Infinito artificial. Fernando Maselli

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CUADERNOS COLECCIONABLES DEL MUSEO

FERNANDO MASELLI INFINITO ARTIFICIAL

#21 8 NOVIEMBRE 15 ABRIL 2018

MACIZO DE MISURINA, FERNANDO MASELLI, 2014

El primer acercamiento al arte del fotógrafo Fernando Maselli (Buenos Aires, 1978), no se produjo a través de la fotografía, sino del dibujo y de la pintura. En su adolescencia comenzó a realizar desnudos al carboncillo, basándose en fotografías comerciales, estudios que luego exponía de manera provisional en casa de su abuela, con quien vivía. De esta primera experiencia con el dibujo al carboncillo deriva la utilización de técnicas pigmentarias sobre papel hahnemühle para la impresión de sus imágenes; esta elección no se debe a una intención de equiparar su obra fotográfica con la pintura, sino a que esa textura le recuerda a los dibujos de su adolescencia. En cualquier caso, puede decirse que su aproximación a la fotografía, y muchas de sus influencias, vienen de la pintura; no porque Maselli tenga una intención pictorialista, sino por su forma de trabajar. Así, al igual que el pintor sale al exterior y hace bocetos con los que luego crea el paisaje en su taller, también él

toma fotografías fuera y luego, en su estudio, compone el paisaje final mediante la yuxtaposición de diferentes imágenes. Maselli practica la fotografía en su doble vertiente, la comercial y la artística. Sus trabajos en la primera le permiten abordar la investigación y la experimentación en la segunda. En su obra, centrada en la fotografía de paisaje, vemos continuas referencias a la pintura, a la literatura, a la filosofía y a la estética. Maselli busca espacios naturales vírgenes, que no hayan sido hollados por el hombre, lo que le lleva a realizar largas travesías por la naturaleza, que en ocasiones duran días, hasta encontrar el paisaje buscado. Lugares en los que se vislumbra su interés por conceptos estéticos como los de lo Bello y lo Sublime, en ocasiones referidos a ideas universales como la percepción de lo divino y del hecho religioso. Así, en su serie Hierofanías aborda la relación del ser humano con la naturaleza virgen, y MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA


PICOS DE EUROPA, FERNANDO MASELLI, 2012

cómo gracias a esta se explican conceptos vitales para el hombre, como el de la espiritualidad. Maselli fotografía espacios naturales “sagrados” de la Península Ibérica. Para ello viajó numerosas veces a los Pirineos y a los Picos de Europa, visitas de las que surgió su pasión por estos paisajes y su decisión de fotografiar las montañas. Esta serie se puede considerar el origen estético del trabajo que se expone ahora en el Museo Universidad de Navarra, Infinito Artificial, y de otras obras de Maselli. Su obra está marcada por la representación de la inmensidad de la naturaleza frente a la insignificancia del ser humano, no sin una cierta crítica a la percepción que el hombre tiene de que domina a la naturaleza, cuando en realidad es esta quien ejerce su poder. Al mismo tiempo, en su obra se da una ausencia de la figura humana. Pese a ello, la persona se convierte en protagonista de su fotografía, ya que esta cobra sentido en el momento en que el espectador la contempla, convirtiéndose en parte de ella. De hecho, en alguna de sus obras se marca un punto en primer plano que señala el espacio donde se sitúa el espectador, recurso fuertemente influenciado por El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar Friedrich, uno de su referentes pictóricos, junto a William Turner la Escuela del río Hudson, o el español Carlos de Haes. Entre sus influencias 2 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

fotográficas puede citarse a Ansel Adams, Robert Weston, Carleton Watkings, Timothy O’Sullivan, la escuela de Dusseldorf, principalmente Axel Hütte, Andreas Gursky y Thomas Struth, o la obra de Javier Vallhonrat. Como ellos, Maselli afronta la representación de una naturaleza heroica y grandiosa, en la que se percibe la admiración por el paisaje, frente a esa imagen aséptica y cuestionada propia del paisaje del siglo XX, y todavía más del XXI. En esta visión; el hombre palidece frente a la inmensidad de la naturaleza, Maselli busca “poner al espectador frente a un espectáculo sublime y sobrecogedor que le haga cuestionarse sobre la conciencia, el universo, las creencias y nuestro propio origen”, lo cual puede más bien entenderse como una reflexión moral y sentimental sobre la naturaleza. Lo Sublime Hay un concepto central en la obra de Maselli, que constituye el eje vertebrador de su investigación, y no es otro que la búsqueda de lo Sublime, que, como él mismo señala, se vincula al “temor contenido ante la belleza de los paisajes abruptos y la majestuosidad ligada a lo divino”. Mientras realizaba la investigación que daría cuerpo a su serie Infinito artificial, descubrió la obra de Edmund Burke. En ella “examinaba ciertos aspectos físicos de la naturaleza y sus efectos


CAMPANILE BASSO, FERNANDO MASELLI, 2014

en la mente, que provocan en nosotros un sentido de lo sublime. En mis fotografías me apropié de alguno de estos conceptos para desarrollar mi propia investigación sobre lo sublime. Me concentré en elementos como la majestuosidad, la inmensidad, la oscuridad, y especialmente en un atributo que Burke llama Infinito artificial, que consiste en la sucesión y uniformidad de fracciones. En otras palabras, es la repetición de un elemento en

una configuración constante e ininterrumpida lo que genera en el espectador un sentimiento de infinito, una de las cualidades de lo sublime”. Burke no fue el primero en estudiar este concepto de lo Sublime, que ya aparece en una obra anónima del siglo I d. C. que durante mucho tiempo se atribuyó a Longino, Tratado sobre lo sublime. Aquí se aborda este concepto desde MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / 3


DOLOMITI #06, FERNANDO MASELLI, 2014

el punto de vista de los géneros literarios, la retórica y la gramática, y no del de la estética. En uno de sus capítulos se incluye un análisis de la figura de lo Sublime en relación con la inmensidad del cosmos, aunque vinculado al hombre y no al mundo externo. 4 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

En 1756 el británico Edmund Burke retoma esa idea en Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo Sublime y de lo Bello. Burke realiza un análisis empírico de términos estéticos aún sin definir, centrándose en la identificación y diferenciación de lo Bello y lo Sublime,


que para él son cualidades que vemos en los objetos de manera reconocible. Burke define así lo Sublime: “la pasión causada por lo grande y lo sublime en la naturaleza, cuando aquellas causas operan más poderosamente, es el asombro, y el asombro es aquel estado del alma, en el que todos su movimientos se suspenden con cierto grado de horror”. Se trata de un temor controlado que atrae al alma, y que está presente en cualidades como la inmensidad, el infinito, el vacío, la soledad o el silencio. Unos años más tarde, en 1764, el filósofo alemán Immanuel Kant analiza estos mismos conceptos en Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, desarrollándolo posteriormente con mayor profundidad en 1790 en Crítica del Juicio. Para él lo Sublime es “aquello cuyo solo pensamiento da prueba de una facultad del ánimo que excede toda la medida de los sentidos, i.e. una facultad que sea ella misma suprasensible”. Kant diferencia entre lo Sublime, que implica una experimentación de sentimientos no explicables a través de la razón; y lo Bello, que entiende como sentimientos que se comprenden desde la capacidad intelectual, “lo sublime conmueve, lo bello encanta”. De esta forma, lo Sublime supone la exaltación de los sentidos del espectador, y que este se implique emocionalmente con lo que contempla, lejos de un estado de indiferencia. Se vincula a la capacidad de vivir experiencias sensoriales ante la contemplación de la belleza más profunda, pero en su grado más extremo e irracional, el éxtasis, de tal forma que esa experiencia puede incluso causar dolor ante la dificultad de asimilarla en su plenitud, provocando en el espectador un estado de turbación sensorial excesiva. De esta forma, la experimentación de lo Sublime produce las emociones más fuertes que el ánimo es capaz de sentir. Según Burke la naturaleza tiene la capacidad de provocar estados emocionales extremos en el sujeto, removiendo de manera introspectiva su “yo” más profundo, sintiendo en ese instante el éxtasis y la angustia. Y como ya hemos dicho, frente a lo Bello, lo Sublime escapa de los dominios de la razón para entrar de lleno en el mundo de los sentimientos y de los sentidos, de lo irracional. Tanto para Burke como para Kant uno de los componentes fundamentales de lo Sublime, que el segundo liga al concepto que denomina como Sublime terrorífico, se relaciona con sentimientos de horror, melancolía, nostalgia, pesadumbre o soledad, adquiriendo cierto carácter negativo. Para ellos el miedo es un sentimiento irrenunciable si se quiere experimentar lo Sublime, por lo que experimentar la soledad se ve como un camino para enfrentarse a este concepto. Y todo ello se entrelaza con la idea de la majestuosidad de la naturaleza frente a la pequeñez del ser humano. Idea que nos hace plantearnos el error de que es el hombre quien domina a la naturaleza, y ver que, en realidad, es al revés. Por ello, para experimentar lo Sublime en todo su esplendor, Maselli se enfrenta a la naturaleza en soledad: va siempre solo a la montaña, y en ocasiones pasa una semana sin hablar con nadie.

Infinito Artificial De esta experimentación del concepto de lo Sublime en sus travesías por la montaña nace la serie Infinito Artificial, que, se vincula con anteriores trabajos suyos, como Hierofanías, Tempestades o Anunciación. Esta serie, que se había visto ya parcialmente en Talent Latent de Tarragona o La Kursala de Cádiz, se presenta por primera vez de manera completa en el Museo Universidad de Navarra. Maselli utiliza el formato grande, ya que huye de la sensación de intimidad que se experimenta ante dimensiones más reducidas, y busca un enfrentamiento del espectador con la naturaleza y una pulsión de los sentimientos que desemboque en la percepción de lo Sublime. A ello contribuye la utilización del blanco y negro, que le permite abstraer la composición y centrar el objetivo en la percepción sensorial de la inmensidad de la naturaleza. El protagonista de estas obras es el paisaje montañoso, si bien es cierto que estamos ante vistas irreales, creadas mediante la manipulación digital de diferentes imágenes. Para afrontar este proyecto Maselli tuvo que prepararse físicamente para la escalada en alta montaña y para hacer vivacs, y enfrentarse a “sentir la soledad, miedos y fatiga física de un escalador solitario, así como la emoción de estar rodeado por la gran belleza acompañada del sentimiento de sentirte solo en la naturaleza”, experimentando en su propia carne ese concepto de Sublime aterrador sobre el que teorizaban Burke y Kant. Su acercamiento a la montaña parte de un profundo respeto y admiración, y se produce en travesías realizadas en soledad y silencio, en las que puede estar días sin relacionarse con otro ser humano. Maselli afirma que sentir la emoción de encontrase y sentirse solo frente a la inmensidad de la naturaleza, y experimentar ese sentimiento de lo Sublime, supuso para él una catarsis introspectiva que le llevó a conocerse en mayor profundidad. Las imágenes de Infinito Artificial están protagonizadas por las cordilleras de los Pirineos y los Alpes y, sobre todo, por los glaciares argentinos, menos turísticos y por tanto más adecuados para buscar la soledad necesaria para este proyecto. Maselli realiza sus ascensiones en solitario, lo que a la hora de grabar los vídeos que acompañan a estas imágenes le exige realizar dos veces la escalada: la primera, para colocar la cámara y la segunda, para poder ser capturado. Antes de ello, aborda su trabajo mediante una planificación previa del recorrido a realizar durante la ascensión, documentándose sobre el paisaje que va a recorrer y las diferentes rutas que puede escoger. Una vez elegida la ruta, analiza con detenimiento el recorrido y se plantea las posibles fotografías que puede hacer. Durante la travesía, contempla y experimenta el paisaje de manera introspectiva, a la vez que reflexiona y estudia las tomas y las posibles combinaciones que podrá hacer ellas. A la hora de componerlas puede utilizar imágenes de distintos lugares, pero siempre pertenecientes al mismo macizo y misma cordillera, tomadas desde diferentes ángulos. Posteriormente, en su estudio, utiliza técnicas digitales para componer sus obras y mediante la “fragmenMUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / 5


PERITO MORENO, FERNANDO MASELLI, 2016

tación, repetición, multiplicación y superposición de volúmenes subraya la magnificencia de las cordilleras”. Así, a través de la utilización de este proceso digital y la reiteración de las partes, construye paisajes imaginados en los que intenta lograr el efecto de infinito. En sus obras, Maselli recurre al collage para mostrar una naturaleza inventada, artificial e infinita, fotografiada de manera contemplativa en bus6 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

ca de la empatía del espectador. En ella se representa no solo lo que se ve, sino también lo que se siente. Tal y como él mismo define, Infinito Artificial es “una investigación fotográfica sobre el estado estético de lo Sublime, representado como un miedo controlado que atrae al alma. Lo sublime suele asociarse a cualidades como la inmensidad, el infinito, el vacío, la soledad o el silencio. En Infinito Artificial utilizo escarpadas


cordilleras como la encarnación visual de lo que podríamos llamar “lo sublime aterrador””. Y para conseguir este efecto Maselli trabaja de manera compleja los paisajes mediante la recreación fotográfica digital de los mismos, planteando de esta forma una de las cuestiones claves en la fotografía contemporánea, “la elucidación de los límites entre la realidad y su representación”. Y es que en ese acercamiento a lo Sublime a través de la experimentación en soledad de la majestuosidad de la naturaleza, Maselli se asoma al abismo que produce la infinitud y el vacío, al igual que Caspar Friedrich hacía en sus pinturas. Frente a este, que situaba a un personaje

de espaldas contemplando la inmensidad, en la obra de Maselli se subraya la ausencia del ser humano, que se enfrenta a su propia soledad, a merced de la naturaleza. La ausencia de la figura humana, paradójicamente, convierte al espectador en el protagonista de la fotografía, ya que se sitúa en ese punto focal que ha ocupado Maselli. Desde ahí contempla esa inmensidad, con los diferentes elementos del paisaje como testigos mudos de su presencia, siente su pequeñez, y queda abrumado por la inmensidad de la naturaleza, sintiendo lo Sublime. Con esta obra Maselli persigue “dejar al espectador confundido y también impresionado con la magnificencia de la naturaleza”.

Ignacio Miguéliz Valcarlos / Departamento curatorial / Museo Universidad de Navarra

FERNANDO MASELLI, ATIFICIAL INFINITE

The earliest artistic endeavours of Madrid-based Argentine photographer Fernando Maselli (Buenos Aires, 1978) were not in photography but in painting and drawing. As a teenager he began drawing nudes in charcoal, based on commercial photographs, studies he would later exhibit on a provisional basis in his grandmother’s house, where he lived. This first experience with charcoal drawing inspired his use of pigment techniques on Hahnemühle paper for printing his images. This approach was not part of an attempt to equate his photography work with painting but rather because this texture reminded him of the drawings he had made as a teenager. All the same, it can be said that his approach to photography, and many of his influences, come from painting, not because Maselli retains a pictoral approach, but for the way in which he works. Just as the painter goes outside to make sketches of what later becomes the landscape in his studio, so he takes photographs outside and later, in his studio, composes the final landscape through the juxtaposition of different images he has captured previously. Maselli practices both modalities of photography, the commercial and the artistic. His commercial work enables him to engage in research and experimentation for his artistic work. In his work, focused on landscape photography, we see references to painting, literature, philosophy and aesthetics. Maselli looks for natural spaces unspoilt by man, which takes him on long forays into nature, sometimes lasting days, to find the landscape he’s looking for. Places that offer a glimpse of his interest in aesthetic concepts like the Beautiful and the Sublime, sometimes referring to universal ideas like the perception of the divine and the religious fact. Thus, in his series Hierophanies he approaches the relationship between the human and unspoilt nature and how, thanks to this, vital concepts for man, such as spirituality, are explained. Maselli photographs “sacred” natural spaces around

the Iberian Peninsula; to do so he has travelled several times to the Pyrenees and the Picos de Europa, visits that aroused his passion for these landscapes and are behind his decision to photograph the mountains. This series can be considered the aesthetic genesis of the work that is now on display and the Museum of the University of Navarra, Artificial Infinite, and other works by Maselli. His work is marked by the representation of the immensity of nature against the insignificance of the human being, not without a certain criticism of man’s perception that he dominates nature when, in reality, it is the latter that wields the power. And, at the same time, there is an absence of the human figure in his work. Despite this, the person becomes a protagonist of his photography as this takes on greater meaning when viewer contemplates it, becoming part of it. In fact, in some of his works there is a point marked in the foreground that signals the space where the viewer is positioned, a resource heavily influenced by Wanderer above the Sea of Fog, by Caspar Friedrich, one of his painting influences along with William Turner, the Hudson River School and the Spanish painter Carlos de Haes. Among his photographic influences he cites Ansel Adams, Robert Weston, Charleton Watkins, Timothy O’Sullivan and the Dusselforf School, in particular Axel Hütte, Andreas Gursky and Thomas Struth, and the work of Javier Vallhonrat. Like them, Maselli confronts the representation of an heroic and grandiose nature, in which one can perceive an admiration for the landscape compared to the aseptic and questioned image of landscape in the 20th century, and even more so in the 21st. In this vision, man pales into insignificance alongside the sheer immensity of nature, as Maselli seeks to “put the viewer before a sublime and daunting spectacle that makes them question their conscience, the universe, beliefs and their own origin,” which can be better understood as a moral and sentimental reflection on nature.

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MACIZO DE BRENTA, FERNANDO MASELLI, 2014

The Sublime There is one central concept in Maselli’s work and one that contributes to the central pillar of his research, and it is none other than the search for the Sublime, which, as he himself states, is about “contained fear before the beauty of abrupt landscapes and its majesty, which is linked to the divine.” While completing the research that would inspire Artificial

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Infinite, he discovered the work of Edmund Burke. There, “he examined certain physical aspects of nature and their effects on the mind, which provoke in us a sense of the sublime. In my photographs I appropriate something from these concepts to be developed in my own research into the Sublime. I found myself looking at elements like majesty, immensity, obscurity and, in particular an attribute that Burke calls the


SESTO, FERNANDO MASELLI, 2014

artificial infinite, which consists of the succession and uniformity of the fractions. In other words, it is the repetition of an element in the constant and uninterrupted configuration which generates in the viewer a sense of the infinite, one of the qualities of the sublime.” Burke was not the first to study the concept of the Sublime, as it already appears in an anonymous work from the 1st century A.D. which for many years was attributed to Longinus; On the Sublime. Here this concept is explored from the point of view of the literary genres, rhetoric and grammar and not from an aesthetic perspective. One of the chapters includes an analysis of the figure of the Sublime in relation to the immensity of the cosmos, although linked to man and not to the external world. In 1756, Edmund Burke returned to this idea in A Philosophical Enquiry into the Origin of Our Ideas of the Sublime and Beautiful. Burke made an empirical analysis of aesthetic terms as yet undefined, focussing on the identification and differentiation of the Beautiful and the Sublime, which for him are qualities that we see in objects in a reconcilable way. Burke defined the sublime thus: “the passion caused by the great and sublime in nature, when those causes operate most powerfully, is astonishment; and astonishment is that state of the soul, in which all its motions are suspended, with some degree of horror.” It consists of a controlled fear that

attracts the soul and that is present in qualities like immensity, inifinity, emptiness, solitude and silence. Some years later, in 1764, the German philosopher Immanuel Kant analysed these same concepts in Observations on the Feeling of the Beautiful and Sublime, developed subsequently with even greater depth in 1790 in Critique of Judgement. For him, the Sublime is “that which the mere thought of proves the capacity of the mind to exceed all measure of the senses, i.e. a capacity that is in itself supersensible.” Kant differentiates between the Sublime, which implies an experience of feelings not explained through reason; and the Beautiful, understood as feelings understood from an intellectual capacity; “the sublime moves; the beautiful charms.” In this way, the Sublime represents an exaltation of the senses of the viewer, who then becomes emotionally involved in what they contemplate, far from a state of indifference. It is linked to the capacity to feel sensorial experiences before the contemplation of the deepest beauty or, in its most extreme and irrational version, ecstasy, in which case this experience can even cause pain before the difficulty of assimilating it in full, causing in the viewer a state of excessive sensorial confusion. Thus, experience of the Sublime produces much stronger emotions that those that the sprint is capable of feeling. According to Burke, nature has the capacity to provoke extreme emotional states in the subject,

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MACIZO DE ROSENGARTEN, FERNANDO MASELLI, 2014

introspectively awakening one’s deeper self, feeling ecstasy and anguish at that same instant. And as we have said, compared to the Beautiful, the Sublime escapes the domains of reason to fully enter the world of feelings and senses; the world of the irrational. For both Burke and Kant, one of the fundamental components of the sublime, which Kant linked to the concept he called “the terrifying Sublime”, is related to feelings of horror, melancholy, nostalgia, sorrow and solitude, acquiring a certain negative character. For them, fear is an essential feeling if one wants to experience the Sublime, therefore experiencing solitude is seen as the way to confront this concept. All of this is interlinked with the idea of the majesty of nature compared to the smallness and fragility of the human being. It is an idea that makes us confront our mistaken belief that it is man who dominates nature when, in reality, the opposite is true. For this, and to experience the Sublime in all its splendour, Maselli confronts nature in solitude; he always goes to the mountain alone, sometime spending a week without speaking to anyone. Artificial Infinite From this experimentation of the concept of the Sublime on his forays into the mountain, Artificial Infinite was born, 10 / MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

which as we have said, is related to his previous works like Hierophanies, Tempests and Annunciation. This series, which has already been partially exhibited at Talent Latent in Tarragona and La Kursala in Cádiz is presented in full for the first time at the Museum of the University of Navarra. Maselli uses the large scale format because he is trying to get away from the intimacy that comes with smaller dimensions and is seeking a confrontation of the viewer and nature and to provoke the flood of feelings released by the perception of the Sublime. The use of black and white contributes to this, allowing the viewer to distance themselves from the composition and focus on the sensory perception of the immensity of nature. The protagonist of these works is the mountainous landscape, while it is true that we are looking at unreal panoramas, as they are created through the digital manipulation of different images. In taking on this project, Maselli had to physically prepare for climbing high mountains, improvising bivouac shelters and confronting the “feelings of solitude, fear and physical fatigue of a solitary climber and the emotion of being surrounded by great beauty accompanied by the feeling of being alone in nature”; feeling and experimenting in the flesh the concept of the terrifying Sublime theorised by Burke and Kant. He approached the mountains from


CHAMONIX, FERNANDO MASELLI, 2016

a deep sense of respect and admiration, on excursions made in solitude and in silence, during which he might spend days without interacting with another human being. This allowed him to feel the emotion of finding himself and feeling alone before the immensity of nature and experiencing this sense of the sublime. For him, it was an introspective catharsis that allowed him to discover himself on a deeper level. The subject of the images included in Artificial Infinite are the mountain ranges of the Pyrenees and the Alps and, in particular, the Argentine glaciers, less affected by tourism and therefore more appropriate for the solitude required for this project. Maselli climbs alone, which, when it comes to recording the videos that accompany these images, sometimes means he has to make the climb twice; first to set up the camera and the second to capture it. Before that, he prepares his work by meticulously planning the route he will take for the climb, documenting the landscape his will pass through and the different routes he can choose. Once he has selected the route, he analyses it in detail and plans possible shots. During the climb, he contemplates and experiences the landscape on an introspective level while also reflecting on and studying the shots and possible combinations he can make of the captured images. When it comes to composing the photographs he can use images from different places, but always belonging to the same massif and the same mountain ranges, taken from different angles. Later on, in his studio, he uses digital techniques to compose his works and through “fragmentation, repetition, multiplication, superimposition of volumes, he highlights the magnificence of the mountain ranges.” Thus, through the use of this digital process, and the reiteration of the different parts, he builds imaginary landscapes

in which he attempts to achieve the effect of infinity. In his work, Maselli uses collage to show an invented, artificial and infinite nature, photographed passively in search of the viewer’s empathy. It represents not only what is seen but also what is felt. As he himself has defined it, Artificial Infinite is “a photographic inquiry into the aesthetics of the sublime, represented as a controlled fear that attracts the soul. The sublime is usually associated with qualities like immensity, infinity, emptiness, solitude and silence. In Artificial Infinite I use rugged mountains as the visual embodiment of what we can call the ‘terrifying sublime’.” To achieve this effect, Maselli manipulates the landscapes in a complex way through their digital photographic recreation, thus broaching one of the major questions in contemporary photography: that of where to draw the limits between reality and its representation. And in this approach to the sublime, through solitary experience of the majesty of nature, Maselli glimpses the abyss of infinity and emptiness, just as Caspar Friedrich did in his paintings. But unlike Friedrich, who gave us an individual, with his back to the viewer, contemplating the immensity of nature, the work of Maselli is notable for the absence of the human beings, who confront their own solitude, at the mercy of nature. The absence of the human figure, paradoxically, turns the viewer into the protagonist of the photograph, as they are placed at the focal point occupied by Maselli. From there, they contemplate this immensity, with different elements of the landscape bearing silent witness to their presence; they feel their smallness, are overwhelmed by the immensity of nature and feel the Sublime. With this work, Maselli seeks to “leave the viewer confused but also impressed by the magnificence of nature.”

Ignacio Miguéliz Valcarlos / Curator / Museum University of Navarra

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Fernando Maselli (Buenos Aires, 1978) termina en 2001 sus estudios de arte en Mar del Plata (Argentina). Más tarde se traslada a Madrid donde se dedica durante 10 años a la fotografía publicitaria. Posteriormente retoma sus proyectos personales y en la actualidad compagina ambos caminos. Su trabajo ha sido mostrado en exposiciones individuales dentro y fuera de España (en el Centro de Arte Tomás y Valiente, la Sala Kursala de la Universidad de Cádiz, la galería Luis Adelantado de México, la sala Proyectos Ultravioleta, Mondo o Mad is Mad); también en múltiples muestras colectivas y en ferias como ARCO, Fotonoviembre o Copenhagen Photo Festival. En su currículum figuran además la beca de producción de la Fundación de Segovia (2012), el Premio One Shot Hotels de Fotografía (2013), el Premio Adquisición de los XIV Encuentros de Arte Contemporáneo de Alicante (2014) y su participación en talleres junto a Paolo Roversi, Simon Norfolk, Stephen Shore, Stephan Ruiz o Javier Vallhonrat. Fernando Maselli (Buenos Aires, 1978). In 2001 he finished his art studies in Mar del Plata (Argentina). He moved to Madrid and spent 10 years in advertising photography. Later, he restarted his personal projects and nowadays he combines both works. His art has been shown in individual exhibitions inside and outside Spain (at the Centro de Arte Tomás y Valiente, Sala Kursala at the University of Cadiz, Luis Gallery. ); also in fairs like ARCO, Fotonoviembre or Copenhagen Photo Festival. In his resume, in addition to the production grant of the Segovia Foundation (2012), he received the One Shot Hotels Photography Award (2013), the Acquisition Prize of the XIV Encounters of Contemporary Art in Alicante (2014) and has worked in workshops along with Paolo Roversi, Simon Norfolk, Stephen Shore, Stephan Ruiz and Javier Vallhonrat.

OFICINAS

MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA FERNANDO MASELLI INFINITO ARTIFICIAL 8 NOV 15 ABR 2018

ANFITEATRO

PLANTA +1

BIBLIOTECA

TORRE

MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA

EXPOSICIÓN

Rector Universidad de Navarra Alfonso Sánchez-Tabernero Sánchez

Curador en el Museo Universidad de Navarra Ignacio Miguéliz Valcarlos

Presidente del Patronato Ángel Gómez Montoro Director General del Museo Jaime García del Barrio Dirección Artística José Manuel Garrido Guzmán Rafael Levenfeld Ortiz Rafael Llano Sánchez Fernando Pagola Marín Valentín Vallhonrat Ghezzi Administrador Fernando de la Puente García Ganges

INFINITO ARTIFICIAL

Coordinación Laura Torre Vall Montaje Cloister Services S.L Seguro Axa Art Traductor Tradtec Diseño gráfico Ken

Departamento de Comunicación Elisa Montserrat Rull

EDITA: MUSEO UNIVERSIDAD DE NAVARRA / DL: NA 2225-2017 / ISBN: 978-84-8081-580-2

+ 34 948 425 700 MUSEO.UNAV.EDU MUSEO@UNAV.ES


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