Soñé que conversaba en el espejo Me decía” tu verdad es el látigo del tiempo que castiga, el verdugo impostergable” Somos el mismo no lo olvides ya sabemos que el tiempo es un cabrón Nos arrebata los caballitos de palo.
2015
Presentación Palabra e imagen es el epígrafe de la muestra que de Rolando Garita acoge el MUSEO DE ARTE COSTARRICENSE. La forma y el color tienen su significado, Garita a través de su vida se los ha dado. Una trayectoria ininterrumpida, una línea coherente, evolutiva. Del dulce tema de sus amorosos y diminutos grabados a las telas enriquecidas con texturas, construcciones y una paleta que lo identifica. En esta serie el artista se aleja de la referencia concreta, guarda sus figuras ingenuas, no nos muestra sus amores de forma explícita, parece más bien que llega a la esencia, ni siquiera nos da la clave, no les pone título, como forzando a cada espectador a crear su propia historia, a usar a partir de la imagen sus propias palabras.
Es como si nos contara sus secretos en códigos cifrados… Técnica y conceptualmente Garita nos cautiva con una obra madura y auténtica que viene a enriquecer el panorama de la plástica costarricense. La invitación está abierta al público sensible que busca en el arte un espejo de la psique humana. Alma Fernández Tercero Directora Museo de Arte Costarricense
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm
Autorretrato hilvanado de recuerdos: Pintura y poesía de Rolando Garita La obra reciente de Rolando Garita –y quizás la de siempre- es un autorretrato dibujado en el recuerdo. En cada pintura se atisba una reminiscencia, tal vez una fantasía de una infancia mítica porque está fuera del tiempo y retorna de forma cíclica como verdad incontrovertible perfumada en los desvaídos resquicios del pasado. El tiempo asumido como nostalgia es una constante en la obra plástica, la poesía y el espacio vital del pintor. Recorrer los aposentos de su morada significa encontrarse con colecciones de viejos juguetes; carros, teléfonos, radios, planchas, artefactos varios que hablan de otra épocas, de distintas tecnologías, de vivencias olvidadas por casi todos. Pero, para Garita estos objetos son parte de su cotidiano, les mira siempre, le acompañan siempre. Rolando Garita se identifica con estos objetos, les cuida y les ama como cosas preciosas que le merecen respeto y admiración; cada material potencial, cada pieza de colección respira memoria, recuerdo, introspección; le ofrece una oportunidad para recrear ese logos de la nostalgia que teje su urdimbre en las coordenadas de la fantasía.
El pintor-poeta disfruta del olor añejo de sus desteñidos colores, de la herrumbre que les cubre, de la pátina de remembranzas conque le cobijan y embriagan. Y no es que Rolando Garita viva recluido en una esfera del pasado sin atender al hoy. Garita no se encierra en el solipsismo. No. Lo que sucede es que es un soñador, un hombre anclado en el ensueño, aferrado a imágenes que voluntariamente busca para nutrir su sed de nostalgia, su deseo de añoranza. Es casi una forma de resistir la tormenta en un mundo de torbellinos que giran veloces y arrastran a todos consigo, atrapados en sus ráfagas. La meditación y el “retorno” que significan los objetosmemoria de Rolando Garita le permiten asirse a la existencia y tratar a su manera de ser un individuo, de conservar su integridad, su forma peculiar de “ser en el mundo”. Su taller -por el que se filtra la luz cenital- revela la búsqueda constante de materiales y objetos que nos hablan desde los recodos del tiempo: maderas craqueladas y descoloridas, metales roídos, piezas con aroma de historia pasada, con pátina del tiempo, que vemos luego en museos y galerías convertidos en piezas artísticas construidas a manera de ensambles rebosantes del sabor de las composiciones sutiles y los objetos significativos.
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 60 cm (díptico)
En la pintura reciente de Rolando Garita nos encontramos con espacios plásticos en los que contemplamos una superficie compleja, un laberinto de color, una especie de retícula geométrica sobre la que se destaca una zona que deviene punto focal de la composición. Las áreas a su alrededor se “ocultan” con veladuras que las hacen perder protagonismo y las llevan “al fondo” del cuadro. En las “ventanas de luz” de estas arquitecturas, un conjunto de signos se ilumina y en ellas se destacan signos paradigmáticos presentes siempre en todas las pinturas: flechas, números, líneas de puntos, círculos, cuadrados, letras x, medias lunas. Las superficies pictóricas así compuestas presentan un gran equilibrio y una sensual armonía. Las zonas iluminadas cambian,
de manera que una impresión de conjunto crea en el espectador la sensación de una vibración y un movimiento, una sinfonía de destellos cambiantes que, a mi juicio, simboliza la idea de lo fugaz, de lo efímero, del instante que viene a la memoria y que luego se sumerge en la densidad del tiempo para regresar después quizás en otro momento. Conversando con el pintor, nos enfrentamos con una constante referencia a la importancia que para él tiene la fugacidad de las experiencias, sensaciones que vienen y van, siempre presentes y a la vez escurridizas, pero que “viven en mí” como lo expresa con vehemencia. A veces los recuerdos se entrelazan unos con otros y nos encontramos con dípticos y políticos que proyectan la noción de esta interacción de vivencias conectadas
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm (cada uno)
en la urdimbre del tiempo. Rolando Garita manifiesta en su conversación y en su poesía la tendencia a la melancolía por aquello que fue y ya no es; esa especie de muerte del recuerdo, que se puede sin embargo revivir en la mente a voluntad del individuo. El pasado deviene entonces mágico territorio que podemos visitar y recorrer en busca de esas cosas vividas en el ayer. La pintura figurativa de este autor refuerza estas nociones pues está poblada de objetos antiguos, de paseos por regiones del pasado y visitas al mundo perdido de la niñez y la inocencia. Para Garita la inocencia es el mundo del asombro, de la sorpresa ante lo cotidiano, lo desconocido, una suma de continuos primeros momentos en los que el espíritu no pierde nunca la instancia del asombro.
En sus cuadros, cada celda significa una vivencia, cada color una época, cada punto focal un recuerdo, cada espacio en receso, un olvido momentáneo. Esta actitud nostálgica pareciera establecer en el artista una “poética metafísica” que nos habla de la brevedad de la existencia humana, fugaz brizna de conciencia en la noche de los tiempos. La sensación difusa del fragmentorecuerdo y el aparente desorden de objetos y elementos se ordena en la mente del artista y pasa a la pintura como un patrón de formas múltiples, formas distintas y elocuentes: líneas que se cruzan, superficies que se interceptan, texturas que se superponen. Y en este universo de posibilidades, cada una se convierte en reminiscencia, en parte de una estructura de memoria, en bitácora de una travesía existencial.
Estructura y superficie sobre la que se ilumina y destaca un punto focal, una región de luz, segmento que es imagen precisa de una remembranza particular; el resto, visible solo bajo capas de pigmento y veladuras, será tal vez, la próxima región iluminada, el protagonista del siguiente viaje al país de la nostalgia. La poética de Rolando Garita esta colmada de sensaciones autobiográficas; Rolando se pinta a sí mismo, a sus emociones, a sus nostalgias y recuerdos en cada obra, y este acto se repite hasta formar un gran autorretrato, un perfil personal que faculta el atisbo a una sensibilidad anclada en el asombro, la belleza y la inocencia. En la vida de Rolando Garita pintura y poesía se funden en un estrecho entramado. Son fuerzas fundamentales que estructuran su existencia y cimentan su visión de mundo. La poesía rescata la presencia constante y mágica de un mundo infantil que solamente necesita la evocación de las palabras para aparecer conciso en el brillo de un ojo o en el esbozo de una sonrisa de complicidad, así, en esa habitación del pasado, el mundo se torna sereno y luminoso, potente y armonioso.
En la pintura, el espacio del recuerdo se convierte en región brillante, en punto de contraste evocativo que establece la fuerza de la vivencia recordada y la trae al instante con fragancia de realidad recobrada. Más no es solo la niñez la que rescata el autor son sus amores y sus sueños, las ternuras dormidas, las presencias y ausencias, la esperanza y el desaliento, la nostalgia como horizonte fantástico que alimenta el recuerdo y concede color a la contemplación. Cada zona iluminada en la pintura de Garita corresponde a una zona aún viva de su experiencia vital. Unas y otras se juntan para darnos un territorio de facetas rememoradas que puede muy bien concebirse como autorretrato en el recuerdo. En estas pinturas con sofisticada metáfora, el pintor nos ofrece sus recuerdos y memorias, sus experiencias y sus visitas a un mundo recordado desde un tiempo sin tiempo, un mundo que no se altera y es fiel a si mismo porque se ha convertido en arquetipo de la vida, en modelo embellecido de lo esencial de la existencia, de las cosas sencillas y puras, de la inocencia perdida en los caminos del devenir humano.
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm
En su obra La poética de la ensoñación (1986) Gastón Bachelard, filósofo y poeta francés se refiere a los recuerdos de niñez como viajes a una región “cósmica” que permanece tras la actitud que la razón nos obliga a asumir en nuestro diario vivir. Para Bachelard, existe en el ser humano “la permanencia de un núcleo de infancia inmóvil pero siempre viva, fuera de la historia, escondida a los demás, disfrazada de historia cuando la contamos, pero que solo podrá ser real en esos instantes de iluminación, es decir en los instantes de su existencia poética”. Esta experiencia para el pensador francés no es una huida sino más bien, “una ensoñación de expansión”. En las profundidades de esta mítica región, el recuerdo se revela como psicológicamente bello, como afirma el filósofo; “esta belleza está en nosotros, en el fondo de nuestra memoria. Su belleza es la de un vuelo que nos reanima.” Es a esta belleza a la que nos conducen palabra y color en la mano de Rolando Garita.
La pintura de Garita es sobre el tiempo, sobre la melancolía, sobre sí mismo, sobre la forma en que concibe el acto de vivir y su memoria; es un paisaje de recuerdos, una arquitectura de experiencias que nos permite atisbar en las ventanas de sus casas y descubrir una sensibilidad peculiar que nos invita a buscar en nuestro fuero interno la posibilidad del ensueño, el re encuentro con la inocencia cósmica, la renovación del asombro. Efraín Hernández Universidad Nacional
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm (cada uno)
Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm
MINISTERIO DE CULTURA Y JUVENTUD Elizabeth Fonseca Corrales Ministra de Cultura y Juventud Alfredo Chavarría Fennel Viceministro de Cultura Luis Carlos Amador Brenes Viceministro Administrativo Elena Quesada Serrano Viceministra de Juventud
MUSEO DE ARTE COSTARRICENSE JUNTA ADMINISTRATIVA María Fe Alpízar Durán Li Briceño Jiménez Gonzalo Castellón Vargas Franco Naranjo Jiménez Rodrigo Sequeira Carazo Liudmila Kikisch Martiniuk Alicia Zamora Murillo DIRECCIÓN Alma Fernández Tercero SUBDIRECCIÓN María Auxiliadora Otárola Luna SERVICIOS SECRETARIALES Sandra Millón Alvarado Yadira Vidal Castillo AUDITORÍA Yilena Alcázar Arroyo EQUIPO TÉCNICO Lilliana Acuña Calderón Melissa Aguilar Rojas Guillermo Calvo Loaiza Ana Luisa Cerdas Albertazzi Flory Mendoza Fernández Marissia Obando Razak M. Lourdes Robert Montes de Oca Maribel Rodríguez Rodríguez Ana Gabriela Sáenz Delgado Vivian Solano Brenes
EQUIPO ADMINISTRATIVO Elvira Alfaro Arauz Orlando Araya Delgado Dalia Arce Carvajal Dayhanna Delgado Salazar Heidy Morales Arroyo Rosa Vázquez Rojas EQUIPO OPERATIVO David Álvarez Solano Cecilia Bermúdez Arguedas Olman Carvajal Ulloa Oscar Garro Zamora Francisco Herrera Jorge Marín Araya Juan Carlos Marín Araya Ligia Marín Araya Jorge Muñoz Bolaños Rafael Solís Cubillo Manuel Soto Mora Alfonso Vargas Ramírez ESCUELA CASA DEL ARTISTA EQUIPO ADMINISTRATIVO José Edwin Araya Alfaro Director Artístico Sarita Riggs Brenes Directora Administrativa SERVICIOS SECRETARIALES Jeannette García Pérez Yamileth Rodríguez Vindas
22 de enero al 29 de marzo 2015 MUSEO DE ARTE COSTARRICENSE Tels. 2291-8670 (oficinas) 2256-1281 (museo) Parque Metropolitano La Sabana, San José, Costa Rica
Museo de Arte Costarricense
www.musarco.go.cr
Portada: Sin título | Acrílico sobre tela | 2014 | 30 x 30 cm (detalle) Créditos expositivos Curaduría: Efraín Hernández Museografía: María Lourdes Robert Montes de Oca Montaje: Olman Carvajal Ulloa, Jorge Marín Araya Diseño gráfico: Melissa Aguilar Rojas
MuseoArteCR