"Energía en contexto" | Museo Federico Silva

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E nergía

en

C ontexto | José Luis Cuevas

Derechos reservados

2017 José Luis Cuevas

DIRECTORIO Gobernador constitucional del estado de San Luis Potosí

Juan Manuel Carreras López Secretario general de gobierno

Alejandro Leal Tovías Oficial mayor

Elías Pecina Rodríguez Secretario de finanzas

José Luis Ugalde Montes Secretario de cultura

Armando Herrera Silva

MUSEO FEDERICO SILVA ESCULTURA CONTEMPORÁNEA Dirección General

Diseño

Enrique Villa Ramírez

Verónica Lorena Guevara Barragán

Asistente de dirección

Equipo administrativo

Oricel del Carmen Muñoz Araujo

Ma. Adriana Martínez Rocha Lourdes Alejandra Rodríguez Martínez Lourdes Elizabeth Pacheco Quijano

Dirección Administrativa

Francisco Oñate Fraga Equipo técnico Museografía

Aldo Edmundo Arellano Paredes Servicios Educativos

Humberto García Carrizales Carlos Omar González Pérez Abraham Jaime Barrón Carlos Daniel Gómez González

Elena Guillén Lagunes Taquilla Difusión

Alma Diana Flores Hernández

Daniel Portillo Rosales

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MUSEO FEDERICO SILVA ESCULTURA CONTEMPORÁNEA

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Contenido, table of contents 07

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José Luis Cuevas, o la rebeldía del arte Juan Manuel Carreras López

Energía en contexto José Luis Cuevas Escultura

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José Luis Cuevas, o la belleza del asombro Armando Herrera Silva

Energía en contexto José Luis Cuevas Relieve

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José Luis Cuevas, artista carnívoro... Enrique Villa Ramírez

Energía en contexto José Luis Cuevas Dibujo

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Imaginerías en bulto, La escultura de José Luis Cuevas Luis Ignacio Sáinz

José Luis Cuevas Trayectoria

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José Luis Cuevas, Dionicio Morales

English translations Traducciones

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“Ataqué con virulencia el arte folkrórico, superficial y pamplón”, José Luis Cuevas

Micrositio de la exposición Energía en contexto José Luis Cuevas

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José Luis Cuevas, o la rebeldía del arte Juan Manuel Carreras López Gobernador Constitucional de San Luis Potosí

E l Arte surge como una necesidad de expresión

Cuevas es también el provocador del debate, el cuestionador de las formas, el polemista incansable de las ideas que sigue ejerciendo una constante presencia entre los estudiosos del Arte mexicano, pues la huella de su creación es, al mismo tiempo que monumental, poseedora de esa extraña belleza que surge entre lo grotesco y lo monstruoso.

emocional e intelectual del más puro, potente y creativo estado espiritual del ser humano; y suele ser en la juventud cuando estas características se expanden de manera radial en el entorno de su sociedad. Genio y Figura desde su aparición en la escena cultural de México, José Luis Cuevas encarna el ideal del Artista que se sabe revolucionario por su personalidad misma, y que constituye una de las piezas clave del panorama de la plástica nacional –que no nacionalista-, gracias a su discurso estético rupturista.

Por ello resulta de enorme importancia que el Museo Federico Silva sea el escenario de una exposición cuyo interés, estoy seguro, seguirá suscitando debates íntimos entre sus espectadores, dada la compleja y extraordinaria facultad de mostrar, a través de su visión particular, la esencia más misteriosa de nuestro interior humano.

Esta exposición que hoy tenemos el privilegio de presentar en San Luis Potosí, es un ejemplo de la voluntad transformadora que insufla el espíritu de ese Cuevas rebelde, perpetuamente joven por definición, que hoy es un orgullo para los mexicanos, dada la importante y abundante creación artística que le caracterizó durante su vida. De ahí que la aproximación a su Arte, sea también una aproximación al histórico periodo de separación entre las capas tectónicas del muralismo y el arte contemporáneo mexicano, lo que sin duda abrió el horizonte para los creadores de nuevas generaciones que encontraban, en la confrontación entre Cuevas y los grandes muralistas, un motivo de inspiración.

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José Luis Cuevas, o la belleza del asombro Armando herrera Silva Secretario de Cultura de San Luis Potosí

E l Arte es una ruptura constante de los límites

En ese sentido, bien vale la pena exaltar y retomar la magistral apreciación del Maestro Luis Ignacio Sáinz, quien en su ensayo “Imaginerías en bulto: Las esculturas de José Luis Cuevas” nos introduce en el campo de lo que hoy podemos denominar “Cuevismo”, dada la certera definición de cada uno de los campos explorados en dicho ensayo.

estéticos cuya búsqueda esencial es la creación y re-creación del universo interior, la transformación y el nacimiento del lenguaje y de la comprensión y re-significación del lenguaje mismo, dentro de los parámetros sensibles de la obsesión humana por comprender las geografías abisales del espíritu.

Toda forma de Arte es, por ende, una forma de establecer contacto entre la arquitectura de dicho universo con su espejo de otredad; de ahí que el despliegue de formas de apariencia misteriosa y acaso monstruosas, sea una de las características del discurso estético de un José Luis Cuevas que supo desplegar el interior del hombre moderno, para mostrarlo ante nuestro asombro.

Bajo esa óptica de mayor precisión definitoria, los espectadores podemos comprender que una de las grandes cualidades que posee el Arte que modifica las nociones preestablecidas, es su constante traslación entre los territorios creativos hacia los confines de la escolástica, lo que agrega un plus de conocimiento a esta maravillosa exposición.

Esa es la definición que, en lo personal, surge del testimonio y la gozosa experiencia contemplativa de la obra de un avatar del Arte Contemporáneo Mexicano y figura incuestionable del siglo XX y XXI de nuestro País, a cuyos homenajes se enlaza el que hoy realiza el Museo Federico Silva de San Luis Potosí.

San Luis Potosí es un Museo de Museos abiertos a la Cultura Viva de México y el mundo, y gracias a ello los potosinos contamos con múltiples espacios que nos permiten albergar exposiciones de importancia internacional, lo que amplía significativamente la oferta de contenidos tanto al público potosino como a nuestros visitantes.

Cuevas, el hombre de las figuras grotescas, el dios hacedor de la icónica Giganta, el artífice de figuras humanoides que expresan la paradójica unidad de la ternura y la perversión, es también el narrador de un mundo laberíntico de seres cuya morfología corresponde más bien al ámbito de lo fantástico.

Por ello, la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado mantiene su compromiso con la difusión de valores y productos artísticos y culturales de primer nivel, para con ello expandir los límites del conocimiento social, generando así una dinámica de transformación positiva de nuestro entorno y de nuestra convivencia.

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José Luis Cuevas Artista Carnívoro… Enrique Villa Ramírez Director General del Museo Federico Silva Escultura Contemporánea

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osé Luis Cuevas (1934-2017) fue, sin lugar a dudas, una de las figuras más destacadas de la plástica mexicana del siglo XX, dibujante, grabador, ilustrador, pintor, escultor y escritor.

En 1958, el suplemento cultural del periódico de Novedades, México en la Cultura, publicó una carta escrita por Cuevas, enviada desde Nueva York, al Director del suplemento, Fernando Benítez; la carta fue publicada y encabeceada: “Cuevas, el niño terrible vs. Los monstruos sagrados”; en esta, Cuevas emplea por primera vez, el término “cortina de nopal”, dicha cortina, según Cuevas, impedía el paso de las nuevas propuestas artísticas, ya que las instancias culturales seguían aferradas a un nacionalismo, para aquel momento, trasnochado e insulso. En este contexto es bien conocido, también, el enfrentamiento que tiene con el Maestro David Alfaro Siqueiros, a causa de su frase “no hay más ruta que la nuestra”.

Reconocido, principalmente, como dibujante extraordinario, fue, prácticamente, un creador autodidacta, pues aunque inició estudios en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” pronto truncó su formación académica a causa de un padecimiento de fiebre reumática, sin embargo, durante este periodo, nunca dejó de trabajar, primordialmente, en el dibujo. Con su hermano psiquiatra hacía repetidas visitas al manicomio “La Castañeda” para dibujar a los enfermos. En 1953 realizó su primera exposición individual en la Galería Prisse, espacio establecido por un grupo de artistas en la calle de Londres.

En 1966 se presentó en el Palacio de Bellas Artes la exposición colectiva denominada “Confrontación 66”, lo que significó el reconocimiento oficial de las nuevas corrientes, de las que Cuevas, formó parte primordial. En el año 1967, en la Zona Rosa, de la Ciudad de México, nombrada así por él y por otros intelectuales, José Luis Cuevas realiza su famoso “mural efímero” llamado así con la intención de satirizar al muralismo, este performance tuvo una gran convocatoria de público y una gran difusión de la prensa nacional y extranjera. En 1968, participó con el movimiento estudiantil en Ciudad Universitaria, pintando junto con otros artistas, las láminas que cubrían la estatua del expresidente Miguel Alemán.

En los primeros años de los cincuenta, se conforma el grupo de artistas, que sería conocido como la Generación de la Ruptura formado, entre otros, por: Lilia Carrillo, Manuel Felguérez, Fernando García Ponce, Vicente Rojo, Roger Von Gunten. Expuso en Washington, en la sede de la Unión Panamericana de la OEA y en 1955 en París, Picasso adquirió dos obras suyas. De regreso a México inició, una campaña mediática con la finalidad de dar a conocer aquella obra que rompía con los modelos de la Escuela Mexicana de Pintura, en contrapartida de esta.

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En el año de 1992, se inaugura el Museo José Luis Cuevas, que a partir de entonces abre sus puertas al público, está situado en el edificio que ocupó el convento de Santa Inés, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, a un costado de la Academia de San Carlos. En el centro del claustro, recibe al visitante sobre un espejo de agua “La Giganta” (1990) bronce, 8 metros de altura con un peso de 8 toneladas.

llo de su trabajo escultórico. Su obra escultórica se caracteriza por la creación de personajes fantásticos, así como cabezas y rostros en bronces, además de una serie de relieves, sus piezas escultóricas acusan ese estilo y temática tan propias del artista. Lo más relevante de su trabajo tridimensional es La Giganta (1991), La Figura Obscena (1996) emplazada en Colima en el año 2000, El Gigante de Chihuhua (2017). Destaca su bestiario fantástico, serie de esculturas conocida con el nombre Animales Impuros, por estar inspirada en el poemario, de este nombre, del escritor español José Miguel Ullán. Ha tenido exposiciones importantes de su creación tridimensional, tales como la denominada “Libertad en Bronce”.

Participó en un numero importante de exposiciones colectivas e individuales, tanto en nuestro país como en el extranjero y recibió varios premios y reconocimientos nacionales e internacionales. Artista siempre polémico, la obra plástica de José Luis Cuevas se distingue por tener un lenguaje muy personal, en el que se devela su gran talento artístico, la pureza de su trazo y su manejo de la línea, así como su visión, que plasma en cada una de sus figuras, y personajes surgidos de hospitales, prostíbulos y de las calles, tales como menesterosos y pordioseros, individuos deformes y extraordinarios que conforman una iconografía propia. Realiza también un buen numero de autorretratos.

La muestra de la obra del Maestro José Luis Cuevas, que presenta el Museo Federico Silva, es, en su gran mayoría, propiedad del artista y fundidor Alejandro Velasco, colaborador de este museo y del Maestro Federico Silva, a quien agradecemos su generosidad y apoyo. El Museo Federico Silva pretende mostrar a la población potosina y a sus visitantes la obra de este apasionado y entrañable creador, cuyo nombre ha quedado inscrito en la historia del arte.

Es, prácticamente, a partir de la década de los noventa cuando Cuevas se dedica, mayormente, al desarro-

Octavio Paz así lo describe:1

Artista carnívoro cuya atracción principal reside en su gracia flexible, sus movimientos sinuosos, la ferocidad elegante de su dibujo, la fantasía grotesca de sus figuras y los resultados con frecuencia mortíferos de sus trazos. Este artista pasa, en un abrir y cerrar de ojos, sin causa aparente, de momentos de reposo plácido a otros de furia relampagueante.

José Luis Cuevas murió en la Ciudad de México a la edad de 86 años, el 3 de julio de 2017, sea esta exposición un homenaje a su genio y talento Creativo.

México en la obra de Octavio Paz. III.

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Imaginerías en bulto Las esculturas de José Luis Cuevas Luis Ignacio Sáinz

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a dilatada obra de José Luis Cuevas testimonia su obsesión por los seres, a veces humanos, en ocasiones monstruosos, por momentos fantásticos. El artista se delecta en las deformaciones físicas, sus torsiones y señas particulares, espejos de conciencias mancilladas, espíritus maltrechos, almas en pena. Aún en la escultura, se impone el dibujo: ese empeño por registrar los rasgos de rostros y cuerpos que simultáneamente son mentes y voluntades, febriles, afectadas, dolidas. De algún modo paradójico desdeña las pieles que fija en su ilustración o trazo, pues su encomienda apunta hacia otro móvil: la capilaridad de sentimientos y pensamientos de quien o quienes quedan atrapados en su censo plástico. Subrayo: su interés en el exterior reposa en su empeño por descifrar el interior.

otros, el hecho reside en que semejantes figuras son signos de un proceso complejo, el del autor, por hacerse presente más allá de los confines de su estudio o taller, auténtica cámara de los secretos y las maravillas, donde convergen en sabrosa promiscuidad, su disciplina compositiva, su hedonismo, su compulsión psicologista y su narcicismo. La fábrica de los bultos, esos entes dueños de tercera dimensión, manifiesta una tensión, feliz por cumplida o trágica por fallida, dependiendo de los casos, entre un yo voraz, expansivo, y lo otro, un sujeto que aparece como víctima propiciatoria, destinado a ser engullido. Colisionan, pariendo un espacio de ambigüedad: el del hecho estético, dual, siamés, hermafrodita. La giganta (1985) deviene un inmenso botón de muestra de semejante “inocencia del devenir”, en la expresión de Nietzsche: femenina de frente, masculina por detrás. Las gasas del atuendo se diluyen, tienden a desaparecer, luciendo su desnudez, pero sobre todo ostentando la libertad conquistada. Coloso broncíneo, híbrido, que marca y ordena el atrio de lo que fuera el convento de Santa Inés1, por su centralidad, y que también nos asombra por su intención de moverse, de dirigirse al portón y tomar la calle para hacer de las suyas, en esos rumbos pródigos en conductas licenciosas.

A diferencia del intimismo propio de sus dibujos, estampas o acuarelas, sus ejercicios tridimensionales asumen la monumentalidad. Sorprende que esto ocurra en tan denodado crítico de los formatos descomunales del muralismo, esa avidez por lo público y su gusto por la catequesis secular, pues con el refrán “a la vejez, viruelas” se zambulle en el principio de toda representación volumétrica: generar el pasmo y lo pánico en un observante, tal vez todavía no espectador, que es temeroso de la naturaleza y de los dioses que la animan. Miedo, respeto, devoción, del que aprende a creer en aras de fundar su propia protección. Idolatría, para unos; religiosidad, para

Por una casualidad del destino, José Luis Cuevas fue parido un 26 de febrero de 1931 en los altos de la

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fábrica El Lápiz del Águila, propiedad de Arena, Heredia y Compañía, administrada por su abuelo Adalberto Cuevas; negocio localizado en avenida 16 de septiembre número 43, la que antes fuera calle del Coliseo Viejo número 24, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En este contexto desarrollaría su vocación artística. Según refirió en múltiples oportunidades el propio creador, para él fue irresistible en la niñez su contacto con papeles, colores y grafitos. Ahora sí que los medios al alcance de la mano y una inusitada capacidad de observación lo convertirían en más que digno heredero de la gráfica de José Guadalupe Posada y riguroso analista de la historia del grabado, desde Rembrandt hasta Picasso. Su interés en la escultura tardaría décadas en manifestarse, dependiendo siempre de su pasión por diseñar, bosquejar y proyectar en pliegos, cuadernos y el grabado en placas de metal. Su lenguaje conquistará su cima, en mi opinión, con un alud de dibujos a tinta coloreados con acuarela o con gouache, grabados, litografías y ensambles, que forman Intolerancia (Museo de Arte Moderno, CDMX, 1985); exposición basada en el libro de Gustav Henningsen2 sobre la Inquisición en la provincia de Logroño, Vasconia, de cara a una suerte de epidemia de “brujomanía”, surgida a fines del siglo XVI y principios del siglo XVII, con la cifra alarmante de 2 mil procesados y 5 mil sospechosos, sobresaliendo el expediente de la Graciana de Barrenechea, de Zugarramurdi, mujer del pastor Juanes de Yriarte.

Obra pía de clausura fundada el 17 de diciembre de 1600 a promoción de Diego Caballero e Inés de Velasco, marqueses de La Cadena; con el apoyo del virrey Gaspar Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, con Bula papal de Clemente VIII (1596) y Real Cédula de Felipe II (1598), con traza, montea y proyecto del arquitecto Alonso Martínez López, después maestro mayor de la Catedral de México. Congregación formada por 33 religiosas, una por cada año que viviera el Nazareno. Allí yacen, en su altar, los restos mortales del jalisciense José de Ibarra (1685-1756) y del oaxaqueño Miguel Cabrera (1695-1768). Rescatado como Museo José Luis Cuevas el 8 de noviembre de 1992. 2 El abogado de las brujas: Brujería vasca e Inquisición española, Madrid, Alianza Editorial, 1983, 536 pp. 1

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La giganta 17 | 1985 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce, cera perdida | 41 x 14 x 14 cm


Autorretrato con futbolistas | 1967

Mujeres | 1980

Fotografía: El mundo ilustrado3 | 1904

Semanario de Rafael Reyes Spíndola (1860-1922), editado e impreso en Puebla, entre 1894 y 1914, que inaugura el uso de la fotografía como registro noticioso. Su fundador fue el pionero del periodismo moderno en nuestro país, primero con El Universal desde 1888, que después vende a Ramón Prida; y después con El Imparcial, que aparece en 1896. Este medio le dedicó un reportaje a la fábrica y papelería El Lápiz del Águila, donde resaltaba su participación con imágenes en el desfile de la capital del 4 de diciembre de 1904, con alabado carro alegórico.Véase, Archivo Histórico del Palacio de Minería, Facultad de Ingeniería, UNAM.

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Entonces, con sus limitaciones y peculiaridades, será el dibujo el origen y el sentido de su volumetría. No trabajará maquetas, tampoco hará modelados, dependerá del fundidor Alejandro Velasco (Fundición Artística Velasco); y para la composición solitaria en metal de Juan Álvarez del Castillo (Taller Majac), Gigante de Chihuahua (2017). Lo cual no impide reconocer una enorme fuerza e ironía en las obras resultantes que, sin lugar a dudas, se ajustan al vocabulario icónico del fabulador de constelaciones del subconsciente4; algunas realmente excepcionales como Figura obscena (2001, Colima).

Figura obscena | 2001

Carta a Luis Guillermo Piazza5 | 1963

Notables son sus alusiones a los escritos y anecdotarios de Franz Kafka, el marqués de Sade, Francisco de Quevedo y Villegas, Friederich Nietzsche o Eugene Ionesco. En tales frecuentaciones jamás se limita a ilustrar, siempre hay un algo más, su mirada inquisitiva y penetrante, que revela su condición de lector asiduo y solvente. 5 Escritor y editor argentino (Córdoba, 1921-Ciudad de México, 2007) a quien se le atribuye la invención de la Zona Rosa, junto a José Luis Cuevas. Colaboró en la OEA a cargo de las actividades culturales; promotor del compositor visual mexicano, sin cumplir la función de “tutor” y ghostwriter que le corresponde al cubano José Gómez Sicre (1916-1991), quien como director de Artes Visuales de la Unión Panamericana organizó la primera exposición en el extranjero de JLC, en Washington en 1954. 4

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En un apunte rápido y breve Octavio Paz capta su núcleo: “Artista carnívoro cuya atracción principal reside en su gracia flexible, sus movimientos sinuosos, la ferocidad elegante de su dibujo, la fantasía grotesca de sus figuras y los resultados con frecuencia mortíferos de sus trazos. Este artista pasa, en un abrir y cerrar de ojos, sin causa aparente, de momentos de reposo plácido a otros de furia relampagueante”.6 En efecto, tales rasgos conforman su geografía estilística; de carácter volcánico, su quehacer se iría apagando al paso del tiempo, sin extinguirse del todo, simplificando su gesticulación y suavizando su temática; pero seguía procurándonos, de vez en cuando, algunas fumarolas y exhalaciones de notable fuerza magmática que evocan el por qué le fuera concedido en 1959 el Primer Premio Internacional de Dibujo de la Bienal de Sao Paulo. Poeta material de lo terrible, cronista de la violencia y la locura, la sensualidad en un arco vastísimo y el voyeurismo más descarnado de las aberraciones físicas.

Ninfomana

Caballo de circo

De las obras de pequeño y mediano formato que se antologan en la exposición homenaje organizada por el Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea, se distingue una imagen deshumanizada del cuerpo, Ninfómana, tal vez en torsión y alarido propios del placer in extremis o simplemente del anhelo orgásmico; y una representación zoológica libre, geometrizada, lúdica, Caballo de circo, sin crin identificable y tocada con una borla o pompón, a punto de comenzar su acto en la pista central de la carpa ausente que contiene, como dejo pensado, los vítores y las dianas por su aparición.

“Descripción de José Luis Cuevas”, en México en la obra de Octavio Paz, tomo III, Los privilegios de la vista. Arte de México, México, Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 453-455. 6

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Eligió, persuadido y codicioso, situarse del lado de la sombra para auscultar y explorar sus demonios y perversidades. Sin embargo, la representación de la deformidad o la alteración no lo recluye en cierto sadismo, tampoco lo instala en la distancia; en las señas de identidad de los objetos producidos se trasmina empatía, una dosis de cercanía sensible, que los vuelve tolerables e incluso cercanos. Luego entonces, emanan humanidad. La modificación de las proporciones sustenta, justamente, su armonía distintiva. Una, habrá que subrayarlo, que se aleja de la concepción rígida clásica afiliándose a una modernidad figurativa (Giacometti, por ejemplo).

ce, pespuntes en altorrelieve que conceden organicidad a su destreza en la captura de siluetas mediante ilustraciones, con el valor agregado de las texturas aportadas por el metal. En número de once (una, El Gruñón, de 94 x 65 cm. y diez de 67 x 53 cm. destacando Cabezas), integran una especie de vademécum de las formas que el artista fatigó a lo largo de su dilatada carrera. Son relieves directos, simples, carentes del barroquismo del esgrafiado que tanto asociamos con su obra, por su naturalidad al rayar con incisiones o impresiones los cuerpos y rostros de sus figuras, a la manera de tatuajes o cicatrices; entre los que sobresale, Metamorfosis.

Superficies-formas, rotundas, que conquistan su espacio, lo habitan con naturalidad, como si estuviesen en esos allí desde siempre, en calidad de moradores permanentes o atávicos. Sólidos dueños de interioridades activas, incontinentes en su necesidad de expresar, percibidos por la mirada de aquellos que se definen como sus interlocutores y dialogantes. A diferencia de escultores formados como tales que controlan el proceso de manufactura o fábrica, José Luis Cuevas depende de la intervención de otros, lo que puede generar cierto grado de alteración en la solución del diseño. Elabora los croquis o planteamientos bidimensionales, pero no participa secuencialmente en su elaboración, es decir, en la dotación de la volumetría requerida para que el plano adquiera profundidad y exhiba su masa. Ello no impide que algunas de sus obras sean en verdad espléndidas.

La técnica ancestral de la cera perdida, donde sumerios y chinos se disputan su hallazgo, desde el boceto hasta la tridimensión, para continuar con el moldeado, después el horno con la fundición y la impronta del acabado a través del cincelar y aplicar la pátina. Fajina colectiva que, en las piezas aludidas, cumple su cometido, evocando las mejores virtudes del polémico creador, narcisista de tiempo completo y fidelísimo a su imaginería, revisitada hasta el cansancio para domeñar el más mínimo detalle de semejantes tópicos, gestualidades y disposiciones de formas y trazos. La presente exposición, curada por Enrique Villa, reúne un conjunto de obras preparadas a lo largo de poco más de tres décadas en la Fundición Artística Velasco, que permiten aquilatar la imaginación fecunda de un creador fundamental para comprender el arte mexicano de la segunda mitad del siglo XX y lo que corre del actual. Oportuno y merecido homenaje que tributa el Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea a José Luis Cuevas (1931-2017).

El puente salvífico que une los polos del dibujo y la escultura se materializa y aloja en las placas de bron-

La dilatada obra de José Luis Cuevas testimonia su obsesión por los seres, a veces humanos, en ocasiones monstruosos, por momentos fantásticos.

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José Luis Cuevas Dionicio Morales

Dentro del panorama de las artes plásticas en Mé-

hacia otras partes y escuelas y pintores del mundo, es decir que rompiera las extraordinarias cadenas de sus antecesores -No hay más ruta que la nuestra, dijeronpara llegar a otros caminos, con otros aires libertarios, con espacios nuevos a una modernidad que se imponía en los grandes centros artísticos, en los museos, en los marketings, del universo: París, Londres, Roma, Nueva York. José Luis Cuevas desde varias trincheras luchó por abolir la famosa frase mexicanista y sus consecuencias; llegó a calificar esta actitud de retrógrada y en ese momento álgido publica su famoso manifiesto en 1956, La cortina de nopal, que no dejaba ver a los artistas mexicanos lo que se gestaba en otras partes del mundo. Los ataques, en todos sentidos, no se hicieron esperar y Cuevas supo defender con enjundia y estoicismo sus puntos de vista al respecto. De este descontento nace el movimiento abstracto que hasta nuestros días se conoce como “Generación de la ruptura”, de la que él es un distinguido representante.

xico en el siglo XX, el nombre y la obra de José Luis Cuevas figuran en un lugar de honor en el terreno del dibujo, de la plástica, de la escultura, y también de la literatura, ya que son famosos sus diarios y comentarios acerca de los personajes y de las disciplinas que han tenido que ver con su vida y su obra, como el libro El gato macho, no sólo por la aportación indiscutible al arte de nuestro tiempo –y del que vendrá- sino también por la manera escandalosa y sabia en que irrumpe ya profesionalmente –no se nos olvide que empezó a dibujar de forma extraordinaria desde los primeros años de su infancia- en el medio artístico en la década de los años cincuenta. ¿Escandalosa y sabia? Sí, porque su juventud, su vocación , su talento, transgresores de un cierto orden pictórico establecido hasta esos días por lo que todos conocemos como la Escuela Mexicana de Pintura, célebre en la primera mitad del siglo XX, se impusieron pausadamente en medio de una desconcertante actitud para muchos retadora/negadora frente a los artistas ya reconocidos en todo el mundo: Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros.

¿En dónde radica la trascendencia de la obra de José Luis Cuevas? Sería muy largo enumerar las virtudes de una obra de esta naturaleza. Pero digamos que radica, antes que nada, en su originalidad y maestría, si es que en estas dos palabras puede encerrarse, aunque sea momentáneamente, el verdadero sentido catártico e hipnótico que nos produce la creación de este artista moderno y a la vez clásico. Es cierto que el mundo de Cuevas, por lo general, no es agradable

Se dice fácil, pero José Luis Cuevas , con la reciedumbre de un consagrado, destruyó la cortina de nopal, primero él sólo y después con la colaboración de sus compañeros de generación, que impedía la visión de un “arte otro” nacido de una necesidad expresiva contemporánea que dirigiera la mirada

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y museos del orbe, y al que el New York Times, uno de los diarios más reconocidos calificó como uno de los grandes dibujantes del mundo.

–no tiene por qué serlo- a las miradas frívolas, puritanas y lisonjeras, dulces y amables, o a las conciencias buenas y prevaricadoras que acostumbran regodearse en una falsa moral, no; el aparente infierno de nuestro artista es el pan nuestro de cada día, así que sus temas y tratamientos no son, en un sentido estricto, un reflejo hablado de su personalidad, sino de la nuestra, de los que estamos ocultos al otro lado del espejo, es decir en el fondo de la vida misma.

El arte de José Luis Cuevas, es cierto, se ha nutrido no sólo de aquellos personajes y situaciones que observó en su infancia –infancia es destino, dicen- sino que con los años se fue acrecentando a través de las lecturas de las obras de los escritores que llegaron a convertirse en sus predilectos: Sade, Borges, Dostowieski, Kafka, Quevedo, Arreola, entre otros, y de su visión y revisión personal del mundo que lo rodeó. También supo desangrar, exhibir, criticar, a los personajes del fasto, a la burguesía, a los políticos, a los potentados, a los hombres que sin saberlo están rotos por dentro, como en las obras de Tenesse Williams, Anaís Nin, Henry Miller, D. H. Lawrence, sin olvidar a los de la otra esquina: Máximo Gorki, Víctor Hugo, José Revueltas, Gabriel García Márquez y Honoré de Balzac, en una especie de la gran comedia humana.

Nacido en el callejón El Triunfo, del barrio San Miguel, en el viejo Centro Histórico de la Ciudad de México en 1931, donde muy niño aprendió a registrar en su memoria, con la curiosidad propia de quien descubre personajes y situaciones desconocidas que con el tiempo se convertirán en líneas, trazos, manchas, rostros, cuerpos, dibujos, escenas, figuras, cuadros, parte importante de la vida de los marginados, de los olvidados, de los dejados de la mano de Dios, de los desamparados, de los enfermos, de los viciosos, de las prostitutas, de los pobres que iban y venían en el largo peregrinar de las calles y de los sitios cercanos a su domicilio con su vida maltrecha a sus espaldas, lo que equivale a decir en su alma, pero siempre, aunque en apariencia tristemente desolador, por qué no decirlo, con un dejo de tristeza y de conmiseración para con los desheredados.

Existen veedores que se quedan con la impresión – equivocada- de que en la obra de Cuevas, trátese de escultura, dibujo, gráfica, sólo pervive el mundo de la canalla; y si bien es cierto que existe un gusto, un regodeo, una preocupación por plasmar en sus trabajos de tantos años las atrocidades del mundo que podríamos calificar de exterior, también se debe reconocer su copiosa manifestación estética interior por otras cosas simples y complejas de lo que viene siendo la vida.

Ahí, en el mero Cuadrante de la Soledad, estas miradas receptoras de visiones y de personajes desconocidos, lo acercaban a la cruda realidad y al sueño al mismo tiempo sin que sus sospechas infantiles descubrieran a estas alturas de su vida, que estas circunstancias, estos conceptos –sin él saberlo, todavía-, desempeñarían un papel muy importante en la proyección de su obra, ya sea en el deslumbrante manejo del dibujo, en la extraordinaria proeza de su gráfica, o en el original planteamiento de sus hermosas esculturas.

En la obra de José Luis Cuevas siempre resalta en un primer plano el verdadero rostro de los sentidos que, con maestría, con el verdadero conocimiento de la razón y la sinrazón de los individuos, hombres y mujeres, sospechamos o adivinamos en todo su esplendor, aunque sea para desnudar descarnadamente el yo interior que sólo aflora en la sabia expresión de un artista, como Cuevas, de grandes alcances, y que deja en el espectador, en nosotros, un aliento desconocido que nos sacude y aletarga la mirada para que, en complicidad, nos marchemos siendo mejores por dentro.

En esta muestra se presenta una vasta colección de las obras de José Luis Cuevas en las que tenemos la oportunidad de admirar sus trabajos en las que están representadas digna y hermosamente las concepciones creadoras de su autor realizadas en las tres disciplinas a las que se ha abocado, y entre las cuales existe una extraordinaria correspondencia temática, emocional, ética, estética, poética, que reflejan a la primera mirada del espectador el universo existencial anímico, conceptual de este artista, de este maestro, que desde sus inicios consiguió, por méritos propios, la celebridad, poniendo el nombre de México por todo lo alto en las galerías

En la obra de José Luis Cuevas existe, erotismo, barbarie, sensualidad, humor, carnalidad, dolor, amor, insomnios, tristeza, diversión, sueños, pesadillas… y todo lo que nuestra inconsciencia trate de desmemoriar por todo lo vivido, pero se impone siempre la belleza de la crueldad al hacernos reconocer la fealdad del mundo a través de su arte, de su ética, de su estética, de su poesía.

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“Ataqué con virulencia el arte folklórico, superficial y ramplón” José Luis Cuevas

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i manifiesto titulado “La cortina de nopal” publicado por primera vez en el suplemento cultural de Novedades “México en la Cultura” en 1951, cuando lo dirigía Fernando Benítez. Después fue traducido al ingles y reproducido en la revista “neoyorquina de vanguardia Evergreen Review. Más adelante lo incluiría en mi “autobiografía precoz” Cuevas por Cuevas que publicó ERA en 1965. Fue un articulo anticonformista, en contra -de la llamada Escuela Mexicana de Pintura y del nacionalismo feroz que ejercían los intelectuales de la época. El título de La cortina de nopal se popularizó pronto e incluso fue usado con cierta frecuencia en publicaciones norteamericanas cuando querían referirse al nacionalismo latinoamericano. He leído que una película que actualmente prepara Luis Valdés llevará el titulo de La cortina de nopal. Este director chicano es famoso por sus filmes Zoot Suit y La Bamba. La cortina de nopal fue el primer manifiesto efectivo en contra de la pintura mexicana que negaba toda influencia extranjera para exaltar todo lo nuestro. Sería el comienzo de una serie de artículos en los que ataqué con virulencia el arte folclórico, superficial y ramplón que se hacia en México y cuyo pontífice supremo era Diego Rivera. Yo tenía entonces 22 años de edad y mi obra ya había sido expuesta en Nueva York y en Paris. En México y en el extranjero se me veía como un joven iracundo y esto me costaría ser rechazado por mis com-

patriotas y ser aceptado en centros neurálgicos del arte en los Estados Unidos y Europa, donde las actitudes rebeldes de los jóvenes empezaban a ser recibidas con entusiasmo. Dentro de Latinoamérica fui un precursor y en los Estados Unidos mi actitud era comparada a la que en el cine asumía James Dean o en la música popular Elvis Presley. Recuerdo que por esos años fui a Colombia. En Bogotá se hablaba del “Civismo”, sinónimo de rebeldía. El poeta colombiano Gonzalo Arango dijo que por mi actitud iconoclasta le recordaba a Jean Genet. Pienso que mi actitud sana y juguetona de derrumbar a tantos ídolos de la cultura nacional sirvió de mucho y contribuyó a la transformación del ambiente. En un libro de Selden Rodman titulado Mexican Journal, Diego Rivera al ser entrevistado por el autor me injuria duramente, mientras Siqueiros, Leopoldo Méndez y algunos pintores del Frente Popular de Artistas Plásticos en México se referían a mí en términos despreciativos. Rivera aseguraba que mi prestigio era efímero y mis golpes en nada dañaban al poderoso y pétreo muralismo, que por cierto, ya había caído en un academismo monolítico y aburrido. Tuve a Tamayo como ejemplo para mi actitud rebelde, aunque él no fuera polemista, aunque no se expresara verbalmente y prefiriera vivir un autoexilio silencioso en Nueva York o en

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Paris. Pero el hecho de ser un opositor, a través de su obra, de la Escuela Mexicana de Pintura, me llevaba a admirarlo y a tornarlo como bandera. Creo que es necesario repetirlo: el primer opositor teórico que tuvo el arte indigenista y político de México fui yo, porque Tamayo vivía amordazado y fue hasta muchos años después, cuando México le abrió las puertas y lo entronizó como gran figura del arte nacional, que empezó a hablar y a decir cosas que antes no se había atrevido. Mi generación está constituida por brillantes artistas que, fastidiados del realismo de la Escuela Mexicanista, optaron por el abstraccionismo. Me parece muy acertado llamar a esta generación a la que pertenezco la de la “Ruptura”, porque efectivamente todos abrimos nuevos caminos para el arte en México. A partir de nosotros la plástica nacional sufrió un cambio y las generaciones más recientes mucho nos deben por ello. Yo crecí con Felguérez, con Vicente Rojo y con Gironella. De estos tres sólo el último ha sido y sigue siendo figurativo. Toledo aparece algunos años después. El nace seis años después que yo. Una de las características de nuestra generación es la necesidad de salir, de viajar, de conocer otras culturas. Quizá fuimos un poco como los Contemporáneos, ya que nos nutrimos del arte universal, en mi caso siempre hubo ese rasgo muy mexicano, la ferocidad en mis actitudes y en mi propia obra. Como mexicano que soy, a lo largo de mi vida he tenido una preocupación despiadada y cruel por la verdad, como lo dijera el poeta francés Philipe Soupault en la primera monografía que sobre mí se publicó en francés, en 1955.

Febrero de 1988

Me parece muy acertado llamar a esta generación a la que pertenezco la de la “Ruptura”, porque efectivamente todos abrimos nuevos caminos para el arte en México (...) Una de las características de nuestra generación es la necesidad de salir, de viajar, de conocer otras culturas.

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Escultura

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Caballo de circo | 2008 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 93 x 32 x 62 cm

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Animal con bota | 2014 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 88 x 30 x 40 cm

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Caballo de acero | 2008 | José Luis Cuevas | Acero al carbón | 290 x 215 cm

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Beatríz del Carmen y José Luis Cuevas | 2008 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 50 x 63 x 27 cm

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Ninfomana | 2008 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 61 x 25 x 55 cm

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Caballo de circo | 2008 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 93 x 32 x 62 cm

Animal Transgénico | 2014 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 90 x 30 x 40 cm

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La Saxofonista | 2014 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 93 x 36 x 47 cm

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Caballo Caballo de circode|circo 2008 | 2008 | José|Luis JoséCuevas Luis Cuevas | Bronce | Bronce a la cera a laperdida cera perdida | 93 x| 32 93 xx 62 32 cm x 62 cm

Autorretrato jugando pelota | 2010 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 70 x 46 x 37 cm

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Caballo de circo | 2008 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 93 x 32 x 62 cm

La escultora | 2013 | José Luis Cuevas | Bronce | 84 x 33 x 50 cm

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La Giganta | 1991 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 41 x 14 x 14 cm

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Caballo Caballo de circode|circo 2008 | 2008 | José|Luis JoséCuevas Luis Cuevas | Bronce | Bronce a la cera a laperdida cera perdida | 93 x| 32 93 xx 62 32 cm x 62 cm

Caballo de madera | 2008 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 80 x 33 x 22 cm

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Soldado | 2008 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 50 x 14 x 20 cm

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Caballo Caballo de circode|circo 2008 | 2008 | José|Luis JoséCuevas Luis Cuevas | Bronce | Bronce a la cera a laperdida cera perdida | 93 x| 32 93 xx 62 32 cm x 62 cm

Tira cómica | 2008 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 93 x 32 x 48 cm

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Autorretrato como obrero | 2013 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 56 x 32 x 26 cm

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Rostros | 2008 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 103 x 40 x 45 cm

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Siameses (relieve) | 2004 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 92 x 130 x 40 cm

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Catrín | 2008 | José Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 71 x 15 x 20 cm

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La loca | 2014 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 88 x 30 x 40 cm

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Caballo de circo | 2008 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 93 x 32 x 62 cm

Pegaso | 2002 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 60 x 74 x 45 cm

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Siameses| 2013 | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce a la cera perdida | 50 x 63 x 27 cm

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Relieve

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Tamborilero | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Beatríz del Carmen | s/f | José Luis Cuevas | Bronce y acero al carbón a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Mujer flor | s/f | José Luis Cuevas | Bronce y acero al carbón a la cera perdida | 94 x 65 cm

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Mujer corriendo | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Metamorfosis | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Autorretrato corriendo | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Cabezas | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Carmen | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 94 x 65 cm

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Gruñón | s/f | José Luis Cuevas | Bronce y acero al carbón a la cera perdida | 94 x 65 cm

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Desdoblamiento | s/f | JosĂŠ Luis Cuevas | Bronce y acero al carbĂłn a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Payaso | s/f | José Luis Cuevas | Bronce y acero al carbón a la cera perdida | 67 x 53 cm

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Dibujo

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Autorretrato adolescente | JosĂŠ Luis Cuevas| 58 x 37.5 cm

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Autorretrato como títeres | José Luis Cuevas| 70 x 50 cm

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Quíntuples | José Luis Cuevas| 60 x 34.5 cm

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Autorretrato| JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34.5 cm

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Siqueiros con modelo | JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34.5 cm

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Autorretrato con personajes | JosĂŠ Luis Cuevas| 51 x 36 cm

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Carboneros | JosĂŠ Luis Cuevas| 61 x 46 cm

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Dillinger | JosĂŠ Luis Cuevas| 57.2 x 34 cm

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El beso | JosĂŠ Luis Cuevas| 77 x 56 cm

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El fideo | José Luis Cuevas| 61 x 46 cm

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Torero Bufo | JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34.7 cm

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Pareja | JosĂŠ Luis Cuevas|56 x 44 cm

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El luchador | JosĂŠ Luis Cuevas|61 x 46 cm

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Beata | JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34.5 cm

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La jaula | JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34.5 cm

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La vela | JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34.5 cm

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Mujer | José Luis Cuevas| 60 x 34 cm

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Personaje de animación | José Luis Cuevas| 51 x 36 cm

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Maternidad | JosĂŠ Luis Cuevas|61 x 46 cm

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Papalote | JosĂŠ Luis Cuevas| 56 x 44 cm

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Miscelania | JosĂŠ Luis Cuevas| 60 x 34 cm

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Sonido (Julián Carrillo) 13 | José Luis Cuevas| 61 x 45 cm

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Torera | JosĂŠ Luis Cuevas| 60.2 x 34.2 cm

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Personaje para animación | José Luis Cuevas| 51 x 36 cm

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José Luis Cuevas Trayectoria

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osé Luis Cuevas nació en la ciudad de México el 26 de febrero de 1931. Si bien es un artista autodidacta, siendo un niño su madre lo llevó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda, donde Diego Rivera pronto se dio cuenta de su talento. En el Mexico City College realizó estudios de grabado, en el taller de la maestra Lola Cueto. Su agudo sentido de observación le permitió captar el entorno en el que transcurrió su infancia y que lo proveyó de los personajes que serían los protagonistas de sus obras: aquellos que viven en el límite de la degradación moral y física. En esa época realizó también sus primeros dibujos eróticos, y se acercó a autores de la literatura universal como Balzac, Víctor Hugo y Dostoievski, que serían continuas fuentes de inspiración. Junto con su hermano mayor, Alberto, psiquiatra, visitó algunos manicomios donde realizó apuntes de enfermos mentales. José Luis Cuevas es uno de los más importantes artistas plásticos pertenecientes a la generación conocida como de Ruptura por su distanciamiento radical del muralismo mexicano y su postura crítica respecto de la escuela mexicana de pintura.

Puerto Rico (1977); Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes (1981); el Consejo Mundial de Grabado le otorga el Premio Internacional del año, EUA (1982); Premio Internacional del World Print Council en San Francisco, California (1984); Premio a la mejor ilustración de la Sociedad de Ilustradores de Estados Unidos (1985), entre muchos otros. Ha sido distinguido con el grado Doctor Honoris Causa, por la Universidad Autónoma de Sinaloa (1984); por la Universidad Veracruzana (2004); por la Universidad Autónoma Metropolitana (2006); por el Instituto Superior de Arte y la Casa de las Américas, La Habana, Cuba (2008) y por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (2008). Recibió la Orden de Caballero de las Artes y de las Letras de Francia (1991); la Medalla Goya otorgada por el Instituto Cultural Domecq, A.C. (1996); la Medalla Yucatán, del XII Festival Otoño Cultural del Mayab (1996); el Premio de Medallística Tomás Francisco Prieto, entregado en Madrid por la Reina Sofía de España (1997); la Orden Andrés Bello, otorgada por la República Bolivariana de Venezuela (2001); invitado de Honor a la III Bienal Iberoamericana de Lima, donde exhibe “Reencuentro con el Perú”, y recibe la Medalla de la Ciudad (2002); la Orden de Comendador, entregada por el Presidente de la República de El Salvador (2003); la Medalla de Oro de Bellas Artes de México por su trayectoria artística (2003); el Museo Metropolitano de Monterrey le rinde un homenaje y recibe la máxima presea del gobierno de Nuevo León por sus cincuenta años de artista plástico (2006); recibe la Orden Rubén Darío, de la República de Nicaragua (2006), entre otros más.

Desde 1959 a la fecha ha recibido innumerables premios y reconocimientos. Su obra ha estado presente en los más relevantes certámenes internacionales y nacionales. Entre ellos destacan: Primer Premio Internacional de Dibujo en la Bienal de Sao Paulo (1959); Primer Premio Internacional en la VII Mostra Internazionale di Bianco e Nero en Lugano, Suiza (1963); Premio Madeco en la II Bienal de Santiago de Chile (1965); Primer Premio Internacional de Grabado en la I Trienal de Nueva Delhi, India (1968); Primer Premio en la III Bienal de Grabado Latinoamericano, de San Juan,

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En 2008 tiene lugar un Homenaje nacional en el Museo del Palacio de Bellas Artes y en 2009 la Pinacoteca de Nuevo León le hace un reconocimiento por su gran trayectoria como dibujante, grabador, pintor, escultor y escritor. Con motivo de sus 75 años la Lotería Nacional para la Asistencia Pública, le rinde homenaje con la emisión de un billete conmemorativo. En 2010 la Delegación Álvaro Obregón le otorga la Medalla Vasco de Quiroga al Mérito Ciudadano, así como el nombramiento de Habitante Distinguido de Álvaro Obregón. Se inaugura la exposición “Siameses” en la Universidad Autónoma del Estado de México, misma que conserva dos murales del Maestro José Luis Cuevas que se encuentran ubicados en la Facultad de Arquitectura y Diseño. En el 2011 con la exposición “Cartas Amorosas, a mi esposa Beatriz del Carmen” se inaugura La Casa Grande de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. En Mérida Yucatán se inaugura en el Paseo Montejo la exposición “Animales Impuros” que consta de 12 esculturas de gran formato junto con 10 cartas de amor. El Maestro José Luis Cuevas participa con la pieza “El agua” obra colocada en la terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México. Nueve esculturas de gran formato, dan vida a la exposición titulada, Retrospectiva, de José Luis Cuevas, organizada por el Ayuntamiento de Torreón Coahuila. Con la instalación de la escultura La Giganta que mide 4 metros de altura se culminó el proyecto Corredor Escultórico del Museo Iconográfico del Quijote en la Ciudad de Guanajuato. La ciudad de Puebla y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de este estado, le rinden un homenaje con la mayor exposición de obras de su creación titulada “Cuevas”, la cual reúne gráfica, dibujo, telas y esculturas. Para finalizar el año el Maestro José Luis Cuevas recibe el Premio Lorenzo el Magnífico en la VIII Bienal de Florencia, por su trayectoria artística y como reconocimiento a sus excepcionales cualidades estéticas, que han abierto las puertas al arte contemporáneo nacional e internacional dando nueva vida al arte mexicano. (2012) Homenaje al Maestro José Luis Cuevas en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y presentación del libro Cartas amorosas a Beatriz del Carmen que contiene 183 cartas dibujadas por el Maestro José Luis Cuevas. / El H. Congreso del Poder Legislativo del Estado de Campeche le rinde homenaje con la exposición Cartas amorosas a Beatriz del Carmen. Y Cuevas en la 59, exposición de esculturas monumentales. / En Las posibilidades de la forma: antología visual de entresiglos, expone junto con Gilberto Aceves Navarro, Gustavo Arias Murueta, Manuel Felguérez, Roger von Gunten, Luis López Loza, Vicente Rojo, Sebastián y Francisco Toledo en la Fundación Sebastián. México, D.F. / Presentación del libro Cartas amorosas a Beatriz del Carmen en el Consulado General de México. El Paso Texas. U.S.A. / El Maestro José Luis Cuevas fue nombrado como el Artista Plástico Más Importante de México en el Bicentenario del Tribunal Supremo de España, en la sesión celebrada el 6 de junio de 2012. Se le adjudicó el nombramiento Miembro de Mérito. / Recibe el galardón Juchimán de Plata 2012 en su edición número XXXV con el Premio Nacional de las Artes; Villahermosa, Tabasco. México. (2013) Con motivo del cumpleaños 80 del Maestro José Luis Cuevas y los 21 años del Museo que lleva su nombre, se realiza la apertura de la exposición Cuevas en el Cuevas en todas las salas del Recinto. / Cuevas Escultor, muestra integrada por 9 esculturas de mediano formato y realizada en el marco de los festejos del cumpleaños del Maestro José Luis Cuevas. Plaza Ateneo. Saltillo, Coahuila. México. (2014) Se inaugura la exposición Cuevas por siempre, es un recorrido por las diferentes etapas creativas del Maestro José Luis Cuevas y conmemorativa a su onomástico. Museo José Luis Cuevas. México, D.F. / Con la muestra epistolar y escultórica titulada Cartas amorosas a Beatriz del Carmen dan inicio las actividades del 28 Festival Cultural Zacatecas 2014 en el Ex Templo de San Agustín. Zacatecas, Zac. México / Su obra se exhibe en la exposición colectiva Día Mundial del Arte. Museo José Luis Cuevas. México, D.F. / Realiza una gira de trabajo en Lima, Perú, donde expone su obra artística en la Feria Internacional

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de Arte, ART LIMA en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) / Homenaje a José Luis Cuevas. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Servicio de Administración Tributaria, al igual que la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Instituto Matías Romero y el Museo de la Cancillería se enorgullecen de presentar esta muestra con obras que por sí mismas reiteran su incesante imaginación y su lenguaje estético. México, D.F. / El Maestro José Luis Cuevas expone 9 esculturas de gran formato en la Explanada de Plaza Juárez dentro del Marco de la Feria de San Francisco, Pachuca Hidalgo (2014). / (2015) Exposición José Luis Cuevas. Doscientas Cartas amorosas a Beatriz del Carmen, Museo José Luis Cuevas. México, D.F. / (2016) Exposición José Luis Cuevas. El color del Amor, Museo José Luis Cuevas. México, D.F. / Exposiciones: Los Siameses en la Gallery of the Modern Art, en la Ciudad de México. Obra Antológica en la Galería Oscar Román, Ciudad de México. El Color del Amor en el Museo de Arte Moderno de Tlaxcala y Mi Panorama en el Museo Torres Bicentenario, de Toluca, Edo de México. / (2017) El Color del Amor en el Centro Cultural Tijuana. El Museo José Luis Cuevas cumple 25 años de haberse inaugurado y se realiza una magna exposición en honor al Mtro. José Luis Cuevas. /Cuevas por siempre, en el Hospicio Cabañas, Guadalajara, Jal. El 3 de julio de 2017 fallece el Maestro José Luis Cuevas en la Ciudad de México.

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English Translations

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José Luis Cuevas, or art as rebellion Juan Manuel Carreras López Constitutional Governor of San Luis Potosí

A s a powerful and creative spiritual state of human beings, art arises as a need

for the purest form of emotion and intellectual expression. It tends to be during our youth when these characteristics radially expand across the surrounding society.

A genius whose figure marked the cultural essence of Mexico from the beginning, José Luis Cuevas embodies the ideal of the Artist who knows himself to be revolutionary by virtue of his own personality, constituting one of the keys to the national –albeit not the nationalist– art world thanks to his ground-breaking aesthetic discourse. It is now our privilege to present in San Luis Potosí this exhibition as an example of the transformational willpower that imbued the rebellious spirit of Cuevas, perpetually youthful by definition, an artist who remains a source of pride to all Mexicans today given the important and abundant artistic creativity that characterized him throughout his lifetime. Hence, any approach to his Art also explores the historic separation between the tectonic plates of muralism and Mexican contemporary art that doubtlessly opened up new horizons, enabling artists from future generations to derive inspiration from the confrontation between Cuevas and the great muralists. Cuevas was also a provocateur of debates, a questioner of forms, a tireless polemicist of ideas that sustain an ongoing presence among Mexican art scholars. The imprint of his creativity was not only monumental, it was also evocative of that strange beauty that emerges among the monstrous and the grotesque. This is why it was of the utmost importance that the Museo Federico Silva provide the scenario for an exhibition of public interest that, I am certain, will continue to spark private debate among its visitors due to the complex and extraordinary capacity Cuevas had to reveal, through his particular vision, the mysterious essence of our inner humanity.

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José Luis Cuevas, or the beauty of amazement Armando Herrera Silva Secretary of Culture of San Luis Potosí

A rt constantly ruptures aesthetic limits, its essential quest, the creation and recrea-

tion of an inner universe; the transformation and birth of not only language, but the comprehension and resignification of language itself within the sensory parameters of our obsessive desire to understand the abyssal geographies of the human spirit.

Any form of Art provides, therefore, a means of establishing contact between the architecture of said universe and its reflection of otherness; hence, the unfolding of forms that are mysterious, even monstrous in appearance characterized the aesthetic discourse of José Luis Cuevas, an artist who knew how to unfurl the inner world of modern man and put it on display, to our amazement. This is the definition that emerged from my personal experience of witnessing and joyously contemplating the work of an avatar of Contemporary Mexican Art, an unquestionable figure of the 20th and 21st centuries in our country whose many tributes include the one we render here today, at the Museo Federico Silva of San Luis Potosí. Cuevas —man of grotesque figures, god-maker of the iconic Giantess, artifice of humanoids who express the paradoxical unity between tenderness and perversion— is also the narrator of a labyrinthine world of beings whose morphology belongs to the realm of fantasy. In this sense, it is worthwhile to extoll and revisit the masterful assessment of Luis Ignacio Sáinz who, in his essay “Bulk Imagery: The sculptures of José Luis Cuevas,” introduces us to the field of what we might call “Cuevism,” given the accuracy with which he defined each of the fields he explored. Under this panorama of highly defined precision, as viewers we understand that one of the greatest qualities possessed by any Art that modifies pre-established notions is its constant shifting between creative territories within the confines of scholasticism, adding the plus of knowledge to this marvelous exhibition. San Luis Potosí is a Museum of Museums, open to the Living Culture of Mexico and the world. Therefore, as natives of this state we may thankfully rely on multiple spaces that allow us to enjoy exhibitions of international importance, significantly broadening the range of content available to both the local public and visitors alike. Hence, the Ministry of Culture of the Government of the State of San Luis Potosí maintains its commitment to the dissemination of world-class artistic and cultural values and products so that the borders of our social understanding may be expanded, thus generating positive coexistence and dynamic transformation in our environs.

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José Luis Cuevas, carnivorous artist... Enrique Villa Ramírez General Director of Museo Federico Silva Escultura Contemporánea

Drawer, printmaker, illustrator, painter, sculptor and writer: José Luis Cuevas (1934-2017)

was, without a doubt, one of the most outstanding figures in Mexican 20th-century art.

Recognized mainly for his extraordinary drawings, Cuevas was, for all intents and purposes, a self-taught artist. Although he began his studies at La Esmeralda National School of Painting, Sculpture and Printmaking, his academic training was soon truncated by a bout with rheumatic fever; yet during his convalescence he never stopped working —fundamentally on his drawings. Together with his brother, who was a psychiatrist, he made repeated visits to La Castañeda insane asylum in order to sketch the mentally ill. In 1953, he held his first individual show at Galería Prisse, a space created by a group of artists on Londres Street in Mexico City. During the early 1950s, the group of artists was formed that would come to be known as the Generation of Rupture, comprised by Lilia Carrillo, Manuel Felguérez, Fernando García Ponce, Vicente Rojo and Roger von Gunten, among others. In 1955, he exhibited in Washington, DC at the OAS headquarters of the Pan-American Union and in Paris, where Picasso acquired two of his works. Upon returning to Mexico, he launched a media campaign with the goal of disseminating art that acted as a counterbalance by breaking away from the models of the Mexican School of Painting. In 1958, a letter written by Cuevas and sent from New York to Fernando Benítez was published in the culture section he edited for the newspaper Novedades, “México en la Cultura.” The letter was published under the headline “Cuevas, the enfant terrible vs. The Sacred Monsters.” In it, Cuevas employed for the first time the term “Cactus Curtain.” Said curtain, according to Cuevas, blocked the passage of new artistic proposals given that cultural venues continued to cling to a nationalism that was, at the time, insipid and outdated. Renowned within this context is his public confrontation of muralist David Alfaro Siqueiros over the latter’s phrase, “There is no path but ours.” In 1966, a group show was exhibited at the Palacio de Bellas Artes in Mexico City titled “Confrontation ‘66,” bringing official recognition to the new trends founded in part by José Luis Cuevas. In the year 1967, in the Zona Rosa or “Pink Zone” district nicknamed by Cuevas and other intellectuals, he completed his famous “ephemeral mural,” thus titled with satirical intent. This performance was a huge public success and broadly covered in the national and foreign press. In 1968, he participated in the student movement on the campus of the national university, painting together with other artists the metal sheets used to cover the statue of former president Miguel Alemán. The Museo José Luis Cuevas was inaugurated in the year 1992 and since then, its doors have remained open to the public. It is located in the building formerly occupied by the Santa Inés Convent in the historic downtown area of Mexico City, to one side of the Academia de San Carlos. At the center of the cloister, vi-

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sitors are welcomed by The Giantess (1990), an 8-meter-high, 8-ton bronze sculpture towering over a reflecting pool. Cuevas participated in a great many group and individual shows both in Mexico and abroad, receiving many national and international awards and recognitions. Always a polemic artist, the visual works of José Luis Cuevas characteristically possess a highly individual language through which his great artistic talent, pure gesture and handling of lines are revealed, as well as the vision he transfers to each of his figures and characters taken from hospitals, burdelos and the streets: destitute beggars, deformed and extraordinary individuals who formed an iconography all his own. He also completed a great many self-portraits. By the 1990s, Cuevas dedicated himself mostly to the development of his work in sculpture exemplified by the creation of fantastical characters and heads and faces in bronze, as well as a series of bas-reliefs. His sculptures betray the same style and themes that are so characteristic of the artist. His most relevant three-dimensional works are: The Giantess (1991), The Obscene Figure (1996) mounted in Colima in the year 2000, and The Giant of Chihuahua (2017). Also outstanding is his fantastical bestiary, a series of sculptures that goes by the name of Impure Animals, inspired by the book of poetry with the same title by Spanish author José Miguel Ullán. Major exhibitions of his three-dimensional creations included a show entitled Liberty in Bronze. The works by José Luis Cuevas presented on this occasion at the Museo Federico Silva are, in their vast majority, owned by the artist and smelter Alejandro Velazco, a contributor to this museum and Federico Silva, to whom we are grateful for their generosity and support. The Museo Federico Silva intends to share with the people of San Luis Potosí and those who visit us the sculptures of this passionate and endearing artist, whose name is inscribed in art history. Octavio Paz described him as follows: “A carnivorous artist whose main attraction resides in his flexible grace and sinuous movements, the ferocious elegance of his drawing, the grotesque fantasy of his figures and the aftermath of his lines, which is frequently deadly. In the blink of an eye, with no apparent cause, this artist shifts from moments of placid rest to lightning-quick fury.” José Luis Cuevas died in Mexico City at the age of 86 on July 3, 2017. May this exhibition pay tribute to his creative genius and talent.

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Bulk Imagery The Sculptures of José Luis Cuevas Luis Ignacio Sáinz

T he protracted body of work of José Luis Cue-

secrets and marvels where in delightful promiscuity, his compositional discipline, hedonism, psychologist compulsion, and narcissism converge.

vas bears testimony to his obsession for beings that are sometimes human and occasionally, fantastical or monstrous. The artist takes pleasure in the torsions and identifying traits of physical deformity, that mirror of stained consciences, battered spirits, and tormented souls. Even in his sculpture, drawing imposes itself in an endeavor to register the traits of faces and bodies that simultaneously reflect mind and willpower: feverish, affected, pained. Somewhat paradoxically, Cuevas disdains the skins he has fixed by illustration or line. His mandate betrays another motive: the capillary sentiments and thoughts of those who remained trapped in his visual census. Once again, his interest in outer appearances hinges on his endeavors to decipher what lies within.

The making of these bulky, third-dimensional entities manifests a tension that depending on the case is either happily fulfilled or tragically flawed between a voracious, expansive self and the Other, a subject who appears as a propitiatory victim destined to be swallowed whole. The two collide, giving birth to a realm of ambiguity: that of an aesthetic, dual, Siamese, hermaphrodite event. The Giantess (1985) evolves into a vast example of such “innocence of the past,” in Nietzsche’s words: feminine from the front, masculine from behind. Her gauzy garments are diluted, tending to disappear and showcase her nudity, but above all to flaunt the liberty she has conquered. A bronzed colossus, a hybrid that marks and orders the atrium of what was once the Convent of Santa Inés1 with her centrality, astounding us with her intention to move, to head for the gate and take to the streets in order to do her thing along the prodigious pathways of licentious behaviors.

Unlike the intimism that characterizes his drawings, prints and watercolors, his three-dimensional exercises take on a monumental stature. It is rather surprising that this should be the case for such an indomitable critic of the massive formats of muralism –its avidity for the public arena and taste for secular catechesis– given that with his refrain “a pox on old age,” Cuevas wallows in the principle of all volumetric representation: to generate awe and panic in an observer who is perhaps not yet a spectator, but is fearful of nature and the gods that animate it. The fear, respect, and devotion of one who learns to believe in hopes of cementing his own protection. Idolatry for some, religiosity for others; the fact remains that such figures are signs of a complex process, that of an artist who makes his presence known beyond the confines of his studio or workshop —an authentic chamber of

As fate would have it, José Luis Cuevas was born on February 26, 1931, above “the eagle’s pencil” or El Lápiz del Águila factory owned by Arena, Heredia and Company and run by his grandfather Adalberto Cuevas; an enterprise located at number 43, Avenida 16 de Septiembre in the historic downtown area of Mexico City. It was in this context that he would develop his artistic vocation. As the artist himself mentioned on various occasions, as a child he found contact with papers, colors, and graphite to be irresistible.

A religious cloister founded on December 17, 1600 at the behest of Diego Cabellero and Inés de Velasco, Marquises of La Cadena with the support of Viceroy Gaspar Zúñiga y Acevedo, Count of Monterrey; a papal Bull from Clement VIII (1596); and the Royal Seal of Philip II (1598); drawn up, projected and mounted by the Alonso Martínez López, afterwards the master architect of the Cathedral of Mexico. Congregation formed by 33 nuns, one for each year the Nazarene lived. At its altar rest the mortal remains of José de Ibarra (1685-1756) of Jalisco and Miguel Cabrera (1695-1768) of Oaxaca. Restored as the Museo José Luis Cuevas on November 8,1992. 1

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Indeed, the media within reach of his hand and an extraordinary capacity for observation would make him a more than worthy heir to the graphic arts of José Guadalupe Posada, not to mention a rigorous analyst of the history of printmaking from Rembrandt to Picasso. His interest in sculpture would not manifest itself for decades, and would depend always on his penchant for designing, sketching, etching and projecting onto sheets, notebooks, and metal plates.

metal composition, on Juan Álvarez del Castillo (Taller Majac), the Giant of Chihuahua (2017). None of this prevents us from recognizing an enormous strength and irony in the resulting works that, beyond a doubt, adjust to the iconic vocabulary of this spinner of subconscious fables4 in some truly exceptional examples, such as Obscene Figure (2001, Colima). In a quick and brief note, Octavio Paz captured his essence: “A carnivorous artist whose main attraction resides in his flexible grace and sinuous movements, the ferocious elegance of his drawing, the grotesque fantasy of his figures and the aftermath of his lines, which is frequently deadly. In the blink of an eye, with no apparent cause, this artist shifts from moments of placid rest to lightning-quick fury.”6

His language would conquer new heights, in my opinion, through an avalanche of ink drawings painted with watercolors or gouache as well as prints, lithographs, and collages that together, would form Intolerance (Museo de Arte Moderno, CDMX, 1985); an exhibition based on the book by Gustav Henningsen2 about the Inquisition in the province of Logroño, Vasconia during a kind of epidemic “witch mania” that emerged in the late 16th and early 17th centuries, with the alarming figure of 5,000 suspects, 2,000 of whom stood trial, including the memorable case of Graciana de Barrenechea of Zugarramurdi, wife of the minister Juanes de Yriarte.

Indeed, such traits comprise his volcanic stylistic geography, his praxis gradually waning through the passage of time without being completely extinguished, his gesture simplified and his themes, softened; yet he would continue to procure for us now and again a few puffs of smoke and exhalations of notable magmatic force to remind us why he was awarded the First International Drawing Prize at the São Paulo Biennale in 1959. A material poet of horror, a chronicler of violence and madness, as well as a vast arc of sensuality and the rawest sort of voyeurism of physical aberrations.

Thus drawing, with its own limitations and peculiarities, gave rise and lent meaning to Cuevas’ volumetry. He would not resort to modelling, nor would there be molds; rather, he would rely on the smelter Alejandro Velasco (Fundición Artística Velasco) and for unique

Notable among the small- and medium-sized works assembled for the tribute exhibition organized by the Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea is a dehumanized image of the body, Nymphomania, in a twisting and howling position typical, perhaps, of pleasure in extremis or simply orgasmic desire and a free zoological interpretation, geometrized and playful, of a Circus Horse with no identifiable mane, crowned with a tassel or pompom, ready to begin its act in the main ring of an absent tent that contains, as Cuevas intended, the cheers and reveilles that hail its appearance.

Photograph: El mundo ilustrado3 | 1904

El abogado de las brujas: Brujería vasca e Inquisición española, Madrid, Alianza Editorial, 1983, 536 pp. Weekly paper owned by Rafael Reyes Spíndola (1860-1922), edited and printed in Puebla from 1894 to 1914, that initiated the use of photography to register the news. The founder was a pioneer of modern journalism in Mexico, starting in 1888 with El Universal, a newspaper he would later sell to Ramón Prida; and later with El Imparcial, which appeared in 1896. This periodical dedicated a story to the factory and paper goods store El Lápiz del Águila, its participation in the parade of the capital on December 4, 1904 with a highly praised allegorical float captured through imagery. See the Historic Archives of the Palacio de Minería, Department of Engineering, Universidad Nacional Autónoma de México.

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the plane he laid out to take on depth and exhibit its mass. Which does not prevent some of his works from being truly magnificent. The saving grace that bridges the poles between drawing and sculpture materializes and takes shelter in the plates of bronze stitched into bas-reliefs that concede organic structure to his skill in capturing silhouettes through illustration, with the added value of texture contributed by metal. Numbering eleven (one, The Grump, measuring 94 x 65 cm and another ten measuring 67 x 53 cm, notably Heads), comprise a kind of vade mecum of forms that the artist exhausted over the lengthy course of his career. These are direct, simple reliefs, lacking the Baroque sgrafitto we tend to associate with his work due to the natural way incisions or impressions are scratched onto the bodies and faces of his figures in the manner of tattoos or scars; outstanding among these is Metamorphosis.

Letter to Luis Guillermo Piazza5 | 1963

Avaricious and easily swayed, he chose to side with shadows in order to examine and explore his own demons and perversities. Yet the representation of deformity or alteration did not confine him to a certain sadism, nor did it keep him at a distance; among the identifying traits of the works he produced empathy may be gleaned, a measure of his sensitive approach that makes them tolerable, even intimate. Hence, they radiate humanity. Indeed, the modified proportions sustain their distinctive harmony. A harmony, it must be noted, that distances itself from any rigid, classical conception by joining the ranks of figurative modernity (Giacometti, for example).

The ancestral lost-wax technique, its invention disputed by Sumerians and Chinese, takes the sketch to a three-dimensional phase and from there to modelling, then the foundry oven, completing the outline through chiseling and the application of patina. A collective sash that in the aforementioned works, fulfills its mission by evoking the better virtues of this polemic artist, a full-time narcissist who remained absolutely faithful to his imagery, revisiting it exhaustively to subdue even the slightest detail of his tropes, gestures, and repertoire of form and line. The present exhibition, curated by Enrique Villa, brings together a series of works prepared during just over three decades by the Fundición Artística Velasco, allowing us to gild the fecund imagination of an artist vital to our understanding of Mexican art from the second half of the 20th century to the present day. An opportune, well-deserved tribute paid by the Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea to José Luis Cuevas (1931-2017).

Rotund surface-forms that conquer space, inhabiting it naturally, as if they had always been inside there, with the status of permanent or atavistic dwellers. Solid proprietors of active interiors, incontinent in their need for expression, perceived by the gaze of those who define themselves as their interlocutors and communicants. Unlike trained sculptors who control the process of manufacture or fabrication, José Luis Cuevas depended on the intervention of others, which may generate a certain degree of alteration in the solution of his designs. He elaborated the two-dimensional sketches or proposals, but did not sequentially participate in their elaboration; that is to say, in the endowment required in order for

Notable are his allusions to the writings and anecdotes of Franz Kafka, the Marquis de Sade, Francisco de Quevedo y Villegas, Friedrich Nietzsche, and Eugene Ionesco. In these encounters, Cuevas never limits himself to illustrating; there is always something extra, his inquisitive and penetrating gaze revealing his stature as an assiduous, capable reader. 5 Argentinean writer and editor (Córdoba, 1921-Mexico City, 2007) to whom the invention of the Zona Rosa district is attributed, together with José Luis Cuevas. He collaborated with the OAS as the head of cultural activities and promoted the Mexican visual artist, but not in the capacity of “tutor” and ghostwriter, a role that fell to the Cuban José Gómez-Sicre (1916-1991), who as Director of Visual Arts of the Pan-American Union, organized the first exhibition of JLC abroad in Washington, DC in 1954. 6 “Descripción de José Luis Cuevas,” in México en la obra de Octavio Paz,Vol. III, Los privilegios de la vista. Arte de México, Mexico, Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 453-455. 4

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José Luis Cuevas Diomicio Morales

W ithin the panorama of

20th-century visual arts in Mexico, the name and career of José Luis Cuevas occupy a place of honor in drawing, visual arts, sculpture and even literature —given how famous his diaries and commentaries are regarding figures and disciplines related to his life and work in the book Gato macho, for example— not only for his undeniable contribution to the art of our time (and of times to come), but also for the scandalous and sagacious way he burst onto the professional art scene during the 1950s —let us not forget that he began to draw extraordinarily well from an early age. Scandalous and sagacious? Indeed, because his youth, vocation and talent —transgressors of a certain pictorial order established up until then by what is known to all of us as the Mexican School of Painting, prominent during the first half of the 20th century— were gradually imposed by means of a pugnacious attitude of denial that many found disconcerting, leveled at artists recognized around the world at the time: Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros. Easier said than done. But with the fortitude of a consecrated artist, José Luis Cuevas destroyed first on his own and later on, with the collaboration of other members of his generation, the cactus curtain that was blocking our view of “other art” out of a contemporary, expressive need that would direct our gaze toward the schools and painters of the world, that is to say, that would break the formidable chains of his antecedents —There is no path but ours, they said— in order to arrive at other ways, other libertarian airs, other arenas for the new modernity that was taking hold in major art centers, in museums, in marketing, in the universe: Paris, London, Rome, New York. From several trenches, José Luis Cuevas fought to abolish the famous Mexicanist phrase and its consequences, rating their attitude as retrograde and, at a critical moment in 1956, publishing his famous manifesto about The Cactus Curtain that did not allow Mexican artists to see what was gestating in other parts of the world. Retaliation wasn’t long in coming, in every sense of the word, but Cuevas knew how to defend his points of view in this regard with both

substance and stoicism. Out of this discontent was born the abstract movement that is known to this day as the “Generation of Rupture,” of which he is a distinguished representative. Precisely how does José Luis Cuevas’ art transcend? It would be longwinded to enumerate the virtues of such a career. But let’s just say that it consists, first and foremost, of originality and mastery —supposing that indeed, the true cathartic and hypnotic sensation produced in us by this artist who is modern and at the same time, classical can be encapsulated in these two words, albeit momentarily. While it is true that in general terms, Cuevas’ world is not pleasing —and it has no reason to be— to frivolous, puritan, ingratiating eyes that are sweet and kind, or to prevaricating good consciences that are accustomed to wallowing in false morality, this artist’s apparent hell is our daily bread; therefore, his subjects and treatments are not, in the strictest sense, a statement reflecting his personality but rather ours. We, who are hidden on the other side of the looking glass: that is to say, somewhere in the depths of life itself. He was born in 1931, in El Triunfo Alley of San Miguel —a neighborhood located in the old historic downtown area of Mexico City where, as a very young boy, he learned to record in his memory with a curiosity typical of discovery strange characters and situations that in time, would become lines, gestures, stains, faces, bodies, drawings, scenes, figures, artworks: much of the lives of the marginalized, the forgotten, those abandoned to the will of God, the destitute, the sick, addicts, prostitutes, the poor who came and went in a long pilgrimage through streets and sites close to his home address bearing their battered lives on their backs, the equivalent of their souls; yet always, albeit sadly desolate in appearance and why not? With a trace of sorrow and commiseration for the dispossessed. There, in the very Quadrant of Solitude, the same eyes that were receptive toward visions and unknown figures introduced him to a harsh reality but also, to dreams; his childish suspicions failing to discover at that stage in his life that these circumstances, these concepts –unbeknownst to

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him– would play an important role in his career, whether through his dazzling skill at drawing, or the extraordinary feats of his graphic arts, or the original approach taken by his beautiful sculptures. In this show, a vast collection is presented of the works of José Luis Cuevas, giving us the opportunity to admire works that represent worthy, beautiful creative conceptualizations the artist was driven to compose in three disciplines; sharing an extraordinary thematic, emotion, ethical, aesthetic, poetic correspondence that reflects the viewer’s initial gaze into the animist, conceptual, existential universe of an artist, a master who from the beginning, attained celebrity through his own merit, emblazoning the name of Mexico atop galleries and museums around the globe, someone who the renowned The New York Times rated as one of the world’s greatest drawers. While it is true that the art of José Luis Cuevas was nourished not only by the characters and situations he observed as a boy –childhood being destiny, or so they say– it gradually expanded over the years through his readings of the works of writers who came to be personal favorites –Sade, Borges, Dostoyevsky, Kafka, Quevedo and Arreola, among others– and through his vision and personal revision of the world around him. He also knew how to bleed, exhibit and critique glamorous figures, the bourgeoisie, the politicians, the empowered, the men who, without knowing it, are as broken inside as the works of Tennessee Williams, Anaïs Nin, Henry Miller, or D. H. Lawrence, not to mention those in the opposite corner: Maxim Gorky, Victor Hugo, José Revueltas, Gabriel García Márquez and Honoré de Balzac in a great human comedy of sorts. There are those who are left with the (erroneous) impression that in Cuevas’ work, whether it be sculpture, drawing, or graphic arts, only the world of the scoundrel survives; while it is true that there is a taste, a delight, a concern for depicting over so many years in his career the atrocities of a world that we might qualify as exterior, we must also recognize his copious interior aesthetic manifestation of other simple, yet complex aspects of what life has come to be. Always in the foreground of José Luis Cuevas’ masterful art, the true countenance of the senses stands out with a true understanding of the sense and nonsense of individuals, both men and women, whom we suspect must be surmised in all their splendor, if only to starkly strip away the inner self that blooms in the sage expression of an artist like Cuevas, one of great scope who leaves in the viewer, in us, an unknown breath that shakes us up and numbs our complicit gaze, leaving us somehow feeling better off inside when we leave. In the artwork of José Luis Cuevas, there is eroticism, barbarity, sensuality, humor, carnality, pain, love, insomnia, sorrow, pleasure, dreams, nightmares... everything our subconscious tries to forget of what we have experienced; and yet always, beauty imposes itself over cruelty by compelling us to recognize the world’s ugliness in his art, his ethics, his aesthetics, his poetry.

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“I furiously attacked art that was folkloric, superficial, and shabby” José Luis Cuevas

M

y manifest entitled The Cactus Curtain was published for the first time in the “México en la Cultura” culture section of the newspaper Novedades in 1951, when Fernando Benítez was the director. Afterwards, it was translated into English and printed in the New York avant-garde magazine Evergreen Review. I would later include it in my “premature autobiography,” Cuevas por Cuevas, published by ERA in 1965. It was a non-conformist article attacking the so-called Mexican School of Painting and the ferocious nationalism wielded by intellectuals of that era. I have read that a film currently being composed by Luis Valdés will bear the title The Cactus Curtain. This Chicano director is famous for his films Zoot Suit and La Bamba. La cortina de nopal was the first effective manifest against a Mexican painting that denied all foreign influence while exalting our own culture. It would be the start of a series of articles in which I furiously attacked the folkloric, superficial, and shabby art that was being made in Mexico and whose supreme high priest was Diego Rivera. I was 22 years old at the time, and my work had already been exhibited in New York and Paris. In Mexico and abroad, I was seen as an angry young man, something that would cost me the rejection of my compatriots while gaining acceptance in the neural art centers in the United States and Europe, where rebellious attitudes among the young were starting to be received with enthusiasm. In Latin America, I was a forerunner and in the United States, my attitude was compared with the kind presented in the cinema by James Dean or in popular music, by Elvis Presley. I remember travelling to Colombia at the time. In Bogota there was talk of “Civility,” a term synonymous to rebellion. The Colombian poet Gonzalo Arango said that my iconoclastic attitude reminded him of Jean Genet. I believe that my healthy, playful attitude has been very useful in tearing down so many idols of national culture and has contributed to the transformation of our surroundings. In a book by Selden Rodman titled Mexican Journal, Diego Rivera harshly vilified me in an interview

by the author while Siqueiros, Leopoldo Méndez, and some painters from the Popular Front of Visual Artists in Mexico referred to me disparagingly. Rivera claimed that my prestige was ephemeral and my blows would do nothing to damage the powerful, petrified muralism that, by the way, had already fallen into a tedious, monolithic academicism. I held up Tamayo as an example for my rebellious attitude, although he was no polemicist. He did not express himself verbally, preferring to live out a quiet self-exile in New York and Paris. But the fact that he opposed, through his work, the Mexican School of Painting led me to admire him and make him my banner. I believe it is necessary to repeat this: I was the first to theoretically oppose indigenist and political art in Mexico, because Tamayo had been gagged and it was not until many years later, when Mexico opened its doors and enthroned him as a great figure of national art, that he began to speak up and say things he had not previously dared to say. My generation is comprised of brilliant artists who, fed up with the realism of the Mexicanist School, opted for abstract art. It seems very accurate to me to call the generation I belong to that of “Rupture” because in effect, we all blazed new trails in Mexican art. Following our lead, national visual arts experienced a change and recent generations owe us a lot for that. I grew up with Felguérez, Vicente Rojo, and Gironella. Of those three, only the latter has been and continues to be figurative. Toledo appeared a few years later. He was born six years after me. One of the characteristics of our generation is the need to get out and travel, to understand other cultures. Perhaps we were a bit like the Contemporáneos, given that we were nourished by universal art; in my case, there was always a very Mexican trait: the ferocious nature of my attitudes and my own work. Mexican that I am, throughout my life I have had a pitiless and cruel obsession with the truth, as the French poet Philippe Soupault said in the first monograph published about me in French, in 1955.

February 1988

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José Luis Cuevas, Trayectory

J

osé Luis Cuevas was born in Mexico City on February 26, 1931. Although he was a self-taught artist, his mother used to accompany him as a boy to La Esmeralda, the National School of Painting, Sculpture, and Printmaking, where Diego Rivera soon took note of his talent. At Mexico City College, he completed his studies in printmaking at the studio of his teacher, Lola Cueto. His keen sense of observation allowed him to capture his childhood surroundings, providing him with what would later become the protagonists of his works of art: figures who existed on the fringes of moral and physical degradation. Also during that period, he completed his first erotic drawings and approached authors of classic literature such as Balzac, Victor Hugo and Dostoyevsky, who would act as ongoing sources of inspiration. Together with his older brother Alberto, a psychiatrist, he visited several insane asylums, where he completed notes on mental illnesses. José Luis Cuevas was one of the most important members of the generation of visual artists known as the Rupture, due to its radical distancing from Mexican muralism and its critical stance toward the Mexican school of painting. From 1959 until his death in 2017, Cuevas received countless prizes and awards. His work has been recognized at a great many relevant national and international forums, including: First International Drawing Prize at the Sao Paulo Biennale (1959); First International Prize at the VII Mostra Internazionale di Bianco e Nero in Lugano, Switzerland (1963); the Madeco Prize at the II Santiago de Chile Biennale (1965); First International Prize in Printmaking at the I Triennial-India, New Delhi (1968); First Prize at the III Latin American Printmaking Biennial in San Juan, Puerto Rico (1977); National Prize for Arts and Sciences at the Institute of Fine Arts of Mexico City (1981); International Prize of the year, World Print Council, USA (1982); International Prize, World Print Council, San Francisco, California (1984); and the prize for best illustration from the United States Society of Illustrators (1985), among many others. He has been distinguished with Honoris Causa degrees from the Universidad Autónoma de Sinaloa (1984); Universidad Veracruzana (2004); Universidad Autónoma Metropolitana (2006);

Instituto Superior de Arte and Casa de las Américas, Havana, Cuba (2008) and Universidad Autónoma de Aguascalientes (2008). He was granted the Chevalier des Artes et des Lettres in France (1991); the Goya medal by the Instituto Cultural Domecq, A.C. (1996); the Yucatán Medal at the XII Mayab Autumn Cultural Festival (1996); The Tomás Francisco Prieto Medal awarded in Madrid by Queen Sofía of Spain (1997); the Andrés Bello Order in Venezuela (2001); guest of honor at the III Ibero-American Biennale in Lima, Peru, where he exhibited Reencounter with Peru and received the City Medal (2002); the Orden de Comendador awarded by the President of El Salvador (2003); the Gold Medal from the National Institute of Fine Arts in Mexico for his artistic career (2003); the Museo Metropolitano de Monterrey paid him tribute and he received the highest honor awarded by the government of the state of Nuevo León for his fifty years as a visual artist (2006); and he was inducted into the Rubén Darío Order in Nicaragua (2006), among many other awards. In 2008, a nationwide tribute took place at the Museo del Palacio de Bellas Artes in Mexico City and in 2009, the Pinacoteca of the state of Nuevo León recognized the greatness of his career as an illustrator, printmaker, painter, sculptor, and writer. To honor his 75th birthday, the National Lottery for Public Welfare in Mexico paid tribute to him by issuing a commemorative ticket. In 2010, the Álvaro Obregón Delegation of Mexico City awarded him the Vasco de Quiroga Medal as a Citizen of Merit, appointing him Distinguished Resident of Álvaro Obregón. The exhibition Siamese was inaugurated at the Universidad Autónoma del Estado de México, which also houses two murals by José Luis Cuevas located in the Faculty of Architecture and Design. In 2011, with the exhibition Love letters to my wife, Beatriz del Carmen, La Casa Grande of the Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo was inaugurated. In Mérida, Yucatán the Paseo Montejo walkway was inaugurated with the exhibition Impure Animals, consisting of twelve large-format sculpture together with ten love letters. José Luis Cuevas contributed the work Water, located at Terminal 2 of the Benito Juárez International Airport of Mexico City. Nine large-format sculptures brought to life

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the exhibition titled Retrospective organized by the City Council of Torreón, Coahuila. With the installation of the sculpture The Giantess, measuring four meters in height, the Sculpture Corridor was completed for the Museo Iconográfico del Quijote in the city of Guanajuato. The city of Puebla and the National Council for Culture and the Arts of that state paid him tribute with a major retrospective of his artworks titled Cuevas, encompassing graphic arts, drawings, canvasses and sculptures. By the end of that same year, José Luis Cuevas had received the Lorenzo il Magnifico Prize at the VIII Florence Biennial for his artistic career and in recognition of his exceptional aesthetic qualities that opened the doors to national and international contemporary art, breathing new life into Mexican art. (2012) Tribute to José Luis Cuevas at the Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo and presentation of the book Love Letters to Beatriz del Carmen, containing 183 letters drawn by José Luis Cuevas. / The Honorable Congress of the Legislative Branch of the State of Campeche paid him tribute with the exhibition Love Letters to Beatriz del Carmen, and Cuevas in ‘59, exhibition of monumental sculptures. / The Possibilities of Form: A visual mid-century anthology exhibited his work together with that of Gilberto Aceves Navarro, Gustavo Arias Murueta, Manuel Felguérez, Roger von Gunten, Luis López Loza, Vicente Rojo, Sebastián and Francisco Toledo at the Fundación Sebastián, Mexico City / Presentation of the book Love Letters to Beatriz del Carmen at the General Consulate of Mexico, El Paso, Texas, U.S.A. / José Luis Cuevas was named the Most Important Visual Artist of Mexico at the Bicentennial of the Supreme Court of Spain, during a session celebrated on June 6, 2012. He was awarded an appointment as Honorable Member. / He received the Silver Juchimán award in 2012 during the 35th edition of the National Arts Prize of Villahermosa, Tabasco, Mexico. (2013) To celebrate José Luis Cuevas’ 80th birthday and the 21st anniversary of the museum that bears his name, the exhibition Cuevas at the Cuevas was inaugurated in every hall of the museum. / Cuevas, the Sculptor, a show comprised by nine medium-sized sculptures completed in the framework of José Luis Cuevas’ birthday celebration, Plaza Ateneo, Saltillo, Coahuila, Mexico. (2014) The exhibition Cuevas Forever was inaugurated, a survey of the different creative stages of José Luis Cuevas to commemorate his saint’s day, Museo José Luis Cuevas, Mexico City. With the epistolary and sculptural ex-

hibition entitled Love Letters to Beatriz del Carmen, the activities began at the 28th Cultural Festival of Zacatecas, held in 2014 at the Ex-Templo de San Agustín, Zacatecas, Mexico / His work was shown at the group exhibition World Art Day. Museo José Luis Cuevas, Mexico City / He toured Lima, Peru, exhibiting his artworks at the International Art Fair ART LIMA housed at the Cultural Center of the Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) / Tribute to José Luis Cuevas. The Mexican ministries of the Treasury, Revenue and Foreign Relations, together with the Instituto Matías Romero and Museo de la Cancillería, proudly presented this retrospective in Mexico City with works that in and of themselves, reiterate his incessant imagination and aesthetic language / José Luis Cuevas exhibited nine large-format sculptures on the Plaza Juárez Esplanade under the auspices of the San Francisco Fair in Pachuca, Hidalgo (2014) / (2015) Exhibition José Luis Cuevas. Two hundred love letters to Beatriz del Carmen, Museo José Luis Cuevas, Mexico City / (2016) Exhibition José Luis Cuevas. The color of love, Museo José Luis Cuevas, Mexico City / Exhibitions: The Siamese at the Gallery of Modern Art, Mexico City. Anthological Works at Galería Oscar Román, Mexico City. The Color of Love at the Museo de Arte Moderno, Tlaxcala and My Panorama at the Museo Torres Bicentenario, Toluca, Estado de México / (2017) The Color of Love at the Centro Cultural Tijuana. The Museo José Luis Cuevas celebrated the 25-year anniversary of its inauguration with a retrospective honoring José Luis Cuevas. / Cuevas Forever at the Hospicio Cabañas, Guadalajara, Jalisco. On July 3, 2017, José Luis Cuevas passed away in Mexico City.

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Escanea el cรณdigo con tu celular para ver el micrositio de la exposiciรณn. O entra al link: www.mfsenergiaencontexto.org

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E nergía

en

C ontexto | José Luis Cuevas

Derechos reservados

2017 José Luis Cuevas

Derechos reservados de la exposición y de esta publicación: 2017 Museo Federico Silva Esculura Contemporánea. Álvaro Obregón No. 80, Zona Centro, San Luis Potosí S.L.P. 78000 México

CRÉDITOS DE LA PUBLICACIÓN Editor responsable: Museo Federico Silva Escultura Contemporánea Diseño editorial: Verónica Guevara Barragán / Xavier Bermúdez Bañuelos Fotografía de obra cortesía de Alejandro Velasco / Museo José Luis Cuevas Asesoría Técnica: Anuar Lugo Traducción: Tanya Huntington

Colección de obra: Fundición Artística Velasco S.A. de C.V. Agradecemos el apoyo de Alejandro Velasco y del Museo José Luis Cuevas, particularmente, de Salvador Vázquez Araujo y Manuel Alegría

ISBN: En trámite Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, archivada o transmitida en forma alguna por ningún método (electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación, escaneo o cualquier otro), excepto por breves citas para fines de estudio o análisis, sin previa autorización escrita del editor. El escaneo, transmisión y distribución de esta publicación vía internet o cualquier otra vía sin autorización, es ilegal y sancionable por la ley. Por favor no participe ni promueva la piratería de material reservado. Impreso y encuadernado en México.

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Éste catálogo se terminó de imprimir en el mes de Noviembre de 2017 en Exel Servi Gráfica S.A. de C.V., Democracias 61-A, Col. San Miguel Amantla, Del. Azcapotzalco, México, D.F., C.P. 02700. Tiraje: 1,000 ejemplares. En su diseño se utilizaron las familias tipográficas “Baskerville” y “Gill Sans”. Agradecemos la valiosa colaboración de “Papelerías Lozano Hermanos” para la producción de éste catálogo.

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