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Cómo será nuestro futuro con el desarrollo de la inteligencia artificial? El desafío de las máquinas inteligentes.

entender que el lenguaje es una técnica, caminar es una técnica. Y de este modo, nos vamos dando cuenta de que esa misma transformación de la tecnología nos va transformando también a nosotros mismos como seres humanos.

» lecturas sugeridas

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» Esposito, R., Las personas y las cosas, Buenos Aires, Katz, 2016. » Haraway, D., Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la

Naturaleza, Madrid, Cátedra, 1991. » Preciado, P., Manifiesto contra-sexual. Prácticas subversivas de la identidad sexual, Madrid, Pensamiento Ópera Prima, 2002. » Bunz, M., La utopía de la copia: el pop como irritación, Buenos Aires,

Interzona, 2007.

» Por niColás rotstein

Doctor en Ciencias de la Computación (UNS)

La tecnología viene influyendo en la evolución humana desde que el Homo habilis comenzó a fabricar sus propias herramientas, hace aproximadamente 2,5 millones de años, y su influencia creció con la revolución industrial hace más de 200 años. Uno de los productos más fascinantes de la tecnología es la inteligencia artificial, que se originó en la última mitad del siglo XX y ha ganado popularidad en la última década, gracias a que las computadoras se han vuelto lo suficientemente rápidas como para experimentar soluciones nuevas y ponerlas en funcionamiento. Como ha sucedido con otras tecnologías, si su uso se generaliza, la humanidad se va a amoldar lentamente a las ventajas que conlleva. Por ejemplo, en nuestra vida urbana contemporánea es absolutamente natural comprar comida en lugar de salir a cazarla. Hasta suena ridículo detenerse a pensar en ello, aunque existen sociedades cazadoras recolectoras en varios continentes, con modos de organización y usos del paisaje y de los recursos distintos a los de las sociedades urbanas.

Ahora bien, ¿se te ocurrió pensar que, en un futuro, tal vez ni siquiera tengamos que perder el tiempo para elegir nuestra

comida? ¿Te imaginás si existiera una máquina capaz de aprender nuestras preferencias gastronómicas y de combinarlas con nociones nutricionales para, luego, recomendarnos qué cenar? Como este, pueden pensarse muchos otros ejemplos: que una computadora reemplace al conductor de un camión, que una flota de vehículos pueda desplazarse por la ruta en forma autónoma, que un asistente virtual ayude a disminuir la carga horaria de un trabajo… Pero ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de inteligencia artificial? Las definiciones de inteligencia natural y artificial suelen divergir bastante. La inteligencia natural se asume como multifacética y suele medirse en proporción a la capacidad que tiene un individuo para resolver situaciones nuevas. Por el contrario, la inteligencia artificial se enfoca a tareas muy específicas y se mide en relación con cuán humana luce la respuesta, incluso dejando de lado, por momentos, la verdadera utilidad de la máquina.

El desarrollo de una inteligencia artificial generalizada, capaz de aprender y resolver cualquier problema que se le presente, no es algo que tenga demasiado empuje actualmente. Además, su complejidad, sumada a la falta de un propósito claro, no parecen favorecer su avance en el futuro cercano.

Hay dos enfoques principales para lograr que un programa de computadora presente un comportamiento inteligente: utilizando aprendizaje automatizado o no. El segundo caso es el más simple: consiste en programar una máquina de principio a fin, vertiendo conocimiento de expertos. El resultado es que la máquina seguirá las instrucciones provistas invariablemente, siempre en el mismo orden, siempre de la misma manera.

El caso de aprendizaje automatizado es más complejo. El programa tiene la capacidad de analizar datos de entrada y generar un modelo interno a partir de ello, como podrás leer en el ejemplo del link (1). El aprendizaje puede producirse antes de que el programa esté en condiciones de ser utilizado, o incluso durante su operación. Por ejemplo, se puede entrenar un programa para que aprenda a jugar al ajedrez y, una vez que el programador está satisfecho, el programa se libera al mundo para que juegue con contrincantes humanos. Opcionalmente, el aprendizaje puede incluso continuar durante estas partidas, haciendo que el programa se vuelva más “inteligente” con el paso del tiempo.

Hoy en día prácticamente toda mención a inteligencia artificial se refiere a modelos que incorporan aprendizaje automatizado, y algunas de las técnicas más populares son las siguientes:

• Clasificación: se proveen datos marcados con ciertas categorías para que la computadora encuentre patrones y pueda categorizar información nueva. Por ejemplo: “¿Hay un perro en esta foto?”. • Regresión: a diferencia de los problemas de clasificación, los modelos regresivos no cuentan con categorías, sino con datos numéricos, y llegan a conclusiones nuevas a partir de los datos de entrenamiento. Por ejemplo, el pronóstico del clima. • Agrupamiento: los datos provistos al programa pueden agruparse, pero el desafío está en encontrar cuál es el criterio para hacerlo. Por ejemplo, si el problema es agrupar estudiantes de acuerdo a sus intereses para personalizar el cronograma de clases de cada uno, y cada alumno le asigna un puntaje a cada materia, puede utilizarse una técnica de agrupamiento que encuentre, por ejemplo, grupos de entre 15 y 30 jóvenes con el suficiente interés en cada materia como para llenar un aula. De esta manera, cada uno tendría un programa escolar personalizado para cada día de la semana.

Frente a todas estas posibilidades, es difícil predecir hasta dónde llegará la tecnología. Una pregunta que probablemente te has hecho es si las máquinas podrán llegar a ser totalmente autónomas. En este caso, habría que pensar qué se quiere decir con total autonomía. Si asumimos que una máquina inteligente y totalmente autónoma es aquella que, aun dependiendo de un humano que la encienda y de una fuente de energía externa, puede realizar tareas sin supervisión alguna, hasta que deje de funcionar por desgaste o porque un humano la apaga. Entonces, tal vez, ya estemos conviviendo con inteligencia artificial totalmente autónoma. Semáforos inteligentes (2), robots autónomos que buscan paquetes dentro de depósitos (3), robots aspiradora (4) son ejemplos de este tipo de máquinas. Una vez que entran en funcionamiento, requieren poco más que electricidad para funcionar.

Por otro lado, si por autónoma se entiende una máquina capaz de autorrepararse o incluso autoconstruirse, ya estamos entrando en terrenos de ciencia ficción, aunque en ciertos contextos pueda volverse una realidad…

Y hablando de ficción… ¿Será nuestro futuro como lo imaginan los dibujos animados y el cine de ciencia ficción? Por el momento no podemos afirmarlo. En la práctica, las aplicaciones de la inteligencia artificial son bastante acotadas y

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