones fueron bautizadas por Karent Hinestroza –la actriz que interpretó a Jazmín- como el ambiente previo. Cada fin de semana de rodaje se encargaba el viche –la bebida local- y se reservaba el bailadero. El ambiente previo, decía Karent, servirá para continuar con lo que prosigue… Conforme pasaban los días, el de producción y arte y otra para el equipo cansancio se iba apoderando de de fotografía. Llegamos a La Barra, un todos, el agua escaseaba y el pueblo que no sólo nos abrió las puertas de presupuesto llegaba a su fin. A el sus casas, sino la de sus sentires, alegrías ambiente previo llegaba la gente del y pesares. caserío, los jóvenes y los viejos. En estas bailatas, las mujeres del rodaje Durante nuestro acuartelamiento fuimos aprendices del baile del cinematográfico, el país veía cómo se reguetón al estilo barreño e hicimos derrumbaban las pirámides de DMG1 nuestra la canción que estaba de y marchaban como río de gentes los moda: Colócate la chancla, que pueblos originarios indígenas en la Minga llegoooó el viche en la lancha… ¡Qué Social y Comunitaria2 . Los indígenas en rico es el viche! Ahhh… ¡Sabroso es puja… Marea muy alta. Los ahorradores en el viche! ¡Barato es el viche!… Pa’ quiebra… Marea muy baja. El año 2008 blancos y niches….Ahhhhh! finalizaba. Fue el mismo año en que un afroamericano, Barack Obama, ganó la presidencia de Estados Unidos y Fidel Castro entregó el cargo de la presidencia de Cuba a su hermano. Mientras esto sucedía, la pandilla escuchaba día a día la frase “por El día que desembarcamos en la favor” –en vez de “acción”- para iniciar la playa de La Barra nuestras maletas, filmación de cada plano. la cámara S16mm, los icopores, el primer mercado y hasta los huevos Mientras rodamos, las mareas y las lluvias para el desayuno se me dibujó modificaron el ya ajustado plan de rodaje. una sonrisa… La de mis adentros como dicen los orientales. No había 1 Corresponde al nombre de David Murcia Guzmán, un marcha atrás. Llegó la pandilla para empresario colombiano que estafó a miles de ahorradores a través de la figura de las pirámides. quedarse en el caserío, llegó a lo 2 Cerca de 50.000 indígenas del departamento del que sería hogar y locación de la Cauca, al sur de Colombia, atravesaron 120 kilómetros a película. Nos acomodamos en dos pie hastallegar a la capital del país para exigir el derecho casas vecinas, una para el equipo a sus tierras.

Mareas altas, mareas bajas

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En marea alta el registro sonoro se afectaba porque el oleaje es más crujiente que las voces de los actores. En marea baja era ideal filmar a lo ancho de la playa, pero la hora no coincidía con nuestro horario. La lluvia también causó sus estragos porque si no llovía, no había continuidad con algunas escenas y no había agua para bañarnos. La pandilla tuvo que sintonizarse con el ritmo del lugar.

La Barra es un lugar de esperas: la energía llegó hace tan sólo seis años, aún no se construye la carretera que comunicaría el caserío con Juanchaco, aún no se construye el acueducto, aún no se titulan las tierras ancestrales a las personas nativas. En La Barra esperan los turistas cada fin de semana, esperan el DVD de la película pues sólo la han visto una vez, esperan que vuelvan los pescadores… Esperan y quizás no pasa nada.

Yo no soy de aquí... Yo vengo Llegando... La pandilla no podía ocultar lo citadina que era, todos teníamos este kit: tarro de bloqueador y dotación de jabón “No Piquex” para espantar los mosquitos; sombrero, gorra, paraguas, mantas y camiseta de manga larga. En una escena en mar abierto, mientras filmábamos el plano, el motor de la lancha estuvo apagado. El baile de las olas, su vaivén, nos mecía sin cesar.

Era el ritmo de la mar. Algo que dista mucho del ritmo urbano. Muchos tuvieron mareo. Algunos vomitaron… La escena se filmó tan rápido como se pudo. Pensar que los pescadores pasan horas así, en ese vaivén, esperando que un pargo muerda el anzuelo.

Durante el rodaje, la jerga de la gente del caserío empezó a hacer parte de nuestra cotidianidad. La expresión “¡Haga el favor!” se convirtió en nuestro credo, porque todo el tiempo estábamos pidiendo favores: que nos prestaran el toldillo, que apagaran el radio, que no pasaran por ahí.... Entre otras expresiones, puedo recordar particulares maneras de nombrar algunas cosas: Allá no se dice se “rompió” el pantalón sino que se “tapió” (expresión frecuente durante el rodaje pues a Rodrigo Vélez -el actor que interpretó a Daniel- se le “tapiaron” los tres pantalones cafés de su vestuario). Allá no se dice “amarrar” sino “guindar”. Allá se le dice “paisa” a todas las personas que no son del lugar, incluso a nosotros, los de la película. Pero, sin duda, la expresión que más recordaremos de la película es del personaje de Lucía, quien en un tono que podría ser juguetón, regañón, azarador o desilusionador decía: “¡ayyyyy amigoooo, cómprele el almuerzo a mi mamá!”. Esta manera de llamar a la gente, amigo, rompe el hielo del encuentro por primera vez con con cualquier turista. Ahora me gusta decirle a mi gente así: ay amigoooo.

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No sé si esta película era la que necesitaba La Barra y sus gentes. Tal vez sí… Tal vez no. Ahora, dicen, van más turistas al pueblo en busca de lugar donde se filmó la película. A veces recibimos diatribas cuando un espectador piensa que no hemos hecho otra cosa que mostrar un pueblo olvidado y pobre. A veces recibimos aplausos cuando la crítica dice que hay mito y realidad en la cinta. Quizás esta película era necesaria para el cine colombiano, era lo que cada uno de los miembros de la pandilla necesitaba para fortalecer sus talentos. La película que habla desde lo periférico, llegó al centro. Siento que un parlamento logra dar una respuesta contundente al lastre de la esclavitud en nuestro país: Cerebro reclama al Paisa un profundo afecto agradezco lo que dieron al lugar en el mundo a través de la proyecto: Daniel Rodríguez, Jhonny Hendrix, frase ¡a mí no me diga ‘mi negro’ Diego Ramírez, Jhon Narváez, Alejandro Fábregas y Julián Laguna. que no soy ‘su negro’! Después de filmada la película, a la pandilla se sumó Gillaume de Seille, un productor francés que se enamoró de la historia en ese lugar llamado La Barra y se convirtió en nuestro coproductor con su compañía Arizona Films. También se unió Diana Bustamante, productora colombiana que como un hada La idea de que seamos una madrina siguió forjando la meta de finalizar El pandilla es originaria de su líder, vuelco del cangrejo. Lo más difícil lo habíamos Papeto, quien dijo que el cine que hecho: habíamos filmado… Y eso era la materia le gusta es de pandilleros porque prima. sólo con ellos uno puede lograrlo. Esta película fue un proyecto 100% nuestro, La pandilla estaba compuesta por hecho por la pandilla de manera austera para un grupo de jóvenes formados en lo que es el celuloide, aún tan marcado por la misma universidad, herederos de su misticismo en plena era del mundo digital. la tradición cinéfila del Caliwood, Hacer esta película nos hizo creer en que “otro” amantes del cine “periférico” (dícese cine es posible porque nos inventamos la del cine iraní, japonés, africano, manera de que existiera El vuelco del cangrejo. ruso, etc.), rigurosos, talentosos Nos inventamos un esquema de producción pero sobre todo amigos. Amigos con un equipo básico de 25 personas para de esos que se quieren porque sí, rebajar costos y generar intimidad a la hora de porque el destino los juntó y se rodar con los actores, en su mayoría, naturales. encuentran en cualquier andén. Sin Yo atravesaba cada ocho días la trocha con embargo, no todos llegaron al final. un cargamento de latas de película filmadas Varias personas nos acompañaron metidas en una neverita de icopor y por eso, pero por cuestiones del “destino” dicen me convertí en una saltacharcos, como tuvieron que irse; a ellos, con me bautizó Karent. Aunque también me

La militancia de la pandilla cinematográfica

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Crónica . De cómo me convertí en una saltacharcos . Gerylee Polanco Uribe

convertí en economista, porque aprendí a hacer planes de financiación, y hasta de abogada oficié, ya que tuve que aprender a redactar contratos.

Transfer a una luz Finalizado el rodaje, donamos a los colaboradores de la comunidad nuestras botas pantaneras e impermeables… A nosotros no nos harían falta en la ciudad. Nos queríamos ir sin deudas, así que algunos trabajos se pagaron bajo la modalidad de trueque: no teníamos efectivo, así que el camarote que nos hizo don Evelio, las banquitas que armó don Jaime, el armario que construyó don Epitacio, las ollas y hasta los toldillos nos sirvieron para saldar nuestros compromisos. La nevera que habíamos alquilado en Ladrilleros regresó a su dueño y los ventiladores que nos habían prestado también. Las casas donde vivimos quedaron desmanteladas. De regreso a Cali, extrañaba meterme dentro del toldillo a la hora de dormir y comer empanadita de camarón hecha por doña Ola, una de nuestras cocineras. De vuelta en la ciudad, la alegría de haber filmado nos entusiasmaba mucho pero la incertidumbre nos acechaba pues no sabíamos cómo íbamos a seguir. El préstamo se fue entre las manos del rodaje. No teníamos con qué

pagar el revelado de las últimas latas de película rodada, revelado que se hizo con el procedimiento más barato: transfer a una luz. Ya no teníamos nada más que este material filmado. Pero aún no podíamos hacer nada con la película solamente revelada, necesitábamos digitalizar el material para poder editarlo. Fue entonces cuando Guillaume, el productor francés, nos tiró un salvavidas. Y, acto seguido, tuvimos el apoyo de la casa posproductora, Efe-X, para iniciar el montaje.

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Crónica . De cómo me convertí en una saltacharcos . Gerylee Polanco Uribe

Era el primer semestre de 2009, Papeto hizo dos versiones de la película. Durante este periodo, el proyecto ganó dos fondos de apoyo cinematográfico, garantizando así el flujo de caja para la posproducción tanto en las actividades del montaje como del diseño sonoro. Vinculamos a Felipe Guerrero como montajista, quien trabajó desde Buenos Aires en una propuesta con base en lo realizado hasta el momento por el director. Salieron dos versiones más hasta que tuvimos que empezar a mandar la película a los programadores de festivales. Una vez cerrada la edición del filme, se oyeron opiniones, no tan alentadoras. El miedo invadió a la pandilla. El cine, como cualquier arte, está sujeto a los azares del “gusto”, lo que a veces resulta patético. Pero no había nada más que hacer, esa era la película. Sólo nos restaba confiar en lo que habíamos hecho como equipo, en la sencillez del filme y la riqueza simbólica de lo que narraba. Entre junio y agosto se finalizó el filme: corrección de color, mezcla de sonido y realización de créditos. En el scroll no podía quedar nadie por fuera (aunque quedó y presento mi sincera disculpa). Con Paola Pérez, la productora de campo, revisamos plano a plano la aparición de todos los extras y figurantes, aquellos que estaban por allá en “quinto plano”. Toda persona que aparezca debe dar su autorización. Por eso tuvimos que ir un par de veces más al

pueblo para hacer firmar los documentos que dicen: autorícese a perpetuidad y a través de todos los medios existentes y por conocerse… Imagínese la escena de la lectura de este papel a tanta gente a la que sólo pudimos darle las gracias por su aparición… Pero sin esos documentos, estaríamos en serios problemas legales. Fue en este momento, donde también se empezó el proceso de diseño de la imagen de la película, el afiche, la web, las postales, etc; ingresó a la pandilla el diseñador Kontra. También se asoció Jaime Manrique, jefe de prensa, que con su empresa Black Velvet hizo el trabajo de promoción y divulgación. El vuelco del cangrejo recibió la noticia: había sido seleccionada en “el festival de festivales”. El Festival Internacional de Cine de Toronto sería el escenario para la premier mundial de esta ópera prima. La película fue ubicada en la sección “Discovery”, la de los nuevos directores.

La hora de la alfombra La llegada del filme a un festival de talla mundial fue resultado de las gestiones de Diana Bustamante. Y como una cosa lleva a la otra, la película fue vista en el festival canadiense por uno de los programadores de La Berlinale-Festival de Cine de Berlín. A ellos también les gustó la película colombiana. Así, El vuelco del cangrejo fue programada en la sección “Forum”, una de las de mayor tradición en ese festival europeo que se caracteriza porque al final de la proyección hay “Q&A” (foro de preguntas) con el público, algo inusual en la mayoría de los festivales. {40}

M-appeal, agente de ventas, también dio un empujón para estar en la gran liga del cine. Por medio del trabajo de esta compañía, la película ha recorrido más de 40 festivales en muchas latitudes del mundo: desde Japón hasta el medio oriente pasando por Rusia y bajando a Brasil; algunos de éstos han tenido lugar en Jenjou, Sarajevo, Miami, Valdivia, Jerusalén, Vladivostok, Las Palmas, La Habana, Bélgica, Friburgo, Moscú, Milan, Houston, Madrid, Toulouse, Gramado, Lima, Londres, París, Bangkok, entre otros. En el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, el festival más antiguo de la región, fue donde obtuvimos nuestro primer galardón: Premio Especial del Jurado Ópera Prima. Luego, a los dos meses en La Berlinale, en una competencia con más de 30 películas de todo el mundo, para sorpresa nuestra y de todos, nos otorgaron el Premio de la Crítica Internacional FIPRESCI3.

no… Estos premios se han traducido en estatuillas, diplomas y en eso que llaman “good will”.

Atrapando cangrejos Casi nadie es profeta en su tierra y esta película no ha sido la excepción. Tres meses antes del estreno, la película no tenía asegurada su distribución. Teníamos las seis latas de 35 mm pero no teníamos dónde proyectarlas. Finalmente, logramos ponerla en salas comerciales en toda Colombia el 12 de marzo de 2010 después de la entrada de las empresas Cinecolombia y RCN Cine, las cuales cubrieron los gastos de la etapa de promoción: 10 copias, 30 trailers, publicidad en televisión y prensa.

En el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, el festival más antiguo de la región, fue donde obtuvimos nuestro primer galardón: Premio Especial del Jurado Ópera Prima.

Estos dos premios fueron el preámbulo de siete premios más; sin embargo, estos reconocimientos además de los aplausos y las felicitaciones, nos han traído desazón pues nuestras familias y la gente de La Barra creen que estos premios se materializan en estímulos económicos y pues debo decir que 3 The International Federation of Film Critics. Juana ficcion


Diseñamos una campaña de promoción que sensibilizara, acercara y motivara a ver la película: hicimos una serie de conversatorios en universidades y centros culturales de Cali, Medellín y Bogotá, emitimos el detrás de cámaras en la televisora regional, realizamos una exposición de las fotos fijas y desarrollamos un trabajo intensivo de prensa para tener presencia en impresos, radio y televisión. A pesar de todo lo que la película tenía en contra por ser catalogada como “de autor”, logró estar seis semanas en cartelera comercial y alcanzar 25 mil espectadores, una taquilla pequeña pero acorde a la cantidad de copias (aproximadamente 416 personas vieron semanalmente la película). Ocho meses después del estreno, realizamos una gira por los barrios populares de Cali con el ánimo de proyectarla en espacios callejeros y acercarla a otro tipo de públicos.

300 personas, entre nativos y turistas. Al finalizar, los niños dijeron: ¡Vuélvala a poner! ¡Repítala! ¿Cuándo van a hacer la segunda parte? Uno puede intuir el origen de esta pregunta pues El vuelco del cangrejo no es una película que deja moraleja y los espectadores, acostumbrados a otras narrativas más “redondas”, se quedan con ganas de saber el final de todo: ¿Qué le pasa al Paisa? ¿Daniel naufraga, muere, sobrevive? ¿Qué se hizo Lucía? La escena final donde cinco hombres empuñan su machete y cantan yo no soy de aquí, yo vengo llegando es una especie de sinécdoque de la lucha por el territorio entre los nativos y el foráneo; no vemos la acción del desplome de la cerca, la imagen se va a negro y sólo escuchamos la caída de los troncos. Pareciera que hay esperanza.

Mucho antes de la peregrinación de El vuelco del cangrejo por festivales y salas de cine, la primera proyección pública de la película fue en el propio caserío de La Barra. Llevamos un videobeam, tendimos un telón blanco sobre la pared de madera de una casa y nos facilitaron unos bafles para amplificar el sonido. Hicimos correr la noticia: en la noche del 9 de enero de 2010 se haría el estreno de la película que ahí había sido filmada. La gente fue llegando con su sillas plásticas tostadas por el sol o con los bancos de madera añeja. Otros se vieron la película sentados en el piso o de pie. Llegaron aproximadamente unas

Aquí… ¡viéndola! Pero para mí, la playa siempre está cambiando, nunca es la misma, como arena movediza se ahonda, se estira. Una sensación de cambio inminente y a la vez, de estancamiento. Eso lo sentí más fuerte en mi último viaje al caserío en Septiembre de 2010. Sentí que había pasado mucho tiempo. Los niños habían crecido, otros se habían ido, otros seguían en las mismas. La gente me saludaba y decía: Aquí…¡viéndola!… Me pregunto qué significa esto… ¿Será que les parece un milagro que haya regresado? Quizás sí… Trabajar en una comunidad no es cosa ligera. Hacer cine tampoco.

El mar rabioso se está llevando la playa de La Barra. Eso dicen sus moradores. {42}

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Novela [fragmento] . Colección de imágenes para masturbarse . Sol Colmenares Rodríguez

S

Colección de imágenes para masturbarse.

Sol Colmenares Rodríguez

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alomé, sin prisa, acerca a su boca una enorme taza de café negro mientras sigue con la mirada, a través del inmenso ventanal, los zeppelines anaranjados que anuncian la próxima apertura de la primera estación del metro en Bogotá. Por detrás del gran sofá blanco de cuero que ocupa el centro de su cubo se balancean las ramas de altas palmeras. La proyección es de excelente calidad: se trata de una de las últimas creaciones de Cymanborg que está siendo sometida a las pruebas finales de consumo de energía antes de ser lanzada al mercado. Los sencillos calzones de algodón de Salomé, sobre los cuales se reflejan y diluyen al azar óvalos grises y negros, contrastan con la piel cobriza de la mulata, con la mata de pelo negro cuyos rizos apuntan desordenadamente en todas direcciones y con el color alquitranado de sus pezones erectos. De las paredes del cubo, intercalándose con escenas marinas, penden en distintos tamaños pantallas que de pronto se iluminan. La voz de Vera se instala en la habitación blanca:

V

Las mujeres nos masturbamos mucho menos que los hombres.

S

¿Con la imaginación o con estímulos audiovisuales?

V

No. En solitario, sin nada, sin pantallas, ni audio.

S

¿Vos cada cuánto te masturbás?

V

Todos los días.

S

¿Cuántas veces al día?

V

Por lo menos una.

S

Y máximo ¿cuántas?

V

¿Cinco? ¿Seis? No sé.

S

Apuesto una de güisqui a que ayer te masturbaste más de cuatro veces. Juana ficcion


Novela [fragmento] . Colección de imágenes para masturbarse . Sol Colmenares Rodríguez

V

¿Vas a hacer una apuesta que depende de lo que yo responda?

V

.Era una foto bidimensional. Además, nunca conservo ese tipo de materializaciones. Su valor radica en el potencial que tienen para proveer imágenes estimulantes… es el principio de la no acumulación.

S

Si te masturbaste más de cuatro veces ayer, el güisqui es mío. Si te masturbaste menos de cuatro veces ayer, el güisqui es tuyo.

V

¿Qué te hace pensar que me masturbé más de cuatro veces ayer?

S

¿Podemos prescindir del discurso nueva era?

S

Dejaste las pantallas prendidas pendeja. Incluso conseguí hacer algunas fotos de tus trenes de lana.

V

Siempre pasa lo mismo con vos: tus intervalos de simpatía nunca duran más de cuatro minutos.

¿Y esa concentrada-casi-mística observación es la base de la apuesta?

S

No más interrupciones. Lo prometo.

Dos horas es un tiempo récord de observación… obviamente me aburrí. Cuando regresé, di una mirada de reojo y noté que algo había diferente… había un elemento nuevo; me demoré en descubrirlo. Alquilaste una película… insistes en los clásicos. Eres una romántica empedernida. Kubrick, Ojos bien cerrados, cuando aún se acostumbraba hacer largos. Debiste masturbarte más de cuatro veces.

V

Vi la película para actualizar mi banco de imágenes. Algunas ya estaban borrosas y había otras que quería cambiar. Me estoy cansando del sado-masoquismo, no encuentro muchas variaciones. El tipo con la máscara y los calzoncillos de cuero me da risa.

V

Mi colección de imágenes eróticas está caducando, Salo. No es que tengan un tiempo predeterminado de duración. Hace parte de la diversión observar con cuidado los periodos de vigencia de cada una, algunas nacen estranguladas y no duran mucho. Otras, que no prometen demasiado al comienzo, logran instalarse y se actualizan renovando su potencial de estimulación.

V

La película funciona como fuente, no es en sí misma estimulante, eso sería demasiado vulgar. No me masturbo ante un objeto o ante un intento de materialización de la realidad. Me masturbo en y ante la evocación de la imagen que construyo a partir del intento o del objeto o de una unión de ambos… ¿Vos creés que la masturbación es un vicio?

S

Ay qué poética. A ver, ejemplos.

S

No.

V

Creo que los primeros eran todos del tipo musculoso y bronceado. Oficiales de marina de los Estados Unidos.

V

¿No?

S

...

V S

¿De los Estados Unidos? ¿De dónde sacaste esa?

V

S

Encontré una foto en un mercado. Eran cuatro o cinco tipos dentro de la cabina de un avión. Sonrientes y hermosos. Me los imaginaba bañándose en duchas colectivas de losas blancas. En aquella época me bastaba con visualizar la redondez y dureza de sus nalgas para llegar. La candidez de mis once años no me permitía que dieran la vuelta. Siempre me mostraban el torso, las nalgas, la parte posterior de las piernas, la espalda. Algunas veces giraban, aunque nunca hasta quedar de frente.

S

Entonces, ¿no te masturbaste mientras veías la película?

V

¿Salo? ¿Salo? ¿? ¿Qué haces? ¿Por qué apagaste la cámara?

S

Tengo una estampita nueva. ¿La quieres?

V

¿Es buena?

S

Juzgá vos:

¿Te daba miedo descubrir que sus penes no eran tan portentosos como sus torsos prometían? {46}

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Novela [fragmento] . Colección de imágenes para masturbarse . Sol Colmenares Rodríguez

Entro en un salón amplio de techo altísimo, pisos brillantes y gordas columnas blancas. Huele a fresco. Es de mañana. Me lleva de la mano una mujer larga y esbelta de abundante pelo, bermejo como las densas cortinas que cuelgan de las paredes. Tiene un antifaz dorado sobre la que parece una nariz grande y tiene también una boca carnuda. Sus labios están hinchados, como si acabara de chupar algo con fruición. Sus dientes, aunque perfectos en sus formas, delatan su propensión a expulsar con fuerza ansiosas bocanadas de humo. Sus senos no son redondos, sus senos caen grandes como aguacates atraídos por la fuerza de la gravedad. Si te los llevaras a la boca, sentirías cómo se deshacen en ella, con la consistencia mantequillosa de la fruta cuando está bien madura. Su cintura es estrecha. Tiene el culo grande y las piernas firmes. Su coño no se parece a su boca. Pero al vérselo dan ganas de chuparla, meterle dos dedos por delante, buscando el fondo y meterle un dedo por el culo.

Las carcajadas de ella son contagiosas. También yo río e inclinando levemente la cabeza agradezco el buen espectáculo mientras noto que mi sangre se calienta al sentir que las manos de mi dulce anfitriona se entretienen en sobarme el culo. Más adelante, a la izquierda, una mujer blanca está atada de pies y manos sobre una mesa, su cuerpo es una X repasada por lenguas que se afanan entre sus piernas y su torso. Al fondo del flanco derecho, en el canto de la extensa pared, una morena corpulenta cierra los ojos y abre la boca en el momento culmen en que su savia se esparce dentro de la boca de la mujer que se sacude, que lame complacida por primera vez.

Eso pienso mientras ella me conduce por el salón. Camina despacio. Está desnuda excepto por el antifaz y los tacones altos, negros. Su piel es del color del aceite quemado. Camina despacio, como una reina. Rutilante. Cuando sonríe dan ganas de comérsela con todo y boca. Miro de reojo los pelos ensortijados de su coño, casi del mismo tono del pelo que lleva en la cabeza. Camina como una reina mamacita deliciosa- y mira hacia los costados, una vez a la izquierda; la siguiente, a la derecha, despacito, haciendo un lento barrido. Cuando mira a la derecha, me busca los ojos sin dejar de sonreír para comprobar el efecto que en mí tienen las imágenes que se suceden a nuestro alrededor, pero a mí la que más me atrae es ella. Para no decepcionarla finjo interesarme en los cuadros que se suceden a lado y lado. Aquí, a la derecha, un mulato bien formado, de piernas y pecho velludos, sentado en un mullido banco de terciopelo color vino tinto y patas doradas es devorado por una mujer blanquísima que cabalga sobre él con fuerza. El frenesí del arriba y abajo parece indicar que están cerca del estallido. Nos detenemos en frente de la pareja durante unos instantes. Las manos de él exprimen las blancas nalgas dejando marcas rosadas en ellas, su boca lame los senos en los que se dibujan mapas de azules arterias. Ganan en velocidad y ella tira de los negros cabellos de la cabeza de él pidiéndole más fuerza. Es evidente que ella está casi ahí, la lava desciende por el volcán y él, obediente, le da todo de sí, empuja dentro de ella y la alcanza en el júbilo que blanquea los ojos y cubre los cuerpos de sudor y los rostros de beatitud. {48}

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Poesía . A veces nos venimos conscientes . Carolina Camacho Lenis

Se me zafan los tornillos

A veces nos venimos conscientes

Si después la emancipación es un no, evitemos la trascendencia. Mi tímido empuñe emplumado se atreve al desboque; solía cubrir mis ojos con un despistado montón de barro

tosquedad, ademanes masculinos sin perder la feminidad, locura, extroversión y blanca piel; desnudé mis verdades implícitas hacia un prototipo fijo entreví el primer espejismo pensado como imaginado. Tras un sí, tu hermosa mano ansiosa buscaba dentro de mi ignoto bolsillo arrinconado, que no se deja ver ni sentir

Carolina Camacho Lenis los poetas amor mío, son unos hombres horribles unos monstruos de soledad. evítalos siempre comenzando por mí los poetas, amor mío, son para leerlos léelos. mas no hagas caso a lo que hagan en sus vidas

me parece hablas sin hacerlo, escuché un “cómame a mí que estoy más grande” ante un introductorio “cómase un calambre” creí oír la punta de tu portaminas coqueteándome en la posteridad de mi muslo, muy cerca de mi dulce breva pensé mi tímpano había recibido los exuberantes ruidos de tu perturbarte pezón rosa en la erizada habitación, tu excusa fue mostrar un bronceado para desparramar de costado la pelvis

Murito, Ilustración

Raúl Gómez Jattin

los estruendos pueden haber sido un querer hacer evidente las pícaras hondas hormigueantes, el revestimiento de una lengua coqueteándome, provocando y retorciéndose en húmedos aletazos violentos podrían ser sonidos desdoblados, espectros hechizando mi ánima o el caluroso hipnótico viento eléctrico de una bella mariposa púrpura y fuerte agitando sus alas; podría ser la breva del oráculo, con sus abrazos de algodón. {50}

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Gigantesca impunidad

La ignorancia ceñida al camino no alcanzó a voltear la sombra absorbió su cuerpo de un sólo paso un pie enorme se posó sobre ella haciéndole besar el suelo desde entonces, la ignorancia se arrastra buscando una salida ver la luz no ha podido voltearse reconocer a su agresor enfrentarlo.

Poesía . A veces nos venimos conscientes . Carolina Camacho Lenis

Transformar En Derredor A Eduardo Galeano en El Libro de Los Abrazos Rojo amarillo verde, un niño negro, piruetas, sol, latas hirvientes despiste diario de mochila llena de libros jóvenes neuronas exprimiendo sus florecientes jugos pensando esforzarse ante el porvenir.

Hurga la tierra con los dientes teñidos de mascar polvo, cenizas de los que fueron, el peso cortó su libertad un pie sin bordes una inmensa masa cargada de espaldas.

Ocultarse

Abrir los ojos y darse vuelta, nadie parece notar el exuberante ruido podría ser tocan una puerta como queriendo volcarla, de soslayo, todos los índices apuntan en una misma dirección, es el pequeño con sudor en su frente, vacío su protuberante vientre; te observa, esperando a-brazos extendidos.

La vida me ha puesto este rostro y las circunstancias que he pasado arrebataron el que tenía que fue el rostro con el que nací.

Las letras y los números son semillas necesario es hundirlas en la tierra el pie desnudo, impulsándolas con fuerza si se dejan sólo para uno, se pudren.

El rostro de ahora me lo ha puesto la vida cada parte de él fue construida en actos; después de ponérmelo, que difícil y doloroso quitarlo pues ha sido cosido con hilos tan fuertes los hilos del pasado los hilos del dolor los hilos de mi soberbia los hilos de mis vivencias el rostro que hay debajo de este es más sincero, más alegre, más optimista, menos tímido, más agradable, porque no ha tenido que estar expuesto al mundo. {52}

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Reseña GUIÓN . Detrás de confesión a Laura . Ana Arce

El guión -Confesión a Laura- recién publicado, es un esfuerzo liderado por el cineasta colombiano Víctor Gaviria. Durante su lanzamiento, en el marco del Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia 2010, en charla con Víctor, la guionista confesó las dos ideas que la inspiraron. La primera es el encuentro entre, por ejemplo, un vendedor de aspiradoras, que llega a una casa para ofrecer su producto y por un evento externo queda atrapado allí con la señora del hogar. La segunda es intrigar sobre lo oculto detrás de la ventana del apartamento vecino; si bien vemos a dos personas sentadas tomando café y conversando distantes, bajo la mesa pueden estar sus piernas enlazadas en caricias escondidas.

Detrás de

Confesión a Laura

Una Mirad a Indiscreta Ana Arce

el trabajo conjunto de Jaime Osorio como director y Alexandra Cardona como productora y guionista, Confesión a Laura, de emociones sencillas, profundas y humanas, es una obra que enriquece el cine nacional. En la historia, la diva Vicky Hernández y el actor Gustavo Londoño, encarnan a Laura y Santiago, dos vecinos de edad adulta atrapados en un apartamento con el Bogotazo de fondo, amenazante para quienes quieran escapar del encierro y la señora de él velando celosa la visita desde el otro lado de la ventana.

D

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Lo que le faltaba a Alexandra era ese hecho de fuerza mayor que los uniera, y como una revelación le llegó aquel 9 de abril de 1948 en Bogotá. Algo que siempre tuvo claro la guionista y que fue un gran acierto, es que estos hechos no entraran en la privacidad de las viviendas, pues se buscaba impedir la movilidad y mantener la tensión externa tan fuerte pero no mayor a la intimidad entre Laura y Santiago, en medio de su sobriedad de cachacos viejos.

Asombroso es descubrir que las calles y viviendas que escenifican esta película tan bogotana y fría, hayan sido tomadas en la linda y querida Habana, la de Celia. En ruana, sombreros y vestidos negros, bajo el calor que la Habana acostumbra, se nos hace creer que los acontecimientos allí narrados transcurrieron en la capital colombiana de mitad de siglo. Es una obra que sentimos profunda, sobria, bien hecha y nuestra. Aunque el mayor mérito de la cinta se lo lleve su guión, Confesión a Laura, estrenada en 1991, hace parte del legado innovador y motivante que tanto Jaime Osorio como el realizador caleño Carlos Mayolo -quienes abandonaron este mundo en 2006-, dejaron para los nuevos cineastas colombianos, por lo cual los recordamos con afecto y gratitud. Concluyo recomendándola para quienes disfrutan de la estética del cine negro, para la gente que madura, para recordar la historia del país, en un homenaje a Vicky o a Jaime, como análisis de guión y definitivamente porque se convierte en una producción de antología del mejor cine colombiano. Además, el deleite le llegará si es un cinéfilo paciente y no del género de acción y aventuras. Estará frente al deseo de hacer posible volver a pensar en el amar.

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Caramel

Reseña CINE . Caramel . Ana Carolina Arcila

Layale, una joven cristiana que vive con sus padres, es la propietaria del local y está enamorada de un hombre casado, representado por la bocina de su carro y el teléfono celular, símbolos del personaje ausente que representa y de una relación prohibida; Nisrine, una joven musulmana comprometida, cuyo futuro esposo ignora que ya no es virgen; Yamale, una mujer madura, divorciada y madre, obsesionada con la juventud por miedo a envejecer; Rima, una joven fuerte y rebelde, que transgrede la apariencia femenina; y Rose, una mujer entrada en años, que ha consagrado su vida al cuidado de su hermana mayor, Lili, quien padece un trastorno psicológico.

Ana Carolina Arcila Valencia

Dirección Nadine Labaki Países Francia y Líbano Año 2007 Duración 96 min Producción Anne-Dominique Toussaint Música Khaled Mouzanar Fotografía y montaje Yves Sehnaoui

L

a historia se desarrolla alrededor de un salón de belleza en Beirut, en el que cinco mujeres de diferentes edades, identidades sexuales y religiosas, comparten sus experiencias vitales, en un ambiente cargado de restricciones sociales y coerción hacia las mujeres. El salón de belleza se convierte en un territorio libre para expresar la intimidad, una amalgama de conflictos personales, atravesados por la solidaridad que surge entre un grupo de amigas en diferentes etapas de la vida, con problemas tan diversos y complejos como ellas mismas.

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Caramel es la ópera prima de la directora libanesa Nadine Labaki (Beirut, 1974), que obtiene su título en estudios audiovisuales en 1997, con un cortometraje “11 Rue Pasteur” con el que gana el premio al mejor corto en la bienal de cine árabe en París en 1998. Ha sido realizadora de video clips musicales en su país y cuenta, que debido a la guerra civil (1975-1990), creció viendo películas que alimentaron su deseo de hacer cine. En el contexto del cine libanés, cuya producción cinematográfica está dedicada principalmente al tema bélico, debido a las constantes guerras que han asolado al país, Caramel viene a ser una rara excepción.

Sobre este punto dice la realizadora: “Formo parte de una generación que quiere hablar de otras cosas, de historias de amor, por ejemplo, más en relación con nuestros sentimientos y experiencias que con la guerra”.

Caramel es un tejido del universo femenino, en el mundo árabe de la contemporaneidad, una mirada local de una cultura donde la vida de la mujer es vigilada y juzgada socialmente, de ahí que el lesbianismo sea sutilmente sugerido, pues aún en la actualidad, no es una conducta aceptada. Destacan las actuaciones frescas y espontáneas, con un buen casting de actrices naturales, las rítmicas escenas llenas de humor e ironía, que recuerdan a las películas de Almodóvar, de quien Labaki reconoce influencia; las atmósferas cálidas, coloridas y sensuales que reflejan una delicada puesta en escena. El caramelo al que la película debe su título, es una mezcla de azúcar, zumo de limón y agua, con la cual se forma una pasta que tradicionalmente se usa como método de depilación corporal y que sirve de contrapunto para expresar la ritualidad de una comunidad de mujeres, de sus identidades en plena desnudez.

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Frankie y la boda

Reseña LITERATURA . Frankie y la boda . Catalina Henao García

Pero los diálogos repetitivos, los juegos infantiles y el encierro en la cocina la aburren, y un día en la feria siente que los fenómenos la miran como si la conocieran. Siguiendo las recomendaciones de Berenice de preocuparse por verse linda, Frankie cambia sus pantalones cortos y su chaleco por un vestido y cambia su nombre a Francis.

Catalina Henao García

Cuando Francis recibe la notica de que su hermano Jarvis, un soldado estacionado en Alaska, se casará con su prometida Janice, Frankie siente que tendrá la oportunidad de ser parte de algo cuando les pida que la lleven con ellos a viajar por el mundo.

Nombre The Member of the Wedding// Frankie y la boda Año 1946 Autora Carson McCullers

Dejará de ser solo “yo”; ellos serán el “nosotros” de ella. Y aunque Berenice le advierte lo descabellado de su plan, Francis empaca sus cosas y un día antes de la boda, se pone su vestido de Satín y sale a contarle a la gente de su pueblo que ahora se llamará F. Jasmin Addams y será miembro de la boda.

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n medio del verano sofocante, en un pueblo al sur de Estados Unidos, Frankie Addams, una adolescente de apariencia descuidada, huérfana de madre, anhela pertenecer al mundo que la rodea. Quisiera ser un soldado e ir a la guerra pero las mujeres no van a la guerra, quisiera ir a la Cruz Roja a donar sangre para los soldados, pero es demasiado joven. Frankie se pasa las tardes en la infernal cocina de su casa con Berenice, la cocinera negra y John Henry West, su primo de seis años, o va a la feria a ver los fenómenos.

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En el marco de la segunda guerra mundial, Carson McCullers captura la frenética transición de una niña a la adolescencia. La atmósfera, meticulosamente descrita, nos introduce en la desesperación y la angustia de Frankie por pertenecer a un mundo lleno de obstáculos y limitaciones. Sus personajes—a la vez grotescos y conmovedores—, tienen el poder de despertar gran pasión y fascinación en quien lee ésta y otras novelas de la autora.

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Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpetta

La enfermedad se utiliza a menudo como metáfora en discursos políticos, sociales y económicos, y así mismo la medicina proyecta alegorías bélicas sobre el cuerpo del enfermo. ¿Hasta qué punto son efectivas y hasta qué otro son restrictivas para explicar la enfermedad? ¿Hasta qué punto pueden ser convenientes para el médico pero nocivas para quien enferma?

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Para Claudia como para el Doc, para las medicinas alternativas o complementarias como también para algunos enfoques de la medicina convencional1 , el origen de la enfermedad est en la mente y su manifestación es una manera del inconsciente de llamar la atención sobre aspectos internos no resueltos. La enfermedad es una metáfora. Pero… ¿cómo interpretarla? ¿Quién tiene el discernimiento y la compasión para hacerlo sin que su juicio, enmarcado en sus propias creencias o criterios, termine siendo un decreto negativo en la vida propia o en la del otro?

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La enfermedad como metafora

EN TRÁNSITO --Viene de la pág.15-

Aliado Militar, Bio-politico o Medico? Cuando estaba en la clínica, un amigo me envió un libro que se convirtió para mí en una especie de vademécum de los alimentos como medicina, y que me permitió también entender aspectos científicos de la enfermedad: “Anti Cáncer, una nueva forma de vida”, del neurólogo y psiquiatra David Servan Schreiber quien lo escribió desde la experiencia misma de curarse de un tumor cerebral recurriendo a la alimentación, a la actividad física, a las técnicas de respiración y a un cambio de actitud frente a la vida como terapias complementarias a la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía que había recibido. En su libro, para explicar cómo “librar la batalla contra el cáncer” con alimentos que inhiben la angiogénesis (o reproducción de los vasos sanguíneos), Servan recurre a la metáfora de la victoria de Zukov en Stalingrado, durante la II guerra mundial, cuando el ejército ruso, en completa desventaja con el ejército alemán (por el número, edad y preparación de sus soldados) logró hacer capitular a Alemania cortando las líneas de abastecimiento de suministros destinadas al ejército del general Paulus:

“Stalingrado representa un momento decisivo de la Segunda Guerra Mundial. Marcó el comienzo de la retirada del cáncer nazi en todos los rincones del Viejo Continente.” 1

Como son la Psiconeuroinmunobiología y la Medicina Familiar.

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Cuando lo leí, entendí clarito que atacando los vasos sanguíneos (procedimiento

que se le ocurrió aplicar en el tratamiento contra el cáncer a un cirujano militar, inspirado en la victoria de Zukov) se asegura cortar con el suministro de alimento para el cáncer. Y también sobre-entendí que el nazismo es un cáncer; que el cáncer como nazismo implica un genocidio en el cuerpo y que su eliminación implica una guerra… No pude evitar trasladar la metáfora a mi médula ósea y pensar que ésta podía ser concebida por los médicos como un campo de batalla, un campo minado, un campo invadido. Que siguiendo esa misma línea semiótica, tal vez debía asimilar al médico con un aliado militar que enviaría refuerzos para atacar la enfermedad, enemigo mortal que invadía en silencio el territorio de mi cuerpo…. Que en todo caso la lucha contra el cáncer es un sinónimo de guerra, y que en ese sentido quizás, como dice mi abuelita, es peor el remedio que la enfermedad. Sí, una metáfora deja mucho que pensar... Como éste, o como en el caso del cáncer de piel al que se denomina hoy el holocausto del siglo XXI, son innumerables los ejemplos en los que se proyecta la metáfora bélica- y particularmente la mayor de todas: el nazismo- en el discurso médico para explicar el comportamiento de la enfermedad y la acción de los diferentes fármacos; así como se ha vuelto común que periodistas y figuras públicas apelen a la alegoría del cáncer, como también del SIDA, para ilustrar la gravedad de una situación social o ambiental en extremo amenazante, degradante y mortífera:

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“La pobreza es un verdadero cáncer en las sociedades, no solamente porque significa condenar, en nuestro país, a casi tres millones de chilenos a vivir por debajo de la línea de la dignidad, que es lo que nosotros llamamos la línea de la pobreza. Además, genera problemas de fondo en el desarrollo de las sociedades, en la calidad de la democracia y la paz social, incluso en el potencial de desarrollo. Por eso nos hemos propuesto terminar con la pobreza extrema durante nuestro Gobierno, insertar las bases para que Chile logre, antes que termine esta década, dejar atrás el subdesarrollo y derrotar la pobreza. No es una meta imposible; es ambiciosa, pero absolutamente factible.(…)” 2

prendido por la coincidencia con el punto de vista que desarrolla Susan Sontag en “La enfermedad y sus metáforas”, me presentó ese ensayo. Me di a la tarea inmediata de buscar el libro. Sontag , quien luchó contra un cáncer durante muchos años y finalmente murió a causa de éste, se propuso en ese ensayo desmitificar las enfermedades que por su origen misterioso como el cáncer, se vuelven polisémicas. Y sí. Entre las metáforas que la autora critica, está la del cáncer como recurso discursivo de los políticos:

“Decir de un fenómeno que es como un cáncer es incitar a la violencia. La utilización del cáncer en el lenguaje político promueve el fatalismo y justifica medidas “duras”, además de acreditar la difundida idea de que esta enfermedad es forzosamente mortal” 3

La enfermedad se usa a menudo como referente para hacer análisis, o mejor, diagnóstico social. En el caso del discurso del presidente de Chile Sebastián Piñeros, decir pobreza, decir subdesarrollo = a decir cáncer y decir cáncer = a decir condena vergonzosa e indigna. Frente a esa construcción de la realidad, decir presidente = decir biopolítico, o decir médico de un país. Bueno, en Colombia también es común que los biopolíticos nos insulten y nosotros los elijamos…

Estoy de acuerdo con Sontag en que el cáncer, por toda esa realidad terrorífica que se ha construido a su alrededor, se vive muchas veces como una etiqueta, un estigma, un inri, que puede paralizar o dominar las fuerzas de cualquier paciente. He sabido de personas que han vivido durante años ignorando el desarrollo de un tumor, pero que al conocer el diagnóstico o pronóstico reaccionan tan impresionadas que su sistema inmunológico reduce sus defensas naturales ocasionando la progresión súbita de la enfermedad o un paro cardiaco. Así, el diagnóstico o pronóstico de un cáncer puede ser nocivo para la salud. Y en ese sentido, si existe el término placebo, ¿por qué no decir que puede operar como un nocebo?

El tema me daba vueltas y vueltas en la cabeza…hasta que un día escribí una reflexión sobre la enfermedad como metáfora. La compartí con un amigo y él, sor2 Entrevista al presidente de Chile Sebastián Piñera. Tomado de: http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Nos/ hemos/propuesto/terminar/pobreza/extrema/anoselpepusocdmg/ 20110306elpdmgrep_6/Tes

3 La enfermedad y sus metáforas. Sontag Susan. Traducción de Mario Muchnick. Edición Debolsillo. Pág. 98 Barcelona -2008 {62}

Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpeta

Fue por ese mismo terror, que nunca pregunté a mi hematólogo cuál era mi pronóstico, ni qué era lo que a ciencia cierta tenía, hasta muchos meses después de haber pasado la crisis. De todas formas, las estadísticas no han significado mucho para mí, pues esas cifras nunca podrán decirme dentro de qué porcentaje estoy yo.

Mea Culpa o Mea Responsum? En mi primera cita de control, mientras el Doc me tomaba la presión arterial y mantenía la mirada en la aguja del manómetro, me preguntó:

-¿Y cuénteme Lili, qué piensa usted de todo esto? -¿Qué pienso de qué? Le pregunté desconcertada. -¿De todo esto que le ha pasado? -Nada, no pienso nada-le respondí sin vacilar- Porque si pienso me embolato. -¡Excelente! – Exclamó, y por primera vez me miró, como si de repente yo hubiera emergido para él de una dimensión desconocida. Desde mi primera hospitalización, esa fue siempre mi más clara determinación. Había decidido no conjeturar, no pensar y vivir el Aquí y el Ahora. Aceptar la enfermedad… aunque no faltaran los comentarios moralizantes como el de una mujer que se atrevió a preguntarme a bocajarro si ya había resuelto mis problemas con mi madre, pues era evidente que la leucemia como enfermedad de la sangre, manifestaba dolores no expresados en la relación

con los padres; o me enviaran libros del tipo “La enfermedad como camino” , un best seller en su género desde su primera publicación en 1990, que a manera de diccionario de patologías relaciona cada enfermedad con una emoción específica reprimida. Leí la introducción y le encontré sentido a su argumentación. Luego abordé el índice y obviamente fui al capítulo que pensaba quizás podría aportarme algo: “El sistema de defensa”. Me di a la tarea de terminarlo, pero una vez detectado el tono de superioridad, de superados o he de decir mejor de Super hados, no vacilé en tirar el libro al tacho de la basura. Luego lo recuperé, sólo para reciclar esta cita con la que termina el capítulo aquel:

“(…) no sorprende que en muchos casos las alergias puedan degenerar en autoagresiones que llegan a ser mortales, en las que el cuerpo de estos individuos, ¡ay!, tan delicados, libra largas y encarnizadas batallas en las que acaba por sucumbir. Entonces la resistencia, la autoexclusión, el autoencapsulado alcanza su plena realización en el ataúd, cámara exenta de todo alérgeno.” 4 Sontag , además de las metáforas bélicas, cuestionaba también la psicologización del cáncer que suele asociarse con la contención de los sentimientos o de la sexualidad, o como resultado de duelos mal elaborados, contraponiendo las teorías que en el siglo XIX asociaban esta enfermedad con justamente lo contrario: la falta de moderación en las emociones y una vida hiperactiva e hiperproductiva.

4

Dethlefsen y R. Dahlke.La Enfermedad como

Juana ficcion Camino. Plaza & Janés editores, S.A .Barcelona. 1989


Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpeta

{64}

Sontag, apelando a que se desmitificara el cáncer y el SIDA, abogaba por no realizar interpretación alguna sobre ellas:

“…Siempre vale la pena cuestionar el viejísimo proceso, aparentemente inexorable, por el cual las enfermedades adquieren significados (reemplazando a los miedos más arraigados) e infligen estigmas, un proceso que por cierto parece menos creíble en el mundo moderno (…)” 5 Y sin embargo, desde este otro extremo, ¿cómo pedirle a un ser humano que no interprete? ¿Cómo evitar que construya símbolos frente a la muerte? ¿No es eso lo que nos diferencia de otros animales: nuestra capacidad de otorgarle un sentido a la vida y a sus finales, escribiéndole, cantándole, danzándole? Sontag confrontaba incluso la idea romántica que frente a la muerte, la persona enferma se hace más consciente… ¿No hay de alguna manera un llamado filantrópico en su intención de dejar como legado en sus ensayos una mirada más pragmática sobre la enfermedad, para que las personas no vacilen en optar por los 5

tratamientos que (desde su punto de vista) han probado su eficacia y no caigan así en manos de farsantes? En realidad, una vez se está enferma, no hay necesidad de cuestionarse mucho para entender las actitudes y hábitos que le conviene a una cambiar, en caso de que eso sea lo que haya que hacer. Por eso creo que sólo a la persona que vive la enfermedad le corresponde, más que interpretarla, darle un sentido, un para qué, y construir un relato, o escoger con discernimiento las personas que le puedan ayudar a hacerlo.

Mi historia clinica en la historia medica de la enfermedad '

Es como si fuera dado que el cáncer expresa, de acuerdo con una lógica literal y gráfica, la represión de una emoción específica: del cáncer de seno se dice que es una enfermedad de monjas; y de los miomas y tumores en el útero u ovarios de las mujeres se dice que revelan conflictos con la propia feminidad. Pero así mismo, frente al diagnóstico de una úlcera es probable que alguien interprete que al enfermo se le pasó la mano siendo muy ácido consigo mismo, en el sentido de autocrítico... como se lo dijo un médico bioenergético a un amigo. Y puede ser que mi amigo de vez en vez se diera látigo por algo, como muchos, pero al mismo tiempo nunca antes tuvo problema en comerse una costillita de cerdo engusanada, fumar más de una cajetilla diaria, tomar café como descocido y amanecerse ebrio todos los fines de semana. Y aún así, ¿cuánta gente vive de igual forma y no le da ni gripa? ¿O cuántos seres elevados espiritualmente como el monje A ciencia cierta nunca lo sabré. Ajahn Chah o Khrisna Murti mueren Sí. Parece inevitable que frente al suceso luego de una larga y dolorosa enfercatastrófico, uno se haga las preguntas ¿Por medad? qué a mí? ¿Por qué esto? ¿Por qué ahora? y dé con respuestas que desemboquen fácilmente en el sin sentido de la vida, y que ese Pues no. No comulgo con muchos sin sentido conlleve muchas veces una idea de esos juicios hechos a la ligera y del mal; o con respuestas que lo signifiquen con ademanes de sabedor, tan cotodo, y que ese sobre sentido conlleve la munes hoy como la expresión ésta de “somatizar”. No sólo me parecen ilusión de control de todos los aspectos de nuestra vida. Pero… ¿hasta qué punto poinútiles sino peligrosos. De cara a la muerte, podemos devenir vulnerables, demos ser completamente responsables de blandos, sugestionables. Además, las todas nuestras acciones, esas que definen respuestas posibles al “por qué” de la nuestro estilo de vida? ¿Hasta dónde soenfermedad siempre son más de una mos libres para realizarlas? ¿Hasta dónde y pueden bascular fácilmente entre la nuestras decisiones son nuestras y no están determinadas por ciertas condiciones de responsabilidad y la culpa: ¿Fue una vida que parten desde haber nacido como situación anímica de rabia, de trishombre o como mujer en la familia, en el teza, de confusión que se dilató por lugar, en el país y en la época en la mucho tiempo? Sí, desde mi propia

que nacimos? ¿Podemos controlar todos los aspectos de nuestra vida? ¿Se puede vivir evitando morir? ¿La vida no se trata justamente de eso: de aprender a morir antes de morir? ¿Morir a una identidad, a una relación, a un lugar, a una pasión, a un discurso, a un rol, a una costumbre?

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experiencia, desde mi encuentro con otras, sé que la enfermedad puede tener como detonador una falta de inspiración prolongada más allá de su propio límite. Negarlo sería como afirmar que nuestras emociones ocurren desconectadas de nuestro cuerpo: sería como decir que en la conmoción del amor, nunca hemos sentido mariposas en el estómago o una sensación de vértigo que nos afloja las corvas; o que presas del miedo nunca se nos han enfriado las manos, se nos ha empalidecido la cara o se nos ha acelerado el corazón. Pero también pudieron ser las antenas de telefonía móvil que tienen instaladas en su patio mis vecinos, o los gases de los bombillos larga vida que se han quebrado en mi casa, o tanto pan y tanto queso que me he jartado, o los traumas de niña que no han faltado, o el calostro de vaca que me habían administrado… ¿Cuál de todas? ¿Todas las anteriores? (En ese caso podría cantar a voz en cuello como lo hiciera Hector Lavoe ¡Todo a tíííí, te da cáncer!...) O más bien ninguna…No sé. No hay una sóla verdad.

Cada dos meses voy a cita de control con el hematólogo, y cada vez es como un déjà-vu: El Doc sentado frente al computador me saluda de mano sin casi levantar la mirada de sus papeles o computador. Saca el folio III de mi Historia Clínica (un armatoste que serviría para trancar una puerta). Me pregunta¿Cómo ha estado?- Le digo bien y agrega -excelente-. Le entrego los resultados de los hemogramas, los ve y empieza a chulear el número de leucocitos, el porcentaje de neutrófilos, la cantidad de hemoglobina y el recuento de plaquetas. Luego me conduce a la camilla, me toma la presión y finalmente me hace subir a la báscula. Mientras llena los datos correspondientes en el computador, yo le voy haciendo preguntas que poco a poco nos llevan a discusiones filosóficas sobre la vida y la muerte:

Sontag Susan. La enfermedad y sus metáforas. El Sida y sus metáforas. Edición de bolsillo. Barcelona. 2008. Pág. 205

Juana ficcion


Al principio de mi carrera yo sentía que si moría un paciente, se me moría a mí. Y cuando ingresaba en Urgencias con el grupo de estudiantes practicantes que tenía a mi cargo, me atrevía a dar por muerto a paciente mientras pronosticaba la clara recuperación de otro. Pero el día siguiente me demostraba que la duración de una vida no puede estar en mis manos. O sabemos, por ejemplo, que cuando los promielocitos no maduran lo suficiente para convertirse en neutrófilos es que se desencadena tu enfermedad, pero de ahí para atrás: ¿Qué es lo que hace que eso ocurra? Frente a esos misterios es que yo me pregunto: ¿Cuál es la mayor probabilidad probable? Morir. ¿Cuál es la mayor improbabilidad improbable? Nacer. Frente a lo primero no nos queda más que respeto. Frente a lo segundo, humildad. Y frente a la vida, responsabilidad infinita. Cuando yo empecé a abandonar ese lugar de salvador, dejé de ser tan soberbio y empecé a acompañar más a mis pacientes.

sonríe más de lo que deja ver la nube de su responsabilidad en el hospital. Esa es la medicina por la que yo voy a su consultorio. Una vez la recibo, él imprime el resumen de mi historia clínica, la orden del siguiente hemograma y cada tres meses la orden del Vesanoid, seis cápsulas que me tomo diariamente durante quince días de algo que mi cuerpo recibe como una sobredosis de vitamina A. Me entrega, guarda una copia en mi expediente, me despide de mano y cierra el memorial aquel en el que sigue registrando como enfermedad actual el LPA (en remisión), aunque no me sienta enferma, aunque no me duela nada. Aunque luego me encuentre con el hematólogo del consultorio vecino y me diga con su tonada paisa:

¿Oíme vos, y por qué te ves tan repugnantemente sana? Para mí, más que mi historia clínica, ese legajísimo recoge el seguimiento hecho a la Leucemia Promielocítica Aguda durante su alojamiento en mi cuerpo. Según las estadísticas y el Doc, la enfermedad se cura totalmente si no vuelve a manifestarse dos años después de haber finalizado el tratamiento. ¿Cuál de todos? Así como nunca sabré cuál fue la causa exacta que detonó mi enfermedad, tampoco sabré cuál es ese tratamiento que me tiene repugnantemente sana. Sólo sé que el elemental de mi cuerpo guarda una memoria primigenia que ha regenerado todo mi cosmos celular… y que mi opción ha sido hacer todo lo que esté a mi alcance para preservar mi vida con sentido, confiar en mi destino y en algo más grande que el universo mismo.

Por mi parte, creo en la actitud impaciente del paciente que busca recuperar su poder personal y hacer todo lo que esté a su alcance para conservar una vida con sentido, que confía en el médico como acompañante, y en el misterio de la vida que ha hecho coincidir ambos destinos. Así es como el encuentro con el Doc deja de ser mecánico, rutinario, para volverse más humano. Su disposición se vuelve más abierta, más suelta, más emotiva. Sólo así logro que me mire a la cara y que me permita recordar su dentadura perfecta, pues realmente {66}

Ensayo . En tránsito . Liliana Hurtado Scarpeta

Mi verdadera historia clínica está en estas páginas, en la memoria de mi relación con Morris-el Dr. Panza-, con Claudia, con el Doc, con Carlitos y con todos y cada uno de los que agitaron santos, desempolvaron camándulas y alumbraron vírgenes mientras yo sentía que mi cuarto en la UCI se convertía en un bosque en medio del cual me sostenían el canto de tierra de un tigre, de una serpiente y de un perro sobre los que revoloteaba en círculos un águila. Así fue como viví la enfermedad: como una búsqueda de visión que devolvió cada uno de los aspectos de mi vida a su justo lugar de importancia y en la que el amor – como lo dice el Dr. Jorge Carvajal- ha sido la verdadera medicina para crear, recrear, procrear salud: El amor que lo cura a uno de todos los miedos, que le enseña a recibir, a darse, a entregarse, y a aceptar la vida como llegue. En junio de 2011 terminé con el Vesanoid y aún me faltan dos años más de seguimiento a la LPA y quizás toda una vida por delante y por detrás, o tal vez sólo por detrás…

Juana ficcion Juana ficcion


Liliana Hurtado Scarpetta {Cali, 1974} Comunicadora Social de la Universidad del Valle. Investigadora, pedagoga, ilustradora y realizadora audiovisual. Actualmente dirige el taller “empelicúlate” de alfabetización audiovisual juvenil. Docente de sistematización de proyectos sociales en medios de comunicación. Dirige el proyecto documental En tránsito. *** Juliana Carabalí Giraldo {Jamundí, 1981} Realizó estudios de Arte Teatral en la licenciatura del Instituto Departamental de Bellas Artes, Cali. Actriz. Cursa actualmente una maestría en Teatro en la Universidad de Rennes 2, en Francia. ***

Caro Lenis {Cali,1985} Psicóloga, con P, nunca lo ha escrito diferente. Relatora de historias callejeras, urbanas. Espíritu primario y antojadizo. ***

Gerylee Polanco Uribe {Cali, 1979} Comunicadora Social -Periodista de la Universidad del Valle. Productora e investigadora en audiovisuales. Gestora de proyectos pedagógicos en fotografía y video. ***

Andrea Riviere {Bogotá, 1978) Literata de la Universidad de los Andes y Maestra de Estudios Culturales Latinoamericanos y Espanoles de la Universidad de Londres. Gusta de la felicidad, no gusta de la guanábana. Estatura: promedio. Medidas: 90-60-90 ***

Ana Carolina Arcila Valencia {Cali, 1978} Licenciada en artes escénicas y bailarina de danza contemporánea. Amante del cine y la calle ***

Catalina Henao García {Cali, 1987} Escritora en proceso de formación. Apasionada por la lectura de cuentos y novelas. Amante de la buena música, el baile y la holgazanería. ***

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Lucía Ventura Díaz {Cali, 1987} Vive en Santiago de Cali y participa de sus noches como si las calles fueran su habitación. Ya tiene una deuda con el ICETEX y no ha terminado sus estudios de comunicación en una presunta universidad privada. Escribe sólo en casos de extrema catarsis y cuando se ve obligada ante las responsabilidades académicas.

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Ana María Arce {Manizales, 1983} Dedicada a sus pasiones, las lenguas y el cine. Es traductora, intérprete y docente de español, francés, inglés e italiano. También es gestora, investigadora, promotora y difusora audiovisual. Pertenece a la Asociación Internacional de Films Animados -ASIFA- Capítulo Colombia y a la Fundación Cinelibertad Arte Audiovisual. ***

Carolina Camacho Lenis {Cali, 1985} Licenciada en lenguas extranjeras en la Univesidad del Valle. Ganadora del Primer Puesto en el concurso Poesía con Los Brazos en Alto. Ganadora del concurso Poesía en la Boca de Eros (2007). Finalista en el VII Festival Internacional de Poesía de Cali (2007). ***

Sol Colmenares {Ocaña, 1976} Profesora Universidad del Valle. Su principal interés es escribir y publicar mujeres. ***


Convocatoria Si escribes o dibujas o diseñas o ilustras... Envíanos tus propuestas para ser parte del próximo taller de escritura de JUANA FICCIÓN. juanaficcion@gmail.com o búscanos en facebook: Juana Ficción Juana ficcion



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