Anthropos Nº14

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Nº14 BOLETÍN INFORMATIVO DEL DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA Y EL MUSEO DEL TÁCHIRA

Excavación arqueológica Tamuco, municipio Andrés Bello.

Año 12 Enero - diciembre 2015


BOLETÍN INFORMATIVO DEL DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA Y EL MUSEO DEL TÁCHIRA

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Año 12 / Nº 14 / Enero - Diciembre 2015


Contenido Editorial..........…………….......……….…………................................ 03 Importancia de la memoria fotográfica Msc. Gregorio Aparicio............................................…….........…. 04 El general Juan Pabro Peñaloza, un hombre de resoluciones prontas Sra. Delia M. Aguilar ………........……......…..........................………10 La princesa encantada de la Urbina Sr. Eudes Alexander Moncada..........……..…..…. …...................... 15 Los Taramas Prof. Alexi Rojas …..….....…. ….................................................… 18 El libro y las culturas indígenas de tradición oral Dr. Omar González Ñáñez ….........................................…........... 21 Héroes-santos, la presencia de los próceres de la independencia en las estructuras del pensamiento religioso venezolano Msc. Anderson Jaimes............................... ..................................25

Secciones Fijas Evidencias arqueológicas del cultivo y uso del maíz en la época prehispánica en el Táchira Dra. Reina Durán................................….…...........….…............... 36 Informe de excavación arqueológica anual…..........…...............46 Actividades 2015 ……...........................................…............……. 57


Editorial El Anthropos Nº 14, corresponde al año 2015, es de un contenido muy variado y de interés, gracias a la colaboración de profesionales y amigos de la institución, tales como: Gregorio Aparicio quien escribe sobre la importancia de la memoria fotográfica, aspecto que es de indudable valor en los diferentes estudios o investigaciones que se emprendan. Delia Aguilar recrea la personalidad del General Peñaloza, destacado griteño de principios de siglo XX, merecedor de admiración por su persistencia en la defensa de sus ideales y Eudes Moncada cuenta la histora de la princesa encantada de La Urbina, que se mantiene hasta nuestros días en el imaginario popular de Ayacucho. A continuación tres consecuentes colaboradores de nuestro medio informativo: Alexis Rojas, presenta un estudio sobre los Taramas, antiguos habitantes del actual estado Vargas, Omar Ñañez un artículo sobre el libro y las culturas indígenas de tradición oral y Anderson Jaimes refiere cómo son percibidos por el pueblo venezolano los héroes de la independencia, identificándolos como parte de su religión. Continuamos con las secciones fijas, donde presentamos conclusiones e informes sobre la investigación etnológica y arqueológica realizada por el Departamento de Antropología y/o CIABET en los últimos años, así como la reseña fotográfica habitual de las actividades que se realizaron en el Museo del Táchira. Nuestro agradecimiento a los autores de los artículos que presentamos, ya que nos permiten seguir adelante con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de rescatar, conservar y difundir el patrimonio cultural regional. El presente boletín tiene una edición artesanal muy limitada, por tanto los invitamos a leerlo en museodeltachira.blogspot.com o adquirirlo en formato digital en Cd en la Biblioteca del Museo, esperando que lo disfruten. R.D.L. San Cristóbal, julio 2016

Asesora-directora Dra. Reina Durán Asistente de Investigación Msc. Anderson Jaimes PERSONAL: Administración Lcda. Miriam Chacón T.S.U. Sulay Cuauro Abg. Marisol Solano Abg. Jenny Molina Abg. Cristóbal Medina Merly Angarita Amanda Burgos Betty Quintero Zaida Escalante Equipo Técnico : Ing. Jesús Porras Romelia Pernía Promoción, Diseño y Diagramación: Mayra Becerra Fotografía: Jorlan Peña Educación: T.S.U. Nitkzia Alicastro Guías: Carlos González T.S.U. Wilmer Sánchez Lcdo. Edgar Contreras Karla Medina Julio Aguirre Biblioteca: Alfredo Casanova Mantenimiento: Graciela Sánchez Niorka Quintero Elizabeth Buitrago Rosa Zambrano Damays Gamboa Ramón Prada Conductor: Luís Sanabria Vigilantes: Aléxis Cáceres Antonio Flores José Remolina Ulises Prada


Importancia de la memoria fotográfica Msc. Gregorio Aparicio

Fototeca del Táchira

Inicialmente es importante plantearnos las siguientes interrogantes: ¿Porqué resulta importante una fotografía?, ¿Existen reales políticas a nivel nacional para la recuperación patrimonial del acervo fotográfico?, ¿En la actualidad cuales son los entes o instituciones que cumplen labores de protección y divulgación de la memoria fotográfica en Venezuela?. Interrogantes que nos conllevan a iniciar esta reflexión en torno al quehacer fotográfico y su aporte al inestimable patrimonio documental que hoy poseemos y que en muchos casos desconocemos su magnitud. La fotografía como lenguaje a partir de 1980 hasta el presente, se ha revalorizado como técnica, así como también por su valor estético, documental y testimonial; además de su potencial comunicacional. Todo bajo la mediación del empuje tecnológico y el arraigo social del masivo lenguaje visual con alta carga simbólica visual, que posee nuestra sociedad. Identidad, memoria y patrimonio se unen para generar en América Latina bajo el discurso postmoderno una especie de urgencia mediática en redescubrir nuestro pasado inmediato. La imagen fotográfica nos permite recrearnos por un imaginario cargado de evocación y por momentos nostálgicos de lo que hemos sido, lo que actualmente somos y mirar posibles perspectivas futuras en nuestro tardío afán de reafirmarnos como pueblo, nación y continente. En Venezuela en su caso particular, ha transitado por un camino de reencuentro con su memoria visual: la fotografía, los fotógrafos, investigadores e instituciones lo han hecho posible. Hoy, mediante convocatorias como esta, se han venido acumulando una serie de experiencias que han permito consolidar la figura del archivo fotográfico como unidad básica para un real acercamiento a nuestra memoria fotográfica y sus impactos inmediatos en la sociedad actual. Inicialmente debemos definir como un archivo fotográfico o un fondo documental, a todas aquellas colecciones de imágenes fotográficas pertenecientes al siglo XIX, XX y el presente, que son producto de un 04


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propósito determinado en cuanto a su cantidad, temario y autoría. Las mismas poseen implícitamente un valor documental o estético lo cual implica que la sumatoria de todas estas imágenes como archivo; aporta elementos importantes dentro de la categoría patrimonial cultural tanto regionalmente así como también en todo país; lo cual involucra que la integridad física de todo fondo fotográfico merece su protección, registro y reproducción. Siendo importante señalar que el propósito original de toda colección fotográfica obedece a intereses muy variados los cuales el más domestico es el caso de todo álbum familiar en todo su esplendor de belleza y afecto, así como lo son todas aquellas colecciones de índole institucional llámense de referentes eclesiásticos, oficialista u administrativas, de naturaleza educativa y todo el espectro documental que se acerque a lo científico y sus saberes. Hoy, nuestra labor de recuperación del acervo fotográfico regional nos ha conllevado a desempolvar a los fotógrafos artífices de todos los testimonios reencontrados con nuestra actual realidad: autores, foto estudios todos aquellos medios que han hecho posible reconstruir está recreativa historia de lo cotidiano.

Archivo fotográfico del Museo del táchira

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Todo nos conduce a clasificar todas aquellas imágenes fotográficas de acuerdo a su uso y permanencia física en: colecciones permanentes como por ejemplo la Fototeca del Táchira, fondos fotográficos de autor referidos a todo el seguimiento necesario para conocer la obra de un fotógrafo específico, archivos fotográficos de naturaleza institucional o pertenecientes a empresas dentro de los cuales podemos ejemplificar a los medios impresos. En este renglón de clasificación podemos hacer énfasis en las colecciones fotográficas familiares; pues las mismas han aumentado el quehacer de nuestras vidas y nos ilustran el modelo ideal del cariño, la familia y de nuestras secretas aventuras. Por lo cual la fotografía nos conduce a obtener indicios que dieron origen a un hecho en un pasado inmediato y descifrar su contextualización espacial. Su consolidación y protección en unidad denominada como archivo nos permite protegerlas, conservarlas y dinamizar su uso para interactuar en su condición de comunicarnos y transmitirnos conocimientos mediante su contenido. Por lo anterior, todo registro fotográfico es una extensión a manera de realidad latente que se ejemplifica como un producto delatador de nuestro contexto cultural y que nos permite su uso bajo los pretextos de la subjetividad personal y potencialidad documental, técnica y de posibles universos estéticos. Por eso, al intentar implementar políticas de revalorización y protección del patrimonio fotográfico regional, nacional y latinoamericano resulta oportuno señalar la urgente necesidad de generar los recursos humanos e instrumentales para desarrollar y garantizar el trabajo investigativo que ello amerita; aunado a esto, es importante reafirmar el trabajo creador de todas aquellas actividades fotográficas que vienen implementado instituciones afines al rescate de patrimonio documental como los son los museos, bibliotecas, fundaciones y todas aquellas unidades audiovisuales que se alimentan del archivo que a diario vamos creando. Siendo importante de resaltar la silenciosa labor que han cumplido todos aquellos medios impresos; periódicos y revistas que desde la creación del medio fotográfico han testimoniado con la impresión de imágenes que generan un tesoro para la difusión de imágenes que han hecho la historia contemporánea. En la actualidad toda política para la implementación de un inventario de patrimonio fotográfico en Venezuela en estos últimos veinte años han 06


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resultado por iniciativas aisladas de instituciones que con criterio centralista lo han desarrollado. El Instituto Biblioteca Nacional de Venezuela en su responsabilidad de recuperación del acervo documental nacional ha descuidado de manera abierta el aporte que desde la provincia venezolana hemos cumplido en el rescate de la memoria fotográfica local, hecho posterior al diagnóstico que se instrumentó en 1982 conjuntamente por la Biblioteca Nacional y la Organización de Estados Americanos sobre el "Desarrollo de los Archivos Audiovisuales". Luego se fueron incorporando otras iniciativas que repito que de manera aislada se han hecho por el patrimonio fotográfico nacional. Seguidamente conocimos par iniciativa del Instituto de Patrimonio Cultural en 1996 mediante la instrumentación de lo contemplado en el capitulo II, articulo 6° ordinal de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural se intentó la creación nacional de un programa piloto que realmente diagnosticara el estado actual del hasta ahora acervo fotográfico documental venezolano. Todo lo anterior se suma al I Simposio Nacional de la Fotografía realizado en la Universidad Simón Bolívar en Caracas en 1985, y que dio la apertura a una serie de eventos nacionales en diferentes ciudades del país incluyendo la ciudad de San Cristóbal en abril de 1988; eventos que de manera romántica y por iniciativa de individualidades e investigadores han llamado reiteradamente a la consolidación de reales políticas de rescate o recuperación de nuestra memoria visual. Estos eventos fotográficos luego de aproximadamente veinticinco años de actividades cumplidas tanto a nivel nacional como en Latinoamérica han generado positivas expectativas en lo que respecta al interés despertado por la revalorización, investigación y divulgación pedagógica del acervo patrimonial fotográfico. Tal como lo señala una de las pioneras de la investigación fotográfica en nuestro país como lo fue Josune Dorronsoro"... El mayor indicio del auge alcanzado por la historia de la fotografía en América Latina lo encontramos al tratar de inventariar lo que en este campo se ha publicado en los últimos veinte años, a pesar de que esta rama de estudio de la fotografía es considerada más como un complemento de la investigación del pasado y del presente, que como un estudio dotado de su propia relevancia e interés.-."(1) En la actualidad producto de la revalorización alcanzado por el poder una imagen fotográfica se han venido consolidando iniciativas que partiendo de experiencias aisladas; hoy se consolidan como grupos para la 07


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investigación de nuestra memoria fotográfica. Archivos fotográficos, fondos documentales o fototecas regionales consolidan el fenómeno alcanzado por las llamadas historias locales y la metodología interdisciplinaria de la etnohistoria. A la arqueología, etnografía, historia, tradiciones lingüísticas, orales, musicales, gastronómicas y la ecología en general. La fotografía se ha unido para enaltecer y testimoniar el quehacer en todo su espectro de cotidianidad, lo cual ha venido alimentando importantes acervos visuales que dignifican la necesidad de su protección. Hoy, queremos ratificar el proyecto que inicialmente en el año 1994 se denominó Fototeca del Táchira y que se viene implementando actualmente en la geografía tachirense mediante la recuperación de lo que en la actualidad denominamos memoria fotográfica regional. Recuperación, investigación y divulgación representan las bases iniciales para lograr implementar una real política de protección al patrimonio fotográfico regional lo cual se ha venido impulsando de manera sostenida con la implementación del inventario fotográfico en los diferentes municipios que conforman la geografía tachirense y que obedece a una teoría inicial de la manera cómo se introdujo y evolución el "mediún" fotográfico por la zona occidental del país; muy específicamente por el puerto de Maracaibo. Bolívar, Pedro María Ureña, Junín, Capacho libertad e Independencia, Jáuregui, San Cristóbal, Ayacucho y Lobatera, conforman el inventario fotográfico realizado hasta el presente. Labor iniciada por la fototeca en los municipios testigos del itinerario inventarial que hemos cumplido en estos 11 años de labor en pro - del patrimonio fotográfico regional. Lugares donde con el trabajo de un grupo interdisciplinario hemos realizado una inicial compilación del acervo fotográfico municipal, y que esperamos cumplir a futuro como émulo a el esfuerzo demostrado por Humberto Díaz Brantes que en 1930 publicó una primogénita gran memoria fotográfica del estado Táchira. En la actualidad el trabajo de investigación cumplido no sólo nos ha llevado a rescatar aquellas anónimas imágenes que descifraron una época. También el propósito es promocionar y reconocer los creadores de hoy. Que con sus registros fotográficos nos muestran el acontecer y la construcción de la memoria de un futuro inmediato. Nuevamente, el reto común en el milenario oficio del vivir está en las perspectivas de 08


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innovadoras tecnologías que nos habitan en nuestra cotidianidad. Los registros fotográficos del pasado solo nos muestran la potencialidad de imágenes de un mañana; extemporal, sin tregua a la nostalgia y sin posibilidad para el asombro. Pues el tiempo es el ahora; fugaz, indescifrable, impersonal e intransferible.

Referencias:

Ÿ (1) DORRONSORO, JOSUNE. 1993 Balance de la investigación histórica de la fotografía latinoamericana, desde fines de la década del setenta hasta la fecha. Pag. 23 Memorias Encuentro de Fotografía latinoamericana, COÑAC, FUNDARTE, Caracas.

Ÿ IABN ,OEA 1985. Archivos Audiovisuales de Venezuela: diagnostico y recomendaciones Estudio elaborado por Víctor Silva Gana y la Dirección de Servicios Audiovisuales y la oficina de Cooperación del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional, Caracas.

Ÿ INSTITUTO DE PATRIMONIO CULTURAL. 1996. Preinventario del Patrimonio Cultural Fotográfico realizado por Antonio Padrón Toro, Caracas.

Ÿ CASTAÑEDA BURAGLIA, ANTONIO 1986. Conservación y archivo del material fotográfico cartillas de desarrollo cultural, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá.

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El general Juan Pablo Peñaloza, Un hombre de resoluciones prontas Sra. Delia M. Aguilar Z. Sociedad Bolivariana de Venezuela

Del Valle de la Ciudad del Espíritu Santo de La Grita, de esta ciudad bautizada en el pasado sorno: Humogria, Ciudad del Alarde, Adelantada de la Libertad, Pedazo del Edén, Atenas del Táchira, Ciudad del Puñado de Patriotas, Tierra de Gracia, Anciana Venerable y Una Ciudad que Grita su Silencio; de esa misma Grita, donde en 1.610 los franciscanos comenzarán la devoción al Santo Cristo de los Milagros, donde Francisco Javier y Juan José García de Hevia dieran el Primer Grito Comunero de “Viva el rey, la Virgen del Rosario, y muera el Mal Gobierno” frases que nacieron de bocas gritenses y venecianas en 1. 779 donde el patriota Pbro. Fernando José García recibiera al General de América, a Nuestro Libertador Simón Bolívar y donde se llevo a cabo la Primera Batalla de La Campaña Admirable en 1820 ganada al ejercito Español en la persona del Brigadier Correa, donde Mons. Dr. Jesús Manuel Jáuregui Moreno fundara el Colegio “Sagrado Corazón de Jesús” que fue una verdadera fuente de luz, donde en sus aulas se formaron hombres de la talla de Emilio Constantino Guerrero, Régulo Oliares, Román Delgado Chalbaud, Diógenes Escalante, Antonio Rómulo Costa, Vicente Dávila, Eleazar López Contreras y otrs tantos que cambiaron la historia patria; de ese pueblo donde nacieron hombres y mujeres como Emilio Constantino Guerrero, quién fuera presidente de la República ese año maravilloso de 1.9l0, Jefe Civil y Militar del estado Táchira; Presidente de la Corte Federal y de Casacion, Autor del derecho Internacional Josefa Melaní de Olivares, la Poetiza Isaura, la Alondra Jaureguina; Las Hermanas Camargo, quienes fundarán “El Carmen”, Primer Colegio para Señoritas que funciono desde 1.909 hasta 1.919 en estas tierras andinas; dé este Valle enclavado en las montañas es uno de los personajes más famosos de nuestra historia chica; gritense cien por ciento; el Gral. Juan Pablo Peñaloza, uno de los héroes de una de las dictaduras más crueles que haya existido en la historia latinoamericana, la del Gral. Juan Vicente, Gómez. Peñaloza... hombre de resoluciones prontas, de carácter inflexible, duro en la batalla, persuasivo en el trato cotidiano, instruido, catire y de piel blanca; nació en La Grita un 26 de Junio de 1.864, según 10


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copia certificada de la Partida de Bautismo encontrada en el Archivo de la Basílica del Espíritu Santo de La Grita, inscrita con el No: 16; Folio: 9; Acta No. 21.452, hijo legitimo de José del Carmen Peñaloza y María Isabel Medina de Peñaloza. Juan Pablo estudió con grandes sacrificios y pudo graduarse de bachiller en el Colegio de San Cristóbal, su pobreza le impidió continuar los estudios universitarios y se dedicó al ejercicio del magisterio. Tenía una bella caligrafía y atesoró una cultura que llamó la atención del escritor Eduardo Zamacois; afiliado al partido Liberal del Táchira que dirigía al Gral. Espíritu Santo Morales, muy pronto adquirió renombre como guerrero y esforzado campeón de la autonomía municipal. En 1987 compartió con Morales una actitud de oposición en el seno del liberalismo a la nominación presidencial de Ignacio Andrade candidato personal del presidente Crespo, por considerar que los vínculos del político merideño con la oligarquía andina resultaran funestos para el predominio de la divisa amarilla. Unos años más tarde defendió enérgicamente al gobierno de Andrade contra las invasiones Rangelistas ligadas a la insurgencia del mocho Hernández mejor conocido con el nombre de Revolución de Queipa. Vencido en Las Delicias por Maldonado, a poco tomo desquite en Capacho derrotando a Rafael Rojas Fernández y casi de seguidas logró la victoria decisiva se San Josecito contra Rangel Garviras y Rojas Fernández. En 1899 continuaba en ejercicio de la gobernación de la sección Táchira del Gran estado de Los andes y se atrincheró en san Cristóbal para resistir el cerco de las tropas invasoras de Cipriano Castro. (Tomado del libro candelas en la Niebla del Dr. Ramón Vicente Casanova). El Gral. Peñaloza era un hombre culto, de atrayente presencia y personalidad, hombre de trabajo y de negocios que actuó en la política de entonces sustentada por el Gral. Espíritu Santo Morales, Presidente del Gran Estado de Los Andes, militó bajo las órdenes de este prestigioso jefe regional y concurrió a acciones de guerra como la del 23 de Junio de 1.886 en Capacho y luego en Junio de 1.898, derrotando al invasor Garviras. El historiador colombiano Pedro Moreno Garzón en su libro “Venezolanos Cien por Ciento” relata lo siguiente: “Allá por el año de 1.900, siendo el Dr. José Vicente Concha, Ministro de Guerra de Colombia preparaba una expedición revanchista contra Venezuela, al mando de Rangel Garviras, y llamó al Gral. Peñaloza para ofrecerle el cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejército invasor, ofrecimiento que rechazó indignado diciéndole al Dr. Concha: Soy enemigo de Castro y de su gobierno pero no traidor a mi 11


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Patria, y primero me ciño al cuello una culebra cascabel que ponerme una divisa azul en la cabeza”. En 1903 la revolución Restauradora, con el consenso del jefe Supremo de ella y de innumerables militares de alta jerarquía le honró con el cargo Jefe de Estado Mayor General de aquel formidable ejército, el más numeroso en pié de guerra que se halla visto en Venezuela. Vuelve a la carga en 1907 y realiza una fugaz incursión a Venezuela. A la caída de Cipriano Castro regresa al país y es designado miembro del Consejo de Gobierno que les ofreció elevadas jerarquías a los caudillos históricos surgidos de la Libertadora. En 1913 se suma a la conspiración de Román Chalbaud, pero al abortar la misión éste se fuga espectacularmente de Venezuela hacia Curazao. Desde la ciudad de Cúcuta, Colombia animó a varios alzamientos e invadió en 1.918, 1.920, 1.921 y 1.931, en ésta última ya octogenario, invadió confiado en la palabra de altos funcionarios gomecistas comprometidos con la revolución. Es allí donde es apresado por el Gral. Arcángel Lupi García en La Fundación cerca de Pregonero, llevado a La Grita donde el pueblo que lo vio nacer le prodigó una esplendida aclamación ya que fue uno de los pocos hombres que entendió la necesidad de enarbolar banderas frescas y ejemplares. Luego es trasladado al Castillo de Puerto Cabello, donde murió el 16 de Julio de 1.933. El Viejo militar vino y se fue sobre los lomos de su prestigio, no quiso que nadie lo llorara y no dio motivos para una lágrima. No podía permitirlo el hombre que desde un aula escolar salió a combatir por causas buenas y a sembrar semillas que nadie pudo detener. Seguramente ese día al lado de sus guerrilleros al hacer el balance de conductor de pueblos orgulloso debió sentirse por no haber torcido el destino ni la fe de los suyos, más bien, por haber levantado la única bandera trascendente de nuestra historia regional. Uno de los que compartió su celda en el Castillo fue el Poeta Andrés Eloy Blanco quien lo vio por ultima vez inmóvil sobre la tarima, sin un quejido ni una señal de desaliento. Dijo el poeta: “Murió cuando su cuerpo ya estaba deshecho, cuando lo único que tenía intacto eran los grillos…” Peñaloza... fue el “único andino capaz de quitarle el sueño al Benemérito y ponerlo a caminar en apuros, Gómez sabía de que los andinos somos capaces de todo, aunque sea de dar nuestra propia vida si es necesario y Juan Pablo era digno ejemplo de la andinidad. 12


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Gral. Juan P. Peñaloza Archivo fotográfico del Museo del táchira

Decía el Prof. Domingo Enrique Lupi Orozco Cronista Mayor de la Ciudad del Espíritu Santo de La Grita lo siguiente: a este Juan Pablo Peñaloza, lo conocí cuando iba a la escuela primaria, como un hombre pequeño, regordete, de piel blanca-rosada, de carácter fuerte; lo tenían amarrado a una columna en el patio de la antigua casa municipal cuya planta baja servía de cárcel y de cuartel. En la copa de su sombrero había una perforación de bala producto de una de sus recientes hazañas. Fueron sus hombres de confianza entre La Grita, El Cobre, El Zumbador, Colón, Michelena, Lobatera, Queniquea, Pregonero y demás lugares afectados, por la barbarie gomecista, los Generales y Coroneles de Montonera Domingo Lupi García, Maximiliano Casanova, Pedro Molina, Andrés Colmenares, Rafael Moncada, el Sute Andrés, Ángel María Sánchez, Nolasco Moncada, Abigail Colmenares, Carlos Morales, Meliton Mora, Ángel María Salcedo, el Pbro. Pedro María Morales y otros tantos que defendieron su honor y su bandera por la causa amarilla a la que creían noble y generosa. 13


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Su armamento era pobre y según el Boletín de historia de Miraflores Eustoquio Gómez tenía indicios de dos depósitos clandestinos de armas en La Grita, ya que así se lo comunico a su primo y jefe Juan Vicente; el primero era un "Secreto", en la casona de mis bisabuelos y abuelos matemos, entre la antigua cocina y una habitación. Fusiles, hierros, machetes, municiones, calderas que debían ser propiedad de mi tío Domingo Lupi García, Gral. de la causa y el segundo estuvo y esta derruido en una ladera diagonal a nuestra casa materna en la calle dos . Las tácticas militares de estos revolucionarios eran variadas, llegaban a las cimas de los cerros que circundaban las ciudades, clavaban una bandera amarilla y hacían desfilar a su alrededor a los pocos hombres que disponían, ya que cada responsable de región no cargaba más de cincuenta hombres con esto creían engañar a los observadores del gobierno. Otras veces utilizaban las emboscadas en las montañas a comienzos de la batalla, y luego salían a campo abierto a rematar al enemigo, a machete limpio. También trataban de eliminar altos Jefes primeros que iban a caballo. Muy común fue el método de las trincheras y la utilización de armas blancas lucha, porque las municiones eran costosas, escasas y difíciles de conseguir. Para alimentarse se valían de los víveres que encontraban a su paso y el ganado era el primer sacrificado. El vestido era pobre, tan pobre que apenas usaban alpargatas, calzón de caqui y una ruana de dos colores que les servía de abrigo de cama, sombrero de cogollo o pelo de guama. De todas formas el Gral. Peñaloza representó la dignidad, el valor, la vergüenza, la lucha guerrera e idealista contra una de las peores dictaduras de América. Su pueblo siempre le profeso cariño, el respeto y la devoción que nadie se atrevía a disputarle ni a negarle nunca. Su prisión fue un hecho más de la leyenda que levantó por medio siglo, en una tierra que lo quiso y lo admiró por sus creencias guerreras y sus iluminadas ideas libertarias. Su ejemplo nos induce a la admiración de su valentía y su bandera será una estrella permanente en el firmamento de la causa liberal y democrática que por siempre brillará sobre la conciencia de los hombres libres.

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La Princesa encantada de La Urbina Sr. Eudes Alexander Moncada Galería de arte El Punto, municipio Ayacucho

Cuando los truenos estremecían el silencio pueblerino del San Juan de Colón de la época y los rayos rasgaban la oscuridad de la noche, Don Alfredo Colmenares meditabundo y pensativo, exclamaba con solemnidad casi mística y con una especie de reverencia, ¡Ah caray la vieja Urbina está disgustada otra vez!, se santiguaba y en silencio con la cabeza gacha musitaba en voz baja algunas oraciones, luego concluida las mismas procedía a contarnos la Leyenda de la Princesa Encantada de la Urbina, no sin antes hacerse suplicar de los nietos que le habíamos escuchado absortos en otras tantas oportunidades, relatarnos esta misma historia una y otra vez sin que nunca nos cansáramos de oírla, pues siempre iban acompañadas estas largas sesiones de mitos e historias fantásticas, de las sabrosas acemitas de chicharrón, cuajada y aguamiel calientita, sin embrago la que mas nos gustaba era la que hacía referencia a la ya mítica Princesa Indígena. Comenzaba Don Alfredo Colmenares diciendo: “había una hermosa princesa indígena perteneciente a una de las tribus que poblaban esta hermosa región de la meseta de la sabana de San Juan, allá por el año de 1630, era de piel canela y larga cabellera azabache, cuerpo esbelto y recio, de mirada retadora y una reciedumbre propia de las mujeres andinas, era admirada y deseada por todos los guerreros jóvenes no solo de su tribu, sino incluso de otras tribus, su belleza sin igual y su majestuosidad de diosa, habían traspasado los linderos mismos de las fronteras naturales de toda la zona, pero nadie había logrado atraer su atención e interés, a pesar de que solían obsequiarles hermosos y costosos presentes, los guerreros mas apuestos y del mas puro linaje de las tribus de toda la zona. Todo parecía indicar que sería bastante difícil pretender a la escurrida damisela. Sin embargo ya los rumores empezaban a preocuparle al Cacique Jefe de la tribu, según se comentaba entre sus pobladores, la princesa Urbina estaba enamorada de un extranjero, u7n hombre de largos cabellos como de mujer y que tenía el rostro cubierto por pelaje como si fuera un animal salvaje, también estaba cubierto su cuerpo por un caparazón que al darle de lleno los rayos del sol, refulgía como el agua pero que era duro como la espalda de la gran tortuga, usaba armas extrañas y utilizaba un lenguaje que nadie 15


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entendía, sin embargo había sido aceptado por los obsequios que ofrecía sin nada a cambio, pues andaba solo por las montañas casi muerto de hambre y de sed, todo andrajoso, el día que fue conseguido y traído a la Aldea, por un grupo de guerreros que andaban cazando. Aquel día se le brindó un gran festín al extranjero, ante lo cual aquel extraño hombre obsequió tanto al Cacique jefe de la tribu como la Princesa Urbina, unas hermosas piedras que reflejaban las figuras y las formas en diferentes colores, además de otras estupendas telas de suaves sedas y otro sin fin de extraños obsequios, que repartió sin mezquindad alguna entre todos los miembros de las tribu. A pesar de todo esto había alguien que no lo miraba con buenos ojos y que no confiaba para nada en el aquel extraño hombre, el piache el brujo de la Tribu, un venerable anciano, de encanecido pelo y arrugada tez, que lo seguía vigilante con su mirada en cada una de sus acciones y que a cada oportunidad que tenía le hacía cizaña con el jefe de la Tribu.

Petroglifo “EL Ceibo” San Juan de Colón, municipio Ayacucho

Así que una funesta noche el Cacique acompañado por un grupo de guerreros y el por Piache de la Tribu, siguieron de cerca de la joven princesa y al extranjero, hasta bien entrado el bosque donde los sorprendieron en sus ardorosas caricias, siendo detenido inmediatamente el hombre blanco, fue 16


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expulsado de la tribu y llevado fuera del territorio indígena de aquellos bravos guerreros, al cual mas nunca se le volvió a ver y a la princesa Urbina fue castigada por su osadía al destierro y el brujo piache de la Tribu, la maldijo a vivir en soledad eterna. Cuentan que la princesa Urbina aceptó con resignación el castigo y se refugió en lo más profundo y recóndito de las montañas, que bordean con sus alturas la parte alta de la meseta de la Sabana de San Juan y que más nunca se volvió a saber de la hermosa princesa. Sin embargo cuentan los ancianos que allí hay un paraje exótico de una belleza sobrenatural, donde existe una cascada de blancas aguas y de un ensordecedor bramido, mas sin embargo para llegar a ella hay que desprenderse de todo sentimiento negativo, donde debe la persona debe prepararse espiritualmente y mantener una paz de pensamiento, para poder por lo menos observar la cascada en la distancia pues sí por el contrario se va hacia ella con malos pensamientos vociferando malas palabras o ejecutando malas acciones, es inminente la casi inmediata presencia de una espesa niebla, que o permite ver un palmo mas allá de la respiración misma de la persona y un silencio tétrico invade todo. Dicen que allí mora la Princesa Urbina celosa guardián de aquellas tierras recónditas y que cuando su furia y dolor por el amor frustrado se acrecientan, entonces hace estallar los truenos y lanza rayos de luz de las nubes para demostrar su ira, ¡Ah caray la Vieja Urbina está disgustada otra vez!, expresó por último don Alfredo Colmenares”

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Los taramas Prof. Alexi Rojas Museo de Marapa estado Vargas

El actual territorio del hoy estado Vargas estuvo habitado por numerosas parcialidades caribe-arawacos que conformaron la Nación de los Taramas, o Nación Tarama. Según Oviedo y Baños, los españoles denominaban Nación a aquellas agrupaciones de indígenas muy numerosas; en este sentido, en la concepción de que algunas etnias eran naciones por sí solas, como es el caso de los Caracas, considero a esta organización política como la primera Confederación Indígena, porque en este primogénito ejercicio de unidad se unieron varias Naciones, entre las cuales podemos nombrar a los “Caracas, Tarmas, Taramaynas, Charagotos, Teques, Meregotos, Mariches, Arvacos y Quiriquires” (Oviedo y B. 1824: 225), quienes extendieron sus dominios hasta los Valles del Tuy, estado Aragua, poblaron todo el Distrito Capital, el estado Vargas y parte del estado Miranda. Su Cacique principal, líder de líderes, o Wapotorö fue Waicaipuro (“púa ardiente” en lengua Caribana). Los Caciques subalternos o Wapotoris dominaban grandes extensiones de territorio y podían indistintamente actuar como Cacique en otras regiones, tal es el caso de Charaima (“Señor del Valle de las Charas”), Cacique de los Mariches quien lideró a los guerreros Tarmas junto a Paramaconi “(joven caimán” en Caribano) y Caparaica (Cacique de origen Tamanaco, de la Guayana venezolana). En 1499, cuando Alonso de Ojeda intenta desembarcar en las costas de Chichiriviche (“aquí sí se puede vivir”, en lengua Caribana) recibiendo tal lluvia de flechas que lo obliga a levar anclas y escapar de nuestras costas bautizando el sitio como Puerto Viejo del Flechado. Un año después Pedro Alonso Niño lo intenta también y las flechas tarmenses se lo impiden, huyendo con algunas bajas. De acuerdo a la naturaleza de los guerreros que conformaron la Nación de los Taramas, tenemos que los Caribes fueron hombres nómadas, guerreros, belicosos, aventureros y diestros en el manejo de estrategias de la guerra, mientras que los de naturaleza Arahuaca fueron hombres sedentarios, diplomáticos, amantes de la paz y de la Madre Naturaleza. Es por ello que en oportunidades podemos observar en la actitud de los guerreros taramas estas diferencias genéticas.

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Si se admiten esos polémicos y criticados estereotipos planteados por los colonizadores encontramos a Caciques como Maiquetía, probablemente Arahuaco, quien confraternizaba con los invasores españoles y llegaba a acuerdos con ellos, pero también encontramos a Pariata, quien enfrentado al mismo Maiquetía, no pactaba acuerdos sino que hacía la guerra. Se cuenta que una noche, navegó con sus guerreros hasta el buque insignia de la Armada española, anclado frente al cerro Guiriguire y lo quemó dejando a los reyes de España sin su más significativo buque de guerra, lo cual es indicativo de que Pariata, en consecuencia era de sangre Caribe. Pero más objetivo que los supuestos atributos psicológicos atribuidos a estas comunidades, es el testimonio transmitido por los restos de cultura material legados en los territorios por ellos habitados, en el caso de poder identificarlos como autores de tales objetos. De acuerdo a nuestras investigaciones y a los hallazgos arqueológicos en posesión y custodia del Museo Arqueológico Marapa, además de esta excelente organización social, los Taramas eran agricultores y seguramente cultivaban el maíz, el cacao, la yuca, la batata entre otros productos agrícolas; es por ello que en muchos lugares se localizan metates, o “piedras de moler” en contextos cerámicos donde se aprecian restos de budares de barro, indicativo de su actividad agraria, por cuanto en los metates se molían los granos y en los budares se cocían las tortas de maíz y el cazabe. La presencia de hachas y puntas de flechas indican la práctica de la cacería de animales terrestres y también acuáticos; por eso en las grandes alturas donde establecieron sus poblados se localiza gran cantidad de vértebras de pescados de distintos tamaños y muchas conchas de caracoles y en algunas oportunidades, coral marino. Así mismo, de acuerdo a la presencia de considerable cantidad conchas de warura (Strombos gigas) en nuestras costas, podemos afirmar que también eran excelentes navegantes porque en sus canoas se trasladaban hasta el Archipiélago de Los Roques a Prof. Alexi Rojas explotar el Botuto, cuya carne es 19


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rica en proteínas y las conchas eran trasladadas hasta este calórico terruño guaireño para ser procesadas elaborándose cuentas de collar, raspadores, hachas, puntas de flechas, pectorales y otros productos manufacturados que le dan a los Taramas la categoría de buenos artesanos. En sitios como Boca Tacagua, al final de la Urbanización La Atlántida, parroquia Catia La Mar, se localizaron figurinas tipo sonajeros como las que usan los Piasanes (o Chamanes) en sus ritos de curación, así mismo se localizaron fragmentos de vasijas policromadas hasta de cinco colores lo cual es un indicativo de que los recipientes no eran concebidos solo de manera utilitaria sino que tenían un sentido estético. En Puerto Carayaca se localizó una vasija conteniendo huesos humanos de un infante cortados al mismo tamaño, así como una figurina sonajero, lo cual nos hace deducir que los Tarmas realizaban ritos mágico-religiosos. Entre Boca Tacagua y Mare Abajo se reporta la presencia de grandes concheros localizados entre el camino y la playa; en 1956, José María Cruxent e Irving Rouse visitan la zona de Cabo Blanco y reportan “…un conchero que bien pudo haber medido primitivamente de diez a veinte metros de diámetro por un metro de hondura.”. Por todo lo afirmado podemos decir que los Taramas además de guerreros, eran agricultores, pescadores, navegantes, cazadores y recolectores, artesanos y muy especialmente dejaron “escrito” en las rocas sus pensamientos y cotidianidad. Esta hipotética fusión Caribe-Arawaca, poco a poco habría ido dominando, como se expresó anteriormente, la navegación mar adentro llegando incluso a la isla de Margarita, Coche y Cubagua, estableciéndose lazos familiares con los Waiqueríes, Cumanagotos, Tamanacos y Píritus entre otras etnias del oriente venezolano. “Los últimos sobrevivientes de esta importante tribu, llamadas Caribes, viven hoy día en la región meridional del estado Anzoátegui y en parte del estado Monagas”, (Lisandro A., por Paul Rivet. 1959: 37).

Referencias: ŸRIVET Paul. Lisandro Alvarado y las Lenguas Indígenas de Venezuela. Revista Nacional de Cultura Nº. 135. Ministerio de Educación, Caracas 1959. 20


El libro y las culturas indígenas de tradición oral Dr. Omar González Ñáñez ULA-UCV-Universidad Indígena de Venezuela

Una primera aproximación a este tema es que no creemos que haya una contradicción entre la producción y uso de LA ESCRITURA, expresada en este caso por EL LIBRO, por un lado, y la práctica de la ORALIDAD, por parte de los Pueblos Indígenas (que está más bien en desuso en algunos Pueblos Originarios), por la otra. Asumiendo una actitud de respeto a la diversidad etnocultural, sostenemos que ambas producciones y/o creaciones deben promoverse. En estos tiempos de revolución y difusión de las TIC, se está acentuando últimamente en el planeta, el uso del audiolibro. En el caso de los pueblos indígenas de Venezuela existe una experiencia valiosa con la combinación del texto y las narrativas literarias recogidas en CD´s como es el caso de la Colección Warairarepano de la editorial Monte Ávila. Por ejemplo, acabamos de presentar en la presente X FILVEN un nuevo ejemplar, El Origen de los Mosquitos, patrimonio de la tradición oral del pueblo Pumé del estado Apure. Al interior de las comunidades indígenas más aisladas, los personajes infalibles, que además responden a un rol establecido por la tradición dentro de esas culturas, son Los Dueños de Palabras, los chamanes; ellos siguen siendo más efectivos que estos audio-libros o que los textos por internet pues a veces la señal no llega tan selva adentro y no todos, tienen una laptop o una tableta que funcione en esas latitudes. El gobierno ha instalado algunos infocentros en las remotas regiones pero estos centros, cuando funcionan, hay que consultarlos en las capitales municipales o en las misiones religiosas y, eventualmente en las bibliotecas y escuelas de las principales centros poblados. Por ello es que retornamos e insistimos en el papel de Las Familia Indígenas Hablantes, que se refiere no sólo que contribuye a conservar la tradición oral sino a transmitirla y permite construir las identidades de estos pueblos. Pienso que existe otra limitación de la escritura frente a la oralidad; al oír las narrativas de cualquier pueblo indígena/ o campesino, al recibir los código, 21


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mensajes, a través de una grabación en el audio-texto , en la tableta o en un grabador, estos textos jamás podrán ser sustituidos por las actuaciones de un chamán en persona, en sus espacios sagrados, acompañado de los aromas de la espesura del bosque y la selva de símbolos representados en los petroglifos sagrados asociados a esos rituales. Es como describe el antropólogo Clifford Geertz en su libro “El Antropólogo como autor” (1988), especialmente en el capítulo “Estar Allá, Escribir Aquí”, pues la descripción de la perfomance del chamán, solo sería una máscara del ritual tal como éste se realiza en sus espacios sagrados de sus remotas aldeas. Es interesante a este respecto, la discusión de escritores como el paraguayo Augusto Roa Bastos quien en sus textos de la trilogía sobre el Poder, a saber: Hijo de Hombre (1960), Yo el Supremo (1974) y El Fiscal (1993), confiesa que cuando se disponía a escribir sus novelas, pensaba y su sintaxis le fluía primero en su idioma materno, el Guaraní, antes que en español, el idioma de los colonizadores de su país. En Roa Bastos, afirma el presentador de su novela Hijo de Hombre: “El dialecto guaraní transcrito alude a los límites entre la escritura y la oralidad, además de constituir el reflejo de una identidad literaria. Valga este hermoso fragmento como ejemplo de ello (y cita a Roa Bastos) “No había tristeza en su voz, ningún énfasis, ninguna amargura. Sus palabras eran festivas. No hay tristezas en el guaraní: las palabras salen recién inventadas, sin tiempo de envejecer. Para decir el sueño será largo...,dijo jho´ata che´ar keraná pukú…, sugiriendo un sueño a pata suelta, llena de infinita molicie, de imágenes alegres, con una mosca haciéndole cosquillas en la nariz”. Curiosamente, en lo que llamó “poética de las variaciones”, Roa Bastos suprimió los textos guaraníes de sus reediciones. Por más que lo explique, aquí se manifestó un nuevo desplazamiento de la Lengua Originaria por la Lengua de Conquista, pero protagonizada por el mismo novelista…lo cual es lamentable y casi imperdonable. Roa Bastos nos explica que EL SUPREMO, que en sus novelas refiere al dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia (El Supremo), quien gobernó Paraguay desde 1816 hasta 1840, se convierte en el dueño absoluto del lenguaje; como afirma Richard Parra Ortiz, uno de sus críticos: 22


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“el discurso que el Supremo tiene contra la escritura, el cual la relega a un plano secundario de la cultura, sirve para un propósito doble: por un lado, el rechazo de la escritura constituye la base de su poder absoluto, puesto que ayuda a afirmar la idea de que El Supremo es el único sujeto capaz de hablar y ejercer el habla y la escritura; por otro lado, este discurso es visto como necesario en la perspectiva de luchar contra el criollismo por la soberanía del Paraguay y por el rescate de las culturas guaraníes. El rechazo de la escritura es tan sólido que lleva al Supremo a producir un discurso que incluso va en contra del propio lenguaje humano” Es tan importante para los constituyentes de la identidad indígena, la pugna entre la lengua materna y la dominante (que utiliza tanto las formas de la oralidad como de la escritura), pues como ocurría entre los warekena y los baniva tradicionales, cuando los viejos o “antigüeros” hablaban español, se notaban de inmediato el uso de construcciones lingüísticas en la lengua española, pero con evidentes estructuras lingüísticas de interferencia de sus lenguas maternas indígenas. Por ejemplo, cuando los antigüeros hablaban español decían “Aparta más que yo esa curiara” (sintaxis originaria) en vez de “aparta de mi esa curiara”. Nosotros pensamos que en los textos bilingües deben conservarse esas formas originarias, explicando su procedencia. Descendientes indígenas de la etnia Quinaroa Lagunillas, estado Mérida.

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Otro escritor latinoamericano que dentro del debate Escritura/Oralidad, toca el tema del papel de la manipulación de la escritura del español como Lengua de Conquista, fue Ángel Rama en su obra “La Ciudad Letrada” (1984). En el contexto del colonialismo en América Latina, la opción del Supremo por las tradiciones orales tiene una connotación social y política, puesto que la escritura sirvió como instrumento de dominación cultural, tal como lo señaló Ángel Rama en La ciudad letrada. Como en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se consagra el enfoque intercultural; ante tal realidad, poseemos el basamento jurídico para fomentar el Texto Escrito y las narrativas orales de esos pueblos, no solo en la escuela sino en todas las esferas de convivencia criollo-indígenas. Es pues loable que se sigan impulsando las dos creaciones, tanto la escritural como la oral y que quede claro, como afirma la colega peruana Nila Vigil (2006), lo siguiente: “…quisiéramos llamar la atención sobre la concepción etnocéntrica de que las culturas escríbales son más evolucionadas que las culturas orales. La teoría de la “gran división” postulaba que la escribalidad contribuía a un orden de pensamiento elevado y al desarrollo de habilidades cognitivas avanzadas, por lo que se distinguían las “primitivas culturas no escribales” de las “avanzadas culturas escríbales”. Yo concluiría junto con Nila; Escritura sí, oralidad también.

Citas

ŸGonzález Ñáñez, Omar. 1980. Mitología Guarequena. Monte Ávila editores. Caracas.

ŸParra Ortiz, Richard 1980.Yo El Supremo. La fatalidad de la escritura y el poder. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Rama, Ángel. (1984) La ciudad letrada. Hanover, N.H. : Ediciones del Norte, 1984.

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Héroes–santos la presencia de los próceres de la independencia en las estructuras del pensamiento religioso venezolano Msc. Anderson Jaimes R. Museo del Táchira

Los héroes de la independencia venezolana se encuentran presentes como figuras centrales de la historiografía nacional. De hecho muchas veces se ha intentado identificar el proceso emancipador con la biografía de estos, especialmente con la de Simón Bolívar. Esta forma de entender la historia de Venezuela tuvo un papel muy importante en el fortalecimiento de la conciencia nacional y es la fuente de una interpretación “histórico belicista” cuyos actores principales son los héroes militares. Es también el origen de una devoción y un culto histórico a estos personajes que se expresa en los actos oficiales los cuales se convierten en formas culturales de una religión de la patria. Sin embargo esta no es la única presencia de los héroes de la independencia en la cultura y mentalidad de los pueblos que hoy conforman la nación venezolana. Muchos de estos héroes se encuentran también presentes dentro de las estructuras de pensamiento religioso de dichos pueblos, su presencia se asemeja a la de santos católicos, con los que por cierto los van a unir algunas características análogas. Son el centro de devoción de una forma religiosa de carácter pragmático y dinámico, que responde al presente de los grupos y personas inmersas en tales formas y donde dicha comunidad se ve encarnada e identificada en cuanto justificación de valores practicados pero no justificados por las instituciones de la sociedad. Los héroes encarnan una conciencia y mentalidad muy particular hacia la muerte, son los intercesores en los asuntos de los vivos. Pero también representan un arquetipo con el que las comunidades o grupos se van a ver reflejadas a si mismas y a sus aspiraciones más profundos. Por eso el héroe se convierte en objeto de pasión, la más profunda, por lo humanamente totalizante, el viejo anhelo de vencer a la muerte. 25


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Lo barroco como estructura del pensamiento nacional La independencia representó una profunda transformación en la mentalidad de los colectivos que se conformarían en lo que hoy es Venezuela. Sin embargo, esto sólo puede entenderse desde la perspectiva de un profundo proceso que supuso la irrupción del español y el africano en un territorio con culturas y organizaciones variadas que van a provocar la formación de una nueva y compleja realidad socio – cultural. Tal vez “lo barroco” pueda ser el modo en que mejor pueda definirse el tipo de existencia y mentalidad que va a caracterizar el producto primero de este largo proceso: la sociedad colonial. Lo barroco, antes que un movimiento estético que apenas tiene incidencia en las artes y cultura de la época, se relaciona a la vida social y a la psicología colectiva. Barroco es esa existencia vitalista y en extrema tensión, producto de la radicalización de unas profundas contradicciones antes controlables. Es todo un sincretismo o mestizaje que va constituyendo un estilo original, un modo de vida hiperbólico pero al mismo tiempo de soterramiento mental, de búsqueda de lo insólito, lo descomunal e insospechado, en los destellos de una aristocracia plagada de molicie y desidia en contra de una sociedad clasificada en castas cada una con prerrogativas diferenciales. Lo barroco aparece en las manifestaciones más contradictorias de la colonia, pero al mismo tiempo en las más cotidianas. Lo retórico y formalístico, lo rebuscado y ceremonioso, son expresiones también de esos sentimientos contradictorios y temperamentos trágicos que se esconden en lo más profundo de una psiquis colectiva de naturaleza dualista. Sátira y sensualidad, desilusión y lucha, pasión y despecho, son caracteres constantes de la idiosincrasia latinoamericana actual. Dentro de estas sociedades el pensamiento religioso es canalizado por el catolicismo con sus expresiones ritualísticas y de culto. Estos se convierten en eventos centrales de la vida de las personas. Dentro de este culto, concebido como un espacio separado y ajeno a todo lugar y tiempo, imperdurable y celestial, no tienen cabida los símbolos de las “nuevas” culturas americanas que son rechazados como inefectivos, pecaminosos e idolátricos. Al “indio” se le obliga a olvidar su historia y cultura e incluso se le enseña a avergonzarse de ella.

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La doctrina que se enseña supone una transmisión de sistemas de pensamientos previamente elaborados y concebidos como de valor universal y absoluto, concepción que todavía se extiende en algunos sectores conservadores de siglos posteriores: … la santa iglesia es la depositaria de la verdad, por disposición de Dios; la doctrina cristiana se funda en los principios eternos e indestructibles de la verdad divina y, por lo mismo, tiene la solución para todos los problemas; pero se le conoce demasiado superficialmente; de allí que los enemigos de la fe, explotando esta ignorancia, siembran primero la duda, para cosechar la indiferencia y hasta irreligiosidad (Río. 1995). La teología nace así desde una situación de poder pues la figura de Dios se asocia con la del “pantocrator” imperial que habla a través del Rey y de las autoridades. Esto supone una ética del orden, de represión que busca aniquilar todo instinto vital de rebelión, de allí la represión del instinto sexual tal inculcado en la moral tradicional y origen de múltiples conflictos en la barroca sociedad dualista, que aprende la fe en los catecismos y en los diálogos casuísticos. Sin embargo esta concepción no logró pernear del todo las capas populares, pues la vivencia cultural y religiosa de estos sectores mayoritarios de la población, nada tiene que ver con el engolado estilo urbano. La supervivencia cultural se sincretizó dentro de estilos, motivos, tendencias y celebraciones. Al calor del alcohol y en los espacios y tiempos permitidos por las clases dominantes, aliviaron sus alineaciones satirizando la autoridad y disfrazando con ropajes occidentales a sus héroes y dioses, mientras se extiende cada vez más el mito que agitará muy pronto al mundo y a la región: el mito de la igualdad. De todos los mitos políticos sociales que han agitado al mundo moderno a partir de la revolución francesa, ninguno como el mito de la igualdad conmovió y fascinó más a nuestro pueblo venezolano. Desde cierto punto de vista nuestro proceso histórico – a partir de la independencia – es la lucha por la nivelación igualitaria. Igualdad más que libertad… el concepto de libertad era mucho más abstracto que esa reivindicación concreta e inmediata de romper las fronteras de casta que trazará imperiosamente el régimen colonial (Picón, 1953; 205).

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Más que un cuerpo de pensamiento estructurado sobre la base de la institución eclesiástica esta religiosidad popular responde a un tipo de mentalidad que se deja inferir en la praxis. Lo mítico y lo empírico no constituyen una dicotomía sino algo fluido que interactúa en la vida misma del hombre, los seres sobrenaturales conviven con las personas quienes responden a este encuentro con una gran variedad de expresiones devocionales y culturales relacionadas, al mismo tiempo, con el ciclo de una naturaleza de la que se siente dependiente. El sentido mágico se hace presente con los intentos de manipular al mundo sagrado. (Castillo, 1981). Una lucha secular por un valor sagrado: la igualdad A finales del siglo XVIII y hasta 1830, se presenta un periodo agitado que muchos pensadores han denominado como “la crisis de la sociedad colonial”, lo que después de esta última fecha, daría inicio a la vida republicana de una Venezuela separada de La Gran Colombia. Es el momento histórico que se caracteriza por un replanteamiento global de la sociedad, empujada por factores exógenos y totalizantes como la revolución francesa, norteamericana y la invasión de Napoleón a España. La guerra estalla entonces como consecuencias de la brutal represión imperial contra los “rebeldes” y con el alimento de las pugnas existentes en ambos bandos. (Sosa, 1988). Bien entrado el conflicto bélico es cuando surge la conciencia de la lucha por la igualdad, lo que involucró el concurso de sectores de la población ubicados al margen del conflicto. Estos sectores son los que anteriormente habían luchado por la libertad, es decir por el rompimiento de los marcos que regulan las relaciones entre clases, fundamentalmente a los esclavos. No es sino hasta 1815 cuando cambia la composición clasista del ejército patriota. Uno de los elementos que van a influir en este cambio de situación está ligado a la actitud asumida por los principales líderes de la independencia, fundamentalmente Bolívar y otros jefes militares, ante esta coyuntura religiosa de los pueblos involucrados en el conflicto. La actuación de estos aparece ante los ojos de los grupos sociales más desfavorecidos como expresión de una auténtica dimensión religiosa. Muchos caudillos ven en su acción una tarea y compromiso de índole sagrada y están conscientes de un rango mesiánico por ellos mismos, mientras se sienten instrumentos de la provincia. 28


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Los libertadores tratan de neutralizar la predicación del clero realista mediante la secularización del conflicto, esto es en la insistencia del sentido humano de su gesta. Así no se invoca a un ser sobrenatural que decida sobre asuntos humanos, sino de convocar a un pueblo a asumir su destino. Se aleja entonces del discurso religioso tradicional, prohíbe a la pasividad de esperarlo todo del monarca divino y humano. “Un pueblo que se esmera por recobrar los derechos con el creador y la naturaleza lo han dotado”. (Bolívar, 1947: I – 147). Las proclamas independentistas y el discurso mismo de sus líderes, estilizan el adjetivo de “sagrado”, al referirse a valores como la justicia, la libertad, la patria, que son aspectos de esa igualdad que marca la humanidad de los hombres y mujeres de estas tierras oprimidas. “Persuadimos a los pueblos que el cielo nos ha dado la libertad para la conservación de la virtud y la obtención de la patria de los justos”. (Bolívar, 1.947: II – 1080). Así toda la saga libertadora asume un carácter religioso donde el pecado es la esclavitud y la redención de la libertad. El ámbito de lo sagrado se traslada a praxis política y militar de la liberación, que sería de más voluntad del cielo, mérito de los patriotas y donde la providencia. (AAVV. 1981). Todos estos aspectos discursivos y actitudinales, son los que van a originar que los más destacados líderes del movimiento independentista, especialmente la inmensa figura de Simón Bolívar, entraran a la esfera numinosa del mito. Héroes y santos, historia y mito A pesar de haber sido hombres de carne y hueso, los héroes de la independencia ocupan hoy un puesto destacado e importante en el imaginario colectivo venezolano, no sólo desde el aspecto de la llamada religión secular de la patria, sino desde la religión y religiosidad propiamente dicha, en algunos casos. Sus historias y relatos se comienzan a estructurar desde una forma de pensar mítica que supone una visión de su existencia no en un tiempo y espacio histórico sino en un ámbito legendario o arquetípico.

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El mito es la última – no la primera- etapa de desarrollo de un héroe… el recuerdo de un acontecimiento histórico o un personaje auténtico no subsiste más de dos o tres en la memoria popular. Esto se debe al hecho de que la memoria popular retiene difícilmente acontecimientos “Individuales” y figuras auténticas. Funciona por medio de estructuras diferentes; categorías en lugar de acontecimientos, arquetipos en vez de personajes históricos. El personaje histórico es asimilado a su modelo mítico (héroe, etc), mientras que el acontecimiento se incluye en la categoría de acciones míticas… si ciertos poemas épicos conservan lo que se llama verdad histórica, esa verdad no concierne casi nunca a personajes y acontecimientos precisos, sino a instituciones, costumbres, paisajes… (Eliade, 1985: 489).

https://cronicasmundosocultos.blogspot.com/2012/04/chavezen-los-altares-de-la-santeria.html

Esta figura de héroe y su semejanza a la figura de los santos. Los santos son también héroes religiosos, ha favorecido la presencia de los líderes de la independencia en una categoría muy próxima a la divinidad. Son considerados como “héroes épicos”, encarnan la ley y el orden que se manifiesta en las hazañas nacidas en el transcurrir del tiempo. Estos héroes responden a un arquetipo, pero por ser históricos, están sujetos a la muerte (Franco, 2001).

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La “santidad” de estos héroes en época de la independencia, que se manifiesta en distintas expresiones de religiosidad popular. Se define en cuanto su papel de intermediarios concebido por Dios gracias a sus acciones a favor de los más desposeídos. Se convierten así en una figura que “encarna” a su comunidad, quien se ve reflejada en ellos, por haber realizado hechos o hazañas en favor de esta. “Este hecho de ser seres con características totalmente excepcionales y la importancia que han alcanzado para los grupos que le siguen, probablemente significa que ellos encarnan todo un sistema de valores que reflejan las más íntimas aspiraciones de estos grupos” (García, 1981:11). Estos valores no coinciden necesariamente con los valores e ideales cristianos sino más bien a aquellos apreciados y reinvidicados por la comunidad que encarnan, es decir es la búsqueda de reconocimiento de valores rechazados y un intento para la realización de estos. En este sentido el martirio por los ideales católicos se ha transformado en sacrificio por los suyos. Desaparece el ascetismo estableciendo una relación de iguales con sus devotos, separados por la muerte. (Franco, 2001). Otro valor modificado en esta relación es el de la caridad, ideal que se transmuta, aunque muchos relatos la mencionen, es solidaridad. La caridad es el ideal cristiano del santo católico, es el cumplimiento de la ley de Dios a quien se llega ayudando a otro ser humano que sufra o está amenazado, la idealización de este es el pobre, de ahí la importancia de la pobreza dentro del catolicismo. Sin embargo las acciones de estos héroes divinizados se dirigen más hacia la solidaridad: La solidaridad en el interior de un grupo significa que ayudo automáticamente a todos sus miembros y que no me siento involucrado en las necesidades de quienes no pertenecen a él… la solidaridad hacia los míos implica la exclusión de los otros. Sus víctimas son pues los extraños, en todos los sentidos de las palabras. (Todorov, 1993:89). La solidaridad es particular mientras que la caridad es universal

Muchos héroes de la independencia venezolana reúnen las características de los héroes clásicos: lucha para un ideal, deberse sólo a sus ideas, fundadores y revolucionarios, vida trágica, muerte violenta o en situaciones extrañas, etc. Su mito fue creciendo llegando incluso a 31


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asimilarse a una idea nacional. Se convierten entonces en héroes culturales, aquellos que dan todo por su pueblo, que fueron traicionados, mueren y prometen volver para regir en su pueblo. Se habla así de un tiempo fundador, un tiempo en algún pasado que está por volver. (Franco, 2001). Tiempo original en el que tampoco faltan eventos y actitudes que van prefigurando la asociación del héroe con el ámbito de lo sagrado. Bolívar muestra profunda devoción al Santo Cristo de La Grita al salir caminando de espaldas para no dejar de contemplar la sagrada imagen. Por eso mismo, los soldados patriotas al ir a dar gracias a la Virgen del Valle, descubren en su rostro a la misma bella mujer desconocida que les cargó las armas, aplacó la sed y curó sus heridas en el fragor de la batalla de matasiete… al Nazareno de Achaguas regalado por José Antonio Páez por su protección en la Batalla de Carabobo, quieren trasladarlo para San Fernando de Apure. Una escolta religiosa y militar va a buscarlo, pero el Santo se pone tan pesado, que sesenta hombres fornidos no lo pueden alzar. Comprenden entonces, que la imagen reclama su derecho a quedarse en el sitio en que el fiel Páez le había destinado. (Díaz, 1998: 15.20). En resumen, estos mitos relacionados con los héroes de la independencia venezolana, tienen una referencia socio cultural e histórica que es reinterpretada dentro de una significación cultural ligada a las mentalidades de los grupos sociales a los que pertenecieron. Esta mentalidad, tiene las siguientes características que se presentan en la dinámica temporal del presente que las dimensiona: La formación de una memoria colectiva distinta a cualquier historia “culta” u “oficial”. La visión de la caridad y la pobreza que corresponde al “principio señorial”. La negación completa de los valores más caros de occidente: el ascetismo, la disciplina, la vida “ordenada y juiciosa” del mundo moderno (Franco 2001: 1355). Los héroes – santos en la religiosidad popular La presencia de los héroes de la independencia, además del culto histórico – épico oficial, se relaciona en el ámbito de la religiosidad popular. Esta “… es la expresión de la religiosidad del pueblo, que se desarrolló a través de 32


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los siglos; incluye actitudes y conceptos que remontan a épocas distantes” (Pollak – Eltz, 1989:18). Dentro de la religiosidad popular los ritos y símbolos del catolicismo tienen un significado distinto. En ellos persiste, como resistencia cultural, aquellas creencias de los grupos originarios transmutados en esa simbología oculta, casi siempre inconsciente, que se esconde en las prácticas de las sociedades campesinas y en los grupos marginados urbanos. (Clarac, 1980). La religiosidad popular es pragmática y utilitaria, su interés más que en la vida en el más allá, en el bienestar actual. En consecuencia los poderes curativos, la magia y la religión forman una unidad de pensamiento. Por ello los santos y deidades se le piden favores y se les pagan sus servicios o se le pagan las promesas hechas por el favor solicitado. Por es quizá en el culto de María Lionza donde más se puede observar esta concepción pragmática de mediación de los héroes de la independencia. Este culto abarca hoy día muchas prácticas de la santería cubana, el espiritismo de Allain Kardec y del esoterismo en general. Los fieles entran en contacto directo con los espíritus a través de los medios en trance. Estos les dan consejos y recetan remedios, los espíritus se “especializan” en diversas áreas. Los espíritus o fuerzas sobrenaturales tienen diversos orígenes como las divinidades africanas o de la mitología indígena, pero allí están presentes también los héroes de la independencia y otros personajes importantes de la historia nacional. Estos espíritus forman las llamadas “cortes” o “líneas” que varían en número. Así se pueden identificar la corte celestial que comprende los Santos, la corte indígena de los grandes caciques venezolanos, la corte de María Lionza y sus vasallos los “dueños” y “Donjuanes”, la corte africana, astral, etc. Hay incluso cortes de reciente creación como la corte malandra. Dentro de esta incompleta lista se incluye también “la corte de Simón Bolívar”. Simón Bolívar es considerado un espíritu de alta luz por los espiritistas. Encabeza la corte libertadora, donde se encuentran también los otros héroes de la independencia: Piar, Páez, Urdaneta, Arismendi, Mariño, Brión, Miranda y el Negro Primero. Este último juega un papel importante porque es el mensajero del libertador, por el mismo Bolívar sólo se manifiesta muy raras veces, quizás en la fecha de la fiesta nacional o en ocasiones muy importantes. Sólo un médium muy 33


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experimentado puede soportar la tremenda fuerza del libertador cuando baja. (Pollak – Eltz, 1898:50). Puede intuirse aquí el hecho de que algunas devociones a estos héroes se circunscriben a un ámbito regional. Igualmente existen devociones a otros héroes que no necesariamente están ligados al culto maríaloncero teniendo una connotación menos pública y más personal. Así sucede en éstos momentos, con la difusión de la devoción al General José Antonio Anzoátegui, en la ciudad donde ocurrió su muerte: Pamplona – Colombia y donde su casa, hoy restaurada y convertida en museo, se usa como centro de consulta de su espíritu, el cual por cierto, según los informantes, es bastante notorio y expresivo. Conclusión La devoción a los héroes de la independencia forma parte de esa religiosidad que gira en torno a los santos populares, muertos milagrosos y ánimas. Los héroes son elevados por los creyentes a la categoría de santos en un proceso que se presenta de una manera constante y dinámica a lo largo de la historia. De más esta decir que estas devociones no son reconocidas por la iglesia católica, aunque en algunos casos es tolerada. Estos cultos tienen un carácter esencialmente utilitario. Estos empezaron, de hecho algunos aun se conservan, como un fenómeno local que al crecer en fama, se va extendiendo rápidamente. Así la importancia de la comunidad que se identifica y que se encarna con el héroe. Esta construye el mito, canta sus glorias y siente como, de alguna manera, se le puede ganar el partido a la muerte. El héroe – santo juega con su misma vida, desafía con éxito a la muerte, los hombres lo siguen y posteriormente honran su memoria porque encarna el triunfo sobre lo que más temen: la extinción y la muerte. El héroe se convierte en el foco de la pasión, peculiarmente humana que busca a victoria sobre la muerte. (Marín, 1984:98).

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Sección Fija: Cultura Tradicional del Táchira Evidencias arqueológicas del cultivo y uso del maíz en época prehispánica en el Táchira Dra. Antrp. Reina Durán Museo del Táchira (II parte - continuación del texto Chicha y Pasteles de la serie testimonios del folklore tachirense)

Los grupos prehispánicos, penetraron por diferentes vías al territorio de lo que hoy en día corresponde al estado Táchira, provenían de tres familias indígenas principales que habitaron Venezuela: los Aruacos por el sur, Caribes por el norte y los Betoy por el Oeste. En los yacimientos más antiguos excavados hasta el presente en el Táchira, tales como Las Matas, Santa Filomena (Municipio Seboruco) y en Capacho (El Colegio, El Higueronal y los niveles más profundos de Zorca) no se localizan evidencias asociadas a cultivos. Eran grupos numerosos y de mucha movilidad, cuya subsistencia dependía en gran parte de la caza y probablemente de la recolección, más que de la agricultura. El material lítico está conformado por martillos de diferentes formas y tamaños, lascas y piedras grandes aguzadas, sin trabajar, pero con huellas de uso en diferentes faenas como: machacar o partir los huesos, destajar y cortar los alimentos, además de servirles para cazar. La edad estimada para esta clase de yacimiento, según los análisis de Carbono 14, efectuados al material de Santa Filomena lo remonta a 2.390 antes de Cristo, por lo cual se ubican a mediados de la época Mesoindia, según la cronología de Cruxent y Rousse (1963). De 1.000 a.C a 1.500 d.C., esta fehacientemente comprobada la práctica del cultivo de granos por las etnias indígenas que habitaron el territorio del Estado Táchira, como lo demuestra, la abundancia de piedras, manos de moler y semillas encontradas en diversos yacimientos, tales como: El Guamo (municipio García de Hevia), El Palmar (municipio Libertador), Independencia (municipio Independencia),Babuquena (municipio Jáuregui). Pie de Cuesta y El Ceibal. Municipio Independencia. Colinas de Queniquea (municipio Sucre). Yacimientos que corresponden en su mayoría a sitios de vivienda y cementerios donde se han localizado diversidad de restos como artefactos 36


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líticos, cerámicas, figulinas, tiestos, cuentas de collar de hueso y conchas, flautas, agujas, colgandejos, fogones, restos humanos y de animales. Los grupos que ocuparon estos yacimientos eran sedentarios y vivían en pequeñas aldeas, y su modo de subsistencia se basó esencialmente en la caza y la agricultura. Los instrumentos utilizados en la cacería, siembra y preparación de alimentos son hachas de forma petaloide pulidas y semipulidas, puntas lanceoladas, lajas pulidas, piedras de amolar, lascas, pulidores, martillos, piedras y manos de moler de diferentes tamaños. Los utensilios para cocinar y servir los alimentos son botellas, platos, bols trípodes, tetrápodos y vasijas de diferentes tamaños. Algunas vasijas tenían restos de alimento preparado -posiblemente cacaoy también rastros de semillas en las piedras de moler que hacen suponer siembra de granos y su ulterior procesamiento. En Angostura encontramos dentro de un mintoy, utilizado como sepultura, evidencias de semillas y hojas de maíz a dos (2) metros de profundidad, además de las piedras y manos de moler que se encuentran en gran cantidad en el yacimiento porque probablemente las comercializaron. El maíz era el cultivo principal, como lo demuestra la abundancia de piedras de moler halladas en dichos yacimientos. La clase de maíz no esta plenamente identificada pero es indudable que fue uno de los principales cultivos de los pueblos precolombinos, especialmente en el área Andina donde constituyó un factor muy importante en la dieta básica. Mario Sanoja (1974) se refiere a la existencia de centros nucleares simples hacia 900 d.C. en la región de Los Andes que presentaban nuevas técnicas de cultivo: "capaz de aprovechar los recursos hidráulicos para el regadío y permitir el desarrollo de los cultivos en ladera a través de la construcción de andenes o terrazas artificiales".

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Es posible que el uso de técnicas relativamente avanzadas en la agricultura sea más antiguo en el Táchira, ya que las evidencias de cultivo de maíz en diferentes yacimientos excavados, sugieren la intensificación del mismo para 1000 a.C. Del siglo X al XII, ya existen en el Táchira, poblados organizados con un desarrollo social avanzado, algún grado de estratificación social y poder centralizado. El comercio estaba bastante desarrollado, las comunidades locales usaban el trueque constantemente, especializándose en un determinado rubro como tejidos, vegetales, madera, animales, cerámica, objetos líticos, rocas, etc. Las etnias de Capacho comercializaron la cerámica suntuaria y las de Angostura los materiales líticos, es decir, piedras y manos de moler, martillos, hachas, piedras sin trabajar como el granito de diferentes colores que se encuentra en la zona, la pizarra y cuarzo. Los grupos de Queniquea ofrecían diversos productos agrícolas y las etnias del pie de monte mantenían un intercambio constante a través de los ríos con los grupos locales y aledaños. A la llegada de los europeos la agricultura estaba muy avanzada, especialmente en la región Andina, lo cual esta demostrado por los rastros de terrazas de cultivo, canales, la construcción de diques o reservorios de agua, piedras usadas como tanques o depósitos de agua, senderos, escaleras y muros de piedra en diferentes sitios, igualmente las crónicas dan fe del uso de palo o coa para la siembra, la tala y la quema en los huertos. Del siglo XV, XVI, XVII, en el Táchira, los yacimientos representativos son: Los Monos, El Porvenir, El Fical, Los Cremones, Lobatera y La Poncha. En todos se han localizado evidencias que indican el cultivo de granos y el procesamiento de los mismos en la época prehispánica, lo cual perduro durante la colonia, en donde está comprobado, tanto por referencias históricas, como arqueológicas, ya que en algunas excavaciones efectuadas por el Departamento de Antropología del Museo del Táchira se han localizado restos que lo comprueban, como en El Fical (municipio Andrés Bello), donde se destapo un piso de piedra que correspondía al trilladero de una antigua hacienda de la época Indohispana donde se cultivó y procesó el trigo. En La Poncha (municipio Uribante), primer asiento de la ciudad de Pregonero (1563-1633), localizamos un círculo de piedras que posiblemente corresponde a un antiguo trilladero, Existen restos de dos hornos, además de unas concavidades o huecos grandes ovalados en tierra que los lugareños llaman piletas y consideran eran usados como depósitos de agua. 38


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También cerca de Lobatera en la Hacienda El Diamante, se destapó una cocina con su horno de ladrillo para elaborar el pan, su existencia era desconocida hasta ese momento por la mayoría de los habitantes del lugar. De época colonial, en el Táchira, son numerosas las referencias sobre los cultivos de maíz que se mantenían en los resguardos. Castillo Lara (1986) cita los testimonios de varios visitadores en el siglo XVII, sobre la existencia de cultivos de trigo y maíz en el Táchira, el uso de mano de obra indígena y los productos derivados de ambos cultivos: El 28 de julio de 1602, el Capitán Don Antonio Beltrán de Guevara, Corregidor y Justicia Mayor de la ciudad de Tunja y Visitador de Naturales de la Villa de San Cristóbal, realizaba la visita a las parcialidades de Carapos y Taribas, los cuales se encontraban a corta distancia una de otra. Efectuados los interrogatorios a los habitantes, ellos respondían “El sitio era bueno y sano, vivían bien y estaban contentos. Tenían tierras suficientes para sembrar sus maíces y demás legumbres que acostumbraban, pero no estaban alinderadas y pedía al Visitador se los señalare […] Ellos trabajaban unos dos meses en la labranza de maíz de su amo, y el resto del año hacía las suyas”. En algunos interrogatorios efectuados en la visita del licenciado Don Diego del Baños y Sotomayor en la ciudad de la Grita, cuando se llama a declarar a los indios sobre el trato dado por los encomenderos, pregunta: “si los encomenderos o otras personas se han servido de los dichos indios en labores, trabajos y servicios personales... si les han hecho rozas de maíz, el algodón y ´labores de trigo y otros frutos y beneficios´. La respuesta de Mateo indio es que “les ha servido solamente un año en arar y beneficiar una labranza corta de trigo y un poco de maíz cerca de la población...”. Don Diego de Villanueva y Gibaja, anterior tesorero en la Gobernación de Venezuela, en una relación que envío al Rey en 1607 hace las siguientes observaciones de San Cristóbal: 'La villa de San Cristóbal dista 12 leguas de la ciudad de La Grita, dirección Norte Sur, y tendrá unos 30 vecinos, y la mitad serán encomenderos y tienen encomendados unos 800 indios. Los ocupan en sementeras de trigo y maíz, ingenios de azúcar, crías de mulas, ganado mayor y menor, y de cerda; en hacer lienzos de algodón'. En 1761 el Padre Basilio Vicente de Oviedo en una referencia a varios pueblos menciona sus cultivos y especialmente sobre La Grita “están muy arruinadas las haciendas por los indios motilones, pero todavía produce […] caña de que se fabrican muchos dulces, y bastante tabaco, maíz, 39


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turmas y garbanzos con abundancia, y muchos frutos o frutas, higos, manzanas y legumbres, etc...” En 1832 en las proximidades de Palmira se cultivaba caña de azúcar, el trigo y el maíz. En Lobatera caña de azúcar, añil y algodón. En San Antonio continúa la producción de caña de azúcar pero también sembraban el café y el maíz. El maíz y sus usos Es base de la alimentación popular, desde los tiempos prehispánicos, en forma de arepas, hallaquitas o guapitas, hallacas, cachapas, tortas y muchos más, ya que según cálculos realizados por algunos acuciosos investigadores, se considera que existen más de seiscientos productos derivados del maíz, cuyo consumo desde la época precolombina está confirmado, en casi todos los pueblos americanos: sancochado, tostado, asado o molido para la preparación de diversas comidas y bebidas. Las mazorcas tiernas o jojotas se consumen enteras, en trozos, asadas o sancochadas y también se utilizan en la elaboración de gustosos platos. Los granos, separados en las tusas, son molidos y la delicada pasta, mezclada con azúcar, sal y otros ingredientes, sirven para la preparación de las cachapas de budare, o los bollitos de maíz tierno. La masa de maíz tierno es también base de la preparación de polentas y tortas. En todo el continente americano, son múltiples las comidas que se preparan a base del maíz duro o “jecho”, como la arepa que se prepara con la masa, variando en cada región según su forma, sabor y textura saladas o dulces, asadas o fritas, solas o rellenas, constituyendo como plato único o acompañante de las diversas comidas, uno de los alimentos preferidos del venezolano, independientemente en su condición social. Comedores de arepa, llamo Aguirre (1526), conquistador español, en la isla de Margarita a los aborígenes venezolanos por el consumo del pan llamado arepa, que “es una torta de maíz molido que se cuece o asa en un platón de barro que se nombra budare, en lengua cumanagota se designan las mismas cosas con los nombres erep y buren y aunque en caribe se dice arepa a las tortas de cazabe, creemos que las voces budare y arepa pertenezcan a las lenguas que hablaban en los Andes venezolanos, pues arepa tiene analogía con la voz suridipa, que según el señor José Ignacio Lares empleaba la tribu de los Mirripuyes (Mucus), para designar el pan de maíz o tortas cocidas o asadas en platones de barro. Los aztecas que tenían 40


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el mismo pan lo llamaban tlascalli, tascal los mayas, mesquite los muiscas, zancú los quichuas, ector los tainos, ninguna de cuyas voces tiene analogía con arepa, erepa o suridipa” (Salas.1956, 108) La arepa es el pan que nos legaron nuestros antepasados indígenas y es común escuchar decir al venezolano “ganarse la arepa”, que quiere decir ganarse la comida. Es un alimento que se consume en todo el país, independientemente de las clases sociales y aunque tiene alguna variación en cuanto al grosor y forma, su composición es similar en todas partes, por lo cual se distingue de alimentos similares realizados en otros países, como, por ejemplo, la tortilla mexicana. En la elaboración de la arepa, los aborígenes usaban las piedras, manos de moler y los budares de barro para cocinarlas, luego aparece el pilón, tronco excavado en su parte central superior en forma de copo y el budare de metal introducido por los holandeses en el siglo XVI, lo que de cierta manera, cambiara la técnica de elaboración de nuestro pan indígena. En la producción de este alimento era necesario realizar una serie de etapas, desde el deshoje de las mazorcas, desgrane y limpieza, pilado y venteado del maíz para sacar el pico y el nepe, para posteriormente, lavar el maíz, hervirlo, molerlo, amasarlo y finalmente elaborar las arepas y cocinarlas en el budare hasta que se doren, listas para consumirlas.

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La piedra de moler y el pilón, comenzaron a ser sustituidos, por la máquina de moler que ya existía, desde 1837. Con la aparición de los molinos industriales, aumenta la producción y la arepa deja de ser hogareña para comenzar a venderse en los barrios. Posteriormente, a comienzos del año 1950, en la época de gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, con un inmenso éxito, se abren las primeras areperas, pero hasta los años sesenta, en que hace su aparición en el mercado industrial venezolano, la harina de maíz precocida, un aporte tecnológico del profesos Luis Caballero Mejías, lo cual vino a simplificar, en gran medida, la elaboración de las arepas, manteniendo de esta forma la tradición de su consumo. La elaboración de la harina pan se inicia con la siembra y la recolección del maíz, lo cual realizan con maquinaria especializada, se almacenan en silos cuya capacidad estimada es de 2.200 toneladas y puede alcanzar un total aproximado de 56 millones de kilos. Durante su almacenamiento son fumigados y ventilados para preservar la calidad y durabilidad de los granos. El maíz prelimpiado, es decir, libre de materias extrañas, pasa a la procesadora por túneles hasta los modernos pilones mecánicos, donde descascaran y parten los granos, que luego pasan a una mesa de gravedad en las cuales se producen la separación del grano, de las conchas y el germen, que son destinados a otros usos. Los granos pelados y fragmentados son llevados a una maquina que efectúan la precocción con vapor de agua y con una prensa hace el laminado de los granos para convertirlos en hojuelas de maíz, que son posteriormente reposadas y enfriadas en un lapso de 4 a 8 horas, antes de pasada a los molinos donde son pulverizadas, pasadas por mallas y vueltas a triturar hasta alcanzar la textura adecuada. La harina obtenida es envasada en paquetes de papel o polietileno para su despacho a los centros de comercialización. En Venezuela, el mayor consumo del maíz se hace a través de la arepa, que es el pan autóctono del país. La arepa se prepara hoy casi que únicamente con harina precocida de maíz blanco (85% del mercado): la harina de maíz amarillo ocupa el 10%. El resto es harina integral. En algunas zonas rurales del país, especialmente en Los Andes, aun se cocinan en budare de barro, arepas de maíz pilado o pelado que son grandes y muy finas, contrarias a las de oriente que son muy gruesas. Además de asarlas en algunas partes, acostumbran a prepararlas fritas o dulces con anís y papelón. Con la harina precocida o con maíz pilado también se elaboraran bollos, polenta, buñuelos, majarete, hallaquitas y empanadas. Igualmente la masa de las hallacas que es tradición navideña venezolana. En repostería, 42


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diferentes tortas, quesillos y pasteles, la maicena y alimentos para niños, además del fororo, bebidas como chicha, carato, mazamorra y atoles. Industrialmente, se fabrican numerosas golosinas a base del cereal cotufas acarameladas, palitos de maíz y queso, hojuelas de diferentes presentaciones y sabores. Otros derivados, no comestibles, son el almidón de maíz del cual también se extrae un jarabe o azúcar (dextrosa), a partir del que se elaboran pastas adherentes como la goma para sobres y sellos de correos. De los granos germinados se obtiene aceite de maíz que es muy usado porque dicen es más sano que los de otro tipo y también se usan en la fabricación de barnices, pintura y jabones. Las hojas de la mazorca, sirven para envolver alimentos, como las hallaquitas de masa de maíz, cocidas al vapor, y otros productos como el papelón, también se usan para la confección de nacimientos, adornos, flores, juguetes o muñecas y otras artesanías. Las hojas son usadas como forraje y las cascaras después del pilado, como alimento para animales domesticos. El tallo de maíz, puede ser usado, como material de construcción para cercas y en las paredes de barro como armazón o sustituir al yeso en la elaboración de tabiques. Las pulpas de las cañas se emplean en la fabricación de papel. Tallos y vainas son empleados en algunos países, como relleno de la confección de colchones rústicos. Las tusas pueden ser usadas como combustible y en la elaboración de insecticidas, resinas y disolventes. Algunas partes del maíz tienen uso medicinal, las barbas se usan como reconstituyente o laxantes, así como en la eliminación de toxinas, edemas y quemaduras, también en el tratamiento de enfermedades hepáticas, renales y de las vías urinarias como diurético.

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Así, sus usos son innumerables tal y como lo expone Warman (1988): “A los usos antiguos se han agregado otras formas novedosas para el aprovechamiento integral de la planta. El más importante es su cultivo forrajero. En él, la planta todavía verde se corta integra por encima de la raíz y se deposita en silos de fermentación, donde se convierte en un alimento que puede conservarse largo tiempo. Por su alto contenido calórico el maíz es la única entre las plantas que se ensilan que tienen la capacidad de satisfacer plenamente los requerimientos energéticos del ganado mayor para engorde, por lo que solo requiere de su complemento con proteínas para constituir un nutriente completo. […] La tecnología para transformar el maíz en alcohol es vieja y respetable. […] En algunas ocasiones, como en los Estados Unidos durante la segunda Guerra Mundial, se produjo alcohol etílico en escala industrial a partir del maíz y otros granos, y no para el consumo humano por cierto. Esos que parecían episodios pintorescos en la historia del maíz cambiaron de perspectiva a partir del incremento de los precios del petróleo en 1973, tendencia que a largo plazo parece irreversible. Los combustibles derivados de la fermentación y destilación de materia vegetal para mantener andando a un mundo motorizado y electrificado ya no son una fantasía. El alcohol extraído de la caña de azúcar es de uso común como combustible en el Brasil. En Estados Unidos, el mayor productor de maíz del mundo, un proyecto vigente aprobado por el Congreso otorga enormes subsidios a la producción del alcohol etílico a partir del maíz. El etileno, mezclado con gasolina derivada del petróleo en una proporción del 10 al 15%, forma el gasohol. Este combustible, que por cierto es menos contaminante que la gasolina pura, fue concebido para atenuar la dependencia estadounidense respecto a la importación de petróleo crudo […] Se puede calcular, conservadoramente, que la cuarta parte de la población mundial consume maíz en forma directa, habitual y depende de él en medida importante para su subsistencia. Es ése el marco en que debe colocarse la tradición culinaria popular, en la que se come el maíz en todas las formas imaginables y algunas que rebasan esos límites. El maíz, consumido directamente, es uno de los pilares de la alimentación mundial.”(La historia…1988, 35-36)

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Portada del libro “Chicha y paseles” ¡Adquierelo en la biblioteca del Museo del Táchira!

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Excavación arqueológica Entre San Isidro y Tamuco Dra. Reina Durán

Introducción La excavación fue realizada a principio del año 2016, pero corresponde a la programación del año 2015, cuando no fue posible efectuarla por razones ajenas a nuestra voluntad. Por tal motivo la reseñamos en el Anthropos nº 14 que corresponde al año anterior. Antecedentes generales En septiembre del 2015, en reunión con algunos miembros de la Junta Comunal de Pie de Cuesta, manifestaron la existencia de terrenos donde se había localizado material arqueológico y su deseo de rescatarlo para un futuro Museo comunal. En razón de estos planteamientos regresamos en marzo del 2016 a fin de concretar los sitios factibles de investigar, sin embargo la referencia era de los terrenos que el año 1985, excavamos con resultados positivos pero que a nuestro juicio no ameritan ser reexcavados, pues ya tenemos suficiente información y material de los mismos. De manera que decidimos explorar en el sector de San Isidro, donde el Arq. Johnny Rojas del Gabinete Cultural del Táchira, dice conocer a la familia Varela, propietarios de una antigua finca, bastante extensa con terrenos poco intervenidos y con posibilidades de localizar muestras de material arqueológico. Una vez obtenido el permiso, decidimos iniciar el trabajo allí, con el fin de darles la oportunidad a los estudiantes de la comunidad de aprendizaje de arqueología de la Universidad Kleber Ramírez, de realizar trabajo de campo, en este sitio que por su cercanía con San Cristóbal se les facilita el traslado diario. Al mismo tiempo, los estudiantes Yodana Velásquez y Juan Delgado informan sobre el hallazgo de material arqueológico en un terreno ubicado en Tamuco, Cordero. Municipio Andrés Bello, donde se esta realizando la construcción de una casa, así que después de constatar la existencia de abundante material, decidimos que al finalizar el trabajo en San Isidro, continuaremos realizando excavación en Tamuco.

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SAN ISIDRO Antecedentes La finca es propiedad de la familia Villamizar que la heredaron de sus abuelos y se remonta a unos doscientos años, la casa donde habitan tiene paredes de barro, con estantillos de madera en el techo, algunos pisos originales, al igual que las paredes del antiguo frente y un piso delantero de ladrillos. En Capacho y especialmente en la zona de Zorca se ha localizado abundante material arqueológico en diversos sitios, probablemente por ser, según los cronistas, uno de los sitios donde existía mayor número de indígenas que eran asignados a las encomiendas que funcionaron en época de colonia. Razón por la cual presumimos era factible localizar material arqueológico. Ubicación y características generales. Se encuentra ubicada en el sector San Isidro cerca del antiguo camino real, por el lindero norte pasa la quebrada La Zorquera. Las coordenadas son N07º 48'05” O72º 15' 41” UTM 080 2062 N/ 086 3322 E. Los terrenos están sembrados con cítricos, musáceas, frutales diversos, especialmente aguacates y también hortalizas. El sitio seleccionado para excavar esta detrás de la casa a unos 60-80 m de la quebrada, anteriormente parece que sembraron maíz allí, pero la remoción de la tierra fue manual. Excavación Se inicia el 10 de febrero con la colaboración de los estudiantes de la comunidad de aprendizaje de arqueología de la Universidad Kleber Ramírez,seccional Táchira, se procede a limpiar la maleza de una extensión de 8 x 8m, diseñando un cuadriculado con un retiro de 1.25m alrededor y se marcan 16 pozos de 1 x 1m, con una separación de 50cm entre ellos. Comienza con la apertura de 5 pozos con niveles de 20cm, localizando tiestos, ladrillos y tejas, que al parecer son restos de una pequeña construcción y /o rancho que estaba cerca de este sitio. Se continúa la apertura de los otros pozos con iguales resultados, la profundidad máxima es de 1m. Efectuamos cuatro pozos alejados del reticulado y más cerca de la 47


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quebrada, pero no se localiza nada de interés. Al final y después del colado sólo se encontraron algunos tiestos antiguos y piedras que parecen haber sido usadas, más no trabajadas. Finalizamos la actividad el 17 de febrero, sin mayores inconvenientes. Estratigrafía La primera capa es de 20 cm, negra y muy dura por el verano que la reseca, después se torna marrón oscuro, arenosa con piedras y raíces. Conclusiones A pesar de lo dicho al inicio sobre la abundancia de material arqueológico en la zona, en este caso no fue así y la muestra recogida es tan escasa que no permite llegar a inferencias de ninguna clase, ni establecer comparaciones con otros yacimientos.

Proceso de excavación San Isidro, Zorca.

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TAMUCO Referencias Históricas En total para el distrito de la Villa de San Cristóbal se calculaban 1750 indios en tres grandes doctrinas: 1.- Cúcuta y Capacho 581 almas, 2.-Táriba y sus anejos 424 almas, 3.-Tamuco y sus anexos estaba dividida en 12 encomiendas con un total de 715 almas. La historia de la etnia de Tamuco durante la época de colonia puede ser reconstruida en base a La recopilación de documentos analizados por el Dr. Lucas Guillermo Castillo Lara (1986) en su historia de las encomiendas de Táriba, Guásimos (Palmira) y Capacho: La primera referencia sobre la etnia Tamuco es de 1558, en la segunda expedición que pasa por tierras del Táchira, comandada por Juan Rodríguez Suárez, mencionan el Pueblo de la Guasábara o Loma Verde, donde estaba una población indígena que eran “los indios Abriacas y cerca estaban los Tamucos” En 1566, a cinco años de la fundación de la Villa de San Cristóbal, se hace de nuevo mención de la parcialidad indígena de Tamuco, debido a un pleito que sostenía Pedro Dionisio Velasco, encomendero de Capacho con Pedro Salazar vecino de La Villa, “quien lo acusaba de haber despoblado un pueblo de indios llamado Tamuco y los paso al Agua Caliente en Abriaca, los cuales se han muerto muchos porque los mudo de tierra fría a tierra caliente.” La encomienda de Tamuco le fue otorgada a Pedro Anguieta desde 1564 por el apuntamiento general de Venero Leiva. Pedro Anguieta falleció y la encomienda fue adjudicada a su viuda Beatriz Rodríguez, quien más tarde la cedió a Francisco de Anguieta, sobrino de su esposo. En 1606, este Anguieta solicitó se bajara la tasa de pago por considerar era muy alta y pidió al presidente de la audiencia que la moderara, argumentando: “que los indios que tenía encomendados eran de guerra y mala paz, y que costaba mucho reducirlos e industriarlos en la fe cristiana […] además están poblados en tierras de montañas, donde tienen su huida de uso y costumbre, lo que hacen sin que para ello se les de ocasión ninguna” (Castillo.1986: 240). También afirmaba: “Serán cantidad de setenta indios […] están en el repartimiento treinta indios pocos más o menos […] no reconocen encomendero ni cacique, y es gente pobre desnuda[…]. Tan solamente le 49


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beneficiaban 20 fanegas de trigo y 4 de maíz, y le servían algunos indios en la guarda de ganado mayores y menores, con su paga[…].Los naturales de dicho pueblo son pobres y de poco aprovechamiento por ser el sitio donde residen de páramos y mal temple” (Ídem: 241 -243) Por su parte, los indígenas al ser interrogados, se quejaron de malos tratos del encomendero como de sus hijos: El sitio donde vivían era húmedo pero no mucho y las tierras eran suficientes para sus labores, sembraban maíz, turmas, batatas, apio. Otras raíces y frutales, pero como el encomendero los mantenía ocupados continuamente, no tenían tiempo de sembrar sus tierras, padeciendo hambre. El encomendero los azotaba para que trabajasen más aprisa, se llevaba las chinas para usarlas como servicio en su casa y en ocasiones no los dejaba ir a misa en la iglesia de Tamuco por tenerlos ocupados en la cosecha de tabaco, hilaban algodón para hacer lienzos y hacían alpargatas pero no les pagaban ni les daban de comer o vestir. Los indios de Caconabeca y Aborotá eran sus parientes, hablaban la misma lengua y les parecía que debían estar con ellos..., esto y muchas quejas más presentaron contra su encomendero, por lo cual le hicieron varios cargos. En 1602 el Capitán Antonio Beltrán de Guevara, visitó varias poblaciones aledañas a Táriba, entre ellas Tamuco, agrupándolos en los alrededores de la iglesia de la comunidad de Táriba. En el padrón general de todos los pueblos indígenas de San Cristóbal realizado en 1620 por el teniente corregidor Pedro Dionisio Velasco menciona a Tamuco, como pueblo a cargo de la orden de San Agustín, doctrinados por el padre Fray Alonso de Arcos, encomienda de Francisco de Anguieta con el cacique Sebastián con un total de 254 ánimas y en otro aparte menciona la encomienda de Martin Cárdenas con indígenas Tamuco, Sirgara y Cania con un total de 71 personas. Luego en 1627, en la visita realizada por el visitador Fernando Saavedra, dice existen 25 casas, más las del valle del Espíritu Santo con 60 casas, dando orden de reunirlos junto con los de Táriba, en una sola unidad poblacional en el sitio de Guásimos, constituyendo un pueblo con éste nombre. Treinta años después, en 1657 Baños y Sotomayor encuentra solo 36 naturales de la parcialidad de Tamuco considerando que han disminuido notablemente. Desde 1696 hasta 1699 se reseñan diferentes pleitos por las tierras de los resguardos de los vecinos españoles de la Villa contra los naturales ante diferentes instituciones, alegando que no tienen sitios para cultivar mientras que las tierras de los indígenas están vacas, sin cultivar. El 50


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Padre Bonilla defensor de los derechos de los indígenas dice “Allá en la Villa […] los metían en la Cárcel, los sacaban escuadronados del pueblo y los llevaban engañados a la Villa a hacer diversas obras, los echaban a la procesión de Corpus uno detrás de otro, no les pagaban su trabajo, y les cortaban los cabellos, poniéndolos en Picota cuando reclamaban” (Castillo.1986: 321). En 1700, se mencionan 324 indígenas en Guásimos, incluidos 65 ausentes. La encomienda de Tamuco, a 73 años de la existencia del pueblo de Guásimos estaba vaca y contaba con 10 personas de las cuales 4 estaban ausentes. En 1750 se agudizaron los problemas con las tierras de los resguardos debido a la presión de los vecinos blancos que trataban de introducirse con sus ganados y labores en las tierras de los naturales, lo cual obligó a los indígenas a solicitar amparo ante la Real Audiencia, logrando el respaldo del Virrey Pizarro, quien mando se les diese posesión de sus resguardos y en caso de no estar bien delimitadas las tierras se les hiciese una nueva fijación, de lo cual se encargó el Alcalde ordinario de San Cristóbal. De todas maneras, el conflicto se mantuvo vigente y sin solución los años siguientes, ya que las reseñas continúan hasta 1812, cada vez con mayor presión en la medida que se iban poblando los aledaños y más fuerte al formarse el Pueblo de Táriba. Es importante destacar la lucha sistemática y obstinada que debieron mantener los indígenas para defender sus tierras, a pesar de estar en completa desventaja frente a los vecinos españoles de la villa y sus alrededores. Características generales del yacimiento El sector llamado Tamuco se ubica por la vía de la capilla de Monte Carmelo, más arriba, pertenece a Cordero, municipio Andrés Bello. Es de relieve montañoso y predominan las temperaturas bajas, entre 18º y 20º. Su ubicación en coordenadas UTM: 0810780 N / 0872379E. Geográficas: norte 7º 52' 57.7”/oeste72º 10' 54”. Su altura 1427 msnm. El terreno seleccionado presenta una inclinación hacia el noroeste, con una extensión aproximada de unos 50m., de sur a norte y 25m de este a oeste La vegetación presente es herbácea, no hay árboles intermedios, pero sí en los alrededores, junto a la cerca de alambre de púas que lo circunda. Se divide en dos grupos los estudiantes, realizando una recolección de superficie, luego se limpia el terreno para demarcar las cuadrículas, se 51


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Municipio Andrés Bello. Táchira

orientan y se estacan, los niveles arbitrarios son de 15cm. A partir de allí se localiza material cerámico y lítico hasta los 40cm, se consiguen abundantes tiestos tanto en la picada como en el tamizado. El terreno donde se va a efectuar la excavación es propiedad de la familia del Sr. Oscar Chacón y actualmente están construyendo una casa, motivo por el cual el espacio disponible para realizar la actividad es restringido.

Excavación La excavación se inició el día miércoles 24 de febrero, con el concurso de los estudiantes de la comunidad de aprendizaje de arqueología y el equipo técnico del Departamento de Antropología del Museo del Táchira. El primer sitio es adyacente a la casa que se está construyendo, se demarca una cuadrícula 1 (C1) separada 1.10 m. del muro, y en el segundo sitio a 33m., de distancia de la primera, mas abajo colindando con la cerca, se diseñan dos cuadrículas (C2 y C3) con una separación de 1.30m., todas las cuadrículas son de 2 x 2 m. Se divide en dos grupos los estudiantes, realizando una recolección de superficie, luego se limpia el terreno para demarcar las cuadrículas, se orientan y se estacan, los niveles arbitrarios son de 15cm. A partir de allí se localiza material cerámico y lítico hasta los 40cm, se consiguen abundantes tiestos tanto en la picada como en el tamizado.

Limpieza del terreno para las cuadrículas 2 y 3

Apertura de la cuadrícula 2 52


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Cuadricula 1

Cuadricula 2 y 3

Estratigrafía

Estratigrafía

La estratigrafía del terreno es de una capa de 30 cm color negro, después se torna marrón, mas dura y gredosa, continua así con rocas grandes sedimentarias. Posteriormente, en terrenos anexos propiedad de otra familia, con mucha vegetación baja y alta, especialmente Construcción cítricos para dar sombra al café y porque en la zona se dan con abundancia, se procede a realizar una serie de pozos de prueba 50x50cm, en total 40 pozos, los cuales arrojan material cerámico, especialmente el pozo nº 4 donde encontramos dos vasijas grandes fracturadas pero completas. En total se realizaron 40 pozos de prueba, encontrando en la mayoría material 50m 25m aprox. arqueológico. La excavación se prolongo Plano de la excavación hasta el 16 de marzo. 53


Anthropos de papel

Terreno 2, pozo Nº 4

Comunidad de aprendizaje de Arqueología

Descripción del material Cerámica: Presenta buena cocción de color marrón oscuro y claro, naranja, amarillo y blanco con engobe rosáceo. El material consiste en cuellos, asas tubulares y de pestaña, panzas, bases cóncavas, tiene decoraciones de puntos entre líneas incisas, verticales u horizontales, entrecruzadas como mallas, onduladas o semicirculares, espirales, triángulos y unos pocos presentan apliques o rostro antropomorfo, especialmente en los cuellos que en su mayoría son cerrados de recipientes globulares o semi globulares, ollas y bols, en su mayoría corresponden a tiestos de diferentes tamaños. Se localizaron dos (2) vasijas casi completas, probablemente ofrendas:1 olla de cuello acampanado marrón rojizo completa de aproximadamente 35 cm de altura y de grosor mediano, 1 vasija de cuello abierto tetrápode con base de aro de color blancuzco, de grosor fino, con un tamaño de unos 40 cm de altura aproximadamente por 35 cm de ancho.

Cerámica in-situ a 30 cm.

Cuello con figulina antropomorfa 54


Anthropos de papel

Material lítico: Se destaca una mano de moler, hachas medianas y unhacha pequeña bien pulida.

Hacha lítica in situ

Relaciones y Conclusiones La etnia Tamuco cuya toponimia se conserva en La zona donde realizamos la excavación perduró durante 300 años, según las referencias históricas, aunque quizás más, si se tiene en cuenta su existencia mucho antes de la llegada de los invasores españoles, quienes no sólo se apoderaron de sus tierras ancestrales sino también de sus vidas al convertirlos en cuasi esclavos, dispersándolos como objetos en diferentes encomiendas, separándolos de sus hogares y familias, llevándolos a sitios donde el cambio de clima los afecto tanto que muchos murieron por esta razón, según cuenta la crónica. Su parentesco con los otros grupos que habitaban cercanos son mencionados por ellos mismos y cuyas similitudes se pueden percibir a simple vista con el material de Capacho y El Ceibal en la forma de las vasijas de aro en la base, el color y algunos aspectos decorativos. En la cerámica se puede ver una evolución de tecnicas del modelado al torneado, quizás por el largo tiempo que duraron en la zona y es probable que algunos objetos cerámicos sean intrusivos, productos de otras etnias con las que mantuvieron constantes contactos. Sus actividades:la agricultura, elaboración de tejidos, alfarería e instrumentos líticos, también se corrobora por el material localizado, por la cantidad del mismo lo numeroso del grupo y el espacio ocupado. A pesar de sus desventajas frente a sus opresores, resistieron con dignidad durante mucho tiempo para desvanecerse a finales del siglo XVIII o principios del sigloXIX, cuando se menciona la existencia de sólo unas diez almas de la etnia Tamuco, perdurando en el recuerdo hasta el presente por 55


Anthropos de papel

el nombre que se ha conservado en el sitio y los materiales que hemos podido rescatar en la excavación.

Proceso de excavación

Bibliografía: ŸCASTILLO L., LUCAS G. (1986) Raíces pobladoras del Táchira: Táriba, Guásimos(Palmira), Capacho. Biblioteca de la Academia de la Historia. Caracas, Venezuela. ŸDURAN, REINA. (2015) Antiguas Culturas Aborígenes del Táchira. Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT)Nº 204. San Cristóbal. Táchira.Venezuela. Ÿ---(1998) La prehistoria del Táchira. Lito formas. San Cristóbal, estado Táchira. Venezuela.

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Exposiciones temporales

Historia y melodĂ­as del pueblo tachirense

La mujer protagonista de la historia

Comuneros y patriotas del TĂĄchira

Mujer, estĂŠtica y pintura

Tras las huellas de los dinosaurios

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San Juan Bautista, de agua y fuego

5 de julio, firma del acta de independencia

Magia y cotidianidad de las etnias indĂ­genas de Venezuela Aniversario del Departamento de AntropologĂ­a

Juegos tradicionales Escrituras ancestrales 59


Aniversario del Museo del Táchira

Bolívar, siempre

Talleres

Taller dibujando tu ciudad, en el marco del aniversario de San Cristóbal

I cohorte del diplomado en investigación y conservación preventiva del arte rupestre.

Taller de arte rupestre del Táchira

Taller de iniciación de flauta dulce

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Taller básico de escultura

Inauguración de la Sección Lolita Robles de Mora, en la Biblioteca del museo

Taller de taxidermia, conservación de mamíferos Actividad recreativa para y cabezas de toros. niños y niñas visitantes, sobre los dinosaurios del Táchira.

Talleres de elaboración de juguetes y pesebres con material de reciclaje. 63

Elaboración de adornos navideños con reciclaje al personal de museo.


Actividades de la Biblioteca por el día del libro

Charla sobre el día del Libro

Elaboración de marca libros con apoyo de la Biblioteca Museo del Táchira

Presentación del Teatro Tespis Charla por el día del libro, el Padre del Teatro por Ender Alexander Moncada Colmenares Poeta Escritor de Colón

Plan Vacacional 2015

Niños y niñas disfrutan del plan vacacional anual 65


Actividades académicas y de investigación

Clases de la comunidad de aprendizaje de arqueología y diplomado en conservación del arte rupestre

Prospecciones arqueológicas

Prospecciones en La Grita

Hotel La Casona de La Grita

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Túneles de la casa Biaggini


Mantenimiento del Museo y Red de museos municipales

Jardinería

El huerto y herbario

Mantenimiento del Museo de Cipriano Castro y San Simón

Actividades de promoción y educación

Entrega de volantes del museo en hoteles de la ciudad

El Museo visita la escuela 68


Visitas Guiadas

Actividades en navidad

Almuerzo navideĂąo

ElaboraciĂłn del pesebre 67


A nuestros estimados lectores y colaboradores: Las páginas de Anthropos de papel están disponibles para compartir conocimientos y experiencias que nutran nuestro saber y nuestro espíritu. Enfocados en el objetivo de colaborar, desde la palestra que nos compete, con el mejoramiento de la calidad de vida de los tachirenses, es nuestro deseo recibir los artículos o trabajos que puedan contribuir al cumplimiento de tal fin.

BASES PARA LA REDACCIÓN DE ARTÍCULOS Los artículos tendrán una extensión mínima de 3 cuartillas (75 líneas) y máxima de 6 cuartillas (300 líneas), escritas a espacio y medio (1,5 líneas)en papel tamaño carta. Escritos en Word, utilizando fuente Arial, tamaño 11 puntos Cada artículo debe respaldarse con la ficha del autor, contentiva de los siguientes datos: -Nombres y apellidos -Especialidad profesional -Teléfonos locales y celulares -Dirección y correo electrónico -Organismo donde labora y cargo que ocupa El material gráfico que acompañará los artículos podrá ser de diferente índole: fotografías, mapas, esquemas, diagramas, infografías. Todos deben presentar buena calidad para su publicación y es deseable que estén acompañados por sus respectivas leyendas e indicaciones de su ubicación dentro del artículo. Será guardado en formato JPG con resolución y tamaño adecuado a una foto tipo postal. El autor consignará su artículo impreso y otro en digital ó a través de correo electrónico, donde también anexará el material gráfico. Si desea despejar alguna duda al respecto, con gusto le atenderemos: Museo del Táchira Final Av. Universidad, Paramillo. Telf.: (0058) 0276- 3532986 museodeltachira@yahoo.com / museodeltachirapotencia@gmail.com


Te invitamos a conocer el Museo del Táchira

Horario de atención al público: Martes a Viernes: de 8:00a.m a 4:00 p.m Sabádo/domingo y días feriados de 10: 00 a.m a 4:00 p.m Lunes: cerrado por mantenimiento Final de la Av. UniversidadParamillo

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Créditos de Fotografías: Portada: Jesús Porras Contraportada: Mayra Becerra Excavación: Jesús Porras/Anderson Jaimes Actividades y exposiciones: Zulay Pernía Archivo fotográfico del Museo del Táchira Fotos fachada del Museo y salas de Ciencias: Zulay Pernía


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Chicha y pasteles le doy a mi novio se quema la boca caramba, le arde el corazón Chicha y pasteles con ají sabroso si no lo quieres no, tú no eres de aquí. (Luís F. Ramón y Rivera)


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