#15 Josep Brangulí 1905-1935

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CUADERNOS COLECCIONABLES DEL MUSEO

JOSEP BRANGULÍ 1905-1935

#15 28 NOVIEMBRE 5 MARZO 2017

CONCURSO DE NATACIÓN ORGANIZADO POR EL CLUB NATACIÓN BARCELONA Y EL BRUSSELS SWIMMING AND WATER POLO CLUB. PUERTO DE BARCELONA, 1913

La exposición que se muestra en las salas del Museo Universidad de Navarra procede de la muestra titulada Brangulí, presentada por primera vez en noviembre de 2010 en las salas de Fundación Telefónica, en Madrid. A diferencia de aquella, su corpus está centrado en el periodo 19091935, la etapa más fructífera del fotógrafo Josep Brangulí, y elude su producción durante y después de la Guerra Civil española, que coincide con el comienzo de la actividad de sus sucesores. Josep Brangulí Soler, fotógrafo barcelonés, nacido en Hospitalet de Llobregat el 14 de septiembre de 1879, es el iniciador de una saga de fotógrafos a la que se sumaron sus hijos Joaquim Brangulí i Claramunt (1913-1991) y Xavier Brangulí i Claramunt (1918-1986). La firma Brangulí fue la marca bajo la que esta familia de fotógrafos mostró siempre sus trabajos. Tras la muerte del padre, acaecida en 1945, sus hijos continuaron el desarrollo de la marca Brangulí hasta finales de los años setenta. El archivo Brangulí consta de alrededor de un millón de negativos de distintos formatos, además de miles de

fotografías en papel y materiales fotográficos y administrativos muy diversos. Fue adquirido a la familia por la Generalitat de Catalunya en 1992 para ubicarlo en el Arxiu Nacional de Catalunya, conscientes del valor documental, fotográfico, sociológico e histórico del mismo. Para la creación de la exposición fue necesaria la visualización y selección de alrededor de medio millón de negativos, que son los que corresponden a la mano de Josep Brangulí. Los tirajes fotográficos de época sobre papel que han sobrevivido, de tamaños entre 9 x 12 y 10 x 15 centímetros, son los del archivo de explotación de su empresa. Estas copias fotográficas están efectuadas de forma rápida y sencilla, utilizando planchas de contacto. Consecuentemente, no es una colección de fotografías concebidas para su exhibición, sino el registro de todo el trabajo del fotógrafo, organizado con fines comerciales y de acceso a los contenidos de los negativos. Los tirajes que se despliegan en esta exposición son por tanto actuales, realizados a partir de la digitalización de los negativos originales (que se conservan en el Arxiu Nacional de Catalunya) e impresos sobre papel de MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA


FIESTA DE LAS MODISTAS. BARCELONA, 1934

algodón. Esta puesta al día de las imágenes del autor, destinadas ahora al público de hoy, permite vislumbrar la gran calidad que mantienen estos materiales fotográficos, ya casi todos en desuso. Los criterios de exhibición que adoptamos inciden en las normas que la ortodoxia museística permite dentro de los usos contemporáneos. El modelo al que siempre acudimos en nuestra práctica de recuperación de un autor necesita obligatoriamente la interpretación de su archivo. En esta exposición hemos respetado la estructura temática del archivo que el propio autor diseñó. Para ello presentamos la muestra conformada por distintas series, tal y como Brangulí había señalado y separado dentro de su archivo. Esta riqueza archivística, junto con los muchos datos contables y administrativos que posee, no nos proporciona, sin embargo, certezas de cómo y de qué forma comenzó a fotografiar Josep Brangulí. Brangulí estudió en la Escuela Superior de Comercio de Barcelona, donde también recibió clases de química, dibujo y grabado; esta última materia la impartía su padre, que ejercía este oficio. Su primer trabajo, en el año 1898, fue como dependiente de la empresa Antonio Bosch, relacionada con corredores de cambio y actividades bursátiles. En los siguientes años lo veremos trabajando para empresas comerciales del entorno cubano y en la representación de vinos de la bodega Vicente Alberti & Cía, del Puerto de San2 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

ta María. A la vez, advertimos su relación con el ambiente cultural de la ciudad: en 1903 se une a la sociedad literaria Niu Guerrer y un año después se hace socio del Círculo de Bellas Artes de Barcelona. Este periodo inicial del siglo XX supone la expansión de la prensa gráfica por todo el mundo. Las anteriores grandes publicaciones ilustradas del siglo XIX eran técnicamente incapaces de trasladar las fotografías al papel impreso, teniendo que recurrir a grabadores que en muchos casos se basaban en fotografías originales. La primera fotografía publicada conocida es A Scene in Shantytown, impresa mediante el método de medio tono en el New York Daily Graphic el 4 de marzo de 1880. En España la pionera fue la revista barcelonesa La Ilustración, que publica en 1885 una serie de fotografías del terremoto de Andalucía realizadas por Heribert Mariezcurrena. A pesar de estos inicios en los años ochenta del siglo XIX, hasta la primera década del siglo XX no se generalizó la implantación del fotograbado como sistema de impresión fotográfica en las principales cabeceras editoriales. Josep Brangulí siempre se refirió a la fecha de 1898 como la de su inicio en lo que denominó “mi casa de informaciones gráficas”. Sin embargo, no se han podido encontrar datos reales de actividad fotográfica en esas fechas. Indudablemente tuvo que iniciarse en la práctica fotográfica a finales del siglo XIX, y muy posiblemente con técnicas antiguas, ya casi caducas en aquel momento, ya que su hijo Joaquim contaba que su padre aprendió a fotografiar empleando la técnica el colodión húmedo. La primera publicación en la que tenemos la seguridad de que aparecen sus fotografías es el número del 3 de abril de 1902 de la revista satírica ¡Cu-Cut!, donde podemos ver un buque de la escuadra austro húngara en el puerto de Barcelona. En el número de junio de ese mismo año, dedicado a la muerte de Mosén Jacinto Verdaguer, hay tres fotografías suyas publicadas, una de ellas un retrato del poeta en su lecho mortuorio, en su casa de Vallvidrera. En 1906 trabajará para su primer periódico, El Diluvio, diario republicano barcelonés del que sería corresponsal hasta 1910. Tras estos tanteos iniciales en el mundo editorial, su primer gran reportaje fue el de la Semana Trágica de 1909. Los sucesos acaecidos en Barcelona y otras ciudades de Cataluña durante los días comprendidos entre el 26 de junio y el 2 de agosto fueron recogidos por su cámara y publicados en diversas revistas ilustradas nacionales y extranjeras. El relato que el autor efectúa se centra en los tres principales protagonistas de los hechos: el embarque de las tropas hacia África; las calles tomadas por la población, con sus barricadas de adoquines y tranvías volcados y, por último, las iglesias quemadas, como huella de lo sucedido. Asimismo Brangulí confeccionó un álbum encuadernado sin coser, titulado La Semana Trágica, con una selección de 38 fotografías originales. Paralelamente, también en 1909, comienza su serie de fotografías sobre la apertura de la Vía Layetana. Esta reforma dotó a la ciudad de una conexión que hoy nos parece lógica entre el Eixample y el puerto. Parte de todo este tra-


RESTAURANTE BAR CHOCOLATERÍA LICEO. BARCELONA, C. 1940

bajo se conserva en otro álbum apuntado con el número 11 de su archivo y titulado La Reforma. Calles y casas desaparecidas, con 19 originales fotográficos. Podríamos señalar este trabajo como la primera serie donde se ve la magistral presencia del autor. En los muchos años que duró el proceso más de mil edificios fueron derribados, lo que sin duda atrajo la mirada de Brangulí en su deseo de dejar testimonio tanto de lo que desaparecía como de lo que era nuevamente construido. Las imágenes que produjo no son solo un inventario documental de zonas concretas de la ciudad, sino que aportan todo un registro sociológico a través de los personajes que muestra y los comercios y carteles que los rodean. Hay que recordar que muchas de las imágenes de las reformas urbanísticas promovidas en las grandes ciudades europeas con el cambio de siglo son hoy piezas claves para la historia de la fotografía y también fueron extraídas de archivos olvidados, en muchos casos sólo recuperados a partir de los años setenta del siglo XX. Es 1910 Brangulí comienza la colaboración con tres grandes empresas. La primera, la Societat d’Atraccions de Forasters de Barcelona, entidad de fomento del turismo, en cuya revista Touring Review Barcelona publica asiduamente. La segunda fue la entidad bancaria Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros, La Caixa, donde cubre tanto la rápida expansión de la sociedad como su obra social. La tercera fue la empresa Construcciones y Pavimentos, S.A., comisionada para la ejecución de muchas obras públicas y privadas que transformaron la ciudad de Barcelona el pri-

mer tercio de siglo. Además de estas tres grandes corporaciones colaboró con otras muchas, como La Internacional de Industrias Eléctricas, Diputación Provincial de Barcelona, Casa Provincial de Caridad, Tranvías de Barcelona, Feria de Barcelona, Cinzano, Radio Barcelona, Hotel Ritz, Tintes Iberia, Editorial Salvat, o Relojería Suiza, por poner unos ejemplos. Brangulí fue muy cuidadoso con cómo se publicaba su obra en los distintos medios. Así, vemos cómo en 1913 envía un escrito a los distintos periódicos y revistas donde colaboraba, exigiendo su firma en la publicación de todas sus fotografías y recordando la disposición de la Real Orden de 1911, donde se reconocía la propiedad intelectual de la fotografía, se aseguraba su protección y se obligaba a reproducirla con el permiso del autor, haciendo constar el nombre del fotógrafo al pie de la imagen. Quizás el momento clave de su carrera profesional tiene lugar en septiembre de 1914, cuando recibe una carta con el ofrecimiento de la empresa Prensa Española para ser corresponsal del diario ABC y de la revista Blanco y Negro en Cataluña, designación que era de gran prestigio para toda la profesión, como queda reflejado en la noticia del diario La Vanguardia donde se cita su nombramiento. Su entrada en Prensa Española le puso en contacto con otros de los grandes fotógrafos españoles que también publicaban en las páginas de la sociedad periodística, como son Alfonso, Albero y Segovia, Vidal, Contreras y Vilaseca, Díaz Casariego o Luis Ramón Marín, entre otros. MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / 3


SALA EXPOSITIVA DEL MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Las herramientas con las que contaban los fotógrafos a principios del siglo XX no diferían en mucho de las que eran utilizadas en la década de los cincuenta del siglo XIX: las pesadas cámaras de gran formato, la película sobre una base de cristal, el uso del trípode, etc. Todavía hubo que esperar unos años (mediados de los años veinte) para que las necesidades comerciales y la mejora tecnológica permitieran la aparición y desarrollo de maquinaria, película, óptica y emulsiones fotoquímicas más prácticas, ligeras, precisas y rápidas. Esta inicial hornada de reporteros tuvo que responder con sus antiguos útiles de trabajo y con un lenguaje aún en formación a las necesidades de unos años en los que el mundo dejaba de ser antiguo. Esta generación desarrolló un lenguaje para cada nueva necesidad de comunicación a través de la imagen fotográfica: arquitectura, industria, deporte, política, publicidad, etc. En esos años, Barcelona, convertida en el motor central de la industria y comercio españoles, mostraba una fisonomía caleidoscópica de configuración heterogénea. Brangulí transitó el Ensanche, el Barrio Gótico y la Rivera y de allí al Tibidabo, a Montjuic, al Somorrostro y a la cuenca del Llobregat, donde gran parte de la industria estaba asentada. Así nos reveló las innumerables facetas que iban dibujando la ciudad. Realizó este y otros muchos recorridos con una mirada sin fisuras en el tránsito de una construcción urbana a otra industrial, de un acontecimiento a otro. El autor ligó su obra a la vida de Barcelona y al aspecto cambiante de la ciudad, su dinamismo y arquitectura. La propia modernidad de la arquitectura hizo evolucionar a Brangulí desde posiciones similares a las de otros fotógrafos de la época inicial del fotoperiodismo hasta una maes4 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

tría que le hace sobresalir entre todos sus coetáneos y le hace único en España. En el capítulo industrial, la edificación de las nuevas factorías fue recogida por su cámara con la misma épica con la que se enfrentaba a los monumentos históricos de la urbe. Su mirada también recoge la situación social y laboral de esos años donde abunda la contratación de mujeres y niños, con el objetivo de reducir los costes de producción. Ni la imagen de un niño en una fábrica, con condiciones ambientales en muchos casos insalubres, ni las salas de contratación laboral femenina serán obviadas por su cámara. En estos planteamientos temáticos coincide en parte con sus coetáneos: en la documentación de las calles y de los barrios de Barcelona, se asemeja a los esbozos de Adolf Mas, Frederic Ballell, Lucien Roisin o Narcís Cuyás. En la documentación de la construcción de edificios, naves industriales y fábricas, mantiene una posición cercana a las imágenes de Alejandro Merletti sobre las fábricas de sedería de 1908. Sus primeros reportajes importantes, como el de la Semana Trágica, se complementan con la mirada de Josep Maria Sagarra. Es, sin embargo, su gran esfuerzo documental de la década de los años veinte el que nos permite ver el desarrollo de la obra más atemporal de Brangulí y por tanto las señas de su moderna identidad. Más tarde, la instauración de la II República y sobre todo la Guerra Civil española afectarán al desarrollo de su obra y de su vida al igual que al resto de fotógrafos de su época. Las urgencias por documentar los acontecimientos añadirán a su trabajo tintes comunes, esfuerzos compartidos y miedo ante el futuro. Brangulí no se detuvo tras la Guerra Civil, cuando se generaliza la confiscación de archivos y las represalias en


el ámbito de la prensa. Jamás interrumpió su trabajo, sino que incorporó a sus hijos al mismo. Su obra, no expuesta en esta ocasión, recorre el período de la misma forma que en etapas anteriores, brindándonos un aspecto único del mismo: el cambio dramático de la sociedad catalana que transita la República, la guerra civil y los primeros años del franquismo, que conllevan la presencia militar, los hombres destacados del nuevo régimen y la llegada de la simbología fascista a las calles de Barcelona. A lo largo de los años, documenta los estratos de la sociedad en todos sus escenarios posibles: los oficios y los talleres, la vida en las calles, los acontecimientos, los personajes públicos y privados… Todo ello hace de este fotógrafo una fuente necesaria para conocer un período fundamental en Cataluña. No es el único en abordar las temáticas ya señaladas, pero no encontramos un autor que haya completado como Brangulí la transición desde la fotografía del siglo XIX hasta la de mediados del siglo XX en tantos ámbitos, tan distintos y de manera tan impecable. Una rara excepción en el panorama fotográfico español. Su actividad comercial nos señala la sucesión de pequeños encargos con motivos muy diversos: electrificación del alumbrado, obra pública, industria, ferias, medicina, construcción o acontecimientos de toda índole. En cada una de estas situaciones Brangulí procedió de manera muy similar: ejecutando amplias series. Asunto este que queda marcado desde sus primeras actuaciones significativas (La Semana Trágica de 1909 y el proceso urbanístico de la Reforma comenzada el año anterior) y que encuentra reflejo en el modo en el que se estructura esta exposición. Su manera de entender el desarrollo fotográfico de un tema en series ordenadas, es decir, en colecciones de fotografías interrelacionadas entre sí, formal y temáticamente antes de ser agrupadas como reportajes fotográficos, adquieren su completo sentido y significado unas al lado de las otras. Estamos seguros de ello, el autor no las vio nunca juntas en un muro, pero sí las ordenó y guardó juntas. Señalamos, sin embargo, que el modo en el que hoy las mostramos está contaminado por el desarrollo de la propia fotografía (el trabajo y las formas de otros fotógrafos), y también por cómo han evolucionado las formas de ver, leer y entender la fotografía. Sus agrupaciones temáticas también tienen una razón de ser que no proviene de la historia reciente del arte, sino de las necesidades de encontrar fotografías similares para satisfacer un encargo. Brangulí era un pequeño empresario que organizaba el contenido de su archivo de explotación para responder a las necesidades de la sociedad en la que vivió. Hoy, sin embargo, esa solución visual de contenidos iconográficos y su seriación coinciden con formas que se han instalado en el lenguaje artístico contemporáneo. Cuando presentamos estas imágenes en los espacios expositivos no debemos olvidar ninguna de estas cuestiones. No las hemos agrupado nosotros, sino él, si bien es cierto que hemos seleccionado una pequeña parte de su obra. Hemos editado su archivo para la expo-

sición, que quizás él nunca imaginó, siendo respetuosos con su estructura y contenidos, pasando del medio millón de clichés en vidrio y materiales flexibles a una selección de 123 imágenes. Esta exposición no sostiene ninguna argumentación sobre la fotografía de Brangulí como arte, ni sobre la adopción de recursos formales de la escena artística contemporánea. No es nuestra pretensión presentar a Brangulí como un fotógrafo artista, aunque no ocultamos sus cualidades artísticas. Al revés, creemos estar mostrando los antecedentes de la fotografía documental y de la primera organización de esta. Los rasgos de originalidad de Brangulí en este aspecto vuelven a acercarle a los grandes de su género. Nuestro trabajo como comisionados y promotores de este proyecto consiste en mirar la historia de la fotografía en España y las lagunas que presenta, volver los ojos a la generación en la que se encuadra, porque marca la transición y el desarrollo del lenguaje fotográfico del siglo XIX al XX en todos los aspectos: técnicos, temáticos, organizativos, profesionales y artísticos. También, cómo no, en la obra de cada uno de los autores como testigos y protagonistas de su tiempo. Se puede intentar establecer comparaciones y metáforas entre la vida de Brangulí y la de la ciudad en la que le tocó venir a este mundo. Se puede recorrer la historia o las historias: la de Barcelona, la de Cataluña, la de España, la de la fotografía. Pero esto, tengámoslo presente todo el tiempo en que prestemos atención a sus fotografías, son solo algunas de las cosas que se pueden hacer cuando nos encontramos con un archivo fotográfico de esta magnitud, ordenado por materias referidas a asuntos tan diversos como calles, pueblos, ciudades, personajes, filatelia, lecherías, talleres, juguetes, boxeo, hospicios, iglesias, ciclismo, fútbol, toros, cosmética, clínica, granjas, y así hasta más de un centenar de temáticas principales y más de 2.500 voces secundarias. En las distintas series vemos una similitud en la posición del fotógrafo como observador, que se ensambla a la perfección con la escena cuando esta se trata de fotografía de arquitectura, industria, las calles vacías de la ciudad o la misma noche. La distancia le permite componer desde una especie de observación metafísica, como si fotografiara un contenedor en construcción, Barcelona como un decorado. Ocurre lo mismo en sus fotografías de interiores: los museos, las clínicas, los edificios en construcción, los talleres, todo aparece en su sitio, todo perfectamente ordenado. No importa que estemos ante un taller de costura ubicado en una casa humilde iluminada con velas, o en una gran fábrica, o en un museo en construcción. Siempre asistimos a la perfecta colocación de todas sus partes. Nada fuera de lugar. Escenografías en las que la tensión casi nunca es visual, ya que viene aportada por sus propias temáticas. Quizás la mayor de ellas la encontremos en las fotografías de boxeo, increíbles por la modernidad de su concepción y por la dificultad de volver a ver imágenes semejantes hasta entrados los años cincuenta. Las figuras aparecen recortadas en negro, la composición parece más viable al ser más MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / 5


abstracta, no hay casi elementos que relacionar y lo que se relaciona se produce difuminado en la oscuridad. Brangulí, que sobrevivió a todas las vicisitudes políticas que le tocó vivir, acompañó a la ciudad en que vivió, atento a los cambios, atento a sus transformaciones, atento a sus pobladores y a sus quehaceres. Desarrolló su profesión para mantenerse en el mismo ritmo de la metamorfosis urbana, transformando su oficio de fotógrafo, como un prestidigitador, en corresponsalía, agencia, archivo o en aquello que fuera necesario para seguir desarrollando su magia. Su gran humanidad y su magnífica relación con el conjunto de la profesión fotográfica la podemos seguir viendo

hasta el final de su vida. En 1945, en una Barcelona desolada por la posguerra, y 22 días antes de morir, escribe una carta al presidente de la Asociación de la Prensa de Barcelona en la que enuncia las enormes dificultades para conseguir película fotográfica por parte todos los reporteros gráficos, pidiendo material suficiente para distribuir entre los fotógrafos de la prensa diaria. Rafael Levenfeld y Valentín Vallhonrat. (Parte de este escrito está basado en el artículo original publicado en la publicación Brangulí, Madrid 2010, Fundación Telefónica, escrito por los mismos autores.)

JOSEP BRANGULÍ, 1909-1935

The exhibition housed in the rooms of the Museum University of Navarra came from an exhibition titled Brangulí, which was first shown at the Fundación Telefónica exhibition space in Madrid in November 2010. Unlike the Madrid exhibition, the main body of this exhibition focuses on the period between 1919 and 1935, the photographer’s most prolific phase, and less on the work he carried out during and a er the Spanish Civil War, a period that marked the start of his successors’ activity. Josep Brangulí Soler, a photographer from Barcelona who was born in Hospitalet de Llobregat on September 14, 1879, was the first in a family saga of photographers that later included his sons Joaquim Brangulí i Claramunt (19131991) and Xavier Brangulí i Claramunt (1918-1986). This family of photographers always exhibited their works under the Brangulí brand. A er Josep Brangulí’s death in 1945, his sons continued developing the Brangulí brand until the late 1970s. The Brangulí archive consists of about a million negatives in different formats, in addition to thousands of paper photographs and a wide-ranging collection of photographic and administrative materials. In 1992 it was acquired by the Catalan government, which, aware of its documentary, photographic, sociological and historical value, stored it in the National Archive of Catalonia. In order to create the exhibition, it was necessary to view and make a selection from about half a million negatives, which were produced by Josep Brangulí himself. The surviving photographic prints from the period, which vary in size from 9 x 12 to 10 x 15 centimeters, are from his company’s operating archive. These photographic prints were produced quickly and simply using plates and therefore do not constitute a suitable collection for this exhibition, but rather provide a record of all of his work that was used for commercial purposes and to provide access to the negatives. The prints on display in this exhibi6 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

tion are therefore modern and were produced by digitizing the original negatives (kept at the National Archive of Catalonia) and printing them on cotton paper. This updating of the photographer’s images for a modern-day audience gives us a glimpse into the high quality of these photographic materials, most of which are no longer used. The exhibition criteria adopted may conflict with the standards of some contemporary museum practices. When highlighting an artist’s work, we necessarily attempt to explore the entire body of work. In this exhibition, we have respected the thematic structure of the archive, which was designed by the photographer himself. The exhibition is therefore made up of a number of series that are separated just as Brangulí had indicated in his archive. However, this huge archive, along with the massive amount of accounting and administrative data it includes, does not provide us with any certainties about how and why Josep Brangulí started taking photographs. We know that he studied at the Escuela Superior de Comercio de Barcelona, while also studying chemistry. He learned drawing and engraving from his father, who practiced the trade. His first job in 1898 was as a shop assistant at the company Antonio Bosch, which operated in currency trading and the stock exchange. In the years that followed, he worked for companies with ties to Cuba and the Vicente Alberti & Cía winery in El Puerto de Santa María. At the same time, he began to develop a relationship with the city’s cultural scene from 1903 onwards, when he became a member of the literary society Niu Guerrer and then, a year later, of Barcelona Circle of Fine Arts. This initial period of the 20th century saw the expansion of the printing press throughout the world. The great old illustrated publications of the 19th century appeared a er photography was first unveiled in Paris in 1839, but there was no technical method for transferring the photographs


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to printed paper, so they had to resort to engravings, which were o en based on original photographs. The first halftone photograph ever printed was A Scene in Shantytown, New York on March 4, 1880, in the New York Daily Graphic. The first photos published in Spain appeared in 1885 in the Barcelona magazine La Ilustración, featuring a series of photographs of the Andalusian earthquake taken by Heribert Mariezcurrena. Despite the fact that these publications appeared in the 1880s, it was not until the first decade of the 20th century that photoengraving became widespread as a system of photographic printing among the major publishing houses. Brangulí always referred to 1898 as the year that marked his initiation into what he called his “graphic information house.” However, it was not possible to find any information on his photographic activity during that time. There’s no doubt that he started practicing photography at the end of the 19th century. He may have used the old techniques that were almost out of date at that time, since his son Joaquim mentioned that his father started out in photography using the wet-collodion technique. The first confirmed publication of his photographs was on April 3, 1902 in the satirical magazine ¡Cu-Cut!, which featured a photo of an Austro-Hungarian ship in the port of Barcelona. The issue published in June of that same year was dedicated to the death of Mosén Jacinto Verdaguer and featured three photographs by Brangulí, one of them a portrait of Verdaguer on his deathbed at his home in Vallvidrera. In 1906, he worked for his first newspaper, El Diluvio, Barcelona’s republican newspaper, for which he would serve as a correspondent until 1910. A er this initial flirtation with the publishing world, he produced his first major report, on the Tragic Week of 1909. He used

his camera to capture the events that took place in Barcelona and other Catalan cities between June 26 and August 2 and published them in a number of renowned national and foreign magazines. The author’s narrative focused on the three key pieces in the events: images of troops leaving for Africa; the streets taken over by the population with their cobblestone barricades and overturned trams, and finally, burned churches as evidence of the outcome of events. Brangulí also created a bound album titled The Tragic Week that featured a selection of 38 original photographs. At the same time, he began creating a series of photographs about the construction of Via Laietana. This urban reform project involved linking the Eixample district to the port by tearing down buildings and creating a thoroughfare the city could not do without today. Part of this work is preserved in another album titled The Reform. Destroyed Streets and Homes, which contains 19 original photographs and is marked with the number 11 in his archive. This work may be considered the first series that reveals the photographer’s skillful presence. Throughout the many years of the process, more than a thousand buildings were demolished, a fact that undoubtedly caught the attention of Brangulí, who was keen to keep a record of everything that was disappearing and everything built in its place. The images he produced are not merely a documentary inventory of certain parts of the city; they also provide an entire sociological record through the figures he captures and the shops and posters that surround them. Many of the images of the urban reforms undertaken in major European cities at the turn of the century, which are now key to understanding the history of photography, were also found in forgotten archives and were o en only recovered a er the 1970s. MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / 7


COMBATE DE BOXEO ENTRE MARIANO ARILLA Y CARLOS FLIX EN EL TEATRO OLYMPIA. BARCELONA, 1934

In 1910, Brangulí began collaborating with three major companies. The first was the Societat d’Atraccions de Forasters in Barcelona, a body that promoted tourism and whose magazine Touring Review Barcelona regularly featured his work. The second was the bank Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros (La Caixa), where he covered the company’s rapid expansion and social projects. The third was the company Construcciones y Pavimentos, S.A., which was commissioned for many public and private works that transformed the city of Barcelona in the first third of the century. In addition to these three major corporations, he collaborated with many others, including Internacional de Industrias Eléctricas, Barcelona Provincial Council, Casa Provincial de Caridad, Tranvías de Barcelona, Feria de Barcelona, Cinzano, Radio Barcelona, the Ritz Hotel, Tintes Iberia, the Salvat publishing house and Relojería Suiza. Brangulí was very careful about how his work was published in different media venues. In 1913, he sent a letter to the newspapers and magazines he worked for to request their signature for the publication of all his photographs and to remind them of the Royal Order of 1911, which recognized the intellectual property of photographs, guaranteed their protection and required they be reproduced with the author’s permission and the photographer’s name below the image. Perhaps the key moment in his professional career came in September 1914, when he received a letter from the company Prensa Española offering him the position of correspondent for the newspaper ABC and the magazine 8 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Blanco y Negro in Catalonia. The highly prestigious nature of this appointment in the profession is reflected by the news article on the subject that appeared in the newspaper La Vanguardia. His work at Prensa Española put him in contact with other great Spanish photographers whose work was also published by the publishing company, including Alfonso, Albero and Segovia, Vidal, Contreras and Vilaseca, Díaz Casariego and Luis Ramón Marín. The tools available to early 20th-century photographers did not differ much from those used in the 1850s: cumbersome, large-format cameras, glass-based film, tripods, etc. It would be years before the mid-1920s, when commercial needs and technological improvements would lead to the appearance and development of lighter, faster, more practical and more accurate machinery, film, optics and photochemical emulsions. This early group of reporters had to use their old work tools and a language that was still taking shape to respond to the needs of a period in which the world was becoming more modern. This generation developed a language for each new communication need through photographic images: architecture, industry, sports, politics, advertising, etc. At that time, Barcelona had become the key driver of Spanish industry and trade and was kaleidoscopic and heterogeneous in appearance. Brangulí moved around the Eixample, the Gothic Quarter and La Ribera, and from there to Tibidabo, Montjuïc, Somorrostro and the Llobregat basin, where much of the industry took place, thus revealing the countless facets that were shaping the city. On these


TRANVÍA DE LA LÍNEA SANTS - PLAZA DE CATALUÑA. BARCELONA, C. 1920

journeys and many others, he took a seamless look at the transition from an urban society to an industrial one, from one event to another. The artist linked his work to the life of Barcelona and the changing face of the city, its dynamism and its architecture. The modernity of the architecture helped Brangulí evolve from a position similar to that of other photographers in the early period of photojournalism to a mastery that set him apart from his peers and made him a unique force in Spain. During the industrial chapter, he captured the construction of new factories with the same epic style with which he tackled the city’s historical monuments. His photographs also captured the social situation and employment conditions at a time when hiring women and children in order to reduce production costs was rife. Images of children working in factories, o en in unhealthy conditions, and women’s recruitment rooms did not escape his camera. This approach to subject matter partly coincided with those of his contemporaries: his images of the streets and districts of Barcelona resemble the works of Adolf Mas, Frederic Ballell, Lucien Roisin and Narcís Cuyás. The style of his images of the construction of buildings, industrial warehouses and factories was similar to the style used by Alejandro Merletti in his 1908 images of silk factories. His first feature articles, such as the one he produced on the Tragic Week, benefited from the perspective of Josep Maria Sagarra. However, Brangulí’s great efforts in the field of documentary photography in the 1920s give us an insight into the development of his more timeless work and, therefore, the signs of his modern identity. Later, the establishment of the Second Republic and, in particular, the outbreak of the

Spanish Civil War, would affect the direction his work and life would take, as occurred with the other photographers of his time. The urgent need to document events focused his work on common topics, shared undertakings and fear of the future. Brangulí did not stop a er the Civil War, when the confiscation of archives and reprisals in the press became widespread. He never stopped working; in fact he even brought his sons into the business. In this work, which is not exhibited here, he depicted the period in the same way as he had done before and offers us a unique insight: the dramatic change in Catalan society as it experienced the Republic, the Civil War and the early years of the Franco regime, which involved a military presence, prominent men in the new regime and the arrival of fascist symbolism on the streets of Barcelona. During these years, he documented the different levels of society in all possible scenarios: trades and workshops, street life, events, and public and private figures, all of which makes him a crucial source for learning about this key period in Catalonia. He may not be the only one to address these themes, but few other artists managed such a flawless transition from 19th-century photography to mid-20th century photography in such a wide range of fields as Brangulí. He is a rare exception in the Spanish photographic scene. His commercial activity points to a series of small jobs with a wide variety of motives: electrification of the lighting system, public works, industry, fairs, medicine, construction and events of all kinds. In each of these situations, Brangulí proceeded in a very similar way: he created a number of extensive series. This feature is evident in his very first major works (the Tragic Week of 1909 and the urban reform proMUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / 9


SALA EXPOSITIVA DEL MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

cess that started the previous year) and is reflected in the way in which this exhibition has been structured. His way of understanding the photographic development of a subject was by classifying it into series, i.e., into collections of photographs that were interrelated, formally and in terms of subject matter, before being grouped together as photographic reports. They could only be fully appreciated when seen side by side. We’re certain that the artist never saw them together on a wall, but he did sort them and keep them together. It is important to note, however, that the way in which we have presented them today is contaminated by the development of photography itself (the work and forms used by other photographers), and also by the manner in which our ways of seeing, reading and understanding photography have evolved. The way they have been grouped by subject matter also has a motivation that does not stem from recent art history, but from the need to find similar photographs to fulfill a commission. Brangulí was a small businessman who organized the contents of his archive to respond to requests from the society in which he lived. Today, however, this visual solution to arranging iconographic content coincides with forms that have been established in contemporary artistic language. When we present these images in an exhibition space it is important to remember these two points. We did not group them together; he did. It is true that we selected a small part of his work. We edited his archive for the exhibition, which he perhaps never imagined, but we respected its structure and content, and reduced half a million negatives in glass and flexible materials to a selection of just 123 images. This exhibition does not present arguments about Brangulí’s photography as art, nor does it explore the adoption of for10 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

mal resources by the contemporary art scene. It is not our intention to present Brangulí as an artistic photographer, although we make no attempt to hide his artistic qualities. On the contrary, our intention is to show the history of documentary photography and the way it was originally organized. Brangulí’s originality in this respect puts him on a par with the great masters of his genre. Our work as curators and promoters of this project is to examine the history of photography in Spain and identify the gaps in our knowledge. We have focused on the corresponding time period because it marks the transition from the 19th to 20th century and the development of photographic language in all its aspects: technique, subject matter, organization, professional development and artistic style. And we naturally also focus on the work of each photographer as witnesses and protagonists of their time. We can try to establish comparisons and metaphors between the life of Brangulí and that of the city in which he lived. We can trace many histories: that of Barcelona, that of Catalonia, that of Spain, that of photography. While we are examining his photographs, however, we should bear in mind that these are just some of the things that can be done when a photographic archive of this magnitude is uncovered, one that is arranged by such diverse subjects as streets, villages, cities, characters, stamp collecting, dairies, workshops, toys, boxing, hospices, churches, cycling, football, bullfighting, cosmetics, clinics, farms; in fact, as many as a hundred key themes and more than 2,500 secondary themes. The different series show similarities in the position of the photographer as an observer who blends in perfectly with the scene in photographs of architecture, industry, the


GLOBO AEROSTÁTICO EN EL PARQUE DE ATRACCIONES TURÓ PARK. BARCELONA, 1914

city’s empty streets and night-time scenes. Distance allows him to compose the scene with a kind of metaphysical observation, as if he were photographing a container being constructed. Barcelona is a set. The same happens with his photographs of interiors. Museums, clinics, buildings under construction, workshops... everything is in place. Everything is perfectly arranged. It doesn’t matter if we’re looking at a sewing workshop in a humble house lit with candles, a large factory or a museum under construction. We always witness the perfect positioning of all its parts. Nothing is out of place. They are sets in which the tension is almost never visual, but comes from the subject matter itself. Perhaps the greatest examples can be found in his incredible photographs of boxing. They are incredible because of the modern style in which they were conceived and because of the fact that they were only uncovered in the 1950s. In these photos, the figures look like they have been cut out of black paper. The composition seems to have been handled in an abstract way, since there are almost no elements to relate to and anything we can relate to is blurred in the darkness. Brangulí, who survived all the political vicissitudes he ex-

perienced, lived with the wits of the city of his birth. He was attentive to the changes, to its transformations, to its inhabitants and to its duties. He developed his career to keep up with the urban metamorphosis and transformed his job as a photographer, much like a magician, into correspondent, agency worker, archivist; whatever he needed to do to carry on producing magic. His great humanity and excellent relationship with the whole photographic profession were evident right up until the end of his life. In 1945, in desolate post-war Barcelona and 22 days before his death, he wrote a letter to the president of the Barcelona Press Association to express the enormous difficulties encountered by all press photographers when trying to obtain photographic film, and requested enough material to distribute among the photographers of the daily press. Rafael Levenfeld and Valentín Vallhonrat. (Part of this text was based on the original article published in the publication Brangulí, Madrid 2010, Fundación Telefónica, written by the same authors.)

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(Hospitalet de Llobregat 1879 – Barcelona 1945) es uno de los pioneros del fotoperiodismo en Cataluña. Es el fundador de la firma fotográfica que lleva su nombre, en la que colaborarán sus hijos Joaquim y Xavier, y que suministraba imágenes a periódicos como La Hormiga de Oro, ABC, Blanco y Negro o La Vanguardia. También trabajó como fotógrafo industrial, de arquitectura o de temática social. (Hospitalet de Llobregat 1879 - Barcelona 1945) is one of the pioneers of photojournalism in Catalonia. He is the founder of the photographic firm that bears his name, in which his sons Joaquim and Xavier collaborate, and who supplied images to newspapers such as La Hormiga de Oro, ABC, Blanco y Negro or La Vanguardia. He also worked as an industrial photographer, architect or social subject.

LAS FOTOS DE JOSEP BRANGULÍ DE ESTA HOJA DE SALA TIENEN EL COPYRIGHT DEL FONDO BRANGULÍ (FOTÓGRAFOS) / ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA

EXPOSICIÓN PRODUCIDA POR

MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA JOSEP BRANGULÍ 1909-1935 17 NOV-5 MAR 2017

PATIO

RESTAURANTE HUARTE

TEATRO

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PLANTA 0

1909-1935

EDITA: MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / DL NA 2286-2016 / ISBN: 978-84-8081-534-5

+ 34 948 425 700 MUSEO.UNAV.EDU MUSEO@UNAV.ES


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