Anthropos nº11

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BOLETÍN INFORMATIVO DEL DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA Y EL MUSEO DEL TÁCHIRA

Anthropos de papel

Año 10

Nº 11

Enero - diciembre 2013



Anthropos de papel

Contenido Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .05 Yacimientos Arqueológicos en los Médanos de Coro: Un Museo a Cielo Abierto Msc. Camilo Morón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 07 Antropología y Agro-ecología: articulación necesaria para la agricultura alto-andina merideña. Frank Gustavo Tovar Zerpa José Jesús Rojas López. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 La piedra del mapa las voces silenciadas de un mito Msc. Anderson Jaimes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19 La destrucción anunciada del Yacimiento arqueológico Colinas de Queniquea Dra. Antrp. Reina Durán. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Tejidos Blandos - II parte Dra. Antrp. Reina Durán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Actividades 2013 Enero - diciembre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43

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A nuestros estimados lectores y colaboradores: Las páginas de Anthropos de papel están disponibles para compartir conocimientos y experiencias que nutran nuestro saber y nuestro espíritu. Enfocados en el objetivo de colaborar, desde la palestra que nos compete, con el mejoramiento de la calidad de vida de los tachirenses, es nuestro deseo recibir los artículos o trabajos que puedan contribuir al cumplimiento de tal fin. BASES PARA LA REDACCIÓN DE ARTÍCULOS Los artículos tendrán una extensión mínima de 3 cuartillas (75 líneas) y máxima de 6 cuartillas (300 líneas), escritas a espacio y medio (1,5 líneas)en papel tamaño carta. Escritos en Word, utilizando fuente Arial, tamaño 11 puntos Cada artículo debe respaldarse con la ficha del autor, contentiva de los siguientes datos: -Nombres y apellidos -Especialidad profesional -Teléfonos locales y celulares -Dirección postal y electrónica -Organismo donde labora y cargo que ocupa El material gráfico que acompañará los artículos podrá ser de diferente índole: fotografías, mapas, esquemas, diagramas, infografías. Todos deben presentar buena calidad para su publicación y es deseable que estén acompañados por sus respectivas leyendas e indicaciones de su ubicación dentro del artículo. Será guardado en formato JPG con resolución y tamaño adecuado a una foto tipo postal. El autor consignará su artículo impreso en original y otro en disco de 3/2 , CD ó a través de correo electrónico, donde también anexará el material gráfico. Si desea despejar alguna duda al respecto, con gusto le atenderemos: Museo del Táchira Final Av. Universidad, Paramillo. Telf.: (0058) 0276- 3532986 museodeltachira@yahoo.com / museodeltachirapotencia@gmail.com 04


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Editorial El Anthropos Nº 11, llega con retraso por razones ajenas a nuestra voluntad, sin embargo esperamos compensar a nuestros lectores con este número especial, dedicado a destacar la importancia del patrimonio arqueológico y el peligro de destrucción en el cual se encuentran algunos de los yacimientos considerados de sumo interés por el conocimiento que aportan en relación a las antiguas culturas aborígenes que habitaron el territorio venezolano, muchos años antes de la llegada de los invasores europeos. En tal sentido, el artículo del Prof. Camilo Morón describe los médanos de Coro como un gran yacimiento donde se localizan frecuentemente vestigios cerámicos de los antiguos grupos indígenas que vivieron allí, un ambiente inhóspito, pero del cual supieron aprovechar los recursos del medio para su sobrevivencia y crear cultura como lo demuestra la belleza de la decoración cerámica que corresponde al llamado estilo Dabajuroide. Para finalizar resalta su preocupación por el abandono en que percibe se encuentran los yacimientos del estado Falcón donde se han encontrado muestras de material lítico asociado con megafauna correspondiendo a sociedades que se remontan a 10.000 a.C. , luego están los artículos de Frank Gustavo Tovar/ José Rojas López, Anderson Jaimes y Reina Durán, que se refieren, respectivamente a los páramos: la agricultura y el hombre, los petroglifos de Colón y su simbología y el yacimiento de Colinas de Queniquea, cuya destrucción es eminente, a menos que se tomen medidas con carácter urgente para controlar esta situación. En las secciones fijas, se puede conocer el proceso de elaboración de los diferentes tejidos blandos, actividades que se han practicado desde la época indígena, extendiéndose su práctica hasta la actualidad, igualmente es posible estar al tanto, sobre las actividades desarrolladas por el Museo del Táchira y el Departamento de Antropología en el año 2013. De manera que les recomiendo su lectura, esperando que lo disfruten y ayude a tomar conciencia sobre la necesidad de resguardar y conservar los pocos testimonios que persisten de nuestro legado cultural indígena. R.D. San Cristóbal: 2014-05-10

Asesora-directora Dra. Antrp. Reina Durán Asistente de Investigación: Msc. Anderson Jaimes Museografía: Dra. Antrp. Reina Durán Msc. Anderson Jaimes PERSONAL: Equipo Técnico : Maritza de Murillo Zulay Pernía T.S.U. Jesús Porras Romelia Pernía Promoción: T.S.U. Nitkzia Alicastro Prensa, Diseño y Diagramación: Mayra Becerra Administración T.S.U. Sulay Cuauro

Lcda. Miriam Chacón T.S.U.Jannet Hernández Lcda.Greyler García Merly Angarita Guías: Wilmer Sánchez Biblioteca: Carolina Nieto Yelitza Antolínez Alfredo Casanova Mantenimiento: Claudia Z. González Betty Quintero Graciela Sánchez José Velasco Choferes: Antonio Ruzza Vigilantes: Aléxis Cáceres Antonio Flores José Remolina Roberth Márquez Willian Nieto Luís Sanabria

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Yacimientos Arqueológicos en los Médanos de Coro: Un Museo a Cielo Abierto Msc. Camilo Morón Profesor de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda

Los Médanos de Coro son un ícono geográfico, histórico y simbólico de la región coriana. Declarados Parque Nacional el 6 de febrero de 1974 por decreto N° 1.592, comprenden una superficie de 91.280 hectáreas, discriminadas en: 42.160 hectáreas terrestres y 42.120 de superficie marina. El parque se extiende entre los municipios Miranda, Colina y Falcón. La zona de mayor reclamo para la industria turística es la región al Noroeste de la ciudad de Santa Ana de Coro –la Curiana de los indígenas Caquetíos– y la carretera que, a través del istmo, lleva a la península de Paraguaná. De la Memoria a la Etnohistoria Caquetíos, Jiraharas, Ayamanes, Chipas o Chiparotes, Ajaguas y Caribes eran algunas de las naciones indígenas que poblaban en el s. XVI el territorio de lo que hoy es Falcón. La presencia humana está atestiguada en yacimientos del período Paleoindio, remontase a 15.000 años a. C.; en la bella cerámica policroma de estilo Dabajuroide, según la terminología acuñada por Cruxent y Rouse en Arqueología Cronológica de Venezuela (1958) y, cabalmente, de forma palmaria e incontestable en el fenotipo y el genotipo de los falconianos. Un pionero del estudio de las antiguas sociedades falconianas fue Pedro Manuel Arcaya. En carta fechada en Santa Ana de Coro, el 26 de Febrero de 1906, Arcaya escribe a Lisandro Alvarado: “Hace mucho tiempo que cruzamos varias cartas respecto de asuntos indígenas. Después me he propuesto estudiar estas cuestiones detenidamente. Al efecto me he propuesto reunir cuanto se haya publicado sobre etnografía, historia primitiva y lingüística indígena en Venezuela. Mucho tengo ya. He comenzado un trabajo sobre los Aborígenes del Estado Falcón. Le remito los números de El Águila donde aparecen lo hasta hoy publicado y le remitiré los demás que salgan.” 07


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Médanos de Coro

Estos estudios se fundirán en los primeros capítulos de Historia del Estado Falcón, cuya edición príncipe data de 1920. En otra carta fechada el 16 de Agosto de 1906, escribe a Alvarado, quien, haciendo un alto en su erudito peregrinar, se encontraba en Tinaco: “…no he sabido que se hayan encontrado en Coro grandes cementerios de indios, pero sí que aún en esta ciudad se han encontrado sepulturas aisladas, en tinajas llenas de huesos. Todavía no he comenzado a reunir cráneos, pero me propongo hacerlo con los que aparezcan en lo sucesivo. Sí tengo algunas figuras de barro y armas de piedra.” Según Cruxent y Rouse, corresponde a Francisco Tamayo ser el primer investigador de la Arqueología de esta área. En 1932, publica Ensayo sobre el Arte Pictórico de los Caquetíos y Gayones, con un Bosquejo de la Evolución del Arte. Boletín de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, 1, nº 10: 398-405. Hacia fines del primer cuarto del siglo XX, Tamayo excavó en la costa sudoccidental del Golfo de Coro, donde rescató tiestos pintados con dibujos geométricos. Poco después los geólogos que estudiaban la región en busca de petróleo 08


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comenzaron a realizar colecciones de material lítico y cerámico aflorado que fueron entregadas a Gladys Nomland, en el Museo de Antropología de la Universidad de California, en Berkeley. Nomland publicó estudios de estas colecciones en 1933 y 1953 a partir de los materiales colectados en El Mamón, Hato Viejo, La Maravilla y Coro. En 1941, Osgood y Howard excavaron en el yacimiento de Cayerua, península de Paraguaná, e hicieron colecciones de otros yacimientos en Moruy y en la playa de Amuay. En 1957, Paranhos da Silva publicó un estudio sobre una pequeña colección de esta zona. A partir de 1949, J. M. Cruxent realizó una serie de viajes a Coro en los que visitó las estaciones descritas por Nomland y descubrió otra cerca de Coro. Las investigaciones de J. M. Cruxent (considerado el Padre de la Arqueología en Venezuela) se prologarán en el tiempo y en la geografía falconiana hasta finales de la década de 1980, siendo con mucho las más trascendentales para el conocimiento de los pueblos originarios de esta región.

Vista panorámica de los Médanos de Coro

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Exploraciones arqueológicas en Parque Nacional Medanos de Coro

Un Museo entre las Dunas En Arqueología Cronológica de Venezuela, Cruxent y Rouse definen el Área Arqueológica de Coro en estos términos: “Los límites del área de Coro coinciden arbitrariamente con los del estado Falcón, si se exceptúa la parte oriental extrema del estado, que va del río Tocuyo a la frontera del Estado Yaracuy y que se considera como área diferenciada, la de Tucacas. Tanto la tierra firme de Falcón como la península de Paraguaná, que se proyecta hasta llegar a unos treinta kilómetros de la isla holandesa de Aruba, se estudian en esta área que en su mayor parte consiste en tierras bajas y planas, aunque en el interior posee amplios valles separados por filas de montañas de poca altura. El clima es seco y la tierra está muy erosionada, siendo la vegetación xerófila en general, salvo en algunos valles interiores.” (1958: 72) 10


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El más conspicuo de los yacimientos arqueológicos en el perímetro del Parque Nacional Médanos de Coro es el Cementerio Indígena. En breve nota escrita por el presbítero Octavio R. Petit, leemos: “A unos seis kilómetros al Noroeste de la cuidad de Coro se ha descubierto un importante cementerio precolombino. Concretamente al Norte del Parque de Exposiciones o Feria, como le dice el pueblo, una zona medanal desplazada hacia el Oeste, ha dejado al descubierto el suelo natural en varios puntos. En ellos aparece un yacimiento de cerámica provenientes de sepulcros rotos de entierros secundarios y utensilios de nuestros antepasados aborígenes.” (1970: 56, 57). Y a renglón seguido: “El que esto escribe, presentó al profesor José María Cruxent varias muestras de esos materiales antiguos. El eminente científico y notable arqueólogo, sometió a exámenes en el Laboratorio Geocronológico de Carbono Catorce (C-14) del IVIC dichos materiales. De los cálculos realizados en el Laboratorio se concluyó que los indios Caquetíos habitaron el mencionado sitio entre los años 1410 al 1830” (Ibídem). Destaca Petit que la primera fecha es 88 años antes de la llegada a tierra americana del Almirante Cristóbal Colón.

Yacimientos arqueológicos en Parque Nacional Medanos de Coro

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El caminante sobre la duna puede apreciar a escasos pasos del límite de los Médanos los afloramientos de cerámica indígena e indohispánica; estos fragmentos de cerámica tienen poco o ningún valor comercial (lo decimos como una advertencia dirigida a los huaqueros), pero su valor científico es inestimable. Quienes hemos leído las páginas de Arqueología Cronológica de Venezuela, publicada por vez primera en inglés por Cruxent y Rouse en 1958, sabemos que esta obra maestra está hecha con fragmentos de cerámica tales y como las que afloran entre las dunas de los médanos. Cada vez que un fragmento de cerámica es triturado por la rueda de la moto o el vehículo deportivo es una línea de nuestra historia antigua la que se borra para siempre; subrayamos: para siempre (Morón: 2010). Un documento arqueológico, como un fragmento de budare o un trozo de cerámica arqueológica, pese a su aparente modestia, puede ser muy elocuente si se le sabe interrogar, y el progreso de la Ciencia pone en nuestras manos instrumentos y técnicas que nos permiten

Yacimientos arqueológicos en los Medanos de Coro

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recabar datos desconocidos e impensables para los investigadores de hace apenas unas pocas décadas; pero toda técnica es estéril si el documento arqueológico ha sido deteriorado o destruido, ya sea por impericia de parte de los investigadores o por el vandalismo culposo o intencionado (Morón, 2010). La definición más sencilla y lacónica de un conchero es: un valioso basurero arqueológico. En la línea de la costa que se extiende desde La Vela de Coro hasta la península de Paraguaná es posible distinguirlos como si un Dios arqueólogo hubiese querido simplificar el trabajo a sus colegas terrenales, haciéndoles particularmente visibles bajo el resplandor de la Luna. En efecto, un conchero es tan conspicuamente notable bajo la luz de la Luna como si lo hubiesen barnizado con una pátina plateada. Los concheros de Médanos de Coro encierran un enigma arqueológico y paleoambiental: los más grandes están casi exclusivamente formados por una sola especie de Ostrea, en estos concheros sólo se encuentra cerámica indígena y herramientas de piedra. Luego, le suceden en tamaño otros cocheros donde es posible observar más de una especie de moluscos. Finalmente, los concheros más pequeños están constituidos casi en su mayoría por conchas de “chipi-chipi” (Donax sp.) y una que otra captura eventual de Melongena y Strombus. Los concheros exclusivamente formados de “corubos” (Strombus gigas) son menos frecuentes y están constituidos en un alto porcentaje por ejemplares juveniles. Aún se requieren dataciones y estudios matemáticos y estadísticos que expliquen este patrón arqueológico. Adrián Hernández Baño y José Manuel Trujillo publican Secretos de Los Médanos de Coro (1986) en una sencilla edición. Era el primer volumen de la Serie Historia Regional, auspiciada por el Instituto de Cultura del Estado Falcón (INCUDEF) y el Instituto Nacional de Parques (INPARQUES). La obra de apenas unas ochenta páginas está bellamente dedicada “a la juventud falconiana, heredera y defensora de nuestras raíces”. En el Prólogo, escribe D´Angelo Pietri: “He tenido el privilegio de acompañar a los autores a lo largo de sus numerosas caminatas, por el difícil tránsito de las arenas movientes. En estos recorridos apreciamos, con inmensa satisfacción y gozo, cómo ante 13


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nuestros sentidos iban aflorando cada uno de sus secretos, desde los abundantes restos de cerámica hasta las polémicas estructuras que simplemente hemos denominado las Calzadas de los Médanos.” En nuestras investigaciones de campo en los Médanos de Coro, desde 2005 hasta 2012, hemos encontrado numerosas piezas de cerámica indígena de estilo Dabajuroide (vide supra) asociada a las estructuras de tierra apisonada y la disposición misma de las estructuras parece sugerir cierta intencionalidad. La arqueología, la historia, la lingüística y al etnología han puesto en evidencia las muchas relaciones que existen entre los pobladores de la antigua Curiana y los Llanos centrales, así pues podríamos explorar la posibilidad de que los constructores de las estructuras de tierra apisonada en los Llanos tuviesen una misma matriz cultural que los constructores de estructuras de tierra apisonada en los Médanos. Desde luego, eso no puede establecerse desde el escritorio, y mucho menos si ese escritorio está en una oficina capitalina. La respuesta está, sencillamente, en los Médanos de Coro y para encontrarla hemos de recurrir al trabajo de campo, gabinete y laboratorio: la historia, la arqueología, la paleontología, la palinología, la geología, la cartografía georeferenciada, la microscopía son las disciplinas que habrán de darnos los argumentos para explicar la existencia de estas estructuras. Conjuntamente con el Instituto Nacional de Parques (INPARQUES) desarrollamos desde 2010 un levantamiento cartográfico detallado de estas estructuras de tierra y otros yacimientos arqueológicos en Médanos de Coro. Conclusión y Advertencia Consideramos criminal guardar silencio ante la destrucción del patrimonio arqueológico en los Médanos de Coro y criminal es también no tomar las acciones firmes y oportunas para preservar y documentar nuestro patrimonio ancestral (Morón: 2010). La Alcaldía Bolivariana del Municipio Miranda, el Instituto Municipal de Patrimonio (IMP), el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), Instituto de Cultura del Estado Falcón (INCUDEF), el Instituto Nacional de Parques (INPARQUES), las instituciones científicas y académicas como la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda 14


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(UNEFM), el Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas (CIAAP) deben ser agentes decisivos en el estudio científico y en el resguardo del Patrimonio Cultural que los Médanos de Coro han preservado, pero más señaladamente es un derecho y un deber de todos los corianos, a través de las comunidades organizadas, tal y como está consagrado en la Ley Orgánica de los Consejos Comunales (Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, n° 39.335, 2009) velar , cuidar y conocer su herencia ancestral entre las doradas arenas de los Médanos. Referencias Documentales Arcaya, Pedro Manuel (1995): Obra Inédita y Dispersa. Centro de Investigaciones Históricas Pedro Manuel Arcaya (CIHPMA). Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, Coro. Cruxent J. M. e Irving Rouse [1958] (1985): Arqueología Cronológica de Venezuela. II Volúmenes. Publicado con la autorización de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos. Armitano Editor, Caracas. Rouse, Irving y José María Cruxent. [1963] (1968): Arqueología Venezolana. Edición española realizada bajo los auspicios del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), a partir de la versión original en inglés publicada por Yale University Press, New Haven y London. Hernández Baño, Adrián y Manuel Trujillo (1986): Secretos de los Médanos de Coro. Instituto Nacional de Parques. Instituto de Cultura del Estado Falcón. Coro. Morón, Camilo (2010): Informe Técnico sobre los Yacimientos Arqueológicos en el parque Nacional Médanos de Coro. Descripción, Cartografía Georeferenciada y Amenazas. Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas (CIAAP). Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda. Coro Petit, Octavio R. [1970] (1999): Cementerio Indígena. Descubrimiento del Cementerio de los Indios Caquetíos, Ascendientes del Gran Cacique Manaure. En: Rafael Sánchez: Curiana. Coro, Edición facsímil, Instituto de Cultura del Estado Falcón, (INCUDEF), Coro. Tamayo, Francisco [1968] (en imprenta): Caminos de Agua, Caminos de Arena, Caminos de Viento. (Trino Borges y Camilo Morón. Comp.) Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda. Coro.

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Antropología y Agro-ecología: articulación necesaria para la agricultura alto-andina merideña. Frank Gustavo Tovar Zerpa* José Jesús Rojas López** En las últimas décadas la agricultura alto-andina, ha sido considerada por los especialistas como una de las principales causas, y al mismo tiempo víctima, de los problemas ambientales originados por las tecnologías utilizadas en monocultivos hortícolas (papa, hortalizas, flores) en los valles alto-andinos merideños. Si bien la horticultura y la floricultura son sistemas productivos económicamente exitosos, también son de muy bajo desempeño ambiental por las externalidades que producen. Incluso algunos ecólogos lo ubican en los umbrales de un colapso socio-ambiental. En consecuencia, la agricultura alto-andina debe re-pensarse en el marco de un proceso de sustentabilidad que privilegie la interculturalidad como matriz local para la inserción de innovaciones agroecológicas y organizativas. En este sentido, la aplicación de conocimientos antropológicos y agro-ecológicos se erige como una articulación especial para lograr una relación armoniosa entre agricultura y naturaleza. Mérida tiene innegables ventajas comparativas para diseñar un modelo de nueva ruralidad alto-andina, anclado en un proyecto de desarrollo territorial rural, que maximice la sinergia del "pentágono" de la sustentabilidad: ecológicamente sostenible, económicamente rentable, socialmente justa, culturalmente apropiada y éticamente responsable (Rojas López y Tovar, 2012). Entre las más conspicuas ventajas, vale la pena mencionar:  Investigación y posgrados de la Universidad de Los Andes: Etnología (mención Etnohistoria), Antropología, Ecología Tropical, Ordenación del Territorio y Ambiente, Gestión de Recursos Naturales Renovables, Desarrollo Agrario, entre otros. Estos conocimientos comienzan a ser integrados en el nuevo enfoque del desarrollo territorial rural. 16


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 Un sistema regional de áreas protegidas: 75 % del territorio

merideño se encuentra bajo figuras de administración especial (parques nacionales y zonas protectoras de cuencas hidrográficas). Un patrimonio que no sólo amplía las oportunidades del turismo rural, sino que es también la principal fuente de agua y biodiversidad de la región.  Organización y cultura rural en la sociedad alto-andina: una histórica cultura agraria, cuya base organizativa puede originar modelos exitosos de convivencia sustentable entre la producción y el ambiente.  Valiosas experiencias agroecológicas: actualmente aplicadas puntualmente en el rediseño de agro-ecosistemas biodiversos y complejos para la obtención de alimentos sanos y de alta calidad. La articulación de Antropología y Agro-ecología en el marco de esta reflexión, posibilita entender e interpretar los problemas ambientales ya no sólo como desequilibrios de los ecosistemas naturales, sino como producto de una relación particular de los seres humanos con la naturaleza. Por ello, la Antropología considera cómo las distintas culturas, definen su relación con el entorno natural y los problemas ambientales derivados de tal relación (Durand, 2002). Por su parte la Agro-ecología, como paradigma de aproximación entre las prácticas agrícolas y los principio ecológicos, procura la necesaria y posible articulación entre los conocimientos técnicos-científicos y los conocimientos locales indígenas y campesinos. En tal razón, debe ser tomada como un referente aplicado para la sustentabilidad de los procesos agro-productivos. El binomio de ambas disciplinas contribuye a la valoración de los diálogos de saberes entre conocimientos locales e innovaciones sustentables, de significativa importancia en la cultura territorial de la nueva ruralidad. Así, en este entramado se encuentran las bases de una agricultura andina sustentable, pues incorpora las directrices del pentágono de la sustentabilidad. Por tanto, cualquier política pública o iniciativa privada de asistencia técnica y extensión rural debería estar condicionada a la interpretación, comprensión y valoración de la realidad sociocultural de las comunidades campesinas alto-andinas. 17


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Agricultura alto-andina***

En definitiva, el reto de la transición agroecológica con base en la articulación Antropología y Agro-ecología, está orientado hacia el rescate y la preservación del conocimiento local propio de la cultura campesina alto-andina, como estrategia fundamental para construir de manera participativa un nuevo modelo de ruralidad anclado en los actores y recursos locales, innovaciones agroecológicas y revaloración de los territorios de los valles altos andinos merideños. _______________________________________________ *Ingeniero Forestal, Magister Scientiae en Gestión de Recursos Naturales Renovables y Ambiente. Doctorante en Antropología. Universidad de Los Andes. email: frankt@ula.ve **Geógrafo, Magister Scientiae en Geografía y Planeamiento Rural. Profesor Titular. Universidad de Los Andes. e-mail: jrojaslopez34@gmail.com Bibliografía: Durand, L. (2002). La relación ambiente-cultura en Antropología: recuento y perspectivas. México: Nueva Antropología, septiembre, vol. XVIII, No.61, pp. 169184. Rojas López, J. y Tovar, F. (2012). Retos de la agricultura sustentable en el altoandino venezolano. Conferencia en las XII Jornadas de Ambiente y Desarrollo. 31 de mayo de 2012. Mérida, Venezuela. *** Fuente: http://diariovea.com.ve/wp-content/uploads/2013/04/ ministrodeagriculturaytierrasjuancarlosloyo1328128526-314x160.jpg 18


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La piedra del mapa las voces silenciadas de un mito Mcs. Anderson Jaimes R. Investigador del Museo de Táchira

Entre la gran cantidad de petroglifos que se encuentran esparcidos sobre la meseta inclinada que actualmente ocupa la población de San Juan de Colón, en el estado Táchira, el conocido como “La piedra del mapa” siempre ha tenido una relación afectuosa con los habitantes de esta población. Se trata de un bloque de una longitud de 3,78 metros, con una la latitud máxima de 1,80 mtrs., y una altura máxima de 1,80 mtrs., y mínima de 1,50 mts. Sus grabados forman una posible cosmogonía donde destacan cuatro figuras adornadas con atributos de poder y autoridad. Una de ellas con un penacho de plumas, otra con la representación de un collar y una especie de bastón de mando. Una mujer en estado de gravidez y otra cuyo tronco la forma una línea, ataviada con algún tipo de maquillaje. Alrededor de todas estas huellas de plantígrados (osos) y felinos (tigres), serpientes enchicadas o preparadas para atacar y huellas humanas. Todas estas figuras muy bien hechas y de esmerada fabricación. El hecho de que estas representaciones, en su conjunto sean recurrentes en otros petroglifos, parece evidenciar que se trata de una simbología sobre un conocimiento de carácter religioso, cultural e histórico. Es muy factible que se trate de la representación de seres sobrenaturales, de relaciones cósmicas, en un intento de expresar una forma de comunicación con el mundo espiritual y con la naturaleza. Se trata entonces de un evento comunicativo, ligado al lenguaje y a la escritura, directamente relacionado con la mitología y con la organización social de los grupos humanos que lo elaboraron. Se trata de “Mitogramas” y “sociogramas” que buscan representar ciertas ideas mediante signos abstractos y figurativos, cargados de simbolismos y con cierta independencia en relación al lenguaje. Y es que la “imagen posee una libertad dimensional que faltará siempre a la escritura; puede desencadenar el proceso verbal que llega a la recitación de un mito pero no está ligada a ella y su contexto desaparece con el recitante” (Leroi Gourhan, 1971:193). 19


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Primera fotografía conocida de la piedra del mapa tomada en 1906.

Por este motivo muchos investigadores han asociado los petroglifos con espacios sagrados donde era común la práctica de rituales presididos por la figura del mohan o chaman, sitios de enseñanza y transmisión de conocimientos. En las figuras humanas representadas en la piedra del mapa se puede apreciar otra de las características del pensamiento andino, ligada con una categoría propia de los pueblos indígenas prehispánicos, el dualismo. (Clarac, 2003:33). Hombres y mujeres claramente definidos en roles muy específicos encarnan esta cosmovisión que permanece presente en la psiquis de los contemporáneos. La misma parece remitir a la pareja mítica de los dioses cósmicos caídos en tierra, creadores de las montañas y las lagunas, héroes civilizadores que permitieron el paso del estado natural al real particular del hombre de los andes. Son formas simbólicas que parecen remitir, aunque en una doble representación, a la pareja original y originaria de los ritos 20


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americanos: “juya – pulowi” dentro de los Arawak. En la cordillera andina de Venezuela y Colombia “shuu – ches – arco”, para el Dios masculino y “shía – jamashía – arca” para lo femenino. A ellos aun se refiere y se les llama “encantos”, “espantos”, “momoes”, etc. Son viejos y viejas que aparecen y desaparecen, hombres y mujeres catires de ojos como de tigre, animales míticos sobrenaturales que habitan en los espacios sagrados de las montañas y lagunas, como la culebra representada en los petroglifos. En la mitología andina la culebra es símbolo de fertilidad y muerte. Está asociada con las lagunas y los ríos: laguna real en la Aldea Los Vegones, pozo azul en la Aldea La arenosa, donde se dice habitan estos seres. Las representaciones felinas del tigre o jaguar en sus huellas, asociado con el mohan, chamán o faraute, quien asume su forma. Los sapos y las ranas asociados a la fertilidad y resurrección así como a la feminidad y su poder agresivo (Clarac, 1985). Así pues, todo un libro abierto de una rica y compleja concepción religiosa y totémica de seres, animales, círculos, espirales, soles, huellas humanas, etc. Punto de encuentro entre dos realidades que lejos de ser excluyentes entre sí conviven y se encuentran en estos objetos de poder que son en sí mismos símbolos de resistencia, eternidad y especie de entraña protectora que constituye y refiere a lo que el hombre nunca llegará a ser: un sujeto inmortal. Estos dos mundos el de lo sagrado y el de lo profano, solo se definen rigurosamente el uno por el otro. Entre ambos se excluyen y se suponen recíprocamente. En vano se intentaría reducir su oposición a cualquier otra: se ofrece como un verdadero dato inmediato de la conciencia (Caillois, 1994.12). Con la llegada de los europeos en el siglo XVI, con su superioridad bélica y sus imposiciones religiosas y culturales, se originaron los enfrentamientos y genocidios que tiñeron de sangre estas tierras trayendo consigo la exterminación de la población autóctona. Los pocos que se escaparon buscaron la forma de esconderse en lo más profundo de las selvas y de las más altas de las montañas (Durán, 1998). 21


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Esta “huida” a las montañas se encuentran presente en la tradición oral colonense se recoge el dato del retiro de los indígenas sobrevivientes a la montaña llamada La Urbina, un territorio de muy difícil acceso incluso hoy día. Estas tradiciones hablan de que esta montaña es habitada por una “tribu indígena” que es gobernada por “la viuda del Cacique Urbina”, una “poderosa mohan” que desata formidables tempestades “cuando algunos cazadores van a buscar osos, venados, cachicamos y esos animales que son muchos de los que viven allá”. Con “truenos y relámpagos”, con “senderos que aparecen y desaparecen”, con “cascadas muy bonitas que cuando uno va ir a mirarlas se pierden”, con “neblinas que lo pierden a uno” y “venados” que se aparecen de repente y si uno los persigue lo hacen perder a uno en el monte”, así La Urbina defiende “sus tierras encantadas”. La persistencia de una especial significación Dentro de la particular forma que tienen las comunidades andinas para relacionarse con su medio ambiente vital, entra en juego un esquema de oposición entre la razón segunda, representada por el logos de la ciencia y la razón primera. Esta última se refieren a toda una serie de esquemas explicativos de la realidad, basados en las creencias fuertemente arraigadas de una comunidad (Briceño, 1993). Dichas creencias se mueven en lo terreno de lo simbólico y en la trasmisión que de ella han realizado los grupos humanos. Así muchos de los elementos extraídos desde esa mirada etnográfica a la piedra del mapa, recoge esa transmisión del contenido simbólico que proviene de las comunidades indígenas que habitaron estos territorios desde muchísimo antes de la invasión española y europea. Esta transmisión de saberes es considerada como una forma de resistencia ante los profundos cambios que representó la imposición de una cultura dominante exógena, proceso ha continuado hasta hoy y se ve reflejado en la asociación de estos elementos simbólicos con una serie de arquetipos que llenan al mundo y la vida de significación y sus imágenes hoy se expresan a través de una mitología reformulada dentro de la llamada tradición oral. 22


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FotografĂ­a de la piedra del mapa circa de 1912

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En el caso particular del petroglifo conocido como la piedra del mapa, esta capacidad simbólica ha sido atestiguada por los sucesivos habitantes de este territorio conocido hoy como San Juan de Colón. Estas creencias relacionadas con la piedra del mapa han sido testificadas tanto por fuentes escritas como por una tradición oral continua, a la que ya se ha hecho referencia. Así luís Felipe Ramón y Rivera (1972) hace referencia a estas “creencias simbólicas” que aun permanecen en el colectivo colonense. Estas hablan de un “encanto especial de la piedra” que hace que “quien la toca o se suba en la piedra no abandone a Colón y si lo hace más temprano que tarde regresará a esta tierra”. Para el siglo XIX Ana María Vivas de Pacheco reseña en unas de sus cartas que alrededor de la piedra “se veían en las noches, las almas de los indios danzando alrededor de ésta”. (Ramírez, 2008). Esta creencia es recurrente a otros petroglifos colonenses, como el llamado “La piedra del caimán” (Alviárez, 2005), el ubicado en los alrededores del mercado Municipal – conocido como la piedra de tarzán – y los que se encuentran en las inmediaciones de la urbanización Santa Marta. Otros “fenómenos” relacionado con el carácter sagrado de la piedra del mapa se refiere a los “extraños ruidos que ésta produce” y a la sensación de que “alguien nos ve”. (Ramírez, 2002). Esto se hace recurrente en muchos sitios sagrados del Municipio, como se pudo recoger en los datos etnográficos recabados durante la excavación de un posible sitio ceremonial indígena ubicado en las inmediaciones de la quebrada La Urbina en su desembocadura en la quebrada La Blanca. (Durán, 2007). Así como en el abrigo rocoso trabajado arqueológicamente en la Aldea Vegones. (Salamanca, 2009). Igualmente la aparición de “duendes” alrededor de ésta. Los duendes provienen de la incorporación mítica europea pre cristiana a la nueva cultura mestiza de América, incluye a los sumilis de Asturias, los trasgos de Cataluña, sidh de Irlanda y poltergeit de Alemania; transmutados en los aluxes de la Península de Yucatán, en los novendes de Bolivia, thraucos de Chile y nuestros duendes. Son la explicación española de los llamados “encantos”, nombre con que se 24


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designa “el poder de los indios, misterioso y cerrado que continua activo y vigente aun”. (Morales, 2002). Sin embargo el discurso más recurrente en la actualidad es aquel que dice “si mueven la piedra del mapa se inunda Colón”, esto “no es mentira porque ya sucedió, hace muchos años movieron la piedra y comenzó a caer los aguaceros más terribles sobre Colón”, esto como consecuencia de haber enterrado la piedra del mapa. “Entonces apareció un viejo de pelo largo y descalzo que comenzó a gritar por todas partes que no dejaría de llover hasta que desenterraran la piedra y así mismo fue”. La historia y la reactualización del mito Esta construcción mítica sobre la piedra del mapa proveniente de un hecho histórico reseñado y recordado por la población de San Juan de Colón (Calderón, 1962) y que puede sintetizarse de la siguiente manera: La codicia de los hombres de todos los tiempos ha hecho imaginar que tras las piedras talladas por los indígenas se encuentran grandes y fabulosos tesoros. El 5 de febrero de 1920 la piedra del mapa fue movida del puesto que ocupaba y enterrada unos metros más allá. Fueron muchos los esfuerzos realizados por los habitantes del pueblo, pero la autorización para este crimen ya estaba refrendada por el presidente del Táchira Eustoquio Gómez (1868-1935) y por el jefe civil del Distrito Ayacucho Robinson Morantes. Con la ayuda del jefe militar Domingo Romero, procedieron con unos soldados acantonados a realizar este hecho. A pesar de indicar que esto se hacía para abrir una calle, todos sabían que buscaban un tesoro que nunca encontraron. Llenos de rabia quisieron romper la piedra. Retando el miedo que produce las autoridades de la oscura dictadura, los vecinos organizan una junta de salvamento el 10 de febrero. Hacen diligencias, Ceferino Chacón, Juan Guglielmi, el Pbro. Juan de la Rosa Zambrano, Carlos Pagnini, Ernesto Croce, entre otros, encabezan dicha junta. Eustoquio parte a falcón a recuperarse de 25


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los achaque dejados por el atentado del año anterior y queda encargado de la presidencia del Estado el Dr. Pedro León Arellano, quien ordena dejar quieto el monumento, nombra como jefe civil al Coronel Enrique Garabán quien cumple la orden. Se recoge dinero para desenterrar la piedra con los aparatos del gran ferrocarril del Táchira bajo la dirección del Ing. Alberto Roncajolo (+ 1940). El 26 de marzo la piedra se desenterró y dicen que ese día dejó de caer la lluvia que desde febrero azotaba el poblado. En 1950 la piedra es trasladada hasta los jardines del grupo escolar Francisco de Paula Reina, el sitio que hoy ocupa (Jaimes, 2006:4). La lluvia “que amenazaba con terminar con todo” y la aparición de un misterioso anciano que gritaba “si no desentierran la piedra del mapa toda la ciudad se morirá ahogada”, forman parte del relato mítico reactualizado y proyectado en este acontecimiento. Se trata entonces de la reconstrucción simbólica de un mito anterior asociado con claros elementos de las religiones andinas de los grupos aborígenes que habitaron estos territorios antes de la invasión europea. Por un lado el viejo, personificación del dos creador arco, mito andino que se encuentra a lo largo de toda la cordillera de los andes. Por otra parte el agua, con un rico simbolismo dentro de las culturas andinas autóctonas, “el agua sirve, sin duda, de intercambio entre el cielo y la tierra a los que une o desune y que participa de su naturaleza”. (Clarac, 2003: 299). El agua es entonces el elemento intermediario entre lo sagrado y lo profano. Es la lluvia que castiga y purifica, en referencia universal al diluvio presente en casi la totalidad de las religiones. El agua sagrada y misteriosa de los correlatos míticos de encantos, presentes en las lagunas que rodea a la población especialmente a la llamada “laguna real” que “si se desborda puede destruir a Colón”. En estas lagunas, ríos y quebradas – fuentes de agua – vive también la culebra ancestral de los mitos americanos, como en “pozo azul” donde este ser “se ha comido a muchos que han ido a bañarse allí y le han faltado el respeto al pozo. 26


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Existe también una relación muy material de algunas quebradas, ríos y lagunas con los petroglifos. En la aldea Helechales, sector El Moral, se encuentra un petroglifo en la orilla de una antigua laguna. En el río Guaramito, en su paso por el sector Riecito de la Aldea La Arenosa se encuentran petroglifos incluso dentro del cauce del mismo. Igualmente un número considerable de petroglifos ubicados en la meseta inclinada donde se encuentra actualmente la ciudad de San Juan de Colón está curiosamente muy cerca de fuentes de agua, destacándose la quebrada de Los Curos donde se encuentra con mayor profusión. Estas son solo algunas posibles relaciones de los petroglifos con el agua. Conclusión La piedra del mapa parece representar una posible cosmogonía que es recurrente en otros petroglifos. Se trata de un elemento de poderosos simbolismo comunicativo que remite a las creencias de las religiones de los pueblos originarios que aun persisten de forma consciente e inconsciente en las comunidades del presente. En la piedra del mapa se puede encontrar esa persistencia de significados los cuales fueron reactualizados y reformulados a partir del hecho histórico de su “entierro” en 1920. Estos datos parecen sugerir la presencia de un complejo religioso ancestral que se manifiesta en dos planos. Un plano mental consciente, inconsciente y/o subconsciente, que supone toda una estructura de pensamiento donde aparecen correlatos míticos indígenas. Y un plano material en donde las comprobaciones etnológicas y arqueológicas comienzan a insinuar una particular distribución de petroglifos y espacios sagrados alrededor y en asociación con fuentes de agua (petroglifos alrededor de la quebrada los curos, sitios ceremoniales en medio de dos quebradas, petroglifos dentro de ríos, petroglifos al lado de lagunas como en la aldea Helechales y la aldea Naranjales).

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Referencias bibliográficas  Alimaña (1987) “Acerca de lo simbólico en la interpretación de los

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petroglifos”. En: Valencia. El diseño de los petroglifos en Venezuela. Fundación Pampero, Caracas. Alviárez (2005) Municipio Ayacucho Perspectiva Geohistórica. BIC, San Cristóbal. Briceño, (1983). La identificación americana con la Europa segunda. ULA, Mérida. Caillois (1984) El hombre y lo sagrado. FCE, México. Calderón (1962). Petroglifos prehistóricos de Colón del Táchira. BATT, Caracas. Clarac (1985). La persistencia de los dioses. ULA, Mérida. Clarac (2003). Dioses en exilio. ULA, Mérida. Durán (1998). La prehistoria del Táchira. Museo del Táchira, San Cristóbal. Durán (2007) “Entre Morretales y La Blanca”. En: Antropos de papel, Nº 7, Museo del Táchira, San Cristóbal. Eliade (1985 a). Lo sagrado y lo profano. Labor, Barcelona. Eliade (1985 b). El mito del eterno retorno. Alianza, Madrid. Jaimes (2006). Crónica visual del Táchira, Municipio Ayacucho. fototeca del Táchira, San Cristóbal. Leroi-Gourhan (1971). El gesto y la palabra. UCV, Caracas. Levi-Strauss (1976). Antropología estructural. Editorial Universitaria, Buenos Aires. Morales (2002). “los encantos escenarios de relaciones interétnicas”. En: Boletín Museo del Oro, Nº 50, Banco de la república, Bogotá. Morín (2000). El Paradigma perdido. Kairos, Barcelona. Ramírez (2008) “La piedra del mapa fiel testimonio de una civilización pasada”. En: Sinopsis, Nº 10, Fundación galería de Arte El Punto, San Juan de Colón. Ramón y Rivera (1972) Memorias de un andino. BATT, Caracas. Salamanca y otros (2009) “Estación rupestre Plan de Vegones”. En: Sinopsis, Nº 14 Fundación galería de Arte El Punto, San Juan de Colón. 28


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Informantes  Alviárez, Jorge. Cronista del Municipio Ayacucho.  Chacón, Juanita. Rezandera, secreteadora. 82 años de edad.  Mora, Pascual. Campesino. 103 años de edad.  Morales, Virgilio. Dirigente campesino. 83 años de edad.  Ramírez, Hernán. Cronista popular colonense.  Rosales, José María. Sobandero, rezandero. 84 años de edad.  Salamanca, Miguel Ángel. Investigador de las manifestaciones rupestres en Venezuela y Colombia.  Zambrano Arminda. Maestra. 91 años de edad. -

Fotografías enviadas por Msc. Anderson Jaimes.

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La destrucción anunciada del Yacimiento Arqueológico Colinas de Queniquea Dra. Antrp. Reina Duran L. Asesora Jefe del departamento de Antropología y directora del Museo del Táchira

Características Generales La investigación arqueológica realizada en el Táchira desde 1976, ha permitido reconstruir un periodo de la historia de los antiguos aborígenes que habitaron este territorio, el cual abarca unos 5.000 años antes del presente. Los yacimientos más antiguos se han localizado hacia el norte y oeste del estado, son producto del esfuerzo realizado por grupos y/o sociedades que manejaban una tecnología simple pero diversificada y de costumbres seminómadas, representantes del modo de vida apropiador y cazador cuya cronología se remonta desde 5.000 a.C. – 1.000 a. C., periodo que Cruxent (1963) denomina Mesoindio en la Arqueología Venezolana. Las comunidades sedentarias en el Táchira, probablemente se gestaron a partir de 1.000 antes de Cristo, cuando se observa un avance económico, social y cultural, logrando abastecerse mediante la autogestión y producción de recursos, subsanando los faltantes al negociar sus excedentes con los grupos vecinos. A partir de allí, se fueron ramificando y extendiendo su dominio territorial, en la medida que el grupo social rebasaba el número permisible de individuos que podían ser sustentados en base a la producción de cada comunidad. Un crecimiento demográfico que se puede comparar con una especie de mitosis, como lo sugiere el Dr. Mario Sanoja “…la comunidad se fragmentaba dando nacimiento a un nuevo grupo familiar idéntico al anterior…”. Proceso que se repetía cuantas veces era necesario, como es el caso del grupo que habito en Zorca, cuya cronología se remonta a 2.795 antes de Cristo. (4.745+-245, antes del presente), el cual se bifurca en varios grupos, fundadores de nuevos poblados como: El Ceibal y Colinas de Queniquea, presentando características culturales similares, razón por la cual se infiere lazos de parentesco y de intercambio prolongado. 30


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Colinas de Queniquea La aldea Colinas de Queniquea, cuyos orígenes se remontan a 300 a.C. (2.360+-14% antes del presente), es probablemente producto de este proceso de ramificación. El yacimiento recibe el nombre del Cerrete y en términos de distancia está a unos cinco minutos del pueblo de Queniquea. Su altitud es de 1.800 m.s.n.m. y su temperatura media es de 16ºC., por el oeste colinda con Queniquea, hacia el este la carretera de Mesa de Tigre, por el sur con la Quebrada Las Talas y por el norte con el páramo las Coloradas. El yacimiento tiene una extensión de aproximadamente 5.5 hectáreas y esta esparcido a todo lo largo del cerro, presentando menor declive en relación a los otros. Su pendiente esta calculada en unos 20 – 25º. Las treinta terrazas de habitación detectadas en la excavación (19911994), constituyen cortes artificiales que practicaron en las pendientes de las lomas, las cuales diseñaron siguiendo el relieve natural del cerro y están alineadas horizontal y verticalmente. Entre ellas se observan caminerías de piedras naturales que quizás acomodaron para facilitar el ascenso, descenso y también como desagües de las corrientes de agua que en época de invierno bajan a lo largo del cerro. Cercanas a las terrazas se pueden apreciar especies de franjas circulares que probablemente utilizaron como eras de cultivo y también siguen el declive natural del cerro. Todas las terrazas tienen muro de contención en forma ovalada, reforzados en la parte superior e inferior por hileras de piedras en disposición escalonada, los muros traseros tienen alturas de 1 - 4 metros que oscilan según la ubicación de la terraza en las lomas del cerro. Construyeron pisos de piedra pequeña como una continuidad del muro trasero, los cuales se prolongan en algunas de ellas hasta la mitad. Y en su borde externo como protección a los deslizamientos de tierra, una hilera de piedras grandes de canto. Sin lugar a dudas, el yacimiento constituye una aldea en toda su extensión, con una población que según el número de terrazas, posiblemente sobrepaso el ciento de habitantes. Los tamaños y formas de las viviendas no son homogéneos, pues las terrazas varían en su dimensión, prevaleciendo las de forma circular, es posible que 31


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las más pequeñas fuesen usadas como silos o almacenes. En ninguna parte de Venezuela hasta el presente, existe una concentración similar de terrazas de habitación como la de Colinas de Queniquea, constituyendo la primera evidencia de un pueblo anterior a la invasión de los europeos. Los terrenos son patrimonio Histórico Cultural del Municipio, según decreto nº 14 del 27 de mayo de 1992 y Bien de Interés Cultural de la Nación por resolución nº 009-99 del 28 de junio de 1999, publicado en Gaceta Oficial de la República de Venezuela nº 36.798 del 30 de septiembre de 1999. Lo cual significa que están declarados área de resguardo o protección bajo la tutela de las autoridades Nacionales, Estadales y Municipales y deben sujetarse a lo establecido en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural. Por su “excepcionalidad y connotación histórico – cultural”, es que el instituto de Patrimonio Cultural (I.P.C.) mediante la resolución antes mencionada declaró el yacimiento “Bien de interés Cultural de la Nación”. De ahí de la importancia de musealizarlo con el fin de conservar, investigar, coleccionar y difundirlo a nivel nacional, ya que constituye un yacimiento pionero en su género. La Destrucción El día jueves 22 de agosto del presente año, efectuando prospección arqueológica por el municipio, reconocimos el terreno a fin de ver su estado actual y pudimos constatar el proceso de destrucción que vienen realizando los propietarios actuales, quienes se han dedicado a construir viviendas (4) sobre las terrazas de origen indígena detectadas en la zona. El propietario del tercer terreno decidió construir tres casas de habitación en las terrazas nº 4, 5 y 9, también observamos un rancho en el segundo terreno propiedad de otra familia, donde se encuentra la terraza nº 2 - una de las más grandes - y donde al parecer tienen planeado construir otra vivienda. En la construcción de las casas removieron los pisos de las terrazas, tumbaron los muros que circundaban las mismas y abrieron una vía destruyendo parte de un antiguo camino real. 32


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Anteriormente, sólo lo usaban como potrero pero los antiguos propietarios lo vendieron, decidiendo el actual propietario cambiar el uso, aún cuando saben de la importancia arqueológica del sitio, por conocer los resultados de las excavaciones, la existencia de los decretos donde se declara Bien de Interés Cultural Nacional y Municipal, haber visto audiovisuales que se han proyectado en diferentes oportunidades en la comunidad y publicaciones que se les han entregado, además de saber sobre el proyecto de parque arqueológico, el cual se encuentra expuesto en el Museo de Queniquea con los textos y maqueta correspondientes. De manera que todas estas acciones que conllevan a la destrucción del yacimiento las han realizado a sabiendas de la importancia del sitio y con la anuencia de las autoridades municipales, pues al parecer, es el ente que otorga los permisos para construcción y además son los que proveen la maquinaria para efectuar los movimientos de tierra. Desde que realizamos la excavación (1991-1994), nos hemos ocupado de enviar a diferentes instituciones correspondencia, participándoles la existencia e importancia del yacimiento, los decretos de protección, especialmente nos hemos dirigido por escrito a la Alcaldía de Sucre y participado en sesiones de la misma. En el 2003, presentamos el proyecto de Parque Arqueológico Colinas de Queniquea, al CONAC. Dirección de Museos, para la solicitud de recursos pero a pesar de interesarles, manifestaron que sólo podían apoyarlo, si la Municipalidad o la Gobernación compraban los terrenos, ya que ellos no les correspondía hacer la transacción, por tal motivo iniciamos, una campaña de promoción del parque Arqueológico, presentando audiovisuales, exposiciones, artículos en diarios y revistas sobre la importancia de preservar el yacimiento, ya que además de crear conciencia ciudadana, tratábamos de interesar a la Municipalidad o la Gobernación en la adquisición de los terrenos. En el período de gobierno del Capitán Ronald Blanco, se otorgó un recurso a la municipalidad para la compra de los terrenos, pero no realizaron la negociación porque al parecer no llegaron a un acuerdo con uno de los dueños y después, no hicieron más nada al respecto. 33


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De manera que en los siguientes años se olvidaron del yacimiento y de su importancia, por tal motivo es que los propietarios están construyendo y destruyendo: la única aldea indígena en Venezuela que puede o podía ser observada a simple vista en su configuración total, constituyendo un testimonio del desarrollo cultural de los antiguos aborígenes que habitaron en el estado Táchira. Por los motivos expuestos solicitamos se incluya en las conclusiones del III Congreso Nacional de Antropología y en el II Encuentro Nacional de Arqueólogos y Arqueólogas de Venezuela, un exhorto al estado venezolano y a las instituciones competentes para que se tomen las acciones correspondientes, manifestando además, la solidaridad de esta asamblea con la conservación del yacimiento Colinas de Queniquea, como una manera de denunciar ante la opinión pública nacional el rechazo a la destrucción de este patrimonio arqueológico, propiedad colectiva e invalorable por el conocimiento que aporta sobre el pasado común de todos los venezolanos, fuente primigenia de la identidad nacional.

Vista de terraza Nº4. Archivo fotográfico del Museo del Táchira.

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Sección Fija: Cultura Tradicional del Táchira

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Tejidos Blandos Pequeñas Industrias I II parte Antrp. Reina Durán Asesora Jefe del Departamento de Antropología y directora del Museo del Táchira

ARTESANOS TEJIDO DE LANA A pesar de ser muy pocos los artesanos que actualmente trabajan la lana, fue posible entrevistar a una señora en Queniquea. Municipio Sucre y a través del Archivo de Folklore, dirigido por la Antrp. Fanny Zulay Rojas, presentar un testimonio y algunas imágenes de una anciana, que aún trabaja en ocasiones la lana. La señora Rosa, vive en las afueras de Queniquea y nos cuenta “Aprendí de mi mamá, pero hasta hace tres años trabaje la lana, deje de hacerlo porque estoy enferma. Primero se escarmena la lana, luego se lava, se seca, se hacen los copos y se sacan los hilos. Tengo un telar vertical con varios peines que aprietan la lana, pero no está funcionando, porque ya no hago mas cobijas y además que la gente ya no las usa porque pican mucho” Doña Margarita Mejía de Castellanos tiene 81 años y vive en San Vicente de la Revancha, aunque ya no trabaja como antes, recuerda todo el proceso: “una vez que el ovejo tiene la lana larguita, para eso uno deja más o menos 8 o 10 meses, se puede tusar o cortar la lana del ovejo, siempre y cuando sea en creciente para que le pueda volver a crecer enseguidita. Esa lana se lava con agua tibia y ceniza para dejarla sin grasa y luego se pone a secar. Ahí empieza uno a escarmenarla, luego hace la chinchurria y se va hilando en el huso. Después se va al torcido, en otro huso y se hace la madeja. Al final se tiñe.” Algunos datos adicionales sobre el tejido de lana, nos los facilita la Antrp. Rojas: “Una de las fibras trabajadas tradicionalmente en el Táchira es la lana de oveja. Luego de tusar al animal, preferiblemente en creciente, se limpia la lana y se procede a escarmenarla, es decir, a emparejar las hebras, a sacar el mechón y 35


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Escarmenando la lana

dejar el copo listo para hilarlo en el huso. Al hilarlo, se agarra un poco de lana y se hace amarre en la punta de la hebra que se enreda en la naricita del huso. Ahí se comienza a rotar con los dedos pulgar e índice de la mano, mientras se va elaborando el hilo que se enrolla en el cabo. Una vez que el huso esté lleno, se retira la lana y se hace una madeja que se colorea si se desea. Para pintar la lana se toma una penca de sábila y se tritura hasta sacarle el zumo que se vierte en una olla de agua junto al jugo de una naranja agria, una cucharada de sal, una cucharada de vinagre y dos sobres de anilina del color que se desee. Allí se deposita la lana y luego de hervir el contenido, se saca y se seca al aire libre.” 36


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Sra. María Sánchez Sacando la Hebra

TEJIDO DE ALGODÓN En Queniquea, municipio Sucre, entrevistamos a la señora María Sánchez, quien aprendió a tejer el algodón desde niña con su abuelo, que sacaba hilos para remendar la ropa. Tiene plantas de algodón sembradas en su patio de las cuales recoge cosecha varias veces al año, antes cultivaban mucho, pero actualmente son pocas. Recoge la mota, le saca las semillas, lo abre y hace el copo. De allí saca una hebra que une a un hilo que ya tiene en el huso y va dándole vueltas para sacar la hebra, luego la saca en dos y la tuerce, pegándola al huso de nuevo para que el hilo quede más grueso y fuerte. Dice “que al huso hay que darle suave para que la hebra salga pareja y no reviente, lo que interesa es mantener derechito la tabla y el palito”. El color natural del algodón es beige para que quede blanco tiene que pintarlo. 37


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Actualmente casi no trabaja porque no ve bien y la hebra le queda ordinaria, en diciembre hace el pabilo para amarrar las hallacas. Todos en la familia parecen saber el oficio de tejer, su esposo sabe hacer cuerdas y teje también esteras de eneas y la hija teje carpetas, tapetes de diferentes tamaños. TELARES DE LA FAMILIA VIVAS Los telares que visitamos se encuentran en el sector Santo Cristo de Independencia, en la parte Baja, son dos pequeños talleres que funcionan en las casas de familia del Sr. Jesús María Vivas Navarro y de su sobrino Antonio Vivas. El Sr. Jesús Vivas, aprendió a tejer en los años cincuenta, en el Taller Escuela Santa Teresita, fundado por el Padre Ángel Ramón Parada. Anteriormente su oficio era la carpintería, pero ya no la practíca por los costos del material, especialmente la madera, que están muy caros. Hace más de veinte años decidió dedicarse a tejer las hamacas, hizo los telares el mismo y describe el procedimiento para hacer las hamacas de la siguiente manera: “Estas bandas se agarran todas, esta banda se une con ésta, uno por uno, todos, cada uno de los hilos y así se siguen hasta terminar. Uno giren, el dos giren, toda la hilera que va ahí la unen, una por una, hilo con hilo, la unen y luego que ya se hacen todos los nuditos, es decir se amarran, todo esto, se pasa un poco de manera que pasen los nudos por los huequitos, al pasar, entonces, ya queda en éste sector y luego, ya ahí empieza uno a tejer. Esa primera parte, se pierde, donde van los nudos se pierde, ésta es la parte que queda ahí, sirve para muchas cosas como fleco, para muchas cosas. Entonces ya después que tiene listo eso, es cuando ya empieza, a tejer y se hace entonces el primer tramo que va a doblar aquí adelante. El tipo de hilo que se va a utilizar para la trama es el pabilo que uno escoge de un color determinado, generalmente es el blanco, por el motivo del billete, es más económico, el blanco es más económico, si se mete a color, el color casi es el doble. Los hilos los compro en los telares de aquí, los venden de todos colores. 38


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De ese rollo, salen 70 hamacas, generalmente, como yo trabajo sólo, las hamacas que alcanzo a hacer o lo máximo que puedo hacer es unas 3 ó 4 al día. Después que se termina de tejer la hamaca se hace la costura final, para dejarle las trenzas, últimamente Antonia que es sobrina, se encarga de las trenzas y de la costura una nieta, el encabuyado lo hago yo. El encabuyado lleva, otro tipo de hilo, es un cordel o guaral que es lo mismo, eso lleva más o menos 20 metros, ya viene trenzado, lo hacen con el mismo hilo. Yo inventé hacer un aparato de madera para hacer el cordel y funcionó, pero ya no, porque se me daño y no he tenido tiempo de arreglarlo. Da vueltas, va envolviendo el hilo, las hebras van de tres por tres, después se reúne todo y se vuelve a pasar en uno solo, es cuando ya queda listo. Algunos llevan más hebras, como este que tiene cinco. Ahorita, tengo bastantes hamacas hechas, tengo como cuatro docenas hechas y las tengo ahí, de acuerdo a la clientela, se han vendido, las voy haciendo, y así en el pueblo las llevo para esos kioscos que hay de vender artesanía en la entrada, en estos días lleve para allá, para los kioscos aquellos del mirador abajo, esos los pagan de una vez porque ya llegamos a un tiempo en que hay que recibir los riales antes del tiempo.

Sr. Jesús Vivas en el telar

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Las hamacas que yo hago son de este tamaño, tamaño gigante: 2,80 por 1,90 metros, normalmente son del mismo tamaño, pero se pueden hacer más pequeñas en el mismo telar. Se toman las medidas y la mete según el tamaño que usted quiera, en vez de poner, 19 bandas, se ponen 15, normalmente son 3 los tamaños de las hamacas, pero la grande es la más cómoda”. Antonio Vivas El siguiente taller es propiedad de Antonio Vivas, sobrino del señor Jesús, están situados uno al lado del otro. Antonio aprendió a tejer, cuando tenía 11 años, en un taller que se llamaba “Tejidos Libertad” situado en la avenida de capacho, pero ya no existe. Actualmente tiene 44 años y montó su telar propio, a los 25 años, es decir, que tiene dieciocho años trabajando los telares, fabricando hamacas y las sillas con toldo. Tiene Sr. Antonio Vivas incorporado un telar eléctrico, pero la forma de hacer las hamacas, es similar al anterior, proceso que explica a continuación: “Primero se separan en la rinconera los hilos de a 10 centímetros, hasta que está todo aquí, luego se pasa al carreto, se mete y se enrolla, luego se pasa y lo anudo como lo llevo, hebra por hebra, hebra por hebra, después sí se pone el que va metido en la lanzadera y así, se hace la parte baja, se pone el hilo de diferentes colores o blanco, según la hamaca que este haciendo. Esta es tejido plano y toda del mismo color porque hicieron un pedido de puras hamacas blancas. Entonces, sí quiero hacer dibujitos a la hamaca, puedo hacerlo, pero tengo que ponerle cuatro pedales porque no tengo la maquinilla, ese es otro tipo de telar, ese ya es otro tejido, con figuritas son necesarios cuatro marcos, cuatro filas, las hamacas con dibujos son un poquito más costosas. 40


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Todos los aparatos son hechos aquí, menos esa maquinita que es la enconadora, sirve para pasar una hebra y sacarla, es sumamente útil, encona aquí y ella lo enrolla ahí, los saca y enseguida ve tejiendo los palos de la mansalla. Estas hamacas son pequeñas, queda más o menos de 1.50 por 2.40, también se hacen cobijas y cestas de silla.” ALFOMBRAS Y TAPICES Guillermo Castro, tiene su telar en San Cristóbal, en la azotea de su casa. Es Ingeniero y artesano en su tiempo libre, aprendió a tejer durante los años 1986- 1987 con el profesor José Aliso de la Universidad de Los andes. Con unos planos que le proporcionó el profesor mandó a construir los telares, de los cuales tiene dos: uno vertical y otro horizontal con cuatro pedales. El explica que “para hacer una alfombra monta la base del tejido en el telar vertical sobre el palo transversal superior que tiene una serie de puntillas en forma de triángulos, a lo largo del mismo y une el hilo al palo inferior, donde tiene un madero o tubo atornillado a los palos laterales que puede mover, para incorporar una serie de aditamentos y controlar el largo del tapíz, alfombra o tapete que este haciendo: 1 metro o 1,50 metros, según lo que el cliente desee. Después de colocar la urdimbre, empieza con la trama que es manual, hilo por hilo.

Haciendo la trama

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El telar horizontal es de madera con 4 pedales y cuatro cuadros con las agujas, de acuerdo al movimiento de los pedales, suben o bajan los cuadros y se obtienen diferentes puntadas. Los pedales tienen una secuencia, puedo usar dos pedales a la vez, la trama pasa en la lanzadera y la puntada es diferente, logrando más dibujos o motivos. La diferencia entre ambos telares es en el manejo y en la configuración del tejido. El vertical es más estático y menos rápido que el horizontal, aunque el rendimiento de ambos, es parecido. La diferencia entre una alfombra y un tapíz, es que el hilo de la alfombra debe ser más resistente, la puntada y el nudo es diferente, deben ser menos complicados por la pisada, menos protuberantes, para que no se enreden los tacones de las damas y los dibujos también son diferentes. La materia prima que utilizo es lana, sisal o hilo. Pabilo no se consigue, parece que por escasez de mano de obra y se debe buscar en otros Estados. El tejer para mi, es un hobby, me entretiene y relaja, actualmente estoy trabajando con lana porque tengo existencia y también puedo usar las telas de blue jeans, es decir las tiras.”

Telar horizontal

Telar vertical

- Fotografías tomadas del libro Pequeñas Industrias I, Tejidos Blandos. 42


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Actividades 2013 enero - diciembre

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Exposiciones temporales

“De que vuelan, vuelan,” sobre las aves del Táchira y Venezuela.

“Postales y Fotografías antiguas,” en los 452 años de la ciudad.

“Etnias indígenas de Venezuela” rasgos de las culturas autóctonas.

Rehabilitación del Museo, Casa Natal de Cipriano Castro

“Al Árbol debemos...”, exposición temporal en la Salas de Ciencias.

“Bicentenario de la Campaña Admirable” 45


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“5 de julio de 1811", firma del acta de la independencia

MACHIRÍ: entropía a orillas del río - por: Oscuraldo

Megafauna 10.000 años a.C.

“Recuerdos de un bosque” de la Artista Annie Vázques (Ave)

Rebaños: víctimas de la experimentación. De la artista Annie Vázques (Ave)

Oleusbus, una mirada a las entrañas de la Matria por el artista Osvaldo Barreto (Oscuraldo) 46


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Retrospectiva Aniversaria, exposiciones temporales en celebración de los aniversarios del Museo del Táchira y Dpto. de Antropología.

Exposiciones Itinerantes

El Gran Ferrocarril del Táchira “100 años de historia de la estación”

Cartelera Institucional Itinerante, expuesta en instituciones públicas y privadas de la ciudad.

Exposición Itinerante: Bicentenario de la Campaña Admirable 47


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Talleres

Talleres de sensibilización sobre el Patrimonio Cultural

Taller de tejidos

Talleres de Cine, organizados por la fundación cultural Bordes 48

Entrega de reconocimientos por la Dra. Reina Durán en Taller de dulces típicos

Taller de máscaras de carnaval

Talleres de pintacaritas y pintura sobre tela


Anthropos de papel

Plan Vacacional

Diversas Actividades

Museo del Táchira, presente en la FISS 2014

Actividad recreativa, en conjunto con ANICAN y Dirección de Cultura dirigida a los niños con cáncer del Táchira.

Bautizo del libro “Dios es mi laberinto” Charla sobre la situación actual del reconocido escritor Jonuel Brigué de la Etnia Mapuche de Chile, por parte de miembros de la misma. 49


Anthropos de papel

Desarrollo del programa “El Museo visita la escuela”

Programa informativo con el Gobernador José G. Vielma Mora desde el Museo del Táchira

Celebración de la Fiesta de carnaval

Fiesta para los niños en su día

Charla sobre el patrimonio arqueológico por la Dra. Reina Duran a miembros de Fundacite

Almuerzo por el día del empleado público

Charla en el marco del la celebración del día del libro

Mantenimiento y limpieza del circuito de exposición permanente

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Anthropos de papel

Cena navide帽a

Visitas guiadas

Prospecciones Arqueol贸gicas

Colinas de Queniquea

Colinas de Queniquea

Delicias, Mpio. Rafael Urdantea

Delicias, Mpio. Rafael Urdantea 51


Anthropos de papel

Mantenimiento de la Red de Museos Municipales

Excavaci贸n 2013 Aldea Aguaditas, Delicias. Municipio Rafael Urdaneta Con la participaci贸n de los estudiantes de la Comunidad de Aprendizaje, Arqueolog铆a T谩chira

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Te invitamos a conocer el Museo del Táchira

Horario de atención al público: Martes a Viernes: de 8:00a.m a 5:30 p.m Sabádo/domingo y días feriados de 10: 00 a.m a 5:00 p.m Lunes: cerrado por mantenimiento Final de la Av. UniversidadParamillo

Museo del Táchira @museopotencia museodeltachira@yahoo.com (0276)3532986

Créditos de Fotografías: Portada: Mayra Becerra Contraportada: Gregorio Aparicio Excavación: Jesús Porras/Anderson Jaimes Actividades y exposiciones: Zulay Pernía Archivo fotográfico del Museo del Táchira Fachada del Museo: Gregorio Aparicio Fachada Salas de Ciencias: Zulay Pernía


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